Trabajo de Civil Familia 1
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ARTICULO 290
Si nos remitimos a las normas sobre domicilio conyugal en los Códigos Civiles
de 1852 Y 1936, podremos encontrar sustanciales diferencias, pues el
concepto reinante era que "la mujer casada tiene por domicilio el de su marido".
Asimismo, que era al marido a quien correspondía su establecimiento o
mudanza, y la decisión respecto a la economía del hogar.
Esta línea de pensamiento ha evolucionado, al punto que domicilio conyugal es
considerado aquel constituido, de común acuerdo entre marido y mujer,
estando representado por la residencia habitual en un determinado lugar.
Lo afirmado, obviamente, se condice con lo dispuesto en el artículo 36 del
Código Civil, que considera como domicilio conyugal a aquel en el cual los
cónyuges viven de consuno y, en defecto de éste, el último que compartieron.
La división sexual del trabajo fue una de las reglas previstas para la
organización familiar, bajo el código Civil de 1936 (artículos 164 y 173). Tal
división tenía como fundamento la capacidad reproductiva de la mujer y la
maternidad. A través de la norma se consolidó un dualismo de roles y espacios
de actuación. Así, mientras que la mujer debía atender personalmente el hogar,
al varón le correspondía ser el proveedor de recursos materiales para
su familia. Ello traía como resultado que el ámbito de actuación de la cónyuge
era el doméstico y el del varón el espacio público.
El artículo materia de comentario rompe de manera parcial tal división sexual
del trabajo, pues resultaba abiertamente discriminatoria a la luz de la Carta de
1979 y de los Convenios Internacionales en materia de Derechos Humanos
aprobados y ratificados por el Estado peruano.
Decimos que rompe de manera parcial, porque si bien el Código Civil de 1984
contempla un principio de igualdad de trato entre los cónyuges, en esta
disposición se pone bajo el supuesto de que uno de ellos se dedica de manera
exclusiva al trabajo doméstico, para disponer que en tal caso el otro es el
obligado a sostener a la familia. Es cierto que la norma es neutra en términos
de sexo, sin embargo, en un contexto como el nuestro es fácil darse cuenta
que se continúa reforzando la división sexual del trabajo. Las responsabilidad
es familiares compartidas tienen su fundamentó en el principio de igualdad
de responsabilidades y derechos en el matrimonio. En consecuencia,
constituye una vulneración a este están dar de organización familiar, el hecho
de que solo uno de los cónyuges se dedique de manera exclusiva al trabajo
doméstico. Es importante destacar que en el año 1995 el
Comité para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Muj
er, recomendó al Perú la adopción de medidas que garanticen las
responsabilidades familiares equitativas entre varones y mujeres (31 de mayo
de 1995).