Fernando Vallejo. (YA) PDF

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Fernando Vallejo:
El ángel del Apocalipsis
FABIO MART I NEZ
Ilustraciones: San tiago Londoño

EBO CO M ENZA R por decir qu e Fernand o Vallejo, el escr ito r

D co lombi ano que se hizo famos o por s u magistral obra so bre la vida
de Barba J acob, no es ningún santo. Músico, cineasta y viajero impe-
nitente, su compleja y prolífica obra, hoy es piedra de escándalo y moti-
vo de las más exacerbadas contradicciones, que van desde un an á lis is justo y 1

o bjetivo de s u obra hasta la co nden a moral y filistea , co mo se puede observar ~1

en Medellín , s u ciudad natal , donde todos los días - como dice Ant o nin
Artaud- la ge nte come vagina coci nada con salsa verde. ,
De perso nalidad irascible y contradicto ri a , Fernand o Vallejo pertenece a esa
pas ta d e .escritores e ndurecidos po r la vida, que no hacen co nces iones ni se
ufanan del éx ito efímero ni pertenecen a "capilla s". De a hí q ue su presencia
- que no ha d ejad o de escandalizar en los nueve países por los qu e ha
viajado- y, sobre tod o , su obra atormenten a más de uno. Quizá porque
Vallejo perte nece por lí nea direct a a esa raza de escritores y poetas ácratas que
pa riera a lguna vez este país, como Porfirio Barba Jaco b y Fernando Go nzález;
pero , fundamentalmente , porque par a Vallejo la literatura y la ficción se hacen
y se nutren de la vida, com o ya se advierte en las prime ras páginas de su libro El
fuego secreto: " Marquesas de la vida o la novela - dice el narrador o mnis-
ciente, ha blando en prime ra persona- , ahora las dos !;e me hacen un a sola,
acaso porque la vida cuand o se empieza a poner sobre e l papel se hace no vela ".

Esta posición de com pro m iso con la vida es quizá la que nos permite pensar la
o bra d e Vallejo co m o una o bra abierta y totalizante, la novela-río, como la
llamara alg un a vez Nicolás Suescún, donde las experiencias vive nciales del
auto r y la ca pacidad de evocar el pasad o se mezclan de manera sorp rendente,
para hacer una o bra aguda, violenta y profu ndamente irrevere nte.

P ero veamos un poco e l proceso de formación d e este escrito r que no s ólo ha


inc urs io nad o e n el campo d e la liter at u ra, sino tambié n en el ci ne. Nacid o e n el
seno de un a famili a burg uesa en 1942, año que coincid e con la muerte del poeta
Barba Jacob e n M éxico, el escritor de Los días az ules y Elfuego secreto real iza
sus primeros estudios en un co legio de mo nj as. Más tarde, pasa a l colegio de l
Sufragio, regentado por c uras sales ianos, y al co nserva to rio de Medellín,
d o nde recibe sus primeros cursos de piano, q ue más tard e aband o na rá po r
voluntad propia, para dedicarse a viajar por el país.

D ecepcio nado po r los años d el ter ror y la vio le ncia q ue vive Co lo mb ia en los
decenios del 50 y 60, y ante la impos ibilidad de co ntinua r aq uí un a carrera
ci nematográ fi ca , a los 24 años de edad y des pués de llevar un a vid a de
ad olescente precoz plas mad a descarnad amente en El f uego secreto. a ba nd o na
el país para irse a r adi car en R o ma, donde estudi a cine. De esa é poca , el único
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trabajo que queda de Vallejo es una co media satírica tit ul ada El m édico de las
lo cas. que di ez años más tard e se rá pues ta e n escena en la ciudad d e M éxico,
por e l loco Valdés, el hermaQO men o r d e Tintán. D e Roma salta a N u e va York.
De la experie ncia d e N u e va Yo rk q uedará e l gui ó n cinematográfico Oh, N ueva
York. Nueva Yo rk, y a nt e la neglige ncia de vivi r en Jac kso n Heig hts o en el
osc uro Bro n x. viaja finalmente a Méx ico, quizá buscando las huel las d e ese
gran poeta d e Santa R osa de O sos, el poeta d e los mil rostros y los mil
nombres. q ue lo d esvela ra desd e sus a ñ os d e infancia e n la ciudad d e M edellín.

