Traduccion Brian Massumi
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Traduccion Brian Massumi
Brian Massumi
Traduccin: Andrs Builes Snchez
Esa parlisis momentnea del espritu, de la lengua y los miembros, esa profunda agitacin desciende
hasta el corazn del propio ser, esa desposesin de s la llamamos intimidacin Es un estado social
naciente que se produce siempre que pasamos de una sociedad a otra.
Gabriel Tarde
El futuro ser mejor maana.
Atribudo a George W. Bush
adquiri una seal de acceso a los sistemas nerviosos y expresiones somticas, lo que le
permiti evitar las mediaciones discursivas de las cuales tradicionalmente dependa, y
producir efectos regularmente con una inmediatez nunca antes vista. Sin prueba, sin
persuasin, aun sin argumento, la produccin hasta el lmite de imgenes del gobierno
podra disparar la (re)accin. Pero lo que la funcin pblica del gobierno adquiere en
inmediacin de efecto lo pierde en la uniformidad del resultado. Seguramente el sistema
podra determinar la gente a la accin si juega de modo hbil, pero la naturaleza del
disparador, o del incitador, como un contorno de activacin que carece de contenido
definido o forma imitable, significa que no podra determinar exactamente cules
acciones sealara. En un sentido, esto fue admitir la realidad poltica: el ambiente
social en el que el gobierno ahora operaba era de tal complejidad que haca un
espejismo de cualquier idea que pudiera estar en una correlacin exacta entre el discurso
oficial, o la produccin de imagen, y la forma y el contenido de la respuesta. La
diversidad social y cultural de la poblacin, y la falta de compromiso del gobierno en
muchos de sus segmentos, asegurara que cualquier iniciativa que dependa de una
relacin lineal causa-efecto entre, de un lado, la prueba, la persuasin y el argumento y,
de otro, la forma de una accin resultante si de hecho hubiera alguna, estara
consagrada al fracaso, o al xito slo en casos aislados. La graciosa contradiccin del
pluralismo de los discursos pblicos de los polticos americanos es evidencia de que
esto ha sido ampliamente reconocido en la prctica (por ejemplo, el hecho de que
George W. Bush se dirigiera a los trabajadores de la industria automotriz en su
arrastrado acento sureo como un hombre preocupado por las esforzadas familias de la
Amrica tradicional, y luego dijera en una cena para recaudar fondos que su base son
los que tienen y cada vez tienen ms4). Conducir los cuerpos desde el ngulo
disposicional de su afectividad, en vez de dirigir los sujetos desde el ngulo
disposicional de sus representaciones, aparta la funcin del gobierno hacia la activacin
directa, lejos de las mediaciones de adherencia o creencia. Qu otra cosa es un estado
de alerta? Orientado por la indeterminacin de la pura activacin, el estado de alerta
asume que la naturaleza de las verdaderas respuestas evocadas ser finalmente
determinada por co-factores fuera de pantalla que estn ms all del conocimiento de
los polticos, y no por falta de esfuerzo, sino porque son altamente contingentes y por lo
tanto altamente cambiantes. El establecimiento del sistema de alerta como eje de la
campaa antiterror del gobierno es un reconocimiento implcito de que la produccin de
efectos polticos, si son concebidos para ser dirigidos, debe extenderse de manera cocausal y no lineal, es decir, compleja. El modo perceptual del poder toma lugar uniendo
la gubernamentalidad a la televisin; de esta manera afectiva vincula el funcionamiento
gubernamental a la contingencia natural de los sistemas complejos, donde la entrada no
es necesariamente igual a la salida, porque todos los desvos, retardos, amplificaciones o
patrones de interferencia pueden ocurrir en el agotamiento de la seal. Con el afecto,
perceptualmente dirigido, el azar se vuelve polticamente operacional. Un principio de
incertidumbre poltica es pragmticamente establecido. Este principio prcticamente
admite que el ambiente sistmico en el que los mecanismos de poder funcionan es
inestable, lo que significa provisionalmente estable pero excitable, en estado de balance
pero listo para sacudirse.5
La necesidad de una pragmtica de lo incierto, para la cual el sistema de color nos
alerta, est relacionada a un cambio en la naturaleza del objeto de poder. La falta de
forma y contenido de su ejercicio no significa que el poder ya no tiene un objeto.
