Todo Sobre El Santuario
Todo Sobre El Santuario
Todo Sobre El Santuario
(Exo.25:8)
No hay otro tema que pueda unir de una manera tan completa y santa la Palabra inspirada,
como lo es el tema del santuario. Toda verdad del evangelio se centra en el servicio del
santuario, e irradia desde allí así como lo hacen los rayos del sol.
Todo el sistema del Judaísmo, con sus tipos y símbolos, era una sombra de la cruz, que se
extendía desde el Calvario hacia atrás, hasta las puertas del Edén, y contenían una compacta
profecía del evangelio. En cada sacrificio, era mostrada la muerte de Cristo. En cada nube de
incienso ascendía Su justicia. En cada trompeta de jubileo Su nombre era tocado. En el
tremendo misterio del santo de los santos moraba Su gloria.
Todo tipo usado en el sistema sacrificial fue diseñado por Dios para que apuntase hacia
alguna verdad espiritual. El valor de estos tipos, consistía en el hecho de que fueron escogidos
por el propio Dios para apuntar hacia las diferentes fases del completo plano de la redención,
hecho posible a través de la muerte de Cristo. La semejanza entre el tipo y el antítipo nunca es
accidental, sino que es simplemente un cumplimiento pleno del mayor plano de Dios.
Existen tres templos traídos a nuestro conocimiento en la Biblia: el Templo celeste, el lugar
donde habita el Altísimo, donde Cristo intercede a nuestro favor; el templo del cuerpo humano,
donde el Espíritu de Dios gobierna y reina; y el templo terrestre, con sus servicios típicos,
diseñados para enseñar a la humanidad cómo recibir ayuda divina del gran almacén celestial,
de manera que Dios pueda honrarlos habitando continuamente en ellos.
Capítulo I
EL SANTUARIO Y SU CONSTRUCCIÓN
3- El Plano Arquitectural
Exo.25:9,40.
“Dios mismo le dio a Moisés el plano con instrucciones detalladas acerca del tamaño y
forma así como de los materiales que debían emplearse y de todos los objetos y muebles
que había de contener... Dios presentó ante Moisés en el monte una visión del santuario
celestial, y le ordenó que hiciera todas las cosas, de acuerdo con el modelo que se le había
mostrado. Todas estas instrucciones fueron escritas cuidadosamente por Moisés, quien las
comunicó a los jefes del pueblo.” P.P., 356.
Entonces, el santuario terrenal fue una representación en miniatura del Santuario
celestial, figura del verdadero Tabernáculo celestial (cf. Hech.7:44; Heb.8:2, 5; 9:23-24).
5- Un Edificio Desarmable
“El tabernáculo fue construido desarmable, de modo que los israelitas pudieran llevarlo
en su peregrinaje. Era por consiguiente, pequeño, de sólo cincuenta y cinco pies de largo
por dieciocho de ancho y alto. No obstante, era una construcción magnífica.” P.P., 358.
“Después que los israelitas se hubieron establecido en Canaán el tabernáculo fue
reemplazado por el templo de Salomón, el cual, aunque edificio permanente y de mayores
dimensiones, conservaba las mismas proporciones y el mismo amueblado. El santuario
subsistió así -menos durante el plazo en que permaneció en ruinas en tiempo de Daniel-
hasta su destrucción por los romanos, en el año 70 de nuestra era.” C.S., 464-465.
1- El Atrio
“El santo tabernáculo estaba colocado en un espacio abierto llamado atrio, rodeado por
cortinas de lino fino que colgaban de columnas de metal.” P.P., 359.
El atrio tenía una longitud de cien codos (45 m), una anchura de cincuenta codos (22.5
m), y una altura de cinco codos (2.25 m). Una cortina de lino torcido le servía de paredes, la
cual estaba fijada con estacas de bronce. Sus columnas y basas fueron hechas de bronce, y
los capiteles de plata. Había un total de sesenta columnas: al norte y al sur 20; al oeste y al
este 10 (cf. Exo.27:9-19).
“La entrada a este recinto se hallaba en el extremo oriental. Estaba cerrada con cortinas
de riquísima tela hermosamente trabajadas aunque inferiores a las del santuario. Como
estas cortinas del atrio eran sólo de la mitad de la altura de las paredes del tabernáculo, el
edificio podía verse perfectamente desde afuera.” P.P., 359.
