Hay Mundo Por Venir
Hay Mundo Por Venir
Hay Mundo Por Venir
PATRIA -A VIADA
FUNDApAO MINISTÉRIO DA BIBLIOTECA
NACIONAL CIDADANIA
BRASIL
Dirección Editorial:
Diego Esteras / Ezequiel Fanego Producción: Malena Rey Diseño
de Colección: Consuelo Parga Maquetación: Julián Fernández
Mouján Corrección: Renata Prati
DÉBORAH DANOWSKI EDUARDO
VIVEIROS DE CASTRO
cuAm
NEGRK
H
FUTUROS
PROXIMOS
ÍNDICE
13 Agradecimientos
15 Prefacio a la segunda edición
19 Prefacio a la presente edición
1
Alexandre Nodari, Flávia Cera, Marcos de Almeida Matos y
Rondinelly Gomes Medeiros, que están con nosotros desde el
inicio, y muy especialmente desde el "antropolémico" evento
terraterra, actividad de la Cúpula de los Pueblos paralela a la
Río+20; a Idelber Avelar, por la recomendación del artículo de
Dipesh Chakrabarty y por su siempre generoso apoyo a la
causa terrícola; a Rodrigo Nunes, por diversas indicaciones
relativas al "aceleracionismo" y sus alrededores; a Felipe
Sussekind, Alyne de Castro Costa, Juliana Fausto, Marco
Antonio Valentim, Cecilia Cavalieri, André Vallias e Moysés
Pinto Neto, por la complicidad y ayuda decisivas en más de
una escaramuza en la actual guerra de los mundos.
Venceremos.
¿Hay mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los fines es
una versión actualizada y ligeramente ampliada del texto
"L'arrét de monde", traducido del portugués por Oiara Bonilla
(a quien agradecemos la paciencia) y publicado en junio del
2014 en la antología De l'univers clos au monde infini, compilada
por Émilie Hache. A Émilie Hache, que nos invitó a incluirlo
en el libro, le estamos agradecidos por la decisión de
preservarlo en su integridad y por sus valiosas sugerencias
And what rough beast, its hour come round and last,
Slouches towards Bethlehem to be born?
W.B. Yeats
El fin del mundo es un tema aparentemente interminable... por lo
menos, claro está, hasta que acontezca. El registro etnográfico
consigna una variedad de maneras por las que las culturas humanas
imaginaron la desarticulación de los marcos espacio-temporales de
la historia. Algunas de esas imaginaciones cobraron nueva vida a
partir de los años noventa del siglo pasado, cuando se formó el
consenso científico respecto de las transformaciones en curso del
régimen termodinámi- co del planeta. Los materiales y los análisis
sobre las causas (antrópicas) y las consecuencias (catastróficas) de la
"crisis" planetaria vienen acumulándose con extrema rapidez,
movilizando tanto la percepción popular -con la debida mediación
de los medios de comunicación- como la reflexión académica.D
A
N
3Ver, por ejemplo, los últimos informes del Panel Intergubernamental de Cambios
Climáticos (IPCC), disponibles en ipcc.ch. La primera parte del 5o informe (con la
fundamentación científica del cambio climático, preparado por el Grupo de Trabajo I) se
dio a conocer en septiembre de 2013, la segunda y tercera partes (de los Grupos de Trabajo
n, sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad y III,sobre las opciones de mitigación),
fueron presentadas, respectivamente, en marzo y abril del 2014. Como es sabido, las
proyecciones del IPCC tienden a ser de las más moderadas entre aquellas que circulan en la
comunidad científica, en lo que concierne a la intensidad y al ritmo de los cambios
climáticos.
4Sobre la cinematografía apocalíptica, el lector puede consultar Peter Szendy,
L'Apocalypse cinéma. 2012 et autres fins du monde, París, Capricci, 2012, que comenta trece
films sobre el fin-del-mundo y trae referencias instructivas sobre decenas de otros. Para un
análisis de esa proliferación en el curioso caso de las fantasías distópicas dirigidas a un
público de adolescentes del sexo femenino, ver Amanda Craig, "The Hunger Games and
teenage craze for dystopian fiction", The Telegraph, 14 de marzo de 2012.
E obras musicales y artísticas, blogs sintonizados en todas
¿QUÉ ESCABROSA BESTIA...
1
las franjas del espectro ideológico, reuniones científicas, Q
revistas académicas y redes de información especializadas, 5
informes y pronunciamientos de las más diversas
organizaciones mundiales, las invariablemente frustrantes
Cumbres Climáticas, simposios de teología, ensayos de
filosofía, ceremonias de la Nueva Era y de otros movimientos
neopaga- nos, un número exponencialmente creciente de
manifiestos , políticos; todo tipo, en suma, de textos,
contextos, vehícu- ~ los, enunciadores, públicos. La presencia
del tema en la cultura contemporánea no ha hecho más que
aumentar, y de forma cada vez más rápida, exactamente como
aquello alo que se refiere, a saber, la intensificación de los
cambios en el macroambiente terrestre.
Toda esta floración disfórica se ubica a contracorriente
del optimismo "humanista" predominante en los últimos tres
o cuatro siglos de la historia de Occidente. Preanuncia, si es
que no refleja ya, algo que parecía estar excluido del
horizonte de la historia en cuanto epopeya del Espíritu: la
ruina de nuestra civilización global en virtud de su
hegemonía indiscutible, un ocaso que podrá arrastrar consigo
a considerables porciones de la población humana. Aunque
comenzando, claro está, por las masas miserables que viven
en los guetos y basureros geopolíticos del "sistema mundial",
por su naturaleza el colapso inminente alcanzará a todos, de
una u otra forma. Por eso, no son solo las sociedades que
integran la civilización dominante, de matriz occidental,
cristiana, capitalista-industrial, sino toda la especie humana,
la idea misma de especie humana, la que está siendo
interpelada por la crisis; incluso, por lo tanto, y
especialmente, aquellos pueblos, culturas y sociedades que
no están en el origen de dicha crisis. Eso por no hablar de los
muchos millares de linajes de vivientes que se encuentran en
peligro de extinción, o que ya desaparecieron de la faz de la
tierra, debido a las modificaciones ambientales causadas por
las actividades "humanas".5
6Sin embargo, nótese por ejemplo que el reciente estudio de Giovanni Sgubin, Didier
Swingedouw et al., "Abrupt cooling over the North Atlantic in modern climate models"
(Nature Communications, n° 8, 2017), proyecta como un escenario posible aún en este siglo
el enfriamiento abrupto (en un período de diez años) del Atlántico Norte, debido a la
perturbación de la circulación termohalina de la corriente del Golfo, lo que hace que el
argumento del film de Emmerich tal vez ya no pueda ser descripto como tan
absolutamente fantasioso. Ver también Alex Kirby, "Drastic cooling in North Atlantic
beyond worst fears, scientists warn". Pie Guardian, 24 de febrero de 2017.
ambientales que presidieron la vida humana durante el
Holoceno (época del período Cuaternario que sucede al
Pleistoceno, a partir de los 11.700 años a.C.), con la
alternancia entre sequías y huracanes e inundaciones,
pérdidas masivas de cosechas agrícolas seguidas de
pandemias humanas y animales, guerras genocidas en medio
de extinciones biológicas que alcanzan a géneros, familias e
incluso linajes enteros, en una secuencia de perversos
efectos de retroalimentación que empujarían
paulatinamente a la especie, en un proceso de "violencia
lenta" -al parecer, cada vez menos lenta-, hacia una existencia
material y políticamente sórdida, hacia aquello
¡QUÉ ESCABROSA BESTIA...
7Rob Nixon, Slow Violence and the Emironmentálism of the Poor, Cambridge, Harvard
University Press, 2011, y también Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes. Cómo resistir
a la barbarie que viene, Buenos Aires, Futuro Anterior/Ned, 2017.
especialidades filosóficas. En los últimos años hemos asistido,
por ejemplo, a la elaboración de nuevos y sofisticados
argumentos conceptuales que se proponen a su modo "acabar
con el mundo'':8 sea acabar con el mundo como
ineludiblemente mundo-para-el-hombre, de modo de
justificar el acceso epistémico pleno a un "mundo-sin-no-
sotros" que se articularía de forma absoluta antes de la
jurisdicción del Entendimiento; sea acabar con el mundo-
como-sentido, de modo de determinar el Ser como pura
exterioridad indiferente; como si el mundo "real", en sus
radicales contingencia e insignificancia, debiera ser
"realizado" contra la Razón y el Sentido.
8Por acabar "a su modo", entiéndase demoler los conceptos de mundo elaborados por la
filosofía moderna, de Kant a Derrida y más allá; ver Sean Gastón, The Concept of World
from Kant to Derrida, Londres, Rowman & Litterfield, 2013.
¡QUÉ ESCABROSA BESTIA...
D
A
N
k
O
<M
s
K Las distopías proliferan; y un cierto pánico perplejo
1 (peyorativamente tildado de "catastrofismo"), cuando no un
/ entusiasmo algo macabro (recientemente popularizado bajo
V I el nombre de "aceleracionismo"), parece sobrevolar el
V E espíritu del tiempo. De repente, el famoso no future del
R movimiento punk se ve revitalizado -si es este el término
O que conviene-, a la vez que reemergen profundas
S
inquietudes de dimensiones comparables a las presentes,
como aquellas suscitadas por la carrera nuclear de los años
-no tan distantes- de la Guerra Fría. Por ello, resulta
imposible no recordar la conclusión seca y sombría de
Günther Anders, en un texto capital sobre la "metamorfosis
metafísica" de la humanidad después de Hiroshima y
Nagasaki: "La ausencia de futuro ya comenzó".9
10"Una guerra nuclear habría sido una decisión consciente por parte de quienes detentan
el poder. Los cambios climáticos son una consecuencia no intencional de las acciones
humanas, y solo el análisis científico puede mostrar que son el efecto de nuestras acciones
como especie"; Dipesh Chakrabarty, "The Climate of History: Four Theses", Cñtical
Inquiry, n° 35, 2009, p. 221.
11Joseph Masco, "Bad weather: on planetary crisis". Social Studies of Science, 2010, y
"The end of ends", Anthropological Quarterly, 2012.
12Peter Szendy, Kant chez les extraterrestres. Philosofictions cosmopoliti- ques, París,
Minuit, 2011.
13Ver skeptícalsdence/4-Hiioshima-bombs-worth-of-heat-per-second.html y
skepticalsdence.com/4-Hiroshima-bombs-per-second-widget-raise-aware- ness-
global-warming.html. Un comentario al posteo de John Cook recuerda
que John Lyman (Universidad de Hawái) ya había usado la referencia a la bomba de
Hiroshima en el caso de la temperatura del océano, en entrevistas posteriores a su estudio
"Robust warming of the global upper ocean" (Natu- re, n° 465, 2010); ver, por ejemplo,
lives-science.com.
D
A
N
V
j parece estar aproximándose a un muro contra el cual la especie
V corre el riesgo de colisionar espectacularmente.
E
1
§ Aunque en el siglo pasado (e incluso un poco antes) ya se
Q hubieran propuesto términos como "Antroceno", "Antropósfe-
S ra", o incluso "Antropoceno", se cuenta que fue durante una
discusión en un encuentro del International Geosphere-Bios-
phere Programme (IGBP) cerca de la Ciudad de México, en el 2000, que el
químico atmosférico (y ganador del premio Nobel) Paul Crutzen propuso el
concepto por primera vez, publi- , cándolo sin demora junto con su
colega Eugene Stoermer en
“ una newsletter, y luego en el artículo "Geology of Mankind".16
La propuesta aún está siendo examinada por la comunidad
científica. Durante el último encuentro del Congreso
Internacional de Geología, en agosto de 2016, el Grupo de
Trabajo sobre el Antropoceno, coordinado por Jan Zalasiewicz,
recomendó la adopción formal de la nueva nomenclatura; sin
embargo, aún no se cuenta con una posición oficial por parte
de la Comisión Internacional de Estratigrafía o de la Unión
Internacional de las Ciencias Geológicas sobre esa cuestión tan
importante, así como tampoco sobre cuál será el golden spike
adoptado, ni sobre la fecha de inicio de la nueva época geológica,
en caso de que esta sea aceptada. Los candidatos más probables,
no obstante, parecen ser los residuos radioactivos y los años de
posguerra, con el inicio de los test nucleares.
METAFÍSICA Y MITOFÍSICA
18Bruno Latour, Face á Gai'a. Huit conférences sur le nouveau régime climatique, París,
La Découverte, 2015.
¿QUÉ ESCABROSA BESTIA
I.
This is really happening
happening happening
Thom Yorke
GAIAY ANTHROPOS
... LLEGADA AL FIN SU HOR A,
v muy poco, y llega demasiado tarde: too little, too late. Esa
E inestabilidad meta-temporal se conjuga con una súbita in-
1
suficiencia del mundo -recordemos el argumento de las cin-
P
co Tierras que serían necesarias para sustentar la extensión
-
34
-
25Sean Gastón, The Concept of World from Kant to Derrida, op. cit.
... LLEGADA AL FIN SU HOR A,
26Sobre los nueve parámetros, ver Johan Rockstrom et al., "A safe opera- ting
space for humanity", Nature, n° 461, pp. 472-475, 2009, disponible en
nature.com. Los autores publicaron posteriormente una segunda versión,
revisada y actualizada, de su estudio. Ver Will Steffert et al., "Planetary boundaries:
Guiding human development on a changing planet". Science, vol. 347, n» 6223, 2015.
D
A § La acidificación de los océanos ha sido
27Puede ser instructivo comparar las consideraciones antedichas con el argumento de los
"ecopragmatistas" del notorio Breakthrough Institute (del cual hablaremos más adelante)
para mostrar la inadecuación de la aplicación de la noción de limites planetarios a escala
global, lo que podría bloquear "oportunidades” de crecimiento a nivel local; según estos
autores, sob los cambios climáticos y la acidificación de los océanos constituirían sistemas
con límites planetarios. Ver Ted Nordhaus, Michael Shellenberger y Linus Blomqvist, The
Planetary Boundary Hypothesis. A Review of the Eviden- ce, Oakland, Breakthrough
Institute, 2012, pp. 6,12 y 15.
naturaleza/cultura a través de los mismos gestos que lo
denuncian como insubsistente, con los dentistas naturales
hipnotizados por los "parámetros geofísicos" y equipados con una
norión de "humanidad" vaga y de escasa eficacia , política, mientras
los dentistas sociales simplemente re- " bautizan como "justicia
ambiental" a la perenne e inevitable lucha por los derechos de los
desheredados de la Tierra, esto es, la "justicia social". Pero, como
rezaba uno de los lemas de la campaña de fundación del Instituto
Socioam- biental (ISA),28 "socioambiental se escribe todo junto". Nos
parece necesario, en suma, entender la noción de ecología
política como un pleonasmo meramente enfático, no como un
compromiso conceptual híbrido, un "arreglo" entre una
naturaleza y una cultura que, de esa forma, continuarían
repartiendo las cartas, solo que ahora por debajo de la mesa.
Pero tal vez estemos leyendo de modo excesivamente poco
comprensivo el importante cali to arms de Pálsson y sus
colegas, y nos disculpamos si lo comprendemos mal.
o
década un verano sin hielo en el Ártico. El resumen del Grupo de
Trabajo I del 5o informe, lanzado en el 2013, clasifica como
"probable" la casi total ausencia de hielo marino en el Ártico, en los
meses de septiembre, hacia mediados de siglo. Las últimas
novedades en las áreas polares, por cierto, son posteriores al informe
del IPCC, como ya mencionamos; ellas hacen referencia a la temible
velocidad del derretimiento de glaciares monumentales en la
Antártida y en Groenlandia, lo que modifica considerablemente las
s previsiones (temporales y espaciales) de elevación del nivel de los
K océanos. Parafraseando al Manifiesto comunista, todo lo que es
1 sólido -comenzando por el hielo más antiguo de la Tierra- se
/ deshace en el mar...29Estamos, en suma, prestos a entrar -o ya
V entramos, y esta misma incerteza ilustra la experiencia de un
caos temporal- en un régimen del Sistema Tierra que es
29Ver Dady Chery, "Antarctica's Accelerating Ice Collapse", Climate & Capi- talism, 19 de
mayo de 2014, disponible en climateandcapitalism.com. John Abraham, "Global warmíng
and the vulnerability of Greenland's ice sheet", Skeptikal Science, 30 de mayo de 2014,
disponible en skepticabcience.com; y Andrew Freedman, "Are We Totally Screwed? What
Antarctica's 'Collapsing' Ice Sheet Means for Us", Mashable, 20 de mayo de 2014, disponible
en mashable.com.
... LLEGADA AL FIN SU HOR A.
30El hockey stick graph, concebido por Michael Mann para representar los cambios en la temperatura
de la Tierra desde 1000 a.C., apareció por primera vez en el 2001, en el Summary Jor Policy Makers del
tercer informe del IPCC; para el debate que suscitó, ver Michael Mann, The Hockey Stick and the Climate
Wars. Dispatches from the Front Lines, Nueva York, Columbia University Press, 2012.
31Esas mediciones fueron extendidas hasta periodos más lejanos del pasado, con base en
observaciones empíricas (anillos de crecimiento de los árboles, muestras de hielo polar), y algunas
retroceden hasta 11.000 a.C., como es el caso de la "anomalía de la temperatura". La extensión de la
cobertura cronológica reforzó la excepcionalidad del momento presente, en lo que concierne al
ambiente en el cual evolucionó la especie humana.
