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CEUNID

PROYECTO:

SINTESIS: IDENTIDAD, EXCLUSIÓN Y


RACISMO: REFLEXIONES
TEÓRICAS Y SOBRE MÉXICO

MATERIA:
DIVERSIDAD DE LA CULTURA

PROFESOR:
LIC. VÍCTOR MANUEL TORRES FRANCO

ALUMNO:
DAYRI DEL CARMEN JIMÉNEZ MEJÍA

PRIMER SEMESTRE
26-09-2019
INTRODUCCIÓN

El racismo es una teoría fundamentada en el prejuicio según el cual hay razas humanas que

presentan diferencias biológicas que justifican relaciones de dominio entre ellas, así como

comportamientos de rechazo o agresión. El término 'racismo' se aplica tanto a esta doctrina

como al comportamiento inspirado en ella y se relaciona frecuentemente con la xenofobia y

la segregación social, que son sus manifestaciones más evidentes. La xenofobia predica el

odio a los extranjeros o a los grupos étnicos, viéndose casi siempre superiores a ellos.

Sucede que todos somos diferentes y cada quien tiene una forma distinta de ver la vida, en

tanto que la discriminación va también para los que expresan con su vestimenta sus ideales

y su forma de pensar, y el caso de que seamos diferentes no hay derecho a agredirnos o a

tener malos tratos ya lo mencionaba que la familia es quien nos da esos valores y sin ellos es

imposible progresar como ser humano.

Pero también en la familia se dan algunos tipos de racismo o discriminación de que si puedes

o no puedes hacer algún trabajo, que si con las personas con las que convives son de una

familia acomodada, si son o no son cristianos, si son blancos o son morenos etc. y si eso lo

vives en tu casa lo reflejas ante la sociedad, el racismo es la lucha de razas ante las

desigualdades a las que se enfrentan, otro ejemplo es la diferencia de creencias o religiones,

como el caso de Hitler que él era Judío y se volvió Alemán y era tanto su aborrecimiento

contra esa raza que mando que los exterminaran a todos los que pudieran para que no quedara

esa raza persistente y fue una época de horror para los judíos. Existen otros tantos ejemplos

de racismo que siguen afectando a nuestra sociedad.


IDENTIDAD, EXCLUSIÓN Y RACISMO: REFLEXIONES TEÓRICAS

SOBRE MÉXICO.

IDENTIDAD

Conjunto de rasgos propios de un individuo que los caracterizan frente a los demás.

EXCLUSION

La idea de exclusión se aplica al ámbito social cuando se hace referencia a la acción de

marginar voluntaria o involuntariamente a una porción de la población. Aunque normalmente

se relaciona el término de exclusión social con aspectos socioeconómicos, esta marginación

también puede estar vinculada con otras razones, como por ejemplo ideológicas, culturales,

étnicas, políticas y religiosas.

RACISMO

El racismo es una forma de discriminación de las personas recurriendo a motivos raciales,

tono de piel u otras características físicas de las personas, unas se consideran superiores a

otras.

REFLEXIONES TEÓRICAS SOBRE MÉXICO

México es un país racista. Los mexicanos practicamos sistemáticamente esta forma de

discriminación contra nuestros compatriotas que tienen un color de piel más oscuro, contra

los indígenas y los afromexicanos, contra los inmigrantes, contra los extranjeros y contra

todos aquellos que nos parecen diferentes e inferiores.


Todos los días en las ciudades y en el campo, en los medios de comunicación y en los centros

de trabajo, en la calle y en los establecimientos comerciales se discrimina a hombres, mujeres,

niños, jóvenes y ancianos a causa de su aspecto físico, de su manera de hablar, de su forma

de vestir.

En nuestro país se practican muchas formas de discriminación: marginamos y a veces incluso

agredimos a las personas por ser mujeres, por ser homosexuales o transexuales; les negamos

oportunidades por tener una religión diferente a la católica o, simplemente, por ser jóvenes o

demasiado viejos, o por vestirse diferente; menospreciamos a los extranjeros y a los que

hablan español con un acento distinto. De estas múltiples formas de exclusión, una de las

más difundidas y más dañinas es el racismo, que discrimina a las personas por su color de

piel, la forma de su cabello y sus rasgos faciales, pero también por su cultura, su forma de

vestir y de pensar, que son considerados índices de su pertenencia a una “raza” supuestamente

inferior. En nuestro país las peores, aunque no las únicas, formas de racismo se dirigen a los

indígenas y a las personas que parecen serlo, así como a las personas de origen africano.

