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Arquidiócesis De Barranquilla

Comisión arquidiocesana De Liturgia


Subcomisión De Música Sacra

EL CANTO DE LA MISA
Ángela Marín Niebles
Subcomisión Música Sacra

“Ciertamente no podemos decir que en la liturgia


sirva cualquier canto... Como elemento litúrgico,
el canto debe estar en consonancia con la
identidad propia de la celebración”.
- S.S. Benedicto XVI

Existen dos tipos de cantos religiosos, los que son litúrgicos y los que no lo son. Pero... ¿cómo
hacemos para diferenciarlos? El asunto puede parecer complicado pero no lo es. El canto religioso
que es LITÚRGICO posee una santidad, perfección de formas y ha sido elaborado para el rito
litúrgico.

Es un canto SANTO porque responde perfectamente a la acción litúrgica, es decir; está en relación
en todo momento con lo que se está celebrando. El canto debe tener una PERFECCION EN SUS
FORMAS porque su contenido y/o texto deben ser bellamente poéticos y de fácil comprensión, y
por último DEBE HABER SIDO ELABORADO PARA LA LITURGIA, porque en esta
celebración se expresa la Iglesia (todo el Pueblo de Dios) en oración.

De acuerdo con lo anterior el canto litúrgico es aquel que se entona durante la celebración litúrgica y
que le coloca música a oraciones, respuestas, aclamaciones o a invitaciones que nos realiza el
sacerdote. Por ejemplo: la oración del Padrenuestro, la respuesta a la invitación “Este es el
Sacramento de nuestra fe” a la cual la asamblea responde: “Anunciamos tu Muerte proclamamos tu
Resurrección ven, Señor Jesús”, el Amén, entre otras.

Por otro lado, el canto religioso que NO es litúrgico es aquel que puede interpretarse en grupos de
oración, en asambleas familiares, en alabanzas, encuentros, etc. Como estas reuniones no hacen parte
de la LITURGIA, no utilizan el canto litúrgico sino solamente el canto religioso.

Como se ha mencionado; el canto litúrgico por estar presente en la celebración litúrgica se convierte
entonces en un CANTO SAGRADO o en MUSICA SAGRADA, porque se reviste de la misma
santidad del rito al que pertenece ya sean los Sacramentos, la Liturgia de las Horas y la Santa Misa.

Es importante esclarecer en este momento que se CANTA LA MISA, y no se CANTA EN LA


MISA. Es diferente cantar la misa que cantar en la misa, en la primera se le coloca música a
determinados momentos establecidos de la Liturgia, pero que en su mayoría hacen parte de los Ritos.
En este primer caso la música dignifica la celebración y la embellece de una manera casi inexpresable.

Por lo contrario en el segundo caso se hace un concierto en la Eucaristía, es decir, se interpretan una
serie de canciones para que la gente escuche. Cuando se hacen este tipo de conciertos, las canciones y
la música no están de acuerdo con el momento, no respetan el texto, no realzan la Liturgia, se

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entorpece la dinámica de la celebración, en fin; la música se convierte en un elemento que dificulta la
oración.

Como el canto, en la Eucaristía, está íntimamente unido a la acción litúrgica y por ende a los textos
de la misa; los cantos se adaptan para permitir que esta unión se desarrolle de manera coherente y
delicada. Los cantos de la celebración eucarística se pueden organizar en dos grandes grupos:

1. Teniendo en cuenta el Género Litúrgico musical al que pertenecen y


2. Teniendo en cuenta su naturaleza y función.

Teniendo en cuenta el Género Litúrgico Musical al que pertenecen se pueden clasificar a su vez en:

1. Aclamaciones
2. Letanías
3. Recitativos e
4. Himnos

Las ACLAMACIONES son una respuesta refleja, no dan posibilidades a la razón aunque es
totalmente consciente. Es como cuando cantamos un gol de Colombia, no hay paso para el
pensamiento, todo nuestro ser se estremece y reacciona con mucha emoción.

Por su parte, las LETANÍAS se desarrollan a manera de diálogo, es decir, el sacerdote o el coro
dice una parte de éstas y la asamblea dice otra parte.

Los RECITATIVOS, los cuales son realizados generalmente por el sacerdote y consisten en una
melodía entre medio cantada y hablada, en la que la música sirve de apoyo al texto. El objetivo de este
tipo de melodías es que no se note mucha diferencia entre lo cantado y lo hablado.

Por último los HIMNOS son cantos de tipo comunitario, es decir; son cantados por toda la
asamblea. El himno expresa las esperanzas y sueños del grupo, por tal motivo tienen igual
importancia el texto y la música; el texto debe reafirmar el momento que se celebra y la música debe
ser fácil de asimilar y de entonar.

Los Himnos se clasifican en dos, aquellos QUE HACEN PARTE de un rito, y aquellos que
ACOMPAÑAN un rito. Los que hacen parte de un rito son parte fundamental de la Liturgia y no
pueden ser alterados en texto; si van a hacerse de manera cantada la música debe estar acorde al
momento específico, podemos citar como ejemplo el himno del Gloria. Los Himnos que acompañan
un rito se les llama también funcionales, es decir; que cumplen una función en determinado
momento; por ejemplo, el himno que acompaña la procesión con los Dones, el himno que acompaña
la procesión de Entrada, etc. La Liturgia es maravillosamente lógica y coherente, por lo tanto la
música también debe serlo, ya que ésta (música) esta subordinada a la Liturgia.

