2017 Tesis Gallart Camahort Valentin
2017 Tesis Gallart Camahort Valentin
2017 Tesis Gallart Camahort Valentin
Autor:
Valentín Gallart Camahort
Directores:
Dr. Luis Callarisa Fiol
Dr. Javier Sánchez García
1. INTRODUCCIÓN...................................................................................................................... 3
4.2. La experiencia del cliente y el Valor de Marca del comercio detallista ......................... 252
4.3. La experiencia del cliente y las tecnologías de la información y comunicación ............ 261
III
4.4. Modelos propuestos ................................................................................................... 276
5.2.7. Valor de Marca (Brand Equity) del comercio detallista .............................................. 294
6.3.1. Calidad percibida de marca y Valor percibido de marca del establecimiento comercial
.......................................................................................................................................... 335
6.3.2. Calidad percibida de marca y Lealtad de marca del establecimiento comercial ......... 336
6.3.3. Calidad percibida de marca e Imagen de marca del establecimiento comercial ......... 336
6.3.4. Valor percibido de marca y experiencia de compra del cliente .................................. 337
6.3.5. Notoriedad de marca y Calidad percibida de marca del establecimiento comercial ... 338
6.3.6. Notoriedad de marca y Valor percibido de marca del establecimiento comercial ...... 338
6.3.7. Notoriedad de marca y Lealtad de marca del establecimiento comercial .................. 339
6.3.8. Imagen de marca y Valor percibido de marca del establecimiento comercial ............ 339
6.3.10. Experiencia de compra y Lealtad de marca del establecimiento comercial .............. 340
IV
6.3.11. Lealtad de marca y Valor de marca del establecimiento comercial .......................... 342
V
INDICE DE TABLAS
Tabla 6. 2. Comercios sobre los que se realizaron las entrevistas ................................................. 303
0. 0.
VII
Tabla 6.8. Descriptivos Imagen de Marca ................................................................................... 315
00.8
VIII
INDICE DE FIGURAS
Figura 2.1. Locales comerciales minoristas en la Comunitat Valenciana según estrato de asalariados
a 1 de enero de 2016 (%) .............................................................................................................. 14
IX
X
1 INTRODUCCIÓN
Capítulo 1. Introducción
2
Capítulo 1. Introducción
1. INTRODUCCIÓN
La venta detallista en el siglo XXI supone hacer negocios con los consumidores en
sus propios términos. Ello conlleva vender no sólo en tiendas, sino también a través de la
Web, catálogos, call centers, televisión interactiva o dispositivos móviles. La preocupación
inicial por el rápido crecimiento de las alternativas online ha dado paso a una comprensión
de cómo los diferentes canales detallistas pueden incrementar el valor en diferentes
condiciones de compra (Mathwick et al, 2002).
3
Capítulo 1. Introducción
Cobra especial importancia en este punto la gestión del Valor de Marca del
comercio detallista. Para ello la presente tesis propone un análisis de este concepto y las
diferentes variables que lo integran, a fin de llegar a conclusiones válidas que permitan ver
qué peso tienen dichas variables y cómo gestionarlas, de manera que se pueda aumentar el
Valor de Marca del comercio minorista, haciéndolo más competitivo dentro de su entorno.
Son numerosos los estudios relativos al Valor de Marca, si bien son menos los que
se centran en el comercio al por menor. Además, la presente tesis propone la inclusión de
la experiencia puesto que ésta se considera como particularmente importante en la relación
empresa-consumidor.
Así pues, partiendo del modelo propuesto por Boo et al. (2008) para el Valor de
Marca, que a su vez tiene como base el modelo de Aaker (1991), tomando la imagen de
marca de la propuesta de Keller (1993), se incluirá, como se ha apuntado, la experiencia de
compra, tomada de Berry (2000) y se hará una aplicación al comercio detallista.
4
Capítulo 1. Introducción
5
Capítulo 1. Introducción
Marca del comercio detallista. En este capítulo se presentan, además, los dos modelos
propuestos.
6
2 EL COMERCIO DETALLISTA Y SU
ENTORNO COMPETITIVO
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
2.1. Introducción
Además, por otra parte, tal y como señalan los citados autores, habrá determinadas
actividades de marketing como las comunicaciones y promociones relativas a productos y
servicios, los intercambios de información o las funciones de financiación entre los
9
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
distintos miembros del canal de distribución, entendiendo éste como el camino que deberá
seguir un producto o servicio desde el momento en que se produce hasta que es adquirido
por el consumidor final, pasando en ese recorrido por una serie de organizaciones
independientes que participarán en ese proceso y que incluyen tanto a fabricantes como a
intermediarios mayoristas y minoristas o detallistas.
10
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
representaron el 0,1% de las empresas del Comercio y facturaron el 29,2% del total del
sector. Estas empresas ocuparon al 23,7% del personal.
Según esta misma Encuesta, el 40,0% de la facturación del Comercio al por menor,
excepto de vehículos de motor y motocicletas en el año 2014 correspondió a la venta de
Productos alimenticios, bebidas y tabaco. La venta de Productos textiles y calzado
representó un 14,4% del total y la de Productos médicos, farmacéuticos y cosméticos un
11,9%.
Teniendo en cuenta los datos relativos al comercio al por menor y según el Informe
de Evolución de Comercio Minorista de enero a abril de 2016 elaborado por el Ministerio
de Economía y Competitividad, se observan los siguientes datos estructurales:
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
- El número de afiliados del Comercio minorista (60,2% del Comercio) alcanzó los
1.865.983 en junio de 2016, 34.590 afiliados más que en junio de 2015 (1,9%
interanual) y 26.467 afiliados más que en el mes anterior (1,4% intermensual),
resultado del incremento de 25.195 afiliados en el Régimen General y del incremento
de 1.272 en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. En la evolución
reciente, el Comercio al por menor muestra una evolución favorable en las tasas de
variación anual desde junio de 2013, con tasas positivas a partir de febrero de 2014,
que se estabilizan a partir de junio de 2014.
Si tenemos en cuenta los datos de la Comunidad Valenciana, por ser éste el ámbito
geográfico en el que se ha realizado el trabajo de campo de la presente tesis, vemos que,
según la Encuesta Trimestral del Comercio Minorista que realiza el Consejo de Cámaras
de la Comunitat Valenciana, dentro de su Plan de Acción Territorial (PATECO), la
confianza del comercio minorista valenciano disminuyó en el tercer trimestre de 2016,
continuando con la tendencia de años anteriores. Esto es así, a pesar de que las ventas del
comercio valenciano en el segundo trimestre del mismo año crecieron a un ritmo del 5,7%.
Aunque la afluencia de clientes a los comercios aumentó ligeramente, el gasto medio por
compra continuó estacionario, sin mostrar grandes cambios.
12
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Además, según esta misma Encuesta, no se observan evidencias que indiquen que
la inversión en el establecimiento vaya a experimentar un incremento sustancial en el corto
plazo. Así, el tímido avance de la confianza del comerciante respalda la prudencia a la hora
de realizar inversiones en el negocio pese a los bajos niveles de tipo de interés.
Por otra parte, y siempre según los datos de la Encuesta Trimestral del Comercio
Minorista, la Comunitat Valenciana contaba a 1 de enero de 2016 con 62.999 locales
comerciales minoristas, lo que suponía 1.055 locales menos que el año anterior. A nivel
nacional también se registraba una pérdida neta de 7.585 locales con respecto a 2015,
siendo así que la mejora de las ventas en ese año no se vio reflejada en un crecimiento de
la oferta comercial minorista. Sin embargo, el crecimiento del empleo, especialmente el
asalariado, sí que se ha reflejado en la oferta comercial con un incremento de locales
comerciales minoristas que cuentan entre 10 y 49 empleados. En el año 2015 se registraron
160 locales más en este tipo de comercio en la Comunitat Valenciana. No obstante, el
grueso de la oferta comercial minorista valenciana sigue caracterizándose por su
atomización. Los locales formados por un autónomo o 1-2 trabajadores suponen el 84% de
toda la oferta comercial minorista valenciana. Los locales comerciales dedicados a las
actividades de “Comercio al por menor de productos alimenticios, bebidas y tabaco en
establecimientos especializados” (CNAE 472) y “Comercio al por menor de otros artículos
de uso doméstico en establecimientos especializados” (CNAE 475) fueron los que más
locales perdieron a lo largo de 2015, 458 locales y 385 locales menos, respectivamente.
Mientras que las actividades “Comercio al por menor no realizado ni en establecimientos,
ni en puestos de venta ni en mercadillos” (CNAE 479), entre las que se enmarca el
comercio electrónico, han incrementado en 75 locales su presencia en la Comunitat
Valenciana.
13
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Dentro de este sector, como se puede apreciar, se encuentran las grandes empresas
de distribución, a menudo conocidas como “grandes superficies”, que presentan un proceso
claro de modernización y dinamismo, así como también los pequeños comerciantes y
empresas de tamaño medio, es decir, las pymes de distribución, que representan un elevado
porcentaje del sector.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
De esta forma, vemos que en el sector comercial nos encontramos con empresas de
gran tamaño que cada vez abarcan mercados más amplios y competitivos, junto con otras
de tamaño mucho más reducido e independientes que en muchas ocasiones presentan un
carácter más tradicional y cuyos mercados son cada vez más pequeños. Por lo general, para
la gestión y dirección de las empresas del primero de los grupos citados (empresas de
distribución de gran tamaño) se requiere un alto nivel de profesionalización de sus
empleados, a la vez que se trata de empresas que introducen las tecnologías de la
información y comunicación tanto en el punto de venta y en el contacto con el cliente
(online y offline), como en el resto de sus funciones.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Tanto las empresas de mayor tamaño como las más pequeñas de carácter
tradicional tienen en común el hecho de ocupar una posición intermedia entre fabricantes o
mayoristas y consumidores, ya que son quienes venden los bienes y servicios a los
consumidores o usuarios finales.
16
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
17
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Según Maraver et al. (2006) tanto los mayoristas como los detallistas (todos ellos
intermediarios) pueden clasificarse en tres grupos en función de cómo actúan en el
mercado. De esta manera nos encontramos con el comercio independiente (caracterizado
por desarrollar funciones de distribución sin asociarse a otras u otras empresas), el
comercio asociado (empresas independientes desarrollan conjuntamente algunas o todas
sus funciones de distribución, buscando así aumentar su poder de negociación,
competitividad, etcétera.) y el comercio integrado (una misma empresa desarrolla
funciones de mayorista, detallista e incluso puede llegar a fabricar sus propios productos,
controlando de esta manera mucho más todo el proceso de distribución).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Por otra parte, atendiendo al método de venta empleado, tal y como señala Sainz de
Vicuña (2001), el comercio minorista se puede clasificar en comercio tradicional (venta
con dependientes o despacho directo), autoservicio (cuando el producto está expuesto al
alcance del cliente que se sirve directamente y paga en las cajas situadas en la salida del
establecimiento), venta automática (una máquina suministra directamente el producto
solicitado), venta por correo (a distancia, con elección de producto a través de un catálogo
y entrega a domicilio) y venta online (realizada a través de medio electrónico).
19
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Tiendas de valor
Presentan una mezcla de productos más limitado que las de las
extremo o grandes
tiendas de descuento, pero a precios incluso más bajos.
descuentos
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Fuente: elaboración propia a partir de Armstrong et al. (2011) y Kotler y Keller (2016)
Por otra parte, nos encontramos con que, si bien muchos comercios detallistas son
independientes, cada vez es más habitual que muchos de ellos formen parte de
organizaciones corporativas de minoristas y las franquicias, de manera que esto les permita
alcanzar economías de escala, mayor poder de compras, mayor reconocimiento de marca o
incluso una mejor preparación de sus empleados (Vázquez et al., 2006; de Juan, 2005;
Martín Cerdeño, 2012; Santesmases, 2012).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
servicio o método único para realizar una actividad económica en relación con una marca
comercial o patente desarrollada por el franquiciador) y conglomerado de formas de venta
(constituidos por empresas de forma libre que aúnan varios tipos de distribución minorista
a través de una integración de funciones de distribución y dirección).
Además de los detallistas con tienda física, tenemos también la venta minorista sin
tienda física o nonstore retailing. A pesar de que no es el tipo de venta mayoritaria, se
puede decir que en los últimos años ha experimentado un crecimiento importante (Kotler y
Keller, 2012 y 2016). Estos autores diferencian cuatro grandes grupos de venta sin tienda
física.
En primer lugar, estaría la venta directa, también conocida como venta multinivel.
Se trata de un tipo de venta minorista a través del sistema de puerta a puerta, mediante el
cual un vendedor acude a casa del cliente o bien al hogar de un huésped que ha organizado
una reunión para amigos y conocidos a los que el vendedor mostrará y venderá el
producto, llevándose una comisión por cada venta realizada. A nivel mundial, la revista
Direct Selling News (DSN), dio a conocer la séptima edición anual de la lista DSN Global
100, donde publicó el ranking 2016 de las 100 mejores empresas de venta directa y
multinivel del mundo, que viene encabezado por la empresa Amway, que tuvo unos
ingresos de 9.500 millones de dólares en ventas, seguido de la reconocida empresa Avon,
con ingresos por 6.160 millones de dólares, y en tercer lugar aparecía la empresa Herbalife
con unos ingresos de 4.470 millones de dólares. Según el último informe de la Federación
Mundial de Asociaciones de Venta Directa (WFDSA), la industria de la venta directa a
nivel mundial en 2015 representó un volumen de 182,823 millones de dólares. En el
participan empresas tan renombradas, además de las señaladas, como Mary Kay (3.700
millones de dólares) en cosmética, o Tupperware (2.280 millones de dólares) en productos
de almacenaje para el hogar, entre otras. Como señala Fiore (2016), la venta directa puede
ser considerada como clave en determinados sectores para conseguir el crecimiento de las
empresas, así como para lograr una ventaja competitiva.
Otro formato de venta minorista sin tienda física es el marketing directo, que tiene
sus orígenes en la venta a través de catálogo. Dentro de este formato se encuadran el
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Esto se ve reflejado en las ventas online realizadas en los últimos años. Así, según
los últimos datos de comercio electrónico disponibles en el portal de la Comisión Nacional
de los Mercados y la Competencia, la facturación del comercio electrónico en España
aumentó un 23% en el último trimestre de 2015 hasta alcanzar los 5.309 millones de euros,
siendo los sectores de actividad con mayores ingresos de ventas las agencias de viajes y los
operadores turísticos. Este dato supone el mayor ritmo de crecimiento desde el primer
trimestre de 2010, cuando aumentó un 34,8%.
Estos datos están en línea con los publicados por la consultora A.T. Kearney en su
informe “The 2015 Global Retail e-commerce Index”, en el que indica que el comercio
electrónico mundial incrementó sus ventas durante ese año un 20% en todo el mundo,
alcanzando los 840.000 millones de dólares.
El cuarto formato de venta sin tienda física que identifican Kotler y Keller (2016)
es el servicio de compra. En este caso, el detallista vende a una clientela específica
(normalmente empleados de grandes organizaciones) que tiene derecho a comprar de una
lista de minoristas que ofrecen descuentos a cambio de su pertenencia a un programa.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Martínez et al. (1997) entienden como pequeño comercio urbano, aquel comercio
tradicional independiente, no asociado ni vinculado a ningún otro tipo de establecimiento;
de tamaño pequeño, por el número de puntos de venta con que cuenta, la cifra de
empleados y la dimensión del establecimiento y que dispone de una tecnología tradicional,
por el régimen de venta utilizado, el equipamiento disponible y la formación de su
personal; y cuya forma jurídica es una persona física. Además, también señalan estos
autores que el ejercicio del comercio bajo el sistema tradicional se corresponde
fundamentalmente con cuestiones de apariencia, es decir, se trata de una forma de compra-
venta en la que se da una intensa relación entre vendedor y cliente, de forma que éste tiene
que exponer su necesidad y ser asesorado directamente por el vendedor en el modo de
satisfacerla. Esta relación suele producirse en locales de pequeña dimensión, ubicados en
los entornos residenciales de las poblaciones, que están regentados muy directamente por
sus propietarios.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Aquel que no forma parte de una empresa mayor y en el cual el propietario Comercio minorista
externo.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Fernández (1999)
Comercio
Aquellos minoristas modestos caracterizados por un desarrollo básico en
independiente
cuanto a tamaño, asociación, integración, forma jurídica y demás
dimensiones vinculadas al crecimiento empresarial.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Ramakrishnan (2010)
Ramakrishnan (2010)
Comercio organizado
Cadena de tiendas que están corporativizadas, que aplican modernas
técnicas de gestión y que tienden al autoservicio.
Tal y como señala Tena (2016), “a lo largo de los últimos años, los pequeños
comercios urbanos tradicionales se han visto afectados por un gran número de fuerzas
macro ambientales que han cambiado el panorama de la industria. Estos incluyen la
propagación de las tiendas de descuento, la proliferación de centros comerciales
suburbanos y el papel de internet como una plataforma alternativa/complementaria”.
Ante esta situación no es de extrañar que este tipo de comercio esté perdiendo
competitividad y cuota de mercado con respecto a otras fórmulas que hacen un uso mucho
más intensivo de las tecnologías de la información y comunicación lo que les permite
mayor contacto con el cliente (no sólo en el punto de venta físico), mayor conocimiento de
sus necesidades y de las tendencias, prestar mejor servicio al cliente, etcétera.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Como indica Meiseberg (2016), los comercios minoristas con presencia en Interent
utilizan cada vez más distintas herramientas de comunicación online, entre las que
destacan la presentación del producto en redes (sistema de recomendadores),
características sociales (boca-oído electrónico y diversos tipos de contenido generado por
los propios usuarios), pruebas gratuitas y contenido vivo o activo. Estas prácticas de
comunicación online están dirigidas a estimular las ventas, tanto de los productos más
populares como de aquellos dirigidos a nichos del mercado. Así, este autor señala que estas
herramientas ayudan a vender ambos tipos de producto, es decir, tanto los dirigidos a
grandes segmentos como los enfocados en nichos.
Por su parte, apuntan Praharsi et al. (2014) que en la actualidad se da una fuerte
competencia entre los minoristas organizados, como, por ejemplo, los mini-market, y los
pequeños comercios minoristas independientes, dado que los primeros se han ido
expandiendo incluso a ciudades pequeñas.
En este sentido, Goodman y Remaud (2015) indican que los diferentes tipos de
comercio pueden convivir en el mercado. Para ello deben darse cuenta de que no
comparten posiciones similares en la mente del consumidor y que, por tanto, no deben
competir utilizando los mismos puntos de diferenciación. Generalmente, las pequeñas
empresas tendrán éxito si son capaces de crear y ofrecer valor a determinados clientes y
consumidores. Ahora bien, deberá tratarse de un valor que sea difícil de ofrecer por parte
de las grandes empresas. Como apuntan estos autores, esto será posible porque el mercado
está segmentado y puede presentar diversas demandas.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Si bien algunas de estas acciones pueden ser válidas para el corto plazo, Kotler y
Keller (2016) apuntan algunas tendencias que los comerciantes deberían tener en cuenta,
ya que se refieren tanto a los hábitos de compra del consumidor, como a la forma de
competir entre empresas minoristas.
29
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
No solo esto, sino que algunos efectos de las acciones realizadas en un canal
pueden afectar a los resultados del resto de canales, incluso cuando se trata de un mismo
comercio (con presencia física y online). En este sentido, Breugelmans y Campo (2016)
indican que las promociones de venta en un canal pueden tener efectos negativos en el
comportamiento de compra en otro canal, especialmente si las promociones difieren entre
ellos. Así, las promociones en un canal pueden tener efectos negativos sobre otro canal
mientras están vigentes, pero también pueden causar esos efectos negativos en las futuras
promociones que puedan hacerse a través de un canal distinto. Además, los efectos
negativos son más importantes en los clientes fieles.
El crecimiento de los grandes minoristas es una realidad cada vez más palpable.
Estos nuevos competidores son capaces de ofrecer un buen servicio y alcanzar unos
grandes volúmenes de ventas, llegando a multitud de consumidores gracias a sus precios
competitivos. Esto puede hacer mucho daño a los pequeños comercios detallistas que no
son capaces de ofrecer esos precios ni alcanzar esos volúmenes.
Una clara tendencia apuntada por Kotler y Keller (2016) se refiere a la disminución
de los minoristas dirigidos al segmento medio. A medida que los grandes minoristas
reducen sus precios y ofrecen buenos servicios, al resto se le hace difícil competir en ese
segmento, por lo que parece que el crecimiento venga dado en los extremos, es decir, por
una parte, el citado tipo de comercio y por otra aquel dirigido o enfocado al segmento alto
del mercado.
En este mismo sentido, las cadenas de detallistas pueden competir mejor en costes
con su posibilidad de generar mayores economías de escala gracias a la compra de grandes
cantidades, mayor volumen de ventas y el reparto de los gastos de comunicación entre un
mayor número de puntos de venta en el mercado, mientras que el comercio independiente
puede encontrar sus ventajas competitivas en una mayor diferenciación, apoyada en la
prestación de servicios personalizados a sus clientes (Goodman y Remaud, 2015; Watson
et al., 2015).
30
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Además, las grandes empresas de venta al por menor tienen un perfil cada vez más
global, debido a que su fortaleza de marca les permite expandirse a otras zonas
geográficas, gracias a su buen posicionamiento en el mercado. Así, como señala Hyman
(2012), las ventas al consumidor final a través de los distintos canales de distribución
suponen aproximadamente un tercio del producto interior bruto mundial. Para alcanzar las
ventas en el mercado global los canales han tenido que adaptarse a cambios significantes
en el mercado, tales como el crecimiento de las economías basadas en los servicios, el
desarrollo de nuevos formatos para los canales, el aumento de la compra online y la
globalización de los negocios (Palmatier et al., 2014).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Además, tal y como indican Krafft et al. (2015), los minoristas están adoptando las
nuevas tecnologías de la información compartiendo datos con proveedores y poniéndose en
contacto con sus clientes, intentando llegar a la fidelización de los mismos.
Es esta evolución hace que el sector de la distribución sea uno de los más
dinámicos de la economía actual. Consecuencia de esta continua evolución son algunas
innovaciones en cuanto al formato de las empresas de distribución minorista. De esta
forma, tal y como apuntan Fernie et al. (2003), algunos formatos o formas particulares de
operar dentro de este sector, vienen asociadas con algunas empresas o incluso países de
origen, como es el caso de los hipermercados que empezaron a desarrollarse en Francia a
mitad de la década de 1960 para extenderse al resto de países hasta acabar siendo uno de
los formatos dominantes en la distribución actual. Un caso similar lo tenemos en las
empresas tipo hard discount o descuento duro, cuyo origen se encuentra en el mercado
alemán, así como también el caso de la venta por correo. La aparición de estos formatos
respondía, en su momento, a las necesidades del mercado de un determinado país, si bien,
como se puede observar, posteriormente se han extendido a otras zonas, dentro de un
mercado cada vez más globalizado.
Todos estos factores, tanto sociales como legales o tecnológicos, están afectando al
comercio tradicional obligándolo a encontrar su hueco en el panorama actual.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Ante la actual situación del sector detallista, tal y como señalan Chardon et al.
(2009), Moutaftsi y Kyratsis (2016) y OgilvyAction a través de su estudio “Shopper
Decisions Made In-Store” (SDMIS) (2008 y 2016), cada vez más se hace necesaria la
correcta gestión del marketing en el punto de venta enfocado al comprador, puesto que
cerca del 80% de las decisiones de compra se toman dentro de la tienda (Chardon et al.
2009).
Como hemos visto, autores como Davis y Harris (1990), hasta otros como Praharsi
et al. (2014), pasando por Díez de Castro (1997), Sainz de Vicuña (2001) o Kotler y Keller
(2016), independientemente de las distintas clasificaciones en función de tipología de
venta, etcétera, coinciden en diferenciar el comercio independiente del comercio
organizado. Teniendo esto en cuenta, a la hora de definir el trabajo de campo de esta tesis,
se ha tomado en cuenta esta diferenciación para analizar el Valor de Marca del comercio
minorista.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
A lo largo del tiempo todos los sectores participantes en la economía han ido
evolucionando y sufriendo diferentes transformaciones. A su vez, la orientación de las
empresas hacia el mercado también ha cambiado.
Siempre según este autor, desde la óptica del especialista en marketing se considera
a los vendedores como industria, mientras que los compradores constituirían, en si mismos,
el mercado. En este caso, industria y mercado entran en contacto a través de cuatro flujos:
los vendedores envían bienes, servicios y comunicaciones al mercado, quien, a cambio, les
proporciona dinero e información.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
En este punto podemos decir que el comercio detallista realiza esa función de
intermediación, adquiriendo productos, bien de fabricantes o bien de otros intermediarios,
para ponerlos a disposición del consumidor.
Ahora bien, en un entorno tan competitivo como el actual, será de vital importancia
para este tipo de comercio, identificar lo más correctamente posible el mercado en el que
se está compitiendo. Para ello, será necesario que el minorista haga un análisis detallado de
quién y cómo es su mercado, es decir, quiénes son y qué características, peculiaridades y
necesidades tiene el conjunto de personas a las que se va a dirigir. No podrá quedarse, por
tanto, en una definición excesivamente amplia del mercado, puesto que cuanto más
profundo sea su conocimiento sobre el mismo, mayores posibilidades de competir en él
con éxito.
El entorno que caracteriza hoy en día al comercio minorista viene marcado por un
cambio constante, así como por márgenes más reducidos que antaño. No es de extrañar, tal
y como señalan Tajeddini et al. (2013) que en muchas áreas el comercio minorista esté
dominado por grandes empresas globales como Carrefour, Wal-Mart, Toys’r’Us o Ikea que
pueden conseguir beneficios derivados de sus economías de escala y de recursos humanos
amplios.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
se está satisfaciendo) y las tecnologías que se van a utilizar para hacerlo (cómo se
satisfacen esas necesidades).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Así pues, podríamos afirmar que el mercado de referencia puede verse ampliado a
través de tres procesos:
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Como señalan Anderl et al. (2016) el término marketing online se utiliza para
describir los instrumentos que los detallistas usan para contactar con sus potenciales
clientes en Internet. Puesto que cada vez son más las empresas que usan indistintamente
diversos canales de marketing online, los consumidores potenciales pueden interactuar con
ellas en distintos sentidos a lo largo de su “viaje online del consumidor”.
En esta línea, Lee (2010) define el “viaje online del consumidor” (online customer
journey) como aquel que incluye todos los contactos de cada consumidor individual con el
detallista a través de todos los canales de marketing online, previos a la toma de decisión
de la compra. Haan et al. (2013) y Xu et al. (2014) se refieren a este viaje como el camino
hacia la compra (path to purchase).
Los contactos suponen las visitas directas al sitio web del detallista, clicks en la
publicidad online y visualizaciones de publicidad online que no conducen a un click sobre
la misma. Los recientes avances tecnológicos permiten a los detallistas seguir y
monitorizar los viajes de los clientes incluso a nivel individual, pudiendo recoger datos que
ayuden a un análisis profundo de las decisiones individuales en los procesos de compra, de
manera mucho más exhaustiva que en décadas pasadas. Analizar estos “viajes” puede
ayudar al comercio minorista a predecir el comportamiento de compra individual y a
desarrollar así estrategias individualizadas de marketing (Anderl et al. 2016).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Al igual que se ha ido produciendo esta evolución del mercado, se ha ido también
experimentando un cambio en la manera en la que las empresas se han ido relacionando
con sus mercados. En este punto se pretende realizar un análisis de cómo ha sido la
evolución de las empresas en su relación con el consumidor, teniendo en cuenta los
diversos aspectos que han afectado y afectan al comercio detallista.
Así como vemos que hay distintas concepciones del concepto mercado, en función
del punto de vista utilizado o de su mayor concreción, etcétera, también hay una evolución
en la manera en la que las empresas tienden a relacionarse con este mercado o bien, como
apunta Kotler (1992), distintos enfoques bajo los cuales las empresas pueden organizar sus
actividades de intercambio con sus mercados.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Si profundizamos más en este punto, podemos señalar que el Marketing 1.0 viene
claramente escenificado en el concepto de “miopía del marketing” de Levitt (1960) quien
señalaba que cualquier gran industria de su tiempo, con anterioridad había sido una
industria en crecimiento y que si el dicho crecimiento se había visto ralentizado o incluso
detenido, no era por una saturación del mercado, sino que el problema estaba en la gestión
realizada, principalmente por los altos ejecutivos, ya que son estos los responsables de
establecer las políticas de las organizaciones. El error, según Levitt, radica en que las
empresas se centran en una orientación hacia su producto en vez de orientarse hacia el
consumidor. Las empresas se han centrado, en numerosas ocasiones, en mejorar la
eficiencia en la fabricación de su producto, en lugar de mejorar el producto genérico o
incluso su mercado.
En esta misma línea, autores como Keith (1960), a finales de la década de los
cincuenta ya anticipaban que el consumidor debía estar en el centro de la economía, no la
empresa. Alrededor de él tenía que girar todo el universo del negocio. Es por esto que, ya
entonces, el autor anticipaba que el marketing debería tener un papel principal en la
empresa. En su artículo “The Marketing Revolution”, Keith decía que la atención de la
empresa se desplazaba de los problemas de producción hacia los problemas del mercado,
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
desde el producto que la empresa puede fabricar al producto que el consumidor quiere que
haga, es decir, un desplazamiento de la empresa hacia el mercado. De esta manera se
iniciaba un movimiento que el autor denominó como revolución del marketing, augurando
que este enfoque de las empresas iría creciendo en años sucesivos.
Doz et al. (2004) hacen una revisión de la teoría de la miopía del marketing cuando
consideran que esta miopía deben tenerla también en cuenta las empresas en el sentido de
que no pueden limitarse a tener una visión local o regional de su negocio. Así, los autores
consideran que aquellas empresas que realmente quieran ser competitivas deberán
expandir de manera global su red para llegar a nuevas fuentes de conocimiento.
Necesitarán buscar no sólo nuevas tecnologías que resulten interesantes, sino también
nuevas tendencias de los consumidores más allá de las regiones y localizaciones que
dominan en la actualidad, de manera que puedan encontrar nuevas oportunidades de
negocio.
Por tanto, no se trataría de encontrar clientes para los productos de la empresa, sino
de crear los productos adecuados para sus clientes, puesto que lo primero sería una visión a
corto plazo centrada en el producto en si mismo y en sus características (Marketing 1.0)
que destacaría las transacciones entre la empresa y el cliente, que como señalan distintos
autores, se trataría de una concepción del marketing poco adecuada para el entorno
competitivo en el que operan las empresas en la actualidad (Alrubaiee y Al-Nazer, 2010;
Huang, 2015; Yoganathan et al., 2015; Tena 2016).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Más allá de esta visión a corto plazo, tal y como indican Keller y Kotler (2016), el
enfoque de marketing se basa en cuatro pilares: por una parte, la correcta definición del
mercado, por otra la orientación de la organización hacia el cliente, en tercer lugar la
coordinación de los esfuerzos de marketing de la empresa y en cuarto lugar, la búsqueda de
la rentabilidad de las acciones realizadas.
Como vemos, el enfoque marketing parte del hecho de que una empresa no puede
atender correctamente todos los mercados ni satisfacer todas las necesidades de los
mismos. Es por esto que las empresas deben definir de la mejor manera posible cuál es su
público objetivo, ya que sólo de esta manera podrán adaptar sus acciones de marketing al
mismo.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
En la primera década del s. XXI se da un nuevo paso de las empresas con respecto
al marketing, cobrando protagonismo el concepto de marketing holístico. Éste, según
Keller y Kotler (2016) se basa en el desarrollo, diseño e implementación de programas de
marketing, procesos y actividades que reconocen su amplitud e interdependencia. El
marketing holístico parte de una perspectiva amplia e integral, teniendo en cuenta distintos
aspectos que van más allá de los que tradicionalmente se tenían en cuenta.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Este aspecto relacional no puede ser dejado de lado por parte del comercio
detallista. De esta manera, Badi et al. (2016) señalan como los pequeños negocios del
sector minorista, más tradicionales, están evolucionando de manera gradual y a escasa
velocidad hacia un marketing relacional, centrado en la atracción de clientes y en el aporte
de un valor añadido, dejando atrás un enfoque más propio del Marketing 1.0 y
adentrándose en una perspectiva más propia del Marketing 2.0.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Por otra parte, para Armstrong et al. (2011) el marketing integrado se da cuando la
empresa diseña programas de marketing dirigidos a crear valor para el consumidor. Para
ello se debe tener en cuenta que el valor puede provenir de diversas actividades. Así pues,
a la hora de definir cómo crear valor para sus clientes, las empresas deberán tener en
cuenta que todos los aspectos relacionados con el marketing sean coherentes y transmitan
mensajes uniformes.
El cuarto aspecto que consideran Keller y Kotler (2016) dentro del marketing
holístico es el marketing de resultados (performance marketing). Esta visión del marketing
tiene en cuenta tanto los retornos financieros como no financieros que los distintos
programas y acciones de marketing pueden suponer, no solo para la empresa, sino también
para la sociedad. Es por esto que el marketing deberá tener en cuenta los efectos que sus
actividades pueden suponer en las ventas, en la cuota de mercado, en los índices de pérdida
de clientes, calidad del producto, etcétera, pero también deberá ir más allá y tener en
cuenta las posibles consecuencias legales, éticas, sociales y medioambientales que puedan
producirse. Así, puesto que las distintas acciones de marketing pueden tener consecuencias
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
más allá de la propia empresa, ésta deberá tener en cuenta el marketing de responsabilidad
social, no perdiendo de vista estos otros aspectos. Como señalan Porter y Kramer (2006) la
adopción por parte de las empresas del marketing de responsabilidad social no siempre ha
sido por iniciativa propia, sino que en muchas ocasiones se han visto obligadas a ello por
presiones de la sociedad en general, grupos activistas, imperativos legales, etcétera.
Así pues, a modo de resumen, podría decirse que el marketing holístico integra
aspectos básicos como son el satisfacer las necesidades de los distintos clientes de la
empresa, mantener relaciones duraderas con las distintas partes, integrar todas las
actividades de marketing de manera coherente, destacar la orientación al cliente de todos
los departamentos de la empresa y adoptar un comportamiento socialmente responsable,
puesto que sus acciones tendrán impacto en la sociedad, llegando así a una concepción
definida como Marketing 3.0.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Como hemos visto a lo largo del análisis realizado en este apartado, no solo ha
cambiado el entorno competitivo en el que se mueven las empresas dedicadas al comercio
minorista, sino que también se ha producido una modificación en la forma en la que las
empresas se relacionan con el mercado.
Esto supone que el comercio detallista también viene sufriendo cambios constantes
en una búsqueda de adaptarse a los nuevos paradigmas que se presentan en el mercado. Es
por ello que la presente tesis quiere profundizar en el aspecto relacionado con el Valor de
Marca de estos comercios puesto que se presenta como un punto importante a la hora de
conseguir la competitividad de los mismos, teniendo en cuenta que su relación con el
mercado ya no se va a limitar a un punto de venta físico, sino que podrá producirse a través
de distintos canales, con lo que se deberá seguir una correcta estrategia para gestionar el
Valor de Marca tanto en cada uno de ellos, como de manera conjunta. Debido a esto, en los
dos apartados siguientes de esta tesis se abordará la relación y la utilización de las
tecnologías de la información y la comunicación por parte del comercio detallista, tanto en
el punto de venta físico como fuera de él, así como las distintas estrategias a disposición
del mismo a la hora de integrar diversos canales.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Las nuevas tecnologías para vender tanto productos como servicios que
constantemente irrumpen en el mercado, se hacen cada vez más habituales y disponibles
gracias a nuevos sistemas capaces de dar soporte tanto a los consumidores a la hora de
hacer su compra, como a los comerciantes para conseguir una información rápida y
actualizada sobre las tendencias de mercado y los procesos de venta (Pantano, 2014).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
En los últimos años los avances en la tecnología han permitido la digitalización del
comercio minorista, así como también han supuesto algunos retos para éste.
