Relaciones Tóxicas

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RELACIONES TÓXICAS

Nos referimos a relaciones tóxica, cuando hablamos de aquellas relaciones que nos hacen sentir
mal con nosotros mismos, que alteran nuestra personalidad haciendo cambiar nuestros gustos
o costumbres, o incluso aquellas que pueden cambiar nuestra personalidad. Esto sucede de
forma paulatina y sin apenas darnos cuenta, es por eso que cuando somos conscientes de lo que
sucede nos cuesta mucho romper con esa relación, ya que se ha convertido en parte de nuestra
rutina diaria, puede ser incluso, ya, una necesidad. Nos vemos incapaces de poner FIN a la
relación.
Tener relaciones tóxicas es algo más frecuente de lo que pudiera parecernos. A veces
confundimos enamoramiento con amor y acabamos inmersos en relaciones negativas colmadas
de sufrimiento que nos amargan y complican la vida.
Creemos que el amor es eso y que hay que “hacer todo por amor”. Cuando tenemos este tipo
de relaciones no somos felices en ellas pero tampoco somos capaces de salir de la encerrona.

¿CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS DE UNA RELACIÓN TÓXICA?


 Cuando sentimos una gran insatisfacción en la relación de pareja pero no podemos salir de ella.
 Si en esta relación hay un permanente conflicto, y vivimos en ella más momentos negativos que
positivos.
 Cuando nos damos cuenta de que “nos hemos perdido a nosotros mismos” por complacer al
otro y que todo ha sido inútil.
 En el momento en que nuestra relación de pareja se convierte en una guerra de poder: sumisión
vs dominación.
¿POR QUÉ TENEMOS RELACIONES TÓXICAS DE PAREJA?
Aprendemos a querer y a relacionarnos con otros en nuestra infancia de tal forma que a través
de nuestro vínculo con nuestras personas significativas primarias (generalmente nuestros
padres y hermanos) interiorizamos un modelo de relación interpersonal. De esta forma el
entorno familiar en el que nos criamos va a condicionar en gran medida la posibilidad de que
tengamos relaciones de pareja tóxicas o saludables.
 Si crecemos en familias SOBREPROTECTORAS es frecuente que necesitemos el apoyo de los
otros para ser felices. Esto se traduce en la posibilidad de tener relaciones de pareja con
una necesidad excesiva de aprobación que puede abocarnos a una relación tóxica.
 Cuando crecemos en familias orientadas hacia la COMPLACENCIA DE LOS DEMÁS podemos tener
una tendencia excesiva a olvidarnos de nuestras necesidades priorizando las de los otros (en
este caso las de la pareja) con conductas sumisas y complacientes “para conseguir y mantener
el afecto del otro”
 En familias FRÍAS y POCO AFECTUOSAS predominan patrones afectivos con dificultad para
vincularse y dar y recibir amor. Adultos que han crecido en este tipo de familias
pueden reproducir con más facilidad este tipo de vínculo generando relaciones tóxicas
con patrones de dominación/sumisión.

¿EN QUÉ SITUACIONES SE PUEDE CAER TENER RELACIONES TÓXICAS?


Existen varios motivos por los que se cae en una relación tóxica, como por ejemplo:
 La creencia de que no podemos sobrevivir sin la otra persona y el sentirnos desamparados con
su ausencia, lo que se denomina tener baja autoestima.
 Creernos que somos los únicos capaces de reconducirlo hacia el buen camino, ya que sin
nosotros estaría perdido.
 Estamos supeditados a sus palabras y llegamos a creer que nadie más nos puede querer como
esa persona o que nos merecemos esa situación.
 Necesitamos cariño y se lo exigimos a la otra persona, porque nosotros mismos no somos
capaces de gestionarlo.
 El miedo a la soledad hace que muchas veces nos aferremos a alguien, aceptando cualquier
tipo de relación, a pesar de que sabemos que no somos felices. Esta es la más usual.
 Temor a salir de nuestra zona de confort, o como dice el dicho “más vale malo conocido que
bueno por conocer”, esto se produce cuando nos aterra abandonar algo para lanzarnos hacia
nuevos retos.