Teniendo en cuenta su naturaleza y función se pueden clasificar en:

1. Los Cantos del Ordinario de la Misa

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2. Los Cantos Interleccionales
3. Los Cantos Procesionales
4. El Salmo Responsorial
5. Los Cantos Suplementarios

Tomemos esta última clasificación con más detalle:

I. CANTOS DEL ORDINARIO DE LA MISA:

Los cantos del Ordinario de la Misa no son simples cantos, tienen el valor de RITO o de ACTO.
Por ejemplo el himno del gloria, el salmo responsorial, el santo, la aclamación a la anamnesis. Cf.
Ordenación General del Misal Romano (OGMR) N° 37.

1. La letanía del “Señor, ten piedad” (Kyrie eleison): Se canta después del acto penitencial, a no ser
que haya formado parte del mismo acto penitencial en su tercera fórmula. Por medio de él, los
fieles aclaman al Señor y piden su misericordia. No es un canto primordialmente penitencial
(Cfr. IGMR #52). Cada aclamación se repite, normalmente, dos veces, pero también cabe un
mayor número de veces, según las características de cada lengua, de las exigencias del arte musical
o de las circunstancias (el Misal deja en libertad sobre el número de veces).

En sus orígenes el Kyrie eleison se hacía después de la liturgia de la palabra como oración de los
fieles. Se sabe que la exclamación en griego: Kyrie eleison, era utilizada para las solemnes
recepciones de los emperadores o de los generales victoriosos. ¡Si mataron tanta gente en la
batalla y ostentan tanto poder… ten entonces piedad de nosotros!

Esta letanía aparece en la Biblia como una de las actitudes de fe más centrales: pedir a Dios su
misericordia, porque por nuestra parte sólo podemos ofrecer debilidad y miseria. Es la súplica de
tantos enfermos en el Evangelio (Bartimeo, los ciegos, la cananea; cf. Mt 9, 27; 15,22; Mc
10,47), una profesión de fe en la potencia de Cristo y su cercanía misericordiosa 1.

Cuando entonamos el Señor, ten piedad, le cantamos a Jesús que es infinitamente misericordioso;
por lo tanto es una aclamación confiada a Cristo quien se porta con nosotros más como madre
que como padre. Aunque este momento incluye la súplica de “Piedad”, es una alabanza, un
homenaje a Cristo, vencedor del pecado y de la muerte a quien reconocemos cono el Señor de la
Vida y de la Sanidad. Su estructura es la siguiente:

Invocación Letanía
Señor, ten piedad Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad Señor, ten piedad

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ALDAZABAL J. La Eucaristía, BIBLIOTECA LITURGICA, Barcelona, 2007. P.386

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a. Características:

 El Acto Penitencial se puede realizar en tres formas. En la tercera de éstas el pueblo responde
a una invocación efectuada por el sacerdote con una letanía. En este caso la respuesta puede
desarrollarse de manera cantada y no hay necesidad de duplicar el momento cantando de
nuevo el Piedad. Ejemplo:

Sacerdote: Tu que eres la plenitud de la verdad y de la gracia. Señor, ten piedad


Asamblea: Señor, ten piedad (puede cantarse)
Sacerdote: Tú que te has hecho pobre para enriquecernos. Cristo ten piedad
Asamblea: Cristo, ten piedad (puede cantarse)

b. Aspectos para tener en cuenta:

♫ No debe haber introducciones largas, un acorde con el ritmo puede ser suficiente para que la
asamblea se unifique para cantar.
♫ No debe ser reemplazado por cantos de perdón o penitenciales.
♫ Las melodías deben de ser fáciles de cantar, debido a que es un canto en el que participan
todos; melodías complejas limitarían el canto de la asamblea.

2. El Himno del Gloria. Es un himno antiquísimo y venerable con el que la Iglesia, congregada en
el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero le presenta sus súplicas ( IGMR 53), es una
de las composiciones líricas más bellas que posee la Liturgia Cristiana y es uno de los pocos
himnos no bíblicos que nos han llegado de las primeras comunidades. Solo su inicio aparece
mencionado en Lc 2, 14 (Himno angélico), donde el evangelista lo coloca en la boca de los
ángeles que avisaron a los pastores del nacimiento de Jesús.

a. Características:

 Como es un himno, es un canto comunitario que debe ser preferencialmente cantado.


 Generalmente es iniciado por el celebrante, puede hacerlo de manera hablada o cantado como
recitativo. En éste último caso la asamblea debe seguirle como recitativo también.
 Existen diversos tipos de melodías que se acomodan a los tiempos litúrgicos; más pastoriles
en Navidad y más solemnes en Pascua.
 Posee un texto que debe respetarse y el cual se transcribe a continuación:

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos, te glorificamos,
Te damos gracias Señor Dios, Rey Celestial, Dios Padre todopoderoso
Señor hijo único Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre.
Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.
Porque solo Tú eres Santo; solo Tú Señor; sólo Tú Altísimo Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre, Amén.
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b. Formas de cantarlo:

♫ Todos cantan todo, después de que el celebrante ha iniciado. Para poder lograr esto, se debe
haber enseñado a la asamblea la melodía y ésta debe dominarla.

c. Aspectos para tener en cuenta:

♫ Si no se puede cantar, sería necesario encontrar el modo para que no fuera un simple recitado
sin gracia. Podrían recitarlo todos juntos o alternándose con la asamblea. La música debe
apoyar coherentemente la lírica y/o el texto.