Concretamente, la evolución de los medios interactivos ha hecho que el proceso de venta al
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
consumidor sea más complejo (Crittenden et al., 2010; Medrano et al. 2016; Anderl et al,
2016b).
Así pues, como indica Castells (2009), la incorporación de las nuevas tecnologías
se hace de vital importancia para las empresas en un entorno competitivo en el que cobra
relevancia la orientación de marketing enfocado en el cliente. Aparecen así nuevas
herramientas que permiten la obtención y gestión de datos relativos al comportamiento del
consumidor, el cual, a su vez, también ha experimentado cambios en su comportamiento
de compra como consecuencia de su uso de las nuevas tecnologías. Todo ello permitirá,
por tanto, un mejor conocimiento del consumidor, lo que, a su vez, puede resultar en una
mejor adaptación y satisfacción de la oferta de la empresa a sus necesidades.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
de los consumidores. En esta línea, ambos locales cuentan con probadores interactivos. Las
prendas son escaneadas antes de que el cliente entre y éstas aparecen automáticamente en
una pantalla integrada en el vestidor. El consumidor puede además pedir un cambio de
talla, consultar datos sobre las prendas o incluso pagar productos dentro de este habitáculo.
Estas acciones se han puesto en marcha dentro de la estrategia omnicanal del grupo Inditex
que pretende conectar el mundo virtual con la tienda física tradicional.
En relación con los consumidores, el crecimiento del uso de las redes sociales y el
acceso a la información a través de dispositivos móviles hace que éstos puedan comprar
cualquier cosa en cualquier momento y desde cualquier lugar según indica el estudio del
Comercio Global Conectado (2016) realizado por la consultora Nielsen. Es más, incluso
les habilita para acceder a la información sobre un producto estando en el propio punto de
venta físico, lo que puede tener una influencia decisiva en la decisión sobre la compra, tal
y como recoge el Informe La Sociedad de la Información 2015, presentado por la
Fundación Telefónica en febrero de 2016. Esto, por tanto, supone un reto a gestionar
adecuadamente por el comercio detallista, del cual pueden surgir nuevas oportunidades.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
tecnologías (fácil acceso, coste reducido y acceso a bases de datos y cloud computing)
permiten tanto la personalización como la optimización de los precios.
En este sentido son destacables los datos aportado por el informe de Ditrendia
(2016), según el cual la penetración de los teléfonos móviles en el mundo ascendió al 97%
en 2015, superando el número de estos dispositivos al número de personas que hay en el
planeta. En el caso concreto de España, este informe señala que un 80% de los españoles
tiene un teléfono inteligente (Smartphone), mientras que solo el 73% tiene ordenador (bien
sea de sobremesa o portátil).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
A pesar de esto, las nuevas tecnologías no sólo se han desarrollado y han permitido
el desarrollo del entorno virtual, sino que también pueden estar presentes en el espacio
físico del comercio detallista (Stein y Ramaseshan, 2016), ayudando a ofrecer una mejor
experiencia del cliente en el punto de venta, tal y como se señala en el informe de Global
Powers of Retailing de Deloitte (2016).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
virtuales que permiten ver cómo quedaría el producto en el cliente, sin necesidad de
ponérselo físicamente, etcétera (Pantano, 2014).
En esta línea de investigación, Roggeveen et al. (2016) analizan el impacto que los
displays o pantallas digitales (digital signage) tienen en las ventas de tipologías diferentes
de comercio minorista, llegando a la conclusión de que las ventas en el formato de
hipermercado mejoran con la instalación de estos dispositivos. Sin embargo, en los
supermercados tiene un efecto mínimo en los resultados, mientras que en los comercios de
pequeño formato (como tiendas de conveniencia) los displays tienen un efecto negativo.
También señalan que estos dispositivos resultan más eficaces para el incremento de las
ventas cuando el mensaje que contienen hace relación a la promoción del precio de los
productos.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
minorista que deberá ser capaz de adaptarlas si quiere mejorar su competitividad, siempre
teniendo en cuenta las características y necesidades de su negocio y de su público, tal y
como señala el informe de Nielsen, El comercio global conectado (2016). En este sentido,
como dicen Pantano y Viassone (2014), comprender las expectativas de los consumidores
y de los comercios cobra especial importancia para el éxito de la adopción y la difusión de
las innovaciones.
En esta línea, tal y como señala Verhoef (2009) y como refrenda el Estudio Global
del Comercio Interconectado (2016), en el comercio detallista moderno la creación de
experiencias del cliente memorables se ha convertido en un objetivo principal de cara a la
diferenciación del resto de competidores y a intentar conseguir la lealtad de sus clientes. La
incorporación de las nuevas tecnologías en la gestión del comercio puede contribuir a la
generación de estas experiencias, tanto en el entorno físico tradicional como en el virtual e
incluso puede servir de puente entre ambos, eliminando posibles barreras entre distintos
canales y ayudando a crear experiencias del cliente desde un punto de vista holístico.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
tomar decisiones con rapidez. Según Kang et al. (2015), algunos comercios detallistas
multicanal desarrollan promociones basadas en estas aplicaciones para enviar
notificaciones a sus clientes cuando se detecta que éstos están dentro o cerca del
establecimiento comercial.
Así, las aplicaciones móviles se han ido introduciendo por algunos minoristas con
fines comunicativos y promocionales o para que el consumidor pueda localizar el
establecimiento físico más próximo a su ubicación actual o incluso para calcular en tiempo
real el coste de los productos que está seleccionando en el punto de venta. Como ejemplo,
la marca de lujo Tiffany ha desarrollado una aplicación móvil que permite elegir un anillo,
probárselo virtualmente y compartirlo en las redes sociales, a la vez que posibilita la
opción de concertar una cita con un punto de venta físico para poder realizar la prueba de
ese producto en la misma tienda (Pantano, 2014).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Now. De momento este servicio, con un catálogo de 7.000 productos, lo ofrece solo en
Madrid capital, aunque espera ampliar esta experiencia en otras ciudades pronto.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
La interactividad que proporcionan los distintos canales no tiene por qué suponer
una oposición o enfrentamiento entre ellos. Más bien al contrario, cada vez parece más
importante la oferta de productos y servicios a través de varios canales a los clientes
(Herhausen et al., 2015; Cao y Lin, 2015). Es por esto que muchas empresas abandonan
sus modelos de negocio con un único canal, como son las empresas de venta por catálogo o
los detallistas de tiendas físicas, para pasar a estrategias multicanal o cómo señalan autores
como Verhoeff et al (2015), la venta minorista multicanal se está moviendo hacia la venta
minorista omnicanal, donde se busca una mayor integración de producto, servicio, precio,
comunicación y gestión de relaciones con los clientes desde una perspectiva más ecléctica,
lo que afectará la forma en que operan los minoristas y a sus resultados.
Dentro de este contexto, la empresa minorista debe decidir cómo y para qué puede
y quiere hacer uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, siempre
respetando la coherencia con las estrategias que esté utilizando para competir en el
mercado. En este entorno cambiante cobrará especial importancia la rapidez con la que la
empresa sea capaz de reaccionar y adaptarse al mismo. Para ello será necesario la correcta
gestión de los datos y de la información que pueda manejar, así como las distintas formas y
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
medios a través de las cuales pueda conseguir dicha información e incluso transmitirla a
sus mercados y clientes (Rodríguez, 2008).
En general, se aprecia que este tipo de comercios tiene importantes problemas para
llevar a cabo este cometido: no siempre tienen personal con la formación adecuada, el
precio de estas herramientas no siempre es accesible e incluso en ocasiones, no se da un
planteamiento estratégico de la empresa que contemple la importancia de estas tecnologías
de cara al medio y largo plazo, ya que, muchas veces, el pequeño comercio no tiene, ni
siquiera, una planificación a medio plazo y sus acciones suelen plantearse siempre mirando
al futuro más cercano, como consecuencia de problemas que se van planteando en el día a
día (Guillén, 2007).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
A esto habría que añadir que, según datos obtenidos del Observatorio Nacional de
las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), solo el 18% de las
pequeñas empresas (de 10 a 49 empleados), ha manifestado haber realizado ventas a través
comercio electrónico (ONTSI, 2016).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Este mismo informe indica que sólo el 20.1% del total de las empresas españolas ha
realizado ventas a través de internet durante el periodo 2013-2016. De ellas, si analizamos
según el tamaño de empresas, son las de más de 249 empleados las que más venden
mediante comercio electrónico con un 39,8%. Mientras que en las empresas de 50 a 249
empleados este porcentaje alcanza un 29%. Por último, en las empresas pequeñas, de 10 a
49 empleados, sólo un 18% ha manifestado haber realizado ventas a través comercio
electrónico. De esta forma, la realización de ventas de este tipo es más intensa en las
empresas grandes, de más de 249 empleados, estando 10,8 puntos porcentuales por encima
de las de 50 a 249 empleados. A su vez, las de 50 a 249 empleados están 11 puntos
porcentuales por encima de las de 10 a 49 empleados.
A la vista de estos datos, parece que el pequeño comercio hace poco uso de las
nuevas tecnologías para aumentar su competitividad, ya que generalmente las asocian a
herramientas propias de empresas de mayor tamaño.
Sin embargo, nos encontramos con estudios que nos señalan las ventajas de las
aplicaciones tecnológicas en términos de ganancia en eficiencia de los procesos internos de
la empresa y mejora en el servicio ofrecido al cliente (Gil y Ruiz, 2012). Así, desde el
punto de vista de la empresa minorista, la aplicación de las tecnologías de la información y
la comunicación ofrece una serie de beneficios para el comercio, entre los que se
encuentran los siguientes: ahorro de tiempo, ahorro de gastos de personal, fiabilidad,
exactitud, reducción de errores, mejora en la gestión del inventario, mejora de la
productividad a través de la mecanización de tareas intensivas en mano de obra, etcétera.
(Herhausen et al., 2015; El-Adly y Eid, 2016).
Desde el punto de vista del cliente, las aplicaciones tecnológicas del minorista
permiten ahorrar tiempo de compra, al poder disponer de un mayor surtido y realizar las
compras en un único viaje (Parise et al., 2016). Adicionalmente, la superior eficacia en los
procesos internos de la empresa repercutirá positivamente en un mejor servicio al cliente
(Gurau y Ranchhod, 2002; Cao y Li, 2015). Las tecnologías de la información y la
comunicación pueden contribuir asimismo a crear un ambiente agradable y aportar
elementos tangibles al servicio prestado por el minorista, facilitando las inferencias
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
positivas acerca de la calidad de la tienda (Stein y Ramaseshan, 2016). Sin embargo, cabe
plantearse si las mejoras en el servicio son percibidas por el cliente y si se traducen en una
mayor satisfacción (Bitner et al., 2002).
Es por esto que el presente trabajo trata de analizar la importancia que el Valor de
Marca tiene para los minoristas, incluyendo en el modelo para su análisis la experiencia del
cliente con el comercio, así como también la situación de éste con respecto al uso de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación para mejorar su competitividad en
y su efecto en la satisfacción del consumidor final. Para ello, se hará una revisión de
diversos estudios publicados hasta la fecha y relacionados con esta temática, de manera
que se intentará destacar aquellos aspectos que pueden ser de utilidad al comercio al por
menor a fin de mejorar su competitividad.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Por otra parte, y a pesar de lo apuntado en las últimas líneas, tampoco es habitual
que el pequeño comercio local independiente tenga en cuenta el aspecto o la posibilidad de
ofrecer nuevos servicios a través de estas nuevas tecnologías, así como tampoco las usan
para realizar acciones en la web dirigidas a generar atracción hacia el punto de venta físico
(Informe ONTSI, 2016). Sin embargo, el comercio detallista formado por canales
franquiciados o por cadenas de minoristas sí que tiene más presente estas posibilidades.
Como apuntan Pauwels et al. (2011) en su estudio sobre las relaciones entre el
canal online y el canal físico, el efecto de una página web únicamente informativa (es
decir, que no de opción de compra online) sobre las ventas en el canal físico o tienda
tradicional, depende en gran medida de la categoría del producto y de sus características,
así como del segmento del mercado al que se dirige. Los autores del estudio comentado
también destacan que las ventas en el comercio físico se ven incrementadas en mayor
medida en los casos de clientes que visitan con mayor asiduidad la página web informativa
del comercio.
Tanto si el comercio tradicional se decide por tener una presencia virtual en la que
ofrezca opción de compra, como si únicamente tiene una página web informativa, no se
deberá perder de vista que el consumidor moderno no persigue sólo la realización de una
compra, sino que va más allá, buscando experiencias en su relación con la empresa
(Informe Deloitte, 2016; Verhoef et al., 2009).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Más allá de posibles amenazas, como se ha visto a lo largo del presente epígrafe,
las nuevas tecnologías de la información y la comunicación cobran especial importancia a
la hora de gestionar el comercio minorista. La gran cantidad de información que pueden
proporcionar al comerciante debe ser gestionada de manera correcta, ya que puede suponer
la consecución de ventajas competitivas. Además, estas tecnologías pueden suponer una
opción para que el comercio con presencia geográfica limitada pueda llegar a otros
mercados distantes o incluso a otros segmentos. A su vez, también tienen su aplicación en
el punto de venta físico, ayudando a crear una mejor experiencia del cliente.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
A la hora de gestionar su presencia en diversos canales, son varias las opciones que
se plantean para el comercio detallista. La aparición de Internet supuso un punto de
inflexión importante para este sector, ya que hasta la fecha la presencia de tiendas físicas
era lo habitual, junto con otros canales como la venta a domicilio o la venta por catálogo.
Así, con la llegada de las nuevas opciones que facilitaban las tecnologías de la información
y la comunicación, el minorista empezó a plantearse cómo y dónde quería competir.
En este punto de la tesis se van a analizar las distintas opciones que el comercio
detallista tiene con respecto al entorno online, desde su presencia únicamente en este canal
o en el canal físico, hasta la gestión de la presencia del mismo en diversos canales. La
presencia multicanal u omnicanal según recientes estudios (Verhoeff et al., 2015) del
comercio detallista ha sido analizada por diversos autores desde el punto de vista
académico y se pretende reflejar en este apartado las distintas opiniones que al respecto
han sido elaboradas en los últimos años.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
función de los beneficios de compra que perciban. Para un comercio detallista será, por
tanto, crucial, tal y como señala Madlberger (2006), no solo conocer los costes y beneficios
asociados a los distintos canales, sino también desarrollar una arquitectura de canales
optimizada, dirigida a ofrecer al consumidor el canal óptimo, sin tener que esperar a que
sea éste quien elija. En este sentido Gaffney (2016), en el Informe que desarrolló la
multinacional Mastercard (2016) sobre el consumidor omnichannel, muestra que los
clientes son más inteligentes y más propensos a permanecer con las actuales opciones de
venta al por menor. Sin embargo, para los minoristas significa que la retención de clientes
se ha convertido en un objetivo crítico, debido al incremento de opciones de las que
dispone el consumidor actualmente, y el "marketing de compromiso" se ha convertido en
la nueva estrategia a seguir, a través de la generación de engagement, y confianza, y la
consecución de lealtad y la creación de afinidad.
Como lo más habitual suele ser que la empresa tenga presencia como mínimo en un
par de canales, sea cual sea la opción que se elija, ésta deberá ser consciente de la
necesidad de planteares un modelo de negocio adecuado, así como de realizar una gestión
que contemple los distintos canales como un todo que no deberían ser considerados como
partes distintas de una misma empresa (Herhausen et al., 2015). En el presente apartado se
pretende hacer un análisis de cuáles son las diferentes alternativas que se presentan al
comerciante, así como las posibles ventajas y desventajas de cada una de ellas.
70
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
decir, no comercializan ni ofrecen los mismos productos y servicios en todos los canales.
De hecho, algunos autores como Zhang et al. (2010) defienden que el canal online ofrezca
un surtido más amplio, ya que sus costes a la hora de gestionarlo son menores.
En este sentido, algunos autores (Anderson, 2004 y 2006; Emrich et al., 2014;
Verhoeff et al., 2015), entienden que el canal online puede servir para la venta de los
productos que constituyen el longtail de las empresas, es decir, aquellos productos de baja
rotación, pero que aún se encuentran en su cadena de producción o en su cartera de
servicios. Incluso autores como Emrich et al., (2014), examinaron el efecto relativo de los
surtidos que se superponen a través de los canales online y offline de un minorista.
Específicamente, examinaron la no integración completa de canales (es decir, la misma
empresa ofrece diferentes surtidos on y offline) la integración completa o total (es decir,
ofrecen los mismos surtidos on y offline), y la integración asimétrica (es decir, un canal
lleva todos los artículos del otro canal, así como productos o surtido adicional). Para ello
realizaron dos experimentos a gran escala para comprobar la sinergia que se producía entre
la venta off y online, y evaluar los beneficios percibidos de las compras de los clientes y
sus intenciones de recomendación. En su investigación, encontraron que la integración
total prevalece sobre la no total, pero la integración total no siempre es superior a la
integración asimétrica. La integración completa aumenta de manera notable las intenciones
de recomendación de la clientela de los minoristas de línea limitada cuyos surtidos tienen
una alta profundidad de artículos que pueden canibalizarse o sustituirse unos a otros (por
ejemplo, distintos tipos de reproductores de DVD). En comparación con la integración
asimétrica, la integración completa es menos efectiva para los minoristas de línea amplia,
cuyos surtidos tienen una gran amplitud de productos con relaciones complementarias (por
ejemplo, un reproductor de DVD y una película de DVD). Por lo tanto, para dichos
autores, la teoría de la larga cola funciona mejor para los detallistas que venden online
líneas de productos con mayor profundidad que aquellos que presentan mayor amplitud de
sus líneas de productos, pero con menor profundidad.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
sus actividades online pudieran afectar de manera negativa a sus resultados en el canal
tradicional. Ante un nuevo entorno algunas empresas se mostraron reticentes a la
incorporación de un canal que hasta entonces desconocía.
Alba et al. (1997) ya destacaban el temor de las empresas a que sus actividades a
través de la Red pudieran canibalizar sus negocios fuera de ella y afectar de manera
negativa a sus resultados.
Como indican Huang et al. (2016), de acuerdo con la literatura existente sobre la
compra multicanal, la introducción de un nuevo canal podría influir en el comportamiento
de compra del consumidor de dos maneras. Por una parte, el nuevo canal puede atraer la
atención del consumidor, corriendo las ventas del canal existente el riesgo de ser
canibalizadas (Deelersnyder et al, 2002). Por otra parte, el nuevo canal, como canal
adicional de distribución, puede aumentar la disponibilidad del minorista (Pauwels y
Neslin, 2015), así como generar un efecto mutuo positivo que realce los servicios que éste
ofrece, tanto en el nuevo canal como en el existente (Neslin y Shankar, 2009).
Las aproximaciones de las empresas a este nuevo medio electrónico eran más bien
cautelosas, a pesar de que, estudios como el de Biyalogorsky y Naik (2003) llegaban a la
conclusión de que las ventas a través de Internet no canibalizan de una manera importante
a las ventas realizadas a través de medios offline o tradicionales y, por el contrario, las
acciones de la empresa en la web ayudan a la generación de valor en el largo plazo.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Como apuntan Steinfield et al. (2002), los clientes quieren poderse mover de un
canal a otro en los diferentes estadios de un proceso de transacción aunque sea simple.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Cuando los canales están verdaderamente integrados, son posibles muchas rutas en el
proceso de compra, incluso cambiar de canal en el mismo estadio del proceso.
Para que los canales por los que ha optado la empresa funcionen de manera
correcta, evitando conflictos entre ellos, éstos deberán ser susceptibles de ser utilizados de
manera simultánea, intentando siempre satisfacer las necesidades y preferencias de los
distintos públicos a los que se dirigen. Tal y como indican Kotler y Keller (2012) los
clientes esperan que los distintos canales utilizados para ponerse en contacto por una
misma empresa estén totalmente integrados, para lo cual, se deberá dar la opción de hacer
el pedido mediante el canal electrónico y recoger la compra en el establecimiento físico,
devolver el producto adquirido a través de la compra online en un establecimiento cercano
o incluso conseguir posibles descuentos y promociones acumulables independientemente
del canal utilizado.
Siebel (2001) también indica que los clientes pueden pasar de un canal a otro de
manera aleatoria y en cada situación eligen el que consideran más adecuado. Pero, no sólo
esto, sino que, además, el cliente espera que la empresa le reconozca independientemente
del canal en que se encuentre; espera que el siguiente canal recoja la línea de comunicación
que inició en el canal anterior.
Por lo tanto, vemos como los distintos canales no sólo no tienen por qué ser
incompatibles, sino que antes de realizar una gestión independiente de los mismos, es
preferible que se realice una dirección coordinada de los diferentes canales a través de los
cuales la empresa puede entrar en contacto con el cliente. Ya hemos visto la importancia
74
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
que tiene para el cliente el hecho de ser reconocido cuando cambia aleatoriamente de uno a
otro canal.
Pookulangara et al. (2011) indican que la actitud hacia el cambio de canal está
significativamente influenciada por las creencias hedónicas y utilitarias en el caso de las
tiendas físicas y la compra por catálogo, mientras que en el caso de la compra en el canal
Internet, la actitud hacia el cambio de canal está únicamente influenciada por las creencias
utilitarias.
Según un estudio llevado a cabo por Huang et al. (2016) sobre la relación entre las
ventas a través de página web y del teléfono móvil, los autores señalan que, tras la
adopción del canal móvil, las compras a través de la web se vieron ligeramente
canibalizadas, si bien las compras totales por cliente se vieron aumentadas, sugiriendo que
hay una sinergia positiva del nuevo canal, que compensa el efecto negativo de la
canibalización.
Autores como Van Birgelen et al. (2006) entienden que la adopción de una
estrategia por parte de la empresa que suponga la utilización de diferentes canales puede
derivar en la comentada canibalización y en la consecuente reducción de las ventas de la
empresa. Sin embargo, en el lado opuesto encontramos evidencias de cómo una correcta
gestión de la estrategia multicanal puede suponer un impacto positivo. En esta línea,
Herhausen et al. (2015) señalan que los comercios detallistas con tiendas físicas están
empezando a darse cuenta de que pueden tener una ventaja física sobre su competencia que
únicamente tiene presencia online.
75
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Así, Verhoef et al. (2007) muestran que el hecho de que un canal se diseñe de
manera atractiva para el consumidor, conlleva que éste provoque mayores intenciones de
uso del resto de canales de la misma empresa. Es más, algunos estudios como el de
Zettelmeyer (2000) concluyen que Internet no significa siempre un aumento de la
competencia en precios, sino que, en realidad, incluso puede ayudar a reducir dicha
competencia.
Tal y como destacan Neslin et al. (2006) uno de los cambios más radicales en las
tendencias de los entornos de compra ha sido la proliferación de canales, es decir, de
puntos de contacto a través de los cuales interactúan empresa y cliente. Esto supone un reto
para la empresa de cara a realizar una gestión efectiva, pero también puede suponer
oportunidades de mejora en su relación con el cliente. Si para las grandes empresas esto
puede suponer un reto, para el comercio tradicional, como es lógico, el esfuerzo necesario
puede ser incluso mayor.
Internet supone un medio para competir con los canales tradicionales, por eso, las
empresas que actúan en ellos tendrán que abordar las cuestiones relativas a este medio y a
la posible canibalización, si bien, se trata de problemas que no solo están presentes con la
actividad online sino que son similares a los conflictos que pueden surgir por la utilización
simultanea de distintos canales, sean cuales fueren. Bien es cierto que estos conflictos,
cuando se habla de Internet, parecen más importantes debido a que este medio rompe las
barreras tanto geográficas como temporales (el consumidor tiene acceso desde cualquier
parte y en cualquier momento), pero no es menos cierto que la correcta gestión de una
estrategia multicanal podrá reportar mayores beneficios.
76
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Vemos como, con la aparición de las nuevas tecnologías y el auge que cobró
Internet, se presentó un entorno competitivo nuevo para el comercio detallista tradicional.
Para muchos de estos comercios se planteaba la disyuntiva de si estar o no presente en
Internet e incluso de cómo estar presente. El paso del tiempo ha ido descubriendo
diferentes opciones para las empresas. Ahora bien, en cualquier caso, a la hora de gestionar
la presencia en Internet siempre se deberán tener en cuenta sus diferencias con respecto al
más tradicional comercio físico, así como las de la propia empresa.
Partiendo de esto, la integración de canales viene definida por Bendoly et al. (2005)
como el grado en el que diferentes canales interactúan entre sí. Para estos autores hay dos
aproximaciones al concepto de integración de canales: por una parte, proveer acceso y
conocimiento sobre la tienda en internet en las tiendas físicas y, por otra, facilitar
información y acceso sobre la tienda física desde la tienda online. Así pues, la integración
77
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
de canales puede darse tanto desde la tienda física hacia Internet como en el sentido
contrario.
En esta misma línea Herhausen et al. (2015) llegan a la conclusión de que una
correcta integración de canales no tiene por qué suponer efectos negativos para el comercio
físico, ya que más bien pueden ser complementarios y no necesariamente sustitutivos. De
hecho, otra de sus claras conclusiones es que la integración ayuda a una mayor percepción
de la calidad del servicio prestado en el medio online y que los consumidores no muestran
menores intenciones de compra, ni tampoco hay efectos negativos sobre su intención de
pago en ambos canales, es más, la integración es un factor que puede contribuir a mejorar
las percepciones del cliente y a aceptar mayores precios en distintos canales. Como
apuntan los citados autores, una correcta integración de la presencia online y offline de la
empresa puede aportar ventajas a la misma. Así, ésta puede, por ejemplo, poner terminales
conectados a Internet en el punto de venta físico o bien en su página web añadir
localizadores de las tiendas físicas o informar de la disponibilidad de producto en las
mismas, etcétera. Así, estos autores definen la integración online-offline como la
integración del acceso y de la información sobre el canal offline en el entorno online, a
través de, por ejemplo, facilitar un localizador de tiendas físicas en la Web de la empresa o
información de la disponibilidad de productos en la tienda física. En un estudio llevado a
cabo por estos autores, se llega a la conclusión de que las actividades más comunes de
integración son la posibilidad de búsqueda de tiendas físicas, la posibilidad de comprobar
la disponibilidad de producto en la tienda offline, la posibilidad de reservar productos
online para recogerlos en el punto de venta físico o de devolver de esa misma manera
productos adquiridos en la tienda online. A través de sus investigaciones también
concluyen que el bajo porcentaje de detallistas multicanal que ponen en práctica acciones
de integración confirma que ésta es un fenómeno reciente que debería ser analizado con
mayor profundidad.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
En primer lugar, como indican Pavlou y Fygenson (2006) el minorista deberá tener
en cuenta que la utilización del comercio electrónico supone la adopción por parte del
consumidor de las tecnologías de la información y la comunicación, ya que aquel es
consecuencia de éstas. Además, hay una serie de diferencias notables entre el comercio
online y el comercio tradicional en lo que se refiere al comportamiento del consumidor. En
este sentido, la separación espacial y temporal entre comprador y vendedor aumenta los
miedos a un posible oportunismo relacionado tanto con el producto en si mismo como con
la identidad del comerciante. Por otra parte, también están los riesgos percibidos por el
consumidor en cuanto a que su información personal puede ser recogida fácilmente por las
empresas con las que se relaciona directamente, pero también puede ser utilizada por otros
no relacionados directamente con la transacción.
Estas diferencias entre ambas tipologías de comercio detallista hacen que aumente
la incertidumbre del entorno virtual y realzan la importancia de conseguir la confianza del
cliente en este medio. Como se ha venido apuntando en apartados anteriores, tanto el tener
una marca valorada por los consumidores como el tener un punto de venta físico conocido,
pueden contribuir a reducir estos riesgos percibidos a la hora de establecer relaciones
comerciales. Los partidarios de la integración señalan que ésta puede mejorar la propuesta
de valor para el consumidor (Gulati y Garino, 2000). Sin embargo, las ventajas de la
integración de canales no están libre de riesgo, ya que pueden llevar a un incremento de la
búsqueda de compra (entendida como la propensión de los consumidores a buscar
información en un canal y a comprar en otro) de más de un 25%, puesto que reduce los
efectos de bloqueo de un único canal específico (Verhoef et al., 2007).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Ante los cambios radicales del mercado global experimentados en las últimas
décadas (incluido los últimos años de recesión y turbulencias tecnológicas), los
consumidores han cambiado no sólo su comportamiento de compra, sino también sus
percepciones de valor. Para responder adecuadamente, el comercio detallista debe
monitorizar su entorno para identificar posibles cambios en el mercado. Estando atento a
esto y aprovechando los avances tecnológicos, el comercio detallista puede estar más en
contacto con las preferencias del consumidor, conseguir ventajas de las oportunidades que
se presentan con las nuevas preferencias de los consumidores y aumentar el valor que
ofrecen al cliente (Grewal et al., 2012).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
De esta manera, las empresas click & mortar, es decir, con presencia física y
online, que utilicen el comercio electrónico pueden atraer a nuevos clientes o clientes poco
frecuentes de zonas distantes que normalmente no están en disposición de desplazarse
hasta la ubicación física del comercio (Adelaar et al, 2004).
Ahora bien, como indican Zott y Amit (2010), independientemente del tamaño que
tenga la empresa, un modelo de negocio sólido será imprescindible para el éxito de la
compañía. Será necesario tener claro cuál ese modelo, tanto en el entorno físico como en el
virtual. En este sentido, como señalan estos autores, será incluso un reto mayor replantear
el modelo de negocio para una empresa que haya tenido éxito en el entorno tradicional
durante años y que se vea ante la necesidad de replantearlo debido a las fuerzas y cambios
del nuevo entorno competitivo. Normalmente, la inercia y la propensión a mantener los
logros conseguidos anteriormente serán un obstáculo a la hora de plantearse la entrada en
el entorno online. Para estos autores, el modelo de negocio articula la propuesta de valor de
una empresa, sus fuentes de ingresos y sus recursos, así como la dirección de los
mecanismos que unen a la empresa con sus stakeholders.
Así, como señalan Sorescu et al. (2011) muchos grandes detallistas se han
transformado en empresas multicanal en las que el consumidor contacta con ellas a través
de diferentes canales y con diferentes propósitos. Algunas, además, han expandido sus
objetivos hacia la conexión con el consumidor con la finalidad de proporcionarle una
mejor experiencia de cliente. Los minoristas actuales son conductores de una relación en la
que el valor se crea y se ofrece a los clientes y, consecuentemente, la empresa consigue
valor para ella y para sus socios.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Tomando como punto de partida la definición de Zott y Amit (2010), Sorescu et al.
(2011) consideran que un modelo de negocio es un sistema correctamente especificado de
estructuras, actividades y procesos interdependientes, que sirve como lógica organizativa
de una empresa para la creación de valor para sus clientes y para la obtención de valor para
ella y para sus socios. En el caso del comercio detallista, el modelo de negocio está
formado por uno o más formatos, junto con las actividades y los mecanismos de dirección
que apoyan al formato, y las interdependencias entre estos tres elementos. Como señalan
estos autores, los minoristas multicanal pueden utilizar más de un formato, pero todos ellos
deberán estar integrados en un modelo de negocio cohesivo que preserve y desarrolle el
Valor de Marca del comercio minorista.
De esta manera, un modelo de negocio sólido puede ser la clave para que la
empresa consiga una posición competitiva superior a la de otros comercios detallistas,
gracias a que pueda ofrecer un valor mayor a un grupo determinado de consumidores. Así,
parte de los clientes pueden dar mayor valor a los servicios post-compra, otros a las
distintas opciones de entrega del pedido, a la calidad, al precio, a la comodidad, etcétera y
por ello, el modelo de negocio deberá tener en cuenta qué aspectos valora su público
objetivo y como la empresa puede crear el valor percibido que desean sus clientes (Singh,
2010). Es por ello que las empresas deben tener en cuenta que un mismo cliente puede
tener preferencias distintas en función del canal a través del cual esté interactuando con la
empresa (Shankar et al, 2003).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Por tanto, las diferentes características de los canales, unidas a las de cada
consumidor en particular, hacen que los canales no tengan que ser necesariamente
excluyentes, sino que, como se ha indicado, podrán utilizarse de manera alternativa por un
mismo consumidor. En este sentido, Gensler et al. (2007) ya señalaban que los
consumidores pueden ser considerados como multicanal debido a una disminución de la
lealtad al canal.
En esta misma línea, Avery et al. (2012) hablan de la posibilidad de tener en cuenta
que los canales no tienen por qué ser siempre sustitutivos, sino que se deben buscar los
rasgos y características que los hagan complementarios. Así, en su análisis del impacto que
puede suponer el añadir puntos de venta físicos sobre las ventas de Internet o a través de
catálogo, identifican que en la medida en que las capacidades que ofrece el nuevo canal
sean sustitutivas de las ofrecidas en otros canales, el impacto será negativo.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Como se ha dicho, alcanzar mercados lejanos suele ser el primer objetivo para los
comercios locales a la hora de plantearse su presencia online. A veces éste puede ser un
planteamiento adecuado si se hacen las cosas correctamente y si el comercio es capaz de
reunir y utilizar los recursos adecuados para llevarlo a cabo. Para ello será necesaria una
gestión multicanal por parte de la dirección del negocio. Esto es así, porque a partir de que
se tome la decisión, la empresa va a tener presencia en diversos canales, es decir, sus
contactos con el mercado ya no solo vendrán dados de manera física, sino también de
manera virtual. Por ello, se deberá gestionar la relación con el cliente desde una
perspectiva multicanal, teniendo en cuenta el diseño, despliegue, coordinación y
evaluación de los canales a través de los cuales la empresa y el cliente van a interactuar,
con el objetivo de añadir valor para el cliente mediante la correcta adquisición, retención y
desarrollo de la cartera de clientes. Para ello, los autores Neslin, et al. (2006) identifican
cinco aspectos que deben ser tenidos en cuenta para una correcta gestión del entorno
multicanal en el que se va a competir: integración de datos, comprensión del
comportamiento del consumidor, evaluación de los canales, distribución de los recursos
entre los distintos canales y coordinación de las estrategias de los canales.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
descenso de empresas que sólo tienen presencia en la Red y no física. La combinación del
comercio físico con el comercio en Internet (e-commerce o comercio on-line) ha dado
lugar a empresas click & mortar es decir, de “clicks y hormigón” en referencia a su
presencia en Internet (a la cual se accede mediante clics del ratón) y a su presencia física
tradicional (con tienda de “ladrillo y hormigón” o en inglés brick & mortar). Aparece así
este nuevo modelo de negocio en Internet que se ha denominado click & mortar (Steinfield
et al. 2005). Ahora bien, esto no significa que el comercio físico tradicional pueda actuar
en el nuevo entorno simplemente tal y como lo estaba haciendo hasta ahora en el medio
físico, ya que, como indican Arce-Urriza y Cebollada (2007), actuar en el mercado online
no es tan sencillo como únicamente transferir las estrategias del negocio offline al nuevo
canal.
Ante esta situación, resultará clave para el comercio detallista conocer las razones
por las que el consumidor elige un canal u otro, ya que esto ayudará al desarrollo de la
estrategia más adecuada para la empresa para cada uno de los canales en los que esté
85
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
presente, así como para su estrategia global. Como señalan Arce-Urriza y Cebollada
(2013), “determinar el perfil del consumidor que le hace más propenso a comprar online es
importante para las empresas porque les permitirá establecer estrategias de marketing para
dirigir a sus clientes, según su rentabilidad por canal, al entorno online u offline”.
