La Existencia de Dios y El Problema Del Mal

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Trabajo: La existencia de Dios y el problema del mal

Juan Andrés Morales Muñoz


II filosofía

Doctor: Aníbal Pineda


(Problema de Dios en el mundo actual)

Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Medellín

Medellín
2019
Introducción

Para este trabajo investigativo, me he centrado en la existencia de Dios y el problema del


mal, teniendo claro que es uno de los mayores temas, que se abarcan durante la existencia
del ser humano.

Además este tema es un dilema que viene desde que el hombre ha tenido uso de razón y esta
misma, lo ha llevado a preguntarse por Dios. Muchas contrariedades han afectado al hombre,
y lo han llevado a encontrarse con una variedad de realidades, y allí empieza su
cuestionamiento frente al obrar y el poderío de Dios.

Por consiguiente este trabajo lo desarrollaré de la siguiente manera, en un primer momento,


Hablare sobre la naturaleza del mal, más adelante explicare la responsabilidad del hombre
ante el mal y por ultimo diré que Dios no es el autor del sufrimiento humano, y que Él no es
culpable de lo que el hombre propiamente hace con lo que Él le ha dado, es decir, la tierra.
Dios ha dejado en libertad al hombre, para que el gobierne a su manera, pero él nunca querrá
el sufrimiento para el ser humano, antes bien lo dejo en libertad para que sea feliz, ya es
decisión del hombre si en su vida hay campo para Dios y el bien o de lo contrario hay campo
para el mal.

Es por esto que con la frase de Jean Danielou quisiera sintetizar mi trabajo investigativo. “Sí
la existencia del mal fuera realmente incompatible con la existencia de Dios, la misma
palabra de Cristo quedaría de antemano refutada” (Danielou, 2005, pág.311).
La existencia de Dios y el problema del mal

La presencia del mal en el mundo es un hecho, que no precisa demostración. El mal se ha


erigido en un formidable interrogante en los más hondos momentos de la vida de los hombres,
en virtud de su corrosiva incidencia en la existencia de lo real y la vida cotidiana del hombre.

A lo largo de los siglos el hombre ha visto en la realidad del mal una gran dificultad y es su
creencia en un Dios que es creador, providente, omnisciente, omnipotente e infinitamente
bueno. Hace ya mucho tiempo que el problema del mal pesa en la conciencia de los hombres
representando el obstáculo principal para creer en Dios. Con respecto a lo anterior Walter
Brugger dice que “la mayor piedra de escándalo para conocer a Dios es que quizá el mal que
hay en el mundo ha llevado a los hombres a colocar en prueba la fe en Dios.” (Brugger,
1998, pág.)

El teólogo Michel Schmaus se expresa en el mismo sentido y él dice que la cuestión del mal
significa: “una pesada carga para la fe en Dios y además dice que el problema del mal ha sido
visto siempre como un obstáculo para creer en el Ser supremo.” (Schamus, 1963, pág. 659).
Debido a esta realidad podemos comprobar el argumento de la incompatibilidad entre la
existencia real de Dios y el problema del mal en el mundo constituye, sin duda alguna, el
argumento más debatido por cantidad de personas.

De acuerdo a lo anterior, muchas personas se hacen esta pregunta ¿cómo se puede confiar
en Dios, que se supone que es un Padre misericordioso, que es solo amor, frente al
sufrimiento, la injusticia, la enfermedad, la muerte, que ha estado en la sociedad desde
siempre?.

Para entrar en sintonía con esta cuestión acerca del mal, es muy importante conocer, su
naturaleza primeramente, para así poder continuar y dar una respuesta concreta.
Naturaleza del mal

San Agustín definió “el mal como una privación del bien.” (Agustín, 2007, cap. 7, pág. 12)
Esto quiere decir que el mal sería la deficiencia de un bien que debería darse en una persona
pero que por hechos no se da. El mal no es una substancia, no es un individuo realmente
existente, sino que es la privación de un bien debido.

Ahora bien, debido a esto se puede dar a entender que todas las cosas que existen no son
malas, o que toda cosa es mala por el hecho de que no tiene el bien que poseen las demás.
Santo Tomás afirma “todo lo que existe es bueno. Por eso, el mal no es propiamente algo en
las cosas, sino que es la privación de algún bien particular en algo bueno, es decir, que todo
lo creado es bueno, incluso en su limitación y composición.” (Aquino, 1998, Th. I q. 48, a.
3.).

