El Amor en El Dolor

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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Tesis de Licenciatura en Psicología

“El estatuto de la esquizofrenia y su diferencia con la


paranoia"

¿Cómo se pasa de la esquizofrenia a la paranoia?

Alumna: Bibbo, Camila Iara.


DNI: 38.532.307
Mail: [email protected]
Tutor: Leopoldo Kligmann.

- 2018 -
Tesis de Licenciatura En Psicología

Índice:

Índice. 2

Introducción. 3

Marco teórico. 4

Estado del arte. 4

Objetivos. 5

Metodología. 5

Desarrollo. 6

Conclusiones. 27

Bibliografía. 29

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Introducción:
El tema elegido “El estatuto de la esquizofrenia y su diferencia con la paranoia" el
cual se enmarca dentro del área clínica, la orientación seleccionada para abordar
dicha temática se enmarca en la teoría Psicoanalítica.
Esta temática se aborda en ciertas materias a lo largo del recorrido académico , sin
embargo se encuentra poca información con respecto a la dirección de la cura en
base a las psicosis. A lo largo de la carrera de Licenciatura en Psicología surgió
cierto interés de mi parte con respecto a las formas de intervención y la posición del
analista a la hora de trabajar con este tipo de estructura subjetiva. Llegando al final
de la carrera sigo encontrando algunos puntos ciegos en base a esta temática y es
por este motivo elección de dicho tema que siempre retorna con interrogantes en
base su práctica.
Al realizar un recorrido por hospitales neuropsiquiátricos en diversas actividades
abiertas a la comunidad y a lo largo del transcurso académico surgieron preguntas
como: ¿hay transferencia en la psicosis? Si la hay o no la hay ¿ de que modo se
encara la dirección de la cura en dichas patologías siendo que no es al modo de la
neurosis?
Si bien dentro de las psicosis existen varios tipos la que más me interesa es la
esquizofrenia debido a que está implica un modo de relación particular con el
cuerpo. A partir de la asistencia a varias charlas y seminarios con respecto a esta
temática junto con la lectura del texto “El llamado esquizofrénico” de Colette Soler
fueron los impulsores para cuestionar la dirección de la cura en la esquizofrenia.
Para intentar responder a estos interrogantes es esencial hacer una introducción a
las psicosis y previamente un recorrido acerca de la Psiquiatría Clásica y los
posteriores cambios que fueron surgiendo hasta llegar a la teoría Psicoanalítica
junto con Freud y Lacan entre otros hasta los desarrollos actuales.
La temática sobre psicosis es abarcada por la Psicopatología , una de las disciplinas
que forman parte de la Psicología como ciencia, tiene por objeto de estudio
procesos y fenómenos psíquicos patológicos de los padecimientos del sujeto. Su
surgimiento está vinculado y estrechamente dependiente con la Psiquiatría Clásica
como prácticas del desarrollo a los que posteriormente el Psicoanálisis suplementa

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en cuanto a cuestiones conceptuales de la práctica clínica. El período que


comprende la constitución de las clasificaciones y las nomenclaturas que hacen a
la consolidación de la Psiquiatría Clásica lo podemos ubicar aproximadamente entre
1890 y 1930. Paralelamente, en dicho periodo Freud expone sus producciones
teóricas con respecto a las formaciones del inconsciente y sus mecanismos que se
ponen en diálogo con estos fundamentos de la Psiquiatría y del mismo modo son
fuente de referencia para posteriores producciones de Lacan.

Marco teórico:
El marco teórico recorre figuras representantes de la disciplina Psiquiatría Clásica
como marco histórico a partir del cual el psicoanálisis toma sus enseñanzas y marca
sus divergencias defendiéndose de esta.
Luego se abordará desde la teoría Psicoanalítica los principales aportes y estudios
que realiza Sigmund Freud y reformulaciones que establece Jacques Lacan.
Desde la Psiquiatría Clásica los conceptos principales serán paranoia, demencia
precoz, esquizofrenia, fenómenos elementales, automatismo mental. Desde la obra
de Freud, los conceptos principales seleccionados para el desarrollo serán : libido,
investidura, neurosis narcisistas, transferencia, realidad. En base a los seminarios
y escritos de Lacan las conceptualización elegidas para el abordaje serán:
forclusión, fantasma, demanda, lugar del Otro.

Estado del Arte:


El estado del arte incluye actualización del conocimiento con respecto al tema
seleccionado, más allá de los aportes significativos de Freud y Lacan podemos ver
como la teoría Psicoanalítica formaliza algunas cuestiones con escritos de algunos
autores que echan luz sobre estos puntos ciegos acerca de las psicosis, en especial
con respecto a la dirección de la cura.
Encontramos trabajos como el libro “Fenómenos preceptivos” de Roberto Mazzuca
(1997), también en entramos el libro de Jacques Allain Miller “Psicosis y
Psicoanálisis” (1985), otro de los trabajos que aportan a la temática son los libros
de Fabián Schejtman : uno de ellos es “Psicopatología, clínica y ética” (2013) Y el

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otro “ Elaboraciones lacanianas sobre las psicosis" (2015). Ypor último hacemos
referencia a dos principales obras de Colette Soler, una de ellas es “El inconsciente
a cielo abierto de las psicosis” (2004) y el otro “Estudio sobre las psicosis” (2014).

Objetivos:
Objetivo principal:
-" Formalizar la dirección de la cura en la esquizofrenia.”

Objetivos específicos:
-" Esbozar un recorrido por la nosografía de la paranoia y la esquizofrenia desde los
aportes de la Psiquiatría Clásica .”

-" Establecer las diferencias entre esquizofrenia y paranoia.”

-“ Nombrar y describir la posición del analista en la dirección de la cura para la


esquizofrenia.”

Metodología:
La metodología que se implementará para la realización de la tesis del tipo
cualitativa. Se abordará la temática desde diversos materiales bibliográficos desde
distintos autores para poder alcanzar los objetivos anteriormente delimitados. A
partir de estas fuentes se realizará un desarrollo de este material acompañada de
una articulación conceptual.

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Desarrollo:
La psiquiatría clásica se basa en una práctica previa a la existencia de los
psicofármacos, por lo tanto su práctica no era influenciada ni condicionada por
estos; los pacientes no eran medicados con lo cual está clínica no incluye los efectos
secundarios ni distorsiones de los cuadros por medicación, estos intentan definirse
a partir de lo visto y lo oído y es en este sentido que está práctica se acerca más al
Psicoanálisis que a la Psiquiatría actual. La psiquiatría nace a fines del siglo XVIII
con Philippe Pinel, principal exponente de la clínica francesa junto con Esquirol; y
desde la escuela Alemana con Greisenger como principal exponente. Este período
corresponde a una clínica sincrónica caracterizada por el corte aquí y ahora del
cuadro clínico al momento del examen psiquiátrico la cual sigue el paradigma de la
Alienación Mental que concibe la enfermedad mental como como un cuadro único
que podía tomar distintas formas en distintos momentos, los alienados eran
considerados enfermos y por lo tanto correspondían al campo de la medicina. Pinel,
quien en su esfuerzo por separar a los delincuentes de los locos marca el campo de
una práctica dependiente de la medicina con raíces en el discurso jurídico aunque
otorgándole un estatuto diferente a estos últimos dos campos. En consonancia con
los avances de la medicina moderna la Psiquiatría avanza en referencia a sus
investigaciones orientadas a cuestiones biológicas y de tratamientos
psicofarmacológicos, y en cuestiones descriptivas y de nomenclatura en base a la
clasificación. Desde estas características la Psiquiatría podría nombrarse como la
clínica de la mirada al decir de Michelle Foucault en cuanto a la distinción y
agrupación de cuadros clínicos de corte fenomenológico para clasificar entidades
clínicas ordenadamente según criterios definidos.
El término paranoia al inicio del siglo XIX es de Greisenger y surge como categoría
tratándose de una afección primitiva, es decir que no que no depende de causas exteriores
ni de enfermedades anteriores, en 1863 este término es retomado por Kalbaum quien,
situado en un marco de referencia kantiano, distingue las afecciones que involucran los
afectos, las afecciones que involucran la voluntad y las afecciones que afectan al
entendimiento y al juicio. Tanto Kalbaum como Greisenger son dos exponentes de la
escuela Alemana de la Psiquiatría, dicha escuela se caracterizaba por la separación de

