El Llamado de Dios A La Mision PDF
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El Llamado de Dios A La Mision PDF
Llamado
de
Dios
a la
misión
David W. Shenk
EL LLAMADO DE DIOS A LA MISION
David W. Shenk, autor
Colección: Horizontes
Primera Edición
© 1998 Ediciones SEMILLA
A menos que se indique lo contrario, las citas de la Biblia han sido tomadas de la versión Reina
Valera, Revisión de 1960.
EDICIONES CLARA-SEMILLA
CLARA SEMILLA
Apartado Aéreo 57–527 Apartado Postal 371-I
Santafé de Bogotá 2, Montserrat, zona 7
Colombia Cd. Guatemala 01907
Guatemala
CONTENIDO
Prólogo por Leighton Ford
Prefacio del autor
Introducción
1. En el principio
2. Una nación asombrosa
3. La gran sorpresa
4. El fin ya está aquí
5. El plan global
6. La aldea global
7. La iglesia global
8. La roca
9. Las cuatro columnas
10. Líderes que facultan
11. Gracia y generosidad
12. Culturas y religiones
13. Los Quechuas
Apéndice: El manifiesto de Manila
Bibliografía
PROLOGO
por Leighton Ford
Debo comenzar este prólogo con una confesión: ¡No era mi intencíón escribirlo!
Cuando mi amigo de toda la vida, Eugene Witmer, me escribió solicitándome considerar escribir el
prólogo para el libro escrito por David Shenk sobre misiones que pronto saldría a luz, me sentí muy
honrado. Pero inmediatamente respondí que por mucho que me agradara hacerlo, no disponía del
tiempo necesario.
De alguna manera los editores no recibieron esta comunicación, y me enviaron las pruebas. Pensé
que sólo le daría un vistazo al libro. Después de todo, un buen amigo me lo había presentado y siempre
he tenido mucho respeto por lo que los menonitas escriben acerca de evangelismo y misión. Después
de unos cuantos minutos de hojear el libro, embargado por la curiosidad seguí leyendo. Ahora,
obviamente, estoy escribiendo el prólogo, por varias razones.
En primer lugar, El Llamado de Dios a la Misión es producto del amor. David Shenk explica que
nació y creció en un campo misionero pionero en Africa, entre un pueblo que jamás había oído de
Jesucristo. Allí en Africa se convirtió en lo que el describe como “un cautivo voluntario y gozoso de
Jesucristo y su iglesia”.
Shenk también escribe desde el punto de vista de alguien que ha pasado toda su vida en la misión
de Cristo—desde su niñez en Africa, luego el tiempo en que siendo estudiante trabajó con las cuadrillas
de la industria del acero en Pennsylvania, después su trabajo con jóvenes de la calle en Nueva York,
hasta plantar iglesias en el área urbana de Kenya.
Me gusta este libro porque se fundamenta en la Biblia, en el mejor sentido del término. Algunos
libros sobre misión toman algunos textos del Nuevo Testamento como plataforma de lanzamiento, y
luego pasan el resto del tiempo en lo pragmático y en planificación. Shenk toma toda la Biblia—
Antiguo y Nuevo Testamento—como el mandato, el mensaje y el modelo para misión.
También me gusta el formato narrativo. El autor nos ayuda a ver que la verdad bíblica afecta a
personas muy reales, tal como el vendedor de textiles de China que se sentó cerca de Shenk y que
“jamás antes había conocido a un cristiano”.
Me gusta este libro porque es teológico. Esto no significa que sea pesado. Significa comenzar con
Dios y descubrir lo que Dios revela de sí mismo. Cuando David Shenk escribe acerca de la “cruz
insensata” pregunta por qué casi todas las religiones tienen sacrificios. Luego, en forma sublime
muestra cómo la búsqueda de la reconciliación, de la que se derivan los sacrificios, fue cumplida en
Jesús “lo mejor que el cielo y la tierra podían ofrecer” el Hijo de Dios, la víctima sacrificial que rompe
el ciclo de hostilidad.
También me gusta este libro porque es sencillo y claro. Shenk evita usar la jerga misionológica.
Escribe en palabras sencillas e inspiradoras tanto para el lector laico como para los pastores. Sin
embargo, el material es desafiante, y está basado en los puntos del Manifiesto de Manila (emitido por
los líderes de la iglesia reunidos en 1989 en el Congreso de Lausana en Manila).
Lo que más me gusta es que este libro es Cristocéntrico. Aplicando el evangelio a nuestra era
tecnológica, Shenk escribe: “Nuestra exploración del universo revela que Dios es más grande, más
poderoso de lo que habíamos jamás concebido y la sorpresa más grande es que Dios nos amó tanto que
envió a su único Hijo a caminar entre nosotros en el planeta tierra … Jesús es el evento clarificador …
cualquier imagen o percepción de Dios que sea contraria a Jesús es falsa”.
Tal vez este breve comentario le mueva a usted a comprar, leer, aprender, enseñar y pasar a otros
este libro.
Me alegra que la carta de mi amigo haya estimulado mi curiosidad para leer este libro. Confío que
este prólogo le inspire a usted también a leerlo.
Leighton Ford
Charlotte, North Carolina
PREFACIO DEL AUTOR
Diversos hilos están entretejidos en el tapiz de este libro.
Nací y crecí en una misión pionera en Tanzania, Africa Oriental, entre personas que, en su mayoría,
nunca habían oído de Jesucristo.
Fue en Tanzania, cuando yo aún era un niño, que el Espíritu Santo me invitó a confesar a Jesucristo
como mi Señor y Salvador. Yo dije “sí”. Fui bautizado junto con otros durante un evento de adoración
swahili en la congregación shirati.
Me he convertido en un cautivo voluntario y gozoso de Jesucristo y de su iglesia. Soy pecador,
indigno de ser su siervo; no obstante, El me ha perdonado y me ha llamado. En gratitud y obediencia le
sirvo como miembro de la iglesia extendiéndome a los necesitados y oprimidos, y anhelo que tanta
gente como sea posible experimente el gozo de ser capturado por Jesucristo, en quien tenemos
salvación.
Mi compromiso con la misión ha sido increíblemente rico. Cuando yo era niño, junto con mi
hermano íbamos cada domingo a la casa de un hombre ciego de la tribu zanaki en Tanzania para
guiarlo hasta la iglesia apoyándose en su bastón de ciego; como joven trabajé con las cuadrillas de
construcción y fabricación de acero en Pennsylvania; como adulto joven durante mis días universitarios
predicando y pastoreando en las Montañas Azules de Virginia; durante dos años, mientras prestaba
servicio civil alterno en lugar del servicio militar, trabajando con jóvenes de la calle en Nueva York, y
al mismo tiempo participando como miembro en la Iglesia Menonita de la Calle Fox; durante dos años
enseñando a estudiantes norteamericanos de secundaria; por diez años instruyendo a estudiantes
somalíes en tópicos tan variados como los gerundios del idioma inglés, y el misterio de las corrientes
de aire atmosféricas; plantando iglesias urbanas y ejerciendo cátedras universitarias en Nairobi, Kenya;
escribiendo libros acerca de la historia de la iglesia, religión y cultura; sirviendo como profesor
invitado en la cátedra de religión en Franklin y Marshall college en los Estados Unidos; pastoreando y
evangelizando en Mountville, una comunidad suburbana americana; y el gozo de ser esposo de Grace y
padre de Karen, Doris, Jonathan y Timothy. Son estas las dimensiones de mi peregrinaje en el campo
misionero que me han formado.
En más de treinta años de servicio con las Misiones Menonitas del Este, he compartido con iglesias
en misiones en más de cincuenta países en todos los continentes. Durante más de siete años en los que
fungí como director de misiones domésticas, he presenciado el milagro de la formación de muchas
iglesias en cerca de una docena de grupos lingüísticos en ciudades y comunidades de la región Este de
los Estados Unidos. Como actual director del departamento extranjero, estoy involucrado con iglesias e
iniciativas de misiones dentro de unos sesenta grupos lingúisticos.
Estas comunidades ministeriales y de testimonio, ya sea que se encuentren en Norte América o en
el extranjero, se hacen presentes entre pueblos de extraordinaria diversidad cultural y económica: los
gentiles miembros rurales de Kussoth, Nueva York; los adictos a los casinos de Atlantic City, Nueva
Jersey; la exuberante gente de color que trabaja en New Haven, Connecticut; los ricos y ultramodernos
de Singapur; los aislados moradores en las márgenes de los ríos en el corazón de la jungla de
Kalimantan Occidental; los ex-marxistas seculares de Halle, Alemania Oriental; los mansos K’ekchíes
de Alta Verapaz en Guatemala. Soy deudor de la gente y las iglesias que forman tal diversidad.
Durante los últimos doce años, la Iglesia Menonita de Mountville, ha sido mi comunidad e iglesia
principal. Esa congregación nutre mi relación con Jesucristo. La predicación de la Palabra y la
adoración edifica mi fe y ahonda mi consagración a la misión de Cristo en nuestro mundo. La
congregación me discipula. Es una comunidad de oración y compañerismo en misión. Durante mis
viajes con la iglesia global, he sido enviado una y otra vez por esta congregación. Soy un embajador
para la misión global.
La Biblia me ha formado, lo mismo que nuestro mundo moderno. Siendo joven desarrollé el ritmo
de leer la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis. La oración diaria y la reflexión de las Escrituras
forma mis perspectivas del significado de la vida y nutre mi relación con mi Padre celestial. Mi Biblia
está en mi mano derecha.
En mi mano izquierda llevo la revista Newsweek. Mi radio de onda corta es el compañero que me
abre una ventana a los acontecimientos globales. A través de leer ampliamente y escuchar me
mantengo informado acerca de nuestra aldea global.
Este libro es el lienzo fabricado con los hilos de mi experiencia y observaciones como siervo de
Cristo y de su iglesia en el contexto de las misiones locales y globales. La Misión Menonita del Este
me ha animado y me ha apoyado en este esfuerzo de narrar los aspectos del drama del Espíritu Santo y
la iglesia trabajando unidos en las misiones.
Con frecuencia oro: “Señor, ¡qué privilegio es para mí esta gracia de ser llamado para ser siervo de
Cristo y de su iglesia en misión!”
Varias personas han revisado el manuscrito. Otros han ofrecido consejo. Entre estos hay
administradores de misiones y servicios, estudiantes, jóvenes adultos, misioneros, pastores, padres de
familia, obreros, profesionales y amigos.
Las personas que han sido importantes en la formación de este libro son: Roy H. Kreider, Raymond
E. Reitz, Rhoda Kennel, Allen Brubaker, Janet H. Kreider, Barbara Witmer, Calvin E. Shenk,
Lawrence Yoder, Jay C. Garber, Robert Brubaker, José A. Santiago, Mark Emerson, Wilbert R. Shenk,
Paul M. Gingrich, Galen Burkholder, Glen J. Yoder, Willard Eberly, Paul M. Zehr, Jonathan Weaver
Kreider, Janelle Guntz, Linda Herr Wheeler, Jeryl Hollinger, Leon J. Miller, Cara Longacre, Karen
Shenk Zeager, John A. Lapp, Irwin Rempel, Norman G. Shenk, Paul G. Landis y Richard L. Landis.
Gracias a todos.
David W. Shenk
Salunga, Pennsylvania
INTRODUCCION
Los turistas “van”. También los misioneros. Los turistas van a disfrutar de nuevas gentes y lugares.
Toman fotos. No tienen ninguna obligación. Ningún compromiso. La gente y el paisaje son también
muy interesante. Ese es el enfoque del turista hacia la aldea global. Es una forma muy cómoda de ver el
mundo. El enfoque del turista es cómodo; sin embargo, la misión nos colocan en una posición
incómoda.
¿Por qué?
Con frecuencia nos sentimos incómodos acerca de las misión porque no queremos ser arrogantes.
La mayoría de nosotros tenemos amigos o vecinos que están consagrados devotamente a una fe
diferente a la del evangelio cristiano. Algunos de estos conocidos, que jamás participan en una iglesia,
parecen ser más íntegros que muchos de los cristianos que conocemos.
Vivimos en un mundo en el que hay muchos puntos de vista y religiones. La piedra angular de las
relaciones armoniosas con otros debe ser el respeto por todos, incluyendo las religiones que practican.
Sospechamos que las misiones pueden ser una forma de imponer las convicciones cristianas a otros, de
relacionarse en forma irrespetuosa hacia otros. No queremos ser insensibles y arrogantes.
La cultura occidental nos apremia a evitar el desarrollo de cualquier convicción profunda acerca de
la verdad. Está bien tener valores y creencias privadas, afirma la cultura occidental, pero igualmente
valiosa es la fe de los demás. Buda, Mahoma, Krishna y Jesús tienen mucho que ofrecer. Jesús es el
Señor para los cristianos. Pero Krishna es Señor para los Hara Krishna. La sociedad moderna impulsa a
los cristianos a aceptar que todas las religiones del mundo son verdaderas y buenas.
Este libro no pretende ser una defensa de la misión; mas bien, es una crítica de la misión
insensibles. No es un esfuerzo por demostrar la validez de la misión. Mas bien, este libro describe las
misiones desde una perspectiva bíblica. Esta exploración nos conduce a escuchar el llamado a la misión
con el propósito de incorporarse gentilmente en las diversas culturas. Es una confesión de la fe en el
llamado de Dios a la misión y una narración de la iglesia en misión.
Esta exploración de las misiones es una respuesta al consejo de Pedro registrado en una carta que
escribió a las jóvenes iglesias. Habiendo sido un amigo íntimo de Jesús, Pedro exhortaba a los
cristianos a seguir el ejemplo de Jesús en su misión.
Porque:
El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño. (1 Pedro
3:10)
Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con
mansedumbre y reverenciaante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. (1 Pedro
3:15)
La misión, aconseja Pedro, requiere de mansedumbre y reverencia, o sea respeto hacia los demás.
También demanda integridad. Jamás debe enfocarse en lo negativo de otras culturas. La misión debe
ser benévola, sensible a la necesidades y perspectivas de los demás. La misión sirve a o-tros en el
nombre de Cristo. La misión comparte, con quienes quieran escuchar, una clara confesión de la fe en
Jesucristo, quien es Señor y Salvador. La misión invita a tener fe en Cristo.
Esta exploración reconoce las veintiún declaraciones del Manifiesto de Manila del Pacto de
Lausana sobre evangelismo mundial (vea el Apéndice 1). En Julio de 1989, cinco mil cristianos de 165
países se reunieron en Manila, para escuchar el llamado apremiante de Dios a las misiones. Esa
congregación global renovó unida el compromiso con las misiones globales. El pacto se conoce como
el Manifiesto de Manila.
Poco después del evento en Manila, la Misión Menonita del Este (MME) desarrolló un bosquejo de
su compromiso misionero fundamentado en el Manifiesto de Manila y la herencia anabautista de la
familia de denominaciones globales Menonitas y de los Hermanos en Cristo. Esta declaración se
conoce como El Llamado de Dios a la Misión. Explora la base bíblica de las misiones, así como el
contexto moderno para las misiones.
Este libro es una ampliación de tal bosquejo. Los trece capítulos están diseñados para usarse como
estudio semanal durante un período de trece meses. Al final de cada capítulo se formulan preguntas
para repasar los temas. Las Escrituras recomendadas aparecen en la nota al final de cada capítulo.
Los primeros cinco capítulos exploran el fundamento bíblico para la misión:
1. La creación, la humanidad alejándose de Dios, la promesa del Mesías, y el llamado misionero de
Abraham y Sara.
2. El llamado a Israel para convertirse en el pueblo del pacto de Dios en misión;
3. La asombrosa misión de Jesucristo;
4. La formación y misión de la iglesia como una señal de la presencia del reino de Dios entre las
naciones;
5. El plan de Dios de poner todas las cosas bajo el señorío de Jesucristo;
Los siguientes dos capítulos investigan nuestro mundo moderno:
6. Las características de la comunidad global al momento en que el siglo veinte se convierte en el
siglo veintiuno;
7. La presencia y papel de la iglesia en la moderna comunidad global;
Los siguientes cinco capítulos exploran las expresiones de las congregaciones y personas en
misión:
8. La confesión que Jesús es Señor dentro de un mundo pluralístico;
9. Los cuatro pilares de una misión: oración, planificación, trabajo como socios y alabanza;
10. El llamado y capacitación de personas de la congregación para la misión;
11. El compartir de recursos para la misión;
12. La encarnación del evangelio dentro de una cultura determinada y los medios en los que el
evangelio se relaciona con otras creencias y religiones.
El último capítulo describe las congregaciones en misión entre los quechuas del Perú y las formas
en las que las nuevas congregaciones quechuas también se están involucrando en la misión.
El texto narrativo está documentado muy someramente. Al final hay una bibliografía que incluye
tanto los textos a los que se ha hecho referencia en la documentación, como otras fuentes importantes.
A menos que se especifique lo contrario, todas las referencias bíblicas han sido extraídas de la Versión
Reina Valera (1960). Se ha usado un nombre ficticio cuando el uso del nombre real de una persona no
sea aconsejable.
Este libro es una excelente lectura informal. También ha sido escrito como un texto sobre misión a
nivel universitario. Las clases de escuela dominical, grupos de estudio bíblico o pequeños grupos
dedicados a explorar la misión mundiales modernas quedarán fascinados por El Llamado de Dios a la
Misión. La exploración escucha y cubre los tópicos que surgen ante el enfoque turístico de la aldea
global.
CAPÍTULO 1
EN EL PRINCIPIO
“¡Ah jamás antes había conocido a un cristiano!” exclamó mi sorprendido compañero de asiento en
el vuelo de Bucarest a Moscú.
Mi acompañante tenía alrededor de veinticinco años, y era un vendedor de textiles procedente de
Beijing, China. La alta vibración de decibeles de los propulsores de turbina del avión dificultaban la
conversación, especialmente cuando él trataba de descifrar mi inglés con acento americano.
Sin embargo, persistió. “Cuénteme acerca de la fe cristiana. En nuestras escuelas chinas, se nos
enseña que todas las religiones son tan solo superstición. Me sorprende que una persona tan instruida
pueda ser cristiana. ¿Por qué es usted cristiano?”
Con mi Biblia abierta, Cui Kun de Beijing y yo exploramos las Escrituras; comenzamos con la
primera frase en la Biblia.
Cui Kun se quedó viendo el versículo, y luego con reverencia atónita comentó: “¡Wow! ¡En el
principio creó Dios!”
El asombrado “¡Wow!” de Cuin Kun se escucha cada vez que una persona descubre el primer
versículo de la Biblia por primera vez. Es un rompehielos mundial. Esa declaración es totalmente
asombrosa cuando se compara con la forma en que el antiguo Medio oriente veía el mundo. También es
cierto en cuanto a todos las otras maneras de enfocar el mundo, ya sea de personas seculares modernas
como Cui Kun o de animistas como Nyerere Itindi.
¡YO ADORABA AL LEOPARDO!
“Yo adoraba al leopardo antes de escuchar esta admirable declaración, ‘En el principio creó Dios’ ”
reflexionó el anciano Nyerere.
Estábamos tomando el te en el nítido jardín de Nyerere, disfrutando la puesta del sol sobre la Bahía
Mara del Lago Victoria. El delicioso fresco de la noche en el altiplano de Africa Oriental constituía una
invitación a tomar te caliente.
“El leopardo era el dios de mi clan. Los otros clanes tenían otros dioses. Los dioses competían entre
sí. Por supuesto, unos cuantos de nosotros hablábamos de un creador, pero tal creador ejercía poca
influencia sobre nuestros asuntos; estába demasiado ocupado. Nosotros creíamos que los dioses en
constante competencia eran responsables de todo fenómeno. Temíamos a esos dioses. Aún el dios de
nuestro clan, el leopardo, con frecuencia imprimía un profundo temor en nuestras almas.
“Entonces llegaron los misioneros cristianos con la Biblia. La primera oración en ese libro nos
sorprendió. ’En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
“¡Dios creó al leopardo! Ese descubrimiento rompió el pavoroso poder que el leopardo ejercía
sobre mi vida. Ahora ya no tengo miedo, solo paz, pues mi Dios Creador me ama”.
UNA REVOLUCIÓN DE COSMOVISIÓN
Los antropólogos llaman a la tradicional de Nyerere animismo o dinamismo. Yo prefiero llamarla
la palabra ontocrática. Esta es una cosmovisión en el que la naturaleza y la divinidad o divinidades
están unidos, son uno. El hinduismo es el ejemplo clásico del enfoque ontocrático; todos los fenómenos
son divinos. También se le llama panteísmo.
La cosmovisión ontocrática es la tierra de donde florece la magia y veneración por los dioses y
espíritus de la naturaleza. La magia es la noción de la existencia de un poder impersonal sagrado o
divino que se halla entretejido en toda la naturaleza. A través de esa magia la gente trata de doblegar
ese poder para satisfacer sus propósitos. Por ejemplo, uno puede regar agua sobre la tierra para
provocar lluvia. La gente también ofrece sacrificios a los dioses o espíritus de la lluvia en épocas de
sequía. Tales creencias están firmemente arraigadas en todas las culturas, a menos que éstas hayan sido
influenciadas por la verdad bíblica.
Los dioses de la naturaleza atrapan a las sociedades y culturas. Por ejemplo, los dioses están
vinculados con los ciclos de la naturaleza. Las estaciones del año son provocados por dioses que nacen
y mueren. La gente y las sociedades también están vinculadas a la muerte y nacimiento de los dioses.
En tales sociedades la historia humana es un ciclo de vida y muerte sin sentido. No existe propósito o
dirección para la vida. Los dioses son caprichosos y frecuentemente malignos. El destino de personas y
pueblos está estrechamente ligado a los caprichos de los dioses de la naturaleza.
Las primeras palabras de la Biblia declaran que la opresión asfixiante de todos los dioses de la
naturaleza ha sido rota. Constituyen una invitación a romper radicalmente con el enfoque ontocrático
mundial. En donde quiera que la gente escucha la maravillosa proclamación: “En el principio creó
Dios”, experimenta una invitación personal para aceptar una libertad total de todos los dioses de la
naturaleza.
YA NO TEMEMOS A LOS PÁJAROS
“¿De qué manera ha traído la Biblia buenas nuevas a su pueblo?”, pregunté a un jefe de la tribu
Dyak que vive en el corazón de las selvas de Kalimatán Occidental en Indonesia.
Acariciándose su barba color ámbar, meditó su respuesta. “Ya no sentimos miedo de los pájaros.
Aún cuando chillen, nosotros podemos seguir cosechando el arroz. Oramos, planificamos e ignoramos
a los pájaros. Es mucho más fácil ser jefe ahora que tenemos la Biblia”.
La tribu Dyak había creído que los pájaros eran mensajeros de los dioses y de los espíritus. Cada
vez que chillaban lastimeramente la gente creía que era un presagio y todo trabajo debía cesar.
Entonces el pueblo ofrecia sacrificios a las divinidades. Algunas veces los dioses demandaban un
sacrificio humano, un joven hermoso de una aldea vecina.
Imagínese el asombro y descanso de este pueblo cuando oyeron las buenas nuevas registradas en
las primeras palabras de la Biblia: “¡En el principio Dios creó!”
No cabe duda que ahora es más fácil ser jefe. Dios creó los pájaros. No son dioses a quienes se debe
temer. Y Dios es bueno.
La fe en Dios el Creador ha roto la opresión asfixiante de los pájaros; el poder del leopardo y de
todos los demás dioses ha sido roto.
¿UNA FE PARA GENTE SECULAR?
A pesar que Cui Kun de Beijing tal vez no se percate, el primer capítulo de la Biblia nutre las
perspectivas que han hecho posible una cosmovisión tecnológico-secular. Por cierto, pueda ser esa la
razón de su fascinación con la Biblia. Existe actualmente alrededor de todo el mundo la misteriosa
sospecha que la Biblia es la fuente verdadera de las cualidades deseables dentro de las culturas
seculares occidentalizadas.
“Soy musulmán, pero deseo ser un hombre secular con fe en Dios. El Islam no puede suministrarme
esa clase de fe. ¿Podría el cristianismo ser la fe que necesita una persona secular?” meditaba junto a mí
Mohammed mientras bebíamos una tardía taza de te en nuestro hogar en Mogadishu, Somalia. (El
Islam es el nombre de la religión y significa la sumisión a Dios cuyo resultado es la paz. El vocablo
musulmán se refiere a la persona que practica el Islam).
Quise poner a prueba a Mohammed, y pregunté: “¿Por qué haces esa pregunta?”
“Porque la iglesia es la comunidad que más se preocupa por el bienestar secular de la gente. Por
supuesto, los cristianos creen en una vida después de la muerte, pero en esta vida ahora ustedes
verdaderamente trabajan para levantar a la gente. En Somalia ustedes han sido los primeros en
estimular la educación formal para la mujer”.
“Secular” se deriva de la palabra latina secularis que significa “tiempo”. Una persona secular es
alguien que cree que nuestro tiempo sobre esta tierra es real. Un secularista cree que la vida no es una
ilusión, como sugiere el hinduísmo; no carece de esperanza, como en la religión tradicional africana; no
está engañada y atrapada por los dioses de la naturaleza, como describe Homero, poeta griego de la
antigüedad.
¿Está la religión crístiana equipada especialmente para capacitar a la gente a trabajar en pro del
desarrollo humano dentro del tiempo? Podemos observar que aún el concepto del desarrollo secular de
mirar hacia adelante está ausente en todas las sociedades hasta que son expuestas a la Biblia o a
culturas que han sido nutridas por la fe bíblica (Van Leewen, 411–421).
Algunas sociedades se sienten atraídas a la fe cristiana especialmente debido a las dimensiones
seculares del evangelio. Anhelan una fe que sirva para vivir en un mundo secularizado. Esta es una de
las razones del rápido crecimiento de la iglesia en Singapur durante las últimas dos décadas.
“¿Por qué tanta gente en Singapur se está volviendo cristiana?” pregunté a mi anfitrión, Tan Kok
Beng. “Entiendo que en la década de 1980 el número de cristianos creció del 10 al 22 por ciento de la
población”.
Tan Kok Beng respondió directamente: “Porque la gente busca una fe para los tiempos modernos.
El cristianismo es esa fe. La Biblia invita a la gente a salir de sus supersticiones, de los dioses de la
naturaleza o espíritus ancestrales. La Biblia ordena que la gente cuide y desarrolle la buena tierra”.
¡Ese es un mandamiento secular! Tal vez mi amigo Mohammed correctamente piense que el
cristianismo es la fe correcta para una persona secular.
¡LABRA LA TIERRA Y PODA LOS ÁRBOLES!
En las primeras páginas de la Biblia, Dios hace un pacto con la primera familia humana. Les invita
a entrar en una relación correcta y jubilosa con su Creador, y deben trabajar con Dios para mejorar la
tierra. ¿Cómo? Teniendo hijos. Labrando la tierra. Cuidando los árboles. Dándole nombre a los
animales.
El trabajo es bueno. ¡Se nos ha ordenado trabajar por el desarrollo de la buena tierra! Esa es la
razón por la que la Creación se volvió “muy buena” hasta después que el hombre fuera creado.
Varios temas del primer capítulo de la Biblia son el semillero de un enfoque mundial secular-
tecnológico.
1. Dios crea y sostiene la buena tierra, pero la tierra no es divina. Los teólogos se refieren a esta
convicción como la cosmovisión trascendente. Ningún dios le morderá por cavar en el jardín, pues la
tierra no es una divinidad.
2. Dios es bueno y no es caprichoso; Dios ha planeado y organizado la creación con excelencia. Por
esa razón, la tierra y toda la creación es buena y comprensible.
3. Las personas han sido creadas a imagen de Dios. Somos capaces de observar y comprender las
asombrosas complejidades de la creación. Somos responsables de trabajar con Dios cuidando y
desarrollando la buena tierra.
Estos tres temas han saturado la cultura occidental. Todos los pensadores principales de la
revolución científica europea entre los años de 1500 y 1600 aceptaron estas convicciones como
fundamentales. Esa revolución jamás hubiera sido posible sin estos temas bíblicos.
¡UNA CATÁSTROFE COLOSAL!
¡Ay! Génesis 3 describe una catástrofe colosal. Los padres de toda la humanidad se apartaron de su
Creador. Hicieron mal uso del precioso don del libre albedrío y libertad humanos. En lugar de confesar
que su Creador era el centro del universo, quisieron convertirse ellos en el centro. Desafiando a Dios,
comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal.
El mal entra en la experiencia humana a través de la ventana de la elección humana. Dios creó al
hombre a su imagen. Esto significa que la gente es capaz de tomar decisiones personales valederas.
Dios experimenta un profundo regocijo cuando nosotros voluntariamente aceptamos su invitación de
adorarle y de disfrutar de la comunión y el compañerismo con El. Sin embargo, El jamás viola nuestra
libertad. El mal entra cuando escogemos hacer mal uso de nuestra libertad.
¿Quién tiene la culpa?
Nosotros somos responsables. Esto es perturbador.
Otras religiones y filosofías frecuentemente niegan la realidad del mal. Se agobian ante cualquier
noción de que el mal entra en la experiencia humana a través de una elección voluntaria. La mayoría de
religiones culpan a los dioses o espíritus por el sufrimiento humano. El hinduismo y el budismo culpan
a la ignorancia por nuestros fracasos. Lo mismo hacen la mayoría de filosofías. Otros culpan al medio
ambiente, a la herencia o al libido subconsciente por las cosas indeseables que podríamos hacer. Las
filosofías y las religiones de la humanidad en su mayoría evaden el tema del mal; evitan considerar la
realidad del mal y no enfrentan su responsabilidad humana por el mal.
El relato de Génesis describe cómo el diablo apareció en el huerto donde vivían Adán y Eva. Llegó
disfrazado de serpiente y con palabras engañosas les alentó en su rebelión contra Dios. La Biblia
declara que el diablo y sus huestes de seres espirituales tienen la habilidad de elegir entre el bien y el
mal. Ellos han escogido convertirse en enemigos de su Creador y buscan destruir todo lo que es bueno.
Esa es la razón por la que el diablo instó a Adán y a Eva a volverse contra su Creador.
Mientras que la Biblia no niega la influencia de factores tales como un medio ambiente pecaminoso
o el diablo, la Biblia insiste en que la raíz principal del mal radica en la elección personal. Las personas
son responsables por el mal que hacen. Los primeros padres humanos se apartaron de Dios; fueron
responsables de su elección y de las consecuencias.
Relaciones rotas
La tragedia de apartarse de Dios, el dador de vida, ha invadido todas las culturas. Adán y Eva se
apartaron de Dios; todos los pueblos en todo lugar experimentan también la tentación y la realidad de
apartarse de su Creador. Toda la gente conoce el sabor del mal, de la maldad y el resultado doloroso de
esas elecciones personales y colectivas.
He aquí las consecuencias de elecciones egoístas:
En lugar de que nuestro trabajo bendiga la buena tierra con un desarrollo integral, la tierra ahora
está bajo maldición por nuestra culpa. Hemos arruinado la buena tierra por nuestra irresponsabilidad
ecológica y ahora nos produce cardos y espinas.
¿Por cuánto tiempo ha estado Dios creando y preparando este planeta para que la gente pueda
existir y tener un buen lugar donde vivir? ¿Estarán en lo cierto los científicos cuando consideran que un
billón de años? No es sólo el tiempo lo que nos asombra; es también lo intrincado y complejo de la
creación. Aún la desviación más leve haría la vida imposible. Dios ha planificado con esmero y bien la
creación del hombre.
Mas ahora hemos desarrollado bombas de hidrógeno que en minutos pueden destruir todo. ¡En
verdad la tierra está bajo maldición por culpa nuestra! En nuestra maldad, hemos forzado a la buena
tierra a producir espinas llamadas bombas nucleares. Hemos creado muchos cardos también,
¡incluyendo las bolsas de plástico que nunca se llegan a descomponer!
El mal está presente aún en nuestras más preciosas relaciones humanas. En vez de producir gozo,
nuestra sexualidad se ha convertido en un artículo de explotación y dolor. El hombre domina a la
mujer. Ella consiente. Con demasiada frecuencia las costumbres sexuales y las instituciones
matrimoniales reflejan esa triste realidad.
Los hijos debieran ser una bendición; no obstante, con demasiada frecuencia la lucha entre
generaciones produce un profundo dolor. La rivalidad entre dos hermanos provocó el asesinato en la
primera familia humana. No es de extrañar que la madre y el padre de toda la humanidad se sintieran
avergonzados; al alejarse de Dios, sintieron el peso de la culpa.
ESCONDIENDOSE ENTRE LOS ARBUSTOS
Adán y Eva se cosieron delantales con hojas de higuera para cubrir su vergüenza; luego se
escondieron de la presencia de Dios entre los árboles del huerto.
“Dónde estás tú? Preguntó Dios mientras buscaba a Adán y a Eva.
“Aquí escondido entre los árboles”, gimió Adán.
¡Qué tragedia! Eva y Adán, sollozando escondidos, tratando de esconderse de quien los había
creado y les amaba. A pesar de todo, Dios no los abandonó. Se acercó a ellos en el huerto donde vivían.
Y los llamó, confrontó e invitó. “Adán y Eva, ¿dónde estáis?”
¡DIOS ES EL MISIONERO!
Dios buscando al humano es el tema del drama de toda la Biblia. Esto es misión. Aunque nosotros
nos apartemos de Dios, El jamás nos abandona. La Biblia describe como Dios entra en el huerto de la
comunidad humana generación tras generación, invitando a la gente a volverse a El su Creador
(arrepentimiento). Dios es el misionero que tiene compasión de su gente.
En el mismo día de esa primera rebelión humana, Dios pronunció juicio contra el diablo e hizo una
promesa a todos los hombres. El intervendría decisivamente para salvar al pueblo del maligno.
¡Enviaría al Mesías!.
Enfrentando al diablo disfrazado de serpiente, Dios declaró: “Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”
(Genesis 3:15).
Esta fue la primera promesa concerniente al Mesías. Nacería de una mujer; sería herido; aplastaría
el poder del maligno. De diversas maneras, Dios siguió renovando esa promesa siglo tras siglo. “El
Mesías vendrá”, garantizaba Dios.
Christos es el vocablo griego para la palabra hebrea Mesías. El término en español es Cristo. Esa
palabra significa “el ungido”. En tiempos antiguos los hebreos ungían a sus reyes con aceite. El Mesías
es el ungido por Dios para salvar a hombres y mujeres del maligno y para gobernar la tierra. Esta
exploración utiliza ambos nombres: Mesías y Cristo.
LA BIBLIA
La Biblia es el relato de Dios cumpliendo esa promesa de enviar al Mesías.
La primera porción de la Biblia, conocida como el Antiguo Testamento (Pacto), fue escrita antes
del nacimiento del Mesías. Una buena porción del Antiguo Testamento es el relato de Abraham y de
Israel, el pueblo del pacto. Este pueblo escuchó el llamado de Dios y no de muy buena gana se
convirtió en el pueblo del pacto. Esta parte de las Escrituras incluye los mensajes de los profetas que
exhortaban al pueblo a arrepentirse, a dar una vuelta en U, a alejarse de su egoísmo y vida centrada en
sí mismos y a volverse a Dios y Su pacto.
Por mil años, diferentes profetas daban intrigantes y desconcertantes profecías concernientes al
Mesías que Dios enviaría algún día. Sería del pueblo de Israel y del linaje del Rey David. Nacería de
una virgen en Belén de Judea. Sería de Nazaret en Galilea. Saldría de Egipto. Sería un rey justo que
gobernaría para siempre, salvando a la gente de sus pecados. Y sería rechazado por los suyos y sufriría
muerte con los malos.
La segunda porción de la Biblia se llama el Nuevo Testamento (Pacto) y fue escrito después del
nacimiento del Mesías.
La Biblia es la crónica del llamado de Dios a un pueblo para que le sirva en misión entre las
naciones. Es el llamado de Dios a un pueblo fiel a la misión y que comienza con Abraham y Sara.
DIOS LLAMA A ABRAHAM Y A SARA
De la misma manera que Eva y Adán son los padres de toda la humanidad, así Abraham y Sara son
los padres espirituales de todos los que aceptan la invitación de Dios de volverse a El y convertirse en
su pueblo escogido para servirle en misión.
Si la primera oración en la Biblia es una sorpresa de cosmovisión, el llamado de Dios a Abraham y
Sara es una sorpresa cultural y sociológica. Ellos eran una familia de Mesopotamia, que vivían bien en
Harán (dentro de las fronteras del moderno Irak). Probablemente eran semi-nómados, y pastoreaban
ganado para su subsistencia.
Entonces Dios dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te
mostraré”.
Las familias del Medio Oriente de hace cuatro mil años cultivaban relaciones muy estrechas, por lo
que era incomprensible abandonar la parentela y vagar como peregrinos en tierras extrañas. No
obstante, el llamado de Dios a Abraham y Sara fue una invitación a entrar en un pacto voluntario con
Dios y otros, más precioso y perdurable que los lazos familiares.
Sara y Abraham marcan una gran división en la historia humana. ¡Ellos fueron los primeros
misioneros! Su viaje con Dios en misión revela importantes cualidades de toda misión fiel.
Observemos cuidadosamente su viaje, pues estos primeros padres misioneros tienen mucho que
enseñar a los misioneros modernos.
Su misión es una bendición
Dios ató varias promesas al llamamiento. La más asombrosa fue: “serán benditas en ti todas las
familias de la tierra” (Gén. 12:3).
Ahora bien, esta no es la forma en que operan los dioses de las religiones. Los antiguos y modernos
dioses otorgan a sus devotos favoritos con la habilidad de ser prósperos, aún a expensas de otros. Los
dioses de las naciones conceden prosperidad a sus devotos; jamás consideran bendecir a otros fuera de
sus respectivos reinos.
Cualquiera que dice “sí” a Dios, descubre que se convierte en bendición para otros. Esto es un
milagro. Siempre que nos volvemos a Dios, nuestras vidas comienzan a ser bendición para otros. Esto
es verdad, aún cuando experimentemos penalidades por nuestra obediencia a Dios.
Su misión incluye el fracaso
Penalidades fueron exactamente lo que Abraham y Sara experimentaron. Poco después de salir de
Harán llegaron a Canaán. Algunos de sus nuevos vecinos no fueron muy hospitalarios. Las lluvias
cesaron y hubo hambre. No era fácil haber salido de su casa sólo para descubrir dificultades en el
camino. No obstante, aún dentro de estas tribulaciones, Abraham y Sara se estaban convirtiendo en una
bendición para otros.
Abraham y Sara no eran precisamente ejemplos ideales de gente piadosa. Dos veces Abraham
mintió en relación a su esposa, diciendo que era su hermana. Sara era impresionantemente hermosa. El
temía que lo mataran para casarse con Sara. ¡Y no solamente mintió, sino que estuvo dispuesto a
entregar a su esposa por conservar su vida!
Esta pareja no tenía una fe en Dios firme como la roca. Ponían en duda la habilidad de Dios para
cumplir Su promesa de darles un hijo, ya que Sara siempre había sido estéril, y ya era de edad
avanzada.
Sin pedirle consejo a Dios, Abraham y Sara maquinaron. Abraham tuvo relaciones íntimas con
Agar, la sierva de Sara, con quien tuvo un hijo, Ismael. Esa decisión produjo una profunda grieta en el
hogar de Abraham, donde comenzaron a imperar los celos. Estos rasgos de carácter revelan fallas
morales y de fe.
Sin embargo, en medio de sus fracasos, Dios estaba obrando. Abraham y Sara revelan que es la
gracia de Dios la que capacita a personas o pueblos a involucrarse en una misión. Nadie es lo
suficientemente justo para merecer el llamado de Dios; nadie es lo suficientemente bueno para optar al
privilegio de participar en la misión de Dios.
El llamado de Dios es un regalo de su gracia. Sara y Abraham respondieron al llamado de Dios con
asombro y una fe vacilante. A través de los siglos, otros cuyas vidas también revelan una fe débil, han
seguido el ejemplo de Sara y de Abraham diciendo agradecidos “sí” a Dios.
LA MISIÓN NOS ENSANCHA
Seguir el llamado de Dios significa apartarse de lo malo de nuestras culturas y convertirse en una
nueva clase de personas que influencian a nuestras sociedades con direcciones bienhechoras. Por
ejemplo, de acuerdo a las tradiciones rabínicas, los semitas de Mesopotamia a veces sacrificaban a sus
bebés a sus dioses. Sara y Abraham se apartaron de tales prácticas cuando comenzaron su viaje con
Dios (Hertz, 201).
Siempre ocurre lo mismo. El pueblo que vive bajo pacto con Dios es un pueblo de cambio; busca
transformar la cultura y la sociedad en formas que destacan el bienestar humano. Se aparta de toda
práctica maligna y destructiva.
Una buena forma de evaluar una cultura es preguntar cómo cuida esa cultura a sus niños. Sara y
Abraham se apartaron de la cultura que sacrificaba infantes a los dioses; formaron una cultura en la que
los hijos eran preciosos.
Abraham y Sara crecieron también en otras formas. Dios les prometió un hijo. ¡Esperaron por
veinticinco años! Génesis 12-21 describe la agonía de esa espera. Sara tenía noventa años y Abraham
cien años cuando el hijo prometido nació.
Le llamaron Isaac, que significa risa. Sara adivinó que la gente se reiría asombrada cada vez que
oyeran que un bebé había nacido de una mujer de noventa años. Un par de miles de años después, aún
nos sonreímos, al pensar en la anciana Sara sosteniendo a su recién nacido Isaac.
No obstante, surgió tensión entre Ismael, el hijo de Agar, e Isaac, el hijo de Sara. Los musulmanes
hallan sus raíces espirituales y de pacto en Abraham a través de Ismael. Israel considera a Isaac y a su
hijo Jacob (Israel) los patriarcas de su identidad como pueblo. Aún ahora, los musulmanes y los judíos
viven bajo la larga sombra del conflicto entre Isaac e Ismael en la casa de Abraham.
MISIÓN CONSISTE EN SER UN BUEN VECINO
Dios prometió a Sara y a Abraham una vasta tierra para ellos y sus descendientes, justo en
Palestina. Sin embargo, Abraham era un extranjero en esta tierra de promisión. No tenía ningún
ejército. Los pueblos entre quienes ellos vivían en Palestina eran mucho más fuertes que él. Abraham
podía poseer esa tierra únicamente a través de la fe en la promesa de Dios.
Y sí adquirió tierra. Dios le dio favor para ser aceptado entre los pueblos donde vivía. Abraham
cultivó tal aceptación siendo un buen vecino. Cuando necesitó de un lugar para enterrar a su amada
Raquel, pagó a Efrón el Heteo un precio justo por ese pedazo de tierra.
Abraham adquirió sin violencia este lugar en la tierra; se ganó el favor de la gente. Este siempre ha
sido un tema medular en toda misión bíblica. El pueblo de Dios en misión de ser una bendición para
sus vecinos; debe vivir generosamente; no ser violento. Los misioneros se ganan un lugar entre los
pueblos siendo buenos vecinos.
La buena vecindad es una dimensión medular para que una misión sea fructífera. El pueblo de Dios
en misión necesita ganarse la buena voluntad de la gente. Cuando hacen violencia a una cultura o a un
pueblo, no son una bendición y ciertamente no son bienvenidos.
Abraham y Sara fueron misioneros peregrinos vulnerables. Si los cananitas se hubieran volteado
contra ellos, hubiesen muerto instantáneamente. Dependían completamente del llamado y la promesa
de Dios y en la buena voluntad de los pueblos entre quienes vivían.
Algunas veces la iglesia en misión ha ignorado el principio de Abraham y Sara de ser bendición.
Un ejemplo es la manera en la que la espada y la Biblia se usaron juntas en la dominación europea de
los pueblos indígenas de las Américas. La fusión del trabajo misionero con la conquista imperial de
toda América ha sido un desastre para los pueblos indígenas. Esa clase de misión no es bíblica; no es
una bendición.
EL MISIONERO STAUFFER CONOCE AL JEFE NYATEGA
Cuando en 1933 el misionero Elam Stauffer llegó a Shirati en la ribera oriental del Lago Victoria en
Tanganika, buscó al jefe del clan Luo que habitaba en la región.
Después de las formalidades apropiadas, Stauffer preguntó: “¿Podremos disfrutar la bendición de
vivir como huéspedes en su tierra? Por nuestra parte, nosotros bendeciremos a su pueblo con la Palabra
de Dios, con educación y ministerios médicos”.
“¡Bienvenido!” exclamó el Jefe Nyatega. “Y su casa estará en la Colina Katuru!”
De la semilla en la Colina Katuru, creció una iglesia que se ha esparcido a lo ancho de la nación.