Respecto a lo anterior el filosofó Charles Journet dice que “quien no entiende la naturaleza
del Ser no entenderá jamás la naturaleza del mal. “ (Journet, 1965, pág. 31).

Por esta razón se puede decir que solo puede haber mal allí donde el Ser no se encuentra en
plena claridad, indicando que donde no es acto puro de Ser; por tanto está participado, es
decir plenamente poseído. San Agustín dice “Dios se comunica, permite que se participe de
su Ser a todos los entes y lo hace a través de la esencia.” (Agustín, 2007, cap.8, pág.11).

Esto implica que el mal no es operante, es decir, el mal no actúa por sí mismo, lo que opera
es el sujeto en el que inhiere el mal. El mal no puede obrar porque no es una sustancia. Debido
a esto el obrar sigue al Ser, es decir el que obra es el sujeto afectado por el mal.

De este modo, teniendo claro la naturaleza del mal, es evidente que el hombre es responsable
de muchos males, no de todos porque hay algunos que son propiamente naturales. En este
caso el mal se divide en dos partes un mal físico que es proporcionado por los seres humanos
como el sufrimiento, hambre, la muerte y muchos más. Pero por otro lado está el mal moral
que es la vertiente hacia el pecado.
En síntesis el mal no actúa por sí mismo, el buscar aferrarse de algo, en este caso el hombre,
el mal como lo dice Leibniz “el mal es como un bicho que se pega al cuerpo” (Leibniz, 2010,
pág. 116).

Es por esto que San Agustín va afirmar en su libro de las confesiones que “Dios no desea el
mal, ni el sufrimiento pero es necesario permitirlo para que el hombre pueda desarrollarse en
la virtud.” (Agustín, 2007, cap. 8, pág. 16).

La Responsabilidad del hombre ante el mal

Teniendo en cuenta la anterior explicación acerca de la naturaleza del mal, es preciso decir,
y mencionar la gran responsabilidad del hombre ante el mal. Ciertamente la existencia del
hombre lo ha llevado a la confusión, cayendo en sus propias ideologías. No cabe duda alguna
de que el propio hombre es el responsable de muchos males, algunos de ellos son por
ejemplo: la enfermedad, la guerra, el hambre y la muerte.

Sin embargo la medicina y otras ciencias, han progresado mucho, gracias a ellas el hombre
se ha beneficiado y ha mejorado su calidad de vida. Pero es importante decir también que
muchas enfermedades, guerras, hambres y muertes afectan al ser humano, su vida, su
bienestar, su entorno, pero lo que no se dan cuenta es que es su propio invento.

A causa de esto el mal, solo puede darse cuando es capaz de obrar desordenamente, y es
posible en la medida de que un sujeto pueda obrar en orden.

Pero por encima de todo esto, el ser humano ha pensado que Dios ha sido el autor de todos
los problemas que existen y que afectan el entorno y la realidad, del mismo. Albert Camus
va a decir que “el mal es una realidad absurda con la que el hombre ha de convivir y, tarde o
temprano padecer.” (Camus, 1982, pág. 93).

Ahora bien Gabriel Marcel dice algo muy claro frente a la responsabilidad del hombre ante
el mal y él explica que “el mal no puede existir por sí mismo, sino que para poder darse,
necesita que el bien preexista.” (Marcel, 1997, pág. 111-116). Esto da a entender que el mal
es un hecho secundario, no primario, este necesita de un Ser. De igual manera al ser humano,
Dios lo creo a su imagen y semejanza, es decir, bueno.

Dios lo ha dejado en plena libertad, respetando su decisión, es por esto que el hombre con su
poder y su libertad, es el autor mismo de muchas realidades catastróficas y no precisamente
Dios.

Después de toda esta reflexión y explicación frente a la responsabilidad del hombre ante el
mal, quisiera continuar con algo que para el hombre, puede ser un poco iluso o no creíble y
es el tema de que Dios nunca ha querido el sufrimiento del hombre.

Dios no ha querido en ningún momento el sufrimiento del hombre.

