Enfermedades Frecuentes de Aves
Enfermedades Frecuentes de Aves
Enfermedades Frecuentes de Aves
Las aves se han considerado desde muy antiguo animales de compañía. Hoy en día se mantienen como
mascotas a muchas paseriformes y casi todas las psitácidas. Paralelamente, la medicina veterinaria
especializada en aves domésticas, ha ido creciendo exponencialmente y son muchos los clínicos que la
incorporan en su práctica diaria. Con respecto a los abordajes terapéuticos en aves (entendiendo como tales
los tratamientos previos a poder establecer un diagnóstico preciso) debe decirse que estos son de gran
interés por varios motivos: a) las aves tienen un metabolismo basal muy alto y, por tanto, pierden
hidratación y condición corporal rápidamente. b) los dueños difícilmente identifican la gravedad de las
patologías, ocurriendo con frecuencia que los animales llegan en un estado mucho más grave de lo que ellos
imaginan. c) en general las aves no suelen mostrar signos de enfermedad hasta encontrarse muy graves,
como respuesta innata a la predación. Todo esto obliga al clínico a actuar con rapidez estableciendo un
protocolo de soporte que cubra las necesidades de calor, hidratación y nutrición y, por otro lado, avanzando
en el tratamiento empírico antes de tener un diagnóstico certero. Abordamos en este artículo una pequeña
introducción de las patologías más frecuentes que presentan estos animales con la intención de despertar el
interés por esta especialidad veterinaria.
1. Enfermedades dermatológicas
Los trastornos de la piel y del plumaje son muy frecuentes y, desde luego, los más evidentes en las
aves. Además, aunque las lesiones o alteraciones del plumaje pueden estar motivadas por
distintas patologías propias del tegumento, muchas son causadas por procesos sistémicos que
surgen en el momento de la muda.
Una característica propia de las aves es que este tipo de lesiones se pueden iniciar o acabar como
trastornos del comportamiento que provocan arrancamiento de plumas e, incluso, lesiones de
automutilación en la propia piel que se terminan complicando. Es el denominado picaje que, por sí
solo, supone un desafío veterinario.
* Diplomada Colegio Europeo de Medicina Zoológica (Fauna Salvaje, no activa). Hospital Veterinario Retiro. Madrid.
†
Departamento de Toxicología y Farmacología. Facultad Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid.
1
Como consecuencia de todo lo anterior, para poder realizar un diagnóstico se ha de seguir un
protocolo minucioso, que permita ir descartando patologías, siendo fundamental realizar una
correcta anamnesis que oriente al clínico.
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1.3. Infecciones bacterianas
Las afecciones bacterianas primarias en la piel de las aves son muy poco frecuentes ya que
presentan en la piel unos lípidos bacteriostáticos que les protegen. Cuando aparecen las
infecciones suelen ser colonizaciones de heridas (infecciones secundarias).
Abordaje terapéutico: se recomienda realizar una citología con tinción gram. Así, para gram-
positivos se emplean trimetoprima-sulfamida, primera generación de cefalosporinas y penicilinas,
y frente a gram-negativos se utilizan aminoglucósidos, fluoroquinolonas y cefalosporinas de
tercera generación, estas últimas únicamente en casos necesarios cuando han fallado otros
tratamientos. Sin embargo, si la lesión es muy extensa o agresiva se debe realizar un cultivo y
antibiograma. Por otro lado hay que tener en cuenta que en la piel de las aves la bacteria que se
aísla con más frecuencia es el Staphylococcus spp.. Por esa razón, aunque el diagnóstico es por
cultivo en estos casos sospechosos o muy agresivos, se recomienda la biopsia de piel para el
definitivo diagnóstico de una lesión por Staphylococcus spp.
Muy importante es evitar el uso de cremas y pomadas, ya que impregnan el plumaje y pueden
intoxicar al ave.
2. INFECCIONES VÍRICAS
2.1. Enfermedad de pico y plumas
Está causada por un Circovirus. Existen varios circovirus que afectan a distintas especies pero el de
mayor trascendencia clínica es el que afecta a las psitácidas.
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Hay varias cepas del virus y, según la zona geográfica, algunos genotipos son más prevalentes que
otros. El comercio de estos animales hace que la enfermedad se disemine fácilmente. Otro motivo
de su diseminación tan rápida es que el periodo de incubación es muy variable, dependiendo de la
edad y/o especie afectada y puede ir desde los 21 días a varios años y, además, es frecuente que
haya animales que actúen como portadores asintomáticos.