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cuadros nosológicos en grandes categorías y la clínica francesa se encargaba de describir


detalladamente el cuadro. Luego de Kalbaum surgieron formas secundarias de la paranoia
como paranoia aguda que la escuela francesa designó como bouffeé delirante. A partir de
1882 cuando el francés Bayle realizar autopsias con cuadros de Parálisis Generales como
una de las formas de alienación mental acompañado con delirios constata lesiones
específicas en las meninges que no aparecían en otros pacientes con otras formas de
alienación mental, a partir de allí varios autores plantean que no se trata de una única
dolencia sino que es necesario considerar la existencia de distintas enfermedades y que
cada una de ellas debe coincidir con una lesión específica lo que implica incorporar el
método anátomo-clínico a la Psiquiatría indicado que una enfermedad se define por varios
parámetros siendo estos una evolución, una etiología, una lesión definida y un mecanismo
preciso a partir de observables; todo esto llevaría al encuentro de un tratamiento específico
de cada enfermedad. Es allí donde se realiza el pasaje a la clínica diacrónica o período de
las enfermedades mentales basada en la evolución y el desarrollo de los cuadros clínicos,
los principales exponentes de la clínica diacrónica son: de la escuela francesa Falret y de
Alemania Kalbaum, este último con su término anteriormente nombrado de paranoia aguda
tuvo una gran influencia sobre Kraepelin quien continúa con la evolución del término
paranoia, en su 5ta edición de su Tratado divide en Paranoia Combinatoria caracterizada
por delirio interpretativo y Paranoia Fantástica caracterizada por delirio acompañada de
alucinaciones, también describía otros cuadros bajo el nombre de Procesos Demenciales en
los cuales se incluían entidades como Catatonía , Demencia Paranoide, y Demencia Precoz
los cuales eran caracterizados por la presencia de delirios, alucinaciones y principalmente
por su rápida evolución. Hacia el estado de empobrecimiento de las funciones psíquicas.
Hacia 1899 en la Sexta edición de su Tratado, desde su apoyo a la Psicología anatomista de
Wundt, plantea modificaciones en cuanto a concebir la oposición entre Paranoia y
Demencia Precoz haciendo la diferencia entre ambos cuadros en base a las facultades que
están alteradas. A partir de allí plantea la paranoia y acota su definición como desarrollo
insidioso, bajo la dependencia de causas internas y según una evolución continua, de un
sistema delirante duradero e imposible de quebrantar, que se instaura con una

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conservación completa de la claridad y del orden del pensamiento , la voluntad y la acción.


Esta definición alude a la conservación de las facultades mentales en el curso del tiempo y
esto es lo que lleva a Kraepelin a separar la Paranoia bajo la rúbrica de Enfermedades
Paranoides y a la Demencia Precoz como sus formas Paranoides. La Paranoia toma en
cuenta dos mecanismos fundamentales siendo estos: el delirio de referencia, es decir, el
delirio de significación personal (autoreferencia) y de mecanismo interpretativo producido
a partir de interpretaciones cerradas de hechos reales y correctamente percibidos; y las
ilusiones de memoria que van a servir como puntos de partida para la construcción del
delirio que puede tomar diversas temáticas como grandeza, celotipia, persecución,
etcétera, el delirio se caracteriza por ser interpretativo y por hacer sistema manteniendo
una estructura interna coherente manteniendo las formas lógicas como un modo en el que
el sujeto considera e interpreta los hechos de la vida tratándose entonces de una alteración
del juicio del pensamiento y no del pensamiento en tanto facultad mental; la concentración,
memoria, consciencia, orientación, lo sensoperceptivo, atención, pensamiento y voluntad
se encuentran conservadas. La percepción tampoco está alterada y por lo tanto no presenta
alucinaciones, si en algunos casos aparecen son episódicas. Las facultades mentales no
alcanzan deterioro con el paso del tiempo y si hay debilitamiento en la evolución es debido
a la vejez y no al cuadro de la enfermedad.

En oposición a esta concepción de la Paranoia Kraepelin concibe el cuadro de Demencia


Precoz o grupo de las Demencias Precoces tratándose de un grupo de enfermedades
agrupadas en el que va a entrar la Paranoia Fantástica o Alucinatoria (con delirios
sistematizados y no acompañado de alucinaciones) junto con la Demencia Paranoide, la
Hebefrenia y la Catatonía. El criterio utilizado para la agrupación es la alteración y deterioro
de dos facultades mentales siendo estas la afectividad (repliegue afectivo o indiferencia
afectiva) y la voluntad (abulia) que ubica como síndrome basal, y un empobrecimiento
secundario de las funciones relativas al lenguaje como perturbación del curso de
pensamiento. Este grupo es caracterizado por presencia de delirios y alucinaciones aunque
estos fenómenos no definen al cuadro como tal. La evolución no es continua, sino que se
realiza por brotes en los que cada uno de ellos los síntomas pueden variar, es decir que

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pueden haber momentos de excitación, depresión, hiperactividad o profunda abulia por


períodos, pueden tener un humor variable, estar más depresivos o expansivos y entre un
brote y otro pueden presentar un estado de aparente normalidad. Dentro de la Demencia
Precoz hace una distinción entre las formas Paranoides en las que incluye la Paranoia
Fantástica y la Demencia Paranoide, en estas formas clínicas se combina el delirio con las
alucinaciones aunque estos síntomas sean secundarios y no determinen el diagnóstico. A
partir de estas Formas Paranoides Kraepelin piensa la diferencia con la Paranoia basándose
en una serie de parámetros clínicos, en primer lugar el delirio de la Paranoia es de tipo
interpretativo y no suele estar acompañado de alucinaciones (en caso de que este
acompañado por alucinaciones estas no determinan el delirio), en la Forma Paranoide de la
Demencia Precoz el delirio suele estar acompañado de alucinaciones y estas están en
relación a lo que engendra el delirio. Otra de las diferencias es que en la Paranoia el delirio
es sistematizado, es decir, que está sólidamente estructurado en su lógica interna y en los
encadenamientos de las ideas por más que estas en si mismas puedan ser discordantes con
la realidad, en cambio, en las Formas Paranoides de la Demencia Precoz el delirio está
pobremente sistematizado o no se sistematiza, es parcial, deshilvanado, se pierde en su
discurrir, cambia de temática con facilidad que tiende a acomodarse y disminuirse, las
temáticas suelen ser más absurdas, fantasiosas y menos verosímiles . Por otro lado, en la
Paranoia, no hay síntomas catatónicos ni delirio de posesión corporal como la idea de que
fuerzas extrañas actúan sobre el organismo, las sensaciones, pensamientos, actos
voluntarios o perturbación de la voluntad. La enfermedad no alcanza y no altera el centro
de la personalidad sino que produce una falsificación mórbida de la concepción del mundo.
Por otro lado, en la Demencia Precoz la enfermedad afecta el centro de la personalidad,
deja al sujeto inerte y a merced de las fuerzas exteriores siendo esto lo que demuestra la
debilidad de la voluntad del sujeto. Otra diferencia es que la Paranoia se mantiene a lo largo
del tiempo sin perturbación de las facultades mentales, por el contrario, en las Formas
Paranoides la evolución es con rapidez hacia el deterioro, esto implica la pérdida de
coherencia del delirio, el aumento de la retracción, y la ausencia progresiva de la voluntad.

