Chico de Ojos Aaules
Chico de Ojos Aaules
Chico de Ojos Aaules
Le Libros
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Azul
rase una vez una viuda con tres hijos cuyos nombres eran Negro, Marrn y Azul.
Negro, el mayor, era taciturno y agresivo. Marrn, el de en medio, era tmido y
tonto. Sin embargo, la madre prefera a Azul. Y era un asesino.
1
El color del asesinato es el azul, piensa. Azul claro, de cortina de humo azul, un
azul congelado, post mortem, como el de una bolsa para cadveres. En muchos
sentidos es tambin su color, que recorre todos sus circuitos como una descarga
elctrica, que grita asesinato azul sin parar.
Hay colores azules por todas partes. Los ve, los siente en cualquier lugar,
desde el azul de la pantalla de su ordenador hasta el de las venas de sus manos,
marcadas y retorcidas como el rastro de los gusanos de arena en la play a de
Blackpool, a la que solan ir los cuatro todos los aos para su aniversario. Se
coman un helado de cucurucho, chapoteaban en el agua y trataban de atrapar
los escurridizos cangrejos bajo los montones de algas para meterlos en un cubo,
donde moran bajo el calor abrasador del da de su cumpleaos.
Tiene tan slo cuatro aos, y hay una inocencia peculiar en su forma de
llevar a cabo esos pequeos asesinatos, libres de culpa. En el acto no hay malicia
alguna, sino tan slo una profunda curiosidad por ese bicho que intenta escapar,
movindose una y otra vez en el fondo del cubo de plstico azul; luego, unas
horas despus, dndose por vencido, con las pinzas abiertas, vuelve hacia arriba
su vientre de vivos colores en un intil gesto de rendicin, cuando l y a hace rato
que ha perdido el inters y se est comiendo un helado de caf (una eleccin
sofisticada para un nio tan pequeo, aunque la vainilla nunca le gust); entonces,
cuando vuelve a fijarse en el cangrejo, al atardecer, cuando y a ha llegado el
momento de vaciar el cubo y volver a casa, se queda vagamente sorprendido al
descubrir que el bicho est muerto y se pregunta cmo es posible que en algn
momento llegara a estar vivo.
Su madre lo observa mientras est tumbado en la arena, con los ojos muy
abiertos, golpeando aquel bicho muerto con la y ema de un dedo. La may or
preocupacin de su madre no es que su hijo sea un asesino, sino el hecho de que
es muy impresionable: hay muchas cosas que lo alteran y que ella no es capaz
de comprender.
No juegues con eso le dice. Es asqueroso. Levntate de ah.
Por qu? responde l.
Buena pregunta. Los bichos guardados en el interior del cubo haban estado
all todo el da, pens l.
Estn muertos concluy e. Los he recogido, y ahora estn todos
muertos.
Su madre le coge en brazos. Eso es precisamente lo que se tema, alguna
clase de arrebato: lgrimas, tal vez, algo que hara mirar a las otras madres por
encima del hombro y provocara alguna sonrisa sarcstica.
Ella lo consuela.
No es culpa tuy a. Slo ha sido un accidente. T no tienes la culpa.
Un accidente, piensa l para sus adentros. A estas alturas y a sabe que se trata
de una mentira. No ha sido un accidente; ha sido culpa suya, y el hecho de que su
madre lo niegue lo confunde incluso ms que su voz chillona y la forma
vehemente en que lo sujeta entre sus brazos, manchndole la camiseta de aceite
solar. l se aparta con brusquedad odia los escndalos y su madre se queda
mirndolo con expresin inquieta, preguntndose si se va a echar a llorar.
l se pregunta si no debera hacerlo. Quizs es lo que ella espera que haga.
Sin embargo, ahora l es capaz de sentir lo ansiosa que est, hasta qu punto trata
de impedir que sufra. Y el olor de la angustia de su madre es como el del coco
del aceite solar mezclado con el sabor de una fruta tropical. De repente llega
hasta l Muerto! Muerto! y entonces s empieza a llorar.
Acto seguido, ella echa arena con el pie sobre el resto de su captura un
caracol y un pececillo de cuerpo plano que se revuelve en el suelo, con la boquita
cerrada dramticamente en forma de medialuna, mientras sonre y dice,
gritando: Ya est, ya se han ido!, en un intento por convertirlo todo en un juego
mientras lo agarra con fuerza, para que ningn atisbo de culpa pueda
ensombrecer la mirada de su nio de ojos azules.
Es tan sensible, piensa ella. Tan extraordinariamente imaginativo. Sus
hermanos estn hechos de otra pasta, con sus rodillas llenas de costras, su pelo
despeinado y sus peleas en la cama. Sus hermanos no necesitan su proteccin. Se
tienen el uno al otro y tienen amigos. Les gusta el helado de vainilla, y cuando
juegan a los vaqueros, con dos dedos levantados para simular una pistola,
siempre llevan sombreros blancos y castigan a los villanos.
Sin embargo, l siempre haba sido diferente. Curioso. Impresionable. Piensas
demasiado, le dice ella a veces, con la expresin de una mujer demasiado
enamorada para reconocer cualquier defecto en el objeto de su devocin. l es
consciente de hasta qu punto lo adora y de que quiere protegerlo de todo, de
cualquier sombra que pueda oscurecer el cielo azul de su vida, de cualquier
posible herida, incluso de las que se causa l mismo.
Porque el amor de una madre es incondicional, desinteresado y abnegado; el
amor de una madre es capaz de perdonarlo todo: las rabietas, los llantos, la
indiferencia, la ingratitud o la crueldad. El amor de una madre es un agujero
negro que engulle todas las crticas, absuelve todos los pecados y disculpa las
blasfemias, los robos y las mentiras, y transforma incluso el acto ms
abominable en algo de lo que l no tiene la culpa
Ya est, ya se han ido!
Incluso un asesinato.
Escribe un comentario:
Capitanmataconejos: Ja, ja, ja To, ests colocado!
ClairDeLune: Esto es maravilloso, chicodeojosazules. Creo que deberas escribir
ms acerca de la relacin que tienes con tu madre y la forma en que sta te
afecta. No creo que hay a nadie que nazca siendo malvado; simplemente
tomamos decisiones, eso es todo. Estoy ansiosa por leer la siguiente
entrega!
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Vay a, gracias
2
Eso fue hace dos das. Ahora y a estamos volviendo a normalidad, salvo por los
preparativos del funeral. Hemos recuperado nuestros cmodos rituales, nuestras
pequeas rutinas cotidianas. Para mam significa quitar el polvo a los perros de
porcelana. Para m, por supuesto, significa Internet: mi WeJay, mis listas de
reproduccin, mis asesinatos.
Internet. Una palabra interesante. Es como algo sacado de las profundidades.
Una red para algo que ha sido inhumado o algo que fuera a inhumarse; una sala
de espera para todas las cosas que preferimos mantener en secreto en nuestra
vida real. Y aun as, nos gusta mirar, verdad? A travs de un cristal, de forma
borrosa, vemos cmo se mueve el mundo: un mundo poblado de sombras y
reflejos, siempre a la distancia de un clic del ratn. Un hombre se suicida en
directo, ante una cmara. Es repugnante, pero extraamente compulsivo. Nos
preguntamos si ser un fraude. Podra ser un fraude; cualquier cosa podra serlo.
Sin embargo, todo parece mucho ms real cuando lo ves en la pantalla de un
ordenador. As, incluso las cosas que vemos todos los das puede que sobre todo
esas cosas cobren un significado extra cuando se contemplan a travs del ojo
de una cmara.
Esa chica, por ejemplo. La chica del abrigo rojo que pasa frente a mi casa
casi todos los das, con el pelo alborotado y ajena al ojo de la cmara que la
observa. Tiene sus costumbres, igual que y o. Y conoce el poder del deseo. Sabe
que el mundo no se mueve por amor, ni siquiera por dinero, sino por obsesin.
Obsesin? Por supuesto. Todos estamos obsesionados. Obsesionados con la
televisin, con el tamao de nuestra polla, con el dinero, la fama y la vida
amorosa de los dems. Este mundo virtual, lejos de ser virtuoso, es un apestoso
estercolero de basura mental, un batiburrillo de ideas y cuchilladas, de
concesionarios de automviles y venta de Viagra, de msica y juegos y cotilleos
y mentiras y pequeas tragedias personales perdidas en el tiempo, esperando que
alguien se preocupe por ellas aunque slo sea una vez, esperando que alguien se
conecte
Y ah es donde entra en juego WeJay. El diario virtual, el sitio donde todo
tiene cabida. Entradas restringidas para disfrute privado, y pblicas, bueno,
para todos los dems. Con l puedo desahogarme cuando quiera y hacer
confesiones sin miedo a la censura; puedo ser y o mismo o, para el caso,
cualquiera en un mundo en el que nadie es lo que parece y cada miembro de
cada tribu es libre para hacer lo que ms desea.
Tribu? S, aqu todo el mundo tiene su tribu, cada una de ellas con sus
divisiones y subdivisiones, con sus venas binarias y sus vasos capilares
diversificndose en una serie casi infinita de variantes mientras se distancian del
orden establecido. El rico en su castillo, el pobre en su madriguera, el pervertido
con su cmara web. Nadie se ve obligado a cazar en solitario, aunque s lejos del
grupo del que se ha distanciado. Aqu todo el mundo tiene un hogar, un lugar
donde alguien le acoger y en el que hay platos para todos los paladares
La may ora de la gente opta por la eleccin ms comn. Siempre piden
vainilla. La vainilla define a los buenos chicos, igual que la Cocacola. Su
conciencia est tan blanca como sus dientes perfectos; todos son altos, estn
bronceados y son presentables. Comen en McDonalds, sacan la basura, tienen un
postgrado y nunca disparan a un hombre por la espalda.
Sin embargo, los chicos malos tienen mil sabores. Los chicos malos mienten,
engaan y aceleran los corazones O a veces hacen que se detengan de
repente. Y se es el motivo por el que he creado badguysrock: en principio era
una comunidad WeJay dedicada a los villanos a travs de un universo de ficcin,
pero ahora es un foro para que los chicos malos puedan pasarlo bien ms all de
la tica de la Polica, para presumir de sus crmenes, para jactarse de ellos, para
exhibir su maldad con orgullo.
Actualmente, la inscripcin est abierta; el precio para ser admitido es un
comentario, y a sea un relato ficticio, un ensay o o una simple chorrada. Si hay
algo que quieras confesar, ste es el sitio para hacerlo: nada de nombres ni reglas
ni colores, salvo uno.
No, no es el negro, como podrais suponer. El negro es demasiado limitado. El
negro implica falta de profundidad. Sin embargo, el azul es creativo, es
melancola. El azul es la msica del alma. Y el azul es el color de nuestro clan,
que abarca todos los matices de la maldad, todos los sabores de los deseos impos.
Por el momento, es un clan pequeo, con menos de doce asiduos.
En primer lugar est Capitanmataconejos: Andy Scott, de Nueva York. Su blog
es una mezcla de humor absurdo, fantasas pornogrficas y violentas invectivas
contra los negros, los maricas, los gilipollas, los gordos, los cristianos y,
ltimamente, los franceses, aunque dudo que alguna vez hay a matado una
mosca.
Luego est chrysalisbaby, alias Chry ssie Bateman, de California. Es la tpica
foca; est a dieta desde los doce aos, y ahora pesa ms de ciento treinta kilos. Su
debilidad es enamorarse de hombres crueles. Nunca aprende. Y nunca lo har.
Despus est ClairDeLune, Clair Mitchell para los amigos. sta vive aqu; da
clases de autoexpresin creativa en la Universidad de Malbry (lo que explica su
tono expositivo ligeramente superior y su aficin a la chchara psicolgica) y
dirige un grupo de escritores on-line, as como una pgina web de fans de un
actor de mediana edad vamos a llamarle Angel Blue con el que est
obsesionada. Angel es una eleccin fuera de lo normal, un actor especializado en
personajes inmorales, tipos trastornados, asesinos en serie y otros papeles de
villano. No es una estrella, aunque su rostro le resulta popular a todo el mundo.
Ella suele colgar aqu algunas fotos suy as. Curiosamente, se parece un poco a m.
Luego est Toxic69, alias Stuart Dawson, de Leeds. Tras quedarse
minusvlido a causa de un accidente de moto, se pasa su agria vida on-line,
donde nadie tiene por qu compadecerse de l. Y tambin est Puradominacion9,
de Fife, que vive para Warcraft y Second Life, ajeno al hecho de que su vida se
va consumiendo a toda velocidad. Adems, hay unos cuantos curiosos y
visitantes espordicos: JennyTrucos, BombaNumero29, Jesusesmicopiloto,
etctera, que ofrecen una divertida variedad de respuestas a nuestras entradas y
van desde la admiracin a la indignacin, desde el aplauso al insulto.
Y finalmente, por supuesto, est Albertine. Decididamente, ella no es como
los dems; sus comentarios tienen un tono de confesin que me parece ms que
prometedor; en ellos se advierte el peligro, un trasfondo sombro, un estilo en
cierto modo ms parecido al mo. Y vive aqu, en el Village, a menos de doce
calles de distancia
Coincidencia?
No tanta. Por supuesto, la he estado espiando, sobre todo desde que muri mi
hermano. No con malicia, sino con curiosidad, incluso con cierta envidia. Parece
muy serena, muy tranquila, muy a salvo en el interior de su pequeo mundo,
muy ajena a lo que ocurre. Sus comentarios son tan ntimos, tan desnudos y tan
sorprendentemente ingenuos que nunca creeras que es uno de los nuestros, un
villano entre villanos. Sus dedos bailan sobre las teclas del piano como si fueran
derviches. Me acuerdo de eso, y de su voz agradable y de su nombre, que huele
a rosas.
A Rilke, el poeta, lo mat una rosa. Muy Sturm und Drang por su parte. Un
rasguo que se hizo con una espina se le infect; un regalo venenoso que sigue
haciendo de las suy as. Personalmente, no le veo la gracia. Siento ms afinidad
con la tribu de las orqudeas: son las subversivas del mundo vegetal, las que se
agarran a la vida donde pueden, sutiles e insidiosas. Las rosas son muy vulgares,
con sus ptalos rosados, su intrigante aroma, sus desagradables hojas y sus
maliciosas y diminutas espinas que se clavan en el corazn
Oh, rosa, ests enferma!
Acaso no lo estamos todos?
4
Muchos accidentes ocurren en casa. Es algo que l sabe muy bien; se pas gran
parte de su infancia evitando lo que, en potencia, poda causarle algn dao: el
patio de recreo, con sus rotondas y sus glorietas, y las pas de la verja; el
estanque, con su hmeda orilla, en la que un chiquillo poda resbalar fcilmente y
ser arrastrado hasta morir hacia sus oscuras profundidades; las bicicletas,
capaces de lanzarle al asfalto y hacerle magulladuras en las rodillas y las
manos, o peor an, acabar bajo las ruedas de un autobs y ser despellejado
como una naranja, el cuerpo troceado y esparcido por toda la calle. Los otros
nios puede que no entendieran lo especial y lo sensible que era Nios malos
que le hacan sangrar la nariz y nias malas capaces de romperle el corazn
Los accidentes ocurren con mucha facilidad.
sa es la razn, y a estas alturas es consciente de ello, de que sepa cmo
provocar un accidente. Tal vez un accidente automovilstico, o una cada desde lo
alto de una escalera, o un simple incendio casero a causa de un cortocircuito.
Pero cmo se provoca un accidente un accidente fatal, por supuesto si
alguien no conduce, no practica deportes de riesgo y cuy a idea sobre una noche
loca es ir a bailar con las amigas a la ciudad (ellas siempre bailan, nunca salen
sin ms) y cotillear mientras se toma una copa de vino?
No es el acto en s lo que le da miedo. Lo que le da miedo son las
consecuencias. Sabe que la Polica lo llamara. Sabe que sera un sospechoso, por
muy accidental que fuera el hecho, y tendra que responderles, suplicar su
inocencia, convencerles de que no era culpa suy a
se es el motivo por el que debe escoger su momento. No puede haber
ningn margen para el error. Sabe que un asesinato es algo muy parecido al sexo:
hay gente que sabe cmo tomarse su tiempo; disfrutar de los rituales de la
seduccin, el rechazo y la reconciliacin; gozar del suspense, de la emocin de la
caza. Sin embargo, la may ora slo necesitan hacerlo, quitarse de encima las
ganas lo antes posible, distanciarse de los horrores de la intimidad; saber, por
encima de todo, que se han liberado.
Los grandes amantes saben que no se trata de eso.
Y los grandes asesinos tambin.
No, no es que l sea un gran asesino. Slo es un aspirante aficionado. Sin un
modus operandi establecido, se siente como un artista desconocido que an tiene
que encontrar su propio estilo. sa es una de las cosas ms difciles, tanto para
un artista como para un asesino. El asesinato, al igual que todos los actos de
autoafirmacin, exige una gran confianza en uno mismo. Y l an se siente como
un principiante: tmido, vacilante, con dudas acerca de su talento y sin saber si
darse a conocer. Y a pesar de todo eso, es vulnerable; tiene miedo no slo del
acto en s mismo, sino tambin de la acogida que tendr que afrontar, miedo de
esa gente que, inevitablemente, lo juzgar, lo condenar y lo malinterpretar
Evidentemente, la odia. De lo contrario, nunca lo habra planeado; l no es un
asesino dostoy evskiano, de esos que actan al azar y de forma irreflexiva. La
odia con una pasin que nunca ha sentido por nada, una pasin que bulle en su
interior como la sangre, que lo arrastra como una amarga ola azul
Se pregunta cmo sera librarse de ella de una vez por todas, librarse de esa
presencia que lo envuelve. Librarse de su voz, de su cara, de sus costumbres. Sin
embargo, tiene miedo, y no tiene experiencia. Por eso lo planea todo con sumo
cuidado, eligiendo al sujeto (se niega a emplear la palabra vctima) de acuerdo
con las normas, preparndolo todo con la pulcritud y la precisin con la que suele
hacer cualquier cosa
Un accidente. Eso es lo que fue.
Un desgraciado accidente.
Para cruzar los lmites, se dice, primero hay que aprender a seguir las
normas. Para acometer un acto as uno debe entrenarse, afinar su arte con un
elemento bsico, de la misma forma que un escultor trabaja con arcilla
desechando todo lo que no sea perfecto, repitiendo el experimento hasta
conseguir el resultado deseado antes de crear su obra maestra. Puede que sea
una ingenuidad, piensa, esperar un gran logro en su primera tentativa. Al igual
que con el sexo, la primera vez resulta a menudo torpe, poco elegante y
embarazosa. Se ha preparado para esto. Su objetivo es simplemente que no le
pillen. Tiene que ser un accidente y su relacin con el sujeto, aunque real,
debe ser lo suficientemente distante como para desafiar a quienes irn tras l.
Como veis, piensa como un asesino. En el fondo de su corazn, siente su
glamour. Nunca le hara dao a alguien que no mereciera morir. Puede que sea
malvado, pero no es injusto ni tampoco un degenerado. l no ser un asesino
vulgar, pedestre, irreflexivo, descuidado o al que consuman los remordimientos.
Mucha gente muere de forma intil, pero en su caso, al menos, habr una
razn y , s, ser una especie de acto de justicia. Un parsito menos en el
mundo, lo que har de ste un lugar mejor.
Escribe un comentario:
chrysalisbaby: vay a, esto es impresionante.
JennyTrucos: (comentario borrado).
ClairDeLune: Esto es fascinante, chicodeojosazules. Se trata de tu autntico
dilogo interior o es el retrato de un personaje que piensas desarrollar ms?
En cualquier caso, me gustara seguir ley endo!
JennyTrucos: (comentario borrado).
6
La may ora de los accidentes ocurren en casa. Supongo que as fue como
aparec y o: uno de tres hijos, nacidos en un espacio de cinco aos. Primero
Nigel, luego Brendan y despus Benjamin, aunque para entonces ella dej de
utilizar nuestros verdaderos nombres y y o siempre fui B. B.
Benjamin. Es un nombre judo. Significa Hijo de mi mano derecha. No es que
sea muy halagador, la verdad, si te paras a pensar lo que hacen los hombres con
la mano derecha. Pero claro, el hombre a quien llambamos pap no era un
padre muy consciente de sus obligaciones. Nigel era el nico que se acordaba de
l, y slo tena algunos recuerdos muy vagos: un vozarrn, un rostro spero y
olor a tabaco y cerveza. O puede que la memoria hiciera lo que suele hacer a
veces: llenar los vacos con detalles verosmiles mientras el resto da vueltas en las
tinieblas, como un ovillo de lana de oveja negra.
No es que Nigel fuera la oveja negra Todo eso vino despus. No obstante, s
estaba destinado a vestir siempre de negro, y, con el tiempo, eso acab
influy endo en su carcter. En aquella poca, mam trabajaba como mujer de la
limpieza: quitaba el polvo y pasaba la aspiradora en las casas de los ricos, haca
su colada, planchaba su ropa, lavaba sus platos y fregaba sus suelos. El tiempo
que dedicaba a nuestro hogar no era un trabajo remunerado, de modo que pas a
ser algo secundario. No es que fuera descuidada, pero para ella el tiempo era lo
ms importante, y haba que ahorrarlo a toda costa.
De modo que, con tres hijos con tan poca diferencia de edad y tantas coladas
que hacer todas las semanas, ide un sistema muy ingenioso. Para asegurarse de
que todas las piezas de ropa pudieran ser identificadas, asign un color a cada uno
de sus hijos y las compraba en la tienda de Oxfam. As pues, Nigel llevaba ropa
negra, incluso la interior; Brendan siempre vesta de marrn, y Benjamin
Bueno, estoy seguro de que podis suponerlo.
Evidentemente, nunca se le pas por la cabeza lo que poda provocar en
nosotros una decisin as. Los colores marcan diferencias; es algo que os puede
decir cualquier empleado de hospital. sa es la razn por la que la unidad de
oncologa del hospital donde trabajo est pintada de un alegre tono rosa; las salas
de espera de un relajante color verde, el pabelln de maternidad de amarillo
Sin embargo, mam nunca comprendi el poder secreto de los colores. Para
ella slo se trataba de una forma prctica de organizar la colada. Mam nunca se
pregunt lo que poda suponer vestir del mismo color un da s y otro tambin: el
aburrido color marrn, el lgubre negro o el hermoso y deslumbrante azul de
cuento de hadas
En aquella poca, mam era distinta. Las madres de algunos nios son dulces
y cariosas, pero la ma era, en fin, otra cosa.
Gloria Beverly Green se era su nombre de soltera fue la tercera de los
hijos de una empleada de una fbrica y un trabajador de la siderurgia. Mam
pas su infancia en Malbry, en un laberinto de casas de ladrillo adosadas
conocido como Red City. La gente tenda la ropa en la calle, haba holln por
todas partes y unos callejones adoquinados que no conducan a ningn sitio, salvo
a unas paredes llenas de pintadas en las que se alineaban los cubos de basura.
En aquellos tiempos y a tena ambiciones y soaba con pabellones lejanos,
play as remotas y muchachas trabajadoras a las que rescataba un millonario.
An hoy, mam sigue crey endo en el amor verdadero, la lotera, los libros de
autoay uda, el poder de la palabra, los artculos de las revistas, los consultorios
sentimentales y los anuncios de televisin en los que los suelos siempre estn
limpios y las mujeres siempre tienen lo que merecen
Evidentemente, nunca fue una mujer imaginativa ni especialmente brillante
dej la escuela con tan slo el ttulo de bachillerato, pero Gloria Green era lo
bastante resuelta como para compensar sus puntos flacos, de modo que emple
toda su considerable fuerza de voluntad y su energa en encontrar una forma de
escapar de la mugre y estrechez de miras de Red City y alcanzar ese mundo
televisivo lleno de bebs perfumados, suelos relucientes y vestidos que poda
cambiar su vida.
Mantener la fe no fue fcil. Red City era todo cuanto conoca. Una trampa
para ratones que te atrapa pero que en raras ocasiones te deja ir. Todas sus
amigas se casaron siendo unas adolescentes, encontraron un empleo y tuvieron
hijos. Gloria se qued con sus padres; ay udaba a su madre en casa y esperaba
tediosamente, da tras da, a un prncipe que nunca llegaba.
Y al final se dio por vencida. Chris Moxon era un amigo de su padre; tena un
puesto de pescado frito con patatas y viva en los lmites de White City. No era
exactamente pescado fresco era may or y ms calvo de lo que ella haba
imaginado, aunque era amable y atento, y por entonces Gloria y a estaba
desesperada. Se cas con l en la iglesia de Todos los Santos, con un vestido de tul
blanco y un ramo de claveles, y durante un tiempo casi crey que haba
conseguido escapar de la ratonera
Sin embargo, descubri que el olor a fritanga se pegaba a todo lo que llevaba:
sus vestidos, sus medias, incluso sus zapatos. Por muchos Marlboros que fumara,
por mucho perfume que se pusiera, ese hedor su hedor segua all,
impregnndolo todo. Se dio cuenta de que no haba conseguido huir de la
ratonera, sino que simplemente se haba enganchado an ms a ella.
Entonces, ese mismo ao, en una fiesta de Navidad, conoci a Peter Winter.
Trabajaba en un concesionario de automviles de la ciudad y conduca un BMW.
Para Gloria Green fue algo embriagador y tuvo su primera aventura con la
frialdad de un jugador de pquer profesional. Sin lugar a dudas, las apuestas eran
altas. El padre de Gloria se haba inclinado por el mundo de Chris, pero el de
Peter Winter era prometedor: era un hombre solvente, ambicioso, tranquilo y
soltero. l le propuso dejar White City y buscar una casa en el Village
A Gloria le pareci bien y convirti a Peter en su proy ecto personal. Un ao
despus estaba divorciada y embarazada de su primer hijo. Por supuesto, le jur
a Peter que el nio era suy o, y, en cuanto pudo, se cas con l, a pesar de las
protestas de su familia.
Esta vez no lo hizo a bombo y platillo. Gloria los haba avergonzado a todos. A
la ceremonia, que se celebr un sombro mes de noviembre en la oficina del
registro civil, no asisti nadie. Y cuando las cosas empezaron a venirse abajo
cuando Peter empez a beber, cuando el concesionario cerr, los padres de
Gloria se negaron a ceder y a ver al beb a quien ella haba puesto el nombre de
su padre
Sin embargo, Gloria se mantuvo impertrrita. Acept un empleo nocturno en
la ciudad, mientras por las maanas segua limpiando, y cuando volvi a
quedarse embarazada lo ocult, usando una faja hasta el octavo mes, a fin de
poder seguir trabajando. Cuando naci su segundo hijo, acept encargos para
remendar ropa y para planchar, por lo que la casa siempre estaba llena del vapor
y el olor de coladas ajenas. El sueo de tener una casa en el Village era cada vez
ms remoto, pero al menos en White City haba escuelas, un parque para los
nios y ella consigui un trabajo en la lavandera. Las cosas le iban bien a Gloria,
que contemplaba su nueva vida con optimismo.
Sin embargo, tras dos aos en el paro, Peter Winter haba cambiado. Aquel
hombre, en tiempos lleno de encanto, haba engordado y se pasaba los das frente
a la televisin, fumando Camel y tomando cerveza. Gloria se encargaba de l,
muy a su pesar y, sin ella saberlo, para entonces volva a estar embarazada.
Nunca conoc a mi verdadero padre. Mam apenas hablaba de l. Segn
creo, era guapo. Yo tengo sus ojos. Creo que, en secreto, ella pensaba que l
poda ser su billete para salir de White City, pero el seor Ojos Azules tena otros
planes, y cuando mam descubri la verdad, su barco y a haba zarpado con
destino a play as ms soleadas, y la haba dejado sola para capear el temporal.
Nadie sabe cmo se enter Peter. Tal vez los viera juntos en algn sitio. Tal
vez alguien le dijo algo. Tal vez slo lo supuso. Sin embargo, Nigel recordaba la
noche en que se fue o al menos eso deca, aunque en esa poca slo deba
de tener unos cinco aos. Fue una noche de platos rotos y de insultos, y luego el
sonido del motor del coche al arrancar, un portazo y el chirrido de las ruedas en
la calle, un sonido que a m siempre me evoca el olor de las palomitas y las
butacas de un cine. Luego, poco despus, un choque, cristales rotos y el ulular de
las sirenas
Evidentemente, Nigel nunca oy nada de todo eso, aunque era as como lo
contaba; sa es la versin de la historia segn mam. Peter Winter tard tres das
en morir y dej a su viuda sola y embarazada. Sin embargo, Gloria Green era
una mujer fuerte. Busc una canguro en White City y trabaj ms duro, fue
muy exigente consigo misma y al final dej de trabajar dos semanas antes de
que naciera el beb. La gente que le daba trabajo hizo una colecta que ascendi a
un total de cuarenta y dos libras; Gloria invirti parte de ese dinero en una
lavadora y el resto lo meti en el banco, para ahorrar. En aquella poca slo tena
veintisiete aos.
Llegados a este punto, creo que y o habra vuelto con mis padres. Gloria no
trabajaba, apenas le quedaba dinero y no tena amigos. Su aspecto tambin
empez a marchitarse, y quedaba muy poco de la Gloria Green que haba
dejado Red City con grandes esperanzas. Sin embargo, arrastrarse de nuevo
hasta los pies de su familia, derrotada y con dos hijos, un beb y sin marido era
algo impensable. De modo que se qued en White City. Trabajaba en casa y
cuidaba de sus hijos; lavaba, planchaba, zurca y limpiaba mientras segua
buscando sin parar otra forma de escapar, incluso cuando y a haba dejado atrs
su juventud y White City se iba cerrando en torno a ella como unas manos que
quisieran asfixiarla.
Y entonces mam tuvo un golpe de suerte. El seguro de Peter pag todas las
deudas. Result que aquel hombre vala ms muerto de lo que nunca haba valido
estando vivo, y al final mam dispuso de un poco de dinero. No era todo el que le
haca falta nunca tena bastante, aunque vio un poco de luz en las tinieblas. Y
ese golpe de suerte se produjo justo cuando su tercer hijo lleg al mundo, y eso
le convirti en su amuleto, en su boleto ganador.
En algunos lugares del mundo existe la creencia de que los ojos azules traen
mala suerte, que son una seal del diablo disfrazado. Sin embargo, tener un
talismn de ojos azules una bola de cristal en un trozo de cuerda es una
forma de esquivar la mala fortuna y de mandar de vuelta al mal a su lugar de
origen, de desterrar los demonios a su guarida y cambiarlos por buena suerte
Mam, gracias a su aficin a los melodramas televisivos, crea en las
soluciones mgicas. La ficcin como remedio. La vctima siempre es una chica
guapa, y las respuestas siempre estn ante sus narices, aunque slo se revelan en
la penltima escena: por casualidad, o puede que a travs de un nio que ata
todos los cabos sueltos con un lazo en una encantadora fiesta de cumpleaos.
Evidentemente, la vida es diferente. La vida no es ms que un montn de
cabos sueltos. Y a veces el hilo que pareca llevar tan claramente hasta el
corazn del laberinto resulta ser tan slo una cuerda enredada que nos conduce
hacia las tinieblas, muertos de miedo, consumidos, convencidos cada vez ms de
que la realidad sigue existiendo en algn lugar, a la vuelta de la esquina, aunque
sin nosotros
Habra sido demasiada suerte, aunque estuve muy cerca. Casi lo bastante
cerca como para tocarla antes de que me la arrebataran. No fue culpa ma,
aunque ella sigue culpndome. Y, desde entonces, he tratado de hacer todo lo que
ella espera de m, y aun as nunca es suficiente, Gloria Green siempre quiere
ms
Es as como te sientes?, pregunta Clair. Crees que no eres lo bastante
bueno?
Zorra. Mejor ni hablar de eso.
Que sepas que no eres la primera que lo intenta. Vosotras, las mujeres,
siempre preguntando. Pensis que es muy fcil juzgar causa y efecto, analizar y
justificar. Acaso crees que puedes meterme en una de tus cajitas y etiquetarme
como si fuera un insecto? Que blandiendo unos cuantos detalles sobre m puedes
penetrar en el fondo de mi alma?
Ah no tienes nada que hacer, ClairDeLune. En realidad, no sabis nada de
m. Acaso piensas que soy un novato en esto? Llevo entrando y saliendo de
grupos como el tuy o desde hace casi veinte aos. De hecho, es bastante divertido:
recordar incidentes de la infancia, inventar sueos, convertir la paja en fantasa,
como en el cuento
En ese sentido, Clair est convencida de que conoce al hombre que se
esconde detrs del avatar. Chry ssie, la foca, alias chrysalisbaby, tambin cree
que me comprende, cuando en realidad y o s ms acerca de ellas de lo que
llegarn a saber jams sobre m; s cosas que tal vez me resulten tiles si un da
decido aprovecharlas.
Clair cree que est intentando ay udarme. Yo creo que hay algo que se niega
a reconocer. Las clases de escritura teraputica de Clair, de hecho, no son ms
que un disimulado intento de someterse a un psicoanlisis para aficionados. Y la
fascinacin virtual de Clair por todo lo malo y peligroso da a entender que ella
tambin se siente herida. Me imagino que tal vez vivi algn abuso siendo una
nia, puede que a manos de un miembro de su familia. Su obsesin por Angel
Blue, el actor un hombre mucho may or que ella, sugiere que tal vez tenga
debilidad por los viejos. Por supuesto, soy capaz de compadecerla, pero eso no
resulta muy tranquilizador tratndose de alguien que da clases. Adems, la
convierte en un ser muy vulnerable. Espero que no acabe mal.
En cuanto al inters que Chry ssie, la foca, siente por m, tiene toda la pinta
de ser algo meramente romntico. Eso supone un cambio con respecto a sus
comentarios habituales, que en general consisten en una serie de listas que
detallan las caloras que consume Coca-Coca Light: 1,5 cal; Skinny Cow[4] : 90
cal; nachos, queso bajo en grasa: en torno a 300 cal, completadas con
desesperantes monlogos sobre lo fea que se ve o un sinfn de fotografas de
esquelticas y frgiles chicas gticas a las que ella se refiere como su
inspiradelgacin.
A veces cuelga fotografas suy as siempre son de su cuerpo, nunca ensea
la cara sacadas con la cmara del telfono mvil frente al espejo del bao, y
anima a la gente a despotricar sobre ella. Son pocos los que cumplen con su
deseo (salvo Cap, que detesta a los gordos), aunque hay algunas chicas que le
dejan mensajes de apoy o con sacarina: Cario, vas muy bien. No te desanimes!,
o bien consejos no demasiado claros sobre dietas.
As pues, Chry ssie ha desarrollado una fe casi religiosa en las propiedades del
t verde para cambiar el metabolismo y en los alimentos sin caloras, que segn
ella incluy en las zanahorias, el brcoli, los arndanos, los esprragos y muchas
otras cosas que raramente come. Su avatar es un dibujo manga de una chica
vestida de negro con alas de mariposa en los hombros, y su frase de bienvenida
esperanzada y al mismo tiempo extremadamente triste dice as: Un da ser
ms ligera que el aire
Bueno, tal vez llegue a serlo. La esperanza es lo ltimo que se pierde. Sin
embargo, no todas las focas mueren siendo delgadas. Tal vez acabe como
algunas de ellas, muerta a causa de una apopleja o de un ataque al corazn
mientras llama a Dios con un telfono de porcelana.
Una de sus amigas virtuales, Azurechild, la ha animado a probar algo llamado
jarabe de ipecacuana. Es un purgante muy conocido, y sus posibles efectos
secundarios son fatales, aunque provoca una rpida prdida de peso.
Evidentemente, es muy irresponsable habra quien lo calificara directamente
como un delito animar a alguien con el problema de peso de Chry ssie, cuy o
corazn y a est muy debilitado, a tomar una sustancia tan peligrosa.
Aun as, es cosa suy a, no? Nadie la obliga a seguir ese consejo. Nosotros no
creamos esas situaciones. Lo nico que hacemos es pulsar teclas. Control. Alt.
Suprimir. Y adis. Un error fatal. Un accidente
l la llama seora Azul Elctrico. Lo suy o son los aparatos: lo ltimo en timbres
de puerta, reproductores de CD, exprimidores, ollas exprs y microondas. Uno se
pregunta qu hace con tantos chismes; slo en la habitacin de invitados hay
nueve cajas con secadores y tenacillas para el pelo, aparatos para dar masajes
en los pies, licuadoras, mantas elctricas, vdeos, radios para la ducha y
telfonos, todos ellos obsoletos.
Nunca tira nada y guarda todos los aparatos por las piezas, dice, aunque ella
pertenece a esa generacin de mujeres que consideran la incapacidad para la
tcnica como un rasgo encantador de la fragilidad femenina y no simple pereza,
y l sabe que no tiene ni idea. Piensa que es un parsito intil y manipulador y
cree que nadie siente suficiente pena por ella, y mucho menos su familia.
Reconoce su voz de inmediato. l ha estado trabajando media jornada en un
taller de reparacin elctrica situado a unos tres kilmetros de donde vive. Es una
tienda antigua, que se ha quedado obsoleta; en su pequeo escaparate hay varios
aparatos de televisin hechos polvo y aspiradoras, y est lleno de polillas que han
aleteado en su interior hasta morir. Lo ha llamado al mvil un viernes a las
cuatro de la tarde, ni ms ni menos para que eche un vistazo a su coleccin de
aparatos averiados.
Actualmente tiene cincuenta y cinco aos, aunque puede parecer ms joven
o ms vieja segn las necesidades. Tiene el pelo de color rubio cenizo, los ojos
verdes, unas bonitas piernas y un aire revoltoso, casi adolescente, que puede
convertirse en desdeoso en un abrir y cerrar de ojos. Y le gusta la compaa de
hombres jvenes y atractivos.
Un hombre joven y atractivo. Bueno, eso es lo que es l. Los vaqueros
estilizan su figura, su rostro es anguloso, lleva el pelo ligeramente largo y tiene
unos ojos de un brillante y llamativo color azul grisceo. No es un chico de
revista, pero s lo bastante atractivo para la seora Azul Elctrico y, adems, a
su edad, piensa l, no puede andarse con remilgos.
Le dice enseguida que est divorciada. Le prepara una taza de t Earl Grey,
se queja de lo cara que est la vida, suspira profundamente por su soledad y por
lo poco atendida que se siente por su hijo, que trabaja en la ciudad. Al final, con
el aire de quien va a conceder un gran privilegio, le ofrece su coleccin de
aparatos a cambio de dinero.
Evidentemente, los chismes no sirven para nada. Se lo dice en un tono muy
delicado, y le explica que los aparatos elctricos antiguos slo sirven para
llevarlos al vertedero, que su coleccin no cumple con los actuales requisitos de
seguridad y que su jefe le matara si le pagara ms de diez libras por ellos.
En serio, seora b. dice. Lo nico que puedo hacer es tirarlo en lugar
de que lo haga usted. Me lo llevar al vertedero. El Ay untamiento le cobrara por
ello, pero y o me he trado la furgoneta
Ella se queda mirndole con expresin desconfiada.
No, gracias.
Slo intentaba ay udarla dice l.
Bueno, en ese caso, joven dice ella, con voz cristalina pero de tono
glacial, podra ayudarme echndole un vistazo a la lavadora. Creo que se ha
atascado Hace una semana que no desagua
l se queja,
Me estn esperando en otro sitio
Creo que es lo menos que puede hacer dice ella.
Evidentemente, l accede. Ella y a saba que lo hara. En su voz an persiste
esa mezcla de vulnerabilidad y desdn, de indefensin y autoridad que a l le
parece irresistible
Lo que ocurra es que se haba soltado la correa de transmisin, eso era todo.
l desatranca el tambor, sustituy e la correa, se seca las manos en los vaqueros y
ve en el reflejo del cristal de la puerta que ella le est observando.
Puede que en otros tiempos fuera una mujer atractiva. Ahora podra decirse
que se conserva bien: es una frase que su madre suele utilizar a veces y que en l
evoca imgenes de botes de productos qumicos y momias egipcias. Sabe que
ella le est observando con una mirada extraamente estudiada; puede sentir sus
ojos como si fueran sendos soldadores perforndole la zona de los riones Una
mirada que evala y que es descuidada y depredadora al mismo tiempo.
No se acuerda de m, verdad? pregunta l, volviendo la cabeza para
sostener su mirada.
Ella le observa con expresin imperiosa.
Mi madre sola ir a limpiar a su casa.
De veras?
El tono de su voz da a entender que seguramente es incapaz de recordar a
toda la gente que ha trabajado para ella. Sin embargo, por un momento parece
acordarse de algo Al menos, entorna los ojos y sus cejas desaparecen para
volver a emerger, pintadas de marrn, dos centmetros por encima de donde
deberan estar, arqueadas con algo parecido a la angustia.
A veces sola llevarme con ella.
Dios mo! Ella se queda mirndole fijamente. Chicodeojosazules?
Eso le deja patidifuso, evidentemente. Ella nunca volver a mirarle. En todo
caso, no de esa manera, recorriendo su espalda con ojos lnguidos, calculando
la distancia que hay entre su nuca y su espina dorsal, analizando la tensa
curvatura de su culo embutido en esos vaqueros descoloridos. Ahora le ve tiene
cuatro aos y el color de su pelo an no ha acusado el paso del tiempo, y de
pronto el peso de los aos cae sobre ella como un abrigo mojado y se siente
vieja, terriblemente vieja
l est sonriendo.
Creo que esto y a est listo dice.
Voy a pagarte algo, por supuesto dice ella demasiado deprisa, para
disimular su bochorno, como si crey era que l trabaja gratis, como si fuera un
gesto que hara que l estuviera eternamente en deuda con ella.
Sin embargo, ambos saben por qu va a pagarle. La culpa, quizs simple,
pero nunca pura, sin edad, incansable y amarga.
La vieja y pobre seora B., piensa l.
De modo que le da las gracias amablemente, acepta otra taza de ese t tibio
que huele vagamente a pescado y finalmente se va con la certeza de que seguir
viendo de nuevo a la seora Azul Elctrico en futuros das y semanas.
Evidentemente, todo el mundo es culpable de algo. Pero no todos merecen morir.
No obstante, a veces el karma pasa por casa para cosechar lo que haba
sembrado, y en algunas ocasiones un acto divino exige el toque de la mano
humana. Y, en cualquier caso, no es culpa suy a. Ella lo vuelve a llamar una
docena de veces: para instalar un enchufe, para cambiar un fusible y las pilas de
la cmara y, ms recientemente, para instalar su PC nuevo (slo Dios sabe por
qu necesita uno, porque ella va a morir dentro de una o dos semanas), lo cual
provoca un montn de llamadas urgentes, que a su vez precipitan su actual
decisin de borrarla de la faz de la Tierra.
En realidad, no se trata de nada personal. Hay gente que simplemente
merece morir, y a sea porque es malvada, maliciosa, culpable o, en este caso,
porque le ha llamado chicodeojosazules
Muchos accidentes ocurren en casa. De forma tan habitual como para provocar
uno, y aun as tiene dudas. Y no porque tenga miedo que lo tiene, un miedo
terrible, sino simplemente porque quiere espiar. Juega con la idea de ocultar
una cmara cerca de la escena del crimen, aunque se trata de un gesto vanidoso
que difcilmente puede permitirse y desecha el plan (no sin lamentarlo), y en
lugar de eso considera el mtodo que debe emplear. Hay que comprenderlo: es
muy joven, y cree en la justicia potica. Le gustara que ella muriera de una
forma en cierto modo simblica: tal vez electrocutada, por el mal
funcionamiento de una aspiradora o de uno de los vibradores que esconde en el
armario del bao (dos de ellos de un discreto color carne y el tercero de un
prpura inquietante), entre los frascos de crema y los de pastillas.
Por un momento se siente casi seducido por la idea. Sin embargo, sabe que
los planes muy elaborados raramente funcionan, y desestima con firmeza la
imagen de la seora Azul Elctrico masturbndose en su tumba con la ay uda de
uno de sus aparatos, y en su siguiente visita inicia los preparativos para provocar
un vulgar pero eficaz incendio domstico y vuelve a casa a tiempo para picar
algo frente a la televisin. Mientras tanto, en otra calle, la seora Azul Elctrico
se est preparando para acostarse (con o sin su compaero de color prpura) y
muere durante la noche, probablemente por inhalacin de humo, piensa, aunque,
evidentemente, lo nico que puede hacer es esperar
La Polica llama al da siguiente. l les dice que intent ay udarla, que todos
los aparatos de la casa eran susceptibles de provocar un accidente, que ella
siempre sobrecargaba los enchufes con los electrodomsticos y que bastaba con
una pequea subida de tensin para
En realidad, la Polica le parece ridcula. Piensa que su culpabilidad se
despliega ante sus narices para que puedan verla, y aun as no lo hacen; slo se
sientan en el sof y se toman el t que les ha preparado su madre, hablando
educadamente con l, como si no quisieran molestarle, mientras ella vigila con
suspicacia, pendiente de cualquier atisbo de culpa.
Espero que no estn insinuando que ha sido culpa suy a. Trabaja muy duro,
y es un buen chico.
l disimula una sonrisa con la mano. Est temblando de miedo, pero las ganas
de rer se apoderan de l y tiene que fingir un ataque de pnico antes de que
alguien se d cuenta de que aquel hombre plido de ojos azules se est
desternillando de risa
Ms tarde es capaz de analizar ese momento. Es una sensacin arrebatadora,
algo parecido a un orgasmo, a un estado de gracia. A su alrededor, los colores
brillan y se expanden, las palabras cobran nuevos y deslumbrantes sentidos, los
olores se hacen ms intensos. Se estremece y solloza, y el mundo estalla y se
resquebraja como un cuadro, revelando la luz de la eternidad
La agente de Polica (siempre hay una) le tiende un pauelo. l lo acepta y
se seca la cara, con expresin asustada y culpable, aunque sigue rindose,
mientras ella, que tiene veinticuatro aos y puede que se sienta incmoda con ese
uniforme, interpreta sus lgrimas como una seal de dolor y posa una mano en
su hombro, sintindose extraamente maternal
No pasa nada, hijo. No es culpa tuya.
Y ese horrible sabor en el fondo de su garganta, el sabor que asocia a su
infancia, un sabor a fruta podrida, a gasolina y a ese asqueroso chicle con aroma
de rosas, desaparece una vez ms como un banco de nubes, dejando tan slo un
cielo azul, y l piensa
Por fin soy un asesino.
Publica un comentario:
chrysalisbaby: bien, bien! chicodeojosazules es guay
Capitanmataconejos: La seora Azul Elctrico masturbndose en su
tumba To, pagara por leer una escena as. Qu te parece, eh?
Jesusesmicopiloto: ests enfermo. espero que lo sepas.
chicodeojosazules: Soy consciente de mi estado, gracias.
chrysalisbaby: bueno me da igual a m me pareces increble.
Capitanmataconejos: S, macho. Pasa del trol. Esos capullos no saben distinguir
un buen relato ni cuando se dan de narices con l.
Jesusesmicopiloto: ests enfermo y tendran que procesarte.
JennyTrucos: (comentario borrado).
ClairDeLune: Si estos relatos te ofenden, entonces haz el favor de no entrar aqu
para leerlos. Gracias, chicodeojosazules, por compartir esto. S lo difcil que
debe de ser expresar estos pensamientos tan oscuros. Bien hecho! Espero
seguir ley endo esta historia mientras la desarrollas!
9
No, no me lo tomo como algo personal. No todo el mundo sabe apreciar un relato
de ficcin bien escrito. En opinin de muchos, soy un enfermo y un depravado y
merezco que me encierren, que me dejen hecho papilla o que me maten.
As pues, todo el mundo es crtico, de acuerdo? Me llegan un montn de
amenazas de muerte. La may ora son diatribas del escuadrn de Dios:
Jesusesmicopiloto y sus amigos, que siempre escriben en may sculas y usan
pocos signos de puntuacin, salvo por el bosque de signos de exclamacin que se
eleva por encima del texto principal como las lanzas de una tribu hostil y que me
dicen ests enfermo (sic), que se acerca el da! y que y o debera arder en el
infierno (!!!) con todos los maricas y los pedfilos!
Vale, gracias. Hay majaras por todas partes. Un miembro reciente, que se
hace llamar Jenny Trucos, se ha convertido en un visitante habitual que escribe
comentarios sobre mis relatos en un tono cada vez ms indignado. Su estilo es
pobre, aunque lo compensa su mordacidad; no se ahorra ninguna expresin que
se refiera al abuso y promete sumirme en un mundo de dolor si alguna vez logra
ponerme las manos encima. Sin embargo, dudo que lo haga. Internet es un lugar
seguro, casi como un confesionario. Nunca publico mis datos. Adems, su ira me
divierte. Todo lo que dicen me resbala.
