Rafael Rodrigo Fernández

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OPERACIONES ANTI GUERRILLERAS EN LA ASTURIAS DE

POSGUERRA

RAFAEL RODRIGO FERNÁNDEZ


UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID

1. ANTECEDENTES

En octubre de 1937 se desarrolló la ofensiva final en el Frente


Norte (Salas, III, XXIV). Las tropas franquistas llegaron a las
cercanías de Villaviciosa, el 19 de ese mismo mes. Al día siguiente el
Consejo Soberano de Asturias y León ordenaba, tras celebrar su
última reunión, la evacuación por mar de las principales autoridades
civiles y militares, además de muchos líderes políticos y sindicales, y
algunos milicianos de las unidades que habían sido clasificadas cómo
de mayor calidad militar de entre las tropas del Ejército de Asturias,
incluyendo a todos los jefes de batallón.

Pese a contar con barcos con capacidad para transportar hasta


50.000 hombres, según expuso en la citada reunión el coronel Prada,
jefe del Estado Mayor de dicho Ejército, solamente serían unos 12.000
los que conseguirían forzar el bloqueo y llegar a puertos franceses.

La campaña del Cantábrico concluyó el 21 de octubre de 1937,


cuando las tropas franquistas ocuparon Gijón y Avilés, donde las
autoridades militares republicanas que habían quedado atrás se vieron
obligadas a capitular, rindiéndose unos 9.000 milicianos. Desde
entonces y hasta la finalización de la Guerra Civil, oficialmente el 1
de abril de 1939, muchos republicanos tuvieron que echarse al monte
huyendo de la represión, la cárcel y en numerosos casos del pelotón de
fusilamiento.

Ya lo habían hecho dos veces anteriormente en el Principado.


La primera durante la huelga revolucionaria de agosto de 1917 y
posteriormente, de forma mucho más virulenta, en la revolución de
octubre de 1934. Y en sendas ocasiones las fuerzas de orden público y
el ejército tuvieron que proceder a la persecución y limpieza de los
montes asturianos.
202 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

Para sofocar esta última sublevación el gobierno tuvo que enviar


varias columnas de tropas: una desde el Protectorado de Marruecos, al
mando del teniente coronel Juan Yagüe, que desembarcó en Gijón el 7
de octubre. De Galicia partió la columna del general López-Ochoa;
otra más de León, bajo las órdenes del general Bosch, que fue la
primera en operar a partir del 5 de octubre, y una cuarta desde
Santander, con tropas procedentes de Bilbao, mandadas por el teniente
coronel Solchaga. En Madrid dirigieron las operaciones los generales
Franco y Goded, que ya tenían experiencia previa en los combates de
1917 (García Gómez, 2010).

El principal objetivo de los huidos de 1937 fue sobrevivir, y no


tanto el establecimiento de una lucha armada o resistencia organizada
que llevase a la caída del nuevo régimen1. Para ello contaron con la
ayuda inestimable de amigos y familiares, los cuales, actuando como
enlaces, les suministraban información, alimento, ropa y todo lo
necesario para subsistir en el monte. Al poco tiempo comenzaron a
realizar lo que ellos denominaban golpes económicos y las
autoridades sencillamente robos, creando gran inseguridad en la zona.

Existe gran desconocimiento de los años iniciales de los huidos,


especialmente entre los años 1939 y 1942, fecha a partir de la cual se
hizo cargo de su persecución la Guardia Civil.

Asturias fue uno de los focos más activos de resistencia armada


durante la década de los cuarenta. Entre 1937 y 1939 la cifra de huidos
frisó los dos millares, repartidos por casi toda la región, pero con
mayor presencia en el área delimitada por las sierras del Aramo y
Peñamayor. Fue tan elevada la concentración de personas que
militares franquistas, como Eduardo Munilla, reconocieron que sólo
en Asturias constituyeron un verdadero problema. En cuatro años, las
fuerzas franquistas redujeron el colectivo a medio centenar de
individuos, que solían actuar en solitario u organizados en pequeñas

1
El término más adecuado para denominar a estas personas es el de huidos,
que fue el empleado por las autoridades militares en la documentación
oficial para referirse a ellos. Maquis haría referencia a guerrilleros
retornados desde Francia a partir de los años cuarenta. Por comodidad en la
redacción del texto y para evitar reiteraciones, se irán alternando distintos
términos ⎯huidos, guerrilleros, maquis o republicanos⎯, pero siempre
considerando el de huidos como el verdaderamente correcto.
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 203

partidas inconexas. La elaboración de planes de evasión y la lucha por


la supervivencia marcaron una etapa caracterizada por la escasa
actividad organizativa y política (García Piñeiro, 2008, 233).

Así pues, en el caso asturiano, lo fundamental, sería fijar la


situación de las principales partidas y conocer el número de huidos en
los montes. Para ello se ha consultado documentación inédita de las
operaciones desarrolladas por la denominada Columna de
Operaciones de Asturias entre agosto de 1939 y marzo de 1940, bajo
el mando del general Pablo Martín Alonso, gobernador Militar de
Oviedo, pudiendo por primera vez, gracias al acceso a documentación
reservada y secreta, intentar responder a algunas de estas incógnitas.

2. LA COLUMNA DE OPERACIONES DE ASTURIAS

La situación a finales de agosto de 1939 en la provincia de


Asturias, si bien no podía ser calificada de grave, era al menos
inquietante para las fuerzas de orden público. En determinadas zonas,
los guerrilleros controlaban el territorio y lejos de ser una situación
que tendiese a mejorar o al menos a estabilizarse parecía que se
agravaría en un futuro cercano, escapando así nuevas zonas al control
del régimen.

Cuando se dieron por concluidas la primeras tareas de limpieza


de los montes en 1938, la administración de orden público y las
fuerzas militares regulares pasaron a la situación de normalidad, en
espera de que finalizase la guerra y que la reestructuración política y
militar del nuevo régimen acarrease el fin definitivo de todas las
actividades de los huidos en el Principado.