M éxico, en to nces, se convierte para Vallejo en el punto d e pa rtida d e ese largo


itinerario que durará siete años , reco pilando dat os y hacie nd o entrevistas por
todos los países d o nde vivió el poeta Barba J acob. P e ro su tarea n o se queda
ahí. Com o tantos artistas y esc ritores que han hec h o d e México su patria d e
adopción (reco rd em os los casos d e Germán P ardo G arcía, Al va ro Mutis,
Garra muñ o, Garcí a Márquez) , Vallejo fija su re sid encia e n ese país , y se rá a
partir de ese momento ( 197 1) cuando su o bra e mpezará a crecer.

Sin lugar a dudas, es el período más fecundo d e Vallejo", durante el cual , el


escritor, alternando sus viajes por Centroamé rica y Cuba, logra co nstruir una
o bra cinemat og ráfica de gran valor estéti co y temático (e n Colombia la
censura ha pro hib ido s us películas) y, lo que puede so rpre nd e r a críticos y
lite rat os, co nstru ye una g ramática del leng uaj e literario, algo realmente n ove-
d oso y d e g ran inte rés para los escritores. D e esa época es también El reino
misterioso. pieza de teatro infantil que ga n a un prem io en el 11 Concurso
Nacio nal de o bras de teatr o en M éxico, 1973.

A pro pósit o d e Logo i: una g ramática del lenguaje lit erario, publicad o en 1977
en M éxico por el Fondo de Cultura Económica , Vallej o anota: "Logoi no es
un e nsayo, como se ha creído en Colombia. Es un a g ram át ica del lenguaje
literar io. Creo que en español no hay otro libro así, n i en inglés, ni e n francés,
ni en italiano, ni en n ingún otro idioma, que yo se pa". Y más adelante, co n su
estilo áspero y corrosivo que lo caracte riza, conclu ye:" Logoi es una especie de
ociosidad y d e maldad , pero mu y útil para escritores".

En ese mi s mo año , 1977 , se estrena e n México su película Cró nica roja. En


1980 se estrenará En la to rm enta; y tres añ os más tard e, Barrio de campeones.
Todas escritas y dirigidas por él.

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D e co rte realista, las d os primeras pelícu las ti ene n como tema central la época
de la viole ncia en Colomb ia. En fa torm enta, un grupo de pasajeros que viaja
e n una "ch iva" hacia Calarcá es interceptad o, e n el alto d e La Línea, po r la
ba nda de "Sa ng reneg ra ". En Crónica roja se narra la histo ria de d os he rm anos
que escapan a la po licía. Tratan de llegar a la frontera para alcanzar su
libertad. E n la fronte ra, e l primer herman o es detenido como sospechoso d e
co ntraband o. En la cárcel es o bjeto de malos tratos y vio lencia sex ual. El
prime r hermano mata, entonces, en la cárcel, a un o d e los guardianes. D e bid o
a esto, se vuelve una celebridad y empieza a aparece r en tod os los periódi cos y
cr ó ni cas d e la época. Merced a su fama , el segundo hermano es víc tim a de
humillacio nes y burlas en la escuela. Al final , pasará sus mejores años e nce-
rrado en un refo rmatorio para adolescentes. Barrio de campeones, su ú ltima
película, es la historia d e un boxeador del barrio T epito, de México, q ue a toda
costa lucha por araña r el éxito.

A excepción de Barrio .... que simboliza la derrota d e una clase, vemos en


Vallejo una delibe rada intención de utilizar la violencia en Colombia co mo
fo nd o· temático de s us películas. Podríamos decir que es una constante, po r n o
decir que una obsesió n, plasmada, así mismo, con ese tono vigo roso y a veces
truculento que se prese nta en su obra literar ia.