Significa que el objeto de poder no tiene forma ni contenido: despus del 9/11 la
gubernamentalidad se ha moldeado a s misma a la amenaza. Una amenaza es
desconocida, pues si fuera conocida en su especificidad no sera una amenaza, sera una
situacin como cuando dicen en los shows policacos de la televisin, tenemos una
situacin y una situacin puede ser controlada. Una amenaza slo es una amenaza si
retiene una indeterminacin. Si tiene una forma no es una forma substancial, sino una
forma de tiempo: una futuridad. La amenaza como tal no es nada an slo una
inminencia. Es una forma de futuridad que tiene la capacidad para llenar el presente
sin hacerse presente. Su inminencia futura proyecta una sombra presente, y esa sombra
es el miedo. La amenaza es la causa futura de un cambio en el presente, y una causa
futura no es realmente una causa, es una causa virtual, una cuasicausa. La amenaza es
una futuridad con un poder virtual para afectar el presente cuasicausalmente. Cuando un
mecanismo gubernamental hace de la amenaza su negocio, toma esa virtualidad como
su objeto y adopta la cuasicausalidad como su modo de operacin. Esa operacin
cuasicausal lleva el nombre de seguridad, y se expresa a s misma en seales de alerta.
Desde que su objeto es virtual, el nico punto de apoyo real que la operacin de
seguridad puede tener es la presencia proyectada de la amenaza, su pre-efecto del
miedo. La amenaza, entendida como una cuasicausa, calificara filosficamente como
una de las especies de causa final. Una de las razones para que su causalidad sea cuasi
es que existe una reciprocidad paradjica entre ella y su efecto. Existe una especie de
simultaneidad entre la cuasicausa y su efecto, aunque ambos existan en tiempos
diferentes. La amenaza es la causa del miedo en el sentido de que dispara y condiciona
el acontecimiento del miedo, pero sin el miedo que ella efecta no alcanzara una
existencia real, permaneciendo puramente virtual. La causalidad es bidireccional, opera
de inmediato en ambos polos, en una especie de deslizamiento del tiempo a travs del
cual una futuridad se hace directamente presente en una expresin efectiva que la trae al
presente sin que deje de ser una futuridad. Aunque el miedo y la amenaza estn en
tensiones diferentes presente y futuro y en modos ontolgicos diferentes real y
virtual, hacen una pieza: ambos son dimensiones indisociables de un mismo
acontecimiento. El acontecimiento es transtemporal, ya que mantiene juntas ambas
tensiones en su propia inmediatez. Es un proceso, puesto que su transtemporalidad
mantiene un pasaje entre lo virtual y lo real una verdadera transformacin que es
efectuada en el intervalo ms pequeo que el menor de los intervalos perceptibles, en un
enlazamiento instantneo entre la presencia y la futuridad. Puesto que el
acontecimiento est en el ms pequeo que el menor de los intervalos, quizs sea mejor
caracterizarlo como infra-temporal que como transtemporal.
Como William James argument, el miedo alcanza el cuerpo y lo compele a la accin
antes de que l pueda registrarlo conscientemente. Cuando registra, una comprensin
aumenta desde la accin corporal ya en camino: no corremos porque sentimos miedo,
sentimos miedo porque corremos.6 James quiere decir conscientemente con miedo.
Ya hemos comenzado a experimentar el miedo de manera no consciente, envueltos en la
accin, antes de que se despliegue desde ella y de que sea sentido como tal, en su
distincin de la accin a partir de la cual l surge. Activacin es una palabra mejor que
accin, porque el miedo puede ser, y a menudo es, parlisis. Cuando hay activacin en
lugar de accin hay agitacin, una suspensin de la accin, el comienzo tenso de la
accin que puede fallar para tomar una forma definitiva. Toda vez que una accin
especfica se despliega, su principio permanece todava sin distincin con el afecto, en
esa vaguedad del sentimiento-accin-porvenir, en un momento de suspenso sin
duracin, en el tiempo deslizado de la amenaza. Entonces habr una conmocin en el
sistema, cuya inmediatez desconecte el cuerpo del flujo continuo de sus actividades
mientras lo suspende para un recomienzo.
