De La Revolución Industrial A La PDF
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Bloque Segundo
DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL A LA
PRIMERA GLOBALIZACIÓN, 1760/80-1913
1
Onerosa y a menudo
Imposición Suave, pero a menudo imprevisible No a los impuestos sin representación
imprevisible (confiscación)
2
Fue por tanto esta estructura de la sociedad europea la que, en medio de contradicciones y
retrocesos, permitió el nacimiento de instituciones y prácticas económicas indispensables para la
revolución industrial. Enumeramos las más significativas:
• la banca y las prácticas bancarias: el cheque, la cuenta corriente, la transferencia, la letra de cambio, el descubierto,
todas ellas prácticas desarrolladas en Italia a partir del siglo XIV;
• el uso de la partida doble, esta práctica contable fue utilizada por los comerciantes italianos a principios del siglo XIII
gracias a la utilización de los números arábigos, no sin la oposición de las autoridades públicas y religiosas, que sin
embargo acabaron por adoptar también tanto los números arábigos como la partida doble;
• el seguro, surgido a causa de los elevados riesgos de transporte de las mercancías por mar en la república marítima de
Venecia, en el siglo XII, y después muy difundidos en Holanda y Gran Bretaña, donde en el siglo XVII se
consolidaron los famosos Lloyd;
• el contrato de venta en comisión, introducido también ya en el siglo XII en las ciudades mercantiles italianas para
permitía poner en relación a los poseedores del capital y los comerciantes, estos después de utilizarlo para una
actividad específica debían devolver el capital y repartirse los beneficios. A partir del siglo XVII aparecerán las
primeras sociedades anónimas.
• el servicio postal se introdujo en el siglo XV;
• la bolsa, como lugar de operaciones comerciales y financieras. La primera bolsa se abrió en Amberes, en 1531, pero
no hacía más que formalizar actividades ya existentes desde hacía tiempo en varias ciudades comerciales de Europa;
• la patente es un derecho de explotación económica exclusiva de una invención que otorga el Estado a la persona,
entidad o empresa que la ha obtenido. Su existencia como institución jurídica se justifica por la necesidad proteger la
propiedad de las invenciones para que pueda compensarse el gasto que se realiza para su obtención. El inventor se
pudiera quedar con una parte de los beneficios sociales de su invento. Es, por tanto, un sistema de incentivos a la
innovación. Fue introducida por primera vez en Gran Bretaña en 1624 (codificada en 1852). Francia no tuvo una ley
similar hasta 1791, y la mayoría de los países europeos no promulgaron leyes de patentes hasta comienzos del siglo XIX.
En el caso de España, las primeras leyes datan de 1811, de 1820 y de 1826.
Para que una tecnología sea patentable, es preciso que se cumplan 3 requisitos:
1. debe ser novedosa y, en consecuencia, ha de suponer la aportación de un nuevo elemento al actual estado de
la técnica;
2. implica una actividad inventiva, de manera que resulte de un conocimiento que no sea obvio, con
independencia de su mayor o menor complejidad; y,
3. ha de tener alguna aplicación industrial, lo que implica que su objeto ha de ser susceptible de fabricación o
empleó en cualquier clase de actividad productiva.
• los códigos de comercio, que se fueron formando en muchos países europeos y estaban sometidos a tribunales de
comercio, hasta su solemne codificación en la época napoleónica, con el nacimiento de las Cámaras de Comercio.
Ha sido esta larguísima preparación de un humus institucional adaptado a la ampliación y mejor
organización de los mercados, y a la tendencia a manufacturas en mayor escala y con mecanismos cada
vez más automatizados, movidos por energía inanimada (sobre todo hidráulica), la que ha estimulado los
inventos estratégicos que determinaron el nacimiento de la revolución industrial en Europa.
“Las instituciones constituyen la estructura de incentivos de una sociedad y, en consecuencia, las institu-
ciones políticas y económicas son los determinantes subyacentes de los resultados económicos”. Así se expresaba
Douglass North, un historiador económico, en la introducción de su discurso de aceptación del Premio Nobel de
Economía del año 1993.47 En los quince años que han pasado desde entonces, la idea de que el marco institucio-
nal es un factor decisivo en el desarrollo (o falta de desarrollo) de las sociedades se ha convertido en una idea am-
pliamente aceptada por la comunidad científica.
Mientras que la tecnología hace referencia a la relación entre el ser humano y los recursos productivos a su
disposición, el marco institucional se refiere a las relaciones que se establecen entre los seres humanos: el marco
institucional es el conjunto de organizaciones y reglas (formales o informales) que regulan la interacción de los su-
jetos económicos. Unos marcos institucionales son más favorables que otros para impulsar el desarrollo. Esta idea
puede aplicarse tanto en el tiempo (para explicar por qué el desarrollo moderno de las economías occidentales es
tan reciente) como en el espacio (para explicar las diferencias de resultados de desarrollo entre unas y otras econo-
mías).
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1.2 ¿Qué es la primera revolución industrial?
Se conoce como revolución industrial al proceso de crecimiento económico que, entre las últimas
décadas del siglo XVIII y mediados del XIX, experimentaron Gran Bretaña primero y luego Bélgica,
Francia y Alemania. Este proceso tiene dos características hasta entonces desconocidas:
• el aumento de la renta per cápita alcanzó una magnitud superior a cualquier otro anterior en la historia.
• y se convirtió en sostenido.
El término revolución industrial comenzó a utilizarse en el siglo XIX y aunque no es muy preciso si
es adecuado para transmitir la magnitud del proceso de transformación.
Los países arriba citados elevaron su productividad como consecuencia de varias causas:
1. Cambio tecnológico: - nuevas fuentes de energía.
- utilización de materias primas abundantes.
2. Nuevas formas de organización del trabajo: - mayor división del trabajo.
- metódica y férrea disciplina laboral.
3. Mayor especialización económica territorial.
4. Cambio estructural.
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2.2 La productividad creció fue la aparición de una metódica y férrea disciplina laboral que no
existía en las pequeñas explotaciones agrícolas y en los talleres. Frente a un trabajo de campesinos y
artesanos autorregulado y, por consiguiente, de ritmos irregulares, surgió otro reglamentado mediante
horarios estrictos y vigilancia del rendimiento de cada trabajador. Finalmente, durante la revolución in-
dustrial se dieron los primeros pasos hacia lo que después de 1850 sería la «empresa moderna»,
entendiendo por tal aquella que ya no es gestionada por un propietario que realiza múltiples actividades,
sino por directivos especializados por departamentos.
