Estudio de La Fe
Estudio de La Fe
Estudio de La Fe
ESTUDIO DE LA FE
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Lectura: Hebreos 11:1
INTRODUCCIÓN-OBSERVACIÓN
Solamente por la fe es que se pueden alcanzar las metas que se nos han encomendado
como cristianos. En Hebreos 12:1 se nos hace un llamado a emprender una carrera para
alcanzar una meta u objetivo que otros ya alcanzaron por la fe.
Entre las armas que Dios le entregó a la Iglesia, la fe es la de mayor vitalidad, ya que
de ella dependen todas las demás; y esto lo podemos entender tomando en cuenta el
término “Sobre todo” que aparece en Efesios 6:16, donde se indica gramaticalmente que
las otras armas dependen de la fe. Según 1ª Juan 5:4, la fe es la fuerza que nos mantiene
ante los ataques y las asechanzas del diablo y ante el mundo.
Una de las cosas que debemos preguntarnos es ¿cómo un creyente puede vivir en fe, si
no tiene un conocimiento preciso y conciso del sistema de la fe?
Hay un principio que está establecido en la Palabra que dice que “no podemos aplicar 2
lo que no conocemos, y no podemos conocer lo que no tenemos”.
Pablo dijo: “En parte conocemos, en parte profetizamos” (1ª Corintios 13:9). La
pregunta es ¿por qué profetizamos en parte? Su respuesta es: porque en parte conocemos.
Jesús dijo: “Lo que sabemos hablamos y lo que vemos testificamos” (Juan 3:11). La
pregunta es ¿por qué hablamos y testificamos de lo que sabemos y vemos? Su respuesta es:
porque no podemos hablar y testificar de lo que no sabemos y de lo que no hemos visto.
Oseas 4:6 dice que un pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.
Isaías 5:13 dice que un pueblo fue llevado cautivo porque no tuvo conocimiento.
Según los pasajes antes mencionados, la ignorancia trae como resultado cautiverio y
destrucción. La verdad trae todo lo contrario.
Nota: Donde no hay libertad, no está la verdad; donde no está la verdad, no hay
conocimiento; donde no hay conocimiento, no hay visión; donde no hay visión, no hay
iluminación; donde no hay iluminación, no hay revelación; y donde no hay revelación, no
está la Palabra.
Como verdad circunstancial no debemos olvidar que la carta a los hebreos fue escrita a
un grupo de judíos que abandonaron el judaísmo por causa del cristianismo, y que estaban
sufriendo persecución por ser considerados herejes y blasfemos. Se corría el riesgo de que
los judíos convertidos al cristianismo vieran dicha persecución como procedencia de Dios
en castigo por el abandono de sus creencias y prácticas judías. Quien le escribe la carta, les
insta a no abandonar la carrera que comenzaron, poniendo su mirada en aquel que fue
vituperado, flagelado, condenado, y asesinado por su propio pueblo (los judíos), por causa
de sus creencias que estaban en contraste con las tradiciones judías.
Cabe destacar que aunque esto fue escrito bajo una circunstancia específica, se debe
tomar y aceptar como una verdad trascendental, en forma imperativa, como mandamiento a
todo creyente cuya fe y fidelidad a Dios sea puesta a prueba por circunstancias adversas.
En este pasaje, el escritor de los Hebreos nos insta a todo los cristianos a correr una
carrera que se denomina: “La carrera de la fe”. Según la ilación del pensamiento -tomando
como base el capítulo once-, el que escribe nos visualiza en un gran estadio donde tenemos
como espectadores a personajes que corrieron dicha carrera de la fe y que nos dan ánimo y
testimonio, según su propia experiencia, de que sí se puede correr en fe, porque Dios es fiel
a sus promesas.
Hay quienes enseñan que esta “gran nube de testigos”, que nombra el capítulo doce, son:
el mundo que nos rodea, y otros alegan que son los ángeles, negando que son los personajes
nombrados en el capítulo once, alegando que los muertos no pueden ser testigos. Esta
posición es totalmente desvirtuada, herrada, fuera del contexto Bíblico por razones que voy
a presentar a continuación: 4
No debemos olvidar que quien escribe está presentando a los testigos bajo una figura
retórica denominada “apóstrofe”, que es cuando se le dan cualidades humanas a personas
que no están presentes o que incluso ya han fallecido.
“La gran nube de testigo” que presenta el escritor de los hebreos en el capítulo doce,
no son meros observadores en la tribuna, curiosos por ver cómo nos desempeñamos; sino
que son todos los “héroes de la fe” nombrados en el capítulo once, que están como
espectadores animándonos a que corramos sin detenernos, ya que ellos corrieron la carrera
y lograron sus objetivos por fe.
Esos testigos son héroes de la fe que nos instan a correr y no desmayar en medio de las
situaciones adversas, porque la meta, que es Cristo, no nos defraudará ni nos fallará,
cumpliendo a cabalidad sus bendiciones y promesas, la cuales están registradas en su
Palabra y miramos con el cristal de la fe.
Debemos tener en claro que correr “la carrera de la fe” no es una opción, sino que es
nuestra única opción. Vivir en fe es absoluto para poder ver la gloria de Dios manifestada
en nuestras vidas. Jesús le dijo a Marta: “Si crees, verás mi gloria” (Juan 11:40), y en la
carta a los Hebreos se describe este principio.
“
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (en fe)”. (Hebreo 11:6)
Vivir una vida sin fe, en temores, dudas y ansiedades, es como vivir en las pasiones de
la carne. Pablo dice que los que viven conforme a la carne no pueden agradar a Dios
(Romanos 8:8), y el escritor de los Hebreos dice que sin fe es imposible agradar a Dios
(Hebreos 11:6); tanto el carnal como el incrédulo tienen un denominador común: que
ninguno de los dos pueden agradar a Dios. Es tan letal y nocivo para la vida espiritual vivir 5
en las pasiones pecaminosas, como el vivir sin fe y dejarse arrastrar por los temores, dudas,
y ansiedades.
Estar en el desagrado de Dios es caminar en desgracia, es estar fuera del favor de Dios,
es vivir de migajas, es caminar en las misericordias de Dios. Nosotros como hijos de Dios
fuimos llamados a caminar y a gozar de la abundancia de Dios, y eso sólo es posible
obtenerlo por fe.
La carta a los Hebreos dice que Dios hizo el Universo por la Palabra, y que sustenta el
Universo por la Palabra. En ambos casos el término griego que se utilizó fue “Rhema”,
que indica una palabra dictaminada en fe.
Igualmente dice: “Dios sustenta toda las cosas con la palabra (Rhema) de su poder”
(Hebreos 1:3).
El verbo “sustentar” que aparece en el pasaje, viene del griego “Fheron”, que indica:
el acto de sostener como con el puño todas las cosas creadas, de forma que si la suelta todo
se volvería a la nada, todo sería un caos. La idea es dar a entender que aquel por medio del
cual fueron creadas todas las cosas, es también el mismo por quien son conservadas, esto
es: por una palabra creativa y sustentadora llena de fe; es decir, “sustentar” no sólo tiene
que ver con la creación, sino con el mantenimiento de lo creado, y todo se da por fe.
Por todo lo que hemos analizado desde el punto de vista etimológico, haciendo
referencia al término “Rhema” y “Fheron”, Dios por naturaleza es fe.
Por otra parte, Jesús hace referencia a la fe de Dios. Según las versiones modernas de la
Biblia, en Marcos 11:22, Jesús dijo: “Tened fe en Dios”; pero en el texto original no lo 6
expresa de esta forma, sino que dice: “Tened la clase de fe que tiene Dios”.
El Apóstol Pablo, en la carta a los Romanos, alega que “Dios llama a las cosas que no
son, como si fuesen” (Romanos 4:17).
Si tomamos en cuenta las características y los valores de estos textos, tendremos como
indicativo, sin duda alguna, que Dios por naturaleza es fe y opera en fe.
Por otra parte, hay que entender que todas las demandas de Dios son hechos cumplidos
en Él: debemos ser santos, porque Él es santo; de la misma manera debemos vivir en fe,
porque Dios es fe.
No hay cosa que desagrade más a Dios que el hecho de que vivas dudando de Él. No
creerle a Dios es alegar que Él es un mentiroso, y el Apóstol Juan dice que “de Dios no
procede la mentira”.
En el griego existen tres términos para hacer referencia a la “Palabra” que son: Logos-
Logion-Rhema.
