Mi reino por este mundo: Los poemas de la vida
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con Mi reino por este mundo
Libros electrónicos relacionados
Maestros de la Poesia - César Vallejo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAnotaciones para una teoría del fracaso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA mitad de camino Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Manuel Mejía Vallejo (1923-1964): vida y obra como un juego de espejos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCantos del desterrado ll: Poesía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa mano del fuego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Amor: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuenta regresiva: Antología de poemas 1978-2010 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl valle de la permanencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMalgenio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCantos del desterrado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa fragmentada memoria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPeregrino de luz y mar: Antología Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl libro de los muertos: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCantos órficos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5No miraré su rostro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl despertar de la poesía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoemas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesArte de amar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDonde baila la tierra: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTe diría que fuéramos al río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía continua & Deber de urbanidad: (Antología 1965-2001) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSu voz viene en el viento. Poesía reunida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El legado de España: Extracto de Y cuando digo España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCanto a la Argentina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGentes de San Apapucio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAsedios a la palabra: (Para un arte poético) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCon Paz de Espera. Mención Honrosa Poesía. Premio Municipal de Literatura, 1989 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa enfermedad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRapsodia Urbana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Poesía para usted
Valentía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El pequeño libro de la vida de Rumi. El jardín del alma, el corazón y el espíritu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hojas de hierba Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Valentía II Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Las cosas que dije en silencio Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Kamasutra (texto completo, con índice activo) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Aforismos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sabines a la mano: Poesía escogida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La divina Comedia: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ariel Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Emocionario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tres monjes budistas: 110 haikus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Libro de oro frases celebres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Noche oscura del alma: Letra Grande Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me tienes en tus manos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mero Cristianismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una ballena es un país Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antología poética para jóvenes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntología poética Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Las grandes mujeres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Corazón de miel. Poemas de amor. Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Poesía imprescindible Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Noche oscura; Cántico espiritual; Llama de amor viva y otros poemas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas humanos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tú me quieres blanca Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mis suicidas predecesores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Viaje esencial Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Mi reino por este mundo