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3. Otra causa que elevó la productividad fue la mayor especialización económica territorial que
originó el aumento del comercio. Cuando dos regiones o naciones producen los mismos bienes y no
existe comercio entre ellas, la riqueza que se genera es menor que cuando se especializan en la
producción de aquello en lo que poseen ventaja comparativa.
4. Finalmente, la productividad creció como consecuencia del cambio estructural que provocó la
revolución industrial. Las economías preindustriales experimentaron este fenómeno, pero nunca con la
magnitud de las que se industrializaron durante el siglo XIX.
El cambio estructural experimentado por Gran Bretaña a través de dos indicadores: el porcentaje de
trabajadores en la agricultura, industria y servicios y la contribución de cada uno de los tres sectores al
Producto Interior Bruto. Se observa que disminuyó la proporción de población activa del primario en
beneficio del secundario y terciario y también lo hizo la parte del PIB correspondiente a la agricultura.
Cambio estructural en la economía británica durante la Primera Revolución Industrial, 1700-1901
Distribución de la población
Composición del PIB por sectores (%)
activa por sectores (%)
Primario Secundario Terciario Primario Secundario Terciario
1700 61,0 18,5 20,5 - - -
1760 52,8 23,8 23,2 - - -
1770 - - - 45,0 24,0 31,0
1800 40,8 29,5 29,7 - - -
1841 22,6 44,0 33,4 22,0 35,0 43,0
1861 18,0 44,0 38,0 18,0 36,5 46,5
1881 12,6 45,3 42,1 10,5 37,5 52,0
1901 8,6 46,3 45,1 6,5 40,5 53,0
Fuente: Mitchell (2007)
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• hacia 1860, alcanzó el 330 % y,
• en 2000, la renta per cápita de Estados Unidos superó en un 1.000 % a la de los países pobres.
1.3 El nacimiento de la Revolución Industrial: Gran Bretaña, 1760/80-1840
Los historiadores han debatido ampliamente por qué Gran Bretaña1 –y no Holanda o Francia,
países también avanzados a mediados del XVIII– fue la cuna de la revolución industrial. El problema
requiere de una explicación compleja ya que el liderazgo inglés se gestó en el tiempo largo de la Edad
Moderna y en el mismo intervinieron factores geográficos, institucionales y económicos.
No sólo poseía un clima moderado y abundante en recursos hidráulicos, y no sólo se encontró con
una reserva de carbón, recurso estratégico, sino que estuvo en condiciones de desarrollar la propia cultura
y el propio sistema político-institucional, de manera que dispuso de antemano de las mejores condiciones
para la innovación y la inversión. A finales del siglo XVII, Gran Bretaña ya había alcanzado un
ordenamiento social, económico e institucional preparado para afrontar la gran aventura de la industria-
lización. En resumen, Gran Bretaña logró reunir más deprisa que los demás países europeos el mayor
número de aquellas condiciones favorables al crecimiento.
Conviene recordar que las economías de Antiguo Régimen crecían poco. El marco institucional de Antiguo Régimen
creaba obstáculos al crecimiento al impedir la plena movilidad de los factores productivos y de las mercancías.
o el derecho de vincular las tierras dejaba fuera del mercado las de la Iglesia, buena parte de las de la
nobleza y las de los municipios.
o los gremios prohibían la libre instalación de industrias y frenaban el cambio tecnológico.
o también existían aduanas interiores que dificultaban el comercio entre sus regiones.
A estas rémoras institucionales se añadían otras económicas y sociales. La unidad de producción agraria básica en la
Europa del Antiguo Régimen era la pequeña explotación familiar. La productividad de los campesinos era baja por
razones. Esa baja productividad y las elevadas tasas de exacción impuestas a los campesinos por las clases feudales
creaban dos círculos viciosos.
El primero afectaba a la propia agricultura. Una vez deducido el autoconsumo y la parte de las cosechas destinada a la
sementera del siguiente año, las familias campesinas disponían de pocos excedentes para vender, de manera que sus
ingresos eran pequeños y, además, se reducían después de pagar la renta territorial, los impuestos y, a veces, ciertos
derechos señoriales. Por consiguiente, su capacidad de ahorro era prácticamente nula y no podían introducir innovaciones
que elevaran su productividad.
El segundo círculo vicioso afectaba a la industria. La baja productividad agrícola retenía en el campo mucha mano de
obra dificultando el cambio estructural y los escasos ingresos de los campesinos les obligaban a adquirir pocos bienes in-
dustriales de capital y de consumo, con lo que la demanda agregada de manufacturas era modesta.
Esos dos círculos viciosos generaban el tercero: el comercio no era voluminoso al ser modesta la demanda de bienes
industriales por el campo y la de bienes agrarios por parte de unas ciudades poco pobladas.
Veamos ahora las causas geográficas, institucionales y económicas que explican el liderazgo británico:
a) Causas geográficas. Las Islas Británicas poseían una buena dotación de recursos naturales: clima
templado y lluvioso apto para el desarrollo agrícola y ganadero; energía hidráulica para la industria;
abundancia de carbón y de otros minerales; ríos navegables que abarataban el comercio interior y fácil
acceso al exterior ya que ningún rincón del país distaba más de 100 kilómetros del mar.
b) Causas institucionales. Desde el punto de vista político la monarquía inglesa evolucionó
constantemente hacia un menor grado de absolutismo a partir de la famosa Magna Charta de 1215, que
contenía una larguísima serie de cláusulas que limitaban el poder del rey frente a los eclesiásticos, a los
barones e incluso frente a la gente corriente.
Durante la Edad Moderna, Inglaterra experimentó cambios institucionales que terminaron con los
obstáculos que el Antiguo Régimen creaba al crecimiento económico. El proceso se inició a fines de la
Edad Media y culminó con la revolución liberal de 1688 (La Gloriosa). Hitos del cambio institucional
anteriores a ésta fueron:
1
Gran Bretaña está formada por tres regiones que fueron independientes durante mucho tiempo: Inglaterra, Gales y
Escocia. A menudo se utiliza en la literatura la parte (Inglaterra) por el todo, convención que también se usa en las siguientes
páginas. En cambio, se evitará la expresión Reino Unido, porque incluye también Irlanda, en su totalidad hasta 1921 y sólo una
parte desde 1922 en adelante, cuando se formó un estado independiente, dejando sólo el Ulster como región del Reino Unido.
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1) la supresión de los derechos jurisdiccionales y la aparición de una numerosa clase de pequeños campesinos libres;
2) la libertad de vender tierras promulgada durante la reforma anglicana (1529-1536);
3) la venta en pública subasta durante esos años de las tierras de la Iglesia católica –cerca de 1/4 de las del país–, que
pasaron a manos de la alta nobleza y de la gentry (pequeña nobleza, comerciantes, altos funcionarios y militares);
4) la creación de un gran mercado nacional sin aduanas internas integrado por Inglaterra, Gales e Irlanda al que luego
se añadirían Escocia (1707) y las colonias; y
5) la venta de tierras de la Corona durante la república de Cromwell (1649-1660).
