El Proceso de La Rumia
El Proceso de La Rumia
El Proceso de La Rumia
absorción ruminal
El proceso de la rumia inicia cuando el contenido del rumen se devuelve a la boca e inicia una
nueva masticación del forraje que ya estaba en el estómago. Aquí ocurren una serie de
movimientos especiales que permiten ese tránsito del rumen a la boca.
Este segundo proceso de digestión bucal, en el cual ocurre la masticación, insalivación y deglución,
se realiza a través de unos pasos que hacen pasar el alimento fermentado. (Lea: El proceso de la
rumia: Los movimientos ruminales)
Primero ocurre la contracción del retículo, seguida de la relajación del cardias (la parte donde se
une el estómago con el esófago). Luego se da el movimiento de inspiración con lo cual se contrae
la caja torácica, se llena el esófago con el contenido ruminal e inicia la onda peristáltica, que son
contracciones ondulatorias de la pared muscular, hacia la boca de la vaca.
Una vez llega el alimento a la cavidad bucal, comienza el proceso de masticación. Entones se
produce la deglución del contenido acuoso y se inicia la masticación y salivación cuidadosa del
material sólido.
Luis Cuadros Moreno, médico veterinario y zootecnista experto en nutrición bovina, explicó que lo
más importante es la producción de grandes cantidades de saliva: “Esta tiene altas cantidades de
bicarbonato, que sirven para mantener el pH del rumen, para evitar que se acidifiquen”, señaló.
De esta manera, el animal logra disolver de forma mecánica el contenido en partículas de tamaño
medio que son más susceptibles a la degradación de los microorganismos del rumen. (Lea: La
importancia de la fibra efectiva en la alimentación del ganado)
“En las dietas donde hay muchos contenidos de almidones, azúcares o incluso el glicerol que
producen pH bajos, una de las recomendaciones es dar fibra efectiva, larga, que produzca saliva”,
agregó el experto.
La frecuencia y la duración de las fases de la rumia dependen del tipo de alimento, de sus niveles
de fibra, en especial la fibra efectiva, FDNe, y la fibra físicamente efectiva, FDNfe, entre otros. Así
pues, el proceso puede tardar unos minutos hasta 10 horas al día cuando son alimentos muy
fibrosos.
La velocidad de tránsito está determinada por el tiempo necesario para que el tamaño de las
partículas sea lo suficientemente pequeño para pasar por el omaso, alrededor de 1 o 2 mm. (Lea:
Informe: Las fórmulas para calcular la cantidad de materia seca)
Esta velocidad depende del tipo de alimento y de su contenido fibroso. El proceso de troceado o
cortado de los alimento fibrosos influye en un tránsito más rápido pero puede reducir la
digestibilidad pues los microorganismos del rumen no tendrían tiempo de absorber los nutrientes.
“Básicamente, la velocidad de tránsito indica qué tan rápido o qué tan lento la comida atraviesa el
estómago. La idea es que entre más se demore, hay más tiempo para que la ataquen las bacterias.
Entre menos se demora, no hay ataque bacterial y se pierden muchos nutrientes”, aclaró Cuadros
Moreno.
El rumen está formado por una mucosa escamosa estratificada, dispuesta en forma de papilas. Sus
paredes absorben agua, ácidos grasos volátiles (AGV) y electrolitos. La enorme cantidad de AGV
debe ser absorbida para que no se bloquee la acción bacteriana.
El crecimiento de las papilas ruminales se estimula por los AGV, de modo que los animales que
ingieren alimentos digestibles producen AGV y las tienen largas, mientras que aquellos que
reciben alimentos fibrosos presentan papilas cortas. (Lea: El rumen, motor de la digestión en los
bovinos)
“Las fibras generalmente tienen un tránsito más retardado que los alimentos húmedos o los
pastos tiernos. Depende mucho del nivel de fibra que tenga la pared celular de los forrajes”,
concluyó el médico veterinario.