3. La Aclamación del Santo: Esta aclamación constituye una parte de la Plegaria Eucarística.
Durante esta aclamación nos unimos (sacerdote y pueblo) a toda la comunión de los santos para
alabar al Señor (Cf. IGMR # 79)

Varios son los pasajes bíblicos que integran las palabras que la Iglesia ha discernido para el canto
del Santo, siendo su fórmula autorizada la siguiente:

 Santo, Santo, Santo es el Señor, Isaías 6,1-4


 Dios del Universo (Cf. 1 Re 22, 19)
(Esta frase es una traducción amplia
de la expresión Dios de los ejércitos)
 Llenos están el cielo y la tierra de Tu gloria (Cf. Jn 1, 14)
(De esta manera se reafirma la presencia Divina del Señor
en la tierra, tal como lo menciona el evangelista).
 Hosanna en el cielo. Lc 19, 38
 Bendito el que viene en nombre del Señor Hosanna en el cielo. Mc 11, 9

a. Características:

 Es el canto más importante de todos los de la Liturgia Eucarística. Recordemos que la Santa
Misa posee dos partes: La Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística.
 El Santo es un canto muy festivo. La música debe ser fuerte y vibrante. Están aceptados todos
los instrumentos, teniendo en cuenta el tiempo litúrgico, los cuales reafirmaran las fuerzas
interpretativas de los cantores para aclamar el señorío de Jesús Eucaristía.
 Es un canto comunitario, por lo tanto debe ser interpretado por todos: coro, presidente y
asamblea. La música debe favorecer la participación masiva.

b. Aspectos para tener en cuenta:

♫ Se debe tener especial cuidado al finalizar este canto ya que conviene que se mantenga un
buen clima de oración para que el sacerdote continúe con “Santo eres en verdad, Señor…”;
por tanto lo que puede pensarse como final, no es en realidad el final.
♫ No se debe demorar su entrada por culpa de largas introducciones instrumentales, como se

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ha explicado antes una aclamación nace de forma refleja.
♫ Se debe respetar el texto litúrgico. No es conveniente realizarle agregaciones a la estructura
como por ejemplo: “Santo es el Señor, mi Dios...”; “Santo...dicen los querubines”; “santo en
unión del coro de tus ángeles...””Santo... y hoy alzamos nuestras manos...”, “en el principio el
Espíritu de Dios...”; porque se estaría alterando el orden universal de la Liturgia. El texto de
este gran momento ha sido discernido por nuestra Iglesia con el paso de los siglos.

4. La Aclamación al Memorial: Después de la Consagración el sacerdote nos invita a realizar una


gozosa Aclamación, con la cual nosotros confesamos nuestra fe y recordamos el Misterio Pascual
(Muerte-Resurrección del Señor). Este memorial se hace obedeciendo el mandato del Señor:
“Hagan esto en memoria mía”. El sacerdote dice por ejemplo: “Este es el sacramento de nuestra
fe”, y toda la asamblea responde de manera jubilosa “Anunciamos tu Muerte….”.

a. Características:

 Posee cuatro invitaciones diferentes por parte del presidente y tres aclamaciones para la
asamblea, cualquiera de éstas es válida, sin embargo se recomienda la primera para Adviento y
Navidad, la segunda para Cuaresma y Pascua, y la tercera se preferirá para el Tiempo
Ordinario. Las Invitaciones con sus respectivas Respuestas son:

Presidente Asamblea
 Este es el Sacramento de nuestra fe Anunciamos tu Muerte proclamamos tu Resurrección,
¡Ven, Señor Jesús!
 Este es el Misterio de la fe Anunciamos tu Muerte proclamamos tu Resurrección,
¡Ven, Señor Jesús!
 Cristo se entregó por nosotros Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.
 Aclamad el Misterio de la Redención Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu Muerte, Señor, hasta que vuelvas.

b. Aspectos a tener en cuenta:

 El Misal Romano aporta musicalizaciones para cada una de estas aclamaciones, sin embargo
pueden componerse otras que sean de fácil entonación para toda la asamblea, pero
respetando el texto litúrgico. Deben componerse ambas partes (sacerdote y asamblea).
 Debe eliminarse todo lo que dificulte la participación de todo el pueblo, la melodía debe ser
conocida; por lo tanto se recomienda enseñarla y utilizarla frecuentemente para que la
asamblea se sienta cómoda con ella.

5. La aclamación “Amén” de la Doxología: El Amén es la forma de aceptación más corta


proclamada por la asamblea en la celebración. El Amén de la Doxología destaca entre todos los
“Amén” ya que es el más importante de todos. Se dice como respuesta a las palabras del
sacerdote: “Por Cristo, con El y en El, a Ti Dios Padre Omnipotente…”. Este AMEN debe ser
resonante y vibrante, por este motivo es expresado por medio de la aclamación. Muchas veces en
nuestras Unidades Pastorales sucede lo contrario al Ideal, decimos la Bendición o Glorificación

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trinitaria que hace el sacerdote (que es exclusiva del presidente, no corresponde a la asamblea) y
decimos el Amén de manera automática o peor aún, lo silenciamos. Con esta gran Aclamación del
AMEN la comunidad asiente la glorificación y acepta toda la acción realizada en la Plegaria
Eucarística.

a. Características:

 Es un canto de toda la asamblea, que puede ser repetido varias veces.

b. Aspectos para tener en cuenta:

 Se debe favorecer la participación de la asamblea por ser una profesión de fe.