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Mi reino por este mundo - Jotamario Albeláez
Zona de tolerancia
Zona de tolerancia
(1958-1962)
SALUDO
Jota
mario
lo saluda
él es un hombre como pocos
de medidas palabras y piel suave
cual pellejo de vino
educado en colegios oficiales
pero bebe gustoso con usted hasta altas horas de la noche
y aunque en cierta ocasión llamose a Sí Mesías
Desadaptado o
Genio o
El Que Se Anuncia
no es más que El Que Todo Lo Ve
pero Lo Calla
y le da vuelta a todo entre la boca
II
viene de adentro
de la ciudad
desde los ascensores
desde los teléfonos automáticos
parte la calle con su presencia ambulatoria
con su chaqueta azul
con sus zapatos empolvados
jotamario penetra en los supermercados
pensando siempre en lo que habrá más acá
del horizonte
sonriendo a la vendedora de pez y al pederasta
hurtando peras podridas para saciar el apetito
subiéndose a las básculas para ver si conserva su locura
para ver si es la hora del yogur
sube por la puerta de atrás de los autobuses
y pasea durante lo que el tiempo se deje
por desconocidos parajes del distrito
husmeando por las ventanas de las habitaciones
mirando meter goles en las canchas de fútbol
sintiendo que la lluvia le corona de espinas
pero sobre todo camina por las aceras
desperdiciando el éxtasis de la velocidad
extraviado en el tiempo
con la mirada fija en sus anteojos
con dos cartas de amor en el bolsillo de atrás de sus bluyines
donde le comunican que ha crecido la hierba sobre el lecho
que un recuerdo de carne está esperando
con los brazos asados de impaciencia
y jotamario tuerce por una transversal larga como una espera
y se precipita por ella dando la espalda a este poema
III
viene de la ciudad a toda hora
y se encamina hacia sí mismo
con su caminado de gángster
y su navaja filuda
IV
yo soy el que no hay
el quinto malo
yo soy el mal que por bien no ha venido
el que mató al suicida en primavera
soy uno de los siete enanitos
que fueron contra tebas
la trompeta estridente de
charlie parker en el juicio final
yo soy la golondrina que construye el verano
la banqueta de madera que salvara a daniel
cuando estaba en el foso de los leones
el peldaño podrido de la escalera de jacob
el flash de la verónica
cuando el apóstol iba camino a la calvicie
la palangana donde pilatos se lavara las manos
luego de meterse un dedo por el culo
yo soy la espada de damocles
sobre tu corazón de cabezas de fósforo
yo soy el mal que durará cien años
y el cuerpo resistente
TRAPECIO MELANCÓLICO SONANDO
las uvas negras pito baten claman
las uvas estalladas por la ira
cambiando de locura en las presiones
prohibidas a la luz de los manómetros
mentira
son las uñas del cadáver
las que crecen al alba sin medida
para que el parapeto de la seda
se rasgue como un tordo por un clavo
y no penséis que el rápido camina
para alcanzar lo denso que se avanza
sino que los desgastes se originan
no en el temblor sino en la rozadura
trapecio melancólico sonando
las uvas arrancadas del badajo
casi tan altas como casiopea
y amargas destripadas por la nieve
callen los que no saben que a patadas
matamos la belleza en los floreros
y con las bombas de los inodoros
hacemos lirios de latón dormidos
estamos ebrios de razón y sueño
vemos caer la hierba de las nubes
somos capaces de marcar el queso
de las trampas que dios hace en el juego
cuenten caminen recen y razonen
ciudadanos la góndola en el aire
detrás de cada biombo hay una lámpara
y un zorro y unas uvas apagadas
sonando melancólico trapecio
para cerrar la puerta de la cama
E.L.
a papá
Él
carecía por completo de conocimiento
Él
se sucedía biológicamente entre sus claves
se tomaba la libertad de tener hambre
Él se quemaba las manos
a veces con vitriolo o lloviznando
sacando los peces viejos del florero
enterrado hasta la mitad de la nuca
Él
acontecía bajo los altos aleros
difuminado como un aeroplano
no pensaba más allá de marsella
tenía
pecas en ambos pies
y en ambos paladares
Él
corría persiguiendo los trenes
santiguándose la corbata para frenar el nudo
buscando su número preciso en el directorio telefónico
Él se mojaba las yemas
para contar agrios billetes de cien pesos
para chirriarlas contra la plancha ardiente
para tomar el ponche
Él se enamoraba de cada paso
escondiéndose por las rendijas
proyectando su ojo por los largavistas
desabrochándose la bragueta
Él aprendió en la escuela los colores
los números los ceros y las equis
el zumbido de los volcanes
el peso pluma de los pájaros
Él
caminaba saliéndose de los espejos