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En cuanto al término esquizofrenia propiamente dicho surge en 1911 con Bleuler y este es
posterior al Psicoanálisis. En base a un rastreo en la historia de la Psiquiatría Clásica aparece
principalmente lo que Kraepelin denomina Demencia Precoz, en principio, desde 1893 en
su Cuarto Tratado ocupa el lugar de lo que el llamó procesos de degradación psíquica y en
segundo lugar ubica la Catatonía y en tercer lugar las Demencias Paranoides, a partir de allí
la Demencia Precoz engloba estas entidades anteriores. En 1896 hacia la Sexta edición
Kraepelin define la Demencia Precoz como una entidad de afección autónoma que implica
un debilitamiento intelectual global, progresivo e irreversible en jóvenes o en adultos
jóvenes, en la síntesis de 1899 la Demencia Precoz engloba las categorías de la Hebefrenia,
Catatonía y Demencia Paranoide poniendo el acento en que esta categoría implica la
pérdida de unidad interior, y la destrucción de las conexiones internas de la personalidad
psíquica; en la octava edición del Tratado dicho categoría clínica ya había sufrido la
influencia de Bleuler y la Demencia Precoz pasa a transformarse en esquizofrenia, dicho
término es producción del discurso analítico con fuerte influencia del psicoanálisis. Bleuler
a diferencia de Kraepelin y otros contemporáneos planteó la diferencia del mecanismo de
la producción de los síntomas fundamentales de la enfermedad y fija un criterio para su
definición, esto fue lo que lo impulsó a ir más allá de lo meramente descriptivo y para esto
contaba con los desarrollos y las influencia de Sigmund Freud y Carl Gustav Jung con quienes
trabajaba conjuntamente en Zúrich. Bleuler criticará a Kraepelin en la denominación de
Demencia Precoz y la cambiará por esquizofrenia porque afirma que la Demencia Precoz no
es verdaderamente demencia debido a que el verdadero sentido estricto del término
implica deterioro global y progresivo de las funciones como la memoria, orientación,
atención, inteligencia, juicio, pensamiento e ideación; según Kraepelin todas están
conservadas o son de las últimas en deteriorarse y lo que acentúa es la alteración de la
voluntad y la afectividad como perturbación esencial. Tampoco es precoz, afirma Bleuler,
porque se registran muchos casos de pacientes con diagnósticos de Demencia Precoz pero
que comienzan con la enfermedad alrededor de los cuarenta y cincuenta años, edades mas
avanzadas de las que suponía Kraepelin, o en otro sentido, no todos los pacientes
evolucionan tan rápidamente hacia el deterioro e incluso algunos no lo presentan sino de

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manera muy leve o tardía. Es por esto la propuesta del cambio de nombre a esquizofrenia
cuya significación es escisión (esquizo) de la mente (phrenos). Esta denominación surge a
partir de las hipótesis acerca del mecanismo de la enfermedad. Bleuler plantea que la
esquizofrenia consiente en un trastorno de la personalidad, este trastorno reside en que la
personalidad se escinde por haber una perturbación de la función asociativa ; es decir, que
hay una alteración a nivel de la asociación de las representaciones. Ya no se trata entonces
de un trastorno de la voluntad ni de la afectividad, sino de un trastorno a nivel de la
asociación de ideas. En su concepción asociacionista se trata de que la representación -
meta que dirige y orienta las asociaciones se pierde y lo que se genera a partir de ahí es un
pensamiento abandonado a la acción de los complejos afectivos por lo que el sujeto parece
vivir permanentemente en un estado análogo a la asociación libre, a la ensoñación o al
sueño. Siguiendo esto, Bleuler plantea que se producen interceptaciones, bloqueos y otros
signos de una alteración de la función asociativa. En tanto se pierde la representación meta
el sujeto se interrumpe bruscamente en el curso de su pensamiento o discurso y cuando lo
retoma se comprueba que algo se ha alterado y está pensando en otra dirección, esto es lo
característico de la esquizofrenia: interceptación del pensamiento o bloqueo y es lo que le
da al delirio en la esquizofrenia una forma deshilvanada, poco consistente, no hace sistema.
Se produce así, no sólo un cambio de nombre sino un cambio conceptual que está al alcance
del diagnóstico de la esquizofrenia más allá del que alcanzaba la Demencia Precoz en el
campo de la psicosis. Bleuler plantea para la esquizofrenia una tríada sintomática
fundamental: autismo, ambivalencia afectiva y trastorno en la asociación de ideas. El
trastorno en la asociación de ideas se evidencia en la presencia de interpretaciones y
bloqueos. El autismo es de alguna manera la versión censurada porque se le ha quitado al
eros la sexualidad del autoerotismo freudiano. Se describe que el sujeto se ha volcado hacia
sí mismo, lo cual lo volvería indiferente a lo que ocurre a su alrededor (se asemeja a lo que
Kraepelin describía como indiferencia afectiva). Agrega la hipótesis de que esto se debe a
la predominancia del deseo sobre la percepción de la realidad, síntoma fundamental del
cuadro. La ambivalencia afectiva , es decir, la oscilación entre el amor y el odio y la dificultad
para mantener vínculo afectivo estable que también es explicada como efecto de la

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imposibilidad de mantener una asociación de representaciones orientada por una


representación meta firme que no deje desviarse u oscilar las mociones afectivas del sujeto.
Esto es acompañado por otras afecciones de la afectividad como reactividad paradojal,
rigidez emocional, etcétera. Bleuler al igual que Kraepelin habla de síndromes basales y
síntomas accesorios, delirio alucinaciones, trastornos del lenguaje y escritura no son
síntomas fundamentales sino accesorios, es decir, que pueden estar o no; su presencia no
es suficiente para establecer un diagnóstico y su ausencia no excluye la posibilidad del
mismo. Distingue formas clínicas de la esquizofrenia siendo estas Paranoides, hebefrénica
y Catatónica. A estas se les agregaría la forma simple en la cual se trata de la presencia de
esta tríada sintomática basal (autismo, ambivalencia y trastornos de asociación) y donde
abundan los síntomas negativos que son las manifestaciones mas deficitarias de la
enfermedad menos productivas: abulia acentuada, poca o nula conexión con el entorno, la
atención empobrecida y ausencia de afectividad en los vínculos.