6. La Oración del Padrenuestro: Como su nombre lo indica, no es un canto sino una oración. Si se
va a cantar, toda la asamblea debe ser capaz de seguir el ritmo y la melodía que se interpretan; no
es un momento para que la asamblea escuche mientras el coro canta, ni mucho menos deben
hacerse duplicaciones de fragmentar el canto para que en la mitad se recite la oración.

El texto de la oración lo enseñó el mismo Jesucristo, por eso por ningún motivo no se admite el
cambio del texto, ni melodías plagiadas como la que es común en nuestras unidades pastorales
que fue la banda sonora interpretada por los Beatles para la película El Graduado.

a. Aspectos a tener en cuenta:

 Si el Padrenuestro se ha de cantar debe hacerse de manera que el texto resalte sobre la música,
se preferirá el recitativo al unísono, es decir sin segundas o terceras voces que puedan distraer
a la asamblea y alejarla de la oración.
 Se hará recitado si los fieles presentes no conocen la melodía.

7. La letanía del “Cordero de Dios”: Este canto se realiza acompañando al gesto de la Fracción del
Pan. Su texto está sacado de Juan 1, 29. Jesús, ciertamente, realizó el gesto de partir el pan:
“Tomó pan, dándote gracias, lo partió y se lo dio a sus discípulos”. El fuerte impacto del gesto
del Señor en los discípulos de Emaús hizo que éstos le reconocieran “al partir el pan” (Lc. 24,
35). Jesús no solo realizó el gesto, sino que nos mandó que nosotros lo hiciéramos “en memoria
suya”.

El gesto de partir el pan, por un lado, significa compartir en la unidad –unidad de la Iglesia y de
todos los comulgantes- y, por otro, es un signo del Cuerpo de Jesús, Cuerpo glorioso, roto y
partido en su Pasión y Muerte, Siervo inocente que es conducido “como un cordero llevado al
matadero” (Is. 53, 7) Por lo anterior, tenemos un gran gesto que ha de ser seguido por toda la
asamblea, sobre todo a través del canto, que subraya uno de sus significados principales: el
Cordero de Dios roto, partido e inmolado por su pueblo 2. Las anteriores razones explican la
razón de su estructura y/o texto.

2
ALCALDE, Antonio. PASTORAL DEL CANTO LITURGICO. España: Sal Terrae, 1997. P. 148, 153.

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a. Características:

 El canto posee la siguiente estructura:

Invocación Letanía
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros,
(se repite las veces que sea necesario)
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Danos la paz.

b. Aspectos para tener en cuenta:

♫ No es apropiado reemplazar este canto por los cantos de paz. El Gesto de la Paz es un
momento diferente al de la Fracción del Pan. La Liturgia requiere que toda la asamblea
responda a la invocación Cordero de Dios, de esta manera los fieles redescubren que son
objeto de un amor infinito.
♫ Durante el Gesto de la Paz se entona el canto de paz, este canto no es imprescindible, es
optativo, si se canta, después debe entonarse el canto de Cordero. El canto de Cordero es más
importante que el canto de paz, algunos liturgistas sugieren incluso que no se entone el canto
de paz para darle mayor realce al canto de Cordero.
♫ Si se canta el Gesto de la paz es mejor reservarlo para determinados días del año en el que el
tema de la paz es clave en la liturgia: 1 de Enero (Jornada mundial por la Paz), Misa
vespertina del Jueves Santo, encuentros por la paz, etc.
♫ El canto de Cordero no se debe cantar durante el Gesto de la Paz (aunque la fórmula “Danos
la paz” es vecina al Gesto de la Paz). Para entonar esta letanía debemos esperar a que el
Gesto de la Paz haya terminado y que comience la Fracción.
♫ La duración de la Fracción del Pan la determina el número de invocaciones. La última
invocación terminará siempre con la expresión “Danos la Paz”.

II. LOS CANTOS INTERLECCIONALES

1. La Aclamación del Aleluya: La palabra Aleluya significa alabar a Dios, su aclamación prepara la
proclamación del evangelio. Esta aclamación se entona antes y después de un versículo del
Leccionario (libro donde están las Lecturas) y que se puede recitar o cantar.

Con relación a esta aclamación la IGMR menciona:

“Después de la lectura, que precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya u


otro canto determinado por las rúbricas, según lo pida el tiempo litúrgico. Esta
aclamación constituye por sí misma un rito, o bien un acto, por el que la asamblea de los
fieles acoge y saluda al Señor, quien le hablará en el Evangelio, y en la cual profesa su fe
con el canto”.

Por su carácter festivo admite diferentes tipos de ritmos e instrumentos, sin embargo sobre los
instrumentos deben destacar las voces unánimes de la asamblea a manera de Aclamación.

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El Apocalipsis es el único libro del Nuevo Testamento en donde aparece esta aclamación (Ap.
19, 1-6). En el Antiguo Testamento lo encontramos en algunos salmos: (104,105, 106, entre
otros) y en el libro de Tobías (Tb. 13,17-18).

a. Características:

 La Aclamación debe empezar siempre por la palabra “Aleluya”.


