Guión Lazarillo de Tormes

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EL LAZARILLO DE TORMES Ciego (dirigiéndose a Antona): Buena mujer, este mozuelo me podría servir de

guía y lazarillo, y aunque no parece muy listo yo le podré espabilar.


Anónimo Antona: Ay, señor, yo os ruego que si os lo doy le tratéis bien y miréis por él.
Adaptación: Richard Alpas Ciego: No hay más que decir, que así lo haré. Y ya no hay razón para
demorarse que yo le tomo y podemos ya emprender el camino de Salamanca.
PERSONAJES Antona: Hijo, ya sé que no te veré más. Procura de ser bueno, recibe mi
Lázaro de Tormes, narrador. bendición y que Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto. Válete
Lazarillo de Tormes por ti.
Mujer de Lázaro Antona y Lazarillo se abrazan llorando; luego salen todos de escena.
Antona
Alguacil ESCENA II
Ciego Entra el ciego, guiado por Lazarillo.
Clérigo Ciego: Lazarillo, hijo, si mal no me recuerdo hay en el fondo de esa plaza un
Vecina toro de piedra, ¿no es así?
Escudero Lazarillo: Así es, tío.
Arcipreste de San Salvador Ciego: ¡Vamos muchacho! Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido
ESCENA I dentro de él.
Lázaro: Pues sepa vuestra merced, ante todo, que a mí me llaman Lázaro de Lazarillo: ¿A ver?
Tormes, hijo de Tomé González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea Ciego: Escucha….
de Salamanca. Mi nacimiento fue al lado del río Tormes, de ahí mi Lazarillo: No oigo nada, Señor.
sobrenombre. Ciego: Acércate más.
(Sale Antona) Lazarillo: ¿Así?
Antona: ¡Ay, mi niño! Mi Lazarillo de Tormes, que así se llama este río. ¡Mi Ciego: Un poco más...
niño, Lazarillo bonico! (El ciego golpea la cabeza de Lazarillo contra el toro. Este se queja)
Lázaro: ¡Qué contentos estaban mis padres! Pero la dicha de los pobres es poco Lazarillo: ¡¡¡¡ Aaayyyy!!!!
duradera, que siendo yo niño de ocho años achacaron a mi padre el robar en el Ciego: Necio, aprende que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el
molino, costales, por lo cual padeció persecución de la justicia y fue desterrado, diablo. (Se ríe) Yo ni oro ni plata te puedo dar; pero consejos para vivir,
muriendo poco después luchando contra los moros. Mi madre viuda, como sin muchos te mostraré.y, aun siendo ciego, te sabré alumbrar. Acércame a la
marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos por llegar a ser puerta de la iglesia, que es este un buen lugar para mi oficio.
uno de ellos. (Canta o recita un romance de ciego)
Antona: ¡Desdichada de mí, viuda, y de ti, pobre huérfano! Triste suerte la Cristiano, de Dios amigo,
nuestra. Me mato trabajando de posadera, para guisar de comer a ciertos a este ciego mendigo
estudiantes y lavarles la ropa. Criada de pobres es lo que soy, vaya. Dadnos de vuestra caridad.
Lazarillo: ¿Que voy a comer hoy, madre? que por toda buena alma
Antona: ¿Hoy, mi niño? Una cebolla, como ayer y como mañana, si Dios no lo una oración sé rezar.
remedia. Pasan diversos personajes y todos echan alguna moneda o algo de comer en el
La madre se la da y Lazarillo la empieza a comer, con hambre y aire triste. sombrero que el ciego ha puesto en el suelo; Lazarillo intenta hurtar alguna
Lazarillo: ¡Venga cebolla! Si padre viviera... moneda o alimento, pero el ciego, como si le viese, siempre se lo impide.
Lázaro: Pasó el tiempo y pasamos hambre y poca fortuna, en este tiempo vino Ciego: No ha sido mala jornada esta. Anda hijo, vamos a sentarnos y a llenar la
a posar al mesón un ciego, al cual le pareció que yo sería bueno para guiarle. panza para recuperarnos.
Se sientan y Lazarillo saca del zurrón algo de comer y una jarra de vino, bien Lazarillo: No comí; mas ¿por qué sospecháis eso?
tapada. El ciego reparte la comida -muy poca para el muchacho- y luego le Ciego: ¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a
pide la jarra. dos y tú callabas, puñetero bribón.