Éste es el término que Pablo utilizó para hacer referencia a “La Espada del Espíritu”.
Aquí la referencia no es a la Biblia entera como tal, sino a una porción de la Palabra, que se
me ha revelado en el espíritu e iluminado en el alma, y en un momento determinado -para
librar una situación o un conflicto- la confieso en fe (Efesios 6:17).
Observe que el pasaje dice: “La Espada del Espíritu”, indicando que nosotros sólo la
confesamos en fe, pero quien la ejecuta es el Espíritu Santo, produciendo Él los resultados.
Por esta razón afirmamos que la fe en la Palabra es el complemento del Espíritu. Sólo la fe
en la Palabra es lo que mueve al Espíritu. A Dios no lo mueven lágrimas de resignación e
impotencia, a Dios lo mueve la fe en su Palabra.
La fe en una palabra que Dios dijo es tan determinante como complemento para la
manifestación del Espíritu, que ni la condición de pecado en la que un individuo esté,
detiene la manifestación de la unción cuando alguien deposita la fe en la palabra que dijo,
Dios siempre honrará la fe de los oyentes en una palabra que alguien dijo
independientemente sea su condición de vida. Por esta causa ahora usted va a entender, por
qué Dios usó grandemente a hombres en el ejercicio del Ministerio en la condición de
pecado en la que estaban, hasta que el pecado fue expuesto la luz.
Hay un punto que debemos dejar muy detallado para evitar el “Fideísmo”, (rama de la
Epistemología), el cual declara y afirma que: La Verdad tiene su fundamento en la fe, no la
fe en la Verdad.
Bajo esta creencia surgió el “Fideista”, que es la persona que deposita su fe en la fe.
Su creencia no está depositada ni en la Verdad ni en la razón; sino en la fe. Esto es todo lo
contrario a lo que enseñan las Escrituras.
Es bueno haber aclarado este punto para evitar que se levanten Fideistas en nuestras
congregaciones, que en vez de depositar su fe en la Verdad de la Palabra, la depositen en la
d) La fe es una fuerza espiritual que nos mantiene firmes e inconmovibles ante los
ataques, por muy fuertes que sean en la vida.
El Apóstol Juan dice que nuestra fe en Dios es la que nos sostiene y nos mantiene para
vencer al mundo. La fe en una Palabra que Dios haya dicho, es lo que nos hará
inconmovibles ante los ataques del enemigo o las situaciones adversas que vienen de la
vida. Jesús le dijo al tentador, las tres veces que fue tentado: “Escrito está”. Es la fe en lo
que está escrito, de lo que Dios dijo, lo que nos sostendrá.
“
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe…”. (1ª Juan 5:4)
Pablo dijo: “El justo por la fe vivirá”. Lo que indica: “subsistirá, se mantendrá firme
ante los ataques de la vida”.
“He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe
vivirá”. (Habacub 2:4)
e) La fe está entre las armas que Dios le dio al creyente y es la de mayor utilidad.
Es vital para las demás armas y de ella dependen las funciones de las otras.
Cuando analizamos el capítulo seis de la carta que el apóstol Pablo escribe a los
Efesios -haciéndoles referencia a las armas-, en el aspecto gramatical nos podemos dar
cuenta que de la fe depende las funciones de las demás armas, y esto se puede entender
tomando en cuenta el término “Sobre todo”. Esto indica que no hacer de la fe un estilo de
vida, es vivir desprovisto de la fe como arma, y a su vez, neutralizar las funciones de las
demás.
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y
habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del
evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe…”. (Efesios 6:13.16) 9
Esto se dio en el caso de la mujer del flujo de sangre, que por ignorar y no conocer a
Jesús, se desvió de la fuente y buscó otras opciones que le llevaron a gastar todo lo que
tenía, al ver el fracaso, como última instancia, acudió a Jesús.
En nuestro caso es muy diferente, nosotros tenemos a Jesús, conocemos a Dios, somos
templo del Espíritu Santo, entonces ¿por qué dejar a la Deidad en segundo lugar o como
última opción?
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había
sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había
aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la
multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y
en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel
azote”. (Marcos 5:25.29).
La Fuente es de donde proceden todos nuestros recursos, es lo que suple y cubre todas
nuestras necesidades.
Si estas verdades las llevamos a nuestras creencias, nuestra fuente es, y debería ser,
Dios. Nadie debe ocupar su lugar.
El Medio es el elemento o canal que Dios usa para bendecirnos, y que está sujeto a
cambios. En naturaleza, es todo lo contrario a la fuente.
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis
de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento,
y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni
recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho
más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura
un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo
crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se
vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os
afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque
el día de mañana traerá su afán…” (Mateo 6:25.34)
Debemos observar que el término: “Hombres de poca fe” que aparece en el pasaje, está
antes y después del término “No os afanéis”, indicando la fuerte reprensión que Jesús hace
a sus discípulos por el afán; y a su vez demostrando el contraste excesivo que hay entre la
fe y el afán. 11
Lo otro que debemos tomar en cuenta es que lo expresado por Jesús cuando dijo:
“Porque los gentiles buscan todas estas cosas”, está en total contraste a lo que un
participante del Reino debería hacer. Toda persona aliada al Reino debería buscar
primeramente los beneficios del Reino, y entender por fe, que todas las demás cosas le
vendrán por añadidura, porque él es parte del Reino.
Entre las inclinaciones más comunes que asedian a los seres humanos está el afán, que
consiste en un estado de agitación y perturbación de la mente que no encuentra reposo y
que se constituye en una fuente de todo tipo de duda, incredulidad y ansiedad.
En la interrogante que Jesús hizo cuando expresó: “¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestir?”, en escala de valores quiso dar a entender que
todas las cosas que Dios creó, las hizo por causa del hombre, no hizo al hombre por causa
de las cosas.
Dios no hizo Adán en un desierto y después le hizo la provisión. Dios hizo la provisión
pensando en el hombre, indicando que para Dios el hombre es de mayor valor que las
demás cosas creadas. El hombre es la corona de la creación.
Cuando nos centramos en esta verdad que está implícita en el mensaje de Jesús, no hay
lugar para el afán. Entenderemos que por la fe, podemos descansar en el cuidado de Dios
que es nuestra fuente. El Apóstol Pedro entendió esta verdad y lo dejó plasmado en las
Escrituras cuando dijo: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene
cuidado de vosotros”. (1ª Pedro 5:7)
El Rey David hizo de Dios su fuente. A pesar de que estaba en una dispensación
diferente a la nuestra y en una posición espiritual caída, con toda seguridad, en una
Es el término “Emuna” del Hebreo, y “Pistis” del griego. Estos términos tienen dos
significados en ambos lenguaje; pasemos a definirlos.
II) Denota la confianza misma sobre la cual descansa una convicción; entendiendo que
esto es más que una mera convicción intelectual, de que una persona es digna de confianza;
presupone una relación personal con el objeto de la confianza; es salir de uno mismo para
descansar en otro.
¿QUÉ ES LA FE?
13
b) “Ahora, la fe es la seguridad, la confirmación de la evidencia o la prueba de las
cosas que no vemos y la convicción de su realidad. La fe percibe como un hecho real
aquello que no es revelado a los sentidos físicos” (Biblia ampliada del griego)
La fe como Certeza.
acabarnos, para echar por tierra el propósito que Dios nos ha confiado. Sólo por la
“Hupóstasis” como característica de la fe, podemos mantenernos y salir ilesos, cumpliendo 14
el propósito de Dios.
La fe como Convicción.
Alguien dijo, en relación a este concepto, que la fe, es un destello de luz en el campo de
la oscuridad, que nos da la fuerza necesaria para seguir adelante sin vacilar. La fe es como
un faro que alumbra en la oscuridad de un mar lleno de tinieblas sin visibilidad alguna,
dándonos la dirección exacta y un rumbo adecuado sin temor a tropezar. La fe sabe algo,
cuando tú no sabes nada.
No importa que tus sentidos te digan lo contrario a lo que has creído por la Palabra; no
te olvides que la fe es la evidencia, la certeza, la seguridad, de las cosas que no se ven, pero
que existen en el mundo espiritual.
La fe es el único sentido que nos permite movernos en el mundo espiritual y aun ver lo
que no hemos visto. Así lo describen las Escrituras.