Pero son pocas las veces en las que estas empresas ven Internet como una
herramienta para fortalecer su posición competitiva en su propio mercado local. La
combinación de una tienda o punto de venta físico y la apropiada utilización de la web
pueden ayudar a fortalecer y mejorar las ventas y ser más competitivo, defendiendo su
territorio o mercado natural y ofreciendo mejor servicio a los clientes. En este sentido son
interesantes las conclusiones de Pauwels y Neslin (2015) relativas a la inclusión de puntos
de venta físicos para empresas que únicamente tenían presencia en Internet o venta por
catálogo. Así, estos autores destacan que el impacto de añadir este nuevo canal físico
incrementaba las ventas generales casi en un 20%, como consecuencia, entre otras cosas,
de la mayor frecuencia de compra de los clientes, ya que, como pudieron comprobar, el
importe de las compras era muy similar al que se daba antes de incluir el nuevo canal.
Esto, lógicamente, afecta a la retención de clientes, ya que los contactos con la empresa
son mayores. Con respecto al impacto en cada canal, el estudio demostraba que las ventas
en la tienda física canibalizaban a las ventas por catálogo, pero, sin embargo, no afectaban
prácticamente en nada a las ventas a través de Internet, debido a que éstas últimas están
más bien determinadas por tener un objetivo claro de compra, mientras que las ventas por
catálogo y en la tienda física se consideran por el cliente como más experienciales.
Así pues, atendiendo a Adelaar et al., (2004) una concepción de negocio del tipo
click & mortar puede generar unas sinergias que aumenten el valor final para el cliente,
tanto en el caso de los ya existentes, como de los nuevos clientes. Este valor aportado se
debe entender como la adaptación del producto aumentado a las necesidades del cliente y,
además, puede conducir a una mejoría de los resultados financieros del comercio. El valor
para el cliente se generará cuando la empresa sea capaz de interactuar con sus clientes. La
combinación de la presencia online con una tienda física puede generar valor para el
cliente, puesto que la posibilidad de añadir o cambiar de canal en cada etapa del proceso de
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
compra puede servir para adaptarse mejor a las necesidades del cliente. Generando más
valor para el cliente las empresas conseguirán en mayor medida retener y fidelizar a sus
clientes.
Ante esto Steinfield (2002) proponía una aproximación al tema que ofreciera mayor
relieve a la integración de los canales online con la infraestructura física que ya tienen los
comercios tradicionales. Así, el autor apunta que la integración del canal físico con el canal
online permite a la empresa capitalizar las sinergias generadas por ambos, creando ventajas
competitivas sobre las empresas que únicamente actúan en Internet o incluso de aquellas
que, aun teniendo instalaciones físicas, ofrecen el comercio electrónico o tienen presencia
en Internet, pero de manera separada, es decir, sin integración de ambos canales.
Por otra parte, a la hora de que las empresas del comercio local se planteen su
presencia online, se dan determinadas barreras que apuntan Steinfield et al. (2005) para la
implementación de los modelos de negocio mixtos (click and mortar):
- La complejidad en la fijación del precio y las posibles diferencias entre los clientes
de los distintos canales.
- El temor a que se produzca un conflicto entre los canales hace que muchas veces no
se desarrolle suficientemente el canal electrónico.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Tal y como indican Lin et al. (2011) antes de que el cliente adopte la nueva
tecnología, sus contactos y experiencias anteriores con la empresa pueden afectar a su
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
A menudo los clientes hacen una búsqueda en Internet para conocer las
características del producto, imágenes, precios, etcétera, pero también acuden a las tiendas
físicas para ver, tocar e incluso “sentir” el producto. En estas ocasiones, combinar el
aspecto físico y el aspecto online puede facilitar una ventaja porque el cliente puede
desplazarse al punto de venta para verificar características o incluso probar el producto.
Una vez en la tienda, la confianza en el vendedor puede hacer más fácil la venta cruzada,
es decir, vender al cliente no solo el producto que ha ido a buscar, sino otros que puedan
tener relación con el mismo (venta cruzada).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Por último, la correcta utilización de las nuevas tecnologías puede servir para la
realización de acciones personalizadas de comunicación, para una mejor comprensión del
cliente y sus necesidades, e incluso para una hipotética adaptación de servicios y
productos, de sus características, etcétera según las preferencias del cliente (Kalakota y
Whinston, 1996). Así, la web puede ayudar a la creación de tráfico hacia el punto de venta
a través de la comunicación, promociones, etcétera. La combinación de distintos canales
anima a los consumidores del entorno online a comprar en tiendas físicas (Bendoly et al.,
2005).
También se ha destacado el hecho de que muchas veces los distintos canales en los
que el minorista está presente, se han desarrollado y gestionado de manera separada e
independiente (Verhoef, 2012)
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Por otra parte, la inclusión de nuevos canales no ha sido únicamente partiendo del
entorno físico y creando presencia virtual. Así, se ha visto como la integración también ha
sido tenida en cuenta por los comercios con presencia únicamente virtual para abrir nuevos
puntos de venta físicos (Avery et al., 2012).
Yendo más lejos, un paso más allá del comercio en Internet lo encontramos en el
que ha venido a llamarse comercio móvil o m-commerce, es decir, aquel que tiene lugar a
través de terminales móviles como teléfonos móviles, i-phones, i-pads, etcétera. En estos
casos, la confianza puede llegar a tener incluso más importancia que en el comercio
electrónico, ya que estamos hablando de conexiones a Internet que pueden tener lugar a
través de redes públicas, etcétera. Son muchas las empresas que ya en estos momentos
están apostando por este nuevo canal de contacto con el cliente. En esta línea Lu et al.
(2005) consideran el comercio móvil como la segunda ola del comercio electrónico.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
A pesar de que no es amplia la literatura relativa a los beneficios que para el cliente
puede aportar la compra a través de dispositivos móviles, estudios recientes apuntan hacia
la posibilidad de que el consumidor compre en una atmósfera excitante y estimulante, que
esté al día con nuevos productos e innovaciones y que pueda tener un acceso fácil a
productos con descuento (Lewis et al., 2014; Wang et al., 2015).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
deberá valorar las posibilidades de cada canal para evitar la canibalización entre ellos y
conseguir sinergias positivas (Verhoef et al., 2007). El que se llegue a unos resultados u a
otros dependerá de la habilidad que la empresa tenga para gestionarlos y coordinarlos, ya
que, como se ha visto anteriormente, se abren distintas posibilidades de gestión de los
canales y, además, también se deberá tener en cuenta el modelo de negocio que se desea
implantar.
Cao y Li (2015) hablan del término “integración a través de canales” para referirse
a las decisiones que el minorista debe tomar para su correcta combinación de manera que
se creen sinergias entre ellos.
La integración a través de los canales se hace incluso más necesaria cuando las
tecnologías se utilizan en el punto de venta. De hecho, las barreras tradicionales entre el
canal físico y el virtual se difuminan cuando los dispositivos móviles pueden ser utilizados
en la tienda. El comerciante no debe perder de vista que el consumidor puede usar su
propio dispositivo (teléfono móvil, tableta, etcétera) cuando está en el interior del comercio
para buscar consejo sobre un producto o marca, para buscar alternativas más económicas,
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
etcétera. Es más, la revolución móvil, junto con el crecimiento de las redes sociales ha
dado lugar a una situación en la que el consumidor “lleva” consigo a su red social dentro
del punto de venta físico, pudiendo consultar con alguien o incluso con algún grupo
aspectos relativos al producto o al propio comercio. Incluso es posible que espere que el
propio comercio esté presente en esas redes sociales (Piotrowicz y Cuthbertson, 2014).
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
La gestión conjunta de los diversos canales en los que tenga presencia el comercio
minorista hará que el consumidor perciba que está interactuando, no con un canal, sino con
la marca (Piotrowicz y Cuthbertson, 2014).
Cao y Li (2015) confirman que hay una influencia positiva entre la integración a
través de los diferentes canales y el crecimiento de las ventas del comercio detallista, de
manera que las empresas capaces de coordinar de mejor manera los diferentes canales
mejorarán la confianza del consumidor, incrementarán su lealtad y su ratio de conversión y
crearán más oportunidades para hacer venta cruzada.
Los aspectos que señalan estos autores y cuyo efecto positivo sobre las ventas
confirman, son los que la literatura existente viene reconociendo como mecanismos que
afectan al crecimiento de las ventas del comercio. Por ello, cada vez más detallistas se
plantean la integración a través de los distintos canales para crear sinergias y ofrecer
mayores beneficios a sus clientes.
Así, en cuanto a la confianza, Zhang et al. (2010) ya señalaban que usando una
combinación de canales los detallistas pueden explorar los beneficios y superar las
deficiencias de cada uno de los canales para crear una experiencia de compra atractiva para
el consumidor. La multiplicidad de canales facilita al consumidor la consecución de la
información según sus necesidades. Además, los programas de marketing coordinados
reducirán la confusión del cliente, tal y como señalan Cao y Li (2015), lo que llevará a un
amento en la confianza su confianza hacia la empresa.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Desde un punto de vista local el comercio debería ver Internet y las nuevas
tecnologías no solo como una herramienta para llegar a otros mercados, sino también como
una posibilidad para fortalecer su posición y competitividad en sus mercados locales
(Auger y Gallaugher, 1997). Por ejemplo, Gil y Ruiz (2012), analizan el nivel de
identificación y satisfacción de los consumidores con las tecnologías implantadas por
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
En este sentido se debe tener en cuenta que la Red reduce la oportunidad de realizar
compras sensoriales. Como señalan Citrin et al. (2003), la naturaleza multisensorial del
consumo hace que aquellas personas con tendencia a tener grandes niveles de entrar en
contacto táctil con el producto presenten menos predisposición a fiarse únicamente en
sentidos como la vista o el oído a la hora de evaluar un producto y, consecuentemente, de
adquirirlo a través de Internet.
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
jugar el punto de venta físico en el futuro no está claro y que puede depender de la
categoría de producto de que se trate y de las características del segmento del mercado al
que se dirija, el comercio tradicional podría convertirse en una especie de centro que
integrase todos los canales de venta. Así, podría ofrecer la posibilidad de integrar los
canales, incluyendo opciones como hacer el pedido online y recogerlo en tienda,
posibilidad de hacer devoluciones o cambios en el punto de venta, posibilidad de hacer el
pedido a través de dispositivos móviles incluso estando en el propio establecimiento,
etcétera.
Esto, siempre vendrá muy condicionado por aspectos tales como la tipología de
producto de que se trate, características del cliente o incluso si es un tipo de compra más o
menos hedónico. De esta manera, en un estudio de Pascual del Riquelme y Roman (2011),
los autores investigan las diferencias en el perfil de los consumidores de productos
electrodomésticos que compran a través de Internet frente al comercio tradicional,
pudiendo afirmar que ambos perfiles tienden a converger gracias a la mayor penetración y
accesibilidad de Internet. Sin embargo, dicha convergencia no se cumple en todos los
productos tecnológicos, y sus resultados ponen de manifiesto diferencias en tipos de
producto y segmentos de consumidores. Además, dichos autores resaltan en sus resultados,
que la fusión entre la informática de consumo, comunicaciones y electrónica de consumo,
puede suponer una demanda creciente de dispositivos que facilitan esta convergencia
digital, y una oportunidad para los distribuidores del sector que sepan aprovechar la
creciente importancia de algunos segmentos minoritarios, como las mujeres, los más
jóvenes, o los mayores de 50 años, y de aquellos mercados más prometedores, como el de
los productos Smart handheld o el comercio electrónico.
El modelo teórico de la cadena de valor, introducido por Porter (1998) ayuda a las
empresas a definir aquellas actividades o competencias distintivas en las que se es capaz de
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
generar una ventaja competitiva. El comerciante añade valor cuando es capaz de atender al
cliente mejor que su competencia en un mercado geográfico determinado. Para conseguir
esto, Katros (2000) propone algunas sinergias entre el canal online y el canal físico para
conseguir una mejor experiencia del cliente:
- Devoluciones pre-autorizadas.
Por otra parte, estas sinergias también pueden conducir a otros beneficios a nivel de
empresa. Como apuntan Steinfield et al. (2002) algunas de los más destacables serían la
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Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Como hemos apuntado con anterioridad, por otra parte, tenemos la relación online
que se establece con los usuarios que entran en contacto con la empresa a través de medios
electrónicos como puede ser Internet. Con respecto a esto, Fernández-Sabiote y Román
(2012) llegan a la conclusión de que, a pesar de que la influencia del canal físico o
tradicional es mayor, el canal online también contribuye al proceso de creación de lealtad
del cliente. En este sentido, el valor que aporta el canal electrónico no solo es importante
por sí mismo, sino que también se debe tener en cuenta la manera en que ambos se
combinan para ofrecer una experiencia total de servicio. Así, el cliente valora el canal
online no de manera independiente, sino teniendo en cuenta también sus experiencias
previas en su relación con la empresa a través del canal tradicional. De ahí, como se ha
100
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Entrando más en concreto con las ventajas que estas sinergias pueden reportar
podríamos centrarnos en cómo puede afectar o qué beneficios puede aportar la existencia
de una presencia online del comercio tradicional, independientemente de la posibilidad de
que se ofrezca la posibilidad de realizar compras online. Se trataría de ver si es posible que
se establezcan sinergias y posibilidad de aprovechamiento de la creación de una página
web con carácter meramente informativo. La presencia de este tipo de web podría estar
relacionada con el comportamiento del consumidor y el proceso de compra. Van Nierop et
al. (2011) se plantean la cuestión de si la existencia de una web tan solo informativa del
comercio tiene efectos positivos en las ventas en tienda. En la misma línea, Pauwels et al.
(2011) analizan si la información que las empresas ofrecen online genera beneficios en las
ventas en la tienda física de los comercios. Así, realizan un amplio análisis que hace
referencia a distintos aspectos. Por una parte, como se ha apuntado anteriormente, el
impacto en las ventas depende mucho de la categoría de producto de que se trate y del
segmento de clientes (Pascual del Riquelme y Román, 2012, Flavián y Gurrea, 2007).
Parece claro que los costes de búsqueda de información son menores cuando ésta se
produce online (Sandulli, 2011). Esto es especialmente beneficioso para clientes que
físicamente se encuentran más alejados del punto de venta. En este estudio se concluye que
para determinados segmentos se da un aumento de las compras y también del precio medio
de los productos, es decir, se compran productos más caros.
A la vista de estos resultados, cabría la opción de plantearse cuáles son las acciones
específicas que el comercio debería desarrollar online y sobre qué tipo de público más
específico y qué categorías de productos, a fin de potenciar en ellos estos incrementos de
ventas y de ingresos.
101
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Con la tendencia apuntada por Verhoef et al. (2015) hacia una presencia omnicanal,
el comercio minorista puede ofrecer a su cliente una experiencia de compra en la que se
eliminen las distinciones y los límites entre los diferentes canales. La gestión omnicanal
conlleva un desarrollo de las estrategias del comercio minorista hacia una integración que
permita la desaparición de barreras entre los distintos canales. Las empresas podrán ofrecer
este tipo de experiencias, por ejemplo, con la presencia de terminales móviles en la tienda
de manera que el consumidor pueda usarlos para buscar información, facilitando redes Wi-
Fi o a través de aplicaciones móviles con las que interactuar con el cliente, tanto en el
punto de venta como fuera de él.
“Los omnicanales son la nueva realidad, y los retailers necesitan pensar de manera
diferente. Las nociones tradicionales de ‘viaje’, ‘experiencia de compra’ o ‘cumplimiento y
entrega’ se han redefinido. Hoy las marcas ganadoras usan una combinación de estrategias
en línea y fuera de línea para no sólo ayudar a los consumidores a tomar decisiones
informadas, pero también para agregar valor en toda la experiencia de compra dónde y
cuándo sea que ésta suceda (Nielsen, 2016)”.
102
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Posteriormente Verhoef et al. (2015) nos dicen que en la última década el mundo
del comercio ha cambiado de forma significativa, pasando de la venta y distribución al por
menor multicanal a la omnicanal. Para dichos autores, esta nueva perspectiva de venta al
por menor omnicanal adopta una visión más amplia sobre los canales y cómo los
compradores pueden verse influenciados y se mueven a través de éstos en su búsqueda y
proceso de compra. Esta nueva perspectiva de análisis e investigación, para dichos autores
debe desarrollarse en tres ámbitos. El de los canales y los resultados o rendimientos
alcanzados como consecuencia de un mayor número de estudios sobre los efectos de las
estrategias multicanal, de cómo el incremento de nuevos canales afecta al resultado o
rendimiento final de las empresas, aunque se requiere más investigación sobre el efecto
contrario, el de la eliminación de canales (Konus et al., 2014). El segundo ámbito es el
comportamiento de compra entre los canales, la gestión de los distintos puntos de contacto
de la empresa con sus clientes en los distintos canales que opera, y cómo afecta al
resultado final de la empresa. Por último, el tercer ámbito de futuros estudios es el de mix
del comercio al por menor a través de canales sigue siendo un importante campo de
investigación. La necesidad de replantearse si la armonización y la integración entre los
distintos canales es siempre bueno para las empresas. Como gestionar el showrooming en
este contexto, si es necesario desarrollar distintas políticas de promoción entre canales,
como afecta el comportamiento de compra del comprador en el punto de venta en acciones
de showrooming, etc. son aspectos de futuros e interesantes debates.
El minorista multicanal utiliza dos o más canales para la venta de sus productos y
servicios al consumidor. Normalmente esto vendrá dado por el hecho de que cada vez son
más los consumidores que quieren comprar a través de una combinación de canales y,
como consecuencia, el consumidor multicanal se está convirtiendo en mayoritario frente al
perfil que únicamente utiliza un canal (Lewis et al., 2014).
103
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
De hecho, no son solo los comercios físicos los que buscan presencia en el canal
electrónico, sino que en ocasiones también se da este desplazamiento en sentido contario.
Así, en diciembre de 2016, la empresa Amazon, conocida por haber revolucionado la
industria del comercio online, dio un nuevo paso para ofrecer su experiencia de compra
también fuera del mundo virtual, abriendo en la ciudad de Seattle un supermercado a pie
de calle: Amazon Go. Para comprar en la nueva tienda del gigante del e-commerce el
comprador debe descargar en su smartphone la aplicación de Amazon Go y contar con una
cuenta en Amazon. La tienda cuenta con un alto nivel de tecnologías, ya que está equipada
con una serie de sensores y sistemas de análisis de imágenes que sigue a los clientes en el
punto de venta y es capaz de detectar en tiempo real los productos que éstos arrojan al
carrito de la compra. Para finalizar las compras en Amazon Go el comprador no debe pasar
por caja y puede dirigirse simplemente a la salida con los productos adquiridos. El sistema
de la tienda lee la aplicación del cliente y cobra automáticamente las compras desde la
cuenta del usuario asociada a Amazon. Con este nuevo concepto, esta empresa pretende
dar respuesta a la posibilidad de una experiencia de compra sin colas, tal y como sucede de
forma virtual.
104
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
Como señalan Verhoef et al. (2015) el cambio del comercio detallista ha sido
radical en las dos últimas décadas debido a la irrupción del canal de Internet. Además,
nuevos canales digitales adicionales (como el canal móvil) y las Redes Sociales han
cambiado los modelos de negocio minoristas, la ejecución del mix de marketing de las
empresas y el comportamiento del consumidor. De hecho, estos autores hablan de la
evolución del comercio detallista desde los modelos multicanal hacia los llamados modelos
omnicanal.
105
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
En este ámbito omnicanal Neslin et al. (2014) describen múltiples rutas de compra
para mostrar cómo funciona la interrelación entre consumidor y detallista. Así, el mundo
omnicanal no solo amplía el alcance de los canales, sino que también integra la
consideración de las interacciones del consumidor con la marca del minorista.
106
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
viaje que el consumidor realiza cuando toma sus decisiones de compra, sino también
integrar todos esos elementos en la organización.
El mapa del viaje del consumidor es una herramienta ampliamente utilizada para
representar la experiencia del usuario con un servicio (Moon et al., 2016).
107
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
la empresa numerosas veces antes de tomar su decisión de compra (Li y Kannan, 2014).
Las visitas previas pueden influenciar a las posteriores, de forma que en su viaje el
consumidor puede volver a la website de la empresa a través de un mismo canal o incluso
de diferentes canales (Anderl et al., 2016).
Vemos, pues, como son cada vez más los canales a través de los cuales el comercio
detallista puede entrar en contacto con su público objetivo. En este sentido, los distintos
estudios citados con anterioridad destacan el cambio que esto ha supuesto en el
comportamiento del consumidor que realiza un viaje de compra antes de tomar su decisión
con respecto a la misma y cómo dicho cambio afecta a la forma en que el detallista se
puede relacionar con su mercado.
Por otra parte, en un marco como el descrito en el que conviven múltiples canales,
el minorista deberá tener en cuenta el tema de la gestión de la marca en un entorno
diferente como es Internet y las particularidades que éste puede presentar. La ausencia de
contacto físico con el cliente hace que la creación de marca online no sea fácil. Es por ello
que las empresas poco conocidas o bien que tengan poca historia, tendrán mayor dificultad
a la hora de ganarse la confianza el mercado (Porter, 2001). La marca cobra relevancia si el
minorista es consciente de que una de las principales funciones de ésta en el entorno virtual
es, tal y como apuntan Smith y Sivakumar (2004), el disminuir el costo de búsqueda y el
riesgo percibido por el consumidor, así como aportar confianza y calidad.
108
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
experiencia del cliente con el mismo, pero también analizando que papel pueden jugar las
nuevas tecnologías en la valoración que los consumidores hacen de una marca. Además, el
minorista no puede perder de vista el aspecto de la gestión de la marca en todos los canales
en los que está presente, ya que no tenerlo en cuenta podría suponer crear confusión en el
consumidor, con consecuencias como la falta de confianza o la pérdida de lealtad.
Del análisis realizado en este apartado se puede concluir que las tecnologías de la
información y comunicación han supuesto un cambio en el comercio detallista tradicional
que le ha llevado a plantearse cómo quiere competir en su entorno.
Por una parte, se ha destacado cómo estas tecnologías pueden ser usadas en el
punto de venta a la hora de contactar con el cliente y facilitar la creación de experiencias,
si bien, quizás uno de los aspectos que más ha impactado al comercio ha sido la irrupción
de Internet como canal de ventas.
Ante esta situación se han analizado las distintas opciones que se pueden presentar
para el minorista y que van desde mantener únicamente presencia en un canal hasta buscar
la presencia en todos los disponibles. Una vez tomada esta decisión, se plantea para el
comerciante la cuestión de cómo gestionar los canales. Como se ha podido apreciar, en
este punto es especialmente relevante el planteamiento del modelo de negocio que se
quiere para competir en el mercado. Así, se abren diversas posibilidades que abarcan desde
la gestión independiente de los canales hasta su completa integración.
109
Capítulo 2. El comercio detallista y su entorno competitivo
comercio detallista, puesto que, como se ha visto, pueden contribuir, no solo a la creación
de experiencias en el punto de venta, sino que correctamente gestionadas en los distintos
canales pueden ayudar a crear marca, confianza, lealtad, ventas cruzadas y otra serie de
beneficios, tanto para la empresa como para el consumidor.
110
3 IMPORTANCIA DE LA MARCA EN
EL COMERCIO DETALLISTA
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En opinión de estos autores las características físicas de los productos son cada vez
más difíciles de diferenciar y fáciles de imitar. En una situación así, ante una ausencia de
una marca fuerte, la decisión de compra del consumidor ser basará en el precio o en la
disponibilidad del producto.
Para Berrozpe (2015), “en los altamente competitivos mercados de hoy en día es
absolutamente necesario para las empresas encontrar a través de sus principales activos
intangibles, las marcas, fuentes de ventaja competitiva que no sean imitables a corto plazo
por los rivales”.
En el presente punto se pretende hacer un análisis del concepto de marca, así como
la evolución del mismo y de la gestión de la marca (Brand Management) a lo largo del
tiempo. También se abordará la importancia del Valor de Marca para el comercio
minorista como factor contribuyente a la mejora de su competitividad. Por último, se
analizarán las distintas dimensiones del Valor de Marca, estableciendo diferentes hipótesis
de trabajo para la presente tesis.
113
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
114
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Estos doce elementos no son excluyentes y, además, cada uno de ellos toma una
perspectiva bien desde el punto de vista de la empresa o bien desde el punto de vista del
cliente (aunque en algunos casos, ambas pueden coincidir). Como se verá más adelante,
esto sucede también cuando se define Valor de Marca, ya que en ese caso se dan también
distintas ópticas de análisis.
Sin embargo, han sido numerosos los autores que han considerado que la definición
de la American Marketing Association se centra demasiado en el producto y cómo la
marca sirve para diferenciarlo en función de aspectos visuales como el símbolo o el diseño
(Forero y Duque, 2014; Kotler y Keller, 2012; Morales, 2007; Benett, 1988). Como
indican Kumar y Mishra (2012) la marca no debería limitarse a un nombre, término,
115
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
diseño, símbolo o combinación de ellos, sino que debería añadir otras características. En
esta línea, Benett (1988) ofrecía una ampliación con respecto a la definición de marca de la
American Marketing Association. Para este autor la marca es un nombre, término, diseño,
símbolo o cualquier otra característica que identifique el producto o servicio de un
vendedor como distinto o diferente de los de otros vendedores.
Sin embargo, algunos autores siguen opinando que la marca no puede limitarse o
identificarse únicamente con un logo, sino que debería tener en cuenta otros aspectos que
capturasen la esencia global del concepto (Kumar y Mishra, 2012).
116
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Las definiciones encuadradas en esta línea están muy relacionadas con el concepto
de Marca Registrada, ya que depende de la capacidad para proteger una marca en el
sentido legal (Simonson e Itamar, 1994). En este caso, se aprecia como estas definiciones
se centran en el fabricante y no capturan la esencia de la marca, ya que no tienen en cuenta
el punto de vista del consumidor.
Una empresa es conocida por sus marcas (Varadaranjan et al., 2006). En este
sentido, Kumar y Mishra (2012) señalan que, compartiendo el valor conseguido por el
nombre corporativo, las líneas de producto se convierten en una extensión de la identidad
corporativa.
En este punto hay que destacar las aportaciones de Aaker (1996) quien opina que la
mayor parte de empresas se limitan a gestionar la marca en una única categoría de
producto o en mercados concretos de su interés, mientras que, según el autor, la expansión
de la perspectiva hacia diferentes categorías de productos y mercados puede tener un valor
significativo que permitirá a la empresa gestionar su cartera de productos y mercados,
realizar políticas de benchmarking frente a los líderes, así como desarrollar un sistema
válido para medir el valor de la marca.
117
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Para Kapferer (2004) el riesgo que los consumidores perciben puede ser tanto
económico (unido al precio), como funcional (unido al rendimiento), psicológico (referido
al autoconcepto), social (en función de la imagen social del individuo y experimental
(relacionado con las experiencias que se van a ofrecer).
118
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En este sentido, Suri y Monroe (2003) demuestran que las percepciones de calidad
y de sacrificio económico que tienen que hacer los consumidores, muestran diferentes
modelos de respuesta en función de aspectos como la presión del tiempo disponible por
parte de éstos, los niveles de precio y las motivaciones internas del sujeto a la hora de
procesar la información que recibe.
119
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Desde un punto de vista de la marca como una imagen en la mente del consumidor,
también son diversos los autores que abordan el tema. Autores como Keller (1993) definen
la marca como la idea que los consumidores tienen de un producto, siendo la asociación
que éstos hacen en su mente.
Teniendo en cuenta este concepto más amplio, Kotler (1992) considera que la
marca reside en la mente de los consumidores. Para la correcta construcción de la marca se
deberá proceder al posicionamiento de ésta, comunicar el mensaje que se quiere asociar a
la marca, presentar sus características y afianzar su valor (Bhimrao M.G., 2008).
Por su parte, Moore y Reid (2008) consideran que la marca ha ido aportando
diferentes características a lo largo del tiempo, tales como estatus, valor añadido, etcétera,
hasta el desarrollo del concepto de personalidad de marca.
Aaker (1996) describía la personalidad de marca como una metáfora que puede
ayudar al estratega de la marca enriqueciendo su conocimiento de las percepciones de la
actitud hacia la marca, contribuyendo a diferenciar la identidad de la misma y ayudando a
que los esfuerzos de comunicación contribuyan a crear valor de marca. Basándose en esto,
son diversos los estudios que sugieren la influencia de la personalidad de la marca en las
120
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En cuanto al valor añadido, se puede decir que es un concepto que, al igual que el
de Valor de Marca, ha ido evolucionando con el tiempo. Así, Wood (1996) señalaba que la
manera en que se utiliza este concepto en marketing no es la misma que la utilizada desde
el punto de vista contable. Desde el punto de vista del marketing el valor añadido no es
cuantificable y se considera como un beneficio aportado al cliente, mientras que desde la
perspectiva contable sí que se puede cuantificar y es considerado como algo que devenga
beneficios a la organización. Dentro del concepto de valor añadido, la autora apunta que
121
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
hay distintos aspectos o factores, la suma de los cuales componen el valor añadido.
Además, parte de la actividad del marketing se basa en la correcta gestión de estos
factores, dentro de los cuales hay que destacar la gestión de la marca, lo que conducirá a
mejorar el valor añadido, redundando en mayores beneficios para la empresa.
Wood (2000) define la marca como un mecanismo del que disponen las empresas
para alcanzar una ventaja competitiva a través de la diferenciación. Los atributos que
diferencian a una marca aportan al consumidor satisfacción y beneficios por los cuales
están dispuestos a pagar. La ventaja competitiva para las empresas se reflejará en términos
de ingresos, beneficios, valor añadido o cuota de mercado.
Inicialmente, tal y como indica Tuominen (1999) las marcas han servido para
diferenciar los productos propios de los de la competencia, representando una determinada
consistencia en su calidad y dando protección legal frente a las posibles copias. Ahora
bien, más allá de esto, la marca puede tener un poderoso significado simbólico. La marca
en si misma puede llevar implícita un status, mejorar la imagen y proyectar o aumentar un
determinado estilo de vida, lo que puede conducir a la lealtad del consumidor hacia la
marca, impedir la entrada de competidores en el mercado y aportar a sus propietarios la
posibilidad de establecer precios mayores y mejores márgenes de beneficios.
122
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Craimer (1985)
Instrumento legal.
La marca es una declaración legal de propiedad.
Brown (1992)
Marca como referente de la
La marca es la suma de todas las conexiones mentales que la oferta de la empresa.
gente tiene sobre la misma.
123
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Kotler, P. (1992)
Keller (1993)
Marca Registrada como capacidad para proteger una marca en el Marca como instrumento legal.
sentido legal.
Goodyear (1996)
Personalidad simbólica que el consumidor valora más allá de sus Marca como personalidad.
utilidades funcionales.
Farquhar (1989)
Tuominen, P. (1999)
Wood, L. (2000)
Ventaja competitiva y
Mecanismo del que disponen las empresas para alcanzar una diferenciación.
ventaja competitiva a través de la diferenciación.
Keller (2003)
Kapferer (2004)
124
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Kapferer (2004)
Las marcas son algo más que asociaciones mentales, puesto que Asociación mental y
las marcas fuertes también tienen una fuerte asociación asociación emocional.
emocional.
La marca sirve para reducir el riesgo por parte de los Reducción de riesgo.
consumidores, ya que estos perciben un riesgo cuando van a
adquirir un producto o servicio.
Una vez analizado el concepto de marca y las distintas acepciones que se han
venido dando por la literatura, cabe ahora entrar en el concepto de gestión de marca o
branding y la importancia del mismo de cara a la creación de valor para la empresa, así
como para el comercio minorista.
125
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Kotler (1992) definió la marca como un nombre, término, signo, símbolo, diseño o
combinación de ellos, dirigidos a identificar los productos y servicios de un vendedor entre
un grupo de vendedores y a diferenciarlos de los de la competencia. La marca identifica al
vendedor o al fabricante, pero si una empresa gestiona la marca únicamente como un
nombre, se pierde todo el sentido de la gestión de la marca (branding). El reto para una
empresa, consiste en desarrollar un conjunto de significados profundos que se asocien a su
marca (Kotler, 1994).
Forero y Duque (2014) señalan como la marca es un activo intangible que las
organizaciones deben gestionar para incrementar su valor en el mercado. Además, como se
verá en el epígrafe del presente trabajo dedicado al Valor de Marca (Brand Equity), su
medición puede basarse en distintas perspectivas, tales como la financiera o la que se
centra en el enfoque del cliente desde el punto de vista del marketing.
126
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Así, son diversos los autores que destacan el valor que aporta la marca como activo
intangible para las empresas (Morales, 2007), las cuales generan estrategias de marketing
enfocadas a la construcción y sostenibilidad de la marca a largo plazo, teniendo en cuenta
que entre las funciones de ésta se encuentra el identificar el origen y el fabricante del
producto, permitiendo al comprador atribuir responsabilidades al productor o vendedor del
bien o servicio (Kotler y Keller, 2016).
127
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En lo que hace referencia a las marcas del fabricante, según este autor, intentan
dirigirse a un segmento amplio de consumidores que buscan buena calidad con un bajo
riesgo de que el producto no sea adecuado. Normalmente las empresas dedican cantidades
importantes de dinero a dar a conocer sus marcas y, en ocasiones, colaboran con los
minoristas en la realización de sus campañas de comunicación, de forma que se compartan
los costes de las mismas.
Por lo que respecta a las marcas del distribuidor, aparecen cuando algún miembro
del canal (por ejemplo, un minorista) es capaz de vender productos usando su propio
nombre o su propia marca (Burton et al., 1998). Con el paso del tiempo, estas marcas, en
muchos casos, han ido evolucionando y son gestionadas de la misma manera y bajo los
mismos principios que las marcas de fabricantes. Además, su crecimiento ha dado lugar a
que hayan ido adquiriendo cada vez mayor relevancia y poder, aumentando así su control
sobre los proveedores.
Siguiendo las prácticas que vienen utilizando desde hace tiempo los fabricantes, las
empresas dedicadas al comercio detallista buscan cada vez con mayor intensidad
128
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
estrategias para gestionar sus marcas porque tener una marca fuerte es de extrema
importancia para su competitividad (Swoboda et al., 2016).
Uno de los problemas con los que se encuentra el pequeño comercio detallista es
similar al de las marcas pequeñas, puesto que ocupan un porcentaje pequeño dentro de la
comunicación. Así, los pequeños comercios hacen muchas menos comunicaciones de
marketing, con lo que son más susceptibles de que el consumidor no piense en ellos a la
hora de tomar su decisión de dónde comprar (Goodman y Remaud, 2015, Venkatesan et
al., 2015).
129
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Romaniuk y Sharp (2004) señalan que hay que diferenciar la disponibilidad física
del punto de venta de su disponibilidad mental, entendida ésta como la propensión a que la
marca del comercio se tenga en cuenta en el pensamiento del consumidor en una situación
de compra. Así, el hecho de que un comercio minorista tenga una presencia física y esté
disponible en el mercado, no significa que el consumidor necesariamente lo visite, ya que
para ello tendrá que formar parte del grupo de opciones que éste tenga en su mente.