Dos ejemplos relativamente recientes del racismo mexicano tienen como protagonistas a

funcionarios públicos (uno federal, la otra local) e ilustran aspectos únicos de cómo y por

qué se ejerce dicha forma de rechazo y burla en nuestro país.


El primero es una conversación entre el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral

(INE), Lorenzo Córdova Vianello, y otro funcionario de esa institución, filtrada a través de

-YouTube en mayo de 2015 y que tanta indignación despertó en las redes sociales.

En esta charla, del 23 de abril de 2015, el funcionario se mofaba de manera abierta de un

grupo de representantes indígenas con quienes había tenido horas antes una reunión de

“asesoría” y afirmaba que el encuentro merecía formar parte de unas “Crónicas marcianas”

del INE, junto con las “dramáticas reuniones” por motivos electorales con los padres de los

43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero,

el 26 de septiembre de 2014.1

La burla del funcionario se centraba en el hecho de que el jefe de la nación chichimeca de

Guanajuato, parte de la comitiva, hablaba español con un acento, una gramática y un

vocabulario que a él le parecían artificiales:

Se ve que este güey, yo no sé si sea cierto que hable así, cabrón. Pero no mames, vio mucho

Llanero Solitario, cabrón, con ese Toro, cabrón. No mames, cabrón, o sea. No mames. Nada

más le faltó decir, me cae que le faltó decir: “Yo, gran jefe Toro Sentado, jefe gran nación

chichimeca”. No mames, cabrón. No mames, cabrón. No, no, no, no. Está de pánico, cabrón.

No mames, güey.
Detrás de este episodio se encuentra un prejuicio que comparten muchos mexicanos que se

consideran parte de una élite “educada”: la identificación implícita entre hablar español

“correcto” y ser “verdaderamente mexicano”. Esta identificación, a su vez, es producto de

“la ideología del mestizaje” impuesta en nuestro país desde hace poco más de un siglo y que

pretende que todos los mexicanos deben hablar un solo idioma.

Todas estas opiniones parten de un principio inherente en el ser humano, que es el de la

diferenciación indiscriminada, comenzando por la parte fisionómica que por más que se

quiera decorar y abolir poniéndole un disfraz de igualdad, la realidad los desnuda y la

naturaleza de la comparación se impone, haciendo desde el primer momento de la existencia

del ser humano, un mundo de extraños que conocen su diferenciación desde los colores de

la epidermis hasta las diversas formas de percibir el mundo.

La cultura encuentra entonces, en este escenario teatral de diferenciaciones, un papel propio

a desarrollar, a partir de un choque de cargas culturas diferentes, donde, cada una es

productora de una interpretación del mundo pero encontradas en el mismo tiempo y espacio,

y toda esta carga se vierte en una concluyente falta de entendimiento, que a su vez genera

siempre un vencedor y un vencido, con espacio para las mezclas entre una y otra cultura,

pero con una definición clara de una mayor voluntad de poder de una sola de las partes, que

se transformará en la cultura hegemónica.

En México los indígenas son creadores de conflictos interesantes en cada momento de la

historia y son inspiradores de discursos que la mayoría de las veces son realizados por

personajes ajenos a sus conceptos de vida, que los convierte en, explotados, en marginados,

en vulnerables, en protegidos, en apreciados, pero todas estas acepciones ya no tienen una

diferenciación, es decir, se vuelven iguales a partir de sus propios creadores identificados y


resaltados por una única denominación verdadera, que es la de ser excluyentes, porque

parten de escribir de y por una otredad, creándose entonces toda una gama de alusiones que

no llegan a acercarse a un término que pueda percibirse como unión.

De tal manera que nos encontramos en una época llena de conflictos étnicos, pero no es un

tema nuevo, los conflictos siempre han existido, existen y existirán de una u otra forma,

porque no somos iguales, y de un individuo a otro se encuentra una gran brecha biológica,

material e ideal.