De todos modos, Bleuler atribuye la esquizofrenia a un origen orgánico y más allá del
cambio de nomenclatura hace caer la esquizofrenia en el registro de la personalidad. Este
término tuvo pregnancia luego de la Segunda guerra Mundial aceptada en Europa y en
Estados Unidos, no así en Francia ya que Claude quien era jefe de Lacan conservaba las
esquizofrenia bajo el nombre de grupo de esquizoidías. En base a la correspondencia entre
Freud y Jung, este último era asistente de Bleuler en la clínica suiza de Burgolzi y allí conoce
a Freud, así Jung entra en el discurso psicoanalítico, en 1911 se produce la separación de
ambos por la discusión que expone Freud en 1914 en Introducción del narcisismo con
respecto a la libido sexual. En una de las cartas de 1906 Freud alienta a Jung a ocuparse de
los psicóticos , pero al mismo tiempo hace valer la diferencia esencial entre esquizofrenia
(demencia precoz) y paranoia, afirmando que los mecanismos de represión son
demostrables en la Demencia Precoz pero no en la Paranoia. La tesis de Jung expresa que
entre la esquizofrenia y la paranoia hay una división muy rigurosa y que está última está
constituida exactamente como la Demencia Precoz a excepción de la fijación que se limita
a un pequeño número de asociados , la paranoia aparece como una demencia precoz
restringida y que las funciones están en general conservadas. Sin embargo, lo que Freud

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transmite es que el erotismo sería la esencia de la Demencia Precoz y quiere explicar lo


correspondiente a la libido y sus desplazamientos en la formación de la Demencia Precoz y
la paranoia tratando de explicar la parte paranoica de la Demencia.

Desde la primer nosografía de Freud con respecto a las categorías clínicas él establece la
gran división entre las neurosis actuales y las neuropsicosis de defensa, en el primer grupo
incluye la neurastenia y las neurosis de angustia; y en las neuropsicosis de defensa incluye
la histeria, la neurosis obsesiva, la paranoia y las psicosis alucinatorias, estas dos últimas
entran dentro del campo de lo analizable debido a que Freud postula que hay conflicto
psíquico. En manuscrito H, a partir del relato de un caso, postula que el mecanismo para la
paranoia es la proyección y que la paranoia se concibe por tener una predisposición a ello.
Freud (1886) “La Paranoia crónica en su forma clásica es un modo de mecanismo de la
defensa, como la histeria, la neurosis obsesiva y la confusión alucinatoria. Uno se vuelve
paranoico por cosas que no tolera, suponiendo que uno posea la predisposición psíquica
peculiar para ello" (pág. 247). A partir de allí se pregunta en qué consiste la predisposición
y cuál es el signo distintivo de la paranoia afirmando que hay un mecanismo de defensa a
partir de una representación que no quería ser recordada, en consecuencia, era reprimida.
Se pregunta dónde se sitúa lo peculiar de la defensa paranoica y como repuesta a este
interrogante, Freud (1886) afirma: “ Al juicio pronunciado desde adentro habría debido
aceptarlo; al que llegaba desde afuera podía desautorizarlo. Con esto, el juicio, el reproche,
era mantenido lejos del yo. La Paranoia tiene, por tanto, el propósito de defenderse de una
representación inconciliable para el yo proyectando al mundo exterior el sumario de la
causa que la representación misma establece” (pág. 249). En caso de la Paranoia se va a
tratar del abuso de un mecanismo psíquico de la proyección utilizado a los fines de la
defensa. En referencia a la idea delirante, refiere que ésta es sustentada con la misma
energía que el yo se defiende de alguna otra idea penosa insoportable. Así los paranoicos
aman al delirio como a sí mismos (Freud, S., pág. 251, 1886). Al finalizar el manuscrito Freud
va a sostener que el contenido y el efecto de la representación inconciliable se conservan
pero son proyectadas al mundo exterior. Dice que se presentan alucinaciones en formas
variadas, son hostiles al yo pero sostienen la defensa. La idea delirante es el calco o lo

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opuesto a la representación que cayó bajo defensa (delirio de grandeza). La referencia al sí


propio de la paranoia quiere demostrar que la proyección es correcta (Freud, S., pág. 251,
1886).

En introducción del narcisismo 1914 postula que la paranoia y la psicosis alucinatoria no son
analizables, en base a la reformulación del dualismo pulsional que distinguirá entre libido
yóica y libido de objeto. Freud destaca que un estudio directo sobre el narcisismo es
bloqueado por dificultades particulares, postula que la principal vía de acceso a el seguirá
siendo el análisis de las parafrenias y que así como las neurosis de transferencia nos
posibilitaron rastrear las mociones libidinales, la Demencia Precoz y la paranoia le
permitirían inteligir la psicología del yo pero para aproximarse al conocimiento del
narcisismo queda por describir la consideración de la enfermedad orgánica, la hipocondría
y la vida amorosa. Toma de Ferenczi la influencia que tiene la enfermedad orgánica en la
distribución de la libido, la persona afligida por un dolor orgánico y por sensaciones penosas
resigna su interés por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su
sufrimiento. Mientras que el individuo sufre retira de sus objetos del mundo las investiduras
libidinales para luego volver a enviarlas después de curarse, es decir, hay alteraciones del
proceso de distribución de la libido a consecuencia de una alteración en el yo quitando la
libido del mundo exterior y concentrándose en el órgano alterado. Allí Freud hace una
distinción entre las enfermedades orgánicas y la hipocondría, en la primera las sensaciones
penosas tienen su fundamento en alteraciones orgánicas comparables a diferencia de la
última. Admite que si el mecanismo de contracción de la enfermedad y de la formación del
síntoma en las neurosis de transferencia ha de conectarse con una estasis de libido de
objeto, podemos aproximarnos también a la imagen de una estasis de libido yóica
vinculándola con los fenómenos de la hipocondría y de la parafrenia (Freud, S., pág. 81,
1914). Freud en el capítulo II de Introducción del narcisismo destaca que la necesidad de
trasposición de libido a los objetos sobreviene cuando la investidura del yo con libido ha
sobrepasado cierta medida, en un principio es indiferente que ese procesamiento interno
acontezca en o objetos reales o imaginados. Freud (1914) afirma: “ La diferencia se muestra
después, cuando la vuelta de la libido sobre los objetos irreales (introversión) ha conducido

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a una estasis libidinal” (pág. 83). Va a introducir que en el caso de las parafrenias el delirio
de grandeza permite el procesamiento de la libido devuelta al yo, sólo después de
frustrados ese delirio de grandeza, la estasis libidinal en el interior del yo se vuelve
patógena y provoca la curación que aparece como enfermedad, así Freud va realizar la
comparación entre neurosis de transferencia y la parafrenia, en esta última la libido liberada
por la frustración no queda adscrita a los objetos en la fantasía, sino que se retira sobre el
yo; el delirio de grandeza procura el dominio psíquico de este volumen de libido, es decir,
que la operación psíquica es equivalente a la introversión sobre las fantasías en la neurosis
de transferencia; de su frustración nace la hipocondría de la parafrenia que es homologable
a la angustia de las neurosis de transferencia (Freud, S. , pág. 83, 1914).