Pero ahora en serio: me encantan las ovaciones. Incluso disfruto de los
ocasionales silbidos. Provocar una reaccin mediante las palabras es, con toda
seguridad, la may or de las victorias. se es el objetivo de mis relatos. Incitar. Ver
qu reacciones soy capaz de despertar. Amor y odio, aprobacin y desprecio,
sentencias, ira y desesperacin. Acaso no es todo un privilegio ser capaz de que
alguien d un puetazo en el aire, o se sienta un poco mal, o llore, o quiera
ejercer la violencia en m o en los dems? Entrar sigilosamente en la mente de
otro, conseguir que hagas lo que y o quiero que hagas
Acaso no vale la pena?
En fin, la buena noticia es que aparte del hecho de que se me ha pasado el
dolor de cabeza ahora tengo ms tiempo para m. Una de las ventajas de
quedarse de repente sin trabajo es la cantidad de tiempo libre que eso te
proporciona. Tiempo para dedicar a mis aficiones, las que me mantienen frente
al ordenador y las que no. Tiempo, como dice mi madre, para tomarse un
descanso y oler las rosas.
Estoy en el paro? S, as es. ltimamente he tenido algunos problemas.
Evidentemente, mam no lo sabe. En lo que a ella respecta, an sigo trabajando
en el Hospital de Malbry ; aunque los detalles no estn muy claros, son crebles,
al menos para mam, que a duras penas termin el instituto y cuy os
conocimientos mdicos, por lo que parece, estn sacados del Readers Digest y
de las series ambientadas en hospitales que suele ver por las tardes.
Adems, en cierto sentido, casi es verdad. Efectivamente, trabajaba en el
hospital trabaj all durante casi veinte aos, aunque mam nunca supo
realmente lo que haca. Operaciones tcnicas de diversa ndole una verdad a
medias, s en un lugar donde la descripcin del trabajo de cada empleado
contiene siempre las palabras operador y tcnico; hasta hace poco formaba parte
del equipo de tcnicos en higiene que haca dos turnos diarios y que se ocupaba
de tareas tan vitales como fregar, barrer, desinfectar, sacar los contenedores de
basura y tambin del mantenimiento de los servicios, las cocinas y los espacios
pblicos.
En cristiano, un empleado de la limpieza.
Mi otro trabajo, ms peligroso incluso que se una vez ms, hasta hace
poco, consista en cuidar durante el da de un anciano que estaba en una silla de
ruedas y para el que sola cocinar y limpiar; cuando tena un buen da, lea para
l, pona viejos discos de vinilo ray ados, escuchaba historias que y a haba odo
antes y luego me iba en busca de la chica del vistoso abrigo rojo
Ahora tengo ms tiempo y muchas menos posibilidades de que me pillen
mientras observo. Mi rutina diaria no ha cambiado. Me levanto por la maana,
como de costumbre, me visto para ir a trabajar, cuido de mis orqudeas, dejo el
coche en el aparcamiento del hospital, cojo el porttil y el maletn y me paso el
da en varios cibercafs, ponindome al da con mi lista de amigos o colgando
mis relatos en badguysrock, lejos de la desconfiada mirada de mi madre.
Despus de las cuatro suelo ir a menudo al caf Pink Zebra, donde hay pocas
posibilidades de que me tropiece con mam o sus amigas, y te dan acceso a
Internet por el precio de una taza de t.
Teniendo en cuenta mis gustos, creo que preferira algo menos bohemio. El
Pink Zebra, con sus enormes tazones americanos, sus mesas de formica, sus
pizarras con las recomendaciones escritas con tiza y sus ruidosos clientes, resulta
demasiado informal para m. Y su propio nombre, esa palabra, pink, tiene una
funesta acritud que me trae a la memoria mi infancia y a nuestro dentista, el
seor Pink, y su obsoleto instrumental con su empalagoso olor a gas. Pero a ella
le gusta. A la chica del abrigo rojo. Le gusta pasar desapercibida entre la clientela
del caf. Evidentemente, eso es slo una ilusin, pero una ilusin que estoy
dispuesto a concederle de momento. Una ltima cortesa de la que ella no es
consciente.
Trato de encontrar una mesa libre. Pido un t Earl Grey, sin azcar ni leche.
Es lo que beba mi antiguo mentor, el doctor Peacock, y me he aficionado a l;
no es lo ms habitual en un sitio como el Pink Zebra, donde se sirve pastel de
zanahoria orgnica y chocolate mexicano caliente y donde se refugian moteros,
gticos y gente con un montn de piercings.
Bethan, la encargada, se queda mirndome. Puede que sea por lo que he
pedido o porque llevo traje y corbata, y por lo tanto me califica como el hombre,
o puede que hoy sea tan slo por mi cara, que muestra unos puntos de sutura en
una mejilla y sendas cicatrices en cejas y labios.
Me imagino lo que est pensando. Que y o no debera estar aqu. Piensa que
huelo a problemas, aunque no es capaz de precisar hasta qu punto. Soy limpio,
tranquilo y siempre dejo propina. Y aun as hay algo en m que la descoloca y
que le hace pensar que ste no es mi lugar.
Un Earl Grey, por favor, sin leche ni limn.
Vuelvo dentro de cinco minutos, vale?
Bethan conoce a todos sus clientes. Todos los habituales tienen apodos, igual
que mis amigos virtuales: Chocolate Girl, Vegan Guy, Saxophone Man Yo, sin
embargo, slo soy vale. Me da la impresin de que se sentira mejor si pudiera
clasificarme en alguna categora tal vez el yuppie o el to del Earl Grey y
saber a qu atenerse conmigo.
No obstante, a veces prefiero despistarla: aparecer ocasionalmente con unos
vaqueros, pedir un caf (que odio) o, como hice un par de semanas atrs, media
docena de raciones de tarta, que me com una tras otra mientras ella me
observaba: era evidente que se mora por decir algo, aunque no se atrevi a
hacerlo. En cualquier caso, desconfa de m. Un hombre que se come seis
raciones de tarta es capaz de cualquier cosa.
Sin embargo, no habra que juzgar a nadie por las apariencias. La propia
Bethan no es normal, con su piercing con una esmeralda en la ceja y sus tatuajes
de estrellas en sus esquelticos brazos. Es una muchachita que compensa su
timidez y su resentimiento siendo ligeramente agresiva con cualquiera que la
mire con recelo.
Aun as, es a travs de Bethan como consigo gran parte de mi informacin.
En el caf, ella se entera de todo. Evidentemente, apenas habla conmigo, aunque
y o escucho sus conversaciones. Con gente como y o es cauta, pero con los
clientes habituales es simptica y accesible. Gracias a Bethan puedo reunir todo
tipo de informacin. Por ejemplo, s que la chica del abrigo rojo prefiere el
chocolate caliente al t, que le gusta ms la tarta de melaza que el pastel de
zanahoria, que es ms de los Beatles que de los Rolling y que el sbado a las
11.30 piensa asistir a un funeral en el crematorio de Malbry.
El sbado. S, all estar. Al menos podr verla fuera de este espantoso caf.
Puede slo puede que me ella me lo deba. La cercana. Y acabar con esta
retahla de mentiras.
Mentiras? S, todo el mundo miente. Miento desde que soy capaz de recordar.
Es lo nico que hago bien, y creo que deberamos sacar provecho a nuestros
talentos, no? Despus de todo, qu es un escritor de relatos de ficcin sino un
mentiroso con permiso para serlo? Por mis escritos, nadie dira que soy tan
normal como parezco. Al menos, normal por fuera; el corazn es otra cosa. Pero
acaso no somos todos, en el fondo, unos asesinos que expresan en cdigo Morse
sus secretos de confesionario?
Clair piensa que debera hablar con ella.
Has intentado decirle cmo te sientes?, me sugera en su ltimo correo
electrnico. Evidentemente, Clair slo sabe lo que y o quiero que sepa: que desde
hace un tiempo indefinido estoy obsesionado con una chica con la que apenas he
cruzado una palabra. Clair se siente ms identificada conmigo de lo que cree o,
mejor dicho, con chicodeojosazules, cuy o amor platnico por una chica sin
nombre es un reflejo de su pasin no correspondida por Angel Blue.
El consejo de Cap es bastante ms ordinario: Fllatela y olvdala, me dice, en
ese tono de hasto de quien est intentando ocultar en vano su propia
inexperiencia. Cuando ya no sea una novedad, la vers como una ms de esas
zorras, y podrs concentrarte en lo que es realmente importante
Toxic est de acuerdo con l y me suplica que escriba los detalles ntimos en
mi WeJay. Cuanto ms sucios, mejor, dice. Y, por cierto, cul es su talla de
sujetador?
Albertine raramente comenta el tema. Soy consciente de que lo desaprueba.
Sin embargo, chrysalisbaby escribe sobre lo que ella considera una aventura
desesperada. Incluso un hombre malvado necesita alguien a quien amar, dice, con
una torpe sinceridad. Te lo mereces, chicodeojosazules; en serio. De momento no
se ha ofrecido ella misma, pero noto el deseo en sus palabras. Insina que
cualquier chica sera afortunada si consiguiera que la amara alguien como y o.
Pobre Chry ssie. S, est gorda, pero tiene un bonito pelo y es guapa. Y y o le
he hecho creer que me gustan rellenitas.
El problema es que miento demasiado bien, y ahora quiere verme por la
cmara web. Durante las dos ltimas semanas ha hablado conmigo a travs del
diario virtual, mandndome mensajes personales con fotos suy as.
Xq no me dejas verte?
Ni hablar.
Xq? Eres feo?
S. Soy horrible. Tengo la nariz rota, un ojo morado y cortes y cardenales
por todo el cuerpo. Parece que haya boxeado veinte asaltos con Mike
Tyson.
Creme, Chryssie.
D verdad? Qu te pas?
Alguien la tom conmigo.
Oh!!! T atracaron?
Creo que podra decirse as.
Oh, joder! Oh, cario, , me gustara darte un abrazo enorme.
Gracias, Chryssie. Eres un cielo.
Te duele?
La buena de Chry ssie. Puedo sentir la compasin que desprende. A Chry ssie le
gusta cuidar de la gente, y a m me gusta alimentar su fantasa. No est
exactamente enamorada de m, no, de momento, no. Pero no me costara
demasiado conseguir que lo estuviera. Es un poco cruel, lo s, pero acaso no es
eso lo que hacen los chicos malos? Adems, es ella quien da a entender esas
cosas; lo nico que y o hago es permitrselas. Ella est a la espera de que ocurra
un accidente, y nadie podra culparme por ello.
Cario, cuntame qu te ocurri, dice, y creo que hoy tal vez le siga la
corriente. Da un poquito, qudate con todo. Acaso no es se el mejor trato
posible?
De acuerdo, cario. Lo que t digas. A ver qu sale de esta historia.
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Publica un comentario:
chrysalisbaby: impresionante vay a eso es verdad?
chicodeojosazules: Es verdad, como todo lo que escribo
chrysalisbaby: ay, pobre chicodeojosazules me gustara darte un abrazo enorme
Jesusesmicopiloto: bastardo mereces morir.
Toxic69: Venga, to. Acaso no lo merecemos todos?
ClairDeLune: Esto es fantstico, chicodeojosazules. Por fin empiezas a aceptar
tu rabia. Creo que deberamos hablar de ello con ms detalle, no crees?
Capitanmataconejos: Joder, to! Este relato engancha. Estoy ansioso por leer la
venganza.
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Eres muy insistente, JennyTrucos. Dime, te conozco?
11
Bueno, no. No fue exactamente as. Aunque por otro lado tampoco se aleja
demasiado de la verdad. La verdad, ese animal salvaje que se arrastra hacia la
luz. Sabe que si quiere nacer, algo o alguien debe morir.
Mi vida empez siendo gemelo. La otra mitad a quien, de haber
sobrevivido, mam habra bautizado con el nombre de Malcolm naci muerto
a la decimonovena semana.
Bueno, en cualquier caso, sta es la versin oficial. Mam me cont cuando
y o tena seis aos que engull a mi hermano in utero seguramente en algn
momento entre la duodcima y la decimotercera semana durante alguna
pelea sobre el lebensraum. Ocurre ms a menudo de lo que la gente cree. Dos
cuerpos, un alma, flotando en los fluidos de la naturaleza, luchando por el
derecho a vivir
Ella mantuvo vivo su recuerdo con un objeto decorativo colocado sobre la
repisa de la chimenea: una estatuilla de un perro durmiendo, con sus iniciales
grabadas. En realidad, es la pieza que romp cuando era nio, e intent mentir al
respecto para protegerme. Y por ello fui azotado con un trozo de cable elctrico
y me dijeron que haba nacido malo un asesino, incluso siendo tan slo un
embrin, y que tena que ser bueno porque se lo deba a ambos, que deba
hacer algo con mi vida prestada
En realidad, ella, en secreto, se senta orgullosa de m. El hecho de que
hubiese engullido a mi gemelo para sobrevivir le haca pensar que y o era fuerte.
Mam despreciaba profundamente la debilidad. Ella, que era dura como el acero
templado, no soportaba a los perdedores. La vida es lo que consigues hacer con
ella, sola decir. Si no luchas, mereces morir.
Despus de eso, sola soar a menudo que Malcolm cuy o nombre se me
aparece teido de enfermizos tonos de verde haba ganado la pelea y ocupaba
mi lugar. Incluso ahora sigo teniendo ese sueo: dos renacuajos hambrientos; dos
piraas; dos corazones ensangrentados en un frasco con productos qumicos,
tratando de latir como si fueran uno solo. De haber sido l quien hubiese
sobrevivido, me pregunto: habra ocupado Mal mi lugar? Se habra convertido
en chicodeojosazules?
O acaso habra tenido su propio color? El verde, tal vez, para que
armonizara con su nombre? Intento imaginarme un armario con ropa de color
verde: camisas verdes, calcetines verdes, jersis de cuello de pico verde oscuro
para ir a la escuela. Toda idntica a la ma (salvo por el color, por supuesto), de
mi misma talla, como si hubiesen colocado un cristal ante el mundo,
colorendolo todo de otro tono.
Los colores marcan diferencias. Incluso despus de tantos aos, an sigo las
pautas de colores de mi madre. Vaqueros, sudaderas, camisetas, calcetines,
incluso mis zapatillas de deporte tienen una estrella azul en uno de los lados. Un
jersey negro de cuello alto, un regalo de cumpleaos del ao pasado, sigue sin
estrenar en el fondo de un cajn, y siempre que pienso en ponrmelo siento una
absurda punzada de culpabilidad.
Ese jersey es de Nigel, me dice una voz aguda, y aunque s que es algo
irracional, an soy incapaz de usar su color, ni siquiera en su funeral.
Quizs sea por eso por lo que me odiaba. Me culpaba de todo lo que sala mal.
Me culpaba de que pap se hubiera ido; me culpaba del tiempo que haba pasado
en la crcel; me culpaba de sus fracasos, de su asco de vida, y le molestaba que
mam me prefiriera a m. Bueno, al menos eso estaba justificado. Sin duda
alguna, ella me favoreca. O al menos, lo haca al principio. Puede que fuera por
el gemelo muerto; por la angustia del parto; quizs a causa del seor Ojos Azules,
que era, como ella deca, el amor de su vida.
No obstante, Nigel convirti la rivalidad fraterna en una refinada modalidad
artstica. Sus hermanos vivamos aterrorizados por sus incontrolables ataques de
furia. El que vesta de marrn fue quien se llev la peor parte, porque era
vulnerable en muchos aspectos. Nigel lo despreciaba; lo utilizaba como si fuera
un esclavo cuando le convena y como escudo humano frente a la ira de mam.
El resto del tiempo era una cabeza de turco que cargaba con las culpas de todos.
Sin embargo, intimidar a Bren era demasiado fcil. Un blanco como l no
produca ninguna clase de satisfaccin. Podas golpear a Bren y hacerle llorar,
pero nadie lo vea defenderse. Quizs la experiencia le haba enseado que la
mejor manera de enfrentarse a Nigel, como lo hara a la carga de un elefante,
era quedarse quieto y fingir que estaba muerto, esperando evitar la estampida.
Nunca pareca guardarle rencor a nadie, ni siquiera a Nigel cuando ste lo
atormentaba, confirmando la creencia de mam de que Bren no era ninguna
lumbrera, y que si de los tres haba alguien que conseguira tener un final feliz,
se sera Benjamin.
S, bueno, a mam le gustaban los clichs: fantasear con la lotera, con hijos
que se casaban con princesas, con millonarios excntricos que dejaban todas sus
riquezas a la dulce casquivana que haba conquistado su corazn Mam crea
en el destino. Y vea todas estas cosas en blanco y negro. Y mientras que Bren se
someta a todo sin rechistar y prefera esa segura mediocridad a la traicionera
carga del xito, Nigel, que no era tonto, deba de sentirse dolido por haber sido
condenado desde que naci al papel del hermanastro feo y a vestir eternamente
de negro.
As pues, Nigel estaba furioso. Furioso con mam, furioso con Ben y furioso,
incluso, con el pobre y gordo de Bren, que intentaba por todos los medios ser
bueno y tranquilo y cada vez encontraba ms consuelo en la comida, como si
engullir algo dulce le proporcionara cierta proteccin en un mundo demasiado
lleno de aristas.
As pues, mientras Nigel estaba jugando fuera o montando en bicicleta por el
barrio y Bren miraba la televisin con un Wagon Wheel[5] en cada mano y un
pack de seis Pepsis al lado, Benjamin se iba a trabajar con su madre, agarrando
una bay eta con su regordeta mano y con los ojos muy abiertos mientras
contemplada la opulencia de las casas de otra gente, sus anchas escaleras y sus
relucientes pasillos, sus paredes llenas de altavoces y libros, sus frigorficos
repletos de comida, sus pianos, sus pesadas alfombras y sus fuentes de fruta en
las mesas del comedor, tan brillantes y amplios como una pista de baile.
Mira eso, Ben le deca ella, sealando una fotografa de un nio o de una
nia vestidos con el uniforme de la escuela, sonriendo desdentados desde un
marco de cuero. Dentro de unos aos, t sers as. se sers t; irs a un buen
colegio y hars que me sienta orgullosa de ti
Como otras tantas expresiones de cario de mam, sonaba tan inquietante
como una amenaza. Por aquel entonces tendra treinta y tantos aos, y el paso
del tiempo y a la haba desgastado.
O eso era lo que y o crea cuando era pequeo. Ahora, al mirar sus
fotografas, me doy cuenta de que era guapa, quizs no de un modo
convencional, aunque s llamaba mucho la atencin con su pelo negro y sus ojos
oscuros, sus labios carnosos y sus pmulos prominentes, que la hacan parecer
francesa, aunque era britnica hasta la mdula.
Nigel se pareca a ella, con sus ojos de color caf. Yo, sin embargo, era
distinto: tena el pelo rubio, que con el tiempo se volvi castao; unos labios finos,
de expresin ms bien desconfiada; los ojos de un curioso color azul grisceo, tan
grandes que casi se coman mi cara
Habramos sido idnticos, Mal y y o? Habra tenido mis ojos azules? O
tengo y o los suy os, adems de los mos, mirando siempre hacia dentro?
Las lenguas orientales, o al menos eso es lo que deca el doctor Peacock, no
distinguen entre el azul y el verde. En cambio, tienen una palabra compuesta
para referirse a ambos colores y que se traduce como el color del cielo o el color
de las hojas. Para m tiene cierto sentido. Desde mi ms tierna infancia, siempre
he pensado que el azul era bsicamente el color de Ben, el marrn el color de
Brendan y el negro el color de Nigel, sin pararme nunca a pensar si el resto de la
gente percibira las cosas de una forma distinta.
El doctor Peacock lo cambi todo. Me ense una nueva manera de ver las
cosas. Con sus mapas, sus grabaciones, sus libros y sus cajas de mariposas, me
ense a ensanchar mi mundo, a confiar en mi percepcin. Siempre le estuve
agradecido por ello, incluso cuando nos defraud. Nos defraud a todos: a m, a
mis hermanos, a Emily. A pesar de su bondad, al doctor Peacock le dio igual.
Cuando se hart de nosotros, simplemente nos devolvi al lugar de donde
habamos salido. Albertine lo entiende, a pesar de que jams hace ninguna
referencia a esa poca; en realidad, finge ser otra persona
Aun as, puede que algunos acontecimientos recientes hay an cambiado todo
eso. Ha llegado el momento de ocuparse de Albertine. Aunque ella tal vez an no
lo sepa, puedo leer todas sus entradas. A m no hay restriccin que se me resista;
me da igual que se trate de algo pblico o privado. Evidentemente, ella no est al
corriente de ello. Oculta en su capullo, no tiene ni idea de hasta qu punto la he
vigilado de cerca. Tiene un aspecto tan inocente con su abrigo rojo y su cestita
Pero, como descubri mi hermano Nigel, a veces los chicos malos no visten de
negro. Y, a veces, una nia perdida en medio del bosque es algo ms que una
presa para el lobo feroz
Segunda parte
Negro
1
Nac aqu, en Malbry, en las afueras de esta vulgar ciudad nortea. Aqu estoy a
salvo. Nadie repara en m. Nadie cuestiona mi derecho a estar aqu. Ya no hay
nadie que toque el piano o que ponga los discos que dej pap o la terrible
Sinfona fantstica de Berlioz, que an me persigue. Nadie habla de Emily White,
del escndalo y la tragedia. Bueno, casi nadie. Y eso fue hace tanto tiempo en
realidad, hace ms de veinte aos que si piensan en ello es simplemente por
casualidad. Una casualidad como la que me llev a mudarme a esta casa la
casa de Emily o la de que, efectivamente, de todos los hombres de Malbry
tena que ser el hijo de Gloria Winter quien se hiciera un lugar en mi corazn.
Le conoc un sbado por la noche en el Zebra, casi sin querer. Hasta ese
momento me haba sentido casi feliz, y los obreros haban dejado de trabajar y a
en la casa, en la que haba tenido que hacer unas reformas. Haca tres aos que
pap haba muerto y y o haba recuperado mi antiguo nombre. Tena mi
ordenador y mis amigos virtuales. Fui al Zebra en busca de compaa. Si alguna
vez me senta sola, el piano segua estando all, en el cuarto de atrs, desafinado
aunque desgarradoramente familiar, como el olor del tabaco de pap, que me
asaltaba al cruzar una calle, como el beso de los labios de un desconocido
Y entonces apareci Nigel Winter. Nigel, como una fuerza de la naturaleza
que se desata y lo desbarata todo. Nigel, que iba en busca de los pero acab
encontrndome a m.
En el Zebra raramente suele haber alboroto. Incluso los sbados, cuando se
dejan caer en l los moteros o los gticos que van a algn concierto a Sheffield o
Leeds, casi siempre hay un buen ambiente, y el hecho de que el local cierre
pronto significa que normalmente todo el mundo est sobrio.
Pero ese da fue una excepcin. A las diez, un grupo de mujeres haban
venido de fuera de la ciudad para celebrar una despedida de soltera an no se
haban terminado lo que haban pedido. Tras unas cuantas botellas de
chardonnay, la conversacin haba subido de tono. Yo fing no orlas y trat de
hacerme invisible. Sin embargo, poda sentir sus ojos fijos en m, su morbosa
curiosidad.
T eres sa, verdad? Lo pregunt una voz de mujer, en un tono algo
ms fuerte de lo normal, proclamando en un susurro ebrio lo que nadie ms se
atreva a decir. T eres sa como se llame aadi, tendiendo una mano y
tocndome el brazo.
Lo siento. No s a qu te refieres.
Eres t, s. Te he visto. Tienes una pgina en Wikipedia y todo eso.
No deberas creer todo lo que lees en la Red. La may ora de las cosas no
son ms que una sarta de mentiras.
Pero ella continu, obstinada.
Fui a ver esos cuadros. Recuerdo que me llev mi madre. Incluso llegu a
tener un pster. Cmo se llamaba? Era un nombre francs. Haba muchos
colores. Debi de ser terrible. Pobre nia. Cuntos aos tenas? Diez? Doce? Te
lo digo en serio: si un hijo de puta tocara a alguno de mis hijos, lo matara
Siempre he sido propensa a los ataques de pnico. Me dan cuando menos me
lo espero; incluso ahora, despus de todos estos aos. se fue el primero que sufr
en muchos meses, y me pill totalmente desprevenida. De pronto, apenas poda
respirar; la msica me asfixiaba, aunque en realidad no sonaba msica alguna
Mov el brazo para deshacerme de la mano de la mujer y empec a
sacudirlo en el aire. Por un momento volv a ser una nia, una nia pequea
perdida entre unos rboles. Extend el brazo para alcanzar la pared, pero slo
pude tocar el aire; a mi alrededor, la gente se daba codazos y se rea. El grupo de
mujeres se dispona a marcharse. Trat de agarrarme a algo. O que pedan la
cuenta y que alguien preguntaba: Quin ha tomado pescado? Sus carcajadas
resonaban en torno a m.
Respira, cario, respira!, pens.
Te encuentras bien? pregunt una voz de hombre.
Lo siento. Lo que ocurre es que no me gustan las multitudes.
l se ech a rer.
Entonces te has equivocado de bar, cielo.
Cielo. Aquella palabra tena fuerza.
Al principio, la gente intent advertirme. Nigel tena un pasado como
delincuente, decan; sin embargo, despus de todo, mi propio pasado apenas
aguantara un examen, y estar con l era tan agradable estar, por fin, con
alguien real que hice caso omiso de las advertencias y me lanc de cabeza.
Eres encantadora, me dijo ms tarde. Encantadora, y pareces tan
indefensa. Oh, Nigel!
Aquella noche fuimos en coche hasta los pramos y me lo cont todo sobre
l, sobre el tiempo que haba pasado en la crcel y el error de juventud que le
haba llevado hasta all. Permanecimos tumbados durante horas en la hierba,
bajo el abrumador silencio de las estrellas, y l intent hacerme comprender
todos esos puntitos de luz esparcidos por el cielo
All, pens. Ahora siento ganas de llorar. Aunque no tanto por Nigel como por
m y por aquella noche estrellada. Incluso en el funeral de mi amante, mis ojos
no se humedecieron. Y entonces sent una mano en mi brazo y una voz
masculina dijo:
Disculpa, ests bien?
Soy muy sensible a las voces. Todas son nicas, como si fueran un
instrumento, con su algoritmo propio. Su voz es atractiva: tranquila, precisa, con
cierto nfasis en algunas slabas, como alguien que alguna vez hubiese
tartamudeado. No se parece en nada a la voz de Nigel, y, aun as, podra decirse
que es la de un hermano suy o.
Estoy bien, gracias dije.
Bien repiti l, pensativamente. Una palabra til, verdad? En este
caso significa: No quiero hablar contigo. Por favor, vete y djame en paz.
Su tono no es malicioso. Es slo divertido, incluso puede que un poco
compasivo.
Lo siento dije.
No, soy y o quien lo siente. Te pido disculpas. Odio los funerales: la
hipocresa; los tpicos; la comida que nunca comeras en otro lugar: el ritual de
los canaps de pat de pescado, las minitartas de mermelada y los rollos de
salchicha Tras guardar silencio, continu: Lo siento. Ahora estoy siendo
grosero. Quieres que te traiga algo de comer?
Solt una dbil carcajada.
Haces que suene muy seductor, pero paso.
Muy inteligente.
Puedo or su sonrisa. Su encanto me sorprende, incluso ahora, despus de
tanto tiempo, y me hace sentir un poco mareada el hecho de que en el funeral de
mi amante hay a hablado redo con otro hombre, un hombre al que encontr
casi atractivo
Debo decir que me siento aliviado dijo. Pens que me culparas.
Culparte del accidente de Nigel? Por qu?
Bueno, puede que por mi carta repuso.
Tu carta?
Una vez ms, le oigo sonrer.
La carta que abri el da que muri. Por qu crees que conduca de forma
tan imprudente? Yo creo que iba a verme para hacerme una de sus
advertencias.
Me encog de hombros.
No eras t el perspicaz? La muerte de Nigel fue un accidente
En lo que a nuestra familia respecta, no existen los accidentes.
Al escuchar aquello me levant de golpe, demasiado deprisa, y la silla se
cay , estrellndose contra el suelo de madera.
Qu demonios significa eso? pregunt.
Habl con voz tranquila; an sonaba ligeramente divertida.
Digamos que tenemos el porcentaje de mala suerte que nos corresponde.
Qu queras? Una confesin?
Tratndose de ti no me extraara dije.
Vay a, gracias. Eso me coloca en mi sitio.
En aquel momento me sent extraamente mareada. Quizs fue el calor, o el
ruido, o el simple hecho de estar tan cerca de l, lo bastante como para coger su
mano.
T lo odiabas. Queras verlo muerto.
Mi voz son lastimera, como la de un nio.
l hizo una pausa.
Pensaba que me conocas contest. Realmente me crees capaz?
Y entonces pens que casi poda or las primeras notas de la Sinfona
fantstica de Berlioz, con el sonido de las flautas y la sutil caricia de las cuerdas.
Algo horrible estaba a punto de ocurrir. De pronto pareca que faltara el oxgeno
en el aire que estaba respirando. Extend una mano para sostenerme, no alcanc
a agarrar la parte trasera de la silla y di un paso al frente. Senta pinchazos en la
garganta y mi cabeza pareca un bombo. Alargu los brazos, pero slo fui capaz
de tocar el aire.
Te encuentras bien?
Pareca preocupado.
Intent agarrarme de nuevo a la silla necesitaba sentarme
desesperadamente, pero haba perdido el sentido de la orientacin en aquel
lugar, que de repente pareca una caverna.
Intenta relajarte. Sintate. Respira.
Sent que me rodeaba con el brazo, guindome delicadamente hacia la silla, y
pens una vez ms en Nigel y en la voz de pap, un poco desafinada, que me
deca:
Vamos, Emily. Respira. Respira!
Quieres que te lleve afuera? pregunt l.
No, no es nada. Estoy bien. Slo es el ruido.
Mientras no sea algo que y o hay a dicho
No te hagas ilusiones.
Fing una sonrisa que me pareci como la mscara de un dentista cubriendo
mi rostro. Tena que salir de all. Me solt y tir la silla al suelo. Si pudiera
respirar un poco de aire, todo ira bien. Las voces que oigo dentro de mi cabeza
se callaran. Y esa espantosa msica dejara de sonar.
Ests bien?
Respira, cario, respira!
Ahora la msica sube otra vez de tono, en una clave ms alta que es incluso
ms peligrosa y ms inquietante que la baja.
Luego, a travs del ruido, su voz dice:
No olvides el abrigo, Albertine.
Y en ese momento me fui corriendo, a pesar de los obstculos. Y,
recuperando mi voz el tiempo suficiente para gritar Dejadme pasar!, sal
huy endo una vez ms, como una delincuente, entre la muchedumbre, hacia el
aire silencioso.
2
Sus hermanos nunca lo quisieron demasiado, quizs porque era muy distinto a
ellos. Quizs estaban celosos de su don y de toda la atencin que ste despertaba
por l. En cualquier caso, lo odiaban Bueno, puede que Brendan su hermano
vestido de marrn no, porque era demasiado obtuso para odiar realmente a
nadie, pero desde luego Nigel, su hermano vestido de negro, s le odiaba; el ao
que naci Benjamin cambi tanto su carcter y desarroll una personalidad tan
violenta que puede que se convirtiera en otro nio.
Asisti al nacimiento de su hermano pequeo con unos violentos arrebatos de
rabia que su madre no poda comprender ni controlar. En cuanto a Brendan un
nio tranquilo, impasible y bondadoso por naturaleza, lo primero que dijo al
saber que tena un hermanito fueron: Por qu, mam? Devulvelo!
No eran unas palabras demasiado halageas para Benjamin, que se vio
lanzado a este mundo cruel como si fuera un hueso que se tira a una jaura de
perros y donde slo su madre poda defenderle y evitar que fuera devorado vivo.
Sin embargo, l era su talismn de ojos azules. Fue especial desde el da que
naci. Los otros dos iban a la escuela primaria, donde se columpiaban y se
deslizaban por el tobogn, poniendo su vida en peligro; se lastimaban en el campo
de ftbol y volvan a casa todos los das con cortes y magulladuras que su madre
nunca pareca advertir. No obstante, con Ben siempre estaba inquieta. Cuando se
haca el menor rasguo, cuando tosa un poco, ella y a se preocupaba; el da que
volvi a casa con la nariz ensangrentada (a causa de una pelea en el cajn de
arena que se sali de madre), despus de haber pasado por la enfermera, lo sac
de la escuela y se lo llev con ella cuando iba a limpiar.
Su madre limpiaba las casas de cuatro mujeres; ahora, en su cabeza, l las
vea todas de color azul. Vivan en el Village, y las separaba una distancia que no
llegaba a un kilmetro, en las avenidas arboladas que haba entre Mill Road y el
extremo de White City.
Aparte de la seora Azul Elctrico, que morira repentinamente unos quince o
veinte aos ms tarde, tambin estaban la seora Azul Francs, que fumaba
Gauloises y a quien le gustaba Jacques Brel; la seora Azul Qumico, que tomaba
veinte clases distintas de vitaminas y limpiaba la casa antes de que llegara su
madre (y probablemente tambin despus de que se fuera), y, finalmente, la
seora Azul Beb, que coleccionaba muecas de porcelana y tena una
buhardilla: era artista, o eso deca ella. Su marido era profesor de msica en St.
Oswald, el instituto que haba al final de la calle, donde su madre tambin haca
la limpieza, pasaba la aspiradora por las aulas a las cuatro y media de la tarde,
todos los das lectivos, y arrastraba el viejo y enorme pulidor de suelos por lo que
parecan kilmetros de parqu.
A Benjamin no le gustaba St. Oswald. Odiaba su olor a rancio, la peste del
desinfectante y del abrillantador de suelos, el sabor de sndwich seco, de ratones
muertos, de carcoma y de tiza que se meta hasta el fondo de su garganta y que
le provocaba un catarro permanente. Al cabo de un tiempo, el mero hecho de
escuchar aquel nombre ese sonido atragantado: Os-wald le haca recordar
ese olor. Desde el principio, aquel lugar le provoc pavor: le daban miedo los
profesores, con sus enormes trajes negros, y tambin los alumnos, con sus gorras
a ray as y sus chaquetas azules con insignias.
Sin embargo, le gustaban las mujeres para las que trabajaba su madre. Al
menos de entrada.
Es tan mono, decan. Por qu no sonre? Quieres una galleta, Ben?
Quieres jugar?
Descubri que le gustaba que le mimaran as. Tener cuatro aos permite
ejercer un gran poder sobre las mujeres de cierta edad. Y muy pronto aprendi
a explotar ese poder: vio cmo un leve quejido poda preocuparlas de verdad y
que una sonrisa poda suponer una galleta o un regalo. Todas tenan su propia
especialidad: la seora Azul Qumico le daba galletas de chocolate (aunque le
obligaba a comrselas en el fregadero); la seora Azul Elctrico le ofreca
rosquillas de coco; la seora Azul Francs, langues de chat. Sin embargo, su
favorita era la seora Azul Beb, cuy o verdadero nombre era Catherine White, y
sus sndwiches de mermelada, sus galletas digestivas de chocolate, sus rosquillas
heladas y sus barquillos de color rosa, que siempre parecan estar especialmente
deliciosos, tal vez porque eran muy ligeros, como los volantes de su cama con
dosel y su coleccin de muecas de porcelana, con sus plidos y a veces
siniestros rostros mirando fijamente desde sus nidos de encaje y cretona.
Sus hermanos casi nunca los acompaaban, y las raras ocasiones en que lo
hacan, los fines de semana o durante las vacaciones, no llamaban la atencin. A
los nueve aos, Nigel y a era un bruto: era hurao y proclive a la violencia.
Brendan, que an segua siendo mono, tambin haba gozado de algunos
privilegios, pero y a empezaba a perder su encanto infantil. Adems, era un nio
patoso que siempre tiraba cosas, incluido, una vez, un reloj de sol que adornaba el
jardn de la seora White: se rompi al estrellarse contra el suelo y,
evidentemente, su madre tuvo que pagarlo. Por ello, tanto l como Nigel fueron
castigados Bren por ser el causante del destrozo, y Nigel por no haberlo
impedido, y despus de eso ninguno de los dos volvi y Benjamin se qued con
todo el botn.
Qu sacaba su madre de todas esas atenciones? Bueno, tal vez pensara que
alguien, en algn lugar, se enamorara de ella, que en una de esas enormes casas
encontrara a un benefactor para su hijo. La madre de Ben tenan ambiciones,
unas ambiciones que ellas apenas entenda. Quizs las hubiera tenido desde
siempre o quizs nacieron durante todos esos das puliendo la plata de los dems o
mirando las fotos de sus hijos, vestidos con los trajes del da de su graduacin. l
comprendi casi desde el principio que sus visitas a esas casas iban a ensearle
algo ms que cmo limpiar el polvo de una alfombra o encerar un suelo de
madera. Su madre le dej claro desde siempre que l era especial, que era
nico, que estaba destinado a hacer cosas mucho ms grandes que sus dos
hermanos.
l nunca lo puso en duda, por supuesto. Ni ella tampoco. Sin embargo, a l las
expectativas de su madre le producan la misma sensacin que tener un dogal en
torno a su cuellecito. Los tres saban lo duro que trabajaba ella y que le dola la
espalda de estar de pie o agachada todo el da; que a menudo tena migraas y
que las manos se le agrietaban y le sangraban. Desde que eran muy pequeos
iban de compras con ella, y mucho antes de que fueran a la escuela eran
capaces de sumar mentalmente la lista de la compra y comprobar el poco dinero
que quedaba para sus otros gastos
Ella nunca lo manifest abiertamente, pero, aun as, ellos sentan esa carga
sobre sus espaldas: la carga de las expectativas de su madre, su aterradora
certeza de que su sacrificio merecera la pena. Era el precio que tenan que
pagar y que, por mucho que nunca se expresara en voz alta, estaba implcito; una
deuda que nunca podra saldarse por completo.
Sin embargo, Ben siempre era el favorito. Todo cuanto haca fortaleca las
esperanzas de su madre. A diferencia de Bren, era bueno practicando deportes, lo
cual le haca ser competitivo. A diferencia de Nigel, le gustaba leer, fomentando
la creencia en su madre de que tena talento. Tambin saba dibujar, y eso le
encantaba a la seora White, que no tena expectativas y siempre haba querido
tener un hijo. Por eso le mimaba y le daba golosinas; era una mujer guapa, rubia
y bohemia que le llamaba cielo, una mujer a la que le gustaba bailar y que a
veces se rea y gritaba sin motivo aparente. En secreto, los tres hermanos
deseaban que hubiera sido su madre
La casa de la seora White era una maravilla. En el saln haba un piano y,
encima de la puerta, un cristal de colores que los das soleados proy ectaba
reflejos rojos y dorados en el suelo pulido. Cuando su madre estaba trabajando,
la seora White se llevaba a Ben a su estudio, con sus lienzos amontonados y sus
rollos de papel de dibujo; le enseaba a dibujar perros y caballos y le mostraba
las paletas y los tubos de pintura y a leer en voz alta los nombres de los colores,
como si fueran conjuros.
Viridiana. Celadn. Cromo. En ocasiones tenan nombres franceses, espaoles
o italianos, y eso los haca incluso ms mgicos. Violetto. Escarlata. Pardo de
turba. Outremer.
ste es el lenguaje del arte, cielo deca a veces la seora White.
Pintaba enormes lienzos con suaves tonos rosados y prpuras siniestros, y
luego superpona fotos recortadas de revistas la may ora cabezas de nias
que pegaba a la tela con barniz y adornaba con cintas de encaje.
A Benjamin no le gustaban demasiado, y aun as fue gracias a la seora
White como aprendi a distinguir los colores; a entender que su propio color tena
un montn de matices; a diferenciar entre el azul zafiro y el ultramarino, a
apreciar sus texturas y captar sus olores.
ste es chocolate deca l, sealando un tubo de pintura escarlata que
tena unas fresas dibujadas en uno de los lados.
Escarlata, rezaba la etiqueta, y su olor era muy intenso, sobre todo si se pona
bajo la luz del sol; senta que la felicidad invada su cabeza y vea motas que
resplandecan y flotaban como si fueran bolitas de chocolate alejndose por el
aire.
Cmo es posible que el chocolate sea rojo?
Por aquel entonces estaba a punto de cumplir siete aos, y aun as era incapaz
de explicrselo. Ella le deca que simplemente era as, de la misma forma que
Nut Brown (avellana) era una sopa de tomate, y eso le pona nervioso, y que el
verde veronese era regaliz, y el amarillo naranja era el olor de la col hervida, que
siempre le revolva el estmago. A veces bastaba con escuchar los nombres,
como si los sonidos tuviesen alguna clase de alquimia, provocando en las voltiles
palabras una explosin de jbilo llena de olores y colores.
Al principio l dio por sentado que todo el mundo posea ese talento, pero
cuando se lo mencion a sus hermanos, Nigel le peg y le dijo que era un friqui;
Brendan, por su parte, le mir confundido y le pregunt: Eres capaz de oler las
palabras, Ben? Despus de eso, a menudo sonrea y arrugaba la nariz cada vez
que vea a Ben, como si l tambin pudiera captar las cosas de la misma forma
que su hermano, imitando lo que sola hacer, aunque sin burlarse de l. En
realidad, el pobre Brendan envidiaba a Ben; el torpe, rechoncho y asustadizo
Bren, siempre rezagado, siempre metiendo la pata.
El don de Ben careca de sentido para su madre, aunque s lo tena para la
seora White, que lo saba todo acerca del lenguaje de los colores y a la que le
gustaban las velas aromticas unas muy caras, francesas, que segn su
madre era como quemar dinero, aunque olan de maravilla: a violetas, a salvia, a
pachuli, a cedro y a rosas.
La seora White conoca a alguien en realidad era un amigo de su marido
que entenda de estas cosas, y le explic a la madre de Ben que puede que su
hijo fuera especial, que era lo que ella haba credo siempre, aunque l lo
dudaba. La seora White prometi que les pondra en contacto con ese hombre,
el doctor Peacock, que viva en una de esas mansiones antiguas que haba detrs
de los terrenos de juego de St. Oswald, en la calle a la que su madre siempre se
haba referido como la avenida de los millonarios.
El doctor Peacock tena sesenta y un aos, haba sido director de St. Oswald y
haba publicado varios libros. A veces se le vea en el Village: un hombre con
barba, vestido con una chaqueta de tweed y sombrero, que paseaba a su perro.
Era bastante excntrico, segn dijo la seora White con una compungida sonrisa,
y gracias a algunas inteligentes inversiones tena ms dinero que sentido
comn
Evidentemente, su madre no lo dud. Ella, que prcticamente no tena odo,
nunca haba prestado demasiada atencin a la forma en que su hijo perciba los
sonidos y las palabras, lo cual, cuando fue consciente de ello, atribuy al hecho
de que era sensible, su explicacin para la may ora de las cosas. Sin embargo,
la idea de que tal vez tuviera un don venci rpidamente su escepticismo.
Adems, ella necesitaba un benefactor, un mecenas para su chico de ojos azules,
que y a empezaba a tener problemas en la escuela y necesitaba una influencia
paternal.
El doctor Peacock que no tena hijos, estaba retirado y, lo ms importante
de todo, era rico debi parecerle un sueo hecho realidad. De modo que fue en
busca de su ay uda y organiz una serie de encuentros que fueron como una
especie de filtros colocados frente al objetivo de una cmara que colorearon los
siguientes treinta y tantos aos con sombras cada vez ms profundas.
Por supuesto, ella no poda saberlo. Bueno, cmo poda saber alguno de ellos
lo que saldra de aquellos encuentros? Y quin poda imaginarse que todo
acabara as, con dos de los hijos de Gloria muertos y chicodeojosazules
indefenso y atrapado, como esos bichos de la play a que acaban, olvidados, bajo
el sol?
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Esto es muy bueno, chicodeojosazules. Me encanta tu forma de
emplear las imgenes. Veo que recurres a las ancdotas personales ms de
lo que acostumbras a hacerlo. Buena idea! Espero seguir ley endo!
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Gracias
4
Escribe un comentario:
Capitanmataconejos: To, creo que ests perdiendo el tiempo. Slo dos relatos en
todos estos das y todava no has matado a nadie J
chicodeojosazules: Dame tiempo. Estoy en ello
ClairDeLune: Muy bueno, chicodeojosazules. Demuestras francamente mucha
valenta al escribir estos recuerdos tan dolorosos! Lo hablamos ms a fondo
en nuestra prxima sesin?
chrysalisbaby: bravo me ha encantado (abrazos)
5
Desde su punto de vista, el doctor Peacock estaba tan impresionado con el talento
de Ben que prometi ocuparse personalmente de la educacin del muchacho
mientras se comportara en la escuela y prepararlo para el examen de ingreso
de St. Oswald, a cambio de lo que l llamaba unas pruebas y a condicin de que
todo lo que ocurriera durante sus sesiones pudiera incluirlo en el libro que estaba
escribiendo, la culminacin de un estudio al que haba dedicado toda su vida y
para el cual haba entrevistado a muchos sujetos, aunque a ninguno tan joven y
prometedor como el pequeo Benjamin Winter.
Su madre estaba encantada, por supuesto. St. Oswald era la culminacin de
todas sus esperanzas y de sus calladas ambiciones, de todos los sueos que
siempre haba tenido. El examen de ingreso sera dentro de tres aos, pero ella
hablaba como si se tratara de algo inminente; prometi ahorrar hasta el ltimo
penique, mim a Ben ms de lo que nunca lo haba hecho y le dej muy claro
que iba a tener una oportunidad increble, una oportunidad que le deba a ella
l estaba menos entusiasmado. St. Oswald segua sin gustarle. A pesar de la
chaqueta azul marino y la corbata (que le quedaran perfectas, segn su madre),
haba visto y a lo suficiente como para ser consciente de que all no encajaba: no
encajaba su cara, no encajaba su pelo, no encajaba su casa, no encajaba su
nombre
Los chicos que iban al St. Oswald no se llamaban Ben. Los chicos que iban al
St. Oswald se llamaban Leon, Jasper, Rufus o Sebastian. Un chico del St. Oswald
poda pasar desapercibido incluso con un nombre como Orlando y conseguir que
sonara a menta. Incluso Rupert suena ms o menos bien cuando se pega a una
chaqueta azul marino de St. Oswald. Sin embargo, l saba que Ben sera un azul
equivocado que olera a la casa de su madre, a grandes cantidades de
desinfectante, a poco espacio y a demasiada comida frita, que no olera lo
suficiente a libros y s al fuerte e inevitable hedor de sus hermanos.
No obstante, el doctor Peacock dijo que no haba por qu preocuparse. Tres
aos eran mucho tiempo. Mucho tiempo para que l pudiera preparar a Ben y
convertirlo en un chico de St. Oswald. Ben tena potencial, segn deca, una
palabra roja, como una goma elstica muy tensa, lista para salir volando hacia la
cara de alguien
As pues, l accedi. Qu otra eleccin le quedaba? l era, despus de todo,
la may or esperanza de su madre. Adems, quera complacerlos a ambos
sobre todo al doctor Peacock, y si eso significaba St. Oswald, entonces estaba
dispuesto a aceptar el desafo.
Nigel iba al Sunny bank Park, el enorme instituto que haba al final de White
City. Lo formaban una serie de bloques de cemento, con una alambrada de
pinchos en el tejado que le daba el aspecto de una crcel. Ola como un zoo,
aunque a Nigel no pareca importarle. Brendan, que tena nueve aos y tambin
estaba condenado a ir al Sunny bank Park, no daba muestras de tener ninguna
habilidad fuera de lo normal. El doctor Peacock les haba hecho pruebas a
ambos, y ninguno de ellos pareci interesarle demasiado. A Nigel lo descart de
inmediato y a Brendan al cabo de tres o cuatro semanas porque no estaba
dispuesto a colaborar.
Nigel tena doce aos y era agresivo y temperamental. Le gustaba el rock
duro y las pelculas con explosiones. En el instituto, nadie se meta con l.