El diagnóstico de elección frente a circovirus es la PCR, que es muy sensible y específica. Ante un
positivo se ha de actuar con cuidado, aislando al animal y repitiendo la prueba a los 90 días. Con
los pollos o juveniles se ha de repetir la prueba a los 3 meses porque pueden negativizarse,
superar la infección y no quedar como portadores.
Abordaje terapéutico: existe una vacuna experimental en Australia que no se comercializa todavía.
No existe tratamiento efectivo descrito hasta este momento. El tratamiento es sintomático y se va
evaluando al animal con recuentos de glóbulos blancos como indicadores de su estado inmune.
Evidentemente los animales han de aislarse y se ha de evitar todo contagio a través de la ropa u
otros fómites.
2.2. Poliomavirus
En ausencia de la enfermedad de pico y plumas el poliomavirus es la infección vírica más frecuente
en pollos de psitácidas pero también puede afectar a las paseriformes. Se desconoce si se puede
producir la transmisión entre psitácidas y paseriformes. El contagio se produce por transmisión
horizontal y vertical a través de las heces, secreciones respiratorias y piel. Los adultos se pueden
infectar pero suelen seroconvertir, es decir, desaparecen sus anticuerpos demostrando que
superan la infección.
La presentación clínica del poliomavirus depende de la especie de ave afectada, de que haya una
infección concomitante (muy frecuente que vaya asociada a la enfermedad de pico y plumas), de
la edad del animal afectado y del tiempo de exposición. Las lesiones en las plumas solo se
producen en los periquitos y, según la edad de infección, muestran un patrón de lesiones distinto
en las plumas. En el resto de las especies se presentan signos de anorexia, depresión, éstasis de
buche, hemorragias subcutáneas y muerte súbita.
El diagnóstico es por PCR de sangre entera más hisopo de coana y cloaca. Como muchos pájaros
seroconvierten, se repiten los resultados a los tres meses. Sin embargo se producen muchos casos
de falsos negativos por la corta viremia y la eliminación irregular, por lo que se aconseja realizar un
protocolo de necropsia para acompañar el diagnóstico de histopatología.
Abordaje terapéutico: no existe tratamiento efectivo descrito hasta este momento. El tratamiento
es sintomático y se va evaluando al animal. En Estados Unidos existe una vacuna comercial para
psitácidas que se emplea en aviarios donde la enfermedad es endémica.
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2.3. Poxvirus
La viruela aviar o poxvirus es una enfermedad de distribución mundial que afecta a aves de granja,
mascotas y salvajes. Los poxvirus son todos muy similares pero, en general, son específicos de
especie. Es un virus muy resistente en el medioambiente pero no puede entrar en un epitelio
intacto, accediendo a través de heridas o mediante la transmisión por insectos chupadores de
sangre.
Se considera que existen cuatro presentaciones clínicas, en función del tipo de cepa, el modo de
transmisión y la edad del animal afectado: 1) viruela seca, que causa lesiones costrosas en las
partes ápteras del ave; 2) viruela húmeda, que produce lesiones diftéricas en el aparato digestivo;
3) presentación septicémica en canarios y 4) presentación neoplásica, que causa tumores en piel y
pulmones.
Abordaje terapéutico: salvo las formas septicémicas que causan muerte súbita, se considera una
enfermedad autolimitante que cura en 3-4 semanas, si bien las lesiones diftéricas tardan mucho
más en curar. Si se producen infecciones bacterianas secundarias se van tratando con antibióticos
si fuera necesario.
La infección causa inmunidad únicamente durante 6-12 meses. Como en todas las enfermedades
víricas la prevención es fundamental. Hay que evitar la entrada de pájaros de origen desconocido,
desinsectar y, si fueran a estar expuestos, vacunar. Hay vacuna pero es específica de especie y no
se deben usar nada más que en aquellas especies para las que la vacuna ha sido destinada ya que,
aunque puede haber protección cruzada, no es muy fuerte y por el contrario, es muy grande el
riesgo de crear mutaciones o recombinaciones con la cepa de campo de los canarios.