Vivimos en el tiempo de los puntos catastróficos y de la
reversión de las curvas.32 33 Récords de altas temperaturas son seguidos
cada vez con mayor frecuencia por récords de bajas temperaturas,
aunque la tendencia global sea a la alta. Casi a diario, se discute acerca
de la velocidad del aumento en la concentración de co 2 (lo que, por
ejemplo, implica toda una discusión sobre la economía de los países
emergentes); se discute la "sensibilidad" del Sistema Tierra y el
consecuente grado de elevación en la temperatura global en función
de la duplicación del co2 acumulado en el sistema. Por otro lado, la
disminución global en el volumen de hielo no impide el aumento
(¿provisorio?)11 de su extensión en algunas regiones del planeta, y se
conjuga con el cambio en su consistencia, en su color y en su
consecuente capacidad de reflejar la luz. ¿Cuál es la velocidad y la
proporción de elevación del nivel del mar, y a qué se debe, por
ejemplo, la misteriosa caída en la elevación global ocurrida entre 2010
y 2011?34 ¿Cómo dar cuenta del problema de la atribución? ¿Cómo
hablar de desvío de la
32La curva de Keeling es uno de los pocos gráficos que no presentan oscilaciones negativas, salvo
aquellas diurnas y estacionales. Así, aunque las mediciones de las temperaturas globales muestren una
clara tendencia al aumento a lo largo de períodos más extensos (sobre todo en los gráficos hockey stick
que incluyen temperaturas anteriores a la Revolución Industrial), muchas veces disminuyen
puntualmente, durante intervalos más cortos de tiempo. Un eventual aumento más lento de la
temperatura global, prontamente celebrado por los negacionistas del clima como prueba de la falsedad
de la "hipótesis del calentamiento", es explicado por los climatólogos como un aumento más acentuado
en otros parámetros, por ejemplo, en la temperatura de las capas profundas de los océanos.
33Ver, más arriba, la nota 1 al prefacio a la segunda edición.
34Algunos trabajos la atribuyen a las monumentales inundaciones acaecidas en Australia en el
mismo período, fenónemo que "sustrajo grandes cantidades de agua de los océanos sin devolver
después esa agua, como un usuario de biblioteca que acumula multas por atraso cada vez más
grandes"; Andrew Freedman, "Australia's Flooding Rains Briefly Slowed Sea Level Rise", Climate
Central, 21 de agosto de 2013, disponible en climatecentral.org.
D norma si la norma cambia cada año, si como única norma posible
solo queda la anormalidad misma?35 36 Más caliente o más frío, más
A seco o más húmedo, más o menos rápido, más o menos sensible,
mayor o menor reflectividad, más claro o más oscuro. La
N inestabilidad afecta al tiempo, las cantidades, las calidades, las
mediciones mismas y las escalas en general, y corroe también al
W espacio. Lo local y lo global se yuxtaponen y se confunden: la
K elevación global del nivel del mar no se refleja de manera uniforme
xf
35Ver James Hansen, Makiko Sato y Reto Ruedi, "The New Climate Dice: Public Perception of
Climate Change", Science Briefs, NASA/Goddard Insti- tute for Space Studies,. 2012, disponible en
giss.nasa.gov/research/brie- fs/hansen_17.
36"De tanto en tanto [...], la naturaleza decide darle un buen puntapié a la bestia del clima. Y la fiera
responde, como las fieras acostumbran hacerlo, de manera violenta y un tanto imprevisible"; Wallace
Broecker y Robert Kunzig, Fixing Climate. The Story of Climate Science and How to Stop Global
Warming, Londres, Profile, 2008, p. 122. Ver también cómo Dipesh Chakrabarty retoma ese pasaje en su
contribución a Émilie Hache (ed.). De Vunivers clos au monde infini, Bellevaux, Dehors, 2014.
... LLEGAD A AL FIN SU HORA,
37Dipesh Chakrabarty, "The Climate of History: Four Theses", op. cit., pp. 97-222.
38Ver Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes, op. cit., y Bruno Latour, Face á Gata, op.
cit.
sabemos dónde está en relación a nosotros, ni nosotros en
relación a él.
Esa súbita colisión de los humanos con la Tierra, la
terrorífica comunicación de lo geopolítico con lo geofísico,
contribuye de manera decisiva al desmoronamiento de la
distinción que era fundamental para la episteme moderna: la
distinción entre los órdenes cosmológico y antropológico,
separados desde "siempre" (vale decir, desde por lo menos el
siglo XVII) por una doble discontinuidad, de esencia y de
escala. De un lado, la evolución de la especie, y del otro, D
v y cultura.39 Pero hete aquí que, una vez roto el techo que
39Ver Bruno Latour, Nunca fuimos modernos. Ensayos de antropología simétrica, Buenos
Aires, Siglo XXI, 2007, y Eduardo Viveiros de Castro, "Transformagáo na antropología,
transformagáo da antropología". Mana, vol. 18, n° 1, 2012, pp. 151-171.
por encima de la Naturaleza infinita "allá afuera", nos
encontramos en el Antropoceno, la época en que la
geología entró en resonancia geológica con la moral, tal
como fuera anunciado por los célebres videntes Gilíes
Deleuze y Félix Guattari, veinte años antes de Crutzen;
esto, subrayamos, no moraliza la geología (la
responsabilidad humana, la intencionalidad, el
- significado), pero sí geologiza la moral.40 La bella
44
-
estratificación sociocosmológica de la modernidad
comienza a implosionar frente a nuestros ojos.
Imaginábamos que el edificio podía apoyarse solo
sobre su planta baja -la economía-, pero resulta que
nos habíamos olvidado de los cimientos. Y el pánico
sobreviene cuando se descubre que la última instancia
de determinación era apenas la penúltima...
41Dipesh Chakrabarty, "The Climate of History: Four Theses", op. cit., p. 207.
42Ver al respecto la monumental síntesis de John Brooke, Climate chan- ge and the course
of global history, Cambridge, Cambridge University Press, 2014.
§ Sobre el probable error científico y la conveniente maniobra 5 política de
retrotraer el inicio del Antropoceno hasta el Neolítico (declarando inocentes
de este modo a los actuales intereses tecnoeconómicos que cubren la
atmósfera con co2, o por lo menos atenuando la gravedad de sus crímenes), ver
el artículo de Clive Hamilton),43 quien, más allá de objetar tal retroceso,
recuerda que existen paleoclimatólogos respetados, como Wa- lly Broecker,
que prefieren hablar de una nueva era geológica (la "era Antropozoica")44 mas
que de una simple época (el
0
A
N
49Ver Timothy Morton, El pensamiento ecológico, Barcelona, Paidós, 2018, y del mismo
autor, Hiperobjetos. ñlosofia y ecología después del fin del mundo, Buenos Aires, Adriana
Hidalgo, 2018; ver también las tajantes páginas de Anders sobre el "paralogismo de la
sensación", la indiferencia personal al Apocalipsis debido al hecho de que, como "todo el
mundo se va a morir al mismo tiempo", no me concierne a mi en cuanto tal; Günther
Anders, Le temps de la fin, op. cit., pp. 40-51.
50Sobre la aceleración del tiempo, ver el denso articulo de Jacques De- rrida, "No
apocalypse, not now (a toda velocidad, siete misiles, siete misivas", en Cómo no hablar y
otros textos, Barcelona, Anthropos, 2017. Para una exposición de la crítica derridiana al
concepto metafísico de "mundo" y otros conceptos correlacionados, ver Sean Gastón, 77ie
Concept of World from Kant to Derrida, op. cit., como así también para una defensa de
dicho filósofo frente a las críticas hechas por los que Gastón denomina "eco-polemistas"
(ibid., pp. 151 y ss.).
de un inminente "cambio de fase" en la experiencia histórica
humana. De este modo, nos vemos forzados a reconocer (una
vez más la doble torsión lévistraussiana) el advenimiento de
otra continuidad, una "posterioridad" cuasi freudiana, o
mejor, una continuidad por venir del presente moderno con el
pasado no-moderno: una continuidad mitológica o, en otras
palabras, cosmopolítica. Así, el tiempo histórico parece estar
a punto de volver a entrar en resonancia con el tiempo
meteorológico o "ecológico",51 pero ahora ya no en los
términos arcaicos de los ritmos estacionales, sino por el
contrario en los tiempos de la disrupción de los ciclos y la
irrupción de los cataclismos. El espacio psicológico se va
volviendo coextensivo con el espacio ecológico, pero ahora
ya no como control mágico del ambiente, sino como "el
pánico frío" (Stengers) suscitado por la enorme distancia
entre conocimiento científico e impotencia política, esto es,
entre nuestra capacidad (científica) de imaginar el fin del
mundo y nuestra incapacidad (política) de imaginar el fin del
capitalismo, por evocar la tan citada boutade de Fredric
Jameson. Aparentemente, entonces, no solo estamos al borde
del retorno a una "condición premoderna", sino que también,
frente al choque con Gaia, nos veremos todavía más
desamparados de lo que lo estaba el así llamado "hombre
primitivo" frente al poder de la Naturaleza, ya que al menos
aquel "se encontraba protegido -y en cierta medida liberado-
por el almohadón amortiguante de sus sueños". 52 Nuestras
pesadillas, por el contrario, nos aterrorizarían en plena
vigilia... aunque la sensación de estar despiertos quizás sea
solo una pesadilla más.
LA PERSPECTIVA DEL FIN DEL MUNDO
53Sobre "el kairos de la ontología", momento creado por el riesgo del apocalipsis, y por lo
tanto fin de la época del "no-ser para nosotros" y advenimiento del "no-ser para nadie", el
"verdadero no-ser" de la extinción que abolirá -que ya-siempre abolió- el pasado como tal,
ver Günther Anders, Le temps de la fin, op. cit., pp. 18-27. La conexión entre lo que -medio
siglo después de las reflexiones de Anders- vino a ser apodado "giro ontológico" y la
perspectiva del fin del mundo nos parece fundamental.
del comienzo del mundo y la cuestión del tiempo de antes
del comienzo, la cuestión del katechon (el tiempo del fin, esto
es, el tiempo del antes-del-fin) y la cuestión del eschaton (el fin
de los tiempos), la desaparición ontológica del tiempo: el fin
del fin.
54Otra vez, ver Sean Gastón, The Concept of World from Kant to Derrida, op. cit., pp. 99 y
ss„ para un análisis de la afirmación de Derrida de que la muerte del Otro es el fin del
mundo.
determinado en estos discursos -solo se vuelve pensable
como posible-, si al mismo tiempo se determina para quién
este mundo que termina es mundo, quién es el mundano o el
"mundanizado" que define el fin. El mundo, en suma, es una
perspectiva objetiva.55
En las páginas que siguen, el fin del mundo será tomado como algo
que es necesariamente pensado a partir de otro polo, el de un
nosotros que incluye el sujeto (sintáctico o pragmático) del discurso
sobre el fin. Y llamaremos "humanidad" o "nosotros" a la entidad
para la cual el mundo es mundo, o mejor, de quién el mundo es
mundo.56 Un punto crucial, sin embargo, y muy poco notado por los
discursos instalados en la perspectiva del occidente moderno -ya
sean de inspiración "naturalista", "humanista" o "poshumanista"- es
que la cuestión de saber quién es el "nosotros", eso que se entiende por
"humano" o "persona" en otros colectivos consensualmente
considerados (por "nosotros") como humanos, raramente es
planteada, y en ningún caso traspasa el límite de la especie en cuanto
categoría taxonómica extensiva. El abordaje de esta cuestión es una
tarea estratégica, para la cual creemos que la teoría etnográfica K está
mucho mejor preparada que la metafísica o la antropología filosófica,
disciplinas que casi siempre parecen saber perfectamente qué tipo
58En vista de la intención política del presente ensayo, no habrá de asombrar al lector
que consideremos más interesantes ("mejores para pensar", diría Lévi-Strauss) los casos de
gente-sin-mundo que los de mun- dos-sin-gente, y que por lo tanto nos detengamos más en
los primeros.
D
A
N
En verdad, sin embargo, el cuadro tiene muchos más matices,
por el mero hecho de que el sentido y la referencia de "mundo"
y "humanidad" varían bastante en las diferentes tabulaciones
míticas, artísticas, científicas o filosóficas sobre el fin del
mundo. El polo "sujeto" o "persona" parece casi siempre
referirse, como vimos, a la totalidad de la humanidad como
especie; pero bien puede reducirse a la "verdadera"
humanidad, esto es, a alguna encarnación sociocultural
específica de la excelencia humana (nosotros, por ejemplo), o
por el contrario expandirse a una virtualidad antropomórfica
universal, una especie de fondo de humanidad como prima
materia. En cuanto al "mundo" cuyo fin es imaginado, puede
referirse al conjunto de la biosfera terrestre; puede designar el
W cosmos como un "todo" (la colección de entidades y procesos
K espacio- temporales, esto es, el "mundo" de la física), inclusive
1 la £ realidad en su sentido metafísico, o también el Ser como
/ tal; pero puede designar también el Umwelt socionatural
V I humano, o, más precisamente, cierto modo de vida visto como
V E el único digno para los verdaderos seres humanos (¿acaso
O podemos vivir sin aviones y sin computadoras, sin plástico y
S
sin antibióticos?).59 Esas fluctuaciones o equivocaciones no le
quitan relevancia ni pregnancia a la idea del "fin del mundo";
por el contrario, la difractan y multiplican en una variedad de fines y
de mundos que,no obstante, parecen expresar todos una misma
intuición histórica fundamental: que nos ha sido revelado que las
cosas están cambiando, cambiando rápidamente, y no para el bien de
la vida humana "tal como la conocemos".60 Por último, y sobre todo,
que no tenemos la menor idea de qué hacer al respecto. El
59No discutiremos aquí los matices técnicos de los diversos conceptos de mundo
desarrollados históricamente "dentro" de la filosofía en cuanto disciplina. Para un análisis
parcial de esta historia, centrado en la serie formada por Kant, Hegel, Husserl, Heidegger y
Derrida, ver el libro, ya citado, de Sean Gastón.
60La fórmula "el fin de X tal como lo conocemos" (X = el mundo, la vida humana, la
civilización, el Estado-nación, etc.) es cada vez más recurrente en el discurso
contemporáneo, y merecería un análisis detallado. En su aparente inocencia de mera
expresión (entendemos que se difundió a partir de traducciones desde el inglés), es rica en
sobreentendidos filosóficos.
Antropoceno es el apocalipsis, en ambos sentidos, etimológico y
escatológico. Son tiempos interesantes, ciertamente.
V
O
in
.. SE ARRASTRA HASTA
BELÉN PARA NACER?
61Déborah Danowski, en uno de los textos que inspiran el presente ensayo, propone la
lectura de ciertas ficciones recurrentes en la obra de David Hume (entre ellas la de Adán)
como configurando la concepción de una humanidad "antes" del mundo y de una
humanidad "después" del mundo (el mundo entendido no como totalidad, sino como
"experiencia" que, en el caso de esas ficciones, o aún no existiría, o ya no existiría más); ver
Débora Danowski, "David Hume, o comego e o fim", Kriterion, n“ 124, pp. 331-343.
62William Cronon, Uncommon Ground. Rethinking the Human Place in Nature, Nueva
York, Norton, 1995.
63John Milton, El paraíso perdido, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2005, libro IV.
... SE ARRASTRA HASTA BELÉN PARA NACER?
D
A
N
66Alan Weisman, El mundo sin nosotros, Barcelona, Debate, 2007. En cuanto a las series,
ver, por ejemplo, el documental Aftermath. Population Zero (2008). El libro de Weisman no
debe confundirse con el film The World Without US (donde US remite a los Estados
Unidos), documental-ficción de Mitch Anderson y Jason Tomaric, también lanzado en
2008.
67George R. Stewart, La tierra permanece, Barcelona, Minotauro, 1995. El protagonista
termina por encontrarse con otros raros sobrevivientes y lidera un intento -que fracasa- de
reconstrucción de la civilización. Ya en plena vejez, viéndose obligado a abandonar dicho
sueño, finalmente acepta como un nuevo comienzo esperanzador la regresión de sus
descendientes y de los demás humanos a un estado de primitividad cultural.
° el despertar de la Tierra en una inmensa wilderness, un rico s tapiz
de ecosistemas donde añorarán incontables especies. K Weisman
toma en consideración la irreversibilidad de ciertas i
transformaciones antrópicas del ambiente que ya han sido /
desencadenadas; pero su experimento mental se concentra en la
capacidad de la naturaleza para obliterar la coraza ma- j ferial de la
civilización y revitalizar un planeta sofocado por v la acumulación de
nuestros artefactos y desechos.68 E
1
§ Esta misma idea de una substracción del elemento humano
Q que haga posible un restablecimiento edénico del planeta está
s en el corazón del Movimiento para la Extinción Voluntaria de
los Humanos,69 creado a comienzos de los años noventa por el
activista norteamericano Les U. Knight, que en parte se inspira en la ecología
profunda y que pregona nuestra gradual desaparición por la vía de la
abstención reproductiva. Los , últimos -y ya raros- humanos tendrán
la suerte de disfrutar
8 de ese mundo edénico.
i
"
D
A
N
1
mítico es la imagen prometeica del hombre como conquistador
/
de la naturaleza: el hombre como aquel ser que, emergiendo de
I su desamparo animal originario, se perdió del mundo solamente
para retornar a él mejor, como su señor. Pero este privilegio es
E profundamente ambivalente, como lo sabemos desde por lo
O
menos el Romanticismo. La apropiación racional y la
S
economización instrumental del mundo llevarían a su
"desencantamiento" (Weber), y el Dasein, ese "configu- rador de
mundos" (Heidegger), termina revelándose una víctima de su propio
éxito, al descubrirse absolutamente solitario en su "claro", en esa
Lichtung abierta en medio del bosque (la naturaleza) que le da el
monopolio del ser, de la verdad y de la muerte. A despecho de toda
su apertura, ese claro no puede dejar de parecer una imagen
introvertida de su doble exterior, la vasta y feroz wilderness que
circunscribía al paraíso.
