El Conocimiento Simbólico

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Conocimiento simbólico e infinito matemático

Javzer Legns•

La naturaleza del mfinlto matemático fue tal vez el problema central en la fundamentación
de la matemática a comienzos del siglo XX, y en el tratamiento de este problema el simbo-
lismo tuvo una enorme importancia. El caso extremo lo constituyó el formalismo de Hil-
bert, al proponer la reconstrucción de teorías matemá!lcas en términos de lenguajes forma-
les, en los cuales toda operación se entendía como manipulación simbólica Las siguientes
observaciones tienen por objetivo analizar la función del simbolismo en el conocimiento
del infinito matemático El análisis se basará en la idea de conocimiento simbólico, tal
como fue desarrollada por Leibniz Como marco de la exposición debe pensarse en las
discusiones que luego de 1920 se dieron entre formalistas e intuicionistas y la situación de
ambas escuelas posterior a los resultados de GOdel de 1931
I
El concepto de conocmuento Simbóhco fue formulado por Gottfned Wilhelm Leibmz a
partir de sus investigaciones sobre el álgebra, y lo empleó como un concepto fundamental
en su teoría del conocimiento con el cual fundamentar sus ideas de cálculo, de una ars
combmatoria y de una characteristlca umversalis Los antecedentes de la teoría de los
sistemas formales en estas ideas leibnicíanas han sido ampliamente reconocidos y han sido
objeto de estudio. Sin embargo, el concepto de conocimiento simbólico y su papel fundante
no han ocupado la atención que se merecen
Leibmz introdujo el concepto de conocimiento simbólico, cogztatw symbolica, al que
también llamaba "conocimiento ciego," cogitatio caeca, en varios pasajes de su extensa
obra, siempre al referirse a las características del conocimiento humano. EQ sus Meditacio-
nes sobre el conocimiento, la verdad y las ideas, de 1684, Leibniz hace notár la necesidad
de contar con signos en lugar de las cosas para poder emplear procedimientos analíticos
"Por lo general y especmlmente en un anáhsis de mayor extenSión, no vemos, sin;
embargo, la naturaleza total de la cosa de un modo simultáneo sino que empleamos
signos en lugar de las cosas cuya explicación~ al meditar, solemos Omitir por razo-
nes de economía, sabiendo o creyendo que lo poseemos ... (GP N 423)
El quihógono, o polígono de mil lados, le sirve a Leibniz como un ejemplo de tal situación.
La representación de esta figura geométrica es imposible, por lo que se emplea directa-
mente el signo que lo denota. En un escrito posterior, Leibniz afirma que "Todo razona-
rn"iento humano se lleva, a cabo mediante algunos signos o caracteres" a causa de que una
observ!lción continua de los objetos resulta imposible (GP VII, 204)
En relación con esta manipulación de símbolos, Leibniz afirmaba:
"Suelo llamar a este l!po de pensamiento ciego o también simbólico: se lo utiliza no
sólo en el álgebra sino en la aritmética, y casi en todo" (ibid).