Desde el texto “La represión” en referencia la caso Schreber, Freud va a establecer la


diferencia entre esquizofrenia y paranoia a partir del mecanismo de represión en base al
punto de fijación y el retorno de lo reprimido. En tanto que la satisfacción de la pulsión
sometida a la represión sería posible y placentera en sí misma a su vez sería inconciliable
con otras exigencias, por lo tanto, la condición para la operación de represión es que el
motivo de displacer sea mayor que el placer de la satisfacción. Postula que este mecanismo
de defensa no está presente desde el origen y su esencia consiste en rechazar algo de la
consciencia y mantenerlo alejado de ella. La represión primordial consistiría entonces en
que la agencia representante psíquica de la pulsión se le deniega la admisión a lo
consciente, así se establece una fijación, a partir de allí la agencia representante en cuestión
sigua inmutante y la pulsión sigua ligada a ella. La segunda etapa de la represión la postula
como la represión propiamente dicha y es definida como esfuerzo de dar casa, esta recae
sobre los retoños psíquicos de la agencia representante reprimida o sobre unos itinerarios
de pensamiento, que procedentes de otra parte, han entrado en vínculo asociativo con ella.
Es a causa de este vínculo que tales representaciones experimentan el mismo destino que
lo reprimido primordial (Freud, S., pág. 147, 1914). Como tercer etapa se encuentra el
retorno de lo reprimid, en tanto que la represión es siempre fallida esto que ha de
reprimirse retorna; como indicio de esto aparecen los síntomas y formaciones sustitutivas.
En base a la paranoia va a decir que el punto de fijación va a ser en la etapa del narcisismo

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y como retoño o de lo reprimido encontramos formaciones de delirio, en cambio, en la


esquizofrenia el punto de fijación es en el autoerotismo y el retorno de lo reprimido serían
delirios y predominancia de alucinaciones; esta era la diferencia que proponía Freud entre
estos dos cuadros. Hasta aquí Freud sostiene que el mecanismo de ambas es la represión y
estas pueden diferenciarse según el punto de fijación y el retorno de lo reprimido.

En el capítulo VII de “Lo inconsciente" Freud va a caracterizar la esquizofrenia y va a destacar


la imposibilidad de estos pacientes para la cura mediante el dispositivo psicoanalítico de las
neurosis de transferencia. Caracteriza la demencia precoz de Kraepelin por su conducta
hacia la oposición entre yo y objeto. En la esquizofrenia, el proceso de represión de la libido
no busca un nuevo objeto sino que se recoge en el yo, aquí se resignan las investidura de
objeto y se reproduce un estado de narcisismo primitivo carente de objeto. La incapacidad
de estos pacientes para la transferencia, la inaccesibilidad terapéutica en base a su
característica repulsa del mundo exterior, el surgimiento de signos de una sobreinvestidura
del mundo propio y la apatía total en que desemboca el proceso son caracteres que parecen
armonizar con el supuesto de una resignación de las investidura de objeto (Freud, S., pág.
194, 1914). En base a los vínculos entre los sistemas psíquicos, se exteriorizar como
consciente mucho de lo que en las neurosis de transferencia sólo puede pesquisarse en el
inconsciente a través del psicoanálisis. Se observan alteraciones del lenguaje, algunas de las
frases sufren una desorganización sintáctica, el contenido de las preferencias de los
enfermos hacen referencia a órganos o inervaciones del cuerpo y la ilación del pensamiento
gira entorno a ese elemento por el contenido de inervación corporal, a esto Freud lo llama
lenguaje de órgano o lenguaje hipocondríaco . Con respecto a los síntomas los va a asemejar
a los de la histeria o la neurosis obsesiva. Las palabras son sometidas al mismo proceso que
desde los pensamientos oníricos latentes crea imágenes del sueño, los que Freud llamó
proceso psíquico primario. Hasta aquí Freud sostiene el mecanismo de represión.

Ya con la formulación de su segunda tópica, en un texto de 1923 llamado “Neurosis y


Psicosis” expone los múltiples vasallaje del yo siendo estos el Ello, el mundo exterior y el
superyó resaltando que el mecanismo de las psicosis se da en la perturbación del nexo entre
el yo y el mundo exterior. Va a postular tanto para neurosis como para psicosis que ambas
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son generadas por los conflictos del yo con las diversas instancias que lo gobiernan
(anteriormente nombradas). Para las psicosis Freud (1923) asevera: “ El mundo exterior
gobierna al Ello por dos caminos: en primer lugar por las percepciones actuales , de las que
siempre es posible obtener nuevas, y, en segundo lugar, por el tesoro mnémico de
percepciones anteriores que forman, como mundo interior, un patrimonio y componente
del yo. El yo crea soberanamente, un nuevo mundo exterior e interior, y hay dos hechos
indudables: que este nuevo mundo se edifica en el sentido de las mociones de deseo del
ello, y que el motivo de ruptura con el mundo exterior fue una grave frustración
(denegación) de un deseo por parte de la realidad, una frustración que pareció insoportable
(pág. 156)”. De aquí hace la comparación postulando el inequívoco parentesco entre las
psicosis y el sueño normal, haciendo referencia a que la etiología para las psicosis es la
frustración, el no cumplimiento de uno de aquellos deseos de la infancia. Esta frustración
es externa y puede partir de aquella instancia interna dentro del superyó que ha asumido
la subrogación del reclamo de la realidad. El efecto patógeno va a depender de lo que haga
el yo en la tensión conflictiva, esto es, si se mantiene fiel a su vasallaje hacia el mundo
exterior y procura sujetar al Ello, o así es avasallar por el ello y así se deja de arrancar de la
realidad.

En base a la esquizofrenia, esta tiende a desembocar en la apatía afectiva, es decir, la


pérdida de participación en el mundo exterior; en relación a la génesis del delirio, este se
presenta como un parche colocado en el lugar donde originariamente se produjo una
desgarradura del vínculo del yo con el mundo exterior (Freud, S., pág. 157, 1923). A partir
de este desarrollo es que Freud propone el delirio como restitutivo en tanto intento de
reconstrucción o de curación. Al final de este artículo plantea el interrogante en base a cual
será el mecanismo análogo a la represión cuyo intermedio el yo se desase del mundo
exterior. Un año después, 1924, reafirma que el rasgo diferencial de la psicosis con respecto
a la neurosis. En la primera el yo está al servicio del ello, se retira de un fragmento de la
realidad con lo cual lo esencial es la superpotencia del ello, la pérdida de realidad estaría
dada de antemano. Nuevamente hace mención a la génesis de la psicosis refiriéndose a un
proceso análogo a la represión y destaca el conflicto entre otras instancias a diferencia de

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las neurosis, además resalta que en esta última la represión cae sobre la exigencia pulsional,
en cambio en la psicosis la reacción ante esta exigencia es la desmentida este hecho. Se
destacan dos pasos en las psicosis, el primero arranca al yo de la realidad y el segundo
intenta reestablecer el vínculo con la realidad a expensas del ello, este segundo paso
presenta el carácter de reparación e intento de compensar la pérdida de realidad por
creación de una realidad nueva. A la huída inicial sigue una fase activa de reconstrucción en
la que se desmiente la realidad y procura sustituirla y modificarla. El rendimiento de la
realidad tiene lugar en los sedimentos psíquicos de los vínculos que hasta entonces se
mantuvieron con ella, las huellas mnémicas, las representaciones y los juicios obtenidos de
ella hasta el momento y por lo cual era subrogada en el interior de la vida anímica; pero el
vínculo con la realidad nunca había quedado concluido sino que se enriquecía y variaba de
continuo mediante percepciones nuevas (Freud, pág. 195, 1924). De este modo, la psicosis,
debe procurarse percepciones tales que correspondan a la realidad nueva, lo que se logra
de la manera más radical por la vía de la alucinación, estas últimas junto con los espejismos
de recuerdo y formaciones delirantes presentan un carácter penoso y van unidas a un
desarrollo de angustia. Concluye Freud (1924): “ El nuevo mundo exterior, fantástico, de las
psicosis quiere reemplazar a la realidad exterior (pág. 197)”.