P ero volva mos a 1942, año de la muerte de Barba Jaco b. Como es sa bid o,
Vallejo nace en el mis m o añ o, exactamente nu eve meses desp ués que se
produjera el deceso d el bardo colombiano.

Pues bien : es ta e xtraña co incidencia no es gratuita. Por el co ntrario, creo que


constituye una d e las cla ves q ue nos permiten d escifrar el int erés que desde la
infa ncia tenía Vallejo po r ese extraño perso n aje. Interés que ya en su o bra de
"ju ve ntud ", Los días az ules, se dibuja d e manera borrosa, inco nsciente, pero
que empieza a cobrar c uerpo y se hace real, en aquel la búsq ued a tenaz y
empeci nada que sobre la vida d el poeta se plantea ra Va llejo a su llegada a
M éx ico.

La búsqued a de Ba rba Jaco b significa para Vallejo s u propia búsq ueda y, en


esa lucha tenaz po r armar d e nuevo las piezas d el ro mpeca bezas de la vida d el
poeta, Vallej o se va a enco ntrar a sí mismo e n más de un a ocasión.
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"En lo múlt i pies giro de la vi d a - dice e l esc rit o r al fin a l d e Los d ías azules ,
en un país ex t ra njero. p risio nero e n la celada d e s u ve rsos, e mpecé a vis lum-
b rar q ue o tro ant es q ue yo h a bí a viv id o mi s m o m e nt os y reco rrid o mi s
caminos. y des and a ndo m is pasos lo e mpecé a b usca r . m e e mpecé a buscar,
tr a~ de u huella. vol iendo so bre la mía ... ".

Es indudable q ue la ob ra m ás impo rtant e d e Va llejo. y qu e lo m arca d e m a ne ra


d ecisiva , e!> Barba Ja coh. el m ensajero; no só lo po rque para e l mundo d e las
letras his pa n oa m e rica n as re prese nt a el rescate d e un a vi da osc ur a y h as ta h ace
poco difícil de reconstru ir. si no po rque es a pa rti r de esta biografí a c uand o
Vallejo de cubre s u pro p io ca m in o lite ra ri o. A llí es tá n p las m a d as las p rimeras
a rm as lite ra ri as qu e Va llejo m ás ad e la nt e d esa rr o ll a rá e n s u serie n ovelística
d e nom inad a El río del tiempo, y d e la qu e fo rman p a r te sus novelas Los d ías
azuíes y Elfuego secreto.

En Barha Jacoh, el rnensajero e nco ntr amos ese tej id o fi no y de licad o q ue


Va llejo hace de los t ie mp os; esa m a ne ra d e co nt a r a pa rente m e nte ca ó ti ca y
a n á rqu ica qu e n a d a t ie ne qu e ve r co n una n a rrac ió n sosa y lineal; ese e ncad e-
namien t o de sec ue ncias do nd e e l p asado se confund e co n e l prese nt e, infl ue n-
cia, quizá. de su ex periencia e n e i cam po del cine: y lo q ue es m ás imp o rt a nte a
lo largo de su ob ra na r ra t iva, esa ca pacidad d e evocació n q ue tie ne d e l p asado,
co nt ada co n e l puiso de un a esc ritura d esgarrad a, pasio nal y sie mpre al boí d e
d e l a bis m o. Barha Jacob. el mensajero se a bre co n la llegad a d e i poe t a a l
puerto de Bue n aventura, d es pués d e vei n te a ños d e au se ncia. E l poe t a ve n ía
acompañado de un jove n ce ntr o ame ri ca no, bello y a pues t o, q ue le c arga b a s u
m aleta lle n a de ve rsos: ese jove n , a q ui e n desc ubri ó al g una vez Ba rba J ac o b e n
una calle d e Leó n, e n Ni c aragua , iba a se r s u ama n te du ra nte t oda s u vid a.
Val lejo lo irá a d esc ubrir c inc ue nt a añ os m ás tard e e n la ci udad de Leó n ,
viejo, pob re y co n hijos, co m o él m is mo lo c ue n ta al fina l de la biog rafía.