• Umverstdad de Buenos Atres. CONICET

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Otro caso típico de conocimiento simbólico se encuentra en las operaciones con números
grandes, donde la representación intuitiva del número no es posible, es decir, cuando el
número no es fácllcamente construible (por ejemplo, la décíma potencia de 1O elevada a la
1O) De este modo, la función del conocimiento simbólico consiste en poder pensar (i e ,
hacer inferencias) acerca de objetos no intuibles o construibles.
Leibniz contraponía este tipo de conocimiento a la intuición, en el sentido cartesiano del
término, es decir, como un conocimiento claro y distinto acerca de hechos simples o .ele-
mentales y que para Leibniz es más propio de un ser supremo que de los seres humanos
Frente al método cartesiano que partía de un contacto directo del espíritu con el objeto de
conocimiento, surgía la necesidad de un método indirecto de conocimiento en el que el
contacto con el objeto de conocimiento se realiza a través de signos que lo representan En
este método, el nuevo conocimiento se adquiere a través de -la manipulación de los signos
considerados ahora como objetos, de manera independiente de su significado. Leibniz se-
ñalaba en un texto anterior (aprol<Ílnadamente de 1671):
"SI alguna vez fuéramos conscientes de haber ordenado Jas palabras distmta e inva-
riablemente, bastaría con emplear pensamientos ciegos para razonar con distínción"
(A VII, ii, 481)
Con la mtroducción de este concepto se obtiene un importante salto metodológico. el cono-
cimiento por medio de la manipulación de símbolos adquiere un lugar especialmente desta-
cado en la estructura cognoscitiva humana El conocimiento de las propiedades de una
entidad se puede reducir al conocimiento de las propiedades de los símbolos que se em-
plean para representarla Es por ello que los símbolos dejan de tener un papel simplemente
auxiliar en el conocimiento, pasando a ser constitutivos. de conocimiento (véase al respecto
Qas,.all9.8_7). Por lo .demás, representa un paso. decisivo en. la mecanización de los proce-
dimientos inferenciales, en la medida en que se manipulan los símbolos entendidos como
objetos
Sybille Kramer ha propuesto caractenzar el conocimiento simbólico mediante los si-
guientes tres rasgos (Kramer 1992, pp. 224 s. ).
(1) Los sistemas de símbolos son empleados como una técnica, esto es, con un fin mstru-
mental.
(2) Los símbolos se vuelven independientes ("autárquicos") de su significado.
(3) Los objetos del conocimiento se..coil_;;(ituyen de manera simbólica, es decir, los símbolos
no sólo representan objetos, sino que los producen.
Kramer funda estas afirmaciOnes en diferentes pasajes de la .obra de Leibmz. Para ella son
estos tres rasgos los que hacen que el conocimiento simbólico lleve a reducir operaciones
mentales o e>pirituales a operaciones entre signos considerados c-omo objetos físicos
Aquí importa destacar que, según el segundo rasgo característico, los mecanismos que
gobiernan los sistemas simbóhcos son independientes de la interpretación que se les dé . De
hecho pueden recibir diferentes interpretaciones, la construcción del sistema puede antece-
der a sus interpretaciones (tal como ocurre en el álgebra abstracta). De este modo, los sig-
nos del sistema son simplemente manipulados como objetos y la correccíón de esta mani-
pulación no depende del significado que adopten los símbolos En este sentido, el conoci-
miento simbólico no emplea conceptos, sino símbolos

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Por lo demás, de acuerdo con el tercer rasgo del conocimiento simbólico, la posibilidad
de una entidad está determinada por la construcción del sistema simbólico que lo repre-
senta, construcción entendida a la manera de una producción técnica. Una consecuencia
destacable de esta característica es que los sistemas simbólicos permiten presentificar enti-
dades ''inimaginables," que no se pueden capturar por la intuición sensible, y operar con
ellas El concepto de una cosa se obtiene al encontrar un sistema de símbolos que consti-
tuya su representación En apoyo de esta afirmación, Kriimer recurre a pasajes del escrito
de Leibniz "Qué es idea", de 1678, como el siguiente.
"Y lo que todas estas expres10nes llenen en común es que sólo por la contemplación
de los respectos de aquello que expresan podemos llegar al conocimiento de pro-
piedades que corresponden a la cosa que va a expresarse" (GP VII, p . 263)
El concepto de conocimiento simbólico está vinculado con la Idea de una /mgua characte-
nslica, pero sobre todo está en la base para los proyectos leibnizianos de obtener un calcu-
lus ratwcinator y, en general, una mathesls universalis, es decir una ciencia general Sin
embargo, su aplicación más directa y ekctiva está e-u el á:lgebra abstracta:- la consttutcióh
de sistemas algebraicbs que pueden recibir diferentes interpretaciones (numéricas, geomé-
tricas, lógicas) Así, se entiende la influencia que ejerció este concepto en el desarrollo del
álgebra de la lógica durante los s1glos XVIII y XIX (Johann Heinrich Lambert, George
Peacocke, George Boole, Emst Schroder, entre otros), permeando incluso los or¡genes de la
teoría de modelos En este sentido sirve para entender mejor la manera de entender la "ló-
gica como,cálculo," en oposición a la "lógica como lenguaje" (de acuerdo-con la distinción
propuesta por Jean van Heijenoort) Los sistemas formales con diferentes interpretaciones
ilustran uno de los aspectos más -fructíferos del conocimiento simbólico; la aplicación de las
estructuras simbólicas a diferentes ámbitoso El conocimiento respecto de un dominio de