3. INFECCIONES PARASITARIAS
3.1. Ácaros
3.1.1 Knemidocoptes
En la piel las parasitosis más frecuentes son las dermatitis causadas por un ácaro del género
Knemidokoptes (Figura 4). Hay varias especies pero, desde el punto de vista clínico, las más
importantes son: Knemidocoptes pilae y Knemidocoptes mutans, que afectan a la cabeza y patas y
son más frecuentes en psitácidas (Figura 5); y Knemidocoptes intermedius y Knemidocoptes
jamaicensis que sólo afectan a patas y parasitan fundamentalmente a paseriformes.
3.2. Malófagos
Los malófagos son parásitos de las plumas. Hay cientos de especies y son específicos de especie. La
presencia de malófagos en pequeña cantidad no se considera patogénico porque ingieren restos
de plumas y escamas pero una gran población puede provocar lesiones en las plumas y prurito
intenso, pudiendo alterar el comportamiento del animal.
Abordaje terapéutico: no se han de utilizar insecticidas sistémicos ya que el parásito solo afecta a
las plumas, debiendo aplicarse en estos casos insecticidas tópicos como la permetrina, las
piretrinas y el fipronil.
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4. ENFERMEDADES GASTROINTESTINALES
Las enfermedades del aparato gastrointestinal son muy frecuentes en aves, muchas veces
asociadas a la inadecuada limpieza de las jaulas. Los signos clínicos son inespecíficos y comunes
causando anorexia, vómito, regurgitación, disfagia, constipación y diarrea. Los signos son
fácilmente distinguibles y pueden ser observados por los dueños, permitiendo que acudan con los
pájaros enfermos antes de que el estado de la enfermedad sea avanzado. Dentro de estas
patologías se exponen a continuación las más relevantes.
Abordaje terapéutico: lo más importante es estabilizar al animal con el vaciamiento del buche de
forma muy cuidadosa, hidratando el contenido para evitar lesiones. Además, es fundamental
realizar una citología de buche que oriente sobre la presencia de crecimiento fúngico
(normalmente cándidas), bacteriano o parasitario para poder aplicar un tratamiento adecuado.
Una vez estabilizado el animal se inicia la alimentación con pequeñas cantidades de papilla muy
diluida, comprobando que el alimento no queda de nuevo acumulado en el buche. Poco a poco se
va incrementando la cantidad y densidad de la papilla hasta su curación.
4.2. Candidiasis
Es una afección causada frecuentemente por Candida albicans. Las cándidas forman parte de la
microbiota pero pueden causar enfermedad primaria en animales inmunosuprimidos, como pollos
o adultos con enfermedades crónicas. Los animales afectados muestran signos de letargia,
depresión, vómitos, regurgitación, estasis de buche, etc. La citología es la prueba de elección para
el diagnóstico rápido.
Abordaje terapéutico: hay que corregir las causas que han predispuesto al animal a enfermar,
extremando la higiene. El tratamiento de elección es la nistatina que actúa por contacto y no se
absorbe si la mucosa digestiva está íntegra. Si hay infección invadiendo los tejidos, habrá que
seleccionar medicaciones sistémicas como son el ketoconazol, fluconazol o itraconazol.
4.3. Capilariasis
La capilariasis es la enfermedad causada por el nemátodo Capillaria spp. Este parásito es
específico de especie y la mayoría de las especies de capilaria son de ciclo de vida directo
haciendo, por tanto, muy difícil su control. Las lesiones dependen de la especie de capilaria pero
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son frecuentes las ingluvitis y las enteritis, por lo que los signos clínicos son anorexia, diarrea
mucosa, pérdida de peso y deshidratación. El diagnóstico es por análisis coprológico.
Abordaje terapéutico: la mayoría de los antihelmínticos de amplio espectro, como los imidazoles o
benzimidazoles, son eficaces pero también se puede utilizar la ivermectina con mucha eficacia.
4.4. Tricomoniasis
La tricomoniasis está causada por un protozoo de ciclo directo, la Trichomona gallinae. De
distribución mundial, afecta a muchas especies de aves pero es muy frecuente en palomas,
periquitos y rapaces. El contagio se produce por el contacto entre pájaros, siendo muy frecuente la
transmisión a los pollos, a través del agua contaminada, etc. Las lesiones pueden confundirse con
poxvirus, candidiasis, capilariasis y cualquier patología que cause una lesión granulomatosa. El
diagnóstico de elección es la citología en fresco para ver las tricomonas en actividad. Sin embargo,
en las psitaciformes es más difícil porque en los primeros estadios de la infección hay una
densidad de parásitos muy baja y además se pueden localizar intracelularmente.