Un hospital se levanta en esa colina, tal como el misionero Stauffer prometió.
Todos los que dicen “si” al llamado de Dios para la misión descubren que son bendecidos y se
convierten en bendición para otros.
***
Este capítulo ha explorado las sorprendentes revelaciones de Dios concernientes a la condición
humana como está registrada en Génesis 1-3. Estas verdades bíblicas constituyen un regalo de libertad
de la esclavitud a la naturaleza y a los dioses.
Tristemente, los primeros padres humanos escogieron apartarse de Dios; de diversas maneras toda
la gente participa de esa trágica elección. El mal entra en nuestra experiencia a través de la elección de
rechazar a nuestro creador dador de vida.
No obstante, Dios no nos abandona. Llega al huerto de nuestras vidas para invitarnos a rectificar y
renovar nuestra relación con El. El prometió enviar al Mesías quien, aunque fuera herido, aplastaría al
maligno.
Dios también llamó a Abraham y a Sara como los padres de la fe de todos los que escuchan y
obedecen el llamado de Dios para realizar Su misión en nuestro mundo. Aquellos que caminan en
misión como Abraham y Sara ciertamente se convierten en una bendición para otros.
El siguiente capítulo explora el llamado de Dios a misión a un pueblo conocido como Israel para
que ellos realizaran la misión. ¡Ellos se convirtieron en una nación impresionante!
Reflexión
1. ¿De qué manera es asombrosa la primera frase en la Biblia para las personas con
a) Una cosmovisión secular-atea?
b) Una cosmovisión ontocrática?
2. ¿Cómo respondería usted a Mohammed que preguntó: “Es el cristianismo la fe para una persona
secular?
3. Reflexione en Abraham y Sara como los padres del movimiento misionero mundial (Génesis
12:1–3). ¿Qué puede aprender la iglesia moderna en misión de su experiencia?
4. Considere ejemplos en los que la iglesia en misión ha sido bendición. Considere los ejemplos en
los que la misión no ha sido una bendición. ¿Cuál es la raíz de las diferencias?
5. ¿Cómo podría su congregación participar en extender bendición “a todas las naciones?”
Considere formas en las que su iglesia puede recibir bendición de esas mismas “naciones”.
6. ¿De qué maneras es conocida su congregación en su comunidad como gente que es bendición
para los que no están involucrados en la familia de su iglesia? ¿Cómo podría su congregación
convertirse en una bendición más grande en su comunidad? ¿Hasta qué punto son los miembros de su
congregación una bendición en su lugar de trabajo?
***
Escrituras sugeridas como base: Génesis 1-3; 12:1-3; 17:19-21; Efesios 1:3-10; Colosenses 1:19-20.
CAPÍTULO 2
UNA NACIÓN ASOMBROSA
“¡Es un milagro!” exclamaron dos jóvenes rumanos, Livia y loan. Maravillados y con lágrimas en
sus ojos ellos describían cómo doscientos mil personas estaban arrodilladas, incluyendo aún a
comunistas y ateos, uniéndose a la oración de los cristianos.
Estábamos en la Plaza de la Opera en el centro de Timisoara, Rumania. Estos jóvenes, Livia y loan,
describían las vigilias de oración realizadas en Diciembre de 1989, que precedieron el derrocamiento
del régimen comunista de Nicolás Ceausescu.
Los dos jóvenes hablaban cuidadosamente en inglés. “El dieciséis de diciembre, los cristianos de la
Iglesia Reformada se reunieron en una vigilia de oración de toda la noche porque las autoridades
comunistas exigían que su pastor saliera de la ciudad. Al día siguiente cristianos de otras iglesias se
unieron a la vigilia.
“Pronto la asamblea creció tanto que tuvieron que trasladarse a la Plaza de la Opera, una gran área
abierta en el centro de la ciudad. Entonces los soldados avanzaron y abrieron fuego. Muchos murieron,
aún niños que corrían buscando refugio. En camiones el gobierno recogió a los muertos y los enterró en
una fosa común.
“Sin embargo, la masacre no detuvo la vigilia de oración. La asamblea siguió creciendo. Cuando las
noticias de las matanzas en Timisoara llegaron a otras áreas de Rumania, otras vigilias se formaron en
otras ciudades. Para el 22 de diciembre la vigilia en la Plaza de la Opera había crecido hasta alcanzar
200,000 personas. Los soldados avanzaron una segunda vez con sus armas listas.
“El aire era explosivo. Un pastor subió al podium. “Tengo palabra del Señor para los soldados’
anunció el pastor. !De pongan sus armas!’”
Ellos obedecieron.
“El pastor pidió que la multitud de 200,000 personas se arrodillara en oración. Todos se
arrodillaron. Aún los soldados se unieron en oración clamando por la reconciliación y la sanación de la
nación de Rumania. ¡Aún los ateos oraron! Aquellos que antes habían perseguido a los cristianos, ahora
se arrodillaban con nosotros”.
Ese mismo día Nicolás Ceausescu huyó de su palacio en Bucarest donde gigantescas
manifestaciones habían saturado la ciudad. Y todo comenzó cuando unos pocos cristianos se unieron en
una vig oración de toda la noche en Timisoara.
UN PUEBLO LIBRE
A lo largo y ancho de Europa Oriental y la antigua Unión Soviética, hay relatos similares de
cristianos en oración formando la vanguardia para el derrocamiento de los gobiernos comunistas en
aquella región del mundo. Las iglesias estaban singularmente equipadas para este papel; las iglesias
eran grupos que persistían como comunidades con un pensamiento alternativo.
Otras comunidades fueron seducidas u optaron por la ideología comunista. Desde luego, también
algunas iglesias fueron seducidas. Pero fueron las iglesias que tenazmente insistieron que había una
autoridad que trascendía la autoridad del partido comunista: Jesucristo. Las iglesias eran comunidades
libres. Dios les dio una libertad que el gobierno comunista no podía quitarles.
El llamado de Dios a la misión es un llamado a vivir en libertad. Ningún sistema o ideología tiene
autoridad para usurpar la libertad que Dios ofrece a su pueblo. Aún la tortura y la muerte no pueden
despojar al pueblo de Dios de su libertad, pues Jesucristo libera a su pueblo del temor a la muerte.
En el capítulo anterior, aprendimos que un viaje a la libertad comenzó cuando Abraham y Sara
obedecieron el llamado de Dios para salir de las trampas culturales y religiosas de su tierra natal y de su
parentela. Descubrimos que Dios proveyó un lugar para Sara y Abraham en la región de Canaán,
actualmente Palestina.
ISRAEL PIERDE SU LIBERTAD
El pueblo de Israel, así como los musulmanes y cristianos, reconocen su origen espiritual en
Abraham, quien encontró tierra y hogar en Palestina. Este capítulo explora el relato bíblico de Israel
como un pueblo llamado a la libertad y a la misión.
El pueblo de Israel traza su herencia espiritual hasta Abraham y Sara a través de lsaac y su hijo
Jacob, de quien obtienen el nombre Israel. Ese era el sobrenombre de Jacob, que significa uno que
lucha con Dios y prevalece. Debido a una hambruna en Canaán, Israel y sus doce hijos y sus familias se
trasladaron a Egipto, donde uno de los hijos, José, se había convertido en el funcionario jefe de ese
reino.
Dos siglos más tarde, un gobernante egipcio llamado Faraón esclavizó al pueblo de Israel. Era una
esclavitud horrible; por algún tiempo Faraón ordenó que se ahogara a todos los recién nacidos varones.
Dios escuchó el clamor de Israel y llamó a uno de entre ellos. Moisés, para guiar a ese pueblo hacia la
libertad.
EL CONFLICTO CON FARÓN Y LOS DIOSES
A continuación ocurrieron una serie de confrontaciones colosales con Faraón. La lucha era entre
Dios, el Creador del universo, y los dioses de la naturaleza a quienes los egipcios adoraban. El conflicto
llegó a su climax con diez diferente plagas contra aquellos que habían esclavizado a Israel.
Cada plaga representó una confrontación contra uno de los dioses de la naturaleza de Egipto: agua
sanguinolenta, ranas, moscas, piojos, muerte del ganado, úlceras, granizo, langosta, tinieblas. La última
plaga fue la muerte de los primogénitos en todo Egipto.
Sin embargo, cualquier familia que hubiere rociado la sangre de un cordero sacrificial en el dintel y
los postes de sus puertas, fue librada de la muerte. Aún hoy, el pueblo de Israel esparcido en todo el
mundo celebra la Pascua, recordando aquella terrible noche cuando el ángel de la muerte pasó sobre
sus hogares.
Al instante, después de la última plaga, el doliente Faraón decidió liberar a todo Israel. Seiscientos
mil hombres, que con mujeres y niños probablemente formaba una multitud de dos millones de
personas, salieron de Egipto. Esa fue la noche de su Exodo de la esclavitud a la libertad.
Después de cruzar en forma milagrosa el Mar Rojo y de que los ejércitos del Faraón se ahogaran en
el mar, el pueblo de Israel llegó hasta el Monte Sinaí. Para llegar a este monte, tomaron un largo desvío
hacia el sur atravesando el desierto en su camino hacia Canaán, la tierra que Dios había prometido a
Abraham y a su descendencia para siempre. La asombrosa liberación de la esclavitud que sufrieron
bajo el dominio de Faraón y la formación de este pueblo libre está registrado en Exodo 1-18.
DIOS CREA UN EXODO PARA LOS PUEBLOS OPRIMIDOS
A pesar de que Dios había prometido a Abraham y a Sara la tierra, ellos no tenían un ejército con
que conquistarla. Fue Dios, y no su propio poder, quien proveyó un lugar para ellos.
El mismo pensamiento de Dios actuando a favor de un pueblo impotente está en el corazón del
Exodo de Israel de Egipto. No pelearon por su libertad. Dios los llamó a libertad; ellos obedecieron ese
llamado y Dios mismo actuó. Dios peleó por su pueblo; ellos no podían y no pelearon por sí mismos.
Lo mismo ocurrió en lo que loan y Livia describen en la Plaza de la Opera en Timisoare, Rumania.
Tanto en el antiguo Egipto como en la moderna Rumania, los oprimidos clamaron a Dios, y Él escuchó
su oración y los libró. La liberación de Israel de Egipto es una semilla de esperanza para los pueblos
oprimidos en cualquier parte. Dios mismo se une en su lucha no violenta por la libertad.
Por supuesto, el pueblo de Dios necesitaba moverse hacia adelante en obediencia a su llamado;
Israel tuvo que responder a la invitación de Dios para vivir como gente libre. Nosotros no siempre
discernimos cuál es el propósito de Dios, pero Dios está obrando. En tiempos bíblicos y dentro de la
historia de la experiencia cristiana, creemos que Dios está actuando para liberar a la gente de la
opresión.
Un exodo del comunismo
El colapso de los gobiernos comunistas en Europa Orien-tal y la antigua Unión Soviética es un
ejemplo moderno de Dios obrando para que los pueblos oprimidos obtengan su libertad.
Por más de setenta años la hoz y el martillo comunista ondearon sobre el Kremlin. El régimen
oprimía a enormes porciones de la población; la evidencia ahora sugiere que Lenin y Stalin fueron
responsables por la muerte de 60 millones de su propia gente. Luego, en el día de Navidad de 1991, la
ban-dera comunista fue arriada en el Kremlin.
“Es un milagro” exclamó Peter Kuzmic de la antigua Yugoeslavia en una consulta realizada en
1991 en el Centro de Estudio sobre Misiones en el Extranjero en New Haven. “Ninguna institución
humana puede abrogarse el crédito por lo que ha ocurrido. Dios ha escuchado las oraciones y visto el
sufrimiento de su pueblo. A través de toda esta región, el momentum de libertad comenzó en reuniones
de oración. Este es un acto de Dios”.
Un exodo del apartheid
Por muchas décadas la República de Sudáfrica había privado a la gente de color de sus derechos
políticos a través del instrumento de la clasificación racial y la segregación conocida como apartheid.
Este sistema garantizaba privilegios especiales para los caucásicos.
“¿Cómo explica usted el asombroso apoyo que el Presidente F. W. De Klerk recibió para negociar
el fin del apartheid en Sudáfrica con el referéndum para blancos solamente?” pregunté a un veterano
líder de la iglesia, Graham Cyster, en Ciudad del Cabo.
“¡Es un milagro!” respondió Cyster. “Dios ha escuchado el clamor de los oprimidos”.
Dios ciertamente recrea el Exodo una y otra vez.
¡EL TESORO DE DIOS!
El Exodo libró a Israel de la esclavitud. También dio a Israel responsabilidades especiales. Dios
ofrece libertad a los pueblos pero a cambio les invita al servicio por el bienestar de otros.
A Israel le sorprendieron las expectativas de Dios. Imagínese su asombro cuando Dios exclamó:
“Vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me
seréis un reino de sacerdotes y gente santa”. (Exodo 19:5-6).
Este sorprendente privilegio y responsabilidad encontraba su fundamento en un pacto establecido
entre Dios e Israel en el Monte Sinaí. Dios cuidaría fielmente de su pueblo; ellos tenían que amar y
obedecer a Dios con todo su corazón, alma y mente. El alma del pacto de Dios con Israel se conoce
como el shema (oír).
Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de
toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. (Deuteronomio 6:4-5)
Un milenio después, Jesús vinculó el shema con un obscuro mandamiento en Levítico: “Amarás a
tu prójimo como a tí mismo” (Lev. 19:18). Jesús declaró que toda la enseñanza de la ley y de los
profetas descansaba sobre estos dos mandamientos: amar a Dios y amar al prójimo. Estos dos
mandamientos definen el corazón del pacto.
UNA NACIÓN DIFERENTE
Dios es personal y justo. Su encuentro con Israel en el Monte Sinaí demandaba vivir santamente.
Los Diez Mandamientos (Exodo 20:1-17) constituyen una descripción de las dimensiones éticas de
vivir como pueblo bajo pacto con Dios entre las naciones.
Con ese fundamento ético, se desarrolló durante los siguientes mil años (como registra la Biblia) un
impresionante peregrinaje de descubrimientos y crecimiento moral entre ese pueblo. Ellos realmente
eran el pueblo de pacto escogido por Dios. Dios quería que ellos fueran luz entre las naciones.
Israel hizo algunos descubrimientos respecto a lo que significaba ser la nación de pacto con Dios.
El pacto no fue establecido por etnicidad, ni un gobernante autocrático obligó al pueblo para que
formara una nación. La base de la nacionalidad fue una participación voluntaria en el pacto. Todos eran
bienvenidos. Muchos de los participantes del pacto procedían de otras naciones: moabitas, heteos,
cananitas, medianitas, amalecitas y otras naciones son mencionadas.
Los conceptos de “pureza étnica” o “limpieza étnica” eran incomprensibles para una nacionalidad
que se basaba en un pacto. Ser descendientes genealógicos de Abraham era apreciado, pero la base de
la nueva nacionalidad era el pacto más que los ancestros (Ezequiel 47:21-23).
Era un pacto voluntario. La gente podía renunciar o descuidar el pacto. Podían abandonar al pueblo
del pacto. (Esta atrevida creación de una nación basada en un pacto y no en la etnicidad o autocracia es
la precursora de las democracias constitucionales modernas).
El pacto se preocupaba profundamente del bienestar de la persona. Por ejemplo, dentro del pacto no
había lugar para una prisión. Confinar en la cárcel a una persona era incomprensible, pues eso la
privaría de su libertad. Las personas incorregibles eran aisladas de la sociedad, pero jamás
encarceladas.
Jamás se permitía imponer castigo al cuerpo de una persona por un crimen contra la propiedad. Por
supuesto, si una persona dañaba a otra, el castigo era ojo por ojo y diente por diente. Las multas eran el
castigo apropiado por crímenes contra la propiedad. Pero la persona creada a imagen de Dios era
demasiado valiosa para ser dañada físicamente en aras de la propiedad.
La integridad y dignidad de la persona misma no podía tocarse como castigo por un crimen contra
la propiedad. El sistema de castigo por hacer el mal estaba firmemente anclado en la convicción de que
Dios ha creado a los hombres a su imagen; tenemos dignidad.
SHALOM
Shalom (paz y bienestar) es el vocablo que describe bien la naturaleza ideal de este pueblo de pacto.
El pacto les invitaba a relaciones en paz con Dios, consigo mismos, con otros y con la creación.
Dios en medio de ellos les bendecía con shalom y les invitaba a establecer patrones de estilos de
vida que crearan y preservaran ese shalom.
Había gran preocupación por los pobres, las viudas y los extranjeros. Se realizaban esfuerzos
especiales para incorporar a los extranjeros a la comunidad del pacto. Ellos debían ser tratados como
invitados especiales (Núm. 9:14; 15:14-26).
Los acreedores debían perdonar todas las deudas en el año del Jubileo, que ocurría cada cincuenta
años (Lev. 25). Los que prestaban dinero no podían cobrar intereses, porque esto haría más pobre al
pobre. Los ricos debían evitar comprar tantas tierras y propiedades que dejaran sin nada a los pobres.
Los que podían costearse una vacación anual ¡tenían que dar a los pobres un tercio de lo que
gastaban en sus vacaciones personales! Cualquier agricultor al cosechar debía dejar algo para que los
pobres pudieran subsistir con el remanente (Lev. 19:9-10; Lev. 23:22; Deut. 24:20-22).
El pacto exhortaba a la gente a ser limpia, a practicar buenos hábitos al comer, y a tener cuidado
integral de su buena salud. Se bañaban con frecuencia. Debían mantener sus casas y patios limpios. La
persona que no tuviera una letrina, debía enterrar sus excrementos. Dios no debía ver ninguna
inmundicia en los campos o en las casas.
El pueblo del pacto debía comer alimentos que promovieran la buena salud. Debían descansar cada
séptimo día y disfrutar la recompensa de su arduo trabajo. Se animaba al pueblo a tratarse
generosamente durante las vacaciones anuales en tiendas (Fiesta de los Tabernáculos).
El pueblo del pacto debía cuidar la buena tierra y de todas sus criaturas. Cada séptimo año debían
dejar descansar la tierra laborable. Debían tratar a los animales con bondad; si un buey estaba trillando
maíz, no debían ponerle bozal en su boca. El buey debía ser libre de comer tanto maíz como deseara. Si
los niños salían de caza y encontraban un ave hembra con polluelos en su nido, no se atrevían a dañar a
la madre, pues entonces los desamparados pichoncitos morirían de hambre. ¡Dios se preocupa por los
débiles!
Shalom era la voluntad de Dios para su pueblo de pacto. Y Dios quería que todas las naciones
fueran atraídas por ese pueblo que vivía en shalom.
LUZ PARA LAS NACIONES
Las naciones modernas han sido considerablemente influenciadas por los temas de shalom de la
experiencia de Israel. La Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos está basada en
los derechos humanos que emergieron de los tiempos del antiguo Testamento. Esto incluye la con-
vicción global que los derechos de las personas deben ser defendidos por los gobiernos.
Dentro de Israel, el rey jamás ejercía la autoridad final; era Dios, a través de Sus profetas, quien
confrontaba a los reyes injustos una y otra vez. Nuestro mundo moderno acepta que los gobiernos
deben ser juzgados por el criterio de justicia y derechos humanos. Los sistemas democráticos dan a la
gente la oportunidad de deponer a un gobierno que consideren injusto o inepto. En las sociedades más
modernas, los ricos pagan más impuestos que los pobres. A través del sistema de bienestar social, los
gobiernos modernos intentan quitar algo de su riqueza a los ricos para compartirla con los pobres.
Las sociedades modernas no admiten que una persona pueda sufrir prisión por deuda. Las leyes de
bancarrota son un eco de la convicción bíblica de que todas las deudas deben perdonarse cada
cincuenta años. El pacto de Dios con Israel ha sido, indudablemente, una luz para las naciones, tal
como Dios prometió (Is. 49:6).
¡NO SEA DEMASIADO RELIGIOSO!
El pacto incluía rituales religiosos tales como sacrificios de animales. Dios reveló cómo debía
construirse el centro de adoración, el Tabernáculo. Era rico en simbolismos. Por ejemplo, un velo
dentro del Tabernáculo separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo. Una caja pequeña, conocida
como el Arca del Pacto, fue colocada en el Lugar Santísimo. Preciosos elementos del pacto de Dios con
su pueblo se guardaban seguros en esa arca, incluyendo los Diez Mandamientos escritos sobre piedra.
Aunque los sacerdotes en el Tabernáculo ofrecían diariamente animales en sacrificio en busca del
perdón de Dios por los pecados del pueblo, un velo separaba el Lugar Santísimo del resto del
Tabernáculo. Esto recordaba siempre al pueblo la separación existente entre Dios y ellos debido a sus
pecados y a la justicia de Dios. Ningún ritual religioso podía eliminar ese velo.
Después que el pueblo se estableció en Canaán, construyeron un imponente templo en Jerusalén
que sustituyó al Tabernáculo. Al igual que en el Tabernáculo, los sacerdotes colocaron una cortina en el
templo entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Después de su construcción, Salomón dedicó el
templo y sacrificó 22,000 reses y 120,000 corderos y cabras. Esto no impresionó a Dios. El velo de
separación seguía en el templo. Aún los 142,000 animales sacrificados en un solo día por los pecados
del pueblo no podían eliminar esa cortina.
Los profetas recordaban al pueblo que los rituales y prácticas religiosas no podían crear una
relación verdaderamente saludable entre Dios y su pueblo de pacto. Los profetas insistían que a Dios le
preocupaba más la justicia que los animales sacrificados y las prácticas religiosas. En consecuencia,
durante los miles de años en los que se desarrolló el Antiguo Testamento, el papel de los rituales
religiosos fue decreciendo en importancia en la vida de Israel.
Un decrecimiento en el ritual religioso no es típico en otras religiones. Todo lo contrario, en la
mayoría dc religiones a medida que pasan los años los rituales se vuelven más complejos y
esclavizantes.
Sin embargo, lo importante de la fe bíblica no es la religión. La Biblia exhorta a la gente a volverse
a Dios, y no a prácticas religiosas. Por esta razón, la misión bíblica no es un compromiso para expander
una religión; mas bien, Dios invita a la gente al arrepentimiento. Los rituales religiosos con frecuencia
obscurecen la verdad. Una persona religiosa puede no sentir necesidad de Dios, no tener ninguna
inclinación al arrepentimiento, ningún cuidado por los pobres, ningún compromiso a ser una persona
justa.
LOS RITUALES: SOMBRAS DE LA VERDAD
Muchos años después, cuando Jesucristo fue crucificado en las afueras de Jerusalén, el velo del
templo se partió en dos de arriba a abajo. ¡Qué revelación! Los símbolos del Tabernáculo eran sombras
que apuntaban hacia Jesucristo (Col. 2:17). Los sacrificios de animales en Israel habían sido sombras o
señales que preparaban a la gente para comprender a Cristo, el Cordero de Dios, quien un día daría su
vida como supremo sacrificio por el pecado.
La muerte sacrificial de Cristo garantiza que hemos sido perdonados, ya no se necesitan más
sacrificios de animales. ¡No es de extrañar que el velo del templo se partiera en el mismo momento de
su muerte vicaria! Ahora ya no hay velo que separe a Dios de su pueblo. Hemos sido perdonados.
Somos invitados a una comunión total e irrestricta con Dios a través de Jesucristo.
¡MANTÉN TU TIENDA LISTA!
En el desierto de Sinaí, Israel comenzó a adquirir la práctica de reunirse alrededor del Tabernáculo
(tienda) para adorar. Una tienda es el centro de adoración para los pueblos peregrinos. Así como
Abraham y Sara fueron llamados a dejar su tierra para convertirse en una nueva nación, así Israel había
de ser un pueblo peregrino.
Durante su peregrinación, Dios iba delante de ellos cubriéndolos con una nube de día e
iluminándolos con una columna de fuego por la noche. Cada vez que la nube o la columna de fuego de
movían, ellos levantaban el campamento y proseguían la marcha. Los sacerdotes doblaban el
Tabernáculo e iban delante del pueblo durante la siguiente fase de su peregrinación.
Eran un pueblo libre que rendía cuentas sólo a Dios. Los lugares no podían capturarlos. Siempre
que Dios ordenaba “¡muévanse!” ellos obedecían. Aún después que se establecieron en Canaán y las
circundantes tierras de pastoreo, el permanecer en un lugar parecía eludir a muchos dentro del pueblo
de pacto. Sin embargo, estos traslados a regiones fuera de Palestina con frecuencia ocurrieron debido al
juicio de Dios sobre ellos por su desobediencia.
Calamidades colosales sobrevinieron a Israel, asentada en Palestina, el cruce de caminos entre Asia,
África y Europa. Hacia el siglo quinto A.C. la mayoría de israelitas habían sido llevados cautivos a
tierras extrañas. Primero Asiria y luego Babilonia arrasaron la pequeña nación. La mayoría de israelitas
fueron deportados de Palestina y re ubicados en la región de Mesopotamia. Sus enemigos destruyeron
el templo y Jerusalén.
Se convirtieron en un pueblo en diáspora, esparcidos entre las naciones de la tierra. Formaron
expresiones frescas de comunidades de pacto desde España hasta la India y a lo ancho del Norte de
Africa. Seguían siendo un pueblo en movimiento; recordaban a sus ancestros que habían comenzado su
peregrinaje de pacto muchos siglos antes con su Tabernáculo desmontable.
El cambio puede ser bueno
El peregrinaje bíblico significa un compromiso al cambio cultural o personal para bien. El cambio
geográfico es sólo una dimensión del peregrinaje (Jer. 29:4-8). Un pueblo en misión es siempre un
pueblo peregrino. El llamado de Dios a la misión requiere que tengamos en poca cosa a nuestra familia,
lugar, cultura, tradición o costumbres. Dios y su llamado son el centro de nuestra vida.
La diseminación del pueblo de Dios puede deberse a su llamado específico para una persona o un
pueblo a moverse a una nueva localidad. El movimiento también puede ocurrir debido a tragedia o
reubicación por razones económicas. También podemos ser forzados a movernos como consecuencia
de fracasos personales.
La misión requiere que, cuando abandonemos nuestras muchas seguridades, vivamos de tal manera
que seamos bendición para otros.
Ir cuando dios llama
Con frecuencia Dios llama a personas para que se conviertan en peregrinos en tierras y culturas
extrañas con el propósito específico de llamar al arrepentimiento y a la fe en Dios.
“Clyde, te estoy llamando para que seas misionero en Africa”, percibió que le decía el Espíritu
Santo al espíritu de un joven agricultor en Pennsylvania.
“¡No yo!” objetó el joven. “Soy el único hijo de mi padre; él me necesita como ayudante en los
trabajos de la finca. Recientemente mi padre plantó árboles frutales sólo para mí, pues disfruto el
trabajo en el huerto”.
El Espíritu Santo insistió gentilmente, aunque con firmeza. Clyde perdió treinta libras mientras
luchaba con la disyuntiva entre la finca y la desconocida África. Por las noches caminaba alrededor de
la finca contemplando la maquinaria, la tierra, y el ganado que disfrutaba tanto. Calculaba el costo. La
muerte de los misioneros en África era común en esos días. Estaba convencido que si se decidía por
África, finalmente terminaría muerto.
Finalmente contó a sus padres la lucha que estaba sosteniendo. Su padre sollozó. Le apremiaron a
buscar consejo con los pastores de su iglesia.
“Hijo, deja que el Señor haga lo que quiera” fue el único consejo que recibió de Jacob Hess, el
pastor principal de su iglesia.
En 1936 Clyde Shenk y su novia, Alta Barge, se embarcaron hacia Africa Oriental. El Ministerio de
Alta fue cortado por un accidente aéreo. Clyde sirvió durante cuarenta años. Hoy el distrito de iglesias
que ayudaron a plantar tiene unos 12,000 miembros.
¡Tome nota! En todos los distritos donde sirvieron, los evangelistas africanos fueron pioneros
asociados. Los misioneros sólo ayudaron a plantar la semilla del evangelio. Otros abrazaron el
evangelio, aceptaron el llamado de Dios a las misiones y proclamaron las buenas nuevas por doquier.
De la misma manera que Dios llamó a Alta y a Clyde, llamó también a Jonás en Israel en el tiempo
del Antiguo Testamento. Este drama misionero puede leerse en pocos minutos en el libro que lleva el
nombre de este desganado misionero. Dios llamó a Jonás a dejar su casa y predicar en Nínive, entre
gente que era enemiga de Israel. Aunque Jonás resistió tal llamado y consecuentemente terminó en el
estómago de un pez por tres días, finalmente comenzó a predicar en Nínive.
“¡El juicio de Dios está a la puerta!. ¡En cuarenta días Nínive sera destruida!” Predicó Jonás.
Nínive se arrepintió. Dios les perdonó. Aunque Jonás estaba terriblemente agitado por la
misericordia de Dios, Nínive se libró del juicio que Dios había prometido.
CUIDADO CON EL SÍNDROME DE SALOMÓN!
Por casi tres años el Rey Salomón de Israel pudo dormir con diferente mujer cada noche. Ese era el
número de esposas y concubinas que tenía. La mayoría de estas mil mujeres eran hijas de reyes; estas
mujeres cimentaron alianzas políticas con naciones cercanas y lejanas. El usó su posición de rey de
Israel, escogido del Señor, para usar a esas mujeres en favor de su ambición política. Eso es usar el
pacto y bendiciones de Dios para el auto-engrandecimiento y la explotación de otros.
Al igual que Salomón, Israel con demasiada frecuencia usó el pacto para asegurarse privilegios. En
lugar de vivir como luz y bendición para las naciones, convirtió el pacto en una institución política y
religiosa. Obtuvo un rey, igualando en esta forma el pacto con el Estado. En lugar de ser un pueblo en
misión, prefirió ser un Estado, como las naciones a su alrededor.
Los israelitas construyeron un templo fabuloso; la adoración a Dios se convirtió en un culto
religioso. Cuando personas de otras naciones querían adorar en el templo enfrentaban desalentadores
obstáculos religiosos antes de ser considerados dignos.
Los reyes de Israel ocasionalmente oprimían a los pobres. El Rey Salomón usó su posición para
cargar al pueblo con impuestos enormes. Acumuló riquezas escandalosas; la plata era como piedras en
Jerusalén. Otros reyes de Israel buscaron poder invocando a los dioses de la naturaleza. Algunos
llegaron hasta sacrificar a sus hijos a esos dioses. La defensa militar se convirtió en una fijación.
Esa no era la voluntad de Dios cuando llamó a Israel para que fuera su especial tesoro entre las
naciones. En lugar de ser una nación justa, abierta y generosa, Israel y sus reyes con demasiada
frecuencia vivieron de la misma manera que las naciones que los rodeaban. La riqueza y el poder, y no
la misión era su objetivo.
¡Tengamos cuidado! La Biblia no dice que las riquezas y el poder sean prueba de la bendición de
Dios. La Biblia está consciente que algunas veces las riquezas se adquieren a través de medios injustos
y de explotación. Jesús sí promete que Dios bendecirá a su pueblo con todo lo que necesiten: alimentos
y vestidos.
Es aceptable que una persona adquiera riquezas, si éstas no proceden de la explotación de la buena
tierra y del prójimo. Algunas veces la gente puede adquirir riquezas a través del trabajo diligente,
integridad y prácticas comerciales justas. Eso es bueno. Tales personas deben agradecer a Dios por
capacitarlos para adquirir riquezas. En tal caso, el Señor invita a los ricos a compartir sus recursos
generosamente.
Un poeta bíblico describe a los ricos que son justos como alguien que “Reparte a los pobres”
(Salmo 112:9).
Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).
¿MATAR AL ENEMIGO?
La violencia de Israel contra sus vecinos es uno de los temas que más perplejidad causa en
cualquier reflexión acerca de Israel como un pueblo que debía ser bendición y cumplir una misión entre
las naciones.
Los relatos de Abraham y Sara, así como de la liberación de Israel de Egipto, describen a Dios
actuando a favor de un pueblo vulnerable. Eran demasiado débiles para siquiera considerar usar la
violencia para asegurarse un trato justo, tierra o libertad. Dios peleó por ellos. Dios juzgó a los que los
oprimían.
Dios prometió unirse a Israel en la batalla al entrar a la Tierra Prometida de Canaán (Palestina
moderna). La Biblia declara que el pueblo de Canaan era malvado. A menos que los canaanitas se
arrepintieran, el juicio de Dios caería sobre ellos. Pero el juicio era responsabilidad de Dios; no el deber
de Israel.
Dios obraría contra los perversos canaanitas de la misma manera que lo había hecho con el Faraón.
¡Dios enviaría avispas delante de ellos para obligar al pueblo de Canaán a abandonar la tierra
voluntariamente!
No obstante, cualquier canaanita que se arrepintiera podía integrarse al pueblo del pacto. Tales
personas debían ser insertadas en Israel y no destruidas. Rahab, la ramera de Jericó fue una canaanita
que se arrepintió; se casó con Salomón de Israel y se convirtió en la tatarabuela del rey David.
El plan nacional de defensa de Dios era la estrategia más extraña en cualquier nación de la tierra.
Dios ordenó a Israel que jamás dependiera del poder militar. Se le prohibió adquirir caballos y carros
para la guerra. Debía evitar hacer un censo de los hombres en edad militar, no fuera que comenzaran a
confiar en su poderío humano y no en Dios.
Si alguna vez tuvieran que pelear, los recién casados eran excluidos de la batalla, pues sería una
tragedia que un hombre muriera antes de saborear los deleites del matrimonio. En tiempos de guerra,
todos los timoratos quedaban en libertad de abandonar el ejército y regresar a casa.
Los sacerdotes debían marchar adelante de este ejército gozoso de voluntarios, entonando alabanzas
al Señor. Dios les aseguraba que en todo caso, lo más probable era que el enemigo hubiera huido antes
que Israel llegara.
Sin embargo, hay otro lado en este asunto de la violencia. Con frecuencia Israel se vio envuelta en
conflictos sangrientos. A menudo pareciera que Dios mismo dirigiera y bendijera estas convulsiones
militares.
Una vez que comenzaron a establecerse en Canaán, Israel peleó guerras genocidas contra los
habitantes naturales de la región. En algunas batallas hubieron hasta cien mil bajas. Israel también
peleó cruentas guerras civiles. No eran escaramuzas, sino guerras genocidas. Israel desarrolló un
enorme ejército; el rey Salomón tenía 1,400 carros y 12,000 caballos.
¿Cómo podemos interpretar este ángulo violento de la historia de Israel? Los profetas del Antiguo
Testamento lucharon con este asunto. Lo mismo hacen los creyentes modernos. La espiritualidad del
Israel moderno está significativamente influenciada por la violenta dimensión de su historia en el
Antiguo Testamento. Las iglesias con frecuencia usan estas historias del Antiguo Testamento para
justificar la militarización de sus sociedades.
CRISTO ES EL CENTRO
La interpretación del Antiguo Testamento en los tiempos modernos es urgente. Al escribir estas
líneas, parece haber surgido un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos dirigidos por Yasser Arafat.
No obstante, por generaciones los palestinos han muerto y perdido tierra, con frecuencia a manos de los
que usan el Antiguo Testamento para justificar sus acciones.
Un cristiano palestino en Belén se lamentaba: “Nosotros los palestinos no queremos saber nada del
Antiguo Testamento. ¡Israel usa ese libro para asesinarnos!”.
Las raíces espirituales de este árabe cristiano están en la iglesia apostólica que se formó en
Pentecostés.
¿Cómo podía yo responderle? Bondadosamente observé: “Jesús dijo que en él se cumplía la ley de
Moisés. Jesús tiene la última palabra. ¿Ayudaría si interpretáramos el Antiguo Testamento a través de
Jesús el Cristo?,” Pregunté.
Mi anfitrión palestino estaba impresionado. “¿Es correcto examinar el Antiguo Testamento a la luz
de Jesús?”, Preguntó.
“Jesús nos da esa autoridad”, le aseguré.
Este enfoque de interpretación bíblica se llama hermenéutica Cristo-céntrica. De la misma forma
que la interpretación cristiana de la Biblia debe ser Cristo-céntrica, así también la misión de la iglesia
está también anclada en Cristo. Esto es lo que exploraremos en el siguiente capítulo.
Descubriremos que Cristo hace mucho más que ayudarnos a interpretar el Antiguo Testamento de
una forma que critica la violencia excesiva. Cristo también libera a la gente para que ame a sus
enemigos. Por crucifixión y resurrección, Cristo rompe el ciclo de violencia y nos brinda el poder
vivificante para amar al enemigo, vivir en paz, y buscar la reconciliación.
***
Este capítulo describe a Israel como un pueblo llamado por Dios para ser luz y bendición en las
naciones. La exploración revela características revolucionarias en este pueblo del Nuevo Pacto.
Muchos aspectos del interés moderno por los derechos humanos se derivan del Israel del Antiguo
Testamento.
Por otra parte, Israel con frecuencia ha traicionado su llamamiento. El pueblo de Israel experimentó
tensión entre su deseo de seguridad como nación-estado y los más exigentes requerimientos de ser un
pueblo misionero entre las naciones. Les sorprendió que ellos podían cumplir su misión en cualquier
lugar, aún cuando fueran esparcidos entre las naciones sin ninguna identidad estatal o política.
El pueblo de Israel reconoció que ellos estaban siendo preparados de entre las naciones para el
advenimiento del Mesías. El siguiente capítulo describe al Mesías como la gran sorpresa. Aún Israel
quedó atónito.
Reflexión
1. ¿De qué maneras el éxodo de Israel de la esclavitud de Faraón brinda aliento y dirección en la
búsqueda moderna por libertad de opresión?
2. Discierna de qué maneras Israel ha sido una luz para las naciones (Isaías 49:6; 60:1–4)
3. ¿Cuáles son algunas diferencias entre un pueblo bajo pacto y
(a) una nación-Estado, o
(b) un grupo étnico?
4. Reflexione de qué maneras la antigua Israel y la iglesia moderna no han funcionado en forma de
ser una bendición para las naciones.
5. ¿Cómo deben los cristianos interpretar el Antiguo Testamento? ¿Cómo se siente usted acerca de
una her-menéutica Cristo-céntrica? (Mateo 5:17–48; Hebreos 1:1–2)
***
Escrituras sugeridas: Exodo 1-20; 26:31-37; 33-34; Deuteronomio 32-33; Isaías 49:6; 6; 60:1-4;
Jonás; Colosenses 2:17.
CAPÍTULO 3
LA GRAN SORPRESA
“¡Dios es amor! I Juan 4:8, ” cantan los niños en un millón de clases cristianas de escuela dominical
en mil idiomas, mientras aprenden sus versículos bíblicos.
Otras religiones y filosofías globales ni siquiera se han imaginado este concepto. “Dios es amor” es
una afirmación sorprendente sin paralelo en las religiones y filosofías de la humanidad. No obstante, no
es el corazón del evangelio. El evangelio no es una especulación sin precedentes de filosofía o religión.
El evangelio es mucho más que un admirable concepto teológico. El evangelio es un acontecimiento.
“¡De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su único Hijo” (Juan 3:16)! Esa es la grande y
total sorpresa que constituye el evangelio cristiano. La palabra evangelio significa buenas nuevas. De
tal manera nos amó Dios, que tomó acción. La historia jamás volvería a ser la misma. ¡Dios envió a su
Hijo!
LOS INFORMES ESCRITOS
Los informes escritos acerca de Jesús de Nazaret registran dos ocasiones cuando la gente oyó la voz
de Dios desde el cielo proclamando que Jesús es Su Hijo: “Tú eres mi Hijo, en quien tengo mi
complacencia” (Lucas 3:22), y “Este es mi Hijo, a quien he escogido” (9:35). Este hombre de Nazaret
de Galilea en Palestina a quien Dios llamó “mi Hijo”, es la sorpresa más grande que la gente en
cualquier parte ha experimentado.
Es importante saber si los informes acerca de la vida de Jesús son dignos de confianza. Este es un
asunto crítico en estos tiempos modernos, cuando nuestra visión mundial científica exige evidencia
confiable para todo lo que creemos. El asunto era igualmente importante para la iglesia primitiva.
Después de la muerte y resurrección de Jesús, comenzaron a circular las leyendas. La iglesia
buscaba informes dignos de confianza. El medico, doctor Lucas, resume su preocupación por informes
genuinos al abrir su crónica acerca de la vida de Jesús.
Me ha parecido bien a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen,
escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales
has sido instruido. (Lucas 1:3-4)
Los apóstoles fueron los primeros líderes de la iglesia. En su mayoría habían sido discípulos de
Jesús durante sus tres años de ministerio público. La iglesia determinó incluir en el Nuevo Testamento
solamente los relatos escritos por apóstoles o personas estrechamente asociadas con los apóstoles. La
iglesia objetó todo material legendario que hiciera separación entre el Jesús de las Escrituras y el Jesús
de Nazaret histórico.
La iglesia estaba agradecida porque los discípulos cercanos a Jesús habían guardado cierta clase de
diario de sus enseñanzas y ministerio. Los eruditos se refieren a esta “fuente” como Quelle (término en
alemán para manantial o fuente) o bien sencillamente “Q”. Aunque los eruditos modernos no poseen
este documento, hay evidencia de una fuente escrita común que forma la base de los Evangelios de
Mateo y Lucas.
Poco después de la resurrección de Jesús, otros comenzaron un registro más sistemático de su vida
y enseñanzas. Cuatro relatos de la vida de Jesús, conocidos como los Evangelios, se incluyen en el
Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
El Nuevo Testamento también incluye los Hechos, que relata la historia de la iglesia primitiva.
Luego están las cartas escritas a personas o iglesias por personas apostólicas. Estos documentos
también brindan un relato muy valioso de Jesús, que atestigua aún más la exactitud de los Evangelios.
En su trabajo misionero, la iglesia siempre ha necesitado relatos confiables de Jesús, así como del
consejo y enseñanzas de la iglesia primitiva.
¿SON CONFIABLES LOS RELATOS DE LOS EVANGELIOS?
Los eruditos modernos están cada vez más impresionados con la confiabilidad de lo que relatan los
Evangelios. Existen razones fundamentales para esta confianza. Mencionaremos solamente tres:
Primero: los relatos describen comportamientos poco convencionales de los apóstoles. Al andar al
lado de Jesús, sus discípulos se enredaban en discordias pueriles. Pedro negó a Jesús. Antes que ningún
hombre se enterara, una mujer descubrió que Jesús había resucitado de los muertos. Los apóstoles
actuaron cobardemente durante el arresto y crucifixión de Jesús. Pablo y su mejor amigo, Bernabé,
tuvieron una agria disputa que de alguna manera invalidó el ministerio de Pablo por algún tiempo. Los
relatos tienen un realismo humillante. Si los escritores hubieran querido alterar los hechos, jamás
hubieran registrado estos fracasos personales.
Segundo: los documentos son exactos en aspectos de detalles que pueden ser examinados a través
de evidencias externas arqueológicas, históricas o textuales. Por ejemplo, Lucas con frecuencia
menciona detalles históricos o culturales interesantes, y siempre lo hace correctamente.
¡Veamos la siguiente declaración de Lucas!
En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes
tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de las provincias de Traconite, y Lisanias tetrarca
de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el
desierto. (Lucas 3:1-2).
Esta es otra sorpresa inesperada de Lucas. Los romanos nombraban un procónsul (gobernador) a
cargo de cada provincia. Por muchos años, parecía que Lucas se había equivocado ya que al describir el
motín en Efeso, cuando la turba trató de matar a Pablo, habla de procónsules. Las provincias romanas
tenían un solo procónsul, no varios.
Sin embargo, las evidencias arqueológicas ahora demuestran que cuando ocurrió ese motín había en
realidad dos procónsules en Efeso. Hubo un breve traslape entre un procónsul que terminaba su período
y otro que llegaba a sustituirlo. A los eruditos les impresiona la capacidad de observación que
demuestra Lucas.
Tercero: Los estudios de las fuentes hebreas o arameas de los Evangelios son importantes. Las
tempranas tradiciones de la iglesia observan que Pedro hablaba arameo y que necesitaba un intérprete
griego. Marcos fue ese intérprete. La tradición también sugiere que Pedro fue la fuente principal del
evangelio de Marcos. No obstante, los eruditos piensan que el griego del evangelio de Marcos carece
de fluidez.
Bajo el liderazgo del profesor David Flusser, los eruditos bíblicos judíos en la Universidad Hebrea
en Jerusalén creen que han resuelto el misterio. Como experimento, estos eruditos han traducido las
palabras griegas en Marcos al arameo. ¡Qué descubrimiento han hecho! El resultado es un arameo
idiomático fluido.