D
A
N
EL ARGUMENTO TANATOLÓGICO
Es en contra del mundo-de-hombres-sin-mundo de la modernidad
que se orienta, por ejemplo, una cierta voluntad explícita de
"renovación de la metafísica", también llamada "giro ontológico" del
pensamiento contemporáneo; este movimiento o tendencia incluye a
pensadores cuyos nombres se encuentran asociados a la
problemática más conocida por el rótulo de "realismo especulativo",
como Ray Brassier e Iain H. Grant, Graham Harman y Levy Bryant, y
algunos otros, como Quentin Meillassoux, Bruno Latour o Tristan
García, que son eventualmente reivindicados,
75Para una de las presentaciones más claras del suelo común que comparten los
principales filósofos del realismo especulativo, así como de las líneas de divergencia que
los separan, ver Steven Shaviro, "Panpsychism and/or Eliminativism", 2011, disponible en
shaviro.com. Ver también Levi Bryant, Nick Srnicek y Graham Harman (eds.), The
Speculative Tum. Continental Materialism and Realism, Melbourne, re.press, 2011.
76La "simplicidad" de esa imaginación científicamente argumentada de la extinción
física de la especie, al modo de Weisman, no le impide, en nuestra opinión, ser una de las
principales fuerzas que motivan la inquietud filosófica contemporánea.
D
EL AFUERA SIN PENSAMIENTO
A O LA MUERTE DEL OTRO
N
Esa visión de un mundo como pura materialidad
indiferente, asubjetiva o incluso antisubjetiva, se
encuentra defendida de forma convincente en las obras
por demás influyentes de Meillassoux y de Brassier. El
primero, en su brillante Después de lafinitud, propone lo
que él entiende como el único antídoto especulativo
contra el creacionismo bíblico y, de un modo más
amplio, contra las concepciones religiosas que
volvieron a amenazar la hegemonía de la imagen
científica de la realidad. El enemigo interno aludido en
el libro, esto es, la gran tesis filosófica que habría
dejado la fortaleza de la razón vulnerable a las huestes
o
i*- fideístas, es aquello que Meillassoux denomina
W correlacionismo, a saber, la afirmación de una relación de
presuposición recíproca entre el pensamiento y el ser,
"la idea según la cual no tenemos acceso más que a la
correlación entre pensamiento y ser, nunca a alguno de
esos términos tomado aisladamente".77 Naturalmente,
el responsable original por tal idea es Kant, quien
desde entonces habría conducido a la filosofía por un
camino que la alejó infinitamente del "gran afuera",
encerrándola en la jaula dorada del sujeto. 78 Con Kant,
en suma, perdimos
s
K
1
77Quentin Meillassoux, Después de lafinitud. Ensayo sobre la necesidad de la
contingencia, Buenos Aires, Caja Negra, 2015, p. 29.
/ 78Le grand dehors o the great outside son expresiones frecuentes en francés y en
V inglés para designar el aire libre, la "naturaleza", la vida salvaje, la mldemess, el
mundo ajeno a las aglomeraciones humanas. Meillassoux aprovecha la idea, de
modo casi jocoso, para designar la realidad independiente del pensamiento, o el
ser "descorrelacionado". La alusión tal vez irónica al dehors de Maurice Blanchot,
Michel Foucault y otros pensadores de referencia del postestructuralismo es
igualmente probable. Esto acercaría todas esas ontotanatologías tardoeuropeas
(que no poco le deben a Freud)
y las contrapondría de forma característica con el afuera saturado de vida, intencionalidad
y agencia de otras tradiciones intelectuales, como observó Casper Censen, "Two forms of
the outside: Castañeda, Blanchot, ontology". Hau. Journal of Ethnography Theory, vol. 3, n°
3, 2013, pp. 309-335.
D
A
N
€
o La maniobra correlacionista es identificada por
Meillassoux en el idealismo trascendental kantiano, en la K
fenomenología, en el escepticismo posmodernista y en
80"Llamo 'hiperfísica' a toda teoría que postula otra realidad que aquella investigada por
la ciencia, en cuanto explicación heurística de los componentes supuestamente últimos de
nuestro mundo, siendo él mismo considerado como un mundo contingente entre otros
realmente posibles"; Quentin Meillassoux, "Iteration, Reiteration, Repetition", op. cit., p. 13.
En esta "hiperfísica" el autor incluye toda forma de metafísica vitalista o
panexperiencialista, como las de G.W. Leibniz, William James, Alfred Whitehead, Henri
Bergson y Gilíes Deleuze.
EL AFUERA SIN PENSAMIENTO
O LA MUERTE DEL OTRO
81Ver Rodrigo Nunes, "Ancestrality", en Peter Gratton y Paul J. Ennis (eds.), The
Meillassoux Dictionary, Edimburgo, Edinburgh University Pres, 2014, pp. 22-24; y Markus
Gabriel, "The mythological being of reflection", op. dt.
82Esto se vincula con un complejo argumento sobre la necesaria contingencia absoluta
del orden cósmico, los temas del "hipercaos" y de la "inexistencia divina", que no podemos
abordar aquí. Este argumento incluye, entre sus consecuencias, la posibilidad de que la
divinidad pase a existir en cualquier momento en el futuro.
D
A
N
83Seguimos aquí una lúcida exposición de Paul Ennis en un manuscrito inédito titulado
"The claim that we are already dead", tanto como el texto ya mencionado de Steven
Shaviro, "Panpsychism and/or Eliminativism".
84Ray Brassier, Nihil desencadenado. Ilustraáón y extinción, Segovia, Materia Oscura,
2017.
EL AFUERA SIN PENSAMIENTO
O LA MUERTE DEL OTRO
-
75
-
85Bruno Latour, Sur le cuite des dieux faitiches suivi de Iconoclash, París, La Découverte,
2009.
EL AFUERA SIN PENSAMIENTO
O LA MUERTE DEL OTRO
J
no tan distante. El anticorrelacionismo de Meillassoux -y v
87Sverker Sollin y Paul Warde (eds.), Nature's End. History and the Envi- ronment,
Londres, Palgrave MacMillan, 2011; Gisli Pálsson et al, "Recon- ceptualizing the
'Anthropos' in the Anthropocene", op. cit., p. 5.
de otros metafísicos materialistas de su generación- suena
"NADIE LA EXTRAÑARÁ"
EL AFUERA SIN PENSAMIENTO
O LA MUERTE DEL OTRO
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N
€
o
como las hay tantas, de la extinción del Homo sapiens, sino una presentación
del fin del fin. El choque con el K planeta Melancolía es el evento que acaba con
todos los i eventos, y con el propio tiempo, en el mismo exacto sen- / tido con
el que Anders se refería al apocalipsis nuclear: no sobra nadie, no hay ninguna
voz en off que comente J el fin del mundo; el tiempo real desaparece a tal
punto
v que no se puede siquiera imaginar en qué tiempo verbal
El fin del mundo es el fin del film, y el fin del film es el fin del mundo.
C\J
00
s
K
1
/
I
el camino inverso, en una "regresión tanatotrópica"92 realizada por el
pensamiento, y en un tiempo "infinitamente" más corto que los trillones de
años proyectados en el futuro, que el discurso del filósofo constata la falta de
sentido de nuestra vida presente. Ahora bien, así como Brassier, también
Shaviro, en su análisis de Melancolía -aunque mencione al pasar el cambio
climático como un evento que nos recuerda la "autonomía" del mundo-sin-
nosotros, el caos que subyace a todo el cosmos-,93 nos parece que pasa
demasiado rápido del mundo humano (la historia demasiado humana del
capitalismo) a ese mundo cósmico o, más bien, caótico. ¿Será esa tal vez la
razón por la cual él repite tantas veces en su artículo que el film de Lars von
Trier es -en contraste con la mayoría de las películas de desastres-
"deflacionario", y que la visión del cosmos y del propio choque nos deja
indiferentes, excepto tal vez por el placer estético que sentimos al observar
aquellas bellas y distantes imágenes? Para nosotros -y también
,
creemos, para Peter Szendy- los planos finales del film son por el contrario
absolutamente aterradores. Quién sabe; en el fondo, quizá sea también por la
misma razón que, en otro artículo, Shaviro simpatiza con la "hipótesis de
Medea" que el biólogo Peter Ward plantea como alternativa a la teoría de Gaia
de James Lovelock.94 Según Ward, la historia de la vida y de las extinciones en
masa ocurridas en la Tierra demuestra que los procesos vitales tienen sobre el
ambiente efectos antes desestabilizadores que homeostáticos. "La vida en la
Tierra ya estaba condenada a la extinción mucho antes de que el
calentamiento y la expansión del sol tornasen la Tierra demasiado caliente
para la vida", resume Shaviro. Recordemos, sin embargo, que lo que condujo
a Lovelock hasta Gaia fue justamente la extrañeza y fragilidad de ese nicho de
neguentropía que es la Tierra viva, la cual, sin duda, puede dejar de existir, en
su forma actual, en cualquier momento. Como "narrativiza" maliciosamente
Latour en magníficos párrafos de Face á Gaia, Lovelock asumió un punto de
vista exterior a la Tierra y, mirando de vuelta hacia esta, percibió algo que no
debería estar allí (aquí), un apax cosmológico: la estabilización de la atmósfera
terrestre con concentraciones inmensamente improbables de ciertos gases
fundamentales para la vida. Y es justamente porque la vida está aquí, aunque
no "debiese" hacerlo, que los cambios climáticos son un acontecimiento-para-
nosotros. Como ya argumentamos a partir de Chakrabarty, ellos trajeron el
colapso de las tres historias que antes parecían tan separadas como los dos
mundos de Melancolía: la historia de la Tierra, la historia de la vida en la
Tierra, y "nuestra historia". Es por eso, creemos, que Justine siente miedo, aun
cuando sepa que la catástrofe ya sucedió
.
carneros burgueses del final del film de Buñuel con los metonímicos caballos
apocalípticos de Von Trier.)
90Una especie de tipi cónico como el de los indios de las praderas
norteamericanas, pero reducido a su esqueleto mínimo y sin cobertura.
91Steven Shaviro, "Melancholia, or the romantic anti-sublime", op. cit. Para un
sugerente análisis de Melancolía que, entre otras cosas, abre toda una nueva
posibilidad de interpretación del objeto focal del film -la cabaña mágica en cuyo
"interior" los personajes acogen el acontecimiento-, ver Marie Gil y Patrice
Maniglier, La conversation des images, París, Bayard, 2014.
92La expresión es de Brassier, quien sin embargo la usa en otro contexto y con
un sentido primariamente psicoanalítico.
93En este contexto, ver las referencias de Shaviro a los trabajos de Eu- gene
Thacker, donde este distingue el "mundo para nosotros", el "mundo en sí" y el
"mundo sin nosotros".
94Steven Shaviro, "Against Self-Organization", 2009, disponible en
shaviro.com; Peter Ward, The Medea Hypothesis. Is Life On Earth Ultimately
Self-Destructive?, Princeton, Princeton University Press, 2009.
I
This is the way the world ends
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.
T.S. Eliot
A
N
95Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes, op. cit. Como observaron con razón
Cristophe Bonneuil y Jean-Baptiste Fressoz en L'évenement an- thropocéne, París, Seuil,
2013, la "toma de conciencia" del deterioro ecológico del planeta causado por la acción
humana no fue súbita, ni puede servir para caracterizar el pasaje de una era de ingenuidad
y ceguera al advenimiento de una "modernidad reflexiva" en lo que atañe a las cuestiones
ecológicas. Entretanto, nos parece innegable que la acumulación de las modificaciones
antrópicas del equilibrio termodinámico planetario se volvió fenomenológicamente, o
mejor, catastróficamente palpable recién en las ultimas décadas del siglo XX.
96Aunque toda la acción parezca desarrollarse en el curso de un único día, no se
especifica con exactitud la fecha.
POR FIN SOLOS
97Ver, por ejemplo, sus novelas Ubik (1969), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
(1968), Fluyen mis lágrimas, dijo el policía (1974) o El mundo contra reloj (1967).
98Gottfried W. Leibniz, Teodicea. Ensayos sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y
el origen del mal, Buenos Aires, Biblioteca Nueva, 2018, § 416. Para una lectura del
optimismo leibniziano desde el punto de vista de la crisis actual, ver Déborah Danowski,
"Ordem e desordem na Teodicéia de Leibniz", Indice, vol. 3, n° 1, pp. 41-55. Sobre la
capacidad humana de vivir en condiciones ambientales indefinidamente peores, ver la
Hay muchos ejemplos recientes, en la literatura y en el cine, de la
representación pesimista e incluso algunas veces en un modo celebratorio) de
un futuro correspondiente al esquema de "nosotros-sin-mundo", esto es, de
una humanidad que ha visto sustraerse sus condiciones fundamentales de
existencia. Enseguida nos viene a la mente Mad Max (1979, dirigida por
George Miller), pero podríamos también incluir aquí Matrix (1999, dirigida
por las hermanas Wa- chowski), si aceptamos una cierta equivalencia entre un
mundo ecológicamente desértico, como el del primer film, y un mundo de
puros espejismos, como el del segundo, suscitados como se sabe por el
"desierto de lo real".99 En ambos casos, estamos frente a un "fin del mundo", en
el sentido de mundo humano, el fin como resultado de un proceso de
desvitalización ontológica del ambiente (devastación o artificialización
integrales del planeta) que tiene efectos "deshumanizadores" para los
sobrevivientes.
interesante (y deprimente) hipótesis sobre la Isla de Pascua de Terry Hunt y Cari Lipo, The Statues
That Walked. ¡Inraveling the Mystery ofEaster Island, Nueva York, Free Press, 2011, y las lecciones
extraídas de James Bemard MacKinnon, The Once and Future World. Notare As It Was, As It Is, As It
Could Be, Nueva York, Houghton Mifflin Harcourt, 2013 (referencias obtenidas de Robert Krulwich,
"What Happened On Easter Island. A New (Even Scarier) Scenario", 2013, disponible en npr.org).
99Welcome to the desert ofthe real, como le dice famosamente Morpheus a Neo. Sobre Matrix como
"film de acción intelectual" (es así como las hermanas Wachowski describieron su obra), ver Alain
Badiou et. al., Matrix. Machine philosophique, París, Ellipses, 2003.
nada, solo seres humanos... y no por mucho tiempo. El libro cuenta el
recorrido de un padre y un hijo por una tierra muerta, plomiza y
putrefacta, tras un desastre planetario de causas desconocidas. Con
los ecosistemas destruidos, sin animales, plantas o agua limpia, los
pocos humanos restantes subsisten sórdidamente de los restos de la
civilización (latas de comida, ropas y utensilios recolectados en
centros comerciales) o del canibalismo practicado sobre otros
sobrevivientes.
100Tal vez ya hayamos estado muertos desde la conferencia Eco92, que tuvo lugar en Río de Janeiro
en junio de 1992. Por lo menos, eso es lo que sugiere Ubik (novela publicada en 1969), que comienza
con estas palabras: "A las 3 y media de la madrugada del cinco de junio de 1992, el mejor telépata del
Sistema Sol cayó del mapa situado en las oficinas de la firma Runciter Asociados en Nueva York";
Philip K. Dick, Ubik, Barcelona, Minotauro, 2011. El día 5 de junio, por decisión de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, fue establecido (en 1972) como el Día Internacional del
Medioambiente.
101Eduardo Viveiros de Castro, "Exchanging perspectivas: the transformation of objects into
subjects in Amerindian ontologies", Common Knowledge, vol. 10, n° 3, 2004, pp. 463-484.
mientras creíamos ser los defensores del mundo de los vivos, hacía
mucho que habíamos sido ya capturados por el punto de vista de los
cadáveres. ("¡Ya estamos muertos!" es también la frase que dice a los
gritos -aunque, a pesar de su sonoridad estentórea, suena mucho más
como el whimper, el gemido quejoso del poema de Eliot- el personaje
de Willem Dafoe en 4:44, frente a aquellas personas que, intentando
ejercer por última vez su humana libertad frente a la muerte
anunciada, se suicidan arrojándose desde lo alto de sus
departamentos.) En la novela de McCarthy, en efecto, la muerte todo
el tiempo amenaza con capturar a los pocos seres vivos que restan,
substrayéndoles el mundo: ocultándoles los objetos, erosionando la
memoria humana de sus significados, corroyendo el propio lenguaje,
devastando sus cuerpos por el hambre y las enfermedades,
transformándolos en comida de preda- dores caníbales, ex humanos
que perdieron su alma, es decir, justamente su "humanidad". Afasia y
antropofagia.102 Es difícil leer este libro sin tener la angustiante
sensación de que ya estamos en el mundo de los muertos; de que el
"fuego" metafórico que algunos pocos personajes cargan consigo no
pasa de una especie de semivida (tal como la que guardan los recién-
muertos en Ubik) que pronto se apagará. El mundo entero está muerto,
y estamos dentro de él. El padre del niño muere; el niño sigue
andando con personas que encuentra en el camino, y que parecen de
buena índole. Pero ellas no tienen adonde ir. Quienes caminan por la
ruta no llegarán a ningún lugar, por el simple motivo de que ya no
hay ningún lugar al que llegar. No hay salida.