“No mirando las cosas que se ven sino que las que no se ven”. (2ª Corintios 4:18)
Alguien dijo que “andar por los sentidos es vivir en Adán, caminar en fe es vivir en
Cristo”.
Los sentidos son siervos que Dios le dio al hombre para que se sirviera de ellos, no
para que le sirviera a ellos. En el Huerto del Edén, por causa del pecado, se tergiversaron
los principios; la función de los sentidos cambió; el hombre en vez de ser amo de los
sentidos, pasó a ser esclavo de los sentidos.
Smith Wiggleworth, el apóstol de la fe, fue un hombre que entendió estas verdades y
caminó en ellas, hasta el punto que cuando le preguntaban cómo estaba y cómo se sentía,
Smith siempre respondía: “Nunca le pregunto a Smith cómo está y cómo se siente;
siempre le digo cómo debe estar y cómo se debe sentir. Independientemente el cómo me
sienta, yo siempre estoy bien”.
El Apóstol Pablo dijo: “Por fe andamos y no por vista”. (2ª corintios 5:7)
Jesús dijo lo mismo: “Bienaventurados los que creyeron sin haber visto”. (Juan
20:29).
Para mejor comprensión de lo antes dicho, voy a relatar una historia que vi en un
documental que hacía referencia a la fe.
Se cuenta de una niña que daba voces de auxilio estando en el segundo piso de un
edificio. En el primer piso se había desatado un conato de incendio, y su padre -
perteneciente al cuerpo de bomberos en la localidad- atendió el llamado de alarma; al llegar
al sitio, se percató de que se trataba del edificio donde él residía, y la niña que daba voces
de auxilio, era su hija. En la emergencia del caso no daba tiempo de habilitar la escalera
mecánica para hacer el rescate, su padre se puso en la planta del edificio y le dijo a su hija: 16
Éste es el lenguaje de la fe. En ocasiones no vamos a ver a Dios, pero basta con una
palabra que Él nos dé para lanzarnos a sus brazos.
Primer ejemplo: “...Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y
echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche
hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y
habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía”. (Lucas 5:4.6).
Lo que hizo posible el resultado de la pesca fue que Pedro no se dejó llevar por los
sentidos o por las apariencias, sino que depositó su fe en una palabra que Jesús le dio,
concerniente a la pesca. Él les dijo: “…Echad vuestras redes para pescar”. Pedro le
respondió sin negar las circunstancias, pero lleno de fe: “Maestro toda la noche hemos
estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red”. Y por causa
de esa disposición, que Pedro tuvo en fe, encerraron una gran cantidad de peces.
Las circunstancias y los sentidos le decían a Pedro que no había peces, pero la fe que
éste tuvo en la Palabra del Maestro, determinó otra cosa, que trajo grandes resultados.
Tercer ejemplo: “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y
despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él
otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca,
de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y
le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose,
reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande
bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?” (Marcos
4:35.40).
El pasaje afirma que Jesús al subir a la barca le dijo a sus discípulos: “Pasemos al otro
lado”. Esta palabra era suficiente para que los discípulos no temieran ante cualquier
circunstancia. Al no haber escuchado o tomado en cuenta esta palabra, los embargó el
temor y la duda, dejándose llevar por los sentidos y las circunstancias. Al despertar, Jesús
reprendió la tempestad, el mar se aquietó, y le dijo a sus discípulos: “¿Por qué estáis así
amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”.
LA FE Y EL TEMOR.
El término temor del griego es: “Fobeo”, que se aplica al sentimiento que conduce a la
cobardía, a la timidez, que es igual decir: falta de valor para enfrentar las cosas. El temor
desde el punto de vista científico y teológico, tiende a llevar a la persona temerosa a otros
campos relacionados con el temor.
Para mayor comprensión le voy a definir etimológicamente otros términos del griego
que tienen relación con el temor.
Deilo: De donde se deriva “Tímido Cobarde”, tiene que ver con el sujeto que se deja
dominar por el temor y está dominado y sumergido en él.
Ekfobos: Denota la intensidad del temor. Es donde éste ha tomado total control del
sujeto.
Entromos: Tiene que ver con la manifestación física del temor, producto de su
intensidad y su influencia. (Hechos 16:29. Hebreos 12:21). Es cuando por causa de la
intensidad del temor, la persona en alguno de los casos queda estática sin movimientos,
tienden a tener sudoraciones, necesidades fisiológicas involuntarias, (orina defeca) tiembla,
grita, enmudece, se desmalla, y en el peor de los casos se infarta, hasta el punto de producir
la muerte.
esta causa, una persona que viva en temores no puede andar en fe, porque el resultado del
temor es la duda. Además de eso, el temor te neutraliza por completo, psicológicamente te 19
deja estático.
El temor tiene tanto poder como la fe, pero en forma negativa; son dos poderes que
mueven el mundo espiritual. La fe es lo que mueve a Dios, el temor mueve al diablo.
Satanás sabe que nunca podrá hacer algo en contra de ti a menos que tú le des lugar a través
del temor; como él sabe que Dios nunca podrá realizar en ti sus propósitos sino es a través
de la fe, y ésta es la causa por la cual él trata de mantener al creyente en temores.
Cuando conceptualizamos los términos “Fe” y “Temor” nos damos cuenta que son
dos polos opuestos y, por lo tanto, incompatibles. Quien vive en temores no puede moverse
en fe, y donde hay fe no hay lugar para el temor.
Voy a dar ejemplos bíblicos acerca del contraste que hay entre la fe y el temor.
“Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre
las aguas. Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para
ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces,
diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo:
¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”. (Mateo 14:28.32).
Una de las cosas que te indica que en ti hay fe, es que nada de lo que te digan en contra
de la Palabra te produce temor; es decir, si lo que te dicen en contra de la Palabra no te roba
la paz, la confianza, y la seguridad es un indicativo de que en ti hay fe.
Don Gossette, el escritor del libro “Cómo vencer al Temor”, dijo que “darle lugar al
temor es como darle lugar al diablo”, y agregó “el temor es un imán del diablo, es un
cáncer espiritual, el temor es una fortaleza satánica que no le da cabida a las palabras de
Dios”.
El temor trae sus consecuencias. Todo lo que le sobrevino a Job fue producto de sus
temores, el texto dice: “Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha
acontecido lo que yo temía. No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; no
obstante, me vino turbación”. (Job 3:25.26)
Salomón en sus escritos corrobora lo antes dicho. El texto dice: “El temor del hombre
pondrá lazo. Más el que confía en Jehová será exaltado”. (Proverbios 29:25)
La única respuesta que tenemos como creyentes para combatir el temor, es la fe. 21
Alguien dijo: “El temor tocó a mi puerta, la fe le contestó, pero nadie respondió”.
En cuanto al creyente:
> Isaías 23:4: “No temas porque yo estoy contigo, no desmayes porque yo soy tu Dios
que te esfuerzo, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”
>Salmo 23:4: “Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno,
22
porque tú estarás conmigo”.
>Salmo 112:7: “El justo no tiene temor de malas noticias porque su corazón está
firme confiado en Jehová”.
>1ª Pedro 5:7: “Echando toda nuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de
vosotros”.
“En paz me acostaré, y así mismo dormiré porque solo tú me haces vivir confiado”
Salmo: 4:8.
Note la pregunta y la observación que Él hace a sus discípulos. ¿Tenía una razón 23
para dicha observación? Sí la tenía, Jesús les había dado una palabra al momento en que se
embarcaron. Él les dijo: “Pasemos al otro lado del lago”. Estas palabras son suficientes
para no temer a ninguna circunstancia. Si Él dijo: “pasemos al otro lado”, pase lo que
pase, venga lo que venga, indiscutiblemente vamos a pasar al otro lado porque Él lo dijo y
Él no miente.
I) DIOS NO MIENTE.
Hebreos dice: “Para que por dos cosas inmutable en las cuales es imposible que Dios
mienta…” ¿Cuáles son esas dos cosas? La promesa y el juramento (Hebreos 6:18).
Dios no miente, no porque no quiere, sino porque no puede. El mentir Dios está en
contra de sus propios principios, Dios es la verdad y de la verdad no procede la mentira.
Me llama mucho la atención el hecho de que Dios no miente no porque no quiere, sino
porque no puede. El texto dice que “Es imposible que Dios mienta”. Esto indica que con
todo y el que Dios quisiera mentir, no lo puede hacer, porque está en contra de su
naturaleza.