El general Palenzuela fue nombrado gobernador militar de


Asturias, pero de su autoridad quedó desligado el mantenimiento del
orden público, que ejercería un delegado. Además, las fuerzas de
seguridad ⎯Guardia Civil, Guardia de Asalto y Policía Gubernativa
⎯, más el Servicio de Información y Policía Militar (SIPM), las
milicias de FET y de las JONS y las fuerzas militares comenzaron a
actuar cada una en su propia esfera de influencia sin coordinar
esfuerzos, actividades o información.
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GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

Los efectivos militares quedaron dispersados en unos 180


destacamentos, estando constituido el mayor de ellos por un sargento
y doce soldados, número muy inferior al necesario para desarrollar
operaciones militares de envergadura.

En esas circunstancias, faltos del armamento necesario y sin


posibilidad de obtener informaciones fidedignas de los huidos se
dedicaron a intentar evitar las acciones guerrilleras con su mera
presencia en mercados, aldeas y lugares, así como a intentar dar
respuesta cuando se producía una acción de los republicanos,
lógicamente con muy poco éxito, debido al desconocimiento del
terreno y, en más de una ocasión, a encontrarse en inferioridad
numérica con respecto a las partidas.

El 22 de agosto de 1939, por orden del Generalísimo y con la


aprobación del ministro del Ejército, general José Enrique Varela, se
nombró gobernador militar de Asturias al general de brigada Pablo
Martín Alonso, quien, además de tomar el mando de las unidades
desplegadas en la provincia, se puso al frente de una columna de
operaciones, compuesta por 16 tabores de regulares, cuatro grupos de
artillería, una sección de trasmisiones, dos de automóviles y los
necesarios servicios de Intendencia y Sanidad2. La misión de esta
columna sería limpiar de partidas de guerrilleros los montes asturianos
durante los meses siguientes3.

2
Siendo coronel, Martín Alonso encabezó la sublevación de la guarnición de
La Coruña en julio de 1936, deteniendo al general Salcedo y organizando las
columnas que socorrieron la guarnición de Oviedo. Ascendido a general,
mandó la 83.ª División de Infantería del Cuerpo de Ejército de Galicia,
participando en la batalla del Alfambra y ocupando Castellón de la Plana.
Terminada la guerra fue nombrado gobernador militar de Oviedo, y
posteriormente ser jefe de la Casa Militar del Generalísimo, director general
de la Guardia Civil y capitán general de Cataluña. En 1962 fue designado
ministro del Ejército, cargo que desempeñó hasta 1964, año en que falleció
(Alonso, 2005, 467).
3
Entre 1937 y 1938 operó otra columna que persiguió a los huidos durante
varios meses. La integraban 15 tabores de Regulares, ocho batallones de
Infantería y un grupo de obuses de 105/11, distribuidos en seis
circunscripciones: Cangas de Narcea, Grado, Infíesto, Lugo, Mieres y
Ponferrada (Aguado, 1976).
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 205

Pocos días después de tomar el mando, el general Martín


Alonso remitió, por mano del comandante Julián García Pumarino,
una nota informativa al ministro en la que indicaba que el “estado
actual de esta provincia es verdaderamente lamentable”4.

Consideraba que las raíces del problema eran profundas y


difíciles de solucionar. Confiaba en obtener buenos resultados con la
acción militar, pero advertía de que se perderían sus efectos
beneficiosos si no existía continuidad en el tiempo, volviéndose a la
situación de partida. La comunicación entre ambos fue fluida y
constante, vía telefónica, durante el transcurso de las operaciones.

Mientras llegaba la totalidad de las tropas, Martín Alonso no


permaneció inactivo y a la expectativa: con las unidades que tenía ya
bajo su mando fue operando durante la primera quincena del mes de
septiembre de 1939. En primer lugar, se emprendió la tarea de
conformar el servicio de información e investigación en las zonas
asignadas a cada agrupación con la finalidad de confeccionar informes
de las actividades de las personas que servían de enlace con los
huidos.

Las tropas también comenzaron a tomar conocimiento del


terreno y de las principales carreteras, caminos y sendas. Además, se
procedió a recorrer de forma minuciosa las zonas pobladas de las
regiones de Cangas de Onís, Infiesto, Mieres y Pola de Siero,
montando servicios de vigilancia, patrullas de reconocimiento y
emboscadas. Finalmente, se registraron los caseríos más alejados de
las aldeas y pueblos, aquellos más próximos a la montaña, aislando los
macizos de Cigar, Cordal de Urríes, Granda, Longalende, Peña Mayor
y las sierras de Qués y San Memé, zonas en las que se tenía constancia
de la presencia de guerrilleros. El balance, en esos primeros días, fue
de un huido muerto, 19 detenidos, varios de ellos armados, dos
presentados de forma voluntaria y ocho detenidos por “auxilio a la
rebelión”5.

4
Nota mecanografiada del gobernador militar de Asturias al ministro del
Ejército. Oviedo, 3 de septiembre de 1939: Archivo Municipal de Cádiz,
Fondo Varela. (en notas sucesivas AMC-FV), 95-1, 244.
5
Partes de Novedades de la Columna de Operaciones de Asturias al
Ministerio del Ejército, Estado Mayor del Ejército (EME), 3.ª Sección,
206 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

El primer problema al que se tuvo que enfrentar el nuevo


gobernador militar fue el del total desconocimiento del verdadero
número de huidos en los montes asturianos. Faltaban datos y las
estimaciones iniciales los situaban entre 1.500 y 2.000. A priori
Martín Alonso y su Estado Mayor daban por buena la cifra de 1.500,
sin embargo, conforme fueron completando datos las unidades de
información y los interventores, esta cifra aumentaría.

El primer informe de la inteligencia militar, de fecha muy


temprana: 25 de agosto de 1939, estimaba en 1.670 la cifra total de
huidos. Entre los que se encontraban unos 400 hombres procedentes
de los batallones de trabajadores, liberados de los campos de
concentración, evacuados y llegados de otras provincias.