2- El Lugar Santo
3- El Lugar Santísimo
Había una segunda cortina que separaba ese departamento del lugar santo. Esa cortina y
sus columnas eran hechas de la misma forma que las de la puerta del tabernáculo de
reunión. Solamente sus basas, en vez de ser de bronce, eran de plata; y eran cuatro en vez
de cinco (cf. Exo26:31-33).
“El edificio se dividía en dos secciones mediante una bella y rica cortina, o velo,
suspendida de columnas doradas; y una cortina semejante a la anterior cerraba la entrada
de la primera sección. Tanto estos velos como la cubierta interior que formaba el techo, eran
de los más magníficos colores, azul, púrpura y escarlata, bellamente combinados, y tenían,
recamados con hilos de oro y plata, querubines que representaban la hueste de los ángeles
asociados con la obra del santuario celestial, y que son espíritus ministradores del pueblo de
Dios en la tierra.” P.P., 358-359.
“¿Qué impresión había de causar esto sobre el pueblo? Esto les mostraría que toda
partícula de polvo debe ser puesta aparte antes que pudieran ir ante la presencia de Dios;
porque él era tan sublime y santo que a no ser que ellos cumpliesen con estas
condiciones, les seguiría la muerte.” 2 Testimonies, 614.
“La mesa del pan de la proposición estaba hacia el norte. Así como su cornisa
decorada, estaba revestida de oro puro, Sobre esta mesa los sacerdotes debían poner cada
sábado doce panes, arreglados en dos pilas y rociados con incienso. Por ser santos, los
panes que se quitaban, debían ser comidos por los sacerdotes.” P.P., 359.
“El maná, así como el pan de la proposición, simbolizaba a Cristo, el pan viviente,
quien está siempre en la presencia de Dios para interceder por nosotros. El mismo dijo:
«Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo.» (Juan 6: 48-51.) Sobre el pan se ponía
incienso. Cuando se cambiaba cada sábado, para reemplazarlo por pan fresco, el
incienso se quemaba sobre el altar como recordatorio delante de Dios.” P.P., 367.
b) El Candelero O La Lámpara:
i. Su descripción: Era hecho de oro puro, y tenía 7 brazos, contando el del medio.
tenía hecho copas en forma de flor de almendro, diseño de manzanas y flores.
Tenía 7 lamparillas con sus despabiladeras y sus platillos (Exo.25:31-39; 37:17-24).
ii. Su combustible: Su combustible consistía en aceite puro de olivas machacadas
(Exo.27:20).
iii. Su posición: Estaba puesto en el tabernáculo de reunión, enfrente de la mesa, al
lado sur (Exo.40:24).
iv. Su utilidad: Servía para alumbrar el santuario (Exo.27:21).
c) La Santa “SHEKINAH”:
“Encima del propiciatorio estaba la «shekinah», o manifestación de la divina
presencia; y desde en medio de los querubines Dios daba a conocer su voluntad. Los
mensajes divinos eran comunicados a veces al sumo sacerdote mediante una voz que
salía de la nube. Otras veces caía una luz sobre el ángel de la derecha, para indicar
aprobación o aceptación, o una sombra o nube descansaba sobre el ángel de la izquierda,
para revelar desaprobación o rechazo.” P.P., 360-361 (cf. Exo.25:22; Núm.7:89).
Cuando comparamos el santuario con el plan de salvación, nos damos cuenta que las tres
divisiones del santuario nos hablan de la obra de Cristo en tres fases para nuestra salvación, y
de nuestra experiencia cristiana en tres etapas: Justificación, Santificación, y Redención
(1Cor.1:30).
1- El Lavacro
a) Un Símbolo Del Bautismo:
Antes de empezar con su servicio, los sacerdotes se lavaban las manos y los pies en la
fuente de bronce. Así también Jesús, antes de empezar con su ministerio terrenal, fue
bautizado en el Jordán. Así que, en el caso de Jesús, el lavacro representa el bautismo.
Siendo una representación del bautismo, el lavacro representa también la muerte de
Cristo y su resurrección, ya que en el bautismo somos sepultados con Cristo para muerte
y resucitamos a una nueva vida en Cristo Jesús (cf. Rom.6:3-4).
