Actividades Emocionales
Actividades Emocionales
Actividades Emocionales
4. Escribe un cuento
Se separa el grupo de alumnos por parejas y después imaginan una
situación en la que haya un conflicto. Entonces, cada pareja escribe
un cuento corto que debe contener estos elementos:
6. Grupo de discusión
El participante debe compartir sus ideas, creencias y pensamientos
sobre algún tema que se haya propuesto y que trate la temática de la
inteligencia emocional o la educación en valores. Por ejemplo:
7. La rueda de la vida
Para llevar a cabo esta dinámica entregamos una hoja de papel que
contiene un círculo con espacio para escribir las variables que
deseamos trabajar. Estos espacios serán rellenados por los
participantes. Por ejemplo, si se trabaja la felicidad, los participantes
deben apuntar los aspectos que consideran más importantes: pareja,
amistades, trabajo, ocio, etc. Después éste evalúa del uno al diez
cada aspecto para saber en qué momento considera que se
encuentra.
Con esta herramienta la persona se hace más consciente de las
áreas que necesita trabajar para lograr una vida más plena, y es
posible diseñar los acciones necesarias para cada punto que ha
elegido. Por ejemplo, si el participante piensa que su relación de
pareja está en un número bajo, puede diseñar distintas estrategias
para mejorarla: comunicación, pasar más tiempo juntos. etcétera. Esta
actividad es idónea para adolescentes y adultos.
8. Conversación 1 a 0
Tal y como concluye una investigación realizada por Albert
Mehrabian, en una conversación cara a cara el componente verbal
solamente representa un 35%. Por tanto, más del 65% es
comunicación no verbal, es decir, la comunicación de nuestras
emociones, la postura corporal, el contacto visual o los gestos. Esta
actividad pretende desarrollar la escucha activa y mejorar la
comunicación interpersonal.
Para llevarla a cabo, es necesario colocar una fila de sillas en forma
de círculo. Delante de cada silla hay que colocar otra silla, de manera
que los participantes se sienten uno delante de otro. La idea es que
cada participante permanezca sentado durante dos minutos y luego
pase a la siguiente silla.
En esos dos minutos que están sentados, primero habla uno de los
dos participantes que está sentado de frente, mientras el otro escucha
de forma activa, es decir, prestando atención al lenguaje no verbal
(emociones, gestos, etc.). Después de un minuto, los roles se cambian
y el otro habla mientras su compañero le escucha de forma activa.
Pasados los dos minutos, cada participante se cambia de silla.
Lógicamente, un miembro de la pareja irá en una dirección y el otro en
otra.