Ciego: ¿Estaba bien tapada la jarra, Lazarillo? ¿No se vertió el vino? El ciego le persigue a bastonazos; Los dos acaban por refugiarse como pueden
Lazarilo: Ni una gota, tío. Está bien llena. ¿La destapo? bajo la capa del ciego.
Ciego: Pues claro, ¿quién quiere comer sin vino? Ciego: Menuda tormenta, Lázaro. Esta agua es muy porfiada y ya la noche se
Lazarillo lo hace e intenta beber un sorbo. acerca. Mejor será buscar con tiempo una posada.
Ciego: ¡Niño, el vino ni catarlo! Lazarillo: Con el agua la calle se ha convertido en un arroyo, lleva mucho
Lazarillo: Jesús, que tenéis mejor vista vos que muchos que no son ciegos. No caudal y será difícil cruzarla sin mojarnos.
hay quien os pueda engañar. Ciego: Pues busca un lugar donde se estreche, cabezota (le da un fuerte
Ciego: ¡Pues claro! coscorrón), y ayúdame a pasarlo a pie enjuto.
Mientras el ciego bebe se le acerca por detrás Lazarillo y con un larga paja Lazarillo descubre un poste clavado en la calle y coloca al ciego justo enfrente.
que introduce hábilmente en la jarra bebe su ración de vino. Lazarillo: Tío, éste es el paso más angosto que en el arroyo hay.
Ciego: El diablo me lleve si no se vacía rápidamente esta jarra, paréceme que Ciego: Ponme bien derecho y salta tú el arroyo, que tras ti voy.
beba yo por dos. (Lazarillo finge saltar).
Lazarillo: No diréis, tío, que os lo bebo yo pues no le quitáis de la mano. Lazarillo: ¡Sus! Saltad todo lo que podáis, porque deis en seco y no en mojado,
Se repite otra vez la misma situación, pero esta vez el ciego descubre el que está muy fría el agua.
engaño. El ciego arremete. Cae para atrás medio muerto y hendida la cabeza.
Ciego: ¡Mal rayo te parta, bribón, ladronzuelo! Lazarillo: ¿Cómo, y olisteis la longaniza y no el poste? ¡Olé, olé! Quedad con
Se levanta y le persigue a trompicones, con el jarro en la mano. Vuelven a Dios, mal ciego, que ya no soy tan necio y empiezo a saber más que el diablo.
entrar. Sale de escena.
Lazarillo: ¡Me habéis descalabrado de un jarrazo! ESCENA IV
Ciego: Venga, mozo, que yo mismo te curaré con un ungüento de vino y mis Habitación de una casa muy pobre. Un cura desaliñado y de mal aspecto hojea
oraciones.. Oración de Santa Genoveva para el dolor de cabeza... (Salen) un libro de oraciones. Llaman a la puerta. El cura abre. Aparece Lazarillo.
Lazarillo: Señor clérigo, ¿podríais socorrer con alguna limosna a este pobre
ESCENA III necesitado?
Lázaro: Sepa Vuestra Merced que Dios creó el mundo, ninguno formó más Clérigo: Muchacho, ¿tú sabes ayudar a misa?
astuto ni sagaz que mi ciego. Era un águila en todo. Mas también quiero que sepa Lazarillo: Sí sé, señor.
Vuestra Merced que jamás tan avariento ni mezquino hombre no vi. Clérigo: Pues si sabes ayudar y eres buen trabajador, yo podría acogerte de
Entra Lazarillo con el racimo. criado.
Ciego: Dame el racimo, niño. Y siéntate acá conmigo que vamos a darnos un Lazarillo: ¿Y cuál sería la paga, señor clérigo?
banquete. Repartirlo hemos de esta manera: tú picarás una vez y yo otra, con tal Clérigo: Ya veo que te preocupan más las cosas materiales que las del espíritu.
que me prometas no tomar más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo Ni paga, ni salario; pero la buena comida nunca te faltará en esta casa.
acabemos. Sólo una cada uno. Lazarillo: ¡Comida! Con el hambre que llevo... Acepto el trato.
Lazarillo: Lo prometo. De una en una. Clérigo: ¿Y cuál es tu nombre, muchacho?