Para nosotros también, el lavacro es un símbolo de nuestro bautismo, símbolo del
nuevo nacimiento como primer paso para empezar la carrera cristiana; ya que “el que no
nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn.3:5).
b) Un Símbolo De La Purificación:
El lavacro representa también los medios de la purificación: la Palabra de Dios
(Efe.5:25-27; 1Ped.1:22) y la sangre de Jesucristo (1Jn.1:7). Simboliza nuestra regeneración
(Tit.3:5).
2- El Altar De Holocausto
a) Un Símbolo Del Juicio De Dios:
El altar de holocausto fue hecho de madera de acacia cubierta con bronce. La madera
es una figura bíblica del hombre (Jer.5:14). La madera de Acacia es fuerte, de buena
calidad, figura de lo mejor de la humanidad de Jesús. El bronce en la Biblia es figura del
Juicio de Dios (Lev.26:18-19; Deut.28:22-23; Núm.16:29-40 y Jud.11). Dado que la madera
era cubierta de bronce, el Altar del Holocausto nos recuerda al hombre bajo el juicio de
Dios por habérsele rebelado. Dado que se trata de madera de Acacia, entonces representa
a Cristo sufriendo el juicio de Dios (Núm.21:9).
Estas son las buenas noticias del Altar del Holocausto: sin importar que seamos judíos
o gentiles, todos estamos bajo juicio de Dios por nuestra mala forma de pensar, hablar y
hacer. Sin embargo, el Señor Jesús, "El no hizo pecado, ni se halló pecado en su boca"
(1Ped.2:22) llegó a ser la ofrenda sacrificado por nosotros. Al creer en su muerte,
"llevando nuestros pecados en su cuerpo a la cruz" (1Ped.2:24), llegamos a ser aceptados
por Dios, restituidos al Pastor y su rebaño (1Ped.2:25). Luego podemos entrar a sus atrios
con alabanza y acción de gracias (Sal.100:3-4).
Un cordero era ofrecido en el Altar del Holocausto cada mañana y cada atardecer
(Exo.29:38-42). Aprendamos a venir a este altar cada día a confesar nuestros pecados a
Dios y recuerde (mediante acción de gracias y alabanza, Heb.13:15) que el Señor Jesús
murió en tu lugar para perdonarte y limpiarte de todo pecado mediante su sangre
(1Jn.1:7-9; Heb.8:12; 9:14), para que vivas no para ti sino para Él (2Cor.5:15).
“En virtud de las instrucciones divinas, se apartó a la tribu de Leví para el servicio del
santuario. En tiempos anteriores, cada hombre era sacerdote de su propia casa. En los días de
Abrahán, por derecho de nacimiento, el sacerdocio recaía en el hijo mayor. Ahora, en vez del
primogénito de todo Israel, el Señor aceptó a la tribu de Leví para la obra del santuario.
Mediante este señalado honor, Dios manifestó su aprobación por la fidelidad de los levitas,
tanto por haberse adherido a su servicio como por haber ejecutado sus juicios cuando Israel
apostató al rendir culto al becerro de oro.” P.P., pág. 362.
Todos los descendientes de Leví eran levitas. Así que Moisés y Aarón eran también levitas,
siendo bisnietos de Leví (cf. Exo.6:16-20).
Había dos órdenes de sacerdotes, los de Melquisedec y los Levitas. La orden de Melquisedec
precedía la orden Levítica. En los días de Abraham, el sacerdote Melquisedec era rey de Salem y
también era sacerdote del Dios Altísimo (cf. Gén.14:17-20). Aunque no exista mucho a respecto
de la orden de Melquisedec en la Biblia, era superior a la orden Levítica, ya que Cristo fue hecho
sacerdote de la orden de Melquisedec (cf. Heb.6:20).
La orden Levítica viene del tiempo en que Israel salió de Egipto y llega hasta la cruz; desde
entonces tenemos el sacerdocio de Cristo, del cual todos los sacerdotes terrestres eran un tipo.
Como Cristo es un sacerdote de la orden de Melquisedec, estamos viviendo bajo el sacerdocio
de la orden de Melquisedec. Existen muchas particularidades en relación a la orden Levítica; y
como todos los sacerdotes Levitas servían "como ejemplo y sombra de las cosas celestiales",
cuando estudiamos el sacerdocio Levítico, estamos realmente estudiando la obra sacerdotal de
nuestro Señor y Salvador Jesús Cristo.