El miedo, al nivel de la pura activacin en el tiempo deslizado de la amenaza, es la
intensidad de la experiencia y no todava el contenido de ella. La amenaza golpea el
sistema nervioso con una direccin que impide cualquier separacin entre la
receptividad del cuerpo y su entorno. El sistema nervioso es conectado directamente al
principio del peligro. La realidad de la situacin es esa activacin. Si una accin se
dispara la activacin sigue, prolongando la situacin a lo largo de una lnea de fuga. El
miedo sigue esa lnea, rene en s mismo el momento de la huida, usa esa acumulacin
para impulsar cada avance sucesivo y mueve la activacin a travs de una serie de
pasos. El miedo aumenta en tanto la activacin sigue su curso. El miedo es una
convergencia dinmica de la accin que asegura la continuidad de su despliegue en serie
y mueve la realidad de la situacin, que es su activacin, bajo la lnea del temor.7 La
experiencia es en el miedo, en su convergencia de accin, ms que si el miedo fuera el
contenido de una experiencia. En la lnea de salida, el afecto del miedo y la accin del
cuerpo estn en un estado de indistincin. En tanto la accin se despliega comienzan a
divergir. La accin es lineal y disipadora, se extingue paso a paso a s misma; sigue su
curso a lo largo de la lnea de fuga. De otro lado, la intensidad afectiva es acumulativa;
aumenta as como la accin se despliega, y cuando la carrera se detiene ella sigue
rodando. Su rodar despus de la carrera la desenvuelve a partir de la accin. Sale hacia
s misma. Slo ahora, pasado el punto de detencin de la accin, se muestra como un
sentimiento de miedo tan distinto de su representacin. Lo que muestra claramente con
ese sentimiento es la realidad de la situacin cuya naturaleza era y permaneca
fundamentalmente afectiva. La realidad de la situacin es su cualidad afectiva su
ser es un despliegue de miedo, en oposicin a la ira, al aburrimiento o al amor.
A este nivel, decir que la experiencia es en el miedo, y no que el ser del miedo es el
contenido de una experiencia, es decir que la accin-direccin, la realidadrepresentacin y el momento-reunin de su operacin es no fenomenal. Esta operacin
es el marco de la experiencia, en otras palabras, es la inmanencia de la experiencia.
Pero, en el punto de detencin, la experiencia se muestra a s misma representando su
cualidad. Entonces su despliegue contina a lo largo de otras lneas. Para eso basta con
el lujo de la pausa para que el cuerpo, previamente abandonado a la conmocin, pueda
empezar a distinguir los detalles de la situacin. Se puede mirar alrededor, buscando
identificar claramente la causa de la alarma, y observar el entorno en caso de que sea
necesaria ms accin. Se comienza a percibir a dividir la situacin en partes
componentes, cada una con un lugar relativo a las otras, cada una con una constancia de
forma reconocible. Los objetos comienzan a aparecer en una configuracin espacial y
se distinguen a s mismos del miedo en el que estn envueltos. Esto permite la reflexin.
Lo que sucede es colocado bajo una resea retrospectiva y trazado en un plano como un
entorno objetivo. El lugar de la amenaza es buscado siguiendo al revs la lnea de fuga.
La causa del temor es explorada entre los objetos del entorno. Las direcciones de otras
fugas u objetos que pueden servir para la autodefensa estn inventariadas. Estas
percepciones y reflexiones estn recogidas en recuerdos [recollection], donde su
intensidad finalmente se acabar. En este punto, en esta segunda convergencia hacia una
intensidad menor, en el punto de detencin de la accin, el miedo y su situacin,
adems de la realidad de esa situacin, se vuelven un contenido de la experiencia.
su aplicacin a estos objetos (con los cuales est lgicamente conectado por contexto),
entonces el pensamiento comprende otro pensamiento diferente a s mismo. El
pensamiento puede continuar sin una relacin de razn que lo determine, pero cuando lo
hace slo se comprende a s mismo. El miedo se ha auto-abstrado. Se ha vuelto
exclusivamente auto-comprensivo, y tambin pensamiento autnomo de s mismo.