La diferenciación por tanto es un acto natural en los seres humanos porque es una

comparación donde sin saber con precisión que es porque la identidad es un término complejo

y tan escurridizo que muchas veces parece inexistente, se puede elaborar de mejor manera

un concepto de lo que no se es. Esto sirve de manera eficaz porque les da a los seres humanos

un punto de “gravedad” para paradójicamente saber que es a partir de lo que es diferente. Por

tanto, la tolerancia es algo que se intenta predicar alrededor del mundo para que exista una

mayor convivencia, sin embargo, lo que está en duda es la capacidad que pueda tener el

hombre para poner en práctica la tolerancia, esto se contrapone contra la naturaleza de la

diferencia, el ser humano siempre compara para establecer patrones de codificación eso es

algo inevitable.

El mexicano tiene muchos problemas para encontrar una identidad, si es que existe, desde

sus orígenes la historia ha tenido problemáticas y cambios frustrantes que necesitarían del

mejor psicoanalista para poder ser descifrados. Por tanto, la diferenciación y la exclusión es

parte de un mexicano. Así, el mexicano es pero sin serlo, es la secreción de la contradicción,

es el ornitorrinco de la sociedad, ese animal que es para los biólogos es una burla de la

naturaleza, el mexicano para los cuentistas sociales podría ser su equivalente social; de tal
forma nos podemos encontrar con una cualquier definición de identidad del mexicano y

estaríamos en lo correcto, pero si aseguramos que el mexicano no tiene una identidad

tampoco erraríamos en nuestra definición.

Identidad y Otredad

La cultura, el vestido, la comida, los objetos, la música, nos otorgan una fortalecida identidad

y, nos da la posibilidad de trasportarla a otros lugares de residencia, en el caso de los grupos

migrantes, y quienes lo hacemos utilizamos conscientemente un mecanismo para reforzar

nuestros lazos identitarios.

El concepto de identidad es encontrarse con otro afín, es verse reflejado en el otro, porque se

comparten valores y símbolos, así como algunas formas culturales, es decir, la lengua, la

historia, la religión, la vestimenta, los modismos de un habla regional, por lo tanto, es “un

fenómeno cognitivo, que nos permite identificarnos e identificar a los miembros de ese

mismo grupo” (Bartolomé 1995:59).

Por su parte Gilberto Giménez, (2009) define que “la identidad está relacionada con la idea

que tenemos acerca de quiénes somos y quiénes son los otros, es decir, de la representación

que tenemos de nosotros mismos en relación con los demás”. Se entiende por identidad aquel

conjunto de ideas, costumbres, significados, tradiciones, historia y formas de relacionarnos

que nos hacen similares a los demás con ese mismo bagaje cultural.

Así pues, la identidad como fenómeno procesual y cambiante modifica a los actores sociales

y representa el modo de pensar de cada cultura. Se mira a la identidad como el carácter de

todo aquello que permanece único e idéntico a sí mismo, pese a que tenga diferentes

apariencias o pueda ser percibido de distinta forma (Falcón, 2008).


LOS UNIVERSALES Y RECURRENTES MECANISMOS DE LA

EXCLUSIÓN, CUNA DEL RACISMO:

Si después de ver qué clase de construcción social es la mancuerna identidad-otredad

podemos aproximarnos al racismo desde su origen, la intolerancia y la exclusión que no es

sino "la negación sistemática, en la historia, a la idea y a la práctica a ella asociada, de que

los otros son simplemente otros" (Castoriadis, 1985). Vista así, no es difícil reconocer que la

exclusión es un fenómeno mucho más universal de lo que se admite. Parecen ser universales

la "aparente incapacidad de constituirse uno mismo sin excluir al otro y la aparente

incapacidad de excluir al otro, sin desvalorizarlo y, finalmente, sin odiarlo" (Idem). Pero esa

forma de representarse al otro tiene su historia, que en general se resume en que se considera

a los "otros" como inferiores porque se procede a equiparar casi automáticamente a iguales

e indiferenciados o, por el contrario, diferentes e incomparables. El razonamiento se concreta

a pensar: si éstos fueran iguales a nosotros y nosotros fuésemos iguales a ellos, entonces no

habría razón para que tuviéramos costumbres distintas. En otras palabras, si los judíos fueran

iguales a los indios nahuas, o los judíos tendrían que comer puerco igual que los nahuas o los

