Pedagogía Ambiental

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Pedagogía Ambiental

“La pedagogía ambiental se entiende

como un proceso de reflexión y construcción un concepto interdisciplinar que


atraviesa todos los ámbitos disciplinar abandonando por lo tanto el viejo concepto
sectorial y agregado de las disciplinas académicas entonces se puede entender
bien que esta pedagogía hable en términos de transversalidad o en algunos casos
de ambientalizar la educación.” (Limon Rodriguez, 2000, pág. 243).

El profundo interés por el contexto ambiental se ha generalizado a tal punto que


varios países crean planes enfocados en la preservación de bienes naturales. En
el ámbito escolar existen materias como ciencias naturales y ciencias humanas-
sociales con enfoque en la educación ambiental.

“La profesora Elsa de Moreno afirma que: “en la década de los sesenta, la
educación ambiental surge como una solución a un problema que afecta a la
humanidad: la degradación de la Naturaleza y la explotación irracional de los
recursos; ante tal problema la educación ambiental es una estrategia mediante la
cual se pretende reducirlo.” (Moreno, 2006, pág. 1).

Al hacer referencia a la Pedagogía Ambiental englobamos distintos aspectos como


“la aplicación de estrategias ambientalistas-educativas, educación ambiental para
adultos, formal e informal, etc. La pedagogía Ambiental complementa la educación
ambiental porque aporta una visión de síntesis, de integración bajo las cuales la
educación pueda lograr sus fines y objetivos” (Moreno, 2006).

En este caso, “la educación tiene la responsabilidad de formar personas con


capacidad crítica, reflexiva, flexibles, comprometidas y solidarias para participar en
la búsqueda de soluciones a problemas apremiantes como los ambientales,
logrando la transformación de la realidad social” (Limon Rodriguez, 2000, pág.
237).
Otro autor comparte su criterio sobre la enseñanza pedagógica al referirse así:

“Mientras la educación ambiental plantea fundamentalmente la preservación,


protección y regeneración del medio ambiente, la pedagogía estudiaría la
incidencia de los diversos medios intencionales o no, naturales o artificiales en los
que se lleva a cabo la acción educativa. En otro sentido, la pedagogía debe
aceptar que la educación ambiental sea educación a favor del medio. Sin
embargo, la pedagogía Ambiental puede integrar tres etapas: educación sobre el
medio, cuando plantea los contenidos; educación a través del medio, en lo
relacionado con la metodología y la educación a favor del medio al proponer los
objetivos y los valores a lograr. Tal coherencia contempla la conjunción
pedagógica respecto a la unidad de criterio, contenidos, métodos y objetivos lo
que aportaría un sentido formativo más complejo y la posibilidad de incluir la
educación ambiental en la escuela y en relación con los aspectos pedagógicos
más preocupantes para los maestros tales como: la organización curricular, la
metodología de la enseñanza y los recursos didácticos.” (Castillejo, 1976).

En otras palabras “La pedagogía ambiental requiere expresarse como un proceso


eminentemente libertario. Necesita fusionarse con los criterios básicos de la
cooperación, de la ayuda mutua, de la solidaridad entre los Seres Humanos y con
la Naturaleza. De manera flexible, creativa, innovadora, con la mayor apertura
hacia las expresiones múltiples de las culturas, en asocio permanente y
comprometido con la diversidad natural. Ese proceso es un arte, es una ciencia,
es un saber, es una brújula.” (Rivarosa, Garcia, & Romero Cuevas, 2007, pág. 2).