Por la eternidad de la eternidad Dios siempre será fiel, Él no puede mentir. Dios no
miente no porque no quiere sino porque no puede, el no querer mentir le da la posibilidad
de que algún día lo pueda hacer, y ¿qué esperanza tenemos de vivir en la eternidad con un
Dios que algún día nos pueda mentir? 24
Dios tiene principios éticos y morales, estos principios comprometen a Dios con lo que
Él es por naturaleza.
Ejemplo de esto está en que Dios no peca porque Él es santo, si pecara estaría en contra
de su naturaleza que es Santidad. La Escrituras dicen:“sino, como aquel que os llamó es
santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está:
Sed santos, porque yo soy santo”.
Otro ejemplo está en que Dios no odia ni tiene raíces de amargura porque Él es amor; si
lo hiciera estaría en contra de lo que Él es. El texto dice: “Amados, amémonos unos a
otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a
Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”. (1ª Juan 4:7.8)
En una de las cartas que el apóstol Pablo escribe a Timoteo se registra lo que se
denominan: “Principios éticos y morales”, principios que tienen que ver con la ética y la
moral de Dios. El texto dice: “si fuéramos infieles, Él permanece fiel; Él no puede
negarse a sí mismo”. (2ª Timoteo 2:13)
Si Dios quebranta este principio dejaría de ser Dios, ya que se estaría negando a sí
mismo.
Dios, por sobre todas las cosas, respalda su Palabra y no la pasa por alto. Jeremías da
testimonio de esto, el texto dice: “Y me dijo Jehová: Bien has visto porque yo apresuro
mi palabra para ponerla por obra”. (Jeremías 1:12).
El verbo “Apresurar” que aparece en el pasaje tiene que ver con el estar atento en
vigilancia, como un atalaya. El texto simplificándolo dice: “Y me dijo Jehová: Bien has
visto porque yo estoy como un atalaya vigilando y pendiente, para que mi palabra se
cumpla”.
Jesús dio testimonio de la veracidad de Dios y de su Palabra. El texto dice: “No penséis
que he venido para abrogar (anular) la ley o los profetas: no he venido para abrogarla 25
sino para cumplirla. Porque de cierto os digo que hasta que pase el cielo y la tierra ni
una jota (la letra más pequeña del alfabeto griego) ni una tilde (un pequeño trazo o punto
que se utiliza para distinguir ciertas letras) pasará de la ley hasta que todo se haya
cumplido”. (Mateo 5:17.18)
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. (Mateo 24:35).
El término “pasará” que aparece en el pasaje da la idea de: “dejarán de ser”. El texto
simplificándolo dice: “El cielo y la tierra dejarán de ser, pero mi Palabra nunca dejará de
ser”.
Esto indica que las palabras de Jesús son más firmes que las fuerzas cósmicas que
mantienen en equilibrio todo el universo ya que el universo se sostiene con la Palabra de su
poder. (Hebreos 1:3. 11:3)
En conclusión sobre esta verdad: Dios y la Palabra son uno, si Dios invalida su Palabra
se estaría invalidando Él mismo, ya que Él es la Palabra.
Cuando Dios hace una promesa es imposible que ésta caiga a tierra y se deje de
cumplir, porque cuando Él promete algo siempre lo hace comprometiéndose con el YO
SOY de Él mismo, de modo que es imposible que Él deje de cumplir lo que ha prometido.
En el libro de Josué expresa esta verdad, el texto dice: “no faltó palabra de todas las
buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se ha cumplido”.
(Josué 21:45)
“y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra: reconoced,
pues que todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de
todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han
acontecido, no ha faltado ninguna de ellas”. (Josué 23:14)
La raíz hebrea que indica jurar afirma lo siguiente: Dios no se dispuso a jurar siete
veces, sino que hizo siete juramentos en uno.
Las Escrituras registran varios acontecimientos donde Dios interpuso juramento sobre
su Santidad, su Palabra, y sobre sí mismo; quedando su Santidad, su Palabra y Él mismo
como garantía de dicho juramento. Analicemos los pasajes.
“y dijo: por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho, y no me
has rehusado tú mismo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu
descendencia”. (Génesis 22:16)
“Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham,
a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ”. (Éxodo 6:8)
“Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les
dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la
darías”. (Nehemías 9:15)
“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor,
27
juró por sí mismo, diciendo: de cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré
grandemente Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los
hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda
controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar
más abundancia a los herederos de la promesa, la inmutabilidad de su consejo, interpuso
juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios
mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la
esperanza puesta delante de nosotros”. (Hebreos 6:13.18)
Al responder esta interrogante nos daremos cuenta que lo que le da valor a todo
juramento es la pena que está detrás del juramento. Te doy un ejemplo:
Vas a un tribunal como testigo, al subir al estrado te someten a un juramento para tener
fianza de que todo lo que vas a decir está fundamentado en la verdad. De no ser así,
cometerías acto de perjurio que indica falsear el juramento, y te darían la pena de seis
meses a dos años de cárcel. Lo que hace que un tribunal completo confíe en la veracidad de
tu testimonio es que tú sabes que si mientes tienes una pena sobre ti.
Llevando esta verdad al ámbito espiritual, el juramento que Dios hizo tiene que tener
una pena para que tenga valor; es decir, a Dios le tiene que afectar en algo el cometer acto
de perjurio, mintiendo y falseando su Palabra y de esta forma incumplir sus juramentos.
La pena que cae sobre Dios al falsear el juramento, según los juramentos que están
registrados en las Escrituras, es que:
a) Deja de ser Santo. b) Deja de ser su Palabra. c) Deja de ser Dios porque juró
por sí mismo.
Lo otro que hay que tomar en cuenta es que si Dios falsea su juramento pierde Su
trono, caeríamos en un caos total, porque Satanás se apoderaría de él.
Jesús dijo: “Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; y
el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; y el que jura por el cielo, jura
por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él”. (Mateo 23:20.22)
Por los principios que acabamos de observar nos podemos dar cuenta la integridad que 28
hay en Dios y en su Palabra, y que por nada en este mundo Él nos fallará.
Isaías 55:10.11 dice: “porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no
vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí
vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.
Nunca olvides que la obra del diablo es tratar de mentir, desvalorizar, tergiversar la
Palabra de Dios en el creyente, lo hizo con Eva, (Génesis 3:1.5); lo trató de
hacer con Jesús (Mateo 4:1.11); lo va a tratar de hacer contigo.
En Mateo 13:28, en la parábola del sembrador, Jesús dijo que el diablo es el encargado
de robarse la Palabra.
Si hacemos un análisis de Génesis 3:1.5 nos daremos cuenta de que la obra del diablo es
tratar de tergiversar la Palabra de Dios en la vida del hombre cuando éste recibe una palabra
específica de Dios.
Dios no le dijo a Eva que no comiera de todo árbol del huerto. Dios le dijo que de todo
árbol podía comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás. (Génesis
1:29; 2:9; 2:16)
Satanás le dijo todo lo contrario a la mujer de lo que Dios había dicho. Y de paso le dijo
que todo lo que Dios había dicho era mentira.
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol
del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto
podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No
comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer:
No moriréis;…”. (Génesis 3:1:4)
y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus
profetas (su palabra), y seréis prosperados”. (2ª Crónicas 20:20) 29
De la paz, podemos decir que forma parte de la naturaleza del Espíritu (Gálatas 5:22),
es propiedad de Dios (Filipenses 4:7), es parte de las propiedades del Espíritu Santo
impartidas al hombre como producto del nuevo nacimiento, y que debe desarrollar en su
espíritu, formar el alma y manifestarlo en su diario vivir.
El término “paz” viene del griego “Eirene”, y del hebreo “Shalom”, que tienen que
ver -desde la perspectiva teológica- con la quietud del alma.
La paz no es bonanza, la bonanza viene como producto de tener paz (Juan 16:33). La
paz es endógena, la bonanza es exógena. Los prerrequisitos de la paz no son libertad de las
necesidades, del dolor físico; la paz es un descansar en Dios en medio de las más grandes
adversidades. La paz que ofrece el mundo está en total contraste a la paz de Dios. El mundo
adquiere su paz producto de la bonanza: si hay bonanza, hay paz. En Dios es todo lo
contrario: la paz en Dios produce la bonanza, por esta causa Jesús dijo: “La paz os dejo, mi
paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”. (Juan 14:27).