Las partidas se localizaban en cinco grandes zonas: Llanes,


Luarca, Mieres, Pola de Lena y Sama de Langreo. Entre sus líderes,
destacaban dos ex capitanes del Ejército Popular de la Republica
⎯Rojo y Castaños⎯, así como el ex teniente coronel de Estado
Mayor Ursino Argüelles Valles, el cual, tras once años huido en el
monte, huyó a Francia en 1948, donde falleció años después6.

Burgos, 1-14 de septiembre de 1939. Archivo General Militar de Ávila, (en


notas sucesivas AGMAv), Maquis, Organización, 21.034.
6
Relación numérica de huidos existentes en los montes de esta provincia,
elaborada por la Dirección General de Orden Público, a partir de la remitida
por el Gobierno Militar de Asturias el 25 de agosto de 1939, firmada por el
jefe de Estado Mayor de la Columna de Operaciones, teniente coronel
Carlos Marín de Bernardos: ibídem, 21.035.
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 207

Tabla n.º 1: Huidos en los montes de Asturias


(finales de agosto de 1939)

Zonas y áreas de Número Jefes de partida detectados


actuación
Gijón
Pola de Siero 40
Luarca
Bimeda 28 “El Gaitero”
Cangas-Dagaña-Ibies “Los Capones de Bimeda”
hasta los límites con
Lugo
Ibias 27 Antonio Vereda Álvarez
San Antolín 10
Tineo y Somiedo 25 Capitán Castaño
Mieres Como jefe de todas las partidas de la
zona de Mieres se apuntaba a Urso
Argüelles Valles, vecino de Entrerríos
(Mieres), teniente coronel de Estado
Mayor del ejército rojo (sic)
Ablaña 10
Carraspiente 8
Mieres 45
Olloniego 43
San Tirso 6
Santo Emiliano 21
Santullano 17
¿Tu von? [ilegible] 40
Pola de Lena
Boo 7
Bustiello 8
Cabañaquinta 9
Caborena 10
Callanzo 16
208 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

Zonas y áreas de Número Jefes de partida detectados


actuación
Campomanes 10
Morada 37
Pajares 7
Pola de Lena 20
Ujo 8
Sama de Langreo
Bimenes 28
Cabrales-Covadonga 20 Coya “Sacatripas”
Espiñaredo y Peña Mayor 24 Ramón Peruyero González
La Hueria 79
Nava 23
Paya de los Lobos 50
Peña Mayor 43
Prisde 14 Capitán Rojo y Benjamín
Sama de Langreo 60 Luis Camblor González
San Martín del Rey 40
Aurelio
San Tirso 76 José Varela Varela
Santa Bárbara 40 Manuel Fernández “Florez”
Savares 61 Rodolfo Palomo Llerandi
TOTAL 1.270

Fuentes: Informes de la Delegación de Orden Público de Oviedo, Gobierno


Militar de Asturias y Estado Mayor de la Columna de Operaciones. Elaboración
propia.

Aunque no se puede hablar de una verdadera coordinación entre


las distintas partidas, ni de la existencia de órganos conjuntos de
mando, los guerrilleros habían optado por denominar a su movimiento
“Ejército de la Reconquista”. Con sus actuaciones dominaban algunas
zonas de la provincia y eran los verdaderos dueños de la montaña.
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 209

En Asturias, durante los primeros meses de 1939, primaba el


deseo de venganza de los vencedores, especialmente de los que habían
sufrido algún tipo de daño, personal o material, por parte de
milicianos o autoridades republicanas durante la guerra. En muchas
ocasiones, se procedía al asesinato de los republicanos sin esperar al
fallo de los tribunales e incluso sin respetar sus sentencias, lo que hizo
que muchos de ellos, lejos de pensar en retornar a sus localidades,
prefiriesen permanecer escondidos en los montes.

En algunas ocasiones, las fuerzas de orden público y otros


elementos suplantaron igualmente a la administración de justicia,
fomentando con hechos tan reprobables la recluta de huidos,
impulsando a otros a echarse al monte y retrayendo a los que, estando
en él, hubieran deseado presentarse7

Ante tal situación, Martín Alonso planteó inicialmente una


doble vía de actuación. De una parte, dificultar las condiciones de vida
de los huidos, haciendo su día a día lo más complicado y difícil
posible, y de otra, establecer un denso servicio de información. Como
ambas medidas requerían de un cierto tiempo para consolidarse, lo
más urgente para las fuerzas gubernamentales fue recuperar la
iniciativa y la confianza de la población. En ese ambiente comenzaron
las primeras batidas. Se aislaron las principales zonas de actuación de
los guerrilleros y, sobre todo, se abordó la vital tarea de elaborar un
censo, lo más detallado posible, del número de huidos, su situación,
partidas y mandos.

Simultáneamente, se aplicó una doble política: por un lado,


extrema benevolencia para los que entregasen las armas y, por otro,
castigo máximo, normalmente juicio sumarísimo con pena de muerte,
para los capturados en lucha (Suarez, 2005, 79).

La llamada Orden de Organización número 1 precisó la


estructura de la Columna de Operaciones de Asturias. Su mando
correspondía al general Martín Alonso, auxiliado por un Cuartel

7
Cuerpo de Ejército de Castilla, Columna de Operaciones de Asturias, Estado
Mayor. Informe número 3. Documento número 1. Primera Parte: Situación
inicial. Oviedo, 23 de marzo de 1940: AMC-FV, 95-1, 275. El documento
fue redactado por el propio general Martín Alonso, sobre la base de los
informes remitidos al ministro Varela.
210 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

General, bajo el mando de su jefe de Estado Mayor, teniente coronel


Marín de Bernardo, y la integraban cinco agrupaciones, de entidad
aproximada a un regimiento8:

- 1.ª Agrupación: bajo el mando del teniente coronel Vicario y


concentrada inicialmente en Cangas de Onís, estaba integrada por
los Tabores de Regulares de Alhucemas n.os 1, 3 y 5 y Larache n.º
4.
- 2.ª Agrupación: bajo el mando del teniente coronel Rafael Hierro
y concentrada inicialmente en Infiesto, estaba integrada por los
Tabores de Regulares de Ceuta n.os 2 y 5 y Alhucemas n.º 4.
- 3.ª Agrupación: bajo el mando del coronel Severino Pacheco y
concentrada inicialmente en Pola de Siero, estaba integrada por los
Tabores de Regulares de Tetuán n.os 1, 7 y 9.
- 4.ª Agrupación: bajo el mando del teniente coronel Amador
Regalado y concentrada inicialmente en Sama de Langreo, estaba
integrada por los Tabores de Regulares de Melilla n.º 4 y de Ceuta
n.º 9, más una de las banderas de FET de Asturias.
- 5.ª Agrupación: bajo el mando del teniente coronel Emilio
Torrente y concentrada inicialmente en Mieres, estaba integrada
por los Tabores de Regulares de Larache n.º 2, Tetuán n.º 5 y
Melilla n.º 6.

Cada una de ellas contaba también con una compañía de asalto,


una batería de artillería de 105/11, un pelotón de trasmisiones, cuatro
camiones y cinco artolas. Además, bajo el mando directo del jefe de la
columna estaba el Tabor de Regulares de Larache n.º 8, estacionado
en Pola de Laviana, una batería de 105/22, dos de 75/28, dos
secciones de automóviles, cinco ambulancias, cinco artolas y una
sección de Intendencia9.

El traslado de los tabores correría a cargo del propio ministerio


del Ejército, así como de uno de los grupos de artillería de 105/11 y
del personal para los grupos de 77/24 de la 4.ª y 5.ª División, al objeto
8
Orden de organización número 1 de la 1.ª Sección del Gobierno Militar de
Asturias. Oviedo, 28 de agosto de 1939: AMC-FV, 95-1, 251 y 252.
9
Para la composición de los tabores, grupos de artillería y demás unidades,
según las plantillas oficiales (Rodrigo, 2010).
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 211

de completar la plantilla de los grupos de artillería. Dado que todavía


no se había procedido a la restructuración de las nuevas unidades, en
las órdenes de traslado figuraban como divisiones de origen las
existentes al final de la Guerra Civil.

Las dos secciones de automóviles y los servicios de Intendencia


y Sanidad fueron facilitados por la VII Región Militar, con cabecera
en Valladolid, y de la cual dependía administrativamente la provincia
de Asturias. A tal fin, se dispuso que unidades de la 71.ª División, con
cuartel general en Valladolid, y de la 72.ª, en León, colaborasen en las
operaciones. La sección de trasmisiones fue trasladada por el propio
ministerio, procedente del Regimiento de Trasmisiones n.º 1,
acuartelado en El Pardo (Madrid).

Dos iban a ser las principales zonas de operaciones:

- Zona A: al sureste de Oviedo, con su centro en Pola de Laviana y


sus límites en la línea Cangas de Onís-Infiesto-Pola de Siero-
Mieres-Pola de Lena-Lillo-Tarnala. Las tropas de guarnición en
Oviedo sellarían el lado occidental, mientras que las situadas en la
provincia de León, pertenecientes a la VII Región Militar, harían
lo propio por el sur.
- Zona B: al suroeste de la capital, entre Belmonte y Pola de
Somiedo. La zona occidental sellada por las tropas de la VIII
Región Militar, con sede en La Coruña, participando en la
operación la 82.ª División de Infantería, con su cuartel general en
Lugo.

Tras terminar de organizarse, las cinco agrupaciones ocuparon


sus posiciones de partida a principios de septiembre de 193910.

Conviene destacar que solamente intervino una bandera de


Falange en toda la operación. Lo cierto es que las autoridades
militares siempre dejaron meridianamente claro que el mando, durante
y después de la guerra, correspondía al Ejército. Por ello ya se

10
Orden particular de la 3ª Sección del EME para el general jefe de la VIIª
Región Militar. Madrid, 22 de agosto de 1939: AMC-FV, 95-1, 243. En el
margen y manuscrita aparece la palabra “aprobada” y al pie, la firma del
ministro del Ejército, general Varela.
212 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

procedió, en fecha tan tempana como el 20 diciembre de 1936, a la


militarización de las unidades voluntarias de Falange, las cuales
quedaron subordinadas y regidas por el Código de Justicia Militar,
pasando a mandarlas militares profesionales11. El mando teórico
quedó en manos del general Franco y su primer jefe efectivo fue el
general de brigada de caballería José Monasterio Ituarte.

Posteriormente, en la reorganización militar de verano de 1939,


Varela, con el visto bueno del Franco, ordenó la disolución de todas
las unidades de voluntarios de Falange, inclusive las mixtas hispano-
italianas de flechas, pasando todo su armamento, material y personal a
las nuevas unidades de línea que se estaban creando12. Para las tareas
de orden público se prefirió a la Guardia Civil, a la que se incorporaría
el disuelto Cuerpo de Carabineros en 194013.

Esta preponderancia militar en la defensa del régimen, en


detrimento de las milicias del partido único, FET y de las JONS,
contrasta con la situación, por ejemplo, de Italia, donde el Partido
Nacional Fascista contaba con una organización paramilitar, la Milizia
Volontaria per la Sicurezza Nazionale (MVSM), que desarrolló
importantes tareas de orden público, entre otros cometidos, incluyendo
la creación de divisiones de línea que participaron en operaciones
militares durante la Guerra Civil española, encuadradas en el Corppo
di Trupe Volontarie (CTV) y en los principales escenarios de la
Segunda Guerra Mundial, como Grecia, Libia o el Frente del Este14.