Brendan era su sombra, un nio blando y sin carcter que slo consegua
sobrevivir gracias a la proteccin de Nigel, como esas criaturas simbiticas que
viven entre tiburones y cocodrilos, a salvo de los depredadores gracias a que no
les sirven de nada a sus anfitriones. Mientras que Nigel era bastante inteligente
(aunque nunca se molest en hacer nada), Bren era un completo intil: era
negado para los deportes, en las clases no se enteraba de nada, era perezoso y le
costaba expresarse; segn su madre, un perfecto candidato para la cola del paro
o, en el mejor de los casos, para trabajar en una hamburguesera
Sin embargo, Ben estaba destinado a cosas ms importantes. Cada dos
sbados, mientras Nigel y Brendan montaban en bicicleta o jugaban con sus
amigos en la calle, l iba a casa del doctor Peacock la casa que l llamaba la
mansin y por las maanas se sentaba en el enorme silln de su despacho,
tapizado en cuero de color verde botella, y lea libros de tapa dura y aprenda
geografa observando un globo terrqueo de colores que tena los nombres
escritos en letra muy pequea Iroquois, Rangn, Azerbaijyn, nombres
arcanos, obsoletos, mgicos como los cuadros de la seora White, que olan
remotamente a ginebra y a mar, a pimienta molida y a especias acres, como el
fresco sabor de una libertad que l ansiaba experimentar. Si haca girar muy
deprisa el globo, los ocanos y los continentes se perseguan a tanta velocidad que
al final todos los colores se fundan en uno solo, en un nico y perfecto tono azul:
azul ocano, azul celeste, azul Benjamin
Por las tardes hacan otras cosas: miraban fotografas y escuchaban sonidos,
lo cual formaba parte de la investigacin del doctor Peacock; Ben no lo entenda,
aunque se someta obedientemente a ello.
Haba libros con letras y nmeros dispuestos segn modelos que l deba
identificar y una biblioteca con grabaciones de sonidos. Haba preguntas como:
De qu color son los mircoles? o Qu nmero es el verde? y formas con
intrigantes nombres inventados, pero l nunca daba respuestas errneas, lo cual
significaba que el doctor Peacock estaba satisfecho y que su madre siempre se
senta orgullosa de l.
A l le gustaba ir a esa casa enorme y antigua, con su biblioteca, su estudio y
su archivo de cosas olvidadas: discos; cmaras, fajos de fotografas amarillentas
de bodas, familias y nios vestidos de marinero que haban fallecido haca
mucho tiempo, con sonrisas forzadas de mira el pajarito. l tena dudas con
respecto a St. Oswald, pero era agradable estudiar con el doctor Peacock, que le
llamaran Benjamin y escucharlo hablar de sus viajes, su msica, sus estudios y
sus rosas.
Lo ms importante era que all era alguien. All era especial: un sujeto, un
caso. El doctor Peacock le escuchaba. Apuntaba sus reacciones frente a diversas
clases de estmulos y luego le preguntaba qu haba sentido exactamente. A
menudo grababa sus respuestas con su pequeo dictfono, refirindose a Ben
como Chico X para proteger su anonimato.
Chico x. Eso le gustaba. En cierto modo haca que sonara importante, un
chico con poderes especiales, con talento. En realidad, no es que fuera
particularmente talentoso. En la escuela era un alumno medio que nunca
destacaba demasiado. En cuanto a sus dones sensoriales, que era como los
llamaba el doctor Peacock esos sonidos que se traducan en olores y colores,
si pensaba detenidamente en ello era algo que siempre haba credo que todo el
mundo experimentaba como lo haca l, y aun cuando el doctor le aseguraba que
se trataba de una aberracin, segua pensando que l era normal y que los raros
eran los dems.
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Me gusta el camino que est tomando esto. Es parte de algo ms
extenso?
chrysalisbaby: va en serio eso de los colores? has tenido que investigar mucho?
chicodeojosazules: No tanto como te imaginas J Me alegra que te hay a gustado,
Chry ssie!
chrysalisbaby: de nada cielo (abrazos)
JennyTrucos: (comentario borrado).
6
Cuando muri pap llor a mares. Las pelculas malas me hacen llorar. Las
canciones tristes me hacen llorar. Los perros muertos, los anuncios de la
televisin, los das lluviosos y los lunes me hacen llorar. Entonces, por qu no
he derramado ni una sola lgrima por Nigel? S que el Rquiem de Mozart o el
Adagio de Albinoni ay udan a llorar, pero eso no es dolor, sino exceso, ese que
tanto le gusta a Gloria Winter.
Hay gente a la que le encanta dar el espectculo en pblico. El funeral de
Emily fue un buen ejemplo de ello. Haba montones de flores y de ositos de
peluche; la gente lloraba abiertamente, en la calle. Lloraba la nacin entera,
pero no por una nia. Quizs lo haca por la prdida de la inocencia, por lo
apestoso de todo el asunto, por su propia avaricia, que al final se la haba tragado
entera. El fenmeno Emily White, que a lo largo de los aos haba provocado
tanto alboroto, termin con un gemido: una pequea lpida en el cementerio de
Malbry y un vitral en la iglesia, costeado por el doctor Peacock, lo que caus la
indignacin de Maureen Pike y sus amigas, a quienes les pareci inapropiado que
aquel hombre tuviera cualquier vnculo con la iglesia, con el Village y con Emily.
Ahora nadie habla de ello. La gente tiende a dejarme en paz. En Malbry soy
invisible y disfruto de mi falta de notoriedad. Gloria dice que soy sosa; la o en
una ocasin por telfono, cuando ella y Nigel hablaban.
No entiendo que an ests con ella, deca. Es sosa e insignificante. S que debe
darte lstima, pero
Mam, no me da lstima!
Pues claro que s. Vaya tontera
Mam, una palabra ms y cuelgo.
Sientes lstima por ella porque es
Clic.
Una da la o en el Zebra: Sabe Dios qu ver en ella. Le da pena, eso es todo.
Resulta increble que alguien como y o pudiera atraer a un hombre por algo
ms que la compasin. Porque Nigel era guapo, y y o, en cierto modo, estaba
estropeada. Tena un pasado; era peligrosa. Nigel era un hombre sincero, me lo
cont todo sobre l aquella noche, mientras estbamos tumbados contemplando
las estrellas. Sin embargo, algo que no me cont fue Eleanor Vine quien lo dijo
fue que siempre vesta de negro: un interminable desfile de vaqueros negros,
chaquetas negras, camisetas negras y botas negras. Es ms fcil de lavar, dijo,
cuando al final le pregunt. Puedes mezclarlo todo.
Pronunciara mi nombre al final? Supo que haba que culparme a m? O l
slo vio una imagen borrosa, un viraje brusco hacia la nada? Todo empez de un
modo inofensivo. ramos unos cros. ramos inocentes. Incluso l lo era, a su
manera, chicodeojosazules, el que me persigue en sueos.
Despus de todo, puede que fuera la culpa lo que ay er me provoc el ataque
de pnico. Culpa, fatiga y nervios, eso fue todo. Emily White se fue hace mucho
tiempo. Muri a los nueve aos, y nadie la recuerda y a, ni pap, ni Nigel, ni
nadie.
Y y o, quin soy ahora? No soy Emily White. No ser, no soy Emily White.
Y tampoco puedo volver a ser y o misma otra vez, no ahora que pap y Nigel
estn muertos. Quizs tan slo pueda ser Albertine, el nombre que me he
asignado a m misma on-line. Albertine tiene algo de dulzura. Es dulce y ms
bien nostlgico, como el nombre de la herona de Proust. No s muy bien por qu
lo escog. Quizs fuera por chicodeojosazules, que sigue oculto en el fondo de
todo esto, y a quien he tratado de olvidar desde hace mucho tiempo
No obstante, una parte de m debe haber recordado. Alguna parte de m deba
saber que esto ocurrira. Porque entre todas las plantas y flores de mi jardn
alheles, tomillo, clavo, geranios, blsamo de melisa y espliego nunca he
plantado ninguna rosa.
7
Benjamin tena siete aos cuando naci Emily White. Era una poca de cambios,
de incertidumbre, de gravedad, de silenciosas premoniciones. Al principio, l no
estaba seguro de lo que significaba, pero desde aquel da en el mercado haba
sido consciente de que las cosas haban empezado a cambiar gradualmente. La
gente y a no se quedaba mirndolo. Las mujeres y a no lo mimaban con
golosinas. Nadie se asombraba por lo mucho que haba crecido. Pareca haber
dado un paso y haber desaparecido de la lnea de visin de la gente.
Su madre, que estaba ms ocupada que nunca limpiando casas y con sus
turnos en St. Oswald, normalmente sola estar demasiado cansada para hablar
con sus hijos, salvo para decirles que se lavaran los dientes y estudiaran mucho.
Las mujeres para las que trabajaba, que en otros tiempos haban sido tan atentas
con Ben, revoloteando a su alrededor como lo hacan las gallinas en torno al
nico gallo del corral, parecan haber desaparecido de su vida, dejndole
vagamente con la duda de si sera por algo que hubiera hecho o preguntndose si
era una simple coincidencia que a nadie excepto al doctor Peacock pareca
importarle y a.
Pero al fin lo comprendi. Slo haba sido una distraccin, nada ms. Es
difcil hablar con la persona que limpia la parte de atrs del frigorfico, friega la
taza del vter, saca el polvo a los objetos delicados y el fin de semana se va a su
casa con un dinero en el bolsillo con el que a duras penas puede comprar un par
de esas medias tan caras. Las mujeres para las que trabajaba su madre lo saban.
Todas lean el Guardian y hasta cierto punto crean en la igualdad; por eso puede
que se sintieran un poco incmodas por tener que contratar a una asistenta
Aunque eso era algo que nunca reconoceran; despus de todo, estaban ay udando
a esa mujer. A su modo, lo compensaban siendo atentas con su hijo, como si
estuvieran visitando una granja y soltaran ohs y ahs al ver a un corderito que
ms adelante se volveran a encontrar, perfectamente envuelto, en las estanteras
de un supermercado en forma de chuletas (orgnicas). Durante tres aos haba
sido un principito malcriado, mimado y adorado, y entonces
Y entonces lleg Emily.
Suena muy inocente, verdad? Un nombre muy dulce y pasado de moda,
cubierto de almendras garrapiadas y agua de rosas. Y aun as ella fue el
principio de todo: el eje en torno al que giraron sus vidas; la veleta que se mueve,
pasando del sol a la tormenta con un solo giro de la cola del gallo. Al principio
apenas fue un rumor, aunque ese rumor creci y gan en intensidad hasta que al
final se convirti en una fuerza devastadora que aplast a todo el mundo con el
fenmeno Emily White.
Su madre les cont que l se ech a llorar cuando se enter. Que lo sinti
mucho por el pobre beb y tambin por la seora White, que haba deseado un
hijo ms que nada en el mundo y que ahora que por fin haba visto cumplido su
deseo, haba sido vctima de una depresin postparto y se negaba a salir de su
casa, a amamantar a su beb e incluso a limpiarlo, y todo porque era ciego
Aun as, eran cosas de su madre, que exager la sensibilidad de Benjamin,
porque l nunca derram ni una sola lgrima. Brendan s lloraba, porque se era
su estilo. Sin embargo, a Ben ni siquiera le afect; slo senta cierta curiosidad y
se preguntaba qu hara la seora White. Haba odo decir a su madre y a sus
amigas que a veces las madres hacan dao a sus bebs cuando sufran una
depresin postparto. Se preguntaba si el beb estara a salvo, si los Servicios
Sociales se lo llevaran y, en el caso de que lo hicieran, si la seora White querra
recuperarlo
Aunque no necesitaba a la seora White, haba cambiado mucho desde
aquella poca. Su cabello rubio se haba oscurecido y ahora era castao, y su
rostro infantil se haba hecho anguloso. Incluso entonces era consciente de que
haba perdido el encanto de otros tiempos; estaba resentido con toda la gente que
no haba sido capaz de advertirle que lo que a los cuatro aos se daba por sentado
le sera cruelmente arrebatado a los siete. Le haban dicho muy a menudo que
era adorable, que era bueno y ahora ah estaba, abandonado, igual que esas
muecas que ella haba tirado cuando su mueca viviente haba entrado en
escena
Sus hermanos no demostraron demasiada compasin por su repentina prdida
de encanto. Era evidente que Nigel se alegraba mucho de ello y Bren se
mostraba tan impasible como de costumbre Puede que al principio ni siquiera se
hubiese dado cuenta; estaba demasiado ocupado siguiendo a Nigel e imitndole
servilmente. Ni siquiera comprendi que no era una cuestin de llamar la
atencin, la de mam o la de cualquiera. Las circunstancias que rodearon el
nacimiento de Emily le haban enseado que no hay nadie irremplazable, que
incluso alguien como Ben Winter poda ser despojado inesperadamente de su
encanto. Ahora, slo sus peculiaridades sensoriales le distinguan del resto del
clan e incluso eso iba a cambiar.
Cuando por fin pudieron verla, Emily y a tena nueve meses. Era un
esponjoso pimpollo de color rosa que su madre sostena firmemente entre sus
brazos. Estaban los tres en el mercado, ay udando a su madre con la compra. El
primero en verlas fue chicodeojosazules: la seora White llevaba un abrigo largo
de color prpura violetto, su color favorito que supuestamente deba darle un
aire bohemio, aunque en realidad la haca parecer excesivamente plida, y se
haba puesto un perfume de pachuli que le provoc escozor en los ojos y
neutraliz el olor a fruta.
Vio que la acompaaba otra mujer que tendra la edad de su madre. Llevaba
unos vaqueros lavados a la piedra y un chaleco; su pelo era largo y reseco, muy
claro, y luca varias pulseras de plata en los brazos. La seora White extendi el
brazo para coger unas fresas y entonces, al ver a Benjamin, lanz un gritito de
sorpresa.
Cario, cmo has crecido! exclam. De verdad ha pasado tanto
tiempo? Y, volvindose hacia la mujer que estaba a su lado, aadi:
Feather [6] , ste es Benjamin. Y sta es su madre, Gloria.
No hizo ninguna referencia a Nigel ni a Brendan, aunque eso era previsible.
Tiene un be, beb dijo chicodeojosazules.
S. Se llama Emily.
E-mi-ly repiti l. Pu, puedo cogerla? Tendr cuidado.
Feather le dedic una tmida sonrisa a la seora White.
No, un beb no es un juguete. Y t no querrs hacerle dao a Emily
Querra?, se pregunt chicodeojosazules. l no pareca estar tan seguro
como ella. Adems, para qu serva un beb? No saba andar ni hablar; todo
cuanto haca era comer, dormir o llorar. Incluso un gato era capaz de hacer ms
cosas. No entenda por qu un beb era algo tan importante. Seguro que l lo era
ms.
Algo le escoci de nuevo los ojos y decidi que sera culpa del pachuli.
Arranc una hoja de col y la estruj con la mano sin que nadie le viera.
Emily es un beb especial.
Sonaba como una disculpa.
El doctor dice que yo soy especial repuso Ben. Sonri al ver la expresin
de sorpresa de Feather. Est escribiendo un libro sobre m. Dice que soy
extraordinario.
El vocabulario de Ben haba mejorado mucho gracias a las clases del doctor
Peacock y pronunci la palabra con intencin.
Un libro? pregunt Feather.
S, para su investigacin.
Al or eso, las dos mujeres parecieron sorprenderse y se dieron la vuelta para
observar a Benjamin de una forma no exactamente halagadora. l se contuvo y
le pareci que finalmente haba conseguido atraer su atencin. Ahora, la seora
White s le miraba fijamente, aunque con una expresin pensativa y desconfiada
que hizo sentir incmodo a chicodeojosazules.
Entonces, los ha estado ay udando? pregunt ella.
Su madre pareca cortada.
Un poco contest.
Ay udando econmicamente?
Forma parte de su investigacin repuso su madre.
Chicodeojosazules habra dicho que su madre se ofendi ante la sugerencia de
que necesitaban ay uda. Eso sonaba a caridad, y no era el caso. l empez a
contarle a la seora White que eran ellos quienes estaban ay udando al doctor y
no al revs. Sin embargo, su madre le fulmin con la mirada y l pudo ver por su
expresin que no debera haber hablado cuando no le preguntaban. Ella pos una
mano sobre su hombro y se lo apret. Tena mucha fuerza en las manos. l hizo
un gesto de dolor.
Estamos muy orgullosos de Ben dijo. El doctor dice que tiene un don.
Un don. Un don, pens chicodeojosazules. Una palabra verde y en cierto
modo siniestra, como la radioactividad. Un dooon Gifft, en ingls. Pareca el
sonido que hace una serpiente cuando clava sus colmillos en la piel. Gift, como
una granada cuidadosamente envuelta, lista para explotar en la cara
Y entonces not como una bofetada: el dolor de cabeza y el hedor de la fruta,
que pareca envolverlo todo. De repente se sinti mareado, tanto que incluso su
madre se dio cuenta y le apret el hombro con menos fuerza.
Y ahora qu te pasa?
No, no me encuentro muy bien.
Ella le dedic una mirada de advertencia.
Ni se te ocurra le dijo ella entre dientes. O te aseguro que te dar
motivos para gritar.
Chicodeojosazules apret los puos y trat de pensar en el cielo azul; en
Feather metida en una bolsa de cadveres, descuartizada; en Emily tumbada en
su cuna, con el rostro azulado, mientras la seora White aullaba de pena
El dolor de cabeza remiti un poco. Bien. Y el apestoso olor tambin.
Entonces pens en sus hermanos y en su madre muerta, en el depsito de
cadveres; el dolor se alej como un caballo salvaje, y su visin se agriet,
llenndose de un montn de arco iris
Su madre le dedic una mirada de recelo. Chicodeojosazules intent apoy arse
en un puesto del mercado y su mano se agarr a una caja. En ella haba una
pirmide de manzanas verdes, listas para provocar una avalancha.
Si se cae algo al suelo dijo su madre, te jur que te obligar a
comrtelo.
Chicodeojosazules retir la mano, como si la caja estuviera en llamas. Saba
que aquello era culpa suy a; era culpa suy a por haberse tragado a su gemelo; era
culpa suy a por desear que su madre estuviera muerta. Haba nacido malo, malo
hasta la mdula, y aquellas nuseas eran su castigo.
Pens que saldra impune. La pirmide tembl, pero no se cay . Entonces,
una manzana an es capaz de verla, con su pequea etiqueta azul pegada en
uno de los lados golpe la que estaba junto a ella. Toda la parte delantera del
puesto de frutas pareci tambalearse: las manzanas, los melocotones, las
naranjas rebotaron y luego rodaron hasta el suelo por el mostrador de csped
artificial.
Ella esper hasta que hubo recogido la ltima pieza de fruta. Algunas estaban
prcticamente intactas, pero otras haban sido pisoteadas. Su madre se las pag al
frutero tras insistir de forma casi suplicante. Luego, aquella noche, ella se coloc
delante de l con una bolsa de plstico chorreando jugo en una mano y el trozo
de cable elctrico en la otra y le oblig a comerse todas las piezas de fruta, piel y
corazn incluidos. Sus hermanos lo observaron todo desde el pasamanos de la
escaleras, y ni siquiera se rieron mientras su hermano sollozaba y reprima las
arcadas. Desde aquel da, piensa chicodeojosazules, nada ha cambiado
demasiado. Y el complejo vitamnico siempre le devuelve ese recuerdo, y l
hace un esfuerzo por evitar las arcadas; sin embargo, su madre nunca se da
cuenta de ello. Su madre piensa que es delicado. Su madre sabe que l nunca le
hara nada a nadie
Escribe un comentario:
chrysalisbaby: cario, esto me provoca ganas de llorar
Capitanmataconejos: Pasa de las lgrimas, to, dnde est la sangre?
Toxic69: Estoy de acuerdo. Extiende esas bolsas de cadveres y, por cierto, to,
qu ha sido de la escena de accin en el dormitorio?
ClairDeLune: Bravo, chicodeojosazules! Me encanta la forma en que
relacionas las distintas historias. Sin querer meterme donde no me llaman,
me gustara saber qu partes de estos relatos son autobiogrficas y cules
son meramente ficticias. La narracin en tercera persona les otorga una
distancia muy intrigante. Qu te parece si un da lo comentamos en el
grupo?
8
Seis meses despus, la furgoneta de Azul Disel fue grabada por una cmara de
seguridad cuando se daba a la fuga tras haber atropellado a una mujer de
mediana edad que cruzaba la calle mientras se diriga hacia su coche. En la
furgoneta, que despus apareci carbonizada, an hay restos de pelo y fibra, y
aunque Azul Disel sigue insistiendo en que l no es el responsable de ello, que la
noche anterior le robaron la furgoneta, no consigue convencer al juez, sobre todo
con sus antecedentes de ebriedad y violencia. El caso llega al juzgado de lo
penal, donde, despus de un juicio que dura cuatro das, Azul Disel es absuelto,
bsicamente por falta de pruebas. La grabacin de la cmara no es concluy ente
a la hora de confirmar la identidad del conductor de la furgoneta, una silueta
vestida con una sudadera con capucha y una gorra de bisbol, cuy a envergadura
puede ser debida a un abrigo de una talla muy grande y cuy o rostro nunca
resulta visible.
Sin embargo, ser absuelto en un juicio no es moco de pavo: aparecen pintadas
en su casa, se oy en murmuraciones hostiles en el pub, se publican cartas en la
prensa local Todo da a entender que Azul Disel sali impune por un
tecnicismo. Y cuando, unas semanas despus, su casa es pasto de las llamas (con
l y su mujer dentro), nadie lo lamenta especialmente.
Veredicto: muerte accidental, posiblemente causada por un cigarrillo.
A chicodeojosazules no le sorprende. Siempre haba sabido que ese tipo era un
fumador empedernido.
Escribe un comentario:
Capitanmataconejos: Ests como una puta cabra, to. Me encanta!
chrysalisbaby: bien, bien, bien, por chicodeojosazules
ClairDeLune: Muy interesante. Puedo sentir tu desconfianza con respecto a la
autoridad. Me encantara conocer la historia que hay detrs de esta historia.
Se basa tambin en hechos reales? Ya sabes que me gustara leer ms!
JennyTrucos: (comentario borrado).
9
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Excelente, chicodeojosazules!
chrysalisbaby: bien, bien, bien por chicodeojosazules
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
10
Aquel ao, las cosas fueron de mal en peor. Su madre se volvi tacaa, el dinero
no alcanzaba y nadie, ni siquiera Benjamin, pareca capaz de complacerla. Ya no
trabajaba para la seora White, y si alguna vez iba al puesto del mercado en el
que estaba, se aseguraba de que fuera otro quien la atendiera y finga no verla.
Luego empezaron a circular rumores. Chicodeojosazules nunca supo con
certeza lo que se deca exactamente, pero era consciente de los cuchicheos y de
los repentinos silencios que se hacan cuando se acercaba la seora White y de la
forma en que le miraban los vecinos cuando estaba en el mercado. Pens que tal
vez tuviera algo que ver con Feather Dunne, una cotilla metomentodo que se
haba mudado en primavera al Village. Haba trabado amistad con la seora
White y a menudo le echaba una mano con Emily, aunque para
chicodeojosazules segua siendo un misterio por qu trataba a su madre con
desdn. Sin embargo, fuera lo que fuera, el veneno se extendi, y de repente todo
el mundo pareca murmurar.
Chicodeojosazules se preguntaba si debera hablar con la seora White y
preguntarle qu haba ocurrido. De todas las mujeres para las que haba
trabajado, su madre era la que ms le gustaba, y ella siempre haba sido
simptica con l. Probablemente, si la abordaba, cambiara de opinin con
respecto al despido de su madre y volveran a ser amigas
Un da regres temprano de la escuela y vio el coche de la seora White
aparcado frente a su casa. De pronto, se sinti muy aliviado. Volvan a hablarse,
pens. Fuera cual fuera el motivo de la discusin que haban tenido, todo haba
terminado.
Sin embargo, cuando mir a travs de la ventana vio que no era ella sino el
seor White quien estaba de pie junto al aparador de las piezas de porcelana.
Chicodeojosazules apenas se haba relacionado con el seor White.
Evidentemente, lo haba visto en el Village y en St. Oswald, que era donde
trabajaba, pero nunca all, en su casa, y jams sin su esposa, por supuesto
Deba de haber venido directamente de St. Oswald. Llevaba un abrigo largo y
sostena un maletn. Era un hombre de constitucin y estatura medias; en su pelo,
negro, se vean y a algunas canas; tena unas manos pequeas y muy cuidadas y
unos ojos azules ocultos tras unas gafas de montura metlica. Era un hombre
afable, tmido, de voz suave, que nunca quera ser el centro de atencin. Sin
embargo, en ese momento, el seor White pareca diferente. Chicodeojosazules
lo not. El hecho de vivir con su madre le haba otorgado una sensibilidad
especial ante cualquier seal de ira o tensin. Y el seor White estaba enfadado;
chicodeojosazules lo vio por su postura, tensa, inmvil, controlada.
Chicodeojosazules se acerc un poco ms a la ventana, asegurndose de
quedar oculto por el seto de alhea. A travs de un hueco entre las hojas pudo ver
a su madre, su silueta ligeramente a un lado, de pie junto al seor White. Llevaba
los zapatos de tacn de aguja, los que siempre la hacan parecer ms alta. Aun
as, su cabeza slo llegaba a la altura del hombro del seor White. Levant sus
ojos hacia los de l, y por un momento se quedaron de pie, sin moverse: su
madre sonrea, y el seor White sostena su mirada.
Acto seguido, el seor White rebusc en su abrigo y sac algo que, de
entrada, chicodeojosazules crey que era un libro. Su madre lo cogi, lo abri, y
entonces chicodeojosazules se dio cuenta de que era un fajo de billetes, nuevos,
inmaculados
Pero por qu le pagaba el seor White a su madre? Y por qu eso lo haba
enfadado?
Fue entonces cuando a chicodeojosazules le vino un pensamiento a la mente;
un pensamiento de una curiosa y adulta claridad. Y si ese padre al que nunca
haba conocido el seor Ojos Azules era el seor White? Y si la seora
White lo hubiese descubierto? Eso explicara su hostilidad y los rumores que
corran por el Village. Eso explicara muchas cosas El trabajo de su madre en
St. Oswald, donde l daba clases; el resentimiento que senta ella hacia su esposa,
y ahora ese dinero
Oculto tras el seto de alhea, chicodeojosazules estir el cuello para poder ver
mejor, para detectar en los rasgos de aquel hombre la mnima expresin de s
mismo
El movimiento debi de alertarle. Por un momento, sus miradas coincidieron.
De pronto, el seor White abri unos ojos como platos, y chicodeojosazules vio
que se estremeca Y fue entonces cuando nuestro hroe se dio la vuelta y sali
corriendo. La cuestin de si el seor White era su padre o no se convirti en algo
secundario frente al hecho de que su madre, sin duda alguna, le despellejara
vivo si le pillaba espindola.
De todas formas, por lo que pudo deducir, el seor White no le coment nada
a su madre de que haba visto a un nio junto a la ventana. De hecho, su madre
pareca estar muy animada y dej de quejarse por el dinero. Y, a medida que
fueron pasando las semanas y los meses sin que se produjera ningn trastorno,
las sospechas de chicodeojosazules fueron en aumento hasta convertirse en una
evidencia
Patrick White era su padre.
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Me gusta la forma en que mezclas en tus historias los hechos
reales con la ficcin. Tal vez te apetecera volver al grupo para comentar
el proceso de escritura. Estoy segura de que a los dems les gustara conocer
tu viaje emocional.
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Nos conocemos, Jenny ?
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: En serio, nos conocemos?
11
Siempre ha sido muy bueno andndose con cuidado. A lo largo de los aos ha
tenido que aprender. Los accidentes ocurren muy fcilmente, y los hombres de
su familia siempre fueron especialmente proclives a ellos. Resulta que incluso su
padre, de quien chicodeojoazules siempre haba pensado que simplemente sali a
comprar tabaco y nunca se molest en volver, haba tenido un accidente mortal:
en su caso, un accidente automovilstico del que nadie tuvo la culpa Lo que los
compaeros del hospital de Malbry llaman un especial sbado noche. Demasiado
alcohol, demasiada poca paciencia, quizs una crisis cony ugal y
zas!
As pues, no debera ser ninguna sorpresa que chicodeojoazules hubiese salido
as. Careci de la gua de una influencia paterna y tena una madre ambiciosa y
controladora y un hermano may or que tena tendencia a resolver todos los
problemas a puetazos. No es precisamente ingeniera aeronutica, verdad?
Adems, l est ms que familiarizado con los rudimentos del psicoanlisis.
Era la primera vez que chicodeojoazules acuda all solo. Sus visitas, acompaado
por sus hermanos y su madre, siempre eran estrictamente supervisadas. Saba
que si su madre se enteraba de lo que haba hecho, hara que se arrepintiera de
haber nacido. Sin embargo, hoy no le tena miedo. Hoy, una oleada de rebelda
pareca haberse apoderado de l. Hoy, por una vez, chicodeojoazules tena el
nimo para cruzar el lmite.
El jardn estaba protegido de la calle por una reja de hierro fundido. En un
extremo haba un muro de piedra, y un seto de endrino rodeaba todo el recinto.
En conjunto, no pareca nada prometedor. Sin embargo, chicodeojoazules estaba
decidido. Encontr un hueco por el que colarse, consciente de que las ramas y las
espinas se le enganchaban en el pelo y le rasgaban la camiseta, y apareci al
otro lado del seto, en los jardines de la mansin.
Su madre siempre los llamaba los jardines, mientras que el doctor Peacock
deca simplemente el jardn, aunque tena ms de cuatro acres, un huerto y
csped, adems de la rosaleda vallada de la que tan orgulloso estaba el doctor, el
estanque y el antiguo invernadero, donde ahora se guardaban las macetas y las
herramientas. La may or parte del terreno estaba plantado de rboles, que le
venan muy bien a chicodeojoazules. Haba caminos con rododendros que
florecan brevemente en primavera y que a finales de verano se quedaban
esquelticos; invadan el camino, lo cual lo converta en un lugar perfecto para
quien quisiera merodear por el jardn sin ser visto
Chicodeojoazules no se plante el impulso que le haba llevado hasta la
mansin. No poda volver a St. Oswald, y menos ahora, con lo que haba
ocurrido. Evidentemente, tampoco se atrevi a volver a casa, y en la escuela lo
castigaran por llegar tarde. Sin embargo, la mansin era un sitio tranquilo,
secreto y seguro. Le bastaba con estar all, avanzar entre la maleza, escuchar el
zumbido de las abejas en las hojas de los rboles y sentir que los latidos de su
corazn recuperaban su ritmo normal. Segua tan sumido en sus agitados
pensamientos, avanzando por los caminos arbolados, que casi se dio de bruces
contra el doctor Peacock: estaba de pie en la entrada de la rosaleda, con las
tijeras de podar en la mano y las mangas de la camisa a la altura del codo.
Qu te ha trado hasta aqu esta maana?
Por un momento, chicodeojoazules casi no pudo contestar. Luego se acerc al
doctor Peacock y lo vio: la fosa recin excavada, el montculo de tierra, el
cuadrado de csped extendido en el suelo
El doctor Peacock le sonri. Era una sonrisa ms bien compleja: triste y
cmplice.
Me temo que me has pillado con las manos en la masa dijo, sealando la
fosa recin excavada. S que tal vez esto te parezca raro, pero a medida que
nos vamos haciendo may ores somos capaces de sentir hasta alcanzar un nivel
exponencial. Aunque a ti tal vez te parezca algo senil
Chicodeojoazules se qued mirndole fijamente con una genuina falta de
comprensin.
Lo que quiero decir aadi el doctor Peacock es que estaba dndole el
ltimo adis a un viejo y fiel amigo.
Por un momento, chicodeojoazules no estuvo muy seguro de a qu se refera,
aunque luego se acord del jack russell del doctor Peacock, sobre el que el
anciano siempre armaba tanto alboroto. A chicodeojoazules no le gustaban los
perros: le parecan demasiado ansiosos e imprevisibles.
Se estremeci; se senta un poco mareado. Trat de recordar el nombre del
perro, pero slo le vena a la mente Malcolm, el nombre de su gemelo, y, sin
razn alguna, sus ojos se llenaron de lgrimas y empez a dolerle la cabeza
El doctor Peacock pos una mano en su hombro.
No ests triste, hijo. Tuvo una buena vida. Te encuentras bien? Ests
temblando.
No me siento de, demasiado bien repuso chicodeojoazules.
De verdad? Bueno, entonces ser mejor que entres en casa. Te preparar
algo de beber. Tal vez debera avisar a tu madre
No, por favor! exclam chicodeojoazules.
El doctor Peacock lo mir.
De acuerdo dijo. Lo entiendo. No quieres que se preocupe. En general
es una buena mujer, aunque algo sobreprotectora. Y, adems Entorn los
ojos, con una pcara sonrisa. Me equivoco al suponer que esta bonita maana
de primavera las delicias de la escuela no te acababan de llenar por dentro
cuando el programa de ciencias naturales exiga toda tu atencin?
Chicodeojoazules interpret aquello como que era evidente que haba hecho
novillos.
Por favor, seor, no se lo diga a mam.
El doctor Peacock asinti con la cabeza.
No veo ningn motivo para hacerlo respondi. Yo tambin fui nio y
haca travesuras. A veces iba a pescar al ro. Te gusta pescar, jovencito?
Chicodeojoazules asinti con la cabeza, aunque nunca lo haba probado; y
nunca lo hara.
Es un pasatiempo excelente. Ests al aire libre. Evidentemente, y o tengo
mi jardn Por encima del hombro, ech un vistazo al montculo de tierra y a
la fosa. Dame un momento, de acuerdo? dijo. Luego preparar algo de
beber.
Chicodeojoazules observ en silencio al doctor Peacock mientras tapaba la
fosa. En realidad, no quera mirar, pero se dio cuenta de que no poda desviar los
ojos. Senta una opresin en el pecho, los labios entumecidos y la cabeza le daba
vueltas. Se pregunt si estara realmente enfermo o si se trataba slo del ruido
que haca el doctor al cavar, el leve sonido de la pala, el agrio olor de las plantas
o el ruido sordo de cada palada de tierra al caer en la fosa.
Al final, el doctor Peacock solt la pala, aunque no se dio la vuelta de
inmediato, sino que se qued de pie junto a la tumba, con las manos en los
bolsillos y la cabeza gacha. Estuvo as durante tanto tiempo que chicodeojoazules
se pregunt si no se habra olvidado de l.
Se encuentra bien, seor? dijo, finalmente.
Al escuchar su voz, el doctor Peacock se dio la vuelta. Se haba quitado el
sombrero que llevaba cuando estaba trabajando en el jardn y, sin l, la luz del sol
le oblig a entrecerrar los ojos.
Debes pensar que soy un sentimental dijo. Todo esto por un perro
Has tenido perro alguna vez?
Chicodeojoazules neg con la cabeza.
Lstima. Todos los nios deberan tener uno. Pero tienes a tus hermanos
aadi. Apuesto a que os lo pasis en grande.
Por un momento, chicodeojoazules intent imaginarse el mundo tal y como el
doctor Peacock lo vea: un mundo donde se lo pasaba en grande con sus
hermanos, donde los nios iban de pesca y jugaban al crquet
Hoy es mi cumpleaos dijo.
Hoy ? En serio?
S, seor.
El doctor Peacock sonri.
Ah, recuerdo los mos: gelatina, helado y tarta de cumpleaos, aunque
ahora no suelo celebrarlos Veinticuatro de agosto, verdad? El mo es el
veintitrs. Lo haba olvidado hasta que hiciste que me acordara dijo, y se
qued mirndole pensativamente. Creo que el tuy o s deberamos celebrarlo.
No tengo refrescos en casa, aunque s un poco de t, algn pastelito helado, pero
bueno Entonces sonri y le mir con expresin pcara, como un muchacho
que luciera una barba postiza y un convincente traje de anciano. Los Virgo
deberamos permanecer unidos.
No parece gran cosa, verdad? Una taza de Earl Grey y lo que quedaba de
una vela en un pastelito helado. Sin embargo, chicodeojoazules conserva ese da
en su memoria como si fuera un dorado minarete alzndose en un inhspito
paisaje. Recuerda cada detalle con una perfecta e intensa precisin: los pequeos
ptalos de rosa azules en la taza; el sonido de la cuchara en la porcelana; el color
mbar y el aroma del t; la inclinacin del sol Pequeas cosas, aunque su
intensidad es un recuerdo de la inocencia. Aunque l nunca fue inocente, aquel
da estuvo muy cerca de serlo y, volviendo la vista atrs, se da cuenta de que se
fue el ltimo da de su infancia, que se escapaba entre sus dedos como la arena
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Me alegra ver que sigues explorando ese tema en profundidad,
chicodeojosazules. A menudo, tu protagonista da la impresin de ser alguien
fro y carente de emociones, y me gusta la forma en que insinas su secreta
vulnerabilidad. Te mando una lista de libros que tal vez te sean tiles. Pueda
que te apetezca tomar algunas notas antes de nuestra prxima reunin.
Espero verte de nuevo muy pronto!
chrysalisbaby: ojal y o tambin pudiera estar all (lgrimas)
13
Escribe un comentario:
JennyTrucos: (comentario borrado).
ClairDeLune: Jenny, no te cansas nunca de entrar aqu para criticar? Esto es
muy interesante, chicodeojosazules. Has echado un vistazo a la lista de
libros que te mand? Me encantara saber qu opinin te merece
14
Esta noche no hay ningn mensaje en la bandeja de entrada. Tan slo un meme
de chicodeojosazules, en el que me tienta para que aparezca y juegue. Estoy casi
segura de que est esperndome; a menudo se conecta a esta hora y est on-line
hasta altas horas de la madrugada. Me pregunto qu es lo que quiere de m.
Amor? Odio? Confesiones? Mentiras? O tal vez lo nico que desea es
contactar, saber que sigo prestndole atencin? Durante la noche, cuando Dios no
parece ms que una broma del destino y se dira que nadie est escuchando,
acaso no necesitamos todos a alguien a quien acariciar? Incluso t,
chicodeojosazules. T me vigilas y y o te vigilo a travs de un cristal oscuro,
escribiendo mis cartas a los muertos en este teclado de gija.
Ser sta la razn por la que escribe esas historias acerca de l, colgndolas
aqu para que y o las lea? Sern una invitacin al juego? Acaso espera que le
conteste con otra confesin sobre m?
Bueno, me gustara poder contestar que fue cuando muri Nigel, pero ambos
sabemos que eso no es verdad. Cmo podra explicarle esa irracional y
maliciosa oleada de felicidad que eclipsa todo mi dolor, esa certeza de que me he
librado de algo, esa sensacin que no tiene nada que ver con mis ojos?
Ya ves, soy una mala persona. No s cmo enfrentarme a una prdida. La
muerte es un cctel embriagador que lleva una parte de pena y tres de alivio
Eso fue lo que sent con pap, con mam, con Nigel, incluso con el pobre
doctor Peacock
Chicodeojosazules saba ambos lo sabamos que slo me estaba
engaando a m misma. Nigel nunca tuvo una oportunidad. Incluso nuestro amor
fue una mentira desde el principio; ech unos brotes parecidos a los que echa un
tallo cortado dentro de un jarrn: unos brotes que no suponan una recuperacin,
sino desesperacin.
S, era una egosta. Y s, estaba equivocada. Incluso desde el principio saba
que Nigel perteneca a otra persona, a alguien que nunca ha existido. Sin
embargo, despus de muchos aos de huir, una parte de m quera ser esa chica;
quera hundirme en ella igual que un nio en un almohadn de plumas; olvidarme
de m misma y de todo entre los brazos de Nigel. Ya no me bastaba con los
amigos virtuales. De pronto quera ms. Quera ser normal: relacionarme con el
mundo, pero no a travs de un cristal, sino con mis labios y mis manos. Quera
algo ms que un mundo virtual, algo ms que un nombre en mis dedos. Quera
que me comprendieran, pero no alguien que estuviera lejos, delante de un
teclado, sino alguien a quien pudiera acariciar
No obstante, a veces una caricia puede ser mortal. Yo y a debera saberlo; es
algo que y a me haba ocurrido antes. Haca menos de un ao que Nigel estaba
muerto, envenenado por la proximidad. Su chica haba resultado ser tan txica
como Emily White: enviaba muerte con una sola palabra.
O, en este caso, con una carta.
15
La carta lleg un sbado, mientras estbamos desay unando. Por entonces, Nigel
viva ms o menos aqu, aunque an conservaba su apartamento en Malbry.
Habamos establecido una especie de rutina que casi encajaba con ambos. Tanto
l como y o ramos animales nocturnos; de noche nos sentamos mejor. Nigel
lleg a las diez. Tomamos algo, hablamos, hicimos el amor, nos acostamos y l
se fue por la maana, a las nueve. Los fines de semana sola quedarse ms, a
veces hasta las diez o las once; sa fue la razn de que estuviera aqu y de que la
carta llegara a sus manos. Entre semana no la habra abierto; y o me habra
ocupado de ello. Supongo que eso tambin formaba parte del plan. Sin embargo,
en aquel momento no tena ni idea de que aquella carta bomba iba a explotarnos
en la cara
Aquella maana me estaba comiendo unos cereales, que estallaron y se
hincharon cuando vert la leche por encima. Nigel no tom nada y apenas habl.
Casi nunca sola desay unar, y sus silencios no presagiaban nada bueno, sobre
todo por las maanas. Los ruidos orbitaban en torno a un pesado silencio, como si
fueran satlites girando alrededor de un torvo planeta: el crujido de la puerta de
la despensa, el sonido de la cuchara contra la cafetera, el tintineo de una taza
Al cabo de un segundo se abri la puerta del frigorfico y volvi a cerrarse de
golpe. La tetera empez a hervir y acto seguido se escuch una breve erupcin
seguida de un clic de aire militar. Luego, el clac del buzn y el impasible ruido
del poste.
La may or parte del correo que recibo es propaganda, y raras veces me llega
nada. Los recibos estn domiciliados en el banco. Cartas? Para qu? Tarjetas
postales? Ni hablar!
Algo interesante? pregunt.
Durante un momento, Nigel no dijo nada. O el ruido de un sobre al abrirse.
Una sola hoja, que se despleg con un sonido seco, parecido al de un cuchillo
afilado al ser desenfundado.
Nigel?
Qu?
Cuando estaba enfadado, sacuda los pies; pude or cmo lo haca contra las
patas de la mesa. Y adems haba algo en su voz, algo plano y duro, como una
especie de barrera. Rompi el sobre por la mitad y luego manose la hoja con
los dedos. La recorri con el pulgar, como si fuera el filo de un cuchillo
No son malas noticias, verdad?
No dije lo que ms me tema, aunque poda sentir cmo planeaba sobre m.
Djame leer, coo! exclam.
Ahora la barrera estaba al alcance de mi mano, como un afilado tablero de
juego colocado en un sitio inesperado. Esas puntas afiladas siempre estn ah;
tienen una gravedad propia, y me atraen irremisiblemente hacia su rbita. Y
Nigel tena muchas puntas afiladas, muchas zonas de acceso restringido.
No era culpa suy a, me dije; de lo contrario, l no hubiera estado conmigo.
Los dos nos complementbamos de una manera muy extraa: l era un hombre
sombro, y a m me faltaba carcter. Acostrumbrava decir que y o era como un
libro abierto, que no tena rincones ocultos ni secretos desagradables. Mejor as,
porque el engao, ese rasgo bsicamente femenino, es lo que ms poda
aborrecer Nigel. El engao y la mentira, algo que a l le resultaba muy ajeno
y tambin a m, segn l.
Tengo que salir; estar fuera alrededor de una hora. Su voz son
extraamente a la defensiva. Estars bien? Tengo que ir a casa de mi madre.
Gloria Winter, de soltera Gloria Green, sesenta y nueve aos y empeada en
seguir agarrndose a lo que queda de su familia con la tenacidad de una rmora
hambrienta. Para m slo era una voz que haba escuchado por telfono: un
marcado acento del norte, un impaciente tamborileo en el auricular, una forma
imperiosa de cortarte, como un jardinero podando rosas.
Nunca fuimos presentadas, al menos oficialmente. No obstante, la conozco a
travs de Nigel: su forma de actuar, su voz al telfono y sus siniestros silencios.
Hay ms cosas que l nunca me cont, pero que y o conozco muy bien: los celos,
el rencor, la rabia, la mezcla de odio e impotencia
l no sola hablar de ella conmigo. Raramente la mencionaba. Viviendo con
Nigel comprend enseguida que era mejor no sacar determinados temas, entre
ellos su infancia, su padre, sus hermanos, su pasado y, sobre todo, Gloria, que
comparta con su otro hermano un talento especial para sacar a flote lo peor de
Nigel.
No puede ocuparse tu hermano?
Le o detenerse mientras se diriga hacia la puerta. Me pregunt si se dara la
vuelta y se quedara mirndome con sus ojos oscuros. Nigel apenas sola
mencionar a su hermano, y cuando lo haca era para mal. Ese retorcido hijo de
puta era lo mejor que le haba odo decir acerca de l Nigel nunca era
demasiado objetivo con respecto a su familia.
Mi hermano? Por qu? Te ha dicho algo?
Por supuesto que no. Por qu iba a hacerlo?
Una nueva pausa. Sent sus ojos fijos en mi frente.
Graham Peacock ha muerto dijo. Su tono de voz era extraamente
montono. Al parecer, ha sido un accidente. Se cay de la silla de ruedas
durante la noche. Le encontraron muerto por la maana.
No levant la mirada. No me atrev a hacerlo. De repente, todo pareci
cobrar ms intensidad: el sabor del caf en mi boca, el canto de los pjaros, los
latidos de mi corazn, la mesa bajo mis dedos, con todas sus grietas y araazos.
La carta la ha mandado tu hermano? dije.
Nigel ignor mi pregunta.
Dice que el patrimonio de Peacock est valorado en unos tres millones de
libras
Otro silencio.
Qu? pregunt.
Su voz, carente de inflexin, pareca ms alarmada que enfadada.
Te lo ha dejado todo a ti dijo. La casa, las obras de arte, sus
colecciones
A m? Pero si ni siquiera lo conozco repuse.
Ese retorcido hijo de puta
No me hizo falta preguntarle a quin se refera: aquella frase la reservaba
para su hermano. En muchos aspectos se pareca a l, y, aun as, siempre que su
nombre sala a colacin y o casi acababa pensando que Nigel era capaz de matar
a alguien, que era capaz de darle puetazos y patadas hasta causarle la muerte
Debe tratarse de un error dije. Yo no conoca al doctor Peacock. Ni
siquiera s qu aspecto tiene. Por qu iba a dejarme todo ese dinero a m?
Bueno, tal vez por Emily White.
La voz de Nigel son apagada.
Entonces el caf me supo a polvo, los pjaros dejaron de cantar y mi corazn
se volvi de piedra. Aquel nombre lo haba silenciado todo, salvo un zumbido
que empez en la punta de mi espina dorsal, borrando los ltimos veinte aos con
una oleada que me inmoviliz
S que debera habrselo contado entonces. Sin embargo, haba ocultado la
verdad durante mucho tiempo, crey endo que Nigel siempre estara ah,
esperando el momento oportuno, sin saber que aquel momento era todo cuanto
tenamos
Emily White dijo Nigel.
Nunca haba odo ese nombre.
16
Blanco
1
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: No s qu decir, Albertine. No sabes lo mucho que esto
significa para m. Seguirs escribiendo? Por favor!
Albertine: Tal vez. Si tanto lo deseas
2
Su madre era artista. Los colores eran toda su vida. Emily White aprendi a
gatear en el suelo del taller de su madre; antes de aprender a hablar y a conoca
el olor de las acuarelas y la tiza, el aroma metlico de la pintura acrlica y el
hedor ahumado de los leos. Su madre ola a trementina. La primera palabra que
pronunci de pequea fue papel, y sus primeros juguetes fueron los rollos de
pergamino que haba debajo de la mesa: se acordaba de sus fascinantes arrugas
y de su olor a polvo.
Mientras su madre trabajaba, Emily aprenda a distinguir los sonidos de sus
progresos: el ruido plano de las pinceladas de los fondos, los araazos de la
pluma, el suave trazo de los pasteles y las esponjas, el corte de las tijeras y el
roce de los pinceles en la tela.
sos eran los ritmos de su madre, acompaados a veces de pequeos sonidos
de irritacin o satisfaccin, otras de pasos, y, lo que era ms habitual, de algn
comentario sobre colores y sombras. Cuando tena un ao, Emily an no haba
aprendido a andar, pero era capaz de nombrar todos los colores de la caja de
pintura de su madre. Aquellos nombres eran como campanadas sonando dentro
de su cabeza: damasco, pardo, ocre, amarillo, carmes, violeta, rosa.
El violeta era su favorito; el tubo estaba tan apretado que casi se haba
quedado vaco; luego se enrollaba para apurar el resto. El tubo del blanco estaba
lleno, pero slo porque era nuevo; el del negro estaba seco y apenas se usaba y
estaba en el fondo de la caja, entre los trapos y los pinceles sin cerdas.
La nia progresa muy lentamente, Pat. A Einstein le ocurra lo mismo.
Eso deba de ser un falso recuerdo, piensa, como tantos otros de aquella
poca: la voz de su madre y la de su padre, tratando de responderle.
Pero cario, el mdico
Maldito sea el mdico! La nia es capaz de nombrar todos los colores de
la caja.