Estos aportes de Freud serán retomados por Lacan, quien además toma la enseñanza de su
maestro, psiquiatra de la escuela francesa, De Clerambault para formalizar el mecanismo
de las psicosis y postular una tratamiento posible. Retomando cuestiones de la Psiquiatría
Clásica, este psiquiatra francés se interesaba por los síntomas iniciales que permitirían
detectar y diagnosticar precozmente una psicosis alucinatoria crónica. De Clerambault
como jefe de Enfermería general de París tenía que hacer un diagnóstico rápido que
diferenciara entre un psicótico y un delincuente, para esto propuso una grilla semiología
que le permitiera con la mayor rapidez posible establecer la diferencia, por eso se dedicó a
estudiar los síntomas mínimos detalladamente, claro y decisivos. El resultado de esta
investigación fue lo que él llamó Síndrome de Automatismo Mental definido como el
síndrome basal y fundamental de la Psicosis Alucinatoria Crónica. Este síndrome cuya una
variedad de fenómenos, todos ellos considerados en su conjunto signos iniciales del

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surgimiento de una Psicosis Alucinatoria Crónica. Los fenómenos encontrados son: el eco
de pensamiento, la ideorrea, el vacío de pensamiento, el robo de pensamiento, etc. Las
características generales que Clerambault indica para el Síndrome de Automatismo Mental
es: basal, inicial, anideico, neutro y no sensorial. Es basal porque está en el fundamento del
desarrollo de los síntomas de la psicosis alucinatoria crónica. Es inicial porque se encuentra
desde los primeros momentos de la enfermedad, es anideico porque los fenómenos no se
pueden explicar por asociación de ideas, aparecen disruptivamente como prohibiendo
desde afuera lo que el sujeto esta pensando. Es neutro afectivamente, los fenómenos del
Síndrome de Automatismo Mental son vividos por el sujeto como neutros, o sea sin
tonalidad afectiva o apenas con un ligero e inespecífico malestar. Y no sensorial porque son
fenómenos que, al menos en sus inicios, no afectan a los órganos de sus sentidos. Forma
parte de este planteo la idea del delirio como secundario a la emergencia de los fenómenos
del automatismo, una reacción de la personalidad a la irrupción de estos fenómenos
(Schejtman, F., pág. 171, 2013). De Clerambault establece estas características de
automatismo mental o pequeño automatismo, si a este se le agrega un contenido algo del
orden de lo afectivo, es decir que ya no es neutro, o se le agrega algún componente creativo
o temático, con lo cual ya no es anideico, se constituye un gran automatismo. De ahí Lacan
en sus desarrollos sobre las psicosis como estructura subjetiva se apoya en la noción de lo
automático y lo anideico como las características con las cuales el fenómeno psicótico
irrumpe, si bien crítica las hipótesis organistas de su maestro reconoce el modo de
imposición de este fenómeno en el sujeto y los efectos que tiene sobre este. A estos
fenómenos los llama fenómenos elementales, estos se caracterizan por la vivencia de que
el sujeto no es dueño de sus pensamientos, ni del control de su curso; se le presentan como
algo extraño, independiente, autónomo con una sensación de amenidad y de no control.
Estos se presentan antes del desencadenamiento.

Con respecto a los fenómenos elementales en la Paranoia, en sus diferentes tipos: pasional
o interpretativa, se caracteriza por el desarrollo progresivo de un delirio sistemático que no
está basado en el automatismo. Si estos fenómenos del automatismo mental se manifiestan
en el registro del significante siendo atemáticos o anideicos, los fenómenos elementales de

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la paranoia se producen en el registro del significado (Mazzuca, R., pág. 75, 2013). Estos
tienen que ver con el momento previo al desencadenamiento, con una vivencia de
transformación del mundo. No se trata de una perturbación perceptiva (a diferencia de
como concibe la Psiquiatría las alucinaciones: percepción sin objeto), sino de una
transformación en el significado, es una experiencia de extrañamiento en la que de manera
repentina pierden validez los significantes hasta ese momento habituales sin ser
inmediatamente reemplazados por otros, esto está acompañado de un estado de una
inquietud o perplejidad. Lacan menciona otros fenómenos próximos a la interpretación e
intuiciones delirantes pero que se distinguen de estas, entre ellas se ocupa de las
interpretaciones retrospectivas y de las ilusiones de memoria. En base al caso Aimee
destaca que no se trata de una interpretación delirante sino de una ilusión de memoria,
Mazzuca (2013) afirma: “ Si reconocemos que estos fenómenos elementales descriptos por
Lacan en las paranoias se despliegan fundamentalmente en el registro del significado – a
diferencia de los fenómenos de automatismo mental que se manifiestan en el del
significante- podemos distribuirlos en dos grupos opuestos que es posible calificar como
negativo y positivo. El enigma caracteriza a los primeros, la iluminación intuitiva a los
segundos (pág. 78)”. En el caso del negativo el significado no está presente como un
significado particular y delimitado pero está presente en ausencia en tanto que el sujeto
registra la significación pero no sabe lo que significa. Desde el fenómeno de significación
personal de la Psiquiatría, Lacan cambia al nombre de fenómenos de significación de
significación: el sujeto tiene la certeza de que significa algo pero no sabe qué y además le
concierne, es autoreferencial y es decisiva para él. Los fenómenos perceptivos
proporcionan respuestas, entre ellos la interpretación delirante y se agregan intuiciones
delirantes, interpretaciones retrospectivas, ilusiones de memoria, sentimientos de
adivinación del pensamiento y otros.

En cuantos a los fenómenos elementales en la esquizofrenia pueden reconocerse dos tipos:


uno en relación a la no extracción del objeto a en su forma de objeto mirada (“ soy vista")
y otro depende de la estructura metonímica del significante caracterizado por una
perturbación y una imposibilidad en la puntuación.

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En base al texto “ La negación” de Freud, los aportes del filósofo Jean Hyppolite quien
propone establecer en relación con el planteo freudiano introduce tres niveles distintos,
esto es, a nivel de la represión primaria o la fijación se ubica la bejahung / ausstossoung
afirmación y expulsión respectivamente; a nivel de la represión secundaria, represión
propiamente dicha ubica la negación o perjuicio; y a nivel del retorno de lo reprimido la
represión. Lacan toma estos aportes y en su Seminario 3 postuló que en lo inconsciente
todo no está reprimido sino que hay que admitir que detrás de un proceso de verbalización
hay una afirmación primordial, una admisión que en el sentido simbólico puede faltar. Para
que algo sea reprimido primero tuvo que haber sido admitido en el aparato, es decir, en lo
simbólico y después de la represión estará el retorno de lo reprimido. Por lo tanto postulan
que hay significantes que son admitidos y otros que se rechazan. En las psicosis parte de la
simbolización no se lleva a cabo , ya no es reprimido sino rechazado y se trata del
significante del nombre del padre como carretera principal; este significante no fue
inscripto en lo simbólico. En el historial del hombre de los lobos Freud utiliza el término
verwerfung equiparándolo al término ausstossoung , lo ubica en la lectura de la negación
como uno de los dos términos de esa mítica operación originaria de inclusión – exclusión
(presencia – ausencia) que dará lugar a la constitución del aparato. Si hay una expulsión o
mejor dicho una no admisión en el registro simbólico el retorno se producirá en lo real. La
forclusión del significante del nombre del padre en las psicosis no es sin consecuencias, el
significante en lo real se encuentra fuera de lo simbólico, sólo, suelto, aislado de la cadena.
Allí donde el significante del nombre del padre es llamado a responder y hay un agujero en
lo simbólico el significante retorna en lo real a modo de plomada en el discurso y allí
encontramos los neologismos , ambas formas, la más plena y la más vacía, detienen la
significación como especie de pomada de red en el discurso. Se manifiesta en sus dos polos,
la intuición delirante plena de significación o como fórmula, estribillo vacío absoluto de
significación.