Vemos, por tanto, como la marca y su adecuada gestión por parte del comercio
detallista puede ser un aspecto clave si éste quiere ocupar un lugar en la mente de su
público objetivo, de manera que sea tenido en cuenta a la hora de que los consumidores
tomen sus decisiones de dónde efectuar sus compras. Esto cobra especial importancia si se
tiene en cuenta que, como se ha apuntado anteriormente, bajo determinadas situaciones de
incertidumbre, el consumidor, tal y como apuntan Swoboda et al. (2016), tiende a buscar
más información antes de tomar la decisión de compra, de manera que se minimice así el
riesgo, principalmente en los casos de compra de productos que impliquen un significativo
o importante desembolso de dinero, es decir, para productos de compra esporádica.
130
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
A pesar de esto, para sobrevivir en un mercado tan competitivo como el actual, que
los consumidores estén satisfechos y sean leales ha dejado de ser suficiente (Carrol y
Ahuvia, 2006; Patwardhan y Balasubramanian, 2011). Así, como señalan Delgado et al.
(2013), las marcas necesitan de embajadores a los que no solamente les “guste” la marca,
sino que sientan una profunda conexión con ella, que la defiendan, la recomienden y,
sobretodo, se involucren con ella. En este sentido, en los últimos años ha habido un
creciente interés por conocer lo que sienten los consumidores hacia las marcas. Este interés
se ha focalizado en el concepto de amor a la marca.
131
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Ante esto, dado el impacto potencial que la marca puede tener en los consumidores,
uno de los objetivos generales más importantes para las empresas debería ser el incremento
de su Valor de Marca (Castelo et al., 2012). Para ello será necesaria la elección de una
estrategia de gestión de marca lo más adecuada posible, que permita a la empresa alcanzar
este objetivo.
En este sentido, la correcta gestión de una marca debe centrarse en capitalizar sus
valores de manera que estos atributos puedan representar una extensión natural de la
percepción general, lo que conducirá a que el Valor de Marca aporte ventajas estratégicas a
la empresa (Tsai, 2015; Ventakeasen et al., 2015; Budac y Baltador, 2013). Como se ha
comentado anteriormente, el comercio detallista debería intentar identificar sus atributos
diferenciales, especialmente aquellos que tengan relevancia entre el segmento del mercado
al que quiere llega, para conseguir esas ventajas estratégicas.
132
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Más datos sobre lo mucho que puede aportar una buena gestión de la marca a la
empresa los encontramos en el trabajo de Larkin (2013) cuando afirma que la literatura de
marketing muestra como una marca fuerte genera consumidores leales que consideran de
alto valor los productos de la empresa y desean permanecer con ella a lo largo del tiempo,
con lo que las empresas que son capaces de establecer percepciones de marca favorables
entre sus clientes, disfrutarán en el futuro de mayor estabilidad en sus beneficios y de
menores riesgos.
No sólo ocurre esto con los productos, sino también con los comercios detallistas.
En este sector también se da una gran variedad de opciones para el consumidor, quien cada
vez tiene un más fácil acceso a la información que le permite comparar numerosas
opciones, en ocasiones, sin necesidad de desplazarse hasta el punto de venta. Así, esta gran
competencia existente, hace imprescindible que el comercio minorista conozca bien cómo
es el perfil del público al que quiere dirigirse, cuáles son sus necesidades y cómo se
comporta. La marca contribuirá, por su parte, a que ese público reconozca y diferencia a un
determinado comercio de su competencia.
133
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
comercio detallista, sólo un pequeño número de artículos que analizan este sector se
centran en el branding o gestión de marca del comercio minorista. Los autores inciden en
la necesidad de investigar más sobre este tema, a lo cual pretende contribuir, en la medida
de lo posible, esta tesis.
Para sacar el máximo partido al valor de la marca de una empresa será necesario
utilizar una estrategia adecuada. Para Seo y Jang (2013) una estrategia de marca supone
para la empresa tomar la decisión estratégica de construir un Valor de Marca fuerte. De
hecho, se ve aquí la estrecha relación existente entre el Valor de Marca y la estrategia de
marca, ya que el nivel que alcance la primera será el resultado de cómo la empresa haya
llevado a cabo la segunda. Por tanto, la fuerza que pueda tener el Valor de Marca
demostrará el éxito de la estrategia, mientras que su debilidad será señal de que la empresa
ha cometido errores a la hora de utilizar efectivamente su estrategia de marca.
Para que una estrategia tenga éxito y se cree Valor de Marca, los consumidores
tendrán que estar convencidos de que existen diferencias sustanciales entre las marcas en el
producto o categoría de productos de que se trate. Estas diferencias en ocasiones se
refieren a los atributos o beneficios del producto, mientras que otras veces proceden de
aspectos no relacionados con el producto (intangibles), tal y como señalan Kotler y Keller
(2012).
Los distintos elementos que componen el Valor de Marca del comercio detallista
deberán ser tenidos en cuenta por éste para realizar una correcta gestión de su marca con
las ventajas que, como se ha apuntado con anterioridad, le podrá reportar.
134
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Para Tena (2016) “la dimensión utilitarista representa la parte más racional de la
variable motivación” de compra, “recogiendo los aspectos cognitivos y funcionales del
comportamiento del consumidor”. Así, para Babin et al. (2004) el comportamiento del
consumidor utilitarista supone un enfoque racional que implica o se relaciona con una
compra que se realiza de manera eficiente, incluso si la realización de la misma no
proporciona diversión.
Por otro lado, la compra hedónica supone tener en cuenta los aspectos relacionados
con la parte experimental de la compra, entre los que se encuentran la fantasía, la
excitación, la estimulación sensorial, el disfrute, el placer y la curiosidad (Scarpi, 2006;
Holbrook y Hirschaman, 1982).
En este sentido, el comercio detallista deberá ser capaz de manejar todos estos
aspectos para llegar a una correcta gestión de su marca que le haga ser más competitivo en
el mercado, prestando especial atención al hecho de que los consumidores ya no buscan
únicamente la adquisición de productos y servicios, sino que también desean recibir
experiencias en su proceso de compra.
135
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Garnica (2000) y del Rio et al., (2002) nos indican que el término Brand Equity,
apareció en la literatura en los años ochenta, siendo su traducción más aproximada Valor
de Marca. El concepto cobró interés en el ámbito empresarial, ya que el Valor de Marca
está muy relacionado con la lealtad hacia la marca y las extensiones de la misma. Además,
las marcas pueden aportar ventajas competitivas que ayuden al éxito de la empresa.
136
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
cuando se llegaba al cálculo del valor de las marcas de la compañía. Había marcas más
valiosas que las de la competencia, al margen, e incluso en contraposición, del precio de
sus productos en el mercado. Pero lo que no era tan obvio era determinar la fuente de ese
valor. A pesar de que se tenía en cuenta que existía una estrecha relación con aspectos
como la participación de mercado de la marca, su margen de cobertura o los años que tenía
a la venta, también se consideraba que eso no era suficiente.
Uno de los trabajos pioneros en este ámbito y que goza de un elevado consenso en
los estudios de marketing es el trabajo de Aaker (1991), para quien, si bien es cierto que las
marcas tienen cada vez más valor, también lo es que hay una opinión bastante extendida
que considera que, a pesar de ello, éstas no están siendo gestionadas de la mejor manera
posible, poniéndose demasiado énfasis en los resultados a corto plazo, sin tener en cuenta
la importancia de una buena gestión de marca y los resultados que de ello se pueden
derivar en el largo plazo. El autor define el término Valor de Marca como el conjunto de
activos y pasivos vinculados a una marca. Dicho concepto está compuesto por la lealtad a
la marca, la notoriedad de marca, las asociaciones de marca y la calidad percibida. Todo
ello como vía para conseguir la diferenciación y la consideración especial por parte del
consumidor.
Para Aaker (1991) el Valor de Marca se define como el valor que los consumidores
asocian a una marca. Este mismo autor indica que normalmente las marcas fuertes
aportarán mayores márgenes de beneficios y mejor acceso a los canales de distribución, así
137
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
como una buena plataforma a partir de la cual extender las líneas de productos de la
empresa. Aun así, Aaker y Biel (1993) también advierten del peligro que puede suponer
una extensión de marca realizada de manera pobre o poco correcta, ya que podría erosionar
el Valor de Marca conseguido.
Anteriormente, Leuthesser (1988) ya había definido Brand Equity como “el valor
de un producto por encima del que tendría cualquier otro producto idéntico sin el nombre
de la marca. En otras palabras, el Valor de Marca representa el grado en que el solo
nombre de la marca añade valor a la oferta”.
En la mente del consumidor, tal y como señalan Palmeira y Thomas (2011) si hay
dos marcas en la misma categoría de producto deben existir diferencias entre ellas,
138
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
concluyendo en su estudio que las expectativas de calidad para una marca premium son
más elevadas cuando el distribuidor comercializa también marcas orientadas al valor.
Por su parte, Keller (1993), centrándose en la perspectiva del cliente, apunta a dos
grandes motivaciones para el estudio del Valor de Marca. Por un lado, estarían las
consideraciones financieras que intentarían estimar el valor de una marca de la manera más
precisa posible con un propósito contable (adquisiciones, fusiones, etcétera). Por otro lado,
el autor habla de un segundo grupo de motivaciones centradas en el aspecto estratégico de
la empresa y que buscan la mejora de la productividad de la estrategia y acciones de
marketing. En una situación en la que aumentan los costes, es mayor la competitividad y
menor la demanda de algunos mercados, las empresas buscan mejorar la eficiencia de sus
gastos de comercialización.
Así como para Aaker (1991) el Valor de Marca (Brand Equity), tal y como hemos
dicho, se compone de cuatro dimensiones: lealtad, calidad percibida, asociaciones y
notoriedad, Keller (1993) presenta un modelo conceptual basado en la perspectiva del
consumidor individual, definiendo el Valor de Marca basado en el cliente como el efecto
diferencial del conocimiento de marca en las respuestas del cliente ante las acciones de
marketing de la marca.
139
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
propone este autor, se dará cuando el consumidor esté familiarizado con la marca y tenga
algunas asociaciones favorables, fuertes y únicas de esa marca en su mente.
Además de crear valor para los consumidores, el Valor de Marca también tiene
gran importancia en la consecución del éxito comercial de la empresa a largo plazo y en la
creación de ventajas competitivas sostenibles en el mercado, por lo que es necesario que
ésta tenga un profundo conocimiento de lo que es la marca y que desarrolle un método
razonable que le permita evaluar su Valor de Marca (Jia y Zhang, 2013).
140
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Desde una óptica financiera la medición del valor de marca permite asignar un
valor a los activos para posteriormente incorporarlos a los estados financieros de la
empresa, beneficiando así la operación de la organización, mientras que desde una
perspectiva estratégica la medición y el control de la misma permitirá guiar las decisiones
del Departamento de Marketing de la empresa en un nivel táctico y estratégico, y evaluar
posteriormente la efectividad de las mismas, mejorando así la gestión de la marca (Buil et
al., 2013).
Desde el punto de vista del marketing, cuando se utiliza el término Valor de Marca,
se suele hacer referencia a la segunda y tercera de las acepciones apuntadas por Feldwick
(1996), es decir, a la descripción de marca y a la fuerza de marca. Para diferenciar estas
dos concepciones del aspecto de marca como valoración de un activo, se suele hacer
141
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
referencia a ellas como Valor de Marca desde el punto de vista del consumidor (consumer
brand equity).
Para Çifci et al. (2016) el Valor de Marca basado en la perspectiva del consumidor
es esencial para obtener el valor del cliente, evaluar los resultados de la marca y aumentar
la ventaja competitiva en el mercado (Sun et al., 2014; Zhang et al., 2010).
En la misma línea, Light (1990) resalta la importancia de tener una marca, diciendo
que en el futuro será más importante que tener fábricas, ya que ésta será la única manera de
tener reconocimiento e influencia sobre el mercado, pues la marca dota al producto de un
valor añadido.
Vemos pues la importancia que van cobrando cada vez más los aspectos intangibles
relacionados con las empresas con respecto a aspectos tangibles como pueden ser el mismo
142
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
producto físico, la maquinaria con la que éste se fabrica, las instalaciones, etcétera, ya que
el consumidor, cuando adquiere un producto, no tiene en cuenta tanto estos últimos como
lo que puede representar una marca y las asociaciones que éstas conllevan. Resulta más
difícil para la competencia crear una marca que copiar los productos de la empresa.
El trabajo de Aaker (1992) tenía en cuenta los beneficios que se podían derivar de
la correcta gestión del Valor de la Marca, tanto para la empresa como para el consumidor.
Esto generó en la literatura dos grandes focos u orientaciones de estudio en función de lo
que cada una de ellas tuviese en cuenta: bien un punto de vista más empresarial, centrado
en aspectos económicos y financieros, bien un punto de vista que analizase el Valor de
Marca por sus efectos sobre el consumidor y su comportamiento.
Uno de los grandes grupos a considerar en los estudios relativos al análisis del
Valor de Marca es el que está basado en la perspectiva financiera. Los autores que toman
esta perspectiva intentan estimar de una manera precisa el valor de la marca desde una
concepción financiera, como un valor que pueda ser objeto de un asiento contable, como
valor a la hora de posibles adquisiciones, fusiones, etcétera
143
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
cadena de establecimientos por poseer una marca o marcas fuertes, en comparación con
una empresa equivalente sin esa fortaleza de marca (Srinivasan, et al., 2005).
Tal como señala Corte-Real (2003) una correcta evaluación de la fuerza de una
marca requiere de un análisis detallado de su posicionamiento, del mercado en el que
actúa, de la competencia, de sus resultados, de sus estrategias futuras y de los riesgos de la
marca. La fuerza de marca, por tanto, debe ser vista como una ponderación de diversos
factores: liderazgo, identidad de marca, mercado, distribución, tendencias, inversiones y
protección de la marca.
Sin embargo, como apuntan Nunes y Haigh (2003) son muchos los modelos de
evaluación de marca desde la perspectiva financiera. De entre ellos destacan los basados en
costes, los basados en el mercado o en el método de uso de valor económico.
Del Río et al. (2002) señalan que desde la perspectiva financiera se enfatiza el
papel de la marca como un activo empresarial que es capaz de afectar a los flujos de caja
de la empresa, al valor de sus acciones y/o a su precio de venta (en los supuestos de
adquisición, absorción o fusión con otras entidades). Para analizar el Valor de Marca desde
esta óptica, se adopta un enfoque económico, en términos de los beneficios adicionales que
144
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
obtiene la empresa por el hecho de comercializar sus productos bajos una determinada
marca.
Para Tauber (1988) el valor de una marca es el valor suplementario que alcanza la
empresa, por encima del valor de sus activos materiales, debido a la posición que su marca
detenta en el mercado y a la posibilidad de extender la misma a otras categorías de
productos y/o mercados. Para este autor, el estudio del Valor de Marca cobra relevancia
porque el desarrollo de nuevas marcas supone cada vez más costes, lo que conduce a un
uso prevalente de extensión de marca y de expansión internacional de la misma.
A su vez, Smith (1991) considera que el valor de una marca es el valor monetario
que se deriva del grado en que el nombre de la marca favorece las transacciones o
intercambios, actuales y futuros, de la empresa con sus clientes.
Otros autores consideran que las perspectivas financieras adoptan técnicas basadas
en el valor de los mercados financieros para estimar el Valor de Marca. Así, Simon y
Sullivan (1993) apuntan que la marca es la diferencia entre los flujos de caja obtenidos por
un producto con marca y los flujos resultantes en el caso de que ese mismo producto se
vendiera sin marca. La técnica de estimación que proponen extrae la valoración del valor
de la marca a partir del valor de otros activos de la marca. En primer lugar, esta técnica es
válida para asignar desde una aproximación macroeconómica un valor objetivo a las
diferentes marcas de una empresa, asociando este valor a los determinantes del Valor de
Marca. Además, en segundo lugar, en una aproximación microeconómica detecta los
145
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Sin embargo, tal y como indican Candia y Aguirre (2015), los detractores de los
métodos financieros señalan que éstos no dan una visión real en cuanto al valor que
otorgan los consumidores en sus elecciones y preferencias, puesto que estos métodos no
tienen en consideración sus actitudes y conductas.
La segunda de las grandes tendencias dentro del análisis del Valor de Marca es la
que tiene en cuenta la perspectiva del cliente, es decir, proponen el análisis del Valor de
146
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En la definición del Valor de Marca que da este autor, hay tres conceptos a
destacar: el efecto diferencial, el conocimiento de marca y la respuesta del consumidor al
marketing de la misma. El primero de ellos se centra en las diferentes respuestas que puede
tener un consumidor frente a las acciones de marketing de una marca, comparándolas con
sus respuestas frente a esas mismas acciones, pero en el caso de una marca ficticia o un
producto sin marca. El conocimiento de marca se define en términos de la conciencia o la
sensibilización e imagen que el consumidor tiene de la marca en términos de las relaciones
de asociaciones de marca que realiza. Por último, la respuesta del consumidor al marketing
se define en función de las percepciones, preferencias y comportamiento derivados de las
acciones del mix de marketing de la marca.
147
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
de marketing de esa marca (Kotler y Keller, 2012), es decir, estaríamos ante un método
directo de cálculo de valor de marca basado en el marketing., en función de la clasificación
propuesta por Keller (1993), anteriormente comentada.
Según esta definición, hay tres puntos clave en el Valor de Marca desde esta
perspectiva:
En este sentido, para Kotler y Keller (2012) el reto de los profesionales del
marketing consiste en asegurarse de que los consumidores tienen las experiencias correctas
en su relación con los productos, servicios y programas de marketing de la empresa, de
manera que se cree en el consumidor el conocimiento de la marca deseado por la empresa.
Por eso la inversión en marketing de la empresa debería considerarse como una inversión
dirigida a que el consumidor tenga un mejor conocimiento de la marca.
Así, se considerará que existe un Valor de Marca positivo desde el punto de vista
del cliente cuando éste reaccione a un elemento del mix de marketing de la marca más
148
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
favorablemente de lo que lo haría ante el mismo elemento cuando éste fuese atribuido a
una versión del producto o servicio con un nombre ficticio o incluso sin nombre. De la
misma manera, el Valor de Marca será negativo desde la perspectiva del cliente cuando la
reacción sea menos favorable.
Desde esta segunda perspectiva, es decir, desde el punto de vista según el cual el
Valor de Marca puede representar una connotación negativa, también hay una corriente de
investigación que se ha centrado en los efectos negativos que puede tener un Valor de
Marca fuerte en situaciones de crisis. Si bien tradicionalmente se ha estudiado el Valor de
Marca desde el punto de vista de los efectos positivos que éste puede aportar a la empresa,
hay otra perspectiva de investigación que hace referencia a la perspectiva “amplificadora”
del Valor de Marca y entiende que un Valor de Marca fuerte puede suponer, en
determinadas situaciones, una amenaza para las empresas (Aaker et al., 2004; Seo y Jang,
2013). Por ejemplo, se puede dar esta circunstancia cuando el cliente percibe que una
situación determinada en el servicio que recibe viola las normas de su relación con la
empresa (Aggarwal, 2004), cuando siente que el esfuerzo de recuperación es injusto
(Grégoire y Fisher, 2008) o cuando tiene tiempo y capacidad suficiente para evaluar un
fallo importante (Roehm y Brady, 2007).
Los clientes que sienten una fuerte asociación con una marca, también tienen más
posibilidades de emprender acciones ofensivas contra ella cuando ésta comete errores en la
satisfacción de sus necesidades. Lo que el consumidor percibe como una “traición” de la
empresa, es el concepto que Grégorie y Fisher (2008) utilizan como clave para que se
active lo que ellos denominan “el efecto amor se transforma en odio”. Los clientes que se
sienten defraudados por una marca son más proclives a responder negativamente a las
acciones de la marca, jugando aquí un papel amplificador el Valor de Marca, ya que la
percepción de “traición” será más intensa entre los clientes que tienen una conciencia alta
del valor de esa marca. Así, en situaciones de crisis de la empresa, se generará mayor
sentimiento de traición en los clientes con alto Valor de Marca.
149
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
clientes con una mayor percepción del Valor de Marca del restaurante presentan mayor
predisposición a reducir sus intenciones de volver a ese restaurante, frente a los clientes
con un Valor de Marca más bajo. Esto refleja el papel amplificador del valor de la marca
comentado anteriormente, revelando la faceta negativa del Valor de Marca en situaciones
de crisis.
De esta manera, entre otras cosas, la importancia de una correcta gestión del Valor
de Marca vendrá dada porque la consecución de respuestas positivas por parte del
consumidor desembocará en mayores ingresos, disminución de costes y aumento de
beneficios para la empresa.
El estudio del Valor de Marca desde esta perspectiva tiene especial importancia en
el campo de las estrategias de marketing de cara a aumentar la productividad de las
acciones a realizar. El mejor conocimiento del comportamiento del consumidor llevará a
unas mejores decisiones estratégicas con respecto al público objetivo definido y al
posicionamiento deseado, así como a unas mejores decisiones tácticas relativas a las
acciones a realizar con los distintos elementos del mix de marketing de la empresa.
Es por esto que para Keller (1993), quizás el activo más valioso de una empresa
para mejorar la productividad de sus acciones de marketing sea el conocimiento que se
haya creado de la marca en la mente de los consumidores, gracias a la inversión previa que
la empresa haya realizado en sus programas de marketing.
150
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Marca independientemente de éstas, ya que para estos autores el valor de una marca es el
incremento en la utilidad del consumidor atribuible al nombre de marca, es decir, no
relacionado con los atributos del producto.
Otras conclusiones relevantes a las que llegan los autores citados es que los hoteles
deberían diseñar su marketing mix de manera que su marca se sitúe entre las opciones
consideradas por los consumidores para luego entrar en el grupo de marcas con
posibilidades de ser elegidas en la compra. Además, la información que se proporcione al
consumidor contribuirá a incrementar la notoriedad de la marca y a eliminar otras marcas
de su consideración. Para ello, los gestores del hotel también deberían ser conocedores lo
que otras marcas suponen para los consumidores, de forma que puedan desarrollar mejores
estrategias. Todo ello conllevará un incremento de las ventas.
151
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
notoriedad entre los consumidores, así como también el desarrollo de acciones que lleven a
un posicionamiento claro y diferenciado con respecto al de sus competidores.
Parte de la importancia del Valor de Marca radica en el hecho de que éste es uno de
los factores más importantes que conducen al valor del cliente, entendido como el valor
total del período en que el cliente está con la empresa, para todos los clientes de ésta (Rust
et al. 2004). Además, el Valor de Marca hace que el cliente asocie ésta en su memoria y a
la hora de realizar sus elecciones de productos o servicios reduzca sus costes de búsqueda
de información (Erdem y Swait, 1998).
Por último, las perspectivas del Valor de Marca integradoras o globales, intentan
aunar la visión centrada en el cliente y la financiera. Este enfoque ha aparecido para
compensar las insuficiencias que puedan existir cuando sólo una de las dos
interpretaciones es considerada de manera aislada (Motameni y Shahrokhi, 1998, Kluster
et al., 2012).
Como señalan Candia y Aguirre (2015), los detractores de los métodos basados en
el marketing alegan que es difícil traducir sus resultados en valores cuantitativos, a la vez
que indican que su aplicación requiere del uso de técnicas estadísticas complejas, además
de no considerar, en muchos casos, la naturaleza multidimensional del concepto de Valor
de Marca.
Este enfoque tiene en cuenta las actitudes y las conductas de todos los agentes
susceptibles de interaccionar con la marca: principalmente, la empresa, los consumidores,
los distribuidores y los mercados financieros (del Rio et al, 2002). Estas cuatro ópticas o
facetas de interpretación del Valor de Marca se encuentran interrelacionadas, ya que el
Valor de Marca para la empresa, los distribuidores y los mercados financieros depende del
Valor de Marca para el consumidor. De este modo, se defiende una visión amplia de la
noción de Valor de Marca que abarque tanto la fortaleza o poder de mercado como el valor
financiero de la marca. Estos dos aspectos se pueden considerar como dos dimensiones que
se han ido levantando a la vez para interpretar el valor de la marca, de manera que cuando
se tienda un puente o enlace entre ellas, se considerará que se ha completado el valor de
152
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
una marca (Ambler y Styles, 1995). Estos autores identifican dos grandes aproximaciones
filosóficas para definir la marca. Por un lado, hablan de una aproximación más allá del
producto que entiende el branding o gestión de marca como algo añadido al producto y
que va más allá del mismo. Aquí, la marca actúa como un identificador. Por otro lado,
identifican una aproximación holística que se centra en la marca en sí misma.
Para Farquhar (1989) el valor de la marca es el valor que ésta añade al producto. Su
concepción global viene dada por el hecho de que, para él, el valor supone un incremento
en los indicadores financieros de la empresa, además de reducir el poder de negociación
que los distribuidores tienen frente a ella, mientras que para el consumidor, el Valor de
Marca representa una utilidad que no puede ser explicada únicamente por atributos
tangibles.
153
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
mayor estabilidad de los mismos, conseguida gracias a las acciones tácticas y estratégicas
llevadas a cabo por la empresa para aprovechar la fortaleza de la marca.
Ante esto, los profesionales del marketing todavía se enfrentan al reto de cómo
realizar una estimación del valor de una marca (Rovedder et al. 2015). Como señalaba
Keller (1998), hay diversas formas de estimación con diferentes criterios de medida. En
consecuencia, las investigaciones en este campo proponen diferentes aproximaciones para
calcular el Valor de Marca (Shankar et al., 2008), si bien todavía no se ha llegado a una
única propuesta uniformemente aceptada para la valoración de la marca (Raggio y Leone,
2007).
Leuthesser (1988)
Valor de un producto por encima del que tendría cualquier otro producto idéntico Financiera
sin el nombre de la marca. El Valor de Marca representa el grado en que el solo
nombre de la marca añade valor a la oferta
154
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Farquhar (1989)
Tauber (1989)
Smith (1991)
El valor de una marca es el valor monetario derivado del grado en que el nombre
Financiera
de la marca favorece las transacciones o intercambios, actuales y futuros, de la
empresa con sus clientes.
155
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
El valor de una marca está constituido por el conjunto de activos y pasivos que
vinculados al nombre y símbolo de la marca aumentan o disminuyen el valor de
un producto o servicio para su empresa propietaria y/o a sus consumidores. Tales Global
activos y pasivos pueden ser agrupados en cinco categorías: fidelidad,
reconocimiento del nombre, calidad percibida, asociaciones adicionales a la
calidad percibida y otros activos relacionados con el comportamiento del
mercado.
El valor de la marca es la diferencia entre los flujos de caja obtenidos por un Financiera
producto con marca y los flujos de caja resultantes en el caso de que ese mismo
producto se vendiera sin marca.
Propone definir el valor de la marca desde el punto de vista del consumidor a fin
de comprender cómo se crea y desarrolla este valor. Concretamente, señala que el
valor de la marca es el efecto diferencial que ejerce el conocimiento del nombre Cliente
de marca sobre su respuesta a las acciones de Marketing: el valor positivo
(negativo) si la respuesta a nivel de las percepciones, preferencias o
comportamiento es más (menos) favorable que la que tendría si el producto se
vendiera con un nombre ficticio o sin marca.
156
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Stobart (1994)
Asimila el valor de la marca con la valoración monetaria de los beneficios futuros Financiera
Expresa el valor de una marca como la suma ponderada de las relaciones entre la
marca y los distintos agentes del mercado susceptibles de aportar a la empresa Global
Describen el valor de una marca en términos de la función que ésta desempeña Cliente
como señal de información capaz de reducir al consumidor los costes de búsqueda
de información y el riesgo asociado a la compra de un producto.
Valor de Marca, puede definirse como la diferencia entre la elección por parte del
consumidor de un producto con marca y un producto sin marca, teniendo en
Cliente
cuenta un mismo nivel de características del producto. Se refiere, por tanto, a la
comparación de dos productos que son idénticos en todos sus aspectos, excepto en
la marca.
establecimientos por poseer una marca o marcas fuertes, en comparación con una
empresa equivalente sin esa fortaleza de marca
157
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
A pesar de los distintos enfoques, en la actualidad se puede concluir que casi todas
las conceptualizaciones del Valor de Marca tienen en común que éste incluye el valor
añadido al producto por las asociaciones y percepciones que los consumidores hacen de un
nombre de marca particular (Chaudhuri, 1995), si bien es destacable la ausencia de una
teoría unificada sobre el concepto de Brand Equity que sea aplicable en distintos contextos
y para distintas industrias (Davcik et al, 2015).
158
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
159
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Marca se puede extender tanto a aspectos tangibles (caso de productos) como intangibles
(servicios). Así, Baloglu y McCleary (1999) entienden que los turistas perciben un destino
como un producto, evaluando los atributos del mismo a través de procesos tanto cognitivos
como afectivos.
Conocimiento de Marca
(brand knowledge):
- Notoriedad
- Imagen
160
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
161
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Por otra parte, además de las dimensiones comentadas del Valor de Marca, la
presente tesis plantea la introducción en los modelos propuestos del concepto de
experiencia del cliente, ya que, como apuntan distintos autores (Hoolbrok y Hirschmann,
1982; Jones et al., 2006; Verhoef, 2009; Kotler y Keller, 2012; Koniecnik y Ruzzier, 2013)
la gestión del Valor de Marca del comercio detallista no puede perder de vista que el
cliente moderno no solo busca la adquisición de productos y servicios, sino que también
necesita que se le ofrezcan experiencias. Como se desprende de algunos de los trabajos
analizados anteriormente, este aspecto puede ser decisivo a la hora de conseguir un
posicionamiento claro en la mente del cliente, así como también puede afectar
decisivamente a la creación de lealtad en el mismo, con todas las ventajas que ello supone
para el minorista.
En este sentido cabe resaltar que la medición del valor que pueda tener una marca
no ha sido objeto de estudio y análisis únicamente desde el punto de vista académico, sino
que grandes consultoras han desarrollado propuestas para la evaluación periódica de las
marcas. Destaca el hecho de que en ellas no se tiene en cuenta únicamente la percepción
del consumidor, sino también otras variables.
162
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Un enfoque que difiere bastante del resto es el que adopta el modelo Lovemarks de
Saatchi & Saatchi, según el cual las marcas se valoran más cuando se siente amor por
ellas, por lo que su poder se basa en la relación que éstas puedan construir con el
consumidor. Este modelo tiene en cuenta variables como el respeto que el consumidor
siente por la marca o incluso el amor por la misma. Una Lovemark se caracteriza por tres
componentes: el misterio, la sensualidad y la intimidad, manteniendo una relación con el
consumidor basada en el amor, siendo personal y única.
Farquhar (1989) ya apuntaba como para construir una marca con alto valor era
necesario fortalecer la relación de ésta con el cliente y para ello un aspecto clave es el
163
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
papel que juegan las experiencias y los vínculos emocionales y cognitivos. Por su parte,
Ambler (1997) consideraba que los beneficios psicológicos relacionados con la marca
constituían una parte integral de la experiencia de consumo que, a su vez, contribuye a la
diferenciación basada en los intangibles.
En este sentido, Ambler et al. (2002) argumentan que el Valor de Marca representa
la mentalidad o la actitud del consumidor con respecto a una marca, incluyendo
percepciones, pensamientos, experiencias, imágenes, etcétera.
Tal y como se desprende del trabajo de Keller (1993), el valor desde el punto de
vista del consumidor se da cuando éste está familiarizado con la marca y ha desarrollado
algún tipo de preferencia y/o fuerte asociación con ella. Tomando esto como punto de
partida, Davcik et al. (2015) proponen que las investigaciones futuras tengan en cuenta la
164
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
idea de la implicación emocional del consumidor con la marca y cómo esta implicación se
enlaza con la organización y sus productos, los procesos, los códigos de conducta y los
términos de unión que son inherentes a la implicación emocional del cliente.
Es por esto que, a la vista de todos estos factores y nuevas perspectivas, se plantea
en la presente tesis la inclusión de la experiencia del cliente en su relación con otras
variables a la hora de crear Valor de Marca.
Una vez analizadas las distintas perspectivas del Valor de Marca y detalladas las
dimensiones que se van a plantear para su estudio en la presente tesis, se estudiará en este
punto las distintas posibilidades de aplicación del concepto al caso concreto del comercio
detallista.
Tal y como apuntan Swoboda et al. (2016), cabe señalar que la literatura, si bien ha
dedicado frecuentes estudios a aspectos como los atributos del comercio detallista o
incluso a su imagen (Mazursky y Jacoby, 1986; Pan y Zinkhan, 2006), no ha dedicado
tanto esfuerzo al estudio del Valor de Marca del comercio detallista (Beristain y Zorrilla,
2011; Yoo et al., 2000).
Pappu y Quester (2006b) se centran en el Valor de Marca del minorista desde una
perspectiva basada en el consumidor y, tomando como base el concepto aportado por
Aaker (1991), lo definen como “el valor que los consumidores asocian a un minorista,
165
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
reflejado en las dimensiones de: notoriedad del minorista, asociaciones del minorista,
calidad percibida del minorista y lealtad hacia el minorista”.
Junto a los beneficios que la marca y su valor representan para las empresas, como
afirma Camacho (2008), las marcas ofrecen al consumidor una experiencia que va mucho
más allá de las funciones básicas del producto.
Como algunos autores señalan, existe la necesidad de una medida del Valor de
Marca en el ámbito del pequeño y mediano comercio (Boo et al, 2009; Lee y Back, 2010),
puesto que los estudios existentes sobre el tema aplicado concretamente al comercio
detallista no son abundantes. Así, este trabajo intentará contribuir a la satisfacción de esta
necesidad.
Hay determinados artículos que hacen una aproximación al tema, pero no teniendo
en cuenta el Valor de Marca del propio comercio detallista, sino que su análisis se centra
en el valor de las marcas comercializadas por él. Así, diferentes estudios comparan la
aplicación de este concepto en el caso de marcas propias del comercio detallista frente a las
marcas de fabricante (Jara y Cliquet, 2007; Castelo et al., 2012; Cuneo et al., 2012).
166
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En este sentido, Beristain y Zorrilla, (2011) consideran una evolución similar entre
la gestión de las marcas propias del distribuidor y del Valor de Marca del comercio. Las
marcas de distribuidor se consideraron en sus inicios como simples productos dirigidos a
un público sensible al precio y no como marcas propiamente dichas. Desde esos inicios, su
gestión ha evolucionado para centrarse en una consideración más similar a las marcas de
fabricante (envases y presentación más cuidada, mayor calidad, búsqueda de una identidad
de marca diferenciada, etcétera). Así, pues, vemos como las marcas del distribuidor han
ido evolucionando desde su consideración como “marcas blancas”, enfocadas a competir
por precio, hacia una gestión de las mismas que cada vez las asimila más a las marcas de
fabricantes. Esta reorientación y mejora en la gestión y posicionamiento de las marcas del
distribuidor ha contribuido a una imagen más cuidada que va más allá de las asociaciones
funcionales de la marca para abarcar aspectos relacionados con el comportamiento
corporativo del comercio detallista.
Como ejemplo de esta evolución podemos ver la marca de textil Pedro del Hierro
que se puede considerar como una marca de distribuidor, ya que únicamente se puede
adquirir en los centros comerciales de la cadena española El Corte Inglés. Esta empresa ha
desarrollado para esta línea unos productos de calidad, a los que da una buena presentación
y para la que invierte importantes cantidades en comunicación (campañas en prensa,
televisión, publicidad exterior, contratación de personajes relevantes para protagonizar sus
anuncios, etcétera).