Su conclusión: originalmente Marcos fue escrito en Arameo, la lengua natal de Jesús. Los que lo
tradujeron al griego, los hicieron en forma literal, palabra por palabra, para conservar su significado
textual. Esa es la razón por la que al leerlo en griego resulta poco fluido.
Este descubrimiento es especialmente importante porque brinda a los eruditos un relato en arameo
de la vida de Jesús. También revela que la iglesia primitiva trabajó cuidadosamente en la preservación
fidedigna y exacta de los primeros relatos de la vida de Jesús (Lindsey).
LA IGLESIA NECESITA RELATOS CONFIABLES
Si los escritores del Nuevo Testamento registraron con precisión los detalles pequeños,
indudablemente se preocuparon de relatar en forma fidedigna la vida y ministerio de Jesús y las
experiencias de la iglesia primitiva. Pero, ¿por qué debe preocupar esto a los cristianos? ¿Qué
importancia tiene que los relatos de Jesús sean auténticos?
Para los hindúes no tiene importancia si Krishna real-mente vivió. Los relatos o leyendas de su vida
son valiosos sólo como mitos. Los mitos nada tienen que ver con la exactitud histórica.
Aún los musulmanes no ven sus principales escrituras reunidas en El Corán desde una perspectiva
histórica. Ellos creen que El Corán descendió del cielo; esto trasciende la historia. Los eruditos
musulmanes no estudian El Corán desde la perspectiva del análisis histórico.
Buda fue un filósofo y maestro. Aunque su historia es interesante es irrelevante para el significado
del budismo.
La fe cristiana es diferente. Los cristianos son his-toriadores; están profundamente interesados en la
autenticidad de los documentos. Siempre ha sido así.
Recordemos que el alma del evangelio es que Dios envió a Su Hijo. Jesús de NAZARET es ese
Hijo. El fue un hombre real que vivió una historia real. Si Dios envió a Su Hijo a nuestro mundo,
entonces indudablemente es importante que contemos con relatos auténticos de esa gran sorpresa que
nunca antes había ocurrido en la historia de la humanidad.
HECHOS REVELADORES Y LA RESPUESTA DE FE
Indudablemente la Biblia es en gran parte un libro de historia. La fe bíblica insiste que esa historia
es real; Dios toma acción en la historia. El centro de la revelación son los actos salvíficos de Dios en la
historia. El Espíritu de Dios inspiró a los profetas y poetas bíblicos para que interpretaran y expusieran
esos acontecimientos salvíficos. Esa es la razón por la que en el corazón de la Biblia encontramos las
descripciones de los hechos salvadores de Dios en el contexto de la historia humana. Las perspectivas
de fe de los escritores bíblicos forman parte de las crónicas escritas. El acontecimiento y la respuesta de
fe interactúan.
Los relatos de la resurrección de Jesús muestran la interacción entre hecho y fe. Cuando Jesús
resucitó, mujeres discípulas de Jesús vieron al ángel que había movido la piedra que sellaba la puerta
de la tumba donde Jesús había sido sepultado. Los guardas en la tumba también vieron al ángel y
quedaron aterrorizados.
Con gran regocijo las mujeres volvieron apresuradamente a Jerusalén para contar a los discípulos
las impresionantes buenas nuevas de que Jesús se había levantado de los muertos. En su camino, el
mismo Jesús resucitado se encontró con ellas. ¡Imagínense! Gozosas contaron a los discípulos que
habían visto tanto un ángel como a Jesús.
En contraste, los asustados guardas corrieron a Jerusalén para informar a las autoridades las
terribles noticias de que un ángel se había aparecido y había movido la piedra que cerraba la tumba.
Instantáneamente las autoridades inventaron un relato que encajaba perfectamente con su cosmovisión:
los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús.
Las dos descripciones, dramáticamente diferentes, del mismo acontecimiento, se esparcieron como
fuego en toda la tierra. La reacción de fe fue de gran regocijo porque Jesús había resucitado de los
muertos. La reacción de incredulidad fue que los discípulos habían robado su cuerpo de la tumba.
El acontecimiento fue de tal naturaleza que la única respuesta posible era de fe o de incredulidad.
Luego, la fe o la incredulidad en cuanto a la resurrección de Jesús depende de una reacción personal
profunda que marca una enorme división en el compromiso final de cada uno. Esas dos respuestas
opuestas son el meollo del significado de la vida y el destino.
Los relatos plasmados en los Evangelios acerca de la resurrección revelan que la iglesia no trató de
desarrollar una evidencia irrefutable que apoyara la resurrección. Surgen algunos problemas al tratar de
unir todos los relatos. La iglesia primitiva estaba consciente de esos problemas, pero jamás reunió a un
comité para desvanecerlos y lograr así la secuencia correcta. Sabían que los que escogieran no creer
jamás serían persuadidos por la evidencia sistemática que pudiera presentar un comité de investigación.
Sin embargo, desde la perspectiva de los estudiosos modernos, los problemas mas bien fortalecen la
certeza en la confiabilidad de los relatos. ¿por qué? Los eruditos utilizan la analogía de la evidencia en
una corte de justicia. Si los testigos concuerdan totalmente en todos los detalles, el jurado sospechará
que ha habido una concertación entre los testigos. Pequeñas divergencias entre los testigos realmente
fortalecen el caso en la corte. Los mismo ocurren en los relatos bíblicos. Los problemas fortalecen la
seguridad en la confiabilidad de los relatos.
Sin embargo, siempre existe una división entre la respuesta de fe y la de incredulidad a los actos de
Dios. Estas respuestas opuestas interpretan el mismo evento de forma muy diferente. Los no creyentes
no pueden aceptar los relatos bíblicos de la resurrección. En la era apostólica, y ahora también, los no
creyentes jamás aceptan la posibilidad de la resurrección de Jesús. Ellos están persuadidos de que ésta
sólo puede ser una ficción o ilusión.
Los creyentes, por otra parte, se regocijan ante la resurrección de Jesús. Meditan y hablan de la
maravilla y el significado de ese acontecimiento. Tal como lo hicieron los escritores del Nuevo
Testamento, así también nosotros interactuamos con el evento de la resurrección, suministrando nuestra
interpretación personal y colectiva de su significado.
La revelación y la respuesta de fe siempre están en armonía y se interpretan mutuamente. El acto de
la revelación invita a la fe; nuestra respuesta de fe afecta y es determinante en nuestra comprensión de
tal evento.
Esto también se aplica a la gente de fe que registró los relatos bíblicos. “Los hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Ellos no escribieron solamente acerca de los hechos
de Dios en la historia o de la doctrina. Ellos también estaban comunicando fe.
Ahora exploramos la revelación más grande de todos, este hombre de Nazaret a quien Dios llamó
“mi Hijo amado”. Escudriñaremos el significado de los cuatro nombres de Jesús: Mesías; Emanuel,
Hijo del hombre, Hijo de Adán; Cordero de Dios.
MESIAS
Alégrate mucho, hija de Sion;
Da voces de júbilo, hija de Jerusalén;
he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
humilde y cabalgando sobre un pollino, hijo de asna.
…y hablará paz a las naciones,
u su señorío será de mar a mar,
y desde el río hasta los fines de la tierra
(Zacarías 9:9-10)
El profeta Zacarías proclamó esta profecía concerniente al Mesías hacia el fin de la era del Antiguo
Testamento. Cinco siglos más tarde, Jesús de Nazaret entró a Jerusalén montado sobre un asna.
Jubilosos los niños cantaban:
¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!
(Mateo 21:9)
Es seguro que los niños no tenían ni la más remota idea que el Mesías cabalgaría sobre un asna. No
tenían ningún indicio que el que cabalgaba sobre el asna era el Rey quien proclamaría “paz en las
naciones” y cuyo gobierno se extendería hasta “los confines de la tierra”. Cantaban porque amaban a
Jesús, y El les amaba a ellos.
Sin embargo, los expertos religiosos sí conocían muy bien la profecía de Zacarías. Se quedaron
lívidos. Al cabalgar sobre el asna Jesús estaba haciendo una declaración muy clara. Anunciaba, sin
lugar a dudas: Yo soy el Mesías que Dios había prometido, y mi reino se extenderá hasta los confines
de la tierra. Yo soy el Rey y Señor que ha venido a proclamar paz a las naciones.
Las autoridades de Israel no podían tolerar la presunción de Jesús. Le exigieron que callara a los
niños. Jesús se negó. “¡Si ellos callaran, las piedras hablarán!” respondió Jesús.
Con una osadía que las autoridades no imaginaban, Jesús entró al templo y echó fuera a los
mercaderes que vendían animales, pájaros o grano a los adoradores que querían presentar sacrificios a
Dios. Volcó las mesas de los cambistas, proclamando que ellos habían convertido la casa de Dios en
cueva de ladrones. Con un látigo sacó al ganado del área del templo.
Esto colmó su ira. Las autoridades planearon el arresto de Jesús. Tenían muchos motivos. Al
limpiar el templo, Jesús había ido demasiado lejos; debía morir. A los pocos días fue crucificado entre
dos ladrones. Las tres cruces fueron colocadas en un cerro llamado Gólgota en las afueras de Jerusalén.
“¿Cree usted realmente que Jesús el Mesías fue crucificado?, preguntó Abdul Rauf del Centro
Islámico en Washington, D. C. Participábamos en un diálogo entre teólogos cristianos y musulmanes.
“Si”, confesamos.
Con el rostro perplejo, Rauf continuó: “Eso parece sugerir que el Mesías es vulnerable. Si Dios es
soberano, la cruz no pudo ocurrir”.
Nosotros continuamos: “Ese es el corazón del Evangelio. Dios es vulnerable. El escogió quebrar
nuestra rebelión a través del amor sufriente del Mesías revelado en la cruz. Una mano empuñada sirve
para golpear. Los brazos cruzados denotan indiferencia. Los brazos abiertos demuestran vulnerabilidad
y sirven para abrazar.
En los brazos extendidos de Jesús colgando sobre esa cruz experimentamos cuanto Dios nos ama.
El no es indiferente a nosotros; él escogió no golpearnos. En el Mesías crucificado descubrimos que
Dios es amor”.
La cruz no fue en vano. El amor es más fuerte que el odio. Los poderes del mal maquinaron y
crucificaron al Mesías. Como Dios lo proclamó desde el mismo principio de la historia humana, las
fuerzas del mal ciertamente lo “hirieron en el calcañar”.
Sin embargo, después de tres días en la tumba, Jesús se levantó de los muertos. Su resurrección es
la garantía que los poderes del mal han sido desenmascarados y que su autoridad ha sido rota. En su
crucifixión y resurrección, Jesús “aplastó la cabeza” del mal (Gen. 3:15). El venció al mal y a la
muerte. El ha resucitado de los muertos.
Después de su resurrección, Jesús apareció ocasionalmente a sus discípulos durante cuarenta días;
en los Evangelios y en las epístolas se registran una docena de apariciones. Su resurrección confirma
fehacientemente que él ciertamente es Señor.
“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis,
Dios le ha hecho Señor y Cristo”, proclamó Pedro en su primer sermón cristiano; eso ocurrió en la
fiesta de Pentecostés el día del nacimiento de la iglesia (Hechos 2:36).
Si Jesús es Señor, el destino humano está en sus buenas manos. Jesús de Nazaret es el Mesías
ungido por el Espíritu de Dios
para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner el libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Así fue como Jesús vivió.
Es por eso que entre toda la gente que ha vivido, no hay nadie a quien confesaríamos como Señor,
sino a Jesús.
La resurrección de Jesús es también la garantía de parte de Dios de que todos algún día
resucitaremos. Y Jesús prometió que regresaría otra vez en el climax y consumación de la historia. El
regresará como Señor de todo; Dios ha entregado el juicio en sus manos. El dará cumplimiento al
Reino de Dios. Habrá un nuevo cielo y una nueva tierra.
Esta es la esperanza del cristiano: la esperanza de que en el tiempo propio de Dios el Reino de Dios
triunfará. Esto nos da ánimo y valor aún cuando todo parece salir mal.
EMANUEL
Las primeras palabras en la Biblia declaran: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Eso
no es difícil de creer. Indudablemente tiene que existir un arquitecto quien planeó y formó el universo.
La avanzada tecnología desarrollada en los telescopios, tales como el telescopio Keck en Hawai, o
el Hubble montado en un satélite arriba de la atmósfera de la tierra, están revelando la increíble
grandeza y complejidad del universo. En nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, existen alrededor de tres
billones de estrellas. La luz se mueve a 186,000 millas (300,000 kms.) por segundo. Esto significa que
rodea la tierra seis veces en cada segundo. A esa enorme velocidad, se requieren de cien mil años para
que la luz cruce nuestra galaxia. Nuestra galaxia es enorme. Sin embargo, la Vía Láctea es sólo una
galaxia entre miles. Los otros sistemas de galaxias están espaciadas en diseños ordenados, ¡separados
entre sí por cuatrocientos millones de años luz!.
La energía en el universo también es impresionante. Por ejemplo, existen corrientes misteriosas de
material gaseoso que viajan a más de mil millas por segundo y se extienden por trillones de millas.
Estas corrientes tienen más energía que lo que la Vía Láctea produce en cien mil años (Newsweek, 3
Junio 1991, 47–52).
Los científicos escudriñando con sus telescopios, computadoras y microscopios electrónicos
pueden discernir el exquisito diseño, poder, organización y complejidad del universo, abarcando desde
las colosales galaxias hasta el más pequeño cuarzo.
La más leve desviación en el complejo y entretejido diseño del universo, haría que la vida humana
fuera imposible. Tomemos, por ejemplo, el núcleo del carbono, fundamental para la vida. La formación
del núcleo del carbono requiere el encuentro simultáneo a alta velocidad de tres núcleos separados de
helio. Esto sólo puede ocurrir en la profundidad de las estrellas, donde se dan las complejas
condiciones para la producción del carbono.
La formación del núcleo del carbono nos proporciona un rápido vislumbre de un universo
delicadamente balanceado para la creación y sustentación de la vida humana. Desviaciones aún
infinitesimales harían que la vida fuera imposible (Davies, 199).
Los descubrimientos de la ciencia nos sorprenden por lo intrincado de su organización y por la
complejidad de la creación. Nuestras exploraciones del universo han revelado que Dios es más grande
y más poderoso de lo que jamás concebimos. Aún hace pocos años ni siquiera imaginábamos que las
galaxias estuvieran cuidadosamente espaciadas a 400,000 años luz una de otra. ¡Somos tan pequeñitos!
Sin embargo, las noticias que brinda el evangelio son tan asombrosas que sus maravillas jamás
pueden exagerarse. La sorpresa más grande es que Dios, quien creó el vasto universo nos amara tanto
que envió a su único Hijo para que caminara entre nosotros en el planeta tierra. Y ese Hijo se llama
Emanuel, que significa “Dios con nosotros” (Mateo 1:23).
Jesús como Emanuel nos aclara quién es Dios. Sin esa aclaración, estamos inclinados a desarrollar
conceptos erróneos acerca de Dios. Los psicólogos y antropólogos han demostrado que los dioses de
las religiones son una invención o proyección de sus culturas. Las culturas guerreras adoran a los
dioses guerreros. Las culturas pacíficas creen que su deidad es pacífica. Basado en esto, el psicoanalista
Sigmund Freud creyó que Dios es una ilusión.
La Biblia también nos advierte contra los dioses ilusorios. El profeta Jeremías escribió:
Porque las costumbres de los pueblos son vanidad
porque leño del bosque cortaron,
obra de manos de artífice con buril.
Con plata y oro lo adornan;
con clavo y martillo lo afirman para que no se mueva.
Derechos están como palmera, y no hablan;
son llevados, porque no pueden andar.
No tengáis temor de ellos
porque no pueden hacer mal,
ni para hacer bien tienen poder (Jr. 10:3–5)
Los dioses creados por las culturas nunca llaman al arrepentimiento. Los dioses que determinada
sociedad crea sencillamente afirma los valores de tal sociedad. Por ejemplo, en el hinduismo la casta se
identifica como el dios Brahma. En tal caso, Brahma jamás criticará el sistema de castas. No hay
arrepentimiento, no hay un cambio en el espíritu de castas. La divinidad de las castas jamás pedirá a los
hindúes que transformen este sistema, pues dios y casta son lo mismo.
Cualquier dios creado por el pueblo, es un dios falso, una ilusión, tal como Freud dijo.
Arrepentimiento significa apartarse de esos falsos dioses para adorar al Dios que nos creó. Este Dios no
es una ilusión. Siempre que tenemos un encuentro con El, experimentamos el llamado a efectuar una
vuelta en U hacia Dios y de alejarnos de los dioses de nuestra cultura.
Así pues, ¿cómo podemos conocer a Dios? ¿Cómo podemos confiar que la percepción que tenemos
de nuestro Creador no está distorsionada por nuestra cultura?
Jesús es el gran evento aclaratorio. El es la plena revelación de Dios dentro de la historia. “El es la
imagen de Dios invisible” (Col. 1:15). “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”
(Col. 1:19). Por esta razón, cada vez que nos acercamos a Dios, nos acercamos a Jesús, quien nos ha
dado a conocer al Padre (Juan 1:18).
Jesús proclamó: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).
Esto significa que cualquier imagen o percepción de Dios que sea contraria a Jesús, es falsa. ¡Esas
son buenas noticias! Pues si Dios no es como Jesús, la mayoría de nosotros bien lo podríamos ignorar.
Pero si Dios es como Jesús, entonces con confianza y regocijo podemos entregar nuestra lealtad total a
nuestro Padre y Creador.
HIJO DE ADÁN
Lucas registra setenticinco generaciones en la genealogía de Jesús. El Rey David de Israel está justo
a la mitad de ellas; Adán está al principio. Lucas enfatiza un punto en esa genealogía: Jesús es el hijo
de Adán. Es un genuino ser humano. La Biblia describe a Jesús como el “nuevo Adán”.
Cuando Adán y Eva se apartaron de Dios, el mal hizo su entrada en la experiencia humana. Toda la
gente es tocada por el mal. Cada uno de nosotros está profundamente consciente de que no somos
totalmente humanos como quisiéramos ser o como debiéramos ser. Somos pecadores.
Pero cuando leemos los relatos de Jesús, percibimos en nuestro espíritu una dulce conciencia de que
estamos encontrándonos con la persona más genuina que jamás hayamos conocido. El es la clase de
persona que sé que yo debiera ser. El es totalmente humano. El es el nuevo Adán. El es la persona que
revela una justicia persuasiva, libre de la mancha del mal
No obstante, Jesús realizó el viaje de la vida de la misma manera que lo hacemos nosotros. Aunque
no nació en una casa excesivamente pobre, durante su infancia se convirtió en un refugiado. Es muy
probable que durante su juventud haya sido carpintero y cortador de piedra.
Parece que su madre María, al enviudar tuvo que hacerse cargo de una familia bastante numerosa.
Jesús, siendo el mayor, asumió considerable responsabilidad por su madre y hermanos. Hay
indicaciones de que su casa estuvo empañada por tensiones familiares.
Durante sus tres años de ministerio público, Jesús comentó una vez que aún las zorras tienen donde
dormir, pero que él, el Hijo del hombre no tenía donde recostar su cabeza. Habló abiertamente de su
temor ante la crucifixión. Caminar por la senda de la vida implica sufrimiento. Jesús también saboreó el
sufrimiento. El es un hijo de Adán y Eva; nosotros también somos hijas e hijos de los primeros padres
humanos. Podemos identificarnos con Jesús, pues El se ha identificado con nosotros.
EL CORDERO DE DIOS
“¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”, Exclamó Juan el Bautista el primer
día del ministerio público de Jesús, al presentarlo a las multitudes que eran bautizadas en el Río Jordán
(Juan 1:29).
En el capítulo anterior vimos como todos los primogénitos israelitas fueron salvados de la muerte al
obedecer a Dios y untar con la sangre de un cordero de un año los dos postes y en el dintel de las casas
donde habitaban. Parece extraño que Dios requiriera esto para que cuando el ángel de la muerte pasara
exterminando a todos los primogénitos de Egipto, pasara por encima de las casas de los hijos de Israel.
Reconocemos que debe haber un significado más profundo en la inmolación de ese cordero pascual que
lo que revela el relato de Éxodo.
Los cristianos creemos que el cordero inmolado como sacrificio en aquella noche de Pascua era una
señal que apuntaba al Cordero de Dios, que 1,300 años más tarde entregó su vida como sacrificio por
los pecados del mundo. La noche que Jesús fue traicionado comió la Pascua con sus discípulos para
recordar, al igual que todo el pueblo hebreo, cómo Dios los había librado de Egipto.
Luego, al final de esa Pascua, Jesús tomando una copa de vino compartiéndola con sus discípulos
dijo: “Esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados”
(Mateo 26:28).
Por esta razón, los cristianos celebramos unidos la comunión con pan partido y vino, recordando
que Jesús, el Cordero de Dios, fue crucificado y entregó su vida en sacrificio por nuestros pecados. De
la misma forma en que en Egipto la sangre del cordero pascual untada sobre los dinteles y postes salvó
a los primogénitos de la muerte hace miles de años, nosotros también recibimos perdón y salvación de
la muerte eterna por medio de Cristo, el Cordero de Dios proclamado por las Escrituras.
“La revelación más grande que percibo con mi mente es esta: Jesús murió por mis pecados; El tomó
mi lugar”, me de-cía el anciano obispo africano Zedekia Kisare, mientras está-bamos sentados en su
patio esperando el festival de las cabras.
Algunos meses más tarde cerca de veinte cristianos e igual número de musulmanes participaban en
un diálogo vespertino en la mezquita de Front Street en Filadelfia. Los musulmanes acababan de
terminar muchas rakas de oración esa tarde.
“Hoy dijimos veinte oraciones extras, pues hemos pecado. Esperamos que nuestras oraciones pesen
más que nuestros pecados en la balanza del bien y el mal. Pero nunca sabemos si hemos orado lo
suficiente. Cada persona debe recibir el castigo por sus pecados”.
“Lo que usted ha dicho es cierto”, comentó uno de nosotros. “Cada persona debe sufrir el castigo
por sus propios pecados. Pero hay una excepción. Una persona queda libre si el juez mismo entra al
recinto de la corte y parándose al lado del culpable proclama: ‘¡Yo tomaré tu lugar!’ ”
El testimonio del Evangelio es que Jesús, el Mesías, ha tomado nuestro lugar en el salón del juicio.
“Uno de los nombres de Jesús el Mesías, es el Cordero de Dios. Como sabemos, todas las religiones
en cualquier lugar ofrecen sacrificios de animales; usualmente con la esperanza de recibir perdón por
sus pecados.
“Aunque en tiempos modernos la gente puede considerar que los sacrificios de animales no tienen
sentido, esos sacrificios siempre han sido importantes señales, que han preparado al pueblo para
comprender por qué Jesús fue crucificado en la cruz. El es el Cordero de Dios que dio su vida como el
último y final sacrificio por nuestros pecados”.
En la mezquita reinaba un absoluto silencio. El Espíritu Santo estaba hablando.
Después de un largo momento de meditación, el imam interrumpió, “¡Demasiado profundo para
esta noche!”
Estuvimos de acuerdo en continuar la conversación otro día.
El regocijo porque nuestros pecados han sido perdonados es un tema central cuando los cristianos
nos reunimos a adorar. Los cristianos realmente nunca salimos del asombro que esto nos provoca. Jesús
es el Cordero de Dios. El tomó nuestro lugar en el salón del juicio de la vida. Sin importar cuán
perversa o mala sea una persona, Jesús ha tomado su lugar. Somos libres. Hemos sido perdonados.
***
Este capítulo describe el más grande de todos los acontecimientos: que Dios envió a su único Hijo a
nuestro mundo.
Este hecho es tan significativo que es importante que la iglesia en misión tenga la certeza que los
relatos son dignos de confianza. Hay amplia razón para tal seguridad. El Nuevo Testamento incluye
tanto el relato del advenimiento de Cristo como la respuesta de fe e interpretación de ese evento a
través de la inspiración del Espíritu Santo.
En su respuesta de fe los creyentes descubren a Jesús como Mesías, Emanuel, Hijo del hombre y
Cordero de Dios. Aunque hay otras facetas de Cristo que descubrir, esos cuatro nombres de Jesús
revelan de manera especial lo maravilloso del evangelio.
Reflexión
1. Describa los aspectos sorpresivos de los cuatro nombres de Jesús.
2. Exprese algunas razones del interés cristiano sobre la confiabilidad de los relatos del Evangelio.
Reflexione en la evidencia existente para creer que esos relatos son dignos de confianza.
3. ¿Cómo responde usted a la afirmación de que el Evangelio no es una especulación sino un evento
que ocurrió? (Lucas 1:1–4; 1 Juan 1:1–4).
4. ¿Qué diferencia hace Jesús en su vida? ¿En su congregación? ¿En su comunidad? ¿En el mundo?
5. ¿Cuáles son las razones medulares de la gran división entre la fe y la incredulidad en la
resurrección de Jesús?
***
Escrituras Sugeridas: Lucas 10:1-24; Juan 1:12,18; 3:16; 17:22-23; 20:21; Hechos 4:12; 1 Corintios
3:16; 2 Corintios 6:16; 13:14; Efesios 1:3-14; 2:19-22; 5:8; Filipenses 2:10-11; Colosenses 1:15, 19;
Hebreos 9:1-24; Apocalipsis 1:4-7.
CAPÍTULO 4
EL FIN YA ESTÁ AQUÍ
“Jesús destruirá a todos los cerdos y todas las cruces cuando regrese a la tierra al final de la
historia”, explicó nuestro anfitrión musulmán.
Alrededor de treinta cristianos y musulmanes compartíamos una noche de diálogo en la Mezquita
Albania en Filadelfia. Nuestro tema era el juicio final. Los musulmanes creen que Dios rescató a Jesús
de la crucifixión y lo llevó al cielo corporalmente, sin haber saboreado la muerte. La tradición islámica
predice que Jesús regresará para preparar al mundo para el juicio final destruyendo todas las cruces,
matando a los cerdos (que los musulmanes consideran impuros), y convirtiendo al mundo al Islam.
“Cuál es la creencia cristiana concerniente al clímax de la historia”, preguntó el imam.
“La Biblia declara que el Mesías que fue crucificado y resucitó de los muertos regresará a la tierra”,
respondimos. “En ese momento habrá una resurrección universal de todos los muertos. El Mesías
presidirá el juicio final. El reino de Dios será cumplido. Habrá una nueva creación”.
“Y ¿qué hacen ustedes acerca de tal esperanza?, inquirió nuestro anfitrión.
IGLESIAS COMO SORPRESAS
“Vengan a ver a nuestras iglesias”, respondimos. “El reino de Dios ya está comenzando. Estamos
experimentando el shalom (paz) en nuestras congregaciones. Por ejemplo, los ganaderos y agricultores
deben cuidar bien sus vacas y cultivar la tierra de tal forma que preserve la tierra.
“Por supuesto se da el pecado en nuestras comunidades de fe. No obstante, les sorprenderá observar
que la nueva creación ya está comenzando. Vengan y vean el shalom”
Recordemos que shalom es un término hebreo que sig-nifica paz y bienestar. La presencia del reino
de Dios es el cumplimiento de shalom. Dios invita a cada congregación local a ser una expresión
sorprendente de shalom.
Esa es la razón por la que invitamos a nuestros amigos musulmanes a visitarnos. Deseábamos que
experimentaran esos preciosos indicios de la presencia del reino de Dios entre nosotros.
¡Y vinieron! Varios carros llenos de amigos musulmanes salieron de la ciudad y viajaron sesenta
millas para visitar nuestras iglesias en un fin de semana. Ellos querían ver el comienzo del reino de
Dios.
La presencia del reino es siempre una sorpresa, porque esa presencia es tan diferente de las
expectativas de la gente. Pero Dios llama a la iglesia a ser precisamente esa clase de sorpresa para la
gente. La iglesia está llamada a ser un pueblo en donde el sorprendente Espíritu de Jesús esté presente.
Este capítulo explora algunas dimensiones de la iglesia como una comunidad de sorpresas.
EL FIN ALIENTA NUESTRA ESPERANZA
Los teólogos se refieren a la iglesia como una comunidad escatológica. Eschaton es una palabra
griega que significa “el fin”. La iglesia es la comunidad en la que el fin ya está comenzando; el fin está
aquí. ¿Qué es el fin? Es el cumplimiento del reino de Dios, la presencia de shalom.
Recordamos la promesa que Dios hizo a Eva y a Adán de que un descendiente suyo algún día
aplastaría la cabeza del maligno (Gen. 3:15). Más adelante Dios hizo una promesa similar a Abraham.
Su simiente sería bendición para todas las naciones (Gen. 22:18). El pueblo del pacto, conocido como
Israel, fue el principio y la preparación para el cumplimiento de esas promesas.
Esto alentaba la esperanza que satura el Antiguo Testamento. Aún bajo circunstancias desastrosas,
los profetas de Dios alentaban esa esperanza. El Mesías vendría. Israel era el pueblo llamado a ser luz
para las naciones al preparar la tierra para el advenimiento del Mesías.
El Nuevo Testamento es la descripción del Mesías; El es la presencia del reino de Dios en la
historia humana. El ha vencido al mal y a la muerte.
“No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por
los siglos de los siglos amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17-18).
Si queremos saber cómo será la nueva creación en el climax de la historia, debemos leer los relatos
del Evangelio de la vida y enseñanzas de Jesús. En Jesús de Nazaret el fin ha aparecido. Y el ha
prometido volver otra vez al final de la historia para traer ese fin a su pleno cumplimiento. En ese
tiempo, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesús es Señor (Fil. 2:9-11). La nueva
creación, que ya está comenzando, tendrá su cumplimiento durante el eschaton, el climax final de la
historia.
Una comunidad de gozo y esperanza
La iglesia existe en la confianza de que el fin de la historia ya ha comenzado dentro de su propia
experiencia. La iglesia fiel está a tono con tal fin. Como un poderoso imán, el fin de la historia atrae a
la iglesia hacia el eschaton, el cumplimiento del reino de Dios. No es sorprendente que siempre que la
iglesia es fiel a su misión, se convierte en una comunidad de cambio enérgica y potente. Impulsa y
apremia el movimiento en dirección de shalom.
La República de Sudáfrica se debatía en una guerra civil en 1989. Cuatro norteamericanos,
Lawrence y Nereida Chiles, y mi esposa Grace y yo nos unimos con nuestros anfitriones sudafricanos,
Graham y Dorcas Cyster para un servicio nocturno de adoración en casa de Fani y Ella Norxawana, en
el enorme shantytown de Khayelitsha en las afueras de Ciudad del Cabo.
Khayelitsha revela todo el mal que encierra el apartheid. Miles de negros han sido arrojados a esta
comunidad para limpiar de negros la región del Cabo y hacer lugar para comunidades exclusivamente
blancas.
Dos docenas de personas se aglomeraban en la mínima sala-comedor-cocina de Norxawana.
Escuchamos la Palabra del Señor, entonamos alabanzas y oramos juntos. Luego Fani dirigió el himno
final mientras que la congregación danzaba delante del Señor con gozo exuberante.
“Miren, Jesús viene. Está allí al cruzar la esquina”, cantaban y danzaban. Esta era una expresión de
la esperanza y del regocijo de una congregación que ha saboreado profundas injusticias.
La congregación vibraba de esperanza.
Al salir de la reunión observé: “Cristo ya ha liberado a esta gente. El Apartheid está acabado.
Shalom está a la puerta”.
Una señal que marca la dirección
Es Dios quien está llevando la historia hacia el fin, cuando el Reino de Dios, que ya ha comenzado,
tendrá su cumplimiento. No existe ninguna ley impersonal de la naturaleza o de la historia que empuje
al mundo hacia adelante, como enseñan los comunistas. Dios está actuando en la historia. El está
llevando la historia hacia el final.
La iglesia es la comunidad llamada por Dios para ser señal que indique al mundo la dirección a la
que la historia se dirige. No existen otras comunidades que estén conscientes de que Jesús es Señor y
que un día él vendrá y entonces todo lo que está en los cielos y en la tierra le reconocerá como Señor.
Sólo la iglesia conoce este misterio del gran diseño de Dios para la historia. La revelación del
misterio de la historia confiere a la iglesia, esperanza, paciencia y resistencia. La iglesia fiel existe y es
movida por un dinamismo futurista que es único y admirable.
¿QUIÉN CONOCE EL MISTERIO DEL FIN?
¿Cuál es el significado de la historia? Si preguntáramos al presidente de la General Motors hacia
dónde se dirige la historia, él podría responder que la libre empresa es la ola del futuro. La mayoría de
norteamericanos parecen confiar en que su estilo de vida es de lo que se trata la historia. Los marxistas
están persuadidos que todos nos dirigimos a la utopía comunista. Los hindúes creen que la historia es
un accidente cíclico trágico y sin significado. Los musulmanes creen que un orden político islámico en
expansión será lo que algún día traiga paz a la tierra.
No obstante, entre las naciones, culturas, varios miles de grupos lingüísticos, el sistema económico
y las religiones de la aldea global, hay personas a quienes Dios les ha revelado el asombroso misterio:
Jesús tiene las llaves de la historia. Estas personas son la iglesia.
Las potestades en el cielo y la tierra
La iglesia ha sido comisionada por Dios para revelar ese misterio a los principados y potestades,
tanto en los cielos como en la tierra (Efesios 3:10). Aún los demonios y los ángeles quedan
estupefactos ante la maravilla del misterio. También las potestades en la tierra. ¿Será posible que Jesús
de Nazaret, crucificado por Poncio Pilato, posea las llaves de la historia?
“Yo era un joven pastor de sólo veintiséis años, cuando las autoridades comunistas rumanas me
autorizaron para bautizar a sólo nueve personas de un grupo bautismal de treintidós”, explicaba el
pastor Joseph Stifanutsi de Braila, al sudeste de Rumania. “Después de orar con la congregación,
bauticé a todo el grupo”.
“¿Tal acción podría haber significado la muerte para usted?”, Pregunté.
“Por supuesto. Es más; las fuerzas de seguridad me citaron y acusaron de insubordinación. Durante
meses trataron de lavarme el cerebro. Me detuvieron y me amenazaron. Una vez trataron de matarme
dirigiendo un camión contra mi automóvil”.
“¿Cómo respondió usted a la acusación de insu-bordinación a la autoridad de gobierno? Nosotros
los cristianos creemos que los gobiernos han sido ordenados por Dios y que debemos obedecer a las
autoridades civiles”.
José continuó: “Yo les dije que yo no era insubordinado. Yo estoy subordinado a Jesucristo y a la
iglesia. Soy siervo de Jesús, quien es Señor del universo y Señor de Rumania también. Mi vida
pertenece a Jesucristo; por lo tanto, la muerte no es problema para mi”.
Intrigado, comenté: “Los comunistas no tienen idea del plan de Dios para la historia. Usted debe
haberlos desconcertado”.
“Sí. ¡Ciertamente se desconcertaron! ¡Quedaron asombrados! Yo insistí que un campesino judío en
Palestina que vivió hace cerca de dos mil años es el Señor de la historia y está conduciendo la historia a
una conclusión correcta y maravillosa. Creyeron que yo estaba loco. Aunque era insensatez para ellos,
yo sabía que este Jesús crucificado y resucitado fue y es el poder de Dios para salvación”.
La iglesia fiel revela el misterio del fin de la historia a las autoridades y gobiernos humanos.
También revela el secreto del plan de Dios a los espíritus y demonios.
Las potestades tales como los brujos y brujas
No tenemos miedo de los búhos que cantan por la noche, de animales negros que se atraviesan en
nuestro camino, de armas de fuego o de los brujos”, explicaba Luis Alfredo, un pastor K’ekchí del
altiplano de Guatemala. “¡Jesucristo ha roto el poder de estos presagios de muerte!”
“Cuénteme acerca de los brujos” dije.
“El poder de los brujos procede del diablo y sus demonios. Antes de conocer a Jesucristo, ellos
ejercían el poder sobre toda nuestra región en Guatemala. Pero, en todo lugar donde la gente cree en
Cristo, los brujos se vuelven impotentes. Todos los brujos han huido a un pueblo lejano. Hemos
comisionado a un evangelista para que vaya a predicar allí también; Cristo romperá el poder de los
brujos en ese último baluarte de los demonios”.
¡Qué responsabilidad más fascinante tiene la iglesia! Esta es la comunidad a quien se le ha revelado
el fin; la iglesia sabe que vendrá el día cuando toda rodilla en los cielos y en la tierra se doblará delante
de Jesús, el Cristo. Dios ha comisionado a la iglesia para revelar ese misterio a las potestades en los
cielos y en la tierra, a los espíritus que confieren poder a los brujos, a los ángeles que son mensajeros
de Dios y a las incrédulas instituciones humanas también.
PREDICANDO EL EVANGELIO A TODAS LAS NACIONES
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, como testimonio a todas las naciones;
y entonces vendrá el fin”, anunció Jesús poco antes de su crucifixión (Mateo 24:14).
Jesús vinculó el fin de la historia a la misión de la iglesia entre todas las naciones (ethnos). La
palabra griega ethnos es traducida como naciones. Ethnos no significa naciones-estados; significa
grupo racial de personas.
El plan de Dios es que todo grupo de personas tenga la oportunidad de creer en Jesús el Cristo. Dios
comisiona a la iglesia para que se mueva a través de barreras culturales y lingüísticas hacia
comunidades donde la gente aún no haya oído el evangelio. Su plan es que la iglesia lleve el evangelio
de un grupo a otro grupo hasta que cada tribu y nación haya oído de Jesucristo.
“Entonces vendrá el fin”, prometió Jesús.
Como comunidad escatológica, la iglesia tiene la increíble responsabilidad de cooperar con el
Espíritu Santo en preparar a toda la tierra para el segundo advenimiento de Jesucristo. Predicar el
evangelio a todas las naciones es el punto medular de tal responsabilidad.
A través de vida y testimonio, la iglesia demuestra que Jesús es Señor ahora y para siempre. Dios
llama a la iglesia para que exprese ese testimonio entre todas las autoridades, potestades y naciones.
TRINIDAD SIGNIFICA MISIÓN
Hemos descubierto que la iglesia es una comunidad escatológica. Los teólogos también se refieren
a la iglesia como una comunidad trinitaria. Eso se deriva del término Trinidad, pues la iglesia conoce a
Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Trinidad y eschaton vienen juntos. Experimentamos a Dios extendiéndose hacia nosotros en misión
como Trinidad; experimentamos su misión dentro de la historia como el comienzo de eschaton. La
misión recibe poder a través de nuestra experiencia trinitaria con Dios. La misión es estimulada por
nuestra esperanza de que el Reino de Dios será cumplido.
Ahora exploramos las formas en que la iglesia al experimentar a Dios como Trinidad se llena de
poder para su misión.
El teólogo del Norte de Africa, Quinto Séptimo Florencio Tertuliano (¿f.230?) introdujo el término
Trinidad en la conversación cristiana. Aunque los cristianos hallan el vocablo Trinidad útil para
expresar su experiencia con Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, otros fuera de la iglesia con
frecuencia hallan que el término es útil. A los musulmanes y judíos, el término les parece politeísta.
“¿Por qué usted está enseñando a la gente de mi comunidad que hay tres dioses?” Preguntó
iracundo Lugman. Estaba parado en la puerta de nuestra casa en Eastleigh, Nairobi, Kenya, temblando
de ira. Recién había terminado sus oraciones del medio día en la mezquita frente a nuestra casa.
“!Yo no creo en tres dioses!” respondí enfáticamente. “¿Por qué usted me acusa en esta forma?”
“¡La Trinidad!” exclamó. “De eso es lo que estoy hablando”.
Ah, la Trinidad”, respondí. “Trinidad significa que usted y yo debemos amarnos”.
“¿Qué?” Dijo Lugman asombrado.
“Si, Trinidad significa que debemos amarnos unos a otros. Dios experimenta una comunión de
amor perfecta consigo mismo. En Jesús, el Mesías, Dios ha revelado su amor pleno. Dios nos invita a
participar en la misma clase de amor hacia Dios y de unos por los otros que observamos en el Mesías.
Dios ha enviado su Espíritu al mundo, y quiere que nosotros le invitemos a nuestras vidas para que él
nos dé el poder para amarnos como Dios lo hace consigo mismo. Así que Trinidad realmente significa
que usted y yo debemos amarnos”.
“¡Qué asombroso!” dijo Lugman. “Si amarnos unos a otros como Dios ama es el significado de
Trinidad, entonces la Trinidad es muy buena”.
Después de esa conversación, Lugman siempre se dirigió a mí como “hermano”. Ya no era un
antagonista.
En la revelación bíblica conocemos a Dios como Creador, Salvador, y Presencia. Reflexionemos en
esta experiencia tridimensional de nuestra experiencia con Dios.
Conocemos a Dios como Creador. Nos asombra saber que nuestro Creador nos invita a conocerle
como nuestro Abba, Papá, Padre.
Conocemos a Dios como Salvador. En Jesús de Nazaret, Dios entra en la historia humana. Camina
con nosotros en medio del pecado, tragedias y deleites de la vida. Entrega su vida como sacrificio por
nuestro pecado. Dios ha llamado al Salvador “mi amado Hijo”.
Conocemos a Dios como el Espíritu Santo. El está siempre presente con nosotros. Nos revela la
verdad y nos da convicción de pecado. Nos da poder para vivir gozosa y rectamente.
Conocemos a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios es personal; él es amor. Amor personal significa comunión y compañerismo con Dios;
también significa invitar a otros a compartir ese mismo amor que Dios experimenta en sí mismo. Dios
amó de tal manera que envió a su Hijo para que nosotros también podamos participar de la misma
comunión con Dios y unos con los otros que Dios disfruta consigo mismo.
Dios como Trinidad nos extiende una invitación. Dios no permanece solo, en una unidad auto-
contenida. El ha creado el universo y a toda la gente. Dios envió a su Hijo. También envió a su
Espíritu. El nos invita a participar en el mismo amor que El experimenta consigo mismo; esa es el alma
de la misión. Nosotros, por lo tanto, también debemos enviar y ser enviados (Juan 17:20-26).
Padre, Hijo y Espíritu Santo están en el centro de la comprensión cristiana de la misión.
Jesús proclamó: “Toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced
discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”
(Mateo 28:18-19).
La misión se atrofia cuando la iglesia descuida la total revelación de Dios como Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
Un énfasis sólo en el Padre alimenta el universalismo; es decir el concepto de que todos están
incluidos en la familia de Dios, sin importar la entrega de la persona. No hay invitación al
arrepentimiento. Dios se convierte en todo lo que deseamos.
Un enfoque sólo en el Hijo alimenta el humanismo. Jesús se convierte en un espléndido ejemplo
solamente. La gente debe luchar por ser bondadosa y así convertirse en hijas e hijos de Dios. Con el
tiempo el humanismo provoca desaliento ya que no llegamos a la medida de nuestros ideales.
Un enfoque sólo en el Espíritu Santo produce excesos y una búsqueda poco saludable de poder
personal. Algunas veces el énfasis sólo en el Espíritu se convierte en universalismo, pues la gente
percibe que el Espíritu Santo obra en todo lugar sin que sea necesaria la relación con Jesús.
No es de extrañar que Jesús enfatizara a sus discípulos que bautizaran a los creyentes en el nombre
del “Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. Ese compromiso es la base para una misión poderosa,
balanceada y fructífera.
La iglesia, como comunidad escatológica, prepara al mundo para la conclusión de la historia al ir y
hacer “discípulos entre todas las naciones”. La iglesia como comunidad trinitaria bautiza a aquellos que
creen en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
EL CUMPLEAÑOS DE LA IGLESIA
Dios creó a la iglesia como una comunidad escatológica en misión el día de la fiesta judía de
Pentecostés, cincuenta días después de la crucifixión y resurrección de Jesús. Este acontecimiento de
cumpleaños es una revelación de las formas en las que la iglesia es la comunidad en la que el fin se
hace presente. Exploraremos este sorprendente acontecimiento y lo que significa para la iglesia en estos
tiempos modernos. Esto debe ser algo muy práctico. Es una descripción del principio de la iglesia, lo
que incluye a su congregación local.
Cuarenta días después de su resurrección, Jesús ascendió a los cielos. Poco antes de su ascensión,
Jesús ordenó a sus discípulos que predicaran el evangelio entre todos las naciones. Primero, sin
embargo, debían esperar en Jerusalén hasta que fueran investidos de poder por el Espíritu Santo. Por
eso, 120 personas se reunieron en Jerusalén para un retiro de oración de diez días.
El día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre ellos con un estruendo como de un viento
recio y lenguas de fuego se posaron sobre cada adorador. Comenzaron a alabar poderosamente al
Señor. Cientos, y luego miles, corrieron a la casa donde estaban para ver y oír lo que sucedía. En la
muchedumbre había personas de por lo menos diez diferentes países que hablaban diferentes idiomas.