 Se canta estando todos de pie, iniciándolo los cantores o el cantor, y si fuere necesario, se
repite, pero el versículo es cantado por los cantores o por un cantor.
 El Aleluya se canta en todo tiempo, excepto durante la Cuaresma. Los versículos se toman del
leccionario o del Gradual.
 En tiempo de Cuaresma, en vez del Aleluya, se canta el versículo antes del Evangelio que
aparece en el leccionario. También puede cantarse otro salmo u otra selección (tracto), según
se encuentra en el Gradual.
 Cuando hay solo una lectura antes del Evangelio:
o En el tiempo en que debe decirse Aleluya, puede tomarse o el salmo aleluyático o el
salmo y el Aleluya con su versículo.
o En el tiempo en que no debe decirse Aleluya, puede tomarse o el salmo y el versículo
antes del Evangelio, o solamente el salmo.

b. Aspectos para tener en cuenta:

♫ La Aclamación del Aleluya tiene un versículo evangélico intermedio al cual se le llama


Antífona, a veces se refieren a ésta como una ANTIFONA ALELUYATICA. Este versículo
no se debe cambiar ni duplicar. Se duplica cuando cantamos una Antífona como “Buscad
primero el Reino de Dios…” y la que propone para ese día el Leccionario es otra y ésta es
proclamada también, en este caso se hicieron dos antífonas diferentes; la única válida es la
que tiene el Leccionario. Si queremos cantar la Antífona debemos colocarle o adaptarle
música a la que propone el mencionado libro.
♫ La música debe ser rítmica y llena de fuerza, que pueda además ser cantada fácilmente por
toda la comunidad.
♫ Su estructura es:

Aleluya (varias veces)


Antífona Evangélica o Aleluyática (porque es tomada de los Evangelios)
Aleluya (varias veces)

2. Cantos a la Palabra: Son aquellos cantos que ayudan a preparar la lectura de la palabra de Dios.
Generalmente son entonados en tiempo de Cuaresma debido a la supresión de la aclamación del
aleluya.

El texto de este canto debe invitar a los fieles a escuchar con atención el mensaje del Señor. El
canto puede estar inspirado en el versículo antes del Evangelio que aparece en el leccionario.

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III. CANTOS PROCESIONALES:

Estos poseen como gran característica el ser comunitarios, por lo tanto son cantos para toda la
asamblea; además son para desarrollarse preferencialmente de manera cantada, pierden su sentido si
son recitados.

Los himnos principales de la Eucaristía son: El canto de Entrada, El Gloria y el Canto de


Presentación de Ofrendas.

1. El Himno de Entrada: Es un canto que acompaña la procesión de entrada (salida del sacerdote de
la Sacristía o entrada desde la puerta principal del templo). Sus finalidades son cuatro:

a. Abrir la celebración.
b. Promover la unión de quienes se están congregados (constituir comunidad, favorecer la
unidad, “sintonizar”)
c. Introducir a los fieles en el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad.
d. Acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

a. Características:

 Como el Canto de Entrada es un Himno, debe ser un canto que facilite la participación de
todo el pueblo de Dios, no es el canto de un coro o de un equipo musical que va a ser
escuchado por la asamblea, debe además tener relación con el tiempo litúrgico o la fiesta
que se celebra.
 El canto debe manifestar la alegría del encuentro de un pueblo reunido para celebrar a su
Señor, un canto que una los sentimientos de la comunidad y que acompañe la procesión
hacia el altar; al llegar el sacerdote a la Sede (lugar propio del obispo o sacerdote desde
donde enseña a los fieles a través de la predicación de la palabra de Dios.), o al terminar la
incensación del altar cuando ésta se haga.
 No se deben entonar alabanzas, ni mosaicos de éstas, ya que estos cantos no expresan el gozo
de la asamblea que se congrega a celebrar el Misterio Pascual.

b. Aspectos para tener en cuenta:

♫ El canto termina cuando el sacerdote llega a la sede o cuando finaliza la incensación. Esto no
significa que se corte de manera abrupta, lo que no debe suceder es que el presidente espere
en la sede mientras el coro canta y canta. Recordemos que el canto está al servicio de la
Liturgia y no al revés. Por eso se habla de Canto Litúrgico.
♫ Escoger las estrofas más convenientes y adecuadas para el día teniendo en cuenta el tiempo
litúrgico y el Misterio que se celebra. La Eucaristía es Cristocéntrica, por lo tanto ni siquiera
en fiesta a la Virgen María deben entonarse cantos a María de Entrada.
♫ Si no hay canto de entrada, (porque no hay posibilidades, o bien porque algún domingo en
Cuaresma, por ejemplo, para destacar la austeridad del tiempo, parece mejor no cantarlo) es
necesario hacer una entrada en silencio, lo cual es algo distinto de “una entrada sin hacer
nada”. El silencio de entrada, en efecto, ha de ser vivido como verdadero inicio de la
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celebración, como primer acto colectivo de la asamblea reunida: la Misa empieza cuando
todos se ponen de pie y esperan la llegada del presbítero, y no cuando éste ha empezado a
decir las primeras palabras.
♫ Puede ser reemplazado por música instrumental adecuada para el tiempo litúrgico, por
ejemplo en Cuaresma.

2. El Himno de Presentación de Ofrendas: Acompaña a la procesión en la que se llevan los


dones, que se prolonga por lo menos hasta cuando los dones hayan sido depositados sobre el
altar.