1 objetos puede trasladarse a otros dominios que tienen la misma estructura (lo que se ex-
presa usualmente como isomorfismo) Esto quiere decir que las propiedad\'S que tienen los
símbolos en el sistema, es decir, las propiedades formales, son parte del sigÍ\ificado que se
les asigne a los símbolos en cualquier interpretación
II
Pero hay otros aspectos más problemátícos. Uno de ellos es el papel que juega el conoci-
miento simbóhco en la comprensión del infinito matemático Aquí se trata del caso de la
teoría de números, de la aritmética y del continuo, es decir, tanto del infmito de los números
naturales como del infinito de los reales (no considero aquí el caso del concepto más gene-
ral de infinito que surge de la teoría de conjuntos). Una discusión clásica en filosofla de la
matemática es la que se da en tomo de si es posíbTe un conocimiento directo e inmediato de
las estructuras infinitas .como las que supone la teoría de números o este conocimiento debe
ser indirecto. El conocimiento simbólico seria una manera de responder de acuerdo con esta
últrma alternativa y en este caso la pregunta sería. ¿Qué significa que el conocimiento res-
pecto de dominios infmitos sea un conocimiento simbólico? ¿Qué debe presuponerse en
este caso acerca de la naturaleza del infinito matemático?
La discusión acerca de la naturaleza del infinito matemático se revitalizó a comienzos
del siglo XX en el contexto de las crisis de fundamentos de la matemática. Desde luego, la
discusión no es neutral respecto de la naturaleza de las estructuras infmitas, sino que por el
contrario se adoptaban diferentes posiciones ontológicas. Es sobre el trasfondo de esta dis-

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cusión que pueden hallarse respuestas a la pregunta sobre el conocimiento simbólico del
infinito
Tómese el caso del principio de inducción completa, uno de los pnncipios más básicos
de la aritmética, que se puede expresar mediante el siguiente esquema.
[P[x]]

P[O] P[s(x)]

P[t]
6 Se está aquí frente a un principio, cuya verdad se justifica por intuición o es una regla
puramente simbólica que puede aplicarse a cualquier numeral a fin de generalizar propie-
dades numéricas?
Desde los pruneros escntos de LE J Brouwer, el intuicionismo matemático consideró
la serie ae los números naturales como una constrUcción mental que hace un sujeto y en
este sentido es que se la podía considerar intuitivamente dada, y e-sta construcdónes-la que
eqmvale a la mtuición . El principio de mducción completa está justificado por la misma
construcción que hace el sujeto de los números naturales En general, los intuiclonistas
veían en el simbolismo únicamente un medto de comunicación para expresar" las construc-
ciones que constituyen la matemática Como afirmaba Arendt Heyting.
"El [el matemático intuicwmsta] usa el lenguaje, tanto el natural como el formali-
zado, únicamente con el fm de comunicar, es decir, para hacer reflexionar a otroS o
él mismo sobre sus propias ideas matemáticas. Este acompañamiento lingüístico ·no
es una representación de la matemática~ mucho menos es la matemática misma"
(Iieyting 1931., p.l06).
Obviamente, el intulcionismo no deja espaciO para un conocimiento simbólico en la mate-
mática.
III
A la idea de fundamentar el conocimiento del infimto en la intuición se le puede obJetar su
carácter subjetivo y esta objeción vale también para el caso de equiparar intuición con
construcción en la medida en que se la pien~a como construcción mental Una objeción de
este tipo es la que animaba a David.l:lilbert y su escuela. Hilbert buscaba esta fundament~~
ción en el formalismo, en las propiedades de los sistemas formales, en tanto sistemas de
fórmulas que se generan mediante reglas puramente combinatorias De aquí surge el pro-
grama finitario de reconstrucción de la matemática que Hilbert postuló.
En una palabra, El programa de Hilbert se basaba en la manipulación simbólica y así se
aproximó a la idea leibniziana de conocimiento simbólico (tal como ha hecho notar Lassalle
Casanave en 2000)
En el programa de Hilbert aparece un pnmer aspecto esencial del conocimiento simbó-
lico. la abstracción forma/; el conocimiento se obtiene por medio de signos cuyo signifi-
cado ha sido dejado de lado o, más aun, a los que ningún significado les ha sido asignado
Con su idea de una axiomática formal para las teorías matemáticas, Hilbert se proponía una
abstracción de este tipo. La matemática se basaba en el método axiomático deductivo, pero
con independencia de cualquier contenido intuitivo, es decir, del contenido matemático de