Slo repite lo que t le dices.
No es verdad!
Una nota alta, muy familiar, tiembla en la voz de su madre; es una nota
avinagrada que trata de agarrarse a sus fosas nasales y le humedece los ojos. No
sabe cmo se llama todava no, aunque ms adelante aprender que se trata de
un fa agudo, aunque s puede distinguirla en el piano de su padre. Sin embargo,
eso es un secreto incluso para su madre: las horas que pasan juntos ante el viejo
Bechstein, mientras su padre sostiene su pipa entre los labios. Emily se sienta en
su regazo, rozando el teclado con sus manitas mientras l toca Claro de luna o
Para Elisa, aunque su madre cree que y a est en la cama.
Catherine, por favor!
Ve perfectamente!
El olor a trementina se hace ms intenso. Es el olor de su madre cuando est
angustiada y de su terrible decepcin. Coge a la nia entre sus brazos el rostro
de Emily contra la parte superior de su peto y, mientras se da la vuelta, sus pies
se arrastran por el banco de madera, tirando los tubos, los botes y los pinceles, ra-
ta-ta-ta-t, por el suelo de parqu.
Escucha, Catherine
La voz de su padre, como de costumbre, tiene un tono humilde, casi de
disculpa. Como siempre, huele ligeramente a tabaco de la marca Clan, aunque
oficialmente nunca fuma en casa.
Catherine, por favor
Sin embargo, ella no le est escuchando, sino que simplemente sujeta a la
nia entre sus brazos y, lanzando un gemido, dice:
T puedes ver, verdad, Emily, mi amor? Verdad que s?
Debe de ser un falso recuerdo. Emily apenas tena un ao; seguramente sera
incapaz de haber comprendido o recordado eso. Y, aun as, parece acordarse
claramente: sus lgrimas de desconcierto, los sollozos de su madre y su padre
mascullando. El olor del estudio, la pintura del peto de su madre pegndosele a la
punta de los dedos y ese constante temblor en fa agudo en la voz de su madre, la
nota de sus expectativas frustradas, como una incesante armona en una cuerda
demasiado tensada.
Su padre lo supo casi desde el principio. Sin embargo, era un hombre sumiso
y reflexivo, un objeto a merced de los arrebatos de su madre. Incluso siendo
muy nia, Emily y a se dio cuenta de que ella le consideraba inferior y pensaba
que la haba decepcionado. Quizs fuera por su falta de ambicin o porque haba
tardado diez aos en darle el beb que ella tanto deseaba. l era profesor de
msica en el St. Oswald; aunque tocaba varios instrumentos, el piano era el nico
que su madre permiti en casa; los dems fueron vendidos, uno tras otro, para
pagar sus tratamientos y terapias.
Su padre deca que en realidad no supuso ningn sacrificio. Despus de todo,
l tena acceso a todos los recursos de su departamento. Era justo: la madre de
Emily padeca jaquecas y la nia era muy nerviosa; se despertaba con el menor
ruido. As pues, su padre cedi todos sus discos al instituto; poda escucharlos
siempre a la hora de comer o durante el recreo, y, adems, all era donde pasaba
ms tiempo.
Tienes que entender lo que supona eso para ella.
As hablaba su padre, siempre excusndola, siempre dispuesto a salir en su
defensa, como un caballero viejo y cansado al servicio de una reina loca que ha
perdido su imperio. Emily tard mucho tiempo en comprender el servilismo de
su padre. Haba sido infiel a su madre una vez, con una mujer que no significaba
nada para l, pero con la que tuvo un hijo. Y ahora tena una deuda con Catherine
una deuda que nunca podra liquidar, lo cual quera decir que durante el
resto de su vida siempre aceptara figurar en segundo lugar y nunca se quejara,
ni protestara ni fingira esperar nada salvo servirla a ella, darle lo que quisiera,
redimirla de lo irredimible.
Tienes que entenderlo, cario.
Se las arreglaban con lo que ganaba l. Ella consider como un derecho
natural dedicarse a sus ambiciones artsticas mientras su padre trabajaba para
mantenerlos a ambos. De vez en cuando, alguna pequea galera venda uno de
los collages de su madre. Poco a poco, esas ambiciones cambiaron. Deca que se
haba anticipado a su tiempo y que las futuras generaciones la valoraran. Fuera
lo que fuera lo que hizo que se encerrara en s misma, la convirti en una mujer
extremadamente resuelta y puso todo su empeo en tener un beb, mucho
despus de que su padre dejara de lado sus humildes expectativas.
Y finalmente lleg Emily. Oh, hicimos un montn de planes Eso era lo que
deca su padre, aunque dudo que participara en los planes para la infancia de
Emily Soamos grandes cosas para ti, Emily. Durante siete meses y medio, la
madre de Emily casi se calm: teja patucos en tonos pastel, escuchaba los
sonidos de las ballenas para superar el estrs y quera tener un parto natural,
aunque en el ltimo momento tuvieron que anestesiarla. As pues, fue su padre
quien cont los dedos de las manos y los pies de Emily, conteniendo el aliento al
experimentar el tacto en la punta de sus dedos y mirando aquel monito pelado,
con los ojos cerrados y sus diminutos puos apretados.
Cario, es perfecta.
Oh, Dios mo!
Sin embargo, naci casi dos meses antes de lo previsto. Le tuvieron que
administrar mucho oxgeno, y el proceso le produjo un desprendimiento de las
retinas. De entrada, nadie se dio cuenta de ello; en aquellos tiempos, bastaba con
saber que Emily tena todos sus miembros. Ms adelante, cuando su ceguera fue
ms evidente, Catherine la neg.
Emily era una nia especial, deca, y su don tardara un tiempo en
desarrollarse. Una amiga de su madre, Feather Dunne, una astrloga aficionada,
y a le haba pronosticado un brillante porvenir: una confluencia mstica de Saturno
y la Luna confirmaba que era una nia excepcional. Cuando el mdico de Emily
empez a ponerse nervioso, su madre se cambi a un terapeuta alternativo que
recomend eufrasia, masajes y una terapia del color. Durante tres meses,
Catherine vivi en una bruma de incienso y velas, perdi el inters por su pintura
y ni siquiera se pein.
Su padre pensaba que se trataba de una depresin postparto. Catherine lo
negaba, pero pasaba peridicamente de un extremo a otro: un da se mostraba
protectora y no dejaba que l se acercara al beb, y al siguiente simplemente se
sentaba, indiferente, ajena al bulto que tena a su lado y que no paraba de
berrear.
A veces era incluso peor, y su padre tena que pedir ay uda a los vecinos.
Catherine deca que tena que tratarse de un error, que el hospital deba de haber
confundido los bebs y que le haban cambiado el suy o, que era perfecto, por
se.
Mralo, Patrick, deca. Ni siquiera parece un beb. Es horrible. Horrible!
Ella le cont eso a Emily cuando tena cinco aos. Le dijo que entre ambas
no poda haber secretos; eran parte de un mismo ser. Adems, el amor es una
especie de locura, no es as, cario? El amor es una especie de posesin.
S, sa era su voz; sa era Catherine White. Siente las cosas con ms
intensidad que el resto de nosotros, sola decir el padre de Emily, como si tratara
de disculparse por sentir aparentemente con mucha menos intensidad. Y aun as
era su padre quien se ocupaba de todo, durante y despus de sus crisis. Era su
padre quien pagaba las facturas, quien cocinaba y limpiaba, quien la cambiaba y
le daba de comer. Era l quien todos los das acompaaba a Catherine hasta su
estudio abandonado y le mostraba los pinceles y las pinturas, mientras el beb
gateaba entre los rollos de papel y las crujientes virutas de madera.
Un da cogi un pincel, lo examin durante un momento y luego volvi a
dejarlo en su sitio; sin embargo, aqul fue el primer inters que haba demostrado
tener en muchos meses, y su padre lo interpret como una seal de mejora. Y lo
era: cuando Emily cumpli dos aos, su madre haba recuperado la pasin
creativa, y a pesar de que ahora la canalizaba casi exclusivamente a travs de la
nia, segua siendo tan ferviente como antes.
Empez con esa cabeza de arcilla azul. Sin embargo, la arcilla, aunque
resultaba bastante atractiva, no atrajo su atencin durante demasiado tiempo.
Emily quera experimentar cosas nuevas: quera tocar, oler, sentir. El estudio se
le haba quedado pequeo; aprendi a llegar a las otras habitaciones siguiendo las
paredes y encontr un buen sitio debajo de la ventana, donde daba el sol;
aprendi a utilizar el magnetfono para escuchar cuentos y a abrir el piano y a
tocar las teclas con un dedo. Le encantaba jugar con la caja de botones de su
madre: meta las manos hasta el fondo, los colocaba en el suelo y los ordenaba
segn su tamao, forma y textura.
Como podis ver, Emily era, en todos los sentidos salvo en uno, una nia
normal. Le gustaban los cuentos, que su padre grababa para ella; le gustaba
pasear por el parque; quera a sus padres y adoraba sus muecas. Como todos los
nios, de vez en cuanto tena alguna pequea rabieta, aunque no eran muy
frecuentes; le encantaba visitar la granja de Pog Hill y soaba con tener un
perrito.
Cuando Emily aprendi a andar, su madre casi haba llegado a aceptar su
ceguera. Los especialistas eran caros, y sus conclusiones solan ser inevitables
variaciones sobre el mismo tema. Su condicin era irreversible; responda
nicamente al resplandor de las luces directas, y slo en un grado mnimo. No
poda distinguir las formas; apenas era capaz de reconocer el movimiento y no
era consciente de los colores.
No obstante, Catherine White no iba a darse por vencida. Se volc en la
educacin de Emily con toda la energa que en otros tiempos haba dedicado a su
trabajo. Empez con la arcilla, para que desarrollara el sentido del espacio y
para alentar su creatividad. Luego sigui con los nmeros, con un enorme baco
de madera con cuentas que hacan clic y clac. Y despus llegaron las letras, con
una pizarra de braille y un lpiz para grabar en relieve. Finalmente, siguiendo el
consejo de Feather, se dedic a la terapia del color, diseada, segn deca ella,
para estimular las partes visuales del crtex a travs de la asociacin de
imgenes.
Si con el chico de Gloria funciona, por qu no iba a funcionar tambin con
Emily ?
sa era la frase que empleaba siempre que su padre intentaba protestar. Daba
igual que el caso del chico de Gloria fuera completamente distinto; lo nico que
le importaba a Catherine White era que Ben o el Chico x, como le llamaba el
doctor Peacock con su acostumbrada pretenciosidad haba adquirido, de alguna
manera, un sentido extra, y si el hijo de una mujer de la limpieza era capaz de
hacerlo, por qu no iba a conseguirlo tambin la pequea Emily ?
Evidentemente, la pequea Emily no tena ni la menor idea de lo que estaban
hablando. Sin embargo, ella quera complacer a su madre, estaba ansiosa por
aprender, y el resto vino solo.
Hasta cierto punto, la terapia del color funcion. Aunque, por s mismas, las
palabras no tenan ms sentido para Emily que los nombres de los colores de la
caja de pinturas, el verde conlleva el recuerdo de los pastos en primavera y de la
hierba recin cortada, el rojo es el olor de la noche de San Juan y el sonido del
crepitar de la lea, y el azul es el agua, el silencio, la frescura.
Tu nombre tambin es un color, Emily dijo Feather, que tena un pelo
largo que ola a pachuli y a humo de tabaco. Emily White.
White. Blanco. Nieve blanca, tan fra que casi quema entre los dedos, helada
y ardiente.
Emily. No te gusta la nieve? Es preciosa!
No, no me gusta, piensa Emily. Las pieles son preciosas. La seda es preciosa.
Los botones de la caja son preciosos, o el arroz, o las lentejas, frrrrpp, entre los
dedos. La nieve no tiene nada de preciosa; lastima las manos y hace que resbalen
las escaleras. En cualquier caso, el blanco no es ningn color. El blanco es ese
desagradable brrrrr que se escucha entre dos emisoras de radio, cuando el sonido
se quiebra y no se oy e ms que ruido. Ruido blanco. Nieve blanca. Blancanieves,
medio muerta, medio dormida bajo el hielo.
Cuando Emily tena cuatro aos, su padre sugiri que la nia podra ir a la
escuela. Tal vez a Kirby Edge, propuso, que tena unas instalaciones habilitadas
para ciegos. Evidentemente, Catherine se neg a hablarlo. Con la ay uda de
Feather, dijo, sus enseanzas haban obrado casi un milagro. Ella siempre haba
sabido que Emily era una nia excepcional y no iba a desperdiciar su talento en
una escuela para nios ciegos donde le ensearan a tejer alfombras y a
compadecerse de s misma, ni tampoco en una escuela normal, donde siempre
sera una segundona. No, Emily seguira recibiendo instruccin en casa; as,
cuando recuperara la vista y Catherine no tena ninguna duda de que eso
acabara ocurriendo algn da, estara preparada para enfrentarse a cualquier
cosa que el mundo estuviera dispuesto a ofrecerle.
Su padre protest con todas sus energas. Pero no fue suficiente: Feather y
Catherine apenas pudieron orle. Feather crea en vidas anteriores y estaba
convencida de que si se estimulaban adecuadamente las partes correctas del
cerebro de Emily, la nia recuperara su memoria visual. Y Catherine pensaba
que
Bueno, y a sabis lo que pensaba Catherine. Habra sido capaz de vivir con
una nia fea e incluso deforme. Pero con una nia ciega? Una nia incapaz de
comprender los colores?
Colores, colores, colores, Verde, rosa, dorado, naranja, prpura, escarlata,
azul. Slo el azul tena un montn de variantes: cerleo, zafiro, cobalto, azur; del
azul del cielo al de la medianoche ms oscura, pasando por el ndigo y el azul
marino, el azul plido, el elctrico, el del nomeolvides, el turquesa, el azul del
agua, el azul plido. Como veis, Emily era capaz de comprender la anotacin de
los colores. Conoca sus trminos y sus cadencias; aprendi a repetir las notas y
los arpegios de su escala de siete tonos. Y aun as, la naturaleza de los colores
segua escapndosele. Era como alguien sin odo musical que hubiera aprendido
a tocar el piano, consciente de que lo que escucha no se parece en nada a la
msica. Sin embargo, ella saba interpretar; s, por supuesto que saba.
Mira los narcisos, Emily.
Los narcisos son preciosos. Amarillos, dorados como el sol.
En realidad, eran desagradables al tacto, fros y en cierto modo carnosos,
como lonchas de jamn. Emily prefera las hojas gruesas y sedosas de las orejas
de cordero o el espliego, con sus delicadas corolas y su sooliento olor.
Pintamos los narcisos, cario? Quieres que Cathy te ay ude?
Colocaron el caballete en el estudio. A la izquierda haba una enorme caja de
pinturas, con etiquetas escritas en braille para cada color. A la derecha, tres botes
con agua y unos cuantos pinceles. A Emily le gustaban ms los de piel de marta;
eran de mejor calidad y ms suaves, como la punta de la cola de un gato. Le
gustaba deslizarlos justo por debajo de su labio superior, una zona de tal
sensibilidad que poda sentir cada uno de los pelos del pincel y donde tambin
experimentaba el exquisito tacto de un trozo de cinta de terciopelo. El papel
grueso y lustroso, ola a ropa de cama limpia se ajustaba al caballete con unos
clips y luego se divida en cuadrados, como un tablero de ajedrez, con unos
cables tensados. De ese modo, Emily se aseguraba de no salirse del papel o de no
confundir el cielo con los rboles.
Ahora los rboles, Emily. Bien, eso est muy bien.
Los rboles son altos, piensa Emily. Ms altos que mi padre. Catherine deja
que los toque; coloca su cara contra su rugosa superficie, y es como abrazar a un
hombre barbudo. Le llega un olor y un amago de movimiento, lejano pero aun
as perceptible.
Hay viento insina Emily, esforzndose. Los rboles se mueven
cuando sopla.
Y ahora el blanco; el papel incoloro es verde. Lo sabe porque su madre la
abraza. Emily nota que est temblando. Tambin hay una nota en su voz esta
vez no es un fa agudo, sino algo menos emotivo y triste, y Emily se siente
henchida de orgullo y felicidad, porque quiere a su madre; le gusta el olor a
trementina porque es el olor de su madre; le gustan las clases de pintura porque
hacen que su madre se sienta orgullosa, aunque luego, ms tarde, cuando han
terminado y ella se arrastra de nuevo hasta el estudio y trata en vano de
comprender por qu eso la hace feliz, Emily slo oy e el ruido que hace el papel
al arrugarse, como cuando alguien se acaba de lavar las manos. Eso es todo
cuanto puede sentir, incluso con su labio superior. Trata de no sentirse demasiado
decepcionada. Debe de haber algo ah, piensa. Eso dice su madre.
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Eso ha sido muy hermoso, Albertine.
Albertine: Me alegro de que te hay a gustado, chicodeojosazules
3
Pobre Emily. Y pobre seora White. Tan unidas y al mismo tiempo tan distantes.
Lo que empez con el seor White y la frustrada bsqueda de su padre por parte
de nuestro hroe se ha ampliado hasta convertirse en una especie de obsesin con
toda esa casa: con la seora White, con su esposo y sobre todo con Emily, la
hermana pequea que habra podido tener si las cosas se hubieran desarrollado
de otra manera.
As pues, durante todo aquel verano, el verano que cumpli once aos,
chicodeojosazules los sigui a escondidas, apuntando, como si se tratara de un
ritual, sus idas y venidas, la ropa que llevaban, las cosas que les gustaba hacer y
sus lugares favoritos. Lo anotaba en la libreta azul que utilizaba como diario.
Los segua hasta el parque de esculturas donde a Emily le gustaba jugar;
hasta la granja que poda visitarse, con sus cochinillos y sus corderos; hasta el
caf que era tambin un taller de cermica y donde por el precio de una taza de
t podas comprar y moldear un pedazo de arcilla, que se coca el mismo da en
el horno y luego poda pintarse para llevrtelo a casa y colocarlo orgullosamente
encima de alguna repisa o en un aparador.
El sbado de la arcilla azul, Emily tena cuatro aos. Chicodeojosazules la vio
acompaada de la seora White, caminando lentamente colina abajo hasta
Malbry. Emily iba vestida con el abrigo rojo que le daba el aspecto de un
estrafalario adorno navideo, con su cabecita balancendose hacia arriba y hacia
abajo; la seora White llevaba un vestido azul y botas, su largo pelo rubio
cay ndole por la espalda. Las sigui hasta la ciudad, pegado a los setos que
bordeaban el camino. La seora White no le vio en ningn momento, ni siquiera
cuando se atrevi a acercarse un poco ms, siguindola de cerca con la
perseverancia de un joven espa.
Chicodeojosazules, un joven espa. Le gustaba el sonido furtivo de aquella
frase, sibilante y lustroso, y su secreto olor a humo de pistola. Las sigui hasta el
centro de Malbry y el taller de cermica, donde las estaba esperando Feather
sentada a una mesa para cuatro frente a una taza de t y un cigarrillo a medio
fumar entre sus elegantes dedos.
A Chicodeojosazules le habra gustado unirse a ellas, pero la presencia de
Feather lo intimid. Desde el da que coincidieron por primera vez en el mercado
tena la sensacin de que l, por alguna razn, no le caa bien, que ella pensaba
que no era lo bastante bueno para la seora White o para Emily. As pues, se
sent en una mesa que haba justo detrs de la suy a, tratando de parecer
despreocupado, como si tuviera dinero suficiente para poder gastar all y supiera
lo que se haca.
Feather lo mir con recelo. Llevaba un vestido con un estampado artesano y
un montn de pulseras confeccionadas con conchas que repiqueteaban cuando
mova la mano con la que sostena el cigarrillo.
Chicodeojosazules evit sus ojos y fingi estar mirando a travs de la ventana.
Cuando se atrevi a volver a mirar, Feather estaba hablando en voz alta con la
seora White, con los codos apoy ados en la mesa y echando de vez en cuando la
ceniza del cigarrillo en la taza de t vaca.
La camarera, una chica muy guapa, se acerc a l.
Estis juntos? pregunt.
Chicodeojosazules se dio cuenta de que supuso que haba entrado con la
seora White, y antes de que pudiera evitarlo le dijo que s. Contra el sonido de la
voz de Feather, su mentirijilla pas desapercibida, y al cabo de un momento la
camarera y a le haba trado una Pepsi y un trozo de arcilla, y luego le dijo, muy
amablemente, que la llamara si necesitaba cualquier cosa.
No estaba seguro de lo que iba a moldear. Un perro para la coleccin de su
madre, tal vez; algo para colocar en la repisa de la chimenea. Algo lo que
fuera que la alejara, aunque slo fuese un instante, de la mansin, del trabajo
del doctor Peacock y de la sinestesia.
Las observ a travs de la Pepsi, mirando con desconfianza a Emily, que
tena las manitas abiertas en torno a su trozo de arcilla azul. Feather la animaba
dicindole: Haz algo, cario. Dale forma. La seora White se inclin hacia
delante, tensa, esperanzada y expectante, con su largo cabello colgando tan cerca
de la arcilla que pareca que estuviera pegado a ella.
Qu ests haciendo? Una cara?
Emily emiti un sonido que poda interpretarse como de aquiescencia.
Eso son los ojos, y ah est la nariz dijo Feather, y su voz son
extasiada, aunque chicodeojosazules no pudo ver nada que fuera capaz de
provocar tan embelesada emocin.
Las manos de Emily se movan sobre la arcilla, abriendo agujeros aqu y
all, explorndola con la punta de los dedos, clavando las uas en la parte de atrs
para darle la apariencia de pelo. Entonces se dio cuenta de que era una cabeza,
aunque muy primitiva y deforme, con unas orejas de murcilago y una ridcula
frente que empequeeca los otros rasgos. Los ojos eran sendas marcas del dedo
pulgar, muy superficiales, apenas visibles.
Sin embargo, Feather y la seora White cacareaban de deleite.
Chicodeojosazules se acerc a ellas, tratando de descubrir qu tena aquello que
pareca ser tan especial a sus ojos.
Feather le dirigi una severa mirada. l se alej de la mesa de inmediato. No
obstante, la seora White lo vio, y en lugar de mostrarse contenta, l not una
expresin de alarma en sus ojos, como si pensara que poda hacerle dao a
Emily, como si fuera un peligro
Qu ests haciendo aqu? pregunt.
l se encogi de hombros.
Na, nada.
Dnde estn tus hermanos? Y tu madre?
l se encogi nuevamente de hombros. Enfrentado por fin a la presa que
haba perseguido durante tanto tiempo, se dio cuenta de que se haba quedado sin
habla y de que slo era capaz de pronunciar slabas sueltas en un tartamudeo que
le dejaba completamente indefenso.
Me has estado siguiendo dijo la seora White. Qu es lo que quieres?
Una vez ms, volvi a encogerse de hombros. No habra sido capaz de
explicrselo aunque hubieran estado a solas, y la presencia de Feather lo haca
an ms difcil. Se movi en su silla, sintindose atrapado y ridculo; not el sabor
del complejo vitamnico en la garganta; tena la sensacin de que su cabeza era
un baln estrujado
Feather le mir, con los ojos entrecerrados.
Esto puede considerarse acoso dijo. Catherine podra llamar a la
Polica.
Es tan slo un nio repuso la seora White.
Pero los nios crecen dijo Feather, en un siniestro tono de voz.
Yo, y o slo que, quera ver a Emily dijo chicodeojosazules,
empezando a sentir nuseas.
Se qued mirando su trozo de arcilla, intacto, y la Pepsi a medio beber que
estaba junto a l. No haba pensado pedirlos, porque no tena dinero para
pagarlos. Y ahora la amiga de la seora White hablaba de llamar a la Polica
Quera contarle la verdad, pero ahora apenas si saba cul era. Haba pensado
que cuando hablara con ella sabra qu era lo que quera decir, pero ahora,
mientras el olor a verduras se iba haciendo cada vez ms fuerte y el dolor de
cabeza ms intenso, supo que lo que quera de ella era algo ms ntimo y
personal, una palabra que estaba envuelta en sombras azules
Ms tarde, esa misma noche, solo en su habitacin, sac su libreta azul de
debajo de la cama y, en vez de su diario, empez a escribir un relato.
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Es interesante la forma en que este relato aborda la evolucin del
proceso creativo. Si no te importa, me gustara pasrselo a algunos de mis
alumnos O lo comentamos aqu?
4
Eleanor Vine pas por casa esta noche, mientras mam se estaba preparando
para salir, y aprovech la oportunidad para meterse con un servidor. Al parecer,
mi continuada ausencia en el grupo de escritura teraputica no ha pasado
desapercibida y ha suscitado comentarios. Evidentemente, ella no asiste a las
clases demasiada gente, demasiada mugre, pero supongo que Terri debe de
haber dicho algo.
La gente suele hablar con Eleanor. De alguna forma, parece invitar a hacer
confidencias. Soy perfectamente consciente de que debe matarla el hecho de
que me conoce desde siempre y aun as no sabe nada nuevo sobre m desde que
tena cuatro aos
Deberas volver dice. Tienes que salir ms, hacer nuevas amistades.
Adems, se lo debes a tu madre
Que se lo debo a mi madre? No me hagas rer.
Me ajust el auricular del iPod. Es la nica forma de enfrentarme a ella. La
voz spera de Jarvis Cocker me confi que, si tuviera la oportunidad, matara a
alguien como Eleanor
Ella me dirigi una mirada de desconfiado reproche.
Me han dicho que hay alguien que te echa de menos.
En serio? dije, fingiendo inocencia.
Venga, no seas tmido. A ella le gustas dijo, propinndome un codazo.
Podra ser peor.
S, gracias, seora Vine.
Estpida metomentodo! Como si una coleccin de cretinos y perdedores
fuera capaz de decir algo interesante. S a quin se refiere, y no me interesa. A
travs del auricular, la voz de Cocker cambia de registro y se eleva
lastimeramente una octava:
No me creas si afirmo ser tu amigo,
porque si tengo la oportunidad, s que volver a matar
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Tenemos que hablar sobre esto, chicodeojosazules. Creo que la
forma en que desarrollas la ficcin incluy e apuntes muy interesantes acerca
de tus relaciones familiares. Por qu no me mandas un mensaje hoy a
ltima hora? Me gustara mucho hablar de esto contigo.
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Hola de nuevo. Nos conocemos?
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Por favor, Jenny, dime si nos conocemos.
6
Todo el mundo lo hace. Todo el mundo miente. Todo el mundo adorna la verdad
para encajar: desde el pescador que exagera el tamao de la carpa que se le
escap hasta la memoria del poltico se transforma el metal de la experiencia
para convertirlo en el oro de la historia. Incluso en el diario de chicodeojosazules
(escondido en su casa, debajo del colchn) haba ms deseos incumplidos que
hechos reales, y en l se detallaba con pattica esperanza la vida de un nio que
l nunca podra ser un nio con padre y madre, un nio que tena amigos, un
nio que haca cosas normales, que iba a la play a el da de su cumpleaos, un
nio que quera a su madre, consciente de que la verdad, que era mucho ms
cruda, se esconda bajo la superficie, esperando pacientemente a quedar al
descubierto a raz de un cambio inesperado.
Ben suspendi el examen de ingreso en el St. Oswald. Tendra que haberlo visto
venir, por supuesto, pero le haban dicho tantas veces que lo aprobara que todo el
mundo lo dio por sentado, como si se tratara de superar una frontera amiga,
como si no se tratara ms que de un pequeo trmite para asegurar su entrada en
el St. Oswald y, por consiguiente, su xito
No es que el examen fuera muy difcil. De hecho, a l le pareci bastante
fcil o eso habra pensado, en el caso de que lo hubiese terminado. No
obstante, aquel lugar, con sus olores, pudo con l, y tambin aquella cavernosa
sala llena de uniformes, y las listas de nombres en la pared, y los rostros cursis y
hostiles del resto de los alumnos.
El mdico dijo que fue un ataque de pnico. Una reaccin fsica ante el
estrs. Empez con un dolor de cabeza que, a mitad del primer examen, fue a
ms y se convirti en un torbellino de olores y colores que lo empaparon como si
se tratara de una lluvia tropical y que empez a golpearlo hasta dejarlo
inconsciente en el suelo de madera del St. Oswald.
Se lo llevaron al hospital de Malbry, donde l suplic que lo internaran. Saba
que su beca se haba esfumado, que su madre se pondra hecha una furia y que
la nica manera de evitar los problemas era consiguiendo que los mdicos
estuvieran de su parte.
Sin embargo, una vez ms, la suerte le fue esquiva. La enfermera llam a su
madre inmediatamente, y el profesor que le haba acompaado un tal doctor
Devine, un hombre flaco cuy o nombre era de un color verde oscuro turbio le
cont lo que le haba ocurrido.
Dejarn que vuelva a hacer el examen, verdad?
La tan deseada beca fue lo primero en lo que pens su madre. Luego, para
empeorar las cosas, Ben se puso mejor, y apenas quedaban rastros de su dolor de
cabeza. Su madre le mir brevemente con sus ojos negros, aunque lo suficiente
como para darle a entender que se iba a enterar.
Me temo que no repuso el doctor Devine. sa no es la poltica del St.
Oswald. De todas formas, si Benjamin quiere hacer el examen oficial
Quiere decir que no podr conseguir la beca?
Su madre entorn los ojos hasta que se convirtieron en dos rendijas.
El doctor Devine se encogi ligeramente de hombros.
Me temo que la decisin no depende de m. Tal vez podra intentarlo el ao
que viene
Su madre dio un paso al frente.
Usted no lo entiende
Sin embargo, el doctor Devine y a haba tenido bastante.
Lo lamento, seora Winter dijo, dirigindose hacia la puerta del hospital
. No podemos hacer excepciones con nadie.
Su madre mantuvo la calma hasta que llegaron a casa. Y entonces se desat
su ira. Primero con el trozo de cable elctrico y luego con las manos y los pies,
mientras Nigel y Brendan lo contemplaban todo como dos monos enjaulados
desde el rellano superior de la escalera, los rostros apretados contra las barras de
madera.
No era la primera vez que le pegaba. En alguna que otra ocasin les haba
pegado a los tres, sobre todo a Nigel, aunque tambin a Benjamin e incluso al
estpido de Brendan, a quien le daba miedo todo como para meter la pata sa
era la forma en que su madre los tena bajo control.
Sin embargo, esta vez no era como las dems. Ella siempre haba pensado
que Ben era excepcional. Y, al parecer, ahora no era ms que un nio. Para ella,
aquella certeza fue como un shock, una terrible decepcin. Bueno, eso es lo que
cree ahora chicodeojosazules. De hecho, incluso entonces debi ser consciente de
que su madre se estaba volviendo loca.
Mientes! T no ests enfermo, desgraciado!
No, mam! Por favor! gimote Ben, tratando de protegerse la cara
con las manos.
Has desaprovechado ese examen a propsito, Ben! Me has defraudado a
propsito!
Le agarr por el pelo con una mano y le oblig a apartar la mano del rostro
para golpearle de nuevo.
l cerr los ojos y busc las palabras, las palabras mgicas para apaciguar a
la bestia. Y entonces tuvo una inspiracin
Por favor, mam! No es culpa ma. Por favor, mam! Te quiero
Entonces ella se detuvo, el puo en alto, como un guante de gemas, y un ojo
levantado, con expresin maligna.
Qu has dicho?
Te quiero, mam
Entonces, cuando Ben hubo ganado un poco de terreno, tuvo que consolidar su
posicin. Estaba temblando, y se haba echado a llorar. No le cost demasiado
conseguir su objetivo. Mientras se pegaba a ella, lloriqueando, y sus hermanos
seguan mirando desde lo alto de las escaleras, se dio cuenta de que era muy
bueno en eso, que si jugaba bien sus cartas, sobrevivira. Todo el mundo tena su
taln de Aquiles. Y Ben acababa de encontrar el de su madre.
Luego vio que Brendan abra unos ojos como platos detrs de las barras de la
escalera. Por un momento, su hermano le sostuvo la mirada, y de repente se
convenci de que Bren, que nunca lea, haba ledo su mente con la misma
facilidad con la que l era capaz de leer un libro de Lady bird.
Su hermano apart los ojos de inmediato, pero no antes de que Ben hubiera
visto esa mirada; una mirada que expresaba que lo haba entendido todo. Era
realmente tan evidente, o es que tal vez se haba equivocado con respecto a Bren?
Durante aos le haba considerado simplemente como un gordo intil que slo
ocupaba espacio, pero hasta qu punto conoca Benjamin al retrasado de su
hermano? Cuntas cosas haba dado por sentadas? Ahora se preguntaba si no se
habra equivocado, si Bren no sera ms listo de lo que l imaginaba. Lo bastante
listo como para haber comprendido su comportamiento. Lo bastante listo como
para que representara una amenaza
Se liber del abrazo de su madre. Bren segua en las escaleras, asustado y de
nuevo con su habitual expresin estpida. Sin embargo, Ben saba que estaba
fingiendo. Tras ese disfraz insulso, su hermano, el que vesta de marrn, estaba
interpretando un papel de ms calado. No saba de qu se trataba, an no. Sin
embargo, a partir de aquel momento, Benjamin supo que algn da tendra que
enfrentarse a Bren
Escribe un comentario:
Albertine: Ests seguro de saber adnde quieres ir a parar con esto?
chicodeojosazules: S, bastante seguro. Y t?
Albertine: Yo te sigo. Siempre lo he hecho,
chicodeojosazules: Ah, las nieves de antao
8
S, as fue como empez todo. Con una mentirijilla inocente, blanca como la
nieve. Blancanieves, como en el cuento Quin iba a pensar que la nieve poda
ser peligrosa, que esos besitos hmedos cados del cielo podan convertirse en
algo mortal?
Se trata del momento, de cmo esa pequea e irreflexiva mentira cre su
propio momento. Una piedra puede provocar una avalancha. A veces, una
palabra puede provocar lo mismo. Y una mentira puede convertirse en la
avalancha, arrollndolo todo a su paso, aplastando, sepultando y dando una nueva
forma al mundo, reescribiendo el rumbo de nuestras vidas.
Emily tena cinco aos y medio cuando su padre la llev a la escuela donde
imparta clases. Hasta entonces haba sido un lugar misterioso remoto y
seductor, como todos los lugares mticos sobre el que a veces discutan sus
padres cuando estaban sentados a la mesa. Sin embargo, no era algo que
ocurriera muy a menudo: Catherine detestaba lo que ella llamaba la chchara de
Patrick y normalmente sola llevar la conversacin hacia otros temas cuando
ms interesante se pona. Emily pensaba que una escuela era un sitio al que iban
los nios para aprender, o eso era lo que deca su padre, aunque Catherine
pareca no estar de acuerdo con l.
Cuntos nios?
Botones en una caja, judas en un bote.
Cientos.
Nios como y o?
No, Emily, como t no. St. Oswald es una escuela solamente para chicos.
Por aquel entonces, Emily era una lectora voraz. Los libro infantiles en braille
eran difciles de encontrar, pero su madre haba creado libros tctiles con fieltro
y bordados, y su padre se pasaba varias horas al da transcribiendo cuentos
minuciosamente, todos ellos escritos al revs con la vieja mquina de estampar.
Emily tambin saba sumar, restar, multiplicar y dividir. Haba aprendido las
vidas de los grandes artistas, haba estudiado mapas del mundo en relieve y el
sistema solar. Conoca la casa por dentro y por fuera. Tena nociones sobre
plantas y animales gracias a las frecuentes visitas a la granja infantil. Saba jugar
al ajedrez y tambin tocaba el piano, una pasin que comparta con su padre, y
los mejores ratos los pasaba con l, aprendiendo escalas y acordes y estirando
sus manitas en un vano intento por tocar una octava.
Sin embargo, apenas saba nada sobre los otros nios. Oa sus voces cuando
jugaba en el parque. En una ocasin acarici a un beb cuy o olor era
ligeramente agrio y cuy o tacto le record a un gato dormido. La vecina de al
lado era la seora Brannigan, y por algn motivo era de una clase inferior,
quizs porque era catlica o porque su casa era de alquiler, mientras que la suy a
era de propiedad. La seora Brannigan tena una hija un poco may or que Emily
con la que a ella le habra gustado jugar, pero su acento era tan marcado que la
primera y nica vez que hablaron, Emily no haba entendido ni una sola palabra.
No obstante, el padre de Emily trabajaba en un sitio donde haba centenares
de nios que aprendan matemticas, geografa, francs, latn, arte, historia,
msica y ciencias y que se peleaban en el patio, gritaban, hablaban, hacan
amigos, se perseguan, coman en un inmenso comedor y jugaban al crquet y al
tenis en la hierba.
Me gustara ir a la escuela dijo Emily.
No te gustara. Fue Catherine quien respondi, con esa nota de
advertencia en su voz. Basta de chchara, Patrick. Sabes que eso la pone
nerviosa.
No me pone nerviosa. Me gustara ir.
Quizs podra llevrmela conmigo algn da. Slo para que vea
Patrick!
Lo siento. Slo, bueno, y a sabes. El mes que viene se celebra el
concierto de Navidad, cario. En la capilla de la escuela. Yo soy el director, y a
la nia le gusta
No oigo nada de lo que ests diciendo, Patrick!
A la nia le gusta la msica, Catherine. Deja que me la lleve conmigo. Slo
esta vez.
As pues, slo por una vez, Emily fue a la escuela. Puede que fuera gracias a
su padre, aunque sobre todo fue porque Feather apoy el plan. Feather crea
fervientemente en el poder curativo de la msica; adems, haca poco que haba
ledo La sinfona pastoral, de Gide, y pensaba que un concierto podra estimular la
cada vez menos efectiva terapia del color de Emily.
Sin embargo, la idea no convenca a Catherine. Ahora creo que en parte se
trataba de un sentimiento de culpa, la misma culpa que la haba conducido a
hacer desaparecer de la casa cualquier prueba de la pasin de Patrick por la
msica. El piano era la excepcin; aun as, haba sido relegado al cuarto de los
trastos, entre cajas llenas de papeles y ropa vieja, donde se supona que Emily no
deba entrar. Sin embargo, el entusiasmo de Feather inclin la balanza y la noche
del concierto se dirigieron todos a St. Oswald. Catherine ola a trementina y a
rosas (un olor rosa, le dice ella a Emily, unas rosas muy bonitas), Feather hablaba
en voz alta y muy deprisa, y el padre de Emily la acompaaba delicadamente
con una mano posada en su hombro, tratando de evitar que resbalara en la
hmeda nieve de diciembre.
Ests bien? susurr l cuando se estaban aproximando a su destino.
Mmmm.
Se haba sentido decepcionada al enterarse de que el concierto no se
celebraba en la escuela propiamente dicha. Le habra gustado ver el lugar donde
trabajaba su padre; entrar en las aulas, con sus pupitres, aspirar el olor a tiza y a
cera y escuchar el eco de sus pasos en el suelo de madera. Ms adelante pudo
disfrutar de todas esas cosas, pero el evento iba a celebrarse en la capilla, con el
coro de St. Oswald y su padre como director, que entendi que significaba algo
as como guiar, mostrarles el camino a los cantantes.
Era una noche fra y hmeda que ola a humo. Desde la calle llegaba el ruido
de los coches, de los timbres de las bicicletas y las voces de la gente,
amortiguadas por el aire cubierto de niebla. A pesar de que llevaba el abrigo de
invierno, Emily tena fro; sus zapatos, de suelas muy finas, chapoteaban sobre el
camino de grava, y unas hmedas gotas cubran sus cabellos. En cierto modo, la
niebla hace que los espacios abiertos parezcan ms pequeos, de la misma forma
que el viento ensancha el mundo, haciendo que los rboles crujan y se eleven.
Aquella noche, Emily se senta muy pequea, aplastada por el aire inmvil. De
vez en cuando, alguien pasaba junto a ella notaba el roce de los abrigos de las
mujeres, o puede que fuera el traje de algn hombre y oa parte de una
conversacin antes de que se alejaran.
No habr demasiada gente, Patrick? A Emily no le gustan las multitudes.
De nuevo, fue Catherine quien dijo eso, con la voz tensa, como el canes del
mejor vestido de domingo de Emily, que era muy bonito (y de color rosa) y
haba sido rescatado del armario para una ltima ocasin antes de que le quedara
pequeo.
No pasa nada. Tenis asientos en primera fila.
En realidad, a Emily le daban igual las multitudes. Lo que no le gustaba era el
barullo: esas voces montonas y distantes que lo confundan y lo estropeaban
todo. Se cogi con fuerza de la mano de su padre y se la estruj. Un apretn
significaba Te quiero; dos, Yo tambin te quiero. Aqul era otro de sus pequeos
secretos, como el hecho de que ella era capaz de tocar una octava si levantaba la
mano sobre las teclas y que poda interpretar la meloda principal de Para Elisa
mientras su padre tocaba los acordes.
En el interior de la capilla haca fro. Los padres de Emily no iban a la iglesia
aunque su vecina, la seora Brannigan, s lo haca y slo haba entrado en St.
Mary en una ocasin, para escuchar el eco. La capilla de St. Oswald sonaba
igual; sus pasos rebotaban en el suelo liso y duro, y todos los ruidos de aquel lugar
parecan elevarse, como cuando la gente sube una escalera y habla mientras lo
hace.
Ms tarde, su padre le explic que eso se deba a que el techo era muy alto,
aunque ella se imaginaba que el coro estara sentado por encima de ella, como
los ngeles. Tambin not un olor, parecido al pachuli de Feather, aunque ms
intenso y ahumado.
Eso es el incienso le dijo su padre. Lo queman en los santuarios.
Santuarios. Su padre le haba explicado el significado de esa palabra. Era un
lugar donde puedes sentirte a salvo. Incienso, tabaco Clan y voces de ngeles.
Santuarios.
Ahora, a su alrededor haba movimiento. La gente hablaba, aunque lo haca
en voz ms baja de lo habitual, como si les diera miedo el eco. Cuando su padre
se fue para reunirse con los miembros del coro y Catherine le describa el
rgano, la capilla y las ventanas, Emily escuch varios cuchicheos en todo el
recinto, luego el ruido de la gente sentndose y finalmente un chis cuando el coro
empez a cantar.
Fue como si algo se hubiera roto y hubiera brotado en su interior. se, y no el
trozo de arcilla, es el primer recuerdo de Emily : sentada en la capilla de St.
Oswald, con lgrimas rodando por sus mejillas hasta su boca, sonriente, y la
msica, la maravillosa msica elevndose a en torno a ella.
Oh, no, no era la primera vez que escuchaba msica, aunque el familiar
repiqueteo de su viejo piano o los diminutos transistores de la radio de la cocina
no eran capaces de transmitir ms que una pequea parte de aquello. No tena
palabras para definir lo que estaba escuchando ni expresin alguna para describir
aquella nueva experiencia. Era, simple y llanamente, un nuevo despertar.
Despus, su madre trat de embellecer la historia, como si eso le hiciera
falta. A ella nunca le haba gustado la msica religiosa, y mucho menos los
villancicos, con aquellas melodas tan simples y sus empalagosas letras. Algo de
Mozart habra sido mucho ms apropiado, aunque la ley enda tiene una docena de
variaciones desde Mozart a Mahler, pasando por el inevitable Berlioz, como
si la complejidad de la msica tuviese alguna relacin con los sonidos en s
mismos o las sensaciones que stos evocaban.
En realidad, la pieza no era ms que una versin a cappella de un viejo
villancico.
En medio del crudo invierno,
el viento hizo gemir las heladas.
La Tierra era dura como el hierro,
y el agua como una piedra.
Sin embargo, hay algo nico en las voces de esos chicos; una cualidad trmula,
no del todo relajada, como si estuvieran a punto de perder el tono
permanentemente. Es un sonido que combina una dulzura de tono casi
sobrehumano con una aspereza que resulta casi dolorosa.
Ella escuch en silencio los primeros compases, sin estar muy seguro de qu
era lo que estaba oy endo. Luego las voces se elevaron de nuevo:
En la segunda nieve, las voces rozaron esa nota, ese fa agudo que siempre haba
ejercido en ella un punto de misteriosa presin, y Emily empez a llorar. No de
pena, ni siquiera de emocin: fue simplemente un reflejo, como ese cosquilleo
en las papilas gustativas despus de haber comido algo agrio, o el picor que
produce el chile en la garganta.
Nieve sobre nieve, nieve sobre nieve, cantaban, y todo su cuerpo
reaccionaba: se estremeca, sonrea, levantaba su rostro hacia el techo invisible y
abra la boca como un pajarito, esperando sentir los sonidos como si fueran copos
de nieve cay endo sobre su lengua. Durante casi un minuto, Emily permaneci
sentada en el borde de su asiento, temblando; en ocasiones, las voces de los
chicos se elevaban hasta alcanzar ese extrao fa agudo, esa mgica nota que era
como un helado y un dolor de cabeza, y las lgrimas seguan fluy endo de sus
ojos. Sinti un hormigueo en el labio superior; sus dedos estaban entumecidos.
Tena la sensacin de que estaba tocando a Dios
Qu te ocurre, Emily ?
Era incapaz de contestar. Lo nico que importaba eran los sonidos.
Emily !
Cada nota pareca partir su cuerpo de una forma deliciosa; cada acorde era
un milagro de forma y textura. Las lgrimas seguan rodando por sus mejillas.
Algo le pasa. La voz de Catherine le lleg desde la lejana. Me la llevo
a casa, Feather. Emily se dio cuenta de que su madre empezaba a moverse y
tiraba de su abrigo, que haba usado como cojn. Levntate, cario; no
deberamos haber venido.
Era regocijo lo que haba en su voz? Not la mano en su frente, hmeda y
febril.
Est ardiendo! chame una mano, Feather
No! exclam Emily, en un susurro.
Emily, cario, ests muy nerviosa.
Por favor
Sin embargo, su madre y a la estaba levantando. Catherine la haba rodeado
con los brazos. Tras su caro perfume, not un fugaz olor a trementina. Busc
desesperadamente algo, algn hechizo que pudiera detener a su madre: algo
capaz de expresar la imperiosa necesidad de quedarse, de escuchar
Por favor, la msica
A tu madre no le gusta demasiado la msica. La voz de su padre, remota pero
clara.
Pero qu era lo que le gustaba a Catherine? Por qu siempre que hablaba
era para dar rdenes?
Se haban levantado de sus asientos. Emily intent defenderse y se rompi
una costura de la manga de su vestido, que le quedaba demasiado ajustado. Su
abrigo, con el cuello de piel, la asfixiaba. Le lleg nuevamente el olor a
trementina, el olor de la fiebre de su madre, de su locura.
Y, de pronto, Emily comprendi, con una madurez impropia de su edad, que
nunca conocera la escuela de su padre, que nunca asistira a otro concierto, que
nunca jugara con otros nios para evitar que le hicieran dao o la empujaran, y
que nunca correra por el parque para impedir que sufriera una cada.
Si ahora se iban, pens Emily, entonces su madre siempre se saldra con la
suy a, y la ceguera, que a ella nunca la haba preocupado de verdad, acabara
pesndole como una piedra atada al rabo de un perro y acabara cay endo.
Debe de haber alguna palabra, se dijo; alguna palabra mgica que obligara a
su madre a quedarse. Sin embargo, Emily slo tena cinco aos y no conoca
ninguna palabra mgica, y ahora caminaba por el pasillo flanqueada por su
madre y Feather, mientras las voces fluan a su alrededor como un ro.
Y entonces dio con ello. Fue tan sencillo que se asombr ante su propia audacia.
Se dio cuenta de que s conoca las palabras mgicas. Conoca docenas de ellas;
las haba aprendido casi desde la cuna, aunque hasta entonces no les haba
encontrado ninguna utilidad. Conoca su tremenda energa. Emily abri la boca,
aquejada por una repentina y demonaca inspiracin.
Los colores susurr.
Catherine White se par en seco.
Qu has dicho?
Los colores. Quiero quedarme. Por favor Emily respir
profundamente. Quiero escuchar los colores.
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Has sido muy valiente colgando esto, Albertine. Sabes muy
bien que voy a corresponderte
9
Escuchar los colores. Por favor! No me digis que era inocente; no me digis
que, incluso entonces, no saba exactamente lo que estaba haciendo. La seora
White lo saba todo acerca de Chico X y su sinestesia. Saba que el doctor
Peacock estara ah. Era muy fcil soltarle un rollo, y ms fcil an tragrselo
despus de que Emily reaccionara empezando a or los colores.