La pedagogía ambiental tiene como desafío la construcción de una cultura


ambiental, instalando la capacidad de construir compromisos entre los seres
humanos, buscando la participación de los habitantes del mundo en la
construcción de una nueva racionalidad, un nuevo consenso social, donde el
ambiente se dé en un proceso de evolución que permita preservar y asegurar la
sobrevivencia de la propia sociedad, siendo responsables de nuestro futuro.
“La educación ambiental es una educación para la participación social y política.
Ello requiere pensar en el conjunto de los seres humanos como personas que
podemos y debemos tomar parte activa en el proceso de su propio desarrollo,
como seres pensantes y sintientes, como miembros de una comunidad, de una
nación; como seres humanos responsables vinculados con espacios geográficos y
ámbitos históricos y culturales. La Educación Ambiental tiene que atender a la
formación de un pensamiento complejo, a la construcción de un tipo de
conocimiento que involucre la crítica y la transformación de las relaciones del
humano consigo mismo, como sujeto social, de los humanos entre sí - desde los
sistemas de comunicación y convivencia en los micro espacios de la vida cotidiana
hasta los sistemas culturales, sociales, políticos y económicos y de la articulación
de estas construcciones sociales con los procesos naturales.” (Rivarosa, Garcia, &
Romero Cuevas, 2007, pág. 3).

Las fuentes del pensamiento educativo-ambiental se han venido construyendo y


nutriendo a partir de principios y teorías, metodológicas provenientes de diversas
prácticas educativa y esto ha aportado a promover un aprendizaje de manera
autónoma, comprometida y contextualizada.

En el libro de “Pedagogía Ambiental” de las autoras Alicia Rivarosa y María


Romero Cuevas tratan sobre el interés de varios profesionales sobre la temática
ambiental, comentando lo siguiente:

“La Educación Ambiental ha incorporado las teorías sociológicas y educativas


dentro de una perspectiva de corte crítico de Giroux; Habermas, Wegner, Tadeu
da Silva; la dimensión meta analítica de Bordieu y Jodelet de quienes incorpora
como herramientas conceptuales la visión de mundo, el habitus y las
representaciones, para comprender los modos de pensar, percibir y comprender el
mundo internalizados que se ponen en juego a la hora de problematizar la
realidad, desnaturalizar lo cotidiano y construir categorías que permiten crear
alternativas hacia los inéditos posibles de Freire.” (Rivarosa, Garcia, & Romero
Cuevas, 2007, pág. 5)

La educación Ambiental debe tomas en cuenta a “los profesores o quién va a


educar. La pedagogía ambiental puede formar de, manera adecuada a los
profesores en y desde sus respectivas disciplinas. Lo ideal es que cada maestro
en su propia asignatura involucre la dimensión ambiental, razón por la cual se
sugiere NO introducir una asignatura de educación ambiental.” (Moreno, 2006,
pág. 3).

2.1. Corrientes de la Educación Ambiental:

Existen diversas Corrientes de la Educación Ambiental para colaborar con los


profesores. Cuando se aborda el campo de la educación ambiental, uno se puede
dar cuenta que a pesar de su preocupación común por el medio ambiente y el
reconocimiento del papel central de la educación para el mejoramiento de la
relación con este último, los diferentes autores entre ellos investigadores,
profesores, pedagogos, animadores, asociaciones y organismos adoptan
diferentes discursos sobre la Educación Ambiental y proponen diversas maneras
de concebir y de practicar la acción educativa en este campo. Cada uno predica
su propia visión y proponen la manera correcta de educar, el mejor programa y el
método adecuado.

Entre las corrientes que tienen una larga tradición en educación ambiental,
analizaremos las siguientes:

- La corriente naturalista

- La corriente conservacionista / recursista

- La corriente resolutiva

- La corriente sistémica

- La corriente científica

- La corriente humanista
- La corriente moral / ética

Existen además otras corrientes Ambientalistas más recientes como las


siguientes:

-La corriente holística

- La corriente bio-regionalista

- La corriente práxica

- La corriente crítica

- La corriente feminista

- La corriente etnográfica

- La corriente de la eco-educación

- La corriente de la sostenibilidad / sustentabilidad.

2.1.1 La corriente naturalista

Esta corriente está centrada en la relación con la naturaleza. El enfoque educativo


puede ser cognitivo o experiencial, o afectivo, o espiritual o artístico asociando la
creatividad humana a la de la naturaleza.