En ese momento nació la iglesia y Dios realizó un milagro especial. Cada persona escuchaba a los
discípulos adorar a Dios en su propia lengua. Estaban “atónitos y maravillados” (Hechos 2:7).
Tome nota: la gente con frecuencia se maravilla de los ministerios de la iglesia. Aprecian el trabajo
y compasión de la iglesia cuando sus miembros limpian y ordenan después del huracán Hugo en
Carolina del Norte, o cuando reconstruyen centros médicos en Armenia después de un terremoto. El
ministerio de la Madre Teresa para los huérfanos le ganó un Premio Nobel para la paz.
Pero estar maravillados ante la labor de la iglesia es algo muy diferente a convertirse en un creyente
y participante. Algo mucho más radical que multitudes atónitas ocurrió en el nacimiento de la iglesia en
Pentecostés. ¡Multitudes se arrepintieron! Se volvieron miembros de una nueva y milagrosa creación,
la comunidad de shalom establecida por Jesucristo.
LA VUELTA EN U
“Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”, predicó Pedro en el clímax de su sermón el día de
Pentecostés (Hechos 2:38). El arrepentimiento es la única forma de entrar en la comunidad en la que el
fin está aquí. Es una vuelta en U que nos aleja del enfoque auto-centrista para encontrar a Jesús.
En Hong Kong hay un parque en la cima de una colina al lado del Camino Waterloo en el centro de
Kowloon, en el corazón de esta dinámica metrópolis. La colina queda opuesta a YMCA (Asociación
Cristiana de Hombres Jóvenes) donde con frecuencia me hospedo en esa ciudad. Me gusta levantarme
antes del amanecer y subir a esa colina para realizar una carrera matinal en la cima desde donde se
contempla la ciudad. Varias decenas de personas están siempre allí. La mayoría está practicando un
suave ejercicio chino conocido como shadowboxing. Sus rostros resplandecen con la refulgente luz del
amanecer que va en aumento.
Los que corren en el parque no siempre ven hacia el Este. Cuando miran hacia el Oeste, sus rostros
se ven opacos, como las sombras de la ciudad. Sólo los rostros vueltos hacia el este resplandecen. En
esa cima en el corazón de Hong Kong, todos los rostros sombríos de cara a la oscuridad deben dar una
vuelta en U si quieren contemplar la fuente de la luz del amanecer.
La metáfora del amanecer en la colina en Hong Kong puede derramar alguna luz acerca del
significado del arrepentimiento (Newbigin, 21). Se nos invita a hacer una vuelta en U para alejarnos de
las tinieblas de la ciudad sin luz, y volvernos hacia la luz del amanecer de un nuevo día. Pronto la
fuente de la luz del amanecer se levantará sobre nosotros y desvanecerá las tinieblas de la ciudad.
Jesucristo es esa luz. Vemos ya el amanecer de la inminente aparición de Cristo y vivimos con la
expectativa de que pronto regresará, disipando las tinieblas para siempre. Dios nos llama a hacer una
vuelta en U para alejarnos de las tinieblas y volvernos hacia aquel que es “la luz verdadera que alumbra
a todo hombre” (Juan 1:9).
El arrepentimiento es urgente. El reino de Dios está a la puerta. La verdadera luz está apareciendo.
Apremiamos a la gente a volverse de las tinieblas a la luz.
REUNIÉNDOSE EN EL NOMBRE DE JESÚS
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”,
prometió Jesús (Mateo 18:20).
Cuando la gente conoce a Jesús y se congrega en su nombre, una nueva creación ocurre. El Espíritu
Santo también es llamado el Espíritu de Jesús. Conforme la gente se vuelve a Jesús, conforme se
congregan en Su nombre, el Jesús resucitado verdaderamente está entre ellos. Jesús se reúne con los
adoradores.
Ellos experimentan convicción en relación al pecado, al perdón de los pecados, al gozo, al amor, a
la paz, al poder para vivir una vida justa, y a recibir dirección, respuestas a la oración y a tener
comunión con Dios y entre ellos. Experimentan la seguridad de que en verdad son hijos e hijas en la
familia de Dios. Cuando los cristianos se reúnen sinceramente en el Nombre de Jesús una y otra vez, se
vuelven más y más como Jesús.
TRES RASGOS DEL CARÁCTER
Observaremos tres rasgos del carácter de la iglesia como la comunidad global del eschaton en quien
está presente el Espíritu de Jesús: (1) es una comunidad paciente y sufriente; (2) es un pueblo investido
del poder del Espíritu de Dios; y (3) es una comunidad de reconciliación que da sabor a las diferentes
culturas, de la misma forma que la sal da sabor a la comida.
Primero, la iglesia es una comunidad sufriente: Los cristianos no siempre pasan por el martirio. No
obstante, en cada generación en la historia de la iglesia, en algún lugar dentro de la iglesia global, los
cristianos han muerto por su fe. ¿Por qué es el sufrimiento una característica de la iglesia?
A las sociedades e instituciones humanas les desagrada la crítica. Cada nación e institución quiere
funcionar como la autoridad final para su gente. Jesús de Nazaret vivió en Israel como un judío
genuino, pero en muchos aspectos era como un extranjero. Cada vez que su familia, su pueblo, la
comunidad religiosa, el sistema económico, las instituciones políticas o cualquier persona era contraria
a la mente de Dios, Jesús resultaba perturbador.
“¿No sabéis que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” respondió Jesús a su familia
cuando pusieron en duda su lealtad (Lucas 2:49).
Jesús obedecía a Dios. Esto significaba que no calificaba para un concurso de popularidad. El
advirtió que todos los que lo siguieran descubrirían que se movían en direcciones que no eran
populares.
Pocos días después de Pentecostés, cuando la iglesia nació, las autoridades responsables del
funcionamiento del templo judío ordenaron a Pedro y a Juan que ya no predicaran acerca de Jesús.
“Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” replicaron Pedro y Juan,
quienes eran pescadores iletrados de la región de Galilea (Hechos 4:19).
Imagínense ustedes el asombro y desconcierto de las sofisticadas autoridades del templo cuando
pescadores sin ninguna educación les resistieron. Sin embargo, los cristianos fieles siempre causan
perplejidad; su enfoque es diferente al de los sistemas del mundo.
Los cristianos fieles pueden esperar sufrir porque van en dirección contraria a la corriente de su
cultura. Todos se mofan del muchacho en último año de bachillerato porque se niega a perder su
virginidad; el (la) socio (a) honesto (a) en un negocio es marginado (a) de su posición por colegas que
insisten en usar publicidad distorsionada; el obrero de una fábrica es despedido porque rehusa trabajar
en una línea de ensamblaje que produce mecanismos para hacer estallar bombas … todos sufren en
forma sutil o confrontativa; el cristiano fiel camina siempre en contra de la corriente de la cultura y de
sus homólogos.
“Mi prometida era estudiante en la Universidad de Gorky” me explicaba un técnico en electrónica
ruso. “Cuando los administradores universitarios descubrieron que era cristiana, la llamaron para
interrogarla. Le dieron un ultimátum: Cristo o la universidad.
“Jamás podré negar a Cristo”, respondió ella.
“Eso fue el fin. Fue expulsada. Sus metas profesionales quedaron destruidas”.
Recordemos, sin embargo, que el sufrimiento con frecuencia es saludable para la iglesia. Es más, la
fe cristiana necesita de la oposición para prosperar. Pero esto no debe preocuparnos. Todo cristiano fiel
experimentará oposición, no importa donde viva.
Sin embargo, algunos cristianos en determinados lugares experimentan más oposición.
Experimentan severa persecución. Esto ocurrió a muchos creyentes en las sociedades comunistas. No
obstante, aún bajo esas circunstancias adversas, algunos creyentes sobrevivieron con preciosos
testimonios de fe.
“El comunismo fue muy beneficioso para nosotros”, me confió una madre rumana mientras se
enjugaba una lágrima, “¡nos enseñó a amar a Jesús!”.
Segundo, la iglesia es una comunidad investida de poder: La iglesia no es una organización
humanista. Esta comunidad de creyentes reunidos alrededor de Jesús está investida por el Espíritu
Santo para vivir en justicia.
El Espíritu Santo obra dentro de la iglesia. Personas que han vivido hundidas en el mal o en la
justicia propia, se convierten; se convierten en nuevas criaturas. Personas que han vivido centradas en
sí mismas y en su autosuficiencia descubren un nuevo centro para sus vidas: Jesucristo. Las Escrituras
describen esta investidura de poder, esta nueva creación, como el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz,
paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza (Gá. 5:22).
La iglesia investida de poder sirve al mundo como Jesús le sirvió. En una de las apariciones de
Jesús a sus discípulos después de su resurrección, los asombró con una comisión y una promesa.
Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas
el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes y si bebieren cosa mortífera, no les hará
daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mr. 16:15-18).
Ibraihim Shafi fue el primer cristiano entre su tribu, un clan nómada al noreste de Kenya. Alguien
le había dado una Biblia; así fue como conoció a Jesucristo y creyó. Fue investido con el poder del
Espíritu Santo y audazmente invitó a su comunidad a creer en Jesucristo. Los líderes en la comunidad
estaban lívidos. Conspiraron para matarlo.
Tarde una noche, tres asesinos, espada en mano, se arrastraron hacia el rancho de Ibraihim.
Súbitamente, una luz brillante celestial rodeó el rancho. Los asesinos se desplomaron estupefactos.
Cuando lograron recuperarse, corrieron al pueblo y contaron lo que había sucedido.
“Hoy”, anunciaron, “Dios envió su ángel desde el cielo a proteger a Ibraihim. ¡Debemos respetar a
ese hombre!”
Por supuesto, Dios no siempre envía sus ángeles a proteger a los creyentes. Algunas veces el
testimonio de la iglesia se expresa más efectivamente a través de los mártires. Pero ya sea por vida o
por muerte, la iglesia fiel está investida por el Espíritu Santo para una misión fructífera.
Tercero, la iglesia es una comunidad de reconciliación: La aldea global de la humanidad observa la
lucha constante entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, y la horrible destrucción en el
Líbano provocada por la guerra entre cristianos y musulmanes, así como entre facciones cristianas y
facciones musulmanes. También observamos que dentro de las congregaciones cristianas,
ocasionalmente se dan contiendas y disensiones. No obstante, tanto cristianos como no cristianos
reconocen que la división y lucha dentro de la comunidad de la fe cristiana es contraria al Espíritu de
Jesucristo.
“¡Sed la iglesia!” implora nuestro mundo.
“Los cristianos en el Oriente Medio son la goma que mantiene unida a esta región del mundo”,
explicaba el Rey Hussein de Jordania a un líder de la iglesia global durante una conversación el 16 de
octubre de 1986.
El profesor Raymond Bakke, director de Asociados Internacionales Urbanos de Chicago quedó
atónito. Sin embargo, una cuidadosa observación del Oriente Medio revela que los cristianos son una
comunidad de reconciliación única dentro de esa volátil región.
Un don cristiano especial es que las iglesias en el Oriente Medio son pequeñas y vulnerables. La
insignificancia política de la iglesia dentro de la mayoría de países en esa región, permite a los
cristianos ser sal en vez de dirigir el rumbo de los acontecimientos. La iglesia en tal escenario puede
influir, pero no dirigir los asuntos dentro del esquema social.
“Nosotros somos una de las pocas fraternidades que tiene miembros de los diferentes clanes de la
ciudad de Mogadishu”, manifestaron algunos discípulos de Jesús el Mesías. Su ciudad y la nación de
Somalia habían sufrido durante dos años la fratricida lucha entre clanes.
“Aunque provenimos de clanes que han estado en guerra uno con el otro, cuando uno de los
hermanos sufre, hacemos lo que podemos para ayudarle”, explicaron.
Otro hermano añadió: “Hace un año uno de los hermanos cristianos fue herido. El pertenece a un
clan que está en guerra contra mi pueblo. Atravesé la ciudad para buscarle. Sin embargo, cuando estuve
en la línea de batalla, los soldados no querían dejarme pasar, ¿ modo ellos comprendieron que yo en
verdad amo a mi hermano. Somos un pueblo de reconciliación”.
Son tan pocos, pensé. No obstante, estos discípulos del Mesías son un pequeño grano de mostaza de
reconciliación. Ellos son la discreta presencia del reino de Dios dentro de una sociedad que anhela
perdón y sanación.
Cada vez que la iglesia funciona como una comunidad de reconciliación, se convierte en sal dentro
de cualquier sociedad.
En enero 1992, el clan de Kalanjin atacó comunidades agrícolas en Lúo en la comunidad Songhor
de Kenya. Los atacantes incendiaron cientos de acres plantados de caña de azúcar; quemaron y
saquearon casas salvajemente. Muchos murieron en la conflagración.
Clyde Agola, un joven que vivía en Songhor describió el ministerio sanativo de la iglesia después
del desastre. “Las iglesias recaudaron dinero. Aun iglesias en otros lugares que jamás habían oído de la
iglesia en Songhor enviaron dinero. Usamos el efectivo para comprar frazadas y comida. Luego en
forma ordenada, la iglesia distribuyo la comida y las frazadas a los que habían perdido su casa y a los
hambrientos.
“Los cristianos de Lúo también entregaron comida y frazadas a los de Kalanjin que habían sufrido
por el enfrentamiento. Hicieron esto, a pesar que todos en la región sabían que los Kalanjin habían
comenzado la contienda. Ese acto de amor y reconciliación es asombroso. La iglesia ha ayudado
realmente a promover la salud entre los Kalenjin y los Lúo”.
***
Este capítulo describe a la iglesia como la comunidad escatológica. Los cristianos creen que
Jesucristo retornará al final de la historia para inaugurar una nueva creación cuando el reino de Dios
sea cumplido. Sin embargo, ese maravilloso final ya está comenzando dentro de la iglesia. La iglesia
apremia a la gente a arrepentirse pues el reino ya está aquí.
La misión investida de poder en todo el orbe es una respuesta a la experiencia de Dios como
Trinidad. Es por esta razón que la comisión misionera, como se registra en Mateo, ordena a los
discípulos bautizar a todas las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La iglesia en misión padece sufrimiento, está investida de poder por el Espíritu Santo y, como
comunidad de reconciliación, lleva sanidad a las naciones.
El próximo capítulo describe el plan global de Dios. Dios es el modelo misionero, y tiene
sorprendentes esperanzas y planes para nuestro mundo.
Reflexión
1. Reflexione en las formas en las que la iglesia experimenta esperanza debido al final (Efesios
1:18–23).
2. ¿De qué maneras revela su propia congregación la sorprendente presencia del reino de Dios?
Describa la evidencia de shalom en su iglesia. Reflexione en la posible ausencia de shalom. ¿Cuál es la
raíz de la ausencia de bienestar?
3. Reflexione acerca de las formas en las que su iglesia revela a las autoridades y potestades el
misterio de Dios concerniente a sus planes para el destino de la historia humana (Efesios 3:7–13).
4. Comente la siguiente declaración: Siempre que una comunidad cristiana descuida al Padre, Hijo
o Espíritu Santo, la misión de tal iglesia se distorsiona y debilita (Mateo 28:18–20).
5. ¿De qué formas ha observado usted a la iglesia como una comunidad sufriente, una comunidad
investida de poder del Espíritu, y una comunidad de sal y reconciliación?
***
Escrituras Sugeridas: Isaías 53:1-12; Mateo 5:13-16; 16:21, 24; Marcos 8:31-38; Hechos 1-2; 9:16;
Romanos 8:16-17; 2 Corintios 11:21-29; 17:3; Gálatas 3:26-28; Efesios 1:15-23; 2-3; Filipenses 2:10-
11; Hebreos 2:14-15; 12:2; 1 Pedro 2:21; 4:12-19.
CAPÍTULO 5
EL PLAN GLOBAL
“¡En una ocasión tuve una experiencia religiosa asombrosa!” Exclamó un hombre de negocios
británico con quien disfrutábamos una cena ya tarde en la noche en el Hotel Hargeisa, en Somalilandia,
en los desiertos de África Nororiental. “Tuve una experiencia mística mientras contemplaba los
murales de Miguel Angel que están plasmados en la cúpula de la Basílica de San Pedro en Roma”.
“De manera que ¿es usted un creyente?”, Inquirí.
“Realmente no”, respondió el inglés. “La experiencia en la basílica de San Pedro fue inspiradora,
pero jamás he adorado a Dios con cristianos o cualquier otro grupo de creyentes. Paso la vida lo mejor
que puedo, y admito que eso no es algo por lo cual deba jactarme”.
El inglés había tenido una experiencia religiosa cuando estaba en una catedral. Otros son tocados
por experiencias místicas similares en otros escenarios.
“Los Montes Himalaya son el mejor lugar del mundo para experimentar vibraciones espirituales”
aconsejaba reverentemente el piadoso suami en el templo Hindú en Nairobi, Kenya. “La espiritualidad
en esas montañas es indescriptible”.
“¿Usted y su comunidad viven en rectitud?”, Pregunté.
“Francamente, esa es una pregunta irrelevante”, contestó el suami de la India. “La espiritualidad es
un estado de la mente, no de conducta. Le puedo asegurar que el mejor lugar para adquirir tal estado
mental está en los Montes Himalaya, que están saturados de vibraciones espirituales”.
EXPERIENCIAS RELIGIOSAS
¿Cuál es la actitud de la Biblia hacia experiencias como las que el hombre de negocios inglés y el
suami hindú describen? A la Biblia no le impresionan, a menos que tales experiencias religiosas
provoquen en la persona sed de conocer a Dios, su Creador. De lo contrario, tales experiencias no
tienen ningún significado.
La Biblia invita a la gente a conocer a Dios. No obstante, aun ese encuentro es inútil, a menos que
la persona decida dar una vuelta en U hacia el Señor. La Biblia llama a esa vuelta en U,
arrepentimiento; ese es el único tipo de compromiso de fe que la Biblia considera auténtico.
Las inolvidables experiencias religiosas descritas por el suami de la India y el hombre de negocios
inglés fueron solamente eso: experiencias religiosas. Esas experiencias no habían conducido a estos
muy diferentes hombres a ningún lugar. Se solazaban en los recuerdos de sus respectivas experiencias
en la Basílica de San Pedro y en los bosques del Himalaya, pero allí terminaba todo.
Esas experiencias religiosas no les habían inspirado a vivir en justicia o a invertir sus vidas en el
servicio hacia otros. Sus experiencias espirituales no les habían dado un plan fresco o una nueva
dirección humanizante a sus vidas. Las experiencias constituían un recuerdo precioso, pero tal recuerdo
no les impulsaba a vivir en gozo, amor y compasión cotidianos. No había ocurrido un encuentro que
demandara un cambio de dirección hacia metas esenciales.
Mientras esperaba con otros 300 pasajeros la salida de un vuelo nocturno, oraba: “Señor, si hay
alguien aquí esta noche con quien yo deba compartir a Jesús, arregla los asientos para que suceda”.
En ese momento observé a una mujer en el otro extremo del salón. Resultó que me tocó sentarme a
su lado durante el vuelo. Supe que esta era una asignación de Dios. Hablamos toda la noche.
Ella me dijo: “Después del fracaso de mi matrimonio, me dediqué a buscar una experiencia
religiosa auténtica. He estado viviendo en la India durante un año en una comunidad hindú”.
Esta mujer de semblante muy triste, continuó: “Mi suami me ha ayudado a alcanzar estados
místicos elevados de espiritualidad a través del yoga, drogas, meditación y sexo íntimo. Su
espiritualidad es maravillosa; posee una filosofía profunda. He aprendido a soltarme en el mar de la
mente universal”.
“¿Y ahora hacia donde se dirige? ¿En qué dirección se encamina su vida?”, pregunté.
Con profunda tristeza reflejada en su rostro respondió: “No tengo idea. He aprendido que la vida no
tiene significado”.
“Pero ese no es el plan de Dios para usted”, argumenté. “La Biblia nos proporciona un plan, una
meta, un enfoque para su vida”.
“Ella se enderezó. “¿Cuál es el plan de Dios?”, preguntó.
EL PLAN GLOBAL
Este capítulo explora esa interrogante. La Biblia describe el plan global de Dios y es también es un
mapa que muestra la forma en la que el plan de Dios está desarrollándose. ¿Alguna vez ha tratado usted
de conducir en una región desconocida sin un mapa de carreteras? Es confuso y frustrante.
La vida también es un viaje. Cada fase de la vida es un nuevo territorio por el que jamás hemos
viajado antes. Necesitamos un plan y un mapa. La Biblia nos proporciona tanto el plan de Dios, como
el mapa que nos indica el camino hacia su realización total.
Las filosofías también buscan la verdad. El filósofo griego Platón (347 a.C.) hablaba del bien ideal.
El bien es el principio universal que determina el destino humano. A través de la intuición y el
pensamiento racional, la gente puede discernir el bien ideal y conformarse a él.
La filosofía comunista enraizada en el pensamiento marxista también afirma que existe un bien
ideal universal que determina la dirección de la historia. Otros filósofos como Confucio en la antigua
China o Buda en la India han buscado también los principios universales.
Sin embargo, la Biblia no busca primordialmente los principios universales. Las filosofías buscan
descubrir nociones de verdad universal a través de las habilidades humanas de la intuición o el
intelecto. Pero no se puede estudiar filosofía bíblica. Esto se debe a que la Biblia es, en primer lugar,
una historia, no una filosofía. Es el relato de los actos de Dios a lo largo de la historia para realizar su
plan para el bienestar de la gente y de toda la tierra. La Biblia es una invitación al arrepentimiento, no
un plano para una correcta meditación o la exposición de un pensamiento filosófico. Es el relato de la
respuesta de la gente a Dios y a su plan.
¡SOLO UN LIBRO DE HISTORIA!
Ibraihim Abdi Mohammed era un musulmán devoto. Una tarde nos reunimos para tomar una taza
de te y conversar en la sala de nuestra casa.
Me sorprendió al decirme: “Por favor, deme una Biblia”.
Le di una Biblia. La envolvió reverentemente en papel café y emocionado se sumergió en la noche.
La tarde siguiente, Ibraihim regresó con la Biblia envuelta en papel café. Estaba decepcionado.
“Ustedes los cristianos han corrompido la Biblia sin piedad”, se quejó al devolverme el libro.
“¿Por qué dice eso?” le pregunté perplejo.
“Han mezclado los hechos históricos con la Palabra de Dios. Los musulmanes jamás mostraríamos
tal falta de respeto por la Palabra de Dios. El Corán es la verdadera Palabra de Dios; no contiene
historia”.
Respondí: “Ibraihim, me encanta saber que haya observado que la Biblia es primordialmente un
libro de historia. La Biblia es histórica porque Dios se revela por lo que El hace, especialmente a lo
largo de la historia. En la Biblia descubrimos que Dios nos ama tanto que de su propia voluntad ha
escogido entrar personalmente en la historia humana.
“El Espíritu de Dios inspiró y capacitó a los profetas para registrar e interpretar los actos de Dios
para que nosotros podamos conocer a Dios. La Biblia es también una narración de la respuesta humana
a la obra de Dios. Eso incluye a descripción de la gente que rechaza a Dios”.
A Ibraihim no le impresionaron mis palabras. Al irse, me dejó la Biblia.
¿Cuál fue el tema que causó división entre nosotros? ¿Cuánto cuida Dios de nosotros? ¿Nos ama
sólo lo suficiente para darnos dirección para el viaje de la vida, o se involucra Dios personalmente en
nuestra historia? ¿Nos ama Dios lo suficiente para enviar a su único Hijo, quien es la Palabra de Dios,
en forma humana?
Juan describe a Jesús como la Palabra viviente de Dios “lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” (1 Juan
1:1).
ENCARNACIÓN
Los teólogos se refieren a la revelación bíblica como una encarnación. Esto significa que la
revelación se expresa en forma humana.
Jesucristo es en quien “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). La Palabra de
Dios se reveló en un campesino judío nacido en Belén, Palestina. El es la encarnación, la plena y
definitiva revelación de Dios en forma humana.
Sin embargo, es importante reconocer que toda revelación bíblica posee forma humana, una
dimensión de encarnación. La personalidad de los profetas de Dios está incluida en todas las
narraciones bíblicas. La revelación de los hechos de Dios sucede dentro de la historia humana real,
cultura humana real, y sociedades específicas. Toda la revelación bíblica se expresa en categorías
humana y a través de personalidades humanas.
Por ejemplo, en un capítulo anterior hemos descrito la asombrosa inclinación de Lucas por incluir
detalles históricos y culturales en sus escritos. Marcos no le prestaba tanta atención a los detalles
políticos y culturales. Sus escritos rebozan acción. La personalidad distinta de Lucas y Marcos se
revela en sus crónicas, tal como aparecen en las Escrituras.
El Espíritu Santo habló a través de la personalidad de los escritores de las Escrituras; toda
revelación ha ocurrido dentro del contexto histórico y cultural particular en el que los escritores de las
Escrituras vivieron.
La Biblia declara que:
Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
Justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo
3:16)
En otro lugar leemos:
Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por
el Espíritu Santo.
Dios usa a las personas como instrumentos de su revelación. Y sus hechos de revelación son
específicos. Han ocurrido dentro de la historia y dentro de determinada cultura. La revelación es
encarnacional.
¡DOS MIL TRADUCCIONES!
La convicción de que la revelación bíblica posee cualidades encarnacionales es lo que compele a
los cristianos a traducir la Biblia a diferentes idiomas en todas partes. Un derecho humano fundamental
de toda persona es recibir la Palabra de Dios en la forma cultural e idiomática de su pueblo. El
evangelio necesita encarnarse en cada cultura; la Biblia debiera vestirse de la cultura doméstica de cada
persona sobre la tierra.
La traducción de diferentes porciones de la Biblia comenzó aún antes que Jesús naciera. El Antiguo
Testamento fue escrito primero en hebreo; esa fue la lengua materna de Israel. Pocos siglos antes del
nacimiento de Cristo, el pueblo de Israel que había emigrado a Egipto tradujo el Antiguo Testamento al
griego, idioma que era hablado en toda la región del Medio Oriente en aquel tiempo.
Los textos del Nuevo Testamento fueron escritos en griego, de manera que los pueblos alrededor
del Mediterráneo pudieran recibir el evangelio en el lenguaje común a esa área. No pasó mucho tiempo
sin que los cristianos produjeran otras traducciones de la Biblia. Pocos siglos después del nacimiento de
la iglesia, la Biblia ya había sido traducida al idioma Sirio en Siria, a Geez en Etiopía, a los tres
dialectos principales hablados en Egipto, y al Latín.
Aun en la lejana Euro-Asia, los godos recibieron la Biblia escrita en su propia lengua. El idioma de
los godos no tenía escritura, pero Ulfilas, nieto de un esclavo, la produjo. Entonces Ulfilas tradujo la
Biblia al idioma de la gente que había esclavizado a su abuelo. También les enseñó a leer para que
pudieran estudiar la Palabra de Dios en su lengua materna.
No obstante, Ulfilas no tradujo cierta parte de la Biblia. Los godos eran guerreros. Por esa razón
evitó traducir 1 y 2 Reyes donde se describen las guerras de Israel, no fuera que esas porciones
inspiraran a los godos a continuar su vida guerrera.
Ulfilas es el precursor de la red moderna global de traductores bíblicos, que deben crear el lenguaje
escrito de los pueblos antes de poder traducir la Biblia. El moderno Instituto Lingüístico de Verano
(ILV) es ejemplo de semejante organización. Los gobiernos con frecuencia buscan sus servicios para
investigar lenguajes de remotos grupos tribales y ponerlos en forma escrita. Ellos trabajan bajo la
premisa que el ILV traducirá y publicará la Biblia en los lenguajes de esos pueblos.
Hoy día porciones de la Biblia han sido traducidas a más de 2,000 lenguas. Más del 98 por ciento
de la gente sobre la faz de la tierra cuenta con al menos algunas porciones de la Biblia en sus lenguas
nativas. Para cientos de grupos tribales la Biblia es el primer libro disponible en su lengua materna. El
anhelo de leer la Biblia es, con frecuencia, la razón más fuerte para que un grupo aislado de personas
busque ser alfabetizada.
Sin embargo, aun hay varios miles de grupos lingüísticos que no cuentan con alguna porción de las
Escrituras. A pesar de que éstas son tribus pequeñas, la convicción cristiana es que aun el grupo más
pequeño debiera poder disfrutar la bendición de tener la Palabra de Dios encarnada en su propia lengua
y cultura.
Trabajadores fieles de Wycliffe han traducido la Biblia al dialecto Cusco de los quechuas que viven
en las elevados Andes del Perú. Me reuní con los primeros creyentes quechuas en el pueblo de Lucre
durante una reunión de oración. Había cincuenta personas presentes. Era una noche fría y húmeda. La
reunión duró tres horas.
La Biblia ocupaba el centro de la reunión. Mujeres y hombres, jóvenes y aun niños leían en voz alta
la Palabra escrita de Dios en su lengua materna. Imagínense el deleite de un pueblo aprendiendo a leer
por primera vez. Imagínense el inefable gozo cuando el primer libro que adquieren es la Palabra de
Dios escrita en la misma lengua que hablaron en casa sus padres y madres.
Los esfuerzos misioneros del Islam a nivel mundial no tienen la ventaja de tener escrituras escritas
en la lengua materna de los pueblos. Los musulmanes creen que el Corán bajó del cielo de Dios; es un
Corán árabe. En años recientes los musulmanes han traducido unas pocas interpretaciones del Corán a
otros idiomas. Pero son solamente interpretaciones.
El Corán es la palabra de Dios únicamente en su celestial forma árabe. Por lo tanto, todos los
convertidos al Islam necesitan aprender árabe. De lo contrario jamás serán capaces de escuchar
realmente la palabra de Dios. De igual manera, las oraciones rituales requeridas a todos los
musulmanes deben expresarse exclusivamente en árabe.
El fenómeno del Corán árabe dificulta a la nación musulmana resistir las tentaciones del
imperialismo cultural. Los que conocen mejor el árabe tienen a su disposición, por así decirlo, las
cartas del éxito religiosas y culturales.
Este no es un tema académico. Es serio y es real. Por ejemplo, a mi saber todo teólogo musulmán
en Africa está clamando por una desafricanización del Islam. Para que el Islam sea puro, debe ser
despojado de la cultura tradicional africana. Por supuesto, tal ideal es imposible.
Investidos de poder
En contraste, los teólogos cristianos africanos claman por la africanización del cristianismo y de la
iglesia. Esto se debe a que la encarnación es la misma esencia de la comprensión y revelación cristiana.
La traducción de la Biblia al lenguaje de los pueblos es un paso importante encaminado a lograr
que el evangelio sea encarnado en la cultura local. La Biblia escrita en su propio lenguaje capacita a la
gente a pensar en forma crítica acerca de su propia cultura, así como de la cultura de los misioneros. La
Biblia en el idioma nativo es una fuerza poderosa de liberación.
Los misioneros no siempre se muestran entusiastas acerca de la liberación y capacitación de la
gente. Los conceptos de liberación fueron especialmente peligrosos cuando misión e imperialismo
caminaban de la mano. En tales circunstancias, traducir la Biblia al lenguaje local podía ser peligroso
para los imperialistas.
Los temas de liberación en la Biblia se expresan en muchas formas. La música cristiana autóctona
con frecuencia constituye una importante expresión del poder y liberación creados por el mensaje de
las Escrituras. Los cantos Swahili cristianos contemporáneos escritos en África Oriental usualmente
incluyen una narración bíblica. Luego los cantos aplican el mensaje a la sociedad moderna.
Crítica de la cultura
El canto con frecuencia se convierte en una palabra de juicio profético. Puede criticar la cultura
occidental en la que se arropó el evangelio cuando llegó a Africa tropical hace un siglo. Puede criticar
las costumbres tradicionales. La encarnación del evangelio en la cultura africana capacita y confiere
poder a la sociedad para criticar tanto la arrogancia de la cultura misionera como la de la sociedad
africana.
La crítica puede sorprender a los misioneros. Eso sucedió entre la tribu Chagga, que vive en las
lozanas laderas del Monte Kilimanjaro, cuya cima siempre está cubierta de nieve.
Misioneros luteranos alemanes tradujeron la Biblia al lenguaje Chagga durante los últimos años del
siglo diecinueve. Ellos creían que el evangelio preparaba a la gente para el cielo, pero no pensaban que
pudiera ejercer alguna influencia sobre la cultura. No alcanzaban a comprender el poder transformador
cultural del evangelio encarnado.
En cierta ocasión que los misioneros visitaron su país natal, escribieron un libro describiendo su
trabajo misionero: un evangelio que lleva a la gente al cielo pero que nada dice acerca de la cultura.
Pero, al menos, habían dejado las Biblias traducidas al lenguaje Chagga en Tanganika.
Mientras que los misioneros estuvieron ausentes, los Chagga leyeron acerca de Jesús. Lo vieron
como Aquél que podía limpiar su cultura del mal. Realizaron una asamblea y hablaron abiertamente
acerca de los males que aquejaban a su cultura: circuncisión de la mujer, poligamia, hechicería, la
costumbre de azotar a la esposa, casas sucias, basura en los patios y alcoholismo. Hicieron un pacto
para suprimir tales prácticas malignas. Invitaron a Jesús a encarnarse en su cultura y a limpiar su
comunidad del mal.
¡Qué sorpresa recibieron los misioneros al volver! No obstante, habían tenido suficiente sabiduría
para evitar imponer su propia crítica a la cultura Chagga. Fueron los mismos Chagga quienes
entendieron que Jesús es quien los podía liberar.
La liberación que Jesús realiza es como espada de dos filos. La encarnación del evangelio en una
cultura no sólo la libera de sus males, sino también la libra de los males y del imperialismo de culturas
foráneas. Siempre que el evangelio se recibe genuinamente y se encarna, confiere a la gente poder para
resistir cualquier forma de influencia cultural extranjera que no encaje en la formación local, y esto
incluye cualquier influencia inapropiada por parte del misionero.
Algunas veces los misioneros están desorientados. No saben cómo reaccionar a la crítica de parte
de la iglesia que se empieza a desarrollar. A continuación veremos aquí un ejemplo de una iglesia llena
de poder confrontando a un bien intencionado misionero.
“Ahora votaremos para elegir al presidente de la Junta Directiva de su iglesia”, anunció el obispo
misionero norteamericano cuando se necesitó nombrar a un africano. “Primero les voy a enseñar las
Reglas de Orden de Roberts, luego aceptaré las nominaciones.
Los nuevos cristianos de la tribu de camelleros nómada Hamitic quedaron asombrados. Ellos no
podían encontrar las Reglas de Roberts en ningún lugar de la Biblia.
Finalmente, un joven se levantó y dijo: “En nuestra cultura no elegimos a nuestros líderes de esa
manera”.
“Muy bien”, concedió el obispo. “Háganlo a su manera”.
Inmediatamente todos comenzaron a hablar rápidamente. Las voces cada momento eran más
fuertes. Todos gritaban. Las manos se agitaban. Algunos de pie parecían gritar iracundos. Por dos
minutos aquello fue un manicomio. Luego todos se callaron y se sentaron en quietud.
El joven puesto de pie dijo sencillamente: “Creemos que Dios a elegido a Abdullahi para
dirigirnos”.
Todos asintieron. El buen obispo no podía entender cómo llegaron a esa decisión. No obstante supo
que el Evangelio estaba encarnándose en esa cultura. Aunque esa no era la forma en que él hubiera
elegido a los líderes, la elección se hizo totalmente a la manera de los nuevos convertidos.
El Evangelio los había investido del poder necesario para resistir patrones extranjeros en su proceso
de decisión, aún cuando esas influencias extranjeras fueran estimuladas por el obispo que había
ayudado a llevarles el Evangelio. Ellos buscaban abrazar a Jesucristo, no la cultura de los misioneros.
Al principio de este capítulo describimos cómo la Biblia contiene el plan y el mapa para el destino
humano. ¿Qué descubre la gente acerca del destino humano cuando reciben la Biblia? ¿Cuál es el plan?
¿Cuál es el mapa?
Este es el estupendo plan de Dios para la historia humana y para toda la creación:
Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las
cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su
cruz (Colosenses 1:19-20).
Este milagro de reconciliación es para todos. Esto es lo que oí de pastores rumanos al final de dos
décadas de represión comunista.
“¿Qué le dijo usted a la gente cuando parecía que la violencia iba a destruir su ciudad?” pregunté al
pastor Joseph Stefanutsi en Braila, Rumania.
El pastor describía los volátiles eventos que ocurrieron en su ciudad el año 1989 cuando el régimen
comunista se derrumbó en Rumania. En el climax de la crisis, cuando multitudes se reunían en la plaza
central, los desesperados funcionarios de la ciudad invitaron al pastor a dirigirse a la enfurecida
multitud.
Joseph me informó: “Les dije que Dios había enviado a Jesucristo, su Hijo a morir por nuestros
pecados. Que en El tenemos reconciliación con Dios y el uno con el otro. Invité a todos a volverse a
Jesús y a experimentar Su reconciliación”.
Joseph está en lo cierto. El plan de Dios es reconciliar todas las cosas en los cielos y en la tierra a
través de Jesús crucificado. Allí está el misterio del plan de Dios. En el aparente fracaso, insensatez y
debilidad de Jesús crucificado, se cumple el plan de Dios de una reconciliación cósmica.
Los sacrificios humanos o de animales son un enigma en las religiones tradicionales. La mayoría de
antropólogos se inclinan a ignorar este fenómeno universal. Sin embargo aparece siempre por todas
partes. En tiempos antiguos y modernos las religiones tribales tradicionales practicaban sacrificios. Aún
la religión universal del Islam tiene un día anual de sacrificios, donde millones de familias musulmanas
alrededor del mundo sacrifican animales. ¿Cuál es el misterio escondido detrás de esta práctica
universal?
El antropólogo francés René Girard ha resuelto este misterio. El cree que el origen de estos
sacrificios es la búsqueda de la reconciliación.
Cuando existe hostilidad entre los protagonistas, es casi imposible detener el ciclo de venganzas. El
principio de vida por vida se convierte en un ciclo sin fin de vida por vida por vida, por vida, por vida,
por vida, por vida…. El ciclo de venganza puede menguar por algún tiempo, sólo para revivir otra vez.
La única solución es el sacrificio de una víctima inocente. (Girard, 1–67).
La víctima sacrificada para reconciliación tiene que ser lo mejor que puedan ofrecer los enemigos
que buscan la paz. Si la víctima es humana, frecuentemente se sacrifica a una virgen. Los protagonistas
proyectarán su hostilidad al humano o animal inocente, que no puede tomar venganza. El sacrificio
absorbe el odio y la violencia. No toma venganza; simplemente muere. Al absorber el odio y la
violencia, la víctima sacrificial rompe el ciclo de hostilidad.
Eso es exactamente lo que Jesús ha hecho. El es lo mejor que cielo o tierra podían ofrecer. El es el
único Hijo de Dios. El es el humano ideal. Nadie más ha vivido con la autenticidad, amor y poder que
Jesús. El es la víctima sacrificial inocente de pie entre todos los protagonistas.
Los protagonistas lo crucifican: los colonizadores romanos y los colonizados judíos, hombres y
mujeres, zelotes religiosos y también los irreligiosos, los ricos y los pobres, los esclavos y los libres,
aun los criminales y acusadores están allí. El absorbe la hostilidad de todos y perdona.
Jesús no toma venganza. Muere el inocente y así rompe el ciclo de la violencia y la venganza.
“Padre, perdónalos”, clama desde la cruz mientras muere.
Este Jesús crucificado satisface la búsqueda presente en todas las religiones en cualquier parte, de
una víctima sacrificial perfecta que pueda romper el ciclo de hostilidad, separación o violencia.
En la mayoría de iglesias se celebra la comunión con regularidad. Los creyentes parten el pan
juntos. Recuerdan el cuerpo sacrificado de Cristo que fue partido sobre la cruz por sus enemigos.
Comparten la copa de vino. Esto recuerda a los cristianos que la hostilidad de la gente contra Cristo
provocó su desangramiento por los azotes, los clavos en sus manos, una corona de espina sobre su
cabeza, y una espada atravesando su costado. El pan y el vino de la comunión son un recordatorio
constante de que Jesucristo fue crucificado; en su muerte sacrificial nosotros experimentamos la
reconciliación con Dios y de uno con el otro.
En tiempos de guerra es sumamente difícil vivir en reconciliación. Esto lo descubrieron miles de
cristianos durante la guerra de independencia de Kenya. En la década de 1950, durante la guerra de los
Mau Mau, las montañas ardieron en llamas.
No obstante, hermanas y hermanos de la Hermandad de Avivamiento de Africa Oriental eligieron
usar las armas del amor y no las de la violencia. Cientos murieron como mártires.
Hesbon Mwagi me recordaba lo siguiente: “Un funcionario blanco de gobierno me ofreció un arma
para protegerme, pero yo no la acepté”.
Una profunda herida atraviesa su rostro, consecuencia de las laceraciones que sufrió el día en que
los Mau Mau atacaron la escuela donde el enseñaba. Lo acuchillaron, pisotearon, y lo dieron por
muerto.
“¿Por qué no aceptó el arma que le ofrecían?”, pregunté gentilmente.
Heshbon explicó: “En nuestra religión tradicional acostum-brábamos matar a un animal sacrificial
para reconciliación. Después que nuestros enemigos habían sido rociados con la sangre de tal sacrificio,
jamás podían pelear otra vez, pues sus ancestros mismos habían establecido la paz. El sacrificio de
Cristo en la cruz es mucho más excelente que nuestros sacrificios tradicionales”.
Heshbon se detuvo y luego continuó en un espíritu de confidencia y paz. “He bebido el vino del
pacto de sangre del Cordero de Dios. ¿Cómo podría yo volver a matar a alguien por quien Cristo
también murió?”
No es de extrañar que los cristianos se saluden en el servicio de comunión con las palabras: “La paz
de Dios sea contigo”.
El plan de Dios es reconciliar todas las cosas en los cielos y en la tierra a través de Jesucristo
crucificado. Y esa reconciliación comienza en cada individuo. Dios invita a cada persona a arrepentirse
y experimentar la reconciliación, la paz con Dios y con los demás. Esto es un milagro. Es shalom.
Jesús llamó nuevo nacimiento a esta reconciliación creada por Dios. Es un regalo de Dios, es la
creación del Espíritu de Dios dentro de todos los que se arrepientan.
No podemos inventar el nuevo nacimiento o crear una reconciliación auténtica. Es un regalo que
debe ser recibido, o rechazado. Es un don para ser cuidado y alimentado. Dios ofrece el don de la
reconciliación, pero nunca nos obliga a aceptarlo. El respeta nuestra libertad de rechazar su regalo.
La elección está entre la separación y la reconciliación. Los que rechazan la invitación de Dios para
reconciliarse, experimentan una separación cada vez más profunda. Jesús advirtió que habría un juicio
final cuando la historia concluya. Las consecuencias eternas de nuestra elección serán totalmente
evidentes en ese día de juicio. No obstante, las consecuencias de nuestra elección ya están rindiendo
fruto en esta vida. Se puede observar por doquier el amargo fruto de la separación; ya hay indicios del
infierno entre nosotros.
La alternativa de la separación es el gozo de la reconciliación. El nuevo nacimiento y la
reconciliación son la creación del Espíritu de Dios, que forma dentro del creyente el mismo espíritu de
perdón y amor hacia los enemigos que Jesús expresó en la cruz. El plan de Dios para la reconciliación
es un regalo de la gracia. Una y otra vez la iglesia ha tenido el privilegio de expresar ese don de
reconciliación bajo circunstancias difíciles, incluyendo el amar a los enemigos.
Los dos incidentes que presentaremos a continuación describen lo que significa extenderse hacia
los enemigos en un amor reconciliador.
Un misionero fue brutalmente acuchillado y murió. El asesino también acuchilló repetidamente a la
esposa de la víctima. Ella aún estaba en el hospital suspendida entre la vida y la muerte, cuando
comenzó el juicio del asesino. Ella escribió una carta al juez y a la corte.
“Yo perdono al asesino. No presentaré cargos”, escribió.
La corte estaba asombrada. Jamás el juez o la gente en esa corte habían visto tal clase de perdón.
Por su fe un pastor guardó prisión por cuatro años y cuatro meses. Durante veinticuatro meses vivió
con más de treinta hombres en una habitación de cuatro yardas cuadradas. Estaban tan hacinados que
tenían que dormir como sardinas, acostados de lado en el suelo uno al lado del otro, pies con cabezas.
El guarda era detestable y cruel.