Tras la efímera restauración de los Estuardo (1660-1688) se estableció una monarquía en la que el
poder ejecutivo era ostentado por el Rey, pasando el legislativo a manos de un Parlamento integrado en
su mayoría por propietarios (landlords, gentry y grandes comerciantes). El nuevo sistema político hizo
que los poderes públicos arbitraran medidas pactadas entre los representantes de esas clases sociales con
el fin de que todas pudieran prosperar. Se creó de este modo un marco institucional que estimuló el
crecimiento económico al dar libre movilidad a los factores productivos para que el mercado los asignara
de modo eficiente y al establecer leyes favorables a las iniciativas empresariales.
Un repaso a algunas de las medidas dictadas por el Parlamento ayudará a entender mejor la
importancia del cambio institucional.
1) Desde 1660, las Leyes de Cercamiento (Enclosures Acts) fomentaron que pequeñas explotaciones
agrarias y tierras comunales pasaran a manos de los landlords, que introdujeron en ellas nuevas
tecnologías.
2) Se permitió la libre instalación de industrias y la libertad de innovar porque los privilegios
gremiales desaparecieron al dar los gobiernos instrucciones para que no se aplicaran las normas más
restrictivas del Estatuto de los Artesanos, de 1563.
3) Otro hecho destacable fue la reforma de la hacienda, iniciada durante el período republicano y
culminada después de 1688. La aprobación de impuestos pasó a manos del Parlamento. El parlamento
asumió el control directo de las finanzas públicas, estableció una deuda pública distinta de las finanzas
del rey y fundó el Banco de Inglaterra (1694).
En 1689, tiene lugar la declaración de derechos (Declaration of Rights) donde se reconoce que los
impuestos tienen que ser aprobados por el parlamento, la libertad de imprenta, la inamovilidad de los jueces,
el ejercito no permanente, se garantiza la libertad individual y la propiedad privada, consagrando la
superioridad de la ley sobre la voluntad del rey. De ahí en adelante, la monarquía permaneció como un
símbolo de la unidad de la nación, pero ya no gobernó más, en tanto que la democracia se fue
consolidando.
4) Finalmente, la república de Cromwell primero y La Gloriosa después promulgaron leyes civiles y
mercantiles que estimularon el crecimiento económico al fomentar y proteger el progreso individual, las
iniciativas empresariales y la innovación (posibilidad de acceder a cargos públicos con independencia
del origen social; firmes derechos de propiedad; ausencia de impuestos confiscatorios; claridad en las
normas que regulaban los contratos y seguridad ante el incumplimiento de los mismos; flexibilidad en la
creación de sociedades mercantiles o sistema de patentes, que incentivó el progreso tecnológico al per-
mitir el enriquecimiento del inventor).
Estas medidas crearon en Inglaterra un marco institucional de naturaleza liberal, pero el Parlamento
también dictó otras proteccionistas y mercantilistas que, junto con las primeras, impulsaron el
crecimiento de la industria y del comercio.
• La elevación en 1690 de los aranceles que gravaban las importaciones de hierro sueco bene-
fició a la siderurgia británica porque pasó a abastecer al mercado nacional.
• En 1701, la Calico Act prohibió la importación de tejidos de algodón estampados indios, lo
que constituyó un estímulo para el desarrollo de una industria textil.
• Se trata de las Leyes de Navegación (1651). Estas leyes ordenaron que todo el comercio
exterior desde y hacia Inglaterra se realizara en buques británicos, prohibiendo que los barcos
efectuaran escalas en puertos europeos. Los resultaron fueron dobles:
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1. estimulo el desarrollo de la flota nacional (el tonelaje de la marina mercante británica
se duplicó durante la segunda mitad del siglo XVII).
2. convirtió a los puertos ingleses en redistribuidores de mercancías hacia el resto del
continente desbancando a los holandeses.
Gran Bretaña: cuna de la democracia parlamentaria
Gran Bretaña es la cuna de la democracia parlamentaria y por ello la historia de su evolución política reviste un interés
universal: algunos historiadores han definido el Parlamento como la contribución más importante de Inglaterra a la
civilización.
Montesquieu dijo que los ingleses eran el pueblo más libre del mundo porque limitaban el poder del rey mediante las
leyes» Voltaire quedó igualmente impresionado y describió a los ingleses como "el único pueblo en la Tierra que ha sido
capaz de prescribir límites al poder de los reyes al oponerse a ellos; y el único que, a partir de unas cuantas batallas, ha
podido finalmente establecer un gobierno sabio, en el que el Príncipe tiene todo el poder para hacer el bien y, al mismo
tiempo, se le impide hacer el mal".
Inglaterra fue el primer país en el mundo que formó un Estado nacional; también fue el primero en institucionalizar,
antes que ninguna otra nación, las prácticas democráticas. Por lo tanto constituye un laboratorio en el que se pueden estudiar
las condiciones en las que la libertad política y los derechos civiles tienen mejores oportunidades para desarrollarse.
Los derechos de aduana y la mayoría de los impuestos tenían que ser aprobados por el Parlamento. "La Corona se hizo más
y más pobre y cuando se vio obligada a recurrir al Parlamento tuvo que ceder derechos constitucionales para poder obtener
fondos" "El umbral en el que los reyes tropezaban repetidamente era el dinero. Los reyes exigían al pueblo dinero en
efectivo, el pueblo les exigía libertades y reformas. Este es el hilo conductor, si es que existe alguno, que se encuentra
presente en toda la historia parlamentaría inglesa" De hecho fue el aumento de la riqueza del pueblo y la dependencia
creciente que tenía el rey de ella lo que obligó a la Corona a conceder a sus súbditos derechos y libertades. Por lo tanto,
puede decirse que la evolución constitucional de Inglaterra marcha al compás de su historia financiera. Proporciona un
ejemplo clásico de cómo la riqueza privada ejerce un control sobre la autoridad pública.