Hubo que tomar medidas rápidas y enérgicas con el objetivo de


ir corrigiendo la situación en Asturias mientras llegaban las unidades y

11
Decreto n.º 112, por el que se aprueba el Reglamento para el Servicio de las
Milicias Nacionales y Fuerzas Auxiliares. Boletín Oficial del Estado, n.º. 64,
de 22 de diciembre de 1936, 456.
12
Instrucción reservada del general jefe del EME, Carlos Martínez Campos,
Sobre reorganización del Ejército y acoplamiento de las nuevas unidades.
Burgos, agosto de 1939: AGMAv, Plantillas, Organización, 23.011.
13
Las plantillas de la nueva organización de la Guardia Civil en: AGMAv,
Estadística y Organización, 22.411.
14
En 1943 tras la rendición de Italia y la creación de la República Social
Italiana, el gobierno de Mussolini creó un ejército propio, armado y
adiestrado por Alemania, sobre la base de las unidades de camisas negras
que quedaron en la zona controlada por las potencias del Eje (Meldi, 2008).
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 213

se desplegaban en sus puntos de reunión. A tal efecto, se impartieron


instrucciones al delegado de Orden Público para que reprimiera las
actividades de los huidos, principalmente con el objeto de conseguir
un cierto control y que descendiese el número de atracos, los cuales se
consideraba que se producían con la ayuda de enlaces en los pueblos,
especialmente en los días de mercado15.

Con el mismo fin, se tomaron varias medidas coercitivas, como,


por ejemplo, compensar a los expoliados mediante una derrama entre
los desafectos de la localidad, equivalente al doble del importe
sustraído. Todo ello en el entendimiento de que se compensaría
únicamente a los considerados afectos al régimen y en ningún caso a
los tachados de desafectos; además, se comprobaría meticulosamente
que se habían tomado todas las medidas necesarias para evitar la
sustracción, que se había mostrado diligencia en la comunicación a las
autoridades y también colaboración con ellas.

En caso de constatarse la más mínima negligencia o, casi peor,


que el robo intentaba en el fondo encubrir alguna ayuda a los huidos,
se procedía a la detención del atracado, de las personas consideradas
como desafectas de la localidad e incluso de los familiares de los
huidos, aunque estos nada tuviesen que ver con el incidente.

Se extremaron las precauciones en cuanto a registros o el uso de


uniforme por parte del personal de FET y de las JONS no estando de
servicio, ya que ello era aprovechado por los guerrilleros. Se
intensificaron las labores de vigilancia en mercados, bancos e
instalaciones susceptibles de ser atracadas, también se incrementó la
escolta de las personas que transitasen por los caminos con sumas
importantes de dinero.

Por otro lado, se consideró que la llegada de las tropas sería


interpretado por las partidas como el inicio de una operación de
limpieza de los montes y que tratarían de buscar zonas más seguras o
de refugiarse en las mismas poblaciones.

15
Instrucción reservada de la 2.ª Sección de la Columna de Operaciones de
Asturias dirigida al delegado de Orden Público y destinada a reprimir las
actuaciones de los huidos. Oviedo, 29 de agosto de 1939: AMC-FV, 95-1,
254-256.
214 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

Con el fin de prevenir esto se intensificaron los puestos de


control en las vías de comunicación y en los accesos a las poblaciones,
cubriendo todos los caminos, veredas y lugares favorables para la
observación, exigiéndose la presentación de la documentación a
cualquier persona, incluidos jefes y oficiales del Ejército y miembros
de Falange.

A los jefes de las agrupaciones se les remitió, con carácter


secreto, la denominada Instrucción General para los Jefes de Sector,
precisando las zonas a limpiar de huidos y concediéndoles el mando
de todas las fuerzas del Ejército, la Guardia Civil, la Guardia de
Asalto y las Milicias presentes en su demarcación, asumiendo, así
mismo, las funciones de orden público16.

Se les encomendaron tres cometidos a desarrollar en el seno sus


demarcaciones. El primero de ellos se refería a las operaciones
militares propiamente dichas, debiendo efectuar reconocimientos
constantes, organizar la vigilancia y seguridad y realizar batidas
continuas a fin de detener y neutralizar al mayor número de huidos
posible. Estas operaciones, entonces llamadas de “rastrilleado” y
actualmente denominadas de ‘batida y cerco’, ya habían sido
desarrolladas por el ejército español desde el siglo XIX, como
consecuencia de las guerras carlistas y con mayor o menor resultado.
Su eficacia mejoró en Cuba, gracias a la iniciativa del capitán general
Valeriano Weyler, donde se obtuvieron buenos resultados, y se
perfeccionó en el Protectorado de Marruecos durante las guerras del
Rif. Eran, por lo tanto, operaciones militares conocidas y que ya
habían sido desarrolladas por las unidades y por los jefes y oficiales
veteranos del ejército, aunque no existiese una doctrina táctica al
respecto.

El segundo, distintas actuaciones en materia de orden público, al


presuponer que la acción militar induciría a los guerrilleros a buscar
nuevos refugios, incluso en pueblos y aldeas. Para impedirlo, se
estrechó la vigilancia sobre estas, realizando frecuentes registros y
solicitando a toda persona el Carnet de Orden Público, predecesor del

16
Instrucción General Secreta de la 2.ª y 3.ª Sección del Estado Mayor de la
Columna de Operaciones dirigida a los Jefes de Sector. Oviedo, 30 de
agosto de 1939: ibídem, 257-260.
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 215

Documento Nacional de Identidad, creado en 1944, e incluso


reteniéndoles, durante el tiempo que fuese preciso, en caso de tener
dudas sobre la coincidencia de los datos, para cotejar las huellas
dactilares.

Para evitar que los huidos se infiltrasen en las zonas habitadas


por puntos alejados de las vías de comunicación, se crearon patrullas
volantes, tanto militares como de fuerzas de orden público e incluso
con personal de FET y de las JONS. En las localidades, se ordenó
revisar minuciosamente los libros de registros de personas en hoteles,
fondas, hospederías y cualquier establecimiento que tuviese ese tipo
de funciones. Igualmente, se amplió el servicio de vigilancia, dotado
de todo el personal que fuese necesario, en los locales de distracción y
esparcimiento, inclusive las casas de prostitución, así como en
estaciones de ferrocarril, taquillas expendedoras de billetes, trenes y
autobuses de línea.