El ciego coge un grano y lo mismo hace Lazarillo; la vez siguiente, el ciego Lazarillo: Lazarillo de Tormes, para serviros.
toma dos y lo mismo hace el muchacho; luego otras dos y Lazarillo coge tres, (Le besa la mano y el clérigo le da su bendición de cualquier manera)
acabando así el racimo. Se oyen, lejanos, algunos truenos. Y os serviría mucho mejor si me dieseis algo de comer ahora, llevo días sin
Ciego: Lázaro, engañado me has; juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tomar apenas un bocado.
tres a tres.
Clérigo: Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo. ¡Mejor vida vas a llevar El calderero prueba varias hasta conseguir abrir el arca.
que el Papa! Lazarillo: ¡Oh paraíso panal! ¡Panes bellos, hermosos, golosos! Yo no tengo
Lazarillo (mirando la pobre casa): Pues, ¿qué es lo que tengo qué comer, dineros que os dar por la llave, mas tomad un bodigo de estos en pago.
señor? Calderero: Buen pan es este. Me doy por bien pagado. Toma la llave, mozuelo.
Clérigo: Pero muchacho, ¿no ves colgado de aquel clavo una ristra de cebollas? Sale el calderero. Lazarillo come un poco de cada pan.
Pues toma una -una- y hártate. Lazarillo: Un pellizco aquí. Que queden como ratonados. Y que Dios me
Lazarillo: Desdichado de mí, otra vez cebollas, las malditas cebollas para proteja cuando mi amo abra el arca.
adormecer mi hambre. ESCENA VI
Coge una y empieza a comerla tristemente. El cura se sienta, inicia un rezo y se Lazarillo recoge los panes y los encierra en el arca. Entra el clérigo.
queda dormido, roncando. Entra en escena Lázaro. Clérigo: ¿Hubo alguna novedad en mi ausencia, Lazarillo?
Lázaro: Sí, otra vez las malditas cebollas para curar el hambre de los pobres. Lazarillo: No, señor. En esta casa nunca ocurre nada.
Sepa pues Vuestra Merced que este mi nuevo amo era la misma avaricia en Abre el arca.
persona. Tenía una arca vieja y cerrada con su llave, que escondía sujeta a su Clérigo: Uno, dos, tres,cuatro, cinco, seis. ¡Seis! ¡Unodostrescuatrocincoseis!
cuello, y en ella guardaba algunos panes que en toda la casa no había otra cosa ¡Siete! ¡Eran siete!
de comer. Lazarillo: Seis, contasteis seis. Antes. Antes de salir.
Lazarillo: (puesto de rodillas): Señor Dios todopoderoso yo te pido que se muera Clérigo: ¿Seis? Conté siete... (Mira los panes con más atención). Están algunos
alguien hoy, o, a mucho tardar, mañana; y que en los funerales la familia del como roídos. Pero ¿cómo es posible, si sólo yo tengo la llave y es segura la
difunto sirva algo de buen comer y de buen beber y pueda llenarme un poco la cerradura?
panza. Anda Señor, manda a la muerte para que acabe con algún agonizante, si Lazarillo: Este arquetón es viejo y grande y por algunas partes, aunque
no puede ser hoy, a mucho tardar mañana. Amén. pequeños, tiene algunos agujeros. Pueden entrar por ellos los ratones y...
( Sale, el cura ) El cura se dirige rápidamente a un rincón de la casa de dónde vuelve con
Clérigo: Lazarillo, hijo, tengo que salir a unos encargos. Cuida de la casa. Y no pedazos de madera, clavos y un martillo. Como un loco empieza a reparar el
comas nada, que ya almorzaste tu cebolla esta mañana. arcaz.
Va a salir. Duda. Abre el arca y cuenta sin sacarlos los panes. Marcha luego. Clérigo: ¡Ratones a mí! A ver ahora como entran en el arca. ¿Siete...? ¿Seis...?
Clérigo: Siete. Siete panes. Lázaro, es ya de noche y debemos retirarnos a dormir. ¡Buenas noches!
Lazarillo: ¡Buenas noches, amo!