Ben iba a la escuela y estaba en primero. Imaginoslo en aquella poca: un
chico del coro, limpio y con el uniforme azul de St. Oswald bajo la recargada
sotana. S lo que estis pensando. Suspendi el examen. Pero eso slo afectaba a
la beca. Con el dinero que haba ahorrado y con la ay uda del doctor Peacock, su
madre, finalmente, se las haba arreglado para mandarle a St. Oswald, no como
becario, sino como un alumno de pago, y ah estaba l, en la primera fila del
coro de la escuela, harto de todo. Y, por si an no le haban demostrado
suficientemente todo su desprecio, los otros chicos nunca le dejaran en paz, por
no hablar de Nigel, que haba sido obligado a ir al concierto a rastras y despus le
dara su merecido con pullas, patadas y puetazos.
Haba rezado en vano para que la pubertad arruinara su voz y le liberara de todo
aquello. Sin embargo, mientras sus compaeros de clase se desarrollaban y
empezaban a apestar a macho, Ben segua siendo flaco, femenino y plido, con
una espeluznante y desafinada voz de tiple.
La Tierra era dura como el hierro,
y el agua como una piedra
Escribe un comentario:
Albertine: Bonita respuesta, chicodeojosazules.
chicodeojosazules: Me alegra que te hay a gustado, Albertine.
Albertine: Bueno, puede que gustar no sea la palabra exacta
chicodeojosazules: Bonita respuesta, Albertine.
10
Escuchar los colores. Tal vez recuerdes la frase. Esa chchara, propia de un
adulto, debi de sonar increblemente conmovedora en la boca de una nia ciega
de cinco aos. Sea como fuere, resolvi el problema. Escuchar los colores. Sin
saberlo, Emily acababa de abrir la caja de las palabras mgicas, y se senta
ebria con el poder que tenan y con el suy o propio, dando rdenes como si fuera
un pequeo general, unas rdenes que Catherine y Feather y ms adelante, por
supuesto, tambin el doctor Peacock obedecieron con incondicional regocijo.
Qu ves?
Un acorde disminuido en fa menor. Las palabras mgicas se desplegaban
como el papel para envolver regalos, una tras otra.
Rosa, azul, verde, violeta. Es precioso.
Su madre aplaude, encantada.
Sigue, Emily. Cuntame ms.
Un acorde en fa may or.
Rojo, naranja, ma-gen-ta, negro.
Era como un despertar. El poder infernal que acababa de descubrir en su
interior haba florecido de una forma asombrosa, y, de pronto, la msica entr a
formar parte de su plan de estudios. Sacaron el piano del cuarto de los trastos y lo
volvieron a afinar; las clases secretas de su padre se convirtieron en algo oficial,
y a Emily se le permiti practicar siempre que le apeteciera, incluso mientras
Catherine estaba trabajando. Luego se present la prensa local y empezaron a
llegar montones de cartas y obsequios.
La historia tena mucho potencial. De hecho, tena todos los ingredientes
necesarios: un milagro en Navidad; una nia ciega muy fotognica; msica; arte;
la ciencia de un hombre de la calle, cortesa del doctor Peacock, y una gran
polmica en el mundo artstico que provoc toda clase de preguntas en los
peridicos durante casi tres aos y dio lugar a toda clase de especulaciones. Al
final, tal y como haba hecho la prensa, la televisin tambin se interes por el
caso. Tambin sali un single que figur entre las diez canciones de ms xito
de un grupo cuy o nombre no recuerdo. Ms adelante, la cancin son en una
pelcula de Holly wood una adaptacin del libro en la que Robert Redford
interpret al doctor Peacock y una jovencsima Natalie Portman a la nia ciega
que poda ver la msica.
Al principio, Emily lo llev bien. Despus de todo, era muy pequea, y no
tena ninguna base para poder establecer comparaciones. Adems, era muy
feliz: escuchaba msica todo el da, estudiaba lo que ms le gustaba y todo el
mundo estaba encantado con ella.
Durante aproximadamente los siguientes doce meses, Emily asisti a muchos
conciertos y a varias funciones de La flauta mgica, el Mesas y El lago de los
cisnes y visit en varias ocasiones la escuela de su padre para poder
familiarizarse con los instrumentos a travs del tacto.
Las flautas, con su cuerpo estilizado y sus complicadas claves; los abombados
chelos y los dobles bajos; las trompas y las tubas, como las jarras de una cantina
llenas de sonidos; los violines, anchos por abajo y estrechos por arriba; las
campanas; los tambores, grandes y pequeos; los cmbalos y los platillos, y los
tringulos, las trompetas y las panderetas.
A veces, su padre tocaba para ella. En ausencia de Catherine, era otro:
contaba chistes, era exuberante, haca bailar a Emily al son de la msica,
marendola hasta que se echaba a rer. A l le hubiera gustado ser msico
profesional, pero haba pocas oportunidades para un intrprete de clarinete
clsico a quien le apasionaba Acker Bilk, y sus pequeas ambiciones pasaron
totalmente desapercibidas.
Sin embargo, el cambio que se oper en Catherine tena otro lado. A Emily le
llev varios meses descubrirlo, y mucho ms tiempo comprenderlo. En ese punto
es donde mis recuerdos pierden toda su cohesin; la realidad se funde con la
ley enda, de modo que no puedo confiar en m misma a la hora de ser precisa o
fiel a la verdad. Slo los hechos hablan por s mismos, y aun ellos entran en
conflicto, se cuestionan, se malinterpretan, hasta el punto de que slo quedan
restos de lo que podra mostrarme cmo fueron realmente las cosas.
Los hechos. Ya debes conocer la historia. Esa noche, entre el pblico, sentado
en la tercera fila, haba un hombre llamado Graham Peacock. Tena sesenta y
siete aos y era una personalidad local muy popular, un clebre gourmet, un
excntrico muy agradable y un generoso mecenas artstico. Esa noche de
diciembre, durante el concierto de villancicos en la capilla de St. Oswald, el
doctor Peacock se vio metido en un incidente que iba a cambiar su vida.
Una nia pequea la hija de un amigo suy o sufri una especie de ataque
de pnico. Su madre intent sacarla de all, y durante la refriega la nia pele
vehemente para poder quedarse, mientras su madre intentaba arrastrarla con
idntica energa, el doctor oy pronunciar una frase a la nia que le golpe
como si se tratara de una revelacin.
Escuchar los colores.
En aquel momento, Emily apenas entendi la importancia de lo que acababa
de decir. Sin embargo, el inters del doctor Peacock dej a su madre en un estado
que lindaba con la euforia; en casa, Feather descorch una botella de champn, e
incluso su padre pareca contento, aunque puede que eso slo se debiera al
cambio que haba experimentado Catherine. No obstante, no aprobaba todo
aquello; ms adelante, cuando empez todo, la suy a fue la nica voz discrepante.
Huelga decir que nadie le hizo caso. Al da siguiente, la pequea Emily fue
convocada en Fireplace House, donde se llevaron a cabo todas las pruebas
habidas y por haber para confirmar su talento especial.
Todo esto era nuevo para Emily, por no hablar de Feather y Catherine. Sin
embargo, entendi la idea evidentemente, todos haban odo hablar del Chico x
, y, por lo que haba odo acerca de su talento especial, no se alejaba en exceso
de las asociaciones de palabras, las clases de arte y las terapias de color que
haba aprendido con su madre. En ese momento tena cinco aos y medio y
muchas ganas de complacer a todos y ms an de estudiar.
El acuerdo fue muy simple. Por las maanas, Emily ira a la casa del doctor
Peacock para sus clases de msica y otras materias, y por las tardes tocara el
piano, escuchara discos y pintara. sas eran sus nicas obligaciones, y como le
permitan escuchar msica mientras estudiaba, no le supuso ninguna carga. A
veces, el doctor Peacock le haca algunas preguntas y grababa sus respuestas.
Dime, Emily, qu ves?
Una nota suelta elegida al azar en el viejo piano de Fireplace House. Sol es de
color ail, casi negro. Una simple trada lleva la cosa un poco ms lejos; luego un
acorde sol menor, con una sptima disminuida en el bajo se resuelve con
una aterciopelada caricia violeta.
l anota el resultado en su libreta.
Excelente, Emily! sa es mi chica.
Luego, una serie de acordes bajos: un re menor agudo, un re disminuido, un
mi bemol en sptima. Ella seala los colores, marcados en braille en la caja de
pinturas.
Emily tiene casi la sensacin de estar tocando un instrumento, con las manos
apoy adas en las pequeas teclas de colores, y el doctor Peacock lo apunta todo
en su rstico bloc. Luego toman un t junto a la chimenea: en donde Patch II, el
Jack Russell del doctor est resoplando ante las galletas y hacindole cosquillas a
Emily en las manos hasta que ella se echa a rer. El doctor Peacock habla con su
perro como si l tambin fuera un viejo alumno, y eso no hace sino provocar
ms risas en Emily ; en cuestin de poco tiempo, eso entra a formar parte de sus
clases.
A Patch II le gustara saber dice el doctor, con su voz de fagotsi a la
seorita White le apetecera echar un vistazo a mi coleccin de discos
Emily deja escapar una risita tonta.
Se refiere a si quiero escucharlos?
A mi peludo colega le encantara.
En el momento justo, Patch II lanza un ladrido.
Emily se echa a rer.
De acuerdo dice.
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Oh, s!
Albertine: Significa eso que quieres ms?
chicodeojosazules: Si t puedes soportarlo, entonces y o tambin
11
Evidentemente, casi todo esto son especulaciones. Estos recuerdos no son mos;
pertenecen a Emily White. Como si Emily fuera un testigo fiable Y aun as, su
voz su lastimero agudo me llama a travs del tiempo. Aydame, por favor!
Sigo viva! Todos vosotros me enterrasteis viva!
Rojo. Rojo oscuro. Granate veteado de prpura.
El Nocturno nmero 2 en mi bemol mayor de Chopin. Tiene buen odo para la
msica, y a los seis aos y a es capaz de distinguir la may ora de los acordes,
aunque la inquietante doble hilera cromtica an escapa a la destreza de sus
gordos dedos. Eso no preocupa al doctor Peacock; l est mucho ms interesado
en las habilidades pictricas de Emily que en su talento musical.
Segn Catherine, y a ha enmarcado y colgado en las paredes de Fireplace
House media docena de lienzos de Emily, incluidos su Toreador, sus Variaciones
Goldberg y (el favorito de su madre) su Nocturno en ocre violeta.
Estn llenos de fuerza dice Catherine, con voz temblorosa. Llenos de
experiencia. Son casi msticos. La forma en que extraes los colores de la msica
y los plasmas en el lienzo Sabes una cosa, Emily ? Me das envidia. Ojal y o
pudiera ver lo que t ves ahora.
Ningn nio sera capaz de no rendirse ante tales alabanzas. Sus cuadros
hacen felices a la gente; son elogiados por el doctor Peacock y reciben la
aprobacin de sus numerosos amigos. Ella piensa que l est pensando en escribir
otro libro, basado may ormente en sus recientes descubrimientos.
Emily sabe que no es la nica persona que cuenta con su apoy o en su
bsqueda de sinestetas. En su libro Ms all de los sentidos, explica el doctor, y a
ha escrito extensamente sobre el caso de un adolescente, al que se refiere
simplemente como Chico x, quien al parecer presentaba sntomas de sinestesia
olfativo-gustativa adquirida.
Qu significa eso? pregunta Emily.
l experimentaba sensaciones de una forma especial. O al menos
afirmaba ser capaz de hacerlo. Y ahora concntrate en las notas, por favor
Qu clase de cosas vea? insiste ella.
No creo que viera nada.
Hasta que Emily apareci en escena, Chico X haba sido el proy ecto favorito
del doctor Peacock. Sin embargo, entre una nia prodigio capaz de escuchar los
colores (y pintarlos) y un adolescente sensible a los olores, no haba competicin
posible. Adems, el muchacho era un farsante, segn afirmaba Catherine: se
inventaba toda clase de sntomas para llamar la atencin. Y su madre era mucho
peor, deca; incluso un tonto hubiera sido capaz de ver que aquella mujer le haba
obligado a hacerlo con la esperanza de sacarle dinero al doctor Peacock.
Eres demasiado confiado, Gray dijo ella. Cualquiera los habra calado
a la legua. Te vieron venir, querido. Te han estado tomando el pelo.
Pero mis pruebas demuestran claramente que el muchacho reacciona
El muchacho reacciona ante el dinero, Gray, igual que su madre. Una libra
por aqu, un billete de diez por all. Todo cuenta, y antes de que t te des cuenta
Mira, Cathy Ella trabaja en el mercado, por el amor de Dios Tiene
tres hijos, y el padre desapareci. Ella necesita alguien que
Y qu? Eso es lo que hacen la mitad de las madres de ese barrio. Piensas
subvencionar a ese nio el resto de tu vida?
Bajo presin, el doctor Peacock admiti que y a haba contribuido a pagar la
escuela del nio, adems de ingresar varios cientos de libras en fideicomiso
Para la universidad, Cathy; el chico es bastante brillante
Catherine White estaba furiosa. No se trataba de su dinero, pero era como si
se lo hubieran robado de su bolsillo. Adems, aadi que le pareca casi una
crueldad que ese chico se hubiese creado tantas expectativas. Seguramente
habra sido tambin muy feliz sin nadie que le hubiese metido ciertas ideas en la
cabeza. Sin embargo, el doctor Peacock lo haba alentado y l lo haba
defraudado.
Eso es lo que has conseguido tratando de ejercer de pigmalin, Gray
dijo ella. No esperes gratitud por parte de ese chico En realidad, le ests
haciendo un flaco favor al permitirle creer que puede vivir a tu costa en vez de
buscar un buen trabajo. Incluso podra acabar siendo un peligro. Qu es lo que
consigues dando dinero a esa gente? Pues que compren drogas y alcohol. Las
cosas se salen de madre. No sera la primera vez que una ingenua alma caritativa
ha sido asesinada en su cama por la misma gente a la que trataba de ay udar
Etctera. Al final, despus de las acaloradas discusiones entre el doctor
Peacock y Catherine, Chico X dej de visitar Fireplace House y no volvi a la
casa nunca ms.
Catherine fue magnnima con su victoria. Chico X haba sido un error, dijo.
Al ser tan generosamente recompensado por su colaboracin en los
experimentos del doctor Peacock, era normal que una persona as tratara de
aprovecharse de la situacin. No obstante, ahora s haba algo real, el ms
extrao de los fenmenos: un sinesteta, ciego desde su nacimiento, que haba
recuperado la visin a travs de la msica. Era una historia fascinante, y mereca
toda la atencin. Nadie iba a boicotear el carcter nico del fenmeno Emily
White.
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Oh, s!
Albertine: Significa eso que quieres ms?
chicodeojosazules: Si t puedes soportarlo, entonces y o tambin
12
Eso supuso el fin para Benjamin. Lo percibi casi de inmediato, ese sutil cambio
en el nfasis, y aunque le llev un rato morir, como una flor en un jarrn, supo
que aquella noche, en la capilla de St. Oswald, algo haba terminado para l. La
sombra de la pequea Emily White le haba eclipsado casi desde el principio:
desde su historia, que era sensacional, hasta el innegable eco meditico que haba
conseguido aquella nia ciega, cuy os supersentidos iban a convertirla en una
estrella en todo el pas.
Ahora, las largas jornadas de Ben en la mansin se haban reducido a una
sesin diaria de una hora; comparta ese rato con Emily, sentado en silencio en el
sof, mientras el doctor Peacock la exhiba ante l como si se tratara de una pieza
de sus colecciones una mariposa o una figurita, a la espera de que Ben la
admirara y compartiera su entusiasmo por ella. Lo que era an peor era que
Brendan estaba de nuevo all (para no perderle de vista, deca su madre, mientras
ella se iba a trabajar al mercado); su estpido y sonriente hermano, el que vesta
de marrn, con su pelo grasiento y su aspecto abochornado, el que en raras
ocasiones hablaba, aunque se sentaba y observaba, llenando hasta tal punto a Ben
de odio y vergenza que a veces su nico deseo era salir corriendo de all y dejar
solo a Bren torpe, incmodo, fuera de lugar en aquella casa que estaba
repleta de objetos delicados.
Catherine White puso fin a todo eso. No estaba bien que aquellos dos chicos
estuvieran all, al menos sin supervisin. En aquella casa haba demasiados
objetos de valor y demasiadas tentaciones. Las visitas de Benjamin fueron
reducidas nuevamente, por lo que ahora slo acuda a la casa una vez al mes y
esperaba con Bren en las escaleras principales hasta que la seora White estaba a
punto de irse; escuchaba la msica del piano, que llegaba a travs del csped,
cargada de olor a pintura, por lo que cada vez que chicodeojosazules escucha ese
sonido y a sea un preludio de Rachmaninoff o el arranque de Hey Jude le
trae el recuerdo de esa poca y el triste latido de su corazn cuando miraba a
travs de la ventana del saln y vea a Emily sentada en el columpio,
movindose hacia delante y hacia atrs como un pajarito feliz
Al principio, lo nico que haca era mirarla. Como el resto de la gente, ella lo
deslumbraba y se contentaba simplemente con admirar su ascensin, igual que el
doctor Peacock deba de haber contemplado la polilla Luna mientras luchaba por
salir de la crislida, sobrecogido y admirado, ruborizado y puede que con cierto
pesar. Emily era muy hermosa, incluso en aquel entonces. Resultaba
sencillamente adorable. Haba algo en la seguridad con la que le agarraba la
mano a su padre, con el rostro vuelto hacia l como una flor que mira al sol, o la
forma, con movimientos parecidos a los de un mono, en que se sentaba en el
taburete que haba frente al piano, con una pierna doblada y un calcetn medio
cado: era inquietante y al mismo tiempo encantador. Pareca una mueca de
porcelana y marfil que hubiese cobrado vida; de ese modo, la seora White, a
quien siempre le haban gustado las muecas, podra vestir a su hija todo el ao
con vestidos de colores brillantes y zapatos a juego salidos de un libro de cuentos.
En cuanto a nuestro hroe, chicodeojosazules
La pubertad se haba ensaado con l: le haban salido granos en la cara y en
la espalda y tena una voz medio quebrada, que incluso ahora conserva un tono
ligeramente irregular. El tartamudeo de su niez haba ido a ms. Ms adelante lo
perdi, pero aquel ao haba empeorado tanto que algunos das apenas poda
hablar. Los olores y los colores se hicieron ms intensos, y venan cargados de
migraas que el mdico le prometi que desapareceran con el tiempo. Sin
embargo, nunca lo hicieron. An sigue padecindolas, aunque sus estrategias
para combatirlas son ahora un poco ms sofisticadas.
Despus del concierto de Navidad, Emily pareca pasar la may or parte de su
tiempo en la mansin. No obstante, con tanta gente presente, chicodeojosazules
raramente hablaba con ella: adems, su tartamudeo le haba convertido en un
muchacho tmido, y prefera mantenerse en un segundo plano, evitando que
alguien lo viera y oy era. A veces se sentaba fuera, en el porche, a leer un cmic
o una novela del oeste, feliz por estar cerca de ella, en silencio, sin armar ningn
alboroto. Adems, leer era un placer del que apenas poda disfrutar en su casa,
donde su madre siempre necesitaba alguien que la ay udara y sus hermanos no lo
dejaban en paz. Decan que la lectura era cosa de maricas; daba igual lo que
escogiera: y a fuera Superman, El juez Dredd o Beano, su hermano, el que vesta
de negro, siempre se mofaba de l y le daba la lata sin cesar Qu dibujos ms
bonitos! Oh! Dime, cul es tu superpoder?, hasta que chicodeojosazules
acababa avergonzndose y se vea coaccionado a hacer otra cosa.
A veces, a mediados de semana, entre las visitas a la mansin, pasaba frente
a la casa de Emily con la esperanza de verla jugar en el jardn. De vez en
cuando la vea en la ciudad, aunque siempre acompaada de su madre: estaba en
guardia, como un soldadito, en algunas ocasiones flanqueada por el doctor
Peacock, que se haba convertido en su protector, su mentor, su segundo padre.
Como si necesitara otro! Como si y a no lo tuviera todo!
Tal vez parezca que tuviera envidia de Emily. Sin embargo, eso no es del todo
cierto. Lo que ocurra es que no poda dejar de pensar en ella, de estudiarla, de
espiarla. Su inters iba en aumento. Rob una cmara en una tienda de artculos
de segunda mano y aprendi a sacar fotografas. En esa misma tienda rob
tambin un teleobjetivo; esa vez casi lo pillaron, pero se las arregl para salir con
su trofeo antes de que el hombre que estaba detrs del mostrador
sorprendentemente rpido teniendo en cuenta su corpulencia pudiera darle
alcance.
Cuando su madre le dijo que y a no era bien recibido en la mansin, l no le
crey . Se haba acostumbrado tanto a esa rutina a sentarse en silencio en el
sof, ley endo, bebiendo t Earl Grey y escuchando la msica que interpretaba
Emily que ser rechazado despus de tanto tiempo le pareci un injusto castigo.
No era culpa suy a, l no haba hecho nada malo. Seguramente deba tratarse
de un malentendido. El doctor Peacock siempre haba sido muy amable. Por
qu iba a volverse en su contra?
Ms adelante, chicodeojosazules lo comprendi. El doctor Peacock, a pesar
de su amabilidad, slo haba sido una nueva versin de las mujeres para las que
haba trabajado su madre: fueron muy simpticas cuando tena cuatro aos,
aunque muy pronto perdieron el inters por l. El no tener amigos y el pasar
hambre y no encontrar cario en casa le haba llevado acostumbrarse demasiado
a aquel entorno afable: los paseos por la rosaleda, las tazas de t, la simpata En
pocas palabras: haba cado en la trampa de tomar por bondad lo que era tan slo
compasin.
Una noche se pas por la casa con la esperanza de descubrir la verdad. Sin
embargo, no le recibi el doctor Peacock, sino la seora White, con un vestido de
satn negro y un collar de perlas colgado de su esbelto cuello. Le dijo que no
debera estar all, que tena que irse y no volver nunca ms; que era un chico
problemtico y que ella conoca a los de su clase
Es eso lo que dice el doctor Peacock?
Bueno, eso era lo que quera decir. Sin embargo, ese da, su tartamudeo
estaba peor que nunca; tena la boca cerrada, como si llevara unos toscos puntos,
y se dio cuenta de que apenas era capaz de pronunciar una palabra.
Pe, pero por qu? le pregunt l.
No intentes fingir. No pienses que te vas a salir con la tuy a.
Por un momento se sinti invadido por la vergenza. No saba qu era lo que
haba hecho, aunque la seora White pareca estar muy convencida de su
culpabilidad. Sus ojos empezaron a llenarse de lgrimas, y el hedor del complejo
vitamnico de su madre en la garganta estuvo casi a punto de provocarle
arcadas
No te eches a llorar, por favor, se dijo a s mismo. No delante de la seora
White.
Ella le mir con desprecio.
No creas que me vas a engatusar. Deberas sentirte avergonzado.
Chicodeojosazules se senta avergonzado. Avergonzado y, de repente,
enfadado; si hubiese podido matarla en aquel momento, lo habra hecho sin
dudarlo ni un instante y sin sentir remordimiento alguno. Sin embargo, era tan
slo un colegial, y ella perteneca a otra esfera, a una clase distinta a la que haba
que obedecer sin rechistar su madre haba educado bien a sus hijos, y el
sonido de sus palabras era como el de una pa que se le clavara en la sien
Por favor dijo l, sin tartamudear.
Vete repuso la seora White.
Por favor, seora White. No, no podemos ser amigos?
Ella arque una ceja.
Amigos? No s de qu ests hablando. Tu madre fue mi asistenta, eso es
todo. Y ni siquiera era buena. Si crees que eso te da derecho a acosarme a m y a
mi hija, te recomiendo que te lo pienses dos veces.
Yo no estaba a a co empez l.
Y cmo llamas t a esas fotografas? pregunt ella, mirndole
directamente a los ojos.
La conmocin que sinti le sec las lgrimas de golpe.
Fo, fotografas? contest l, muy nervioso.
Resulta que Feather tena un amigo que trabajaba en la tienda de fotografa.
Ese amigo se lo haba contado a Feather, quien a su vez se lo cont a la seora
White, que exigi ver esas fotos y las llev inmediatamente a la mansin, donde
las utiliz para demostrar su teora de que entablar amistad con los White haba
sido un error al que el doctor Peacock deba poner remedio sin dilacin
No pienses que no te he visto arrastrndote detrs de Emily dijo ella.
Sacndonos fotos
Eso no era verdad. A ella nunca le haba sacado una foto. Slo las haba
tomado de Emily. Sin embargo, no poda decrselo a la seora White ni suplicarle
que no se le contara a su madre
As pues, se fue, con los ojos secos y llenos de rabia y la lengua pegada a su
boca. Cuando ech un ltimo vistazo a la mansin por encima de su hombro, vio
algo que se mova en las ventanas del piso superior. Aunque se alej de
inmediato, chicodeojosazules tuvo tiempo de ver al doctor Peacock observndole
y protegindose de l con una avergonzada sonrisa
Fue en aquel momento cuando empez realmente todo. Ah fue donde naci
chicodeojosazules. Ms tarde, aquella misma noche, volvi a escondidas a la
casa, provisto de un bote de pintura azul y, casi paralizado por el miedo y la
culpa, garabate su rabia en la puerta principal, la puerta que le haban cerrado
cruelmente ante las narices; luego, cuando estuvo de nuevo solo en su habitacin,
sac su maltrecha libreta azul para planear otro asesinato.
Escribe un comentario:
Albertine: Oh, por favor, otro asesinato no! Llegu a pensar que bamos a
alguna parte
chicodeojosazules: De acuerdo, pero me debes una
13
Empez siendo tan slo eso: un diario de su vida ficticia. En las primeras
anotaciones hay una especie de inocencia, oculta entre las lneas de una letra
apretada y obsesiva. A veces recuerda la verdad: las decepciones cotidianas, la
rabia, el dolor, la crueldad El resto del tiempo casi es capaz de creer que era
realmente chicodeojosazules, que lo que contena la libreta azul era real, y
Benjamin Winter y Emily White eran tan slo el fruto de la imaginacin de otra
persona. La libreta azul le ay udaba a mantener la cordura; en ella escriba sus
fantasas, sus venganzas secretas contra todos aquellos que le hacan dao y lo
humillaban.
En cuanto a la pequea Emily
Ahora la observaba ms que nunca. A escondidas, con envidia, con nostalgia,
con amor. Durante los meses posteriores a su expulsin de la casa del doctor
Peacock sigui la carrera de Emily, su vida. Sac cientos de fotografas.
Coleccionaba los recortes de prensa que hablaban de ella. Incluso trab amistad
con la nia que viva en la casa que estaba junto a la de la seora White; le
regalaba golosinas y la visitaba con la esperanza de ver fugazmente a Emily.
Durante algn tiempo, el doctor Peacock se esforz por mantener en secreto
la identidad de Emily. En sus artculos, ella era simplemente la Nia y una
digna sustituta de Chico x, hasta que l y sus padres decidieron darla a conocer
al mundo. Sin embargo, chicodeojosazules saba la verdad. Chicodeojosazules
saba quin era. Una polilla en un bote de cristal a la espera de salir volando de su
crislida para ir a parar directamente a una urna mortal
Sigui sacando fotos, aunque aprendi a hacerlo con ms sigilo. Consigui dos
trabajos, que desempeaba despus de ir a la escuela como repartidor de
peridicos y un par de noches como lavaplatos en un caf, y con su sueldo se
compr una ampliadora de segunda mano, papel fotogrfico, varias bandejas y
productos qumicos. Con la ay uda de algunos libros de la biblioteca aprendi el
proceso de revelado y acab convirtiendo el stano, que su madre no usaba para
nada, en un pequeo cuarto oscuro.
Se senta como si le hubiera faltado un solo nmero para ganar la lotera y
no le ay udaba en absoluto que su madre consiguiera hacerle sentir a todas horas
que de alguna manera haba sido por su culpa, que si hubiera sido un poco ms
listo y ms rpido, habra podido llamar la atencin y conseguir las alabanzas de
la gente.
Aquel ao, su madre les dej muy claro a sus tres hijos que la haban
defraudado. Nigel, por no conseguir mantener a ray a a sus dos hermanos; Bren,
por su estulticia; pero sobre todo Benjamin, en quien haba depositado tantas
esperanzas, pero que le haba fallado en todos los sentidos: en la mansin, en
casa, pero especialmente en St. Oswald. La educacin de Ben en esa institucin
tan exclusiva se haba revelado como el may or fracaso de todos, y haba
frustrado las expectativas de su madre de que su hijo estaba destinado a grandes
cosas. De hecho, l haba odiado esa escuela desde el principio, y slo su relacin
con el doctor Peacock haba evitado que lo verbalizara.
Sin embargo, ahora todo lo referente a la escuela le pareca hostil: desde los
chicos, que, igual que los del barrio, le llamaban friqui, perdedor y marica
(aunque con un acento mucho ms refinado), hasta los pretenciosos nombres de
los edificios como rotonda o porte-cochre, unos nombres que saban a fruta
podrida y olan a autocomplacencia y santidad.
Al igual que el complejo vitamnico, se supona que St. Oswald era bueno
para su salud y le ay udara a desarrollar su potencial. No obstante, despus de los
tres deprimentes aos que pas all, durante los cuales, hasta cierto punto, se
haba esforzado por encajar, an aoraba la casa del doctor Peacock, con su
chimenea y su olor a libros viejos. Echaba de menos los globos terrqueos, con
sus mgicos nombres, y, sobre todo, la forma en que el doctor Peacock sola
hablarle, como si realmente le importara
En St. Oswald no haba nadie a quien le importara. Aunque era cierto que
nadie se meta con l bueno, al menos no de la forma en que lo haca su
hermano, siempre senta que le despreciaban en silencio. Incluso los
profesores, aunque unos eran mejores que otros a la hora de disimularlo.
Le llamaban por su apellido: Winter, como si fuera un cadete del ejrcito. Le
machacaban con tablas y verbos irregulares. Suspiraban ruidosamente ante sus
muestras de ignorancia y le castigaban mandndole copiar frases.
Mantendr mis libros en perfectas condiciones (Nigel siempre encontraba las
copias, por mucho que l las escondiera). Mi uniforme representa a la escuela; lo
llevar siempre con orgullo (eso fue cuando Nigel le cort la corbata, dejndole
slo la punta). Tratar de fingir que presto atencin cuando un profesor entre en la
clase (sa se la mand el siempre sarcstico doctor Devine, que entr en el aula
y le encontr durmiendo sobre su pupitre).
Lo peor de todo era que realmente se esforzaba. Se esforz por lucirse con los
trabajos escolares. Quera que sus profesores estuvieran orgullosos de l.
Mientras que algunos chicos fracasaban por ser unos holgazanes, l estaba muy
pendiente del odiado privilegio de estudiar en el St. Oswald y se esforz mucho
por merecerlo. Sin embargo, el doctor Peacock, con su sutil desprecio por el plan
de estudios, slo le haba instruido en los temas que l consideraba importantes
arte, historia, msica, literatura inglesa, dejando de lado las matemticas y las
ciencias. Lo que consigui fue que Ben se retrasara desde el primer trimestre y
que, a pesar de poner todo su empeo, nunca se pusiera al da.
Cuando el doctor los apart de su vida, Benjamin esper que su madre le
sacara de la escuela. De hecho, rez con fervor para que as fuera, aunque la
nica ocasin en que se atrevi a mencionrselo, ella lo golpe con el cable
elctrico.
Ya he invertido demasiado en ti le dijo, mientras volva a enrollar el
cable. Demasiado para permitir que ahora lo dejes.
Despus de eso, saba que era mejor no quejarse. Not que las cosas volvan
a cambiar mientras la adolescencia haca mella en l. Sus hermanos crecan
muy deprisa, y su madre, igual que un avispa que en octubre siente la llegada del
invierno, se volvi despiadada de la noche a la maana, convirtiendo a sus hijos
en el blanco de todas sus frustraciones. De repente, estaban los tres bajo el fuego,
y a fuera por su forma de hablar o por el largo de su pelo, y chicodeojosazules se
dio cuenta con gran consternacin de que la devocin que su madre senta por sus
hijos haba sido parte de una inversin a largo plazo que esperaba que ahora diera
sus frutos.
Nigel haba dejado el instituto unos tres meses atrs, y la necesidad de
maltratar a Ben haba pasado a un segundo plano frente al objetivo de encontrar
un apartamento, una novia, un trabajo y una forma de huir de su madre, de sus
hermanos, de Malbry.
De pronto pareca mucho may or, ms distante, ms proclive al malhumor y
a los silencios. Siempre haba sido taciturno y retrado, pero ahora pareca casi un
ermitao. Se compr un telescopio y en las noches serenas se iba a los pramos
y volva a casa de madrugada, lo cual no era malo en lo que se refera a Ben,
aunque irritara y angustiara a su madre.
Si Nigel encontr su vlvula de escape en las estrellas, Brendan busc otro
camino. A los diecisis aos y a pesaba veinticinco kilos ms que Ben y, lejos de
intentar perder peso, complementaba sus glotones hbitos con alarmantes
cantidades de comida basura. Tambin tena un trabajo a tiempo parcial, en un
puesto de pollo frito en el centro de Malbry, donde, si lo deseaba, poda comer sin
parar durante todo el da y de donde volva por las noches, entre semana, con un
paquete de comida que, si no se haba quedado con hambre, engulla fra a la
maana siguiente para desay unar, acompaado con un litro de Pepsi, antes de
salir para Sunny bank Park, donde estudiaba el ltimo curso. Su madre esperaba
que siguiera all hasta el curso de orientacin universitaria, aunque nada de lo que
ella pudiera decir ejerca efecto alguno en el voraz hermano de Ben, que pareca
haber convertido el hecho de comer a sus espaldas en su misin en este mundo.
Ben pensaba que era tan slo cuestin de tiempo que Brendan suspendiera los
exmenes, abandonara los estudios y se marchara de casa.
Ben senta cierto alivio al pensar en eso. Desde que haba hecho el examen de
ingreso del St. Oswald, tena la cada vez ms firme sospecha de que Bren lo
vigilaba. No era por nada que Ben hubiera dicho, sino slo por la forma en que su
hermano lo miraba. A veces sospechaba que Bren lo segua cuando sala; otras,
cuando entraba en su habitacin, estaba convencido de que haban registrado sus
cosas: algunos libros que haba dejado debajo de su cama estaban en su sitio o
desaparecan durante un par de das, para reaparecer ms tarde en cualquier
lugar. No tena ningn sentido, evidentemente, porque, para qu querra Bren
esos libros? Y aun as, le inquietaba pensar que alguien tocaba sus cosas.
Sin embargo, en aquel momento, Bren era la menor de sus preocupaciones.
Haban invertido mucho en l; un montn de dinero y un montn de esperanzas.
Y ahora que iban a cobrarse los beneficios, la retirada era implanteable. Su
madre no se sometera a la humillacin de escuchar a los vecinos diciendo que el
chico de Gloria Winter haba dejado los estudios
Hars lo que y o te diga y sin protestar dijo ella, o te juro que te lo har
pagar muy caro.
Te lo har pagar muy caro era el estribillo que su madre repiti durante todo
aquel ao. Y, por esa razn, durante todo ese ao, sus hijos tuvieron miedo de
Gloria.
Al menos, chicodeojosazules saba que se lo mereca; chicodeojosazules saba
que era malo. Nadie saba hasta qu punto. Sin embargo, su madre le dej muy
claro que no haba vuelta atrs, que defraudarla a aquellas alturas supondra el
peor de los castigos.
Me lo debes dijo su madre, mirando el perro de porcelana verde. Es
ms, se lo debes a l. Se lo debes a tu hermano.
Habra triunfado Malcom, en el caso de que hubiese sobrevivido?
Chicodeojosazules se lo preguntaba a menudo. Se pona nervioso al pensar en
ello. Era como si estuviera viviendo dos vidas al mismo tiempo. La suy a y la de
Mal, que nunca tendra las oportunidades que l s haba tenido. El miedo le roa
como una rata en una jaula. Y si le fallaba a su madre? Qu hara ella?
Su vlvula de escape era escribir. Guardaba su libreta azul en el cuarto
oscuro, donde ni su madre ni sus hermanos pudieran encontrarla, y todas las
noches, cuando las cosas se ponan feas, se enfrentaba al miedo escribiendo
historias. Siempre desde el punto de vista del malo, del villano, de un asesino
Sus vctimas eran muy diversas, y sus mtodos muy variados. No era un
simple disparo de chicodeojosazules. Puede que su estilo fuera cuestionable, pero
su imaginacin no tena lmites. Sus vctimas moran de formas muy vistosas:
atadas en complejos aparatos de tortura, enterradas hasta el cuello en arenas
movedizas, atrapadas en diablicas trampas mortales
Utilizaba la libreta azul como un archivo de sus asesinatos de ficcin y de
algunos experimentos reales: desde haca poco, Ben haba pasado de las avispas a
las polillas, y luego a los ratones, que eran muy fciles de conseguir usando una
simple botella como trampa: los acelerados latidos de su corazn amplificados
por la resonante botella seguan el frentico ritmo de los suy os.
La trampa fue fabricada con una botella de leche, en la que Ben haba
colocado un cebo. Era su forma de seleccionar a las vctimas, de separar a los
culpables de los inocentes. El ratn se sube a la botella y se come el cebo, pero
no es capaz de volver a escalar la pared. Muere con bastante rapidez del
cansancio y de un shock, con sus patitas rosas pedaleando contra el cristal,
como si fuera una rueda invisible.
Lo cierto es, sin embargo, que son ellos los que eligen morir. Son ellos los que
eligen meterse en la trampa con el cebo. De modo que su muerte no es culpa
suya
No obstante, todo eso iba a cambiar.
Escribe un comentario:
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Jenny ? No sabes cunto te he echado de menos
14
Una mentira tiene su ritmo interno. La de Emily empez con una obertura
enardecedora, que luego remiti, dando paso a un solemne andante; estaba
elaborada a partir de diversos temas y variaciones, y emergi por fin en un
triunfal scherzo, a la espera de que la gente, puesta en pie, la ovacionara y le
dedicara un largo aplauso.
Fue su debut, su presentacin oficial ante los medios de comunicacin. La
Nia Y haba cumplido con sus objetivos y ahora estaba preparada para saltar a la
palestra. Faltaban tres semanas para su octavo cumpleaos; era lista y elocuente.
Su trabajo era perfecto y estaba listo para ser sometido a examen. La prensa
haba sido informada: iba a celebrarse una subasta de sus cuadros en una
pequea galera de Kingsgate, en Malbry. El nuevo libro del doctor Peacock
estaba a punto de publicarse y, de repente, o eso pareca, todo el mundo hablaba
de Emily White.
El autor del artculo era un periodista entrado en aos llamado Jeffrey Stuarts; en
el caso de que tuviera alma, ella ni siquiera fue capaz de olisquearla. Hablaba
siempre en un tono de voz alto, como una violenta percusin parecida a la que
producen los guisantes secos contra un bol. Ola a locin para despus del
afeitado Old Spice, con la que trataba en vano de disimular el olor a sudor y a
ambiciones frustradas. Aquel da era todo amabilidad.
Resulta casi inconcebible [sigue diciendo] que estos lienzos que cuelgan
de las paredes de esta galera de Malbry sean el trabajo, realizado sin
ayuda de nadie, de esta nia tan tmida. Y aun as, hay algo inquietante en
Emily White: sus plidas manitas, que no paran de agitarse, como una
polilla, y su cabeza, ligeramente ladeada, como si estuviera escuchando
algo que el resto de nosotros no podemos or.
Puede que est exagerando un poco, pero creo que esta nia tiene algo
de un lienzo en blanco, una cualidad de otro mundo que cautiva y repele
al mismo tiempo. Y sus cuadros reflejan eso, como si, de alguna manera,
esta joven artista hubiera sido capaz de penetrar en otro plano de la
percepcin.
Oh, por favor! Sin embargo, el hombre estaba muy contento con su
aliteracin. Y se dijeron muchas cosas parecidas: inevitablemente, se mencion
a Rimbaud. La obra de Emily fue comparada con la de Mnch y Van Gogh, y
lleg incluso a sugerirse que haba experimentado lo que a Feather le gustaba
llamar canalizacin, que quera decir que, de alguna manera, haba sintonizado
con alguna frecuencia de talento abierta (vinculada posiblemente a aristas
fallecidos haca mucho tiempo) para llevar a cabo esos deslumbrantes cuadros.
Escribe un comentario:
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
Albertine: Vay a, gracias!
15
Desde aquel momento, supe que ella era una farsante. A pesar de que an no
haba cumplido ocho aos, y a era mucho ms lista que el resto de la gente: los
responsables de su promocin en los medios de comunicacin y los que pensaban
que la haban creado.
Y qu tal es eso? Eso que haces.
Era muy hermosa, incluso en aquella poca. Esa piel, como un helado de
vainilla; ese pelo tan suave y esos ojos de sibila. Una buena alimentacin
conlleva una buena piel. Y su alimentacin le cal hasta los huesos: la frente, las
mejillas, las muecas y el cuello, una clavcula adorable Sin embargo
Y qu tal es eso? Eso que haces.
Nunca me habra preguntado eso; no lo habra hecho de haber dicho la
verdad. Esas cosas que sentimos las cosas que percibimos estn incrustadas
en nuestro interior, como una cuchilla que se clava en una pastilla de jabn: un
filo agudo e inexplicable, penetrante y a la vez hermoso.
Esa mentira que cont lo confirmaba; sin embargo, saba que ella me
perteneca. ramos dos almas gemelas engaadas; ambos ramos malos para
siempre, malos de corazn. No tena sentido preguntarle cundo o si podra
volver a verla. Con una nia normal y a habra sido muy complicado concertar la
clase de encuentro clandestino que y o tena en la mente, pero con esa nia ciega
que ahora era una celebridad no tena ninguna posibilidad.
Fue entonces cuando empezaron los sueos. Nadie me haba hablado nunca
de las hormonas, ni de lo que supona crecer ni del sexo. Para ser una mujer con
tres hijos adolescentes, mi madre se haba comportado con bastante mojigatera
con respecto al asunto, y cuando lleg el momento, aprend la may ora de las
cosas a travs de mis hermanos, una educacin forjada en la calle que no me
prepar del todo para la magnitud de la experiencia.
Tard en desarrollarme, pero aquella primavera me puse al da con una
venganza. Haba crecido ocho centmetros, mi piel era ms clara, y de pronto fui
consciente de mi cuerpo de una forma incmoda, de lo intenso de todas las
sensaciones que parecan incluso ms fuertes que hasta entonces, hasta el
punto de que todas las maanas me despertaba con una ereccin que en algunas
ocasiones tardaba horas en bajar.
Mis emociones se movan entre la may or de las desdichas y la euforia ms
absurda; todos mis sentidos se agudizaban. Deseaba desesperadamente estar
enamorado, acariciar, besar, sentir, conocer
Y por encima de todo estaban esos sueos. Eran sueos vvidos, explosivos y
apasionados que escriba en mi libreta azul, unos sueos que me llenaban de
vergenza, de desesperacin y de una terrible e inquietante sensacin de
felicidad.
Unos meses atrs, Nigel me haba dicho que pronto tendra que ocuparme de
hacer mi propia colada. Ahora entenda a qu se refera y segu su consejo,
ventilando mi habitacin y lavando mis sbanas tres veces por semana con la
esperanza de que se dispersara el olor a chivo. Mi madre nunca me dijo nada,
pero y o me daba cuenta de que su desaprobacin iba a ms, como si fuera culpa
ma el hecho de dejar atrs mi niez.
Pens que pareca una vieja, dura y agria como una manzana verde; tena un
aire de desesperacin cuando estbamos sentados a la mesa y me miraba,
dicindome que me sentara y comiera bien, que no me encorvara, por el amor
de Dios!
Ante su insistencia, no abandon la escuela y consegu ocultar que me estaba
rezagando. Sin embargo, cuando se aproximaban los exmenes de Semana
Santa, iba mal en todas las asignaturas. Mi ortografa era horrible, las
matemticas me daban dolor de cabeza, y cuanto ms me esforzaba por
concentrarme, ms jaquecas tena, hasta el punto de que el hecho de ver el
uniforme colgado en la silla bastaba para provocrmelas: tortura por asociacin
de ideas.
No haba nadie a quien pudiera pedir ay uda. Mis profesores incluso los que
mostraban ms buena disposicin se inclinaban a pensar que y o no estaba
hecho para estudiar. Apenas era capaz de explicarles la verdadera razn de mi
ansiedad; apenas era capaz de admitir ante ellos que tema la decepcin de mi
madre.
As pues, ocult lo que era evidente. Imit la firma de mi madre en unos
cuantos justificantes de ausencia. Ocult los boletines de calificaciones, ment y
falsifiqu las notas finales. Sin embargo, ella debi sospechar algo, porque
empez a investigar debi de imaginarse que y o mentira, primero llamando
a la escuela para averiguar qu era lo que y o haba dicho y luego concertando
una entrevista con mi tutora y con el jefe de estudios, mediante la cual se enter
de que desde las Navidades y o apenas haba asistido a clase debido a una larga
gripe que me haba hecho perder los exmenes
Recuerdo la noche de esa entrevista. Mi madre me haba preparado mi plato
favorito pollo frito con chile y una mazorca de maz, lo cual supongo que
debera de haberme alertado de que algo grave estaba por ocurrir. Tambin
debera haberme dado cuenta de la ropa que llevaba su vestido azul marino y
los zapatos de tacn de aguja, pero supongo que y o me haba vuelto
displicente. Nunca sospech que estaba demasiado confiado y no advert las
represalias que estaban a punto de caer sobre m.
Quizs no prest la debida atencin. Quizs haba subestimado a mi madre. O
quizs alguien me haba visto en el pueblo con mi cmara robada
En cualquier caso, mi madre lo saba. Lo saba, me vigil y se tom su
tiempo; luego, despus de haber hablado con el jefe de estudios y con mi tutora,
la seora Platt, volvi a casa vestida con la ropa que se haba puesto para ir a la
entrevista, me prepar mi plato favorito, apag la televisin, se meti en la
cocina (y o pens que para lavar los platos) y entonces volvi sin hacer ruido, y lo
primero que me lleg fue el aroma de LHeure Bleue y su voz junto a mi odo,
hablndome entre dientes
T, pequeo cabrn!
Al orla, me volv bruscamente, y entonces fue cuando me golpe. Me golpe
con el plato de la cena, en toda la cara, y durante un segundo me qued
paralizado por el impacto contra la ceja y el pmulo y la consternacin del caos:
la grasa del pollo y los granos de maz por todo el rostro y el pelo; me sent ms
consternado por eso que por el dolor o la sangre que rodaba por mis ojos,
tindolo todo de un tono escarlata
Aunque estaba medio aturdido, trat de apartarme; choqu contra el sof con
la parte inferior de la espalda y sent un dolor vidrioso que recorri toda mi
espina dorsal. Volvi a golpearme, esta vez en la boca, y entonces se coloc
encima de m y la emprendi a puetazos y a bofetadas mientras me gritaba
Pequeo cabrn embustero! Me has engaado, mal nacido!
S lo que estis pensando, que podra haberme defendido. Con palabras, o con
los puos y los pies. Sin embargo, y o no contaba con ninguna palabra mgica. No
haba ninguna falsa declaracin de amor capaz de aplacar la furia de mi madre,
ni ninguna declaracin de inocencia que pudiera detener aquella ola de violenta
ira.
Era aquella ira lo que me daba miedo aquella clera demente y balstica
, que era mucho peor que los puetazos y las bofetadas, que el apestoso hedor
del complejo vitamnico que de algn modo era una parte horrible de todo
aquello, y que la forma en que me gritaba todas esas cosas al odo. Al final me
ech a llorar Mam! Por favor, mam!, acurrucado en un rincn junto al
sof, cubrindome la cabeza con las manos y con sangre en los ojos, en la boca,
y con esa dbil y temerosa palabra, como el indefenso llanto de un recin
nacido, interrumpiendo cada golpe, hasta que todo cambi de un color rojo
sangre a un azul oscuro y el arrebato lleg a su fin.
Luego, ella me dej muy claro hasta qu punto la haba defraudado. Sentado
en el sof, apretndome la herida de la boca con un trapo y la de la ceja con
otro, escuch mi larga lista de crmenes, sollozando mientras se dictaba
sentencia.
No voy a quitarte el ojo de encima, B. B.
Yo, espa. El ojo de mi madre, como el ojo de Dios. Lo senta como un tatuaje
recin hecho, como un rasguo en la piel. A veces lo veo en mi imaginacin:
tiene el color azul de un cardenal, de un hospital, de una vieja prisin. Me marca
de forma ineludible, es la marca de mi madre, la marca de Can, una marca
que nunca podr ser borrada.
S, la haba defraudado. En primer lugar, me dijo, con mis mentiras, como
si diciendo la verdad me hubiera podido ahorrar todo aquello. Y luego con mis
numerosos fracasos: mi fracaso en destacar en la escuela, en ser un buen hijo, en
estar a la altura de lo que ella siempre haba esperado de m.