Para evitar que los huidos se pudiesen aprovechar de los


cambios de turno en las minas, se unificaron las horas de relevo en
todas ellas, de forma que se pudiese controlar mejor al personal en
tránsito. Finalmente se dispuso, caso de considerarse necesario, el
alejamiento de los familiares de los huidos y de cuantas personas se
tuviese la más leve sospecha de que les ayudaban.

La tercera de las tareas, que se demostró como fundamental, fue


la recopilación de información, ya que en ese momento se desconocía
la cantidad y localización de las distintas partidas. Se montó una
extensa red, utilizando, incluso, a la milicia de segunda línea de FET y
de las JONS para tareas de control17. Se utilizaron los informes de la
Guardia Civil, de los miembros de Falange y de toda aquella persona
se mostrase dispuesta a colaborar, para elaborar un fichero de cuantos
estuviesen ausentes de sus domicilios. También se comenzó a realizar
un detallado informe con los nombres de los mandos de cada
agrupación guerrillera, zona de actuación y componentes. Terminada
esta tarea, se detectó la existencia de 3.431 personas que faltaban de

17
Unidades creadas durante la Guerra Civil para el control y seguridad de la
retaguardia. Al finalizar la guerra contaban con unos 140.000 hombres,
aunque no todos ellos en activo (Casas, II, 855-870).
216 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

su domicilio habitual, aunque ello no quisiera decir que todos


formasen parte de las partidas18.

Todo ello fue posible gracias al establecimiento de un Plan de


Información, redactado por el Estado Mayor de la Columna de
Operaciones. Se nombró a un oficial responsable en cada agrupación
del servicio de información y caso de ser necesario se
compartimentaría el área de operaciones de cada agrupación, lo que
implicaba la designación de un responsable de información para cada
sub-sector que reportaría a la Plana Mayor. Cada uno de ellos debía
redactar un Plan de Investigación, dando prioridad a la urgencia que
representaba la detección de los huidos y sus enlaces.

Así mismo, cada agrupación compiló toda la información


obtenida en Boletines de Información. Toda noticia de relevancia se
comunicaba diariamente, a las ocho de la tarde, a los jefes de Estado
Mayor de cada sector vía telefónica y, a la mañana siguiente, a
primera hora, se enviaban los partes de confirmación, por escrito, por
el medio más rápido disponible.

El 1 de septiembre de 1939 se cursó la Instrucción de


Operaciones n.º 1, dirigida a ocupar y reconocer la zona oriental en
tres fases. La primera de ellas en el sector establecido en la Orden de
Organización n.º 1, citada anteriormente; en la segunda, se avanzaría
hasta el río Nalón, y en la tercera y última, hasta el límite de la
provincia19.

Cada una de las zonas se dividió en compartimentos, tomando


en consideración los aspectos topográficos, las vías de comunicación y
la situación de los núcleos habitados. En cada una de esas áreas se
debía constituir una unidad para inicialmente rodear y batir una
porción de terreno y posteriormente montar un servicio de
información y vigilancia que permanecería en ella después del paso de
las tropas regulares.
18
Cuerpo de Ejército de Castilla, Columna de Operaciones de Asturias, Estado
Mayor. Informe número 3. Documento número 1. Segunda Parte: Labor
desarrollada. Oviedo, 23 de marzo de 1940: AMC-FV, 95-1, 276.
19
Instrucción secreta de operaciones número 1 con objeto de realizar los
movimientos preparatorios de tropas dada por la 3ª Sección de la Columna
de Operaciones. Oviedo, 1 de septiembre de 1939: ibídem, 261-264.
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 217

Los compartimentos estaban completamente aislados del terreno


que los rodeaba y además se procedió al sellado, en el interior, de la
zona habitada, evitando así que los huidos pudieran ocultarse o recibir
ayuda de la población. En cada localidad se estableció una oficina de
intervención, encargada de los registros, la vigilancia de personas y el
control de la circulación, entre otras actividades. Asimismo, en el
monte, las tropas permanecieron acampadas varios días, moviéndose
constantemente, tanto de día como de noche, reconociendo el terreno
de forma minuciosa.

Finalmente, el teniente coronel Carlos Marín de Bernardo, jefe


del Estado Mayor de la Columna de Operaciones y firmante de la
instrucción recomendaba:

Las fuerzas, tanto durante la marcha como a su paso por los


pueblos, extremarán su corrección y disciplina, evitando todo acto, por
nimio que parezca, que pueda dar lugar a críticas. No se debe olvidar
que gran parte de la población ve con poco agrado la presencia de las
fuerzas y busca toda clase de pretextos para censurar su actuación; y
que por otra parte, las personas afectas desean poder sentirse
orgullosas al poner como modelo el proceder impecable de nuestras
tropas20

Las primeras operaciones consiguieron eliminar algunas


partidas de guerrilleros, así como que estos tuviesen que ponerse a la
defensiva, ya que el enfrentamiento directo con las tropas hubiese
desembocado en su completa derrota, debido a la desproporción de
fuerzas y armamento. Las partidas estaban bien surtidas de armas
automáticas, ametralladoras ligeras y especialmente de granadas, pero
esa dotación era insuficiente para establecer puntos fijos de
resistencia, los cuales hubiesen sido completamente batidos por la
artillería de campaña de las agrupaciones gubernamentales.

20
Ibídem, 263.
218 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

Tabla n.º 2: Partidas desarticuladas por la Columna de Operaciones.