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las expresiones que integran los sistemas axiomáticos Estas expresiones no -tienen signifi-
cado y, por tanto, no es posible hablar de verdad de los axiomas
La JUstificación de la aplicación de este método era dada por la determínación de pro-
piedades del sistema axiomático formal, en especml la consrstencia, que garantizaba la
utilidad del sistema formal El concepto de consistencia se entendía en el sentido de ausen-
cia de contradicción, de modo que no era necesario concebir el sistema de objetos en cues-
tión Para decirlo en un lenguaJe matemático: no era necesano concebir un modelo del sis-
tema En realidad, la función del simbolismo era para Hilbert metodológica y su finalidad
pragmática, a saber, justificar la matemática a fin de aplicarla al conocimiento de la natu-
raleza Sin embargo, la imposibilidad -probada por Godel- de demostrar la consistencia de
un sistema tan elemental como el de la aritmética con métodos finitarios (que son los méto-
dos de manipulación simbólica) hace cuestionable a la idea de justificar un sistema simbó-
lico mediante la demostración de su consistencia.
Otra perspectíva consiste en pensar el conocimiento simbólico como construcciÓn sim-
bó/rca, de modo que son los procedimientos empleados en la construcción de un sistema
simbólico los que justifican su valor cognoscitivo Esta perspectiva no es otra cosa que
aplicar ideas del intuicionismo a la manipulación simbólica. La idea misma de cálculo pre-
supone reglas aplicadas a símbolos Estas reglas generan o construyen un sistema simbólico
que representa una estructura, un objeto Las reglas de construcción deben entenderse, en-
tonces, en el mismo sentido de las reglas para construir figuras geométricas, como un cír-
culo o un triángulo equilátero En el contexto leibniziano esta construcción constituía una
definición real del objeto, en la medida en que "mcluye la generación de la cosa" (GP VII,
294) Por cierto, debe aclararse en qué sentido estas construcciones simbóhcas son, al
m1smo tiempo, construcción de objetos Los procesos que ejecuta el sistema simbólico
indican la estructura de la entidad designada, o sea, su forma, de modo que es más bien esta
estructura aquello que se conoce Simbólicamente
Otra manera de decir esto es que la construcción simbólica asegura la posrbrlrdád de la
entidad que el sistema simbólico representa. Dicho en una terminología clásica, la existen-
cia del sistema simbólico sirve para definir un concepto; el plano simbólico se vuelve pre-
eminente respecto del plano conceptual mismo. Desde otro ángulo, se puede decir que la
construcción simbólica asegura la existencia de un modelo, y esto es así en virtud 'de las
reglas empleadas para la construcción del sistema Dicho de otro modo, las reglas de. cons-
trucción prevalecen sobre la consistencia del sistema. Así pues, el "mayor numero natural"
(para tomar un ejemplo del mismo Leibniz) no es un objeto posible ya que no es represen-
table, es decir, construible, en el sistema simbólico que corresponde a los números natura-
les.
Esta perspectiva puede radicalizarse aun más diciendo que los objetos de la matemática
='- no son otra cosa que estas construcciones simbólicas. Así, el matemático Hermann Weyl,
en trabajos de carácter filosófico publicados en 1949 y 1953 ("La ciencia como construc-
ción simbólica del hombre" y "Sobre el simbolismo de la matemática y la fisica materhá-
tíca" respectivamente), se refería a un conocimiento simbólico-constructivo, uno de cuyos
rasgos principales se encontraba en el hecho de que
"Los signos no son producidos individualmente para lo actualmente dado en cada
caso, sino que son extraídos de la reserva potencial de una multiplicidad ordenada

