Poemas Religiosos
Poemas Religiosos
Poemas Religiosos
Si! entrenamiento
para sus futuros despliegues
en aras de la divinidad
para la cual fue concebido.
Porque de Dios venimos
y hacia Dios hemos de ir;
e iremos como perfectos hijos
de nuestro Padre celeste;
como dioses...como dioses.
Hijo de gato...gatito
Hijo de perro...perrito
Hijo de Dios...diosito...
Digo NO?
Los ngeles
Y te hablan al odo susurrando sus encantos a tu pluma novedosa
y te hablan en silencio y te cubren con las plumas de sus alas protectoras
Y te miman y consienten cuando duermes
y entre sueos te regalan sus sonrisas
Sus miradas son de mirra,
sus alientos como aromas
sus alitas perfumadas
sus manitas de algodn
y su enorme corazn
vela risas vela llantos
se acongoja con tus cuitas
y se goza tu alegra
y con gran algaraba
interceden por tus chascos
ante Dios Nuestro Seor
y le rezan por tu gloria
y le ruegan por tu vida
esperando aquel momento
en que puedan abrazarte
Son los ngeles serenos
que visitan tu semblante
cada da en cada instante
de tu gesta cotidiana.
brele tu Corazn
Si t supieras, amigo,
brele tu corazn
a Aqul que al mundo te trajo
JESUS Llama a la Puerta de tu Corazn
Mltiples aos he pasado ansioso
A tu puerta velando noche y da,
Y esperando me abrieras generoso,
He llamado y llamado con porfa.
Pero tu ingrato corazn que ignora
De mi insondable amor el justo enojo,
Me ha dejado llamar hora tras hora,
Sin correr de tu puerta el cruel cerrojo.
Mas Yo no vengo a demandarte abrigo,
Aunque estoy tan cansado y tengo fro...
Los ngeles de Dios estn conmigo,
Cielos, tierra, la mar y todo es mo.
Yo quiero darte lo que t no tienes:
A tu pecho la paz y la ventura,
Colmarte, s, de celestiales bienes,
Y tornar en delicia tu amargura.
Vengo a ofrecerte mi amistad sincera,
La que te pruebo con mi mano herida...
Ay! posar a tu lado Yo quisiera
Esta noche tan triste de la vida.
Heme aqu, a la puerta todava,
Llamo, llamo, el murmullo se asilencia,
Si me abrieras feliz me sentira,
Hacindote feliz con mi presencia.
Vendrn los aos de amargura impa
En que llores tu triste desventura,
De salvacin se habr acabado el da,
Y excusa no tendrs en tu amargura.
Ya me voy lamentando tu dureza;
No he tenido de t la bienvenida.
Yo quise darte celestial riqueza,
El mismo cielo con mi misma vida.
Yo no puedo violar esta morada
Que se me cierra sin mirar mi anhelo:
Sin voluntad, mi amor sera nada,
Y muy triste tambin el mismo cielo.
Llamar con paciencia en otra puerta,
En otro corazn tal vez ansioso,