La tradición de la corriente naturalista es ciertamente muy antigua, si consideran


las lecciones de cosas o el aprendizaje por inmersión e imitación en los grupos
sociales cuya cultura está estrechamente forjada en la relación con el medio
natural. Las proposiciones de la corriente naturalista reconocen a menudo el valor
intrínseco de la naturaleza, más arriba y más allá de los recursos que ella entrega
y del saber que se pueda obtener de ella.

2.1.2. La corriente conservacionista

Esta corriente agrupa las proposiciones centradas en la conservación de los


recursos, tanto en lo que concierne a su calidad como a su cantidad: el agua, el
suelo, la energía, las plantas y los animales, el patrimonio genético, el patrimonio
construido, etc. Cuando se habla de conservación de la naturaleza, como de la
biodiversidad, se trata sobre todo de una naturaleza-recurso. Encontramos aquí
una preocupación por la gestión del medio ambiente, llamada más bien gestión
ambiental.

La educación para la conservación ha sido siempre ciertamente parte integrante


de la educación familiar o comunitaria en los medios donde los recursos son
escasos. Los programas

de educación ambiental centrados en las tres R, ya clásicas de la Reducción, de la


Reutilización y del Reciclado es una corriente recursista.

2.1.3 La corriente resolutiva

La corriente resolutiva surgió a comienzos de los años 1970, cuando se revelaron


la amplitud, la gravedad y la aceleración creciente de los problemas ambientales.
Agrupa proposiciones en las que el medio ambiente está sobre todo considerado
como un conjunto de problemas. Esta corriente adopta la visión central de
educación ambiental propuesta por la (UNESCO, 1995) en el marco de su
“Programa internacional de educación Ambiental”, se “trata de informar o de
conducir la gente a informarse sobre problemáticas ambientales así como a
desarrollar habilidades apuntando a resolverlos”. Como en el caso de la corriente
conservacionista/recursista, a la cual la corriente resolutiva está frecuentemente
asociada, se encuentra aquí un imperativo de acción: modificación de
comportamientos o proyectos colectivos.

2.1.4 La corriente sistémica

Para quienes se inscriben en esta corriente, el enfoque sistémico permite conocer


y comprender adecuadamente las realidades y las problemáticas ambientales. El
análisis sistémico permite identificar los diferentes componentes de un sistema
ambiental y de poner en relieve las relaciones entre sus componentes, entre las
cuales las relaciones entre los elementos biofísicos y los elementos sociales de
una situación ambiental. Este análisis es una etapa esencial que permite obtener
en seguida una visión de conjunto que corresponde a una síntesis de la realidad
aprehendida. Se accede así a la totalidad del sistema ambiental, cuya dinámica se
puede percibir y comprender mejor, los puntos de ruptura, así como las vías de
evolución.

“Fue creada en 1936 por el inglés Tawnsley 20 para aplicarla a una comunidad
que alcanza una cierta organización en el plano nutricional o trófico y en el
energético, por el intercambio de los organismos entre sí y con su medio; así como
la distribución de energía y materia. Lo que pone en evidencia que los recursos
naturales (el agua, el suelo, la energía solar, las especies vegetales y animales)
son elementos integrados y articulados en conjunto o como unidades
medioambientales. Se impuso en los años 1970 y sirvió de base para el desarrollo
de la ecología humana. Para aplicarla en la educación a través de un enfoque
interdisciplinario se deben plantear o formular los objetivos, los alcances y la
valoración e integración de la problemática ambiental en todos los niveles
educativos.” (Preservación Ambiental, 2015)

2.1.5 La corriente científica

Algunas proposiciones de educación ambiental ponen el énfasis en el proceso


científico, con el objetivo de abordar con rigor las realidades y problemáticas
ambientales y de comprenderlas mejor, identificando más específicamente las
relaciones de causa a efecto. El proceso está centrado en la inducción de
hipótesis a partir de observaciones y en la verificación de hipótesis por medio de
nuevas observaciones o por experimentación. En esta corriente, la educación
ambiental está a menudo asociada al desarrollo de conocimientos y de habilidades
relativas a las ciencias del medio ambiente, campo de investigación esencialmente
interdisciplinario, hacía la transdisciplinaridad.
2.1.6 La corriente humanista

Esta corriente “Trata de evidenciar la dimensión humana del Medio Ambiente y se


aborda desde la perspectiva cultural, el paisaje, la geografía, construyendo una
representación sensorial, afectiva, cognitiva. Fue desarrollada en el campo
profesional de los geógrafos, diseñadores, arquitectos e historiadores. Proponen
un modelo de intervención que incita a explorar el medio ambiente como medio de
vida y a construir una representación de este último.” (Preservación Ambiental,
2015).