A- LOS SACERDOTES
Aunque los descendientes de Leví participaban activamente en el servicio del Santuario, “el
sacerdocio… se restringió a la familia de Aarón” (P.P., pág. 362). Solamente los descendientes
de Aarón podían servir como sacerdotes. En el tipo el sacerdote que no podía probar su
genealogía directa de Aarón, el primer sumo sacerdote, era eliminado del sacerdocio; así en el
antítipo, el cristiano que no puede probar su conexión directa con Cristo, el Sumo Sacerdote
celestial, nunca será uno de los "sacerdotes reales" (1Ped.2:9; Apo.20:15).
1- Su Elección
Fue por orden divina que se escogió a la familia de Aarón para el sacerdocio: “Harás
llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel,
para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón.”
“Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. ” “Y
2- Su Jerarquía
Entre los descendientes de Aarón, se elegía siempre a uno como sumo sacerdote; los
otros oficiaban como sacerdotes.
a) El Sumo Sacerdote:
Aarón fue el primer sumo sacerdote de Israel. Después de Moisés, él tenía la posición
más elevada en la nación.
La persona elegida para este oficio permanecía como sumo sacerdote hasta su muerte
(cf. Heb.7:23). En los primeros tiempos, cuando moría el sumo sacerdote, era Dios mismo
quien elegía al que debía suceder como sumo sacerdote; mayormente se elegía al hijo
mayor del sumo sacerdote difunto (cf. Núm.20:23-26; Deu.10:6). Nadie debía ser elegido
por otro medio para este cargo (cf. Heb.5:1, 4-6).
El sacerdocio permaneció firme en la familia de Aarón hasta el pecado de Elí y sus
hijos, cuando hubo entonces que transferirlo, y por algún tiempo Samuel, y Efratitis,
desempeñaron el papel de sacerdotes en Israel. Abiatar fue expulsado del oficio de
sacerdote en cumplimiento a la profecía dada a Elí (cf. 1Rey.2:26-27). Pero Sadoc, que
desempeñaba el papel de sumo sacerdote en los tiempos de David y Salomón, pensaban
muchos, que era nieto de Elí. A medida que los Israelitas se alejaban de Dios, el
sacerdocio se corrompió, hasta que en los tiempos de Cristo era adquirido mediante la
compra a través de dinero.
En los servicios que se hacía a favor de toda la congregación, tal como la expiación
por el pecado de toda la congregación y la expiación en el día de expiación, era el sumo
sacerdote, llamado también el “sacerdote ungido”, quien oficiaba el servicio (cf. Lev.4:13-
21; 16:1-34).
Mientras el sumo sacerdote podía efectuar cualquier trabajo en el primer
compartimiento, lo que los otros sacerdotes también podían hacer, existía un servicio
diario en el primer compartimiento del santuario, que no podía ser realizado por
ninguna persona a no ser el sumo sacerdote. Solamente él podía quemar incienso delante
del altar de oro delante del Señor, y cortar y prender las lámparas del candelabro de oro.
Cada mañana y cada tarde, dos veces al d ía durante todo el año, el sumo sacerdote oficiaba
en el primer compartimiento del santuario (cf. Exo.30:7-8).
3- Su Oficio
A “Aarón y sus hijos fueron los únicos a quienes se les permitía ministrar ante el Señor”
(P.P., pág. 362). “Ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del
perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían las
expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había mandado”
(1Crón.6:49).
Cuando había de mudarse el campamento, eran los sacerdotes que quitaban los velos,
que cubrían los muebles y utensilios del Santuario (cf. Núm.4:5-14, 16).
Dios designó que el sumo sacerdote debería representar de una forma más cercana a
Cristo, que cualquier otro sacerdote. La obra de cada sacerdote era un tipo de la de Cristo,
pero el sacerdote común desempeñaba una obra solamente en el atrio y en el primer
compartimiento del santuario, mientras que el sumo sacerdote oficiaba no solo en el atrio y
en el primer compartimiento, como lo hacía el sacerdote común, sino que entraba solo en el
santo de los santos o santísimo.