Desde el punto de vista del derecho, Gran Bretaña desarrolló de modo muy original el llamado
common law, que presentaba un elevado grado de adaptación a los cambios que se producían en la
sociedad, porque legislaba y administraba la justicia sobre la base de los cambios verificados en las
costumbres, comprobados mediante el examen de casos, que se convertían en modelos para las aplica-
ciones subsiguientes, más que sobre la base de la conformidad a un cuerpo de leyes que sólo podían ser
modificadas a intervalos a menudo muy largos. Todo ello reforzó cada vez más la protección de los
intereses de los particulares contra los de otros particulares, pero también contra la invasión del estado, y
al mismo tiempo impuso reglas para respetar el interés general.
c) Causas económicas. Optima dotación de recursos y cambios institucionales posibilitaron que Gran
Bretaña experimentara durante la Edad Moderna transformaciones económicas que rompieron los
círculos viciosos de las economías del Antiguo Régimen.
• Agricultura
Para empezar, su agricultura alcanzó una mayor productividad que la europea gracias a un conjunto
de innovaciones ligadas a la generalización de explotaciones agrarias capitalistas (concentración de la
propiedad en manos de los grandes propietarios frente a una Europa donde predominaba la pequeña
explotación familiar) y a la existencia de una numerosa clase de pequeños campesinos con una capacidad
de ahorro superior a los del continente (y una mayor productividad gracias a la selección de semillas y al
cultivo de legumbres, tréboles y nabos que aportaban nitrógeno al suelo).
Hacia 1750, los rendimientos de la agricultura británica eran superiores a los de la europea –con la
excepción de Holanda– ya que, mientras que de cada grano de cereal sembrado se obtenían 9, en el resto
del continente la proporción era por término medio de 1 a 5. En cuanto a la población activa rural inglesa,
en 1760 suponía un 53 % de la total, mientras que en el resto de la Europa occidental ese porcentaje
ascendía al 70 % por término medio. Los cambios experimentados por la agricultura durante la Edad
Moderna tuvieron efectos positivos para el conjunto de la economía británica.
• Industria
La Gran Bretaña de mediados del XVIII era, junto con Holanda, el país más industrializado de
Europa. Prueba de ello es que un 24 % de la población activa trabajaba en el sector secundario, cuando
en el resto de la Europa occidental no alcanzaba el 15 %.
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Estructura de la industria inglesa en 1770. Casi todas estaban organizadas de un modo que se conoce
como protoindustrial (Verlagssystem), existiendo también otra forma de organización denominada
manufactura o protofábrica.
El Verlagssystem o «sistema domiciliario por encargo» consistía en que comerciantes compraban
materias primas que distribuían entre campesinos y/o artesanos. Estos trabajaban en sus hogares o
talleres con herramientas manuales y transformaban las materias primas en bienes intermedios y finales
cobrando una cantidad por pieza del mercader, que luego comercializaba el producto final. En cambio, la
manufactura reunía en un solo edificio a trabajadores asalariados que también utilizaban herramientas
manuales. Merece la pena destacar que el «sistema domiciliario por encargo» y la manufactura eran
complementarios en algunas industrias porque las fases de producción más sencillas se realizaban de
modo disperso y las que exigían una mayor cualificación en protofábrica.
Frente a esas dos formas de organización industrial, la minería y la siderurgia producían ya
mediante el sistema de fábrica: mano de obra asalariada y empleo de maquinaria movida con energía
hidráulica e incluso con vapor en el caso del desagüe de las minas, ya que la máquina atmosférica de
Newcomen data de 1711.
Valor añadido de la industria británica en 1770
Sector % Sector %
Lana 30,7 Lino 3,0
Piel 22,3 Algodón 2,6
Construcción 10,5 Velas 2,1
Hierro 6,5 Jabón 1,3
Cerveza 5,7 Cobre 0,8
Seda 4,3 Papel 0,4
Carbón 3,9
La mayoría de la industria inglesa (piel, hierro, construcción, cerveza, seda, carbón, velas, jabón,
cobre, industria harinera, astilleros, cerámica, vidrio…) producía para el mercado interno, lo que
significa que el comercio interior de bienes agrarios y manufacturas era mucho más importante en
volumen y en valor que el exterior. Otros (lana, algodón, lino, metalurgia, refinado de azúcar y el tabaco)
en cambio producían tanto para el mercado interior como para el exterior. En el caso de la lana y del
algodón, en 1760, cerca de la mitad de la producción se exportaba, pero este porcentaje era menor en los
demás productos. Es presumible, pues, que la proporción de manufacturas exportadas se situara entre el
15 y e1 20 % de la producción doméstica. Esta cifra era, sin embargo, muy elevada en comparación con
el resto de Europa, de manera que, hacia 1750, Inglaterra era ya el país líder en exportación de bienes
industriales:
Composición del comercio exterior británico en 1750 (porcentaje sobre el valor total)
Manufacturas Materias primas Comestibles
Exportaciones 75,4 16,8 7,8
Importaciones 14,4 54,5 31,1
Una economía capitalista semiindustrializada como la inglesa estaba preparada para iniciar el camino
de la revolución industrial al disponer de demanda, capital y factor humano para ello. El amplio mercado
nacional y el exterior habían creado una demanda creciente. Existía ahorro suficiente para invertir en
nuevo capital y en nuevas tecnologías. En cuanto al factor humano, Gran Bretaña disponía de artesanos
cualificados con incentivos para innovar –recuérdese que existía el derecho de patente– y de empresarios
dispuestos a financiar el cambio tecnológico.
Inglaterra y Gales fueron los territorios que primero se industrializaron, seguidos de Escocia. Por el
contrario, Irlanda continuó siendo un país agrícola y atrasado.
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1.3.1.1 La población
Entre 1761y 1841, la población aumento desde los 7,9 a los 18,5 millones, multiplicándose en ese
periodo por 2,3.
Entre 1761 y 1801, la natalidad aumentó 3,7 puntos, mientras que la mortalidad descendió 1,6. Sin
embargo, entre 1811 y 1841, la natalidad se incrementó en un 1,8 y la mortalidad cayó 3,5 puntos, por lo
que el crecimiento de la población se debió ahora más a la conducta de la mortalidad que a la de la
natalidad. Se explica el descenso de la mortalidad por una mejora de la alimentación (aumento de la
producción agraria) y una mayor salubridad (abastecimiento de agua y mejores condiciones de los
hogares).
Sin embargo, el descenso de la mortalidad media del país oculta profundas diferencias entre el campo,
las ciudades pequeñas, los barrios burgueses de las grandes ciudades y los suburbios obreros de éstas
(dieta de peor calidad, hacinamiento y menor higiene, insuficiente salubridad urbana).
El proceso de industrialización fue acompañado de en un intenso proceso de urbanización, sobre todo
durante la primera mitad del siglo XIX:
• en 1750, vivía en ciudades de más de 10.000 habitantes suponía un 17,5 % del total.
• en 1800, ese porcentaje alcanzó el 24 %, y,
• en 1850 el 48 %.