Las normas sobre el modo de cantarlo son las mismas que para canto de entrada (cfr. n. 48).
Según la IGMR #74, el canto se puede asociar siempre al rito para el ofertorio, aún sin la
procesión con los dones, esto es una innovación que nos presenta la Instrucción en el año 2002.

La procesión de ofrendas, tiene la misión de simbolizar la entrada de Cristo en Jerusalén, donde


debería morir y resucitar. En el Antiguo Testamento vemos como la Ley exigía: «Nadie se
presente a mí con las manos vacías... Llevarás a la casa del Señor tu Dios, las primicias de los
frutos de tu tierra» (Ex. 23,15.19).

En el Canto de presentación de dones u ofrendas, el pueblo de Dios a cuya cabeza está el


sacerdote que preside, presenta al Padre en unión con Cristo, el Pan y el Vino, que por las
palabras de Consagración se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo por la acción del
Espíritu Santo.

a. Aspectos a tener en cuenta:

♫ No es necesario que el canto haga siempre referencia las ofrendas de Pan y Vino. Puede ser
un canto para alabar a Dios por los dones recibidos, para colocar nuestros bienes al servicio
de los pobres, un canto de hermandad o de regocijo de acuerdo con el tiempo litúrgico.
♫ Se debe escoger un canto que refleje el sentido comunitario de la celebración y de caridad
con los hermanos más necesitados, de manera que el canto proyecte la luz sobre el significado
de la colecta y la presentación de los dones.
♫ La Presentación de Ofrendas es un buen momento para interpretar música instrumental
apropiada, de preferencia con el órgano, el teclado o la guitarra, con ritmos suaves y que
inviten a la contemplación. El instrumentista no solo deberá tocar el instrumento sino
también los corazones de los fieles ayudándoles, con su música, a interiorizar la Palabra y a
prepararse para la Liturgia Eucarística.
♫ Es recomendable, en algunas ocasiones variar y acompañar el momento con silencio musical y
silencio verbal, éste (silencio) propiciará la interiorización.

3. El Himno de Comunión: Busca expresar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes
están comulgando y demostrar al mismo tiempo, la fraternal alegría del corazón de quienes
caminan a recibir el cuerpo de Cristo. Es un canto procesional, en el que la música tiene la
función de favorecer la realización del gesto físico de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

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a. Aspectos para tener en cuenta:

 El canto de comunión comienza después de comulgar el sacerdote, y se prolonga mientras


comulgan los fieles, debe terminar, pero no súbitamente, cuando todos han comulgado, sin
embargo, puede extenderse un poquito. Para decidir cuando es un buen momento de
terminar los cantores deben estar muy atentos y en perfecta sintonía con la celebración. A
veces es inexplicable como el equipo de cantores realiza servicio con el canto sagrado pero no
está espiritualmente preparado para recibir a Cristo en la Comunión.
 Los cantos de comunión deben seleccionarse con criterios litúrgicos, sin embargo; muchas
veces se atiende más a la belleza o facilidad de las melodías que a los contenidos del texto.
Esto último no debe suceder.
 No es necesario cantarlo todo el tiempo, sobre todo si está previsto un canto de acción de
gracias, después de la comunión. El órgano, piano o guitarra pueden realizar un interludio
instrumental que ayude a la interiorización.

IV. EL SALMO RESPONSORIAL:

El salmo responsorial es parte integral de la Liturgia de la Palabra y, en sí mismo, tiene gran


importancia litúrgica y pastoral, ya que favorece la meditación de la Palabra de Dios. Se ubica
como el canto más importante de los Ritos Iniciales de la Eucaristía y generalmente está basado
en uno de los 150 Salmos, de allí su nombre. En la Liturgia se presenta como la respuesta a la
Primera Lectura, siendo su objetivo el de reflexionar y profundizar el mensaje que se ha
proclamado con ésta. Durante el salmo la asamblea responde con las palabras que el mismo Señor
ha inspirado.

Este canto posee un estribillo o coro que se intercala entre los versos o estrofas, a esta frase
comúnmente se le denomina como “la respuesta del Salmo” o “ANTIFONA”. Los Versos y la
Antífona se realizan de manera dialogada entre el o la salmista y la asamblea, el cantor del salmo
entona o proclama las estrofas y la comunidad canta o responde al verso aclamando la Antífona.
La Antífona se debe recitar o cantar en forma de aclamación, es decir de manera consciente,
inmediata, vivaz y espontánea.

a. ¿Cómo se cantan los salmos?

Desde hace muchos siglos atrás la Iglesia desarrolló una serie de fórmulas o melodías para
entonar los Salmos conocidas como “Fórmulas Salmódicas”. Éstas son ocho tonos gregorianos
que se identifican con números Romanos. Sabemos que el Canto Gregoriano es el canto oficial
de la Iglesia Católica y éste más que un canto es una forma de orar con la cual han orado
generaciones y generaciones de católicos desde el siglo VI D.C.

La música gregoriana se adapta como ninguna otra al texto, que es lo más importante del canto
litúrgico, por eso utilizarla para los salmos era algo apenas lógico. En la actualidad se pueden
componer nuevas fórmulas para los salmos y ser utilizadas en la Liturgia, sin embargo no
debemos olvidar el valioso tesoro de los ocho tonos gregorianos. Estas nuevas melodías que se
compongan DEBEN inspirar a la asamblea a aclamar al Señor por medio de la Antífona, sino

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NO PUEDEN ser utilizadas; deben además ser fáciles de entonar puesto que su naturaleza y
función en la Eucaristía es ayudar a la oración y fomentar la participación del pueblo.

b. ¿Quién puede cantar los salmos?