102Otro clásico de ficción científica que debe ser recordado aqui es el cuento de 1983 "El sonido de
las palabras", de Octavia Butler, que se desarrolla en un mundo (una ciudad) en el que los humanos
perdieron el lenguaje, debido a una misteriosa enfermedad, y se volvieron fieras asesinas deambulando
en un mundo material arruinado.
Otro ejemplo de un mundo que se vacía poco a poco, y deja así a los
humanos patéticamente desamparados, es el esplendido film de Béla Tarr y
Ágnes Hranitzky, El caballo de Turín.103 Los protagonistas -íbamos a decir "la
pareja", como en La carretera o 4:44, pero aquí son tres- son un hombre mayor
parcialmente inválido, su hija adulta y el caballo que empuja la carreta de la
familia (¿el caballo que desencadena la crisis de Nietzsche en Turín?), quienes
habitan un terreno minúsculo y miserable, perdido en una estepa barrida por
el viento. El fin del mundo de los campesinos de Tarr es antes un
desecamiento que un pudrimiento. Es el viento áspero y estéril que ulula sin
cesar, soplando hojas muertas y polvo contra la cabaña de piedra; es el pozo
que se agota, del que el agua deja de manar; es el caballo que
inexplicablemente deja de alimentarse -el caballo, bestia apocalíptica, como
en Melancolía-; es la escasa luz que se apaga, por falta de combustible; es la
comunicación que insidiosamente se va 5! extinguiendo entre el padre y la
hija, quienes lentamente van dejando de hablarse, de mirarse, prefiriendo
contemplar, estáticos y mudos, el mundo desecado. Es, sobre todo, la
repetición de las acciones cotidianas, repetición desnuda, ciega, maquinal,
inútil en su pura instrumenta- lidad misma, la que va desanimando, en el
sentido más literal posible, a los personajes. Primero el caballo y luego
también el anciano y su hija se quedan inmóviles, los dos últimos sentados a
la mesa en la cabaña oscura, frente a su invariable comida: dos papas, una
para cada uno, ahora crudas, por falta de agua y fuego, que permanecen
intactas mientras el film termina en un lento fade out.
Como en Melancolía (y en El Ángel Exterminador), el tema del fracaso para salir
del círculo mágico de la depresió
103Béla Tarr y Ágnes Hranitzky, A Torinói 16, 2011 (nótese que es del mismo año que Melancolía).
n
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104Pero la ciudad vecina ha sido devastada por obra conjunta de los hombres y de Dios, como les
cuenta con aire taciturno un vecino que se acercó a comprar aguardiente: “Hemos destruido el mundo
y la culpa también es de Dios".
105La acción de El caballo de Turín se desarrolla exactamente en el decurso de siete días,
escenificando una verdadera descreación del mundo: un Génesis narrado de adelante hacia atrás, la
desoladora inversión de un comienzo espectacular.
106Béla Tarr, "Simple y puro", entrevista con Vladan Petkovic, 2011, disponible en cineuropa.org.
forma definitiva a una parálisis que va propagándose y j
contaminándolo todo (recordemos que el viejo padre ya
E mismo catatónico.
1
Podría decirse que El caballo de Turín despliega un
Q equivalente cosmológico del tema de la banalidad del s mal. El fin del
mundo, para Tarr, no será un espectáculo dantesco, sino un decaimiento
fractal, incremental,11 una desaparición lenta e imperceptible, pero tan
completa que logra hacerse desaparecer a sí misma frente a nuestros ojos que
van encegueciendo poco a poco:
107Ver el libro-manifiesto de Ray Kurzweil, La singularidad está cerca. Cuando los humanos
trascendamos la biología, Berlín, Lola Books, 2012, y el excelente artículo de Abou Farman, "Re-
enchantment cosmologies: mastery and obsolescence in an intelligent universe",
Anthropological Quarterly, vol. 85, n° 4, pp. 1069-1088. Para una idea de cómo el tema ha sido
popularizado, ver por ejemplo Julián Sonny, "The Ten Things Technology Will Allow You To
Do in the Next 50 Years", Elite Daily, 9 de mayo de 2013. La mitología tecnoteológica de
Kurzweil y sus camaradas (Vernon Vinge, Hans Moravec, William Bainbridge, Frank Tipler,
John Barrow y otros científicos "transhumanistas") es la transformación más actual, algunos
dirían más
delirante, del viejo proyecto del colonialismo cósmico, proyecto que aún no fue abandonado: ver Peter
Szendy, Kant chez les extraterrestres, op. dt.; David Valentine, "Exit strategy: profit, cosmology, and the
future of humans in space", Anthropological Quarterfy, vol. 85, n“ 4, 2012, pp. 1045-1068; Alex Williams
y Nick Smicek, "Manifiesto por una política aceleradonista", en Armen Avenassian y Mauro Reis
(comps.), Aceleradonismo. Estrategias para una transiríón haría el postcapitalismo, Buenos Aires, Caja
Negra, 2017. En otras palabras, la expansión extraplanetaria que tomará a la especie independiente de
cualquier mundo en particular.
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D
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N
108Ray Kurzweil, La singularidad está cerca, op. cit. Sobre el "cosmos inteligente" y la obsolescencia
humana, ver Abou Farman, "Re-enchantment cosmologies", op. cit.
109El tema de la singularidad (el "futurismo de la Costa Oeste", como dice Farman) está asociado a
la cultura high-tech del Silicon Valley. Kurzweil es hoy uno de los directores de ingeniería de Google.
D
A
N
W S ción en el espectro político, 110 es quizás el nombre más destacado entre
K los defensores de ese capitalismo verde que confía en soluciones
1 centralizadas, capaces de implementar ambiciosos proyectos de
/ tecnoingeniería a cargo del gran capital, con fuerte inversión material,
V orgánicamente (si cabe aquí el adverbio) enraizados en la Big Science:
fraccionamiento hidráulico de rocas para la obtención de combustible
fósil, expansión y perfeccionamiento de las usinas nucleares, grandes
proyectos hidroeléctricos (las represas en la cuenca amazónica, por
ejemplo), generalización del monocultivo de vegetales transgénicos,
geoingeniería ambiental, etcétera.
Ted Nordhaus y Michael Shellenberger, los dos fundadores del
instituto y autores del premiado Break Through. From the Death of
Environmentalism to the Politics of Possibility (2007), son un buen ejemplo
de esa corriente que Patrick Curry denominó como "tecnófilos
comucopianos".111 Su libro es un anuncio publicitario en pro de un
"capitalismo postindustrial y vibrante", capaz de sustentar con holgura
SO
os a los 10 mil millones de personas que poblarán la Tierra hada
mediados de siglo. Big is beautifúh esta consigna de los autores112 se
I encuentra fundamentada en un capítulo de Break Throug
V
h
E
110No tan incierta. Es de un texto del Breakthrough Institute que extrajimos la afirmación de que "la
libertad y la seguridad" son las mayores conquistas del capitalismo. Y la presencia como fellow del
instituto en 2014 de Pascal Bruckner, ese viejo nouveau philosophe de la derecha, enemigo
autodeclarado del "tercermundismo" y del "multiculturalismo" y autor de un libro reciente titulado Le
fanatisme de l'apocalypse que se explaya en contra de "la propaganda del miedo", nos parece una
evidencia más que circunstancial de las inclinaciones del instituto.
111
I Patrick Curry, Ecological Ethics. An Introduction, Cambridge, Polity, 2011. Los propios
fundadores del Instituto se definirían, más bien, como "modernistas" o "ecopragmáticos", como
"ecologistas" ferozmente antiambientalistas. Fueron, por otra parte, definidos por la revista Time como
"héroes del ambiente". En su segunda edición, de 2009, el libro-manifiesto del instituto pasó a llamarse
Break Through. Why We Can’t Leave Saving the Planet to Environmentalists.
112Lanzan la consigna en 2011, una conferencia en la Yale School of Forestry and Environmental
Studies.
superación y la posibilidad". Los autores imaginan así un alucinante
contubernio de Nietzsche con Poll- yanna, de cuya copulación
abominable emergería una hija monstruosa, una Barbie ecopolítica
que podríamos bautizar como Gratitud de los Ricos:
c*
114Bruno Latour se mostró en más de una ocasión afín al ideario del Breakthrough Institute (ver,
por ejemplo, Bruno Latour, "Love your mons- ters", en Ted Norhaus & Michael Shellenberger, Love
Your Monsters. Pos- environmentalism and the Anthropocene, Oakland, Breakthrough Institute, 2011;
ver también la crítica que le dirigió Clive Hamilton, "Love your sca- pegoats", 2012, disponible Online).
Tenemos la impresión de que, más recientemente, el efecto "gravitarional" de Gaia -o, en otras palabras,
una valoración más realista de los marcos temporales en que se desarrolla la crisis ambiental- lo ha
hecho rever en alguna medida esta posición. En cuanto a Hamilton, su oposición a los profetas del
"buen Antropoceno" no ha hecho más que aumentar (ver Clive Hamilton, "The new environmenta-
lism will lead us to disaster", op. cit.).
o
D
A
N
0 del horizonte de una intensificación paroxística del nue- s
vo espíritu del capitalismo, capaz de llevar a una ruptura
K tecnopolítica violenta, con una transformación
estructu-
R
o
s § Benjamín Noys acuñó el término "aceleraciomsmo", ma-
peó las referencias culturales del movimiento (la
ficción científica de los años ochenta, la Black Metal
Theory, el Manifiesto Cyborg de Donna Haraway, el
post-obrerismo ítalo-británico, entre muchos otros), y
- trazó su genealogía filosófica; ver sus artículos
10 "Accelerationism", 2008, disponible en
0- leniency.blogspot.com, y "Cyberpunk Phuturism:
The Politics of Acceleration", 2010, disponible academia.edu.
Esta genealogía se remontaría a ciertos textos de Deleuze y
Guattari, Lyotard y Baudrillard, tal como fueran reinterpretados
por la mediación tan carismática como semi-delirante, y para
muchos francamente embarazosa, de Nick Land, exprofesor de
Warwick y mentor de dos de los principales representantes del
"realismo especulativo" (Ruy Brassier, Iain Grant), así como de
un influyente bloguero tecnomarxista, Mark Fisher (k-punk).
Land muestra puntos de contacto con el singularitanismo
californiano, pero su futurología, aparte de estar filosóficamente
mucho mejor referenciada, es profundamente "gótica" o
"luciferina". Land alude, en uno de sus textos más famosos
("Colapso"), a una compresión creciente de los ciclos temporales
de crisis, que estarían convergiendo rumbo a una terrestrial
meltdown singularity, una "singularidad de catástrofe terrestre".
Un libro reciente de Noys brinda un inspirado análisis de los
antecedentes del aceleracionismo, como también la más sagaz
crítica interna-ya que Noys comparte algunas premisas con los
autores criticados- al movimiento.115
120Alex Williams y Nick Smicek, "Manifiesto por una política aceleracio- nista", en Armen
Avenassian y Mauro Reis (comps.), Aceleracionismo, op. cit., p. 46. La retórica del "Manifiesto" sugiere
un curioso falocentrismo macho-adolescente, con sus repetidas referencias a una maximal mastery, a un
futuro que debe ser cracked open, a un hard-edged anti-humanism, etc. (Ver, a propósito, el breve posteo
de Allison Ordnung, "Touching on 14.12.13 at Kraupa-Tuskany Zeidler", 23 de diciembre de 2013,
disponible en aqnb.com.) No hay cómo no darle la razón a Isabelle Stengers cuando, frente a una
pregunta de Heather Davis y Etienne Turpin ("¿Le preocupan las resonancias éticas del lenguaje
empleado por el aceleracionismo político, estético u ontológico? ¿Cómo definiría la cosmopolítica en
oposición a ese heroísmo nihilista y su indiferencia frente a su propia posición privilegiada?"),
reacciona con la tajante réplica: "Me niego a contrastar Cosmopolíticas, sean cuales fueran sus
insuficiencias, con esa basura: ellos son cerdos chauvinistas, y punto. Solo lamento el hecho de que
estén mancillando la memoria de Félix Guattari"; Isabelle Stengers, "Matters of cosmopolitics: Isabelle
Stengers in conversation with Heather Davis and Etienne Turpin on the provocations of Gaia", en
Etienne Turpin (ed.), Architecture in the Anthropocene. Encounters among Design, Deep Time, Science,
and Philosophy, Ann Arbor, Open Humanities Press, 2013, p. 179.
v a confiar en el plan (- el Estado), recuperando un sentido
-
10
6-
w
s de aquel gobierno un "ex gurú" de Dilma Rousseff (la defini-
K ción es de ella misma), Apolo Heringer Lisboa, profesor de la
I Universidad Federal de Minas Gerais y fundador del Partido de
/ los Trabajadores brasilero, del que se distanció en 1988.
-
11
EL GRAN INTERIOR: LA ESPELEOLOGÍA ESPECULATIVA DE 1-
GABRIEL TARDE
127Recordemos que el Viaje al centro de la Tierra, de Julio Veme, data de 1864, y que
Tarde comenzó a escribir el Fragmento en 1879.
128La alusión irónica a la alegoría de la caverna es prácticamente transparente en el
siguiente pasaje del libro de Tarde: "No existe [...] una ciudad, pero hay una gruta de
filósofos [...] una gruta espaciosa con prestigiosas cristalizaciones amorosamente destiladas,
que simulan vagamente, bastando un poco de buena voluntad para verlos, toda suerte de
bellos objetos [...]. Semejante, por lo tanto, bajo todos los aspectos a la filosofía que abriga,
esa amplia caverna"; Gabriel Tarde, Fragmento de historia futura, op. cit.
dedo al cielo) que la esperanza de salvación se debe expresar de
ahora en adelante; es por este: (Apunta su mano derecha hacia la
tierra...) [...]. Ya no se debe decir: ¡Allá en lo alto! sino:
¡Abajo!".129
o
A
N
W
S
K Contrariamente al esquema edénico de la mldemess, la
1 oposición entre vida y humanidad planteada por el Fragmento
/ coloca del lado positivo de la ecuación a la humanidad y al
V I mundo inorgánico, mientras que la vida no humana es puesta
V E en el lado negativo, "antisocial". La verdad del hombre está
R en su dimensión social y autopoiética, no en su dimensión
O orgánica, alopoiética; y la sociabilidad se afirma en efecto
S
como el fondo de la gran naturaleza, como la condición
ontológica universal. La psicología y la química, ciencias
supremas de la asociación, se fundirán en un único saber
sociomonadológico ("nuestros químicos [...] nos hacen así la
psicología del átomo, nuestros psicólogos nos exponen la
atomología del yo; por poco no digo la sociología del yo"), el
hombre se reflejará en los peñones, en los metales y en los
129íbid. Este pasaje evoca varias figuras de la pluma de Latour, como la oposición
supralunar/sublunar que en Face á Gafa subyace al concepto de "terrícola", el pueblo de
Gaia orientado hacia la tierra y en guerra contra los humanos/modemos enfocados en el
cielo, o el contraste entre el discurso de lo "distante" ( lontain) propio de la ciencia y el
acceso religioso a lo "próximo" (prochain): "cuando se habla de Ciencia, hay que elevar la
mirada al cielo y cuando se habla de Religión, hay que bajar los ojos hacia la Tierra. [...]
¿Cuándo volveremos, nosotros los Terrícolas, a la Tierra?"; Bruno Latour, Investigación
sobre los modos de existencia, op. cit., pp. 312-313.
átomos antes que en una flora y fauna extintas hace tiempo, y
participará así de la vitalidad no-orgánica elemental que lo
liberará definitivamente de la idea de la muerte, ese fantasma
biocéntrico.
La gran migración hacia adentro, en busca del espace du dedans
(Michaux), se hará en total contradicción con la historia de Noé: esta
vez no llevaremos con nosotros a ningún otro ser vivo; la Naturaleza,
ese "cúmulo
130"De ahí, por decir así, una purificación de la sociedad"; Gabriel Tarde, Fragmento de
historia futura, op. cit.
-
11
5
-
El Fragmento es un texto rico en provocaciones sociológicas, ácido
en su sarcasmo contra el culto socialista del trabajo, y provocador en
su asociación entre un estado de estatización total de la vida y la
realización plena del amor como sentimiento fundante del lazo
sociocósmico (¿ecos de Fourier?). A diferencia del imperio de la
carencia, de la célebre imagen hobbesiana de una vida "solitaria,
pobre, sórdida, bruta y breve" que evocan evocan distopías como
Mad Max o La carretera, en el mundo abiótico de Tarde las
necesidades se encuentran ampliamente satisfechas y se vuelven
invisibles: la humanidad puede obtener todo de sí misma, excepto
"sus recursos alimentarios".131 Lo superfluo
D
A
N
futuro de la Historia".