delgado y alegre como una ampolleta de morfina
diciendo inglés
o
buceaba conteniendo la respiración
y como un ventilador la lengua andando
sintiendo que le aruñaban las orejas
brincando como un fríjol
Él se lavaba los órganos
Él se contaba los dedos en las notarías
se reía tiñéndose las canas
silbaba en el hotel
cruzaba las piernas como una cruz gamada
no roncaba jamás
en las terrazas Él comparaba sus llaves con asteroides
se tomaba los cocteles olvidados en los rincones
padecía de un riñón
Él
se disfrazaba de ku-klux-man
para linchar su sombra legalmente
seducía bajo las sedas de su camarote
abstemiaba los sábados
Él
no se correspondía con su portarretratos
amenazaba con suicidarse con un teléfono en las sienes
era impaciente como los sexos de dos cañones
Él
abandonó el bastón a los doce años
juró bandera cuando el asesinato de gandhi
leyó a malraux
Él predijo su muerte para el momento del eclipse
para cuando eridano derrita los sifones
para la hora del café
DEJADME DEPOSITAR ESTE VENENO
Yo dije debo ponerlo a tus pies para que cuando venga la música al primer paso en falso te suicides
Tú dijiste ponlo a los pies de él que me persigue que no me deja castidad que yo quiero que muera
Él dijo pongámoslo al pie de todos y cada uno de nosotros para que al fin alguno se decida
Nosotros dijimos pongámoslo en cualquier parte que como juego es muy curioso pero nosotros somos gente nueva
Vosotros dijisteis apenas él lo deposite caeremos sobre él y se lo daremos de beber a sorbitos
Ellos dijeron es inexplicable pero las tres personas están muertas
NADEMA DE LOS ANESTESIADOS
Todos estaban como preparándose para seguirme
Por lugares de viejos remordimientos
Y lugares donde es imposible ver más allá de la luz
O más allá de la esperanza
Invulnerables a los golpes
Las nucas se tendían para acampar bajo las velas
No se sentía el sonido
Del mediodía calentando las aguas
Adentro estaba el mundo lo de afuera
Era nuestro pasado sin memoria
Pero no todo dura el vellocino
Se hizo jabón entre nuestros proyectos
Porque no me entendieron y surcaron
Como heridas de bestia los pastizales y la sombra
Y se llevaron lo más leve
Lo más imperceptible lo más nimio
Todos fueron traidores a los amplios
Visajes que yo hacía con la lámpara viva
Y me dejaron solo sobre la plataforma
Que el girante timón alejaba del embarcadero
No quiero recordar que en algún año
Destruyeron como con una draga amnésica
La flor de los estigmas que quedaban
Escritos con carbón de bosques viejos
En mitad del ahora
Sufrieron todas las cosas su pecado
Y la piel de un reclamo
Se rasgó sin ternura
Entre los animales algunos quedan vivos
Y los hombres con recias totumas hierofantes
Piden sed
y les llega
Piden hambre
y les baja
Piden amor
y nada
Se devuelve de párpado a lascivia
APOLOGÉTICA
El animal de mi último sueño
creía firmemente ser dios o
por lo menos
descendiente de un dios
Tenía tres alas una ala oral
que al batirse le servía para ascender
al influjo de sus frases aladas
una ala pectoral que regulaba
su vuelo sin subir ni bajar
a un mismo nivel
sobre no importa qué capa
y una ala anal
que al ponerse completamente rígida
precipitaba la caída
Tenía además en la espalda regiones llenas de escamas
regiones llenas de plumas
y regiones llenas de pelo
El sexo
era en forma de cono
de cartón
donde sirven helados
NO SE SACIAN LAS SEDES
era invierno cuando me entró la sed innominada
sed de lo hondo y de los gris opaco
sed que no se saciaba ni se hundía
una sed tan inmensa como los témpanos del norte
y tan fría
sed que no se dañaba al lloviznarla
ni mostraba la dura tarjeta de su nombre
entiéndese por sed según el decir de los sabeos
deseo ardiente de una cosa
no era ansia de agua en la garganta
era deseo ardiente de una cosa
yo contraje una pequeña sed de oro
cuando tenía siete años
viendo the far west movies
un año entero mi retina
sobre un tratado práctico de alquimia
y a medida que el tiempo se alargaba
los pantalones se iban sucediendo
sed de vivir a secas
sed de nada
sed de morir quemado
sed de sexo
fue al cumplir los diecinueve años
cuando la sed de matar se hizo una obsesión
en mi vida
era una sed sádica
sed de ver sangre sobre una piel
o sobre una dentadura quebrada de mujer
(recuerdo que les corté a varias palomas
el cuello con una cuchilla
de afeitar)
luego fue una sed de vicios
tan prolongados y maravillosos
que me capturaba la mañana ejecutándolos
pero las sedes peores
fueron las sedes de leer
recuerdo a gide junto a la lámpara
recuerdo las sedes saciadas
las sedes del insatisfecho
hay sedes que nunca se llenan
no importa el vino
ni el mar
ni el sol
PULMÓN
el sol salió como la lluvia
para que no cejara el diente duro