Por favor, mam!
Me dolan las costillas; poco despus descubr que tena dos rotas. Mi nariz
tambin estaba rota: como podis ver, no es totalmente recta, y si observis
detenidamente mis labios, an podris ver las cicatrices, unas diminutas
cicatrices plateadas, como unos puntos de sutura.
La culpa es slo tuy a me dijo, como si slo me hubiera dado una simple
bofetada, un toque de atencin. Y qu me dices de esa nia, eh?
La mentira sali de forma automtica.
Qu nia?
No te hagas el tonto Me dedic una avinagrada sonrisa, con los labios
apretados, y pos un dedo helado en mi espalda. S lo que has estado haciendo.
Has estado siguiendo a esa nia.
Acaso la seora White haba hablado con ella? Habra registrado mi
habitacin? O es que alguna de sus amigas le habra dicho que me haba visto
con una cmara?
Sea como fuere, lo saba. Ella siempre lo descubre todo. Las fotografas de
Emily, la pintada en la puerta de la casa del doctor Peacock, las semanas que
llevaba haciendo novillos Y la libreta azul, pens de pronto, alarmado Es
posible que tambin la hubiese encontrado?
Me temblaban las manos.
Bueno, qu tienes que decir a todo eso?
No haba forma de explicrselo.
Por favor, ma, mam! Lo, lo siento.
Qu hay entre esa nia ciega y t? Qu es lo que habis estado haciendo?
Nada. Nada; de verdad, mam. Ni siquiera he ha, hablado con ella!
Me dedic una de sus glidas sonrisas.
As que, nunca has hablado con ella? Nunca? Ni siquiera una vez en
todo este tiempo?
Slo una vez. Una vez, delante de la galera de arte
Mi madre entrecerr bruscamente los ojos; vi que levantaba la mano y supe
que iba a pegarme otra vez. Me resultaba insoportable pensar nuevamente en
esas violentas manos cerca de mi boca, por lo que me escabull y dije lo primero
que me vino a la cabeza:
Emily es un fra, fraude. No oy e los colores; ni siquiera sabe qu son. Se
lo ha inventado todo Eso fue lo que me dijo y todo el mundo se a,
aprovecha de ello
A veces basta con una idea nueva para detener una fuerza devastadora. Mi
madre se qued mirndome con los ojos entornados, como si tratara de ver a
travs de las mentiras. Entonces, muy despacio, baj la mano.
Qu es lo que has dicho?
Que se lo inventa todo. Le dice a la gente lo que quiere or, y la seora
White la incita a hacerlo
El silencio la rode durante un momento. Me di cuenta de que la idea iba
calando en ella, ahuy entando su decepcin y su ira.
Fue ella quien te dijo eso? pregunt, finalmente. Te dijo que se lo
inventaba todo?
Asent con la cabeza, ms seguro de m mismo. Aunque seguan dolindome
la boca y las costillas, not, tras mi dolor, el sabor de la victoria. A pesar de lo que
crean mis hermanos, la improvisacin siempre haba sido uno de mis talentos, y
ahora lo empleaba para liberarme del terrible examen de mi madre.
Se lo cont todo. Le solt un rollo. Todo lo que se haba publicado sobre el
caso Emily White: todos los rumores, todas las pullas, todas las invectivas. Todo
aquello empez conmigo, y, al igual que el puntito que hay en el interior de una
ostra y que se endurece hasta transformarse en una perla, creci, dio sus frutos y
fue cosechado.
Ya sabais que y o era malo. Lo que an no sabis es hasta qu punto: hasta
qu punto dise la ruta hacia este ltimo y fatal acto, hasta qu punto la pequea
Emily White y y o nos convertimos en compaeros de viaje en este camino
Este tortuoso camino hacia el asesinato.
16
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Muy conmovedor, Albertine. A veces me hago la misma
pregunta
Cuarta parte
Humo
1
Hoy dorm hasta bien entrado el medioda. Le dije a mam que me haba
tomado un da libre en el trabajo. No suelo dormir demasiado, pero ltimamente
la media es de slo dos o tres horas por noche, y el ltimo quid pro quo con
Albertine debe de haberme agotado ms de lo que y o crea. Aun as, mereci la
pena, no os parece? Despus de veinte aos de silencio, de repente quiere hablar.
En realidad, no puedo decir que la culpo. En general, resucitar a los muertos
siempre ha tenido serias consecuencias. En su caso, inevitablemente, los
peridicos acudirn en manadas. El dinero, el asesinato y la locura siempre
comportan grandes reportajes. Ser capaz de sobrevivir a ello o seguir
escondindose aqu, aceptando tcita y furtivamente un pasado que nunca
ocurri?
Despus de ducharme y vestirme, me dirig al encuentro de Albertine. En el
caf Pink Zebra, en Mill Road: ah es adonde va cuando siente la necesidad de ser
otra persona. Eran las seis. Estaba sentada en la barra, sola, tomando una taza de
chocolate caliente y un bollo de canela. Vi que debajo del abrigo rojo llevaba
puesto un vestido azul celeste.
Albertine de azul, pens. Puede que hoy sea mi da de suerte.
Puedo sentarme contigo?
Se llev un susto al escuchar mi voz.
Si prefieres no hablar, te prometo que no dir ni una palabra, pero este
chocolate caliente tiene muy buena pinta y
No, por favor. Me gustara que te quedaras
El dolor siempre imprime en su rostro una especie de desnudez emocional.
Me tendi la mano y se la cog. Sent un escalofro, un temblor que recorri todo
mi cuerpo, desde la planta de los pies hasta la raz de mis cabellos.
Me pregunto si ella sinti lo mismo. Tena las y emas de los dedos ligeramente
fras; not que su mano, muy pequea, no estaba firme cuando toc la ma.
Tiene algo de infantil, una especie de pasiva aceptacin que Nigel debi
interpretar como vulnerabilidad. Por supuesto, y o s que no es eso; sin embargo,
como ella y a debe saber, soy un caso especial.
Gracias.
Me sent a su lado y ped un Earl Grey y el pastel con ms caloras que
tenan. No haba comido nada desde haca veinticuatro horas y de repente estaba
muy hambriento.
Pastel de merengue con limn? pregunt, sonriendo. Al parecer, es tu
favorito.
Me com el pastel y ella se tom su chocolate caliente, aunque no prob el
bollo de canela. El acto de comer hace que un hombre parezca extraamente
inofensivo; depone todas sus armas con un nico propsito.
Qu tal lo llevas? dije, despus de terminarme el pastel.
No quiero hablar de eso repuso ella.
Al menos no fingi que no saba a qu me refera. Unos pocos das ms y y a
no tendr eleccin. Lo nico que haca falta es que llegara una palabra a la
prensa y la historia saldra a la luz, le gustara o no.
Lo siento, Albertine contest.
Todo ha terminado, B. B. Lo he dejado atrs.
Bueno, eso era mentira. Nadie deja nada atrs: la rueda sigue girando, eso es
todo, y crea la sensacin de velocidad. Por dentro, somos unos canallas que
avanzan desesperadamente hacia un horizonte pintado de azul que siempre queda
lejos.
Pues qu suerte la tuy a por haberlo dejado atrs. Al menos, estar muerto
permite seguir adelante.
Qu se supone que significa eso? pregunt ella.
Bueno, evidentemente, todo el mundo est de parte de la vctima. Lo
merezca o no, todos lloran en cuanto est muerta y enterrada. Pero qu hay del
resto de nosotros, de los que tenemos nuestros propios problemas? Estar muerto
es muy sencillo; incluso mis hermanos lo consiguieron. Sin embargo, vivir con
sentimiento de culpa es muy distinto. No es fcil ser el malo
Es eso lo que eres? dijo, en un tono de voz muy suave.
Creo que ambos lo hemos comprobado.
La sombra de una sonrisa cruz su rostro, como una nube pasajera en un da
de verano.
Qu ocurri entre Nigel y t? pregunt. l no sola hablar mucho de
ti.
En serio? Bien.
Acaso importa eso ahora?
Slo quiero entenderlo. Qu pasaba entre vosotros dos?
Me encog de hombros.
Tenamos problemas.
Acaso no los tenemos todos?
Al escuchar eso me ech a rer.
Nuestros problemas eran diferentes. Toda nuestra familia era diferente.
Durante un momento, sus ojos se movieron. Tena unos ojos muy hermosos,
azules como en un cuento de hadas, con motas doradas. En comparacin, los
mos parecen grises; fros, segn dicen, y cambiantes.
Nigel no me cont demasiadas cosas sobre los miembros de su familia
dijo ella, cogiendo la taza de chocolate y llevndosela a los labios.
Como dije, no estbamos muy unidos.
No era eso. S cmo son las familias. De alguna forma, l no poda
alejarse de la suy a. Como si hubiera algo que le retuviese aqu
Sera mam le dije.
Pero Nigel odiaba a su madre Hizo una pausa. Disculpa. S que
sientes devocin por ella.
Eso fue lo que te dijo?
Mi voz son seca.
Slo di por sentado que En fin, convives con ella.
Hay gente que convive con el cncer repuse.
Albertine apenas suele sonrer. Creo que le cuesta entender esos ligeros
cambios faciales, la diferencia entre una sonrisa y un ceo fruncido o una mueca
de dolor. Y no es que su cara sea inexpresiva, pero las convenciones sociales no
estn hechas para ella y no expresa lo que no siente.
Entonces, por qu sigues con ella? dijo, finalmente. Por qu no te
vas, como hizo Nigel?
Irse? Solt una carcajada. Nigel no se fue. Acab a medio kilmetro
de casa. Y con la vecina, ni ms ni menos. Crees que a eso se le puede llamar
irse? Pero claro, t no eres ninguna experta. Ambos acabasteis en la misma
alcantarilla, pero al menos Nigel contemplaba las estrellas.
Guard silencio durante tanto tiempo que me pregunt si no habra ido
demasiado lejos. Sin embargo, es ms fuerte de lo que aparenta.
Lo siento dije. He sido demasiado directo?
Creo que preferira que te fueras.
Dej la taza de chocolate sobre la barra. Capt la tensin de su voz; aunque
an la controlaba, estaba a punto de ir a ms.
Me qued donde estaba.
Lo siento dije, pero Nigel no era ningn inocente. Estaba jugando
contigo. l saba quin eras, quin habas sido. Y saba que cuando el doctor
Peacock muriera conseguira un billete para largarse de aqu.
Ests mintiendo!
No, esta vez no dije.
Nigel odiaba a los mentirosos dijo. sa era la razn de que te odiara.
Ay! Eso ha sido muy cruel, Albertine.
No, l me odiaba porque y o era el favorito de mam. Siempre tuvo celos
de m. Si y o quera una cosa, l tambin tena que tenerla. Quizs fuera por eso
por lo que te quiso a ti. Y tambin el dinero del doctor Peacock, por supuesto.
Me qued mirando el bollo de canela que an no haba probado. No piensas
comerte eso?
Ella me ignor.
No te creo. Nigel nunca me habra mentido. Era la persona ms franca que
he conocido jams. Por eso lo quera.
Que lo queras? T nunca lo quisiste. Lo que queras era ser otra persona.
Pegu un mordisco al bollo de canela. En cuanto a Nigel, quin sabe
Puede que quisiera contarte la verdad. Tal vez pensaba que necesitabas tiempo o
disfrutaba de la sensacin de poder que eso le daba sobre ti
Cmo?
Oh, por favor! No seas hipcrita. Hay hombres que disfrutan ejerciendo
el control. Mi hermano era un obseso del control y tena genio, por supuesto.
Un genio incontrolable. Estoy seguro de que t lo debes saber.
Nigel era un buen hombre dijo, en voz baja.
Qu va.
S! Era bueno!
Ahora, su voz llenaba el aire de irregulares siluetas verdes y grises. Saba que
muy pronto desprenderan aquel olor, pero dej que el silencio siguiera su curso.
Sintate. Slo un momento dije, guiando sus manos hasta mi cara.
Por un momento se resisti. Tal vez era un gesto demasiado ntimo. Sin
embargo, debi cambiar de opinin, porque entonces cerr los ojos y pos las
manos sobre mi rostro; lo examin con las y emas de los dedos, desde la frente
hasta la barbilla, detenindose en los puntos que hay bajo el ojo izquierdo, la
cicatriz de la mejilla, el corte del labio, la nariz rota
Fue Nigel quien te hizo todo esto? pregunt, con un hilo de voz.
A ti qu te parece?
Entonces volvi a abrir los ojos. Dios, qu hermosos eran! En ellos y a no
haba dolor, ni rabia, ni amor. Slo belleza, pura e inocente.
Nigel era inestable; siempre lo fue dije. Supongo que te lo contara.
Te cont que era propenso a los arrebatos de violencia? Que mat a su
hermano, ni ms ni menos?
Ella se estremeci.
Por supuesto que me lo cont. Me dijo que fue un accidente.
Pero te lo contara todo, no?
Tuvo una pelea hace ms de veinte aos, pero eso no le convierte en un
asesino.
Oh, por favor! la interrump. Qu importa cundo ocurriera? La
gente no cambia; eso es una ley enda. No hay ningn camino a Damasco ni
redencin posible. Ni siquiera el amor de una mujer buena, en el caso de que tal
cosa exista, es capaz de limpiar la sangre de las manos de un asesino.
Basta y a! Le temblaban las manos. No podemos dejar eso? No
podemos olvidarnos por una vez del pasado?
El pasado? No me vengas con sas, Albertine. T y todo el mundo debera
entender que el pasado nunca se olvida. Lo arrastramos con nosotros a todas
partes, como una lata atada al rabo de un perro. Querer dejarlo atrs slo
provoca ms problemas hasta que uno se vuelve loco.
Nunca te lo cont, verdad? Nunca te cont lo que ocurri aquel da?
No, por favor. Djame en paz.
Por su tono de voz dira que ese da y a me haba dado todo lo que era capaz
de darme. De hecho, fue mucho mejor de lo que y o esperaba, y, adems, la
parte esencial de un juego consiste siempre en saber cundo hay que dejarlo.
Pagu la cuenta con un billete de veinte libras, que dej debajo del plato. Ella no
me dijo nada, ni siquiera levant los ojos cuando me desped y me fui. Cuando
abr la puerta para salir, la ltima imagen que vi de ella fue una fugaz nota de
color cuando cogi el abrigo rojo que colgaba de la barra y la medialuna de su
perfil, eclipsado detrs de la pantalla de sus manos abiertas
La verdad duele, no es as, Albertine? Las mentiras son mucho ms seguras.
Sin embargo, los asesinos forman parte de nuestra familia, y Nigel no era
ninguna excepcin. Adems, quin habra pensado que ese joven tan agradable
pudiera haber hecho algo tan terrible? Y quin habra pensado que una pequea
mentira podra desembocar en un asesinato?
2
Dijeron que fue un accidente. Una rotura de crneo, como consecuencia de una
cada por las escaleras. Ni siquiera fue desde las escaleras principales, sino desde
los seis peldaos de piedra que hay frente a la entrada. Se cay de la rampa que
y o haba construido, o tal vez fuera porque trat de ponerse en pie, como haca
algunas veces; ponerse milagrosamente en pie y caminar por el csped envuelto
en la niebla, como Jess sobre las aguas.
Eso fue hace unas tres semanas. Desde entonces han pasado muchas cosas: la
muerte de mi hermano, la prdida de mi empleo, mi conversacin con Albertine.
Pero no creis que lo he olvidado. Yo siempre pensaba en el doctor Peacock. Era
lo bastante viejo como para que le hubieran olvidado todos aquellos a quienes
conoci; lo bastante viejo como para haber sobrevivido a su fama, incluso a su
notoriedad. Un viejo pattico, medio ciego y confuso, que contaba las mismas
historias una y otra vez y que apenas reconoca mi cara
Me mencion en su testamento, sabis? Irnico, no? Figuro al final de la
lista, en otros. Supongo que un hombre capaz de dejar treinta mil libras al refugio
de animales que cuidaba de sus perros bien puede permitirse un par de miles
para el tipo que limpiaba su casa, preparaba sus papillas de viejo y le paseaba
por el jardn en su silla de ruedas.
Un par de miles de libras. Un poco menos, despus de impuestos. No es lo
bastante como para considerarlo un mvil. Sin embargo, es agradable ser, si no
exactamente reconocido, s al menos gratificado por todo lo que hice por l, por
mi incansable buena disposicin, por mi honestidad
Se acordara de mi dcimo cumpleaos? De la vela en el pastelito helado?
Supongo que no, por qu iba a importarle? Yo no era nadie; no significaba
nada para l. Si ese da haba conseguido sobrevivir en su daada memoria, lo
habra hecho como el da que enterr al pobre y viejo Rover, o Bowser, o Jock, o
cualquiera que fuera el nombre de ese perro. Engaarme a m mismo, pensar
que y o le importaba, que le importaba chicodeojosazules, es ridculo. Para l, y o
era tan slo un proy ecto, no era ni siquiera el nmero estrella del espectculo. Y
aun as, no puedo dejar de preguntarme si
Conoca a su asesino? Intent pedir ay uda? O fue todo demasiado confuso
para l, un montn de imgenes fragmentadas? Personalmente, me gusta creer
que, al final, lo comprendi. Que mientras se mora, recuper la conciencia el
tiempo suficiente para saber cmo se estaba muriendo y por qu. No todo el
mundo consigue entenderlo ni goza de ese privilegio. Sin embargo, quiero pensar
que l s lo tuvo, y que lo ltimo que vio, la imagen que le sigui hasta la
eternidad, era un rostro familiar, un par de ojos ms que conocidos
Evidentemente, la Polica se present en casa. Fue Eleanor Vine quien los
llev hasta aqu, aunque no tengo ni idea de cmo descubri que y o trabajaba en
la mansin. Para ser una mujer que se pasa la may or parte del tiempo encerrada
en su casa, fregando los suelos, pareca tener un extrao don para revelar los ms
embarazosos secretos. En este caso, sin embargo, me di cuenta, bastante aliviado,
de que slo conoca parte de la verdad: estaba al corriente de que y o trabajaba
para el doctor Peacock, pero no de mi trabajo en el hospital, aunque puede que
por entonces y a sospechara algo y slo habra sido cuestin de tiempo que lo
descubriera.
Acaso pensaba que y o estaba implicado en el asunto? En el caso de que as
fuera, se quedara muy decepcionada. No sacaron las esposas, no hubo ningn
interrogatorio ni ningn desplazamiento hasta la comisara de Polica. Incluso las
preguntas que me hicieron fueron cansinas. Despus de todo, no haba ninguna
seal de violencia. La vctima slo haba sufrido una cada. La muerte la
muerte accidental de un anciano (aunque alguna vez hubiera sido famoso)
apenas levantaba sospechas.
Mi madre se lo tom muy mal. No porque pensara que y o hubiese podido
matar al doctor Peacock, sino por el hecho de que hubiera estado en su casa, que
hubiera estado trabajando en esa casa durante dieciocho meses sin que ella ni
siquiera lo sospechara Y, lo que era an peor, que Eleanor se hubiese
enterado
Cmo has podido? me pregunt, cuando se hubo ido la Polica. Cmo
pudiste pisar de nuevo esa casa despus de todo lo ocurrido?
No tena sentido negarlo. Sin embargo, como sabe muy bien cualquier
embustero experimentado, una verdad a medias puede ocultar un montn de
mentiras. De modo que lo admit. No tena otra eleccin. Tena que aceptar otro
trabajo; formaba parte del plan de pacientes externos del hospital. El hecho de
que me hubiera tocado ese caso en particular era mera coincidencia.
Podras haber tratado de evitarlo.
No es tan fcil, mam
Y entonces me peg, justo en la boca. Uno de sus anillos me hizo un corte en
el labio. Probablemente la turmalina. Saba a Campari con soda con un toque de
sangre y aluminio.
Turmalina. Torre. Maligna. Suena como un lugar de encarcelamiento, una
torre maldita de un cuento de Perrault, y su olor es el mismo que el de St.
Oswald: un hedor a desinfectante, a polvo, a cera, a col, a tiza y a chicos.
No te atrevas a ser condescendiente conmigo. No creas que no s lo que
ests tramando.
Mi madre tiene un sexto sentido. Siempre sabe cundo he hecho algo malo y
cundo estoy pensando hacerlo.
Queras verlo, no es as? Despus de todo lo que nos hizo! Queras su
maldita aprobacin.
Su pie, calzado con un zapato de tacn, empez a golpear la pata del sof con
un ritmo rpido e irregular. El sonido me sec la garganta, y su hedor vegetal
bast para provocarme una arcada.
Por favor, mam.
No es as?
Por favor, mam, no es culpa ma
Es increblemente rpida con las manos. Estaba esperando un segundo golpe,
y aun as me pill por sorpresa y me lanz contra la pared. El aparador de los
perros de porcelana se movi, pero no cay nada.
Entonces, dime, de quin es la culpa, pedazo de cabrn?
Me llev una mano al corte del labio. Saba que ni siquiera haba empezado;
su rostro era casi inexpresivo, pero su voz estaba tan cargada como una batera.
Di un paso en direccin al aparador; imagin que no se arriesgara a hacer nada
estando tan cerca de sus perros de porcelana.
Cuando est muerta, pens, voy a sacar estos malditos perros al patio de atrs
y voy a machacarlos con mis botas de cuero.
Se dio cuenta de que los estaba mirando.
Ven aqu, B. B.!
Lo que me imaginaba, me dije. Me quera lejos del aparador. Vi que haba
comprado una figurita nueva, un espcimen oriental. Extend la mano y la apoy
delicadamente contra el cristal.
No hagas eso! exclam. Vas a dejar tus huellas ah.
Saba que quera volver a pegarme, pero no lo hizo no en aquel momento
por los perros. De todas formas, no poda quedarme all todo el da. Me volv
hacia la puerta del saln, esperando poder subir las escaleras hasta mi habitacin,
pero ella agarr el pomo y, apoy ando una mano en mi espalda, me estamp la
puerta contra la cara
Despus de eso, todo fue muy fcil. Una vez en el suelo, sus pies hicieron el
resto, esos pies con sus malditos zapatos de tacn. Cuando hubo acabado, y o
estaba sollozando y tena el rostro cubierto de cortes y rasguos.
Mrate! dijo mi madre, una vez concluido el violento arrebato, aunque
an con un atisbo de impaciencia, como si todo aquello fuera algo que me
hubiera hecho y o mismo, como si hubiese sido un accidente. Ests hecho un
desastre. A qu estabas jugando?
Era consciente de que no tena sentido tratar de explicrselo. La experiencia
me ha enseado que cuando mi madre se pone as, es mejor quedarse callado y
esperar lo mejor. Luego, ella llena esos vacos con alguna historia ms o menos
plausible: una cada por las escaleras, un accidente O puede que esta vez lo que
ocurri fue que me atracaron o me golpearon al volver del trabajo. Debera
saberlo; y a haba ocurrido antes. Esas pequeas lagunas en su memoria son cada
vez ms frecuentes, sobre todo desde la muerte de mi hermano.
Me examin las costillas; no pareca que tuviera ninguna rota. Sin embargo,
me dola la espalda en la zona donde me haba pateado, y tena un corte muy
profundo en la ceja, all donde me haba golpeado la puerta. La parte delantera
de mi camisa estaba manchada de sangre y not que estaba a punto de sufrir uno
de mis dolores de cabeza cuando unos arpegios de una luz coloreada empezaron
a enturbiar mi visin.
Supongo que necesitars que te den unos puntos dijo mi madre. Como
si hoy y a no hubiese tenido bastante. En fin. Dej escapar un suspiro. Los
chicos son as, siempre se meten en los. Has tenido suerte de que estuviera aqu,
eh? Te acompaar al hospital.
Vale, ment, y no me siento orgulloso de ello. No fue Nigel sino mi madre quien
me dej la cara como un mapa. Gloria Green: un metro y medio de altura, con
zapatos, sesenta y nueve aos y con la constitucin de un pjaro
Estars bien enseguida, cario, dijo la enfermera con el pelo teido de rosa
mientras me curaba. Zorra estpida! Como si le importara. Para ella y o era tan
slo un paciente. Paciente. Penitente. Dos palabras que huelen a ctrico verde y
pinchan como un montn de agujas. Y he sido tan paciente, mam, tan paciente
durante tanto tiempo
Despus de eso tuve que dejar mi trabajo. Demasiadas preguntas,
demasiadas mentiras, demasiadas trampas en las que caer. Despus de haber
descubierto un subterfugio, mi madre podra haberme investigado fcilmente y
haber sacado a la luz la farsa de los ltimos veinte aos
De todas formas, es una solucin a corto plazo. Mis planes a largo plazo
siguen siendo los mismos. Disfruta de tus perros de porcelana, mam. Disfruta de
ellos mientras puedas
Supongo que debera estar satisfecho conmigo mismo. Me salgo con la ma
con el asesinato. Una sonrisa, un beso y Epa! Todos desaparecen!, como si se
tratara de un hechizo maligno. No me creis? Investigad, examinadme desde
todos los ngulos. Buscad espejos ocultos, compartimentos secretos, ases bajo la
manga. Os prometo que estoy totalmente limpio. Y, aun as, va a ocurrir, mam.
Ya vers como te estalla en la cara.
Eso era lo que pensaba mientras estaba echado en la camilla del hospital;
pensaba en todos esos perros de porcelana y en cmo iba a convertirlos en polvo
un minuto un segundo despus de que mam estuviera muerta. En cuanto
dej que esa idea tomara forma fuera del reconfortante refugio de la ficcin, fue
casi como si una bomba atmica hubiera estallado dentro de mi cabeza,
estrujndome y retorcindome como un trapo hmedo y agarrotndome la
mandbula en un silencioso grito
Lo siento, cario. Te ha dolido?
La enfermera de pelo rosa cruz brevemente mi conciencia, como un banco
de peces tropicales.
Tiene unos horribles dolores de cabeza dijo mi madre. No te
preocupes. Slo es estrs.
Puedo decirle al mdico que le recete algo
No, no te molestes. Ya se le pasar.
Eso fue hace alrededor de tres semanas. Olvidados, y casi perdonados, los puntos
se cay eron y ahora las magulladuras estn cambiando de color: del prpura y el
azul han pasado a una paleta de leos amarillos y verdes. El dolor de cabeza
tard tres das en desaparecer, durante los cuales mam me prepar sopa y me
estuvo vigilando junto a mi cama mientras y o temblaba y gema. Creo que no
dije nada en voz alta. Incluso mientras deliraba, creo que fui lo bastante listo
como para no hacerlo. En cualquier caso, a finales de semana, las cosas
volvieron de nuevo a la normalidad, y chicodeojosazules estaba, aunque no
totalmente recuperado, s de vuelta en la red para realizar otro hechizo.
Mientras tanto, en el otro lado
Eleanor Vine est enferma. Est ingresada en el hospital desde el sbado
pasado y lleva una mscara de oxgeno. Un shock txico, segn Terri, o puede
que algn tipo de alergia. No puedo decir que me sorprenda mucho, con todas las
pastillas que se toma Eleanor, al parecer sin orden ni concierto; algn da tena
que ocurrirle algo. Aun as, es una extraa coincidencia que un relato de ficcin
colgado en mi Wejay se hay a convertido en realidad hasta ese punto. De todas
formas, no es la primera vez que pasa; es casi como si, gracias a alguna clase de
vud, hubiese adquirido la capacidad para borrar del mapa a toda la gente que
me lastima o me amenaza. Una vuelta de tuerca y zas! Borrados!
Si fuera as de sencillo Si slo fuera cuestin de formular un deseo,
entonces todos mis problemas se habran solucionado hace ms de veinte aos.
Todo empez con la libreta azul ese catlogo con mis sueos y esperanzas y
luego continu en el ciberespacio, con mi WeJay y badsguyrock. Pero,
evidentemente, es mera ficcin. Y a pesar de que en mi relato de ficcin hubiera
podido tratarse de Catherine White o Eleanor Vine o Graham Peacock, o
cualquiera de esos parsitos, en mi cabeza est tan slo un rostro: un rostro
maltrecho y ensangrentado, golpeado hasta la muerte, estrangulado con la
cuerda de un piano, electrocutado en la baera, envenenado, ahogado,
decapitado, muerto de mil formas distintas.
Un rostro. Un nombre.
Es imperdonable, lo s. Desear la muerte de mi madre as, con ansias, de
la misma manera que puede apetecer un refresco muy fro en un da muy
caluroso, esperando con el corazn desbocado el ruido de la llave en la puerta,
con la esperanza de que hoy sea ese da
Los accidentes ocurren con mucha facilidad. Una fuga despus de un
atropello, una cada por las escaleras, un aleatorio acto de violencia Y luego
estn las enfermedades. A los sesenta y nueve aos, ella y a es vieja. Tiene las
manos agarrotadas por la artritis y la tensin muy alta. En la familia ha habido
casos de cncer: su propia madre muri a los cincuenta y cinco. Y la casa est
llena de virtuales peligros: enchufes elctricos sobrecargados, alfombras que
patinan, macetas que se sostienen en precario equilibrio en la repisa de la ventana
de su dormitorio Los accidentes ocurren a todas horas, aunque no, al parecer,
en el caso de Gloria Green. Eso basta para que uno se desespere.
Y aun as, no pierdo la esperanza. La esperanza, el ms malicioso de todos los
demonios que hay en la pequea caja de Pandora, llena de trampas
3
Poesa? Nigel? Segu ley endo con avidez. Nigel, el poeta. Pareca un chiste. Sin
embargo, mi hermano estaba lleno de contradicciones y era casi tan prudente
como y o; descubr que detrs de su apariencia hosca se escondan algunas
sorpresas.
La primera de ellas fue que le gustaban los haikus, esos pequeos poemas sin
rima aparentemente sencillos de tan slo diecisiete slabas. Como mucho habra
esperado que Nigel escribiera versos sensibleros y altisonantes, sonetos de
espantoso ritmo, horribles poemas de versos libres
La segunda sorpresa fue enterarme de que estaba enamorado, desesperada
y apasionadamente enamorado. Era algo que duraba desde haca meses, en
realidad, desde que se haba comprado el telescopio, un pasatiempo que le
proporcionaba la excusa perfecta para entrar y salir de casa cuando le viniera en
gana.
Eso, por s solo, y a resultaba bastante divertido. Nunca hubiera pensado que
Nigel fuera un romntico. Sin embargo, la tercera sorpresa fue la may or de
todas Acab de un plumazo con mi regocijo y consigui que mi corazn
empezara a latir muy deprisa, presa del miedo.
Volv a repasar de nuevo el cuaderno, con los dedos repentinamente fros y
entumecidos; not un sabor qumico y a algodn en la boca. Evidentemente,
siempre haba sabido que el hecho de ser descubierto en posesin del cuaderno
de Nigel poda tener serias consecuencias. Sin embargo, mientras segua ley endo
comprend el enorme riesgo que corra. Porque aquellas pginas eran mucho
ms comprometedoras que una simple recopilacin de poemas y garabatos. Y si
Nigel sospechaba que era y o quien se lo haba robado, recibira algo ms que una
paliza. Si alguien se enteraba alguna vez de lo que y o haba descubierto
Mi hermano me matara.
4
Supongo que se habra podido decir que era atractiva. No era mi tipo en absoluto,
por supuesto, pero Nigel siempre haba sido retorcido, y el chico que haba
pasado toda su infancia tratando de escapar de una mujer may or cay de cuatro
patas en las garras de otra. Se llamaba Tricia Goldblum y mam haba trabajado
para ella. Era una mujer elegante de cincuenta y pocos aos, una rubia glacial
que tena un aire de indefensin que la haca irresistible. Como suele decirse,
sobre gustos no hay nada escrito, verdad? Adems, supongo que se sentira
halagada. La seora Azul Elctrico se haba divorciado de su marido y estaba
libre para satisfacer su inclinacin por los chicos jvenes y guapos.
Os suena? Siempre recomiendan que escribas sobre lo que conoces, y la
ficcin es una torre de cristal construida a partir de un milln de pequeas
verdades, de granos de arena cristalizados para forjar una nica y
resplandeciente mentira
Nunca lleg a conocerla cuando mam trabajaba para ella, aunque tal vez
coincidiera con ella en una o dos ocasiones en un caf o en alguna tienda de la
ciudad. Sin embargo, nunca tuvo ningn motivo para hablar con ella o para
comprenderla como y o lo hice. Y en cuanto a ese da en el mercado, ese da que
y o recordaba tan bien
Por lo que y o s, Nigel no se acordaba de nada. Puede que sa fuera la razn
de que la eligiera La seora Robinson de Malbry, cuy a furtiva coleccin de
hombres jvenes empaa su reputacin, tindola no de azul sino de escarlata a
los ojos de gente como Catherine White, Eleanor Vine y la ms sentenciosa de
todas esas mujeres, Gloria Green.
Por aquel entonces, a Nigel eso le daba igual. Nigel se haba enamorado. No
obstante, la seora Goldblum valoraba la discrecin. Al principio, mantuvieron en
secreto su relacin, y era ella quien impona las reglas. De todas formas, el diario
de Nigel bastaba para que y o me enterara de todo: lo ingeniosa que haba sido
ella para atraparle; incluso su aficin a los juguetes sexuales estaba all, entre
haikus y mapas celestes.
Evidentemente, mi primer impulso fue el de contrselo a mi madre, que
odiaba a la seora Goldblum desde que nos haba dejado tirados. Sin embargo,
entonces me convenc de que Nigel me matara. Conoca su temperamento y
supuse que, si estaba enamorado, Nigel, igual que en una guerra, sera capaz de
cualquier cosa.
As pues, decid mantener oculto mi descubrimiento hasta que me fuera til.
Nunca se lo cont a mi madre y nunca lo mencion a nadie, ni siquiera
indirectamente. Guard el secreto para m, como si fuera un fajo de billetes
robados que nunca podra gastar sin incriminarme.
Pero de momento vamos a dejar ese asunto; y a nos ocuparemos de ello en su
momento. Basta con decir que, a medida que fue pasando el tiempo, el cuaderno
Moleskine dej clara su utilidad. Y entonces me di cuenta de lo fcil que sera,
con la ay uda de los accesorios adecuados, tender una trampa que, esperaba, me
hiciera libre
5
Cuando Nigel sali de la crcel esper que, ahora que volva a estar libre, lo
intentara de nuevo, que rehiciera su vida para poder hacer todas esas cosas que
siempre haba planeado, que aprovechara la oportunidad que se le haba
presentado y se fuera. Sin embargo, Nigel era imprevisible; era ms retorcido de
lo normal y buscaba exactamente lo contrario de lo que uno esperaba. Algo
haba cambiado en mi hermano. No se trataba de algo que pudiera cuantificarse,
pero y o era capaz de verlo. Igual que un barco en el mar de los Sargazos, estaba
encallado, enredado consigo mismo, consumido por esa planta carnvora que era
Malbry y por mam.
Oh, por supuesto! Mam. A pesar de todo, volvi, no a casa, aunque s a
Malbry. Al lado de mam. La verdad es que no tena nada. Sus amigos se haban
ido y todo cuanto le quedaba era su familia.
Por aquel entonces, mi hermano tena veinticinco aos. No tena dinero, ni
planes ni trabajo. Estaba medicndose para recuperar la estabilidad, aunque mi
hermano no era precisamente estable. Adems, me culpaba de lo que le haba
ocurrido me culpaba injusta pero obstinadamente, a pesar de que incluso un
loco como Nigel debera haber sido capaz de ver que no era culpa ma que
hubiese cometido un asesinato
Evidentemente, todo esto no ocurri de golpe. Sin embargo, y o jams le
haba cado bien a Nigel, y ahora menos que nunca. Supongo que tendra una
buena razn. A sus ojos, deba de parecerle un triunfador. En aquella poca y o
estaba estudiando o eso era lo que l crea en la Escuela Politcnica de
Malbry, aunque un ao antes la haban ascendido a la categora de universidad,
para satisfaccin de mi madre. An segua teniendo dinero gracias a mi trabajo a
tiempo parcial en la tienda de material elctrico, porque mientras estudiaba,
mam dejaba que me quedara con todo el sueldo. El caso Emily White haba
llegado a su fin, y mam y y o seguimos con nuestras vidas.
A simple vista, Nigel no haba cambiado demasiado. Llevaba el pelo ms
largo y a veces pareca grasiento. Se haba hecho un tatuaje nuevo en el brazo:
un carcter chino, el smbolo del valor, en negro. Estaba ms delgado y pareca
ms bajo, como si una parte de su cuerpo se hubiera gastado, como la punta de
una goma de borrar. Sin embargo, segua vistiendo siempre de negro y le seguan
gustando las mujeres, como siempre, aunque, por lo que s, nunca sala con la
misma ms de dos semanas, como si quisiera controlarse, como si en cierto
modo le diera miedo que la rabia que le haba llevado a matar a un hombre
pudiera volver a cebarse algn da en otra persona.
Al principio no tena ningn contacto con mam. No era de sorprender,
teniendo en cuenta lo que haba hecho. Se instal en un apartamento de la ciudad,
encontr un trabajo y durante los aos siguientes vivi solo Seguramente no
era feliz, aunque s era libre.
Y entonces, no s cmo, ella volvi a pescarle. Esa libertad haba sido tan slo
una ilusin. Un da llegu a casa y le encontr all, sentado en el saln, con
mam; pareca un muerto, y eso, junto con esa ligera schadenfreude, me hizo
sentir invadido por una sensacin de fatalidad.
Nadie puede escapar a la planta carnvora. Ni Nigel, ni y o ni nadie.
En realidad, no fue un verdadero acercamiento, pero durante los siguientes
dieciocho aos, ms o menos, vimos a Nigel tres o cuatro veces al ao: por
Navidad, por el aniversario de mam, por Semana Santa y por mi cumpleaos
Cuando vena, se sentaba en el saln, siempre en el mismo sitio, y se quedaba
mirando fijamente los perros de porcelana Evidentemente, ella haba hecho
arreglar la figurita de Mal y ahora haba otra muy parecida, un cachorro
durmiendo.
Cada vez que Nigel vena a vernos se quedaba mirando fijamente esos
malditos perros de porcelana y se tomaba un t en las tazas que mam sacaba
para las visitas, mientras ella le contaba lo mucho que haba recaudado la iglesia
ese ao y que haba que podar el seto. El domingo por la noche, cada dos
semanas, llamaba a las ocho y media en punto (la hora en que terminaban los
culebrones que vea mam) y hablaba con ella; el resto del tiempo, trataba de
dar sentido a lo que quedaba de su vida con terapias y Prozac, trabajando durante
el da y pasando las noches en su apartamento, contemplando las estrellas, que
cada vez parecan ms remotas, o bien recorriendo las calles en su Toy ota negro,
esperando encontrar a alguien, esperando algo
Y entonces apareci Albertine. Ella nunca debera haber estado all,
evidentemente. Ella no tena nada que ver con ese nuevo caf de extrao
nombre, el Pink Zebra, con su olor gaseoso y soporfero y sus colores de escuela
primaria. Y, evidentemente, tampoco tena nada que ver con Nigel, que por
entonces y a no debera haber estado all, aunque ella impidi su huida.
Tal vez deb pararlo todo en aquel momento. Yo saba que ella era peligrosa.
Sin embargo, Nigel y a se la haba llevado a su casa, como quien rescata del fro
a un gato callejero. Nigel dijo que estaba enamorado. Huelga decir que tuvo que
desaparecer
A pesar de que pareca un accidente, todos sabemos que no lo fue. Yo lo
engull, del mismo modo que haba engullido a Mal y a todos mis hermanos. Los
engull como si fueran el complejo vitamnico Uno, dos, tres, y ya no estaban!
Puede que el sabor sea amargo, pero la victoria es ms dulce que una rosa de
verano
6
Escribe un comentario:
Capitanmataconejos: Ha vuelto!!!
Toxic69: Ests fatal!
chrysalisbaby: bien, bien.
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Albertine? Eres t?
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Albertine?
7
l afirma que es tan slo un relato de ficcin, que nunca ha matado a nadie. Y,
aun as, ah estn sus confesiones ficticias. Demasiado ntimas para ser falsas y
demasiado horribles para ser reales; la otra cara del da de San Valentn, tarjetas
de muerte.
Slo es un relato de ficcin, verdad? Cmo podra ser otra cosa? Esta vida
virtual es muy segura, est a salvo de la realidad. Todos esos amigos virtuales
tambin estn a salvo, protegidos detrs de su pantalla y la alfombrilla del ratn.
Nadie espera encontrar la verdad en esos mundos que nos construimos. Nadie
espera sentir nada a travs de un cristal.
Sin embargo, chicodeojosazules consigue dar forma a la verdad para servir a
sus intenciones. Y con la gente hace lo mismo: les da cuerda como si fueran un
juguete para que se estrellen contra
Una pared? Camiones articulados en una calle con mucho trfico?
Por eso lo mat, amigo lector. Qu palabras ms peligrosas! Qu se supone
que debo hacer con ellas? De verdad cree lo que me dice o slo est tratando de
volverme loca? Nigel tena un Toy ota negro. Y s cmo conduca y que les tena
miedo a las avispas; saba cules eran sus canciones favoritas y que tena un
reproductor de CD debajo del salpicadero. Sin embargo, lo que ms recuerdo es
lo preocupado que le dej esa carta y que sali corriendo para ir a casa de su
madre para hablar con su hermano y
Chicodeojosazules haba estado intentando localizarme durante todo el da. En
mi bandeja de entrada tengo cinco correos electrnicos suy os sin abrir. Me
pregunto qu quiere de m. Una confesin? Una mentira? Una declaracin de
amor?
Bueno, pues esta vez no voy a reaccionar, porque eso es lo que l quiere. Una
conversacin. Ya ha jugado a este juego en muchas ocasiones. l reconoce que
es un manipulador. He visto lo que ha hecho con Chry ssie y con Claire. Le gusta
torturarlas psicolgicamente, obligarlas a hablar. Aun as, Chry ssie est
enamorada de l, Claire piensa que puede curarle, Cap quiere ser l, y en cuanto
a m
Qu quieres de m, chicodeojosazules? Qu clase de reaccin esperas?
Enfado? Desdn? Confusin? Angustia? O puede que sea algo ms que eso,
una especie de declaracin por tu parte? Podra ser que, despus de contemplar
el mundo a travs de una pantalla desde hace tanto tiempo, deseas
desesperadamente que por fin te vean?
El Zebra cierra a las diez. Siempre soy la ltima en salir. Lo he encontrado fuera,
esperndome, bajo los rboles.
Te acompao hasta tu casa? pregunt chicodeojosazules.
Yo lo ignor, pero l me sigui. Poda or sus pasos detrs de m, igual que en
otras tantas ocasiones.
Lo siento, Albertine dijo. Est claro que no debera de haber colgado
ese relato. Pero como no contestabas a mis correos electrnicos
Me da igual lo que escribas repuse.
sa es la idea, Albertine.
Caminamos en silencio durante un rato.
Te he contado alguna vez que colecciono orqudeas?
No.
Algn da me gustara ensertelas. La Zygopetalum tiene una fragancia
muy especial; su olor puede impregnar toda una habitacin. Tal vez podra
regalarte una, a modo de disculpa
Me encog de hombros.
Las plantas que tengo en casa nunca sobreviven.
Y tus amigos tampoco respondi l.
La muerte de Nigel fue un accidente.
Por supuesto que fue un accidente. Igual que la muerte del doctor Peacock
y la de Eleanor Vine
Not que mi corazn daba un enfermizo vuelco.
No lo sabas? l pareca sorprendido. Eleanor falleci la otra noche.
Falleci. Qu palabra ms rara! Ahora y a es un fiambre. La pobre Terri debe
de estar destrozada.
Seguimos caminando en silencio y cruzamos el semforo de Mill Road,
escuchando a los rboles mientras cobraban vida gracias al viento. Este ao no ha
nevado; en realidad, el clima es extraamente templado y el aire es pesado,
como si se aproximara una tormenta. Pasamos junto al jardn de infancia, que
estaba en silencio, y luego frente a la panadera, cerrada, y el puesto de comidas,
con su olor a ajo frito, ame y chile.
Al final nos detuvimos ante a la puerta del jardn. Fue un momento casi
amistoso: vctima y depredador frente a frente, lo bastante cerca el uno del otro
para poder tocarse.
An puedes hacerlo? dije, finalmente. Ya sabes eso, eso que
haces.
l solt una breve y aguda carcajada.
No se trata de una facultad que acabes perdiendo contest. En
realidad, cada vez me resulta ms fcil.
Como el asesinato dije.
l volvi a rerse.
Busqu el pestillo de la puerta. A mi alrededor, el aire, pesado, ola a tierra
mojada y a hojas podridas. Me esforc para mantener la calma, pero sent que
me escabulla, convirtindome en otra persona, como hago siempre que l me
mira.
No piensas invitarme a entrar? Muy prudente. La gente podra murmurar.
Tal vez en otra ocasin dije.
Cuando quieras, Albertine.
Mientras nos dirigamos hacia la entrada de la casa not que me estaba
observando; sent sus ojos fijos en la nuca cuando estaba buscando las llaves.
Cuando me observan, siempre lo percibo. La gente se delata. Estaba demasiado
callado, demasiado quieto para estar haciendo algo ms que mirar fijamente.
S que ests ah dije, sin darme la vuelta.
Chicodeojosazules no dijo nada.
Estuve tentada de invitarle a entrar, aunque slo fuera para comprobar su
reaccin. l piensa que le tengo miedo, aunque, en realidad, es l quien me teme
a m. Es como un chiquillo jugando con una avispa atrapada en un bote: est
fascinando, aunque tiene mucho miedo de que en un momento dado el insecto se
escape y decida vengarse. Cuesta creer que algo tan pequeo provoque tanta
angustia, no? Y, aun as, a Nigel tambin le daban miedo las avispas. Pensaris
que es extrao que algo tan diminuto pueda causarle pnico a un hombre: un
bicho peludo, un zumbido de alas armado tan slo con un aguijn que provoca un
poco de escozor.
T crees que no veo cmo ests jugando conmigo. Bueno, pues puede que s
lo vea, y ms de lo que crees. Veo el odio que te tienes a ti mismo y tu miedo. Y,
sobre todo, veo lo que deseas en lo ms secreto y profundo de tu corazn. Sin
embargo, lo que deseas y lo que necesitas no son necesariamente lo mismo. El
deseo y la compulsin son dos cosas muy distintas.
S que sigues ah fuera, observndome. Casi puedo or tu corazn: s que
ahora mismo late muy deprisa, como el de un animal que ha cado en una
trampa. En fin, s lo que es eso. Tener que fingir que soy otra persona, vivir a
todas horas sintiendo miedo al pasado. He vivido as durante ms de veinte aos,
deseando que me dejaran en paz
No obstante, ahora estoy lista para asomarme al mundo. Algo est a punto de
surgir por fin de esta crislida disecada De modo que, si eres tan culpable
como dices ser, ser mejor que salgas huy endo mientras an ests a tiempo.
Huy e como la rata indefensa que eres. Huy e tan deprisa y tan lejos como
puedas
Huy e para salvar tu vida, chicodeojosazules.
8
Ya os lo dije. Nada termina del todo. Y tampoco hay nada que empiece de
verdad, salvo en esos cuentos que comienzan diciendo rase una vez, hace
mucho, mucho, mucho tiempo , y en los que, en flagrante lucha con la
condicin humana, sus protagonistas viven felices para siempre. Mis gustos son
bastante ms discretos. Yo me conformo con sobrevivir a mi madre. Ah, y con la
posibilidad de hacer aicos todos esos perros. Eso es lo que siempre he querido.
Los dems mis hermanos, los White, incluso el doctor Peacock no son ms
que la guinda del pastel, un pastel cuy a fecha de caducidad ha expirado hace
tiempo y cuy o sabor es amargo bajo su capa de azcar glaseado.
Sin embargo, antes de esperar que me sea concedido el perdn, debo
confesar. Despus de todo, puede que se sea el motivo de que est aqu. Esta
pantalla, igual que la de un confesionario, sirve para un doble propsito. Y s, soy
consciente de que el error fatal de la may ora de nuestros malos de ficcin es ese
deseo generalizado de confesar, de pavonearse, de revelar al hroe su plan
magistral slo para que ste resulte finalmente frustrado
sa es la razn de que en este caso el acceso no sea pblico. Al menos por
ahora. Todos estos textos restringidos slo son accesibles mediante una
contrasea. Aunque puede que ms adelante, cuando todo hay a terminado y y o
est sentado en alguna play a remota, bebiendo un mai tai y mirando chicas
guapas, te enve esa contrasea. Te revelar la verdad. Tal vez te lo deba,
Albertine. Y puede que algn da me perdones todo lo que te he hecho. Lo ms
probable es que no lo hagas, pero no pasa nada. He vivido con el sentimiento de
culpa durante mucho tiempo. Un poco ms no me matar.