Hay, en el Fragmento, una excepción importante a la extinción de
toda otra forma de vida que no sea la civilización del narrador: se
trata de la "pequeña tribu de chinos excavadores", descubierta
durante una de las exploraciones intestinas llevadas a cabo por los
nuevos Terrícolas.135 136 Estos chinos, que tras la catástrofe se
interiorizaron disimuladamente por las antípodas, habían logrado
llevar hacia las® profundidades una especie de naturaleza en
miniatura: s "pequeñas legumbres [...] en pequeños canteros de tierra
K transportados, pequeños puercos, pequeños perros". De- i
sistiendo de exterminar o someter a esa tribu de "seres
¡ degradados", que además se entregaban "sin la más mínima
vergüenza a la antropofagia atávica", los seguidores de j
Milcíades al final deciden volver a cerrar la pared divisoria
137Antonello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo. Historia de una polémica, 1750-1900,
México, FCE, 1982.
Hemos visto ejemplos de imágenes míticas de un mundo
literalmente prehistórico, plenamente vivo pero todavía
desprovisto de humanos, un mundo previo al menos a la
separación entre el hombre y el mundo -la historia del Edén -
y de la caída-; hemos visto su imagen simétrica enla 12
1-
apokatástasis ecológica de Weisman, la desaparición del
humano como restitución del mundo. Recorrimos, a
continuación, visiones de un futuro donde todo habría de
volverse "humano", sea porque el mundo habría sido
disminuido o aniquilado por un colapso ambiental -y los
humanos se habrían convertido, en consecuencia, en
monstruosos predadores de su propia especie, como en La
carretera, o en presas hipnotizadas, última fuente de energía
viva para un nuevo orden mecanocósmico, como en Ma- trix-,
sea porque el mundo se habría visto transmutado y
absorbido por la humanidad como especie triunfante, la cual
se re-trasciende a sí misma, mediante proezas de antropo-
ingeniería, en una sublime entidad posthumana a la altura
de ese futuro de "abstracción, complejidad, glo- balidad y
tecnología" (en su versión gobernanza capitalista o en la de
soviets + cyborgs). Vimos también algunas imágenes
opuestas, creadas por la sustracción del polo del "sujeto" de
la oposición humanidad/mundo: la idea de un mundo donde
nada está en esencia vivo y menos aún es humano, como en
la hipótesis de un pasado remoto o "fósil", abiótico y extra-
experiencial, o como en el razonamiento que conduciría a
UN MUNDO DE
GENTE
una desvalorización radical del presente a partir de la
premisa de un futuro de extinción cósmica en cuanto verdad
y destino del Ser (la muerte como argumento ontológico).
Hemos señalado, además, la ambigüedad central que marca
la condición metafísica propiamente moderna, a saber, la
figura "correlacio- nista" de una anterioridad trascendental o
constituyente del humano con respecto a un mundo que sin
embargo lo precede empíricamente, situación que acarrea
-entre otras- una importante consecuencia desde el punto de
vista de la civilización: la necesidad manifiesta de una
redeterminación del mundo empírico -de lo humano
empírico también, y tal vez principalmente- por el ser
humano en cuanto negatividad trascendental, mediante la
potencia taumatúrgica del trabajo y la violencia
emancipadora
D
A
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W
de la revolución (piénsese en el dominio prometeico del
manifiesto aceleracionista, o en la vocación autodesnatu-
ralizante y biofóbica del hombre badiousiano).
s
K
1
/ Resta, por cierto, la posibilidad de otra versión mi-
-
138Miguel Carid, Yawanawa: da guerra á festa, tesis de maestría, Florianó- polis, 1999;
citado en Oscar Calavia, "El rastro de los pecaríes. Variaciones míticas, variaciones
cosmológicas e identidades étnicas en la etnología paño", Journal de la Société des
Americanistes, n° 87.
139Orlando Calheiros, Aikewara: esbogos de urna sociocosmologia tupi-gua- rani, tesis
de doctorado, Río de Janeiro, 2014, p. 41.
140En la inmensa mayoría de las lenguas amerindias (al menos en América del Sur),
existe una misma palabra que puede ser traducida ya sea como "humano", ya sea como
"pueblo" o "persona", y que con frecuencia desempeña el papel sintáctico o pragmático de
un pronombre ("nosotros") más que el de un sustantivo.
primordial (ya sea mero fruto de una presuposición o
fabricada por un demiurgo) como la única sustancia o
materia a partir de la cual el mundo vendría a ser formado.
Se trata de narrativas sobre un tiempo anterior al inicio de
los tiempos, una era o un eón que podríamos llamar "pre-
cosmológico".141 Tras una serie de peripecias, algunas
fracciones de la humanidad originaria (aunque no
completamente humana, ya que, aunque antropomorfa y
dotada de facultades mentales idénticas a las nuestras, esa
raza primigenia poseía una enorme plasticidad anatómica y
cierta propensión a conductas inmorales -incesto,
canibalismo-), algunas fracciones de esa "primigente" se van
transformando -de modo espontáneo o, una vez más, como
resultado de la acción de un demiurgo- en las especies
biológicas, accidentes geográficos, fenómenos
meteorológicos y cuerpos celestes que componen el cosmos
actual. La parte que no se transformó, que permaneció
esencialmente igual a sí misma, 142 es la humanidad histórica,
o contemporánea.
141Eduardo Viveiros de Castro, "The crystal forest: notes on the ontology of Amazonian
spirits", Inner Asia, vol. 9, n” 2, pp. 153-172.
142Con alguna mejora en el campo de la moralidad; el canibalismo literal, por ejemplo,
se vuelve objetivamente innecesario (aunque, en ciertos casos, haya seguido siendo
subjetiva, esto es, socialmente imperativo) una vez que, con el advenimiento de la era
cosmológica, surgen animales y plantas más adecuados para la alimentación humana.
-
12
3-
UN MUNDO DE
GENTE
Una de las mejores ilustraciones -tal vez la mejor- de ese
tipo general de cosmogonía se encuentra expuesta con gran
detalle y elegancia en la autobiografía de Davi Kope- nawa,
el chamán y líder político yanomami. 143 Pero también
podríamos recordar, de forma más sucinta, ciertas ideas de
los ashaninka (campa), pueblo aruaque geográficamente
alejado y culturalmente distinto de los yanomamis:
143Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du ciel. Paroles d'un chaman yanomami,
París, Pión, 2010; ver también Bruce Albert, Temps du sang, temps des cendres, tesis de
doctorado, París, 1985.
D
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N
La mitología campa es, en gran medida, la historia de cómo los campa
primordiales fueron, uno por uno, irreversiblemente transformados en
los primeros representantes de las diversas especies de animales y
plantas, así como de cuerpos celestes o de características del ambiente.
[...] El desarrollo del universo fue esencialmente un proceso de
diversificación, con la humanidad como sustancia primordial a partir de
la cual muchas -si no todas- las categorías de seres y cosas del universo
vinieron a la existencia. Los campa contemporáneos son los
descendientes de aquellos campa ancestrales [es decir, la humanidad
primordial] que escaparon a la transformación.144 145 S
w
-
12
4-
144Gerald Weiss, "Campa cosmology", Ethnology, vol. 9, n° 2, pp. 169-170; “muchas -si
s todas- las categorías": compárese con la excepción ai- kewara de los jabutís, arriba, en la
no
caracterización
K del estado panhumano de la realidad precosmológica. Esas salvedades son
importantes porque hacen resaltar una dimensión esencial de las mitocosmologías
amerindias: expresiones como "nada", "todo" o "todos" funcionan en verdad como
I
"calificadores" (o mejor aún "cuasificadores") mucho más que como cuantificadores. No
podemos profundizar aquí en esta discusión; pero ella posee implicancias obvias para una
/
adecuada comprensión de los conceptos indígenas de "cosmos" o de "realidad". Todo,
inclusive
I "el todo", es imperfectamente totalizable: la excepción, el resto y la laguna son
(casi siempre...) la regla.
145
E
Edward Schieffelin, The Sorrow of the Lonely and the Buming of the Dancers, Nueva
York, St. Martin Press, 1976, p. 94.
UN MUNDO DE
GENTE
-evocada por Lévi-Strauss en La alfarera celosa- en la que
Wyiot, el héroe cultural, identifica a la comunidad humana
originaria en las muchas especies de seres actuales. El tema se
encuentra asimismo en algunas culturas no amerindias: los
kaluli de Papúa Nueva Guinea, por ejemplo, cuentan que "en
aquel tiempo [de los orígenes]... no había árboles o animales
o riachos o comida. La tierra estaba completamente cubierta
de gente [people]".n Entonces un hombre de autoridad (big
man) decide transformar a diferentes grupos de personas en
las
diversas especies y otros fenómenos naturales; y "los que
fueron dejados de lado se transformaron en los ancestros de
los seres humanos".
146Es preciso matizar esta afirmación, distinguirla para los casos de muchas
cosmologías amerindias y, ocasionalmente tal vez, exceptuar a alguna de ellas. Existe un
debate en curso sobre la extensión y la comprensión de este mito-filosofema sobre una
"humanidad" primordial o infraestruc- tural en la América indígena, debate que se vincula
a aquellos acerca de los conceptos de "animismo" y de "perspectivismo", sobre los cuales
no nos detendremos aquí.
UN MUNDO DE
GENTE
agregar una nueva capa ontológica, de naturaleza espiritual
(o, en el lenguaje moderno, "cognitiva"), sobre una capa
orgánica previa, la cual, a su vez, habría emergido de un
substrato de materia "muerta". En la tradición mito-filosófica
occidental, en general tendemos a concebir la animalidad y
la "naturaleza" por medio de una remisión esencial al
pasado. Los animales son "archifósiles" vivos, no solo
porque en su carácter de bestias andaban por la Tierra
mucho antes que nosotros (y esas bestias arcaicas eran como
versiones magnificadas de los animales actuales), sino
porque la especie humana "anatómicamente moderna" tiene
su origen en especies ancestrales cada vez más próximas,
cuanto más retrocedemos en el tiempo, a una condición de
animalidad pura.147 Mediante una feliz innovación
-bipedestación, neotenia, cooperación, lenguaje sintáctico,
etc.-, el gran relojero (ya ciego u omnividente) nos confirió
una capacidad que nos transformó en seres más-que-
orgánicos (en el sentido de lo "superorgánico" de Kroeber),
dotados de aquel suplemento espiritual que es
148"Presente etnográfico" es el nombre que los antropólogos le dan a esta, hoy con
intención casi siempre censoria (para una importante excepción, sin embargo, ver Kirsten
Hastrup, "The Ethnographic Present: A Reinvention", Cultural Anthropology, vol. 5, n° 1,
1990), en el estilo narrativo siempre clásico de la disciplina, que sitúa las descripciones de
las monografías en un presente atemporal mas o menos contemporáneo al testimonio del
las transformaciones" -la expresión es usual en las culturas
amazónicas-, los inestables seres antropomorfos de los
orígenes adoptaron las formas y hábitos corporales de
aquellos animales, plantas, ríos, montañas, etc. que ellos
vendrían a ser, como por otra parte estaba prefigurado en los
nombres que ya portaban en ese pasado absoluto. Así se dio,
por ejemplo, que los "yanomamis pecaríes", en otras
palabras, la tribu de primigente que tenía el nombre de
"pécari" ("gente" se dice yanomami en la lengua del pueblo
homónimo), "se volvieron pecaríes", es decir, los cerdos
salvajes que los cazamos y comemos hoy. El "mundo entero"
(tal vez, de nuevo, no los jabutís u otra excepción cualquiera)
está virtualmente incluido en esta protohumanidad
originaria; la situación precosmológica puede ser así
descripta por igual como una humani- dad-aún-sin-mundo o
como un mundo-en-forma-humana, un multiverso
antropomórfico que da lugar a un mundo concebido como el
resultado de la estabilización (siempre inacabada) del
observador, o que "finge" ignorar los "cambios históricos" (como el colonialismo) que
justamente hicieron posible la observación etnográfica. Empero, aquí usaremos la
expresión en un sentido doblemente opuesto a ese, para designar la actitud de las
"sociedades contra el Estado" frente a la historicidad. El presente etnográfico es el tiempo
de las "sociedades frías" de Lévi-Strauss, sociedades contra el aceleradonismo o sociedades
lentas (asi como se habla de slow food o slow science -Sten- gers-), que entienden que todos
los cambios cosmopoliticos necesarios para la existencia humana ya acontecieron, y que la
tarea del ethnos es asegurar y reproducir ese "siempre-ya".
UN MUNDO DE
GENTE
potencial de transformabilidad infinita contenido en la
humanidad como sustancia, o más bien, como "actancia"
universal originaria y persistente.149
149Un metafísico amazónico podría llamar a este argumento "ancestrali- dad humana"
o "evidencia del antropofósil".
Aquí puede verse una múltiple inversión de los escenarios
canibalescos o zombiformes descriptos en La carretera y en
narrativas semejantes: en la mitología indígena, el alimento
de los humanos consiste en humanos que fueron
transformados en animales y plantas; la humanidad es el
principio activo que está en el origen de la proliferación de
formas vivas en un mundo rico y plural. Pero el esquema
indígena también invierte el mito del jardín del Edén. En el
caso amerindio, los humanos son los primeros en llegar, el
resto de la creación procede de ellos. En este caso, es como si
de la "costilla de Adán" surgiese muchomás que su
complemento femenino: surge el mundo todo, el resto
infinito del mundo. Y los nombres en su infinita variedad
existían, como vimos, antes y a la par de las cosas (los
yanomamis pécaris, el pueblo jaguar, la gente canoa, etc.):
estas no esperaron a un archinombrador humano para saber
que eran, y qué eran. Todo era humano, pero todo no era uno.
La humanidad era una multitud polinómica; ella se presentó
desde el inicio bajo la forma de la multiplicidad interna, cuya
externalización morfológica, esto es, la especiación, es
precisamente la materia de la narrativa cosmogónica. Es la
naturaleza la que nace o se "separa" de la cultura y no al revés,
como sostienen en cambio nuestra antropología y nuestra
filosofía.
La subsunción del mundo por la humanidad en las cosmologías
amerindias opera, así, en la dirección opuesta al mito de la
singularidad tecnológica. Remite al pasado, no al futuro; su énfasis
está puesto en la estabilización de las transformaciones que
vinieron a diferenciar a los animales de aquellos humanos
-
que continuaron siéndolo, y no en la aceleración de las 12
transformaciones de los animales que "fuimos" en las 9
máquinas que "seremos". El énfasis de la praxis indígena
reside en la producción reglada de transformaciones capaces de
reproducir el presente etnográfico (rituales de ciclo de vida, gestión
metafísica de la muerte, chamanismo como diplomacia cósmica) y
así impedir la proliferación regresiva y caótica de transformaciones.
El control es necesario porque el potencial transformativo del
mundo, como lo demuestran los omnipresentes índices de actividad
de una intencionalidad antropomorfa universal, manifiesta una
remanencia peligrosa pero necesaria. El peligro reside en el hecho de
que los ex humanos mantienen una virtualidad humana por debajo
de su actual apariencia animal, vegetal, astral, etc., un poco al modo
(pero a la inversa de) como acostumbramos fantasear que, en el
fondo, por debajo de nuestra vestimenta civilizada, seguimos siendo
animales0
A
N
-
13
0-
hacer que los humanos sean violentamente
reabsorbidos l por el substrato precosmológico donde todas
las diferen- v cias continúan comunicándose caóticamente
entre sí.150 E La necesidad de esa remanencia, a su vez, radica
en el hecho de que la actualización del presente etnográfico
presupone una recapitulación o contraefectuación del estado
precosmológico, pues allí se halla el reservorio de toda
diferencia, de todo dinamismo y por tanto de toda
posibilidad de sentido. El multiverso antropomórfico, en su
virtualidad originaria, es suscitado-conjurado, bajo la forma
de una animalización del humano -la máscara te- riomórfica del
bailarín-espíritu, el devenir-fiera del guerrero- que es
recíprocamente una humanización mítica del animal.151 Es de tal
doble movimiento que emerge sin cesar el ethnos. El presente
etnográfico no es en modo alguno un tiempo inmóvil; las sociedades
lentas conocen velocidades infinitas, aceleraciones extra-históricas,
en una palabra, devenires, que hacen del concepto indígena del buen
vivir algo metafísicamente mucho más parecido a un deporte
extremo que a un sosegado retiro campestre.
152La diferencia entre "animismo" y totemismo" es, a este respecto, contra Descola y con
Sahlins, poco clara y tal vez carente de sentido; ver Philippe Descola, Más allá de la
naturaleza y la cultura, Buenos Aires, Amorrortu, 2012; Marshall Sahlins, "On the
ontological scheme of Beyond nature and culture", Hau: Journal of Ethnographic Theory,
vol. 4, n° 1, 2014 .
UN MUNDO OI bINII
W "" ~ ...
UN MUNDO OI bINII
s
-
z
n - preservan un lado humano latente o secreto,
imperceptible j para nosotros en condiciones normales-, su
concepto de hu- V inanidad o de "cultura" forzosamente
también lo será. Los E amerindios forman parte de aquella
gigantesca minoría de pueblos que jamás fueron modernos,
porque nunca tuvieron una naturaleza y por lo tanto jamás la
perdieron, ni tampoco necesitaron liberarse de ella. Nótese
que, entre nuestra humanidad y la de ellos, como entre
nuestro mundo y el de ellos, no hay una simple diferencia de
visiones culturales de un mismo mundo natural (el mundo
tal como es descripto por las ciencias modernas de forma más
o menos completa); ni tampoco de diferentes mundos
culturales imaginados por una misma humanidad como especie
natural. Ambos lados de la ecuación antropocosmológica necesitan
ser modificados a la vez, lo cual desplaza el problema; no porque las
dos variables de la ecuación estén en "correlación", sino porque la
correlación misma tal como la imaginamos -sea para afirmarla o para
negarla metafísicamente- pierde sentido cuando se la traduce a los
"términos" amerindios.