A pesar de que la presente tesis no se plantea este análisis, sino que se va a centrar
en el Valor de Marca del establecimiento comercial como tal (retail equity) es de destacar
el hecho de que la gestión de las marcas del comercio detallista ha sufrido una evolución
importante desde sus orígenes que también ha influido en la propia marca del minorista y
en la gestión de su Valor de Marca. Como señalan Grewal et al. (1998) las marcas del
distribuidor forman parte del surtido completo que ofrece el minorista, con lo que también
contribuyen a la formación de la imagen del comercio. Con ello, las marcas del comercio
ofrecen una oportunidad para construir la imagen de éste, así como el Valor de Marca del
167
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
A la par que las marcas del comercio detallista han evolucionado, también lo ha
hecho la propia marca del comercio y la forma de gestionarla. Todos los factores
anteriormente citados reflejan un creciente interés en la marca como un arma competitiva
de primer orden en el sector minorista. Ejemplo de esta evolución de la gestión de marca lo
tenemos con numerosos de comercios detallistas que dan a su marca un papel relevante. Es
de destacar el caso de franquicias de diversos sectores que cuidan mucho la gestión de su
marca, teniendo en cuenta los valores de la misma y transmitiéndolo a través de todos los
puntos de contacto con el consumidor.
Cada vez más el comercio detallista está haciendo considerables esfuerzos para
mejorar su gestión de marca para conseguir incrementar el valor de la misma. Con ello se
pretende ofrecer al mercado un valor diferencial que estimule la lealtad del cliente
(Beristain y Zorrilla, 2011). Como señala Das (2014) la gestión de marca se aplica
actualmente al comercio minorista y no sólo a las marcas de los productos como sucedía en
el pasado. El minorista es consciente de que una marca del comercio bien conocida atrae a
la gente y genera influencias en la intención de compra.
168
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Tal y como destacan Swoboda et al. (2016), entre los primeros autores en estudiar
el Valor de Marca en comercios detallistas del sector de la alimentación encontramos los
trabajos de Jinfeng y Zhilong (2009), siendo éste el sector que ha recibido mayor atención
por parte de la literatura (Swoboda et al., 2014; Allaway et al., 2011; Beristain y Zorrilla,
2011). Por su parte, otro sector dentro del comercio detallista que ha recibido bastante
atención por lo que se refiere al Valor de Marca ha sido el de la moda, destacando estudios
como los de Liljander et al. (2009) o Arnett et al. (2003).
Si, como señalan Delgado-Ballester et al. (2005), los consumidores son más leales
a las marcas con un alto valor, podemos pensar que en el caso del comercio detallista una
marca fuerte le reportará ventajas en sus acciones de marketing, lo que se reflejará en sus
resultados. Así, se puede considerar que un comercio detallista con un Valor de Marca
positivo será el que tenga unas características propias, tenga un alto nivel de
reconocimiento de su nombre y una base amplia de clientes leales.
Arnett et al., (2003) se centran en el Valor de Marca del comercio detallista para
definirlo como “el conjunto de activos y responsabilidades de la marca, ligados a la marca
del establecimiento comercial (por ejemplo, Wal-Mart), su nombre y símbolo, que se
suman o se restan por los clientes al valor percibido del comercio”.
169
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
170
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
que el valor del comercio es el efecto diferencial del conocimiento del comercio en las
acciones de marketing que éste lleve a cabo.
Los detallistas intentan cada vez más conseguir una posición en la mente de los
consumidores que sea fuerte, atractiva y única (Aliwadi y Keller, 2004; Verhoef et al.,
2007). Aun así, en algunos de ellos se mantiene la idea de que el único secreto para que un
comercio tenga éxito es su ubicación, siguiendo con la concepción extendida de que los
tres puntos más importantes para que una tienda tenga éxito son: ubicación, ubicación y
ubicación. A pesar de que es indudable la importancia que una correcta ubicación puede
suponer, como señalan Grewal et al. (2004), el Valor de Marca del comercio detallista
determina el valor percibido del local y la imagen del establecimiento. Para estos autores el
Valor de Marca del minorista tiene un papel preponderante en el comportamiento del
consumidor, lo que cobra especial importancia en un entorno con saturación de comercios
y en el que el consumidor puede estar orientado en función del factor de la conveniencia.
Autores como Ailawadi y Keller (2004) consideran, en línea con algunos otros
investigadores, que los principios de la gestión de marca pueden ser aplicados a la gestión
de marca del comercio detallista (retail branding). En este mismo sentido Yoo y Donthu
(2001) ya hicieron una propuesta para extender al comercio detallista los métodos de
medición del Valor de Marca.
171
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Así pues, según Pappu y Quester (2006), podemos extraer de los estudios existentes
que una parte de la literatura propone una primera aproximación para medir el valor del
comercio detallista consistente en aplicar para la medición del valor de éste los mismos
criterios que los utilizados para medir el Valor de Marca desde el punto de vista del
consumidor (consumer-based brand equity). Entre los primeros autores en desarrollar esta
aplicación están Yoo y Donthu (2001).
Más concretamente Arnett et al. (2003) parten de la estructura general del Valor de
Marca, tomando en cuenta sus cuatro dimensiones. Como particularidad encontramos en su
propuesta que, si bien tres de estas dimensiones (lealtad, notoriedad del nombre y calidad
del servicio) pueden ser comunes para todo tipo de comercio minorista, la dimensión de las
asociaciones del detallista, consideran que debe ajustarse a cada uno de los comercios en
concreto, puesto que los consumidores pueden formarse asociaciones únicas con respecto a
ciertos minoristas.
Como se puede apreciar, las dos aproximaciones citadas anteriormente para medir
el valor del comercio detallista (retail equity) son similares en sus dimensiones comunes, si
bien, la diferencia entre ambas se da, más bien, en cómo definen y miden cada una de estas
dimensiones.
Así, mientras que autores como Arnett et al. (2003) y Pappu et al. (2005)
consideran las dimensiones de notoriedad y de asociación como diferentes para su
172
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
aplicación al comercio detallista (en la misma línea que la propuesta general de Aaker,
1991), la propuesta de Yoo y Donthu (2001) las aplica como una única dimensión para el
minorista. La propuesta que realizamos en esta tesis doctoral considera por un lado el
concepto de notoriedad propuesto por Aaker (1991), si bien, en cuanto a las asociaciones
de marca, teniendo en cuenta los estudios de Boo et al. (2008), se van a analizar a través de
la imagen de marca, puesto que se va a incluir esta dimensión siguiendo la propuesta de
Keller (1993) que tiene en cuenta el Valor de Marca basado en el cliente.
Además, Arnette et al. (2003) consideran que la calidad del producto y el valor
percibido son sub-dimensiones de la dimensión de asociaciones del detallista.
En este sentido, en este trabajo, siguiendo la propuesta citada de Boo et al. (2008),
el valor percibido se va a considerar de manera separada, teniendo en cuenta que para
Aaker (1991) dentro de las asociaciones de marca se consideran los atributos no
funcionales del producto y dentro de éstos cobra relevancia el valor percibido. Para Berry
(2000) y Fandos et al. (2006) se hace necesario trabajar el valor percibido cuando se quiere
poner en práctica una estrategia de marketing relacional en la empresa, que consista en
crear, mantener y desarrollar las relaciones a largo plazo para beneficiarse de la lealtad del
cliente. Las organizaciones deben convertirse en proveedoras de valor y lo deben hacer de
manera diferente unas de otras, ya que esto les permitirá obtener su diferenciación, mejorar
sus resultados y sus perspectivas de futuro (Lapierre, 2000; Callarisa et al., 2002).
173
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
A modo de conclusión y como aspecto común que se desprende de los estudios más
relevantes, se puede considerar que la creación de una marca fuerte ayudará al comercio
minorista a ser identificado por los consumidores como algo que aporta valor a los
productos, ya que, de lo contrario, si no se consigue ese valor añadido, el precio y la
disponibilidad del producto serán los que influyan en mayor medida en la elección de
compra. Es por esto que una marca bien construida aportará a la empresa mayor
competitividad en el mercado. La marca será, por tanto, una dimensión a tener en cuenta,
ya que el consumidor podrá realizar sus decisiones de compra en función de ella, puesto
que le estará dando información acerca de la calidad, reputación, consistencia o incluso de
la personalidad de la empresa y de sus productos.
Se debe tener presente que los clientes deben ser considerados desde un punto de
vista amplio al analizar el Valor de Marca, y deben incluir todos los grupos de interés de
las empresas y los destinatarios de las acciones de comunicación de marketing (Lee y
Back, 2010).
174
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Teniendo en cuenta las dimensiones del Valor de Marca (brand equity) propuestas
por Aaker (1991), en el presente apartado vamos a analizar el papel que juega la calidad
percibida de marca en su relación con el resto de dimensiones, teniendo en cuenta la
aplicación que se desea hacer al caso del comercio detallista.
175
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Por su parte, Zeithaml (1988) ya apuntaba que los conceptos de calidad y valor no
se diferencian claramente entre si y tampoco con respecto a otros constructos, tales como
el de utilidad, lo que ha llevado a la dificultad de su definición. El concepto abstracto de
valor está altamente relacionado y frecuentemente confundido con conceptos como
calidad, beneficios e incluso precio. Las señales externas del precio, del nombre de la
marca y del nombre del establecimiento influyen en la percepción de la calidad del
producto y su valor, así como en el deseo de compra.
Rao y Monroe (1989) llegan a la conclusión de que tanto el precio como la marca
tienen un efecto significativo, aunque moderado en la percepción que el comprador tiene
sobre la calidad, mientras que el nombre del establecimiento tiene una influencia bastante
menor.
176
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
extrínsecos no son atributos que formen parte del producto físico, sino que comprenden
otros como el precio, el nombre de la marca, el nombre del establecimiento, su reputación,
país de origen, etcétera
En este sentido, Dodds et al. (1991) apuntan que el precio puede ser tanto un
indicador de la cantidad de sacrificio necesaria para comprar un producto como también un
indicador del nivel de calidad del mismo. Un precio mayor lleva a una mayor calidad
percibida y en consecuencia, a un mayor deseo de compra. Generalmente, los compradores
tienen un rango de precios aceptable para una compra determinada, de manera que se
abstendrán de comprar ese producto si consideran que el precio es demasiado alto, pero,
por el contrario, si es mucho más bajo de lo que consideran aceptable, recelarán de su
calidad. Según estos autores, es menos probable que los consumidores confíen en la
presencia de una relación precio-calidad para una categoría de producto en concreto, para
confiar más en la información familiar que la marca y el nombre del establecimiento
aportan para evaluar el valor del producto. Se puede esperar, por tanto, que, para los
productos de mayor precio comprados de manera infrecuente, la fuerza de los indicios que
aporta el precio pueda disminuir frente a la presencia de otros más conocidos por el
consumidor. De cualquier forma, un comprador con poca información sobre el producto,
puede usar la información aportada por la marca y el nombre del establecimiento para
hacer su valoración de la calidad, confiando menos en las pistas que pueda aportar el
precio.
177
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Así, todas las dimensiones mediante las cuales el minorista plantea su oferta y la
adapta a su público objetivo conforman su posicionamiento competitivo (González y
Martos, 2012).
De esta manera, se puede afirmar que la calidad objetiva es un término que viene
usado en la literatura para hacer referencia a una superioridad medible y verificable con
respecto a algún criterio ideal predeterminado y que está estrechamente relacionado con
178
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
otros conceptos que describen la superioridad técnica de un producto (tanto desde el punto
de vista de sus componentes o ingredientes como del de su proceso de fabricación).
Entre las siete dimensiones citadas por Keller (2003) el rendimiento de la marca
(brand performance) puede ser utilizado para medir la calidad de marca, ya que hace
referencia a las distintas maneras en las que una marca puede satisfacer las necesidades
funcionales de un consumidor. Por esta razón, Boo et al. (2008) también lo eligen para su
modelo que tiene por objeto la medición de la calidad de marca de un destino turístico.
En línea con esto, Michell et al. (2001) hablan, para los mercados industriales, de
unos resultados similares, ya que a la hora de determinar los principales factores que
contribuyen a crear lealtad hacia la marca identifican como los más importantes la calidad,
la fiabilidad y el rendimiento. En su estudio también llegan a la conclusión de que la
calidad percibida es una fuerza sobre la que pivota el Valor de Marca.
179
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Para Boo et al., (2009), la calidad de marca influye en la percepción de valor por
parte de un cliente y también en su lealtad futura. De la misma manera, Baltas y
Argouslidis (2007) indican que la calidad percibida se muestra como el aspecto de mayor
prioridad en el proceso de decisión de compra del consumidor.
Son diversos los modelos que relacionan la calidad de marca con el valor percibido
en estudios sobre diversos sectores. Así, Boo et al (2008) analizan la relación entre ambos
180
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
en el sector del turismo, mientras que Liu et al. (2015) lo hacen aplicándolo al caso de los
museos.
Además de los estudios citados anteriormente en los que se apunta cómo la calidad
percibida influye en la lealtad del cliente, Cretu y Brodie (2007) destacan la importancia
que para el marketing tiene entender el proceso que crea la percepción de valor de los
clientes, ya que ello conduce a su lealtad. Así, concluyen, dentro de un consenso general en
la literatura al respecto, que el valor percibido por el cliente determina su lealtad: la
imagen de la marca tiene una influencia específica en las percepciones del cliente respecto
a la calidad del producto y del servicio, mientras que la reputación tiene influencia en las
percepciones del valor y de la lealtad del cliente.
Es importante para las empresas entender cómo los clientes evalúan la calidad y las
bases sobre las cuales se hacen leales a una determinada empresa. Como hemos visto, la
superioridad de un producto o servicio vendrá dada por las percepciones que tenga el
consumidor (Das, 2014). En este sentido, una percepción superior de la calidad no sólo
atraerá nuevos clientes, sino que además animará a la repetición de sus compras,
consiguiendo lealtad por su parte (Parasuraman et al., 1994).
181
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En esta línea, tal y como apuntan Frank et al. (2014), las creencias que se tienen
sobre los beneficios de un producto median en la influencia que la calidad percibida tiene
en la satisfacción del cliente. Tradicionalmente la literatura viene hablando de tres etapas
en la relación calidad percibida – lealtad. De esta forma, la calidad percibida, a través de la
satisfacción del cliente, influye en la lealtad de éste. A estas etapas, los autores citados
añaden una cuarta, consistente en las creencias que se tienen acerca del producto, teniendo
en cuenta tanto las hedónicas como las utilitaristas y que debería ser tenido en cuenta por
su influencia sobre la satisfacción del cliente. En este sentido, una vez los consumidores
procesan las percepciones sobre la calidad y las convierten en creencias sobre los
beneficios de un producto o servicio, sus evaluaciones futuras se basarán en esas creencias
previamente procesadas antes que en repetir de nuevo todo el proceso completo de
evaluación de la calidad. Así, sabiendo que los efectos de la calidad percibida en los juicios
de evaluación están en parte mediatizados por las creencias relativas a los productos, el
comercio minorista, que en muchas ocasiones no puede influir en la calidad física de los
productos que vende, sí que puede influir en la interpretación que los clientes hacen con
respecto a los beneficios de uso de los mismos. De esta forma los esfuerzos que el
comercio haga en la comunicación post-compra con el cliente pueden beneficiar en las
creencias que éste se forme sobre el producto y en su satisfacción y lealtad a largo plazo.
182
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Por su parte, los estudios llevados a cabo por Nies y Natter (2012) sobre las
decisiones de compra del consumidor, indican que la calidad percibida por los clientes con
respecto a las marcas del distribuidor está fuertemente ligada a la lealtad de marca. Así,
una evaluación positiva de la calidad puede ser lo suficientemente fuerte como para decidir
la elección de la tienda. De hecho, como destacan Frank et al (2014) si bien la calidad
percibida afecta a la satisfacción del consumidor, se debe tener en cuenta que una vez éstos
han procesado sus percepciones de calidad y las han transformado en creencias sobre los
beneficios de usar un producto o servicio determinado, sus evaluaciones se basarán en esas
creencias procesadas anteriormente más que en repetir todo el proceso de evaluación de la
calidad. Como apuntan Jones et al. (2002) hay una relación directa entre la calidad
percibida y las intenciones de recompra, recomendación y resistencia a otras alternativas,
que está en el centro del Valor de Marca del comercio detallista.
Más allá de la calidad real y objetiva, las decisiones del consumidor se basan en sus
percepciones sobre la misma, de manera que la calidad percibida es un poderoso
constructo que se encuentra entre los factores más importantes a la hora de la toma de
decisiones de los consumidores (Ares et al., 2010).
183
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Estudios como el de Cai et al. (2015) analizan la influencia directa que la calidad
de marca tiene sobre la lealtad a la hora de la formación del Valor de Marca, mientras que
Boo et al. (2008) realizan una aplicación a los destinos turísticos. Por su parte, Saleem et
al. (2015) apuntan que la calidad percibida influye en la lealtad de marca, haciendo una
aplicación al mercado de los refrescos.
Entre los autores que exploran los lazos directos entre la calidad percibida del
minorista y la lealtad, destacan Yoo et al. (2000).
Ante las conclusiones expuestas a las que llega la literatura existente al respecto,
planteamos la siguiente hipótesis en la que se relaciona la calidad percibida de la marca del
comercio detallista con la lealtad hacia el mismo:
184
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Como señalan Holbrook y Hirschman (1982) las experiencias que aportan placer al
consumidor se caracterizan por aportar beneficios, tanto intrínsecos como extrínsecos.
Estos últimos se obtienen por la apreciación de una experiencia propia.
185
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
El entorno cada vez más competitivo en el que se mueven los comercios minoristas
hace que éstos se planteen estrategias dirigidas a evitar la pérdida de sus clientes.
Woodruff (1997) afirmaba que la generación de valor superior para el cliente sería la
fuente de ventaja del s. XXI. En base a esto, la comprensión del concepto de valor
percibido de marca y su correcta gestión por parte del comercio detallista cobran
relevancia, puesto que, como se ha comentado anteriormente, son múltiples las ventajas de
contar con una clientela leal al comercio. En el presente epígrafe se analiza la relación
existente entre el Valor de Marca y la lealtad del cliente, para ver si la generación de valor
apuntada por Woodruff (1997) tiene efectos sobre la lealtad del cliente.
186
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
detallista en el sentido de que si éste quiere ocupar un lugar diferente en la mente del
consumidor, deberá aportar valor a sus clientes de una forma en que otros comercios no
sean capaces de hacerlo.
Como afirmaba Porter (1985) la creación de valor para el cliente es una forma de
lograr la ventaja competitiva, proponiendo para ello su modelo conocido como “cadena de
valor”.
Tal y como señalan Sánchez et al. (2006), existen distintas perspectivas para
analizar el Valor de Marca. Una de ellas entiende el valor percibido como una
combinación de dos partes: los beneficios recibidos por el cliente (económicos, sociales y
187
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
relacionales) y los sacrificios hechos por éste (precio, tiempo, esfuerzo, riesgo,
inconvenientes) para la adquisición del producto o servicio (Dodds et al., 1991; Bigné et
al., 2001; Oh, 2003). En esta línea, Albretch (1994) consideraba el valor como una
consecuencia de la calidad percibida por el consumidor en relación con el precio relativo
del producto.
188
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Entre las definiciones que basan el valor percibido en dos aspectos, Lassar et al.
(1995) señalan que la elección de una marca por parte del cliente depende del equilibrio
percibido entre el precio del producto y su utilidad. Lovelock (1991) consideraba que hay
un valor neto para el consumidor que viene dado por la suma de todos los beneficios que
éste percibe (valor bruto) a los que habría que restar los costes percibidos por ese mismo
consumidor.
En esta misma línea Butz y Godstein (1996) consideran que el valor del cliente
viene definido por los lazos emocionales que se establecen entre el consumidor y el
productor, una vez el primero ha utilizado un producto o servicio del segundo y ha
obtenido de ellos un valor añadido.
Por otra parte, aquellos que consideran el valor percibido como constructo
multidimensional, tienen en cuenta las afirmaciones de Aaker (1996) quien dice que éste
puede medirse preguntando a los consumidores si la marca les aporta el valor adecuado por
el dinero pagado o bien si hay razones para comprar una marca antes que las de los
competidores.
189
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
(Zeithaml, 1988; Bigné et al., 2000; Teas y Agarwal, 2000), si bien, dadas las divergencias
entre el numeroso conjunto de autores que definen el concepto de valor, Woodruff (1997)
propone y defiende una definición que incorpora tanto el valor recibido como el esperado,
resaltando y diferenciando las percepciones del cliente sobre preferencias y evaluaciones
(Fandos, 2010).
190
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
El valor es el juicio general que realiza el cliente sobre la utilidad de un producto, basándose en las
percepciones de lo que se recibe y lo que se da.
Lovelock (1991)
El valor neto es la suma de todos los beneficios percibidos (valor bruto) menos la suma de todos
los costes percibidos.
Gale (1994)
El valor es la calidad percibida de mercado ajustada por el precio relativo del producto.
Se entiende por valor del cliente los lazos emocionales establecidos entre un cliente y un productor,
después de que el cliente haya utilizado un producto o servicio del productor y haya encontrado en
el mismo valor añadido.
Woodruff (1997)
El valor del cliente es una preferencia y evaluación percibida de aquellos atributos del producto,
atributos de sus resultados y consecuencias que resultan del uso que permiten que el cliente logre
sus objetivos en las distintas situaciones de uso.
El valor percibido puede ser considerado como la valoración global que hace el cliente de la
utilidad de una relación de intercambio, basada en las percepciones de lo que recibe y lo que da.
Las percepciones de valor del consumidor ser basan en la compensación entre los beneficios del
producto y el sacrificio monetario.
191
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Valoración global por parte del cliente del producto o servicio recibido sobre una base de
coste/beneficio. Los beneficios buscados por el cliente o consumidor y los gastos de adquisición y
utilización del producto o servicio.
Monroe (2007)
Las percepciones de valor de los compradores suponen un intercambio entre la calidad y los
beneficios que perciben en relación con los sacrificios percibidos al pagar el precio.
El valor percibido procede de la relación entre lo que el sujeto recibe y lo que se da por invertido.
El valor percibido refleja una evaluación perceptiva de un intercambio entre lo que se consigue
(resultados y beneficios deseados) y lo que se ha invertido (dinero, tiempo y esfuerzo).
Refleja los beneficios y costes según la percepción de los clientes en relación a los productos
tangibles e intangibles junto con la combinación de calidad, servicio y precio.
El valor percibido por el consumidor describe una opinión, una evaluación mental o un juicio de
valor emitido por el consumidor en relación al valor de un producto o servicio que le han sido
prestados.
En la presente tesis se van a tener en cuenta los trabajos de Aaker (1996), Boo et al.
(2009), y Sweeney y Soutar (2001), para el contexto de la marca en el pequeño y mediano
comercio.
192
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Si bien en los distintos modelos analizados para el comercio detallista hay estudios
que relacionan la experiencia del cliente con la lealtad de marca, son menos los que
relacionan el resto de elementos del Valor de Marca con la experiencia. Por este motivo en
la presente tesis se plantea el estudio de la relación del Valor de Marca del comercio
detallista con la experiencia del cliente.
Analizando distintos trabajos existentes sobre valor percibido del cliente (Boo et
al., 2009; Kimpakorn, N. y Tocquer, 2010; Zeithaml, 1988), podemos indicar que éste
tiene un impacto sobre la fidelidad de dicho cliente hacia la marca, y además es la fuerza
impulsora que se encuentra detrás de los conceptos de atracción y retención de los clientes
y del de proceso de recompra (Oliver, 1997 y 1999; Zeithaml, 1988). En este sentido, se ha
determinado la existencia de una relación positiva entre el valor percibido de la marca de
un producto y las intenciones futuras de comportamiento, caracterizado como la intención
de recompra (Kim et al., 2008; Tsai, 2005; Woodruff, 1997). Otros autores han indicado
que el valor percibido del cliente es un factor clave para poder obtener la lealtad del
cliente, además de que el valor influye en la lealtad del cliente hacia una determinada
marca (Oliver, 1997 y 1999; Camarero et al., 2010; Zeithaml, 1988). Por lo tanto, el valor
193
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
percibido de los clientes aparece en la literatura del marketing como un factor crítico en la
gestión de marketing y de la marca (Bailey y Ball, 2006; Ralston, 2003).
Así, vemos que hay una relación positiva entre el valor percibido de una marca y
las intenciones de comportamiento futuro caracterizadas como una intención de recompra
del producto (Teas y Laczniak, 2004; Tsai, 2005). Además, tal y como indica Oh (2000), el
valor percibido por el consumidor está positivamente asociado con el comportamiento
futuro de compra, pero también con las intenciones de búsqueda, así como con el deseo de
comprar un determinado producto (Sweeney et al., 1999), lo que confirma la opinión de
que el valor percibido del cliente juega un importante papel en la creación de lealtad del
cliente hacia la marca (Grewal et al., 2004).
A la vista de que parece clara la influencia del valor percibido en la lealtad hacia la
marca, se plantea la cuestión para el comercio minorista, entendiendo que el valor
percibido que se tiene de un establecimiento detallista afectará a la lealtad del consumidor
hacia la marca de ese establecimiento comercial.
194
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
- Recuerdo de marca: marcas de una determinada categoría que están en la mente del
consumidor. Tiene importancia sobre todo para marcas con amplio conocimiento
por parte del mercado, si bien, las preguntas para determinarlas pueden ser
inconvenientes al utilizarlas en una investigación de mercado.
- Top of Mind: la primera marca que aparece en el recuerdo del consumidor. Este
aspecto, al igual que el anterior, es importantes para marcas bien conocidas en el
mercado.
195
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
- Opinión de marca: se da cuando el consumidor tiene formada una opinión sobre una
determinada marca.
La capacidad que tenga una marca para estar presente en la mente de un cliente o
potencial cliente es un factor estratégico de primer grado en el marketing. La notoriedad de
marca consiste en el reconocimiento de marca y su recuerdo (Keller, 1993; Lee y Back,
2007). Las asociaciones de marca son los nodos de información (por ejemplo, los atributos
tangibles e intangibles, beneficios y actitudes) vinculados a un nodo de la marca (por
ejemplo, una marca o logo), que proporcionan información significativa sobre la marca
para los consumidores (Keller, 1993).
La notoriedad de la marca vendrá dada por la fuerza de los nodos de la marca y sus
trazos en la memoria, como se refleja en la habilidad que tienen los consumidores para
identificar una marca aún bajo diferentes condiciones (Rossiter y Percy, 1987).
196
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En el caso del comercio detallista la notoriedad vendrá dada por la posibilidad del
consumidor de reconocer el nombre del establecimiento y recordarlo, lo que activará
197
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
- La notoriedad puede afectar a las decisiones de elección de una marca dentro del
conjunto considerado por el consumidor, incluso si no hay otras asociaciones de
marca. Así, en las decisiones de compra de baja implicación, un nivel mínimo de
notoriedad de la marca puede ser suficiente para realizar la elección, incluso en
ausencia de una actitud hacia la marca bien formada (Hoyer y Brown, 1990). Por
esta razón, la notoriedad de marca puede llevar a la mejora de los resultados de la
empresa en el mercado (Huang y Sarigöllü, 2012). Además, tal y como apuntan
Macdonald y Sharp (2000), los consumidores con un conocimiento alto de la marca,
también toman sus decisiones más rápido que aquellos para los que la notoriedad no
es tan elevada. Jara y Cliquet (2012) llegan a esta conclusión, afirmando que la
notoriedad de marca del detallista ejerce una influencia directa y positiva sobre las
respuestas del consumidor (elección de la marca detallista e intención de compra)
hacia la marca detallista.
198
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En este sentido, Liu et al. (2015) en su análisis del Valor de Marca en el ámbito de
los museos apuntan que la notoriedad de la marca influye en la calidad percibida del
museo. De manera similar, en la presente tesis se pretende trasladar esto al ámbito del
comercio minorista para ver cómo influye la notoriedad de marca del detallista en la
calidad percibida del mismo. Se plantea para ello la siguiente hipótesis:
199
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
200
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
numerosos estudios que avalan esta hipótesis en diferentes sectores, se pretende realizar
una aplicación y verificación para la marca del comercio detallista.
Por su parte, en el mercado de los refrescos, Saleem et al. (2015) encuentran una
relación positiva entre la notoriedad de marca y la lealtad.
201
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Se dice de una marca que tiene un Valor de Marca positivo desde el punto de vista
del consumidor (customer-based brand equity) cuando éste reacciona más favorablemente
ante un producto y su marca de lo que lo haría si no la identificase. Una marca con un
202
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
valor positivo desde el punto de vista del consumidor puede conllevar que éste acepte
mejor nuevas extensiones de marca, sea menos sensible a incrementos de los precios y a
menores niveles de apoyo publicitario o incluso a que esté dispuesto a buscar la marca en
nuevos canales de distribución (Tuominen, 1999).
Por su parte, Dobni y Zinkhan (1990) definen la imagen de marca como el cuadro o
la fotografía de la oferta que el consumidor se forma en la mente y que incluye
significados simbólicos que asocia con los atributos específicos del producto o servicio, es
decir, la imagen de marca es la representación de la marca en la mente del consumidor que
va ligada a una oferta.
Lassar et al. (1995) consideran la imagen de marca como una fuente importante
para la creación del Valor de Marca, desarrollando una escala para medir éste último en el
que consideran la dimensión de la imagen como imagen social, entendida como la
percepción del consumidor de la estima en la que los consumidores de su grupo social
tienen a la marca. En este sentido Tsai (2005) considera la imagen de marca como las
percepciones del consumidor de aprobación social. La imagen del minorista en la mente
del consumidor es la base del Valor de Marca del comercio detallista (Aliwadi y Keller,
2004).
203
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Por su parte Aaker (1996) relaciona la imagen de marca con el concepto que el
consumidor tiene de sí mismo. De hecho, tal y como señalan de Chernatony y Dall’Olmo
(1998), cuando las imágenes de marca son fuertes, pueden ser usadas para realzar la
autoimagen de una persona.
204
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Keller (1993) define imagen de marca como las percepciones sobre una marca
reflejadas en las asociaciones de marca que el consumidor tiene en su mente. Por su parte
205
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
estas asociaciones son los otros nódulos informacionales ligados al nódulo de la marca en
la memoria, que contienen el significado de la marca para el consumidor.
Para el autor, las asociaciones de marca pueden tomar diferentes formas: atributos,
beneficios y actitudes. Así, la primera categoría estaría compuesta por los atributos,
entendidos como las características descriptivas propias de un producto o servicio (lo que
el consumidor piensa que es el producto o servicio y que tiene en cuenta a la hora de su
adquisición o consumo). Los atributos pueden, a su vez, estar relacionados con el producto
o no estarlo. Los primeros son los que se refieren a las características físicas y a la
composición del producto o a los requerimientos del servicio y se definen como los
ingredientes que el consumidor ve como necesarios para el funcionamiento del producto o
la funcionalidad del servicio. Por su parte, los atributos no relacionados con el producto
son los aspectos externos relacionados con su compra o consumo y que son,
principalmente, la información sobre el precio, la información transmitida por el envase o
por la apariencia, las imágenes de los que usan el producto o servicio y de cómo y en qué
ocasiones se usa.
La segunda categoría en las asociaciones de marca vendrá dada por los beneficios,
entendidos como el valor personal que el consumidor asigna a los atributos del producto o
servicio, es decir, lo que piensan que puede hacer por ellos. Los beneficios pueden ser
funcionales (ventajas intrínsecas que normalmente sirven para satisfacer las motivaciones
básicas por las que se adquiere el producto o servicio), experienciales (relacionados con lo
que se siente al usar el producto o servicio y que satisfacen necesidades experienciales
como el placer, la variedad o la estimulación) y simbólicos (que suponen ventajas más
extrínsecas del consumo, ya que están relacionados con la aprobación social, la pertenencia
a un grupo o la expresión personal).
206
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Cretu y Brodie (2007) señalan la relación positiva que existe entre la imagen de
marca y el valor de la misma en la relación de los fabricantes con sus clientes cuando éstos
207
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
son pequeñas empresas, si bien, el efecto de la imagen de marca tiene una influencia más
específica en las percepciones de calidad del consumidor.
Siguiendo con este análisis, cabe destacar que algunos estudios realizados hasta la
fecha determinan que la imagen de marca es un componente fundamental en la formación
de la lealtad de marca (Hosany et al., 2006; Jara y Cliquet, 2012). Así, la imagen de marca
juega un papel crítico a la hora de ayudar a los clientes a decidir si compran o no una
determinada marca y, en consecuencia, influencia también en su comportamiento de
recompra (Bian y Moutinho, 2011). También puede servir como una herramienta defensiva
de marketing para retener clientes y conducirlos hacia la lealtad, particularmente en el
contexto de servicios donde marca y empresa se utilizan en numerosas ocasiones como
sinónimos (Berry, 2000; Sweeney y Swait, 2008).
Otros trabajos como el de Cretu y Brodie (2007) han determinado que la imagen de
marca ejerce una influencia positiva en la lealtad de los clientes hacia dicha marca.
208
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
De esta manera, algunos estudios como los de Wnag y Yang (2010) muestran que
la imagen de marca juega un papel moderador a la hora de explicar el efecto en la lealtad
del consumidor y las intenciones de compra, particularmente en las empresas de servicios
(Lai et al., 2009).
Vemos pues como son numerosos los estudios en los que se relaciona la imagen de
marca con la lealtad hacia la misma. Por tanto, se espera que la imagen de marca y la
lealtad de marca se encuentren relacionados entre sí en el caso del comercio detallista, tal y
como se plantea en la siguiente hipótesis de trabajo:
Si bien son diversos los estudios que analizan la relación entre la imagen de marca
y la lealtad, es más bien escasa la literatura que intenta ver la relación existente entre la
imagen de marca y la experiencia del cliente.
209
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
También se han tenido en cuenta las diversas influencias que ejerce la imagen en la
formación del Valor de Marca del comercio minorista. Ahora bien, yendo más allá de estas
relaciones, el presente trabajo se plantea la influencia que la imagen del comercio puede
tener sobre la experiencia que el cliente puede tener con respecto a la marca del mismo.
Entendemos de las definiciones anteriores que, a la hora de valorar la experiencia, el
cliente puede verse influenciado, entre otros aspectos, por la imagen que tenga del
comercio. Así, ante una nueva experiencia del cliente en relación con el minorista, se
trataría de ver si la imagen que el consumidor tiene de éste influye de alguna forma en la
valoración de la experiencia vivida. Para ello, consideramos la siguiente hipótesis de
trabajo:
En este apartado se pretende analizar la lealtad de marca como dimensión del Valor
de Marca, además de hacer una aplicación al sector del comercio minorista. Frente a la
lealtad, el Valor de Marca es un concepto más amplio que comprende tanto la imagen de
marca como la familiaridad con la misma. Por su parte, la lealtad se ha concebido
tradicionalmente por la literatura como un constructo de comportamiento relacionado con
210
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
211
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Frente a esta problemática a la que se tienen que enfrentar las marcas, cabe
destacar, desde el punto de vista del comercio minorista, el concepto de “lealtad hacia el
establecimiento principal”, que tiene en cuenta el porcentaje de gasto que el cliente realiza
en su establecimiento preferido (East et al., 1995; Terblanche y Boshoff, 2006; Cooil et al.,
2007). En esta misma línea diversos autores definen la lealtad del consumidor como el
porcentaje de gasto que éste realiza en una marca específica o en un determinado
establecimiento (Pritchard et al., 1999; Liang y Wang, 2005).
Odin et al. (2001) consideran que la recompra de la misma marca puede darse
como resultado de una lealtad reflexiva, como resultado de un compromiso o actitud
212
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
favorable hacia la marca, o también puede ser consecuencia de una inercia de compra, es
decir, una repetición de compra de la misma marca sin un motivo real para esta elección.
Según esto, Jorgensen et al. (2016) entienden que en el caso de que la inercia haga que un
individuo vuelva a comprar la misma marca, el comportamiento de compra no sería de
lealtad a la marca, sino simplemente repetición de compra.