Todo empez a venirse realmente abajo el verano que sigui a la muerte de
mi hermano. Fue un verano largo y tempestuoso, lleno de liblulas y con muchas
tormentas elctricas. Yo tena slo diecisiete aos; me faltaba un mes para
cumplir los dieciocho, y el peso que supona la atencin de mi madre era como
una permanente nube de tormenta sobre mi vida. Siempre haba sido muy
exigente, pero ahora que mis hermanos no estaban, era crtica hasta la
extenuacin con todo cuanto y o haca. Soaba con escaparme, como haba
hecho pap
Mam estaba atravesando una mala racha. El asunto de Nigel la haba
afectado. A simple vista era imperceptible, pero y o viva con ella y saba que
Gloria Green no estaba bien. Al principio fue como un letargo. Se quedaba
mirando al vaco durante horas y horas, mientras se coma un paquete de galletas
entero; hablaba con gente que no estaba all o dorma durante tardes enteras antes
de acostarse sobre las ocho o las nueve
Maureen Pike me dijo que, en algunas ocasiones, el dolor provoca ese estado.
Evidentemente, Maureen estaba en su elemento. Iba a vernos todos los das, y
vena cargada de tartas caseras y consejos. Eleonor tambin ofreci su apoy o y
recomend hierba de San Juan y un grupo de terapia. Adle contaba chismorreos
y recurra a los tpicos: El tiempo lo cura todo; la vida contina.
Eso dselo a los pacientes del pabelln de oncologa
Entonces, a medida que el verano iba languideciendo, mam entr en otra
fase. El letargo dio lugar a una actividad casi frentica. Maureen tena una
explicacin para el fenmeno: dijo que se llamaba desplazamiento, y lo
consider un paso necesario en el proceso de recuperacin. En aquella poca, la
hija de Maureen estaba estudiando Psicologa, y ella se consagraba al mundo del
psicoanlisis con la misma presuncin con la que se dedicaba a las celebraciones
de la parroquia, a las fiestas infantiles, a las colectas para los ancianos, a su club
de lectura, a su trabajo en el caf y a ahuy entar a los pedfilos de Malbry.
En cualquier caso, ese mes mam estaba ocupada: trabajaba cinco das en el
puesto del mercado, cocinaba, limpiaba, haca planes, contaba el tiempo con la
impaciencia de una maestra de escuela y, por supuesto, me controlaba a m.
Hasta ese momento haba disfrutado de la tranquilidad. Durante casi un mes,
anulada por el dolor, mam apenas se haba fijado en m. Sin embargo, ahora lo
estaba compensando con creces: cuestionaba cada uno de mis movimientos, me
preparaba el complejo vitamnico dos veces al da y se preocupaba por todo. Si
y o tena tos, pensaba que estaba a las puertas de la muerte. Si llegaba tarde, era
porque me haban asesinado o atracado. Y cuando no se angustiaba por todo lo
que podra haberme sucedido, era muy estricta con respecto a lo que y o poda
hacer Pensaba que me haba metido en los y que me perdera por culpa del
alcohol, las drogas o una chica
Sin embargo, chicodeojosazules no tena escapatoria. Haban transcurrido tres
meses desde que mi madre me haba golpeado con el plato de comida, y despus
de que Nigel le haba fallado, su obsesin por el xito haba alcanzado unas
proporciones monstruosas. Evidentemente, y o no me haba presentado a los
exmenes, pero una splica de mam (esgrimiendo la compasin como motivo)
haba conseguido una revisin de mi caso. Ella crea que deba de continuar mis
estudios en la Universidad de Malbry. Lo haba planificado todo por m: un ao
para volver a presentarme a los exmenes y despus podra empezar de cero,
me dijo. Siempre haba soado que uno de sus hijos se dedicara a la medicina.
Yo era su nica esperanza, deca, y con un olmpico desprecio por lo que y o
quera por mis capacidades, empez a perfilar mi futura carrera.
Al principio trat de discutir con ella. No sacaba buenas notas y, adems, no
estaba hecho para la medicina. Mam se entristeci, pero se lo tom bien o eso
es lo que mi inocencia me hizo creer. Yo esperaba como mnimo que le diera un
arrebato, uno de sus ataques violentos, pero, en cambio, lo que recib fue una
semana de redoblado cario y de abundantes comidas caseras siempre mis
platos favoritos, que ella dejaba en la mesa con el virtuoso aire de un sufrido
ngel de la guarda.
Poco despus me puse muy enfermo: tena unos retortijones insoportables y
la fiebre me dej postrado. Incluso el mero hecho de sentarme en la cama me
provocaba un dolor muy agudo y vmitos, y ponerme en pie y y a no
hablemos de andar me resultaba totalmente imposible. Mam me cuid con
una ternura que me habra parecido sospechosa si no me hubiese encontrado tan
mal. Luego, despus de casi una semana, de repente, volvi a ser la de siempre.
Yo me encontraba un poco mejor. Haba perdido varios kilos; estaba dbil,
pero por fin se haba ido el dolor y poda comer algo en pequeas cantidades: un
bol de sopa de fideos, un poco de pan, una cucharada de arroz, una tostada con
y ema de huevo
Supongo que mam deba de estar preocupada; ella no era mdica, no tena
ni idea de las dosis y mi violenta reaccin tuvo que alarmarla. Unas noches antes
me haba despertado de repente, casi delirando, y la o hablando sola, discutiendo
airadamente con alguien que no estaba all:
Se lo merece. Tiene que aprender.
Lo est pasando muy mal; est enfermo.
Sobrevivir. Adems, debera haberme hecho caso
Qu haba puesto en aquellas deliciosas comidas? Cristales? Matarratas?
Fuera lo que fuese, el efecto haba sido muy rpido. El da que pude sentarme en
la cama e incluso levantarme, mam entr en mi habitacin, pero no con una
bandeja, sino con una solicitud, una solicitud de la Universidad de Malbry que
y a haba rellenado por m.
Espero que hay as tenido tiempo para reflexionar dijo, con una voz
sospechosamente alegre mientras has estado en la cama todo el da, mientras
que dejabas que cuidara de ti. Espero que hay as tenido tiempo para pensar en
todo lo que he hecho por ti, en todo lo que me debes
Ahora no, por favor. Me duele la barriga
No, no es verdad dijo ella. Dentro de un par de das estars como
nuevo y arrasars con toda la comida que tengo en casa como lo que eres, un
bastardo desagradecido. Y ahora echa un vistazo a estos formularios. Su
expresin, que haba empezado a ensombrecerse, adquiri de nuevo una
implacable jovialidad. He estado viendo esos cursos otra vez, y creo que t
deberas hacer lo mismo.
Me qued mirndola. Me sonrea. Sent una punzada de culpabilidad en mi
estmago por dejar que la idea cruzara por mi mente
Qu me ha pasado? pregunt.
Pens que parpadeara.
A qu te refieres?
Crees que fue algo que com? prosegu. T no has estado enferma,
verdad, mam?
No puedo permitirme el lujo de caer enferma repuso. He tenido que
cuidar de ti, no? Entonces se acerc y me mir fijamente con sus ojos de
color caf. Creo que deberas levantarte dijo, entregndome los papeles.
Tienes mucho que hacer.
Esta vez fui ms listo y no protest. Sin decir ni una palabra, me matricul en
tres asignaturas sobre las que no tena ni idea, pues saba que ms adelante podra
cambiarlas por otras. Para entonces y a era un mentiroso consumado: en vez de
estudiar en esas asignaturas y arriesgarme a que mi madre me descubriera
cuando las suspendiera, esper hasta que empez el trimestre y cambi las
materias sin que ella lo supiera por otras ms adecuadas para mis aptitudes, y
luego encontr un trabajo a tiempo parcial en una tienda de material elctrico a
unos cuantos kilmetros de casa, dejando que mi madre crey era que estaba
estudiando.
Despus de eso, slo tena que falsificar los certificados algo muy fcil con
un ordenador y luego introducirme en los archivos del Examiner de Malbry y
aadir un nombre el mo a la lista que iba a publicarse.
Lo primero que ocurri despus de eso fue que Emily fue puesta bajo vigilancia.
Dijeron que era slo como precaucin, para garantizar su seguridad. Su
renuencia a incriminar al doctor Peacock se consider como una prueba de
abusos prolongados ms que simple inocencia, y la rabia y el desconcierto de
Catherine al enfrentarse a las acusaciones se interpret como otra prueba ms de
una suerte de conspiracin. Estaba claro que algo haba pasado. En el mejor de
los casos, un fraude de lo ms cnico, y en el peor, un complot a gran escala.
Y entonces vino el testimonio de un servidor. Dije que todo haba empezado
de un modo inofensivo. El doctor Peacock haba sido muy amable: clases
particulares, dinero en metlico de vez en cuando, as fue como nos enganch.
Y as fue como estableci contacto con Catherine White, una mujer con un
historial depresivo, ambiciosa y a la que era fcil halagar, ansiosa por creer que
su hija era especial hasta el punto de no ser capaz de ver la verdad.
Evidentemente, los libros de la biblioteca del doctor Peacock ay udaron
mucho a respaldar mi declaracin: biografas de los ms famosos sinestetas de la
literatura, Nabokov, Rimbaud, Baudelaire, De Quincey , drogadictos confesos,
homosexuales, pedfilos, hombres cuy a bsqueda de lo sublime estuvo por
encima de la mezquina moral de su poca. Aunque las pruebas no eran
directamente incriminatorias, la Polica no es experta en el mundo de las artes, y
el material recopilado por el doctor Peacock bast para convencerlos de que era
su hombre: fotografas de los alumnos de St. Oswald tomadas mientras l era el
director del centro; volmenes de historia del arte griego y romano; grabados de
estatuas de jvenes desnudos; una primera edicin de El libro amarillo, de
Beardsley ; una coleccin de lolitas de Ovenden; un dibujo a lpiz de un joven
desnudo (atribuido a Caravaggio); una edicin lujosamente ilustrada de El jardn
perfumado, y libros de poesa ertica de Verlaine, Swinburne, Rimbaud y el
marqus de Sade
Usted enseaba todo ese material a un nio de siete aos?
El doctor Peacock trat de explicarlo. Aquello formaba parte de la educacin
del muchacho, dijo, y a Benjamin le interesaba; quera saber quin era l
Y quin era, segn usted?
Una vez ms, el doctor Peacock se esforz para que su pblico lo
comprendiera. No obstante, mientras el Chico x estaba fascinado por el estudio
de los sinestetas, la msica y las migraas y los orgasmos que se manifestaban
en estelas de colores, la Polica pareca estar mucho ms interesada en averiguar
de qu hablaban l y el doctor durante esas clases particulares. Queran saber si,
en alguna ocasin, el doctor haba intentado tocar a Benjamin, si le haba
suministrado drogas y si haba pasado ratos a solas con l o con sus hermanos.
Y cuando por fin el doctor Peacock se vino abajo y dio rienda suelta a su
rabia y su frustracin, los agentes de Polica intercambiaron sendas miradas y
dijeron: Tiene usted muy mal genio. Peg al chico alguna vez? Le dio una
bofetada o le ri?
Medio aturdido, el doctor neg con la cabeza.
Y qu me dice de esa chiquilla? Debi de resultarle frustrante trabajar con
una nia tan pequea, sobre todo porque estaba acostumbrado a dar clases a
chicos. Se mostr poco dispuesta a colaborar en alguna ocasin?
No, nunca repuso el doctor Peacock. Emily es una nia muy dulce.
vida por complacer?
l asinti con la cabeza.
Lo bastante vida como para fingir un resultado?
El doctor lo neg con vehemencia. Sin embargo, el mal y a estaba hecho. Yo
haba pintado un cuadro ms que plausible, y si Emily no pudo confirmar mi
historia fue simplemente porque era muy pequea, estaba confusa y se negaba a
admitir que la haban utilizado
Intentaron que no llegara a odos de la prensa y tambin trataron de capear el
temporal. La oleada de rumores empez cuando se estren la pelcula. A finales
de ao, Emily White era una noticia de inters nacional, y luego, de repente,
acab siendo tristemente clebre.
Los titulares de los peridicos arremetieron con fuerza. El Mail: un insultante
caso extrasensorial. El Sun: miren cmo juega emily ! Y, el mejor de todos, en
el Mirror: emily , un fraude?
Cuando Jeffrey Stuarts, el periodista que haba seguido de cerca el caso de
Emily viviendo con la familia, asistiendo a las clases en la mansin,
contestando a los escpticos con el entusiasmo de un fantico vio lo que se
avecinaba, cambi de rumbo y reescribi apresuradamente su libro, que iba a
titularse El experimento Emily, para incluir en l no slo los rumores sobre la
moral que imperaba en la mansin, sino insinuaciones mucho ms fuertes sobre
la oscura verdad que se esconda detrs del fenmeno Emily.
Una madre dura y ambiciosa; un padre dbil y sin carcter; una influy ente
amiga aficionada a la New Age; la nia, una vctima entrenada para interpretar
un papel; un anciano depredador, consumido por sus obsesiones Y, por
supuesto, el Chico x, redimido por todo lo que haba tenido que soportar y que
estaba metido en todo hasta el cuello. Una vctima ingenua. Un inocente. Una vez
ms, el chico de los ojos azules.
Evidentemente, el caso nunca lleg a los tribunales. Ni siquiera a un juzgado
de primera instancia. Mientras an le estaban investigando, el doctor Peacock
sufri un ataque al corazn que le oblig a ingresar en la Unidad de Cuidados
Intensivos. El caso qued aplazado indefinidamente.
Sin embargo, bast con un leve olor a humo para convencer a la gente. Los
juicios de la prensa son rpidos y seguros. Al cabo de tres meses, todo haba
llegado a su fin. El experimento Emily se coloc en primer lugar en la lista de los
libros ms vendidos. Patrick y Catherine White decidieron separarse durante un
tiempo. Los inversores retiraron su dinero y las galeras dejaron de exhibir la
obra de Emily. Feather se mud a casa de Catherine y Patrick se instal en un
motel de las afueras de Malbry.
l dijo que no se trataba de algo definitivo, que slo necesitaban un poco de
espacio. En la puerta de la mansin se mont guardia las veinticuatro horas del
da, por si haba actos de vandalismo. La prensa acos a Catherine. Un montn de
fotgrafos rode la casa, tomando instantneas de todo aquel que cruzaba la
entrada.
En la puerta principal aparecieron algunas pintadas y llegaron un montn de
cartas envenenadas. El peridico Noticias del Mundo public una foto de
Catherine en la que lloraba, junto a un artculo (confirmado por Feather, a quien
pagaron quinientas libras) segn el cual haba sufrido un colapso nervioso.
Por Navidad, las cosas no haban mejorado demasiado, aunque dejaron que
Emily pasara el da en casa. La nia haba pasado a disposicin de los Servicios
Sociales; al no detectar ninguna seal de abusos, la interrogaron delicada pero
implacablemente hasta que, finalmente, ella misma empez a preguntarse si no
estara tambin perdiendo la razn.
Intenta recordar, Emily.
Conozco esa tcnica. La conozco muy bien. El arma tambin es la
amabilidad, uno de esos palos acolchados que aparecen en los dibujos animados
y que aporrean la memoria, y lo convierten todo en algodn de azcar.
No pasa nada; no es culpa tuya.
T slo cuntanos la verdad, Emily.
Imaginaos lo que debi de ser para ella. Todo iba mal. El doctor Peacock
estaba siendo investigado; sus padres se haban separado de un da para otro; la
gente segua haciendo preguntas, y, a pesar de que decan que no era culpa suy a,
ella no poda dejar de pensar que, en cierto modo, s lo era. Aquella pequea
mentirijilla se haba convertido en una avalancha
Escucha los colores.
Ella quera decirles que todo haba sido un error, pero, evidentemente, y a era
demasiado tarde para eso. Ellos queran una demostracin: un ejemplo de su don,
lejos de la influencia del doctor Peacock o de su madre, una manifestacin que
confirmara o refutara de una vez por todas la afirmacin de que era un fraude,
un ttere en su juego de engao y codicia.
Y entonces, en enero, por la maana, un da que haba nevado en
Mnchester, Emily fue encerrada con sus pinceles y un caballete en un estudio
de grabacin, rodeada de cmaras, bajo unos focos muy potentes y con la
Sinfona fantstica sonando a travs de los altavoces. Y justo en ese momento se
produce el milagro y Emily escucha los colores
Es, con diferencia, su cuadro ms famoso: Sinfona fantstica en veinticuatro
colores contradictorios recuerda a la obra de Jackson Pollock y un poco a
Mondrian, con esa enorme sombra gris en un extremo que busca la luz de la tela,
como la mano de la Muerte en un campo de flores
Al menos eso es lo que dice Jeffrey Stuarts en la continuacin de su
superventas, El enigma Emily. Ese libro tambin alcanz el nmero uno de los
ms vendidos, aunque era tan slo una repeticin del precedente, con un eplogo
que inclua lo ocurrido tras su publicacin. Despus de eso, evidentemente, los
expertos siguieron la historia; los profesionales de todos los sectores implicados,
desde el arte hasta la psicologa infantil, se peleaban por demostrar sus
contradictorias teoras.
Cada sector tena sus partidarios, y a fueran cnicos o defensores. Los
psiclogos infantiles consideraban la obra de Emily como una expresin
simblica de sus miedos; los que crean en los fenmenos paranormales opinaban
que era un heraldo de la muerte; los expertos en arte interpretaban los cambios
de estilo como una confirmacin de lo que muchos y a haban sospechado en
secreto: que la sinestesia de Emily haba sido un fraude desde un principio y que
Catherine White, y no Emily, era la influencia creativa que se esconda detrs de
obras como Nocturno en ocre violeta y Sonata de luz de luna estrellada.
Sin embargo, Sinfona fantstica es algo totalmente distinto. Pintada frente a
un pblico en un lienzo de un metro cuadrado, desbordaba energa, hasta el punto
de que incluso un zoquete como Jeffrey Stuarts fue capaz de captar su siniestra
presencia. En el caso de que el miedo tenga un color, sin duda es ste: unas
amenazadoras ristras de rojo, marrn y negro, revestidas de ocasionales y
violentas manchas de luz, y ese cuadrado azul grisceo que parece la trampilla
de una mazmorra
En mi opinin, huele como el muelle de Blackpool, como mi madre y como
el complejo vitamnico. Segn Emily, debi de suponer el primer paso a travs
de un espejo hacia un mundo en el que todo era demencial y no haba y a
ninguna certeza
Intentaron que Emily no supiera la verdad. Segn los expertos, lo hicieron por
compasin. Contarle la verdad siendo tan pequea, sobre todo en esas
circunstancias, podra haber sido muy traumtico. Sin embargo, nosotros nos
enteramos de ella a travs de radio macuto antes de que fuera del dominio
pblico: Catherine White estaba ingresada en el hospital despus de un frustrado
intento de suicidio. De repente, pareca que todos los periodistas del mundo se
hubieran presentado en Malbry, una aburrida ciudad del norte donde daba la
impresin de que ocurra todo y donde las nubes seguan agrupndose a la espera
de otra tormenta csmica
11
Espejos
1
Vale, podis llamarme Brendan. Estis contentos ahora? Decidme, creis ahora
que me conocis? Somos nosotros quien elegimos nuestro nombre y nuestra
identidad, de la misma manera que elegimos la vida que llevamos. Debo creer
eso, Albertine, porque la alternativa que esas cosas estn escritas cuando
nacemos, o incluso antes, in utero resulta demasiado atroz como para
contemplarla.
En una ocasin, alguien me dijo que el setenta por ciento de los elogios
recibidos a lo largo de toda una vida llegan antes de los cinco aos. A los cinco
aos de edad, casi todo engullir un bocado de comida, vestirse, dibujar algo
puede ser objeto de los ms generosos halagos. Evidentemente, llega un
momento en que eso se acaba. En mi caso fue cuando naci mi hermano
Benjamin, el que iba de azul.
Clair, tan aficionada a la chchara psicolgica, se refiere a veces a lo que ella
llama el efecto del halo invertido, esa tendencia que todos tenemos a asignar los
colores de la maldad en funcin de un nico error, como, por ejemplo, haber
engullido a un hermano o llenar un cubo con criaturas marinas y dejarlas morir
bajo un sol abrasador. Cuando naci Ben, mi halo se invirti, y a partir de ah
chicodeojosazules fue despojado de todos sus antiguos privilegios.
Yo lo vi venir. A los tres aos y a saba que aquel bulto azul que mam haba
trado a casa no me causara ms que desgracias. Lo primero fue su decisin de
asignar colores a sus tres hijos. Me doy cuenta de que fue ah donde empez
todo, aunque puede que entonces ella no se diera cuenta. Sin embargo, as fue
como me convert en Brendan Marrn el invisible, el que no era ni carne ni
pescado, eclipsado, por un lado, por Nigel Negro, y por el otro por Benjamin
Azul. A partir de ese momento, nadie reparaba en m, a menos, claro est, que
hiciera algo malo, en cuy o caso no tardaba en aparecer el trozo de cable
elctrico. Nadie crea que fuera lo bastante especial como para merecer su
atencin.
Aun as, me las arregl para cambiar todo eso. Reclam mi halo, al menos
a los ojos de mam. Y en cuanto a ti, Albertine, o ahora debo llamarte
Bethan?, siempre viste ms que el resto de la gente. T siempre me comprendiste
y nunca tuviste ni la ms mnima duda de que y o tambin era excepcional, que
debajo de mi sensibilidad lata el corazn de un futuro asesino. Y aun as
Todo el mundo sabe que no fue culpa ma. Yo nunca le puse una mano
encima. En realidad, ni siquiera estaba all. Estaba espiando a Emily. En todas
esas ocasiones en que la espiaba y la segua cuando entraba y sala de la
mansin, senta el abrazo de bienvenida del doctor Peacock, volaba con ella en su
pequeo columpio, senta la mano de su madre en la ma y la oa decir: Muy
bien, cario
Mi hermano nunca hizo ninguna de esas cosas. Puede que nunca tuviera la
necesidad de hacerlas. Ben estaba demasiado ocupado lamentando su suerte
como para interesarse por Emily. Era y o quien se preocupaba por ella, le sacaba
fotos desde el seto y comparta las sobras de su pequea y extraa vida.
Quizs fuera la razn por la que la amaba en aquella poca: porque le haba
arrebatado la vida a Benjamin, de la misma forma que l me haba arrebatado la
ma. El amor de mi madre, mi don, mi suerte: todo pas a manos de Benjamin,
como si y o slo lo hubiera tenido en fideicomiso hasta que llegara alguien mejor.
Ben, el chico de los ojos azules. El ladrn. Y qu hizo con la gran suerte que
tena? Pues la ech a perder, resentido porque apareci alguien mejor dotado que
l. Todo: su inteligencia, su plaza en el St. Oswald, su oportunidad de triunfar,
incluso el tiempo que pas en la mansin, todo tirado por la borda porque
Benjamin no se conform solamente con una racin del pastel, sino que quera la
pastelera entera. Bueno, eso es lo que le pareca a Brendan Marrn, a quien
nicamente le quedaban las migajas que poda robar del plato de su hermano
Ahora, sin embargo, el pastel es para m. El pastel y la pastelera. Como dira
Cap: T mandas, to
El asesinato que comet qued impune.
2
La gente lo llama seor Brendan Marrn. Demasiado torpe para tener talento;
demasiado torpe para llamar la atencin; demasiado torpe, incluso, para el
asesinato. Mierda marrn; asno marrn; plasta, gilipollas, bastardo marrn. Toda
su vida ha intentado estar ciego, ser un espectador que no toma partido,
observando a travs de los dedos enlazados mientras la accin se desarrolla sin su
presencia, estremecindose ante el ms leve golpe y la menor seal de violencia.
S, Brendan Marrn es sensible. Las pelculas de accin la asustan. No ve
documentales sobre animales salvajes, ni tampoco pelculas de terror, westerns o
escenas de peleas, y tampoco le gustan los videojuegos. Incluso siente compasin
por el malo. Los deportes tambin la incomodan, porque pueden producirse
choques y heridas. S ve, en cambio, programas de cocina, de jardinera y de
viajes, y porno; suea con lugares lejanos y siente el calor del sol en su rostro
Es muy sensible, dice su madre. Sus sentimientos son mucho ms fuertes que
los del resto de la gente.
Puede que s, piensa Brendan Marrn. Puede que sienta de otra forma.
Porque, por ejemplo, si ve a alguien que sufre, se siente tan incmodo que a
veces siente dolor fsico y llora, asustado y confundido, por las cosas que las
imgenes le hacen sentir
Su hermano, el que viste de azul, es consciente de todo eso, y le obliga a
presenciar sus experimentos con moscas, avispas y ratones, y le ensea fotos que
le hagan estremecerse. El doctor Peacock lo llama la sinestesia del espejo, y se
manifiesta, al menos en su caso, como una especie de sensibilidad patolgica en
la que, de algn modo, la parte ptica del cerebro refleja la fsica, por lo que es
capaz de experimentar lo que sienten los dems, y a sea un roce, un sabor o un
golpe, como si fuera l mismo quien lo recibiera.
Su hermano, el que viste de negro, lo desprecia y se burla de l por ser tan
dbil. Ahora lo ignora incluso su madre: es el hermano del medio, el callado,
atrapado entre Nigel, la oveja negra, y Benjamin, el chico de los ojos azules
Brendan odia a sus hermanos. Los odia por cmo le hacen sentir. Uno est
enfadado a todas horas, y el otro es engredo y vil. Brendan siente demasiado
lo mismo que ellos, le apetezca o no. Si algo les pica, l se rasca. Si sangran,
Brendan, obedientemente, sangra con ellos. A decir verdad, no es empata, sino
tan slo una respuesta mecnica a una serie de estmulos visuales. No le
importara si ambos murieran, siempre y cuando lo hicieran muy lejos, donde
l no pudiera verlos.
A veces, cuando est solo, lee. Despacio y en la intimidad; libros de viajes y
fotografa; poesa y obras de teatro, relatos breves, novelas y diccionarios. El
mundo impreso en los libros es distinto del que ve a su alrededor. En su cabeza, la
accin se despliega sin que su cuerpo se vea implicado en ella. Lee en el stano,
entrada y a la noche, a la luz de una bombilla desnuda; el stano que, a falta de
una habitacin, ha convertido a escondidas en un cuarto oscuro. All lee libros que
sus profesores no creeran que fuera capaz de entender; libros que si sus
compaeros de clase supieran que lee, le convertiran en el blanco de todos los
chistes y burlas.
Sin embargo, aqu, en su cuarto oscuro, se siente a salvo; no hay nadie que se
ra de l cuando seala las palabras con el dedo. No hay nadie que le llame
retrasado cuando lee las palabras en voz alta. No, ste es el refugio de Brendan.
Aqu puede hacer lo que le apetezca. Y a veces, cuando est solo, suea. Suea
que se viste con otro color aparte del marrn, que hay gente que se fija en l, que
muestra sus autnticos colores.
Sin embargo, se es el problema, no? Toda su vida ha sido Brendan Marrn,
condenado a ser torpe y estpido. De hecho, nunca ha sido estpido, aunque lo ha
sabido disimular muy bien. En la escuela, segua la ley del mnimo esfuerzo para
evitar el ridculo. Y en casa siempre fingi ser impasible y poco imaginativo.
Sabe que as est a salvo, ahora que Ben ha ocupado su lugar, que le ha robado el
cario de su madre, que le ha engullido, igual que l engull a Mal en un
desesperado esfuerzo por ejercer el dominio
Brendan Marrn piensa que no es justo. l tambin tiene los ojos azules y
tambin posee talentos especiales. Su timidez y su tartamudeo hacen que todo el
mundo d por sentado que tiene problemas para expresarse. Sin embargo, l sabe
que las palabras tienen un gran poder y quiere aprender a manejarlas. Adems,
es muy bueno con los ordenadores. Sabe cmo procesar la informacin. Trata de
superar su dislexia con un programa especial. Con la excusa de su trabajo a
tiempo parcial en el puesto de comida rpida, asiste a clases de escritura
creativa. Al principio no se le daba muy bien, pero trabaja duro y quiere
aprender. Le fascinan las palabras y su significado. Quiere aprender ms sobre
ellas. Quiere desmontar el lenguaje hasta llegar a la placa base.
Y, lo ms importante de todo: es discreto. Discreto y muy paciente. Mostrar
sus autnticos colores supondra declarar sus intenciones, y Brendan Marrn es
ms listo que eso. Brendan conoce el valor del camuflaje; por eso ha conseguido
sobrevivir hasta ahora: pasando desapercibido en el patio de la escuela, dejando
que sean otros los que destaquen, quedndose detrs de la barrera mientras
contemplaba cmo el enemigo se destrua a s mismo
En El arte de la guerra, Sun Szu afirma lo siguiente: Toda guerra se basa en el
engao. Bueno, si hay algo que a nuestro chico se le da bien, es eso de engaar y
confundir.
Escribe un comentario:
JennyTrucos: (comentario borrado).
Albertine: (comentario borrado).
JennyTrucos: (comentario borrado).
chicodeojosazules: Albertine?
3
Al final lo has conseguido, Clair. Hoy, por fin, he vuelto al grupo. Puesto que todo
est saliendo segn lo previsto, creo que puedo permitirme alguna distraccin
inofensiva. Adems, puede que sta sea la ltima vez
El aula es una habitacin minscula pintada de beis con una planta una
cinta en una estantera que hay junto a la puerta y una fotografa de Angel
Blue en la pared. Las sillas son de color naranja y han sido dispuestas en crculo a
fin de que nadie se sienta inferior. En el centro del crculo hay una mesita con
una bandeja con una tetera, tazas, un plato de galletas (Bourbon creams, que
odio, dicho sea de paso), un montn de folios, un bote con bolgrafos y la
indispensable caja de pauelos de papel.
Bueno, es mejor que no esperen que derrame ninguna lgrima.
Chicodeojosazules nunca llora.
Hola! Me alegro mucho de verte dijo Clair (siempre se lo dice a todo el
mundo). Cmo ests?
Supongo que bien.
En la vida real hablo bastante menos que cuando estoy conectado. sa es una
de las muchas razones por las que sigo prefiriendo quedarme en casa.
Qu te ha pasado en la cara? pregunt Clair.
Ya haba olvidado mi relato de ficcin, evidentemente, o decidi que todo
estaba slo en mi cabeza.
Me encog de hombros.
Tuve un accidente.
Me dedic una mirada de falsa compasin. Se parece a su madre, Maureen
Pike; sobre todo ahora que est llegando a esa edad. Cuarenta y uno, cuarenta y
dos y, de pronto, todo empieza a moverse hacia el sur No, no hacia Hawi,
sino hacia un territorio ms inhspito, un lugar de barrancos resecos, rocas cadas
y agreste vegetacin. Un grito lejano de ClairDeLune, que cuelga relatos erticos
de ficcin en mi sitio y que afirma tener tan slo treinta y cinco aos. Aun as,
como habris podido suponer, lo que somos en badsguyrock puede diferir
muchsimo de lo que somos en la vida real. Mientras slo sea una fantasa, a
quin le importa realmente el rol que asumimos? Indio o vaquero, con sombrero
blanco o negro, nadie emite juicio alguno.
De todas formas, estos juegos a los que nos gusta jugar estn vinculados a una
capa suby acente de realidad, a un estrato de deseo sin explotar. Somos aquello
que soamos. Sabemos lo que queremos. Sabemos que nos lo merecemos
Y qu pasa si lo que queremos es el mal? Si lo que deseamos es la
injusticia?
Bueno, puede que tambin nos merezcamos eso. Y el precio del pecado es
T?
Claire me seal la bandeja decorada con flores.
T. El Prozac de los pobres.
No, gracias.
Terri, que toma el t solo y nunca come galletas aunque se tomar un bote
entero de helado de chocolate en cuanto llegue a casa, golpe la silla que tena
al lado.
Hola, Bren dijo, con una sonrisa bobalicona.
Lrgate le contest.
Observ al resto del grupo. S, estaban todos. Media docena de majaras de
diversa ndole, ms algunos aspirantes a escritor, charlatanes, poetas frustrados
(acaso hay otros?), todos ellos desesperados por tener una oportunidad de ser
escuchados. Sin embargo, a m slo me importa uno de ellos: Bethan, con sus
ojos irlandeses, mirndome con avidez
Hoy llevaba un top gris sin mangas que dejaba al descubierto las estrellas
tatuadas en sus brazos. La irlandesa de Nigel, as es como la llama mam,
negndose a pronunciar su nombre. La que tiene esos horribles tatuajes.
Horrible es la palabra que emplea mi madre para referirse a todas las cosas
que no controla: mis fotografas, mis orqudeas, mis relatos de ficcin De
hecho, a m me gustan los tatuajes de Bethan, porque sirven para ocultar las
cicatrices plateadas que tiene desde que era una adolescente y que le cruzan los
brazos como si fueran una telaraa. Fue eso lo que Nigel vio en ella? Esa pasin
por las estrellas que le record a la que l tambin senta? Esa furtiva y eterna
sensacin de angustia?
A pesar de su llamativo aspecto, Bethan odia que la miren. Puede que sa sea
la razn de que se esconda tras tantas capas de engao. Tatuajes, piercings,
identidades De pequea, era tmida y dcil, casi invisible. Bueno, eso debe de
ser el catolicismo para ella, supongo, una guerra perpetua entre la represin y el
exceso. No me extraa que Nigel se enamorara de ella. Era alguien muy raro,
alguien a quien haban hecho ms dao que a l.
Deja de mirarme, Brendan dijo.
Ojal no me llamara as. Brendan tiene un olor agrio, como algo hmedo que
se guarda en el stano. Me seca la boca, y su color es, bueno, y a sabis cul
es. No es que Bethan sea mucho mejor, con su desagradable olor a incienso. Me
gustaba ms como Albertine: inmaculada, incolora
Entonces intervino Clair.
Venga, Bethan, por favor. Recuerde lo que hablamos. Estoy segura de que
Bren no quera mirar. Me dirigi una de sus empalagosas miradas. Y, y a que
ests aqu, Bren, por qu no empiezas t? Me han dicho que has salido. Eso est
bien.
Me encog de hombros.
Dnde has estado, Bren?
Por ah, y a sabes. En la ciudad.
Clair me dedic una amplia sonrisa de aprobacin.
Eso es estupendo dijo. Me alegro mucho de que hay as vuelto a
escribir. Hay algo que te gustara leernos?
Volv a encogerme de hombros.
Venga, no seas tmido. Ya sabes que estamos aqu para ay udarte dijo,
volvindose hacia el resto del grupo. Por favor, os importara demostrarle a
Bren lo especial que es para todos nosotros y lo mucho que queremos ay udarle?
Oh, no! El maldito abrazo colectivo no! Cualquier cosa menos eso, por favor.
Tengo alguna cosilla dije, ms para desviar su atencin que porque
tuviera necesidad de confesar algo.
Ahora los ojos de Clair estaban fijos en m, vidos y expectantes. Es la
expresin que aparece en su cara cuando nos habla de Angel Blue. Y y o me
parezco bastante a l; eso, por lo menos, no es ninguna mentira, lo cual significa,
gracias al efecto halo, que Clair tiene debilidad por m y una tendencia a creer lo
que digo.
En serio? Podemos orlo? pregunt.
Mir una vez ms a Bethan. Sola pensar que me odiaba y, aun as, puede que
sea la nica que comprenda de verdad lo que supone vivir a todas horas con los
muertos, hablar con ellos, dormir con ellos
Nos encantara orlo, Bren dijo Clair.
Ests segura de que es eso lo que quieres? repuse, sin dejar de mirar a
Bethan.
Ella me miraba fijamente, con sus ojos azules entornados, como dos llamas
de gas.
Por supuesto dijo Clair. Verdad, chicos?
Todo el crculo asinti con la cabeza. Me percat de que Bethan estaba
totalmente quieta.
Puede que sea un poco inquietante contest. Me temo que se trata
de otro asesinato. Sonre ante la expresin de Clair y la forma en que los
dems se inclinaron hacia delante, como perros falderos a la hora de comer.
Lo siento, chicos aad. Pensaris que es lo nico que hago.
6
l la llama seora Azul Beb. Ella cree que es una artista. Sin duda alguna, por su
aspecto lo parece: lleva el pelo, rubio, artsticamente alborotado; viste monos
salpicados de pintura, luce collares de abalorios y le gusta encender velas
aromticas, que la ay udan en su proceso creativo, segn dice (adems, sirven
para disimular el olor a pintura).
No ha hecho grandes cosas. No, ha dedicado toda su pasin creativa a educar
a su hija. Un hijo es como una obra de arte, y sta, segn ella, es perfecta;
perfecta, buena y con talento
La ha estado vigilando a distancia. l piensa que es muy hermosa, con su
pulcra melena, su piel blanca como una almendra y su abriguito rojo con su
capucha. No se parece en nada a su madre; es una nia independiente. Incluso su
nombre es bonito. Un nombre que huele a rosas.
En cambio, su madre es todo lo que l detesta: es inconstante, pretenciosa, un
parsito que se alimenta de su hija, que vive a travs de ella, que le roba la vida
con sus expectativas
Chicodeojosazules la desprecia. Piensa en todo el dao que ha hecho a l, a
los dos y se pregunta: Acaso le importa a alguien?
Pensndolo bien, cree que tal vez no. Sin ella, el mundo estara ms limpio.
Ms limpio. Una expresin maravillosa. Planea en azul lo que hace, lo que es
y lo que har. Ms limpio.
El crimen perfecto consta de cuatro fases. La primera fase es evidente. La
segunda lleva un tiempo. La tercera es un poco ms complicada, pero ahora y a
se ha acostumbrado. Cinco asesinatos, contando el de Azul Disel; se pregunta si
y a puede considerarse un asesino en serie o si primero tiene que perfeccionar su
estilo.
Para chicodeojosazules, el estilo es importante. Quiere sentir que hay poesa,
que hay algo ms grande en lo que hace. Le gustara llevar a cabo algo
complicado: una diseccin, una decapitacin, algo dramtico, excntrico y
extrao. Algo que le diera escalofros, algo que le diferenciara del resto. Y, lo que
es ms importante, le gustara mirar, ver la expresin en sus ojos, que ella
supiera finalmente quin es l
l sabe, porque la ha observado, que, cuando se queda sola en casa le gusta
tomar largos baos. Se queda en la baera durante al menos una hora, ley endo
revistas Ha visto marcas de agua en los montones de revistas que deja para
reciclar. Ha visto el parpadeo de las velas tras el cristal empaado de la ventana
y ha podido oler el aroma de su aceite de bao mientras el agua corre por el
desage. La hora del bao de Azul Beb es sagrada. Nunca contesta el telfono y
ni siquiera abre la puerta. l lo sabe porque lo ha comprobado. Ni siquiera se
encierra en el cuarto de bao
l aguarda en el jardn, vigilando la casa. Espera a ver el resplandor de las
velas y a or el sonido del agua en las caeras. Espera a que la seora Azul Beb
se meta en la baera y luego, sin hacer el menor ruido, entra.
La casa ha sido redecorada. En las paredes cuelgan cuadros nuevos la
may ora abstractos y en el saln hay una alfombra Axminster de color
marrn y escarlata.
Axminster. Hacha. Catedral[16] . Una palabra roja. Qu significa? Hacha-
asesino. Hacha. Catedral. Asesinato en la catedral. La idea le distrae durante un
momento, le hace sentirse mareado y distante, y provoca una vez ms ese sabor
en su boca, ese sabor empalagoso a fruta podrida que anuncia el peor de los
dolores de cabeza. Se concentra en el color azul, su remanso de paz y
tranquilidad. El azul es ese cobijo que busca siempre que se siente solo o
asustado; cierra los ojos, aprieta los puos y se dice a s mismo
No es culpa ma.
Cuando vuelve a abrir los ojos, el sabor y el dolor de cabeza se han ido. Echa
un vistazo a la casa. La distribucin es tal y como la recuerda. Le llega el mismo
y acechante olor a trementina y an estn ah las muecas de porcelana; no las
ha tirado, siguen ah, en el saln, con sus ojos fijos y siniestros, sus tirabuzones y
sus encajes.
Las baldosas del bao son de color aguamarina y blanco. La seora B est
tumbada en la baera, con los ojos cerrados. Su rostro es de un llamativo color
turquesa l supone que lleva una mscara de belleza. En el suelo hay un
ejemplar de la revista Vogue. Hay algo que huele a fresa. La seora B usa unas
sales de bao que dejan un residuo de polvo que brilla en su piel.
Stellatio: acto de transferir involuntariamente el brillo de las sales de bao a
alguien sin su aprobacin o consentimiento.
Stellata: dcese de los pequeos fragmentos de polvo brillante que se pegan a
su pelo y a su piel; tres meses despus, l an los encuentra por la casa,
sealando su culpabilidad en cdigo morse.
La observa en silencio. Podra hacerlo ahora, piensa; sin embargo, a veces el
impulso de ser visto es demasiado fuerte, y l quiere ver la expresin de su
mirada. Aguarda un momento y, entonces, algo la advierte de su presencia.
Entoces abre los ojos durante un instante no hay shock alguno en ellos, sino tan
slo un asombro vaco, como el de las muecas del saln y luego se sienta y el
agua cae sobre ella, hacindola lenta y pesada; de pronto, el olor a fresas lo
invade todo y el agua, resplandeciente, salpica su rostro. l se inclina sobre la
baera y ella le golpea indefensa con los puos; la agarra por el pelo, empapado
en jabn, y la empuja, sumergindola en el agua.
Resulta increblemente sencillo, pero, aun as, la confusin le molesta. El
polvo brillante que recubre el cuerpo de la mujer se pega a su piel, y el sinttico
olor a fresas se hace ms penetrante. Ella tira y empuja bajo su cuerpo, pero la
gravedad juega en su contra, y el peso del agua la mantiene sumergida.
l espera unos minutos, mientras piensa en esas latas de barquillos rosados de
la marca Family Circle, y entonces emerge otro aroma de la cadena de
palabras: Barquillo[17] . Comunin. Espritu Santo. l se permite el lujo de
relajarse; aguarda a que su respiracin se normalice y, en ese momento, con
mucho cuidado, metdicamente, se dispone a limpiar.
En la escena del crimen no encontrarn ninguna huella: lleva unos guantes de
ltex y se ha quitado los zapatos en la entrada, como un chico educado que est
de visita. Echa un vistazo al cadver. Tiene buen aspecto. Con la fregona, seca el
agua de la baera que ha salpicado el suelo, y deja las velas encendidas.
Se quita la camiseta y los vaqueros, que estn hmedos, los mete en una bolsa
de deporte y se pone la ropa limpia que se ha trado. Deja la casa tal y como la
encontr, se lleva la ropa mojada a casa y la mete en la lavadora.
Ya est, piensa. Ni rastro.
Espera a que lo descubran No viene nadie. Una vez ms, lo ha logrado. Esta
vez, sin embargo, no se siente eufrico. En realidad, tiene una sensacin de
prdida, y ese fuerte y cobrizo olor a fruta podrida, parecido al del complejo
vitamnico, le sube por la garganta hasta llenarle la boca, provocndole arcadas.
Por qu ste es diferente?, se pregunta. Por qu siente su ausencia ahora,
cuando todo est a punto de terminar? Por qu siente que se ha deshecho para
usar una frase habitual de su madre del beb con el agua de la baera?
Escribe un comentario:
ClairDeLune: Gracias por esto, chicodeojosazules. Fue maravilloso que lo
ley eras ante el grupo. Espero que no vuelvas a ausentarte durante tanto
tiempo. Recuerda que estamos ah para lo que necesites!
chrysalisbaby: me gustara haberte escuchado leerlo J
Capitanmataconejos: Cojonudo Ja, ja, ja!
Toxic69: Esto es mejor que el sexo, to. De todas formas, a ver si algn da eres
capaz de escribir algo que contenga ambas cosas
7
Brendan Winter y y o nos hicimos amigos cinco meses despus del concierto. Yo
estaba atravesando un mal momento. Mi madre siempre estaba trabajando, y en
la escuela no paraban de meterse conmigo. No entenda por qu lo hacan. En
Malbry haba otros nios que no tenan padre. En qu me diferenciaba y o de
ellos? Pens que tal vez mi padre se haba ido por culpa ma. Quizs nunca me
haba querido. Quizs ninguno de los dos haba querido que naciera.
Y entonces fue cuando Brendan volvi a aparecer. Le reconoc de inmediato.
Mi madre estaba ocupada, como de costumbre. Yo estaba sola en el jardn.
Emily estaba en su casa, tocando el piano Era una pieza de Rachmaninov, algo
dulce y melanclico. La oa a travs de la ventana abierta, donde florecan las
rosas. A m me pareca una ventana de cuento de hadas en la que poda aparecer
una princesa: la Bella Durmiente, Blancanieves, o tal vez la dama de Shalott.
Brendan no era Lancelot. Iba vestido con unos pantalones marrones y una
chaqueta beis que le daba el aspecto de un paquete envuelto. Llevaba una
cartera. Tena el pelo ms largo; casi le tapaba la cara. Pas por delante de la
casa y, al escuchar la msica, se detuvo a muy poca distancia de la puerta del
jardn. No me haba visto; y o estaba sentada en mi columpio, bajo el sauce
llorn. Sin embargo, y o s le vi la cara mientras escuchaba tocar a Emily, y
tambin pude ver la tmida sonrisa que asom a sus labios. En ese momento sac
una cmara de la cartera; era una cmara con teleobjetivo. Y con una destreza
que me pareci fuera de lugar, hizo una docena de fotos de la casa clic, clic,
clic, clic, como una hilera de piezas de domin cay ndose y luego volvi a
guardar la cmara en la cartera, mientras segua andando.
Yo me baj del columpio.
Eh!
l se dio la vuelta, sorprendido, y luego, al ver quin era, pareci relajarse.
Hola, soy Bethan dije.
Bre, Brendan.
Apoy los codos en la verja.
Brendan, por qu has sacado fotos de la casa de los White?
Al or lo que deca, pareci alarmarse.
Por favor Si se lo cuentas a alguien, voy a meterme en un lo. Yo Me
gusta sacar fotos, eso es todo.
Scame una a m dije, ensendole los dientes como el gato de Cheshire.
Bren mir a su alrededor y luego sonri.
Vale. Siempre que me prometas lo que te he pedido, Be, Bethan. Ni una
palabra a nadie.
Ni siquiera a mi madre?
Sobre todo a tu madre.
De acuerdo. Lo prometo le dije. Pero por qu te gusta tanto sacar
fotos?
Me mir fijamente y sonri. Tras aquella tosca cortina de pelo se ocultaban
unos ojos muy bonitos, con unas pestaas tan largas y gruesas como las de una
chica.
sta no es una cmara normal dijo l. Esta vez me di cuenta de que
habl sin tartamudear. A travs de ella puedo ver el fondo de tu corazn. Puedo
ver lo que me escondes. Puedo decirte si eres buena o mala, si has rezado tus
oraciones, si quieres a tu madre
Al or aquello, abr unos ojos como platos.
De verdad puedes ver todo eso?
Por supuesto que s.
Y, al decir eso, me dedic una enorme sonrisa.
Y as fue como me cazaron.
Me faltaban tres meses para cumplir doce aos el verano que muri el hermano
de Brendan. Nadie me cont qu haba ocurrido, aunque los rumores, algunos
ms salvajes que otros, llevaban semanas circulando por Malbry. Sin embargo,
siempre se haba dicho que el Village estaba por encima de lo que pasaba en
White City. Brendan estaba enfermo, y al principio pens que Ben haba muerto
a causa de su misma enfermedad. Despus de todo, el caso de Emily acaparaba
casi toda la atencin. El escndalo, su cada, todo eso mantuvo ocupada a la
prensa durante mucho tiempo como para que la noticia fuera eclipsada por un
lamentable suceso.
Mientras tanto, Fireplace House se convirti en el centro de todas las miradas.
El breve momento de gloria de Emily White habra cado y a en el olvido de no
haber sido por el tanque de oxgeno que aquel otoo le proporcion Brendan
Winter. Las acusaciones de fraude y abuso hicieron ms por centrar la atencin
en Emily de lo que Catherine White consigui jams. No es que a Catherine le
importara mucho en aquel momento, cuando su familia se estaba desmoronando.
Llevaba semanas sin ver a su hija, desde que los Servicios Sociales haban
decidido que la nia corra peligro. Emily estaba viviendo con el seor White, en
un bed & breakfast del Village; dos veces por semana iba a verla una asistente
social, hasta que se diera por zanjado el asunto. Sola en su casa, Catherine se
automedicaba con una mezcla de alcohol y antidepresivos que Feather que
nunca fue una influencia demasiado estabilizadora completaba con una
variedad de hierbas, algunas legales y otras no.