La infinita bondad de Dios, hace que no pueda querer el dolor humano por sí mismo. En
efecto; el libro del Génesis nos muestra desde el principio una realidad importante y es que
” Dios no quiso para el hombre ni el mal, ni el sufrimiento, por el contrario lo puso en el
jardín del Edén, para que lo cultivase y guardase.” (Gen. 2,15). Así pues el dolor físico, como
el de la muerte hacen parte de la naturaleza humana y que Dios no es el autor de ello. Para
entender esta compleja realidad, es necesario saber en primer lugar, que Dios al crear al
hombre quiso que el participará de la felicidad suprema. Quiso que el hombre fuera todo,
nunca le quitó esa felicidad, le regalo la libertad totalmente gratuita. En un segundo lugar,
desgraciadamente el ser humano le dio un mal uso a su libertad y es allí donde entró el mal
en él mismo, esto hizo que perdiera su plena comunicación con Dios y que el mal empezará
a dominarlo, tanto fue así que el hombre ha pretendido ser dios, desde la creación, de orientar
su vida, según sus planes. A Dios le duele todo lo que los seres humanos hacen, pero no les
impone, ni obliga, respeta sus decisiones para eso dio la libertad, para que el hombre sea
feliz.

Los seres humanos no han caído en la cuenta de que Dios quiere al hombre a pesar de sus
rechazos, y es por eso que san Juan Pablo II dijo “Dios ha querido hacerse impotente, él
permanece coherente ante un don dado a sus semejantes.” (Juan Pablo II, 1997, pág.79), esto
quiere decir que el nunca cambiara su palabra y permanecerá en la coherencia, y siguiendo
con esta misma línea Luis González Carvajal dice “Dios al crear al hombre libre, quiere que
se realice en amor y en la felicidad.” (Carvajal, 2014, pág. 79).

Por consiguiente es importante decir que allí en esa libertad otorgada y sin ninguna
imposición aparece el mal de una forma sigilosa, que está buscando el descuido para aferrarse
al bien, de este modo también lo explica Jacques Maritain “La libertad de la criatura, es la
que inhiere el mal.” (Maritain, 1967, pág. 60).

Es por esto que finalmente podemos unirnos a los que dice Santo Tomás, todo lo ha hecho
bien, nunca ha querido él mal para su creación. El ser humano como criatura racional, hecho
a su imagen y semejanza , ha recibido lo mejor , el regalo más grande y es el poder gozar de
una libertad, y una felicidad, en la cual Dios respeta las acciones de los hombres , además
permite muchas cosas para que el hombre se edifique pero siempre ha amado y amará y
cuidará su creación, inclusive ha pagado las consecuencias del mal uso que ha hecho el
hombre, tanto a la naturaleza , como a las demás cosas que él mismo le ha confiado al
hombre, porque todo lo hizo por amor. Quisiera terminar mi trabajo con esta frase de Jean
Danielou que en general recoge y sintetiza mi investigación y es: “Sí la existencia del mal
fuera realmente incompatible con la existencia de Dios, la misma palabra de Cristo quedaría
de antemano refutada.” (Danielou, 2005, pág.311).
Bibliografía

 Danielou, J. (2005). La teología del mal frente al ateísmo, en: El ateísmo


contemporáneo; Vol. V, p.311.
 Maritain, Jacques (1967). Y Dios permite el mal, Madrid: Guadarrama.
 Camus, A (1982). El mal entendido, Madrid: Ed. Alianza.

 Leibniz. (2010). El mal en la filosofía: El origen del mal como una privación del bien;
Vol. I-II, p. 116.

 Juan Pablo II. (1997). Dios es amor, ¿entonces por qué existe hay tanto mal? ; Vol.
IV, p.79.

 Journet, Charles. (1965). El mal. Estudio teológico, Madrid: Ed. Rialp.

 Tomás de Aquino. (1998). Suma teológica, Madrid: Ed. BAC.

 Agustín. (2007). Las confesiones, Madrid: Ed. Palabra.

 Brugger, W. (1988). El conocimiento de Dios, en VV. AA.: El ateísmo


contemporáneo, Madrid: Ed. Cristiandad.

 Schmaus, Michael. (1963). Teología dogmática; La trinidad de Dios, Dios y el mal;


Vol. I, p.659.

 Marmelada, C. (2014). El dios de los ateos, Barcelona: Ed. Stella Maris


 Arroyave, O. (2005). El pensamiento débil: ¿Un filosofar a medio camino? ; Vol. II,
p.167-170.

 Soler, F. (2014). Filosofía , Ciencia y Fe, Barcelona: Ed. Stella Maris

 Uribe, R. (2014). Problemas fundamentales de la filosofía, Colombia: Ed. Biblioteca


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