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Est a es t ruc t u ra, q ue rompe d elibe radamente con una co nce pció n lineal y
co nti nu a, es la q ue le per m ite a Vallejo organizar toda la información. que
hast a hace p oco res ult a ra oscu ra e inaccesible. acerca de la vida e cand a! osa de
Ba rba J acob .

Sin luga r a d udas , el viaje co n R afael Delgado, que a í e llamaba el jove n


m o re n o y es belto , es e l eje q ue le pe r mi te a Vallejo rec o nstruir paso a paso la
vida de l p oe ta p o r los hoteles de m al a mue rte. los b u rd e les y el bajo mundo.
P e ro las pesquisas d e Vallej o no se q ued an e n este n ive l. Vallejo ha seg uido,
co n la m inucia y la pe r icia de un re p o rtero d e g uerra , la vida q ue llevara Ba rba
J aco b co m o excele nte fran co t irado r desd e los perió d icos q ue le abrie ron las
pue rt as, d esd e M éxico hasta C olombia. H a e ntrevist ad o polít icos de t od as las
cal a ñas, h a co n ve rsad o co n p oe tas, fi n an cist as y tra m posos, y e n esa búsq ueda
te n az e implacabl e qu e lo llevó, como él mis m o lo di ce, a e nco nt ra rse muc has
veces co n la mu e rte, n o só lo hi zo la m ejo r b iog ra fí a q ue se me rece uno de los
m ejo res poe ta s d e Amé rica , si no que rad iografi ó, con u na prosa vo raz y
ve rti gi nosa, la h istoria polí t ica d e M éxico y d e Ce nt roamérica.

E n Barba Jacob, el m ensajero Vallejo d ice: " El vei nt icinco d e m ayo re n u nció
P o rfi ri o D ía z a la pres ide ncia y se marc h ó a tu ro pa, tr as de go be rn a r t rei nt a y
c u a tro a ñ os co n p o d e res a bso lutos. Se fue e n un vap or ale m án. el l p iranga , el
mis m o e n que p o r coi nc idencia se h a bía e mb a rcad o a fines del año a n te rio r
Ru bé n Dar ío, en C u b a y ru mbo a Pa rís, gracias a l gi ro q ue desd e allí le e n vió el
ge ne ral Be rn a rdo Reyes. Y a h o ra q ue d on P orfirio iba ca m ino a F rancia, d o n
Ber n a rd o ve ní a d e reg res o a M éxico . A lej ad o d el p od e r el sant o d e s us
d evocio nes, el gen er al p od ía aspi rar a ree m plazarlo sin re m o rdi m ie nt o s de
co ncie ncia y o po né rsele a M ad e ro ... A M ad e ro lo recib ió la multitud : al
ge neral los m ilita res y su s am igos, y lo s a ndenes ·d e la estación dond e llegó
q uedaro n cubie rtos d e ciaveies rojos. E l dieciséis d e j u ni o u n a fiest a d e l

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reyismo en la Alameda era dis pe rsada po r las hordas mad eristas, que irrum-
pieron gri tá nd ole mueras a l ge ne ral. .. ¿Estaba Ri card o Arenales entre los
reyis tas de la es tación ferroviaria y de la Alameda?".

Así , co n ese to no limpio y seg uro , característico de los mejo res cronistas,
Vallejo nos va m os trand o las relaciones que el poeta tenía co n el mundo y la
.,1 vida po lítica d e s u época. R elacio nes complicadas y riesgosas, qu e un día lo
1
~
lleva ba n a parar a la cárceL y al día siguiente a ser e xpulsad o de algún país. sin
\, ninguna consideración. Ri card o Arenales era uno de los tant os no mbres que
\ .• Barba Jaco b utili zara e ntre 1908 y 1914, cuando vagaba po r Centroamérica
con una sola prenda de ves tir. una maleta negra llena de versos y un muchacho.