Muchos meses después que el pastor fue liberado, se enteró que el guarda estaba en prisión. El
pastor comenzó a visitarlo todas las semanas, llevándole una canasta con frutas y otras golosinas.
“¿Por qué hace usted esto”, preguntó el confundido prisionero. “Yo lo traté a usted con mucha
crueldad”.
“Vengo cada semana porque Dios le ama a usted. Por la gracia de Dios yo pude perdonarle desde
cuando yo guardaba prisión en aquella celda”.
La misión de la iglesia es ser una comunidad de reconciliación entre las naciones. Ya están
experimentando la reconciliación creada en Cristo crucificado. Ya son un pueblo que ha sido
perdonado y que perdona.
Para los cristianos fieles, el ciclo de la venganza y la violencia ha cesado. La iglesia es una nueva
creación entre las naciones, una comunidad de reconciliación, una revelación visual del plan global y
universal de Dios de reconciliar en Cristo todas las cosas en los cielos y en la tierra.
La iglesia fiel está participando en el gran plan global de Dios. También posee el mapa que muestra
tanto la naturaleza del plan como la forma de participar en él. El mapa es la Biblia. Sin embargo, la
iglesia fiel también es el mapa, porque la iglesia fiel vive de continuo conforme a sus Escrituras.
Invitamos a la gente a recibir el mensaje bíblico. También les invitamos a observar a la iglesia fiel.
Sin la iglesia, la gente podría considerar la Biblia irrelevante y ver la invitación de vivir en
reconciliación como algo sin sentido.
En la experiencia de una comunidad aprendemos lo que significa estar reconciliados con Dios y con
el prójimo. En otras palabras, un creyente en Cristo debe convertirse en un miembro de pacto de una
iglesia. En la iglesia aprendemos la reconciliación. ¿Cómo podríamos aprender el arte de la
reconciliación si practicamos nuestra fe solos?
¿Quién nos enseñará lo que es la reconciliación si nos relacionamos solamente con amigos o
tenemos compañerismo sólo con quienes estamos de acuerdo? La iglesia no es una comunidad de
amigos o un club de cuates. Está abierta a todo el que quiera llegar. Personas que yo normalmente no
elegiría como amigos se convierten en miembros de pacto en mi congregación. La diversidad dentro de
la iglesia, nos capacita para aprender lo que es la reconciliación.
Descubrimos que los creyentes en Cristo deben ser siervos. De la misma manera que Cristo se
humilló y sirvió a los demás, así también sus discípulos necesitan aprender el arte del servicio. No
deben luchar por ascender en las estructuras de poder dentro de la iglesia. Mas bien, los creyentes
deben buscar ministrarse unos a otros y a servir en amor.
La iglesia es al mismo tiempo una comunidad global y local. No todos los miembros de la familia
con quienes compartimos responsabilidades están en la iglesia local. Nuestro prójimo es también
alguien que sufre de hambre en Timbuktu o Ougadugu. Los cristianos buscan servir a sus hermanos y
hermanas en necesidad, no sólo en la congregación local, sino en cualquier lugar en donde se
encuentren.
El mapa bíblico también revela que el pueblo de Dios debe ser una comunidad de oración. A través
de la oración, los creyentes cultivan una relación de júbilo y de plenitud con Dios. La oración también
consiste en interceder por el cumplimiento y manifestación del Reino de Dios.
“¡Venga tu reino! ¡Que tu voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo!” Eso es orar por la más
auténtica y dramática revolución. Es orar porque shalom prevalezca sobre la tierra.
La iglesia tiene el especial privilegio de que sus miembros sirvan como sacerdotes que oran por la
sanidad de las naciones. Los cristianos ministran a todo el mundo a través de la oración. Anhelan que el
Reino de Dios se manifieste en la tierra como en los cielos.
La iglesia está formada por gente gozosa. Himnos de júbilo y adoración emanan de la congregación
cuando ésta se reúne en el nombre de Jesús.
¡”Qué forma de cantar”! exclamé al concluir una noche de adoración en una congregación de
indígenas K’ekhies en Guatemala. “¡Cómo cantaban los niños! Aún en los rostros envejecidos de los
mayores afloraban himnos de júbilo. ¡Qué noche!”.
“Sí”, reflexionó un compañero misionero. “En la cultura tradicional K’eckchí no hay cantos.
Cuando ellos creen en Jesucristo, piden al Espíritu Santo que les enseñe a cantar. El canto es un regalo
especial del Espíritu Santo en esa cultura. El Espíritu Santo los llena de su gozo y de cantos”.
Esta gente había comenzado a participar en el plan de reconciliación de Dios. No es de extrañar que
hubieran caminado kilómetros bajo la lluvia y entre el lodo para disfrutar una noche de alabanza y
adoración con otros miembros de la familia de Dios que estaban de visita provenientes de otras tierras.
A través de Jesucristo ellos saben que pertenecen a la familia de Dios. ¡Ellos saben que el propósito de
la vida es glorificar a Dios y disfrutar de su presencia ahora y para siempre.
¡Esa es la razón de sus exuberantes cantos!
CAPITULO 6
LA ALDEA GLOBAL
El 19 de octubre 1987, llamado el Lunes Negro, cayó como un rayo sobre Hong Kong. La bolsa de
valores de Wall Street en Estados Unidos se derrumbó y un trillón de dólares en valores se evaporó en
un día.
La mañana después del derrumbe visité una aislada escuela teológica en la isla de Cheung Chau en
la bahía de Hong Kong. Al medio día los estudiantes pospusieron su almuerzo para aglomerarse
alrededor de la televisión en la sala de descanso. Aun los pasillos y el patio estaban llenos de
estudiantes atisbando a través de la ventana de la sala de descanso para observar esa pantalla de
televisión.
“¿Por qué están los alumnos tan interesados en ese programa de televisión?” pregunté al director.
“El presidente de su nación hablará dentro de breves momentos. ¡Nuestro destino económico está
en sus manos!”
Yo estaba estupefacto. Hong Kong queda del otro lado de la tierra que Wall Street. Esos estudiantes
estaban destinados a ser pastores. No obstante, creían que el Presidente Reagan afectaría
significativamente su futuro bienestar.
EL BIENESTAR DE LA ALDEA GLOBAL
Vivimos en una aldea global. Esa aldea es el contexto en el que podemos expresar el llamado de
Dios a las misiones. ¿Cuáles son las características modernas de esa aldea global al terminar el siglo
veinte y comenzar el veintiuno?
Cada noche cien millones de adolescentes duermen en la calle, pues carecen de hogar.
Cada día cuarenta mil bebés mueren de desnutrición o de enfermedades que hubieran podido
evitarse.
Cada día la gente contribuye a la destrucción de otra especie animal o vegetal; una especia
desaparece cada día de la tierra.
Cada día la comunidad global de naciones gasta US$1,500,000,000 (un billón quinientos mil
dólares americanos) en armas. Después del colapso de la Unión Soviética se han reducido los gastos
globales de armas entre los grandes poderes. Pero las naciones pequeñas han incrementado sus gastos
militares, en parte debido a que las industrias manufactureras de armas buscan nuevos mercados.
Cada día treinta guerras están siendo luchadas entre las naciones.
Cada día el gobierno de los Estados Unidos pide prestado un billón de dólares en fondos nuevos; es
como una gran esponja que absorbe capital alrededor del mundo.
Cada día la deuda de las naciones pobres crece en $250 millones. Gran parte de esto corresponde a
intereses sobre antiguas deudas que no pueden ser cobradas. Así el interés se añade a la antigua deuda
que ha llegado a US$1,500,000,000,000 al cierre de la década de los años 80.
Cada día las naciones ricas reciben $150 millones de las naciones pobres. (Para una más profunda
discusión sobre la crisis global, una útil declaración es Justice, Peace and the Integrity of Creation
[Justicia, Paz e la Integridad de la Creación] de la Asamblea Mundial de Iglesias Cristianas, Seúl,
Corea, Marzo 5–13, 1990).
La Aldea global está enferma.
CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO
Nuestra aldea global está cambiando. Uno de los cambios más obvios es que cada día hay más y
más gente. En tiempo de Cristo habían alrededor de 140 millones de personas sobre la faz de la tierra.
A principios del siglo veinte, la población global había aumentado a más de un billón de personas; es
decir que en mil novecientos años la población de la tierra había aumentado en poco más de un billón
de personas. Pero… ¡prosigamos!
El siglo veinte ha tenido un crecimiento demográfico avasallador.
Al finalizar el siglo la población global habrá aumentado unos cinco billones de personas.
Comenzamos el siglo con alrededor de uno y un tercio billones de personas, y terminaremos el siglo
con alrededor de seis y un tercio billones. Mientras que se necesitaron mil novecientos años para que la
población global aumentara a alrededor de un billón de personas, en los tiempos modernos la población
ha aumentado cinco billones de personas en sólo un siglo.
¿A qué se debe este increíble aumento demográfico? Permítame ilustrarlo. En mis más remotos
recuerdos, veo a mi madre repartiendo medicinas entre las madres de los niños de Zanaki y Tanganica.
Las mujeres llegaban cargando niños enfermos a la puerta de atrás de nuestra casa. Yo oía como estas
mujeres contaban a mi madre historias desgarradoras.
“Este es mi sexto bebé. Todos los otros murieron. Anhelo tanto que este bebé viva. ¡Por favor,
ayúdeme!”.
El asesino de los bebés en esa sociedad era la desnutrición, la disentería y la malaria. Mi madre al
mismo tiempo que repartía las medicinas para disentería les impartía sencillas lecciones acerca de
nutrición.
“No alimente a su niño con atoles”, aconsejaba. “Su propia leche es el mejor alimento para su
bebé”.
Recientemente regresé al lugar donde pasé mi niñez entre los Zanaki. La iglesia estaba llena de
niños. Una clínica se levanta al lado de la iglesia, continuando la tradición de suministrar medicinas
modernas y consejos, labor que mi madre había iniciado hace cincuenta años. Hay una explosión
demográfica en toda la región. La fértil campiña está llena de casas. Los bebés ya no se mueren.
Tecnología médica
No obstante, los servicios médicos de alta tecnología están fuera del alcance de esta gente. Por
ejemplo, a excepción de Sudáfrica, no existe en todo el continente africano ningún hospital que pueda
realizar cirugía del corazón en los niños. El extremadamente costoso concepto que satura el sistema
médico norteamericano—que la vida debe ser preservada sin importar el costo médico o la calidad de
vida—es un lujo al que los Zanaki no pueden aspirar. Ellos no sueñan con poseer una industria de alta
tecnología médica, lo que los estadoudinenses consideran como un derecho. Todo lo que el pueblo
Zanaki busca, y puede pagar, son cuidados médicos básicos, tales como quinina para la malaria o
Kaopectate para la diarrea.
No obstante, una clínica médica y los consejos relativos a la salud pública han revolucionado la
demografía de toda la región. ¡La población de los Zanaki se ha cuadruplicado en medio siglo! La
iglesia, a través de sus ministerios de compasión, expresados en la forma de cuidado médico moderno,
ha contribuido considerablemente a esta explosión demográfica.
La gente en esa región se regocija, pues los niños son recibidos como una bendición. La tierra aún
no está llena. Algún día puede ser que se reciban con beneplácito algunos controles sobre el
crecimiento de la población, pero todavía no en este tiempo. Por ahora, hay mucha alegría en la tierra;
los bebés viven y ya no se mueren.
Producción de alimentos
El mismo espíritu de investigación científica que ha desarrollado la tecnología médica ha
revolucionado la producción agrícola.
“¡Allí está!”, exclamaron mis acompañantes filipinos en un reciente viaje a través de los campos de
arroz de la Provincia de La Laguna, cerca del área metropolitana de Manila. “Allí a su derecha es
donde los experimentos de ingeniería genética del arroz crearon las nuevas variedades conocidas como
arroz milagroso”.
Tal milagro ha convertido a algunas regiones crónicamente hambrientas del mundo en comunidades
que pueden hasta exportar arroz. Aun Bangladesh puede de vez en cuando exportar arroz, después de
levantar cosechas suficientes para alimentar a más de cien millones de personas apiñadas en una región
poco más pequeña que el estado de la Florida. Otra forma de genética está desarrollando granos para
tierra árida que pueden llegar a aliviar grandemente los ciclos de hambruna en Sehelia, África.
Al terminar el siglo veinte, la tecnología científica aplicada a la agricultura ha contribuido a que las
reservas alimenticias globales hayan mantenido el paso con el crecimiento demográfico global. Y cada
año viven cien millones más de personas.
Esto no quiere decir que no haya hambre; un quinto de la población carece de alimentos adecuados.
En algunas regiones la población excesiva está causando serias dificultades. Algunos países no pueden
producir suficiente comida para alimentar a su pueblo. No obstante, el punto medular es la distribución
más que la capacidad productiva. La codicia y la violencia contribuyen significativamente al hambre
global
LAS CIUDADES
La tecnología también ha contribuido al asombroso crecimiento de las ciudades durante el siglo
veinte. La ciudad moderna no podría existir sin el desarrollo tecnológico relativo a la preservación de
alimentos, transporte y comunicación.
Al principio del siglo veinte, un cuarto de billón de personas habitaba en las ciudades. Ahora, cerca
del cierre del siglo, la población urbana global se acerca a tres billones de personas. Más del 50 por
ciento de la humanidad se está volviendo urbana.
Multitudes de estos habitantes de la ciudad viven en enormes centros metropolitanos. Peking,
China, fue la primera ciudad moderna en tener una población de un millón de personas. Eso fue en
1770. El siglo veinte comenzó con veinte ciudades de un millón o más de personas. Ahora, los
demógrafos identifican 433 ciudades de un millón o más de habitantes.
De acuerdo a los parámetros de los siglos anteriores, es difícil imaginar una ciudad de un millón de
personas. Pero tales ciudades ahora se consideran más bien pequeñas y ordenadas. En 1935 la ciudad
de Nueva York se convirtió en la primera ciudad super gigante con un área metropolitana de más de
diez millones. Para el año dos mil, habrá veinte super gigantes. La ciudad de México es ahora la más
grande de todas, con un conglomerado de más de 25 millones.
RED GLOBAL
Las ciudades modernas dependen de la tecnología de comunicaciones moderna. El transporte
moderno es una de tales tecnologías.
Mi padre nació en el año 1911. Vivía en Lancaster, Pensilvania cerca de un camino de tierra. En su
niñez, cada vez que un auto se acercaba, mi padre corría para verlo pasar, pues era motivo de novedad
y emoción.
Hoy en día, aún las más remotas aldeas rurales sobre la faz de la tierra están unidas a centros
urbanos a través del transporte automotriz y aéreo.
La revolución en el transporte es fenomenal. Recientemente, mientras mi avión corría por la pista
de aterrizaje en Montreal, esperando permiso para despegar hacia la ciudad de Luxemburgo, el piloto
comentó que doscientos aviones saldrían de Norteamérica esa noche y cruzarían el Atlántico hacia
Europa. Medio milenio antes, a Colón le tomó tres meses cruzar el mismo Océano Atlántico en la Santa
María, la Niña y la Pinta en su viaje al Nuevo Mundo.
En un vuelo reciente de Norteamérica al sudeste de Asia, leí el relato de Adoniram Judson, el
primer misionero que llegó a Birmania. Le tomó seis meses recorrer las 12,000 millas de Nueva
Inglaterra, en Norteamérica hasta su destino en el Sudeste de Asia. Para enviar una carta y recibir
respuesta a la misma el tiempo requerido era de ¡dos años! Y eso sucedió sólo hace siglo y medio. Yo
puedo ahora realizar el mismo viaje en un día. Mi compañera de asiento era una joven ama de casa de
Singapur, quien regresaba a casa después de un viaje de compras a Los Angeles de media semana de
duración.
Conversación global
Las telecomunicaciones son igualmente asombrosas. Habiendo crecido en las remotas tierras de
África Oriental, yo vi el primer teléfono cuando tenía diez años. Hoy puedo llamar directamente desde
los Estados Unidos a la comunidad en Africa cerca del pueblo donde pasé mi niñez.
Desde el centro de Hong Kong puedo introducir mi tarjeta de crédito Visa en una ranura en un
muro a lo largo de Waterloo Road y en siete segundos recibir el efectivo de mi banco en Mountville,
Pensylvania, y además, un reporte completo del estado de mi cuenta de cheques. Esa transacción de
siete segundos de duración a doce mil millas de distancia viaja a través de satélites que orbitan a cien
millas de altura sobre el Océano Pacífico.
Este sistema de comunicaciones instantáneas está creando una red de comunicaciones
auténticamente global. La red global de comunicaciones hace que la conversación en la tienda de té en
Beijing, China, sea la misma que la de la hora del café en Toronto, Canadá.
El mundo entero participa en la conversación global, no solamente la gente en los centros urbanos.
Ya sea que yo me encuentre en una pequeña aldea de Migori, Kenya, o en Las Casas, Guatemala, o en
Putusibau, en Kalimantan Occidental, la gente escucha a través de la radio en sus dialectos nativos las
noticias mundiales. Hay convergencia en la conversación de sobremesa en los hogares de los cinco a
seis billones de gente que vive sobre la faz de la tierra.
No solo es la radio la que penetra en los remotos villorrios. También la televisión está allí. Cuando
se inauguraron los Juegos Olímpicos de Verano en 1992, los locutores confiadamente proclamaron que
tres billones de personas estaban viéndolos. En Egipto se reporta que el 94 por ciento de la población
tiene acceso a la televisión. En China, con más de un billón de personas, es difícil encontrar un hogar
donde no haya televisión. Gran parte de la aldea global se reúne dentro de una red mundial de
comunicaciones.
A través de la red global de televisión, se pone al alcance universal una excelente programación
educativa, informativa y de entretenimiento. Pero también hay mucha basura en la televisión. Los
sistemas de satélites hacen posible que los programas provenientes de Hollywood irrumpan en todos
los hogares alrededor del mundo.
La televisión está creando una atmósfera de aldea global. Las remotas aldeas en China pueden ver
MTV vía satélite. Un amigo me cuenta como algunos adolescentes en Guatemala estaban pegados a la
televisión en la alcaldía del pueblo. Esa noche la accesibilidad vía satélite estaba sacudiendo a esta
conservadora comunidad campesina con material pornográfico manufacturado en los Estados Unidos.
La excelencia y la basura están igualmente disponibles en nuestra aldea global universal.
Cultura global
Los sistemas modernos de comunicación están creando una cultura global. El inglés es el lenguaje
primario de esa cultura. Los forjadores de opinión en todas partes del mundo hablan inglés. Ese idioma
es la puerta a la cultura moderna.
Esa cultura global está poderosamente influenciada por los ideales y la cosmovisión del
alumbramiento europeo de los siglos diecisiete y dieciocho. Hay una convergencia asombrosa en la
visión mundial de aquellos que forman e influencian el desarrollo cultural local y nacional, ya sea que
los forjadores de decisiones estén en Moscú, Lagos, Tokio o Nueva York.
También existe una cultura global de juventud pop. MTV ahora está a través de todo el mundo. La
música rock producida en Inglaterra o Norteamérica es el aglutinante principal que une a la cultura
global de la juventud. Los jóvenes usan pantalones de lona con apariencia de viejos, con frecuencia
mostrando desgaste blanco en los dobleces. Y el idioma inglés es el medio por el cual se comunican.
PLURALISMO
La modernidad también está creando el pluralismo. La gente se traslada de sus comunidades
originales a las ciudades. En las ciudades conocen gente de otras religiones, razas o trasfondos
culturales.
En mi misma comunidad al este de Pensilvania, hace cincuenta años todos eran cristianos
profesantes. Hoy eso ya no es cierto. La gente local tiene más libertad para profesar el ateísmo o el
agnosticismo que en la época anterior.
También han venido a vivir en nuestra comunidad testigos de jehová, bahaistas, mormones, sikhs,
taoistas, jainistas, musulmanes, budistas, hindues, confucianistas, satanistas, comunistas o aún
zoroatrianistas. La comunidad global de fe e ideologia está en nuestro vecindario. Nos hemos
convertido en una comunidad pluralista. Ya no podemos asumir un consenso cristiano.
Ese mismo fenómeno pluralista se halla por todas partes. Todo centro urbano y aún muchas
regiones rurales están experimentando el pluralismo. Ya se está desvaneciendo la era cuando las
comunidades locales podían disfrutar de un consenso en valores o creencias. Las relaciones saludables
de la comunidad requieren que la gente aprenda a vivir con la diversidad. La comunidad global se ha
convertido en una ciudad pluralista.
ORGULLO ÉTNICO
No obstante, el pluralismo siempre ha estado en tensión con la identidad étnica. Esa tensión puede
ser creativa y dinámica; también puede convertirse en algo atrozmente destructivo. Globalmente hay un
resurgimiento del orgullo e identidad étnicos. La etnicidad que ignora los derechos de los demás es
terriblemente destructora de las relaciones que forman la médula de la cultura moderna global nacional
y urbana.
Mikhail Gorbachev introdujo a la U.R.S.S. los vientos de cambio conocidos como glasnost
(apertura) y perestroika (reestructuración). Estos conceptos abrieron la puerta para el diálogo, y un
intercambio de ideas pluralistas. Pero, un lobo entró a través de esa puerta. El lobo fue la poderosa
fuerza de identidades étnicas que el comunismo había reprimido por más de siete décadas. Gorbachev
trató de contener y dirigir la energía explosiva del orgullo étnico. Fracasó; la Unión Soviética se
desintegró.
Aún después de que la Unión se había desintegrado, las antiguas repúblicas descubrieron que las
fuerzas étnicas no habían sido abatidas. La mayoría de repúblicas han luchado por mantener una
semblanza de Estado, ya que las diversas minorías étnicas dentro de sus fronteras exigen
reconocimiento y derechos. Guerras civiles entre las comunidades étnicas han amenazado la unidad
social y el bienestar de las comunidades en toda la región.
La etnicidad puede convertirse en un demonio. En 1991 la antigua sociedad comunista de
Yugoslavia y de Somalia se convirtieron en revelaciones modernas de cuán aterrador puede volverse
ese demonio. En un mundo pluralístico, los movimientos hacia la así llamada limpieza étnica se
vuelven infernales; en Yugoslavia ese demonio ha hecho pedazos a las familias inter-étnicas.
La ideología comunista ignora la etnicidad. En lugar de etnicidad, el comunismo considera que la
disparidad económica es la clave en las relaciones humanas. Por lo tanto, el comunismo reprime las
diferencias étnicas; ellas sencillamente no encajan en su ideología. No es de sorprender que cuando el
Partido Comunista perdió el control, la búsqueda de identidad étnica entre muchos grupos amenazó el
bienestar de las repúblicas de las comunidades de los Estados Independientes.
El mundo se espantó por la ferocidad de la violencia y destrucción de los disturbios que ocurrieron
en Los Angeles en 1992. El racismo fue la mecha que encendió esa dinamita. Policías blancos que
habían golpeado al negro Rodney King durante un arresto de tránsito fueron declarados inocentes por
un jurado en su mayoría blanco. Un año más tarde durante un segundo juicio, un jurado más
heterogéneo encontró culpables a dos de los acusados e inocentes a los otros dos.
La lucha étnica empaña muchas sociedades: Sri Lanka, Birmania, Irlanda, Líbano, Guatemala,
Etiopía y Los Angeles. La violencia entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte es una herida en
el testimonio global de la iglesia, No obstante, Dios ha creado y comisionado a la iglesia para que sea
una comunidad sanadora entre las naciones. Es una traición al Evangelio que los cristianos se vean
atrapados en el odio y la violencia entre comunidades.
Qué trágico que la Iglesia Ortodoxa de Serbia y la Iglesia Católica Uniata de Croacia hayan hecho
tan poco por llevar sanidad al conflicto en Yugoslavia después del colapso del comunismo. Por cierto,
las tensiones entre ortodoxos y católicos contribuyeron a la hostilidad y violencia. Si la iglesia no
ministra como una comunidad de reconciliación ¿en dónde puede hallarse la reconciliación?
Las sociedades modernas deben aprender el arte de vivir en un mundo pluralista. Las naciones
saludables deben reconocer que la etnicidad es un fundamento para una identidad humana sana. Puede
funcionar como un contribuyente creativo dentro de las sociedades nacionales o urbanas. La diversidad
de religiones, culturas y razas constituye una cualidad fundamental en las sociedades modernas
saludables en todas partes; debe cultivarse el pluralismo.
RIQUEZA Y POBREZA
En cualquier sociedad, un pluralismo sano pasa por tensiones críticas cuando hay una brecha de
riqueza significativa entre las comunidades. Eso también se aplica a la comunidad global.
Durante gran parte del siglo veinte hubo una polarización crítica entre el comunismo en Oriente y el
capitalismo en Occidente. Un ingrediente medular en esa tensión fue la disparidad de riqueza entre esos
dos sistemas económicos. A finales de la década de 1980 y principios de la década de 1990 tal
polarización asumió diferentes expresiones después del colapso del comunismo en Europa Oriental y
en la Unión Soviética.
Sin embargo, una profunda y trágica polarización se está desarrollando entre el norte y el sur. Gran
parte del hemisferio norte está desarrollando gigantescas esferas de mercado libre; el hemisferio sur se
tambalea peligrosamente.
Durante una visita a Tanzania pude experimentar esa brecha de riquezas entre el norte y el sur.
Durante una reunión con los ancianos de la congregación en la que yo había crecido, solicitaron una
bicicleta para el pastor. El pastor era responsable de veinte congregaciones en un radio de cincuenta
millas. El necesitaba una bicicleta. Yo pensé que los muchos miembros de sus iglesias debían comprar
la bicicleta para su pastor.
Sin embargo, un cálculo rápido reveló que dentro de esa sociedad el precio de compra de una
bicicleta era equivalente al costo de tres carros Ford Escort nuevos en los Estados Unidos. En mi
pueblo en los Estados Unidos, un estudiante de secundaria fácilmente puede ganar durante las
vacaciones de Navidad lo necesario para comprar una bicicleta; en Tanzania una bicicleta equivale al
sueldo de un maestro de secundaria durante un año.
Esta petición revela que algo trágicamente malo ha ocurrido con la economía de Tanzania. Hace
cuarenta años cuando el pastor era un joven evangelista, poseía una bicicleta. Luego tuvo una
motocicleta. Su espíritu empresarial le llevó a hacer algunos negocios y pronto pudo comprar un
camioncito. Ahora caminaba a pie y pasaba por la humillación de pedir ayuda para adquirir una
bicicleta.
Las estadísticas son aterradoras. Tres ejemplos ilustran la calamidad. En 1990 el producto nacional
bruto (PNB) de los 530 millones de habitantes de toda el África al sur del Sahara era de 150 billones de
dólares americanos. Esto es igual al PNB de Bélgica cuya población es de diez millones de habitantes.
Los belgas disfrutan de un nivel de vida cincuenta veces más alto que los africanos; el nivel de vida de
los Estados Unidos es 100 veces más alto.
En 1980 habían 500 millones de personas desesperadamente pobres en la aldea global que
sobrevivían con treinta centavos diarios. En 1990 estos pobres habían aumentado a 1.2 billones. Una
situación crítica para los desesperadamente pobres es la carencia de una proteína adecuada, lo cual
provoca deterioro mental.
En 1990 en Lima, Perú, el salario de un empleado gubernamental del servicio civil equivalía a una
décima parte de lo necesario para sostener a una familia de cuatro a un nivel de pobreza.
Algo está terriblemente mal.
Muchos factores han contribuido a la catástrofe económica: la corrupción, el crecimiento
demográfico excesivo, la guerra, la violencia, políticas que desalientan la inversión y la deuda global.
LOS RICOS HACEN LAS REGLAS
El tema de la deuda merece comentarse. Desde 1960 ha aumentado la carga que soportan las
naciones pobres como consecuencia de su deuda externa, a pesar de que los préstamos para inversión
de capital en fábricas o infraestructuras tales como carreteras han disminuido considerablemente. Sin
embargo, la deuda crece debido a la práctica de añadir los intereses en mora al principal de la deuda.
Aunque los pobres no pueden pagar los intereses completos sobre los préstamos, los gobiernos y los
bancos trabajan unidos para presionar a las naciones pobres para que paguen todo lo que puedan. Con
frecuencia oprimen a los pobres más allá del límite. Para principios de la década de 1990 tal opresión
obligaba a los pobres a transferir a los ricos 150 millones de dólares americanos diariamente por pago
de intereses.
Para adquirir los fondos para pagar los intereses sobre la deuda, las naciones más pobres se ven
forzadas a aumentar el precio de las importaciones a través de impuestos. Conforme el precio local de
la gasolina sube debido a los impuestos, la importación de gasolina decrece. El mismo tipo de impuesto
se aplica a la mayoría de las importaciones, desalentando la importación de productos extranjeros. Así,
el dinero que los gobiernos ganan a través de los impuestos sobre exportaciones se usa para pagar
intereses, en vez de pagar importaciones tales como gasolina, medicinas, papel o maquinaria.
De esta forma, las naciones ricas pueden recibir mucho más dinero de las naciones pobres que toda
la ayuda e inversión que les brinden. Por muchos años el fluir total neto de riqueza ha provenido del
pobre sur hacia el rico norte.
Esto ha provocado un apocalipsis económico en las naciones pobres. Por ejemplo, es normal en las
naciones más pobres que la gasolina cueste tres, cuatro y hasta cinco dólares por galón. Ahora en
algunas de las naciones más pobres llenar el tanque de gasolina de un carro Honda equivale al salario
de dos meses de un maestro de secundaria.
Tener que pagar cuatro dólares por un galón de gasolina hace que viajar sea algo prohibitivo. A
veces es casi imposible pagar el boleto de autobús necesario para recorrer las ocho millas de un
extremo a otro de la ciudad para ir a trabajar. Imagínese a una familia de seis en Nairobi tratando de
asistir a su iglesia el domingo. Tendrán que caminar dos horas, pues papá tiene dinero para pagar
solamente un boleto de autobús.
Otra causa de la erosión de la prosperidad global es el creciente déficit federal de los Estados
Unidos. Durante toda la década de 1980, el gobierno de los Estados Unidos prestó más de $2.5
trillones. Al comenzar la década de 1990, los préstamos habían llegado a un billón de dólares diarios.
En septiembre 1992, el Fondo Monetario Internacional se quejó seriamente de la política del
gobierno de los Estados Unidos de pedir prestado tanto dinero. Citaron dos problemas:
1. La creciente deuda ha mantenido artificialmente altas las tasas de intereses globales.
2. Esta horrenda deuda ha succionado el capital en todas partes.
La comunidad global completa se está muriendo de inanición por carencia de capital debido al flujo
de un billón de dólares diario destinados a los bonos del tesoro de los EUA.
La situación se ha convertido especialmente inquietante debido a que Europa Oriental y la
Comunidad de Estados Independientes imploran por la inversión de capital. Los fondos necesarios no
están disponibles. Los fondos de inversión global están atados a la deuda del gobierno de los EUA. El
hambre global por capital a lo largo de la década de 1980 contribuyó significativamente a la
declinación catastrófica de las economías de las naciones pobres.
Vivimos en una aldea global. La deuda de los EUA daña no sólo a los Estados Unidos, sino a toda
la economía global.
¿UN COMUNISMO DESACREDITADO?
La desintegración de la Unión Soviética ha resuelto la peligrosa tensión de más de medio siglo
entre el imperio soviético y los poderes occidentales. No obstante, el desmantelamiento de la alianza
militar dominada por los soviéticos conocida como el Pacto de Varsovia, no ha dado por resultado la
paz global. Un año después del colapso de la Unión soviética ocurrido en 1991, treinta guerras eran
peleadas en la aldea global. El número de refugiados en todo el mundo a ascendido a más de treinta
millones.
En 1993 las guerras inter-raciales en la antigua Yugoslavia produjeron cuatro millones de
refugiados. En Somalia, la guerra postcomunista entre los clanes, la anarquía y el hambre amenazaron
matar a la mitad del pueblo. Cuando la bandera comunista fue arriada en el Kremlin el día de Navidad
de 1991 algunos predijeron un nuevo orden mundial. Un año más tarde ese nuevo mundo se veía muy
lúgubre.
El colapso del comunismo puso a Europa bajo intensa tensión. La estabilidad de Occidente se vio
sacudida por la inundación de un enorme flujo de refugiados o emigrantes que huían del apocalipsis
económico que estaba hundiendo a las antiguas sociedades comunistas, sólo para enfrentarse al shock
del sistema de la libre empresa. Durante 1992 Rusia fue precursora de lo que estaba ocurriendo en toda
la región al crecer la inflación al cien por ciento mensual.
Seis meses después que la bandera comunista fue arriada en el Kremlin, estuve en un Moscú con
mercado abierto, y lloré. Madres hambrientas con sus niños trataban de vender artículos tales como un
viejo par de zapatos o una botella vacía a cambio de un poco de efectivo para comprar alimentos. A lo
largo de todo el continente europeo, la euforia de la liberación del comunismo fue atemperada por el
hambre. La situación fomentó la violencia, ya que la gente estaba desesperada.
MUERTE
En algunas regiones de la aldea global, ya no causa preocupación la sobrepoblación. El SIDA está
matando a millares. En el epicentro de la epidemia del SIDA en la costa occidental del Lago Victoria
en Africa Oriental [donde el SIDA apareció por primera vez] aldeas completas están casi despobladas.
Unos pocos niños y gente mayor son todo lo que queda.
Ahora el SIDA se ha esparcido por toda la aldea global. En un país en el extremo opuesto al
epicentro en Africa Oriental, más de un cuarto de los hombres jóvenes reclutados para el ejército son
HIV positivo (infectados con el virus HIV asociado con el SIDA). En algunas sociedades la mitad de la
población morirá antes de llegar a los cuarenta años de edad.
Ninguna enfermedad ha sido investigada tan a fondo como el SIDA. Los gobiernos han tirado miles
de millones de dólares en la búsqueda de una cura. No obstante, los expertos médicos se preocupan de
que tal cura jamás será encontrada. Esas son malas noticias. Las buenas noticias, sin embargo, son que
el virus se transmite en su mayor parte a través de patrones de estilos de vida que la gente puede
escoger cambiar. En la mayoría de los casos la transmisión puede prevenirse.
Las guerras, el hambre y las enfermedades no son las únicas causas de muerte. El aborto también
pone fin a vidas humanas en el vientre de las madres. En los Estados Unidos se practican un millón de
abortos al año. En algunas sociedades industrializadas en Asia y en Europa, los abortos están
contribuyendo a la estabilización demográfica y aún a su declinación.
En las sociedades donde los varones son muy valorizados y el tamaño de las familias está
restringido por políticas gubernamentales, las técnicas modernas para determinar el sexo del feto
capacita a las madres para abortar los embriones femeninos en favor de hijos varones. El patrón de
muerte selectiva creado por el hombre está dando lugar a una enorme disparidad en la proporción entre
niños y niñas. ¿Dónde encontrarán esposas estos varones algún día? El aborto produce tristeza y dolor
en los hogares y las sociedades por doquier.
LA BUENA TIERRA GIME
La buena tierra gime bajo la maldición de la explotación humana. Entristece ver la letanía de males
que provocamos a nuestro medio ambiente: la tala de bosques húmedos en Kalimantan Occidental, la
inundación del Golfo Pérsico con petróleo durante la Guerra del Golfo en 1991, la saturación del aire
con monóxido de carbono proveniente del ineficaz control de los escapes de los vehículos automotores,
el arrojar toxinas a los ríos, envenenando el mar, el aire, la tierra y las personas con materiales
radioactivos letales provenientes de las plantas y armas atómicas. El tirar plásticos en la basura. Toda la
aldea global se está concientizando que la supervivencia humana en este planeta exige que cuidemos de
la buena tierra.
La cumbre en Río de Janeiro realizada en 1992 revela una preocupación global por la ecología.
Asistieron representantes de 178 naciones. Cien jefes de estado participaron; ¡nunca antes se habían
reunido tantos líderes nacionales en una conferencia!
Los participantes se desanimaron ante los reportes de naciones o comunidades que se resistían a las
metas de la cumbre. Los Estados Unidos fue acremente criticado por rehusarse a firmar un tratado de
bio-diversidad. Los Estados Unidos (conducidos en ese momento por George Bush) expresaron que
consideraban más importante el crecimiento económico que la protección de las especies en peligro de
extinción o el cuidado del medio ambiente. No obstante, los que resistieron los mandatos de la cumbre
fueron una minoría.
¿Es correcto explotar la tierra en aras del progreso económico humano? La Cumbre de la Tierra
hizo un llamado a todas las naciones a cuidar y desarrollar la buena tierra; nuestro bienestar a largo
plazo sobre la tierra dependerá de cómo la gente responde a ese desafío. Los gobiernos no pueden
asumir toda la responsabilidad. Es necesario que cada persona ayude a cuidar de la tierra. Eso exige
disciplinar el estilo de vida y aceptar responsabilidades personales por el medio ambiente en el que
vivimos.
Red global
E1 más grande recurso que la iglesia moderna global posee es la realidad de que ahora es una
iglesia global. Hace un siglo este no era el caso. Cuando Adoniram Judson viajó al Sudeste de Asia,
todo el equipo que le acompañó estaba formado por caucásicos occidentales. No habían cristianos en el
Sudeste de Asia. No es de extrañar que tuvieran que luchar tan heroicamente durante tantos años con
tan pocas conversiones.
En contraste, la agencia misionera con quien yo trabajo está preparándose para llegar hasta una
región no evangelizada en Tailandia. Las iglesias de ese país se están asociando con nosotros. E1
equipo incluirá también a evangelistas tailandeses. También algunos norteamericanos formarán parte
del equipo.
E1 desarrollo de una genuina iglesia global durante el siglo veinte es un maravilloso recurso para la
misión mundial. No es de extrañar que la iglesia mundial ahora esté experimentando una asombrosa
cosecha. Cuando las iglesias se asocian para la obra misionera descubren que la cantidad y diversidad
de labores que requiere la cosecha mundial en nuestros tiempos no tiene precedentes.
No obstante, ordenar la rica diversidad de labores necesaria para levantar la cosecha requiere de un
cada vez más profundo compromiso de asociación con una variedad de comunidades cristianas.
Supongamos que una agencia misionera presbiteriana de Corea está planificando una misión entre los
musulmanes de la República de Kirghizia en las regiones al sur de la Comunidad de Estados
Independientes. Sería entonces útil unir sus recursos humanos con las iglesias ya establecidas allí. Eso
probablemente requeriría formar asociaciones con iglesias en comunidades o repúblicas adyacentes.
Una misión en Kirghizia que estuviera formada por la asociación entre la agencia misionera coreana y
las iglesias locales sería indudablemente más fructífera que la de misioneros coreanos trabajando en
forma independiente de las iglesias cercanas.
Las asociaciones internacionales pueden formarse dentro de las comunidades denominacionales.
Los menonitas anabautistas y los Hermanos en Cristo han formado consultas regionales, continentales
y globales que reúnen al liderazgo de todos los sínodos o denominaciones anabautistas. Estas consultas
internacionales constituyen una excelente arena para desarrollar asociaciones y redes para la obra
misionera.
Así fue que cuando el Sínodo Muria en Indonesia contemplaba la posibilidad de su primera misión
internacional, la consulta regional de Asia le ayudó a desarrollar los patrones de asociación necesarios
para la iniciativa del sínodo de Muria en Singapur. Ellos también invitaron a una agencia
norteamericana para que tomara parte en esa asociación.
Quince denominaciones anabautistas en el contexto norteamericano involucradas en misiones y
servicios mundiales sostienen una conferencia de consulta anual acerca de misiones y servicios. Esta
reunión se llama Concilio de Ministerios Internacionales (CMI). Esa reunión provee oportunidad de
consulta y trabajo de red para la expansión de misiones.
La variedad enriquece
La asociación en la obra misionera se enriquece cuando los esfuerzos incluyen una variedad de
denominaciones y agencias. E1 movimiento de Lausana para el evangelismo mundial se vuelve cada
vez más importante como instrumento de consulta para formar asociaciones en relación a la obra
misionera mundial. Tanto el Compañerismo Evangélico Mundial como el Concilio Mundial de Iglesias
reúnen diferentes expresiones de la iglesia mundial para consulta y compañerismo.
En muchas regiones del mundo los cristianos forman concilios en los que variadas expresiones del
cuerpo de Cristo pueden animarse mutuamente e ir tejiendo juntos la red para la realización de la obra
misionera.
***
Este capítulo describe las cuatro columnas necesarias para desarrollar una misión fructífera:
oración, planificación alabanza y asociación. A través de la oración cultivamos una correcta y gozosa
relación con Dios. E1 Espíritu Santo puede entonces guiarnos a la misión. Experimentamos la
investidura de poder para llevar a cabo la tarea.
En oración discernimos el plan para movernos hacia adelante en la obra misionera. Sin
planificación, es poco lo que ocurre en una misión. Dios honra la planificación.
La misión es como una fiesta. Está llena de gozo. La alabanza y la jovialidad dan vida a la obra
misionera, aún en las más difíciles circunstancias.
Toda congregación y todo misionero deben recordar que nadie ha sido llamado por Dios a ser un
obrero solitario. La asociación con otros es vital. Nadie puede realizar su trabajo solo.
Todo esto requiere de líderes con visión que capaciten a sus congregaciones para la obra misionera.
Ese es el tema del siguiente capítulo.
Reflexión
1. Reflexione las formas en las que su congregación usa los dones de la oración y la planificación
en el desarrollo de su misión (Hch. 13:1–3).
2. Considere la importancia de la alabanza en una misión fructífera. ¿Cómo experimenta su
congregación la jovialidad en su misión?
3. Explique el principio E1-a-E4. Descubra los grupos que no han sido evangelizados en su región
del mundo. Aplicando el principio E1-al E4 desarrolle un plan mediante el cual su congregación pueda
participar en alcanzar a uno de estos grupos con el evangelio.
4. Considere a una comunidad E4 en un país distante que no haya sido evangelizada. ¿De qué
maneras podría su congregación asociarse con otros en una misión que cruce fronteras culturales en esa
comunidad lejana? ¿De qué maneras podría una agencia misionera ser útil en tal compromiso?
5. Utilizando las cuatro columnas necesarias para una misión fructífera, desarrolle una propuesta
misionera para su congregación.
***
Escrituras Sugeridas: Mateo 9:38; Marcos 11:24; Juan 17:4; Hechos 16.
CAPITULO 10
LÍDERES QUE FACULTAN
Imagínese una iglesia de seis mil personas donde la mitad de los pastores no cursaron más que el
segundo grado de primaria y donde se pueden contar con una mano los líderes que han completado el
sexto grado. Eso es lo que experimentamos al reunirnos con los líderes de la Iglesia Menonita K’ekchí
en San Pedro Karchá, Alta Verapaz, en el altiplano de Guatemala en 1993.
LIDERES CON HERMOSOS PIES
Seis líderes norteamericanos nos sentamos en un círculo con veinte pastores K’ekchís. Nosotros,
los del norte, éramos graduados universitarios. No obstante, en cuatro días de conversación
descubrimos que necesitábamos volvernos sus alumnos. Esos pastores eran líderes sabios y capaces.
Mientras que los pastores norteamericanos muy bien entrenados luchábamos por lograr un
crecimiento del 10% en nuestras congregaciones en una década, estos líderes K’ekchís con alrededor
de dos años de escolaridad estaban formando nuevos distritos de sus respectivas iglesias y duplicando
el número de su feligresía cada cinco años.
Con motivo de esa reunión los pastores K’ekchís se habían vestido con su mejor ropa, y sin
embargo, sus zapatos estaban viejos y gastados. Estos eran los zapatos de pastores que habían
caminado miles de kilómetros para llevar el evangelio de aldea en aldea en las montañas y valles de
alta Verapaz.
“Sus zapatos desgastados revelan que ustedes tienen hermosos pies”, exclamamos en el clímax de
nuestros tres días de conversación.
Hace muchos años el profeta Isaías exclamó: “Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que
trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación”
(Isaías 52:7).
Los pastores K’ekchís se rieron jovialmente mientras levantaban sus pies para inspeccionar la
evidencia de sus zapatos en los que había hermosos pies.
Una excelente característica del liderazgo K’ekchí es la convicción de que todos los que han sido
ungidos y dotados para el ministerio pastoral u otro ministerio dentro de la iglesia deben tener la
oportunidad de expresar y desarrollar esos ministerios. Es usual que un pastor deje su posición visible
de liderazgo después de varios años para dar a otros la oportunidad de desarrollar sus dones pastorales.
Los pastores con experiencia podrían trasladarse a comunidades en donde no hay iglesia y
comenzar nuevas congregaciones. O podrían descansar por algún tiempo hasta estar listos para aceptar
nuevas responsabilidades de liderazgo. Lo que impulsa a esos sabios pastores K’ekchís es esto:
capacitar a todos los que han sido ungidos para liderazgo a desarrollar sus dones.