Alguien debera haber captado las seales. Pero, sorprendentemente, nadie lo
hizo. Y cuando por fin explot la bomba, todos acabamos con restos de metralla.
Aunque ramos vecinos, no saba demasiadas cosas acerca del seor White.
Saba que era un hombre tranquilo que slo tocaba el piano cuando la seora
White no estaba en casa; que a veces fumaba en pipa (de nuevo, slo si su mujer
no estaba en casa) y que llevaba unas gafas muy pequeas de montura metlica
y un abrigo que le daban el aspecto de un espa. Le escuchaba cuando tocaba el
rgano en la capilla y diriga el coro en St. Oswald. A menudo le observaba por
encima del muro, cuando se sentaba en el jardn con Emily. A ella le gustaba que
le ley era en voz alta y, como saba que a m me gustaba escuchar, el seor White
proy ectaba la voz para que y o tambin pudiera or la historia, aunque por
alguna razn la seora White no lo aprobaba y siempre sola llamarlos para que
entraran en casa si se daba cuenta de que y o estaba escuchando, por lo que
nunca tuve la oportunidad de llegar a conocerlos.
Despus de que l se mudara le vi en una ocasin, durante el otoo que sigui
a la muerte de Benjamin. Aunque no hubo niebla, fue una estacin con mucho
viento; arrancaba las hojas de los rboles y llenaba las calles de tierra. Yo volva
a casa de la escuela paseando por el parque que separa Malbry del Village; haca
muchsimo fro, tanto que pareca a punto de nevar, y aunque llevaba el abrigo
ms grueso que tena, estaba temblando.
O decir que el seor White haba dejado su empleo para dedicarse por
completo a cuidar de Emily. Fue una decisin que provoc reacciones
encontradas: algunos alabaron su devocin, mientras que otros (por ejemplo,
Eleanor Vine) encontraban inapropiado que un hombre viviera solo con una nia
de la edad de Emily.
Tendr que baarla y todo eso deca, en un evidente tono de
desaprobacin. Slo de pensarlo! No me extraa que hay a habladuras.
Bueno, si las hubo, podis apostar que, de algn modo, era la seora Vine
quien estaba detrs de ellas. Por aquel entonces y a era una vbora que lanzaba
veneno all donde iba. Mi madre siempre la haba culpado de propagar rumores
sobre mi padre; cuando en una o dos ocasiones hice novillos, fue Eleanor Vine
quien inform de ello a la escuela en vez de contrselo a mi madre.
Quizs fuera por eso por lo que y o senta que haba un vnculo entre el seor
White y y o. Cuando le vea en el parque, con su abrigo de espa ruso, empujando
a Emily en el columpio, me paraba un momento a observarlos: parecan muy
felices, como si no hubiera nadie ms en el mundo.
Eso es lo que ms recuerdo: ellos dos, con aspecto de ser muy felices.
Me detena en el camino durante uno o dos minutos. Emily llevaba su abrigo
rojo, mitones y un gorro de lana. Las hojas secas crujan bajo sus pies cada vez
que el columpio descenda. El seor White se rea; se echaba ligeramente a un
lado, y y o poda verle, poda ver su desnimo.
Pens que era viejo, bastante ms que Catherine, con su pelo largo y suelto y
sus juveniles ademanes. Sin embargo, me di cuenta de que me equivocaba. En
realidad, nunca le haba odo rerse. Su risa sonaba joven y veraniega, y la voz de
Emily era como una gaviota sobrevolando un cielo sin nubes. Me di cuenta de
que el escndalo no slo no los separ, sino que, por el contrario, haba
estrechado sus lazos, solos contra el mundo y felices por estar juntos.
Fuera est nevando. Unos violentos copos, de color gris amarillento, caen sobre la
farola de la esquina. Ms tarde, si la nieve cuaja, puede que reine la calma en
Malbry ; todos los pecados, pasados y presentes, sern perdonados durante un da,
bajo esa misericordiosa capa blanca.
La noche que Emily muri estaba nevando. Quizs si no hubiese nevado,
Emily no habra muerto, quin sabe Nada termina del todo. La historia de cada
uno de nosotros empieza en medio de la historia de otro, de hilos narrativos que
esperan ser desenredados. Y esta historia, de quin es? Es la ma o la de Emily ?
13
Deberan haberlo visto venir. Catherine White era una mujer inestable, dispuesta
a arremeter contra su dolor, un poco como y o, si lo pensis bien. Y cuando
Patrick White se llev a Emily a casa despus de su actuacin
Bueno, hubo una discusin.
Supongo que deberan haberlo esperado. A lo largo de los meses, la tensin
haba ido en aumento, y en casa, las emociones estaban a flor de piel. En
ausencia del marido de la seora White, Feather se haba ido a vivir con ella. Con
sus terapias alternativas, sus teoras de la conspiracin, sus fantasmas y sus nios
del maana, empuj a Catherine desde su voltil estado a la neurosis.
Eso es algo que entonces, evidentemente, y o no saba. Fue a finales de
septiembre cuando Emily abandon la casa y y o estoy hablando de mediados de
enero, cuando las campanillas de invierno empezaban a asomar la cabeza entre
las capas de hielo. Durante todos esos meses observando la casa, apenas vi a la
seora White. Quizs la viera en una o dos ocasiones, a travs de la ventana,
una ventana en la que an se vean las luces de Navidad, aunque la Noche de
Rey es y a haba quedado atrs y el rbol, decorado con cintas brillantes, se estaba
volviendo de color marrn La haba visto de pie, mirando hacia fuera, con un
tembloroso cigarrillo en los labios, sin nada que ver salvo la nieve y un cielo
donde no se oa ni el vuelo de una mosca.
A Feather, en cambio, la vea casi todos los das: traa la compra y el correo y
se enfrentaba a los periodistas que an se dejaban caer por all de vez en cuando,
esperando conseguir una entrevista, una declaracin, una foto de Emily
En realidad, casi nadie haba visto a Emily. Cuando estall el asunto del doctor
Peacock, los Servicios Sociales la entregaron a su padre y se fue a vivir con l;
cada dos fines de semana, l la llevaba a visitar a su madre en presencia de una
asistente social que tomaba notas y redactaba un informe, cuy a conclusin era
siempre que la seora White, de momento, no estaba capacitada para quedarse
sola con Emily.
Esa noche, sin embargo, fue distinta. El seor White no pensaba con claridad.
No era la primera vez que Catherine haba amenazado con suicidarse, aunque
sa fue la primera vez que lo intent en serio. Lo impidi la intervencin de
Feather y la rpida atencin de los mdicos de Urgencias, que la sacaron de la
baera y le curaron los cortes que tena en las muecas.
Dijeron que poda haber sido peor. Hacen falta muchas pldoras para matar a
alguien en el acto, y los cortes de las muecas, aunque bastante profundos, no
haban tocado la arteria. De todas formas, fue un intento en serio, lo
suficientemente grave como para preocuparse. A la maana siguiente, que fue el
da de la ltima aparicin de Emily, la historia haba alcanzado tales proporciones
que fue imposible ocultarla.
Qu frgil es la estructura de nuestro destino! Qu intrincada es la
disposicin de sus elementos! Mueve uno de ellos y todo el aparato deja de
funcionar. Si Catherine no hubiese elegido ese da en concreto para su intento de
suicidio quin sabe cul fue la secuencia de acontecimientos que la llev a
tomar esa decisin, llevando a los cuerpos a, b y c a una conjuncin fatal; si
aquel da la actuacin no hubiese sido tan convincente; si Patrick White hubiese
sido ms fuerte y no hubiese cedido ante las splicas de su hija; si no hubiese
desafiado el fallo judicial y no hubiese llevado a Emily a ver a su madre sin la
presencia de la asistente social; si la seora White hubiese estado ms animada; si
Feather no los hubiese dejado a solas; si y o no hubiese llevado un abrigo ms
grueso; si Bethan no hubiera salido de casa para ver cmo empezaba a nevar
Si, si, si Una palabra dulcemente engaosa, tan ligera como un copo de
nieve en la lengua. Una palabra que parece demasiado pequea para contener un
universo con tantas lamentaciones. En francs, esa palabra significa tejo, el rbol
que simboliza el duelo y la sepultura. Si un tejo cae en el bosque
Supongo que el seor White tena buenas intenciones. Segua amando a
Catherine, y a veis. Y saba lo que ella significaba para Emily. Y a pesar de que
vivan separados, mantena la esperanza de volver, que la influencia de Feather
se esfumara y que Emily, una vez que el escndalo hubiese cado en el olvido,
pudiera volver a ser una nia normal y no un fenmeno.
Estuve vigilando la casa a partir de la hora de comer, desde el caf que haba
al otro lado de la calle. Lo capt todo con mi cmara. El caf cerr a las cinco en
punto y y o me escond en el jardn, detrs de un seto de cipreses que creca junto
a la ventana del saln. Los arbustos tenan un olor agrio y vegetal; las ramas me
araaban la piel, y las rozaduras me picaban como si hubiese tocado una ortiga.
Sin embargo, era un buen escondite: a un lado estaban los arbustos, y las cortinas
de la ventana estaban corridas, aunque dejaban un pequeo hueco que me
permita ver qu ocurra en el interior de la casa.
As fue como ocurri. Lo juro. Nunca quise causar ningn dao a nadie. Sin
embargo, desde fuera, lo o todo: las recriminaciones, el intento del seor White
por calmar a su esposa, las exclamaciones de Feather, el llanto histrico de la
seora White y las vacilantes protestas de Emily. O puede que slo crea que lo o
todo Despus de tanto tiempo, la voz de la seora White que resuena en mi
memoria se parece mucho a la de mam, y las otras voces suenan como algo
que se escucha desde el interior de un tanque de agua, con un eco que retumba
en slabas sin sentido que se estrellan contra las paredes de cristal.
Clic, clic, clic. La cmara. El teleobjetivo apoy ado en el alfizar de la
ventana, mientras disparaba a toda velocidad. Saba que las fotos saldran
borrosas, poco definidas, con los colores envolviendo la escena como la
fosforescencia que rodea un banco de peces tropicales.
Clic, clic, clic.
Quiero que vuelva! No puedes mantenerla alejada de m Ahora no!
Lo dijo la seora White, movindose de un lado a otro del saln, con un
cigarrillo en la mano y el pelo echado hacia atrs, como una bandera sucia. Las
vendas de las muecas eran de un blanco fantasmagrico, antinatural.
Clic, clic, clic. El sonido sabe a Navidad, con el jugoso aroma azul del ciprs
y el fro de la nieve que caa. El tiempo de la Reina de las Nieves, pens, y me
acord de la seora Azul Elctrico y del hedor a col de aquel da en el mercado,
y del ruido de sus tacones, clic, clic, clic, como los de mi madre.
Por favor, Cathy dijo el seor White. Debo pensar en Emily. Esto no
es bueno para ella. Adems, t tienes que descansar y
No te atrevas a ser condescendiente conmigo! Su voz iba subiendo de
tono. S lo que intentas hacer; quieres alejarte de m. Quieres montar un
escndalo, y cuando me hay as echado la culpa de todo, vas a sacar partido,
como todos los dems
Nadie intenta culparte.
l quiso tocarla, pero ella se estremeci. Bajo la ventana, y o tambin me
estremec. Emily, con la mano en la boca, se qued a un lado, impotente; su
angustia ondeaba como una bandera roja que slo y o poda ver.
Clic, clic, clic. Not el roce en mi boca. Poda sentir sus dedos. Tenan el tacto
de una mariposa muy pequea. La intimidad de aquel gesto me hizo estremecer
de ternura.
Emily. E-mi-ly. Ola a rosas por todas partes. A travs de las cortinas se
colaban ray os de luz que sembraban la nieve de estrellas.
E-mi-ly. Un milln de flores.
Clic, clic, clic Casi poda sentir cmo mi alma abandonaba mi cuerpo. Un
milln de puntitos de luz corriendo hacia el olvido
Entonces intervino Feather; su estridente voz me lleg a travs del cristal. No
s por qu, pero me recuerda a mam, y ese olor que siempre la acompaa: el
humo de cigarrillo, el penetrante perfume de LHeure Bleue y el complejo
vitamnico.
Clic, clic, clic. Feather estaba en el carrete.
Me la imagin atrapada all, ahogndose.
Nadie te ha pedido que vinieras dijo. No crees que y a has ido
demasiado lejos?
Por un momento pens que estaba hablando conmigo. T, pequeo cabrn,
esperaba que me dijera. Acaso no sabes que todo es culpa tuya? Puede que
aquella vez s lo fuera, pens. Puede que esta vez ella tambin lo sepa.
No crees que y a has humillado bastante a Cathy, con tu hija bastarda
viviendo en la casa de al lado?
Hubo una pausa, tan fra como la nieve cay endo sobre la nieve.
Qu? dijo finalmente el seor White.
S, as es dijo Feather, con voz triunfante. Ella lo sabe Lo sabemos
todo. Acaso creas que ibas a salirte con la tuy a?
Yo no lo ocult le dijo el seor White a Catherine. Te lo cont todo. Te
lo cont de inmediato; fue un error por el que estoy pagando desde hace doce
aos
Me dijiste que haba terminado! grit ella. Me dijiste que era una
mujer que trabajaba en la escuela, una profesora suplente que se haba
trasladado
Durante un momento me qued mirndola, y me asombr su aire de
tranquilidad.
S, eso era mentira repuso l. Pero lo dems era verdad.
Me ech hacia atrs. Me dio un vuelco el corazn. Mi respiracin era
monstruosamente pesada. Saba que no deba estar all, que a esas alturas mam
y a se estara preguntando dnde andaba. Sin embargo, la escena era demasiado
fuerte para un servidor. Tu hija bastarda. Qu tonto haba sido!
Quin ms lo sabe? De nuevo, fue la seora White quien habl.
Cunta gente se ha estado riendo de m mientras esa puta irlandesa y esa
maldita mocosa?
Me acerqu de nuevo al cristal de la ventana; senta la mano de Emily en mi
mejilla. Haca fro, pero oa latir su corazn como un pez en la arena.
Por favor, mam! Por favor, pap!
Nadie la oa, salvo y o. Slo y o poda saber cmo se senta. Extend la mano,
como una estrella de mar, y la apret contra el cristal.
Quin te lo cont, Cathy ? pregunt el seor White.
Catherine lanz una bocanada de humo.
De verdad quieres saberlo, Pat? Sus manos se agitaban como un pjaro
. Quieres saber quin te delat?
Negu con la cabeza. Yo y a saba quin se lo haba contado. Lo supe el da
que vi al seor White dndole ese dinero a mam y comprend su compasin
cuando le pregunt si era mi padre
Eres un hipcrita le dijo ella, entre dientes. Has fingido que te
preocupas por Emily, cuando en realidad nunca la quisiste. Nunca llegaste a
comprender realmente lo especial que era, el don que tena
Por supuesto que s contest el seor White. Su voz son ms tranquila
que nunca. Sin embargo, por culpa de lo que ocurri hace doce aos, permit
que controlaras demasiado las cosas. Has convertido a nuestra hija en un
monstruo. Y despus de la actuacin de hoy, voy a acabar con esto de una vez
por todas. Basta de entrevistas y de televisin. Ha llegado el momento de que
lleve una vida normal y de que t aprendas a enfrentarte a los hechos. Ella slo
es una nia ciega que quiere complacer a su madre
Ella no es normal! exclam la seora White. Su voz empez a temblar
. Es especial! Tiene un don! Lo s! Preferira verla muerta antes de que sea
otra nia con una minusvala fsica
Al or eso, la protagonista de la conversacin se levant y se ech a llorar. El
suy o era un llanto desesperado y penetrante que se convirti en un brillante y
afilado sonido, un lser que atraves la realidad con un sabor a cobre y a fruta
podrida
Dej caer la cmara.
Maaaaaam!
Por un momento fuimos slo uno. Dos gemelos, dos corazones latiendo al
mismo tiempo, una sola oscilacin. Y entonces, de repente, se hizo el silencio.
Baja el volumen. De repente soy consciente del fro que hace; llevaba all una
hora, puede que ms. Tena los pies entumecidos y las manos resecas. Las
lgrimas resbalan por mi rostro, aunque apenas puedo sentirlas.
Tengo problemas para respirar. Trato de moverme, pero y a es demasiado
tarde. Mi cuerpo se ha transformado en cemento. La enfermedad que padec tras
la muerte de Ben me dej muy dbil y vulnerable. He perdido mucho peso en
muy poco tiempo; he agotado las fuerzas.
Me invade una oleada de terror. Podra morir aqu, pienso. Nadie sabe dnde
estoy. Trato de gritar, pero no consigo emitir ningn sonido; mi boca est
paralizada por el miedo. Apenas puedo respirar; mi visin es borrosa
Deberas haber hecho caso a mam, Bren. Mam siempre sabe cundo ests
tramando algo. Mam sabe que mereces morir
Por favor, mam!, susurro entre dientes, los labios petrificados por el fro.
Verde
1
Escribe un comentario:
Albertine: (comentario borrado)
chicodeojosazules: Lo entiendo. La may ora de las veces tambin me quedo sin
palabras
2
Por fin una versin de la verdad. Por qu se molesta, a estas alturas del juego?
Tendra que saber que y a es demasiado tarde para echarse atrs. Ambos hemos
dejado claras nuestras intenciones. Est intentando provocarme de nuevo? O se
trata de una splica en busca de compasin?
Durante los dos ltimos das, ambos nos hemos quedado en casa, por culpa de
la misma epidemia de gripe. Clair me ha mandado un correo electrnico en el
que me dice que Brendan no ha ido a trabajar. El Zebra tambin ha cerrado
durante dos das. Yo no quera que viniera aqu. No antes de que estuviera
preparada.
Esta noche volv por ltima vez. En mi cama era incapaz de dormir. Mi casa
es demasiado peligrosa. All es muy fcil provocar un incendio, un escape de gas
o un accidente. l ni siquiera tendra que vigilar. En el Zebra es ms complicado,
porque est en la calle principal y tiene cmaras de seguridad en el techo. Pero
eso y a no importa. Mi coche est cargado y todas mis pertenencias embaladas.
Podra irme ahora mismo.
Creais que me quedara y que me enfrentara a l? Me temo que no soy una
luchadora. Me he pasado toda mi vida huy endo, y ahora y a es demasiado tarde
para cambiar. Sin embargo, me resulta extrao dejar el Zebra. Raro y triste,
despus de todo este tiempo. Lo echar de menos. O ms que eso: echar de
menos quin era cuando trabajaba all. Incluso Nigel slo entendi a medias el
propsito de ser esa persona; l pensaba que la autntica Bethan era otra.
La autntica Bethan? No me hagis rer. Dentro del nido de las muecas
rusas no haba ms que rostros pintados. Aun as, era un buen sitio. Fue un lugar
seguro mientras dur. Aparco el coche junto a la iglesia y camino por la calle
desierta. A esta hora, la may ora de las casas estn a oscuras; son como las flores
que se cierran durante la noche. Sin embargo, el nen del Zebra est encendido,
proy ectando sus ptalos de luz sobre la nieve. Sienta bien volver a casa, aunque
slo sea por un rato
Haba un regalo esperndome: una orqudea en una maceta, con una tarjeta
que deca: Para Albertine. Las cultiva l mismo; eso fue lo que me dijo. De algn
modo, me parece muy propio de l.
Entro en el caf y me conecto de inmediato. Estoy segura de que l an sigue
on-line.
Espero que te haya gustado la orqudea, escribe.
No pensaba contestarle. Me promet que no lo hara. Pero, despus de todo,
qu mal podra hacerme?
Es preciosa, tecleo. Es verdad. La flor es de color verde y prpura, como una
especie de pjaro txico. Y su olor es parecido al del jacinto, aunque ms dulce.
Evidentemente, ahora sabe que estoy aqu. Espero que sa sea la razn por la
que ha mandado la orqudea. Sin embargo, no puede irse antes de las cinco
menos cuarto sin llamar la atencin de su madre. Si saliera ahora, ella lo
interrogara, y chicodeojosazules hara cualquier cosa para evitar levantar las
sospechas de su madre. Eso me mantiene a salvo hasta las cuatro y media, como
mnimo. Puedo permitirme un rato.
Es una Zy gopetalum Azul Brillante, de una variedad muy fragante. Intenta
no matarla, de acuerdo? Ah, por cierto, qu te pareci mi relato?
Creo que eres muy retorcido, respond.
Me contesta con un emoticono, una sonriente carita amarilla.
Por qu cuentas esas historias?, pregunto.
Porque quiero que me comprendas. Oigo su voz en mi cabeza con toda
claridad, con tanta claridad como si estuviera aqu. Con el asesinato no hay vuelta
atrs, Beth.
T ya deberas saberlo, replico.
Otra vez el mismo emoticono. Supongo que debera sentirme halagado, dice.
Sin embargo, sabes que es tan slo ficcin. Nunca podra haber hecho todas esas
cosas, como tampoco podra haber lanzado aquella piedra La mueca an me
duele, por cierto. Supongo que tuve suerte de que no me diera en la cabeza
Por qu est tratando de hacerme creer que no ha ocurrido, que todo es una
coincidencia? Eleanor, el doctor Peacock, Nigel Todos sus enemigos borrados
del mapa por pura coincidencia?
Bueno, no, no tanto, responde. Alguien ha estado trabajando en mi nombre.
Quin?
Tarda en contestar. No aparece nada salvo el cuadradito del cursor,
parpadeando pacientemente en la casilla de mensajes. Me pregunto si le falla la
conexin. Me pregunto si debera volver a conectarme. Entonces, cuando me
dispongo a volver a entrar, me llega un mensaje.
De verdad no sabes a quin me refiero?
No tengo ni idea de lo que ests hablando.
Otro silencio de sos. Y entonces me llega un mensaje automtico del
servidor: Alguien ha colgado algo en badsguyrock! y una nota que slo dice:
Lee esto.
3
Escribe un comentario:
JennyTrucos: te crees muy listo, verdad?
chicodeojosazules: No te ha gustado mi relato? Por qu no me sorprende?
JennyTrucos: quien juega con fuego acaba quemndose.
chicodeojosazules: Gracias, Jenny. Lo tendr presente
4
No s que pretende con esto. Acaso espera que salga corriendo? En principio, no
lo creo. Lo ms probable es que est jugando conmigo, tratando de que baje la
guardia. Su orqudea est en el asiento trasero del coche, entre dos cajas. Por
alguna razn, no quiero dejarla aqu. Su aspecto, con su mata de florecillas, es
muy inofensivo.
Y entonces me viene una idea a la cabeza. La provoca la fragancia de la
orqudea. Y me parece tan clara y tan hermosa como un faro envuelto en la
niebla.
Esto tiene que terminar en alguna parte, no lo veis? Lo he seguido por este
camino durante demasiado tiempo, como el nio tullido que va tras el flautista de
Hameln. l me hizo como soy. He bailado al son de su msica. Mi piel es un
mapa cubierto con las cicatrices y las marcas de lo que me ha hecho. Sin
embargo, ahora puedo verle tal como es, el muchacho que pronunci tantas
veces la palabra asesinato que, al final, alguien le crey
Conozco su rutina tan bien como la ma. Saldr de casa a las cinco menos cuarto,
fingiendo, como siempre, que se va a trabajar. Estoy segura de que ser entonces
cuando mover ficha. No ser capaz de resistirse a la seduccin del Pink Zebra,
con su luz clida y acogedora, ni a la ma, sola y vulnerable, como una polilla
atrapada en una linterna
Coger su coche, un Peugeot azul. Bajar por Mill Road y aparcar en la
esquina de la iglesia de Todos los Santos, donde han quitado la nieve. Echar un
vistazo a la calle que en estos momentos est desierta y se dirigir hacia el
Zebra, protegido por la sombra de los edificios. En el interior del caf, el
volumen de la radio est lo bastante fuerte como para atenuar el ruido que hace
al entrar. Hoy no suena la emisora de msica clsica, aunque la msica no me da
miedo. Ese miedo lo tena Emily. Ni siquiera la Sinfona fantstica es capaz de
ejercer ninguna influencia sobre m.
La puerta de la cocina tendr el pestillo echado. Es muy fcil abrirla
Mirar el rtulo de nen, tal y como suele hacer, dos palabras en luz
estroboscpica: pink zebra, con su fantasmagrico olor a gas.
Lo veis? Conozco sus debilidades. Ahora estoy usando su don en su contra,
ese don que hered de su hermano, y cuando el verdadero olor lo asedie,
simplemente no har caso de la ilusin, tal y como ha hecho en tantas otras
ocasiones, al menos hasta que entre y deje que la puerta se cierre detrs de l.
He hecho un arreglo en la puerta. El pomo y a no puede girarse desde dentro,
y el gas llevar horas encendido. A las cinco, cualquier chispa ser capaz de
encenderlo: la llama de un mechero, un telfono mvil
Evidentemente, y o no estar all para verlo, porque me habr ido mucho
antes. Sin embargo, a travs de mi mvil puedo acceder a Internet, y tengo su
nmero. Por supuesto, es l quien debe decidir entrar; la vctima escoge su propio
destino. Nadie la obliga a entrar; nadie es responsable de ello.
Puede que, cuando hay a muerto, vuelva a ser libre. Libre de esos deseos
suy os que reflejan los mos. Adnde va un reflejo cuando se rompe un espejo?
Qu ocurre con un relmpago cuando ha cesado la tormenta? La vida real tiene
muy poco sentido; slo la ficcin lo tiene. Y y o he sido ficcin durante mucho
tiempo, un personaje de una de sus historias. Me pregunto si los personajes de
ficcin pueden rebelarse y volverse contra sus creadores.
Slo espero que no acabe demasiado pronto. Espero que tenga tiempo para
comprenderlo. Mientras camina a ciegas hacia la trampa, espero que tenga un
momento para gritar, para luchar, para tratar de escapar, para golpear la puerta
con los puos, y por fin piense en m, el golem que se rebel contra su dueo
5
Compr los billetes por Internet. Si compras on-line tienes un descuento. Puedes
elegir tu asiento, encargar la comida e incluso imprimir la tarjeta de embarque.
Escog un asiento de ventanilla, desde donde podr ver cmo despegamos del
suelo. Nunca he viajado en avin; ni siquiera en tren. Los billetes son muy caros,
pero la tarjeta de crdito de Albertine puede permitrselo. Apunt sus datos hace
un ao, cuando compr unos libros en Amazon. Evidentemente, en aquella poca
tena poco dinero, pero ahora, con la herencia del doctor Peacock, debera andar
bien al menos durante unos meses. Cuando lo descubra si es que lo hace y a
estar ilocalizable.
No me llevo demasiado equipaje; slo una bolsa con la documentacin, algo
de dinero, mi iPod, una muda y una camisa. No, esta vez no es azul, mam. Es
rosa y naranja, con palmeras. No es de camuflaje, pero espera a que est all:
ser uno ms.
Me conecto por ltima vez antes de irme. nicamente para leer los
mensajes, para ver quin no durmi anoche, para comprobar si hay alguna
sorpresa y saber quin me aprecia y quin quiere verme muerto.
Ninguna sorpresa.
Qu ests haciendo ah arriba? me grita.
Espera, mam; bajo dentro de un segundo.
Es el momento de enviar un ltimo correo electrnico a
[email protected] antes de irme definitivamente; hoy al medioda estar
en ese avin, viendo la televisin y tomando champn
Champn. Dolor fingido[18] . Como si una sensacin pudiera no ser real.
Siento un hormigueo en el estmago y casi me duele al respirar. Me tomo un
momento para relajarme y concentrarme en el color azul. El azul de la luna, de
un lago, del ocano, de una isla. Azul Hawiano. Azul, el color de la inocencia;
azul, el color de mis sueos
7
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Algn comentario? Hay alguien ah?
8
Debera haberlo visto venir. Debera haber sabido que acabara as. Sin embargo,
Gloria no es ninguna experta en desarrollo infantil. Para ella, revelar[19] es lo
que l hace en el cuarto oscuro, a solas. No le gusta pensar demasiado en ello. Es
como ese viejo y repugnante cuaderno azul, piensa, o como esos juegos a los que
tanto le gusta jugar on-line con sus amigos invisibles. Ella ha echado un vistazo en
un par de ocasiones, con la misma desmay ada y diligente aversin con la que
sola lavar sus sbanas, aunque slo para protegerlo; porque la gente no
comprende que chicodeojosazules es sensible, que es simplemente incapaz de
cuidar de s mismo
Esa idea hace que se le empaen ligeramente los ojos. A pesar de su tozuda
rigidez, a veces Gloria puede ser extraamente sentimental, e incluso cuando est
enfadada, la idea de su indefensin la conmueve. Siempre es en esos momentos,
se dice, cuando ms lo quiere: cuando est enfermo, llora o le duele algo; cuando
todos estn contra l; cuando nadie lo quiere, salvo ella; cuando todo el mundo
cree que es culpable.
Evidentemente, ella sabe que es inocente. Bueno, inocente de asesinato, en
cualquier caso. Las otras cosas de las que podra ser culpable los crmenes
imaginarios quedan entre chicodeojosazules y su madre, que se ha pasado toda
su vida protegindolo, muy a su pesar. Pero piensa que al fin y al cabo se trata de
su hijo: vive en el nido que ella ha construido, como un cuco que no sabe volar y
con el pico siempre abierto.
No, l no era su favorito, pero siempre fue el ms afortunado de sus tres
desdichados hijos: un superviviente nato, a pesar de su don. De tal palo, tal astilla,
piensa.
Una madre debe proteger a su hijo a toda costa. Ella sabe que a veces
merece ser castigado, pero eso es algo entre chicodeojosazules y su madre.
Ningn desconocido le levanta la mano. Nadie la escuela o la ley tiene
derecho a interferir. Acaso no lo ha defendido siempre de burlas, matones y
depredadores?
Tricia Goldblum, por ejemplo, la zorra que sedujo a su hijo may or y que
provoc la muerte del ms pequeo. Fue un placer encargarse de ella. Y muy
fcil: los incendios provocados por un cortocircuito son muy fiables.
Y luego esa amiga hippie de los White, que crea que era mejor que ellos. Y
la propia Catherine White, por supuesto, una mujer a la que resultaba muy
sencillo desestabilizar. Y Jeff Jones, un vecino del barrio, el hombre que adopt a
esa muchacha irlandesa y que unos aos despus, en el pub, se atrevi a
levantarle la mano a su hijo. Y luego estaba Eleanor Vine, la vbora, que espiaba
a Bren en la mansin; y Graham Peacock, que le enga y por quien el chico
senta algo
l fue el ms gratificante de todos. Volcado en su silla de ruedas y
abandonado para que muriera solo en el camino, como una tortuga a medio salir
de su caparazn. Luego, ella entr en la casa, cogi la figurita de la dinasta Tang,
aquella con la que l tanto se haba burlado de ella en el pasado, y la coloc en el
aparador, junto a sus perros de porcelana. Eso no es robar, se dice. Despus de
todo, el anciano le deba algo por todo el dao que le haba causado a su hijo.
Sin embargo, a pesar de todo lo que ha hecho por l, qu gratitud ha
demostrado chicodeojosazules? En vez de apoy ar a su madre, se ha atrevido a
ofrecer su cario a esa chica irlandesa del Village, y, lo que es an peor, ha
intentado hacerle creer que ella podra haber sido su defensora
Ella le har pagar por eso, se dice. Pero antes debe ocuparse de un asunto.
Ahora, desde arriba, oy e su voz, acompaada de unos golpes contra la puerta
de su habitacin.
Mam, por favor! Abre la puerta!
No seas nio dice ella. Ya hablaremos cuando vuelva.
Mam, por favor!
No me obligues a subir
El ruido procedente de la habitacin cesa de golpe.
Eso est mejor dice Gloria. Tenemos mucho de que hablar. Por
ejemplo, de tu trabajo en el hospital, de la forma en que me has estado mintiendo
y de tus encuentros con esa chica, la irlandesa de los tatuajes.
l se queda inmvil, detrs de la puerta. Tiene los pelos de punta. Sabe lo que
est en juego, y tiene miedo. Por supuesto que tiene miedo. Quin no lo tendra?
Ha quedado atrapado en la trampa de la botella, y lo peor de todo es que necesita
quedar atrapado, necesita sentirse impotente. Sin embargo, ella est all, al otro
lado de la puerta, como una araa dispuesta a picarle, y si parte del plan sale
mal, si no ha sabido calcular bien el tiempo, entonces
Si, si
Un sonido siniestro, teido con el aroma verde grisceo de los rboles y el
polvo que se acumula debajo de su cama. Debajo de la cama est a salvo,
piensa; all est seguro, porque est oscuro y no huele a nada. La oy e mientras se
pone las botas y forcejea con las llaves; luego cierra la puerta detrs de ella.
Despus, el ruido de sus pasos en la nieve y el sonido de la puerta del coche al
abrirse.
Ha decidido coger el coche, como l y a saba que hara. El hecho de haberle
suplicado que no lo hiciera ha servido para que lo haga. Pone el motor en
marcha. Piensa que sera muy irnico que tuviera un accidente. Si as fuera, no
sera culpa suy a. Y entonces, por fin, l sera libre
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Hay alguien ah? De acuerdo, entonces supongo que eso me
deja solo ante la cuarta fase
9
Despus de todo, puede que hubiera algo de cierto en las historias de fantasmas y
espritus y proy ecciones astrales de Feather, porque as es como me siento ahora
mismo, ms ligero que el aire, contemplando la escena desde el techo, mientras
suenan los Rubettes, doopshowaddies, bop-showaddies. Puedo ver la cabeza de
mam, la ray a en su escaso cabello, el paquete de Marlboro en la mano, el
encendedor junto a la punta del cigarrillo Y puedo ver el aire,
extremadamente caliente, ondeando e hinchndose como un baln demasiado
inflado, mientras ella grita: Hola? Hay alguien?, y enciende su ltimo pitillo
No le da tiempo a comprenderlo, aunque en realidad nunca pretend que lo
hiciera. Gloria Green no es una avispa en un bote a la que se puede cazar y
utilizar cuando convenga. Y tampoco es un cangrejo de mar al que se deja morir
bajo el sol. Su muerte es instantnea; el aire caliente la arrastra como si fuera
una polilla Zas! hacia el olvido, y no queda nada, ni un dedo que
chicodeojosazules pueda identificar, ni siquiera una mota de polvo lo bastante
grande para manchar un perro de porcelana.
Desde mi habitacin casi puedo or el ruido de la explosin; es como el
crujido de un palo al romperse contra una roca de Blackpool, y aunque no puedo
saberlo con seguridad, de repente estoy convencido de ello y siento, mientras me
invade una oleada de regocijo y de indescriptible alivio, que por fin lo he hecho.
Me he librado de ella. Por fin me he deshecho de mi madre
No me digas que te sorprende, Albertine. Acaso no te dije que saba esperar?
Creas, despus de todo esto tiempo, que esto poda ser un accidente? Y de
verdad creste, mam, que no saba que me estabas vigilando, que no supe desde
el primer momento que habas entrado en badsguyrock?
Apareci en escena hace unos meses, para responder a uno de mis
comentarios. Mam no es precisamente un genio informtico, pero acceda a
Internet a travs de su telfono mvil. De ah a que alguien la guiara finalmente
hasta badsguyrock slo haba un paso. Yo creo que fue Maureen, a travs de
Clair; o puede que Eleanor. En cualquier caso, lo esperaba; como esperaba que
pagara por ello, aunque saba que ella nunca hara ninguna referencia directa a
mis actividades virtuales. A veces mam puede ser extraamente mojigata, y
hay cosas que nunca comenta. Esas guarradas tuyas fue lo ms que hablamos
sobre el porno, las fotografas o los relatos que colgaba en mi sitio web.
Debo reconocer que disfrut con ello: jugar con fuego, correr riesgos,
provocarla para que se delatara. En algunas ocasiones me pas de la ray a; los
dedos me quemaban, pero tena que saber cules eran los lmites, comprobar
hasta dnde poda llegar, calcular la presin que poda ejercer antes de que todo
empezara a venirse abajo. Un artista necesita comprender el medio en el que se
mueve. Despus de todo, no era muy difcil.
No te sientas culpable, Albertine. No tenas modo de saberlo. Adems, al final
habra ido tras de ti, igual que hizo con los dems. Llmalo defensa propia, si
quieres. O un acto de redencin. De todas formas, ahora todo ha terminado. Eres
libre. Adis y gracias. Si alguna vez vas a Hawi, llmame. Y, por favor, cuida
de mis orqudeas.
Escribe un comentario:
10
Por fin he conseguido soltar la puerta de las bisagras. Puedo salir. Cojo la bolsa,
pero el dolor ha ido a ms: es como si una zarza araara las paredes de mi
estmago. Voy al cuarto de bao, me lavo la cara y bebo un vaso de agua.
Dios, cmo me duele! Qu me ocurre? Estoy sudando; tengo un aspecto
horrible. Me miro en el espejo: parezco un cadver. Tengo ojeras y la boca
torcida por las nuseas. Qu coo me est pasando? A la hora del desay uno me
encontraba bien.
El desayuno. Debera de habrmelo imaginado. Demasiado tarde: ahora
recuerdo la expresin de su cara, esa expresin casi de felicidad. Hoy quiso
prepararme el desay uno y cocin todo lo que me gusta. Se qued de pie junto a
m, mientras me lo tomaba. El complejo vitamnico tena un sabor diferente y
dijo que haba cambiado la receta.
Por el amor de Dios! Era tan evidente! Cmo pude no darme cuenta de lo
que suceda? Mam de vuelta con sus viejos trucos Cmo pude haber sido tan
descuidado?
Es como si me estuvieran rasgando las entraas con trozos de cristal. Trato de
ponerme en pie, pero el dolor es tan insoportable que me obliga a doblarme.
Tiene que haber alguien despierto a estas horas. Alguien que pueda ay udarme.
Podra mandar un mensaje a travs de mi diario virtual para pedir ay uda.
Mam se ha llevado mi telfono mvil. Escribo el mensaje de socorro. Hay
alguien conectado?
Capitanmataconejos est de puta madre.
Vale, muy bien. Maldito cabrn retrasado! Demasiado cobarde para salir de
casa, no sea que se tropiece con los chicos del barrio. De pasada, veo que
chicocobalto y a no est en la lista de favoritos de Cap. Qu sorpresa.
ClairDeLune se siente rechazada. S, seguramente sea verdad. Al final, Angel
se ha hartado y le ha escrito en persona. Su tono, sereno y profesional, deja a
Clair sin ilusin alguna. El rechazo duele a cualquier edad, aunque para Clair, la
humillacin es ms que un golpe. Por su parte, chicazafiro ha desaparecido de su
lista da favoritos. Y, segn veo, chicodeojosazules tambin.
Y Chry ssie? Una vez ms, est mal. Casi siento compasin por ella. Esta
maana, cuando he echado un vistazo a su lista de favoritos, he comprobado, no
muy sorprendido, que azurechild haba sido borrada. Yo tampoco figuro en ella.
Tres mazazos? Qu coincidencia! Repaso rpidamente el resto de mi lista
de favoritos, comprobando cuentas y avatares. BombaNumero29. Purepwnage9.
Toxic 69. Todos mis amigos. Como si, de sopetn, hubiesen decidido dejarme
abandonado en badsguyrock
Evidentemente, no hay nada de Albertine. Su cuenta de correo aparece como
inactiva y su diario virtual como borrado. An puedo consultar sus ltimas
entradas Lo que se ha colgado on-line nunca se pierde; hasta la ltima palabra
queda oculta en cachs y archivos encriptados, los fantasmas del ordenador. Sin
embargo, ahora Albertine se ha ido. Por primera vez en veinte aos puede que
por primera vez en su vida, chicodeojosazules est completamente solo.
Solo. Una palabra amarga y marrn, como las hojas secas atrapadas en una
trampa tendida por el viento. Sabe a poso de caf y a polvo y huele como la
ceniza de un cigarrillo. De pronto, estoy asustado. No tanto por el hecho de estar
solo como por la ausencia de todas esas vocecitas, las que me dicen que soy real,
las que aseguran que me ven
Entendisteis que todo era ficcin, verdad? Sabis que nunca he matado a
nadie, no? De acuerdo, puede que algunos de mis relatos fueran de mal gusto,
incluso puede que un poco enfermizos, pero no creerais que era capaz de
cometer todos esos actos, verdad?
Verdad, Chry ssie?
Verdad, Clair?
No era la realidad, en serio, tan slo una licencia potica. Y en el que caso de
que pareciera real, si estabais casi convencidos de que lo era, en fin,
evidentemente es un cumplido, una prueba de que chicodeojosazules es bueno
De acuerdo, chicos? Toxic? Cap?
Hago un nuevo intento de bajar las escaleras. Debo llamar a un taxi. Tengo
que salir. Tengo que escapar. A medioda debo estar a bordo de ese avin. Sin
embargo, tengo la sensacin de que me hubieran partido en dos; las piernas
apenas me sostienen. Vuelvo otra vez al bao, donde vomito hasta la primera
papilla.
No obstante, s por experiencia que eso no me ay udar en nada. Sea lo que
sea lo que ella me dio, sigue ah dentro, corriendo por mis venas, paralizando todo
mi cuerpo. A veces dura das; otras, semanas: depende de la dosis. Qu me
habr dado? No lo s. Debo llamar a ese taxi. Si me arrastro, podr llegar hasta el
telfono. Est en el saln, con los perros. Sin embargo, la idea de estar all
tumbado, impotente, con todos esos perros de porcelana observndome, es ms
de lo que mis destrozados nervios son capaces de resistir. Un montn de
serpientes se mueven por mi estmago, y nada puede pararlas
Maldita sea! Me siento enfermo; estoy mareado. La habitacin da vueltas sin
cesar. Noto unas flores negras que se abren detrs de mis ojos. Si me quedo
tendido aqu, en silencio, puede que todo vay a bien. Puede que recupere las
fuerzas suficientes para llegar al aeropuerto
Bip! Es el pitido de la bandeja de entrada. Un agridulce sonido electrnico.
Uno de mis amigos acaba de mandarme un mensaje. Saba que no me dejaran
aqu tirado. Saba que acabaran apareciendo.
Me arrastro hasta el teclado y aprieto la tecla mensaje.
Alguien ha comentado tu entrada!
Busco mi entrada ms reciente. Slo han escrito una lnea. Ningn avatar,
slo la imagen que aparece por defecto, una silueta azul dentro de un cuadrado.
Escribe un comentario:
JennyTrucos: no ha estado mal para ser un aficionado. aunque poco realista.
Al final ha puesto un emoticono: se trata de una cara sonriente que guia el ojo.
Ni hablar. Ni hablar! Noto cmo el sudor recorre mi espina dorsal. Siento el
estmago lleno de cristales rotos. Tiene que ser una broma, vale? Slo una
broma. Desde la primera vez que se conect se crey muy lista.
Oh, por favor! Como si no lo hubiese adivinado, con ese ridculo nick
JennyTrucos.
Genitora.
Y siempre usa el color azul virginal, y a veces el verde, como en el mercado,
y huele a LHeure Bleue y a Marlboro, a hojas de col y a agua de mar
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Mam?
No. No, por supuesto que no. He odo la explosin, por el amor de Dios. Mam no
va a volver; hoy no, ni nunca. Y si de algn modo ha conseguido escapar,
entonces, por qu elegira este medio en vez de regresar a casa y enfrentarse a
m cara a cara?
No, alguien est intentando volverme loco. Yo creo que se trata de Albertine.
Buen intento, Albertine, pero he jugado a este juego durante mucho tiempo como
para que me la d una aficionada.
Bip! Alguien ha comentado tu entrada!
Me planteo la posibilidad de borrar el mensaje sin leerlo, pero
Escribe un comentario:
JennyTrucos: dime, cmo te sientes, chicodeojosazules?
chicodeojosazules: Nunca me he sentido mejor, Jenny, gracias.
JennyTrucos: nunca mentiras para salvar la vida.
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Dime, te conozco?
JennyTrucos: no tan bien como y o a ti.
Lo dudo; en serio. Sin embargo, empiezo a estar intrigado, a pesar del dolor que
va y viene como las olas bajo el muelle de Blackpool. Dolor. Qu palabra!
Como un ratn dentro de una botella. En cualquier caso, estoy atrapado, y ms
que pensar en mis circunstancias que, seamos francos, no son muy halageas
, es ms fcil quedarse aqu, agarrarse al cabo que me han echado y seguir
hablando, lo cual es mejor que permanecer en silencio.
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: As pues, crees que me conoces?
JennyTrucos: oh, s! te conozco.
chicodeojosazules: Eres t, Albertine?
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Albertine? Eres t?
JennyTrucos: no, esa zorra se ha ido para siempre.
Escribe un comentario:
chicodeojosazules: Bueno, ha sido divertido, pero tengo que irme.
JennyTrucos: t no vas a ir a ninguna parte.
chicodeojosazules: Oh, por supuesto que s. Me voy al sur.
JennyTrucos: no en esta vida, pequeo cabrn. tenemos cosas de las que hablar.
Escribe un comentario:
JennyTrucos: t esprame ah. voy para casa. voy a cuidar de ti.
Est claro que se est tirando un farol. No tiene ni idea. Sin embargo, si no la
conociera como la conozco, puede que estuviera un poco asustado. Imita tan bien
a mam que casi siento erizarse los pelos de la nuca y noto la parte de atrs de la
camisa empapada en sudor. Sin embargo, es un farol basado en lo que ella sabe
de m. Sabe que es mi punto dbil, eso es todo. Est disparando a ciegas. Me he
salido con la ma, y no hay nada que ella pueda hacer al respecto
Escribe un comentario:
JennyTrucos: te crees muy listo, verdad? no deberas haber intentado
engaarme. y si descubro que les has puesto un dedo encima a uno solo de
mis perros, te romper el cuello, entendido?
Algunos libros son fciles de escribir. Algunos son algo ms difciles. Y algunos
libros son como el cubo de Rubik, que no tienen solucin evidente a la vista. Este
cubo de Rubik en particular nunca hubiera sido resuelto sin la ay uda de mi
editora, Marianne Velmans, y mi agente, Peter Robinson, que me dieron nimos
para perseverar. Gracias tambin, a Anne Riley ; a la publicista Louise Page-
Lund; al Sr. Fry por el prstamo de Patch; a la copy -editora Lucy Pinney ; a
Claire Ward y Jeff Cottenden por el arte de la portada; a Francesca Liversidge;
Manpreet Grewal; Sam Copeland; Kate Tolley ; Jane Villiers; Michael Carlisle;
Mark Richards; Voltaire; Jennifer y Penny Luithlen. Gracias tambin a los hroes
annimos: a los correctores de pruebas; a los ejecutivos de ventas; a los
representantes del libro y los libreros que tan a menudo se olvidan en el momento
de repartir los laureles. Gracias a mis amigos del mundo de los aficionados de la
ficcin, especialmente a: gl-12; ashlibrooke; spicedogs; mr_henry _gale; marzella;
jade_melody ; henry _holland; divka; benobsessed. Y, por supuesto, al hombre del
apartamento 7, cuy a voz estuvo en mi mente desde el principio.
Notas
[1] En ingls, murder (asesinato) y mother (madre) suenan de forma
parecida. (N. del T.) <<
[2] En ingls, la palabra swallow significa tanto tragar como
golondrina . (N. del T.) <<
[3] En ingls, la palabra away (lejos) suena de forma muy parecida a Hawi.
(N. del T.) <<
[4] Marca britnica de helados bajos en caloras. (N. del T.) <<
[5] Galleta de chocolate muy popular en Australia, Canad y Gran Bretaa. (N.
del T.) <<
[6] En ingls, pluma . (N. del T.) <<
[7] En ingls, blanco es mark , que a su vez tambin significa etiqueta .
(N. del T.) <<
[8] En ingls, presa es prey , que suena de forma muy parecida a pray
(rezar). (N. del T.) <<
[9] En ingls, stalk significa tanto tallo como acechar . (N. del T.) <<
[10] En ingls, muelle es pier . (N. del T.) <<
[11] En ingls, gilipollas . (N. del T.) <<
[12] En ingls, pavo real es peacock . (N. del T.) <<
[13] Mancha. (N. del T.) <<
[14] En ingls, death by misadventure significa muerte accidental . (N. del
T.) <<
[15] En ingls, homicidio es manslaughter ; sin embargo, escrito por
separado, mans laughter , significa la risa de un hombre . <<
[16] En ingls, ax significa hacha y minster , catedral . (N. del T.) <<
[17] Wafer , en ingls, significa indistintamente barquillo y hostia . (N.
del T.) <<
[18] La autora juega con la similitud fontica en ingls entre champange y
sham pain (dolor fingido). (N. del T.) <<
[19] En ingls, develop significa tanto desarrollar como revelar . (N.
del T.) <<