al tiempo que mojáramos los salmos
éramos definitivamente bellos
y desgraciadamente turbulentos
teníamos miedo a sófocles
al médico
al pararrayos en nuestras cabezas
nuestra hermosura era superior a nuestras fuerzas
y al gladiolo de enfrente
sobre nuestro verano
ya no cayeron lluvias sensitivas
ni caerán los puños
dislocados
este puente no anda
pensó el agua
iré a la otra orilla
el sol golpea
con sus tres nudos
y sus tres anillos
2
bajo el reloj de vidrio desinflado
bajo el bajorrelieve
bajo ella
sobre la lisa muchedumbre
sobre la altura
sobre el testamento
éramos torturantes y de sangre
teníamos filo
teníamos dientes para destrozarnos
y destrozar la luz
no éramos romos
romanos
de frente no podíamos perder terreno
ni de lado
mucho menos tendidos
abatidos
3
para qué la cuarta palabra
para qué los paraguas
si en invierno
se utilizan paraguas para nada
si en el océano las algas
tienen la sal tienen el gas
si el universo entero es una caja
donde guardan los viejos la cobija
si el faraón ha muerto
en la pirámide
generación de víboras
yo soy el que tenía que aparecer
en el acto
SERENATA AL OÍDO DEL SERENO
ciego seré
ciego como la luna
con un suicidio joven en la oreja
sentado bajo el olmo
sin deseos
estrechando la diestra
de los zurdos
sin recriminaciones
individuo
puro y flaco a la vez
desordenado
ágil para el amor y para el robo
jugador de pelota
turbio claro
seré temible
seré determinante
con un gatillo bajo cada dedo
de sombrero
con un pañuelo bajo los bigotes
y el número secreto bajo llave
seré macizo
pero indiferente
oloroso
dativo
posesivo
misógamo pagado
filósofo podrido en las basuras
de la resignación
espía de onda corta
mal vestido
transparente a la altura del sobaco
peludo
dudoso
soñador
dormido
empleado en una fábrica de lunas
de medias-lunas
empleado en una fábrica de medias
seré tímido biológicamente
tímidamente
mentalmente
con calor en la cara y en la cama
sin casa
no casado
con un esternón fuerte
y una cabeza grande
como el nombre de un rancho mexicano
seré egoísta joven
expulsado del paraíso
del parlamento
y del partido
seré famoso como un oso hambriento
friolento
lento
buscando un patio
buscando dos para dormir la siesta
palabra absurda desde el labio izquierdo
vidrios de agua para el submarino
ya va a estallar la paz
con la guerrilla
cantidades de rifles
plomo en polvo
y un asteroide muerto
en la azotea
NO SON LAS HORAS EL DÍA O LA NOCHE
¿Quiere usted construir un reloj de arena?
¿Quiere usted hacer castillos en la arena?
Usted ama los caracoles, no lo niegue, usted ama
ver cómo cae la tarde sobre la arena, o cómo cae
la noche. Usted es oscuro bajo la luna.
Desde hoy comience a averiguar la hora de su muerte
en los granos de sal de su clepsidra. Usted
no es claro debajo del agua. Es oscuro
bajo la luna. La ola
y su intermitencia contra la roca acantilada.
Tienen razón
el filósofo y el gorila (y el geómetra). No
el hombre que se consume en vasos de fastidio.
Anochece.
Campanadas para ahuyentar a los búhos.
Pito del sereno entre las mercancías. Peligro
custodiado por toneladas de sombra.
Amanece.
Campanadas para despertar a los hombres.
Pito de la locomotora en la estación.
Del barco en el atracadero. Cigarrillo para encender
el ánimo. La hora no es importante. La noche es
el día sumergido en un pozo de petróleo.
Usted es feliz. Usted ama la vida.
¿Es usted feliz a las ocho o a las tres?
–No me importa el momento. Vivo siempre. Ahora
se ha quebrado el reloj y sigo vivo.
CARRETERA PANAMERICANA
entre la sabiduría de la naranja abierta
se debatían los peces
como corbatas de la estación final
reclamaban un switch para encenderse
en el comedor
de la mansarda
las palabras cesaron de desnudarse ante la luna
y el cielo se disolvió
en un plato
un ángel destornilló la calle para que pasaran
los boy-scouts camino del cuartel
calle limpia en mente de depravado
elevación de pensamiento en una mañana polar
burgomaestre haciendo visajes a las constelaciones de primavera
cartón con letras a la derecha
km. 153 a mano izquierda del automóvil
19 litros de vino blanco
se consumieron en una sed blanca
así fue todo
hasta que cabalgó la monotonía
sobre un espolín de cadmio derretido
un invitado dejó la luna en el garaje
que no vuelva a desaparecer la música
por el oído del auditorio
para que el ruiseñor
no tenga necesidad de ser fusilado
en el alambre
EL ARCO DE LA OREJA
lo que pasa es que llueve
no hay razón de estar triste ni de nada
tiene usted la palabra
está usted vivo
lo que pasa es que llueve
y que no llueve
–hay fragancia de trueno en su palabra
–hay ritmo de tragedia en su mirada
–hay amaneramiento
–hay armonía
–pide usted más?