Las regiones que concentraron la industria del algodón y la del hierro desarrollaron mayores
economías de aglomeración que otras, lo que explica que Manchester, Liverpool, Birmingham, Shef-
field, Cardiff y, Newcastle, que en 1750 tenían 21.000 habitantes de media, alcanzaran en 1850 cifras
entre los 230.000 y los 370.000. Londres pasara de 675.000 habitantes en 1750 a 2,6 millones en 1850.
Se ha discutido si la revolución demográfica fue causa o consecuencia de la revolución industrial.
Entre 1700 y 1760, la población inglesa experimentó una tasa anual acumulativa de crecimiento del 0,3
%. En cambio, entre 1770 y 1840, alcanzó el 1,2 %. Parece, pues, que la revolución industrial fue causa
de la revolución demográfica. Ahora bien, ésta favoreció a su vez el crecimiento económico porque
incrementó la demanda agregada de bienes y servicios y la oferta del factor trabajo.
Evolución de la población en Gran Bretaña, 1701-1851
Años en millones 1761=100 Años en millones 1761=100
1701 6,8 86 1821 14,1 178
1751 7,3 92 1831 16,3 206
1761 7,9 100 1841 18,5 234
1801 10,8 136 1851 20,8 263
Tasas de natalidad, mortalidad y crecimiento vegetativo en Inglaterra, 1701-1841 (en tantos por mil)
Tasa natalidad Tasa mortalidad Crecimiento vegetativo
1701-1751 32,3 28,4 3,9
1761-1801 36,0 26,8 9,2
1811-1841 37,8 23,3 14,5
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1.3.1.2 La agricultura
Los cambios tecnológicos y institucionales que experimentan los campos británicos explican el
aumento de la producción agraria.
Desde finales del siglo XVII se comienzan a introducir nuevos sistemas de rotación de los
cultivos. Estos sistemas se generalizaron durante el siglo XVIII y principios del XIX. Uno de los que más
se extendió fue la rotación cuatrienal que introducía el cultivo de tubérculos y forrajeras. Ello hizo posible
que estas plantas no desgastarán el suelo, sino que lo nitrogenaban, de manera que, al año siguiente, esas
dos hojas podían emplearse para trigo y cereal de primavera.
Esta innovación resultó trascendental por dos razones:
• el barbecho desapareció y tubérculos y forrajeras permitieron alimentar mejor a un ganado ahora estabulado,
• con lo que la cabaña aumentó y también lo hizo la cantidad de abono de origen animal.
Este sistema de rotación –y otros– incrementaron la productividad porque se cultivó más superficie al
suprimirse el barbecho; porque crecieron los rendimientos por hectárea al disponerse de más abono y
porque la mayor cabaña permitió reemplazar fuerza humana por fuerza animal.
Otras innovaciones que elevaron la productividad fueron éstas:
1) la selección de semillas;
2) la mejora en la cría del ganado;
3) la utilización de arados de hierro más perfeccionados tirados por caballos, un 50 % más veloces que los bueyes;
4) las máquinas sembradoras arrastradas también por caballos, que sustituyeron a la siembra manual;
5) las nuevas técnicas en el drenaje de suelos húmedos, que permitieron incrementar la superficie cultivada; y
6) las nuevas formas de organización del trabajo en las explotaciones capitalistas (mayor división y mayor disciplina).
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Evolución de los cercamientos en Inglaterra, 1727-1845
Periodo Número de leyes de cercamientos Número de acres cercados
1727-1760 56 74.518
1761-1792 339 478.259
1793-1801 182 273.891
1802-1815 564 739.743
1816-1845 244 199.300
Total 1.385 1.765.711
Este proceso de concentración de la propiedad tuvo un efecto positivo: las innovaciones tecnológicas
arriba descritas fueron introducidas en esas tierras y ello aumentó la productividad. Sin embargo, también
tuvo un coste social porque una parte de los pequeños campesinos y los campesinos sin tierras se convir-
tieron en asalariados y perdieron el uso de los comunales.
Entre 1760 y 1820, el número de campesinos permaneció más o menos constante en términos abso-
lutos, pero en términos relativos, el porcentaje de agricultores disminuyó con respecto a la población
activa.
Los cambios tecnológicos e institucionales explican que la producción agraria aumentara considera-
blemente. No existe, sin embargo, acuerdo sobre cuánto creció la producción.
Pese a sus diferencias, todos coinciden en que el crecimiento fue menor en el siglo XVIII que entre
1800 y 1850 ya que en este período la superficie cultivada con rotaciones sin barbecho creció mucho más
que entre 1760 y 1800, generalizándose, además, el resto de las innovaciones antes señaladas. Las estima-
ciones más antiguas son las optimistas mientras que las más recientes reducen ese crecimiento. De todos
modos, se calcula que la producción de trigo se multiplicó por 2,4 entre 1760 y 1850.
Producción de cereales en Gran Bretaña y Francia, 1701-1874
Gran Bretaña Francia
millones de Qm 1701/10 = 100 millones de Qm 1701/10 = 100
1701-10 27 100 59 100
1751-60 29 107 61 103
1771-80 33 122 75 127
1781-90 35 130 85 144
1800-13 43 159 94 159
1815-24 49 181 104 176
1825-34 - - 116 197
1835-44 - - 131 222
1845-54 64 237 146 247
1855-64 68 251 158 268
1865-74 70 259 160 271
Estimaciones del crecimiento del producto agrícola inglés, 1760-1830 (tasa media anual acumulada)
1760-1780 1780-1801 1801-1830
Deane y Cole (1962) 0,5 0,6 1,6
Crafts y Harley (1994) 0,1 0,8 1,2
Estimaciones del crecimiento del producto agrícola inglés, 1760-1850 (tasa media anual acumulada)
Deane-Cole (1969) Crafts (1985) Overton (1996) Allen (1999)
1760-1800 0,5 0,4 0,5 0,3
1800-1850 1,5 1,2 1,1 1,1
13
Las investigaciones posteriores han reducido el papel que la agricultura desempeñó en la industriali-
zación. Intentaremos ofrecer un estado de la cuestión:
1) El consumo de alimentos por persona creció durante la revolución industrial, pero en una
proporción inferior a la que se creía antes de la década de 1980 debido a un crecimiento modesto del
consumo de alimentos entre las clases trabajadoras.
2) La agricultura incrementó de modo considerable la demanda de bienes de capital, sobretodo de
productos siderúrgicos al sustituirse definitivamente la madera por el hierro en los utensilios de labranza
(entre 1820-1840, un 35 % de la producción siderúrgica fue absorbida por el campo). En cambio, lo que
ya no se sostiene es que aumentara notablemente el consumo de bienes industriales por los jornaleros
(tejidos, carbón, velas, jabón, enseres domésticos): los salarios crecieron poco y las familias jornaleras
gastaban un 75 % de sus presupuestos en alimentos.