TIPOS DE RELACIONES TÓXICAS


A continuación se describirán las conductas tóxicas presentes los diferentes tipos de
relaciones.

MENOSPRECIO Y DENIGRACIÓN
En una relación tóxica, una persona puede tener la tendencia a denigrar y menospreciar
constantemente a la persona con la que está, ya sea pareja, amigo incluso familiar. El
menosprecio se puede dar a través del humor o las bromas, emitiendo juicios sobre las
cualidades, competencias o la personalidad del otro, o bien mediante la burla explícita,
implicando con esto que todo lo que expresa la otra persona, sus ideas, sus creencias o sus
deseos, es algo estúpido. También puede hacerlo mediante la crítica discreta pero intensa. Aun
en los casos en que se logra confrontar a la persona que denigra, ésta se muestra evasiva y
disfraza su actitud diciendo que simplemente está bromeando. Al lado de una persona que
denigra, la persona que creías ser habrá perdido poco a poco toda importancia. Te vuelves
banal, poco interesante, extremadamente inferior.
INTIMIDACIÓN Y CONTROL MEDIANTE "MAL CARÁCTER"
En una relación tóxica, una persona puede tender a mostrarse furiosa simplemente por recibir
alguna crítica o porque no se esté de acuerdo con algo de su persona, y podrá permanecer
molesta durante días. Esta es una forma que tiene de controlar y chantajear emocionalmente.
Nunca se sabe qué puede hacer que pierda el control y se enoje. Las parejas de estas personas
tienden a describir su relación como constantemente estar cuidando no decir o hacer algo
inapropiado, pues es impredecible cuando la pareja de mal carácter puede estallar en furia.
Esta vigilancia e incapacidad para saber cuando su pareja se enojará y por qué razón, desgasta
emocional y físicamente su salud. Por otra parte, la pareja de "mal carácter" tiende a
responsabilizar a los demás por sus enojos, que es su culpa que el grite e insulte. Este renegar
de la responsabilidad por su comportamiento disfuncional es un rasgo típico de una relación
tóxica.

INDUCCIÓN DE CULPA
En una relación tóxica, una de las personas puede inducir la culpa en el otro, y con esto, trata
de obtener control. Cada vez que hace algo que hace sentir mal a la otra persona, intentará
hacerle sentir culpable por la situación, por lo que la hace sentir mal. Esto puede ocurrir en
relaciones de pareja, pero también es frecuente en la relación de los padres con sus hijos
adultos. Es frecuente que los padres busquen poner a otro a su lado para hacer más efectivo el
hacer sentir culpable: por ejemplo, cuando el padre llama al hijo para decirle lo mucho que
está dolida su madre por no haber asistido a la reunión familiar. Esta es una forma muy usual
de los padres para controlar tóxicamente a sus hijos. Como todos los comportamientos y
dinámicas tóxicos, inducir culpa tiene la finalidad de controlar la conducta del control, de
modo que el padre, el amigo o la pareja haga lo que quiera.

EXCESIVA INDEPENDENCIA, NO TENER EN CUENTA AL OTRO


En una relación tóxica, una de las personas de la relación puede llevar su independencia
demasiado lejos. Para esta persona, compartir lo que hizo en su día o anunciar lo que va a
hacer, lo expone a que el otro lo controle, y por lo tanto a perder su independencia. Esto
necesariamente hace sentir insegura a la persona que está a su lado. No solo se trata de que
su comportamiento sea impredecible, sino que tampoco se está seguro nunca de que esta
persona esté comprometido emocionalmente con uno, de que la relación que tiene con uno es
una prioridad en su vida. Incluso en los momentos en que se le pregunta explícitamente acerca
de su compromiso, si ama a su pareja, si la encuentra atractiva, o si está comprometida en la
relación, su respuesta tiende a ser vaga, incluso defensiva, lo cual por un lado genera más
inseguridad en la otra persona, y tiene la finalidad de hacer que la otra persona siga haciendo
cosas para "ganarse" su compromiso. La ansiedad que genera todo esto, necesariamente
debilita emocionalmente a la persona víctima de tan comportamiento y puede afectar tanto la
salud física como la emocional.

