Incapacidades e Indignidades
Incapacidades e Indignidades
Incapacidades e Indignidades
Incapacidades e Indignidades
Semejanzas, Diferencias Y Causales
02/09/2019
INDIGNIDADES E INCAPACIDADES PARA SUCEDER
SEMEJANZAS
Las incapacidades e indignidades no privan del derecho de alimentos. Excepción. El
artículo 979 dispone: “la incapacidad o indignidad no priva al heredero o legatario
excluido, de los alimentos que la ley le señale; pero en los casos del artículo 968 no
tendrán ningún derecho a alimentos”. La última parte del precepto concuerda con el
artículo 324, según el cual se extingue el derecho a alimentos en caso de injuria atroz.
Este precepto dispone en el inciso 2º que “sólo constituyen injuria atroz las conductas
descritas en el art. 968”.81 Esta última disposición debe su actual redacción a la Ley Nº
19.585 de 26 de octubre de 1998, pero a la misma conclusión se llegaba
anteriormente.82 En efecto, como según el art. 324 anterior a la reforma, el derecho a
alimentos se extingue en caso de injuria atroz, y el art. 979, declara que en el caso del
art. 968 el indigno carece del derecho de cobrar alimentos, quería lisa y llanamente decir
que los cinco números del art. 968 constituyen injuria atroz.
Los deudores hereditarios no pueden oponer como excepción su incapacidad o
indignidad. Alcance del artículo 978. Este precepto, de interpretación poco clara,
dispone que “los deudores hereditarios o testamentarios no podrán oponer al
demandante la excepción de incapacidad o indignidad”. El problema se presenta
respecto a qué entiende el legislador en este caso por deudores hereditarios o
testamentarios. Sobre esto existen dos interpretaciones: 1º La más corriente estima que
el artículo 978 considera como deudores hereditarios o testamentarios a aquellos que
fueron deudores del causante en vida de éste.
Esta solución sería aceptable para el caso de la indignidad, pero no para el de la
incapacidad, porque si bien el heredero indigno adquiere la asignación mientras no
exista sentencia que declare la indignidad, el incapaz no adquiere la herencia o legado.
Resultaría, pues, absurdo que ese heredero incapaz, el cual ni siquiera ha podido
adquirir la herencia, esté en situación de demandar al deudor hereditario, no pudiendo
éste oponerle como excepción su incapacidad.
DIFERENCIAS
Las indignidades del artículo 968. Este precepto contempla, como hemos dicho, cinco
casos de indignidad. Dispone: “son indignos de suceder al difunto como herederos o
legatarios”:
1º El que haya cometido homicidio en su persona. El número primero del artículo 968
declara indigno al “que ha cometido el crimen de homicidio en la persona del difunto, o
ha intervenido en este crimen por obra o consejo, o la dejó perecer pudiendo salvarla”.
Es lógica la sanción del legislador, dado el delito cometido; esta incapacidad tiende
también a proteger la vida de las personas frente a herederos inescrupulosos que, con
el fin de suceder a otro, atenten contra su vida, o lo dejen perecer.
2º El que haya atentado contra la vida, honor o bienes del causante. El número segundo
del precepto en estudio considera indigno al que “cometió atentado grave contra la vida,
el honor o los bienes de la persona de cuya sucesión se trata, o de su cónyuge, o de
cualquiera de sus ascendientes o descendientes, con tal que dicho atentado se pruebe
por sentencia ejecutoriada”.
3º El que no socorrió al causante en estado de demencia, etcétera. Según el número
tercero del artículo 968, es indigno “el consanguíneo dentro del sexto grado inclusive,
que en estado de demencia o destitución de la persona de cuya sucesión se trata, no la
socorrió pudiendo”. Es ésta una sanción por el incumplimiento del deber moral de
socorrer a los parientes.
4º El que por fuerza o dolo obtuvo una disposición testamentaria. Es indigno “el que por
fuerza o dolo obtuvo alguna disposición testamentaria del difunto, o le impidió testar”. El
legislador, en todo momento, vela por que el testamento sea la expresión clara de la
voluntad del testador, y crea una indignidad para sancionar al que vulnera la libertad de
testar del causante. Este es el fundamento de la causal contemplada por el número
cuarto del 968.