Este enfoque del medio ambiente es a menudo preferido por los educadores que
se interesan en la educación ambiental por medio de la óptica de la geografía y/o
de otras ciencias humanas. El enfoque es cognitivo, pero más allá del rigor de la
observación, del análisis y de la síntesis, la corriente humanista convoca también
a lo sensorial, a la sensibilidad afectiva, a la creatividad.

2.1.7. La corriente moral

Ve a la formación ambiental como una cuestión de desarrollo de valores éticos y


morales que se traducen en comportamientos socialmente deseables en el mundo
social y profesional.

Muchos educadores consideran que el fundamento de la relación con el medio


ambiente es de orden ético: es pues a este nivel que se debe intervenir de manera
prioritaria. El actuar se funda en un conjunto de valores, más o menos conscientes
y coherentes entre ellos. Así, diversas proposiciones de educación ambiental
ponen énfasis en el desarrollo de los valores ambientales.

Según Lucie Sauvé dice: “Algunos invitan a la adopción de una moral ambiental,
prescribiendo un código de comportamientos socialmente deseables como los que
propone el eco civismo; pero más fundamentalmente aun, puede tratarse de
desarrollar una verdadera competencia ética, y de construir su propio sistema de
valores” (Sauvé, 2004, pág. 9)
2.1.8. La corriente holística

Considera que “el enfoque exclusivamente analítico y racional de las realidades


ambientales se encuentra en el origen de muchos problemas actuales” (Sauvé,
2004, pág. 10). La corriente holística se sitúa al interior de los paradigmas
emergentes que establecen el desarrollo global de las personas, consideradas
como talentos y no solo “recursos o capital humanos”. Además, rompe con la
concepción adaptacioncita de las ciencias naturales que ven al ser humano como
adaptado a su medio, sin considerar que éste - en miles de años de pervivencia
cultural en un determinado espacio geográfico ha construido su entorno de
acuerdo a sus necesidades.

2.1.9. La corriente bio-regionalista

Se inspira en una ética ecocéntrica y enfoca a la educación ambiental en una


relación preferencial con el medio local o regional, la generación del sentido de
pertenencia a este último y el compromiso en favor de la valorización de este
medio, porque parte del concepto de bio-región que contiene “dos elementos
esenciales: primero se trata de un espacio geográfico definido más por sus
características naturales que por sus fronteras políticas; segundo se refiere a un
sentimiento de identidad en las comunidades humanas que allí viven, en relación
con el conocimiento de este medio y el deseo de adoptar modos de vida que
contribuirán a la valorización de la comunidad natural de la región”. (Preservación
Ambiental, 2015)

2.1.10. La corriente práxica

Esta corriente “pone énfasis en el aprendizaje en la acción, no trata de desarrollar


los conocimientos y las habilidades en vista de una eventual acción, sino de
ponerse inmediatamente en situación de acción y de aprender a través del
proyecto por y para ese proyecto. Su método es el de investigación-acción que
pretende producir un cambio en la gente y en el medio ambiente, mediante una
dinámica participativa, que implique a los diferentes actores de una situación por
transformar.” (Sauvé, 2004, pág. 12).

Esta corriente pone énfasis en el aprendizaje en la acción, no se trata de


desarrollar a priori los conocimientos y las habilidades en vista de una eventual
acción, sino de ponerse inmediatamente en situación de acción y de aprender a
través del proyecto por y para ese proyecto. El aprendizaje invita a la reflexión en
la acción, en el proyecto en curso.