Una ventaja del patrón de liderazgo K’ekchí es que el pueblo simpatiza con sus líderes. Cuando
muchos dentro de la congregación han experimentado personalmente las responsabilidades del
liderazgo, entonces pueden comprender los desafíos a los que sus líderes se enfrentan.
Otra ventaja del estilo de liderazgo K’ekchí es que cada congregación se convierte en un centro de
formación de líderes. Esto capacita a cada una de las 120 congregaciones K’ekchís para formar muchos
líderes y darles un entrenamiento práctico para convertirse en pastores, evangelistas, maestros,
misioneros o trabajadores sociales de desarrollo. ¡Las iglesias K’ekchís están multiplicando a sus
líderes!
PATRONES DE LIDERAZGO
El Nuevo Testamento revela que en la iglesia primitiva los patrones de liderazgo fueron muy
flexibles. Cuando las viudas necesitaron ayuda, la iglesia escogió a siete asistentes para administrar el
programa de alimentos a fin de que los apóstoles pudieran prestar toda su atención a la “oración y al
ministerio de la palabra” (Hechos 6:4). Pronto emergieron personas que daban supervisión espiritual a
grupos de iglesias. El liderazgo se desarrollaba en función a las necesidades de la iglesia en misión.
Dirección del nuevo testamento
Estos patrones de liderazgo se desarrollaron en tres funciones generales:
1. Obispos, para supervisar grupos de iglesias.
2. Pastores para el ministerio de la Palabra de Dios dentro de las congregaciones.
3. Diáconos para la administración de los ministerios de misericordia.
Todos los líderes servían como evangelistas y misioneros.
A lo largo de los siglos la iglesia ha basado sus patrones de liderazgo, con ligeras variantes, en las
funciones desarrolladas por la iglesia primitiva. Sin embargo, existe gran diversidad en la manera en
que se realiza la supervisión de las iglesias, el ministerio pastoral y la ayuda a los pobres.
Patrones culturales
No obstante, la manera en que estas funciones de liderazgo se desarrollan debieran armonizar con
los patrones normales de la cultura. E1 sistema de liderazgo tradicional K’ekchí es igualitario. Dentro
de este sistema tradicional, los líderes constantemente se hacen a un lado para dar a otros la
oportunidad de desarrollar su destreza en el liderazgo. Por lo tanto es apropiado y no sorprendente que
la iglesia haya desarrollado patrones similares.
En las sociedades asiáticas de Confucio y africanas Bantú, el patrón de liderazgo es jerárquico y
estable. En Corea, Paul Y. Choo pastorea la congregación más numerosa del mundo con más de medio
millón de miembros. E1 maneja su barco rigurosamente. En todo nivel de liderazgo la gente sabe ante
quien es responsable. E1 sistema de Choo va de acuerdo con el patrón de liderazgo tradicional de la
familia coreana.
La mayoría de lenguajes al sur de la joroba occidental de África pertenecen a la familia de
lenguajes Bantú. Allí las iglesias han desarrollado patrones de liderazgo jerárquicos. Cuando los
misioneros provenían de comunidades como los Cuáqueros, que tenían un sistema igualitario de
liderazgo, fue totalmente imposible trasplantar su sistema a la sociedad Bantú. Hasta donde yo sé, en
cualquier lugar donde la influencia misionera declinó, los patrones de liderazgo que surgieron a través
de África Bantú fueron jerárquicos. Los modelos anglicanos y católicos de liderazgo encajan muy bien
con los patrones africanos Bantú.
¿Por qué ocurrió eso? Porque los patrones de liderazgo en la sociedad Bantú están anclados en el
jefe. En todo el continente las iglesias también han desarrollado un estilo de liderazgo centrado en el
jefe.
Así es como debe ser. Una iglesia debe desarrollar sus patrones de liderazgo en armonía con la
cultura en la que la iglesia se desarrolla.
BAJANDO DE LA ESCALERA
Sin embargo, el Nuevo Testamento revela que en Cristo debe ocurrir una revolución en el espíritu
del liderazgo, sin importar cuál pueda ser el patrón auténtico. E1 nuevo espíritu de liderazgo que Cristo
introduce es el del líder siervo. Y esa es la revolución.
Los discípulos buscan posiciones
Durante tres años Jesús enseñó y modeló el liderazgo de siervo entre sus discípulos. Luchó por
comunicar esta cualidad fundamental del liderazgo dentro del reino de Dios: el líder debe ser un siervo.
Los discípulos no podían comprenderlo. Es asombroso ver cuanto se resistieron estos discípulos, en su
mayoría aldeanos, a cualquier concepto de convertirse en siervos. No podían imaginar que los líderes
en el reino de Dios tuvieran que servir a otros o sufrir.
“Si Jesús es el Mesías, no puede ser un siervo sufriente”. Todos estaban de acuerdo en ese punto.
También creían que si Jesús era el Mesías, ellos estarían a su lado cuando él escalara hasta la cima
el liderazgo y poderío global. Tan pronto comprendieron que Jesús era en realidad el Mesías, el Hijo
del Dios viviente, comenzaron a luchar por conseguir las mejores posiciones. Así fue que cuando Jesús
comenzó su viaje hacia el sur, dejando atrás la fama de la que gozaba en las regiones norteñas de
Galilea, y dirigiéndose a una segura crucifixión en Jerusalén, los discípulos en el camino argumentaban
acerca de quién de ellos sería el más grande.
La búsqueda de posiciones y poder por parte de los discípulos entristeció a Jesús.
Dos dramas en la vida de Jesús
Dos veces Jesús utilizó el drama para llamar la atención de los discípulos acerca de ser siervos. Usó
estos dramas cuando el alarde de los discípulos acerca de la grandeza, se había vuelto sumamente
odioso.
Primer drama: Éste ocurrió en Galilea. Los discípulos preguntaron a Jesús: “¿Quién es el mayor en
el reino de los cielos?” Jesús llamó a un niño y lo puso en medio de ellos, y dijo: “De cierto os digo,
que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera
que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi
nombre a un niño como este, a mí me recibe”. (Mateo 18:3-5).
Segundo drama: Se desarrolla en Jerusalén, durante la Ultima Cena con sus discípulos—la víspera
del día en que fue traicionado, enjuiciado, crucificado y muerto—los discípulos otra vez discutían sobre
lo mismo. Se escuchaban airados susurros alrededor de la gran mesa del comedor.
“Yo soy el más grande”, decían unos.
“No estén tan seguros. Yo sé que seré el administrador jefe en el gabinete de Jesús”, replicaba otro.
Con profunda tristeza Jesús tomó un recipiente con agua y una toalla. Se quitó su ropa exterior,
como lo hacía cualquier siervo al prepararse para realizar trabajos serviles. Jesús lavó y secó, uno por
uno, los pies de los discípulos, incluyendo los pies de Judas, quien ya había maquinado traicionarlo esa
misma noche. Algunas antiguas tradiciones cristianas cuentan que Judas fue el primer discípulo a quien
Jesús lavó los pies, y Juan el último. Luego volvió a su lugar.
Jesús explicó: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el
Señor y Maestro he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. (Juan 13:13-15).
LOS LÍDERES SIERVOS SON SORPENDENTES
El ministerio de siervo es la piedra angular del verdadero liderazgo cristiano. La inclinación del
espíritu humano es tratar de subir por la escalera de autoridad donde pueda ejercer control. La mente de
Cristo invita a un movimiento en dirección contraria. Los líderes siervos bajan por la escalera, no suben
(Filipenses 2:1-11).
Escribiendo desde una prisión romana, el apóstol Pablo aconseja a la iglesia en Filipos: “Nada
hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad estimando cada uno a los demás como
superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros”. Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:3-5).
Un espíritu de líder siervo son buenas nuevas revolucionarias en cualquier cultura. Aunque el
pueblo K’ekchí es igualitario en su patrón de liderazgo, la mente de Cristo en un líder siervo está
creando una asombrosa revolución en la misma médula de su cultura.
“¿Por qué muchos K’ekchís están creyendo en Jesucristo?”, pregunté a media docena de ancianos
K’ekchís mientras degustábamos un caldo de carne y tortillas.
Estábamos disfrutando de un almuerzo después del servicio de adoración del domingo por la
mañana que duró tres horas, que incluyó oración por los enfermos, alabanzas, una boda, la dedicación
de un bebé, prédica, regalos, felicitaciones por la buena labor del pastor y testimonios.
Inmediatamente un anciano respondió: “El esposo cristiano, en su mayoría, ya no golpea a su
esposa. Cristo da inicio a una nueva actitud en el alma de los hombres que son creyentes. Ahora el
varón respeta y ama a sus esposa. Se preocupa por el bienestar de su familias. Evita beber alcohol. Hay
paz en los hogares de los cristianos. Por esa razón, muchas familias desean tener esa clase de paz y
convertirse en cristianos”.
El mismo espíritu de liderazgo de siervo de los hombres K’ekchís está impartiendo paz a sus
hogares y también está comenzando a liberar a las mujeres para el liderazgo comunitario y en la iglesia.
En algunas congregaciones las mujeres son invitadas a dirigir algunos aspectos del servicio de
adoración. Esa es una sorprendente revolución inimaginable hace cinco años.
LOS LÍDERES SIERVOS REVELAN RECONCILIACIÓN
Disfrutamos subir por la escalera de la posición y del poder. Resentimos bajar, especialmente
cuando al pie de nuestra escalera de posición encontramos la cruz del sufrimiento. No obstante, el
camino de la cruz es la única manera de alcanzar un liderazgo fructífero en la misión de la iglesia.
Cuando los líderes suben por la escalera de posiciones, surgen las disensiones. Cuando bajan por la
escalera, hay reconciliación. Cuando los líderes experimentan la reconciliación, toda la iglesia también
es conducida a la reconciliación.
Un pastor en Kenya y su obispo en Tanzania rompieron relaciones. En consecuencia, toda la iglesia
sufría un profundo malestar. Dos veces el obispo envió mensaje al pastor invitándole a venir y hacer la
paz. Una vez mandó a su misma esposa en un vehículo para personalmente traer al pastor a la casa del
obispo para reconciliarse, celebrar una fiesta y comer juntos un cabrito.
El pastor no quiso aceptar esas invitaciones. Según los patrones jerárquicos africanos, la negativa
del pastor constituía una grave afrenta para el obispo.
Después de dos años, intermediarios trataron de persuadir al pastor a que se reuniera con el obispo
en un terreno neutral, a la mitad del camino entre sus hogares; cada uno viajaría cien millas. Sin
embargo, según el sistema africano de jefaturas, este arreglo era incorrecto, pues al pastor le
correspondía buscar al obispo.
El obispo se reunió con pastores de su comunidad en busca de consejo.
Ellos le aconsejaron: “De acuerdo a nuestras tradiciones, el pastor debe buscarlo. Sin embargo, por
amor a Jesús, usted debe buscarlo bajo los términos en los que el consienta reunirse con usted”.
En el día establecido, los dos hombres se reunieron en Kisii en Kenya occidental. La reunión duró
tres horas.
El obispo se hizo cargo, como lo debe hacer cualquier líder responsable. Sin embargo, funcionó
como jefe siervo.
“Mi hermano, he venido hoy a hacerte una pregunta. Por amor a Jesús, me perdonarás por lo que yo
haya hecho para ofenderte?”, preguntó el obispo.
El pastor respondió exponiendo todas las ofensas que, según él, había recibido. Estaba subiéndose
más y más en su escalera.
Durante un par de horas aquella tarde el obispo bajó y bajó en su escalera de obispo.
“Pero, hermano, ¿puedes perdonarme?”, Persistió el obispo. En un sentido el obispo estaba lavando
prácticamente los pies de su hermano pastor.
Finalmente, ya tarde, el anciano obispo se levantó de su asiento y caminó hacia donde estaba
sentado el joven pastor. Mirándole a los ojos, preguntó una vez más: “Por amor de Jesús, hermano, ¿me
perdonas?”
El pastor comenzó a sollozar. Se puso de pie y los dos hombres se abrazaron. Oímos palabras de
remordimiento, arrepentimiento y perdón. Lloramos de júbilo.
Esa tarde la noticia de la reconciliación se esparció entre los grupos de creyentes. Cantaron aleluyas
de gran gozo.
Pocos días después los dos hombres se reunieron solos para revisar los asuntos que los habían
separado. Pocos meses después el obispo ordenó obispos asociados, entre los cuales estaba el pastor de
Kenya.
Ese tipo de liderazgo de siervo equipa a la iglesia para una misión auténtica. Es una revelación del
camino de la cruz, que da por resultado una profunda reconciliación. Cuando subimos escaleras, nos
separamos más y más. Los escaladores no pueden experimentar la reconciliación. Pero cuando
seguimos el ejemplo de Cristo y bajamos de nuestras escaleras de orgullo, posición y poder, podemos
experimentar una profunda reconciliación con nuestras hermanas y hermanos.
LOS MISIONEROS SIERVOS SE GANAN LA CONFIANZA
Un espíritu de siervo con frecuencia allana el camino para un ministerio fructífero, aún entre
personas que parecen ser hostiles al evangelio.
Buscá consejo
Un equipo estaba desarrollando un curso bíblico por correspondencia para los musulmanes.
Después de completar el primer borrador, el autor lo llevó a un musulmán fundamentalista que se
oponía al testimonio cristiano en su comunidad.
“Como usted sabe, nosotros somos aquellos que el Corán describe como la gente del Libro”, dijo el
autor. “Hemos desarrollado un curso por correspondencia basado en las Escrituras que poseemos.
Esperamos que este curso ayudará a nuestros amigos musulmanes a comprender nuestra fe y
convicciones que están basada en el Libro que Dios nos ha encomendado.
“Aunque insistimos que el curso debe ser fiel a las Escrituras conocidas como la Biblia, también
nos preocupa expresar estas verdades de manera que no ofendan a nuestros amigos musulmanes.
“¿Podría usted aceptar evaluar este curso? Si encuentra alguna porción que sea ofensiva, ayúdenos
a expresar nuestra fe de manera que pueda ser comprendida”.
“Con gusto examinaré el curso para ustedes”, respondió el sheik musulmán.
A la semana siguiente el autor regresó a la casa del sheik.
“¡Este curso es bueno!”, exclamó. “Sin embargo, hay una sección que me enfadó, en la que usted
describe la caída de la humanidad”.
El sheik musulmán entonces ayudó al autor a formular ese capítulo de tal manera que siguiera
siendo veraz a la fe bíblica, pero que fuera menos ofensivo para los musulmanes. Son los teólogos
cristianos los que hablan de la Caída, no la Biblia. El sheik y el autor convinieron en usar la frase
“apartarse de Dios”.
El concepto de apartarse de Dios no es una doctrina musulmana. Es bíblica. Pero si “la Caída” se
expresaba en esos términos, los musulmanes la escucharán.
Una década más tarde, unos cinco mil musulmanes de Africa Oriental se habían inscrito en ese
curso, con poca o ninguna objeción de la comunidad musulmana. Como buenos líderes siervos, el
equipo que escribió el curso ganó credibilidad ante los líderes musulmanes al escuchar antes de
publicar y hacer circular el curso.
Ser como ovejas
El liderazgo de siervo da credibilidad y poder a la misión de la iglesia en el mundo.
En una ocasión, Jesús comisionó a setenta y dos misioneros. Les dijo: “Id. He aquí yo os envío
como corderos en medio de lobos” (Lucas 10:3).
Los corderos son inofensivos y gentiles, pero audaces y persistentes.
Poco después estos misioneros regresaron a Jesús llenos de gozo, exclamando: “Señor, aun los
demonios se nos sujetan en tu nombre” (Lucas 10:17).
¿QUIÉN DEBE SER LÍDER?
El líder siervo discierne que persona es la más indicada para desempeñar las responsabilidades de la
iglesia y la misión. El líder siervo se regocija cuando una persona destaca y recibe la unción para el
liderazgo o ministerio. No se siente amenazado por las habilidades de otros, sino los ayuda y capacita
para el servicio.
El Espíritu Santo ha enseñado a la Iglesia Amor Viviente en Honduras algo revolucionario en
cuanto al liderazgo.
Después de una semana de ayuno, el Espíritu Santo aconsejó: “La iglesia no necesita de líderes, lo
que necesita son siervos”.
El presidente del consejo de la iglesia había sido, quince años atrás, la persona clave para establecer
los fundamentos para este movimiento de crecimiento. Sin embargo, a la luz del consejo del Señor
respecto a los siervos, se bajó inme-diatamente de su escalera de liderazgo.
El presidente preguntó: “¿Hay alguien más a quien el Señor haya ungido para dirigir este
movimiento? ¿Hay algún siervo que pudiera ministrar como presidente del consejo de la iglesia en
forma más fructífera que yo?”
La respuesta fue “¡Sí!”
Así que con gozo el presidente renunció. Se designó a otro presidente.
Cuando estuve en Tegucigalpa pude experimentar la paz, el gozo y el poder de esa iglesia.
“El liderazgo no es algo a lo que debemos aferrarnos”, me explicó. “Debemos volvernos siervos
unos con otros y con la iglesia. Todos trabajamos unidos para discernir a quién el Señor ha ungido para
los diversos ministerios de siervos. El Espíritu Santo confiere dones para la misión y el ministerio
cuando nosotros ministramos como siervos y no como amos”.
CULTIVANDO EL LLAMADO DE DIOS A LA MISION
Es importante que todas las congregaciones cultiven el clima necesario para que la gente pueda
escuchar al Espíritu Santo y responder a su llamado a la misión. El Espíritu Santo se mueve alrededor
del mundo. Se detiene y llama aquí e invita allá. El invita a la gente a participar con él en misión. El
llama y unge a los líderes.
Es una tragedia colosal que tan poca gente se sintonice con el Espíritu. El llamado del Espíritu
resulta inútil cuando nadie lo escucha. El mundo se hunde más y más profundamente en el infierno del
pecado humano. La sordera de la gente al consejo del Espíritu es lo que estorba el progreso del reino.
“¿A quiénes está llamando el Señor como misioneros en su congregación?”, preguntó el misionero
Adrián al pastor de la iglesia donde predicaba durante una semana.
“No puedo pensar en nadie”, respondió el pastor.
“¿Ora usted porque el Señor de la cosecha envíe obreros de su congregación?”, preguntó Adrián.
“¡Realmente, no!”.
Adrián prosiguió gentilmente. “¿No ha ordenado el Señor que oremos por obreros?”
Más tarde el pastor nos confió que cuando oraba por obreros, pensó en dos parejas. Pasado un año
esa congregación había comisionado a esas parejas como misioneros.
“¿Qué harás después de graduarte?” preguntó el catedrático I. B. Horst a David cuando estaba en el
último año de la universidad.
“Tengo planes de buscar mi doctorado”.
El catedrático se detuvo un momento, y luego comentó lentamente: “Eso puede ser bueno. Pero, no
te olvides que el Señor te ha llamado para ser un evangelista”.
David sabía que su maestro tenía razón.
Los misioneros Ed y Gloria King oraron y ayunaron por la salvación de la juventud en Tegucigalpa,
Honduras, que se estaba auto destruyendo por haber elegido un estilo de vida equivocado. Invitaron a
estos exuberantes e indisciplinados jóvenes para un retiro de fin de semana. El Espíritu Santo habló;
muchos se convirtieron.
Luego vino el shock.
“Dios les está llamando para convertirse en pastores!”, exclamó Ed. “Yo los entrenaré”.
Jamás olvidarán la sorpresa que provocó tal anuncio. Sin embargo eso es exactamente lo que Ed y
Gloria hicieron con el equipo que trabajaba con ellos. Equiparon a estos indisciplinados jóvenes para
convertirse en evangelistas y pastores. Estos mismos jóvenes fueron los fundadores y pioneros de la
Iglesia Amor Viviente, que ha experimentado un crecimiento fenomenal.
Cada congregación, pastor y cristiano debiera orar para que el Señor designe obreros dentro de la
congregación para convertirse en misioneros. Ellos debieran animar a la gente a escuchar y a responder
al llamado de Dios a la misión.
LOS LIDERES SIERVOS EQUIPAN A CADA MIEMBRO
Los líderes siervos tratan de equipar a cada miembro para el servicio y la misión. Los niños
experimentan el gozo de involucrarse en los ministerios de la iglesia. Tanto hombres como mujeres
reciben el poder para invertir todos sus dones y toda su unción en los ministerios de la iglesia y en su
comunidad. Los más ancianos son animados a invertir sus talentos en la misión. Los jóvenes
desarrollan sus dones para el bien del cuerpo. Toda la gente es liberada e investida de poder.
Equipando a los jóvenes
En mi congregación, una niña de doce años predicó durante un servicio dirigido por los jóvenes.
Nadie olvidará ese sermón. Usando sus muñecas como ilustración en el púl-pito, predicó acerca del
amor cristiano según 1 Corintios 13.
En Nairobi, Kenya, una congregación en las barriadas de Eastleigh estaba declinando. Un
experimentado y ordenado misionero americano se unió a la congregación. “Por fin tenemos un
predicador”, dijeron los líderes emocionados. Eran jóvenes con poca experiencia en el liderazgo.
“Yo no predicaré”, anunció el misionero Don Yoder.
“¿Por qué no? Necesitamos desesperadamente un predicador”, protestó el equipo de liderazgo.
“No predicaré porque ustedes aún no son muy buenos predicadores. Si yo predico, ustedes nunca
aprenderán. Mejor trabajemos juntos evaluando cada sermón que ustedes prediquen para que vayan
mejorando. Cuando yo consienta en predicar, ustedes sabrán que ya se han convertido en buenos
predicadores”.
Dos años más tarde, Don Yoder predicó su primer sermón. Esos jóvenes líderes estaban
encantados. Todos se habían convertido en buenos predicadores. ¡Ese misionero era un líder siervo
fructífero!.
En tiempos modernos cada vez hay más oportunidades para que los jóvenes ganen experiencia en la
misión, evangelismo y servicio multicultural. Juventud con una Misión brinda a miles de jóvenes
entrenamiento en discipulado y experiencias misioneras multiculturales. Para la gente joven existen
muchas oportunidades de entrenamiento para servir en misión.
La agencia en la que yo sirvo, Misión Menonita del Este, ha desarrollado un programa multicultural
de verano de entrenamiento en misiones para estudiantes de secundaria, llamada Entrenamiento de
Verano Equipos en Acción. También existe el Servicio de Evangelismo para Jóvenes dirigido a adultos
jóvenes, de seis meses o más de duración, que brinda entrenamiento y exposición profundos para la
misión. La Escuela de Testigos equipa a gente joven para servicios pastorales y misioneros.
Los pastores y las congregaciones necesitan ayudar a la gente joven que ha sido llamada a la obra
misionera a discernir el enfoque de su ministerio. Este discernimiento puede incluir un tiempo de
internado donde los dones y energía de la persona bajo prueba se desarrollen y evalúen. Podría ser
necesario que la persona desarrolle herramientas particulares para cumplir su tarea, tales como
habilidades médicas, agrícolas, en negocios o de enseñanza, que requieren un entrenamiento académico
formal.
Desarrollando los dones
Vivir y testificar para Cristo es la meta de todo compromiso misionero, sin importar cuál sea la
tarea asignada. Las personas que no son ya una invitación viviente de Cristo en su comunidad natal, no
se pueden convertir en misioneros solamente por cruzar el océano. Los pastores y las congregaciones
debieran nutrir a las personas que han experimentado un llamado para la misión, ayudándolos a
equiparse con confianza en el servicio evangelístico, sin importar la especialización.
Las experiencias más felices que hemos tenido al comisionar misioneros, ocurren cuando sus
congregaciones han trabajado intencionalmente en equipar a personas jóvenes para la misión. Esto
incluye una evaluación congregacional de los puntos fuertes y débiles de los candidatos a misioneros,
así como un entrenamiento práctico y supervisado en la misma congregación.
Carácter y formación espiritual
El carácter es un punto crítico. Una dimensión clave al equipar a una persona para la obra misionera
es la formación de su carácter. Son fundamentales la integridad, castidad, paciencia, amor, bondad,
estilo de vida sencillo, control del temperamento, un espíritu positivo y la consideración por los demás.
Unos amigos misioneros me contaban de un misionero llamado Jim. Tenía tan mal carácter que la
gente que había llegado a evangelizar evitaba pasar frente a su casa para no ser víctima de sus accesos
de cólera.
“Un buen día Jim llegó al colmo su ira”, recuerdan. “Lloró arrepentido. El Espíritu Santo comenzó
a transformar su carácter. Después, disfrutábamos visitarlo en su casa, pues ya no temíamos su mal
genio”.
Pablo, el misionero, ordenó a quienes el ministraba: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y
visteis en mi, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Filipenses 4:9).
EL MINISTERIO DE LA MUJER
El papel de la mujer en el liderazgo provoca un agrio debate en muchas iglesias. ¿Cómo deben las
iglesias hallar el camino correcto en tales debates?
Estamos persuadidos de que Jesucristo libera a la mujer. Para asombro y enfado de sus
contemporáneos judíos, Jesús se relacionó con las mujeres de tal manera que las liberó e invistió de
poder. En una cultura dominada por el hombre, la gente se asombraba de que Jesús se hubiera
aparecido primero a las mujeres después de su resurrección.
¿Dónde estaban los discípulos varones cuando las mujeres fueron a la tumba a ungir con especies el
cuerpo de Jesús muy temprano el primer día de la semana? Las mujeres sabían que necesitarían la
fuerza masculina para mover la roca que cubría la entrada de la tumba abierta en la roca. Pero ni un
discípulo varón las acompañó.
Probablemente los hombres estaban escondidos, temiendo por sus vida. No es pues de extrañar que
Jesús resucitado se presentara primero ante las mujeres.
“Ya no hay varón ni mujer … porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28)
resume Pablo en su carta a los Gálatas (3:28).
Sin embargo, en el Nuevo Testamento, costumbres y sensibilidades locales ayudaron a definir el rol
de la mujer en la iglesia. En algunas circunstancias se ordenó que las mujeres guardaran silencio y que
jamás hablaran en público en las asambleas de adoración (1 Corintios 14:35). En otras circunstancias,
las mujeres sirvieron como profetisas. Febe era una diaconisa de la iglesia en Cencrea (Romanos 16:1-
2). Priscila y su esposo Aquila fueron ambos reconocidos como maestros eficaces de la Palabra
(Hechos 18:24-26). Aparentemente, la iglesia primitiva como un todo era flexible concerniente al papel
de la mujer en la iglesia.
En tiempos modernos, al igual que en los tiempos bíblicos, las mujeres sirven fielmente en todas las
fronteras en el trabajo misionero en evangelismo, plantando iglesias y servicio. Sirven en las
situaciones más difíciles, con frecuencia corriendo riesgos y depravación por amor a Cristo. En sus
ministerios fieles, demuestran que en Cristo no hay varón ni mujer.
La iglesia verdadera echa raíces en cada cultura particular. Por lo tanto, la diversidad cultural crea
variedad de iglesias, incluyendo perspectivas diferentes respecto al papel apropiado de la mujer y del
hombre. Por esta razón, todas las iglesias deben ejercer sabiduría para ser flexibles al definir los roles
específicos de las mujeres. Una iglesia fructífera se relacionará constructivamente a su propia cultura.
No obstante, en toda circunstancia, la iglesia fiel debe ser testigo de que en Cristo no hay varón ni
mujer. El Espíritu Santo derrama su poder tanto sobre hombres como sobre mujeres para que
desarrollen un ministerio fructífero, sin importar sus roles de género específicos. La iglesia siempre
debe buscar formas para reconocer y bendecir el fiel ministerio de la mujer.
ADQUIRIENDO HERRAMIENTAS PARA LA MISION
¿Cómo encaja el entrenamiento de liderazgo formal en estos temas de servidumbre y formación
espiritual?
La proyección de los sistemas de educación formal en la sociedad K’ekchí puede interrumpir sus
auténticos y muy efectivos patrones de formación de líderes. Casi no existe ninguna relación entre la
formación pastoral y la educación formal en la cultura K’ekchí. En este momento en su cultura una
educación secundaria tiene muy poca relación con las cualidades de liderazgo necesarias para ser
pastor.
Con el tiempo, sin embargo, eso cambiará conforme los miembros de las congregaciones obtengan
una mayor sofisticación educativa. Los K’ekchís nos informaron que necesitan escuelas elementales en
sus comunidades para alfabetizar a su gente. También necesitan enfermeras, maestros, y peritos
agrónomos. Precisan de maestros de la Palabra de Dios que los equipen para un más efectivo ministerio
pastoral. Estas dimensiones de ministerio requieren de las herramientas que la educación formal brinda.
Sin embargo, la educación formal no asegura la formación espiritual o del carácter. Aún la
educación que proporciona un seminario no garantiza el equipamiento del pastor para una misión
fructífera. No obstante, en muchas sociedades un entrenamiento formal sí brinda herramientas útiles
para el liderazgo y la misión. Universidades, seminarios y escuelas para graduados ayudan a facilitar
esas herramientas.
He aquí algunos ejemplos de herramientas necesarias. Resultan muy importantes para una misión
fructífera en situaciones multiculturales los conocimientos de antropología. Es también muy necesario
desarrollar sabiduría bíblica en consejería. Es esencial conocer las tradiciones, creencias, costumbres,
así como el arte—canto, diseño, pintura—del pueblo donde se desarrollará la misión. La educación
formal proporciona también destrezas técnicas en agricultura tropical, tecnología intermedia y
medicina.
El conocimiento de sociología urbana moderna puede ayudar al pastor de la ciudad a dirigir su
congregación con mejores resultados. Nuestra interpretación de la Biblia debe basarse en un
entendimiento histórico, cultural y teológico. Es importante comprender la historia de la gente con
quienes trabajamos. La educación formal puede brindar una gran cantidad de herramientas útiles a la
persona en misión. En algunos lugares el gobierno anfitrión no emitirá una visa a menos que el
misionero tenga las herramientas y credenciales que brinda la educación formal.
¿CUANTOS OBREROS SE NECESITAN?
¿Cuántos obreros para la cosecha mundial debiera equipar una congregación? Esta es la respuesta: a
todos sus miembros.
Pablo escribe: “Y el mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11-12).
“Yo soy misionero a tiempo completo”, me dijo John Bender.
John es un electricista que ha trabajado durante treinta años con un equipo que construye edificios.
“Las oportunidades de ser misionero en mi trabajo son inimaginables”, exclamó. “Cada día vivo en
las fronteras de la misión”.
Lily Rohrer hubiera sido una misionera multicultural frustrada. Desacuerdos con la tradición
octogenaria de nuestra congregación la entristecían. Sin embargo, cuando la visité en su casa, encontré
su mesa de comedor llena de telas de diversas formas. Estaba cosiendo.
“¿Qué haces?” pregunté.
Con gran animación describió su proyecto. “Estoy cosiendo vestidos para las niñas huérfanas de
Bangladesh”.
Esa era la misión de Lily. Ella cosía con todas sus fuerzas para los huérfanos al otro lado del
mundo.
La cosecha mundial es enorme. Cada miembro debe ser preparado como obrero. Y toda
congregación debiera promover el llamado misionero entre sus miembros para que respondan aquellos
que irán más allá de los límites de la comunidad local participando en misiones en regiones lejanas para
recoger la cosecha mundial.
Una meta mínima y fácilmente alcanzable en cada congregación es equipar a una persona de cada
cincuenta miembros para la obra misionera o el ministerio pastoral. Una congregación de cien personas
equiparía a dos personas para la cosecha mundial. Cuando estas personas fueran comisionadas, la
congregación comenzaría a equipar a otras dos personas.
Mientras se equipa a las personas para ministerios específicos pastorales o misioneros, la
congregación también debe entrenar a todos sus miembros para que se involucren en la misión de la
iglesia. Algunos, como Lily, pueden coser para los pobres.
La congregación nunca debe olvidar que el Espíritu Santo invita a toda congregación sobre la faz de
la tierra a convertirse en un centro de entrenamiento pastoral y misionero.
EL ESPÍRITU SANTO DA PODER PARA LA MISION
Tomaba el te en Semaran, Java Central, con Yesaya Abdi, el administrador de la iglesia del Sínodo
de Muria.
Yesaya me confió: “Aunque mi padre es un predicador, jamás estudió en un seminario. Durante los
años en que tenía que trabajar para sostener a su familia, tarde en la noche, después que los niños se
dormían, se sentaba cerca del candil a leer la Biblia. Pedía al Espíritu Santo que le enseñara el
significado de las Escrituras.
“Conforme el Espíritu Santo le instruía, mi padre sollozaba. Las páginas de su Biblia quedaron
manchadas con sus lágrimas. Luego, los domingos se levantaba muy temprano para ir en bicicleta de
iglesia en iglesia en toda Java central predicando la Palabra que el Espíritu Santo había encendido en su
alma. La gente era alimentada, las congregaciones recibían enseñanza y muchos se convirtieron”.
Yesaya se detuvo. “Así es como mi padre siempre predicaba, con fuego en su alma. Pero tú y yo
hemos asistido al seminario.
Cuando preparamos sermones, leemos comentarios. Predicamos excelentes sermones. Pero
¿lloramos llenos de gozo y asombro al considerar las verdades que nos preparamos a proclamar?
“Muy pocas lágrimas han manchado las páginas de mi Biblia. Nosotros, los pastores modernos, no
tenemos que pedir al Espíritu Santo que nos enseñe y nos llene de su poder, pues los comentarios lo
hacen por nosotros. ¡Ay, que el Espíritu Santo derrame sobre nosotros su unción también!”
El 15 de enero de 1993 se cumplieron veintiseis años de la ordenación de Zedekia M. Kisare como
obispo de la Iglesia Menonita de Tanzania. Como entonces el tenía alrededor de ochenta años, las
iglesias Menonitas de Africa Oriental planearon una conmemoración en su comunidad natal de Shirati,
una aldea en el Monte Katuru, en la costa oriental del Lago Victoria.
Cincuenta y nueve años antes los primeros misioneros menonitas destinados a Africa Oriental
levantaron sus tiendas bajo un viejo árbol en el Monte Katuru. El joven Kisare ofreció ayudarlos. Los
misioneros descubrieron que había conocido a Cristo en la vecina Kenya y que su familia se había
trasladado recientemente a Shirati en Tanzania. Kisare se alegró de que otros cristianos vinieran a su
comunidad. Se unió al equipo misionero como asistente y evangelista.
Ahora, casi seis décadas más tarde, me senté junto a Kisare mientras que los líderes de la iglesia
compartían su aprecio por tantos años de ministerio fructífero: diecisiete años como evangelista,
dieciséis años como pastor, veintiséis años como obispo.
El Obispo Kisare se inclinó hacia mi y me habló en voz baja: “En 1942 el Espíritu de Dios
descendió sobre la congregación aquí mismo en el Monte Katuru. Todo el día lloramos delante del
Señor en arrepentimiento; el servicio de adoración del domingo por la mañana duró todo el día y hasta
tarde en la noche. Ese día el Espíritu Santo ardió en mi alma y comenzó a formarme para estos años de
ministerio.
“Muchas veces a partir de aquel día, el Espíritu Santo ha ardido dentro de mi, llamándome a
renovar mi arrepentimiento, invistiéndome de poder y formándome para el ministerio del Evangelio de
Jesucristo, a quien amo”.
***
Este capítulo describe la naturaleza de los líderes siervos que hacen posible que la iglesia realice la
obra misionera. Todas las congregaciones deben orar por obreros y luego equiparlos para que realicen
la obra misionera y sean fructíferos.
Aunque la preparación para la misión con frecuencia requiere de la adquisición de las herramientas
que proporciona la educación formal, la formación espiritual y del carácter son fundamentales para una
misión fructífera.
Las congregaciones deben equipar a todos sus miembros para que se involucren en alguna
dimensión misionera. Toda las congregaciones debieran llamar, equipar y comisionar obreros para la
cosecha en regiones allende las fronteras de la congregación.
La misión requiere de obreros; una misión fructífera también requiere una gran variedad de otros
recursos. El próximo capítulo explora la gracia de la generosidad en relación con la obra misionera.
Reflexión
1. Los patrones de liderazgo en su congregación ¿en qué difieren de los de los K’eckchís? ¿Existe
alguna similitud?
2. ¿Cuál es su opinión respecto a los patrones de liderazgo que la iglesia debiera desarrollar para
armonizar con la cultura local? ¿Qué estructuras de liderazgo están en armonía con su cultura?
3. Describa las maneras en que Jesús enseñó el liderazgo de siervo a sus discípulos. ¿Por qué razón
fue tan difícil para ellos aceptar el espíritu de siervo? (Juan 13:1–17).
4. ¿De qué formas equipa su congregación a todos sus miembros para involucrarse en la obra
misionera? Considere cómo su iglesia podría hacerlo mejor (Efesios 4:11–13).
5. Considere cómo el Espíritu Santo está llamando a la gente de su iglesia para el servicio pastoral o
misionero. ¿De qué manera usted y su congregación debieran animar y equipar a la gente para estos
ministerios?
***
Escrituras sugeridas: Mateo 9:37, 38; 18:3-5; Lucas 10:2; Hechos 13:1-4; Juan 4:25-26; 13:1-17;
20:17-18; 1 Corintios 12:12-31; Efesios 4:11-12; Filipenses 2:1-11; 4:9.
CAPITULO 11
GRACIA Y GENEROSIDAD
“El pueblo de Somalia está sufriendo a consecuencia de la guerra y el hambre. Un hermano perdió
su pierna cuando fue herido por un mortero”, contaba yo a la Iglesia de la Gracia en el Camino
Waterloo en Hong Kong.
Inmediatamente, el pastor Daniel Ngai se puso de pie frente a la congregación.
“Oremos por ese pueblo ahora mismo”, sugirió.
Después de orar, agregó: “Creo que debemos recaudar una ofrenda para esos hermanos y hermanas
sufrientes”.
Ese domingo de octubre de 1992, las cuarenta personas presentes reunieron una ofrenda de $787
para hermanas y hermanos a quienes nunca habían visto.
Yo entregué su ofrenda a la hermandad en Somalia en Enero 1993 junto con una carta de saludo y
aliento escrita en chino y traducida al inglés. La ofrenda y la carta eran un símbolo de que iglesias en
otras áreas del mundo oraban por ellos en su sufrimiento. Después de leer la carta, hubo silencio.
Luego habló el pastor. “Recuerdo cuando en 1965 aquí en Mogadishu nos enteramos del
sufrimiento de las hermanas y hermanos en Vietnam. Entonces ellos también sufrían debido a la guerra,
igual que nosotros ahora.
“Nosotros hicimos exactamente lo mismo que lo que la comunidad de Hong Kong ha hecho por
nosotros. Dimos una ofrenda para nuestros hermanos y hermanas vietnamitas, y les escribimos una
carta.
“Ahora que estamos padeciendo, Dios ha respondido a nuestro clamor a través de la generosidad de
nuestros hermanos y hermanas en Hong Kong, a quienes no conocemos. Algún día los conoceremos en
el cielo. Entonces podremos agradecerles su ofrenda apropiadamente”.
La congregación en Somalia era pequeña y los creyentes padecían extrema pobreza cuando dieron
su ofrenda para Vietnam. Fue de alrededor de $5.00.
Enviar el dinero a Vietnam fue muy complejo. Algunos dudaban que valiera la pena el esfuerzo.
Pero fue un precioso regalo.
Jesús dijo: “En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todo lo que dieron los ricos”.
(Lucas 21:3, parafraseado).
¿QUÉ ES DAR PARA LA MISIÓN?
Sólo una muy pequeña porción de los recursos de las congregaciones norteamericanas se invierten
en misión. Otras causas pueden ser buenas, pero no son obra misionera. Levantar fondos para que los
jóvenes de la iglesia puedan pasar el fin de semana en las montañas, comprar nuevas alfombras para la
escuela dominical o pagar los recibos de calefacción no son misión.
Aún sostener al pastor, en algunas circunstancias, no es obra misionera, a menos que el pastor esté
involucrado en alcanzar a otros más allá de la congregación o en equipar a la congregación para la
misión. Los recursos de tiempo, personal, talento o finanzas invertidos en tales ministerios son para el
bienestar de la congregación local donde adoramos. Esos recursos nos benefician a nosotros y a
nuestros amigos cristianos. Es una inversión valedera, pero no es obra misionera.
La obra misionera consiste en alcanzar a personas fuera del confortable círculo de la vida
congregacional. Es involucrarse con los pobres y los que están en desventaja. Misión es un
compromiso con las viudas y los huérfanos, los sin hogar y los encarcelados, los drogadictos y las
víctimas del SIDA, con las pandillas de adolescentes y las madres solteras, los solitarios y deprimidos,
los hambrientos y enfermos, los auto suficientes y los ricos que no forman parte del círculo de la vida
congregacional.
La obra misionera se preocupa especialmente de llegar hasta la gente que no ha confesado a
Jesucristo como su Señor y Salvador y que no tienen relación con la iglesia. Es extender el amor de
Dios fuera de nosotros mismos y de nuestra congregación.
¿QUIÉN COMPARTE SUS RECURSOS PARA LA MISION?
Siempre que el Espíritu Santo crea una congregación, el plan de Dios es que esa congregación se
convierta en un centro de misión local y mundial.
Por esta razón, la congregación es el centro principal donde se comparten los recursos para la
misión. Dar para la misión en el contexto de la adoración brinda a los cristianos la oportunidad, justo en
su experiencia de adoración, de responder generosamente al regalo de la gracia de Dios.
Compartir para la misión debiera convertirse en una convicción medular de cada nueva iglesia. Por
esta razón es sabio que las iglesias nuevas tengan una oración especial, durante el primer servicio
público dominical, para aquellos que laboran en la cosecha mundial. Algunas nuevas congregaciones
destinan su primera ofrenda para la obra misionera mundial. Esa oración y ofrenda para la misión fuera
de la congregación constituye una declaración de la visión para la misión en comunidades cercanas y
lejanas.
¿POR QUÉ DAR PARA LA MISIÓN?
El regalo de la gracia de Dios es la razón por la que deseamos dar para la misión. De la misma
manera que Cristo se hizo pobre para que nosotros fuésemos hechos ricos, nosotros también ahora
somos invitados a volvernos pobres para que otros puedan ser enriquecidos (2 Cor. 8:9). Al dar
generosamente para la misión respondemos al regalo de la generosa gracia de Dios sobre nosotros.
Es importante que los pastores y los líderes denominacionales reconozcan y enfaticen ese hecho:
queremos dar para la misión como respuesta al generoso don de Dios sobre nosotros.
Cuando una persona conoce a Jesucristo, anhela que muchos otros también adquieran el privilegio
de creer en él. La persona que ha sido tocada por la ilimitada generosidad de la gracia de Dios en
Jesucristo anhela compartir generosamente con los pobres, los hambrientos y los oprimidos.
Invertir en la misión no es producto de la emoción. La misión significa sangre, sudor, sacrificio
lágrimas, decepciones y riesgos—con gozo. La misión requiere de una consagración profunda. Es la
decisión de entregar la misma vida, si fuera necesario, por gratitud a Jesucristo.
Por esa razón, si la gente tiene oportunidad de ofrendar para la misión, lo hará mucho más
abundantemente que su mismo diezmo. Darán sacrificialmente. Por la misión y la misericordia, muchos
cristianos darán hasta que duela.
PLANIFICANDO LOS RECURSOS PARA LA MISIÓN
Algunas veces los líderes congregacionales y denominacionales se ponen nerviosos por la forma
exuberante en la que la gente ofrenda para misiones y servicios. Piensan que esa generosidad para la
misión nace de un emocionalismo excesivo. Temen que esa generosidad para la misión distraiga los
recursos necesarios para sostener los programas de la congregación o denominación.
Planificar de acuerdo a un presupuesto
Los presupuestos unificados representan una forma de guiar y controlar los patrones de ofrendar
que tiene la gente. Al principio de cada año presupuestario, se toman decisiones acerca de cómo se
dividirá el pastel del presupuesto. La misión recibe una porción del pastel. Cada ministerio de la iglesia
recibe una porción del pastel. La gente ofrenda para que el presupuesto pueda llevarse a cabo.
En la superficie, el plan parece excelente. Sin embargo, en la mayoría de circunstancias, las
ofrendas para la misión declinan en el sistema de presupuesto unificado. ¿Por qué? Hay varias razones.
1. Los ministerios que sirven a los cristianos de la congregación tienen prioridad en el presupuesto.
2. La mayoría de personas da menos abundantemente a un plan de presupuesto que a ofrendas
específicas.