(lo que pasa es que llueve
todavía)
–pero viéndolo bien está usted joven
–tiene anhelos –dinero
–tiene novia
–usted piensa que todo está salvado
… y está salvado
(lo que pasa es que llueve
y muere
y hiede)
LA POLICÍA DE MANIZALES
(bala da)
durante mi corta vida de escritor público publicano (impublicable)
durante este azaroso apogeo de mi poesía
durante el último lapso de mis cogitaciones desesperadas
de mis lecturas inauditas
de mis iniciaciones en la masonería
en la mafia
en la marihuana
durante la solución invulnerable al problema ontológico gris que nunca pude traer a cuento
durante el estallido poco común –si bien frecuente– de mis dactilares sobre los teclados
no imaginar yo nunca pude que en una ciudad de colombia
pudieran salir a las calles terribles y resbaladizas
serafines de verde oliva
que se entretuvieran dialogando con las bocinas de los automóviles
o no riendo
o persiguiendo las mariposas en los prados y en las praderas
policías de corazón en la cachucha
y de cachucha impecable como la orinada de un pez dulce
policías que saludaban las fosforescencias lumínicas del sol
a la par que las sombrillas abiertas de los profesores
el gozo taciturno de los morfinómanos lo mismo que el sufrimiento de los morfinómanos
el dorso negro de los sacerdotes y el pecho rojo de los nadaístas
por eso no pido permiso para cantar y canto
recojo todos y cada uno de mis pequeños sístoles imaginativos
y digo o me imagino
a un polizonte sobre una melcocha
a un polizonte circular despertándose con el ruido
de su motocicleta
a un polizonte de patillas siderales rompiendo su
palidez con chocolatas
y con pastillas de bicarbonato
la policía de manizales es la policía menos policía del mundo
es una policía robusta y alucinada
toda poseída de poesía
loca y virginal como una mujer de dos años
o la estampa de la pensión
es una policía como para llenar los manicomios y las policlínicas
como para llenar las salas de conciertos y los paraísos
es una policía como para besarla bajo el kepis (dariolemos lo hizo)
y yo que ayer canté sobre las mesas de los bares roídas
más mejor que neruda
y sobre la transpiración de mi ebriedad
ahora canto sobre manizales
y sobre su pelotón de fusiladores metafísicos
eléctricos
y súbitos
HERIDO RECATÁNDOSE EN LA SOMBRA
el farol quebrado
la muerte que llega
las diez de la noche
un filo de níquel
los gritos
la luna
la voz que agoniza
son las diez y 5
la radio patrulla
la sangre que rueda
la gente en la calle
calle 19
sirena
ambulancia
gemido de herido
titular de prensa
averiguaciones
el farol quebrado
la hora
la víctima
hemorragia interna
era en los suburbios
padre de seis hijos
el farol quebrado
las diez de la noche
NIEVA EN LA CABAÑA
–son las dos, amor
no hay calefacción
otro beso, amor
no hay televisión
hace frío, amor
nieva en nueva york
me quieres, amor?
no se oye un tambor
no se oye un tambor
entre la cabaña
porque está nevando
sobre la cabaña
hace frío, amor
aquí
y en nueva york
ya se oye un tambor
en el ecuador
despierta
hace frío
cabaña en montaña
llueve
nieva
hiela
sobre la cabaña
sobre nueva york
RETRATO HABLADO
Parado
o sentado
era lo mismo de cansado
Bajado
o subido
era lo mismo de aburrido
Su parla no fue nunca suficiente
para nosotros
ni para el Senado
Era lo mismo de inelegante
atrás
que adelante
Hizo el desplante
que fue de América originario
Fue Jotamario
NÍNIVE
nadie quiso creer
que jotamario
era un profeta
y él mismo
terminó
por olvidarlo
cambió el misterio
por los ojos
de ella
su manera tan suya
de amenazar
y de prever
por su manera de ella
de morder
y de torturar
supuso que si nínive
iba a ser destruida
él debería ser destruido
con nínive
porque ella no se iría
nunca de nínive
y era ella
la que le daba
la comida
el universo entero se despierta
para vernos morir de inexperiencia
(así cualquiera
se machuca
un dedo)
SANTA LIBRADA COLLEGE
A parra, el barrendero
al profesor varela, de preceptiva
y contraceptiva literaria
a un exrector, armando romero lozano,
a su colmillo de erudito
a buenaventura enrique, exalumno
laberinto
en tu piscina
me bañé desnudo
como un ángel
burlé la vigilancia
del vigilante
salté la verja
jugué billar en la cantina
de la esquina
asistí a cine al Alameda
me paseé por tus corredores
como el embajador de abisinia
por abisinia
a pesar de que no era
bruto
nunca pasé en geometría
del 3, 14 16
con compañeros
diferentes
como triángulos
semejantes
hicimos fraude en los exámenes
isócel
o escalenamente
en las fiestas patrias
salíamos uniformados
de blanco
y yo no portaba la bandera