2.1.11. La corriente de crítica social

Se inspira en el campo de la teoría crítica, que se desarrolló inicialmente en las


ciencias sociales para incorporarse en la década de los ochenta en el campo de la
educación ambiental. Analiza las dinámicas sociales presentes en la base de las
realidades y problemáticas ambientales y se centra en una pedagogía de
proyectos interdisciplinarios, que a través de un saber-acción permitan resolver
problemas locales.

“La postura crítica es igualmente aplicada a las realidades educacionales. La


educación ambiental que se inscribe en una perspectiva socio-crítica, invita a los
participantes a entrar en un proceso de investigación con respecto a sus propias
actividades de educación ambiental.” (Preservación Ambiental, 2015)

En otras palabras, hay que considerar las rupturas entre lo que el práctico piensa
que hace y lo que en realidad hace y entre lo que ellos quieren hacer y lo que
pueden hacer en su contexto de intervención específica.

“El práctico debe comprometerse en este cuestionamiento, porque la búsqueda de


soluciones válidas pasa por el análisis de las relaciones entre la teoría y la
práctica. La reflexión crítica debe abarcar igualmente las premisas y valores que
fundan las políticas educacionales, las estructuras organizacionales y las prácticas
en clase. El práctico puede desarrollar, a través de este enfoque crítico de las
realidades del medio, su propia teoría de la educación ambiental.” (Sauvé, 2004,
pág. 15)

2.1.12. La corriente feminista

Analiza y denuncia las relaciones de poder que los hombres ejercen en ciertos
contextos hacia las mujeres y sobre la necesidad de integrar las perspectivas y
valores feministas en los modos de gobierno. Según Lucie Sauvé “aplica la crítica
feminista al movimiento de educación ambiental, al observar que en los eventos
internacionales fundacionales de la educación ambiental no se la destaca la
contribución de las mujeres.” (Sauvé, 2004, pág. 15)

De la corriente de crítica social, la corriente feminista adopta el análisis y la


denuncia de las relaciones de poder dentro de los grupos sociales. Pero más allá y
en relación con las relaciones de poder en los campos político y económico, el
énfasis está puesto en las relaciones de poder que los hombres ejercen todavía en
ciertos contextos hacia las mujeres y sobre la necesidad de integrar las
perspectivas y valores feministas en los modos de gobernanza, de producción, de
consumo, de organización social.

2.1.13. La corriente etnográfica

Según Lucié Sauvé la corriente etnográfica “Pone énfasis en el carácter cultural de


la relación con el medio ambiente y propone inspirarse en las pedagogías de
diversas culturas que tienen otra relación con el medio ambiente.” (Sauvé, 2004,
pág. 16).

La corriente etnográfica propone no solamente adaptar la pedagogía a las


realidades culturales diferentes, sino inspirarse en las pedagogías de diversas
culturas que tienen otra relación con el medio ambiente.
2.1.14. La corriente de la eco-educación

El medio ambiente es percibido como una esfera de interacción esencial para la


eco-formación o la eco-ontogénesis. “No se trata de resolver problemas, sino de
aprovechar la relación con el medio ambiente como crisol de desarrollo personal,
al fundamento de un actuar significante y responsable.” (Sauvé, 2004, pág. 18)

2.1.15. La corriente de la sostenibilidad / sustentabilidad

Posee un carácter desarrollista, integra diversas concepciones y prácticas. En el


integra el desarrollo sostenible, que conoció su expansión a mediados de los años
1980, ha penetrado poco a poco el movimiento de la educación ambiental y se
impuso como una perspectiva dominante.

“La función de una educación que responde a las necesidades del desarrollo
sostenible consiste esencialmente en desarrollar los recursos humanos, en apoyar
el progreso técnico y en promover las condiciones culturales que favorecen los
cambios sociales y económicos. Ello es la clave de la utilización creadora y
efectiva del potencial humano y de todas las formas de capital para asegurar un
crecimiento rápido y más justo reduciendo las incidencias en el medio ambiente”
(Sauvé, 2004, pág. 20)

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