nahuas tendrían que dejar de comer puerco igual que los judíos. Pero esto no se acepta, porque

la indiferenciación es vivida como la pérdida de la propia identidad; es considerada como in-

diferencia, no-diferencia, y ello lleva a que se pierda la razón de ser de las propias

costumbres. La consecuencia de no aceptar esto se reduce a no querer ver a los otros como

eso, como simplemente otros; no poder dejar de compararlos; no poder simplemente

aceptarlos. Porque si lo hiciéramos tendríamos que proceder a algo que históricamente se ha

mostrado excepcionalmente difícil: tolerar en ellos costumbres que para nosotros son vividas

como aberraciones.
De esta forma, la "verdad" de las propias instituciones se vuelve así tanto más verdadera

cuanto más se compara con otras. Por ello, "la historia humana muestra que el considerar al

'otro' inferior (…) es una opción de cuasi “proclividad natural”. (Castoriadis, op.cit.)

Como diría la politóloga francesa Ariane Chebel d'Appollonia hablando del racismo, una de

las formas más descarnadas de considerar al "otro" como inferior: "lo esencial sigue siendo

el carácter universal y perenne del racismo. En donde quiera que uno esté, sea quien uno sea,

el riesgo de estar en situación de 'racizante' o de 'racizado' existe. Este es el primer sentido

del racismo: una reacción injustificable pero explicable, inaceptable si uno suscribe la idea

de la tolerancia, pero perceptible en todos lados, condenable, pero 'normal' por el hecho de

su recurrencia” (Chebeld’ Appollonia, 1998:10).


CONCLUSIÓN

Lo primero que es necesario apuntar es que la raza y la etnicidad no son términos que tengan

referentes fijos; tenemos que verlos dentro del contexto de la historia de las ideas y colocarlos

al mismo tiempo dentro del contexto de las prácticas, dos ámbitos que se autodeterminan

constantemente.

Existe por lo tanto un acuerdo bastante generalizado en el sentido de que las razas no son

sino "construcciones sociales". En otras palabras, al igual que la identidad, la raza es entonces

una idea. Sin embargo, nuevamente como en el caso de la identidad, decir esto no es sinónimo

de decir que la idea de raza es algo que no tiene importancia en la realidad. Por el contrario,

como muchas otras ideas, ésta resulta tener un enorme peso en la realidad porque las personas

que creen en ella se comportan como si las razas realmente existieran, transformándolas así

en categorías sociales dotadas de un gran poder, en realidades sociales extremadamente

significativas.

Pero entonces ¿qué clase de construcciones sociales son las razas? Una respuesta muy común

a esta pregunta es la que asume que existe tal cosa como el crudo hecho de la existencia de

las disparidades entre las distintas apariencias físicas de la gente. Pero de hecho sólo ciertas

variaciones fenotípicas conforman categorías e ideologías raciales y aquellas que cuentan

han emergido a lo largo de la historia. En otras palabras,

"las razas, las categorías raciales y las ideologías raciales son aquellas que elaboran

construcciones sociales recurriendo a los aspectos particulares de la variación fenotípica que

fueron transformados en significantes vitales de la diferencia durante los encuentros

coloniales europeos con otras culturas" (Idem).


Ahora bien, el término etnicidad es un concepto que ha sido frecuentemente usado en lugar

del de raza, ya sea porque el solo uso de la palabra raza ha sido considerado per se como un

propagador del racismo al implicar que desde el punto de vista biológico las razas en efecto

existen, ya sea porque, teñido por su propia historia, simplemente "olía feo" (Idem). Pero

¿qué quiere decir exactamente el término "etnicidad"?, ¿En dónde reside específicamente, si

es que reside en algún lado, su especificidad? Hay un acuerdo bastante generalizado en el

sentido de que la etnicidad se refiere a diferencias "culturales". Pero la diferencia cultural se

extiende a lo largo y ancho del espacio geográfico. En otros términos, plantea, la gente usa

su localización o más bien su supuesto origen para hablar de la diferencia y de la igualdad.

"¿De dónde eres?" es por tanto la pregunta étnica por excelencia. Hoy en día, la globalización

ha tenido como una de sus consecuencias la constante interrelación de personas diferentes

desde el punto de vista de su geografía cultural. Por ello, la cuestión del origen se ha

convertido en algo muy importante.

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