UN SALMISTA ES… aquella persona que, con su voz modulada, da vida al salmo; es quien
expresa y comunica los diferentes sentimientos que poseen las palabras del verso: alegría o dolor,
penitencia o júbilo, admiración o lamento. Lo anterior exige mucha preparación espiritual, teórica
y práctica.

UN SALMISTA NO ES… un cantante profesional, un aficionado al cual se le facilita el canto.


No es una persona que cante fuerte o alguien que tenga buena voluntad para cantar los salmos o
que se atreve a hacerlo porque no hay nadie más quien lo haga.

Quien quiera ser salmista debe primero pedírselo a Dios en oración y sobretodo dejar que El le
revele si esa es Su voluntad.

c. Características del Salmista:

♫ Voz clara y sana; es decir, una voz saludable que no sufra o tenga disfonía (pérdida del
sonido o ronquera).
♫ Buena dicción, o lo que es igual, buena pronunciación y articulación de los sonidos.
♫ Dominar la modulación de la voz. El salmista debe ser capaz de “jugar con su voz”
aumentando y disminuyendo el volumen de la voz para, de manera espontánea, expresar los
sentimientos del texto.
♫ Manejar del micrófono. Debe saber cuánto hay que acercarse o alejarse del micrófono para
que su timbre sea el adecuado y se escuche y se entienda con la claridad que debe tener este
momento tan especial de la oración cantada.

d. Recomendaciones para los y las salmistas:

 Preparar con tiempo el servicio, mínimo ocho días antes, sin dejar nada a la improvisación.
La preparación del salmo que se va a entonar incluye: lectura y meditación, ensayo, práctica y
oración para descubrir el mensaje del texto y de manera especial que le dice de manera
personal ese salmo.
 Practicar con el músico instrumentista si va a haber acompañamiento. Ambos deben ensayar
juntos con tiempo, de esta manera se podrán entender durante el ejercicio del canto. Deben
colocarse de acuerdo para no efectuar improvisaciones.
 Cantar los salmos desde el ambón en una actitud de oración profunda, dirigiendo su mirada
a la asamblea que escucha e inspirándola a unirse al canto aclamando la Antífona.
 La respuesta la canta el pueblo o el coro con el pueblo, el salmista debe permanecer en el
ambón hasta que termine la última respuesta del pueblo a la cual él o ella podrán unirse con
el canto.
 La melodía de la antífona debe ser sencilla, lo que no quiere decir pobre o insulsa su ritmo
debe tener mucha relación con el texto.

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 Cuando se va a entonar la antífona la asamblea habrá de conocerla, bien sea porque se sabe de
antemano o porque se enseñó antes de la celebración.
 Para facilitar la reflexión puede haber un breve periodo de silencio entre la primera lectura y
el salmo responsorial.
 Si el equipo de música no posee un salmista se puede entonar solo el versículo y un
Proclamador de la Palabra puede realizar los versos desde el ambón.

e. Errores más frecuentes:

 El Salmo Responsorial es parte integrante de la Liturgia, por lo tanto no debe cambiarse por
otro canto o himno; como se toma del Leccionario tiene relación con la Primera Lectura,
cuando lo cambiamos se altera todo el mensaje que el Señor nos quiere entregar en la
Eucaristía. Esto es un grave error.
 Interpretar canciones en modo directo impide que la asamblea participe con la respuesta,
como su nombre lo indica este canto es un SALMO CON RESPUESTA, por lo tanto en
éste el diálogo se hace necesario.

V. CANTOS SUPLEMENTARIOS:

1. El Canto de Despedida: En la Instrucción General del Misal Romano no aparece el canto de


salida, porque ya se ha dado la bendición final y no tiene sentido hablar de un canto cuando la
misa ya se ha terminado.

Pastoralmente se canta porque ayuda a la asamblea a continuar la misión en la vida diaria. Se


sugiere entonarlo con las siguientes temáticas:

 Canto de ánimo para continuar la Eucaristía fuera del templo.


 Canto a la Santísima Virgen María.
 Canto de envío a la misión

A Manera de Apéndice

RECOMENDACIONES PARA LOS CANTORES Y EQUIPOS DE MÚSICA

1. Conocer y comunicarse con el Sacerdote:

El sacerdote es el líder espiritual de la comunidad, por eso es muy importante que los cantores se
comuniquen con él para no convertirse en una barrera entre el presidente de la celebración y la
asamblea. Muchas veces sucede que le hacemos esperar innecesariamente o que entonamos cantos
inadecuados en los momentos más indebidos entorpeciendo el normal desarrollo de la Eucaristía.

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El sacerdote es un ser humano y como todos nosotros tiene su propia personalidad, ésta puede influir
a la hora de celebrar la liturgia por eso es primordial conocer sus preferencias con respecto a los
cantos y la música. Por ejemplo, a algunos sacerdotes prefieren las oraciones y aclamaciones cantadas,
otros no. Algunos les gusta que se entone un canto durante la presentación de los dones, otros
prefieren que la misma se realice en silencio.

Es importante que se coordine, en la medida de lo posible, con el presidente de la celebración las


partes de la Eucaristía que serán cantadas y esto se hace aún más necesario si el sacerdote que va a
presidir no es el habitual.