En s u relación con los poetas, Vallejo da cuenta de las escandalosas relaci o nes
qu e Barba J acob sostuvo, no só lo con el medio intelectual de M éxico y
Centroamérica (recordemos a Vasconcelos, T allet, Arévalo Martínez, Pelli-
cer). sino también con poetas y escrito res que llegaban a México, como Valle
lnclán y Federico García Lorca. D e todas ~sas relacio nes, quizá la más
intrincada y profunda fue la qu e es tableciera Barba Jaco b con un paisano
su yo, hoy to talmente desco noc id o en Colombia, y que muriera en una calle d e
M éxico. loco, muerto de hambre y en la más completa orfandad.

"S ó lo superaba el d escaro d e Arenales - cuenta Vallejo - la indolencia d e su


paisano Leopoldo de la R osa. Cuando Vasconcelos nombró a Arenales ' Ins-
pect o r de Bibliotecas', queriendo también ayudar a Leopoldo le dio un empleo
cuya única función era darle cuerda a un reloj de muro que había en la
Secretaría de Educación Pública, y que s iempre estaba parado. Tan parado
como sie mpre co ntinuó el reloj , y cuando Vasconcelos le reclamó a Leopoldo
éste le respondió que era muy poco los seis pesos diarios que le pagaban por su
trabaj o . He roicamente Leopoldo nunca trabajó. D e s u paso por M éxico, y por
la vida, dejó una huella mendicante. Horacio Espinosa Altamirano oyó d ecir
que cuando Leopoldo intentó matarse disparándose un revólver, la bala que le
atravesó los intestinos no lo infectó porque estaban limpios después de varios
días de no comer. Y Alfonso Taracena recuerda que, muchos años después,
por la época en que una co mis ión colombiana vino a M éxico a repatriar los
restos de Barba Jacob , Leopoldo andaba por las calles muerto de hambre ,
hecho un cadáver: entonces Novo, el poeta Salvador Novo, funcionario del
gobierno, les dijo a los comisionados colombianos con su lengua perversa:
'Señores colombianos: ¿ Por qué no se llevan tambié n los restos de Leopoldo
de la Rosa?' ".

Los dias azules es la novela de la "juventud". Aquella primera obra a la que no


se ha n escapado los grandes escritores del siglo XX , y cuyo eje temático central
gira alrededor d e la infancia y la adolescencia del escritor. Reco rdemos
Retrat o del artista adolescente de J oyce , Las tribulaciones del estudiante
Torless de M u sil y la novela Maurice de E. M. Forster. Utilizando el recurso de
la evocación y en tono muy personal, Vallejo nos va mostrando la relación de
un niño con su contorno socio-afectivo y cultural. Es la historia de los
primeros años que lo marcaran de manera decisiva, y donde, a través de una
narración vigorosa y desbordada que alcanza verdaderos momentos de
liris mo , el personaje va poniendo en cuestión todos los valores ideológicos
propios de una sociedad pacata, religiosa y profundamente conservadora. La
violencia - tema que atraviesa como un hi lo negro la obra de Vallejo- se
prese nta también aquí , pero de manera sutil , velada. Podemos decir que aquí
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se m ues tra n aqu e llas prime ras relac io nes castrad oras y repre 1vas que conti-
n uame nte se p ro duce n y se re producen e n la familia y en la escuela.

Los días azules está hec ha a parti r d e un e ncad e nam ie nto ininterrumpido de
p lanos, d o nd e el esc rit o r log ra m agis tra lme nte a nuda r el pa ado con el p re-
sente, logrando c rea r un a novela á gil. eficaz y m oder na .

D entro d e e e "río d e l t ie mp o" q ue es el p unt o d e pa rt ida que il um ina la o b ra


d e Val lejo, hay que co mpre nd e r Los días azules co m o la o bra- pue nte q ue. u n
añ o m ás tard e, va a dar pie a esa nueva novela qu e hoy es piedra d e escá nd alo y
m o t ivo d e las más e nco ntradas posiciones: El f uego secreto. No sólo po r lo qu e
a h í se di ce, s ino p o r esa fo rma áspe ra y d esca rn a d a p ro p ia d e un arte des truc-
to r, q ue le rec ue rda a un o aq ue ll a m áxi m a d e los ex p res ion ist as de los a ñ os 20 ,
y que decía: "En lo feo ta mb ié n puede esta r lo be llo".