Las psicosis en su diacronía es caracterizada por un período de prepsicosis que forma parte
del desencadenamiento y es el momento inicial del proceso psicótico, es de duración
variable, durante el cual no surgen todavía signos o síntomas patognomónicos de las

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psicosis. Abarca los primeros momentos de la psicosis ya desencadenada. Este momento se


divide en fase pre psicótica y psicosis propiamente dicha. La mayor parte de las
manifestaciones sintomáticas corresponden a los diferentes grupos sintomáticos que Freud
describe para las neurosis de angustia: crisis de angustia, opresión del corazón, hiperestesia
auditiva, excitabilidad general. Este período es definido por Lacan como vacilación del Otro
como sitio de las coordenadas simbólicas del sujeto y caracterizado por la identificación
imaginaria del Edipo ausente como muletilla de identificaciones imaginarias de la carencia
de efectos de la metáfora paterna que hasta cierto momento mantuvo compensado al
sujeto. Cuando esto cae el sujeto no tiene tela simbólica para responder y allí comienza la
tercer fase descriptos por Kant como periodo del ceremonial en el que Lacan va a decir que
el Otro toma la iniciativa fundada en una actividad subjetiva y se produce cuando al sujeto
la pregunta le viene allí donde no hay significante (un – padre) la falta se hace sentir como
tal y esa falla en la estructura sincronía despliega sus efectos en la diacronía. Allí el sujeto
entra en la perplejidad y aparecen los fenómenos de franja como alucinaciones verbales,
murmullos, carcajadas, algunos son del orden de del brillo, la luminosidad en el registro de
la mirada; estos irrumpen la realidad y se imponen como percepción o palabras interiores
y se encuentran luego de desencadenada la psicosis, van a responder al vacío significante y
esa voluntad de goce con que el sujeto recupera su lazo al Otro.

Por último, encontramos la estabilización, aunque no se da en todos los casos, consiste en


un cambio de significación es el efecto de la metáfora paterna, se trata de ubicar
significantes cuya operadora produzca la emergencia de esa nueva significación tratando
de poner un límite a ese Goce desregulado en el que el sujeto se encuentra en posición de
objeto a merced del goce del Otro constituyendo un punto de capitonado como lo llama
Lacan (Mazzuca, S., pág.152, 2013).

Siendo que la división subjetiva se produce por la operación de haber pasado por el campo
del Otro, es decir, que en un primer momento mítico de necesidades como a partir de que
el Otro interpreta el grito del bebé como llanto se deja de estar en el plano de la necesidad
para pasar al campo de la demanda, operación lograda por el pasaje a través del Otro. Es
de esta manera como la satisfacción de la demanda no es del todo satisfecha y en ese i
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tanto de satisfacer la surge el deseo. Entonces, el sujeto en tanto deseante es producto de


la división subjetiva al pasar por el campo del Otro. Al pasar por allí queda un resto al que
Lacan llama o objeto a causa de deseo. El sujeto allí ocupa un lugar para el Otro y el objeto
a resto es velado por el fantasma, matriz simbólica que da marco a ese real. En la psicosis
esta operación es fallida, en tanto que va a ocupar el lugar de objeto del Otro y no va a
contar con el fantasma para velar lo real, allí Lacan va a hacer referencia a que el psicótico
tiene el objeto a en el bolsillo. El cuerpo va a estar involucrado, si se sostiene a que es por
efecto del lenguaje y en tanto la función del nombre del padre separar el goce del cuerpo y
que a partir de eso el cuerpo puede sostenerse como construcción en tanto hecho del
discurso, en las psicosis se verifica una forclusión del significante nombre del padre con lo
cual se puede seguir de esto que la separación del goce del cuerpo no se lleva a cabo como
en la neurosis. Los modos de retorno de ese Goce serán específicos, en el caso de la
Paranoia el goce retorna sobre el Otro y en el caso de la esquizofrenia el goce retorna sobre
el cuerpo que en los años 70 Lacan, con la clínica de los nudos va a postular que en el caso
de la Paranoia se suelta el registro simbólico y en caso de la esquizofrenia el registro
imaginario. En relación a esto desde Freud con su teoría del narcisismo y los aportes de
Lacan con el estadio del espejo sabemos que al autoerotismo debe agregarse un nuevo acto
psíquico, el de la identificación simbólica, para que se constituya el narcisismo, el yo (Je)
lugar de la enunciación. En el seminario 3 en referencia al esquema Lambda Lacan propone
un achatamiento de este esquema para explicar como en la psicosis el otro semejante
adquiere el poder del Otro que goza al sujeto. En el caso de la Paranoia el yo está constituido
i (a), en cambio en la mayoría de las esquizofrenias no, por lo tanto el goce recae sobre ese
cuerpo fragmentado. Introduciendo los aportes de Colette Soler en base al fracaso de la
simbolización va afirmar que en la esquizofrenia el sujeto habla y dispone de su lengua pero
no dispone de lo simbólico, en referencia a Freud, que las palabras son tratadas como cosas.
El acceso a lo simbólico supone, además del aprendizaje de la lengua, el efecto de
vaciamiento de lo real del ser vivo que produce la promoción de un significante (Soler, C.,
pág.110, 2014). En este apartado hace referencia a Lacan en cuanto a su intento de
formalizar la estructura de este efecto. La metáfora paterna de cuyo defecto daría cuenta

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de que en la paranoia, se inscribe la simbolización primera, allí sitúa la relación entre


esquizofrenia y paranoia. La simbolización recae sobre el Otro, la madre, que en primer
lugar, para el niño, debe ponerse a cuenta de una relación de objeto en lo real. La madre
sólo se convierte en un significante por medio de la simbolización de su ausencia, es decir,
que sea elevado al plano del significante en tanto para ello busque un sentido. En tanto
suponga que la ausencia periódica de la madre quiera decir algo se hace significante . Esto
le permite a Lacan hablar de simbolización del deseo de la madre que es promovido por la
simbolización de su ausencia cuyo efecto de significado es incógnita o enigma. Lacan sitúa
a partir de allí la Paranoia , en la que falta la operación segunda de la metáfora paterna, la
que sustituiría por el significante del nombre del padre por el deseo de la madre (Colette,
S., pág. 111, 2014). En el caso de la esquizofrenia la falta de simbolización primera del
objeto primordial, la incógnita del sujeto con respecto al deseo de la madre falta. De ahí
que también falta la función de la representación significante, el significante no representa
al sujeto para otro significante. Queda entonces el enjambre real de los significantes S1, S1,
S1, que al no representar al sujeto lo dejan abandonado mirándolo al régimen de la
fragmentación de las identidades, de los objetos, de los tiempos más o menos fecundos y
de los desencadenamientos en serie de esbozos delirantes. La Paranoia se beneficia con los
dinamismo de la metonimia que al precipitar la falta en el ser en relación al objeto disparan
las diversas búsquedas de su plus de gozar. Se mantiene así en el registro de la alienación
de la cadena significante, y la relación con el Otro. A esta voluntad paranoica se oponen la
estasis de abulia y las estereotipias de la esquizofrenia. En la esquizofrenia se está más acá
de la alienación que no le deja al sujeto ni siquiera el recurso de la persecución como la
tentativa de curación (Soler, C., pág. 114, 2014). Soler va a destacar que el esquizofrénico
da testimonio de los fenómenos de cuerpo, en referencia a Lacan, estos sujetos enfrentan
sus órganos sin la ayuda de un discurso establecido, se trata de un delirio en el vocabulario
del cuerpo que toma las palabras en lo real. Muchas veces el sujeto debe paliar la diferencia
del efecto del discurso, esto puede verse en los delirios del cuerpo sin órganos, en el caso
de ciertas automutilaciones, que son delirios o prácticas de negativización a poner a cuenta
del paso necesario para crear un vacío. La falta de este vacío oscila entre dos polos: la abulia

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que puede llegar hasta la parálisis catatónica por carencia de la falta que funda el deseo, y
el otro el pasaje al acto que realiza el significante o su defecto. Allí el sujeto juega sólo, sin
Otro, privado como está del recurso de la persecución como tentativa de curación. (Soler,
C., pág. 117, 2014).