4.5. Megabacterias
Las megabacterias (Macrorhabdus ornithogaster) deben su nombre común a que fueron
consideradas bacterias grandes que, de forma sorprendente, respondían a tratamientos
antifúngicos, sin embargo, con las nuevas tecnologías Tomaszewski et al. en 2003 demostraron
que son hongos ascomicetos, levaduras. Estos hongos afectan a muchas especies, tanto de
producción como de compañía, habiéndose descrito en paseriformes, psitácidas y rátidas. El
contagio a los pollos se produce a través de la alimentación parental y a otras aves por
contaminación oral-fecal. Todavía no ha quedado muy claro el papel patógeno de las
megabacterias o Macrorhabdus, pues su presencia en animales sanos deja claro que no siempre
provoca enfermedad en las aves afectadas. Las megabacterias se alojan en el aparato digestivo.
Cuando estos hongos proliferan hacen que aparezca gran cantidad de moco en el foco de
crecimiento aumentando el pH y dificultando la digestión de la comida. En los casos más graves
invaden las paredes y dilatan el proventrículo llegando a provocar úlceras.
Los síntomas son digestivos y pueden ser de presentación aguda, con vómitos, diarrea, hemorragia
y dificultad respiratoria (asociada al dolor) o síntomas crónicos relacionados con la mala absorción
de los alimentos, siendo el síntoma más frecuente la delgadez extrema unida a una gran ansia por
comer. El diagnóstico es por necropsia pero también pueden ser diagnosticados realizando
citologías de las heces, que han de ser seriadas para minimizar los falsos negativos.
El PDD causa una neuropatía que, según donde afecte, causa unos síntomas u otros. Los síntomas
clínicos más frecuentes son los relacionados con el aparato gastrointestinal, apareciendo comida
sin digerir en heces, regurgitación, vómitos, pérdida de peso, anorexia, letargia y depresión. Los
síntomas neurológicos pueden aparecer en ocasiones y se caracterizan por ataxia, movimientos
anormales de cabeza, paresia progresiva que puede acabar en parálisis, convulsiones, pérdida de
propiocepción y automutilación. Puede cursar con muerte súbita por alteraciones neurológicas en
el corazón.
Abordaje terapéutico: actualmente no se conoce ningún tratamiento para curar el PDD. Sin
embargo se utilizan antiinflamatorios para reducir la inflamación en el sistema nervioso central y
periférico, siendo los más efectivos y de menores efectos secundarios los específicos Cox 2, como
el Celecoxib. Por otro lado habrá que realizar tratamiento sintomático en función de los signos
clínicos que el animal presente.
5. ENFERMEDAD HEPÁTICA
Las enfermedades hepáticas dan signos clínicos poco evidentes, dificultando la posibilidad de que
los dueños puedan valorar la presencia de enfermedad. Esto provoca que acudan en muchas
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ocasiones con los animales muy gravemente enfermos. Anatómicamente, el hígado de las aves es
grande con respecto al tamaño total del animal, aunque varía en forma y tamaño,
proporcionalmente según la especie. Además no todas las especies tienen vesícula biliar,
careciendo de ellas las psitácidas, palomas y avestruces.
La sintomatología clínica por una enfermedad hepática no es específica aunque suele verse
coloración verdosa en heces y/o crecimiento anómalo del pico y/o disnea cuando se produce una
hepatomegalia o ascitis ya avanzada Si el animal está en
muda es muy característico el cambio de color de las
plumas (Figura 6). Para el diagnóstico de las patologías
hepáticas es de gran importancia la bioquímica que, en
ocasiones, es imprescindible acompañar de pruebas
complementarias como el diagnóstico por imagen y
biopsia.