La paz de Dios protege al creyente de las dificultades mentales causadas por las
ansiedades de la vida. Al tener seguridad de que Dios provee para sus hijos y responde ante
las más grandes dificultades de la vida, el creyente aprende a vivir quieta y reposadamente
sin conflictos mentales. La paz de Dios se puede entender como una garantía del cuidado de
Dios. (Filipenses 4:6.7)
Pablo fue tan determinante en el lenguaje de la paz que dejó escrito lo indispensable
que es ella en la vida del creyente. Él dijo: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
(Filipenses 4:7)
Simplificando el pasaje lo que Pablo quiso expresar fue: “La paz de Dios es tan
determinante que nos hace vivir confiado en medio de las malas circunstancias aunque
no entendamos nada”.
Jesús dijo que lo único que nos libraría de la turbación interna y de los temores es la paz 30
de Dios en nosotros. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. (Juan 14:27)
La paz es producto de la fe y la confianza que depositamos en una Palabra que
recibimos de Dios. Esto fue vivencia en la vida de Jesús, quien en medio de una gran
tempestad -mientras sus discípulos se turbaban y llenaban de temor- dormía y descansaba
en la popa de la barca. Él confiaba en las palabras que les había dicho: “Pasemos al otro
lado”. (Mateos 8:24. Marcos 4:37. Lucas 8:23)
La paz es un descansar en Dios, es reposar en Él; la paz es la quietud del alma que viene
como producto de la fe que depositaste en una Palabra que Dios te dio. La intervención de
Dios en medio de la tempestad vendrá una vez que hayas tenido paz por causa de la fe que
depositaste en su Palabra. En Dios, si no hay fe no hay paz, y donde no hay paz no hay
bonanza.
La paz viene como resultado de conocer el amor de Dios a favor nuestro, esto lo
describe el apóstol Juan en sus cartas.
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el
temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.
(1ª Juan 4:18)
Es tan determinante la paz de Dios en nuestras vidas, porque solo a través de ella
podemos avanzar con determinación en medio de un mundo lleno de grandes: Inseguridad,
conflictos, e incertidumbres y temores. Solo la eternidad revelará el impacto del memorable
paso de fe lleno de paz que hemos emprendido hoy en obediencia a las demandas de Dios.
Sigamos adelante sumergidos en la paz de Dios llenos de fe, y seremos héroes
estableciendo el Reino de Dios en la vida de los hombres.
31
Todas las sectas, tales como la metafísica, el yoga, ciencia cristiana, trabajan en sentido
contrario a la fe, lo hacen a través de la “presunción”, que indica el poder de la mente
sobre la materia.
La “presunción” llama las cosas que son como si no fuesen. La fe como “persuasión”
llama las cosas que no son como si fuesen. Por esta razón alegamos que la fe no niega las
circunstancias, la fe cambia las circunstancias.
Jamás la fe que está fundamentada en una verdad absoluta puede negar una verdad
relativa. La diferencia entre una y la otra es que: La verdad relativa está sujeta a cambios, la
absoluta no cambia; además de esto, la verdad absoluta siempre estará sobre la verdad
relativa cuando se toma en fe. Pero nunca se podrá negar una verdad relativa por fe, porque
sería entrar en el terreno de la “presunción” y esto es condenado por las Escrituras.
Salomón escribe desechando la presunción.
Lo que no se entiende del pasaje es que el Profeta busca con estas expresiones animar
al pueblo en general a tomar las armas para la defensa, indicando que es tiempo de que el
cobarde proclame su valentía. Pero estas expresiones no se deben tomar para hacer de ellas
“
Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte
soy”. (Joel 3:10)
“(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a
quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”.
(Romanos 4:17)
“
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de
modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. (Hebreos 11:3)
Hay una gran diferencia entre una verdad trascendental y una verdad circunstancial.
Vamos a definir la circunstancial, para diferenciar una de la otra.
Dios le dijo a Moisés que todo lugar que pisare la planta de su pie será de él. Ésta es
una verdad circunstancial que encierra una promesa pero que fue dada única y
exclusivamente a Moisés, esto a más nadie le sirve, a menos que Dios en su designio y en
su voluntad decida hacer de esa verdad circunstancial una trascendencia y nos sirva para
tomarla en fe, que fue el caso de Josué. La verdad que Dios le dijo a Moisés bajo una
circunstancia se la dio a Josué en la misma circunstancia. 33
“Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta
el Líbano, desde el río Eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio”.
(Deuteronomio 11:24)
Éste fue el caso de Moisés. Esta verdad que se dio en Moisés también se dio en Josué,
lo circunstancial pasó a ser trascendental para Josué, pero siguió siendo circunstancial en él.
Otro de estos ejemplos está registrado en el libro de los Hechos, se trata el caso del
carcelero de Filipo el cual el Apóstol Pablo le dio una promesa que se cumplió ese mismo
día. Pasemos a describir el pasaje.
“Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de
Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos
dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa. Y le hablaron la palabra
del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma
hora de la noche, les lavó las heridas; y enseguida se bautizó él con todos los suyos. Y
llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a
Dios”. (Hechos 16:29.34)
Esta promesa que se dio en el carcelero, por igual está limitada a una verdad
circunstancial que no trasciende a nosotros, por lo tanto no debemos apropiarnos de ella en
fe. A menos que Dios, en sus designios, decida transferirnos esa verdad, y de esa forma la
podamos tomar en fe.
34
Lo primero que hay que dejar en claro es que la fe como fruto, como don espiritual o
para salvación, en sustancia y naturaleza es la misma, pero en operaciones es diferente.
Una cosa es tratar la fe como fruto producto del nuevo nacimiento; otra, es verla como
manifestación del Espíritu en el don espiritual en un momento determinado; y otra, es verla
como aquella que produce la predicación del Evangelio a los incrédulos. A continuación
voy a dar información acertada con bases Bíblicas para responder a la interrogante: ¿Qué
produce la fe en el creyente?
Muchos han alegado que la fe es producto de la Palabra, tomando como base lo dicho
por el Apóstol Pablo en Romanos 10:17.
“Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas
cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón:
¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al
abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca
de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le
levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con
la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere,
no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que
es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel
de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán
si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que
35
anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! más no todos obedecieron al
evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es
por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Romanos 10:5.17)
En Romanos 10:17 se está tratando la fe que produce el mensaje del Evangelio a los
incrédulos para que se conviertan a Jesucristo y puedan así aceptar el don de la salvación.
“…Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza;…”Gálatas 5:22.23.
Según Romanos 12:3 cada creyente ha recibido de Dios una medida de fe, el término
griego que se utilizó para hacer referencia a la medida de fe es “Metron pisteo”, que
define: el poder o la sustancia que viene de Dios para hacer logros y producir milagros.
Por otra parte, el término “Metro pisteo” que indica una medida de fe, no tiene nada que
ver con porcentaje de fe, sino con una capacidad absoluta total y completa que recibe el
creyente mediante el nuevo nacimiento por el Espíritu. De modo que todo creyente tiene la
fe de Dios absoluta en él, no tiene que pedir fe.
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no
tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. (Romanos 12:3)
El caso registrado en Lucas donde los discípulos le piden a Jesús que les aumente la fe,
no se ajusta a nuestros tiempos ni a nuestra posición, ellos no habían nacido de nuevo
estaban en la dispensación de la ley.
“
Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe…”. (Lucas 17:5)
36
¿QUÉ PAPEL JUEGA LA PALABRA EN EL CREYENTE EN RELACION A
LA FE?
El Apóstol Pablo dijo: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está
escrito: creí…”. (2ª Corintio 4:13)
Debemos dejar en claro que la gente del Antiguo Testamento sí necesitaba una palabra
para caminar en fe, a ellos sí le producía la fe la Palabra, no habían nacido de nuevo. Ellos
debían escuchar una palabra y en obediencia a ella tenían sus acciones en fe.
LA FE NO LA PRODUCE LA PRUEBA.
Según el Apóstol Santiago, la prueba no produce fe, ella viene con el fin de derrumbar
la fe que has depositado en la Palabra. Lo que sí produce la prueba es paciencia.
Cada vez que tú determines creerle a Dios, vas a tener oposición de parte de las
tinieblas, dicho ataque viene con el fin de detenerte en la fe que has depositado en la
Palabra y que de este modo no recibas la bendición o no se alcance el objetivo. Por esta
causa, es necesaria la paciencia para mantenernos en fe y alcanzar el objetivo de la fe.
“Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin,
para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores
de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. (Hebreos 6:11.12)
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es
necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la
promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo
vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los
que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”.
(Hebreos 10:35.39)
Alguien dijo que “lo importante no es tener fe, sino ser sólido en ella”.
LA FE Y LA AUTORIDAD:
La fe opera bajo principios que forman parte de un sistema. La autoridad forma parte del
sistema de la fe, es uno de los principios de la fe.
Nadie puede ejercer autoridad sino es a través de la fe, pero nadie puede vivir en fe sino
es por la autoridad. La fe y la autoridad son principios recíprocos, dependiente el uno del 38
otro.
A continuación voy a dar ejemplos de lo antes dicho que están registrados en la
Palabra. El evangelio de Mateo nos presenta un ejemplo del caso:
La razón está en que a Jesús no le maravilló tanto la fe del Centurión como algo
individual, sino la fe que este hombre tenía basada en un principio de autoridad que conocía
muy bien. Y el Centurión por lo consiguiente sabía que Jesús no podía dar una palabra de
fe, si no estuviese sometido a la autoridad.
Si analizamos la carta de Santiago, y la primera carta que Pedro escribió, nos daremos
cuenta, que la fe y la autoridad trabaja recíprocamente en la resistencia que hacemos a
Satanás para que huya de nosotros. Analicemos el pasaje:
La carta universal de Santiago que dice: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y
huirá de vosotros". (Santiago 4:7)
El verbo “Someter” que aparece en el pasaje, tiene que ver con un principio de
autoridad.
Pedro en su primera carta dice: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid
firmes en la fe”. (1ª Pedro 5:8.9)
Santiago dice que para resistir al diablo debemos estar sometidos a Dios que tiene que
ver con la autoridad; y Pedro dice que la resistencia la hacemos en la fe. Analizando la 39
reciprocidad que se da entre la fe y la autoridad, ambos escritores están en la razón.
Si unimos los dos textos notaremos que la única forma en que podemos resistir al
diablo, para que él huya de nosotros- es que lo resistamos firmes en la fe, sometidos a la
poderosa mano de Dios que tiene que ver con autoridad.
Esto indica que: para vivir en fe, debemos conocer el sistema de la autoridad y
someternos al mismo, así obtener resultados.
LA FE SE DA EN CUATRO PASOS.
Estos cuatro pasos se dieron en la mujer que tenía el flujo de sangre. Pasemos analizar
el pasaje.
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había
sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había
aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la
multitud y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y
en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel
azote, Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”.
(Marcos 5:25)
OIR:
Jesús dijo: “El que tenga oídos para oír, oiga” Mateo 11:15.
40
“Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o
por el oír con fe”. (Gálatas 3:2)
Oír: Es algo más que escuchar. No se limita al oído físico, tiene que ver con percibir
con el corazón, aceptar con el entendimiento.
Alguien dijo: “Para mirar al cielo tengo que observarlo unas cuantas veces para
poder verlo, porque podemos tener nuestra mirada en el cielo, y tener la vista en otras
cosas”.
Por igual, podemos estar escuchando algo y no oír nada. Por esta causa, decimos que
el oír no se limita al oído físico, sino a la atención y la diligencia que tengamos de aquella
información que percibimos a través de los sentidos físicos en relación con la Palabra de
Dios.
“Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis
hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis
necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las
palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de
alimento sólido”. (Hebreos 5:11.12)
ACEPTAR.
Aceptar: Tiene que ver con la aprobación, con un secundar, con una conformación.
Aceptar: Tiene que ver con entender que la Palabra de Dios no falla.
Aceptar: Tiene que ver con el entender que la Palabra de Dios no regresa vacía. 41
Aceptar: Tiene que ver con entender que Dios primero deja de ser Dios antes de dejar
de cumplir su Palabra.
Aceptar: Tiene que ver con el estar persuadidos de las verdades del Reino de Dios. El
estar persuadido es más que un mero convencimiento de la verdad, el convencimiento es
intelectual, almática, es algo que tiene que ver con lo relativo. El estar persuadido es un
convencimiento absoluto en el espíritu. Es aquello que te lleva a tener una firma
determinación hasta el punto que por nada abandonas la verdad que tiene relación con el
Reino de Dios.
Nota: Una vez que oigo la Palabra debo aceptarla sin cuestionar ni vacilar, ni opinar;
entendiendo que ésta es la verdad de Dios y que Él no miente.
Pablo dijo: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito:
Creí,…”. (2ª Corintios 4:13)
CONFESAR:
En la carta del Apóstol Pablo a los Romanos encontramos el principio Bíblico acerca de
confesar sobre lo que se ha creído y se ha oído. Pasemos analizar el pasaje.
“…si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero
con la boca se confiesa para salvación”. (Romanos 10:9.10)
>Si tú crees y aceptas que Jesús es tu sanador y lo confiesas con tu boca, vas a recibir
sanidad.
>Si tú crees y aceptas que Jesús es tu proveedor y lo confiesas con tu boca, vas a recibir
la provisión.
El texto dice: Con el corazón se cree, y con la boca se confiesa, éste es el principio. Esto
lo debemos adaptarlo a todas las áreas de nuestra vida.
Jesús dijo: “Cualquiera que le dijere (decir es confesar) a este monte quítate y échate
al mar y no dudare en su corazón sino que creyere que será hecho lo que dice, lo que
diga será hecho” (Marcos 11:23). Según el pasaje, lo que digas y creas, será hecho.
El evangelio de Mateo nos da un ejemplo como la confesión tiene que ver con la fe.
Cuando analizamos el caso de la mujer que tenía el flujo de sangre, tomando en cuenta
las culturas, podemos inferir fácilmente que esta mujer tenía una fe impresionante. 43
Toda persona que era inmunda, y su inmundicia estaba oculta, debía vociferarla con el
fin de que nadie se le acercase y evitar tener roces para no “contaminar” con su
inmundicia. La persona que no vociferaba su inmundicia era merecedora de la pena capital;
en este caso la lapidación.
“cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva”. (Marcos 5:27.28)
Proverbios 6:2 dice: “Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado
preso en lo dicho de tus labios”.
Proverbios 18:20 dice: “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; y será
saciado del fruto de sus labios”.
El Apóstol Pablo dijo: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está
escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también
hablamos”. (2ª Corintio 4:13)
Según estos dos pasajes, el problema del hombre no está en la lengua, sino en el
corazón.
“hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea
formado en vosotros”. (Gálatas 4:19)
El término griego que el Apóstol Pablo utilizó para hacer referencia a la formación es:
“Morpho”. Según los valores etimológicos del término, se dice de aquello que se viene
desarrollando en el interior de algo o de alguien y que con el tiempo tiene su manifestación.
El deseo del Apóstol, es que la Palabra llegue a ser uno con el creyente, ya que todas
sus acciones y sus confesiones están en proporción directa con la formación que haya
tenido el alma producto de la iluminación, por la revelación que haya tenido el espíritu
renacido de la Palabra de Dios. De modo que de acuerdo a su formación así será su
confesión.
ACTUAR:
Para mayor comprensión del tópico, debemos hacer una diferencia, de los términos
“Creer y Fe”.
El término “Fe” viene del griego “Pistis”, que gramaticalmente se conoce como un
sustantivo. La fe es la fuerza que está en el espíritu renacido, y que lo capacita para aceptar
la verdad de Dios sin vacilación alguna.
El término “Creer” viene del griego “Pisteos”, que gramaticalmente es un verbo que
indica una acción. En la expresión de algunas personas: “Yo sé que la Biblia es la Verdad 45
de Dios, pero me cuesta creerla”, implícitamente hay fe, que es la capacidad que se tiene
para aceptar la Verdad de Dios, lo que le falta es “Creer”, que tiene que ver con la acción.
El creer es el “ejecútese” de la fe.
La Biblia nos narra que estando Jesús enseñando y sanando en una casa las multitudes
venían a Él. Y aglomerándose la gente impedía la entrada a unos hombres que traían a un
paralítico en su lecho, y procuraban llevarlo adentro y ponerlo delante de Jesús; pero no
hallando como hacerlo decidieron abrir un hueco en el tejado, y por allí bajaron al
paralítico. El texto dice que Jesús, “viendo la fe de ellos” sanó al paralítico.