5º El que ha detenido u ocultado dolosamente el testamento. El número quinto del
artículo 968 declara indigno al que “dolosamente ha detenido u ocultado un testamento
del difunto, presumiéndose dolo por el mero hecho de la detención u ocultación”. Si
existe un testamento, el causante ha manifestado su voluntad. La ocultación o detención
del testamento se sanciona, porque impide conocer la verdadera voluntad del testador.
Para que opere la indignidad es necesario que la detención u ocultamiento sean
dolosos, pero, como dice el precepto, se presume el dolo por el solo hecho de la
detención u ocultación. Esta disposición es, por tanto, una excepción en el derecho, ya
que en conformidad al artículo 1459, “el dolo no se presume sino en los casos
especialmente previstos por la ley”; éste es precisamente uno de dichos casos. Esta
presunción de dolo es meramente legal y admite prueba en contrario, pues es posible
que el que ha detenido el testamento o lo ha ocultado no tuviera realmente intención
dolosa.
6º No denunciar a la justicia el homicidio cometido en el difunto. Dice el artículo 969 que
“es indigno de suceder el que siendo varón y mayor de edad, no hubiere acusado a la
justicia el homicidio cometido en la persona del difunto, tan presto como le hubiere sido
posible. Cesará esta indignidad si la justicia hubiere empezado a proceder sobre el caso.
Pero esta causa de indignidad no podrá alegarse sino cuando constare que el heredero
o legatario no es cónyuge de la persona por cuya obra o consejo se ejecutó el homicidio,
ni es del número de sus ascendientes o descendientes, ni hay entre ellos deudo de
consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado inclusive” en perseguir judicialmente al
asesino de su causante; es una abierta ingratitud en contra de éste, o, cuando menos,
una actitud que despierta sospechas.
7º No solicitar nombramiento de guardador al causante. El artículo 970, en sus diferentes
incisos, dispone que “es indigno de suceder al impúber, demente o sordomudo, el
ascendiente o descendiente que siendo llamado a sucederle abintestato, no pidió que
se le nombrara un tutor o curador, y permaneció en esta omisión un año entero: a menos
que aparezca haberle sido imposible hacerlo por sí o por procurador. Si fueren muchos
los llamados a la sucesión, la diligencia de uno de ellos aprovechará a los demás.
Transcurrido el año, recaerá la obligación antedicha en los llamados en segundo grado
a la sucesión intestada. La obligación no se extiende a los menores, ni en general a los
que viven bajo tutela o curaduría. Esta causa de indignidad desaparece desde que el
impúber llega a la pubertad, o el demente o sordomudo toman la administración de sus
bienes”.
8º Excusa ilegítima del guardador o albacea. El artículo 971 dispone que “son indignos
de suceder el tutor o curador que, nombrados por el testador, se excusaren sin causa
legítima”. “El albacea que, nombrado por el testador, se excusare, sin probar
inconveniente grave, se hace igualmente indigno de sucederle”. “No se extenderá esta
causa de indignidad a los asignatarios forzosos en la cuantía que lo son, ni a los que,
desechada por el juez la excusa, entran a servir el cargo”.
9º Es indigno el que se comprometa a hacer pasar bienes del causante a un incapaz
para suceder. El artículo 972 dispone: “es indigno de suceder el que, a sabiendas de la
incapacidad, haya prometido al difunto hacer pasar sus bienes o parte de ellos, bajo
cualquier forma, a una persona incapaz”. “Esta causa de indignidad no podrá alegarse
contra ninguna persona de las que por temor reverencial hubieren podido ser inducidas
a hacer la promesa al difunto; a menos que hayan procedido a la ejecución de la
promesa”.
10º Albacea removido por dolo. Una de ellas es la que contempla el artículo 1300: el
albacea removido por dolo se hace indigno de tener parte alguna en la herencia.
11º Partidor que prevarica. El otro caso de indignidad, ubicado fuera del Título I, es el
del artículo 1329, que dispone que el partidor, en caso de prevaricación declarada por
juez competente, se hace indigno de suceder en los términos del artículo 1300.