Zona de actuación Denominación
Bendición, Valdesoto y Hevia Partida de los Facciosos
La Conda (Piloña) Partida del Capitán Castaño
Conto del Collado (Oficina de Tuilla) Partida del Sindo
Cordal de Langreo y Candanal Partida del Tarulo
Corona de Castro y Sierra de Ques Partida de Guillermo Cueto
Corona de Castro y Sierra de Ques Partida del Angelón
Espinaredo (inmediaciones) Partida del Sacatripas
Estribaciones de Bobia y Mata del Texo Partida de los Vivillos
Estribaciones orientales de Peña Mayor Partida del Peruyero
Fresno-Gesnetoso (Tineo) Partida del Trapa
La Mata del Rebollar (Pampiedra, El Partida de La Mata del Rebollar
Carbayo y Las Llanas
Las Montañas-Sierra de Valledor Partida del Gaitero de Vega de
Horreo
La Parte, Sierra de Paranza y Monte Partida de los Bullarangos
Trespando
Límites provincias de Asturias, León y Partida de los Fornelos
Lugo
Picos Verdes y Currias de Maza Partida del Hermógenes
Sierra de los Ancares Partida de los Ancares

Fuentes: Informes de la Delegación de Orden Público de Oviedo, Gobierno


Militar de Asturias y Estado Mayor de la Columna de Operaciones. Elaboración
propia.

Los republicanos siguieron recurriendo a los golpes


económicos, amenazando a algunas poblaciones con represalias, en
caso de colaborar con las fuerzas de orden público, e incluso
cometieron dos asesinatos. Sin embargo, su moral fue decayendo y la
captura de las primeras partidas dio como resultado un aumento de la
información sobre las mismas. En total, fueron completamente
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 219

desorganizadas 16 partidas, siendo capturados o muertos 32 de sus


jefes o sub-jefes21.

En palabras del propio general Martín Alonso, estos fueron los


resultados obtenidos por la Columna de Operaciones de Asturias en el
periodo comprendido entre agosto de 1939 y marzo de 1940:

Han sido desarticuladas casi todas las partidas y precisamente


las más importantes. Se ha levantado el espíritu de la población e
iniciado su colaboración. Se ha arruinado por completo la moral de los
huidos, creando un ambiente desfavorable […] Los huidos no creen
posible la salvación más que marchando al extranjero […] La
situación general ha mejorado.22

Por tanto no es de extrañar la nota que el ministro Varela


escribió al final del expediente sobre la Columna de Operaciones: “El
problema de Asturias queda bastante reducido”23.

A modo de conclusión, el balance de resultados de la operación


militar fue el siguiente:

- 596 guerrilleros presentados, algunos de ellos casi de forma


inmediata al detener o desterrar las autoridades a alguno de sus
familiares más cercanos, 360 capturados en acciones militares y
69 muertos por las Fuerzas de Orden Público. En total: 1.025
personas.
- 904 exiliados en el extranjero y 75 fallecido durante el conflicto.
Lo que sumaba, junto a las anteriores, 2.004 personas.
- 253 guerrilleros en el monte y 83 emboscados en aldeas y lugares,
confiándose en la pronta captura de estos últimos. Lo cual arrojaba
un saldo final de 2.340 individuos.

21
Cuerpo de Ejército de Castilla, Columna de Operaciones de Asturias, Estado
Mayor. Informe número 3. Documento número 1. Segunda Parte:
Operaciones desarrolladas. Oviedo, 23 de marzo de 1940: ibídem, 280-281.
22
Ibídem, 283.
23
Ibídem, 271. No figura la fecha pero, por el contexto, la debió escribir en
marzo de 1940.
220 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

- De los restantes, hasta los 3.401 contabilizados: 500 en ignorado


paradero, 57 en situación dudosa, debido a informaciones
contradictorias, y 534 sin noticia alguna fidedigna24.

La estimación de que 253 aún permanecían en los montes


parece bastante fiable, al corresponderse con las actividades
detectadas, no siendo demasiado creíble que todavía formasen parte de
las guerrillas los más de mil de los que no se tenía constancia. Parece
más lógico que se encontrasen ocultos en las poblaciones o que
hubiesen muerto durante la guerra y que todavía no se hubiese podido
certificar su defunción.

Tabla n.º 3: Jefes y subjefes de partida capturados o muertos


Partidas Nombre
Partida del Angelón Ángel García Díaz, El Angelón (jefe)
Agio Álvarez Cantora (subjefe)
Federico Vailla González (subjefe)
Partida de los Bullarangos José García Noval, Bullarango (jefe)
Emilio García Noval, Bullarango (subjefe)
Partida del Capitán Castaño Felipe Castaño, El Santander (jefe)
Rogelio Álvarez Bango, El Vasco (subjefe)
Partida del Cueto Guillermo Cueto Fuentes (jefe)
Partida de los Facciosos Guillermo García Díaz, El Faccioso (jefe)
Severino García Díaz, El Faccioso (subjefe)
Partida del Gaitero Antonio Vera Álvarez, El Gaitero (jefe)
Partida del Hermógenes Hermógenes Alas Camblor (jefe)
Partida de la Mata del Aurelio Álvarez Fernández, Chato de Escobio
Rebollar (subjefe)
Gumersindo Montes Montes (subjefe)
Partida de Montes Rameo Francisco Rodríguez Tocino, Quiquín de

24
Cuerpo de Ejército de Castilla, Columna de Operaciones de Asturias, Estado
Mayor. Informe número 3. Documento número 1. Segunda Parte:
Operaciones desarrolladas. Oviedo, 23 de marzo de 1940: ibídem, 277-279 y
282.
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 221

Partidas Nombre
Moreda (jefe)
Partida de Oviedo Angel Rodríguez Saldaña (subjefe)
Partida del Peruyero Ramón Peruyero González, El Peruyero (jefe)
Manuel Piloñeta (subjefe)
Román Rubio Cueto (subjefe)
Partida del Raxao Manuel Díaz Ceñera (subjefe)
Eladio González Lafuente (subjefe)
Manuel Rodríguez Alonso, Manolín de Tolivia
(subjefe)
Partida de la Región de Francisco Rodríguez Álvarez, El Gravelón
Pajares (jefe)
Manuel Álvarez Fernández, El Manolón
(subjefe)
Partida del Sacatripas Benjamín Cuyar Nachado, El Sacatripas (jefe)
Ramón Lobeto Montoto, El Pedroso (subjefe)
Marino Onís Faza, El Marino (subjefe)
Partida del Sindo Francisco Sánchez Cueto, El Maestro (subjefe)
Partida del Tarulo Cándido Díaz Areces (subjefe)
Partida del Trapa José Fernández Fernández, El Trapa (jefe)
Partida de los Vivillos Ángel García Díaz, El Vivillo (jefe)
José Fernández Fernández, El Quemao (subjefe)

Fuentes: Informes de la Delegación de Orden Público de Oviedo, Gobierno


Militar de Asturias y Estado Mayor de la Columna de Operaciones. Elaboración
propia.