UN MUNDO DE
GENTE
153Ver Tánia Stolze lima, "0 dois e seu múltiplo: reflexóes sobre o perspectivismo em
urna cosmologia tupi". Mana, vol. 2, n° 2, 1996, pp. 21-47 , y Um peixe olhou para mim.
Opovo Yudjá e a perspectiva, San Pablo/Río de Janeiro, UNESP/ISA/NUTI, 2005; Eduardo
Viveiros de Castro, "Os pronomes cosmológicos e o perspectivismo amerindio", op. cit„ y
Metafísicas caníbales, op. dt.
algunas de las cazas más apreciadas por los indios
amazónicos. Así, todo existente en el cosmos se ve a sí mismo
como humano, pero no ve a las otras especies como tales (y -
13
esto, es inútil subrayarlo, se aplica también a nuestra especie). 3-
La "humanidad" es así al mismo tiempo una condición
universal y una perspectiva estrictamente deíctica y
autorreferencial. Especies diferentes no pueden ocupar al
mismo tiempo el punto de vista del "yo", debido a la
restricción deíctica: en toda confrontación aquí y ahora entre
dos especies, es forzoso que una termine por imponer su
humanidad, es decir, que termine por hacer "olvidar" a la otra
su propia humanidad.155
-
13
5-
156Pero no, nótese bien, en muchas de esas filosofías que Meillassoux llamaría
"subjetalistas".
UN MUNDO DE
OENTE
-
13
6-
W
Podría objetarse que, en rigor, los animales son "hu-
manos-para-sí" para nosotros, ya que somos "nosotros"
(los amerindios) los que sabemos eso y actuamos de
acuerdo a ese saber. Sin duda. Pero no sabemos todo
lo que los animales saben, y menos aún todo lo que
ellos son.157 De cualquier modo, esto no significa que
exista, escondido en las profundidades del mundo, un
humano-en-sí o un animal-en-sí; en las cosmologías
amerindias no existe distinción -y aquí se trata de una
tesis etnográfica, no una teoría metafísica general-
entre el "mundo-en-sí" y la serie indeterminada de
existentes en cuanto centros de perspectiva o, si se
prefiere, en cuanto mónadas. Cada objeto o aspecto
s del universo es una entidad híbrida, al mismo tiempo
K humano-para-sí y no-humano-para-otro, o mejor, por-
1 otro. En este sentido, todo existente, y el mundo como
/ agregado abierto de existentes, es un ser fuera de sí. No
V I existe ser-en-sí, ser-en-cuanto-ser, que no dependade
V E su ser-en-cuanto-otro; todo ser es ser-por, ser-para, ser-
O
S
Los blancos nos tratan como ignorantes solo porque somos gente
diferente a ellos. Pero su pensamiento es corto y oscuro; no logra
ir más allá y elevarse, porgue quieren ignorar la muerte. [...] Los
blancos no sueñan lejos como nosotros. Ellos duermen mucho, , 28 pero
solo suenan consigo mismos.
-
13
7-
158Ver Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia, op. dt. El ser en cuanto
otro de Latour es como la expresión metafísica de la célebre máxima antropofágica "solo
me interesa lo que no es mío", como recuerda Alexandre Nodari. Aquí no cabe
-literalmente- adentrarnos en la ontología de la diferencia que permite tender un puente
entre la especulación oswal- diana sobre el "matriarcado de Pindorama", el pensamiento
amerindio sobre la alteridad inmanente y riertos desarrollos filosóficos y antropológicos
contemporáneos, entre los cuales se incluyen las propuestas de Latour; ver Eduardo
Viveiros de Castro, Metafísicas caníbales, op. cit.
159Ver Casper Jensen, "Two forms of the outside: Castañeda, Blanchot, ontology", op.
cit.
160Los seres del "pasado" absoluto que describe el mito -como los espíritus, los
maestros de los animales, las divinidades y otras entidades normalmente invisibles que
forman el substrato intencional del mundo- son imperecederos, y por lo tanto
omnipresentes, en sentido tanto espacial como temporal. Ver Daniel Pierri, 0 perecível e o
imperecível. Lógica do sensible e corporalidade no pensamento guaranimbyá, tesis de
maestría, San Pablo, 2014.
161Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du ciel, op. cit., pp. 411-412; el subrayado es
nuestro.
D
A
N
166Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du del, op. rit., p. 540. "Lo que ellos [los
blancos] denominan "la naturaleza' es, en nuestra lengua muy antigua, urihi a, la tierra-
selva" (ibíd., p. 514). Comparar con el bello libro de Ursula le Guin, El nombre del mundo es
bosque, Buenos Aires, Minotauro, 1976: "También había aprendido a gustar de los nombres
que los atlishianos daban a sus territorios y poblados: sonoras palabras bisilábicas: Sornol,
Tuntar, Eshreth, Eslisen -que ahora era Centralville-, Endtor, Abtan y sobre todo Athshe,
que significaba el Bosque, y el Mundo. De modo que tierra, térra, tellus significaba a la vez
el suelo y el planeta, dos significados y uno. Pero para los atlishianos el suelo, la tierra, no
era el lugar adonde vuelven los muertos y el elemento del que viven los vivos: la sustancia
del mundo no era la tierra sino el bosque. El hombre terráqueo era arcilla, polvo rojo. El
hombre atlishiano era rama y raíz. Ellos no esculpían imágenes de sí mismos en la piedra;
solo tallaban la madera...".
D
A
N
167Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existenría, op. cit., p. 432. No pretendemos aquí
especular sobre las razones de esta "presciencia" de los pueblos no modernos, que progresivamente va
dejando la esfera de las alegorías edificantes para asumir una perturbadora literalidad ecológica. Pero
entre esas razones está, ciertamente, la multi- milenaria aprehensión reflexiva por el "pensamiento
salvaje" de ciertas constantes de enorme generalidad en la experiencia, constantes que en el siglo XIX
aprendimos a llamar termodinámicas, y cuyo "olvido" está en la raíz de las mutaciones económicas (en
todos los sentidos de la noción de economía, del teológico al contable) ocurridas en crisis sucesivas a lo
largo de la historia de Occidente. Tampoco se debe descartar, por supuesto, la tendencia a un cierto
carácter circular o recombinatorio de la imaginación mitopoética, en el tiempo y en el espacio.
del fuego, o incluso por el repliegue de la estructura de sustentación de la
capa terrestre.168 En la próxim
a
169Curt Nimuendaju Unkel, Los mitos de creación y de destrucción del mundo como fundamentos de
la religión de los Apapokuva-Guaraní, Lima, Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica,
1978. Para un panorama ya desactualizado, pero todavía útil, de las cosmogonías y esca- tologías de la
América del Sur indígena, ver Lawrence Sullivan, Icanchu's Drum. An Orientation to Meaning in
South American Réligions, Nueva York, MacMillan, 1988.
s diferentes sustancias: arcilla, madera, trigo...), ni en su
-
14
2-
170Los mitos no tardaron en "siempre haber previsto" este regreso (ver Claude Lévi-
Strauss, Historia de Lince, Barcelona, Anagrama, 1992). En otras variantes, los blancos se
fueron en razón de un error de juicio de los propios indios, que absurdamente los
expulsaron o los dejaron ir llevándose consigo los instrumentos de su potencia tecnológica
futura.
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N
171 Ver, por ejemplo, Erika Mesquita, "Ver de perto para contar de certo". As mudanzas
climáticas sob os olhares dos moradores da floresta, tesis de doctorado. Campiñas, 2013;
Patricia J. Hammer, "Patsa Puqun: ritual and climate change in the Andes", ReVista.
Harvard Review of Latín America, 2014, así como los artículos bajo la categoría "A
cosmopolitica das mudanzas (climáticas e outras)" en el sitio web del ISA,
pib.sodoambiental.org.
UN MUNDO DE
GENTE
sumando, en otras regiones de la Amazonia, la explotación
industrial de petróleo y gas y, en breve, del niobio y de
D
A
N
172Ver Bruce Albert, "La fumée du métal: histoiie et représentations du contact chez les
Yanomami (Brésil)", L'Homme, n° 106-107, 1988, pp. 87-119; "L'Or cannibale et la chute du
riel", op. cit.; Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du ciel, op. cit.; Dominique Gallois,
"0 discurso waiápi sobre o ouro: um profetismo moderno". Revista de Antropología, vol.
30/31/32, 1987, pp. 457-467.
-
14
5-
173Esto recuerda un episodio del mito guaraní de la creación del mundo, en el cual los
gemelos míticos exterminan, por ahogamiento, a toda la población de jaguares caníbales
que dominaba la Tierra, pero dejan escapar una hembra embarazada, que da origen a los
jaguares actuales, felizmente menos numerosos que sus arquetipos originarios.
I gada al riesgo de accidentes en la usina nuclear situada en
I I
-
14
What do you do, after you stop pretending? 9-
Dougald Hiñe, The Dark Mountain Project
0 Como vimos al inicio de este ensayo, existe un creciente
sentimiento en la cultura contemporánea -lo que de
ninguna manera quiere decir una convicción unánime ni
sobre todo consistente- de que los dos actuantes de nuestra
mito-antropología, la "humanidad" y el "mundo" (la especie
y el planeta, las sociedades y sus ambientes, el sujeto y el
objeto, el pensamiento y el ser, etc.) han entrado en una
conjunción cosmológica nefasta, que se asocia a los
controvertidos nombres de "Antropoceno" y "Gaia". El
primer nombre designa un nuevo "tiempo", o mejor, un
nuevo tiempo del tiempo -un nuevo concepto y una nueva
experiencia de la historicidad-, en el cual la diferencia de
magnitud entre la escala de la historia humana y las escalas
cronológicas de la biología y de la geofísica hadisminuido
dramáticamente, incluso ha tendido a invertir- w
LA ESPECIE IMPOSIBLE
Dipesh Chakrabarty, en "The Climate of History", llamaba la
atención sobre el hecho de que el Antropoceno parece exigir
175
175Los escritos de Günther Anders, como vimos, buscan extraer las implicancias de la
entrada de la humanidad en la "era atómica", pero son ricos en lecciones para nuestra
caída en el "Antropoceno", dada la densidad de la relación, tanto epistemológica como
ontológica, entre estas dos balizas temporales; ver Joseph Masco, "Bad Weather: On
Planetary Crisis", Social Studies of Science, vol. 40, n° 1, 2010, pp. 7-40; "The End of Ends",
Anthro- pological Quarterly, vol. 85, n° 4, 2012, pp. 1107-1124.
que se retome el concepto, rechazado con estruendo por las
teorías criticas de la mundialización capitalista, de
"humanidad" en cuanto "especie humana". Esto porque,
decía él, las consecuencias de la catástrofe climática solo son
comprensibles cuando pensamos a los humanos como una
forma de vida, y a su trayectoria más reciente ("holocénica"
en el estricto sentido etimológico) como parte de la larga
historia de la vida en la Tierra. Esto no significa, ciertamente,
que se deba suscribir un esencialismo especista
predarwiniano, o algún tipo de teleologismo sociotécnico,
ignorando el carácter históricamente contingente del
capitalismo y de su dependencia del uso intensivo de
combustibles fósiles. Mientras tanto, sin la comprensión de
aquello que, fuera de los estrechos limites de la historia
como disciplina académica, pertenece a la llamada "historia
profunda",176 esto es, las mutaciones genético-culturales que,
desencadenadas por oscilaciones y derivas multicíclicas o
catastróficas en el comportamiento del sistema Tierra,
crearon a la especie hace cientos de miles de años, no
podremos damos cuenta de cuánto dependemos, como una
forma de vida entre otras, de las otras especies existentes en
176Andrew Shryock y Daniel Lord Smail (eds.), Deep History. The Archi- tecture ofPast
and Present, Berkeley, University of California Press, 2011, John Brooke, Climate Change
and the Course of Global History, op. cit.
la Tierra, y por lo tanto de las condiciones termodinámicas
planetarias que sustentan la biosfera presente (y que están,
como sabemos, recíprocamente condicionadas por ella, al
menos en parte). El calentamiento global, como ya señalamos
más de una vez en este ensayo, traerá alteraciones que
permanecerán durante muchas decenas de siglos, tal vez
incluso varios cientos de miles de años. Ni el capitalismo
mismo puede durar tanto (lo cual no deja de ser un alivio).
D -
15
A 1-
N
177Aunque el American way oflife siga siendo el campeón en la carrera de las emisiones
per cápita, en 2007 China superó a los Estados Unidos al ganar el podio del mayor emisor
mundial de dióxido de carbono en términos absolutos. Para una desoladora proyección
del aumento de las temperaturas globales en un escenario que toma en cuenta el rápido
crecimiento de las emisiones en países como China e India, ver Kevin Anderson y Alice
Bows, "Beyond 'dangerous' climate change: emission scenarios for a new world",
Philosophical Transactions of the Royal Society, vol. 369, 2012, pp. 20-24. Los autores
muestran que, considerándose esas emisiones, las metas de reducción establecidas para los
llamados paises del Anexo I son irrisorias e incapaces de evitar un aumento muy superior
a los 2°C, el cual, por otra parte, está lejos de ser un límite "seguro", como ya se creyó. En
el escenario mundial, hasta hace poco Brasil estuvo cosechando los laureles por la
reducción de sus emisiones resultante de la caída de la deforestación entre 2004 y 2012; sin
embargo, más allá de retornar a un aumento de la deforestación a partir de 2013 (gracias,
entre otros factores, a la implementación del nuevo Código Forestal), las emisiones
oriundas del sector energético vienen asumiendo una importancia relativa cada vez más
grande; ver el sitio del Observatorio del Clima en observatoriodoclima. eco.br. El acuerdo
de París no emplea la clasificación de los países en Anexo I y Anexo II, sino que
simplemente se refiere a "países desarrollados" y "menos desarrollados".
HUMANOS Y TERRÍCOLAS
EN LA GUERRA DE GATA
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3-
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Incluso si pudiésemos identificarnos emocionalmente con una palabra
como humanidad [mankind], no sabríamos lo que es ser una especie,179
ya que, en la historia de las especies, los humanos son solo un ejemplo
del concepto de especie, como cualquier otra forma de vida. Pero nunca
nadie experimenta ser un concepto.180
s
K
1790 "qué tipo de ser es una espede", what being a species is.
180Dipesh Chakrabarty, "The Climate of Change", op. rit., p. 220. Ver también el
párrafo del Libro del desasosiego de Bernardo Soares/Femando Pessoa, donde se encuentra
la meditadén: "He considerado que Dios, siendo improbable, podría ser; pudiendo, pues,
ser adorado; pero que la Humanidad, siendo una mera idea biológica, y no significando
más que la especie animal humana, no era más digna de adoradón que cualquier otra
espede animal"; Femando Pessoa, Libro del desasosiego, Barcelona, Seix Banal, 1997.
I
HUMANOS Y TERRÍCOLAS
EN LA GUERRA DE GATA
181Un redente articulo de Idelber Avelar, que abre un dialogo entre las propias
cosmopolíticas del Antropoceno (a partir de Chakrabarty) y el perspectivismo amerindio,
es de gran pertinencia para la discusión; ver Idelber Avelar, "Amerindian Perspectivism
and Non-Human Rights", Alter/ nativas, vol 1, n° 1, 2013, disponible en
altemativas.osu.edu.
HUMANOS Y TERRÍCOLAS
EN LA GUERRA DE GATA
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4-
182Pensemos en las "tablas de traducción" teonomásticas de las que habla Jan Assmann
para el antiguo Oriente Medio, y que Latour evoca en la primera conferencia de Face á
Gaia. Es curioso, dígase de paso, que Chakrabarty, al discutir la vacuidad fenomenológica
del concepto de especie, no se refiera al concepto de Gattungswesen, el "ser genérico" -esto
es, universal- del hombre tematizado en los Manuscritos de 1844, el cual dio margen, en
los buenos viejos tiempos, a una intensa discusión al interior del marxismo. En las
versiones en inglés de los Manuscritos, el concepto es traducido como species being.
Y así ese texto capital -que, a nuestro entender, tiene
como uno de sus méritos la admisión de la insuficiencia de la
crítica del capitalismo para dar cuenta de la crisis
planetaria-183 termina con una sorprendente confesión de
perplejidad. La especie humana, concluye Chakrabarty,
quizás pueda ser el nombre provisorio del sujeto en una
"nueva historia universal de los humanos". Pero, agrega, -
15
"nosotros jamás podremos comprender este universal", un 5-
universal
184"Desde la perspectiva actual de una catástrofe total, Marx y Pablo parecen haberse
vuelto contemporáneos"; Günther Anders, Le temps de la fin, op.dt., p. 92.
185Sobre el concepto de Gattungswesen, ver la nota 8 a este capítulo.
D
A
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186No sena absurdo argumentar que la imagen de la humanidad como esencia única y universal ya
dejó de tener "sentido metafísico" desde el programa nazi de exterminio de los judíos, por lo tanto
antes de Hiroshima. Si la guerra nuclear total significa el fin de la humanidad "por medio" del fin del
mundo, la Shoah significó el fin del "mundo de la humanidad", o del mundo humanista europeo
iniciado en el Renacimiento. El fin de la humanidad, en este sentido, comenzó con Auschwitz, así como
el fin del futuro comenzó con Hiroshima.