2. Estudiar y entender las orientaciones de la Iglesia Católica con respecto a la música litúrgica:

Nuestra Iglesia se ha preocupado por la música que se utiliza en el culto desde tiempos remotos. En
la actualidad hay varios documentos que nos orientan en todo lo referente a la música litúrgica,
recomendamos revisar los siguientes para comprender y profundizar la función de la música en la
celebración:

 El Catecismo de la Iglesia Católica en sus numerales 1156, 1157 y 1158.


 La Constitución Sacrosanctum Concilium (Concilio Vaticano II) sobre la Sagrada Liturgia
especialmente en su capítulo VI.
 La Instrucción General del Misal Romano en su edición para Colombia.

3. Practicar y respetar lo ensayado:

Seguramente en alguna ocasión hemos oído el conocido adagio: "La practica hace al maestro." Y es
bien cierto, entre más practiquemos y ensayemos de manera individual y grupal, mejor será la música
que interpretemos.

Se debe evitar completamente la improvisación, las canciones deben ser interpretadas como se
ensayaron, es mejor cantar las melodías con arreglos sencillos que funcionan perfectamente, a realizar
una cantidad de arreglos complicados que no se tienen lo suficientemente en la memoria. La
improvisación es sinónimo de error, y el error lo cometen desde los profesionales hasta los menos
experimentados en el canto. Aunque no es agradable se hace necesario tener la siguiente regla como
premisa: “El que no ensaya, no canta y/o no toca”.

La anterior norma aunque se escuche muy fuerte es lo ideal para no cometer errores. Si una persona
no ha ensayado realizará variaciones en los cantos que confundirán a los demás provocando un gran
desastre con la música. Quien no fue al ensayo está más propenso a cometer errores y a propiciarlos
en los demás, no nos dejemos llevar por sentimentalismos en este sentido; la persona que no ha
ensayado no debe solicitar participar de la animación del canto y colocar a los compañeros de equipo
en la difícil situación de recordarle la regla; por el contrario debe recordarle a sus amigos que no ha
ensayado y apoyarlos con su oración durante el servicio.

Es importante que en las reuniones de equipo se dialogue sobre esta norma y se expongan las razones
por las cuales se hace necesario asumirla; de esta manera para todos será claro y nadie se deberá sentir

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ofendido ni desplazado cuando tenga que ser implementada. Es posible también que se lleguen a
mutuos acuerdos con esta norma y reservarla para las canciones nuevas o aquellas que no se tocan con
frecuencia.
________________

Referencias:

 ALCALDE, Antonio. El canto de la Misa: de una liturgia con cantos a una liturgia cantada;
Bilbao: Sal Terrae, 2002
 ALCALDE, Antonio. Pastoral del canto litúrgico; Bilbao: Sal Terrae, 1997
 ALCALDE, Antonio. Música y Espiritualidad. Barcelona: CPL Editorial, 2009.
 BERNAL, Germán Pbro. “Principios teológicos-litúrgicos de la música y el canto en las
celebraciones”. Ponencia realizada en el Encuentro Nacional de Liturgia organizado por la
Conferencia Episcopal de Colombia. Septiembre 8 de 2009.
 Boletín Actualidad Litúrgica Nº 46, Bogotá: Conferencia Episcopal de Colombia, 2003
 CANTO Y MUSICA, Dossier CPL Nº 27, Barcelona: Centro de Pastoral Litúrgica, 1989
 CANTORAL LITURGICO NACIONAL. Conferencia Episcopal Colombiana: Bogotá, 1971
 CARRASCO CANCINO, Juan E. ¿Qué cantar en la misa?, Consejo Episcopal Latinoamericano,
Impreso en Colombia en el año 2000.
 Cartilla “Celebremos”. Serie 2 nº 4a, El equipo de cantores. San Gil: Diócesis de Socorro y San
Gil, 1997
 Cuadernos Phase Nº 28, Porque cantar en la Liturgia, Barcelona: Centro de pastoral litúrgica.
 Cuadernos Phase Nº 55, Música instrumental y canto, Barcelona: Centro de pastoral litúrgica,
1994.
 Ordenación General del Misal Romano
 Documentos varios del Enchiriadis Litúrgico Postconciliar
 DUCHESNEAU, Claude; Música sagrada, música de iglesia, música litúrgica. Cambio de
mentalidad; En: Cuadernos Phase Nº 28, pág. 48.
 SERRANO, Mauro Pbro. “La música y el canto en la inculturación de la Liturgia”. Ponencia
realizada en el Encuentro Nacional de Liturgia organizado por la Conferencia Episcopal de
Colombia. Septiembre 9 de 2009.
 S.S. Pío XII, Musicae Sacrae disciplina, Encíclica del 25 de Diciembre de 1955.

Oración del Músico y Cantor

Gracias Señor, por concederme una voz para alabarte


y por llamarme a usarla en bien de mis hermanos.
No permitas que la soberbia se apodere de mí
y concédeme reconocer que todo se debe a ti.
Ayúdame, Señor Jesús a llevar la música y los cantos
de tal forma que los demás participen más plenamente en la Celebración
Eucarística. Señor, con la gracia del Espíritu Santo, haz que yo sea consciente, de
que al ayudar a celebrar tu Misterio Pascual, estoy ayudando a traer tu alegría al
mundo, y, a la vez, llevando al mundo hacia ti. Amén.

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