5.1. Hemocromatosis
Esta patología se produce normalmente cuando hay más hierro circulante que el necesario para la
eritrogénesis, causando por tanto una acumulación en el hígado. Dentro de las aves las familias
más susceptibles son Sturnidae, Paradisaeidae, Ptyonorhynchidae, Bucerotidae y Ramphastidae,
aunque también se han descrito casos en psitácidas, especialmente en loris. El hierro se acumula
en los hepatocitos y células de Kupffer causando un proceso inflamatorio que cursa con
hepatomegalia. La insuficiencia hepática acaba causando ascitis y, consecuentemente, disnea, que
suele ser el primer signo que el dueño es capaz de valorar.
Algunas especies, como los conuros, amazonas y guacamayos, son más resistentes y superan sin
problema la enfermedad pero permanecen como portadores, eliminando el virus de por vida en
heces y secreciones respiratorias cuando sufren algún estrés. El periodo de incubación varía desde
cinco días a varias semanas. Los síntomas clínicos más frecuentes son los relacionados con la
hepatopatía apareciendo letargia, regurgitación, diarrea y biliverdinuria. Sin embargo, muchas
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veces el único síntoma es la aparición de varios animales muertos sin sintomatología previa. El
diagnóstico es por PCR.
5.3. Clamidia
La clamidiosis, también llamada ornitosis, es una enfermedad causada por varias especies del
género Chlamydia. Es una enfermedad de gran importancia por ser causante de zoonosis. Son
bacterias gram negativas intracelular obligadas, que tienen un ciclo de vida bifásico consistente en
una fase metabólicamente inactiva, que son los cuerpos reticulados, y otra fase infecciosa llamada
cuerpos elementales. Es una enfermedad muy contagiosa que se transmite directamente o por
inhalación o ingestión de polvillo de heces. La transmisión vertical también se puede producir.
Los animales infectados diseminan la bacteria a las 72 horas y, esta diseminación, comienza unos
diez días antes de mostrar signos clínicos. Además, el periodo de incubación puede ir de los dos a
los cuatro años, permaneciendo latente hasta que una situación de estrés hace que, de nuevo, se
desencadene el brote. Muchos de los animales afectados quedan como portadores asintomáticos.
La inmunidad que produce es muy corta pudiendo reinfectarse de nuevo.
La clamidiosis es una causa muy frecuente de enfermedad hepática en todas las especies de aves.
Además de causar hepatopatías puede afectar al aparato respiratorio, gastrointestinal y
neurológico. La virulencia de la cepa de clamidia afecta al curso clínico, pudiendo ir de síntomas
poco evidentes a muerte súbita. Los síntomas hepáticos cursan con diarrea, biliverdinuria, letargia,
anorexia y pérdida de peso. Si además se ven afectados los aparatos respiratorios y/o neurológicos
también mostrará síntomas relacionados.
El diagnóstico es muy difícil porque no hay ninguna prueba, ni conjunto de pruebas, que permita
un diagnóstico correcto in vivo. Los diagnósticos se basan en la presencia de síntomas junto con la
detección de antígenos o anticuerpos y en ambos casos se producen muchos falsos negativos. El
diagnóstico serológico se acompaña de la hematología y bioquímica de las aves sintomáticas. Las
aves enfermas de clamidia presentan anemia, leucocitosis muy marcada acompañada de
monocitosis. La bioquímica indica claramente elevaciones de la CPK, AST y LDH, proteínas totales,
ácidos biliares y ácido úrico si se ha visto afectado el riñón.
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Abordaje terapéutico: aunque se ha podido comprobar que la administración de la enrofloxacina
suprime la eliminación fecal de la bacteria y se han dado casos en los que el uso de la azitromicina
ha tenido éxito en la curación de algunos ejemplares, todavía no hay ningún ensayo clínico que
corrobore que la administración de estas medicaciones produzca la curación. Actualmente se sigue
considerando que las tetraciclinas son el tratamiento de elección a pesar de ser bacteriostáticas e
inmunosupresoras y necesitar tratamientos muy largos que acaban afectando a la microbiota. Las
tetraciclinas son capaces de inhibir la síntesis de proteínas de la clamidia impidiendo su
crecimiento y proliferación y, dentro de las tetraciclinas, la más apropiada es la doxiciclina por sus
propiedades farmacocinéticas, ya que presenta una biodisponibilidad más elevada, al ser lipofílica
penetra bien dentro de las células, permitiendo su acción frente a microorganismos intracelulares
y logra una mayor permanencia en el organismo, lo que permite pautas con un mayor intervalo de
dosificación pudiendo administrarse en dosis diaria única. Además, se ha observado que causa
menos efectos secundarios. Como protector hepático también se emplea la silimarina.