ACTITUD UTILITARIA
Una relación tóxica puede ser entre dos personas de las cuales una utiliza al otro para obtener
lo que quiere, y la otra intenta complacerlo constantemente sin nunca conseguirlo. Lo que
hace tóxica este tipo de relación es que sea una relación solo en un sentido, solo uno obtiene
beneficios, y el hecho de que la otra persona nunca saciara la necesidad del otro de ser
complacido. Las personas que utilizan a otros realmente absorben la energía de los otros, y
tienden a dejar a sus relaciones sin encuentran a alguien más que puede hacer más por ellas.
ACTITUD POSESIVA Y CONTROLADORA
Las relaciones que tienen una confianza deteriorada tienden a ser relaciones tóxicas en las que
uno de los dos es posesivo, y el otro sufre los celos y la desconfianza de su pareja. Si se deja
que simplemente pase el tiempo, las personas posesivas serán cada vez más sospechosas y
controladoras. Un ejemplo puede ser revisar el celular, incluso el kilometraje del automóvil
para asegurarse que no haya ido a algún lugar que no debiera. Más que estar con alguien en
una relación, estas personas quieren poseerla. Los esfuerzos de su pareja de asegurarle su
fidelidad y compromiso serán en vano. Quedarse en una relación aceptando el ser tratado
como una persona no confiable tendrá como resultado el perder cualquier espacio personal y
propio.

CÓMO SALIR DE UNA RELACIÓN TÓXICA DE PAREJA


Para superar una relación tóxica de pareja hay que identificar los factores que están
manteniéndola y así lograr aprender a relacionarnos de una manera más saludable, de tal forma
que la propia relación se convierta en un espacio para crecer como individuos y como pareja.

¿QUÉ FACTORES SON LOS QUE NOS HACEN TENER UNA RELACIÓN TÓXICA?

1. Tener inestabilidad emocional. Cuando no nos sentimos estables emocionalmente y la


inseguridad reina en nuestras vidas nos embarcamos en relaciones tóxicas que acaban
convirtiendo nuestro día a día en una montaña rusa. Si nosotros nos encontramos estabilidad
en nuestro interior difícilmente podremos proyectar equilibrio en nuestra pareja.
2. Una baja autoestima que intentamos mejorar a través de la relación. Creemos que si nos
mostramos perfectos y complacientes la otra persona nos encontrará “valiosos y maravillosos”
y nos hará sentirnos más importantes. Esto es un error porque estamos regalando al otro la
capacidad de juzgarnos y validarnos.
3. Una gran preocupación por ser abandonados. Esto nos condiciona hasta el punto de “perdernos
a nosotros mismos” y no ser quienes somos con la única finalidad de que no nos dejen.
4. La necesidad de controlar permanente lo que nuestra pareja hace cayendo a veces en conductas
de celos que enturbian la relación y la llenan de discusiones, malestar, angustia y conflictos.
5. Tener dependencia emocional y un “ni contigo ni sin ti” que nos colma de sufrimiento e
insatisfacción. La relación de pareja se convierte en una trampa y no en un lugar donde ser
felices y crecer conjuntamente como individuos y como pareja.

