Juicio de Tokio
Juicio de Tokio
Juicio de Tokio
Los juicios de Tokio fueron una serie de procesos jurídicos internacionales llevados a cabo por
las potencias aliadas al fin de la Segunda Guerra Mundial, en estos se determinaron
sancionaron y juzgaron las acciones emprendidas por los miembros y dirigentes del imperio de
Japón durante la Segunda Guerra sino-japonesa y la Segunda Guerra Mundial. Para sus
desarrollo, se constituyó el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente;
compuesto por varios jueces designados por los países victoriosos: Estados Unidos la Unión
Soviética, Gran Bretaña, Francia, Países Bajos, China, Australia, Canadá Nueva Zelanda, India y
Filipinas. Se desarrollaron desde el 3 de mayo de 1946 hasta el 12 de noviembre de 1948, en
Tokio. Juicios de Núremberg.
Uno de los primeros cargos durante los Juicios de Tokio, fue el de crímenes contra la paz,
entre ellos estaban las acusaciones de Conspiración; como por ejemplo el Pacto Anti
Komintern de noviembre de 1936, el Pacto Tripartito entre Japón Alemania e Italia firmado en
septiembre de 1940, las Guerras de agresión contra China, sea en 1931 con el Incidente de
Mukden y la Guerra Sino-Japonesa iniciada en 1937, y la guerra iniciada contra los Estados
Unidos en 1941.
Por otro lado, se juzgaron los crímenes cometidos por las tropas japonesas durante la guerra,
como por ejemplo el uso de mano esclava en la construcción de una vía férrea entre Birmania
y Tailandia en donde se trabajaba en condiciones espantosas y donde murió la gran mayoría;
esta acción fue avalada por el general Yamashita Otro ejemplo fue la marcha de Bataan, en
Filipinas, denominada la “marcha de la muerte” y organizada por el general japonés Homma.
En ella, los americanos que se habían rendido en abril de 1942, fueron obligados a realizar una
marcha de 9 días, bajo tempestades, escasez de alimento y de agua. Luego de la marcha los
sobrevivientes fueron encerrados en vagones de tren para completar su tránsito, en total
murieron 1000 hombres. También se citó otra marcha de la muerte que se dio en Sabdakan-
Manay, en Borneo donde solo seis, de dos mil prisioneros sobrevivieron.
Ante el tribunal iban a comparecer 28 acusados, pero sólo fueron aceptados 25, ya que dos
murieron y uno sufrió un colapso nervioso durante el juicio y no fue juzgado. Los 25 restantes
eran los representantes de las funciones políticas y militares del imperio del Japón, éstos
fueron los siguientes:
Las declaraciones
hakko-ichiu
En los Juicios de Tokio, al momento de declarar, los acusados y abogados negaron toda
acusación que se les había imputado; pues en su criterio, no habían llevado a cabo ninguna
conspiración ni agresión, ya que sus acciones respondían al acto legítimo y derecho de la
defensa a la existencia de su nación Para el tribunal, compuesto por los vencedores, las
acciones tomadas por Japón habían sido una muestra de imperialismo y expansionismo, pero
para los acusados solo fue una muestra del hakko-ichiu, una antigua doctrina japonesa que
citaba el legítimo derecho de Japón por realizar la unidad del mundo o por lo menos del
continente asiático. Siendo un poco parecidos a los Juicios de Núremberg, los acusados
abogaron a su fidelidad y lealtad al Emperador, de quien en este caso ninguna voluntad
terrenal podría separarlos.
Al igual que su homólogo, las pruebas eran bastas, por esta razón el veredicto fue dictaminado
y hecho público el 4 de noviembre en 1948 después de 416 días de juicios. El veredicto final
pronunció 7 penas de muerte 16 de cadena perpetua y dos condenas con plazos variables.
Estas fueron las siguientes:
Muerte: Hideki Tōjō, Kenji Doihara, Kōki Hirota, Seishirō Itagaki, Heitarō Kimura, Iwane Matsui,
Akira Mutō.