La pregunta es: ¿Cómo pudo Jesús ver la fe de los que traían al paralítico en su lecho si
la fe no se puede ver? La respuesta es: Por la acción. Jesús conocía estos principios y se
movía en ellos.
Nótese que Jesús no le dijo a la suegra de Pedro que se quedara durmiendo, sino que la
tomó de la mano y la levantó, accionando en fe, que indica una creencia que conlleva una
acción.
“Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea,
le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la
voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo:
Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados”. (Lucas 46
17:11.15)
Si analizamos el caso en el contexto cultural, Jesús mandó a hacer a estos leprosos todo
lo contrario a lo establecido por la Ley bajo un principio de fe, sirviendo la fe como
salvoconducto. La Ley establecía, en el caso de que un leproso fuera sanado, debería
presentarse al Sumo Sacerdote para testificar su sanidad, y bajo una serie de rituales el
Sumo Sacerdote lo declaraba limpio, y de esta forma se le daba carta de convivencia para
que volviera a formar parte de la sociedad.
Pero antes de presentarse al Sumo Sacerdote, primero tenía que hacerlo ante los setenta
Sacerdotes que formaban parte del Sanedrín, y lo debían hacer en perfecta sanidad, sino
eran apedreados en el momento. Jesús conociendo que la fe debe llevar implícita la acción,
que indica una creencia, les dio el mandamiento en prueba de fe, para hacer todo lo
contrario a lo establecido por la ley.
Los leprosos hicieron lo que Jesús les dijo a todo riesgo, no dependiendo de las
circunstancias y los acontecimientos, cuando emprendieron el camino fueron sanados. El
resultado se dio porque actuaron conforme a las palabras que oyeron de Jesús, y esto es fe.
Para darle fuerza a lo dicho en cuenta a la acción, contaré una historia de un hecho real
que se dio con un prestigioso malabarista en las cataratas del Niágara. Este malabarista
colocó una guaya de un extremo al otro cruzando parte de las cataratas. El espectáculo
consistía en llegar de un extremo al otro sobre la guaya haciendo malabarismo, acto que
realizó con facilidad, ante los aplausos de la multitud vislumbrados por dicha hazaña. En
medio de la algarabía, el malabarista preguntó: “¿Cuántos creen que puedo cruzar hacia
el otro extremo con una carretilla en la mano?” A lo que el público respondió al unísono:
“Lo creemos, lo creemos, lo creemos”. En ese momento, en medio de la muchedumbre, le
preguntó a uno que tenía a su lado: “¿Tú lo crees?”, A lo cual el espectador le respondió
firmemente: “Lo creó”, y seguidamente el malabarista le hizo una invitación: “Si lo crees,
móntate en la carretilla”
Éste es el lamentable caso de muchos, que cuando les toca accionar en lo que han oído,
aceptado y confesado, pierden la bendición al no atreverse a hacerlo.
En las emociones se encuentra el estado anímico de los hombres que se activa a través
de los sentidos físicos. Cuando un hombre vive de emociones en el aspecto negativo, su
carácter no está preparado para el camino de la fe. La dependencia de las emociones, en el
aspecto negativo, para ejercer fe, afecta sentimentalmente, y es la vía segura para el fracaso
en el camino de la fe. Debemos entender que Dios nunca ha trabajado con gente que
dependa de las emociones.
Las emociones: Son todos aquellos sentimientos que se producen dentro del individuo y
como una energía son capaces de transformar, impulsar o influenciar la vida de éste. Las
emociones se exteriorizan en la vida de un ser en lo que se conoce como sentimientos.
Los sentimientos: Son el resultado de una emoción a través de la cual el consciente
tiene acceso al estado anímico propio del individuo.
Debes entender que todos estos sentimientos afectan psicofísicamente al individuo “para
mal” en el ejercicio de la fe.
Psicológicamente estos son dos grandes enemigos que tiene una persona para vivir en
fe, los sentimientos y las emociones cuando no han sido canalizadas por la Palabra. La
Biblia nos da testimonios de hombres que sentimental y emocionalmente fueron golpeados
y atribulados, pero nunca se detuvieron en la fe; avanzaron y cumplieron sus objetivos pese
a las circunstancias. 48
ciento veinte latigazos, con látigos tenían en la punta pedazos de hueso o metal, que
al pegar sobre la humanidad rasgaban la carne;
Una corona de espina sobre el cuero cabelludo, cuyas espinas succionaban la carne.
Luego el cargar un madero que su peso aproximado era de setenta (70) kilos, y
llevarlo aproximadamente un kilómetro a las afuera de Jerusalén, a un lugar llamado
el Gólgota;
Ser clavado con clavos cuadrados con la punta roma, que tenían unas medidas
aproximadas de trece pulgadas, los cuales debían traspasar, la humanidad completa
hasta llegar al otro lado, y para complementar la tortura física lo traspasaron por un
costado con una lanza;
Con todo esto, Jesús levantó su rostro y dijo: “Todo estaba consumado”.
Siempre lo he dicho: la única forma que deje de hacer lo que Dios me mandó hacer, es
que sufra su abandono, porque sin Él nada podemos hacer. Por esta causa admiro la
valentía de Jesús en fe, que aunque el Padre lo dejó, Él no se detuvo, siguió adelante
alcanzando el objetivo por la fe, y llegó a ser autor y consumador de ella.
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Además de las afrentas, necesidades, persecuciones y angustias, azotes, cárceles,
tumultos, trabajo, desvelos, ayunos, deshonra, mala fama de engañadores, Como
moribundos más he aquí vivimos, como castigados, mas no muertos, como entristecidos,
más siempre gozosos, como pobres, más enriqueciendo a muchos, como no teniendo
nada, más poseyéndolo todo; azotes sin números; en cárceles, en peligro de muerte
muchas veces.
De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido
azotado con vara; una vez apedreado; tres veces he sufrido naufragio..., un día y una
noche he estado como náufrago en alta mar; en camino muchas veces, en peligro de ríos,
peligro de ladrones, peligro de los de mi nación, peligro de los gentiles, peligros en la
ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en
trabajos y en fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y
en desnudez, despreciado, perseguido, difamado, hecho como la escoria del mundo, el
desecho de todos hasta hoy.
Pero sobre todas estas cosas, Pablo pudo dar un cántico de victoria y decir: “TODO LO
PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE” (Filipenses 4:13).
Smith Wiggleswort dijo: “No puedo entender a Dios a través de los sentimientos y las
emociones sino a través de su Palabra en fe”.
Con este punto, no pretendemos anular tus sentimientos y las emociones, o que dejes de
ser sentimental, sino que aprendas a alinear tus sentimientos y emociones con la Palabra.
Si Abraham se hubiese dejado dominar por los sentimientos cuando Dios le dijo que
ofreciera en holocausto a su hijo Isaac, hubiese perdido la bendición de Dios. Abraham no 50
vaciló, se levantó muy de mañana ante las órdenes de Dios, quizás con mucho dolor pero
sin vacilación alguna; se levantó en fe y en obediencia y esto le trajo grandes bendiciones
porque agradó a Dios.
Los sentimientos y las emociones no nos afectarán cuando están alineados con la
Palabra.
La fe dice que las bendiciones y las promesas que están establecidas en su Palabra, son
tuyas desde el mismo momento en que las oigas, las aceptes, las confieses y actúes en ellas;
aun cuando no las veas ni las sientas, en el momento que las crees, la fe te dice que ellas
son tuyas.
Dios, en la dispensación de la gracia, no promete sanar a nadie, ya Él nos sanó hace dos
mil años. El Dios a quien nosotros servimos es del tiempo presente. Dios nunca dijo: "Yo 51
fui o seré", siempre dijo: “YO SOY”, tiempo presente. Por lo tanto, Dios es un eterno
presente, asimismo sucede con la fe, que es parte de su naturaleza, es del presente, del
Ahora.
“Ahora, Jericó estaba cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.
Mas Dios dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su Rey, con sus
varones de guerra”. (Josué 6: l.2)
¿Cómo es que Dios le dice a Josué que Él ha entregado la ciudad, cuando Josué no
había hecho posesión de ella? Muy sencillo: Por la fe. Dios le dijo: "Te he entregado..."
(Tiempo presente).
“Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque
te he puesto por padre de muchedumbre de gentes”. (Génesis 17:5)
Dios le dijo a Abraham que lo había puesto por padre de muchedumbres de gentes.