3) La tercera hipótesis tradicional es que los terratenientes reinvirtieron buena parte de sus beneficios
en carreteras, canales, minas de carbón y fábricas textiles, siderúrgicas y de cerveza. Hoy sabemos que
esto fue así en el caso de carreteras y canales necesarios para comercializar los productos del campo. Sin
embargo, el capital agrario no desempeñó un papel importante en la financiación del sector secundario.
Se ha demostrado que el grueso del capital invertido en la industria no provino de la agricultura.
4) Lo que resulta indiscutible es que el incremento de la productividad agrícola facilitó un profundo
cambio en la estructura del empleo. Aunque la mano de obra campesina no descendió en términos abso-
lutos, sí que lo hizo espectacularmente en términos relativos: de un 53 % de la población activa, en 1760,
a sólo un 22 %, en 1841.
Productividad del trigo en Europa y en los Estados Unidos, 1800-1936 (Qm/ha)
1800 1850 1870 1880 1895 1900 1910 1914 1921 1936
Noruega - 5,7 - - - - 16,6 - - -
Dinamarca - 12,0 - 22,5 25,0 27,5 31,0 29,1 34,1 30,4
Reino Unido 13,6 17,5 20,2 16,7 17,7 19,2 21,4 22,0 23,8 23,1
Holanda 14,0 15,2 18,2 15,3 19,4 20,4 23,9 26,0 31,4 30,3
Bélgica 13,5 14,5 - 15,8 - - 25,1 - - 26,9
Alemania 10,0 10,3 18,2 13,3 16,4 18,7 18,5 19,9 20,4 22,9
Francia 8,5 10,9 10,7 10,9 13,2 12,9 13,2 12,7 16,4 15,6
Suiza 11,0 13,0 - 14,5 - - 21,2 - - 24,0
Austria/Hungría - 7,7 - - - - 13,7 - - -
Rumania - - - 9,0 - - 11,7 - - 10,3
Rusia/URSS 5,4 5,4 - 5,0 - - 6,6 - - 9,3
Portugal - 5,4 - - - - 5,9 - - -
España 5,5 4,6 - - - - 9,4 - - 9,6
Italia 7,3 7,0 - 8,0 - - 9,6 - - 14,4
Grecia - 4,6 - - - - 9,8 - - -
Media europea 8,6 9,4 - 10,9 - - 12,6 - - 12,8
Estados Unidos 10,0 9,8 8,4 8,6 9,2 8,3 9,7 11,2 8,6 9,7
14
Media europea 6,0 6,6 7,6 8,0 8,4 8,7 9,1 10,3 11,3
Estados Unidos 20,5 20,8 22,8 26,1 27,5 35,0 38,8 40,7 47,0
Rendimientos ganaderos, 1880 a 1950/62 (producción de leche por vaca y año, en hectolitros)
Antes de 1880 1890-1900 1911-13 1934-38 1950-62
Gran Bretaña 17,7 18,7 - 25,3 27,8
Alemania - 16,8 - 24,8 26,2
Francia 15,5 16,5 - 17,8 18,8
Dinamarca 13,3 21,5 26,2 31,3 33,6
Estados Unidos 9,4 16,5 19,5 27,8 -
Australia - - 14,7 21,0 24,2
Canadá - 10,1 15,1 18,4 25,6
15
1.3.1.3 La industria
La industria del algodón, la del hierro y la minera fueron las primeras que utilizaron nuevas tecnolo-
gías. Los historiadores están de acuerdo en que la Inglaterra de mediados del siglo XVIII poseía un caldo
de cultivo favorable al que ya nos hemos referido: libertad e incentivos para innovar, artesanos cuali-
ficados y empresarios emprendedores. Sea cual fuera la chispa (quizás mercado interno, externo y altos
costes del Verlagssystem actuaron conjuntamente), lo cierto es que el cambio tecnológico debió mucho a
un conjunto de inventos en cadena y a la transferencia de innovaciones de un sector de la industria a otro.
La producción de tejidos requiere de distintas operaciones (desde el hilado hasta el coloreado). Antes
de 1730, todas estas operaciones se realizaban de forma manual o con primitivos artilugios y de forma
dispersa en hogares campesinos y talleres artesanales. En 1733, un artesano llamado John Kay inventó un
modo de tejer más rápidamente: una lanzadera volante provista de ruedecillas que, accionada por un úni-
co tejedor mediante un bramante, hacía que los hilos discurrieran a través de la urdimbre a una mayor
velocidad. La incorporación de la nueva lanzadera a los telares manuales elevó la productividad en la
fase de tejer rompiendo su equilibrio con la de hilar (cada tejedor necesitaba ahora de un mayor número
de hiladores). El desafío creó incentivos para idear una máquina que hilara más rápidamente. James
Harareaves patentó en 1768 la spinning jenny, una máquina manual que permitía hilar varios husos a la
vez. Richard Arkwright descubrió en 1769 la water-frame y, en 1779, Samuel Crompton patentó la mule-
jenny. Estas dos máquinas se movían con energía hidráulica y eran capaces de hilar simultáneamente
decenas de husos. La revolución del hilado volvió a quebrar el equilibrio entre esta operación y la de
tejer. El desafío consistía ahora en idear telares que no fueran movidos por el hombre, lo que logró en
1786 Edmund Cartwrigth al construir uno accionado primero por caballos y luego por energía hidráulica.
Industria textil algodonera británica
Organización Energía Localización Producción Distribución
Hombre
1750 Sistema doméstico Animal Rural Pequeña Mercado local
Hidráulica
Hidráulica Mercados nacional
1850 Sistema fabril Urbana Grande
Máquina de vapor e internacional
El progreso tecnológico no se detuvo aquí. Dio un gran salto adelante cuando, desde fines del XVIII,
comenzó a aplicarse a las máquinas de hilar y tejer una nueva fuente de energía inanimada mucho más
eficaz y regular que la del agua. La máquina de vapor la ideó en 1769 un técnico de laboratorio de la
Universidad de Glasgow llamado James Watt cuando reparaba una vieja máquina atmosférica de las
empleadas desde 1711 en la minería del carbón para bombear el agua de los pozos. Perfeccionada por él
y por Boulton mediante un regulador de velocidad y un sistema de doble acción que permitía
movimientos no sólo verticales sino rotatorios capaces de accionar árboles de transmisión, la nueva má-
quina pudo acoplarse a hilaturas y telares. El consecuente aumento de la productividad en estas
operaciones mecánicas creó otro desafío, ahora en los procesos químicos. Era preciso sustituir el uso de
sustancias orgánicas por otras inorgánicas más abundantes y baratas. La respuesta consistió en transferir
innovaciones de la industria química a la del algodón: sosa cáustica, ácido sulfúrico y cloro permitieron
lavar, suavizar y blanquear un número cada vez mayor de tejidos. Después de 1850, los tintes artificiales
sacaron a la industria textil del cuello de botella que originaba el uso de colorantes animales y vegetales.