RELACIONES SALUDABLES
Hablar de relaciones de pareja "sanas" puede dar la falsa impresión de que existen relaciones
perfectas, lo cual se aleja de la realidad. Toda relación tiene sus defectos o debilidades, por la
simple razón de que las personas no son perfectas. Lo importante no es que una relación de
pareja tenga debilidades o no, lo que define una relación saludable es que esté interesada en
trabajar y atienda sus posibles debilidades y dificultades.
En una relación saludable ambas personas deben:
 Tratarse con amabilidad y respeto
 Ser honestos el uno con el otro
 Gustarle pasar tiempo juntos
 Mostrar interés en las cosas que son importantes sobre usted y su pareja.
 Respetar los límites emocionales, físicos y sexuales de ambos.
 Hablar honestamente sobre sus sentimientos.

Características comunes en las relaciones de pareja sanas


1. Comunicación: Las parejas que saben comunicarse tienen más posibilidades de resolver sus
conflictos. En todas las relaciones de pareja surgen desacuerdos, malentendidos, discusiones,
etc. Ser capaces de comunicarse implica tener una actitud de escucha y empatía con el otro,
entender sus razones aunque no se compartan, saber expresar de forma asertiva las nuestras
para poder negociar y establecer acuerdos. Hablar de cómo nos sentimos evitando los
reproches y las acusaciones (“ yo me siento”, en lugar de “tú me haces sentir”), discutir un solo
tema cada vez (no aprovechar la queja del otro para hacer una crítica acerca de algo del
pasado), hablar de hechos y no etiquetar al otro (“has dejado la habitación sin recoger” en
lugar de “eres un desordenado”), pedir lo que queremos que ocurra en lugar de exigir (“me
gustaría que estuviéramos más tiempo juntos”, en lugar de “debes dedicar más tiempo a la
pareja”), son algunas claves que facilitan el establecimiento de una comunicación asertiva en
la pareja.
2. Respetar y aceptar al otro: Cada persona tiene su propia personalidad, y es casi inevitable
encontrarnos con aspectos del otro que no nos gusten. Cuando decidimos continuar una
relación de pareja debemos contar con esta parte de la otra persona. Pretender cambiar al
otro es forzarle a ser lo que nosotros esperamos que sea, que no siempre va a coincidir con lo
que la otra persona quiere ser. Debemos formarnos unas expectativas realistas acerca de
nuestra pareja, respetando sus decisiones y aceptándola tal y como es (o reconsiderando
nuestra decisión de mantener la relación si lo consideramos necesario).

3. Compartir tiempo junto y cuidar la relación: Todas las relaciones hay que cuidarlas, y ello
implica dedicarles tiempo, además de favorecer los intercambios positivos. Muchas veces la
rutina, la convivencia o la vida en familia hacen difícil encontrar momentos para dedicar a la
pareja. Este tiempo puede ser desde ocasiones especiales como pasar una tarde o un fin de
semana juntos, hasta rutinas diarias como conversar acerca del día, expresar cómo nos
sentimos, nuestras opiniones, discrepancias, etc. Al fin y al cabo se trata de compartir con el
otro nuestras experiencias y nuestras emociones acerca de estas. Cuidar la relación también
implica mantener una comunicación positiva, diaria, incluso cuando hay discusiones y
conflictos. Cuando hacemos una crítica de forma asertiva podemos acompañarla de algún
reconocimiento, resaltar lo positivo del otro, algún gesto cariñoso, etc. Además es importante
tener proyectos en común, construir algo conjuntamente, actuar en equipo.

4. Tiempo para cada uno: La vida en pareja no debe hacer que nos olvidemos de nosotros
mismos. Compartir proyectos debe ser compatible con el mantenimiento de aquellos que
tenía cada uno por separado. Nos referimos con esto a actividades, ocio, amistades, etc.

5. Confianza mutua: Confiar en el otro significa creer en él o ella. Las relaciones de pareja
implican un compromiso que establecemos de forma voluntaria con la otra persona, es decir,
decidimos confiar en alguien. No se trata de una confianza ciega, cuando conocemos a una
persona valoramos aspectos de su comportamiento que nos permiten decidir si merece la
pena o no confiar en ella.

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