Nota: Hay que revelar aquí que ninguno de los descendientes de Aarón que tuviese un
defecto corporal podía oficiar como sacerdote (cf. Lev.21:17-23); pues un sacerdote era un
tipo de Jesús, el “Cordero sin mancha y sin contaminación” (1Ped.1:19).
Corporalmente Jesús era indefectuoso. La pluma inspirada dice: “Las ofrendas
presentadas al Señor debían ser sin mácula. Estas ofrendas representaban a Cristo, y por ello
es evidente que Jesús mismo estaba exento de toda deformidad física. Era el ‘cordero sin
mancha y sin contaminación.’ Su organismo físico no era afeado por defecto alguno; su
cuerpo era sano y fuerte. Y durante toda su vida vivió en conformidad con las leyes de la
naturaleza. Tanto física como espiritualmente, era un ejemplo de lo que Dios quería que
fuese toda la humanidad mediante la obediencia a sus leyes.” D.T.G., pág. 34.
B- LOS LEVITAS
Una tribu completa de Israel fue dejada aparte para el servicio del santuario. A medida que
recordamos las últimas palabras dichas a Leví por su padre Jacob cuando él estaba en su lecho
de muerte, podremos asombrarnos de que sus descendientes fuesen escogidos para ese oficio
tan sagrado. Cuando Jacob recordó los pecados de Leví, él pronunció casi una maldición en vez
de una bendición sobre su hijo, y terminó con estas palabras: “Los dividiré en Jacob, y los
repartiré en Israel” (Gén.49:5-7).
1- Su Elección
“En virtud de las instrucciones divinas, se apartó a la tribu de Leví para el servicio del
santuario [cf. Núm.3:11-13]. En tiempos anteriores, cada hombre era sacerdote de su propia
casa. En los días de Abrahán, por derecho de nacimiento, el sacerdocio recaía en el hijo
mayor. Ahora, en vez del primogénito de todo Israel, el Señor aceptó a la tribu de Leví para
la obra del santuario. Mediante este señalado honor, Dios manifestó su aprobación por la
fidelidad de los levitas, tanto por haberse adherido a su servicio como por haber ejecutado
sus juicios cuando Israel apostató al rendir culto al becerro de oro [cf. Exo.32:25-29].” P.P.,
pág. 362.
2- Su Organización
“Los levitas estaban repartidos en tres divisiones, descendientes de los tres hijos de Leví
[cf. Núm.3:17; 26:57]” P.P., pág. 392.
a) Los Gersonitas
b) Los Coatitas
c) Los Meraritas
3- Su Oficio
“Aarón y sus hijos fueron los únicos a quienes se les permitía ministrar ante el Señor; al
resto de la tribu se le encargó el cuidado del tabernáculo y su mobiliario; además debían
ayudar a los sacerdotes en su ministerio, pero no podían ofrecer sacrificios, ni quemar
incienso, ni mirar los santos objetos hasta que estuviesen cubiertos.” P.P., pág. 362.
“A los levitas se les confiaba el cuidado del tabernáculo y todo lo que se relacionaba con
él, tanto en el campamento como cuando se viajaba. Cuando se levantaba el campamento
para reanudar la marcha, eran ellos quienes desarmaban la sagrada tienda; y cuando se
llegaba adonde se había de hacer alto, ellos debían levantarla. A ninguna persona de otra
tribu se le permitía acercarse so pena de muerte. Los levitas estaban repartidos en tres
divisiones, descendientes de los tres hijos de Leví, y cada una tenía asignadas su obra y
posición especiales.” P.P., pág. 392.
a) Los Coatitas:
“Al sur estaban los coatitas, que tenían la obligación de cuidar del arca y del resto del
mobiliario [cf. Núm.3:29-31; 4:15-20]” P.P., pág. 392.
b) Los Gersonitas:
c) Los Meraritas:
“Al norte, estaban los meraritas, quienes tenían a su cargo las columnas, los zócalos,
las tablas, etc. [cf. Núm.3:33-37; 4:31-33]” P.P., pág. 392.