Existen dos teorías sobre el origen de las fábricas:
1. la primera sostiene que se crearon porque la nueva maquinaria era incompatible con el trabajo doméstico.
2. la segunda mantiene que se instalaron para controlar y disciplinar a los trabajadores evitando de este modo costes
inherentes al Verlagssystem (costes de transporte, elevado número de contratos, fraude, irregularidad en los suministros o
baja calidad de los productos). Aunque esta segunda teoría puede aplicarse a industrias como la de quincalla, la primera
posee un mayor poder explicativo en el caso de las fábricas de hilado y tejido del algodón.
Durante algunas décadas, la lanzadera volante y la spinning jenny reforzaron el trabajo doméstico y el
Verlagssystem porque funcionaban accionadas por un sólo hilador o tejedor. En cambio, el tamaño de las
water-frame, de las mule-jenny y de los telares mecánicos, así como su dependencia de fuentes de
16
energía inanimada –agua y luego vapor–, resultaban incompatibles con el trabajo doméstico. Por tanto, el
factor tecnológico resultó determinante en la creación de fábricas de algodón donde se concentró la
producción y donde se procedió a una nueva organización del trabajo (división de tareas por grupos de
obreros y férrea disciplina laboral). El nuevo sistema fabril dio un gran impulso a la productividad
haciendo que costes y precios descendieran, lo que incrementó la demanda de tejidos de algodón produ-
cidos en factoría y la crisis del Verlagssystem en esta rama de la industria. Parte de los trabajadores a
domicilio y artesanos encontró empleo en las fábricas, pero otra abocó al paro subsistiendo gracias a las
Leyes de Pobres, lo que explica la aparición del «luddismo», un movimiento de destrucción de máquinas
liderado por el artesano Ned Ludde, que se extendió durante la década de 1820 no sólo por la región
algodonera de Lancashire, sino también por la lanera de Yorkshire.
Dado que no existen estadísticas sobre la producción de tejidos, utilizaremos la evolución de las
importaciones de algodón en rama (primero procedente de la India y después del sur de los Estados
Unidos) como indicador.
Se observa que la producción creció considerablemente hasta 1800, «disparándose» después como
consecuencia de la mecanización del hilado y tejido y de la aparición del sistema fabril.
Entre 1760 y 1840, el mercado interior británico consumió alrededor del 45 % de la producción y el
otro 55 % se vendió en el exterior, siendo ésta la estructura de las exportaciones: 45 % Europa y Estados
Unidos; 35 % América Latina; 16 % las colonias de las Indias Orientales y 5 % otros destinos.
Por consiguiente, la industria del algodón conquistó un 84 % de sus mercados externos gracias a que
sus bajos costes le permitieron ofrecer precios muy competitivos. Es cierto, en cambio, que después de
1870, cuando los tejidos británicos perdieron competitividad frente a los de otros países que se
industrializaron, el grueso de las exportaciones se dirigió al mercado cautivo de las Indias Orientales.
El crecimiento de esta industria provocó economías de aglomeración en las regiones donde se
concentró y también tuvo efectos de arrastre sobre industrias de otras zonas del país.
17
Fuente: ESCUDERO (2009)
18
1806 248 98 - -
1820 374 185 - 85
1830 688 266 80 110
1840 1419 348 100 190
1850 2285 406 145 210
1860 3888 898 320 529
1870 6059 1178 565 1216
Entre 1760 y 1830, el aumento de la demanda de hierro provino del cambio tecnológico en la agricul-
tura, de la urbanización, de la industria del algodón, de la minería, de los astilleros y de los cuantiosos
gastos militares del Estado, habiendo desempeñado un papel mucho más importante el consumo
británico que el exterior porque, aún siendo notables, las exportaciones supusieron un 24 % de la produc-
ción. El boom de los años 1831-1850 se debió a la construcción de ferrocarriles. Aunque durante este pe-
ríodo el consumo interno continuó siendo más importante que las exportaciones, éstas crecieron hasta al-
canzar un 39 % de la producción en 1850.
Al igual que sucediera en las del algodón, desarrollaron importantes economías de aglomeración.
Resta una breve mención a la minería, que también incorporó nuevas tecnologías. Nótese que fue
pionera en tres innovaciones que terminaron transfiriéndose a otras industrias y al transporte: la energía
de vapor, los raíles de hierro y el ferrocarril –la primera locomotora, ideada por Richard Trevithick en
1801, sirvió para acarrear mineral de hierro a la fábrica siderúrgica de Penydaren (Gales)–.
La evolución del valor añadido de 13 industrias sobre las que se ha podido hallar información para el
período 1770-1831:
Valor añadido de la industria británica, 1770-1831
1770 1801 1831
Millones £ Porcentaje Millones £ Porcentaje Millones £ Porcentaje
Lana 7,0 30,7 10,1 18,7 15,9 14,1
Cuero 5,1 22,4 8,4 15,5 9,8 8,7
Construcción 2,4 10,5 9,3 17,2 26,5 23,5
Sector tradicional 19,8 86,8 38,2 70,6 72,7 63,9
19
Es preciso destacar que, durante la revolución industrial, adoptaron la energía de vapor y el sistema
fabril muy pocas industrias: algodón, hierro, producción de máquinas-herramientas, minería, papel y
alguna rama de la cerámica. Las demás continuaron produciendo mediante el «sistema domiciliario por
encargo» o la manufactura (el caso de la lana, lino y seda puede resultar extraño, pero continuaron orga-
nizadas mediante el Verlagssystem hasta que las máquinas de hilar y de tejer movidas a vapor fueron
perfeccionadas a mediados del XIX, ya que las anteriores tenían movimientos bruscos que sólo toleraba
la fibra de algodón por su mayor resistencia). Se pueden extraen dos conclusiones:
1. que el sector moderno (carbón, algodón, hierro y papel) creció más que el tradicional: en 1770 suponía un
13,4 por 100 del valor añadido y en 1831 un 36,6 por 100.
2. que, pese a lo anterior, el sector tradicional continuaba siendo predominante en 1831 al producir un 63,4 por
100 del valor añadido. Nos hallamos, pues, ante un crecimiento de la industria de naturaleza dual.