Pero si importante fue la labor de las fuerzas del orden público


en la represión en la zona de Asturias mayor, si cabe, fue la labor
judicial. Un decreto de 8 de noviembre de 1939 creó la Auditoría de
Asturias, quedando constituida el día 25 del mismo mes. Desde esa
fecha y hasta el 15 de marzo de 1940, despachó un total de 9.520
asuntos, siendo incoados 1.220 nuevos procedimientos. Quedaban
pendientes, en marzo de 1940, 129 procesos sumarísimos, al no haber
222 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

sido trasladados los procesados, y otros 133 en tramitación. Procesos


que, de forma habitual, solían desembocar en condenas a muerte.25

Por su parte las Fuerzas de Orden Público habían tenido un total


de 56 bajas, 46 heridos y 10 muertos26.

3. EPÍLOGO

A partir de marzo de 1940 se consideró controlado, por parte de


las autoridades militares, el problema de los huidos en la provincia.
Entendían que las operaciones militares no volverían a ser necesarias,
dando prioridad a la labor de información, con lo que las tropas
desplegadas en la zona podrían ser reducidas, procediéndose a la
retirada escalonada de la mitad de los efectivos, es decir, ocho tabores
de regulares y los servicios correspondientes.

El personal que las sustituyó pertenecía a la Policía Armada,


prestándose especial atención a potenciar la Brigada de Información
de Oviedo. Además, se compensó la disminución de tropas con el
empleo de medios rápidos de transporte y el mantenimiento de la red
de transmisiones.

Las tropas que permanecieron a partir de entonces en la


provincia fueron desplegadas de la siguiente forma:

- Regimiento de Infantería Milán n.º 32, con su plana mayor y dos


batallones en Oviedo y el tercero en labores de vigilancia de costa
entre Castropol y Avilés.
- Regimiento de Infantería Simancas n.º 40, con su plana mayor y
dos batallones en Gijón y el tercero en labores de vigilancia de
costa entre Avilés y Llanes.
- 1.ª Agrupación de Regulares, con su plana mayor en Grado y sus
tres tabores desplegados en Cangas de Narceo, Belmonte y Grado.
- 2.ª Agrupación de Regulares, con su plana mayor en Pola de Siero
y sus tres tabores desplegados en Cangas de Mieres, Sama e
Infiesto.
25
Ibídem 282.
26
Ibídem.
TERCERA PARTE: ASIMETRÍA EN GUERRAS CONVENCIONALES (1936-1945) 223

- Un Grupo de Artillería de 105/11 en Trubia.

Los Grupos de Intendencia, Trasmisiones y Sanidad fueron


distribuidos según las necesidades, con sus planas mayores en Avilés,
Lugones y Oviedo, respectivamente27.

La situación se mantuvo estable hasta 1942. Sin embargo, en


agosto de 1943 se constituyó un Comité de Milicias Anti-Fascistas,
liderado, entre otros, por el ex comandante republicano Baldomero
Fernández Ladreda, el cual fue detenido y ejecutado en 1947. El
aumento de las actividades de los maquis durante esos años fue
importante, pero en ningún momento las autoridades pensaron que
pudiesen hacer peligrar al régimen. Ni siquiera el Parido Socialista o
el Comunista pensaban que la actividad guerrillera tuviese ese
objetivo o esas posibilidades.

Tras la redada general de 1946, fruto del trabajo de la Brigada


de Información, el movimiento guerrillero quedó muy debilitado,
sumiéndose en una sensación de desesperanza. Tras la visita de
Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri a Stalin en octubre de 1948, la
actividad de los maquis en España quedó limitada a unos cuantos
individuos, primando la actividad política de los partidos clandestinos
como medio de lucha contra el franquismo.

El último guerrillero abatido en España fue José Castro Veiga,


El Piloto, que cayó, sin haber abandonado las armas, en la provincia
de Lugo, en marzo de 1965 (Domingo, 2002).

27
Ibídem, 285.
224 DAVID CONTRA GOLIAT:
GUERRA Y ASIMETRÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

BIBLIOGRAFÍA CITADA

Aguado Sánchez, F. (1976), El maquis en sus documentos. Madrid: San Martín.


Alonso Baquer, M. (2005), Franco y sus generales. Madrid: Taurus.
Casas de la Vega, R. (1977), Las milicias nacionales. Madrid: Editora Nacional.
Domingo, A. (2002), El canto del búho: la vida en el monte de los guerrilleros
antifranquistas. Madrid: Oberón Memoria.
García Gómez, E. (2010), Asturias 1934: historia de una tragedia. Zaragoza:
Libros Pórtico.
García Piñeiro, R. (2008), “¿Resistencia armada, rebeldía social o delincuencia?:
huidos en Asturias (1937-1952)”. En J. Aróstegui y J. Marco (eds.), El
último Frente. Madrid: Catarata, 232-258.
Meldi, D. (2008), La Repubblica di Saló. Roma: G. Casini.
Rodrigo Fernández, R. (2010), “El Ejército español en 1940”. En F. Puell de la
Villa y S. Alda Mejías (eds.), Los ejércitos del franquismo (1939-1975).
Madrid: IUGM-UNED, II, 51-76.
Salas Larrazábal, R. (2006), Historia del Ejército Popular de la República.
Madrid: La Esfera de los Libros, 5 vols.
Suarez Fernández, L. (2005), Franco. Barcelona: Ariel.

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