porque estaba mal peinado
y pertenecía al escuadrón número 12
ojo de águila el bibliotecario
vigilaba los libros
temeroso
de mi cuchilla sobre los desnudos
recortando la hernia
de afrodita
o me burlara del mahabarata
en clases de filosofía
me dedicaba al ajedrez
y en un lance
afortunado
les di jaque doble
con el caballo
al rey
y a parménides
el vicerrector
hacía la ronda
por los salones
el vicerrector
apuntaba inflexible
las irregularidades
el vicerrector
era el rector
dos veces
el profesor de química
tomaba tinto
en un crisol
leía sus noticias
en la tabla periódica
después nos hablaba del hidróxido de cadmio
Cd(OH)2
del electrón borracho
de los que no asistieron a misa
el domingo
de la desaparición de un erlenmeyer
del ultramicroscopio
del cuaderno de notas
y de algunos elementos
por descubrir
el profesor de dibujo
con su paleta
nos explicaba las perspectivas
del arte
nos abría todas las puertas
para la imaginación
inclusive las puertas
de la calle
en el interior de los sanitarios
al lado de otras frases
burguesas
leí las primeras protestas
revolucionarias
abajo el estado de sitio
cátedra libre o muerte
no queremos ir al cuartel
los de cuarto B son homosexuales
y como si no tuviéramos bastantes
más libros menos armas
el profesor de literatura
que no había leído a jacques prèvert
ni a breton
nos enseñaba a rimar como fray luis
de león
y nos decía
que la maría
era casi una poesía
le professeur de français
parlant de brigitte bardot
et de la guerre dans sa patrie
(voici l’opportunité
de le dire
merde)
el profesor de historia
con su figura de mapa
de américa
nos explicaba
sinceramente
que no hubo tal decadencia romana
sino más bien una desvalorización
del sestercio
clase de biología
el profesor no encuentra la fórmula
en el laboratorio ni en el libro
el profesor ensaya en un tubo
la efervescencia de la vida
el profesor espera el resultado
de sus experimentaciones
el profesor de urbanidad
llegaba puntualmente
pulcramente
no fumaba
tosía
ni gritaba
se iba
el dentista nos sacaba las muelas
y dejaba
caernos en la ingle
trocitos de algodón que él recogía
pecaminosamente
el profesor de geografía
bechuanalandia capital mafeking
ensenada de utría
primer productor de petróleo
informe del padre lebret
hasta la página cuarenta
lo mató un taxi distraído
en cali-colombia
no lo volvimos a ver más
el profesor de música (una dama)
daba la mala nota
pedagógica
nos daba de dormir en sus conciertos
mostrándonos los muslos fusa a fusa
sostenido a bemol
fa
mi
re
do
el profesor de religión
nos exhortaba
al arrepentimiento
nos hacía pruebas sobre
la existencia de dios
escuchaba mis objeciones
con abatimiento de crucifijo
y a él y a dios
los salvaba
la campana
el profesor de cátedra
bolivariana
venía
envuelto en su everfit
como en el manto
de iris
se separó del cargo
cuando se persuadió de que desconfiábamos
de su desprendimiento
el profesor de contabilidad
es un pequeño asiento
en mi memoria
el médico nos examinaba
los testículos
nos preguntaba por las muelas
podridas
nos entrevistaba el corazón
con el estetoscopio
y nos recetaba un purgante
cada tres meses
en el recreo
nos tirábamos pepas
de frutas
pedazos de panela
con ganas de matar
lanzábamos los libros
de biología
los cuadernos de química
contra las paredes
para ver si explotaban
quemábamos los almanaques
porque nos gustaba el verano
nos entintábamos las manos
de saludar
golpeábamos el escroto
de los estudiosos
algunos de sexto fumaban marihuana
escondidos en el museo
la enfermera
prestaba los primeros
auxilios
a los que lesionaban
jugando fútbol o se daban
contra las alambradas
de la iglesia
los vigilantes o los profesores
tomaban tinto mientas
se robaban las bicicletas
francisco de paula santander
en el patio mayor
era entonces
una base de béisbol
durante las sesiones
de clausura
se entregaban los diplomas a los inscritos
en sexto
había discursos
misa
risa
copas de vino
humo de pipa y cigarrillo fino
premios al mérito
a la asistencia
a la constancia
a la fe
a la esperanza
alvarado luis carlos (aplausos)
acevedo argemiro (aplausos)
aragón luis alfonso (aplausos)
arbeláez jotamario (aplazado)
santa librada college
tea no atea
mildoscientos alumnos
pararrayos
setenta y dos salones
discoteca
prestigio nacional
cincuenta y cinco
profesores idóneos
secretario
santa librada
college
yo no te debo
nada
Cali, enero 1960
Disparos al aire
(1962-1980)
BOOM
Todo lo que me rodea
está a punto
de explotar
Voy pasando
con la respiración detenida
CIRCUNSTANCIAS
El secretario de educación departamental
es primo mío.