C- EL VESTUARIO SACERDOTAL
“De entre los israelitas, allega a ti a tu hermano Aarón y a sus hijos, para que sean mis
sacerdotes: Aarón, Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. Y harás vestidos sagrados
para tu hermano Aarón, para honra y hermosura.” (Exo.28:1-2) “Todo lo relacionado con la
indumentaria y la conducta de los sacerdotes había de ser tal, que inspirara en el espectador el
sentimiento de la santidad de Dios, de lo sagrado de su culto y de la pureza que se exigía a los
que se allegaban a su presencia.” P.P., 364.
b) El Efod (Exo.28:5-14):
“Sobre [la túnica azul] llevaba el efod, vestidura más corta, de oro, azul, púrpura,
escarlata y blanco, rodeada por una faja de los mismos colores, hermosamente elaborada.
El efod no tenía mangas, y en sus hombreras bordadas con oro, tenía engarzadas dos
piedras de ónix, que llevaban los nombres de las doce tribus de Israel.” P.P., pág. 363.
Había seis nombres de tribus en cada hombrera y piedra, tipificando así al
Todopoderoso que lleva las perplejidades y cargas de Su pueblo en Sus hombros (cf.
Isa.9:6).
e) La Mitra (Exo.28:36-38):
“La mitra del sumo sacerdote consistía en un turbante de lino blanco, que tenía una
plaquita de oro sostenida por una cinta azul, con la inscripción: "Santidad a Jehová."”
P.P., pág. 364.
El santuario siempre tenía sangre corriendo, todo el tiempo. Todo el tiempo se veía la
muerte. Cada vez que uno se acercaba al santuario, había un animalito siendo muerto. Alguien
puede decir, ¿por qué tanto sufrimiento de animales inocentes?
El Señor quería enseñar una lección importante a su pueblo. Él quería mostrar lo terrible y
horrendo que es el pecado. Él quería grabar en la mente de todo adorador la tremenda realidad
que el pecado lleva a muerte. El apóstol Pablo dice que “la paga del pecado es muerte”
(Rom.6:23). Y todos esos animales, tanto dolor y sufrimiento de víctimas inocentes, nos
recuerdan el sufrimiento de la víctima de Dios, el Cordero que Dios que quita el pecado del
mundo, el Cordero sin mancha ni contaminación, sin defecto, que fue entregado para pagar por
los pecados de los seres humanos.
Así como había siete fiestas anuales, había siete sábados ceremoniales. También había siete
tipos de sacrificios.
Debemos hacer la diferencia entre dos tipos de ofrendas. Los sacrificios eran ofrendas en las
cuales estaba la vida de la víctima de por medio. Las ofrendas eran de comidas y bebidas. Pero
no había en esas ofrendas derramamiento de sangre.
Nota: ¿Por qué el sacerdote quemaba toda la grasa de los animales ofrecidos en sacrificio
de expiación? ¿Qué significa la grasa? En el Sal.37:20 leemos: “Mas los impíos perecerán, y
los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como
el humo.” La grasa es pues un símbolo del pecado y de los pecadores. Quemar la grasa es
tipificar lo que va a acontecer a los pecadores que se apegan a sus pecados. Y todo aquel
que siga siendo pecador y no retire el pecado de su vida, será quemado como la grasa.
Era pensando en ese acto que el salmista escribió en el Salmo 73: “Tuve envidia de los
arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos. A ellos no les preocupa la muerte, pues su
vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los
demás hombres… Cuando traté de entender esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entré
al Santuario de Dios. Entonces entendí el destino final de ellos.” Sal.73:3-5, 16-17.
¿Por qué fue cuando entró en el santuario que comprendió cual será el fin de los impíos?
Cuando él entró en el santuario vio que la grasa era quemada totalmente sobre el altar. Y la
grasa representa a los impíos, a los pecadores; representa al pecado. Y él dijo, ahora
entendí. Yo les tenía envidia, porque hacían lo que querían, pero el asunto es que el fin de
ellos es ser quemados, totalmente destruidos, y no quedará rastro alguno de ellos.
Podemos imaginar a David, mirando allí en la puerta del altar, al pecador confesando su
pecado, luego matando el animal, y entonces separando toda la grasa, y entregándosela al
sacerdote. Y el sacerdote, subía por las escaleras del altar, y la ponía allí sobre el holocausto,
para ser quemada. Y al final, no quedaba nada sino cenizas. Nada más. En esas cenizas él
vio el fin de todos los que se separan de Dios, de todos los que se apartan del camino del
Señor. Porque, “viene el día ardiente como un horno. Y todos los soberbios, todos los
malhechores serán estopa. Y ese día que está por llegar los abrasará, y no quedará de
ellos ni raíz ni rama —dice el Eterno Todopoderoso. Pero para vosotros que respetáis mi
Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá sanidad. Y saldréis y saltaréis como
becerros de la manada. Hollaréis a los malos, que serán ceniza bajo la planta de vuestros
pies, en el día que yo haga esto —dice el Eterno Todopoderoso.” Mal.4:1-3.