En relación a la posición del analista y la posible cura de la esquizofrenia sabemos que desde
la ética del psicoanálisis el analista debe ubicarse en el lugar de objeto a, y no debe
responderse a la demanda ni rechazarla, sino alojarla. Una de las formas de intervención ya
propuesta por Lacan es la del analista en el lugar del testigo o secretario del alienado siendo
que el discurso del psicótico se caracteriza por el inconsciente a cielo abierto debemos
tomar su discurso al pie de la letra, en su literalidad, lugar de escucha del sujeto. Otra forma
de intervención planteada por Soler va a ser la orientación del goce está puede ser positiva
o negativa , la primera consiste en promover la sublimación mediante la escritura por
ejemplo y la segunda consiste en decir no que no puede hacerse sino desde el lugar del
Ideal. La última forma de intervenir es ayudando a producir un significante ideal I (A) que
puede ser del discurso del paciente o puede provenir del analista apuntando a la posición
del sujeto y una rectificación del Otro que le permita hallar al sujeto un lugar tolerable en
el mundo.

Soler se pregunta a que es llamado el analista para lo que va a postular que este es llamado
a suplir con sus predicciones el vacío súbitamente perdido en la forclusión, es llamado a
constituirse como suplente y hasta competidor de ese Otro que goza, si el analista se instala
en ese lugar sobrevendrá el delirio del Otro gozador. En referencia al lugar del testigo dice
que debe ubicarse como otro, el cual no hay que confundir con el Otro del Otro, un testigo
es un sujeto al que se supone no saber , no gozar y presentar por lo tanto un vacío en el que
el sujeto podrá colocar su testimonio. El segundo tipo de i intervención llamado orientación
del goce es una limitación que intenta hacer prótesis de la prohibición faltante, consiste en
decir no, en poner un obstáculo cuando el sujeto parece cautivado por ese Goce, esto en
base a la negativa, la positiva consiste en considerar un proyecto artístico. La tercera
intervención dice que va a tener un viraje en la relación transferencial como en la
elaboración de la cura, apunta a depurar y reducir el delirio. A partir de este momento se
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entra en la construcción del sujeto, al borde del agujero en el orden de lo simbólico; el


analista se hace guardián de los límites del goce, hacer de límite al goce desde la
intervención del significante ideal como elemento que falta en la ley paterna puede
construir una barrera al goce. Afirma Soler (2014) “ El analista, cuando se sirve de este
significante como lo hice yo, se lo toma al psicótico mismo; el analista no hace otra cosa
que apuntalar la posición del propio sujeto, que no tiene más solución que tomar él mismo
a su cargo la regulación del goce (pág. 11)”. La alternancia de las intervenciones del analista
entre un silencio testigo y un apuñalamiento del límite es la vacilación calculada de una
neutralidad benévola a lo que Soler llama la implicación forzosa del analista, no siendo el
perseguidor, sino entre la posición del testigo que oye y no puede más, y el significante ideal
que suple lo que Lacan va a llamar psi sub cero en el esquema I.

Conclusiones:

El inicio de esta tesis comenzó con un recorrido por los aportes de la Psiquiatría Clásica que
nos aportan características y síntomas de corte fenomenológico pertenecientes a estos dos
cuadros de las psicosis que se propone comparar: esquizofrenia y paranoia. A partir de esto
tomamos ciertos puntos cruciales como la última edición del Tratado de Kraepelin, los
aportes de Bleuler y de De Clerambault para introducir los estudios del psicoanálisis
partiendo de Sigmund Freud quien trata de dilucidar el mecanismo psíquico
correspondiente a las psicosis en general, influenciado por lecturas de psiquiatras con
quienes compartió parte de su formación establece características de la paranoia y dedica
el capítulo VII de Lo Inconsciente a la esquizofrenia y su dificultad para entrar en el
dispositivo analítico clásico a modo de las neurosis. A pesar de que Freud no terminó de
formalizar intervenciones en relación a la cura nos da herramientas para poder pensar el
mecanismo y cuestiones en referencia al tratamiento. A esto se suman los aportas de Lacan
quien toma aportes de Freud y de la Psiquiatría para nombrar el mecanismo psíquico de
las psicosis: la forclusión, establece el diagnóstico diferencial de esta estructura subjetiva,
describe la diacronía de la enfermedad y va a destacar la posición de objeto que ocupa el

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psicótico con respecto al Otro y la constitución precaria en la paranoia, o la no constitución


en la esquizofrenia del fantasma. De allí los efectos sobre el sujeto y las dificultades para el
dispositivo psicoanalítico en transferencia. En base a esto, a lo largo de todo el desarrollo,
establecemos diferencias entre la esquizofrenia y la paranoia según la evolución de las
teorías. Finalmente hacemos referencia a Colette Soler , que en mención a Freud y Lacan
va a formalizar los tipos de intervenciones que se pueden hacer dentro del análisis con
psicosis.

Para concluir, a demás de la posición del analista en la dirección de la cura de las psicosis y,
en base a la pregunta recortada, mas específicamente a la cura de la esquizofrenia se
propone pasar de esta estructura a la paranoia a partir de la sistematización del delirio en
tanto este pueda cobrar consistencia y mantenerse a lo largo del tiempo,

Sin embargo, dejamos abierto el interrogante para futuras investigaciones con respecto al
pasaje de la esquizofrenia a la paranoia ya que ambos cuadros establecen diferencias en
base a la constitución del cuerpo y los sostenes identificatorios tal que en la esquizofrenia
se presentan mayores dificultades. Además de esta investigación teórica, sabemos que el
encuentro del con la clínica puede interpelarnos dependiendo de la singularidad de cada
sujeto. Entonces podríamos abrir preguntas con respecto a otros tipos de intervenciones
que como futuros psicólogos clínicos podemos hacer en el encuentro del trabajo con la
esquizofrenia. Siguiendo a Soler (2014): “ Es extraño que sea a esos sujetos, en realidad los
mas resistentes a la transferencia, que se haya querido hacer entrar en el psicoanálisis. Es
que, por más que estén fuera de la transferencia, como fuera de discurso, estos sujetos no
dejan de establecer una eventual relación de confianza con sus semejantes . No es una
transferencia propiamente dicha, pues la transferencia es una relación simbólica que
incluye al sujeto supuesto saber, en lo que el esquizofrénico no entra. Pero deja un lugar
posible a la relación de objeto, a la vez imaginaria y real que se presta a confusión con la
transferencia, y de la que a veces se pueden obtener algunos efectos. Es dudoso que sean
analíticos, pero a veces pueden ser beneficiosos para el sujeto (pág. 117)”. Consideramos
que estas cuestionen exceden al formalizaciones teóricas y sería necesario tener en cuenta

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los efectos singulares que se producen en los sujetos para poder pensar en tantas
intervenciones como sujetos esquizofrénicos haya.

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