El flautista de la orquesta sinfónica
molesta a mi hermana.
El gerente de la empresa aérea del llano
es casado con otra hermana.
El niño más aplicado del colegio mayor
es sobrino mío.
La mujer más bella del mundo
me ama.
Yo amo a mi mamá.
TARZÁN
trece tarzanes se tragó el león de la metro
cada tarzán con sus dos o tres juanas
y hemos visto tribus enteras del África en el cinematógrafo
esperando que el hombre mono descienda de un árbol
los cocodrilos bostezan en vano
y en el zoológico la mona chita
toma fotos de tantor el elefante
de numa el león
y de édgar el libretista
DERROTA
Dije tres veces
la palabra
Shazam
No me convertí
en el Capitán
Maravilla
Desde entonces
comencé
a dudar
de mí mismo
IDENTIDAD SECRETA
Soy el Clark Kent
del Superhombre
de Federico Nietzsche
QUIROMANCIA
En pocos meses
tu mujer
será otra
engendrará dos hijos
que poco a poco
te acabarán la vida
de tu pie con sandalias
crecerá
una lamentable cojera
no vayas donde quieras
serás
infeliz en tus viajes
haz lo que te propones
como si fuera
lo que menos quisieras
y morirás
a la larga
envidiablemente admirado
por todos
y morirás
mientras la tarde es joven
RAYA EN EL TECHO DEL AMOR
Como fetos emocionados con la idea de la muerte
Nos cocinamos unos en otros despiadadamente amorosos
Bestias de lóbregas batallas en el seno de nosotros mismos
Estrellas que se comen las patas según las costumbres del cielo-oeste
Hemos perdido nuestros límites hemos perdido nuestras carnes
Hacinados como frutos podridos en el vientre del gran gusano
Torturados como sobre cal en un elemento de tierra viva
Que nos dieron para que habitáramos mientras reventaban nuestras fuerzas
Pero nos unimos a crepitar a destruirnos y cantamos
A confundirnos y cantamos trocados cuerpos ciegas lágrimas
A emitir gritos y cantamos sordos de oídos que deliran
Hablo en lenguaje de tu boca miran con mis ojos hundidos
Todos en un amasijo de largos placeres sangrantes
Labios de manos pies de pechos nariz de corazón destrozado
Nosotros te amo yo me amamos vosotros ámate tú han muerto
AGENDA
El hombre sabe lo que quiere, pero no sabe lo que debe.
Desea ser amado, pero se niega a pagar el precio.
No quiere ser atacado, pero ataca con todos sus dientes
y ni al mismo lobo perdona su insolencia.
Fiera consigo mismo, no puede ser menos fiera con el vecino
que envuelto en su piyama pasa a su lado en busca de desayuno.
Tampoco la mujer escapa a sus dentelladas.
La pobre mujer a quien no deja pegar ojo en toda la noche
por obra y gracia de su bendita lujuria.
No sabe qué hacer cuando la paz invade su alma
porque cuando pierde el poder del ataque pierde también su júbilo.
SUCESOS
El árbol donde murió papá
ha sido talado por hombres descalzos
que ofrecen construirme con él una mesa de sastrería
si me dedico de una vez a aprender el oficio
Yo pego con saliva una estampilla en el cuenco de tu mano
Los guantes de box que heredara de mi hermanito
me fueron entregados ayer por el juez con una nota al respaldo
donde se recomienda que antes de pensar pegue dos veces
el puñetazo en la cara que me revienta
Yo salgo de paseo por el parque favorito de mi perro de lanas
Las fotos de la familia de Mao Tse Tung
que sustraje de la universidad en un descuido del bibliotecario
se están volviendo amarillas en el libro rojo
que también se está volviendo peligrosamente amarillo
Yo hago de cuenta que la cruz roja repartirá mi sangre
en los campos
DIURNOS
Leed esto como un periódico. La poesía, nuestra poesía, se lee como un periódico. Las noticias del mundo por venir.
