Decalogo Del Buen Medico
Decalogo Del Buen Medico
Decalogo Del Buen Medico
JJ. IBARIAS
Es importante señalar que esta división entre arte y ciencia es artificial, pues la medicina
no es totalmente ciencia o arte, que solo representan 2 aspectos de un todo único, y no
pueden contraponerse, pues como señaló William Osler, "la práctica de la medicina,
es un arte, basado en la ciencia."
1. Nada sustituye lo que se asimila en el contacto directo con el paciente: una buena
anamnesis, un examen clínico minucioso y la perspicacia clínica que resulta de la
experiencia. La clínica no puede ser aprendida solo en el laboratorio o a través de
lecturas o conferencias. A todo esto, podemos agregar que siempre se puede aprender
algo con cada paciente atendido, los pacientes son nuestro mejor libro de texto.
Por otra parte, por ser generalmente el Médico de Familia el primero que atiende al
paciente cuando tiene problemas de salud, este profesional debe convertirse en un
experto en diagnósticos precoces, teniendo presente que algunas enfermedades son al
inicio fáciles de curar, pero difíciles de diagnosticar, y con el transcurso del tiempo se
convierten en fáciles de diagnosticar, pero difíciles de curar. Por tanto, no debemos dejar
pasar ninguna señal sin analizarla, y aprovechar el momento oportuno para el
diagnóstico, que, según Hipócrates, "huye rápidamente".
5. No sea demasiado sabio. Recuerde que las enfermedades más comunes ocurren
con mayor frecuencia, piense primero en ellas. A esto podemos agregar que aun las
manifestaciones menos frecuentes de las enfermedades comunes, son más frecuentes
que las manifestaciones más usuales de las enfermedades raras. Como tampoco
podemos dejar de considerar que ninguna enfermedad es rara para el paciente que la
padece, podemos inferir la siguiente regla: piense primero en lo común, sin olvidar lo
raro.
En los casos de difícil diagnóstico, diagnósticos complejos, o que han sido vistos varias
veces y aún no están definidos, extreme las medidas, realice el interrogatorio lo más
completo posible, haga el examen físico más minucioso, razone sin prisa, revise la
bibliografía, busque una segunda opinión, utilice la experiencia, la lógica, el sentido
común; agote los recursos diagnósticos, sin abusar de ellos; discuta el caso en colectivo,
y ponga todos los medios necesarios al servicio del paciente. Es muy importante seguir
estrechamente la evolución del paciente y examinarlo las veces que sea necesario.
Recuerde que la clínica es congruente. Todo síntoma, tiene una causa y un por qué.
Las diferentes manifestaciones clínicas se relacionan entre sí y pueden ser explicadas
por el (los) problema(s) de salud que tiene el paciente. Las personas unas veces más y
otras menos, pero siempre, son afectadas como un todo por la enfermedad. Los
problemas de salud de nuestros pacientes no son biológicos o psicológicos puros, sino
una mezcla compleja de componentes físicos, psicológicos y sociales. Trate de ser
unicista en el diagnóstico, pero no olvide que los pacientes pueden tener varios
problemas de salud al mismo tiempo.
En los pacientes jóvenes, generalmente todo puede ser explicado por una sola afección;
en los ancianos, que padecen por lo general de más de una enfermedad, hay muchas
veces que ser dualista en el diagnóstico.
6. No realice en sus pacientes ningún examen que usted no haría en sí mismo, o en sus
familiares en idénticas circunstancias. No indique exceso de exámenes que
eventualmente puedan colocar a su paciente en riesgo de complicaciones iatrogénicas.
Aquí, podemos volver a repetir que los exámenes complementarios deben ser
orientados por el juicio clínico, después de haber formulado una hipótesis
diagnóstica. Nunca mande exámenes "para ver qué encontramos".
Los exámenes deben indicarse en la secuencia correcta: del más barato al más caro,
del más simple al más complejo, y del menos riesgoso al más arriesgado. En situaciones
de emergencia, a veces es necesario optar por el procedimiento con mayor capacidad
de brindar una respuesta inmediata, independientemente de su costo y riesgo.
7. Use las nuevas drogas con cautela. Es preferible manejar pocos medicamentos
básicos con pericia y seguridad, que utilizar los medicamentos más novedosos, que aún
no poseen una sólida base experimental. Muchas enfermedades iatrogénicas son
consecuencias del uso indiscriminado o excesivo de drogas, como, por ejemplo, los
antibióticos, los tranquilizantes, los esteroides y los antiinflamatorios. Por otro lado, es
importante considerar el aspecto psicológico de los casos y usar el sentido común.
También forma parte del arte de la medicina sacar provecho del uso del placebo, eficaz
en muchos casos.
Por otra parte, debemos recordar el lenguaje extra verbal, que muchas veces es más
importante que el verbal. Hay que controlar no solo las palabras, sino también los
gestos. La sonrisa no puede estar ausente de nuestros rostros, pues, aunque no
resuelva todos los problemas, nuestros pacientes nos la agradecen.
Para terminar, queremos señalar algo que no debemos cansarnos de repetir a los
médicos jóvenes: para enfrentar los problemas de salud en la Atención Primaria, los
principales recursos del médico serán su buena relación con el paciente y la familia, su
capacidad intelectual, el uso apropiado de sus manos, ojos y oídos, así como una gran
sensibilidad humana. El juicio clínico, y no la tecnología, es la base para la solución de
los problemas.