En El f uego secreto se c ue n t a la histo ria de u na gene rac ió n qu e, a t ra ves ada po r


e l ho m o se x u alis m o, d e c u b re el am o r e n los peo res antros de Bogo tá y
M ed ellín . Al lí el lect o r se e nco nt rará con los ambien tes só rd id os qu e p ululan
e n ple n o co ra zó n de es tas ci udad es, se t o pará a n te escen as ve rdad e rame nte
patéticas d o nd e se muest ra tOda clase de fo rn iq ues y có pulas, y, lo q ue pued e
se r fa ta l e n u n a soc iedad m oj igata co m o la nu est ra , irá d esc ub rie nd o que cada
un a d e es t as hist o ri as t iene n o mbre pro pi o . ¿ L ige reza d e l au t or?, nos p regu n-
t a m os. ¿ D esc u ido invol unta rio d e Fer na nd o Vallejo? Cree m os qu e no . La
literatu ra de Vallej o hay q ue e nte nd e rla co m o un a lite rat ura a b ie rt a men te
d eliberad a y t ra nsgreso ra. Una li te ratura d o nd e e l auto r. a ntes q ue na d ie , est á
me t id o hasta e l fo nd o e n esa o lla p odrida q ue es la vid a. Y a unque su pro pó sit o
inic ia l no sea la d e escandali zar (al fin y al cabo, lo q ue c uenta Vallejo, ¿n o es su
pro pia vid a?), s u o bra , e n e l fondo , escandaliza.

" E scándal o y o pro bi o d e M ed e llín - se d ice e n El f uego secreto-, ru ed a e l


Studebec ke r ca rgado de bellezas y ce rvezas, co n alegre co mpl icidad . Un
ventarró n d e libe rtad se levanta a su paso. ' La cama ambulante' lo ha ap od a d o
es ta ciudad m e ndicante d e alma ruin , para la q ue no h ay may o r ins ult o que la
ajen a fe lic id ad . T o d o la hie re, to do la ofe nd e, t od o la ultraja, n ada le co mplace
co m o no sea e l celiba to d e los curas y la desdi cha aj ena. A rruín ese usted ,
e nvené nese, fracase, y s ó lo así saldrá d e la punta de su le ngu a ve ne n osa.
Mie ntra s m ayo r sea su d esg racia m ás fe liz la hará . ¡Pe ro a q u ién se lo vie ne n a
decir ! A m í, q ue n o nací para co nsecuentar c iudades, la indign ació n ci udad a na
me provocaba un a verd a de ra e mbriagu ez. '¡ M a ricas !' nos grita M ed e ll ín d esd e
una esqu ina cu a ndo nos ve pasar".

S u o bra, qu e e n princ ipio se pian te a como una aut o b iog rafí a, se leva nt a co m o
una tro mb a p a ra d enun ciar y po ne r sobre el tape te a un pa ís y a un a soc iedad
que, pese al m o ra lism o y a la m oj igatería, se sig ue pudrie ndo y desa ng ra nd o
po r de ntro .

" Para bie n y para mal - d ice Ernest o Sába to - , e l esc rito r ve rdad e ro esc ribe
so bre la realid ad q ue h a su frid o y mamado ". Est o es, prec isa m e nte, lo que ha
hec h o Va llejo , y lo que le co rrespo nd e h ace r a u n escri to r d e n uestro tie mpo.

Fe rn a nd o Vallejo, pues, co n su vid a y co n su o bra , no es ningún sa nt o. Es el


ángel de l Ap ocalipsis y, p or est o m is m o , ya t ie ne ga nad a un a e n trad a al c ie lo.

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