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de signos abierta al infmito, producible de acuerdo con un procedimiento prefijado"
(Weyll953, p. 223).
Es deCir, en el simbolismo mismo está potencialmente la idea de infimto. Y es así que
se le puede dar sentido a la idea de infmito en el contexto del conocimiento simbólico Esta
icjea surge de la misma \Oons!rucción simbólica
Una tercera perspectiva se basa en la idea de analogía Un primer sentido de analogía
fue mencionado ya al hablar de isomorfismo estructural. No obstante, también hay un sen-
tido menos obvio, más sustancial y gnoseológicamente más audaz, ligado a las característi-
cas esenciales del conocimiento simbólico Se trata de la analogía entre las propiedades de
un sistema simbólico y las de la estructura teórica a investigar: de las propiedades que re-
sultan de la manipulación combinatoria de los símbolos se hace una extrapolación a pro-
piedades respecto de una estructura en la cual tal manipulación combinatoria no es posible.
Un uso particularmente interesante de este tipo de analogía en la fundamentación de la
matemática resulta al pasar de procedimientos ·constructivos combmatorios a estructuras
infinitas o, más específicamente, en el paso del plano combinatorio de lo~ núm~m' nillui!k
les a la teoría de los números reales. Este uso de la analogía fue desarrollado por Paul Ber-
nays en su conferencia "El platonismo en matemáticas", ofrecida en 1934, en relación con
el conjunto potencia de los naturales
Bernays partía del hecho de que el concepto de número natural surge de la capacidad
combinatoria hp.ni_ana (si bien existen números naturales -los números "grandes''- que no
son construibles de manera efectiva, smo sólo "en principio") Esta es la mera capacidad de
construir secuencias de símbolos cualesquiera, barras por ejemplo, cuya identidad puede
decidirse por simple inspección Estas secuenCias de barras representan los números natu-
rales . En este punto se aproxima a la perspectiva que se acaba d~ c~<!C~~r~;?ar ~Q[llQ ~QQ$_:-
tfifCéiórn;ünbólica·. -- -- -- -"----- -- -------- -
Ahora bien, no puede construirse un sistema simbólico que sirva para representar el
conjunto potencia de los naturales, pues no se obtiene por procedimientos combinatorios
En este punto, viene en auxilio la analogía formal. tal como los procedimientos combinato-
rios permiten una construcción simbólica útil para representar los naturales, pueden conce-
birse procedimientos "casi combinatorios" que dan lugar al conjunto potencía. Un ejemplo
de procedimiento "casi combinatorio" que da Bemays es el axioma de elección (véase Ber-
nays 1934, p 260} También puede peQ_sarse aquí en las operaciones con c~ardinales infini-.
tos, donde se procede de manera amrrógka con lo que sucede con los números finitos. Aquí
puede hablarse de un valor constllulivo de la analogia
Obviamente, aquí la analogía no está concebida primariamente como un isomorfismo
entre sistema simbólico y estructura matemática, sino en una extrapolación de lo que ocurre
en un sistema simbólico a una estructura que no es sim15olít:ameYíte iepresentablé. Esfo es
coherente con el rasgo del conocimiento simbólico formulado por Leibniz de permitir la
presentificación de objetos "inimaginables." Ahora bien, surge naturalmente la cuestión de
la existencia de la estructura que es representada de manera analógica. Esta cuestión onto-
lógica requiere un análisis más cuidadoso. Parece haber aquí una forma de la ana!ogia entis
concebida en la metafisíca. De todos modos, se la puede soslayar en la medida en que se
decida limitar la discusión a los aspectos epistemológicos del conocimiento simbólico
En suma, se acaba de esbozar tres perspectiVas para justificar la idea de que el conoci-
miento del infinito matemático y sus propiedades se da a través del simbolismo. Estas se

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basan respectivamente en los conceptos de consistencia, construcción y analogía. Las tres
perspectivas son bien diferentes, aunque podrían complementarse No es dificil advertir que
estas tres perspectivas reproducen las tres concepciones clásicas en fundamentos de la ma-
temática: formalismo, intuicionismo y platonismo Este hecho lleva a sugerir que el con-
cepto de conocimiento simbólico tiene cierta independencia de las concepciones que se
pueda tener acerca de las entidades matemáticas, encerrando un núcleo metodológico

Referencias bibliográficas
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