Esto nos debe enseñar a nosotros, una gran lección. Para que la ofrenda sea acepta
delante de Dios, para que podamos ser perdonados, no es solamente confesar el pecado y
pasarlo al animalito y luego degollarlo. Hay que separar el pecado. No alcanza con solo
confesarlo. Hay que abandonarlo. El pecado tiene que ser separado de nuestra vida. Tiene
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que ser sacado. Y tiene que ser dado ¿a quién? ¿A quién se le da la grasa? Al sacerdote.
¿Que representa a quién? A Cristo. Él es el único que puede tomar el pecado. Él es el único
que sabe qué hacer con el pecado. Y Él lo quemará hasta que no quede nada.
“El profeta Isaías había declarado que el Señor limpiaría a su pueblo de sus iniquidades
‘con espíritu de juicio y con espíritu de ardimiento.’ La palabra del Señor a Israel era:
‘Volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias.’ Para el pecado,
dondequiera que se encuentre, ‘nuestro Dios es fuego consumidor.’ En todos los que se
sometan a su poder, el Espíritu de Dios consumirá el pecado. Pero si los hombres se aferran
al pecado, llegan a identificarse con él. Entonces la gloria de Dios, que destruye el pecado,
debe destruirlos a ellos también. Jacob, después de su noche de lucha con el ángel, exclamó:
‘Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.’ Jacob había sido culpable de un gran pecado
en su conducta hacia Esaú; pero se había arrepentido. Su transgresión había sido
perdonada, y purificado su pecado; por lo tanto, podía soportar la revelación de la
presencia de Dios. Pero siempre que los hombres se presentaron a Dios mientras
albergaban voluntariamente el mal, fueron destruidos. En el segundo advenimiento de
Cristo, los impíos serán consumidos ‘con el espíritu de su boca,’ y destruidos ‘con el
resplandor de su venida.’ La luz de la gloria de Dios, que imparte vida a los justos, matará a
los impíos.” D.T.G., 82-83.
El hecho de quemar la grasa era "un aroma agradable para el Señor" (Lev.4:31). Existen
pocos olores más desagradables que aquel de quemar grasa, pero eso es agradable al Señor,
porque tipificaba que el pecado estaba siendo consumido y el pecador estaba siendo salvo.
A Dios no le produce ningún placer la muerte del malvado (cf. Eze.33:11); pero El se deleita
en la destrucción del pecado cuando este ha sido separado del pecador. Cuando los
redimidos del Señor, desde dentro de las murallas de la Nueva Jerusalén, vean el fuego del
último Día consumiendo todos los pecados que ellos han cometido, les será un sabor muy
agradable (cf. Apo.20:8-9).
Otro punto importante. ¿Por qué tenía que ser derramada en la tierra, al pie del altar, la
sangre de los sacrificios de expiación? Esto tiene también una gran lección para nosotros.
El primer pecado que se cometió en esta tierra, afectó también la tierra. “Maldita será la
tierra por tu causa” le dijo Dios a Adán (Gén.3:17). Cuando el primer asesinato se cometió
en esta tierra, dijo Dios a Caín: “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la
tierra. Ahora, pues, maldito seas. Serás echado de la tierra que abrió su boca para recibir la
sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te dará más su fruto. Errante y extranjero
serás en la tierra.” Gén.4:10-14.
Eso muestra que el pecado no solamente contamina al hombre, sino contamina también
la tierra. “No contaminaréis la tierra, porque esta sangre profanará la tierra, y la tierra no
será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino con la sangre del que la derramó.
No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en la cual yo habito, porque yo, el Eterno,
habito en medio de los israelitas.” Núm.35:33-34. “La tierra se contaminó bajo sus
habitantes, porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto eterno.