¿Cómo Dios le dice a Abraham, “Te he puesto por padre de muchedumbres de gentes”, si
Isaac no había nacido, pues nació 25 años después? La respuesta es: Por la fe.
En el Nuevo Testamento, en el libro de Juan, vemos que Jesús actuó en los mismos
principios: 52
La Biblia dice que quitaron la piedra que estaba a la entrada de la tumba de Lázaro,
cuando la piedra fue quitada, levantó sus ojos al cielo, y dijo: “Padre, gracias te doy por
haberme (tiempo presente) oído". ¿Cómo es que Jesús le da gracias a Dios por haberlo
oído si Lázaro no había resucitado aún? La respuesta es: Por fe.
En el evangelio de Marcos tenemos otro ejemplo. Jesús dijo: “Por lo tanto, os digo que
todo lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. (Marcos 11:24)
"Por tanto os digo que todo lo que pidieres orando, creed que lo habéis recibido y lo
tendréis" -Tiempo presente-.
Cuando reclames algo por la Palabra, no esperes que algún día Dios te lo dé, sólo dale
gracias a Dios porque lo que has pedido ya es tuyo, te pertenece por fe. Porque la fe es un
eterno presente, como lo es Dios.
Debemos dejar en claro que la fe es del presente y la esperanza es del futuro. El Apóstol
Pablo hace la diferencia en sus cartas entre la fe y la esperanza. 53
En la versión Reina Valera 1960, la primera parte del verso 24 dice: “Pero la
esperanza que se ve, no es esperanza”. Llevándolo a la forma simplificada, literalmente
quiere decir: “Porque si lo que se espera ya se tiene, deja de ser esperanza”
Y la segunda parte del texto 24. En la misma versión dice: “Porque lo que alguno ve
¿a qué esperarlo?”. En la forma simplificada literalmente quiere decir: “Porque ¿Quién
espera lo que ya tiene?”
Uniendo las dos partes del texto 24 y leyéndolo en la forma simplificada, literalmente,
dice así:
"Porque si lo que esperamos ya se tiene, deja de ser esperanza. Porque ¿quién
espera lo que ya tiene?".
Si nos detenemos y analizamos lo que acabamos de leer, podemos darnos cuenta de que
allí la esperanza es aplicable a lo que se espera y no a lo que se tiene. Mientras que la fe
dice que las cosas son tuyas en el momento en que las crees.
Para darle fuerza y corroborar lo antes analizado, vamos a estudiar por igual el verso 25
del mismo capítulo 8 de Romanos. El verso 25, según la versión de Reina Valera de 1960
dice: “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”.
>La fe no cobra vida por la esperanza, la esperanza cobra vida por la fe.
No está mal que se la añada a la esperanza fe; pero nunca le añadas a la fe esperanza,
porque deja de ser fe.
En Romanos 4:18, cuando dice que: “Abraham creyó en esperanza contra esperanza”,
quiso decir: “Abraham le añadió fe a la esperanza, cuando normalmente, por las
circunstancias que se daban, no se esperaba nada”.
El texto literalmente dice que: “Abraham le añadió a la esperanza fe, más no a la fe,
esperanza”.
Para concluir con este punto, tenemos en Juan un ejemplo: Jesús al llegar a Betania, y
encontrarse con Marta, la hermana de Lázaro, el que había muerto; tuvo que sacarla del
pasado y del futuro, y llevarla al presente, para ubicarla en el lenguaje de la fe.
Cuando Marta se acercó a Jesús le dijo: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no
habría muerto".
Observe que las declaraciones de Marta tienen que ver con el tiempo pasado "mi
hermano no habría muerto".
Observe que en esta última expresión, Marta se fue al tiempo futuro: “sé que resucitará
en los días postreros”, mientras que la primera expresión era del tiempo pasado. Y la fe no
es del tiempo pasado ni del futuro: Es del presente.
Entonces, Jesús le dice: “Yo soy” (tiempo presente) “la resurrección y la vida,…” 55
Es muy importante que tome en cuenta que después que Jesús hace estas declaraciones,
que tienen que ver con el presente, le pregunta a Marta: “¿Crees esto?” Y Marta, entonces,
responde: “Sí, Señor”. Marta se ubicó en el presente, poniéndose de acuerdo con Jesús.
Para Jesús, fue necesario sacar a Marta del pasado y del futuro y traerla al presente para
poder realizar el milagro, porque la fe es del presente, no del pasado ni del futuro.
La Iglesia no debe esperar nada de Dios, ya Él le entregó todos sus recursos, sólo lo
que tenemos que hacer es demandar nuestro legado por fe. Una cosa es que viva esperando
que Dios te sane, y otra cosa es permanecer en fe hasta que la sanidad se manifieste.
Aun las promesas que tienen que ver con el futuro que recibamos de Dios en estos
tiempos, debemos tomarlas en fe. Si Dios lo dijo es un hecho. Nunca le añadas a la fe
esperanza, añádale a la esperanza fe.
LA FE Y LA CONSTANCIA:
El creyente debe permanecer en fe las veinticuatro horas del día, debe hacer de la fe un
estilo de vida.
Veamos lo dicho por Jesús en uno de los evangelios: “Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. (Juan 56
15:7)
Esto lo sabemos por el hecho de que el permanecer en nosotros la Palabra indica que la
aceptemos, confesemos, y actuemos conforme a ella las veinticuatro horas del día. Y hacer
esto es permanecer en fe.
a) Aporeo: Dícese del que está confundido, perplejo. (Marco 6:20. Lucas 24:4. Juan
13:22. Hechos 25:20)
b) Diaporeo: Dícese del que está desesperado, perdido, incapaz de encontrar el camino
de salida. (Lucas 9:7. Hechos 5:24)
c) Diakrino: Dícese del que está vacilante o titubeante en dos pensamiento, es decir,
que está dividido en su propia mente.
Este término (Diakrino) es el que aparece en Santiago 1:6.8 cuando dice: “El que pida
con fe no dudando (vacilante o titubeante. Cavilando en dos pensamientos) si no que la
fe en lo que pida sea continua”.
Este término (Diakrino) es el mismo que se utilizó en Mateo 21:21, Marcos 11:23,
cuando Jesús maldijo a la higuera.
El texto dice lo siguiente: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere en este 57
monte quítate y échate en la mar y no vacilare no titubeare ni cavilare en dos
pensamientos sino que se mantuviese estable en lo que ha dicho, lo que dice le será
hecho”
Este término (Diakrino) aparece en Romanos 4:20 para referirse e Abraham acerca de
la fe que tuvo en Dios.
Este término nos muestra que Abraham no dio lugar a dos tipos de pensamientos. En su
mente hubo una completa resolución, decisión sin vacilación alguna, a creer lo que Dios le
había prometido, tomando en cuenta que desde el momento en que Dios le dio la promesa a
Abraham hasta que Isaac nació pasaron entre 20 y 25 años.
EL AMOR.
“Respondió Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que
cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate a la mar, y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que
todo lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá... Y cuando estéis orando,
( en fe) perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro padre que está
en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis,
tampoco vuestro padre que está en los cielos os perdonara vuestras ofensas”. (Marcos
11:22.26)
La falta de amor produce sentimientos, tales como: envidia, egoísmo, celos, odio,
raíces de amargura, falta de perdón. Con estas características no se puede operar en fe.
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LA SANTIDAD.
La Santidad es un como un gran piso donde vamos a desarrollar por completo todo lo
relacionado a nuestra vida cristiana. Afirmados en ella ejerceremos la autoridad,
demandaremos nuestras bendiciones, ejecutaremos y desarrollaremos nuestra obediencia, y
sin lugar a dudas operaremos en fe.
Nadie puede operar en fe estando aliado al reino de las tinieblas, es el testimonio que
dan las Escrituras.
“pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y Él sabe
todas las cosas. Amado, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;
y cualquier cosa que pidiéramos la recibiremos de Él, porque guardamos sus
mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de Él”. (1ª Juan 3:20.22)
“Mira, has sido sanado no peques más, para que no te venga alguna cosa peor”.
(Juan 5:14)
Salmo 91:1 dice: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra de
Omnipotente”.
La verdad que está en el pasaje indica que: Si te sales del abrigo, te sales de la sombra,
caes en terreno satánico, te agarra el diablo y te zarandea, y ni siquiera Dios puede hacer
algo por ti. Pablo dijo: “ni deis lugar al diablo”