Ante esta situación el comercio detallista con presencia física no solo compite por
conseguir y mantener clientes fieles con otros comercios de su entorno geográfico, sino
que se encuentra con la necesidad de conseguir la lealtad del cliente también frente a la
competencia minorista online. En el presente apartado se pretende analizar la dimensión de
la lealtad dentro del Valor de Marca y su importancia y aplicación al sector minorista,
puesto que se considera de vital importancia para conseguir la competitividad del comercio
detallista. Si éste es capaz de conseguir clientes leales conseguirá también incrementar sus
beneficios en el sentido de que un cliente fiel supone menos coste que el necesario para
conseguir uno nuevo. Además, el cliente leal al comercio es menos sensible al precio,
consume más que aquel que no lo es y es más tolerable ante posibles errores o situaciones
de disgusto, tal y como se desprende de algunos estudios que se analizan en el presente
apartado.
213
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Aaker (1991 y 1996) define la lealtad a la marca como el apego de un cliente a una
marca. En general, podemos decir que la lealtad de marca ha sido considerada una actitud
o comportamiento (Odin et al., 2001). Así, autores como Rauyruen y Miller (2007) definen
la lealtad del consumidor como un concepto formado por una dimensión actitudinal y otra
comportamental.
214
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
deberían intentar asegurarse de que los atributos de la marca tienen un alto nivel de
prestaciones que además perdura en el tiempo. Si no, es posible que los clientes decidan
cambiarse a otras marcas. Si una marca es capaz de ofrecer buenas prestaciones a lo largo
del tiempo, los consumidores entrarán en la fase afectiva de la lealtad. Les empezará a
gustar la marca por esas altas prestaciones continuadas que les ofrece. A partir de aquí,
debido a la percepción de afecto hacia la marca de manera repetida, se entra en la fase
conativa en la cual desarrollan una sensación de obligatoriedad de recompra de la misma
marca. Por último, en la fase de acción se destaca el deseo de actuar y de superar los
obstáculos que puedan ir en contra de esa intención de recompra. Vemos como, por tanto,
la construcción de lealtad hacia el comercio detallista es un proceso a largo plazo.
La lealtad de marca viene dada por la proporción de compras de una determinada marca que realiza
una familia, comparada con mayor frecuencia, respecto del total gastado.
La lealtad de marca es intencionada, con una respuesta comportamental, expresada a lo largo del
tiempo, a partir de un proceso de decisión respecto de una o más marcas del conjunto de marcas
posibles y que es resultado de un proceso psicológico.
La lealtad del consumidor está relacionada con la proporción de gasto realizado por dicho
consumidor en una marca específica o en un determinado establecimiento.
215
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Oliver (1999)
La lealtad del consumidor se puede describir como una predisposición positiva hacia una marca o
un establecimiento.
Definen la lealtad del consumidor como el porcentaje de gasto que éste realiza en una marca
específica o en un determinado establecimiento
La lealtad es un concepto formado por una dimensión actitudinal (nivel de afecto psicológico y de
actitud favorable hacia un proveedor) y otra comportamental (disposición de los clientes de volver
a comprar al mismo proveedor y de mantener una relación con el mismo).
La lealtad es considerada como relación a largo plazo beneficiosa para los proveedores de
servicios, pues se centra en establecer una relación con los clientes dinámica y duradera.
216
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
La lealtad hacia un comercio se define como la intención y la disposición para la recompra en una
tienda en particular, al mismo tiempo que se identifican conductas de recomendación del comercio.
El grado en que un cliente habitual muestra intención de compra con su proveedor, posee una
disposición de actitud positiva hacia el mismo y acude a él en cada ocasión que surge la necesidad.
Vista la importancia que la lealtad puede llegar a tener en la gestión del comercio
detallista, nos planteamos a continuación qué papel juega la experiencia en su relación con
la lealtad hacia el comercio detallista, puesto que, como se ha venido indicando a lo largo
de la presente tesis, cada vez más está extendida entre las empresas de todos los sectores la
preocupación por ofrecer a sus clientes experiencias memorables, más allá de la
adquisición de productos y servicios.
217
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
La siguiente tesis que se plantea relaciona la experiencia del cliente con la lealtad
de éste hacia un comercio detallista, tomando como base para su formulación los estudios
citados anteriormente:
Una vez visto el papel de la experiencia sobre la lealtad, nos planteamos analizar la
influencia de la lealtad de marca sobre el Valor de Marca en el comercio detallista (retail
equity).
La influencia que ejerce la lealtad sobre el Valor de Marca (brand equity) ha sido
extensamente desarrollada por la literatura desde un punto de vista amplio, en el sentido de
que la lealtad es considerada como factor clave a la hora de generar Valor de Marca. Ya
218
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
Rondan (2004) en un estudio donde analiza la importancia que tiene el precio así
como la lealtad a la marca en la elección de compra en productos de uso frecuente, nos
dice que los consumidores que son fieles a una marca o establecimiento consumen más que
aquellos que no lo son. Shani, Rivera y Hara (2009) determinan que los clientes que
acuden de manera repetitiva a un determinado evento cultural gastan más dinero en
general, recomiendan el evento a otras personas, permanecen más tiempo y visitan más
lugares a lo largo de la duración de dicho evento. Para otros autores (Burt y Sparks, 2002;
Corstjens y Lal, 2000; Halstead y Ward, 1995; Richardson, 1997; Rondán et al., 2006) una
de las fuentes de éxito de la marca comercial es la calidad percibida que conduce a crear
diferenciación, que puede llevar a la lealtad. A su vez, la lealtad de marca indica una
actitud positiva de los clientes, lo que lleva a la generación de un boca-oído positivo, el
cual aumenta la fiabilidad de la marca y disminuye el riesgo percibido del cliente (Bowen
y Chen, 2001; Brakus et al., 2009).
219
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
En definitiva, a la vista de dichos estudios, podemos pensar que existe una relación
positiva entre la lealtad hacia el establecimiento comercial y el Valor de Marca del mismo.
Por ello, se plantea la hipótesis de trabajo:
Por tanto, un cliente leal a un determinado comercio podrá estar más expuesto a los
servicios propuestos por éste, podrá tener más información acumulada sobre ese comercio
y podrá formarse unas expectativas en función de otros usuarios que pueda conocer. De
esta manera, este cliente fiel podría tener una disposición más favorable hacia los servicios
220
Capítulo 3. Importancia de la marca en el comercio detallista
prestados por el comercio detallista y estar más satisfecho con las experiencias que éste le
proponga.
Para Shankar et al. (2003), si un cliente leal tiene una experiencia negativa con su
proveedor y está insatisfecho con él, puede plantearse el cambio. Ahora bien, a la vez,
también se planteará algunas pérdidas que podría conllevar ese cambio de proveedor, tales
como pérdidas emocionales, pérdidas relacionadas con programas de recompensas o
incluso el tener que enfrentarse a una nueva situación poco familiar para él. En
comparación con un cliente que no sea leal, las pérdidas percibidas serán mayores.
221
4 LA EXPERIENCIA DE COMPRA DEL
CLIENTE
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Schmidt (2006) considera que las experiencias son sucesos privados que se
producen como respuesta a una estimulación. Además, apunta que normalmente parten de
225
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
En el actual entorno competitivo las empresas se ven obligadas a realzar sus ofertas
y ofrecer otras cada vez mejores para satisfacer la búsqueda de experiencias de sus
226
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
clientes. El comercio detallista no es ajeno a esta situación y por ello aspira a ofrecer a sus
clientes grandes experiencias en todos los canales en los que con ellos interactúa; para ello
debe dedicar tiempo y recursos a desarrollar estrategias que aseguren que el consumidor
tenga experiencias positivas tanto en su establecimiento físico como en el virtual.
Los detallistas reconocen que la mejora del conocimiento del consumidor puede
ayudar a mejorar su lealtad y los resultados del comercio. Ante la creciente oferta de
servicios, pueden aparecer nuevas fuentes de diferenciación y ventajas si la empresa es
capaz de centrarse en la gestión de las experiencias del cliente. Recientemente los
directivos han tomado conocimiento de la creciente importancia de la necesidad de crear
valor para sus clientes bajo la forma de las experiencias. Para competir con efectividad, las
empresas deben centrarse en las experiencias de compra de los consumidores (Srivastava,
2016).
227
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
En este sentido, Wong (2013) indica que la mayor parte de los estudios que hacen
referencia a la experiencia del cliente son más bien conceptuales, mientras que los que
presentan una orientación más práctica se circunscriben a aspectos muy concretos del
concepto o de su aplicación.
Esto lleva a considerar la experiencia del cliente desde un punto de vista amplio, es
decir, desde una perspectiva holística. Tal y como apuntan Verhoef et al. (2009) la
creación de experiencias del cliente superiores parece ser uno de los objetivos principales
en el ámbito del comercio detallista moderno, cobrando especial importancia la gestión de
la experiencia del cliente, incluso incorporando este concepto en la misión de la empresa.
De hecho, autores como Abratt y Kleyn (2012) van más allá cuando afirman que gestionar
la experiencia de la marca corporativa de la empresa como una fuente de diferenciación
podrá aportar una ventaja competitiva debido a su habilidad para crear diferenciación de
marca a largo plazo.
228
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Además, son diversas las investigaciones que han analizado los distintos factores
que influyen en la decisión de elección de un punto de venta por parte del consumidor a la
hora de realizar sus compras (Goodman y Remaud, 2015). Así, Morschett et al. (2005)
agrupan estos factores según hagan referencia a la calidad, a la variedad, proximidad,
precio, servicio y experiencia en el punto de venta.
229
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Tal y como señala Tena (2016) en las últimas décadas la motivación de compra del
consumidor examina la experiencia de compra desde perspectivas tanto utilitaristas como
hedónicas (Babin et al., 1994; Bardhi y Arnould, 2005), estudiándose la motivación como
un constructo de dos dimensiones, una racional y otra emocional.
Así, desde un punto de vista utilitarista las compras se comparan con la realización
de una tarea, siendo su valor representado por el éxito o la finalización de la misma, tal y
como destacan Holbrook y Hirschman (1982), considerando además estos autores que el
individuo es, en este sentido, un solucionador de problemas.
230
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Para Shaw (2007) la experiencia del consumidor es una mezcla del rendimiento
físico de una organización, los sentidos que se estimulan y las emociones evocadas, cada
uno medido intuitivamente frente a las expectativas del consumidor en todos los momentos
de contacto con la empresa.
Burgos (2007) define el Marketing Experiencial como aquel que busca incentivar
tanto a individuos como a grupos de equipos participantes en programas de incentivos o
fidelización para disfrutar actividades únicas, considerando que la exclusividad de vivir
estas experiencias les da un valor agregado para el público objetivo que se quiere motivar.
231
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
marca. Para estos autores la experiencia del cliente puede considerarse como uno de los
puntos de vista que abarca con mayor amplitud el contexto de experiencia, junto con la
experiencia de marca, ya que esta última tiene en cuenta que no sólo los clientes, sino
también aquellos que no lo son, pueden tener experiencias con una marca.
En este sentido Grewal et al (2009) consideran que la experiencia del cliente tiene
en cuenta todos los puntos de contacto entre el consumidor y la empresa, el producto o el
servicio, mientras que Meyer y Schwager (2007), en esta misma línea, consideran que la
experiencia del cliente supone una respuesta interna y subjetiva que las personas tienen
ante cualquier contacto directo o indirecto con la empresa. El contacto directo suele
producirse en el transcurso de la compra, uso y servicio, siendo normalmente iniciado por
el consumidor, mientras que el contacto indirecto se da normalmente en los contactos
empresa-consumidor que no han estado planificados de antemano: recomendaciones
personales, publicidad, relaciones públicas, noticias, etc.
232
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Para Tena (2016) “el componente hedónico o emocional de las compras es visto
como una experiencia positiva donde los consumidores pueden disfrutar y sentirse
satisfechos con una experiencia relacionada con la actividad comercial,
independientemente de si finalmente se realiza la transacción comercial o no”.
Tal y como señala Tena (2016) en las últimas décadas la motivación de compra del
consumidor examina la experiencia de compra desde perspectivas tanto utilitaristas como
hedónicas (Babin et al., 1994; Bardhi y Arnould, 2005), estudiándose la motivación como
un constructo de dos dimensiones, una racional y otra emocional.
Así, desde un punto de vista utilitarista las compras se comparan con la realización
de una tarea, siendo su valor representado por el éxito o la finalización de la misma, tal y
como ya habían destacado Holbrook y Hirschman (1982) quienes, además, consideran que
el individuo es, en este sentido, un solucionador de problemas.
233
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Las diferentes definiciones consideran que la experiencia del cliente está formada
por el conjunto de interacciones del consumidor con alguna parte de la empresa. Para ello
tienen en cuenta las aportaciones de Pine y Gilmore (1999) relativas a la Economía de la
Experiencia como una forma de aportar valor tanto para el cliente como para la empresa.
En su libro estos autores presentan las experiencias como un nuevo tipo de oferta
económica que ellos denominan el progreso del valor económico y que consideran que
emerge como un paso posterior a la oferta de mercancías, bienes y servicios. Se considera
así el consumo como una experiencia holística que tiene en cuenta a la persona como un
234
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
todo en diferentes niveles y en todas sus diferentes interacciones con la empresa o con su
oferta. Para Pine y Gilmore (1999) cuando un cliente compra un servicio adquiere un
conjunto de actividades intangibles personalizadas para el individuo. Sin embargo, cuando
el cliente compra una experiencia paga por pasar su tiempo disfrutando de una serie de
eventos memorables que un negocio organiza para atraerle de una manera personal.
En esta misma línea, posteriormente Gilmore y Pine (2002) apuntan que los
negocios tienen que ir más allá de los bienes y servicios para crear experiencias
memorables para cada uno de sus clientes. En la economía de la experiencia las empresas
deben crear este tipo de experiencia si quieren generar mayor valor económico, no
pudiendo limitarse a ofrecer simplemente productos y servicios. En este sentido, cabe
destacar el título de su artículo, ya que es muy significativo “Por qué vender servicios no
es suficiente”.
En las últimas décadas se observa como se está dando una evolución de una
economía basada en los servicios a una economía basad en las experiencias. Esto supone
que los clientes ya no sólo buscan beneficios, Valor de Marca o relaciones, sino también
una experiencia que les enganche y que les ayude a diferenciar a las distintas empresas que
compiten en el mercado.
235
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
los ofrece. En esta coyuntura, las empresas que quieran conseguir una ventaja competitiva
no podrán limitarse a ofrecer productos y servicios, por muy buenos que estos sean en
relación a su calidad, sino que deberán intentar ofrecer a sus clientes “algo más” que puede
venir dado de la mano de la creación de experiencias del cliente.
Gilmore y Pine (2002) apuntan que los negocios tienen que ir más allá de los bienes
y servicios para crear experiencias memorables para cada uno de sus clientes. En la
economía de la experiencia las empresas deben crear este tipo de experiencia si quieren
generar mayor valor económico, no pudiendo limitarse a ofrecer simplemente productos y
servicios. En este sentido, cabe destacar el título de su artículo, ya que es muy significativo
al respecto: “por qué vender servicios no es suficiente”.
236
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
- Los consumidores son animales racionales y emocionales que guían sus decisiones
no sólo desde un punto de vista racional, sino que también actúan en función de fantasías,
sentimientos y diversión.
Schmitt (1999, 2006) propone una serie de módulos estratégicos para la gestión de
las experiencias enfocada a la creación de diferentes tipos de experiencias del cliente.
Estos módulos que se deben considerar a la hora de gestionar el Marketing Experiencial
incluyen las experiencias sensoriales (sense o sentidos), las afectivas (feel o sentimientos),
las experiencias creativas cognitivas (think o pensar), las físicas, de comportamiento y de
estilo de vida (act o actuar) y las experiencias de identidad social que son resultado de la
relación con un grupo de referencia o cultura (relate o relación), teniendo cada uno de
estos módulos sus propios objetivos, así como su propia estructura interna y sus principios.
Caridad et al (2015) indican que este tipo de experiencias se pueden crear a través
de la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, siendo así que el marketing, en este
ámbito, tendría como objetivo la gestión de la comunicación impactando en los cinco
sentidos del consumidor con el fin de influir sobre su comportamiento de compra.
237
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Por lo que se refiere a los sentimientos Moral y Fernández (2012) indican que éstos
son bloques de información integrada que sintetizan datos de experiencias pasadas, de
deseos y proyectos del propio sistema de valores y de la realidad. Desde el punto de vista
del marketing se busca apelar a los sentimientos a fin de crear experiencias afectivas
vinculadas a un producto.
El tercer aspecto que señala Schmitt (2006) para la gestión de las experiencias está
relacionado con los pensamientos. Así, para este autor, el pensamiento transforma una
representación específica de información en formas y significados nuevos y diferentes, lo
que permite responder preguntas, resolver problemas y alcanzar metas.
Por último, de los diferentes aspectos apuntados por Schmitt (2006), en cuanto a las
relaciones, las experiencias persiguen ir más allá de los aspectos individuales y privados
del individuo, teniendo en cuenta sus interacciones con otras personas o culturas. Alet
(2007) señala que para lograr una experiencia positiva con base en las relaciones, debe
estar centrada en el cumplimiento de la oferta del producto y su valor agregado, que han
sido adaptadas al consumidor de acuerdo con sus características, necesidades y
expectativas.
Schmitt (2009) concluye que el objetivo del marketing debe ser la integración de
las cinco experiencias para crear una única experiencia holística.
Por su parte, Ojiako y Maguire (2009) analizan la experiencia del cliente como una
estrategia de negocio. Para estos autores la experiencia surge de la síntesis de varios
conceptos. En primer lugar, hablan de un cambio en los paradigmas de las ideas del cliente
y su percepción con respecto a los servicios que reciben. En segundo lugar, consideran
como factor importante el marketing de relaciones y el énfasis en que éstas perduren en el
238
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
largo plazo. Otro concepto a tener en cuenta como previo al de experiencia del cliente es el
de su ciclo de vida, ya que si la calidad del servicio es gestionada correctamente puede
influir positivamente en las interacciones empresa-cliente y en la duración de la relación
entre ambos. En cuarto lugar, consideran los autores las teorías sobre la estructura del
servicio que van desde el nacimiento de la relación entre las partes hasta su madurez. Otro
aspecto que influye en este concepto es la psicología de gasto del cliente, ya que asocia la
forma en la que los consumidores gastan su dinero con aspectos de desarrollo de la
psicología humana. Por último, también consideran importante el hecho de que es posible
aplicar disciplinas científicas, de gestión y de ingeniería a tareas que la organización
desarrolla en la relación con sus clientes.
Tomando como punto de partida los aspectos citados en el párrafo anterior, Ojiako
y Maguire (2009) definen la experiencia del cliente como “una articulación de la
interacción personal, experiencias, memorias y oportunidades que una organización ofrece
a sus consumidores actuales y potenciales y que excede sustancialmente a sus expectativas
en un grado en el que una relación duradera se establece entre el cliente y el proveedor del
servicio. Habitualmente dichas experiencias pueden ser evaluadas desde diferentes
perspectivas, incluyendo productos, servicios, cuidado, funcionalidad, utilidad y facilidad
de uso, confianza, publicidad y envase”.
239
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Dichos autores llegan a la conclusión de que una parte relevante del valor
propuesto a los clientes y que a su vez es reconocido como tal por ellos, está ligada a las
características experienciales: independientemente del contexto en el que se encuentren,
los clientes quieren vivir experiencias de consumo positivas. Si la empresa es capaz de que
su cliente viva una experiencia positiva podrá promover la creación de lazos emocionales
entre sus marcas y sus clientes, lo que resultará en un fortalecimiento de la lealtad de los
mismos. Según este mismo estudio, esto no significa que el cliente no de importancia a las
funcionalidades del producto, entendidas en algunos casos como un estándar requerido y
en otros como factores que permiten alcanzar una experiencia óptima. Es más, las
conclusiones de Gentile et al (2007) indican que el valor funcional o utilitario alcanza en
muchas ocasiones una valoración tan alta como los valores experienciales, siendo por esto
importante que la empresa sea capaz de alcanzar una oferta que aporte un equilibrio
adecuado entre el valor utilitario y el experiencial.
Por tanto, siguiendo esta corriente de análisis vemos que en la experiencia del
cliente se puede distinguir el aspecto físico del de los valores, habiendo, además, una
dimensión sensorial. También hay un componente pragmático que tiene en cuenta los
aspectos relacionales de la persona.
240
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Así, la experiencia del cliente no puede ser considerada como un hecho puntual o
como un único contacto del consumidor con la empresa, sino que debe incluir toda la
relación entre ambas partes: desde el contacto inicial hasta la fase de post-compra y
evaluación del producto. En este sentido, Naylor et al. (2008) se centran en el análisis de
las comunicaciones con el cliente y los diferentes efectos que pueden provocar los
anuncios en función de su tipología. Así, la publicidad con mensajes de carácter más
transformacional emocional (aquella que pone énfasis en las experiencias que se obtendrán
con el consumo del producto o servicio) es más efectiva para comunicar y resaltar
beneficios de carácter más subjetivo y basados en emociones, destacando más en concreto
241
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
que este tipo de publicidad resulta particularmente efectiva para las empresas minoristas de
servicios. Según los autores los individuos expuestos a mensajes publicitarios
transformacionales reportaron una mejor experiencia del cliente que aquellos que
recibieron comunicaciones de carácter más racional o informativo. Además, la
comunicación emocional funciona con mayor efectividad en aquellos consumidores que
previamente no han tenido la oportunidad de establecer expectativas.
Este concepto de experiencia no como un único contacto puntual, sino más bien
como un flujo, es también considerado por Meyer y Schwager (2007) quienes señalan que
dicho flujo está compuesto por los distintos puntos de contacto del cliente con la empresa.
Además, no todos los puntos de contacto tendrán el mismo valor en la generación de
experiencia del cliente, ya que, por ejemplo, cuando lo que se ofrece es principalmente un
servicio, las interacciones del cliente con el personal que lo presta cobrarán mayor
relevancia. Es por esto que las empresas, incluidos los comercios detallistas, deben
preocuparse por conocer cómo es el esquema del flujo de la experiencia para sus clientes,
sabiendo cuáles pueden ser los puntos de contacto más importantes, puesto que en cada
uno de ellos la diferencia entre las expectativas del cliente y la experiencia que se le
proporciona determinará el que disfrute con lo que ha recibido o que no sea así y la
experiencia resulte negativa o menos satisfactoria de lo esperado.
242
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Gentile el al. (2007) llegan a la conclusión de que una parte relevante del valor
propuesto a los clientes y que a su vez es reconocido como tal por ellos, está ligada a las
características experienciales: independientemente del contexto en el que se encuentren,
los clientes quieren vivir experiencias de consumo positivas. Si la empresa es capaz de que
su cliente viva una experiencia positiva podrá promover la creación de lazos emocionales
entre sus marcas y sus clientes, lo que resultará en un fortalecimiento de la lealtad de los
mismos. Según este mismo estudio, esto no significa que el cliente no de importancia a las
funcionalidades del producto, entendidas en algunos casos como un estándar requerido y
en otros como factores que permiten alcanzar una experiencia óptima. Es más, las
conclusiones de Gentile et al (2007) indican que el valor funcional o utilitario alcanza en
muchas ocasiones una valoración tan alta como los valores experienciales, siendo por esto
importante que la empresa sea capaz de alcanzar una oferta que aporte un equilibrio
adecuado entre el valor utilitario y el experiencial.
Por su parte, Biedenbach y Marell (2010) señalan que la prueba del producto es una
herramienta importante en la formación de creencias y actitudes sobre la marca y que
cuando éstas provienen de una experiencia directa son más fuertes y son mejores
predictores del comportamiento del cliente que aquéllas que se generan a partir de
experiencias indirectas, tales como la publicidad.
243
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Entre los factores relativos al detallista encontramos el personal de la tienda (ya que
muchas de las experiencias se crean a través de la interacción del personal con el cliente:
su habilidad para prestar consejos adecuados, para hacer sugerencias adaptadas al
consumidor o incluso para gestionar correctamente las posibles quejas y reclamaciones),
los elementos relacionados con el servicio aunque no directamente éste (horarios de
apertura y cierre, adaptabilidad del servicio y de las soluciones que puedan proponer o
incluso una zona de cafetería en algunos casos), los precios (que influyen positivamente en
la experiencia del cliente cuando se considera que son buenos), la selección de producto
(una adecuada selección puede crear experiencias positivas en el punto de venta, mientras
que la falta de determinados productos conllevará reacciones negativas), el diseño (las
tiendas renovadas y actualizadas atraen más la atención en función de su diseño), la
exposición de los productos (facilitando el acceso a los productos ofrecidos la visita del
cliente al establecimiento será más fácil y esto contribuirá a la creación de experiencias
positivas), la organización espacial del punto de venta (cuando el cliente puede encontrar
fácilmente el producto, cuando la planificación de la tienda parece lógica y cuando el
punto de venta está correctamente señalizado, resulta más fácil orientarse y, por tanto, se
está contribuyendo a la experiencia positiva) y por último, la atmósfera del establecimiento
(iluminación, colores, etc.).
244
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Vemos, por tanto, que estamos ante un concepto que no puede considerarse
únicamente como un hecho puntual en la relación cliente-empresa, sino que se deriva de
toda la serie de interacciones entre ambas partes. Además, también se deberá tener en
cuenta que cada cliente presenta unas características y persigue unos objetivos distintos en
su relación con la empresa, por lo que su valoración de la experiencia que pueda vivir con
un comercio detallista dependerá, entre otras cosas, de estas circunstancias. La evaluación
de la experiencia se hará, por tanto, en función de las expectativas que se haya formado
cada consumidor, así como de los estímulos que resulten de la interacción entre éste y la
empresa y la oferta que ésta haga en cada contacto con el cliente.
Es por esto que el comercio detallista deberá tener en cuenta todas las operaciones
que entran a formar parte de ese proceso durante el cual el cliente obtendrá esas
experiencias. Tal y como apuntan Carù y Cova (2006), la experiencia requiere del apoyo
de la empresa a lo largo de todo el proceso. Para ello deberá centrarse en algunos
elementos del servicio que pueden resultar de gran importancia, tales como la actuación
245
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
del personal, ya que será éste, en muchas ocasiones, quien guie al consumidor dubitativo
de manera que pueda alcanzar una experiencia satisfactoria en su relación con el comercio.
Así, por ejemplo, un establecimiento con mucha gente puede ser estimulante para
un consumidor que busque entretenimiento, mientras que eso mismo puede dar una
impresión de mal servicio a otro consumidor que esté buscando un producto determinado
para satisfacer de manera inmediata una necesidad. Además, los objetivos de un
consumidor también pueden variar en función del momento de compra, tal y como indican
Puccinelli et al. (2009). Estos autores llegan a la conclusión de que los objetivos del
consumidor influyen en la manera en la que éste percibe el entorno del punto de venta y
sus elementos individuales, así como su comportamiento de compra y su satisfacción con
la experiencia vivida.
246
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Debemos tener en cuenta que el punto de venta del comercio detallista es el lugar
en el cual el cliente entra en contacto, no solo con el producto, sino también con todo
aquello que lo rodea: personal de ventas que puede prestar su servicio, música,
temperatura, colores, iluminación, etc. Es por ello que consideramos en esta tesis la
importancia que para el comercio detallista puede tener la capacidad tanto de crear
experiencias para el cliente, como de gestionarlas. Todo ello puede conducir al incremento
de su competitividad frente a aquellos comercios que no sean capaces de proporcionar las
experiencias adecuadas a su público objetivo.
El entorno físico es importante para las experiencias del cliente, ya que la mayoría
de los servicios se prestan en un entorno en el que el cliente está presente durante todo o
parte del proceso de creación del servicio (Walter et al, 2010).
247
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Así, para Kotler (1973) la primera de ellas, es decir, la atmósfera, hace referencia a
los factores en el entorno del establecimiento que pueden ser diseñados o manipulados para
crear determinadas respuestas emocionales y de comportamiento en el consumidor.
Incidiendo en esta dimensión Hoffman y Turley (2002) señalan que la atmósfera está
compuesta tanto por elementos tangibles (edificio, pavimentos utilizados, decoración, etc.)
como intangibles (colores, música, temperatura, etc.) que componen las experiencias del
servicio. En este sentido, Bäckström y Johansson ((2006) señalan que una atmósfera
positiva de la tienda es crucial para poder ofrecer no sólo productos y servicios, sino
también experiencias al cliente.
248
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
El consumo desde un punto de vista experiencial está constituido por un flujo de fantasías,
sentimientos y diversión. Estos autores relacionan la experiencia con las dimensiones de consumo
simbólicas, hedónicas y estéticas.
El consumo hedónico está relacionado con lo multisensorial, la fantasía y los aspectos emotivos de
la compra, siendo el objetivo de ésta, en este caso, la experimentación de diversión, fantasía y
estimulación sensorial, más allá de la consecución eficiente y rápida de la meta.
Schmidt (2006)
Las experiencias son sucesos privados que se producen como respuesta a una estimulación. Parten
de la observación directa y/o de la participación en sucesos y se producen como resultado de
encontrar, pasar o vivir determinadas situaciones por medio de estímulos que se provocan en los
sentidos, que conectan a la empresa u organización y la marca con la forma de vida del cliente en
un contexto social más amplio.
Shaw (2007)
La experiencia del consumidor es una mezcla del rendimiento físico de una organización, los
sentidos que se estimulan y las emociones evocadas, cada uno medido intuitivamente frente a las
expectativas del consumidor en todos los momentos de contacto con la empresa.
249
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Burgos (2007)
Define el Marketing Experiencial como aquel que busca incentivar tanto a individuos como a
grupos de equipos participantes en programas de incentivos o fidelización para disfrutar
actividades únicas, considerando que la exclusividad de vivir estas experiencias les da un valor
agregado para el público objetivo que se quiere motivar.
La experiencia del cliente supone una respuesta interna y subjetiva que las personas tienen ante
cualquier contacto directo o indirecto con la empresa.
Gentile et al (2007)
Consideran que la experiencia del cliente se forma a partir de las interacciones entre un cliente y un
producto, una empresa o parte de su organización que provocan una reacción. Esta experiencia es
personal y supone la implicación del cliente a diferentes niveles (racional, emocional, sensorial y
espiritual). La evaluación que el cliente hace depende de la comparación entre sus expectativas y
los estímulos resultantes de la interacción con la empresa y su oferta, en correspondencia con los
diferentes momentos de contacto entre ambos.
El Marketing Experiencial es visto como una estrategia que intenta dar vida intencionalmente a la
promesa que hace la marca a los consumidores por medio de experiencias organizadas que tienen
lugar antes de la compra, durante el proceso de compra y en las posibles interacciones posteriores.
Grundey (2008)
En el ámbito del comportamiento del consumidor una experiencia es, sobre todo, un hecho
personal, a menudo con un importante significado emocional, basado en la interacción con
estímulos producidos por los productos y servicios consumidos.
250
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Describen la experiencia como algo que conlleva respuestas cognitivas, afectivas, sociales y físicas
hacia el comercio detallista. La experiencia viene dada no solo por factores que el detallista puede
controlar (tales como el servicio, la atmósfera del establecimiento, el surtido o el precio), sino
también por otros que quedan fuera de su control (influencia de otras personas, propósito de la
compra, etc.).
Experiencia del cliente como una articulación de la interacción personal, experiencias, memorias y
oportunidades que una organización ofrece a sus consumidores actuales y potenciales y que excede
sustancialmente a sus expectativas en un grado en el que una relación duradera se establece entre el
cliente y el proveedor del servicio. Habitualmente dichas experiencias pueden ser evaluadas desde
diferentes perspectivas, incluyendo productos, servicios, cuidado, funcionalidad, utilidad y
facilidad de uso, confianza, publicidad y envase.
Definen la experiencia del cliente como la respuesta subjetiva de éste al encuentro holístico, tanto
directo como indirecto, con la empresa, pero no necesariamente limitándolo a las comunicaciones,
el servicio o el consumo.
Nysveen et al (2013)
La experiencia del cliente puede considerarse como uno de los puntos de vista que abarca con
mayor amplitud el contexto de experiencia, junto con la experiencia de marca, ya que esta última
tiene en cuenta que no sólo los clientes, sino también aquellos que no lo son, pueden tener
experiencias con una marca.
251
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
El Valor de Marca (brand equity) crea valor tanto para la empresa como para el
cliente, así como también incrementa la elección de marca por parte de éste y su
disponibilidad a pagar mejores precios (Aaker, 1991). Desde la perspectiva del cliente, el
Valor de Marca se da cuando los consumidores están familiarizados y tienen en su mente
una asociación favorable de una determinada marca. El papel que juega el Valor de Marca
es mayor cuando los consumidores conectan emocionalmente con la marca y cuando hay
un intercambio de experiencias. Las marcas con un valor alto pueden alcanzar un mayor
nivel de reconocimiento e incluso de precio y, en consecuencia, el valor percibido de
marca se considera como un antecedente de los comportamientos de lealtad del cliente
(Brakus et al., 2009).
Así pues, en este trabajo se van a considerar las experiencias del cliente dentro de
un posible modelo de Valor de Marca (Brand Equity) que las tenga en cuenta como
252
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
aspecto intangible que puede contribuir a la creación de dicho valor para el comercio
minorista, ya que es en el contacto que éste va a tener con el consumidor donde se pueden
producir, en mayor medida, dichas experiencias. En este sentido Farquhar (1989) plantea
un modelo teórico para construir una marca con alto valor, basado en tres etapas:
introducción, elaboración y fortificación. Así, si bien en la primera de estas etapas el autor
considera que se debe tener en cuenta principalmente la imagen de la marca o su
personalidad y en la segunda etapa las actitudes o relaciones marca-consumidor, en la
última de estas etapas, es decir, en la fortificación de la marca, este autor considera que las
variables básicas a tener en cuenta son las experiencias y los vínculos emocionales y
cognitivos entre la empresa y el consumidor.
253
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
El éxito del comercio detallista se basa en combinar las marcas de los fabricantes
que va a comercializar con la naturaleza de empresa de servicios que le caracteriza. Los
diferentes aspectos del punto de venta, tales como el color, el olor, la música o la cantidad
de gente pueden influir en las percepciones del cliente relativas al ambiente del comercio
(Musekiwa et al., (2013). Esto ayuda a los consumidores a decidir si visitan o no el
establecimiento, el tiempo que quieren pasar en él y cuánto dinero quieren gastar (Grewal
et al., 2003).
Tal y como indican Biedenbach y Marell (2010) los escasos artículos que
relacionan los conceptos de experiencia del cliente y de estrategia de marca, apuntan que el
primero tiene especial relevancia para el desarrollo del Valor de Marca, es decir, destacan
la importancia de la experiencia del cliente a la hora de desarrollar el valor de una marca.
254
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Estos mismos autores indican que es más bien poca la literatura relativa al impacto que la
experiencia tiene sobre el Valor de Marca, destacando la necesidad de profundizar en esta
materia. En este sentido, la presente tesis pretende ahondar en los estudios realizados sobre
la relación existente entre la experiencia del cliente y el Valor de Marca (brand equity) del
comercio detallista, intentando contribuir, en la medida de lo posible, a cubrir la carencia
existente en este campo.
Wong (2013) señala que, puesto que la satisfacción del cliente contribuye al Valor
de Marca, tanto la experiencia del servicio como la relación entre la empresa y el cliente
jugarán un papel indirecto en la formación del Valor de Marca.