3. El presupuesto es complejo e impersonal. Deteriora el sentido de que este billete ayudará a que
un ministerio particular tenga éxito.
4. Hay algunos ministerios para los que una persona dará sacrificialmente, y otros en los que la
misma persona apoyará sólo con ofrendas modestas. El presupuesto unificado arrebata tal elección del
dador.
5. La gente cree que ha cumplido su responsabilidad una vez el presupuesto ha sido satisfecho. No
hay un estímulo para ir más allá de las modestas y alcanzables metas delineadas en el presupuesto.
6. La gente entrega la responsabilidad de la inversión de sus recursos a los que toman las
decisiones. Por lo tanto, hay poco sentido de responsabilidad personal para apoyar las necesidades de la
comunidad o globales. Es fácil para las personas asumir que una vez han contribuido con sus diezmos o
primicias para el presupuesto, ya no tienen ninguna otra responsabilidad.
La mayor fuerza del presupuesto unificado es una predicción confiable de la cantidad de recursos
necesarios para cubrir todos los ministerios de la iglesia, incluyendo la misión. Eso es bueno en cuanto
a una planificación responsable.
Una modificación del presupuesto unificado es desarrollar un presupuesto para la vida de la
congregación, pero al mismo tiempo planificar ofrendas especiales a lo largo del año para misión y
servicio fuera de la congregación. Esas ofrendas serían abiertas y representarían la generosidad de la
congregación para la misión, fuera del presupuesto. Las ofrendas específicas para la cosecha mundial
se invertirán para cubrir los compromisos de la congregación hacia la misión local y mundial.
Planificar hasta hacer reventar el presupuesto
Los líderes y las congregaciones debieran animar al pueblo a un compromiso generoso y sacrificial
para la misión. Al planificar pedir ofrendas se debiera brindar a la congregación oportunidades para dar
sacrificialmente para la obra misionera y servicios hasta hacer reventar el presupuesto. Las
congregaciones debieran ser exhortadas a dar generosamente para la misión y a consagrarse
personalmente a la misión.
Dos veces al año las congregaciones Bautistas del Sur realizan esa clase de evento para dar para la
misión. Estas son ofrendas fuera de presupuesto para la cosecha mundial. Los líderes de misiones
bautistas me han informado que la mitad de sus contribuciones anuales para misiones provienen de esas
dos ofrendas especiales. Durante esos domingos, los miembros de toda la denominación son exhortados
a dar sacrificial, generosa y gozosamente para la cosecha mundial.
La mayoría de congregaciones que apoyan a la Misión Menonita del Este piden una ofrenda
especial para misiones el primer domingo de cada mes. La gente que recibe un salario mensual tiene
más dinero al principio de mes. Se recibe la ofrenda especial para misión en ese día—como símbolo del
alma de la congregación de que las primicias, lo mejor que podemos dar, se destina a la misión fuera de
la congregación. Con frecuencia las congregaciones planifican otra ofrenda relacionada a la misión a
mediados de mes, destinada a lugares que padecen hambre o para misiones a corto plazo para jóvenes.
Esas ofrendas no están dentro del presupuesto de la congregación. Conforme el Espíritu Santo
mueve, la gente da. Nos asombra su generosidad. Aún los niños se involucran.
Dos planes sorprendentes
Los niños a menudo ofrendan con una generosidad sorprendente.
Jacobo, un niño de cuatro años que asiste a la escuela dominical para niños, se enteró de la
necesidad de dinero para sostener a los misioneros que sirven en la cosecha mundial. Fue a casa y vació
su alcancía. Puso su preciosa ofrenda en un sobre. El siguiente domingo se recaudaba la ofrenda para la
misión. El estaba listo.
Jacobo puso su ofrenda en la canasta donde se recogían las ofrendas para la misión.
“Creo que Jesús está contento. Yo también estoy contento”, susurró Jacobo al oído de su madre.
No solamente los niños ofrendan generosamente; algunas veces los ricos de la iglesia también dan
con una generosidad sacrificial.
“He decidido no comprarme un nuevo carro o un último modelo”, explicó el millonario fundador y
propietario de una gran industria en Lancaster, Pennsylvania.
Prosiguió: “Al escoger vivir modestamente, tengo más recursos para compartir en la misión
mundial y para los pobres de nuestro mundo”.
ALGUNOS NO TIENEN DERECHO A VOTO
La tragedia en la mayoría de presupuestos congregacionales y denominacionales es que los más
pobres de los pobres y aquellos que jamás han escuchado acerca de Jesús nunca están presentes cuando
se discute el presupuesto. Una quinta parte de la población de la tierra jamás ha visto u oído de una
iglesia cristiana. No tienen voto cuando la congregación parte el pastel financiero. Los que no han sido
alcanzados no tienen voz ni voto.
Tampoco tienen voz los pobres. Cien millones de adolescentes carecen de hogar. Ninguno de ellos
está presente para ayudar a las congregaciones prósperas a planificar sus prioridades financieras. Los
mil millones de hambrientos en nuestra aldea global no están presentes cuando la junta de directores de
las iglesias prósperas distribuyen el pastel del presupuesto. Los pobres tal vez reciban migajas, como
sobras después que todas las otras necesidades han sido cubiertas, pero eso es todo.
Las necesidades de las iglesias prósperas con frecuencia acallan cualquier compromiso serio hacia
la misión fuera de la fraternidad de su congregación.
UN ATAÚD VERSUS LA VIDA
“Por supuesto, todos sabemos que todo lo que hacemos es misión”. Esta declaración se convierte en
un clavo en el ataúd un compromiso muerto hacia la misión. Cuando todo es misión, entonces nada es
obra misionera. Entonces la misión muere.
Dios envió a su Hijo, el Cristo. De la misma manera que Dios envió a Cristo, también nos envía a
nosotros a la misión. La misión consiste en enviar y ser enviado al mundo. Un confortable auditorio,
sermones bien pulidos y coros cuidadosamente practicados no cuentan como proyectos de misión.
“La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que
envíe obreros a su mies. ¡Id! he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos”, ordenó Jesús
(Lucas 10:2-4). ¡Ir y capacitar a la gente para realizar la misión es una inversión eterna!
Con frecuencia las congregaciones tienen compromisos misioneros que tienen poca relación directa
con la misión denominacionales o las agencias de servicio. Se extienden a su comunidad en misión
vigorosa y con frecuencia también descubren maneras de realizar la misión en regiones allende de su
congregación.
En la Iglesia Menonita las conferencias regionales a veces también invierten en misión. La Misión
Menonita del Este es una agencia misionera cuya base es la conferencia. Es bueno que las conferencias
y congregaciones se involucren en misión dentro de su comunidad local, así como en lugares distantes.
Sin embargo, hay una validez continua para un compromiso enérgico denominacional hacia la
misión y servicio global. Las agencias misioneras denominacionales están bien ubicadas para
desarrollar redes de misión con iglesias en otros países, especialmente con iglesias con las que la
denominación ha tenido un vínculo histórico.
UNA HAMBURGESA MINUSCULA Y UNA COCA-COLA PEQUEÑA CADA
SEMANA
Sin embargo, las contribuciones por miembro para misiones globales están declinando en mi
denominación. Los fondos, talentos y recursos personales invertidos en la vida congregacional están
aumentando. En 1990 las ofrendas para misión en toda nuestra denominación alcanzaron un dólar
semanal por miembro. Las ofrendas para servicios y desarrollo a través del Comité Central Menonita
fue de alrededor de setenta centavos de dólar por semana por miembro. Los líderes de misiones y
servicios me informan que para otras denominaciones es generoso ese $1.70 por semana por miembro
para misiones y servicios globales.
¿Verdaderamente?
Fui a McDonalds el otro día. Unas papas fritas pequeñas costaban todo menos un centavo del dólar
semanal para misiones. Los setenta centavos para socorro y desarrollo podían comprar la coca-cola más
pequeña disponible. Sin embargo, el ingreso promedio por persona en Norte América, incluyendo a los
niños, tiene que ser de por lo menos $300 por semana.
¿Pueden los norteamericanos acumular tesoros en el cielo con quince centavos para la misión
global y diez centavos para el hambre global?
¿Me sentiría yo cómodo al invitar a Jesús de Nazaret a mi casa? ¿Qué diría él respecto al carro que
conduzco? ¿Qué opinaría respecto a mi guardarropa? ¿Qué pensaría acerca de los perfumes y cremas
en mi baño?
Una regla que haríamos bien en seguir es esta: si mi hermano pobre en la iglesia mundial estuviera
conmigo cuando salgo de compras, ¿me sentiría yo cómodo en cuanto a la forma en que gasto mi
dinero?
Los pobres también tienen tiempos de celebración. Jesús también disfrutaba las celebraciones. El
no era un asceta. Pero vivió de tal manera que los pobres pudieron identificarse con él.
Como discípulos de Jesús, estamos llamados a vivir con generosidad. La ley económica que rige la
misión es esta: cuanto menos invierto en mí mismo, más tengo para compartir para que otros puedan
vivir.
¿QUÉ HAY EN TU CASA PARA COMPARTIR?
Honduras es uno de los países más pobres en el Hemisferio Occidental. No obstante, la Iglesia
Amor Viviente en Honduras espera que todos sus miembros diezmen. Luego, además de los diezmos
recogen ofrendas especiales para la misión de la iglesia. Añadido a esto hay un evento anual en el que
dan exuberantemente para la misión.
En respuesta a la maravillosa gracia de Dios, se invita a los miembros a ofrecer un sacrificio de
alabanza para invertir en la misión mundial. La mayoría de los miembros van a sus casas y escogen un
objeto de gran valor. Voluntariamente lo venden y entregan la utilidad como sacrificio para la misión.
Es poco usual ver una televisión en esos hogares. Pero la paz abunda.
Su generosidad los ha bendecido con la necesidad de vivir con sencillez. Sacrifican como ofrenda
de alabanza todos aquellos bienes innecesarios, para que otros puedan oír el Evangelio.
UN MENSAJE PARA LAS IGLESIAS NORTEAMERICANAS
“Tenemos un mensaje para las iglesias de Norte América”, aconsejó Yahya Chrismanto, director de
la misión PIPKA del Sínodo de Muria en Indonesia.
Estábamos considerando a las multitudes del Sudeste de Asia que jamás habían escuchado acerca
de Jesucristo o siquiera visto una congregación cristiana. Estábamos viendo un mapa de la región.
Yahya señalaba las diferentes áreas en las que los misioneros PIPKA servían, en su mayoría entre gente
que no había sido alcanzada en Indonesia.
Yahya continuó: “Hay cientos de miles de aldeas y pueblos en esta región del mundo donde no
existe una iglesia. Cuando visito Norte América, descubro que en cada pueblo y aldea hay por lo menos
una iglesia.
“Ustedes están en deuda con Asia. Esta gente también necesita escuchar de Jesucristo. De lo
contrario nunca creerán en El. Nosotros y otros cristianos en esta región hacemos lo mejor que
podemos. Pero no podemos realizar la tarea solos.
“Necesitamos que ustedes sean nuestros socios. Dios los ha bendecido a ustedes con recursos y
finanzas. También tienen una rica y profunda tradición cristiana. Ahora no es el tiempo para que las
iglesias norteamericanas se retraigan de su compromiso misionero”.
INVIRTIENDO EN LA MISIÓN
Existen cinco recursos claves que toda congregación debe invertir en la obra misionera.
Primero: Información. Mantenga fluyendo la información acerca de la misión. Si las mujeres tienen
un ministerio hacia madres jóvenes y niños en la comunidad, pídales que rindan reportes ocasionales.
Tal vez los jóvenes estén invitando a sus amigos que no asisten a una iglesia para una noche de boliche;
informen a la congregación.
Mantenga informada a la congregación acerca de los misioneros o voluntarios que sirven en
ciudades cercanas o lejanas. Si el compromiso misionero global de su congregación se maneja
principalmente a través de una agencia misionera particular, mantenga al día las noticias de los
ministerios de su agencia misionera y póngalas al frente de la iglesia. Sostenga una visión de la misión
consistente y bien informada.
Segundo: oración. Cada vez que la congregación se reúne para adorar, debe orarse por la cosecha
mundial y por los obreros que levantan la cosecha. Cualquier misionero apoyado por la congregación o
comisionado por la iglesia debe ser recordado por nombre en oración cada semana. Ninguna iglesia
debe apoyar o comisionar a un (a) misionero (a) si no existe un compromiso de interceder en oración
regularmente por él.
La oración también debe enfocarse en las áreas de la cosecha mundial donde la congregación ya
esté involucrada a través de ofrendas y/o personal misionero, probablemente a través de agencias
misioneras con quienes la congregación esté asociada. Sin embargo, es también importante orar
regularmente por los grupos de personas que nunca han escuchado el Evangelio.
Dos fuentes útiles para orar por la gente que no ha sido alcanzada por el Evangelio son:
Operación Mundo: Manual para la Intercesión Mundial, Operación Mobilización, 121 Ray
Avenue, Hawthorne, NJ 07506.
Global Prayer Digest, (Resúmen de Oración Global): U.S. Center for World Mission, 1605
Elizabeth Street, Pasadena, CA 91104 (1–818797-1111).
Las noticias diarias también ayudan a desarrollar en la congregación el enfoque de oración en favor
de la misión y servicio.
Una negra noche en las Filipinas pude experimentar tal oración con conocimiento. Subí por una
empinada escalera hasta un altillo en los barrios bajos de la Vieja Santa Mesa, en Manila. Era una
reunión de oración nocturna. Cerca de treinta personas estaban presentes, en su mayoría jóvenes.
“Señor, salva a la gente de San Francisco de la destrucción provocada por el terremoto”, oraban,
algunos casi con lágrimas. Esa fue la noche en la que un terremoto sacudió San Francisco.
Tercero: talento. Ponga en movimiento los dones para la obra misionera en su congregación. Si una
persona empobrecida en la comunidad necesita un nuevo techo, movilice a los carpinteros en la
congregación para que el siguiente fin de semana pongan un techo nuevo en esa vivienda. Si hubiere un
llamado del Ejército de Salvación, Visión Mundial, Socorro Luterano, Comité Central Menonita o
cualquier otra agencia de socorro para vestir a las niñas huérfanas de Somalia, movilice a las costureras
de la iglesia y reúnalas en una fiesta de costura.
Cuarto: recursos humanos. Anime a todo joven en la congregación a invertir el mínimo de unas
vacaciones en servicio voluntario relacionado con la iglesia pero lejos de la congregación. Cultive el
interés de los jóvenes por la misión compartiendo información, exponiéndolos a la misión e
involucrándolos en trabajos del servicio misionero. Discipule y entrene a la gente joven
proporcionándoles la oportunidad de experimentar lo que es la obra misionera y el servicio.
Manténgase alerta para detectar a quién el Señor está llamando en la iglesia para un servicio
misionero de largo término. Cultive, pruebe y evalúe tales llamamientos. Equipe a los llamados para la
obra misionera.
Quinto: financiamiento. Exhorte a su congregación para que dé ofrendas generosas y sacrificiales
para la obra misionera. Manténgales informados acerca de cómo se invierten las generosas ofrendas de
la congregación. Reporte lo que está ocurriendo en la misión y en los ministerios de servicios que la
congregación sostiene con esas ofrendas.
Anímeles a que den el mínimo de un diezmo para apoyar a la congregación y la misión.
Especialmente en las prósperas sociedades occidentales, el diezmo es una migaja. Las ricas
congregaciones norteamericanas, europeas o asiáticas debieran ofrendar para la misión mucho más allá
del diezmo.
En la mayoría de sociedades hay gente rica, o gente con propiedades y fondos de retiro. Es
importante ayudar a estas personas con un buen consejo acerca de cómo invertir sus recursos de tal
manera que supla sus necesidades y les permita invertir en la misión. Un buen consejo puede ahorrarles
dinero, suplir sus necesidades propias y darles la capacidad de invertir en la misión.
“Acabo de vender un terreno y deseo invertir las utilidades en misión”, anunció un agricultor al
entrar en la oficina del tesorero de la misión.
“Sin embargo, necesito guardar un tercio de esas utilidades para pagar impuestos”.
“¿Ya depositó en su cuenta bancaria el dinero que obtuvo de la venta de su terreno?” preguntó el
tesorero.
“Sí, y aquí está el cheque por los dos tercios del precio de venta”.
El tesorero recibió el cheque con gratitud. No tuvo valor para decirle que si el efectivo de la venta
del terreno no se hubiera mezclado con la cuenta de banco personal del donante, no hubiera tenido que
pagar impuestos. Hubiera podido dar todo el dinero para la misión si lo hubiera depositado
directamente con la Junta de Misión.
La mayoría de agencias misioneras cuentan con expertos financieros que pueden brindar consejo
que evitaría que el donante potencial cometiera tales errores. También existen excelentes planes de
ofrendas diferidas que los consejeros pueden ayudar al donante a desarrollar. Las congregaciones que
toman en serio los recursos para la misión deben ayudar a su gente a descubrir a estos consejeros
financieros.
Mucha gente nunca tendrá muchas propiedades. Pero pueden tener modestas cuentas de ahorro.
Está bien colocar el dinero en depósito en un banco. Pero cuánto mejor sería invertir los ahorros en la
misión.
uchas agencias misioneras en Norte América tienen planes por medio de los cuales la gente puede
colocar sus ahorros con tales agencias. Los fondos así recibidos pueden darse en préstamo a un interés
razonable sobre propiedades relacionadas con la misión, tales como la compra de edificios para
iglesias. La congregación debe exhortar a sus miembros a considerar tal forma de inversión de ahorro.
Dios está llamando a toda congregación a convertirse en un centro misionero mundial. Esto
significa que la congregación comparte sus recursos generosamente para la obra misionera como
respuesta al don de la gracia y la salvación que hemos recibido gratuitamente a través de Jesucristo.
Hinkletown
La Iglesia Menonita de Hinkletown (con alrededor de 300 miembros) se une con muchas otras
congregaciones en un acto de generosidad para la misión mundial durante la época de Navidad. Fui
invitado a compartir en uno de esos eventos a principios de diciembre.
La emoción saturaba todo el ambiente en la iglesia. Durante meses la gente se había estado
preparando para este acto de excepcional generosidad. El pastor Warren Good recordó a la
congregación las multitudes que aún no habían oído de Cristo así como los pobres de nuestro mundo
que necesitan el toque cristiano de la compasión que comparten nuestros obreros misioneros y los que
prestan servicios de ayuda a las comunidades.
“Alguna vez nos encontraremos en el cielo con hermanos y hermanos de muchas naciones que han
conocido a Cristo y han sido tocados por la compasión cristiana a través de estas ofrendas para la
misión”, explicó el pastor.
Justo antes del sermón, la gente fue invitada a pasar al frente con sus ofrendas, que eran depositadas
en dos enormes cajas a cada lado del púlpito. Todos pasaron. Viejos apoyados en sus bastones o en sus
caminadores pasaban trabajosamente al frente. Pequeños niños levantados en alto por sus padres para
alcanzar las cajas también pasaron al frente. Cantamos himnos misioneros durante esta procesión de
ofrendas. Luego los ujieres retiraron las cajas para contar el dinero mientras yo comenzaba a predicar.
Después del sermón el pastor subió al púlpito. Se hizo silencio. El pastor estaba sobrecogido por la
emoción. Luego dijo: “Nuestra ofrenda para la misión hoy alcanza $158,000.
Yo lloré. Miré a mi alrededor. Casi todos estaban sollozando de gozo y asombro. Entonamos un
himno. Luego oramos.
Estoy convencido que los ángeles en el cielo también lloraron y cantaron con júbilo ese día. Todos
se habían esforzado y habían compartido con generosidad ilimitada. El llamado de Dios a la misión no
es una carga; brinda gran gozo.
La oración final en la Biblia dice: “El Espíritu y la esposa (iglesia) dicen: ‘Ven’. Y el que oye, diga:
Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apo. 22:17).
En la misión, las congregaciones y el Espíritu Santo colaboran, sirviendo entre los pueblos del
mundo e invitándoles a venir a Cristo a través de quien recibimos el don de la vida eterna.
***
Este capítulo describe el generoso don de la gracia de Dios en Jesucristo como el fundamento del
dar generosamente para la misión.
Hay formas prácticas en las que una congregación puede exhortar la generosidad para la misión:
compartiendo información, orando intercesionalmente con conocimiento, inversión congregacional en
la misión, llamando y comisionando personas para participar en la misión y compartiendo las finanzas.
La planificación para dar no debe restringir, sino más bien liberar a la gente para que invierta
generosamente en la misión.
Conforme las congregaciones comisionan a la gente para trabajar en la misión y el servicio al
prójimo, nacen nuevas iglesias que deben estar enraizadas en la cultura local. Exploraremos esto en el
siguiente capítulo titulado: “Culturas y Religiones”.
Reflexión:
1. Reflexione en el don de la gracia en su propia vida. ¿De qué maneras responde usted con gratitud
a ese don? (1 Cor. 8:9).
2. Desarrolle una propuesta para su congregación con el objeto de implementar el plan de cinco
pasos para invertir en la misión—información, oración, talento, recursos humanos y finanzas.
3. ¿Qué opina usted acerca del mensaje de Yahya Chrismanto para las iglesias norteamericanas?
***
Escrituras sugeridas: 1 Corintios 16:1-4; 2 Corintios 8-9; Filipenses 2:19-30; 4:10-20.
CAPITULO 12
CULTURAS Y RELIGIONES
El Viernes Negro es un buen día para todas las tiendas al menudeo en los Estados Unidos. Este
viernes, después del Día de Acción de Gracias, los compradores navideños compran tantos regalos que
los números en los libros de las tiendas vuelven a estar en negro.
¡Eso es increíble! El día de compras más grande de todo el año salva a muchos negocios de irse a la
quiebra y ocurre porque la gente se aglomera a comprar regalos para otros.
¿Por qué se embelesa la sociedad americana en esa locura de comprar regalos? El origen es obvio.
Los cristianos desean compartir regalos con otros como respuesta al regalo de Dios para toda la
humanidad—el regalo de Jesucristo, nacido en un establo en Belén. Dar regalos durante la Navidad es
una forma de expresar su agradecimiento por el inefable don de Dios.
Aunque deploramos la comercialización de la Navidad, el dinero podría usarse de peores maneras
que en comprar regalos para otros. Imagínese que el Viernes Negro ocurriera porque la gente comprara
para sí misma ropa y artículos nuevos. Eso sería muy triste. Sin embargo, nuestro gasto más entusiasta
ocurre como un acto de generosidad. El nacimiento de Jesús inspira esta actitud de dar regalos.
SÍMBOLOS DE LA VERDAD
Todas las culturas tienen símbolos que apuntan hacia una mayor verdad. Los antropólogos y
teólogos cristianos se refieren a estos símbolos como paradigmas de la verdad. Los misioneros
cristianos deben prestar atención a estas señales que apuntan hacia el Evangelio. Dar regalos durante la
fiesta de Navidad es una señal de que “De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su único Hijo”.
No es sorprendente que el Evangelio ejerza una influencia significativa en culturas o religiones
expuestas a la fe bíblica. En tales culturas se pueden discernir símbolos del Evangelio por doquier, aún
en la literatura propia de esa sociedad. Pero aún cuando la gente jamás haya tenido contacto con la
iglesia o la fe bíblica, esos paradigmas de verdad se hallan presentes.
“Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón”, dice Pablo, el misionero (Romanos 10:8).
Pablo se refiere a personas que aún no han escuchado el Evangelio. Observa que la verdad está cerca de
ellos. El Espíritu Santo está trabajando en todas las culturas, preparando a la gente para que escuche y
reciba el Evangelio.
Pablo declara: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no
tienen excusa” (Romanos 1:20).
Si no existieran paradigmas de verdad en una cultura, el Evangelio no tendría sentido. Al mismo
tiempo, si el Evangelio se comparte sin tomar en cuenta esos paradigmas de verdad, entonces es
entendido como malas noticias. Para que el Evangelio sea recibido, debe conectarse con y convertirse
en un cumplimiento de esos símbolos de verdad presentes en la cultura.
Por ejemplo, durante la efervescencia de compra de regalos cerca de la Navidad, los cristianos
entonan villancicos navideños en el centro comercial Park City, cerca de mi casa. Cuando mi
congregación participó una noche, algunos miembros se esparcieron en el centro comercial para orar
calladamente, mientras que otros estaban por allí dispuestos a conversar con los compradores que se
detenían a oír los villancicos. De esta manera nos conectábamos con un símbolo de la verdad en nuestra
cultura.
RECHAZANDO LA VERDAD
Aún cuando compartamos el Evangelio vinculándolo con la cultura, la gente puede no estar
dispuesta a creer en Cristo. Esto se debe a que en todas las sociedades existe el pecado humano y la
rebelión contra Dios.
En nuestra rebelión, con frecuencia distorsionamos los paradigmas de verdad. Entonces estos
paradigmas señalan hacia la mentira. Eso ha ocurrido con el dar regalos en Navidad. Las fábulas acerca
de Santa Claus distorsionan la verdad de la Navidad. Además, el concepto de que Santa dará regalos
sólo a los que se han portado bien, niega la gracia de Dios, que es una creencia medular en el relato
original de la Navidad. El don de la gracia de Dios no depende de nuestra bondad.
La Escritura proclama: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
El hombre ha creado culturas que rechazan la verdad en diferentes niveles. A veces una mentira
inspira todo un sistema cultural. Por ejemplo, el nazismo provocó el Holocausto en el que murieron
millones de judíos. El análisis marxista del mal justificó la masacre de decenas de millones de
personas. El mito sintoísta llevó al Japón a la Segunda Guerra Mundial y a cometer horribles
atrocidades. El concepto estadounidense de un destino manifiesto ha inspirado la ofensiva arrogancia
de los Estados Unidos y además varias guerras. El sistema de castas hindú está basado en una errónea
comprensión de la naturaleza humana. Lo mismo ocurre con el racismo o el experimento sudafricano
del apartheid.
El misionero Pablo escribió en su carta a los Romanos: “Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus ra-zonamientos, y su
necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios”. (Romanos 1:21-22).
Haríamos bien en examinar nuestras culturas. ¿Están basadas en la verdad, o en el engaño?
LA CEBOLLA CULTURAL
Además de los paradigmas de la verdad, los misioneros deben tratar de comprender la cosmovisión
de la gente—cómo ven el universo y el lugar que ocupan en él.
Los paradigmas ayudan a revelar el misterio de la cosmovisión de un pueblo, que es un punto
medular o central de toda cultura. Otros aspectos de la cultura se forman en capas alrededor de la
médula cultural, como las capas en una cebolla. Valores, prácticas y artefactos (lo que fabrica una
cultura) son capas adicionales que van de adentro hacia afuera, siendo el centro la cosmovisión. Las
cuatro capas culturales están unidas, y forman el sistema integrado cultural de una sociedad. Su
cosmovisión influencia poderosamente las capas externas de una cultura.
Las expresiones más obvias de una cultura son los artefactos. Esos objetos que la gente produce y
usa cambian rápidamente. Una persona puede cambiar de buena gana su artefacto de transporte de un
burro a una bicicleta.
Sin embargo, su cosmovisión, tal como la creencia de que sus antepasados muertos les bendecirán
si cada noche derraman cerveza sobre la tierra por ellos, es mucho más persistente. A pesar que la
cosmovisión es la más resistente al cambio, es en ese centro que Jesucristo busca hacer su habitación.
Cambios auténticos en una cultura deben ocurrir en su cosmovisión. Cambiar cualquier otra capa de la
cultura es menos significativo.
Ahora exploraremos dos ejemplos de cómo comunicar el Evangelio en culturas y religiones donde
ha habido muy poca o ninguna influencia cristiana.
El primer relato es el de los Zanaki en Tanzania. Este pueblo funcionaba dentro de la cosmovisión
ontocrática que exploramos en el primer capítulo (ontocrático es la cosmovisión en la que la naturaleza
y la divinidad o divinidades se funden). Jamás habían conocido a Abraham; no tenían consciencia de
Dios como el Creador trascendente que hace pactos con su pueblo.
El segundo relato es de los musulmanes de la República de Somalia. Este pueblo vive dentro de la
cosmovisión trascendente que también exploramos en el primer capítulo. Se consideran herederos de la
fe de Abraham; todo el pueblo de Somalia traza su genealogía hasta Mahoma y de allí hasta Abraham.
Estos dos ejemplos representan las diversas cosmovisiones descritas en el primer capítulo: (1)
ontocrática y (2) trascendente.
LOS ZANAKI: UNA RELIGIÓN TRIBAL
Los Zanaki son una sociedad tribal Bantú con alrededor de 20,000 personas que viven en los cerros
al este del Lago Victoria. La suya es una religión tribal. Ellos nunca enviarían a un misionero a ninguna
parte. Es imposible convertirse a la religión tribal Zanaki. Ellos creen que cada tribu posee su propia
religión, igual que los Zanaki.
Religiones tribales y nacionales
Los Zanaki representan las religiones tribales en todas partes. Sin embargo, algunas religiones son
sistemas nacionales. Estas abarcan una variedad de tribus en una sola religión nacional. El sintoísmo
japonés, el confucianismo chino, y el hinduísmo de la India constituyen tres valiosos ejemplos de lo
que son las religiones nacionales.
Tanto las religiones nacionales como las tribales jamás buscan hacer prosélitos fuera de sus propias
sociedades. Una persona que no nació japonesa nunca puede convertirse al sintoísmo. No existen
misioneros de Confucio viajando alrededor del mundo tratando de convertir a la gente a su religión.
Eso es imposible debido a que la esencia del confucianismo es la nacionalidad china. Para ser Hindú,
uno debe haber nacido en una casta hindú. Una persona no puede convertirse a una casta. Las
religiones tribales o nacionales no comisionan misioneros; jamás buscan hacer convertidos.
Algunos podrían objetar que las religiones tribales y nacionales no tienen espíritu misionero. La
excepción parecen ser algunos movimientos misioneros neo-hinduístas. Hay también filósofos hindúes
que invitan a la gente a conocer la filosofía de la Vedanta Hindú.
Sin embargo, estos filósofos hindúes no invitan a la gente a convertirse al hinduísmo. Mas bien les
invitan a participar en algunas disciplinas espirituales o psicológicas que practican los yogas hindúes en
su búsqueda de la iluminación. El movimiento Nueva Era, por ejemplo, ha sido grandemente
influenciado por la filosofía Vedanta Hindú. Sin embargo, la Nueva Era no es hinduísmo.
Uno se convierte en participante de estas religiones tribales o nacionales únicamente por haber
nacido en el sistema. Los Zanaki nunca tratan de reclutar a nadie a su sistema de fe; tal concepto es
impensable en las religiones tribales o nacionales. Sin embargo, el sistema de creencias Zanaki es
sofisticado y comprensible.
Las creencias Zanaki
Los Zanaki creen en un Dios Creador. Sin embargo, parece que en el pasado lejano ocurrió algo
que arruinó las relaciones entre Dios y los Zanaki. En consecuencia, males como la hechicería son una
plaga en su sociedad. Es imposible restaurar la relación anterior con Dios. Por lo tanto, no tienen
esperanza de tener armonía con Dios o de disfrutar una paz genuina en su sociedad.
Por esta razón necesitan la ayuda de sus espíritus ancestrales, los espíritus de la naturaleza y otras
divinidades. Dios les es de poca ayuda; otras divinidades, y especialmente sus antepasados se han
vuelto sumamente importantes. En su búsqueda de bienestar, la gente ofrece sacrificios de animales y
ovaciones (ofrendas) a los espíritus y divinidades.
La magia se ha convertido en una creencia importante para manipular las fuerzas divinas de la
naturaleza. La hechicería usa la magia para hacer el mal; se ha convertido en algo desenfrenado y
aterrorizante.
Puesto que la anterior armonía con Dios se ha roto, ellos saben que Dios no prestará atención al
bienestar de la persona cuando muera. Es dudoso que los espíritus de sus antepasados o de la naturaleza
puedan ayudarles tampoco. Por lo tanto, la única manera de conseguir una existencia en la próxima
vida es a través de los propios hijos.
Los hijos recordarán a los padres que han partido. A través de su memoria y de ofrendas de comida
y cerveza que ofrecen a sus padres ausentes, los hijos aseguran la continuidad de la existencia del
espíritu de sus padres después de la muerte. El adulto que muere sin hijos es digno de lástima, pues al
morir caerá en el olvido.
La meta principal en la vida es producir tantos hijos como sea posible. Esto es lo que motiva la
poliginia (tener muchas esposas). Un hombre practica la poliginia para tener muchos hijos. Por medio
de sus hijos podrá asegurarse una buena existencia en la próxima vida. Dios no le prestará ninguna
atención después de haber muerto; sólo sus hijos se preocuparán por él.
La cebolla cultural
Al aplicar los cuatro niveles de nuestra cebolla cultural a estos aspectos de la tradicional cultura y
religión Zanaki, hallamos lo siguiente:
La capa exterior - artefactos. En el terreno familiar hay varias casas redondas.
La segunda capa - práctica. Una esposa y sus hijos ocupan cada casa redonda.
La tercera capa - valores. Cada esposa y el hombre de la familia desean que su casa sea llena de
tantos niños como sea posible.
La capa interior - cosmovisión. Muchos hijos son necesarios para garantizar una buena vida para
los padres después de la muerte.
Señales de la verdad
En este sistema cultural podemos discernir paradigmas de la verdad, señales que apuntan hacia el
Evangelio. Mencionamos unas cuantas de estas señales de gracia y de verdad.
1. Todos los mitos de sus antepasados declaran que algo ocurrió que arruinó las relaciones entre
Dios y los Zanaki.
2. Ofrecen sacrificios de animales, pero tales esfuerzos nunca sanarán totalmente su distorsionada
relación con Dios.
3. Después de la muerte puede existir alguna expresión de vida espiritual personal. Hay mucha
preocupación acerca de la calidad de la existencia en la próxima vida y de cómo prepararse ante lo
inevitable de la muerte.
4. La calidad de vida en la próxima vida depende del ser recordado. Alguien debe recordarles; de lo
contrario, caerán en el olvido.
¿En qué formas Jesucristo constituye buenas nuevas según la cosmovisión de los Zanaki?
Usualmente el (la) misionero (a) no está seguro qué percibe la gente cuando Jesús de Nazaret cruza la
senda de su cosmovisión por primera vez.
Conforme el (la) misionero (a) escucha las respuestas de la gente al relato bíblico de Jesús, aprende
cómo el Evangelio está penetrando en su cosmovisión como buenas nuevas. También aprende cómo
Jesús el Cristo está transformando su cosmovisión. Jesús siempre perturba la cultura.
¿Qué diferencia hace Jesús?
Esto es lo que los misioneros escucharon cuando vivían entre los Zanaki:
“Nuestros antiguos mitos nos decían que Dios estaba demasiado atareado para ocuparse de
nosotros, y que el rompimiento entre Dios y los Zanaki jamás podría ser sanado. De la manera más
inesperada, Jesús ha cambiado todo esto. Ahora sabemos que Dios es nuestro amigo, y que se ha
aparecido entre nosotros en Jesús el Cristo y que camina con nosotros, comprendiendo nuestro
sufrimiento y nuestro gozo.
“Nosotros sabíamos que los sacrificios de animales no podían traer verdadera sanidad entre
nosotros y Dios; ahora comprendemos que esos sacrificios eran símbolos de nuestra cultura que nos
preparaban para comprender que Jesús es el sacrificio perfecto por nuestros pecados. A través de Cristo
crucificado por nosotros, experimentamos el perdón y una relación correcta y gozosa con Dios.
“Jesús ha roto el poder de los espíritus y divinidades. El Espíritu Santo, quien es el Espíritu de
Jesús, vive en cada creyente. El nunca nos hace daño y siempre trabaja por nuestro bien. El Espíritu
Santo es mucho más poderoso que cualquiera de las divinidades o espíritus que hemos venerado.
Debemos quemar todos los amuletos que hemos usado para protegernos de la hechicería o para
manipular a los espíritus. [De vez en cuando después del culto en la iglesia, se hacían fogatas para
quemar todos esos atavíos. Tales fogatas eran acompañadas de cantos de alabanza y testimonios
relativos al triunfo de Cristo sobre todos los poderes].
“Jesús ha resucitado de los muertos y ha prometido que nosotros también algún día resucitaremos
de los muertos. La próxima vida será mucho mejor; nuestros espíritus no sólo andarán vagando por allí.
Será una resurrección corporal personal.
“Jesús nunca se olvida de nosotros. Por lo tanto, no necesitamos que los hijos nos den una
existencia después de la muerte. Si cuando muramos el Hijo de Dios nos presenta al Padre por nombre,
entonces no hay por qué temer la muerte. Todo estará bien.
“Debido a que los hijos no son indispensables para la vida futura, un hombre no necesita casarse
mas que con una esposa. Aún la persona que jamás se haya casado puede entrar al cielo. Que un
hombre contraiga matrimonio sólo con una esposa. Que un esposo y su esposa tengan solamente tantos
hijos como puedan cuidar”.
Una nueva clase de tribu
“Somos Zanaki y eso es bueno. Sin embargo, la iglesia es una comunidad mundial, y por esa razón
ahora no sólo somos Zanaki. Somos parte de una nueva clase de tribu llamada iglesia (Efesios 2:16).
Dios está reuniendo en esta comunidad de individuos redimidos por el Señor Jesucristo a personas de
toda tribu y lenguaje”.
Esto es lo que los misioneros escucharon decir al pueblo Zanaki acerca de la diferencia que Jesús
está haciendo en su sociedad y en su cosmovisión. Jesús, el Cristo, está creando una revolución de
buenas nuevas entre ellos.
LOS SOMALÍES: UNA SOCIEDAD MUSULMANA
Los somalíes hamitas son en su mayoría nómadas que pastorean sus camellos y que viven en el
cuerno noreste de Africa. La islamización de los pueblos en esta región de Africa comenzó hace más de
mil cuatrocientos años, cuando Mahoma aún estaba en la Meca. Durante los doce años de persecución
en la Meca (610–622 D.C.), Mahoma envió a varios cientos de sus seguidores a establecerse en Zeilla
en la costa más norteña de Somalia.
Partiendo de la pequeña colonia de Zeilla y los sub-siguientes asentamientos musulmanes, el Islam
se esparció a través de todo el Cuerno de Africa. Los somalíes eran una de las pocas sociedades
musulmanes que jamás tuvieron que tratar con el pluralismo; hasta décadas recientes todos los somalíes
eran musulmanes.
La presencia cristiana
Después de la Segunda Guerra Mundial, porciones de las regiones habitadas por los somalíes
estuvieron bajo la custodia de las Naciones Unidas. Los estatutos de las Naciones Unidas garantizan la
libertad de cultos. Fue dentro de ese contexto que pudieron operar los misioneros católicos y
protestantes. La misión cristianas desarrollaron excelencia médica, educacional y programas de
desarrollo. Mi propia familia formó una pequeña parte de la presencia misionera cristiana.
Poco después de la independencia de Somalia en 1960, se volvió ilegal propagar cualquier religión
a excepción del Islam. No obstante, los ministerios humanitarios de las agencias cristianas, tales como
la Misión Interior de Sudán, la Misión Católica o la Misión Menonita en Somalia brindaron una imagen
de fe cristiana que con el tiempo se ha ganado espacios en la sociedad que les ha permitido que emerjan
compañerismos cristianos discretos.
El Massihiin
A los cristianos somalíes les llaman Massihiin (discípulos del Mesías). La presencia de ministerios
cristianos de calidad, apoyados por mucha oración, fue el fundamento del surgimiento de estas
relaciones de compañerismos. Fueron milagros de la gracia de Dios y del poder del Espíritu Santo.
Durante los primeros años de la década de 1990, el incipiente compañerismo en Mogadishu se
convirtió en la semilla de mostaza del reino de Dios en una sociedad desesperadamente necesitada de
un espíritu de reconciliación. Jesús dijo que la iglesia debía ser sal y luz. Estos hermanos y hermanas de
clanes diferentes fueron sal y luz que revelaron el camino para sanar a una nación profundamente
herida por una guerra civil entre los clanes. Los creyentes demostraron que ser reconciliadores era un
fructífero testimonio.
Islam
El Islam es una fe muy diferente a la fe de los Zanaki. El Islam no es una fe tribal como la de los
Zanaki, ni tampoco es una fe nacional. El Islam es una de las tres religiones misioneras universales. Las
otras dos son el budismo y el cristianismo.
Por lo tanto, cuando los musulmanes y los cristianos conversan acerca de religión, se reúnen como
personas representativas de una fe misionera. Aunque los musulmanes y los cristianos pueden tratar de
dialogar sólo con el propósito de fomentar una mejor comprensión, ambos se dan cuenta que si son
fieles al fundamento de su fe respectiva, deben desear convertir a los otros.
Los musulmanes con frecuencia cuestionan el significado de la presencia de la misión cristianas.
Tales ocasiones brindan oportunidades para expresar la fe que nos alienta, con la misma bondad y
respeto con la que el misionero Pedro aconsejó en tiempos bíblicos (1 Pedro 3:15-16).
Una noche llegó Yusuf Alí llegó a nuestra casa. “Présteme un libro que explique la fe cristiana con
claridad”, me dijo con tosca integridad.
Busqué entre los varios cientos de volúmenes de mi biblioteca. Había libros acerca del Islam,
cultura, antropología, Somalia, misiología, sociología, historia, religión y educación. Habían muchos
libros teológicos. Algunos habían sido escritos por musulmanes. Pero ninguno comunicaba el evangelio
con la gentileza y claridad necesarias para la cosmovisión de un musulmán.
“No tengo nada que darle”, repliqué.
La incredulidad y el desaliento se dibujaron en su rostro mientras contemplaba mis estanterías
repletas de libros.
Rápidamente le hice una promesa. “Pero escribiremos un libro para usted. La escuela cierra en dos
semanas. Escribiremos durante las vacaciones. Concédanos tres meses”.
Tres meses después cuando Yusuf regresó para el nuevo año escolar, le entregué una copia
mimeografiada del primer borrador de una serie de estudios bíblicos para musulmanes. Después de
varias revisiones posteriores (y la ayuda de un equipo de estudiantes), esas series se convirtieron en el
curso por correspondencia Pueblos de Dios que ha sido traducido a por lo menos una docena de
idiomas y está comunicando el evangelio entre musulmanes en varias docenas de países alrededor del
mundo.
Fe y cultura
Mientras preparábamos Pueblos de Dios, nos preguntamos, “¿Cuál es el punto central de la
cosmovisión musulmana y cuál la naturaleza de la cultura islámica?”
Hay un artefacto prominente en toda comunidad musulmana. Es la mezquita. Toda mezquita tiene
una quibla, que es un nicho en dirección del Caaba en la Meca. La mezquita con la quibla es una llave
para comprender el Islam. Ahora examinaremos las otras capas de la cebolla cultural musulmana—
práctica, valor.
La práctica musulmana es reunirse en la mezquita para orar cinco veces diarias. Los hombres tienen
sus reuniones propias. Si las mujeres se reúnen a orar, deben estar separadas de los hombres, tal vez en
su propia mezquita. Por supuesto, no todos los musulmanes pueden abandonar el trabajo para asistir a
las cinco reuniones de oración en la mezquita. En ese caso, los fieles orarán donde se encuentren, o
recitarán oraciones adicionales para ponerse al día cuando tengan tiempo.
Los que participan en la oración en la mezquita están de pie en filas rectas, todos con el rostro hacia
la quibla. Se inclinan y postran de rodillas al unísono hasta tocar el suelo con sus frentes. Los
musulmanes devotos con frecuencia tienen un carbunclo en sus frentes. Las cinco oraciones diarias
incluyen ciclos de postración (rakas) en cada tiempo de oración. Existen algunas variantes entre las
escuelas de leyes musulmanes acerca del número total de postraciones requeridas diariamente; catorce
es el mínimo esperado.
Se requiere repetir la Fatiha (apertura) en árabe durante estas experiencias de oración. Ese es el
primer capítulo del Corán. La repetición en árabe de la Fatiha mientras permanecen postrados delante
de Dios constituye el componente central de la adoración islámica. La siguiente es una interpretación
(traducido del inglés):
En el nombre de Alá, el benefactor y misericordioso.
Alabanza sea a Alá, Señor de todos los mundos:
El benefactor, el misericordioso:
Dueño del Día del juicio.
Os adoramos [solamente] a ti
A ti [solamente] pedimos ayuda.
Muéstranos el camino recto:
El camino de los que tu has favorecido;
No el [camino] de los que provocan tu ira ni
de los que se desvían. (Corán: Fatiha, por Pickthall).