ESCENA V Ambos se retiran. La escena queda sola y casi a oscuras. De pronto, el clérigo
Lazarillo: ¿Y si saliera yo a buscar un nuevo amo?, pero las piernas me regresa como loco al arca, buscando y rebuscando; se tranquiliza y vuelve a
flaquean...Y ya he tenido dos: el primero traíame muerto de hambre, y dormir.
dejándole, topé con éste que me tiene un pie en la sepultura. Clérigo: ¡Ratones a mi! ¡Bah!
Calderero (Off, desde la calle): ¡Calderero! ¡Se reparan calderos de cobre y ESCENA VII
cerraduras, se venden llaves! ¡Calderero, vecinos y vecinas, calderero! De puntillas entra Lázaro. Se oyen los ronquidos del clérigo, abre con la llave
Lazarillo: ¡Reparar un caldero, si no tengo nada para echarle! Cerraduras y y se come los panes del arca y vuelve al camastro. Se hace de día. Entra el
llaves, bah. ¿Cerraduras y llaves? ¡No es un calderero, es un ángel enviado por clérigo que se dirige al arca.
Dios! (Sale a la puerta) Clérigo: Maldición de maldiciones, ¿pero cómo es posible, si nunca antes en
¡Calderero, buen calderero! (Éste entra). esta casa hubo ratones?
Calderero: ¿De qué tienes menester, muchacho? La repara. Se hace de noche. Sale de escena. Lazarillo vuelve a actuar. Se hace
Lazarillo: Tío, una llave de este arcas he perdido, y temo que mi señor me de día. Se repite la situación anterior.
azote. Por vuestra vida, veáis si en ésas que traéis hay alguna que le abra, que Clérigo: ¿Pero cómo es esto posible? Dentro del arca pondré una ratonera, con
yo os lo pagaré. algunas cortezas de queso...
(La repara golpea con martillo, entra la vecina) (Entra Lazarillo). Y paseando por sus calles me topé con un escudero que iba
Vecina: Pero ¿qué ruido es este, señor cura? ¿A qué vienen estos martillazos por la calle con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en orden.
cada mañana? Escudero: Muchacho, ¿buscas amo?
Clérigo: Los ratones, señora vecina, los malditos ratones que se comen mi pan. Lazarillo: Sí, señor.
Vecina: Como va haber ratones en esta casa, ¿qué van a comer, pan y... Escudero: Pues vente tras mí, que Dios te ha hecho merced en topar conmigo;
cebolla? En vuestra casa yo me acuerdo que solía andar una culebra, y ésta debe alguna buena oración rezaste hoy. Sígueme que en casa tengo mucho trabajo
ser, que como es larga le es fácil entrar y salir del arca sin caer en la trampa de para ti. (Llegan a la casa)
ratones. Lazarillo: La casa es oscura y lóbrega, tanto que casi da temor...
Clérigo: Eso debe ser, vecina. Ya no recoso más la carcomida arca, que de poco Escudero: ¿Lóbrega y oscura? ¿Temor? Qué cosas dices... Y a todo esto,
le sirven mis remiendos contra ratones si es una culebra la ladrona. Lázaro, sal ¿cómo te llamas?
fuera y tráete un buen garrote, que yo montaré guardia toda la noche y juro que Lazarillo: Lázaro, Lazarillo de Tormes, para servir a vuestra merced.
he de matarla a garrotazos. Adiós y gracias, vecina. Escudero: Que cosas dices, Lazarillo. A mí me parece bien. Toma mi capa,
Vecina: Quede usted con Dios, señor clérigo. dóblala y ponla en su lugar.
Lazarillo y la vecina salen juntos. Al poco vuelve el muchacho con un garrote. Lazarillo (Lazarillo lo hace): Pero si no hay mueble alguno do ponerla... (La
Lazarillo: Tomad, señor, pero mirad bien lo que hacéis, no ocurra una deja en el suelo).
desgracia. Escudero: Tú, mozo, ¿has comido?
Clérigo: Nada malo ha de ocurrir, Lázaro. Acuéstate y descansa que yo velaré Lazarillo: No, señor, que aún no eran dadas las ocho de la mañana cuando
el arca y la sabré bien defender. vuestra merced me encontró.