255
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Puesto que el punto de venta del comercio detallista supone un contacto directo con
el cliente y es susceptible de crear experiencias, uno de los aspectos que se quiere analizar
en la presente tesis es en qué medida la experiencia del cliente influye en la formación del
Valor de Marca del comercio detallista. Vemos como la literatura existente relaciona la
influencia de la experiencia sobre el Valor de Marca a nivel general, si bien son escasos los
estudios que lo hacen centrándose en el comercio detallista. Ante esto, nos planteamos la
siguiente hipótesis que tiene en cuenta la relación entre la experiencia del cliente y el Valor
de Marca dentro del ámbito del comercio detallista.
256
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Las experiencias derivadas de la prueba del producto son para Sheng y Teo (2012)
una herramienta poderosa para la formación de creencias y actitudes con respecto a la
marca. Las creencias originadas de experiencias directas son más fuertes y se sostienen con
mayor confianza que las generadas por experiencias indirectas como puede ser la
publicidad. Además, son también mejores indicadores del comportamiento del consumidor
con respecto a la marca.
Por su parte, autores como Bennett et al (2005) señalan el impacto directo que la
experiencia del cliente tiene sobre la lealtad de marca.
Para Berry y Carbone (2007) la evaluación que los clientes hacen de un servicio
descansa tanto en aspectos racionales como emocionales que se encuentran dentro de la
experiencia como un todo. Dentro de los aspectos emocionales cabe destacar que hay
características tanto mecánicas (procedentes de objetos inanimados y de aspectos físicos
asociados al servicio), como humanas (derivadas del comportamiento y aspecto de las
personas que proveen el servicio). Así, las organizaciones deben gestionar estos aspectos
de la experiencia del cliente, de forma que evoquen actitudes que conlleven a la creación
de lealtad.
Vemos, por tanto, como la creación de experiencias positivas lleva a la lealtad del
cliente en la prestación de servicios. En este sentido, como se ha apuntado en diversos
capítulos de la presente tesis, el comercio detallista tradicional puede optar, entre otras
cosas por la diferenciación como estrategia para sobrevivir en un entorno competitivo. Para
ello, muchos comercios detallistas intentan ofrecer a sus clientes sensaciones emocionales
a través del diseño del entorno del punto de venta.
Tal y como señalan Carù y Cova (2003), si bien puede hablarse de experiencias
memorables, no es menos cierto que las experiencias suelen tener lugar de manera más
ordinaria en los eventos de cada día, ya que la mayor parte de la actividad de compra de los
consumidores suele darse en el contexto de la vida diaria, si bien, son pocos los estudios
que se centran en el análisis de las experiencias que tienen lugar en los comercios
detallistas ordinarios. En esta misma línea, Pecoraro y Uusitalo (2014) profundizan en la
257
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
amplia variedad de experiencias diferentes que se pueden encontrar en el entorno del día a
día de los comercios detallistas tradicionales. Más allá de las tiendas más emblemáticas de
algunas marcas (flagship stores), se centran en las características de los comercios
detallistas convencionales y las experiencias que éstos proporcionan, llegando a la
conclusión de que, en vez de ser simplemente receptores pasivos, los consumidores
interpretan activamente y dan sentido a sus experiencias cotidianas en el comercio
detallista, interactuando con los elementos del entorno visual, material, espacial y social
del establecimiento.
258
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Al igual que ocurre con la experiencia del cliente, este último autor revela los
efectos positivos que la experiencia de marca tiene sobre la personalidad y la satisfacción
con la marca, así como sobre la lealtad de marca.
Puesto que las experiencias aportan valor al cliente, cuanto más fuertes sean éstas,
mayor será su satisfacción. Es de suponer que los consumidores querrán repetir aquellas
experiencias positivas que les hayan producido satisfacción con lo que podemos pensar
que las experiencias también influyen positivamente en la lealtad.
259
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Por su parte, Yeng y Mat (2013) afirman que, mientras la calidad del servicio y de
los productos, la atmósfera del establecimiento y las actividades de promoción tienen
influencia en la lealtad cognitiva/actitudinal, la satisfacción, los programas de fidelización
y el valor de marca del comercio, afectan directamente a la lealtad afectiva.
H10: La experiencia del cliente afecta positivamente a la lealtad del mismo hacia
el establecimiento comercial.
Sin embargo, es escasa la literatura que intenta ver cómo la lealtad puede afectar a
la experiencia del cliente. En este sentido cabría plantearse qué efecto tiene el que un
cliente sea leal a un establecimiento comercial sobre la valoración de las experiencias que
dicho comercio pueda proponer a los consumidores. Es decir, si bien hemos visto como
parte de la literatura existente analiza la influencia de las experiencias del cliente sobre su
lealtad, también podemos preguntarnos cómo la lealtad puede afectar a la percepción que
un cliente tiene con respecto a una nueva experiencia propuesta por el comercio. Es por
ello que en la presente tesis nos planteamos también el análisis de esta relación, es decir,
en función de la lealtad, cómo se ve afectada la experiencia del cliente en su relación con
el establecimiento detallista.
Las expectativas del cliente con respecto a la experiencia se forman, en parte, con
base a sus experiencias previas con esa empresa. Tal y como señalan Meyer y Schwager
260
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
(2007) los clientes comparan instintivamente cada nueva experiencia, positiva o negativa,
con otras previas y las juzgan en consecuencia. Las expectativas también vienen
condicionadas por las distintas situaciones del mercado, la competencia y la situación
personal del propio cliente.
Así, puesto que vemos como el cliente juzga cada nueva experiencia que tiene con
la marca, aunque no sea la primera, y que en su valoración también juegan un papel sus
condiciones particulares, se plantea la siguiente hipótesis, puesto que el que exista lealtad
hacia un establecimiento por parte de un cliente podría ser una característica que influya en
su percepción a la hora de valorar nuevas experiencias con el comercio detallista.
Si, como se viene apuntando por la literatura, la lealtad del cliente supone que éste
sea más permisivo con posibles errores cometidos por la empresa en la relación entre
ambos, así como que incluso esté dispuesto a pagar algo más, se trata de analizar si el
hecho de que el cliente sea leal a un determinado comercio detallista puede tener efectos
sobre su experiencia de cliente.
261
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Tal y como señalan Marín y Gil-Saura (2016) los frentes más importantes de la
innovación tecnológica en las relaciones con el consumidor final son las tecnologías de
pago y envío, precios dinámicos, los sistemas de pago electrónicos y móviles, venta a
distancia, y tecnologías de autoservicio (SST), tales como las máquinas expendedoras y
quioscos multimedia.
Según estos autores, desde una perspectiva relacional, “las innovaciones en los
canales de comercialización pueden suceder en varios frentes, que no necesariamente
representan una innovación en sí mismos, pero a través de las cuales las empresas pueden
adoptar soluciones innovadoras, asociadas a la gestión de la relación con los clientes y que
incluyen aspectos vinculados con, por ejemplo, los planes de lealtad, Trade Marketing,
procesos de compra, Responsabilidad Social Corporativa, iniciativas de atención al cliente,
etcétera.”
262
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Internet desde un punto de vista holístico que les puede disuadir a la hora de utilizar este
medio.
Blázquez (2014) señala como la industria de la moda ha sido más lenta que otras en
la adopción del comercio electrónico debido principalmente a la dificultad de trasladar la
experiencia del punto de venta al entorno online. Esto es así porque la ropa se considera
como una categoría de producto que conlleva alta implicación para el consumidor, ya que
está relacionada con el ego personal y es un producto que precisa ser visto, tocado, sentido
y probado para su correcta evaluación. Las tiendas detallistas proporcionan al instante
tanto la prueba del producto y su compra, como la experiencia del servicio.
Incluso con los avances de la tecnología existe todavía una desventaja para la venta
de indumentaria a través del canal online, puesto que los consumidores no pueden probarse
físicamente las prendas antes de tomar su decisión de compra, tal y como sucedería en un
comercio físico tradicional. En este último el cliente puede comprobar en ese mismo
263
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
instante las características del producto y ver cómo le queda una vez puesto. Lógicamente,
esto no sucede con la compra en entornos virtuales, dada la limitación que ya se ha
apuntado relativa a los sentidos como el tacto o incluso el olfato, que quedan apartados
cuando hablamos de compras en Internet. Por tanto, si se compara con la compra en un
establecimiento físico, el consumidor percibe en el entorno virtual mayores riesgos
derivados de las preocupaciones por la privacidad, incertidumbre relativa al plazo de
entrega o el relativo a la imposibilidad de inspeccionar el producto antes de la compra,
puesto que la información táctil relativa al producto y a su entorno es un elemento
importante en la experiencia del cliente en un punto de venta físico.
Vemos pues la importancia de una página web bien diseñada y estructurada, que
proporcione las herramientas necesarias para reducir el hueco que existe entre la
experiencia del cliente en un entorno físico y en uno virtual.
264
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Del estudio llevado a cabo por Lee et al. (2010) se desprende que las características
de las “tecnologías de interactividad de imagen” aumentan la sensación de disfrute de la
compra, reducen las percepciones de riesgo asociadas con la compra online y mejoran la
actitud del consumidor hacia el comercio detallista que las utiliza en Internet. Un nivel
elevado de estas tecnologías supone una influencia positiva sobre los aspectos afectivos de
la experiencia. Además, también destacan que la posibilidad de experimentar con la
apariencia influye significativamente en la experiencia de compra online de indumentaria.
Además, las nuevas tecnologías cobran especial importancia a la hora de crear una
experiencia del cliente que integre el canal físico con el canal online. La evolución de estas
tecnologías permite que la relación del cliente con el comercio a través de diferentes
canales pueda presentarse de manera homogénea, pudiendo, por ejemplo, hacer parte de su
proceso de compra en el entorno virtual, pero optando por recoger el producto en el punto
de venta físico.
265
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
266
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
hay determinados aspectos básicos, que podríamos denominar valores tradicionales, que
debe ser capaz de satisfacer correctamente antes de intentar ofrecer otro tipo de
experiencias más complejas o avanzadas. Lógicamente, éstas serán apreciadas por los
consumidores, pero siempre y cuando las básicas les sean satisfechas.
En este sentido, las investigaciones de Nah et al. (2011) sobre el efecto que la
dimensión utilizada en la página web tiene sobre el Valor de Marca (Brand Equity) y la
intención de uso, reflejan que un entorno virtual en tres dimensiones tiene efectos, tanto
positivos como negativos. Por una parte, los positivos se atribuyen a sensaciones como la
telepresencia y el hecho de disfrutar de la compra, mientras que, por otra parte, los efectos
negativos vienen explicados por la distracción que el entorno supone para la persona.
Visinescu et al (2015) señalan que el entorno 3D puede tener efectos negativos directos en
la sensación sobre la facilidad de uso e indirectos en la utilidad percibida por el cliente y en
su intención de compra.
Como señala Pantano (2014) el consumidor cada vez más demanda innovaciones
en el punto de venta, ya que desean vivir experiencias que le llenen cuando hacen su
compra. Esperan encontrar tanto elementos de entretenimiento como herramientas que
267
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Por tanto, si bien las tecnologías vemos que son indispensables para la creación de
experiencias, tanto en los entornos físicos como en los virtuales, no debemos perder de
vista que el comercio detallista debe centrarse en ofrecer a su cliente tan solo aquellas
tecnologías que le vayan a suponer un aporte de valor en su relación con la empresa, ya
que, como hemos visto, un exceso en su utilización, o más bien, el uso de tecnologías
excesivamente complejas o que no aporten valor, puede suponer una desventaja o un
impedimento a la hora de realizar la compra, antes que una ventaja en la intención de
compra. Se puede concluir, de esta manera, que el comercio detallista virtual debe tener
cierta cautela a la hora de introducir nuevas tecnologías en su entorno online, debiendo
estar éstas dirigidas a facilitar la navegación en la página web y a contribuir a la
generación de experiencias positivas buscadas por el consumidor.
Para Eroglu et al. (2003) los aspectos relativos a la atmósfera influyen en las
respuestas del consumidor durante sus visitas a la página Web, pudiendo incrementar el
nivel de placer que éste sienta. De esta forma, la atmósfera de la tienda online puede
marcar la diferencia con respecto a la competencia. Su efecto en la actitud del consumidor,
268
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Vemos pues como la presencia de las nuevas tecnologías desdibuja los límites entre
las experiencias del entorno físico y el virtual, contribuyendo con su correcta utilización a
homogeneizarlas, de forma que el comerciante pueda hacer que el consumidor sienta en
todo momento que está interactuando únicamente con un único interlocutor,
independientemente de que su contacto con él se produzca a través de canales diferentes.
Ahora bien, no se debe perder de vista que esta tipología de cliente “multicanal”,
también espera más de sus experiencias de compra, ya que su comportamiento de compra
269
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
es más exploratorio y tienen un proceso de búsqueda más variado que los consumidores
que utilizan un único canal, tal y como señalan Kumar y Venkatesan (2005).
Como hemos visto con anterioridad, el cliente que utiliza varios canales para
realizar su proceso de compra, tiene una perspectiva más holística de su experiencia y
entiende que éstos tienen que estar integrados, no pudiendo dar la sensación de que los
distintos canales que el comercio pueda poner a su disposición funcionan de manera
aislada o con independencia uno de otro. Esto último no contribuiría a proporcionar una
buena experiencia del cliente.
En este sentido, lo mismo se puede decir de las distintas redes sociales en Internet,
tales como Facebook o Twitter en las cuales se inicia muchas veces el proceso de compra,
ya que el consumidor acude a ellas para buscar información e incluso consejo.
En general, tal y como indica Scarpi (2012) las experiencias positivas previas que
un consumidor haya tenido en Internet contribuirán a crear una actitud positiva hacia este
canal y serán un predictor importante de la compra online, ya que la navegación virtual
incrementa la probabilidad de realizar compras en Internet.
270
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
nuevo que cada día supone unos mayores niveles de interactividad y que está más centrado
en el concepto de comunidad que en el de empresa (Hamzah et al., 2014).
Cuanto mayor sea la experiencia del cliente comprando online mayor será el efecto
positivo en la actividad de compra, puesto que el consumidor adquiere más confianza en el
uso de Internet y percibe menos riesgo en la compra a través de distintos canales (San
Martin et al., 2009).
Ahora bien, según Lu y Rucker (2006), los consumidores que ven la compra en la
tienda como una actividad recreativa compran en Internet con menos frecuencia y gastan
menos en este canal que aquéllos que no consideran que la compra en la tienda sea una
actividad recreativa.
271
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
De esta manera, antes de que el consumidor vaya a realizar su compra puede optar
por buscar información a través de páginas web de distintas empresas, foros de
consumidores, Redes Sociales online, etcétera, entrando aquí en juego una posible
aplicación de las tecnologías de la información y comunicación que el detallista deberá ser
capaz de manejar correctamente, ya que de ello dependerá la correcta presentación de su
empresa ante su público objetivo en el entorno virtual. Además, si la experiencia en esta
primera etapa es satisfactoria, el consumidor podrá optar por acudir al punto de venta físico
del detallista.
En una segunda fase, la experiencia del cliente vendrá dada por su interacción con
el detallista en el mismo punto de venta. Durante la compra el consumidor esperará tener
una experiencia proactiva, informativa y placentera de su interacción con el producto y su
entorno, incluidos los vendedores. En este momento, determinadas tecnologías en el punto
de venta pueden contribuir a la mejora de la satisfacción del cliente: pantallas interactivas
con información y recomendaciones sobre el producto, probadores virtuales, terminales
que permitan hacer el pedido para recogerlo en caja en ese mismo instante o con
posterioridad, etcétera.
Así, por ejemplo, son varios los autores que analizan el efecto que los displays o
pantallas digitales instaladas en el punto de venta pueden tener sobre el consumidor.
Dennis et al. (2013) señalan que estos dispositivos aumentan el aspecto hedónico de la
compra y las experiencias afectivas, fortaleciendo el proceso de la experiencia en su
conjunto. En esta misma línea, Dennis et al. (2014) indican que las pantallas digitales
aumentan la información utilitaria, evocando experiencias intelectuales y fortaleciendo el
proceso de compra.
272
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
publicidad en Internet (al igual que ocurre con la televisión), se centra en aspectos verbales
y visuales.
Por último, tras la visita a la tienda, un canal online interactivo puede ayudar con
información y consejos sobre el producto, actualizaciones sobre el mismo, foros y
comunidades de usuarios, etcétera.
Vemos, por tanto, como durante toda la relación del consumidor con el comercio
detallista, la utilización de las nuevas tecnologías puede ser un factor clave a la hora de
mejorar su satisfacción, lo que puede conducir a un aumento de sus compras y a su mayor
lealtad hacia el comercio.
Desde el punto de vista del cliente, una correcta integración de los canales puede
ser clave para potenciar la experiencia en la tienda online del comercio detallista,
permitiendo a éste ofrecer al consumidor lo que desee en cada fase del proceso de compra
(Herhausen et al., 2015). En el sector detallista, crear intención de recompra en el cliente,
lo que refleja lealtad, representa un objetivo de la dirección de la empresa (Parasuraman et
al., 2005).
273
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Así, señalan Parise et al. (2016) que la experiencia del consumidor viene
determinada por un complejo mix de puntos de contacto con la marca y cómo el detallista
es capaz de atraer al usuario proporcionándole experiencias, contenido inmediato,
personalizado y emocional que determinará el éxito de la relación comercial. Las actuales
tecnologías digitales (vídeo conferencia, aplicaciones móviles, realidad aumentada,
etcétera) proporcionan un entorno altamente personalizado e “inmersivo” que permite la
interactividad y un rico intercambio de información entre la marca y el consumidor.
274
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
Con el desarrollo de las nuevas tecnologías los consumidores están, cada vez más,
convirtiéndose en compradores multicanal, usando diversos canales (tiendas físicas,
websites, plataformas sociales y aplicaciones móviles) para llegar a una única transacción.
Así, se estima que el 86% de los compradores globales y el 65% de los consumidores
estadounidenses visitan al menos dos canales para hacer sus compras (McPartlin y Dugal,
2012). Además, los compradores online gastan más (Maxwell, 2013) y son más rentables
(Graeber, 2013) cuando utilizan múltiples canales.
Los consumidores tienen experiencias cada vez que entran en contacto con el
producto, el servicio, la marca o la organización a través de múltiples canales y en diversos
momentos (Pantano y Milena, 2015). Estos momentos de la verdad entre el consumidor y
la empresa se conocen como puntos de contacto. El viaje que el consumidor realiza para
conseguir alguna tarea en el proceso de compra (búsqueda de información, compra,
etcétera) está formado por estos puntos de contacto (Stein y Ramaseshan, 2016). Así, la
experiencia del cliente se desarrolla a través de todos los puntos de contacto durante el
proceso de prestación del servicio (Jüttner et al., 2013).
El reto para el comercio detallista está, entre otros, en conseguir que el consumidor
interactúe con él a través de distintos canales, para lo cual deberá poner éstos a su
disposición. Sin embargo, esto no debe hacerse de cualquier manera, sino que se debe
conseguir que el cliente, independientemente del canal a través del cual entre en contacto
con el detallista, tenga la sensación de que está relacionándose con un único comercio, es
decir, debe percibir homogeneidad y unidad entre los distintos canales que pueda llegar a
utilizar.
275
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
No solo esto, sino que además se debe tener conciencia de la importancia que
puede suponer el proporcionar al consumidor experiencias, tanto en el nivel tradicional o
físico como en el entorno virtual. Jugarán aquí un papel importante las nuevas tecnologías
de la información y comunicación, puesto que proporcionan las herramientas adecuadas
para la consecución de este objetivo.
Teniendo en cuenta el modelo de Boo et al. (2009) se planteará el análisis del Valor
de Marca del comercio minorista, tomando como variables la calidad percibida, el valor
percibido, la notoriedad de marca, la imagen y la lealtad. Se tendrán en cuenta, por tanto,
tres de los cuatro componentes propuestos por Aaker (1991) como son la notoriedad, la
calidad percibida y la lealtad de marca. Además, se considerará también el valor percibido
de marca (brand value o perceived value), que es considerada como parte de las
asociaciones de marca por Aaker (1991) y también se tendrá en cuenta la imagen de marca
propuesta por Keller (1993).
Por otra parte, además de las dimensiones comentadas del Valor de Marca, la
presente tesis plantea la introducción en los modelos propuestos del concepto de
experiencia del cliente, ya que, como apuntan distintos autores (Hoolbrok y Hirschmann,
1982; Jones et al., 2006; Verhoef, 2009; Kotler y Keller, 2012; Koniecnik y Ruzzier, 2013)
la gestión del Valor de Marca del comercio detallista no puede perder de vista que el
276
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
cliente moderno no solo busca la adquisición de productos y servicios, sino que también
necesita que se le ofrezcan experiencias.
277
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
278
Capítulo 4. La experiencia de compra del cliente
279
5 METODOLOGÍA
Capítulo 5. Metodología
5. METODOLOGÍA
En primer lugar, por lo que se refiere a la población objeto de estudio, ésta está
formada por hombres y mujeres mayores de 18 años que realizaron compras en comercios
detallistas durante los meses de marzo y abril de 2016 en la Comunidad Valenciana,
principalmente en las provincias de Castellón y Valencia.
Ficha técnica
Método de recogida de la
Entrevista personal mediante cuestionario estructurado
información:
283
Capítulo 5. Metodología
En este punto se tratarán con detalle los aspectos relativos a la medición de las
variables utilizadas, mientras que la descripción de la muestra se analizará en el apartado
6.1.1 de la presente tesis.
Para medir las variables se ha utilizado una escala cerrada de tipo Likert con 5
posibilidades de respuesta, en la que 1 se corresponde con totalmente en desacuerdo y 5
con totalmente de acuerdo. Estas escalas vienen validadas por trabajos anteriores, tal y
como se detalla en los siguientes puntos y se adaptan a las necesidades para la obtención
de la información para llevar a cabo la investigación.
284
Capítulo 5. Metodología
para cada variable, eliminando aquellos que presentaban mayor similitud y que los
entrevistados veían como prácticamente iguales.
Ítems Fuentes
285
Capítulo 5. Metodología
Al igual que se hizo con el resto de variables y dado que se observó que el
cuestionario resultaba demasiado largo a la hora de llevarlo a la práctica, en un principio se
partió del análisis de un número más elevado de ítems propuestos por diversos autores.
Posteriormente se procedió a depurar las cuestiones a realizar para la variable calidad de
marca, dejando tan solo cinco ítems.
Así, en primer lugar, se tuvieron en cuenta las propuestas de Yoo et al. (2000)
quienes desarrollaron siete ítems basados en el trabajo de Dodd’s et al. (1991), si bien éstas
venían desarrolladas en el contexto del producto. También se estudiaron los trabajos de
Biedenbach y Marell (2009) relativos a la relación existente entre la experiencia del cliente
y la calidad de marca, si bien éstos más centrados en los servicios.
Tal y como señalan Ruíz et al. (2013), son pocos los estudios relativos al concepto
de capital de marca en el ámbito del comercio minorista. A pesar de ello, autores como
Arnett et al. (2003), Pappu y Quester (2006), quienes adaptan la propuesta de Yoo et al.
(2000) al comercio detallista, o Shen (2010), centran sus trabajos en el valor de marca de la
tienda.
Así, Pappu y Quester (2006) aplican el modelo del valor de marca basado en el
consumidor al campo del valor de marca del comercio detallista, aplicando las dimensiones
de notoriedad del comercio minorista, asociaciones, calidad percibida y lealtad hacia éste.
Por su parte, Shen (2010) mide la calidad de marca del comercio detallista usando
escalas adaptadas de Arnett et al. (2003) y Pappu y Quester (2006). En esta línea, White et
al. (2013) señalan que muchos estudios proponen la investigación del valor de marca desde
el punto de vista de los productos físicos, pero estos autores lo aplican al ámbito minorista,
puesto que consideran que es escasa la investigación en este campo.
Sweeney y Soutar (2001), tomando como base las investigaciones de Aaker (1991)
desarrollan una escala de medición del valor percibido que denominan PERVAL que tiene
286
Capítulo 5. Metodología
entre sus dimensiones el valor percibido y la calidad percibida del producto. Estos autores
desarrollan su estudio aplicándolo al ámbito del comercio minorista.
Así pues, los ítems elegidos para la medición de esta variable se han considerado
dada su adecuación al comercio detallista, tal y como se ha apuntado en párrafos
anteriores.
287
Capítulo 5. Metodología
Ítems Fuentes
Adaptado de:
Oh (2000)
Del Río et al. (2001)
Comprar en el comercio X es una buena opción Sweeny y Soutar (2001)
Yoo y Donthu (2001)
Arnett et al. (2003)
Keller (2003)
Adaptado de:
En general, la experiencia de compra en el comercio X ha
Gallarza et al. (2015)
sido positiva
Cronin et al. (2000)
El ítem relativo a la relación calidad precio del comercio lo proponen Ruíz et al.
(2013) tomando como partida el estudio de Sweeney y Soutar (2001) en el que analizan el
valor percibido en el ámbito del comercio minorista.
288
Capítulo 5. Metodología
Ítems Fuentes
Puedo identificar el comercio X entre otros comercios Shen (2010), adaptado de:
289
Capítulo 5. Metodología
Adaptado de:
Yoo y Donthu (2001)
El comercio X es muy conocido Arnett et al. (2003)
Pappu y Quester (2006)
Boo et al. (2008)
Cuando pienso en comprar, el comercio X me viene a la
mente Musekiwa et al. (2013)
Conozco las promociones del comercio X
Para los últimos ítems utilizados para medir esta variable se vuelve a recurrir a
autores como Pappu y Quester (2006) y Musekiwa et al. (2013), cuyos estudios analizan la
notoriedad de marca en el ámbito del comercio minorista.
290
Capítulo 5. Metodología
Ítem Fuentes
Adaptado de:
La imagen del comercio X es coherente con mi propia imagen Lassar et al. (1995)
Boo et al. (2008)
Adaptado de:
Comprar en el comercio X causa buena impresión en la gente
Sweeney y Soutar (2001)
291
Capítulo 5. Metodología
(2010), Calvo y Lang (2015), Musekiwa et al. (2013), etc., si bien, a la hora de elegir los
seis ítems definitivos se consideró la similitud entre algunos de ellos o el hecho de que los
enunciados de las preguntas fuesen prácticamente iguales.
Si bien los ítems definitivos son los que se muestran en la tabla 5.6, previamente
también se analizaron las propuestas de autores como Beatty y Kahle (1998), Gremler et
al. (2001), Baloglou (2002), Keller (2003) o Boo et al. (2008). Al igual que en las variables
estudiadas anteriormente en el presente capítulo, hubo que optar por una selección de seis
ítems a incluir en el cuestionario para evitar que éste tuviese una longitud excesiva a la
hora de presentarlo a los encuestados.
292
Capítulo 5. Metodología
Ítems Fuentes
A la hora de comprar, el comercio X es mi primera opción Aaker (1991)
No voy a otros comercios si lo que busco está en el comercio X Yoo et al. (2000)
Pappu y Quester (2006)
Adaptado de:
Intentaré seguir comprando en el comercio X
Oliver (1996)
Animaré a mis parientes y amigos a comprar en el comercio X
Fandos (2010)
293
Capítulo 5. Metodología
Ítem Fuentes
El comercio X no llama la atención de mis sentidos Adaptado de:
El comercio X estimula mi curiosidad y creatividad Brakus et al. (2009)
Adaptado de:
El comercio X intenta estimular mis sentidos
Ding y Tseng (2015)
Disfruto comprando en el comercio X Sweeney y Soutar (2001)
En primer lugar, cabe apuntar que el trabajo de Brakus et al. (2009), si bien no se
centra en el comercio detallista, sí que relaciona la experiencia de marca con la lealtad,
midiendo cómo la primera afecta a la segunda.
Para la medición del valor de marca se eligieron los cinco ítems que se recogen en
la tabla 5.8, después de analizar propuestas de diversos autores (Arnett et al. (2003), Pappu
y Quester (2006), Shen (2010), etc.)
294
Capítulo 5. Metodología
Ítem Fuentes
Prefiero el comercio X aunque haya otro con similares características Ruíz et al. (2013)
Tengo una actitud más favorable hacia el comercio X que hacia otros Ryan et al. (2013)
Para medir esta variable se han utilizado ítems de Ruíz et al. (2013), ya que sus
estudios se centran en el comercio detallista, tomando como base, entre otros autores a
Shen (2010).
Ryan et al. (2015) centran sus estudios en el valor de marca del comercio detallista
con presencia multicanal, con lo que se aportan una serie de ítems adaptados para el
ámbito minorista.
Dabija y Babut (2014), por su parte, aportan ítems en su estudio dirigido a construir lealtad
hacia el comercio minorista a través de la gestión del punto de venta y de la comunicación.
Swoboda et al. (2013), basándose en las propuestas de Verhoef et al. (2007), hacen
una adaptación para la medición del valor de marca del comercio en el ámbito de la
competencia local.
295
Capítulo 5. Metodología
Ítem Fuentes
Comprar en Internet puede hacer difícil la elección del producto Lee et al. (2010)
Lee et al. (2010) hacen una propuesta de diferentes ítems para medir la experiencia,
tanto cognitiva como afectiva, de la compra online. De estos autores se ha tomado el ítem
relativo a la dificultad de elección del producto cuando se compra en Internet.
296
Capítulo 5. Metodología
Como se ha ido viendo a lo largo del presente capítulo, para el diseño final del
cuestionario se partió de un número elevado de ítems que fue depurándose a fin de que el
número de preguntas no fuese excesivo y la duración de la entrevista a los encuestados
fuera correcta.
Las preguntas se estructuraron por bloques y a raíz del pretest que se realizó, se
replantearon las que presentaban problemas de comprensión o se sustituyeron por las de
los autores que resultaban de más fácil comprensión para los entrevistados.
Los bloques siguientes recogen los ítems relativos a las distintas variables presentes
en el estudio: notoriedad, valor percibido, calidad, imagen de marca, experiencia de
compra, lealtad y valor de marca.
297
6 ANÁLISIS
Capítulo 6. Análisis
6. ANÁLISIS
301
Capítulo 6. Análisis
302
Capítulo 6. Análisis
Si bien la distribución por edades se intentó que fuese lo más próxima posible a la
que presenta la población de la Comunidad Valenciana, cabe decir que el porcentaje de
personas entrevistadas mayores de 65 años es bastante inferior al de la Comunidad,
mientras que el rango de entrevistados comprendidos entre los 18 y 24 años es superior al
de la misma.
Por otra parte, por lo que se refiere al nivel de estudios de los encuestados, cabe
destacar que el 43,8% declaró tener estudios universitarios, seguido este grupo por el de
personas con estudios secundarios (32,1%), quedando algo más reducidos los grupos
formados por personas con estudios primarios (14,4%) y de máster o superiores (9,6%).
Zara 77 12,4
303
Capítulo 6. Análisis
Mercadona 70 11,2
El Corte Inglés 35 5,6
Primark 34 5,5
Consum 34 5,4
Pull & Bear 27 4,4
Stradivarius 20 3,2
Media Markt 17 2,9
Carrefour 17 2,7
Sprinter 17 2,7
Springfield 11 1,8
C&A 8 1,4
Mango 9 1,4
Decathlon 8 1,3
Druni 6 1,0
Cortefiel 5 0,9
Aldi 5 0,8
Bershka 5 0,8
Blanco 5 0,8
Desigual 5 0,8
Inside 5 0,8
Massimo Dutti 5 0,8
Alcampo 10 0,6
Benetton 4 0,6
Game 3 0,6
Austria 36 3 0,5
Dia 3 0,5
Double Agent 3 0,5
Estanco 3 0,5
304
Capítulo 6. Análisis
Festa 3 0,5
Lidl 3 0,5
Nike 3 0,5
Pixal 3 0,5
Punto Roma 3 0,5
Shana 3 0,5
Tino González 3 0,5
Belros 2 0,4
Bonarea 2 0,4
Calzedonia 2 0,4
H&M 8 0,4
Herbolario Navarro 2 0,4
Jack & Jones 2 0,4
Mar y Paz 2 0,4
New Yorker 2 0,4
Oysho 2 0,4
Alcapone 2 0,3
Ikea 2 0,3
Natura 2 0,3
Okeysi 2 0,3
Panadería Barrio 2 0,3
Plácido Gómez 2 0,3
Salsa 2 0,3
Supermercados Mendoza 2 0,3
Abanna 5 1 0,2
Adidas 1 0,2
AK 1 0,2
AMC 1 0,2
305
Capítulo 6. Análisis
Amichi 1 0,2
Base esport 1 0,2
Bimba & Lola 1 0,2
Black 1 0,2
Bobolí 1 0,2
Botticelli 1 0,2
Boutique Bárbara 1 0,2
Bricodepot 1 0,2
Ca Ferran 1 0,2
Cafetería Granier 1 0,2
Canem 1 0,2
Carnicería 1 0,2
Carnicería J. Cremades 1 0,2
Carolina Herrera 1 0,2
Casa Viva 1 0,2
Celio 1 0,2
Centro Bonsai 1 0,2
ChipSpain 1 0,2
Ciclos AB 1 0,2
Claire´s 1 0,2
Elogy 1 0,2
Esport 1 0,2
Esport Natura 1 0,2
Ferreteria La Cadena 1 0,2
Feuvert 1 0,2
Floristería Rosa 1 0,2
Floristería Roser 1 0,2
Footlocker 1 0,2
306
Capítulo 6. Análisis
307
Capítulo 6. Análisis
308
Capítulo 6. Análisis
Soloptical 1 0,2
Sparky 1 0,2
Sport Zone 1 0,2
Supercor 1 0,2
Tabacos 1 0,2
Tere II 1 0,2
Tetería Yabar 1 0,2
Tienda Hípica 1 0,2
Tienda Villarreal CF 1 0,2
Tiger 1 0,2
Toni H 1 0,2
Toys'R'us 1 0,2
Ulanka 1 0,2
Ultramarinos 1 0,2
Vip's 1 0,2
Yoigo 1 0,2
Zapatero 1 0,2
Zara Home 1 0,2
309
Capítulo 6. Análisis
Hipermercado 27 3,3
Supermercado 119 19,1
Tiendas de alimentación 24 4,7
Resto 453 72,9
Por último, también se preguntó dentro de este primer bloque de preguntas, sobre la
frecuencia de compra en el establecimiento correspondiente. En la tabla 6.4 se muestran
los resultados obtenidos.
310
Capítulo 6. Análisis
compras anuales, ya que ambas frecuencias están prácticamente muy cerca del 5%. Por
otro lado, también es destacable el hecho de que las compras semanales en el
establecimiento tienen bastante peso, ya que suponen más del 20% de los casos
entrevistados.
311
Capítulo 6. Análisis
Ahora bien, también es destacable el hecho de que, a pesar de que las valoraciones
medias pueden considerarse como positivas, no hay ningún aspecto que destaque por
obtener una valoración sobresaliente. Así, el aspecto mejor valorado por los entrevistados,
es el que hace referencia a la confianza de los productos ofrecidos por los comercios,
habiendo obtenido una puntuación que roza el 4 de media (3,99 sobre 5). En segundo
lugar, en orden de valoración, aparece el ítem que hace referencia a la calidad de los
productos ofrecidos por el comercio.
312
Capítulo 6. Análisis
a diferencia de aquella, en el caso del valor percibido son tres los ítems cuya valoración
está por encima de los 4 puntos.
Por la parte baja en cuanto a las valoraciones tenemos un ítem relacionado con el
valor funcional del comercio, como es el que hace referencia a la rapidez del servicio
(3,87) y el que se refiere a la relación calidad precio del comercio (3,88).
En un término medio por lo que se refiere a esta variable, está el ítem que hace
referencia al valor funcional del personal del establecimiento: “el personal tiene
conocimiento de los productos y servicios ofrecidos”, con una puntuación de 3,99 sobre 5.