187Como en la inmensa mayoría de los discursos antinucleares del tiempo de la Guerra Fría,
también en el texto de Anders la única especie cuya extinción parece estar en juego en el apocalipsis
atómico es la humana; ver Déborah Danowski, "0 hiperrealismo das mudanzas climáticas e as várias
faces do negacionismo", Sopro, n° 70, 2012, pp. 2-11.
D
A
N
192Entre algunos pueblos amerindios, las pesadillas deben ser narradas públicamente
al despertar, para que los eventos prefigurados en ellas no se actualicen.
193miedo [Be afraid]"; Steven Shapin, "Libel on the Human Race", London Review
ofBooks, vol. 36, n° 11, 2014, p. 29. Para una defensa elocuente y no pollyanesca de la
esperanza como principio de la acción política, ver, en cambio, el bello libro de Rebecca
Solnit, Esperanza en la oscuridad, Madrid, Capitán Swing, 2017.
/ guerra como confrontación estrictamente inmanente, sin
HUMANOS Y TERRICOLAS
EN LA GUERRA DE GAIA
-
16
0-
posibilidad de intervención de un árbitro externo o de
una j autoridad superior, en la cual es necesario
confrontar al v enemigo en un escenario donde la
aniquilación física (la E "negación existencial") del otro
es una posibilidad real. Para Chakrabarty, como vimos,
los actores conjurados por el Antropoceno son la
especie humana y la Tierra, pero, aunque los humanos
se hayan transformado en una megafuerza natural, y el
"sistema Tierra" haya asumido un comportamiento
imprevisible como el que atribuimos a las fieras (the
climate beast...), el conflicto parece tener a primera vista
un árbitro claro, la ciencia: la climatología, la geofísica,
la historia natural. Si queremos sobrevivir al Antropoceno,
parece decir Chakrabarty, es esa la instancia trascendente a la
que debemos escuchar y obedecer. En el apocalipsis nuclear
de Anders, al contrario, si es posible decir que no habrá una
instancia exterior a las partes interesadas, es porque todas
están ya del lado de los asesinos o del lado de las víctimas, pero
también porque, al mismo tiempo, todos serán víctimas, incluso
el mundo donde el conflicto se desarrollará; en otras palabras,
como en Melancolía, no habrá ninguna voz en off que narre el
fin de la historia. Así, la ausencia de una entidad
transcendente que pudiese salvarnos del apocalipsis
(marcianos benevolentes preocupados por la evolución de la
Guerra Fría, por ejemplo) se redobla por la ausencia absoluta
de mundo tras la conflagraciónnuclear total. El fin de la guerra
HUMANOS Y TERRÍCOLAS
atómica seria el fin absoluto del mundo y el fin absoluto deDE
EN LA GUERRA laGAIA
humanidad.
A
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No obstante, es exactamente por esa razón que es necesario reconocer
W
K
que estamos en guerra. Si la "constitución" moderna a todas luces ya
venía colapsando, como lo evidencia la propuesta de reforma
ontológica de los modernos que Latour gestó por largo tiempo, y
1
finalmente presentó en su Investigación sobre los modos de exis- tencia, la
/ crisis climática (que atraviesa dicho libro de modo discreto pero
I insistente, y que se trae al primer plano en sus páginas finales) dio a
esa guerra un carácter de urgencia, al colocarnos a todos frente al
imperativo de determinar en la práctica quiénes son esos "todos",
contra quiénes exactamente se está librando la guerra, y de qué lado
estamos "nosotros". El camino hacia una anhelada paz universal futura
solo podrá ser transitado, entiende el autor, si comenzamos por un
múltiple y combinado rechazo al presente agenciamiento
cosmopolítico (demos-theos-nomos) instaurado por los modernos. Recha-
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199Por el mismo motivo -esto es, por no ser una obra de arquitectura o ingeniería-,
Gaia tampoco puede ser re-engineered, lo cual sugiere que el autor no alberga grandes
esperanzas respecto a proyectos de "geoingenie- ría del clima".
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2002$. Gaia es el agente de una geostory antes que el pariente de una geohistory.
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201Bruno Latour, War of the Worlds. What about Peace?, Chicago, Prickly Paradigm
Press, 2002
HUMANOS Y TERefr
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*»AIA
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16
9
-
¿serán los enunciados sobre los conflictos ecológicos más del tipo "el
- punto de ebullición del agua" o más del estilo "la amenaza de la Guerra
17
0- Fría"? En otras palabras, ¿estamos lidiando aquí con un mundo
constituido por hechos [matters offact] distantes, o con un mundo
compuesto de preocupaciones [matters of concern] altamente sensibles?
Esa es otra clara divisoria de aguas, pues los que se encuentran de un
lado y del otro de la frontera, literalmente, no habitan el mismo mundo.
Para decirlo crudamente: algunos de nosotros se están preparando para
vivir como terrícolas en el Antropoceno; otros han decidido permane-
32
205Para el perenne debate en torno a la tesis de Malthus, ver la reseña citada de Shapin:
"Los debates maltusianos conciernen a la investigación científica, pero a una investigación
que se encuentra ella misma envuelta en debates en curso, de naturaleza moral; y
difícilmente podemos esperar que de tal tipo de debate pueda emerger un consenso";
Steve Shapin, "Libel on the Human Race", op. cit., p. 29.
206Bruno Latour, "War and Peace in an Age of Ecological Conflicts", Revue Juridique de
l'Environnement, vol. 1, 2014, pp. 51-63, disponible en bruno-latour.fr.
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17
1-
¿Pero si los terrícolas del Antropoceno no se confunden
con la especie humana como un todo, esto significaría que el
pueblo de Gaia es una parte de esta especie, y
exclusivamente de ella? Los terrícolas son el partido por el
HUMANOS Y TERefr
EN LA GUERRA OE ^LAS
*»AIA
207El pasaje citado recién es, si no nos equivocamos, el extremo de ra- dicalidad y de
compromiso asumido por Latour, quien mantiene cierta ambigüedad en cuanto a su
posición en esta guerra entre dos mundos. Aunque en distintas oportunidades se haya
declarado (o confesado) diplomático de los modernos, no es difícil ver que nuestro autor
tiende cada vez más a ubicarse del lado opuesto, pareciendo querer actuar, como dijo
Alyne Costa, "como un terrícola infiltrado junto a los humanos", con la misión de
convertirlos y finalmente ayudarlos a juntarse con el pueblo de Gaia; Alyne de Castro
Costa, Guerra e paz no Antropoceno. Urna análise da crise ecológica segundo a obra de
Bruno Latour, tesis de maestría, Río de Janeiro, 2014.
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3-
210Ver Juliana Fausto, "Terranos e poetas: 'o povo de Gaia' como 'povo que falta'",
Lando, vol. 2, n° 1, 2013, pp. 165-181.
211Sobre el tedio que se percibe "en las escuelas misioneras, en los campamentos de
refugiados y, a veces, en aldeas 'aculturadas'", ver Roy Wagner, The Invention of Culture,
Chicago, University of Chicago Press, 1981, p. 89.
este caso, no deberíamos dejar° de mencionar que una solitaria e
incongruente promesa de
-
17
Más adelante en las conferencias, Latour se pregunta si no 5-
seria posible aceptar la candidatura "de aquellos pueblos que
pretenden estar reunidos bajo la égida, por ejemplo, de la
Pachamama, la diosa de la Tierra". Se refiere claramente a los
pueblos amerindios y sus congéneres no modernos, que
vienen adaptando cada vez más la retórica ambientalista
occidental a sus cosmologías, vocabularios conceptuales y
proyectos existenciales, y retraduciendo estos últimos a un
lenguaje modernizado de inequívoca intención política, y
que con esto pretenden hacer que la civilización que
considera haber inventado la política, y que cree que tal
invención la distingue, entienda que la política es solo un
departamento de la cosmopolítica, y que esto la iguala a todas
las otras civilizaciones. La voz de esos pueblos empieza a ser
oída por lo menos en algunos sectores de las sociedades
privilegiadas del "norte global", aquellos que ya se dieron
cuenta de que, esta vez, las cosas pueden terminar mal para
todo el mundo, en todas partes, de un modo u otro.
Pero sucede que Latour no cree que esa "gente de la
Pachamama" esté a la altura del desafío:
HUMANOS Y TERRÍCOLAS
EN LA GUERRA DE GAIA
"pueblo que falta" nos fue sugerida por el articulo citado de Juliana Fausto, y
Alexandre Nodari nos recordó el pasaje de La hora de la estrella, de Lispec- tor,
en que Macabea es definida como una representante de la "resistente raza enana
obstinada que tal vez un día reivindique el derecho al grito"; Clarice Lispector,
La hora de la estrella, Madrid, Siruela, 1989, p. 75.
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EN LA GUERRA DE GAIA
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EN LA GUERRA DE
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215No podemos aquí sino recomendar la lectura de las ingeniosas criticas que Marilyn
Strathern dirigió a la idea latouriana de las "redes largas" de los modernos, así como de las
reflexiones de la misma autora sobre la esca- laridad como un instrumento (y/o efecto) de
la teoría antropológica antes que una propiedad de fenómenos observables, por asi decir,
a simple vista. Ver Marilyn Strathern, 0 efeito etnográfico e outros ensayos, San Pablo, Cosac
Naify, 2014, una antología de sus artículos realizada en Brasil, que incluye varios textos
sobre estos temas, como también su esencial libro Partial Connections, Walnut Creek,
Altamira Press, 2004.
-
17
7-
216United Nations Permanent Forum on Indigenous Issues, "Fifth Session, Fact Sheet 1:
Indigenous Peoples and Identity", 2006, disponible en un.org.
K los Estados que los engloban y que, frecuentemente, los
217Ver Mike Davis, Planeta de ciudades miseria, Madrid, Akal, 2014; ver también John
Vidal, "Every third person will be a slum dweller within 30 years, UN agency warns", The
Guardian, 4 de octubre de 2003.
mayor que la población de los Estados Unidos (314
millones) y Canadá (35 millones) sumadas, lo cual
debe significar algo. Pero sobre todo, y una vez más,
¿qué sabemos acerca de las transiciones demográficas
que le esperan a la humanidad hacia fines de este
siglo, o incluso mucho antes de eso, si consideramos
que la temperatura media global podría alcanzar los
- 4°C de aumento ya en 2060 o 2070? 218 Sin olvidar, por
17
8- cierto, el ya mencionado' argumento de que, si todos
los siete mil millones de personas del mundo
adoptasen el American way oflife -la extraña versión
americana del buen vivir- serían necesarias cinco
Tierras. Esto significa que el país al norte de México le
está debiendo como mínimo cuatro mundos al resto
del mundo, en una transformación inédita del tema
mítico de la "humanidad sin mundo". Más allá de que
haya demasiada gente en el mundo (infelizmente, no
hay racionalización que destruya esa evidencia), hay
ante todo muy poca gente con demasiado mundo y
demasiada gente con muy poco mundo, y es ahí que
la cosa se complica.
218Richard Betts et. al, "When could global warning reach 4°C?", Philoso- phical
Transactions ofthe Royal Society, vol. 369, n° 1934, 2011, pp. 67-84.
po de las grandes navegaciones -las cuales, no olvidemos,
instituyeron el moderno "nomos de la Tierra" de acuerdo con
Schmitt, nomos que necesitó del genocidio americano y, más
en general, del exterminio de muchos millones de seres
humanos que se encontraban fuera del espacio del derecho
-
de gentes europeo, a partir del postulado de apropiabilidad 17
9-
total de las "zonas libres" del mundo. 219 Es imperativo ahora,
según Latour, reconocer la existencia de límites ("Los
terrícolas deben explorar la cuestión de sus límites": esta
declaración, osamos decir, es un verdadero tipping point en la
visión del mundo latouriana...), convencerse de la idea de
que, en este mundo sublunar nuestro, toda acción tiene un
costo, esto es, tiene consecuencias que reconducen
inevitablemente sobre el agente. 220 La máxima de Latour nos
219Bruno Latour, Face á Gata, op. cit. Agradecemos a Alexandre Nodari las
aclaraciones sobre la noción schmittiana del moderno nomos o partición de la Tierra,
inaugurado con la invasión a América y a la India, y su finalización (siempre según
Schmitt) con el ascenso de los Estados Unidos y la creación de la Sociedad de las Naciones.
Nodari sugiere que el nomos contemporáneo sería algo así como la división entre Estados-
naciones "legítimos" y los rogue States, el "eje del mal" (al que sumaríamos a los
"vándalos", los casseurs, los black blocs, los zapatistas, los pueblos en estado de
insurrección), y que un futuro nomos de la Tierra emergería del escenario de la catástrofe
ambiental imaginado por Stengers en el que un Estado mundial, autorizado por la
"urgencia" (la excepción) a intervenir donde, como y cuando quiera, ejercería su
dominación universal.
220Ver el concepto de loop (circuito, vuelta, retomo, retroacción) como constitutivo de
la "temcolidad" en la cuarta conferencia; Bruno Latour, Face á Gata, op. cit.
D
A
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-
18
0-
aspta.org.br.
225Latour clasificaría esos ejemplos como otros tantos casos de entrecruzamiento del
modo de existencia de la técnica [TEC] con otros diversos modos de existencia ([RIP]
reproducción, [ORG] organización, [POL] política, etc.); ver Bruno Latour, Investigación sobre
los modos de existencia, op. cit. No tenemos nada para objetar sobre esto.
HUMANOS Y TIRRtCOlAS
EN LA GUERRA DE CAIA
facilita.
V E I
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226Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia, op. cit., p. 227; el
subrayado es nuestro.
HUMANO! Y MMlCOlA»
IN tA «UtMA 01 CAIA
Eso para no evocar la interesante posibilidad, por ahora tan
ficcional como los sueños de los singularitanos, de que las
propias máquinas meta-universales del futuro, los ava-tares
mejorados en que nos (des)encarnaremos en aquella fusión
tecnomística generadora del hombre cósmico, muestren una
"inteligencia artificial" lo suficientemente perspicaz para
resistir la estupidez natural de los humanos, optando por
una mecanopolítica de la suficiencia intensiva:
Llámase Test de Mauldin: una señal para saber si una entidad artificial
es realmente inteligente puede ser cuando ella decide, abruptamente,
dejar de cooperar con la aceleración de la IA (Inteligencia Artificial). No
programar su sucesor. Frenar. Lo
54
suficiente para vivir. Solo vivir.
-
18
3-
228La distinción REP-TEC de la Investigación nos parece, en suma, marcada por un cierto
antropocentrismo de los modernos, como así también -no podría ser de otra manera- toda
la ontología de los modernos descripta en el libro, mismo en la versión pluralizada y
reconstruida por Latour de esa ontología. Al contemplar el cuadro de los quince modos de
existencia con el que se cierra la Investigación, no podemos dejar de constatar que
-parafraseando a un conocido filósofo- los animales y otros vivientes son "pobres" en
modos de existencia, mientras los humanos (y mucho más los modernos) aparecen como
eminentes "configuradores" de modos de existencia.
D
A
N HUMANOS Y TERRÍCOLAS
EN LA GUERRA DE GAIA
W S
K Una vez que se acepta esa definición ampliada de
1 "técnica" o "tecnología", es posible ver de modo más
/ claro que la división entre humanos y terrícolas no es
V I solo inherente a nuestra especie (esto es algo, creemos,
con lo que Latour fácilmente coincidiría). La guerra de
Gaia opone dos campos o partidos poblados de
humanos y no-humanos: animales, plantas, máquinas,
- ríos, glaciares, océanos, elementos químicos, en fin,
18
4- toda la gama de existentes que se encuentran
involucrados en el advenimiento del Antropoceno, y
cuya persistencia (con sus "trayectorias", "hiatos",
"pases" y "condiciones de felicidad" específicas) se
sitúa, virtual o actualmente, como "negando" el campo
opuesto o "negada" por él y, por consiguiente, en la
situación schmittiana de enemigo político.229 Los virus
letales que se propagan junto con el igualmente
devastador turismo intercontinental, la numerosísima
V E
fauna simbiótica que evolucionó a la par
R
O
S
229Aquí estamos siguiendo a Latour, pero no se necesita a Schmitt para saber lo que es
un enemigo político.
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N
230¿Quién dijo que la historia no va hacia atrás? Ver Fergus Walsh, "'Golden Age' of
antibiotics 'set to end'", BBC News Health, 8 de enero de 2014; y el igualmente, preocupante
-si no más- artículo de Lynn Peeples, "The stomach bacteria that could prolong your life",
Huffington Post, 21 de mayo de 2014.
231Ver Jonathan Safran Foer, Comer animales, Barcelona, Seix Barral, 2011.
232Ver Elizabeth Kolbert, La sexta extinción, Barcelona,- Crítica, 2015.
el "amaranto inca" resistente al herbicida RoundUp de Monsanto
que invade las plantaciones de soja transgénica en los Estados
Unidos, las semillas Terminator impuestas a los agricultores por esa
misma maldita corporación, a las cuales se oponen los cultivos
tradicionales de trigo, mandioca, arroz, sorgo o mijo
cuidadosamente preservados por los campesinos en las zonas de
resistencia a la agroindus- tria, los numerosos y misteriosos (para el
consumidor) adi-° tivos químicos de los alimentos, los
animales domésticos
18
6-
trópico, los drenes asesinos, las omnipresentes
cámaras de j vigilancia, el permafrost que derrite, Internet, los
satélites v del sistema GPS, la parafernalia de instrumentos, modelos E
y experimentos científicos que permiten evaluar la evolu- 1 ción de
los "límites planetarios", en fin, esos innumerables 0 agentes,
agencias, actores, actuantes, acciones, fenómenos, s o como mejor se
los quiera llamar, se ven automáticamente convocados por la guerra
de Gaia -nótese que algunos, tal vez varios de ellos, pueden cambiar
de campo (de efecto y de función) de las maneras más inesperadas-
y se articulan con diferentes pueblos, colectivos, y organizaciones de
individuos de la especie Homo sapiens, los cuales a su vez se oponen
entre sí en la medida misma en que mantienen alianzas con tal
multitud de no-humanos, esto es, en la misma medida de los
intereses vitales que los unen a ellos.