Lazarillo se acuesta. Oscuro. Escudero: Pues, aunque de mañana, yo ya había almorzado, y hágote saber que
Lazarillo (hablando consigo mismo): Anda como loco mi amo, ¿y si en un cuando como por las mañanas, hasta la noche me estoy así, sin más comer. Por
arrebato me registra y encuentra la llave que me hizo el calderero? eso, pásate como pudieres, que después cenaremos.
Clérigo (hablando consigo mismo): He de estar alerta y vigilar. Estos animales, Lazarillo: ¡Mísero y lacerado Lazarillo!
buscando calor, suelen ir a las camas donde duermen las criaturas y Escudero: ¿Cómo dices?
mordiéndolas las hacen peligrar, pero a mi viene a morderme los panes. Lazarillo: Digo, señor, que mozo soy y no me fatigo mucho por comer o no
¡Maldita seas, culebra del demonio! comer, que ya estoy habituado.
Lazarillo (hablando consigo mismo): Creo que la esconderé en la boca, ahí no Escudero: Virtud es ésa, y por eso te querré yo más; porque el hartar es de
se le ocurrirá buscar. puercos, y el comer regladamente es de los hombres de bien.
Lazarillo se duerme con la llave en la boca, y, sin querer, produce un extraño Lazarillo (al público): Conozco bien esta doctrina.
silbido al respirar. Lazarillo se sienta a un cabo del portal y saca unos pedazos de pan del pecho y
Clérigo (hablando consigo mismo): ¡Eh! ¿Qué es esto que oigo? Sin duda debe empieza a comerlos.
de ser el silbo de la culebra. ¡Vive Dios que en las pajas donde está echado Escudero: Ven acá, mozo. ¿Qué comes? ( Lazarillo se le acerca y le muestra el
Lazarillo, a su calor, ha buscado refugio! ¡Pues toma, ladrona! ¡Toma y toma! pan. El escudero toma un pedazo). Por mi vida, que parece éste buen pan.
Golpea fuertemente a Lazarillo que da grandes gritos. Oscuro total. Lazarillo: ¡Y cómo, ahora, señor, es bueno!
ESCENA VIII Escudero: Sí, a fe. ¿Adónde lo hubiste? ¿Es amasado de manos limpias?
Lázaro, solo, en escena. Lazarillo: No sé yo eso. Lo guardaba yo en mi pecho, que no suele estar muy
Lázaro: Descubrió el clérigo todo el engaño. Y cuando apenas me había limpio...
repuesto de las heridas que me había causado, me dijo: "Lázaro, de hoy más Escudero: Así pliega a Dios. (Se lo lleva a la boca y comienza a dar en él
eres tuyo y no mío. Busca amo y vete con Dios; que yo no quiero en mi fieros bocados). Sabrosísimo pan es éste.
compañía tan diligente servidor." Desta manera me fue forzado sacar fuerzas de Escudero: Lázaro, éntrate en ese cuarto y tráeme la jarra.
flaqueza y di conmigo en esta insigne ciudad de Toledo. Lazarillo lo hace y el escudero bebe con gusto.
Escudero: Bebe, Lázaro, yo te convido. ESCENA X
Lazarillo (con hipocresía): Señor, no bebo vino. Entra Lázaro.
Escudero: Agua es, bien puedes beber. Lázaro: Este fue el primer escalón que yo subí para venir a alcanzar buena vida.
Lazarillo: ¡Vaya por Dios! Pues bebamos, bebamos... agua. Y con favor que tuve de amigos y señores, conseguí un oficio real. Pregonero
Los dos quedan inmóviles en escena, con la mirada perdida mientras va soy, hablando en buen romance. El señor arcipreste de San Salvador, mi señor, y
oscureciendo. servidor de Vuestra Merced, mandóme llamar.
ESCUDERO: Es hora de dormir, mozo. Entra el arcipreste, seguido de una mujer que recompone sus ropas.
Se hace oscuro. El escudero se acuesta en el camastro y Lazarillo a sus pies. Arcipreste: Te he mandado llamar, Lázaro, porque quiero que pregones y
Ambos se mueven al mismo tiempo: se rascan, malduermen... vendas mis vinos, que bien te sabré recompensar.
ESCENA IX Lázaro: Lo haré con gusto, señor.