La sumisión a la voluntad de Dios es el valor revelado en estas prácticas de oración. Islam es el
anhelo de someterse a la voluntad de Dios. Ese es el valor central en toda la cultura islámica. Las
sociedades musulmanes buscan que todas las áreas de su cultura estén bajo la voluntad de Dios.
Su cosmovisión es que Dios, quien es misericordioso, revela su voluntad a la humanidad. Ver hacia
la Caaba en oración constituye una respuesta a tal cosmovisión. De acuerdo a las enseñanzas
musulmanas, el área de la Caaba fue donde estuvo el primer hogar de Adán. La Caaba es una gran roca
negra en la Meca; antes de Mahoma esa roca estaba en el centro del politeísmo árabe.
Los musulmanes creen que es en la Caaba en donde Dios reveló su voluntad a Adán. El Islam es la
dirección que Dios reveló a Adán. El mirar hacia la Caaba en adoración, los musulmanes se someten a
la misma dirección de Dios revelada al padre de toda la humanidad, Adán.
Sin embargo, la gente con facilidad se olvida de la dirección de Dios. Por lo tanto, Dios ha escogido
revelar su dirección a través de los libros de revelación. Estos son:
La Tora del profeta Moisés.
Los Salmos del profeta David.
El Evangelio de Jesús, el Mesías.
El Corán del profeta Mahoma.
Este es un resumen de las cuatro capas de la cebolla cultural islámica, comenzando con la capa
exterior y con los aspectos más obvios de su cultura.
El artefacto es la mezquita con su quibla.
La práctica es orar cinco veces al día en dirección a la quibla, que indica la dirección de la Caaba en
la Meca.
El valor es someterse a la voluntad de Dios, que es el Islam; esa es la razón de inclinarse postrados
en oración.
Su cosmovisión es que Dios reveló su dirección primero a Adán en la Caaba, y luego en los libros
de revelación.
Obstáculos y piedras de paso
El Corán es el resumen de todas las demás Escrituras. Pero la mayoría de musulmanes jamás leen
las Escrituras previas, que los cristianos tenemos en nuestra Biblia. Sin embargo, el Corán recuerda a
los musulmanes que hay un pueblo que posee las Escrituras previas.
El Corán llama ‘El Pueblo del Libro’ a quienes poseen los primeros libros de revelación. ¡El Corán
aconseja a los musulmanes buscar consejo del Pueblo del Libro si tienen dificultad para comprender el
Corán!
Nosotros invitamos a los musulmanes a tomar en consideración ese consejo. Por ejemplo, el Corán
se refiere a Jesús como el Mesías. No obstante, el Corán nunca desarrolla el significado de ese
misterioso nombre. Nosotros recordamos a los musulmanes que nosotros tenemos los anteriores libros
de revelación. Invitamos a nuestros amigos a explorar con nosotros el significado de Mesías, a quien el
Corán llama Injil, “buenas nuevas”.
Esa es la postura que desarrollamos en el curso por correspondencia El Pueblo de Dios. Estando
conscientes de la cosmovisión de los musulmanes, desarrollamos el curso basado en esos libros de
revelación bíblica que el Corán reconoce—la Torah, los Salmos y el Evangelio. El lazo de vinculación
a lo largo de las lecciones es la misión del Mesías. Paso a paso el curso presenta a los estudiantes al
Mesías, quien es el libro de Dios, la Palabra de Dios en forma humana conocido como el Injil. El es la
Palabra en quien experimentamos las buenas nuevas de que Dios es nuestro fiel Padre celestial, que nos
ama tanto que sufre con nosotros y por nosotros. El curso resulta atractivo e interesante porque se
desarrolla alrededor de los relatos bíblicos mencionados en el Corán que nunca han sido expuestos en
las Escrituras musulmanas.
Por ejemplo, el Corán dice que el diluvio en tiempos de Noé es una advertencia del juicio de Dios
sobre los pecadores. Pero, el relato no es presentado en el Corán. Tal evento es un misterio. Por lo
tanto, El Pueblo de Dios presenta el fascinante relato de Noé y el diluvio como está registrado en la
Torah del profeta Moisés. A los musulmanes les encanta.
El curso comienza con el relato de la Creación en el primer capítulo de la Torah (Gen. 1). Concluye
con la invitación de creer en los últimos versículos de la Biblia (Apo. 22). Así, lección tras lección, el
participante camina a través del drama bíblico de los actos de salvación de Dios. No obstante, las
fuentes principales del estudio son los libros bíblicos que un musulmán ya reconoce como Escrituras: la
Torah, los Salmos y los Evangelios.
BUENAS NUEVAS; NO MALAS NOTICIAS
Los relatos de los Zanaki y los Somalíes son dos pequeñas ventanas acerca de cómo comunicar el
evangelio en culturas diferentes. Hay mucho más de lo que hemos descrito. Pero el acercamiento
cultural que hemos presentado siempre es válido.
Debemos aprender a escuchar los latidos del corazón de la gente para poder penetrar en su
cosmovisión. De lo contrario podríamos resultar comunicando malas noticias en lugar de buenas
nuevas. El Espíritu Santo quiere investir de poder la comunicación del Evangelio para que en toda
cultura Jesucristo crucificado y resucitado se convierta en la sorpresa revolucionaria de salvación.
UN ACONTECIMIENTO SEGÚN “HECHOS 15” ENTRE LOS MASAI
Conforme la gente invita a Cristo a morar en el núcleo de su cultura, ¿cómo habla El a su
cosmovisión? ¿Cómo comienza su presencia a transformar los valores de su cultura? ¿De sus prácticas?
¿De sus artefactos?
Los guerreros Masai de Ogwedhi Sigawa en el sudoeste de Kenya se están convirtiendo al
cristianismo. Me invitaron a sentarme con ellos en una reunión de “Hechos 15”. Querían resolver
algunos puntos del Evangelio y culturales de la misma manera que lo hizo la iglesia primitiva en
Jerusalén en el Concilio del año 48 D.C.
Sed libres
Leímos el relato del Concilio de Jerusalén según lo expone Hechos 15, y decidimos seguir la misma
agenda que ese concilio.
1. ¿Qué está haciendo el Espíritu Santo?
2. ¿Qué expresiones de nuestra cultura afirma Cristo y las Escrituras?
3. ¿Qué expresiones de nuestra cultura necesitan ser transformadas o rechazadas?
4. ¿Qué decisiones acerca de estos asuntos son buenos para el Espíritu Santo y para nosotros?
Primero, todos los participantes describieron su conversión y salvación en Cristo. Oímos como los
borrachos habían sido transformados y cómo los guerreros hicieron a un lado sus armas. Nos
regocijamos.
(Lamenté que ninguna mujer Masai estuviera presente. En la cultura tradicional las mujeres nunca
participan en las discusiones con los hombres, y en esta reunión la práctica tradicional persistió).
En segundo lugar escuchamos a los Masai describir las expresiones de su cultura que el Evangelio
estaba afirmando o aún fortaleciendo.
“¡Los collares ornamentales que nuestras mujeres usan son tan hermosos y buenos!” Exclamó un
joven.
Las mujeres Masai se adornan con cientos de cuentas hiladas en enormes collares.
“Si, afirmó otro. “Son hijas del Rey del universo. En nuestras tradiciones las hijas de los jefes lucen
estupendas con sus collares. Las mujeres cristianas debieran ataviarse como las hijas de un jefe!”
La conferencia se animó conforme hablaban de las maravillas de su cultura—hospitalidad, respeto
hacia los mayores, la creencia en el Dios Creador, y de su ganado. Hablaban con deleite de sus
alimentos, tales como leche mezclada con sangre.
Pensé, ¿es esa dieta bíblica? Nosotros eramos oyentes aunque invitados a caminar con estos nuevos
cristianos en su discernimiento.
Tercero, pasamos a los temas que Cristo criticó.
Un anciano habló inmediatamente: “Debemos abandonar la práctica de que un joven tenga que
matar a otro para ser digno de casarse. ¡Eso debe cesar!”
¡Estuvimos de acuerdo!
Otro joven añadió: “Y debemos dejar de cambiarnos las esposas. Es bueno ser hospitalario, pero no
al extremo de ofrecer la esposa al amigo durante su estadía en nuestra casa. Eso debe terminar”.
Hubieron profundas discusiones. Revisaron todo con cuidado y sabiduría. Mencionaron otras
prácticas que debían abandonar como discípulos de Jesucristo—hechicería, alcoholismo, asistir a los
festivales espiritistas conducidos por el shaman, y los sacrificios a los antepasados. Todas esas
decisiones se relacionaban no solamente a prácticas obvias, sino al meollo de su cosmovisión.
“¡Y la poliginia debe cesar!” exclamó un anciano.
“¿Por qué?”, preguntamos.
“Porque la poliginia es contraria al camino de Cristo”, respondió el anciano. “Mis esposas sufren
por celos unas con las otras, y eso ocurre en todos los hogares políginos. No hay paz”.
El resto del día se invirtió discutiendo cómo la iglesia debía responder a los políginos cuando se
convierten al cristianismo. Eso no fue fácil.
Sed amables
“Recuerden que Cristo trata gentilmente la cultura”, aconsejó un nuevo creyente Masai.
“Mantengan la meta clara. Pero muévanse suavemente. De lo contrario, haremos pedazos nuestra
cultura y nos destruiremos como pueblo Masai”.
Estos nuevos cristianos tenían sabiduría. No todos los temas fueron resueltos ese día. Necesitarán
de más reuniones según “Hechos 15”. No obstante, al terminar el día, su obispo resumió la discusión.
Usando la misma frase del Concilio de Jerusalén observó que “pareció bueno al Espíritu Santo y a
nosotros”.
1. Bendecir las maravillosas cualidades de la cultura Masai.
2. Rechazar otras dimensiones de la cultura Masai.
3. Poner en oración temas difíciles para poderlos discernir mejor en el futuro.
Ese día con frecuencia abrimos nuestras Biblias para recibir el consejo de las Escrituras.
Ocasionalmente los Masai nos pedían consejo a los extranjeros. Para ellos era importante que
representantes de la iglesia global estuvieran presentes. Buscaban evitar moverse a alguna lejana órbita
que la iglesia global no pudiera bendecir. Atesoraban su participación en la familia de la iglesia global.
No obstante, trataron los temas con confianza, pues sabían que al final ellos mismos serían quienes
tomarían las decisiones en obediencia al Espíritu Santo y al consejo de las Escrituras. Las decisiones
tomadas ese día relativas al Evangelio y a su cultura fueron su elección. Fue un buen día, un punto de
cambio en la vida de las iglesias Masai en Ogwedhi Sigawa.
***
Este capítulo describe las culturas comparándolas con una cebolla que tiene cuatro capas
principales—el núcleo de su cosmovisión, los valores, las prácticas y finalmente los artefactos. Las
culturas están organizadas; la religión con frecuencia, es una expresión de la cultura en todos sus
niveles.
En toda cultura existen verdades y falsedades. El misionero debe buscar las señales de la verdad.
Los evangelistas y misioneros al comunicar el Evangelio deben edificar sobre esas señales de verdad.
Como casos de estudio exploramos dos sistemas religiosos y culturales muy diferentes de la
religión tradicional africana y el Islam. En ambos casos, el Evangelio presenta las buenas nuevas.
Cuando en cualquier sociedad se forma una iglesia, los creyentes deben elegir qué aspectos de su
cultura deben incluirse o excluirse en la iglesia. Los Masai de Kenya descubrieron que el Concilio de
Jerusalén descrito en Hechos 15 es un excelente modelo a seguir.
El capítulo final describe la obra misionera entre los Quechuas y cómo ellos, a su vez, se
convirtieron en una iglesia misionera.
Reflexión
1. Reflexione en las señales de verdad existentes en su cultura (Hechos 17:22–23).
2. Reflexione en las formas en las que el engaño ha influenciado ciertos aspectos de su cultura.
3. Describa las cuatro capas de la cebolla cultural. Reflexione en las formas en que la cosmovisión
de su sociedad da forma a su cultura.
4. Explique las razones por la que los Zanaki y los Somalíes interpretan el Evangelio de manera
muy diferente.
5. Considere las formas en que el enfoque de “Hechos 15” sobrelos temas de Evangelio y cultura
podrán ayudar a su congregación.
***
Escrituras Sugeridas: Mateo 5:10-12; 25:31-46; 28:18-20; Juan 17:14-18; Hechos 14:17; 15:1-35;
17:24-28; Romanos 1:16-32; Efesios 1:10; 2:11-22; 4:1-5; 6:11-18.
CAPITULO 13
LOS QUECHUAS
El acontecimiento más asombroso y revolucionario de la historia humana es el centro de la misión
cristiana.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
La iglesia se compromete en la obra misionera debido a la sorprendente promesa y comisión que el
Hijo de Dios ha dado a sus discípulos.
“Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío”. (Juan 20:21).
Hasta aquí nuestra exploración ha descrito varias dimensiones del “Llamado de Dios a la misión”.
Este capítulo describe una iglesia moderna en misión entre un grupo particular de personas—los
Quechuas. Es el relato acerca de cómo los Quechuas también se han convertido en un pueblo que
realiza la obra misionera.
El Libro de los Hechos en el Nuevo Testamento nos muestra la entrega a la obra misionera de la
iglesia primitiva. Descubriremos que los Hechos jamás terminan. Los Hechos continúan en cualquier
lugar en donde la iglesia viva en obediencia al llamado de Dios a la misión.
EL LLAMADO
A mediados de la década de 1980, en un retiro para plantadores de iglesias en el pueblo llamado
Liberty (en el centro de Pennsylvania), se reunieron tres docenas de hombres y mujeres de las ciudades
y pueblos del noreste de los Estados Unidos. Plantadores de iglesias pioneros, se reunieron como tropas
cansadas de la guerra que necesitaban refrigerio y aliento.
Sus incipientes iglesias nunca tenían suficiente dinero. Algunos de estos plantadores de iglesias no
tenían un salario confiable. Algunos cuantos se sostenían a sí mismos, como Pablo, el misionero
fabricante de tiendas descrito en el Libro de los Hechos. Como su trabajo consistía en invitar a sus
vecinos a abrazar la fe en Cristo y formar nuevas iglesias, la mayoría enseñaba a gente que no sabía
nada acerca de la Biblia y que nunca había conocido los modelos cristianos. Tenían más que suficientes
responsabilidades.
Sin embargo, conforme estos plantadores de iglesia oraban juntos, el Espíritu Santo puso sobre
ellos carga por gente que aún no había sido alcanzada por el evangelio. Aunque los Estados Unidos
tiene una congregación por cada 1,100 habitantes, por lo menos 3,000 grupos importantes sobre la
tierra no tienen ninguna iglesia propia entre ellos. Miles de aldeas, pueblos y ciudades en el mundo
nunca han tenido una iglesia.
Un quinto de la gente que vive sobre la tierra no puede creer en Jesucristo, pues nunca han
conversado con un cristiano ni han visto una Biblia. Estos forman los mil millónes y un cuarto de
personas sin alcanzar a quienes se les ha negado cualquier consciencia de las buenas nuevas descritas
en Juan 3:16.
Cuando nos reunimos en la Casa del Señor de Liberty para orar, el Espíritu Santo parecía estar
diciéndonos algo importante. Escuchamos, abriendo nuestras almas a la mente del Espíritu Santo.
Entonces, con voz reposada uno de los pastores dijo: “Hermanas y hermanos, discierno que el
Espíritu Santo dice que es necesario actuar. Siento que el Señor nos llama a enviar misioneros a los
pueblos sin alcanzar el Perú”.
Yo estaba atónito.
Prevalecía un espíritu de quieta solemnidad cuando expliqué mi asombro. “Precisamente esta
semana leí un documento escrito por uno de mis estudiantes en una clase de crecimiento de la iglesia en
el Messiah College. Describía el trabajo de los Traductores de la Biblia Wycliff entre los indios
Quechuas en los Andes del Perú. Lamentaban que los misioneros que plantan iglesias no usaran estas
recién traducidas Escrituras para compartir el evangelio, evangelizar y plantar iglesias entre los
Quechuas”.
“¡Alabado sea el Señor por esa confirmación de que debemos considerar el Perú!”, respondió el
grupo espontáneamente al unísono.
Conforme continuamos orando, el Espíritu Santo reveló que varios del grupo debían ir al Perú a
investigar. Eso fue el comienzo de la increíble aventura misionera entre las aldeas sin alcanzar en la
región del Cuzco en Perú. La mayoría de ese equipo investigador aún sirve en una comisión conocida
como Siervos del Amor al Perú.
Tres docenas de iglesias jóvenes apoyan parcialmente la misión con oración y económicamente.
Los Siervos del Amor ya comisionaron a un equipo de ocho a diez misioneros que sirven entre los
Quechuas de Cuzco.
EL VIAJE
Sin embargo, ha sido tortuosa la senda desde la euforia en el retiro de oración en las suaves colinas
de Pennsylvania hasta lograr desarrollar una misión fructífera entre un pueblo que vive a diez mil pies
sobre el nivel del mar en las nevadas cumbres de los Andes.
El equipo de investigación contactó a la agencia misionera de su familia de iglesias—la Misión
Menonita del Este. Con la ayuda y dirección de su agencia misionera, investigaron el Perú y a los
grupos de personas en esa tierra. Colocaron los cimientos para una relación de confianza con las
agencias misioneras y las iglesias en el Perú. Formaron una red para recibir consejo para determinar la
ubicación correcta de su misión y se les aconsejó considerar el clan Cuzco de los Quechuas.
Obtener las visas para los misioneros fue un gran obstáculo. Durante varios años fue imposible
conseguir un status de registro por parte del gobierno peruano para los Siervos del Amor. El gobierno
también determinó que ya no emitiría nuevas cuotas de visas para misioneros. Por lo tanto los Siervos
del Amor tuvieron que prestar la cuota de visa a otras misiones que no tenían suficientes misioneros
para llenar sus cuotas asignadas.
Los misioneros tuvieron que aprender español. En la mayoría de los casos esto implicó un largo año
de tedioso aprendizaje del idioma en Costa Rica (Centro América) antes de llegar al Perú. También
tuvieron que aprender Quechua. Durante los primeros años el equipo luchó por aprender no sólo uno,
sino dos idiomas, que no tenían ninguna relación entre sí.
El equipo misionero y las iglesias que los apoyaban oraron porque los ángeles de Dios les
protegieran. Los guerrilleros maoistas de Sendero Luminoso merodeaban por las montañas.
Ocasionalmente ellos han asesinado a las personas que realizan un trabajo humanitario entre los
Quechuas.
El equipo ha pasado por asaltos y robos a punta de pistola. Uno de los misioneros, Howard Yoder,
fue detenido, atado a un árbol y amenazado de muerte. Después que los delincuentes lo abandonaron,
logró desatarse de los lazos y caminar seis horas entre veredas en la montaña, llegando a casa tarde por
la noche. Dos veces sus vehículos han sido robados. El equipo ahora prefiere usar carros más baratos,
como el “escarabajo” de la Volkswagen. Los misioneros mantienen estrecho contacto con amigos
locales que les aconsejan respecto a su seguridad.
LA GENTE
Durante los primeros cinco años, el equipo dedicó toda su atención a aprender los idiomas y
desarrollar relaciones. Exploraron la cultura y trataron de penetrar en la cosmovisión de los Quechuas.
Los Quechuas creen que el pueblo de Cuzco está en el centro de la tierra. El vocablo Cuzco
significa “ombligo”. Cuzco también fue el centro del poderoso Imperio Inca, que abarcaba 2,500 millas
a lo largo de las regiones occidentales de Sudamérica durante la última mitad del siglo quince y
principios del siglo dieciséis. Al residir en Cuzco, los misioneros se ubicaron en el centro del universo
Quechua.
En su religión tradicional, los Quechuas creían ser descendientes del dios sol. La luna, el trueno, la
tierra, las montañas, o los animales sagrados eran también sus dioses. Para honrarlos construyeron
templos y ofrecían sacrificios de animales en las montañas. Ocasionalmente aún ofrecen en las
montañas sacrificios de animales por la fertilidad de la tierra. En tiempos antiguos ofrecían sacrificios
humanos también. Los dioses demandaban lo mejor que pudieran ofrecer.
Varios animales eran venerados pues los consideraban sagrados, especialmente el león de la
montaña, conocido como puma. Arriba de Cuzco yacen las ruinas de un enorme complejo de templos
dedicados al puma y al dios sol. A pesar de que hoy una gran imagen de Cristo ha sido erigida cerca del
templo del puma desde donde se divisa Cuzco, los Quechuas combinan temas bíblicos distorsionados
con la religión tradicional. Mezclan y veneran divinidades o seres como los santos, los dioses de la
montaña, el dios sol, el puma y María.
Los Quechuas poseen una rica cultura. Pero la conquista del imperio Inca por cristianos españoles
ocurrida en el siglo dieciséis infringió una herida a su espíritu que jamás ha sanado. Los Quechuas
estaban íntimamente asociados con el Inca; su identidad propia estaba entretejida con la del imperio
Inca. A partir de la destrucción de ese imperio, ellos se sienten destruidos.
Aún Cristo fue presentado como el guerrero que sometía por la espada a todos los que no se
inclinaran ante la ley imperial española. Debido a estos invasores imperiales cristianos, los Quechuas se
han vuelto y son tratados como extranjeros en su propia tierra. Para ellos es muy difícil ver a Jesús
como un salvador.
Un malestar aflige a los Quechuas. En sus montañas pueden verse evidencias de antiguas terrazas
agrícolas y canales que llevaban el agua desde los picos cubiertos de nieve hasta sus pueblos y campos.
Todo esto demuestra que hace cinco siglos ellos disfrutaban de una civilización que, en muchos
aspectos, era más avanzada que la de los europeos que destruyeron su cultura y civilización.
Pero todos sus monumentales logros de ingeniería yacen ahora en ruinas. En lugar de reparar y dar
mantenimiento a las terrazas en sus campos, los agricultores Quechuas caminan largas distancias hasta
las altas montañas donde labran la tierra en empinadas laderas para sembrar papas. Año con año el
suelo fértil se erosiona en esos campos. A menos que las terrazas sean reclamadas, algún día las
montañas se convertirán en un desierto.
LOS MISIONEROS
Durante cinco años los misioneros escucharon y aprendieron de sus anfitriones Quechuas.
Pacientemente fue desarrollándose la confianza. Se identificaron con sus anfitriones. Los misioneros
aprendieron a amar al pueblo Quechua cuando se sentaban, comían, caminaban, trabajaban y aprendían
con ellos.
Los misioneros también estaban aprendiendo a caminar juntos. Ninguno de ellos había sido amigo
con el resto del equipo antes de llegar al Perú. No tenían un trasfondo común. Algunos venían de
congregaciones establecidas desde hacía muchos años, y otros de iglesias recién plantadas. La
diversidad es la característica de tales iglesias, y el equipo reflejaba esas diferencias.
Invirtieron mucha energía desarrollando relaciones sanas como equipo. Varias veces los Siervos del
Amor enviaron personas recurso a Perú para guiar al equipo en la habilidad de construir relaciones.
Todos estaban conscientes que cualquier lucha o contienda dentro del equipo impediría que fueran
fructíferos.
Los Siervos del Amor en Perú están comprometidos en una misión integral. Esto significa que la
misión sirve a la persona completa. El equipo incluye una gran variedad de habilidades y destrezas—
médicas agrícolas, cuidado de animales, comercio, desarrollo de la comunidad, plantar iglesias,
educación y teología. Cada persona del equipo vive y testifica del Evangelio. Se reúnen regularmente a
orar y a planificar para tener una misión fructífera entre los Quechuas.
Oraron porque el Espíritu Santo les guiara a establecer una relación sólida con aquellos a quienes el
Señor estaba preparando para recibir el Evangelio. Después de varios años de construir esas relaciones
y de testificar, experimentaron una sorpresa.
LA SORFRESA
“Vengan y enséñennos la Palabra de Dios”, suplicó un mensajero proveniente de la aldea de Lucre,
que queda a veinte millas de Cuzco.
Con expectativas, varios misioneros visitaron Lucre. Allí, un agricultor Quechua les invitó a su
casa. Los misioneros se quedaron atónitos ante su relato de cómo el Espíritu Santo preparó el camino
para los misioneros. Esta es la historia.
José Bombilla y algunos compañeros de Lucre se lanzaron a la aventura de buscar oro en los
lejanos tributarios del Río Amazonas. Estuvo ausente durante varios meses. La aventura era peligrosa.
Las garrapatas los mordían. Enormes murciélagos vampiros habitaban el área, y podía chupar la sangre
de un hombre dormido, matándole antes del amanecer. Era muy peligroso; no todos los buscadores de
oro regresaban a casa. La atmósfera en los campos no era la mejor para cultivar un buen carácter. El
libertinaje era un enemigo tan peligroso como los murciélagos vampiros.
José recibió una sorpresa durante su aventura. Un buscador de oro proveniente de una región
alejada de Cuzco era un Quechua cristiano. Le habló a José de Jesús. José estaba intrigado y
asombrado. Jamás había imaginado que existieran buenas nuevas como la salvación ofrecida por
Jesucristo. Antes de regresar a casa, su amigo le informó de una radio cristiana en lengua Quechua,
incluyendo la banda de onda corta y la hora de la transmisión.
Al regresar a casa después de su aventura, José reunió a su familia y les contó todo lo que había
aprendido acerca de Jesucristo. Para aprender más se reunían alrededor del radio una y otra vez para
escuchar la predicación en lengua Quechua. Invitaron a sus vecinos. Pronto la casa de José estuvo llena
de ávidos radio escuchas.
Necesitaban ayuda para comprender mejor la fe cristiana. Deseaban unirse con otros creyentes.
Oraron acerca de la necesidad que tenían de un maestro de Biblia y de tener compañerismo con otros
cristianos. Enviaron mensajeros a Cuzco buscando un maestro de Biblia que hablara Quechua. Algunos
amigos los presentaron a uno de los misioneros Siervos de Amor.
LA OPOSICIÓN
El grupo que se reunía en casa de José para estudiar la Biblia creció. Entonces comenzaron a
reunirse en un pequeño salón para adorar a Dios y estudiar Su Palabra. A la comunidad no le agradó
que este grupo de cristianos creciera y desalojaron a la iglesia del salón. La pareja de jóvenes que había
hecho los arreglos para que la iglesia pudiera adorar en ese salón fue expulsada de su casa. Los
campesinos pusieron piedras y troncos de árboles en el camino para evitar que el maestro misionero
llegara hasta su aldea.
La oposición alcanzó el clímax cuando se efectuaron los primeros bautismos en el ancho río que
fluía a través del pueblo. Los que se oponían a la iglesia tiraron tantas piedras contra el grupo
bautismal, que la iglesia tuvo que cancelar el evento. Una de esas piedras fue lanzada contra la cabeza
del pastor misionero Joe Lockinger. El la logró atrapar antes que le pegara en la cabeza. Más adelante
se pudo realizar el bautismo en un área alejada del pueblo de Lucre.
UNA REUNIÓN DE ORACIÓN
Seis meses después de aquel bautismo yo adoré junto con la congregación en Lucre. Ya estaban de
vuelta en el salón. Ninguna de las piedras o troncos en el camino impidieron que entráramos al pueblo.
En aquella tarde de viernes nos reunimos cincuenta personas. Era una noche húmeda y fría, típica de
aquel pueblo andino ubicado tres mil metros sobre el nivel del mar. El piso del salón era de tierra y
estaba húmedo.
Cuando empezamos a orar, la mayoría de la congregación cayó de rodillas con sus rostros sobre la
tierra. Todos nos unimos en oración, infantes, niños más grandes, jóvenes, adultos, ancianos.
Esta será una reunión de oración breve, pensé. La noche es fría y el suelo está húmedo.
Me equivoqué. La reunión duró tres horas. No sólo oraron unos por los otros y por su comunidad,
sino que también intercedieron fervorosamente por la iglesia norteamericana que había comisionado a
los misioneros para compartir el Evangelio con ellos. Esa noche los que se convirtieron pasaron al
frente con lágrimas de arrepentimiento y de regocijo. Otros buscaron oración por enfermedades o
circunstancias difíciles en sus hogares debido a que el resto de los miembros de la familia se oponían a
los que creían.
Después de la oración salí afuera; en esas altas montañas, los cielos se asemejaban a un toldo de las
estrellas más brillantes que yo haya jamás visto.
UNA NUEVA CREACIÓN
“¿Por qué ahora ustedes gozan de libertad para adorar en este salón?”, pregunté a la joven pareja
que había sido arrojada de su casa cuando hizo los arreglos para que la iglesia pudiera reunirse en este
mismo edificio.
“En Lucre ahora podemos adorar con libertad porque todos han visto que la iglesia es buena”,
respondió la pareja.
“Por ejemplo, en nuestro pueblo la mayoría de esposos golpea a sus esposas. Jesucristo está
creando amor en nuestros hogares. En los hogares cristianos hay paz pues los esposos ya no maltratan a
sus mujeres.
“Por lo tanto, todas las mujeres en Lucre quieren que sus maridos se vuelvan cristianos. Todo el
pueblo ahora sabe que Jesucristo da nueva vida, lo que es bueno para todos”.
Mientras esta joven pareja hablaba, me sumergí en la oscuridad y en el esplendor del cielo
estrellado. Luego observé la Cruz del Sur colgando sobre Lucre. Esa constelación en forma de cruz
puede verse únicamente en el Hemisferio Sur.
La base de la Cruz del Sur apuntaba al lugar donde habíamos tenido esa notable reunión de oración.
Esa noche la Cruz del Sur era una destacada señal del poder del Evangelio de Jesucristo crucificado.
Aquí yo había encontrado una nueva creación. Este pueblo testificaba gozoso que el Evangelio es poder
de Dios para salvación a todos los que creen.
MISIONEROS QUECHUAS
La congregación de Lucre ya estaba alcanzando otras aldeas con el Evangelio. En una comunidad
cercana adoré con otro grupo de personas que apenas se había comenzado a reunir unos meses atrás.
Los creyentes se reunían en la casa de un carpintero. Mientras cenábamos en la sala, los niños se
reunían en la alcoba. Con un gozo libre de inhibiciones cantaban coros evangélicos en lengua quechua.
Más tarde supe que los niños habían prescindido de algo de su cena de pescado y papas para que
nosotros, sus invitados, pudiéramos tener suficiente comida. Aunque su cena había sido escasa, los
niños cantaban con júbilo de Jesucristo mientras danzaban alrededor de la habitación.
Un hombre de mediana edad y con la tristeza reflejada en su rostro estaba allí aquella noche. Era la
primera vez que asistía a una reunión cristiana. Había venido porque supo que el misionero Gerald
Miller era médico. Mucho más tarde aquella noche nos guió por un sendero lodoso y luego ascendimos
por una empinada escalera a un altillo donde su esposa yacía sobre una cama de madera. Estaba
muriendo de cáncer. El doctor prometió regresar al día siguiente.
DESARROLLO Y JUSTICIA
Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn. 10:10).
Por lo tanto no es sorprendente que tan pronto se formaron estas nuevas congregaciones Quechuas,
crearon comités de desarrollo. Durante una hambruna acaecida algunos meses atrás, la congregación de
Lucre había organizado un programa de alimentos para todos los niños hambrientos de su comunidad.
El programa constituyó un esfuerzo masivo. Implicó comprar los alimentos, cocinar sopas y papas,
organizar un ordenado programa de distribución de alimentos. La mayor parte del dinero para financiar
este programa provino de las congregaciones que patrocinan a los Siervos del Amor. La contribución
de la congregación de Lucre fue de arduo trabajo y organización.
Al mismo tiempo los comités de desarrollo planeaban otros aspectos de desarrollo comunitario con
base más amplia. Los misioneros expertos en negocios y desarrollo trabajaban con las congregaciones
planificando el desarrollo de la comunidad. Las posibilidades se enfocaban en mejorar las prácticas
agrícolas, la nutrición e higiene, y en promover algunas infraestructuras comerciales, tales como un
molino de granos.
Conforme la iglesia se desarrolla, los cristianos también empiezan a preocuparse por los asuntos
relacionados con la justicia que impulsan las guerrillas de Sendero Luminoso. Pero los métodos que
utilizarán para esforzarse por la justicia serán radicalmente diferentes de las tácticas violentas usadas
por los comunistas. El equipo de misioneros Siervos de Amor respaldan a la iglesia cuando ésta trabaja
por la justicia, algunas veces brindando consejo y otras ayudándoles a realizar sus metas.
Una forma en la que los misioneros pueden habilitar a los pueblos oprimidos es capacitando a sus
líderes para reunirse con otros grupos indígenas de la región. En 1992, al conmemorarse 500 años del
primer viaje de Colón desde España al Hemisferio Occidental, líderes cristianos indígenas de la región
Centroamericana se reunieron para considerar lo que ese acontecimiento había significado para sus
propios pueblos. Esta experiencia de descubrirse unos a otros en una región dominada por europeos, y
especialmente por la cultura hispana, fue inmensamente confortante y reanimante.
LOS LÍDERES
Es preciso desarrollar líderes auténticos y capaces entre el pueblo Quechua para que ellos puedan
llevar adelante su misión entre su gente y estén preparados para capacitar a las iglesias para promover
las áreas de desarrollo y justicia que están empezando a abordar. Cuando nos reunimos con sus
incipientes líderes, escuchamos su anhelo de recibir enseñanza bíblica y de equiparse para el liderazgo
pastoral. El equipo misionero está otorgando prioridad a esas peticiones.
Sin embargo, todos se dan cuenta que equipar a los líderes implica más que sólo aprender hechos
acerca de la Biblia. Necesitan comprender a fondo la historia bíblica, pero igualmente importante es un
entrenamiento-en-servicio. A las pocas semanas del nacimiento de esta iglesia, los primeros creyentes
comenzaron a caminar por las montañas de dos en dos, predicando el evangelio de aldea en aldea.
Luego los equipos regresaban a sus hogares. Los misioneros se reunían con estos evangelistas,
escuchaban sus vivencias y aprendían juntos de sus experiencias.
“Esta noche hay problemas incubándose en la aldea que visitaremos próximamente”, explicaron los
evangelistas Quechuas a los misioneros que les acompañarían en carro a una remota aldea para realizar
un estudio bíblico. “En los últimos días han habido emboscadas”.
“Entonces, mejor no iremos”, dijeron los misioneros.
“¿Por qué no? preguntaron asombrados los evangelistas.
“¡Podrían herirnos o matarnos!”, Respondieron los misioneros.
“Ustedes nos desconciertan”, replicaron estos evangelistas que habían creído en Jesucristo hacía tan
solo un par de meses. “¿Temen ustedes morir por la causa de Cristo?”
¡No son solo los misioneros quienes imparten la enseñanza! Los discípulos Quechuas de Cristo
poseen los dones de la gracia, la sabiduría y la consagración necesarios para enseñar a los misioneros.
LA CIUDAD
Un cuarto de millón de personas viven en la ciudad de Cuzco. Por lo tanto, los misioneros Siervos
del Amor enfocan sus esfuerzos en plantar iglesias también entre la gente citadina. La ciudad de Cuzco
está situada en el cruce de caminos de toda la provincia. Es el centro comercial y educativo de la
región. Por lo tanto, las nuevas congregaciones y los misioneros han decidido plantar una pujante
iglesia en la ciudad en los próximos dos años. Esa iglesia será bilingüe: Español y Quechua.
La decisión de plantar una pujante iglesia en la ciudad es correcta. Hoy el cincuenta por ciento de la
población mundial vive en las ciudades. Todos los esfuerzos misioneros serios deben considerar el
plantar iglesias y ministerios dentro de las ciudades de nuestro mundo.
Siempre ha sido así; Jesús mismo ordenó a sus discípulos comenzar su misión en Jerusalén, una
ciudad muy grande a muchos kilómetros de distancia del hogar rural de sus primeros discípulos. Ellos
hubieran preferido una misión en sus comunidades en Galilea.
Pero Jesús ordenó a sus discípulos comenzar en la ciudad. Jesús sabía que si la iglesia se plantaba
firmemente en Jerusalén, sería más fácil esparcirla a las comunidades en toda la región del Medio
Oriente partiendo de esa metrópoli.Y Jesús estaba perfectamente correcto.
Lo mismo ocurre en Cuzco. Los Quechuas salen y entran constantemente de Cuzco. Allí es donde
los estudiantes aprenden ideas y conceptos modernos. En Cuzco hay mucha riqueza e inmensa pobreza.
Esta es su Jerusalén Quechua, donde deben plantarse iglesias pujantes para que Jesucristo pueda
influenciar a todo el clan Cuzco de la nación Quechua.
OTROS MISIONEROS
Los Siervos del Amor en Perú tienen pláticas con la Iglesia del Amor Viviente de Honduras acerca
de la posibilidad de enviar a Cuzco un misionero que plante iglesias allí.
La iglesia hondureña ha plantado pujantes iglesias en más de media docena de importantes centros
urbanos en Honduras y también en países extranjeros. Su estrategia para plantar iglesias se basa en el
principio de crecimiento de grupo. Amor Viviente tiene mucho interés en la misión en el extranjero,
especialmente en plantar pujantes iglesias en las ciudades.
Habrían varias ventajas en contar con misioneros que no fueran norteamericanos en el equipo:
1. Tales misioneros demostrarían que el evangelio no es una expresión cultural del imperialismo
norteamericano.
2. Aportarían ideas frescas al equipo.
3. Si provienen de un país con una cultura similar a la del Perú, estos misioneros ayudarían al
equipo a comprender la cultura local.
4. Ayudarían a ensanchar el compromiso de oración por la misión en Perú.
5. Revelarían que la iglesia es verdaderamente un movimiento misionero global.
Equipos misioneros integrados por diversas culturas e iglesias es el camino en el que la obra
misionera se manifestará crecientemente en el futuro.
***
Cuando contemplaba la fría noche en Lucre después de la reunión de oración de tres horas en
Lucre, reviví otra reunión de oración ocurrida en Liberty, Pennsyilvania. En círculo habíamos orado
por la gente sin alcanzar ¿de nuestro mundo. Supimos, mientras orábamos que Jesucristo mismo estaba
en medio de nosotros. Y dijo: ¡Id al Perú!
Ahora, seis años después al final de otra reunión de oración, supe que esta reunión de oración no
habría ocurrido si no hubiéramos escuchado y obedecido el mandato del Señor en Liberty de
emprender una obra misionera en Perú.
Esta noche escuché a niños con sus rostros inclinados sobre el frío y húmedo suelo intercediendo en
oración ferviente por el pueblo en Norte América. Seis años antes nosotros también habíamos orado
fervientemente por la gente del Perú.
Aunque estaba absorto ante la belleza de la Cruz del Sur pendiente sobre nosotros desde aquel frío
cielo, también escuchaba atentamente a la joven pareja que había sido arrojada de su hogar cuando
creyeron por primera vez en Jesucristo.
Les oí describir el poder del evangelio en sus propias vidas, en la recién creada iglesia, y en su
aldea.
Fui bautizado con gozo.
¡Qué privilegio, qué don de la gracia poder asociarnos con el Espíritu en la obra misionera del
Señor Jesucristo!.
Reflexión
1. ¿Quién es la gente que no ha sido alcanzada? ¿Qué debiera hacer su congregación o misión en
relación a tales grupos de personas? (Ro. 15:20).
2. Reflexione en la interacción entre la oración y la planificación de la misión en Perú.
3. ¿Por qué es importante que los misioneros comprendieran la cultura y religión Quechua?
Describa la cultura y valores de la gente en su comunidad (Hechos 17:22–23).
4. Considere las ventajas de que misioneros de otros países, fuera de los Estados Unidos, se
integren al equipo misionero.
5. ¿Por qué es importante la misión a ciudades como Cuzco al planificar una misión fructífera a
cualquier región del mundo? Considere la importancia de las ciudades en su vida y comunidad. ¿Por
qué Jesús ordenó a sus discípulos comenzar la primer obra misionera en Jerusalén?
6. Haga comentarios sobre la siguiente declaración: el relato del Perú en este capítulo es una
continuación de los Hechos bíblicos. Considere las formas en las que la obra misionera de su
congregación es una prolongación del libro de los Hechos (Hechos 13:1–3).
7. ¿Qué queremos decir con una misión integral? ¿De qué formas es integral la Misión de los
Siervos del Amor en Perú? ¿Hasta qué punto está su congregación comprometida en una misión
integral localmente y globalmente? (Lc. 4:16–21).
***
Escrituras sugeridas: Mateo 24:14; 28:16-20; Hechos 1:1-8; 6:1-7; 13:1-3; Filipenses 4:14-19;
Apocalipsis 5:9-10.
APENDICE:
El manifiesto de Manila
1. Afirmamos nuestro continuo compromiso al Pacto de Lausana como base de nuestra cooperación
con el movimiento de Lausana.
2. Afirmamos que a través de las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento Dios nos ha conferido
una revelación autorizada de su carácter y voluntad, de sus actos redentores y su significado, y de su
mandato para las misiones.
3. Afirmamos que el evangelio bíblico es el perdurable mensaje de Dios para nuestro mundo, y
determinamos defenderlo, proclamarlo y encarnarlo.
4. Afirmamos que los seres humanos, a pesar de haber sido creados a imagen de Dios, son
pecadores y culpables, que sin Cristo están perdidos, y que esta verdad es un pre-requisito del
evangelio.
5. Afirmamos que el Jesús histórico y el Cristo de gloria son la misma persona, y que este
Jesucristo es absolutamente único, pues sólo él es Dios encarnado, el que lleva nuestros pecados, el
vencedor de la muerte y el juez que viene.
6. Afirmamos que Jesucristo tomó nuestro lugar en la cruz, cargó nuestros pecados y murió nuestra
muerte; y que por esta razón. Solamente Dios puede perdonar a los que son llevados al arrepentimiento
y a la fe.
7. Afirmamos que otras religiones e ideologías no son sendas alternativas que conduzcan a Dios, y
que la espiritualidad humana, si no es redimida por Cristo, no lleva a Dios sino a juicio, pues Cristo es
el único camino.
8. Afirmamos que debemos mostrar visiblemente el amor de Dios cuidando de aquellos que carecen
de justicia, dignidad, alimento y abrigo.
9. Afirmamos que la proclamación del reino de Dios de justicia y paz exige que sea denunciada
toda injusticia y opresión, tanto personal como estructural; nosotros no esquivaremos este testimonio
profético.
10. Afirmamos que el testimonio de Cristo impartido por el Espíritu Santo es indispensable en la
obra evangelizadora y que sin su acción sobrenatural, no son posibles ni el nuevo nacimiento ni la
nueva vida.
11. Afirmamos que la guerra espiritual demanda armas espirituales; que debemos predicar la
palabra en el poder del Espíritu, y orar constantemente para que podamos participar de la victoria de
Cristo sobre los principados y potestades del mal.
12. Afirmamos que Dios ha comisionado a toda la iglesia y a cada miembro para dar a conocer a
Cristo en todo el mundo; anhelamos ver que todos los laicos y personas ordenadas sean movilizadas y
entrenadas para cumplir esta tarea.
13. Afirmamos que nosotros, los que nos llamamos miembros del cuerpo de Cristo, debemos
trascender las barreras de raza, género y clase dentro de nuestro compañerismo.
14. Afirmamos que el Espíritu Santo reparte sus dones entre todo el pueblo de Dios, mujeres y
hombres, y que su asociación en la evangelización debe ser aceptada con beneplácito para el bien
común.
15. Afirmamos que nosotros los que proclamamos el evangelio, debemos ejemplificarlo en una vida
de santidad y amor; de lo contrario, nuestro testimonio pierde credibilidad.
16. Afirmamos que cada congregación cristiana debe volcarse hacia fuera a su comunidad local en
testimonio evangelístico y en servicio compasivo.
17. Afirmamos la necesidad urgente de que iglesias, agencias misioneras y otras organizaciones
cristianas cooperen en el evangelismo y en la acción social, repudiando toda competencia y evitando la
duplicación.
18. Afirmamos que es nuestro deber estudiar la sociedad en que vivimos, para comprender sus
estructuras, valores y necesidades y así desarrollar una estrategia apropiada para la obra misionera.
19. Afirmamos que la evangelización mundial es urgente y que es posible alcanzar a los pueblos
que aún no han sido tocados por el Evangelio. Por lo tanto resolvemos que durante la última década del
siglo veinte, nos dedicaremos a esas tareas con renovada determinación.
20. Afirmamos nuestra solidaridad con los que sufren por el evangelio, y buscaremos prepararnos
para la misma posibilidad. También trabajaremos por la libertad religiosa y política en todo lugar.
21. Afirmamos que Dios está llamando a toda la iglesia para que lleve todo el evangelio a todo el
mundo. Por lo tanto, determinamos proclamarlo fielmente, urgentemente y sacrificialmente hasta que
Jesús vuelva.
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