Cadena Perpetua: Sadao Araki, Kingorō Hashimoto, Shunroku Hata, Kiichirō Hiranuma, Naoki
Hoshino, Okinori Kaya, Kōichi Kido, Kuniaki Koiso, Jirō Minami, Takasumi Oka, Hiroshi Ōshima,
Kenryō Satō, Shigetarō Shimada, Toshio Shiratori, Teiichi Suzuki, Yoshijirō Umezu.
Plazos variables: Shigenori Tōgō fue condenado a 20 años y Mamoru Shigemitsu a 7 años.
Crítica
Douglas MacArthur e Hirohito
Durante todo el proceso se generaron varias críticas; entre ellas, que el emperador Hirohito no
fue juzgado por el tribunal de Tokio, ya que de acuerdo algunas figuras de los países aliados,
juzgarlo podrían causar la insurrección del pueblo japonés. De hecho, personajes como
Douglas MacArthur habían preparado un plan de ocupación y reforma de Japón, este
comandante proponía no modificar la estructura monárquica por medio del plan Lista Negra,
el cual consistía en aislar al Emperador del mando militar manteniéndolo como un elemento
legitimador de la ocupación aliada del territorio, así como una figura que permitiera la
transformación del país a un nuevo sistema político. Otra crítica fue que nunca se sancionaron
las acciones de las pruebas biológicas en prisioneros y ciudadanos de China durante la
ocupación, incluso aun sabiendo que al principio la Segunda Guerra Sino-Japonesa en 1937,
estaba prohibido el uso de agentes químicos. Por ejemplo no sé juzgo a Shiro Ishii, quien
estuvo al mando del reconocido escuadrón 731.
El tribunal de Tokio tampoco investigó las acciones cometidas por el Ejército japonés en China
y Corea, aunque vale aclarar que China llevó a cabo procesos ante 13 tribunales propios que
dieron como resultado 504 condenados y 149 ejecuciones. Igualmente, al igual que pasó en
Núremberg con el asunto de Katyn, se puso en tela de juicio el unilateralismo por parte del
Tribunal, ya que fueron juzgados los crímenes cometidos por el Eje, pero no situaciones como
los bombardeos atómicos y el bombardeo sobre Tokio; los cuáles podrían ser descritos como
crímenes contra la humanidad. También quedó en duda el ataque soviético no premeditado al
final de la guerra contra Japón como un Atentado Contra La Paz.
Vale mencionar, los juicios de Tokio tuvieron un mayor tiempo de preparación que los juicios
de Núremberg por lo que se pudieron corregir muchas fallas que los primeros. Pese a todas las
fallas que tenían los juicios, ya más de 70 años después, con las condenas a los criminales de
guerra nazis y japoneses se establecieron los grandes principios ordenadores de la comunidad
internacional actual, lo que se puede llamar la victoria de las democracias, consagró al triunfo
del derecho internacional y el principio de solidaridad fundamental entre las naciones. El
principal legado de estos juicios es sin duda la Corte Penal Internacional, establecida en Roma
en 1998, la cual es la base fundamental de las reglas y procedimientos basados en los
estatutos tribunales de Núremberg, la ex Yugoslavia y Ruanda.
Tribunal de Tokio
Pese a todo, en la historia humana, aún falta mucho por recorrer en el trato de los conflictos y
las acciones tomadas en materia internacional, pues no se ha establecido una institución
supranacional estable para tal fin. Ni siquiera la ONU, ni la opinión internacional han logrado
impedir la tortura, el terrorismo, el genocidio y la deportación de grandes poblaciones, lo cual
es bastante cotidiano alrededor del mundo. Las etapas previas de los procesos de Núremberg
y Tokio, bajo el lento y doloroso avance de una conciencia mundial, nos da cabida a esperar
que mañana todo crimen cometido por una nación se considera como una agresión al
conjunto de comunidad internacional.