Entra Lázaro y los contempla unos instantes.. Arcipreste: Pues más gusto ha de darte lo que ahora pienso proponerte,
Lázaro: ¡Pobres...! Y la mañana fue venida. ¿Qué le parece a Vuestra Merced ¿conoces a esta moza, mi criada?
mi tercer amo? Vivía de aparentar y sufría por su honra. Lázaro: Sí, la he visto algunas veces en el marcado, lavando en el río...
Escudero (riéndose): Lázaro, muchacho ¿qué escondes en la camisa? Arcipreste: Pues si por tu parte no hay inconveniente, puedes tomarla por
Lazarillo: Nada. esposa, que ya he hablado yo con ella y está en todo de acuerdo.
Escudero: ¿Nada? Lázaro: Señor, de vos no puede venirme sino bien y favor y acepto sin dudarlo.
Lazarillo: Bueno, una uña de vaca y unas tripas que me dieron unas vecinas... Queda el trato concertado.
Escudero: ¿Y saben ellas que eres tú mi criado? ¿No ves que pidiendo pones en Arcipreste: Santa decisión es esta. Ea, moza, vayamos a preparar tu boda.
peligro mi honra y mi buen nombre? Lázaro: Y entérese bien Vuestra Merced que hasta agora no estoy arrepentido,
Lazarillo: Nada saben, señor. también nos hizo alquilar una casita al lado de la suya y a menudo comemos en
Escudero: Pues que jamás lo sepan. Que soy, aunque escudero, de hidalgo y su casa. Si ya sé, que malas lenguas, dicen que mi mujer me es infiel, más ¿a
noble linaje. Eres muchacho y no sientes las cosas de la honra en la cual está quién puede interesarle este asunto, este...caso?
encerrado todo el caudal de los hombres de bien. Arcipreste: Dices bien Lázaro, que quien ha de mirar a dichos de malas
Lazarillo: Y, digo yo, señor, si no sería preferible tener menos presunción y lenguas nunca medrará.
buscar algún trabajo provechoso para cubrir la necesidad... Lázaro: Señor, yo determiné de arrimarme a los buenos. Verdad es que algunos
Escudero: ¡Cómo te atreves Lázaro! ¿Qué un hidalgo español ensucie sus de mis vecinos me han dicho algo de….
manos trabajando? Eres villano y, como dije, nada entiendes de las cosas del Mujer: ¡Ay, mísera de mí! ¿Pero has podido pensar que pudiera yo serte infiel?
honor. ¿Qué yo no te guardo el respeto que como legítimo esposo te debo? ¡Ay, ay, ay
Entra en escena la vecina, dueña del solar. lenguas deshonrosas y maldicientes que queréis arruinar mi matrimonio y mi
La vecina: Señor hidalgo, hace meses que me adeudáis el alquiler de esta casa. vida entera! ¡Yo me mato, me mato!
Y a mi sobrino, semanas a que le debéis este jubón, calzas y capa que os fió de Arcipreste: ¡Oídos sordos a las lenguas mentirosas! ¡Oídos sordos! ¡Y a vivir, a
buena fe. vivir!
Escudero: ¡Que porfiados y groseros sois los villanos! Nada tenéis que temer: Lázaro: Pero mujer, si yo no me quejo, no me quejo nunca, que bien me parece
que ahora mismo me llego a la plaza a recuperar unos dineros que me deben; que entres y salgas, de noche y de día, de casa del señor arcipreste que tanto nos
volved por la tarde y saldaré mi deuda. favorece, alejándome del hambre... y de las malditas cebollas.
Salen el escudero, y la vieja refunfuñando. Arcipreste: Así pues, ¿quedamos los tres conformes?
Lázaro: Volvieron la vieja y su sobrino por la tarde, mas quien nunca volvió Lázaro: ¡Quedamos!
fue mi tercer amo. Así pues, sepa Vuestra Merced, que esta tercera vez no Se abrazan los tres.
abandoné yo a mi amo, como suele ocurrir, si no que éste me abandonó y huyó Mujer: Voy a por agua a la fuente, ahora vuelvo. ¿Estás contento?
de mí. Salen ella y el arcipreste.
Lázaro: Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso; Pues, sépalo
Vuestra Merced, en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna, porque
se tenga entera noticia de mi persona que con fuerza y maña remando, salimos a
buen puerto. Gracias.

TELON

ZARILLO DE TORMES

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