313
Capítulo 6. Análisis
Si bien la notoriedad y los ítems relacionadas con ella han obtenido valoraciones
medias elevadas, también cabe destacar que la pregunta relativa al conocimiento del cliente
de las promociones del comercio, obtiene prácticamente la peor puntuación de todo el
cuestionario (3,03 puntos sobre 5).
Desviación
Nº Notoriedad de marca del establecimiento comercial Media
estándar
314
Capítulo 6. Análisis
Los seis ítems utilizados para medir las valoraciones de la imagen de marca se
recogen en la tabla 6.9. En general, son todos positivos, si bien no reciben una valoración
tan alta como los utilizados para medir la notoriedad de marca, tal y como se ha visto en el
apartado anterior.
Así, por la parte alta de las valoraciones destaca la que indica “me gusta el
comercio X”, siendo, con un 4,16 sobre 5 la única que supera los 4 puntos de valoración
media. El resto, a pesar de estar todos por encima de los 3, 5 puntos de valoración, no llega
en ningún caso a una valoración de 4 puntos. Prácticamente rozando esta valoración está
tanto la pregunta relativa a la similitud con el entrevistado de la gente que frecuenta el
comercio (3,98), como la cuestión relativa a la imagen general del comercio, con un 3,95
sobre 5 puntos.
Desviación
Nº Imagen de marca del establecimiento comercial Media
estándar
315
Capítulo 6. Análisis
Para la valoración de la lealtad de marca por parte de los clientes se han utilizado 5
ítems, recogidos en la tabla 6.9.
Destaca que las valoraciones medias realizadas por los entrevistados con respecto a
esta variable de la lealtad hacia el comercio, no es de las más destacadas en comparación
con el resto de variables. Así, ninguna de las valoraciones alcanza la puntuación de 4 sobre
5 puntos. Es más, tan solo, el ítem “intentaré seguir comprando en el comercio X”, con un
3,77 de valoración, supera los 3,50 puntos. Esta pregunta está relacionada con la lealtad
conativa y es, por tanto, la respuesta que mejor valoración ha obtenido por parte de los
encuestados, por lo que se refiere a la lealtad de marca con el establecimiento minorista.
Los ítems relacionados con el comercio como primera opción de compra (3,52), el
que indica que “no voy a otros comercios si lo que busco está en el comercio X” (3,50) o el
relativo a animar a otras a personas a comprar en ese comercio (3,40), también relacionado
con la lealtad conativa, se mueven en niveles de puntuación similares.
La puntuación más baja, tan solo de 3,30 puntos sobre 5, es para el ítem que se
refiere a las intenciones futuras de compra del consumidor.
Así pues, como se ha señalado, a pesar de que todos los apartados relativos a la
lealtad superan la puntuación de 6, en general, no se pueden considerar como bien
valorados en el sentido que no destaca ninguno, ya que no se alcanza en ningún caso los 4
puntos sobre 5, tal y como sí que sucede en la valoración del resto de variables.
316
Capítulo 6. Análisis
Desviación
Nº Lealtad de marca con el establecimiento comercial Media
estándar
Las valoraciones medias de los aspectos relacionados con la experiencia del cliente
se recogen en la tabla 6.10, en la que se presentan los cinco ítems elegidos para el
cuestionario relativos a esta variable. De manera similar a lo que ocurría en el caso de la
lealtad, aquí, si bien sí que hay una valoración superior al 4 como es la relativa a la
organización del comercio, con un 4,20 sobre 5, el resto de ítems, a pesar de estar
valorados con una puntuación superior a 3, no alcanza el 4 de media. Este aspecto que
obtiene la puntuación más elevada dentro de esta variable, tiene en cuenta la accesibilidad
del comercio como parte de la experiencia de compra.
317
Capítulo 6. Análisis
El aspecto con una valoración más baja de los ítems que hacen referencia a la
experiencia de compra es el que indica que “el comercio X estimula mi curiosidad y
creatividad”, ya que tan solo obtiene una media de 3,18 puntos sobre 5 posibles.
Desviación
Nº Experiencia de compra Media
estándar
1 El comercio X llama la atención de mis sentidos 3,46 1,06
El comercio X estimula mi curiosidad y
2 3,18 1,11
creatividad
3 El comercio X intenta estimular mis sentidos 3,25 1,11
La medición del valor de marca se ha realizado a través de los cinco ítems que se
pueden ver en la tabla 6.11. En este caso, al igual que ocurría en las variables relacionadas
con la calidad percibida y la lealtad hacia el comercio minorista, a pesar de que todas las
puntuaciones superan la valoración media de 3 puntos, no hay ningún ítem que alcance los
4 puntos sobre 5.
318
Capítulo 6. Análisis
Dentro del valor de marca, los aspectos que obtienen peores resultados medios son
“prefiero el comercio X aunque haya otros con similares características” con una
puntuación de 3,47, siendo así el peor valorado, y el ítem que hace referencia a tener una
actitud más favorable hacia el comercio sobre el que se preguntaba que hacia otros
comercios, con 3,52 puntos de valoración.
319
Capítulo 6. Análisis
puntuación han obtenido de todos los planteados en el cuestionario. Así, se aprecia como
ninguno de ellos alcanza el 4 de puntuación media, pero, además, tan solo un ítem de los
siete por los que se preguntaba supera el 3 sobre 5.
De esta manera, el aspecto mejor valorado (3,17 puntos sobre 5) es el que indica
que la compra en Internet puede hacer difícil la elección del producto. Como puede
apreciarse, no se trata de una puntuación alta en sí misma y tampoco si la comparamos con
el resto de ítems planteados en el cuestionario. Esto indica que, en general, los
entrevistados aprecian que la compra online puede dificultar la toma de decisiones con
respecto a qué comprar.
Por otra parte, las respuestas nos indican que los entrevistados en el trabajo de
campo no consideran que comprar en Internet sea fiable, ya que la valoración a esta
respuesta ha sido de 2,91 puntos, es decir, relativamente bajo si se compara con otras
puntuaciones resultantes de las encuestas, a pesar de ser la respuesta con la tercera mejor
valoración dentro del apartado de las tecnologías de la información y la comunicación.
Además, también se puede apreciar como la toma de decisiones de compra en el entorno
online no presenta una puntuación media elevada, ya que no alcanza el 3, quedándose en
2,84 puntos de valoración.
Idéntica puntuación obtienen el ítem que mide la preferencia por hacer compras en
Internet y el que indica que “la experiencia de tomar decisiones en el comercio físico es
muy similar a la del comercio online”, ya que ambos tienen una puntuación de 2,17. Así,
por una parte, esto indica que no hay una preferencia generalizada por realizar las compras
en Internet y por otra que la experiencia con la toma de decisiones de compra difiere del
comercio físico al comercio online.
320
Capítulo 6. Análisis
Por último, el aspecto peor valorado sin llegar a los 2 puntos, es el que se refiere a
la compra en Internet como actividad de ocio. Este ítem ha tenido una valoración de 1,98
puntos, siendo la peor, no solo por lo que se refiere a las tecnologías de la información y la
comunicación, sino de todo el cuestionario en general. Esto da a entender que los
compradores no consideran la compra en Internet como una de sus actividades de ocio
preferidas.
Desviación
Tecnologías de la Información y la Comunicación Media
estándar
321
Capítulo 6. Análisis
Así, por lo que se refiere a la escala que mide la Notoriedad de marca del comercio
detallista, hay tres ítems que no se van a considerar. En primer lugar, el ítem “puedo
identificar el comercio X entre otros comercios”, con una carga factorial de 0,55, así como
el ítem “cuando pienso en comprar, el comercio X me viene a la mente” (0,56) y también
“conozco las promociones del comercio X”, con la carga factorial más baja de la
Notoriedad, ya que únicamente es de 0,39. Además, en el caso de la Notoriedad, como se
apunta en la tabla 6.15, la varianza extraída promedio (AVE), presenta unos valores
inferiores a 0,50.
322
Capítulo 6. Análisis
Con referencia a la Calidad percibida tan solo hay que descartar el ítem “el
comercio X tiene equipamiento moderno”, con una carga factorial de 0,42, teniendo
también en cuenta que el valor AVE es de 0,48.
En la variable Experiencia nos encontramos con dos ítems cuyas cargas factoriales
no son suficientes y que, además, hay un valor de varianza extraída promedio de 0,40.
Estos ítems son: “la interacción con el producto o servicio hace la compra más
interesante”, con una carga factorial de 0,56 y “el comercio debe estar bien organizado
para encontrar lo que quiero” (0,24).
Por otro lado, cabe destacar el hecho de que en la escala de la variable de Lealtad
de marca del comercio detallista se van a considerar todos los ítems planteados de inicio,
ya que todos ellos tienen unas cargas factoriales superiores a 0,60, presentando, además, un
valor de la varianza extraída promedio (AVE) de 0,57.
Por último, en cuanto al Valor de marca del comercio detallista, de los cinco ítems
planteados inicialmente se considerarán únicamente tres, ya que los relativos a “prefiero el
comercio X aunque haya otro con similares características” y “el comercio X es una marca
fuerte” presentan unas cargas factoriales de 0,42 y 0,40 respectivamente, siendo la varianza
extraída promedio del Valor de marca de 0,37.
323
Capítulo 6. Análisis
Cargas
Factores e ítems T
factoriales
324
Capítulo 6. Análisis
Experiencia de compra
1 Prefiero el comercio X aunque haya otro con similares características 0,42* 5,27
2 Tengo una actitud más favorable hacia el comercio X que hacia otros 0,73 4,93
325
Capítulo 6. Análisis
Así pues, a la vista de la tabla 6.13, se han eliminado los ítems que se han
especificado previamente, por ser sus cargar factoriales inferiores a 0,6 (Bagozzi, 1980;
Bagozzi y Yi, 1988; Hair, Black, Babin, Anderson y Tatham, 2006) y la varianza extraída
promedio (AVE), inferior a 0,5, siguiendo con las premisas de Fornell y Larcker (1981).
326
Capítulo 6. Análisis
Una vez depuradas las diferentes escalas, se muestran en la tabla 16.6 los ítems que
permanecen en cada una de ellas para las diferentes variables analizadas. Como se puede
apreciar, todos los ítems elegidos para las distintas escalas tienen una carga factorial
superior a 0,60 y su valor T está por encima de 1,96 en todos los casos.
Por su parte, en la escala utilizada para el Valor percibido hay cuatro ítems que van
a ser considerados. El primero de ellos por su mayor carga factorial es “comprar en el
comercio X es una buena opción” con 0,81. A continuación está el ítem relativo a tener
una experiencia de compra positiva en el comercio (0,76), seguido de “en general me
siento a gusto con el comercio X”, con una carga factorial de 0,71. El ítem con una menor
carga factorial es el relativo a la relación calidad precio, ya que solo obtiene 0,69.
327
Capítulo 6. Análisis
comercio, mientras que los dos aspectos con menos carga factorial son “el comercio X
ofrece productos de calidad” y “el comercio X es mejor que otros similares”, con unas
cargas de 0,74 y 0,72 respectivamente.
Son también cuatro ítems los que miden la Imagen de marca del establecimiento
comercial. Son dos de ellos los que comparten una carga factorial más baja de 0,69: “me
gusta el comercio X” y “el comercio X tiene personalidad”. Por la otra parte, el ítem con
una carga factorial más elevada (0,77) es “la imagen general del comercio X es muy
positiva”, seguido con una carga factorial de 0,70 por el ítem “comprar en el comercio X
causa una buena impresión a la gente”.
328
Capítulo 6. Análisis
hacia otros” (0,73), “el comercio X me resulta atractivo” (0,72) y “el comercio X es
visualmente atractivo” (0,70).
Cargas
Factores e ítems (tras depuración) T
factoriales
329
Capítulo 6. Análisis
Experiencia de compra
Tengo una actitud más favorable hacia el comercio X que hacia otros 0,73 8,52
Una vez depurados los ítems, se recogen en la tabla 6.16 los resultados obtenidos
con respecto a la fiabilidad compuesta y a la varianza extraída promedio para las distintas
variables consideradas en el estudio, en base a los ítems definitivos seleccionados.
330
Capítulo 6. Análisis
Varianza
Fiabilidad
extraída
compuesta
promedio
(IFC)
(AVE)
331
Capítulo 6. Análisis
Notoriedad Valor percibido Calidad percibida Imagen Experiencia Lealtad Valor de marca
Notoriedad 0,74
332
Capítulo 6. Análisis
333
Capítulo 6. Análisis
334
Capítulo 6. Análisis
Esto es importante en el sentido de que, tal y como apuntan Burt y Sparks (2002) y
Rondan (2006), una de los factores de éxito del comercio minorista radica en su calidad
percibida, ya que ésta conduce a su diferenciación. Como señalan Low y Lamb (2000), la
calidad percibida es fundamental para la teoría de que marcas fuertes aportan valor a las
compras de los consumidores.
Así, se puede decir que existe una tendencia hacia el aumento de la calidad
percibida de la marca del comercio minorista en numerosos países, debido a su cada vez
mayor importancia (Huang y Huddleston, 2009).
335
Capítulo 6. Análisis
Los efectos de la calidad percibida de marca del comercio detallista sobre la lealtad
del consumidor hacia el mismo toman un valor de 0,35, con lo cual se cumple la segunda
hipótesis de trabajo planteada en el estudio, ratificándose así en el ámbito de marca del
comercio minorista los planteamientos que autores como Yoo et al. (2000), Saleem et al.
(2015) o Cai et al. (2015) apuntan en distintos sectores.
336
Capítulo 6. Análisis
parte del consumidor ejerce una influencia positiva sobre la imagen de marca del
establecimiento, puesto que ofrece un valor de 0,80. Es esta la segunda de las relaciones
más fuertes de las que resultan en el modelo planteado en primer lugar.
Este resultado viene a confirmar que para el ámbito del comercio detallista también
se cumple el hecho ya observado en otros sectores por Keller (1993) y Chen y Tseng
(2010), en el sentido de que cuando los consumidores realizan una buena evaluación de la
calidad percibida, también se forman una mejor imagen de la marca, ya que el consumidor
que es conocedor de la buena calidad de un producto, se forma una mejor imagen de la
marca.
Tal y como señala Tena (2016) el valor percibido por el consumidor es una variable
en continua exploración y análisis que está siendo estudiada desde nuevas perspectivas y
ámbitos de aplicación.
Si bien hay estudios que relacionan la experiencia del cliente con la lealtad, tal y
como hemos visto en el punto 3 de la tesis, son menos los que relacionan el resto de
variables que conforman el Valor de Marca con la experiencia. En este sentido, el primero
de los modelos propuestos en esta tesis relaciona el valor percibido de la marca del
establecimiento comercial con la experiencia de compra que el consumidor pueda tener en
el mismo.
337
Capítulo 6. Análisis
La capacidad que tenga una marca para estar presente en la mente de un cliente o
potencial cliente es un factor estratégico de primer grado en el marketing (Keller, 1993;
Lee y Back, 2007). Aplicado al ámbito del comercio detallista, la notoriedad vendrá dada,
según Hartman y Spiro (2005), por la capacidad del consumidor de reconocer y recordar el
nombre del establecimiento.
En ámbitos distintos al del comercio detallista autores como Liu et al. (2015) en su
análisis del Valor de marca señalan que la notoriedad influye en la calidad percibida. Esto
se ve reflejado también para el caso del establecimiento comercial, ya que en la hipótesis
planteada se obtiene un valor de 0,37 que nos indica que la notoriedad de marca del
establecimiento afecta de manera positiva a la calidad percibida del mismo.
En función de los resultados obtenidos cabe señalar que la notoriedad influye sobre
el valor percibido de marca del establecimiento comercial (0,11), si bien es la segunda
relación que menor puntuación obtiene en el primer modelo, siendo la última de ellas la
338
Capítulo 6. Análisis
que relaciona la notoriedad con la lealtad de marca del establecimiento comercial, tal y
como se verá en a continuación.
Así, la relación obtenida en esta hipótesis sexta ratifica que la notoriedad de marca
tiene un claro reflejo en el valor percibido por el cliente (Kim et al; 2008; O’Neill y Xiao,
2006), si bien no es tan fuerte su influencia como el resto de las analizadas en el modelo.
Este resultado en el ámbito del comercio minorista difiere de los obtenidos en los
estudios de Macdonald y Sharp (2000) y de Saleem et al. (2015), el primero de ellos
relativo a productos de consumo y el segundo, más concretamente, al ámbito de los
refrescos.
339
Capítulo 6. Análisis
Los resultados del presente análisis muestran como, en el caso del comercio
detallista, la imagen de marca del mismo ejerce una influencia positiva en el valor
percibido del comercio.
Osman (1993) ya planteó que la imagen percibida del establecimiento por parte de
los clientes es determinante en la formación de la lealtad de los mismos. Estudios más
recientes determinan que la imagen de marca es un componente fundamental en la
formación de la lealtad de marca (Hosany et al., 2006; Jara y Cliquet, 2012). Así, la
imagen de marca juega un papel crítico a la hora de ayudar a los clientes a decidir si
compran o no una determinada marca y, en consecuencia, influencia también en su
comportamiento de recompra (Bian y Moutinho, 2011).
En esta línea, aplicando los conceptos al ámbito minorista, los resultados obtenidos
indican que la imagen de marca del establecimiento comercial afecta positivamente a la
lealtad de marca del consumidor hacia el detallista (0,23), quedando así confirmada la
hipótesis de trabajo H9a.
340
Capítulo 6. Análisis
los establecimientos se preocupen por la lealtad hacia su marca (Huusik, 2011). En este
sentido, se destacaban como determinantes a la hora de establecer la lealtad, las
experiencias anteriores que el consumidor hubiese tenido en su relación con el comercio
con el comercio detallista.
En general, los trabajos que estudian el Valor de Marca no suelen tener en cuenta la
experiencia como variable que pueda contribuir a su formación. Ahora bien, los
consumidores utilizan sus visitas a los comercios no solo para comprar, sino también con
el propósito de disfrutar y entretenerse, evaluando el servicio en términos de cuánto placer
o diversión han recibido (Srivastava y Kaul, 2016).
341
Capítulo 6. Análisis
Por último, se plantea en el modelo la relación entre la lealtad hacia la marca del
comercio detallista y el Valor de Marca del mismo. Desde Aakker (1991) hasta estudios
más recientes (Cai et al., 2015), consideran que la lealtad de marca es una de las
dimensiones clave del Valor de Marca.
Teniendo esto en cuenta, a la vista de dichos estudios, podemos pensar que existe
una relación positiva entre la lealtad hacia el establecimiento comercial y el Valor de
Marca del mismo, tal y como se plantea en la hipótesis H11 de esta tesis.
Tras haber comentado en los apartados anteriores las relaciones causales entre las
variables que conforman las distintas hipótesis de trabajo, en la tabla 6.18 se resumen y se
muestra el resultado del modelo estructural.
342
Capítulo 6. Análisis
Valor
Relaciones causales T Hipótesis
relación
Para competir con efectividad, las empresas deben centrarse en las experiencias de
compra de los consumidores (Srivastava, 2016). Además, Srivastava y Kaul (2016) indican
que es importante entender que el proceso de creación de experiencias para el consumidor
343
Capítulo 6. Análisis
por parte del comercio detallista está compuesto a partir de los diferentes puntos de
contacto del consumidor con el comercio a lo largo del proceso de intercambio.
Ahora bien, así como en el primer modelo propuesto, la notoriedad de marca del
comercio detallista no tenía significación en su relación sobre la lealtad de marca del
minorista (0,02), en el modelo alternativo la notoriedad de marca no tiene significación con
respecto a la experiencia del cliente (0,01), pero tampoco la tiene la calidad percibida de
marca del comercio con respecto a la experiencia de compra del cliente en el mismo (0,01).
Por otra parte, cuando se considera la lealtad de marca hacia el comercio como
antecedente de la experiencia de compra (como sucede en el modelo alternativo), la
influencia de esta última sobre el Valor de Marca del comercio es algo más baja (0,85) que
la influencia que tiene la lealtad sobre el Valor de Marca cuando se considera la
experiencia de compra de manera previa a la lealtad hacia el establecimiento, tal y como se
plantea en el primero de los modelos.
344
Capítulo 6. Análisis
345
Capítulo 6. Análisis
Se resumen en la tabla 6.19 las relaciones causales entre las variables contempladas
en el modelo alternativo.
Valor
Relaciones Causales T Hipótesis
relación
346
7 CONCLUSIONES, LIMITACIONES Y
FUTURAS LÍNEAS DE
INVESTIGACIÓN
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Se procederá a exponer en este capítulo las principales aportaciones con las que la
presente tesis pretende contribuir a la literatura sobre el Valor de Marca del comercio
detallista, tanto por lo que se refiere al aspecto teórico como al empírico.
Se estructurará esta parte del trabajo en tres bloques, estando el primero de ellos
dirigido a exponer las conclusiones generales que se derivan del estudio realizado,
mientras que el segundo de ellos hará referencia a la aplicación que puede derivarse para el
gestor del comercio detallista, estando el tercero enfocado a describir las limitaciones
encontradas a lo largo del trabajo, así como a mostrar las principales líneas de
investigación que se pretenden llevar a cabo en el futuro, tomando como base la tesis.
7.1. Conclusiones
La presente tesis se planteó como punto de partida el estudio del Valor de Marca
del comercio detallista, ya que, como señalan Swoboda et al. (2016), la literatura, si bien
ha dedicado frecuentes estudios a aspectos como los atributos del comercio detallista o
incluso a su imagen (Mazursky y Jacoby, 1986; Pan y Zinkhan, 2006), no ha dedicado
tanto esfuerzo al estudio del Valor de Marca del comercio detallista (Beristain y Zorrilla,
2011; Yoo et al., 2000).
349
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
350
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
ejemplo, el continuo debate sobre si los grandes distribuidores acabarán con el pequeño
comercio o incluso si esto supondrá la decadencia de los centros de las ciudades en los que
se suelen ubicar estos pequeños minoristas (Fernie et al., 2003).
351
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
venta físico. Es por ello que se ha dedicado un apartado del trabajo al análisis de estas
tecnologías y de su impacto sobre el comercio detallista y sobre la evolución del mismo.
Herhausen et al. (2015) apuntan que la integración de canales ayuda a una mayor
percepción de la calidad del servicio prestado en el medio online; la integración es un
factor que puede contribuir a mejorar las percepciones del cliente y a aceptar mayores
precios en distintos canales.
Cao y Li (2015) confirman que las empresas capaces de coordinar de mejor manera
los diferentes canales mejorarán la confianza del consumidor, incrementarán su lealtad y su
ratio de conversión y crearán más oportunidades para hacer venta cruzada.
352
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Ante esto, dado el impacto potencial que la marca puede tener en los consumidores,
uno de los objetivos generales más importantes para las empresas debería ser el incremento
de su Valor de Marca (Castelo et al., 2012).
En el ámbito del comercio minorista, como señalan Grewal y Levy (2007) sólo un
pequeño número de artículos que analizan este sector se centran en el branding o gestión
de marca del comercio minorista.
En este sentido, el comercio detallista deberá ser capaz de manejar todos estos
aspectos para llegar a una correcta gestión de su marca que le haga ser más competitivo en
el mercado, prestando especial atención al hecho de que los consumidores ya no buscan
únicamente la adquisición de productos y servicios, sino que también desean recibir
experiencias en su proceso de compra.
353
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Por otra parte, además de las dimensiones comentadas del Valor de Marca, la
presente tesis plantea la introducción en los modelos propuestos del concepto de
experiencia del cliente, ya que, como apuntan distintos autores (Hoolbrok y Hirschmann,
1982; Jones et al., 2006; Verhoef, 2009; Kotler y Keller, 2012; Koniecnik y Ruzzier, 2013)
la gestión del Valor de Marca del comercio detallista no puede perder de vista que el
cliente moderno no solo busca la adquisición de productos y servicios, sino que también
necesita que se le ofrezcan experiencias. Como se desprende de algunos de los trabajos
analizados anteriormente, este aspecto puede ser decisivo a la hora de conseguir un
posicionamiento claro en la mente del cliente, así como también puede afectar
decisivamente a la creación de lealtad en el mismo, con todas las ventajas que ello supone
para el minorista.
Es por esto que, a la vista de todos estos factores y nuevas perspectivas, se plantea
en la presente tesis la inclusión de la experiencia del cliente en su relación con otras
variables a la hora de crear Valor de Marca.
Como algunos autores señalan, existe la necesidad de una medida del Valor de
Marca en el ámbito del pequeño y mediano comercio (Boo et al, 2009; Lee y Back, 2010),
puesto que los estudios existentes sobre el tema aplicado concretamente al comercio
detallista no son abundantes. Así, este trabajo intentará contribuir a la satisfacción de esta
necesidad.
Hay determinados artículos que hacen una aproximación al tema, pero no teniendo
en cuenta el Valor de Marca del propio comercio detallista, sino que su análisis se centra
en el valor de las marcas comercializadas por él. Así, diferentes estudios comparan la
aplicación de este concepto en el caso de marcas propias del comercio detallista frente a las
marcas de fabricante (Jara y Cliquet, 2007; Castelo et al., 2012; Cuneo et al., 2012).
354
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Según Pappu y Quester (2006), podemos extraer de los estudios existentes que una
parte de la literatura propone una primera aproximación para medir el valor del comercio
detallista consistente en aplicar para la medición del valor de éste los mismos criterios que
los utilizados para medir el Valor de Marca desde el punto de vista del consumidor
(consumer-based brand equity). Para esta línea de investigación se deberán tener en
cuenta tres dimensiones: notoriedad/asociaciones de marca, lealtad y calidad percibida.
En el ámbito comercial, para Oh, 2000; Teas y Laczbiak, 2004, la calidad percibida
es un antecedente directo del valor percibido. Así, del análisis de los resultados obtenidos
en el trabajo de campo, se observa como esto se cumple en la primera de las hipótesis
planteadas, ejerciendo la calidad percibida de marca del comercio minorista una influencia
positiva sobre el valor percibido de marca del mismo.
355
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
comercio detallista, a la vista de los resultados obtenidos, esto es así también para el caso
de la lealtad del consumidor hacia el establecimiento comercial, pudiéndose afirmar que
ésta viene positivamente influenciada por la calidad que aquel percibe con respecto a la
marca del comercio.
Por otra parte, Berry (2000) señalaba que la calidad tendrá un impacto sobre el
valor de la marca de los clientes, sobre su experiencia, su intención de regresar y su
disposición a pagar. En base a esto, se analizaba también la relación que la calidad
percibida de marca puede tener con la experiencia del cliente en el modelo alternativo
planteado, puesto que ésta se ha introducido pensando en las aportaciones de autores como
Biedenbach y Marell (2010) que destacan la importancia de la experiencia del cliente a la
hora de desarrollar el valor de una marca.
Si bien, como hemos visto, la calidad percibida sí que afecta positivamente al valor
percibido de marca del establecimiento detallista y a la lealtad, los resultados no indican lo
mismo con respecto a la experiencia. En el modelo alternativo planteado en la presente
tesis, se contempla una hipótesis que relaciona calidad percibida de marca del
establecimiento comercial con experiencia, pero los resultados indican que la influencia de
la primera sobre la segunda no es significativa.
De esta forma, podemos concluir que las aportaciones de Boo et al., (2009) para la
marca en general, según las cuales la calidad de marca influye en la percepción de valor
por parte de un cliente y también en su lealtad futura, también se cumplen en el caso del
comercio minorista, no ocurriendo lo mismo en el caso de la experiencia del cliente.
Puesto que en el modelo de Boo et al. (2008) que es el que se toma como base para
la presente tesis no se establece la relación entre calidad percibida e imagen, se pretendía
analizar si dicha imagen viene influida por la calidad percibida de la marca del minorista.
Cabe señalas que los resultados muestran como la calidad percibida del establecimiento
tiene una relación positiva con la imagen de marca del mismo, confirmando así, para el
comercio minorista, los trabajos de Keller (1993) quien destacaba que una imagen de
marca positiva podía crearse en el consumidor en base a que, cuando los consumidores
356
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
realizan una buena evaluación de la calidad percibida, también se forman una mejor
imagen de la marca.
Cretu y Brodie (2007) destacan la importancia que para el marketing tiene entender
el proceso que crea la percepción de valor de los clientes, ya que ello conduce a su lealtad.
Así, concluyen, dentro de un consenso general en la literatura al respecto, que el valor
percibido por el cliente determina su lealtad (Boo et al., 2009; Kimpakorn, N. y Tocquer,
2010; Zeithaml, 1988). Así, del análisis realizado en la presente tesis, se puede confirmar
que el valor percibido de marca del comercio detallista afecta positivamente, tanto a la
experiencia del cliente con el mismo, como a la lealtad.
357
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
diversos autores como Saleem et al. (2015) han encontrado una relación positiva entre la
notoriedad de marca y la lealtad. Sin embargo, a la vista de los resultados, no podemos
confirmar esta influencia en el ámbito de la marca del comercio detallista, puesto que no
ha resultado significativa.
358
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
que la primera ejerce una influencia positiva sobre la segunda. Es más, en el modelo
alternativo se planteó también la relación de la imagen con respecto a la experiencia de
compra, resultando que la imagen de marca del establecimiento comercial también ejerce
una influencia positiva sobre la experiencia de compra en el mismo.
Las experiencias anteriores que un cliente haya tenido en su relación con la marca,
serán determinantes en la lealtad que éste tenga hacia la misma, tal y como ya determinó
en su momento Osman (1993). Para Blázquez (2014) la experiencia del consumidor cobra
especial relevancia en el comercio detallista. Así, el desarrollo de experiencias de compra
excelentes tiene una influencia directa en las respuestas de los consumidores, generando
mayor lealtad (Manning y Dorsey, 2008). Crosby y Johnson (2007) indican que la gestión
de la experiencia del cliente es el ingrediente más importante a la hora de construir la
lealtad del mismo. En esta línea, Kim et al. (2008) desarrollaron una escala para medir
359
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
experiencias y confirmaron que éstas tenían efectos positivos en las futuras intenciones
comportamentales.
Sin embargo, es escasa la literatura que intenta ver cómo la lealtad puede afectar a
la experiencia del cliente. En este sentido cabría plantearse qué efecto tiene el que un
cliente sea leal a un establecimiento comercial sobre la valoración de las experiencias que
dicho comercio pueda proponer a los consumidores.
Tras analizar los datos obtenidos, podemos confirmar que las propuestas
comentadas en los párrafos anteriores también se cumplen en el caso del comercio
detallista. Así, la experiencia del cliente tiene una influencia positiva sobre la lealtad, así
como, según el segundo de los modelos propuestos, la lealtad también influye
positivamente en la experiencia de compra del cliente.
En último lugar, cabe plantear, tal y como señaló Berry (2000), la influencia de la
experiencia del cliente en su relación con el Valor de Marca. En este sentido Biedenbach y
Marell (2010) apuntan la escasez de artículos que relacionan los conceptos de experiencia
del cliente y de estrategia de marca, indicando que el primero tiene especial relevancia para
el desarrollo del Valor de Marca, es decir, destacan la importancia de la experiencia del
cliente a la hora de desarrollar el valor de una marca. Estos mismos autores indican que es
360
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
más bien poca la literatura relativa al impacto que la experiencia tiene sobre el Valor de
Marca, destacando la necesidad de profundizar en esta materia.
La tesis presenta un marco global sobre la formación del Valor de Marca del
comercio minorista, teniendo en cuenta la experiencia de compra que se puede ofrecer al
cliente del mismo. Por una parte, si bien los trabajos sobre Valor de Marca son abundantes
en la literatura, son bastantes menos los que se centran en su aplicación al ámbito del
comercio minorista. Por otra parte, el hecho de incluir la experiencia de compra puede
aportar algunos puntos de mejora para los directivos de marketing que pretendan aumentar
el Valor de Marca de sus enseñas detallistas.
Una situación difícil para la economía española como es la que se viene dando
desde 2008, supone un reto importante para el sector y especialmente para la
modernización de la gran cantidad de pequeñas y medianas empresas que lo componen. En
tiempos de crisis, con importantes caídas del consumo y mayores dificultades para acceder
361
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Como hemos visto a raíz de los datos expuestos, se da una escasa penetración de
las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en los pequeños comercios
minoristas tradicionales que suponen gran parte del sector comercial español. Esto es así
porque la adopción de estas nuevas tecnologías que pueden ayudar y facilitar la innovación
del comercio minorista, suele ser vista por los empresarios de menor tamaño como algo
difícil, caro e incluso complejo y de difícil acceso.
Aun así, estas tecnologías resultan de gran importancia a la hora de que la empresa
minorista entre en contacto con su cliente, le pueda atender y entender de mejor manera,
pudiendo así adaptarse a las nuevas necesidades y requerimientos del mercado. Sólo de
esta manera serán capaces de detectar nuevas oportunidades y formas de negocio que les
permitan sobrevivir en su entorno competitivo.
362
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Otro aspecto que debe ser considerado por el gerente del punto de venta detallista
es la imagen de marca, puesto que ésta influirá en el valor percibido del establecimiento,
así como también en la lealtad hacia el mismo. Es por ello que los responsables de los
establecimientos necesitarán conocer cómo se forma su imagen para posteriormente poder
modificarla con la finalidad de atraer a su público objetivo.
Gracias a las marcas de los fabricantes el comercio detallista puede generar interés
en los consumidores, así como lealtad hacia su establecimiento. De esta forma, las marcas
del fabricante comercializadas por un comercio minorista ayudarán a éste a crear su propia
imagen y a posicionarse en el mercado.
Los consumidores buscan en sus visitas a los comercios no solo para comprar, sino
también disfrutar y entretenerse, evaluando el servicio en términos de cuánto placer o
diversión han recibido (Srivastava y Kaul, 2016).
363
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
El gestor del comercio detallista debe tener en cuenta que el proceso de creación de
experiencias para el consumidor se forma a partir de los diferentes puntos de contacto de
éste con el minorista a lo largo de todo el proceso de intercambio.
Por su parte, Yeng y Mat (2013) afirman que tanto la calidad del servicio y de los
productos, la atmósfera del establecimiento y las actividades de promoción, como la
satisfacción, los programas de fidelización y el valor de marca del comercio, afectan
directamente a la lealtad.
364
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Con la tendencia apuntada por Verhoef et al. (2015) hacia una presencia omnicanal,
el comercio minorista puede ofrecer a su cliente una experiencia de compra en la que se
eliminen las distinciones y los límites entre los diferentes canales. La gestión omnicanal
conlleva un desarrollo de las estrategias del comercio minorista hacia una integración que
permita la desaparición de barreras entre los distintos canales. Las empresas podrán ofrecer
este tipo de experiencias, por ejemplo, con la presencia de terminales móviles en la tienda
de manera que el consumidor pueda usarlos para buscar información, facilitando redes Wi-
Fi o a través de aplicaciones móviles con las que interactuar con el cliente, tanto en el
punto de venta como fuera de él.
365
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Por otra parte, en cuanto a la tipología de comercio detallista, los datos se han
obtenido a partir de diversidad de formatos, es decir, tanto supermercados, como
hipermercados, tiendas de conveniencia, pequeño comercio tradicional, etcétera. Esto deja
la puerta abierta a una aplicación futura más centrada en alguna tipología concreta de
comercio de manera que se puedan ofrecer conclusiones más centradas en dicha tipología,
a fin de que los responsables de los distintos comercios detallistas dispongan de
herramientas más directamente aplicables a sus situaciones concretas.
366
Capítulo 7. Conclusiones, limitaciones y futuras líneas de investigación
Así pues, el estudio del Valor de Marca aplicado al caso concreto del comercio
minorista abre numerosas posibilidades, teniendo en cuenta aspectos como la experiencia
del cliente o su compromiso activo hacia el establecimiento comercial.
367
8 BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 8. Bibliogragía
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