Ahora puede ir audazmente hasta donde el pensamiento pueda extenderse, y el
pensamiento puede extenderse hasta donde la atencin vaya. El movimiento corporal no
sentido (lo que Peirce llama sensacin) y la atencin son, dice, los nicos
constituyentes del pensamiento. La atencin es el poder por el cual el pensamiento en
un tiempo est conectado con otro tiempo, y hace al pensamiento relacionarse con l
es la pura aplicacin demostrativa de una seal-de-pensamiento. En el caso de un
pensamiento determinado por s mismo y que se comprende slo a s mismo, el
pensamiento al cual la atencin demostrativamente lo vincula en un tiempo como en
otro es s mismo. En el pensamiento, el miedo se vuelve intensivamente autorelacionable, independiente del extremo del verdadero contexto o incluso de otros
pensamientos. l, demostrativamente, se seala a s mismo.
Esto implica que las tcnicas de atencin aplicadas al fundamento del tono afectivo del
miedo revirtual pueden pura y demostrativamente regenerar sus seales-depensamiento, junto con la insensibilidad de su correspondiente activacin corporal. El
miedo ha alcanzado una cspide de virtualizacin casi totalmente autonomizada
(contingente slo en los caprichos de la atencin) y se ha abstrado de sus acciones,
contextos, seales externas, contenido o significado lgico y, por ltimo pero no menos
importante, de su propio sentimiento.
Ahora hemos entrado en el mundo maravilloso donde el sobrecogimiento puede llegar
sin el miedo: James insiste en que esto es la activacin del cuerpo sin el sentimiento.
Hemos pasado al otro lado del espejo afectivo donde el miedo refleja slo su propio
acontecimiento de sonrisa sin gato, en el punto de fuga fenomenal, donde est sin
estarlo.
El miedo ahora puede operar como el fundamento no fenomenal de la existencia o fuera
del marco de la experiencia, desde su papel de tono afectivo o contexto genrico para un
modo de vida. l todava puede estar contenido, caracterizado como un contenido
fenomenal de la vida particular. Adems, puede funcionar auto-demostrativamente de
un modo puro, como un proceso de pensamiento autosuficiente despejado por la
activacin corporal que sin embargo lo acompaa necesariamente. Cul de estos modos,
o cul combinacin de ellos, est operando en cualquier punto dado depender del
rgimen de seales externas en juego, la naturaleza de los contextos a travs de los
cuales ellas se multiplican, las habilidades adquiridas de supresin impuestas a los
cuerpos que pueblan estos contextos y las tcnicas de atencin en accin (por ejemplo,
las asociadas a los medios, en particular en la medida en que se diseminan a s mismos
ms extensa y finamente a travs del campo social, asistidos por la miniaturizacin y
digitalizacin).
En este viaje a travs del miedo nos hemos movido en ciclos, ms de una vez, desde una
causa virtual a una causa virtual, el grado de virtualidad aumentando en cada curva. En
la primera curva vimos un despliegue autodiferenciable en una variedad de modos:
desde la activacin al sentimiento-inaccin, desde el sentimiento-inaccin a la pura
expresin de afecto, de la pura expresin de afecto a la bifurcacin de la percepcin, la
El futuro ser mejor maana es uno de los muchos bushismos que circulan en la prensa y en
Internet. ste parece ser apcrifo. De hecho parece pertenecer a Dan Quayle, vicepresidente en la
administracin de George Bush padre. Sin embargo es regularmente atribuido a George W. Bush,
pertenece de lleno a su corpus. Para una lnea de tiempo interactiva sobre los niveles de alerta desde el
comienzo del sistema hasta Marzo de 2004, vase: www.cnn.com/SPECIALS/2004/fighting.terror
2
Stern, Daniel. The Interpersonal World of the Infant. New York: Basic Books, 1985, p. 142. Hay
traduccin al espaol, El mundo interpersonal del infante. Argentina: Paids, 1991.
3
Sobre el concepto de contorno de activacin vase: Stern, Daniel, Op. cit.
George W. Bush hablando en el Al Smith Memorial Dinner, Nueva York, Octubre 19 de 2000.
Esta escena est memorablemente incluida en el film de Michael Moore Fahrenheit 9/11.
5
Sobre Metastabilidad vase: Simondon, Gilbert. Lindividu et sa gense physico-biologique.
Grenoble: Million, 1995, pp.72-73, 204-5; y Lindividuation psychique et collective. Paris: Aubier, 1989,
49, pp. 230-31.