En Resumen: “La parte más importante del servicio diario era la que se realizaba en
favor de los individuos. El pecador arrepentido traía, su ofrenda a la puerta del tabernáculo,
y colocando la mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba sus pecados; así, en un sentido
figurado, los trasladaba de su propia persona a la víctima inocente. Con su propia mano
mataba entonces el animal” “"Sin derramamiento de sangre," dice el apóstol, no hay
remisión de pecados. "La vida de la carne en la sangre está." (Lev.17:11.) La ley de Dios
quebrantada exigía la vida del transgresor. La sangre, que representaba la vida
Todas las ofrendas quemadas eran un tipo de la total consagración que debe llegar a toda
vida que Dios puede usar para Su gloria. Pablo urgió el cumplimiento del antítipo con las
siguientes palabras: “Os ruego pues, hermanos, por las misericordias de Dios que presentéis
vuestros cuerpos por sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional”
(Rom.12:1). La ofrenda del más caro animal era una abominación para el Señor, a menos que
fuese acompañada por la entrega del corazón y de la vida de aquel que la ofrecía (cf. Isa.1:10-15;
Amós 5:21-24).
Este principio fue lindamente ilustrado por el Salvador cuando dijo que las ofrendas de los
ricos no tenían ningún valor si eran hechas apenas para mostrarse delante de los otros, y
cuando dejó claro que la evaluación hecha en el cielo para las dos monedas de la pobre viuda,
que las dio de todo corazón, eran de mucho mas valor que todas las riquezas dadas para
aparentar (cf. Mar.12:41-44).
El tipo no ha perdido nada de su significado, y contiene lecciones para nosotros; ya que “el
amarle [a Dios] con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios”
Mar.12:33.
Un corazón lleno de amor a Dios y a nuestro prójimo es una ofrenda siempre aceptable a
Dios. Para mantener nuestro corazón en estas condiciones, el debe ser llenado con la Palabra
viva de Dios (cf. Sal.119:11). El individuo que va a sacrificar sus deseos y placeres egoístas
tomará suficiente tiempo en la mañana y en la tarde para estudiar la Palabra de Dios, y entonces
experimentará aquel amor en el corazón que siempre ha sido y siempre será mas aceptable a
Dios que "todos los holocaustos y sacrificios".
C- OFRENDAS DE LIBACIONES
En el santuario había un servicio diario hecho por los sacerdotes. Mañana y tarde se ofrecía
holocausto sobre el altar. Pero aparte de eso, existía el servicio individual para el pecador que
venía al santuario. Y ese era durante todo el día, desde la hora del sacrificio matutino hasta la
hora del sacrificio vespertino. En medio de los dos sacrificios estaba el servicio en favor del
pecador que venía. Que venía con su ofrenda y su sacrificio por haber pecado, y entonces el
sacerdote atendía, o los sacerdotes, porque eran muchos los que ministraban, porque eran
muchos los que venían al tabernáculo y así ofrecían los sacrificios.
Y luego, aparte del servicio diario de los sacerdotes, que se ofrecía por la mañana y por la
tarde en el altar, de prender las lámparas, de aderezar, de poner el aceite, todo lo que se hacía
en el santuario cada día, entonces estaba lo que se hacía los días especiales de fiesta. Las siete
fiestas anuales. Y luego, estaba lo que hacía el Sumo Sacerdote en el gran día de expiación una
vez al año. El día décimo del séptimo mes. Y que todo eso, es muy importante de comprenderlo,
y las siete fiestas anuales es una profecía del plan de salvación. Y se cumplió al pie de la letra
hasta en las fechas exactas que señalaba la profecía.
Cada mañana y cada tarde un cordero era ofrecido en el santuario como una ofrenda
quemada (cf. Exo.29:38-42). Cada Sábado eran ofrecidos cuatro corderos, dos en la mañana y
dos en la tarde (cf. Núm.28:9-10). Estos sacrificios tipificaban una reconsagración de toda la
congregación, cada mañana y cada tarde, al servicio del Señor.
Capítulo VI
Había siete fiestas. Las primeras cuatro tenían que ver con la primera venida de Cristo a
esta tierra, su muerte, su resurrección y su ascensión al cielo. Las tres últimas fiestas tenían que
ver con su segunda venida. El Día de la Expiación, el Juicio y la venida de Cristo en gloria.