Si no es muy difícil enumerar a los no-humanos que
están implicados en la guerra de Gaia, ya vimos que
identificar quiénes son, dentro de la especie humana, los
terrícolas y sus enemigos "humanos" no es tan fácil. Vimos
que Latour asocia a estos últimos de manera un tanto genérica
con los "modernos", esto es, con todos aquellos agentes, de
corporaciones a países e individuos, que se encuentran
comprometidos de un modo u otro (las diferencias en esos
"modos" es, no hace falta repetirlo, absolutamente esencial)
con el avance implacable del frente de modernización. Pero
no es una tarea imposible, ni inútil, nombrar al menos a
algunos de los representantes de la línea de frente del ejército
"humano", los responsables más inmediatos por el
agravamiento creciente de la catástrofe antropogénica y los
interesados más directos (¿o deberíamos decir
desinteresados?) en la derrota de los terrícolas.
HUMANOS Y TIAltCOlAI
EN IA 6UIARA OI CAIA
233Ver "Which fossil fuel companies are most responsible for dimate chan- ge?", The
Guardian, 20 de noviembre de 2013, disponible en theguardian. com. Para una lista más
redente de las dosdentas principales compañías estatales, clasificadas en fundón de las
potendales emisiones de carbono de sus reservas de combustibles fósiles declaradas, ver
"The Carbón Un- derground 200", en fossilfreeindexes.com; así como también el sitio de la
Carbón Tracker Initiative en carbontracker.org.
234Ver "The world's top 10 seed companies: who owns Nature?", GM Watch, 31 de
enero de 2009, disponible en gmwatch.org.
235Ver "Food Processing's Top 100", en foodprocessing.com.
236Andy Coghlan y Debora MacKenzie, "Revealed: the capitalist network that runs the
world", New Scientist, 2011, disponible en newscientist.com.
HUMANOS Y TIAltCOlAI
EN IA 6UIARA OI CAIA
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A
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-
18
8-
237Ver Marshall Sahlins, What kinship is - and is not, Chicago, University of Chicago
Press, 2013.
No se sabe con absoluta seguridad si esos mitos "maltusianos"
preceden a la conquista, pero todo indica que sí. La imaginación
indígena ya había pensado la reducción o retardamiento de su
Antropoceno, pero colocando el proceso en el origen antes que en el
fin del mundo. No imaginaban, tal vez, que su mundo llegaría a ser
brutalmente tomado por los europeos, esos alienígenas confi-
guradores y desfiguradores de mundos. En cualquier caso, lo que
decíamos más arriba acerca de que los indios tenían°algo más para
enseñarnos en materia de apocalipsis, de
-
19
0-
238Para un resumen del acalorado debate sobre la dimensión del impacto demográfico
de la invasión de América, ver el bien documentado libro-reportaje de Charles Mann,
1491. Una nueva historia de las Américas antes de Colón, Madrid, Taurus, 2006.
TSM’líSMl
-
19
2-
240¿0 tal vez solo eso que es aún más impensable que el fin del mundo, el colapso de
un Estado, el fin del Estado, con la recuperación de la autodeterminación de los pueblos a
él sometidos? Si, como decía Walter Benjamín, todo documento de cultura es al mismo
tiempo un documento de barbarie, entonces eso se aplica también a los grandes trabajos,
monumentos y conocimientos de las civilizaciones mesoamericanas y andinas.
HUMANOS Y TIMtCOlAI
(N (A QUIMA OI QAIA
241He aquí lo que pensaba el gran teórico del nomos de la Tierra sobre ese proceso: "La
superioridad espiritual se encontraba tan plenamente del lado europeo, y de un modo tan
radical, que el Nuevo Mundo pudo ser 'tomado'"; Cari Schmitt, El nomos de la Tierra en el
Derecho de Gentes del "Juspublicum europaeum", Buenos Aires, Struhart & Cía., 2005, p.
124. ¿Será un eco de la perversa formulación hegeliana, según la cual la civilización
americana "tenia que sucumbir tan pronto se acercase a ella el espíritu"?
europeas (Bizancio, China, India, el mundo árabe). Sin el
saqueo de las Américas, no existiría el capitalismo, ni
hubiese existido, más tarde, la revolución industrial; por lo
tanto, tal vez, tampoco existiría el Antropoceno. Este fin del
mundo que alcanzó a todos los pueblos amerindios es
incluso más emblemático, en el caso de los mayas, en vista
del hecho de que el libelo inaugural contra el genocidio
americano proviene del puño del obispo de Chiapas,
Bartolomé de las Casas, corajudo campeón de los derechos
indígenas, opresor tempranamente arrepentido del brutal
tratamiento que los muy católicos europeos infligían a los
indios de su obispado.
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A
HUMANOS Y TIMtCOlAI
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19
Desear la guerra contra las guerras futuras y pasadas, la 7-
agonía contra todas las muertes, y la herida contra todas las
cicatrices, en nombre del devenir y no de lo eterno. Gilíes Deleuze y
Félix Guattari
243Este lo hace, creemos, desde su "An Attempt at a 'Compositionist Manifestó™, New Literary
History, n° 41, 2010, pp. 471-490.
It MUNDO IN lUIflNIO
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A
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244Pero también la Gaia latouriana, en cuanto theos del nuevo agencia- miento
cosmológico bajo cuya bandera debe colocarse el pueblo que falta en su guerra contra los
Humanos, puede ser considerada una "operación".
245Isabelle Stengers, Une autre Science estpossible!, op. cit., p. 115.
ante todo a "nosotros los hombres", aquellos
que se tomaron por los sabios de la humanidad
y que se dieron por misión civilizar,
modernizar y, sin duda, tornar lucrativos a los
otros pueblos del mundo. Stengers parece estar
diciendo -en una formula que cruzaría los
términos de Latour y una distinción crucial de
Deleuze y Guattari- que es tiempo de hacer que
los humanos reconozcan que no son
responsables por los terrícolas, sino
responsables ante ellos. No existe negociación
posible sin esa admisión; no existirá
composición inevitable con Gaia si no nos
convencemos primero de que no existe
composición posible con la lógica
absolutamente no civilizable del capitalismo.
-
19
9-
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20
0-
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V
I
V
E Observemos que, para Stengers, el uso de
"Gaia" se mostró importante como antídoto
para el concepto de An- tropoceno, posición que la
emparenta con autoras como Donna Haraway o Elizabeth
Povinelli, para quienes el segundo concepto trae aparejado el
peligro de pasar de contrabando, por debajo de su
significado de mera época geológica -cuya realidad
amenazante, justamente, ninguna de las autoras pone en
cuestión-, una metafísica antropocéntrica (Haraway) o
incluso indebidamente bio- céntrica (Povinelli), lo que daría
al Homo sapiens un poder "destinar sobre la historia del
planeta (poco importa -¿o tanto mejor?- que se trate de un
poder destructivo), haciendo abstracción de las
participaciones que involucran a nuestra especie con
innumerables otras, pero que también se desarrollan en otra
parte, esto es, en redes, lugares, escalas y dimensiones muy
distantes de nuestra jurisdicción epistemológica y de nuestra
imaginación tecnológica. En este sentido, la Gaia de Stengers
y los conceptos de staying with the trouble o becoming with,
de Haraway, así como las "geontologías" de Povinelli
inspiradas en los mundos aborígenes australianos, pueden
ser definidas como transformaciones innovadoras del
esquema mítico de un "mundo sin humanos": ya sea en el
sentido de que el mundo está él mismo, en cuanto multiverso
atravesado por múltiples ontologías no humanas, implicado
en un devenir que nos exige aprender a seguirlo; ya sea en el
sentido de que los humanos deben dar lugar a esos a quienes
Latour llamó
terrícolas, esto es, a todos los existentes en cuanto partes del
mundo, a aquellos innumerables puntos de vista cuyo
entrecruzamiento constituye el mundo, y que en cuanto tales
(si es que es posible pensarlos "en cuanto tales") son
expresiones monadológicas discordantes de un mundo que
no tiene antónimo ni antagonista, porque no es un objeto a
la espera de un sujeto que le confiera cierta unidad sintética
de una perspectiva trascendente. El mundo "sin el hombre"
de ese Antropoceno vivido bajo el modo de la resistencia se
encontraría así con el mundo "hecho de gente" de las
cosmogonías amerindias: las trascendencia definitiva de
Gaia se vuelve indistinguible de la inmanencia
antropogeomórfica originaria postulada por los "pueblos de
la Pachamama".
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V I
V E
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248Estos temas, en particular aquel de la hesitación, acercan a los dos filósofos a una
antropóloga como Marilyn Strathern. Ellos configuran lo que podríamos denominar
correlato ético-afectual de la operación de "delegación ontológica", en el sentido que le
confirió Gildas Salmón en su brillante intervención en un coloquio de Cérisy, "De la
délégation ontolo- gique: naissance de l'anthropologie néo-classique", Coloquio
"Métaphysi- ques compartes", Cérisy, 2013.
249Decimos el primero porque ya existe una nueva versión, que repite los mismos
puntos; ver Nick Srnicek, Alex Williams y Armen Avanessian, "#Accelerationism:
remembering the future", Critical Legal Thinking, 10 de febrero de2014, disponible en
criticaUegalthinking.com.
250Alex WilUams y Nick Srnicek, "Manifiesto por una política aceleracionista", op. cit.,
p. 39.
D
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252Sobre el "modo de producción cinemático", ver Jonathan Beller, 27¡e Cine- matic
Mode of Production. Attention Economy and the Society ofthe Spectacle, Lebanon,
Dartmouth College Press/University Press of New England, 2006.
- EL MUNDO EN SUSPENSO
20
6-
W O
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para nuestras muchas crisis, [la situación] requiere que sometamos nuestro
f n
mundo complejo, abstracto y multiescalar a una re- ingenieria, sin buscar
< H
< simplificarlo mediante algún esquema preconcebido. En vez de soluciones
\
políticas folk, deberíamos estar luchando por la automatización integral del
trabajo, la reducción del número de días hábiles, y por la renta básica universal.
256Alex Williams y Nick Smicek, "Manifiesto por una política aceleradonis- ta", op. cit.,
pp. 43-44. La admisión inconveniente del carácter "fetichista" de las libertades
democráticas sugiere que su suspensión es vista como condición para una "acción política"
que permitirá al Homo sapiens expandirse "más allá de los límites del planeta y de
nuestras formas corporales inmediatas" (¡sic!; íbid., p. 47). La impresión que se tiene es que
los autores ocultan mal su tenor metafisico frente a la situación tenestre y mortal de la
especie bajo una capa de optimismo autoritario, casi histérico.
s "exclusión no exclusiva", los autores de los manifiestos K
aceleracionistas no solo guardan silencio acerca de todos i aquellos
numerosos colectivos-sujeto que permanecen / otros, aquellos
pueblos para los cuales la subsunción real universal todavía no se
transformó en una sumisión moral j incondicional, sino que
demuestran también un olvido, v a fin de cuentas completamente
humanista, de las innu- E merables entidades, linajes y sociedades no
humanas que constituyen el planeta. ¿Acaso habría animales
aceleracionistas, fuera de aquellos que esperan su hora en los
mataderos y en las fábricas de extracción de leche o de
huevos? No lo creemos. A la inversa, constatamos la
abundante existencia, en este vasto mundo, de máquinas folk
lentas pero muy eficaces, que funcionan de manera
completamente "local" (incluso la famosa máquina universal
de Alan Turing y John Von Neumann necesita "realizarse"
- materialmente, por lo tanto localmente, para funcionar). Que
20
8- ellas no son ni de lejos suficientes para sustentar los procesos
sociotécnicos corrientes, de eso no tenemos la menor duda.
La cuestión es saber si ellas son, por imperativos de otro
orden -aquellos, precisamente, que se encuentran reunidos
bajo el nombre de Gaia-, cada vez más viables, cada vez más
indispensables, y si no se encuentran cada vez más adelante
que atrás nuestro.257
257Para una crítica bien argumentada de la idea tan repetida de que un refinamiento
cada vez más grande de la tecnología "de punta" (la "alta tecnología") vendría a sacarnos
de la crisis, ver Philippe Bihouix, L'áge des low tech. Vers une civilisation techniquement
soutenable, París, Seuil, 2014. El autor propone, en cambio, la tesis "iconoclasta" de que
necesitamos con urgencia orientarnos "hacia una sociedad [...] basada en bajas tecnologías,
sin duda más rígidas y básicas, tal vez un poco menos eficientes, pero nítidamente más
económicas en recursos y controlables localmente" (ibíd., p. 10). Esto no deja de
recordarnos a la frase de Oswald de Andrade, respecto de que la antropofagia es el "único
sistema capaz de resistir cuando se acabe en el mundo la tinta de escribir".
Los aceleracionistas, en fin, pretendan que una con*
ciliación con el capitalismo lleve a trascenderlo, quieren
ser, por así decir, más astutos que él, de modo de po* der
escapar a su poder propiamente espiritual de captura
(hechizo, vampirismo, zombificación).258 El problema, si
seguimos la argumentación de Stengers, es que no tiene
sentido conciliarse con el capitalismo, solo luchar contra él.
Al contrario, contra Gaia -un agenciamiento material
indiferente antes que un poder espiritual maligno- no tiene
ningún sentido luchar, sino solo, aquí sí, conciliarse, porque
su trascendencia intrusiva, de ahora en adelante, ha tornado
ridiculas las versiones épicas o heroicas de la historia
humana, obligándonos a pensar esta situación inédita en la
modernidad que es la ausencia de elección:
CREER EN EL MUNDO
261Isabelle Stengers, Une autre Science est possible!, op. rit., p. 141; el subrayado es
nuestro.
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3-
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E de punta", del nómade paleolítico al ciudadano cosmopolita
268
moderno, del indio salvaje al trabajador civilizado. Así,
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6-
269La izquierda tradicional, hasta hace poco aliada de las "élites" que nos gobiernan,
solo logra ver (siempre solo logró ver) en el indio un tipo de "pobre", un futuro miembro
de la clase trabajadora destinada a la emancipación. Es tiempo de imaginar al "pobre"
desde la posición estructural del indio -después de todo, la matriz étnica y vastas
porciones del inconsciente cultural de la población pobre de Brasil son de origen
predominantemente indígena y africano-, esto es, como alguien a quien no se trata de
liberar, de mejorar, de transformar en una versión "menos pobre" de nosotros mismos, y a
la vez acompañar y testimoniar su transformación autodeterminada en otra cosa que
nosotros mismos, en otro pueblo; el pueblo, finalmente, que Darcy Ribeiro tan bellamente
soñó como "el pueblo brasileño", pueblo por venir, si es que jamás hubo uno que lo fuese y
adviniese.
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8-
270Stine Kreijer, "Figurations of the Future: on the form and temporality of protests
among left radical activists in Europe", Social Analysis, vol. 54, n° 3, 2010, pp. 139-152.
271"Nosotros debemos darle al presente el poder de resistir al pasado. Esto significa
también revitalizar el pasado, darle el poder de escapar de su clasificación como parte de la
historia progresiva que lo lleva a
D
A
N
Lo que más falta nos hace es creer en el mundo, asi como suscitar
acontecimientos, aunque sean mínimos, que escapen al control, hacer
nacer nuevos espacio-tiempos, aunque su superficie o su volumen sean
reducidos. Esto es lo que usted llama píelas. La capacidad de
resistencia o, al contrario, la sumisión a un control, se deciden en el
curso de cada tentativa. Necesitamos al mismo tiempo creación y
pueblo.272
272'nosotros'"; Isabelle Stengers, Une autre Science est possible!, op. cit., p. 180, el
subrayado es nuestro. Ver también Marilyn Strathern, Property, Substance and
Effect. Anthropological Essays on Persons and Things, Londres, Athione Press,
1999, p. 246: "Bajo ciertos aspectos, las sociedades melanesias 'tradicionales' se
sitúan mucho más cómodamente en algunas de las visiones que se han vuelto
posibles por los desarrollos socioeconómicos ocurridos en Europa desde los
años ochenta, que en los mundos del comienzo y mediados del siglo XX". Pero
ver, sobre todo, la poderosa reflexión que se va construyendo sobre el concepto
político-metafisico de Antropofagia (y sobre uno de sus componentes, la
antropológicamente subversiva ciencia de la "Errática") que le debemos a
Oswald de Andrade, el nombre filosófico más importante del modernismo
brasileño, por parte de Alexandre Nodari y otros pensadores latinoamericanos
contemporáneos, reflexión sobre la cual, por desgracia, no nos podemos -
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extender aquí, pero que nos parece indispensable para que el sentido del 9-
presente ensayo pueda, literalmente, extenderse.
Gilíes Deleuze, Futur antérieur, n° 1, primavera de 1990, entrevista con Toni Negri, en
Conversaciones, Valencia, Pre-Textos, 1995.
EL MUNDO EN SUSPENSO