6
Nuestro modo natural de pensar sobre estas emociones ms vastas es que la percepcin mental
de algn hecho excita la afeccin mental llamada emocin, y que este ltimo estado de la mente da origen
a la afeccin corporal. Por el contrario, mi teora es que los cambios corporales siguen directamente a la
percepcin del hecho excitante, y que nuestra sensacin de los mismos cambios conforme ocurren ES la
emocin. El sentido comn nos dice que cuando perdemos nuestra fortuna, nos apesadumbramos y
lloramos; que si nos topamos con un oso, nos asustamos y salimos disparados; que si un rival nos insulta,
nos enfurecemos y pegamos. La hiptesis que vamos a defender dice que es incorrecto este orden de
secuencias, que un estado mental no es inmediatamente inducido por el otro, que las manifestaciones
corporales deben interponerse primero, y que la enunciacin ms racional es que sentimos tristeza porque
lloramos, furia porque golpeamos, miedo porque temblamos, y no que lloramos, golpeamos o temblamos
porque estamos tristes, irritados o temerosos nos permite darnos cuenta con mayor intensidad que
nunca de hasta qu punto nuestra vida mental est entrelazada con nuestro marco corpreo, en el sentido
ms estricto del trmino. James, William. Principios de psicologa, Mxico: F.C.E, 1989, pp. 915, 929.
7
Sobre el afecto como el terreno primario para la continuidad de la naturaleza vase:
Whitehead, Alfred North. Adventures of Ideas. New York: Free Press, 1938, pp. 183-84. Hay dos
traducciones al espaol, Aventuras de las ideas. Carlos Botet (Trad.), Barcelona: Jos Jans, 1947. Y
Aventuras de las ideas. Bernardo Costa (Trad.), Buenos Aires: Compaa General Fabril Editores, 1961.
Vase tambin: Massumi, Brian. Parables for the Virtual. Durham, NC: Duke University Press, 2002, pp.
208-18.
8
Esta frmula fue sugerida por la teorizacin de Whitehead sobre los datos sensoriales como
cualificaciones de un tono afectivo. La experiencia, escribe, comienza en esa sensacin maloliente, y es
desarrollada por la mentalidad en el sentimiento de ese olor. Esto aplica igualmente a los tonos
afectivos que hemos llamado disposiciones, las cuales pueden ser consideradas percepciones
directas en trminos iguales con los otros datos sensoriales. En otras palabras, filosficamente, la
teora del afecto y la emocin y la teora de la percepcin coinciden estrictamente. El concepto de tono
afectivo ser discutido posteriormente en este artculo. Whitehead, Op. cit., p. 246.
9
James, William. What is an Emotion?. En: Essays in Psychology, vol. 13. The Works of
William James. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1983, p. 177. Hay traduccin al espaol,
Qu es una emocin?. En: Estudios de psicologa, No. 21, 1985, pp. 57-73.
10
James, William. What is an Emotion?, p. 170.
11
Ibd., p. 177.
12
Ibd.
13
Acerca del miedo como terreno de la existencia y modo de vida, vase: Massumi, Brian.
Everywhere You Want to Be: Introduction to Fear. En: The Politics of Everyday Fear. Ed. Massumi,
Minneapolis: University of Minnesota Press, 1993, pp. 3-38.
14
Peirce, C. S. Pragmatism. En: The Essential Peirce: Selected Philosophical Writings, vol. 2.
Bloomington: Indiana University Press, 1998, p. 402. (El subrayado es mo).
15
Ibd. (El subrayado es mo).
16
James, William. What is an Emotion?, p. 179.
17
Todas las citas de este prrafo son extradas de Peirce, C. S. Some Consequences of the Four
Incapacities. En: The Essential Peirce, vol. 1. Bloomington: Indiana University Press, 1992, pp. 44-46.
Hay traduccin al espaol, Algunas consecuencias de cuatro incapacidades. En: El hombre, un signo.
Barcelona: Crtica, 1988, pp. 88-122.
18
Sobre desfase vase: Simondon, Gilbert. Lindividu et sa gense physico-biologique, pp. 232,
234-35.
19
Simondon, Gilbert. Lindividuation psychique et collective, p. 109.
20
Todas las citas de este prrafo son extradas de Simondon, Gilbert. Lindividuation psychique et
collective, p. 108.