LOUIS ARAGON
Diurno No. 1
El viaje
El sol salió sobre el avión
con los pasajeros dormidos en pleno vuelo.
Abajo florecían los colores, rocas
y potros errabundos, cabelleras
fluviales.
Se despertaban de entre los muertos
cruces en forma de bostezo, cabras
y cordilleras, pozos de espejeante
mirada.
Y tu manera de llevar la bandeja
y esa boina
ladeada hacia el Océano Pacífico,
y ese perfume (Alfa de Amor
, ¿dijiste?)
que emanaba de tu cuerpo hacia arriba
hasta impregnar el cielo-
raso de la etérea nave. Otros
leían los periódicos
de los hombres de abajo, comentaban
en alta voz
las noticias atroces y
se asombraban del peligro
que les representaba vivir
firmes en tierra firme.
Tú eras más bella entre esa atmósfera de nubes,
me impresionabas como la cesación del oxígeno.
Nunca podré olvidarme
de tus ojos celestes de azafata.
Diurno No. 2
El monje
Monje de la risa que cae
sobre la mesa de alcohol,
que cae sobre la cama para ti solo,
sobre la cama libre del solitario,
que cae sobre la cama libre del amor libre.
Quieres ser libre, libre
para escribir tu libro, libre
para comprar tu libra
de sal, para ser libre,
quieres ser libre, libre.
Diurno No. 3
El profesor
Les dijo que la tierra era redonda
como esa naranja podrida,
que detrás de la historia tan
sólo el polvo de la memoria y
quejidos de muertos, que
fácil muere un pájaro en
la campana de cristal y la sabiduría
de su huevo pequeño.
Cuando los niños hubieron salido
escribió en la pizarra:
"La estrella más inmensa la más alta
tiene que descender a los ojos del hombre".
Diurno No. 4
La costumbre
Esta mañana las naranjas
estuvieron más altas, dulces.
Mi mujer preparó el desayuno
como de costumbre
mientras anciano del jabón
y con el cuerpo bajo la ducha
recibía chorros de aire y de agua helada.
Nos besó la costumbre
cuando mi pie derecho ini-
ció la función de los escalones.
El bus azul
me condujo a través de calles con abedules
y bosques de paraguas
hasta este lugar de la ciudad donde la lluvia
es amplia y cae penetrando la tierra
y aplasta su nariz en mis cristales
para espiarme mientras produzco
esta lluvia interminable de teclas.
Como de costumbre
SALA DE ESTAR
Trozos de carne sobre los mosaicos
hábilmente cortados
para que el gato se alimente
topándolos. La casa
barrida en extremo, deshabitada
de sus dueños, sonora de las bullas
vecinas, el grito agudo de los frascos
y las botellas del que compra,
la roconola en la cantina, pitos
de trenes, fichas y cubos de parqués
de los inquilinos de la plaza de abajo,
y sus tarros de leche fría hacia la
cocina, cantando.
Se sintoniza una emisora de otra ciudad:
la aguja del cuadrante vuela de primer al final
kilociclo, gran congestión de ritmos para cualquier
estado del pecho, también noticias, inter-
mitentes golpes publicitarios, el boletín
metereorológico con la primicia
del estado de sitio. Santo rosario.
Medellín a las tres de la tarde
y en la sala de la tía abuela
sólo un libro de Maeterlink.
Tosen en la casa vecina. El
que tose será difunto. Pero
también el médico, la que lava
las sábanas, el que le sirve
los jarabes, todos y cada uno
de los que ahora estando sanos
especulamos con la muerte.
¿Y qué de Hipatia sobre el toro?
Ursus, creo, el gigante, que después fue cristiano,
detuvo el toro por las astas, torció su cuello a
la derecha hasta quebrarle el hueso hioides, saltado
el ojo, sangre sobre la arena, oh
qué gran homenaje a Tyrone Power,
muerto luego de lides,
su avioneta pintada para surcar los mares del Polo