6. ENFERMEDAD RESPIRATORIA
El aparato respiratorio de las aves presenta importantes adaptaciones para el vuelo haciendo de
él, desde un punto de vista anatómico y fisiológico, un sistema totalmente distinto al de un
mamífero. Es fundamental tener en cuenta estas características para entender las patologías
respiratorias en las aves y poder así realizar un tratamiento adecuado. Los signos clínicos de disnea
son muy evidentes para el veterinario permitiendo al clínico abordar un diagnóstico diferencial
rápidamente. Sin embargo, para los dueños los mismos signos pasan inadvertidos y retrasan la
visita veterinaria complicando el diagnóstico y tratamiento, ya que en muchas afecciones
respiratorias primarias surgen infecciones secundarias de muy rápido progreso.
Los síntomas clínicos más evidentes son la presencia de exudados en las narinas y la inflamación
de los senos afectados, todo ello pudiendo ir acompañado de epifora, rinorrea y disnea. El
diagnóstico se realiza por citología, siendo en ocasiones necesario realizar también cultivos y/o
PCR (estudio vírico o sospecha de clamidia) para el diagnóstico diferencial, además de realizar un
correcto estudio radiográfico. Dado lo debilitantes que pueden ser estas afecciones (si no respiran
bien no comen) se aconseja una bioquímica y hematología.
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Abordaje terapéutico: siendo importante el tratamiento etiológico, inicialmente ha de comenzarse
con en el lavado adecuado de las narinas y senos afectados para eliminar mucosidades y exudados
y, así, facilitar la respiración del animal afectado. Si hay cuerpo extraño se ha de extraer de forma
urgente. La citología inicial permitirá orientar el tratamiento etiológico sin olvidar que muchos
procesos son multiconcurrentes. Así, una afección vírica puede causar una infección bacteriana
secundaria.
Abordaje terapéutico: la dificultad del tratamiento estriba en la propia anatomía del aparato
respiratorio, que impide que las medicaciones lleguen en dosis terapéuticas, especialmente a los
sacos aéreos. Es por esto que, además de los tratamientos sistémicos, se aplican nebulizaciones
(utilizando aparatos nebulizadores de partículas inferiores a 0,5 µm), para tratar de alcanzar los
sacos aéreos, aunque hay autores que sugieren que esto no se consigue en su totalidad. En el caso
de presencia de granulomas en los sacos aéreos el tratamiento es quirúrgico y lo mismo ocurre
con la presencia de parásitos, ya que si se mueren causarán una saculitis de pronóstico grave.
7. ENFERMEDADES RENALES
Existen una serie de características anatómicas y fisiológicas que hacen de los riñones de las aves
estructuras muy diferentes a los riñones de los mamíferos. A grandes rasgos cabe señalar que las
aves tienen los riñones localizados y protegidos en una depresión de la pelvis, son
proporcionalmente más grandes que los de los mamíferos, carecen de vejiga de la orina y tienen
dos tipos de nefronas (las nefronas reptilianas y las nefronas tipo mamífero). Otro aspecto
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diferencial importante es que presentan, al igual que los reptiles, el denominado sistema porto-
renal, que facilita o cierra el paso de un porcentaje de la sangre a través de los riñones. El
funcionamiento de este sistema aún no es suficientemente conocido y se está estudiando en la
actualidad. Los signos clínicos de enfermedad renal, en general, son muy inespecíficos en las aves
afectadas, pudiendo mostrar síntomas como el abatimiento, pérdida de peso, poliuria/polidipsia,
deshidratación y anorexia. También se pueden producir casos de picaje en la zona del sinsacro
como consecuencia del dolor.
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Abordaje terapéutico: lo más importante es controlar la causa de la lesión renal, en tanto se aplica
una fluidoterapia agresiva que ayude a bajar las
concentraciones de ácido úrico, además de utilizar
conjuntamente la colchicina y el alopurinol hasta
que los signos de gota articular y la hiperuricemia
se hayan resuelto, momento en el que puede
retirarse la colchicina y valorar el uso del
alopurinol. Serán las analíticas posteriores las que
marquen la pauta del tratamiento, que resulta
totalmente empírico.
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