En las décadas de 1950 y 1960, Hoffman y Deane-Cole realizaron las primeras estimaciones del
crecimiento del producto industrial británico durante la revolución industrial. En la década de 1980, Har-
ley y Crafts revisaron estas estimaciones añadiendo más información sobre el sector tradicional. El resul-
tado que obtuvieron fue un menor crecimiento del producto al disminuir el peso del sector moderno con
mayor productividad:
Estimación de las tasas de crecimiento del producto industrial británico, 1760-1830 (porcentaje)
Hoffman Deane-Cole Harley Crafts
1760-1800 2,4 1,2 1,6 1,9
1800-1830 2,7 4,4 3,2 3,0
Fuente: FLOUD y JONHSON (2004)
La revisión que implican las nuevas estimaciones se calibrará mejor comparando las de Hoffman,
Deane-Cole y Crafts en números índices para el período 1760-1841. Se observa que el cálculo de Hoff-
man multiplicaba el producto industrial por 8; el de Deane-Cole por 7 y el de Crafts por 5.
Estimaciones del crecimiento del producto industrial británico durante la revolución industrial
Hoffman Deane-Cole Crafts
1760 100 100 100
1801 266 164 194
1821 425 407 -
1831 600 607 447
1841 833 714 526
Fuente: HARLEY (1993)
Hacia 1760, Gran Bretaña era ya líder mundial en la exportación de bienes industriales porque vendía
en el exterior del 15 al 20 % de su producción. También se recordará que la principal partida era la de te-
jidos de lana seguida de lejos por los de algodón. Pues bien, durante la revolución industrial, el por-
centaje de la producción vendido en el exterior llegó a alcanzar el 35 % en algunos años y también hubo
un cambio en la composición de las exportaciones al ganar importancia las industrias del sector moder-
no. Prueba de esto último es que, en 1841, el valor de las exportaciones se repartía del siguiente modo:
50 % tejidos de algodón; 13 % hierro y maquinaria; 23 % otros tejidos y 14 % materias primas (carbón y
productos agrícolas). El sector moderno ascendía por lo tanto al 63 %.
El mercado interior desempeñó un papel más importante que el exterior en el crecimiento de la pro-
ducción industrial.
Las familias de jornaleros, mineros, trabajadores a domicilio y empleados del comercio gastaban un
75 % de sus ingresos en alimentos; un 15 % en bienes industriales (ropa, enseres domésticos, carbón y
velas) y un 10 % en servicios. Las de los obreros industriales gastaban un 65 % en alimentos; un 20 % en
productos industriales y un 15 % en servicios dado que lo salarios eran mayores en las fábricas. Téngase
en cuenta, además, que el primer grupo era bastante más numeroso que el segundo. El crecimiento del
número de trabajadores coadyuvó a incrementar la demanda de bienes industriales, pero no lo es que la
clase obrera disfrutara de ninguna revolución del consumo porque los salarios reales crecieron modes-
tamente, de manera que las familias gastaban poco en productos industriales. Como se ha demostrado el
20
grueso de la demanda de estos bienes provino de las clases medias y de la burguesía, hecho que, además,
concuerda con estudios sobre la distribución de la renta que indican una menor equidad durante la revo-
lución industrial.
Fuente: http://www.egr.msu.edu/~lira/supp/steam/
Fuente: http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd99/ed99-0314-01/maq_watt.htm
21
Fuente: http://aula2.elmundo.es/aula/laminas/lamina1139393972.pdf
La máquina de vapor
Los antiguos griegos ya comprobaron que la energía del vapor podía ser aprovechada para producir movimientos.
En el siglo I, Herón de Alejandría construyó un aparato llamado aeolipile que aprovechaba la fuerza del vapor para hacer
girar unas bolas, aunque dicho aparato no tuvo ninguna aplicación práctica. Las máquinas de vapor no se utilizaron en la
industria hasta finales del siglo XVIII debido, sobre todo, a los trabajos de Thomas Newcomen y James Watt.
La máquina de vapor fue el aparato que más contribuyó a la revolución industrial, ya que el uso del vapor no tiene
limitaciones geográficas como otras fuentes de energía, como la hidráulica o la eólica. Fue un artefacto clave en la industria
y en el transporte durante más de 150 años.
Las primeras máquinas de vapor fueron llamadas con bastante frecuencia máquinas atmosféricas, puesto que era la
presión de la atmósfera la que proporcionaba la fuente motriz. Después de varios intentos con distintos sistemas para
conseguir el vacío necesario, el primero en utilizar el vapor de agua para este fin fue Papín (1647-1714). En 1687 publica la
Descripción y empleo de la nueva máquina para elevar el agua, obra en la que describe el funcionamiento básico de su
máquina neumática, consistente en un cilindro vertical en el que se mueve un pistón como consecuencia del vapor del agua
calentada en el fondo del cilindro. El vapor hace ascender el pistón, el cual era sostenido en el punto más alto de su
recorrido. A continuación se enfriaba el cilindro con lo que el vapor condensaba, soltándose a continuación el pistón que es
empujado hacía el fondo por la presión atmosférica. La máquina de Papin no tenía demasiada importancia práctica, pero
estableció el principio vitalmente importante de que se podía utilizar el vapor para mover un émbolo hacia arriba y hacia
abajo en el interior de un cilindro. En 1698, el mecánico inglés Savery (1650-1715) construye una máquina para bombear el
agua de las minas de Cornualles, siendo esta la primera vez que se emplea la presión del vapor como fuerza motriz para un
uso industrial. La máquina de Savery fue perfeccionada por Newcomen (1663-1729) con su máquina atmosférica, que en
1712 estaba ya en funcionamiento, y que durante casi un siglo se empleó para achicar agua de las minas.
22
El rendimiento de la máquina de Newcomen era poco satisfactorio, más que nada porque el vapor se enfriaba en el
propio cilindro. De ello se dio cuenta un mecánico escocés llamado James Watt (1736-1819), quien al reparar una máquina
de Newcomen introduce en ella importantes modificaciones. Hace que el vapor se condense en un recipiente especial, el
condensador, que conecta con un tubo al cilindro al que, además, cierra por sus dos extremos. De esta forma se podía
mantener siempre caliente el cilindro, ahorándose una importante cantidad de combustible. Además introduciría otros
adelantos en su máquina, como un mecanismo para regular la distribución del vapor, máquina de doble efecto, y una varilla
que une el émbolo con un balancín articulado, la biela, por lo cual el movimiento rectilíneo se hace circular.
La máquina de vapor del escocés Watt fue inventada en 1765 y patentada en 1769. Las máquinas de Watt fueron
construidas en 1774 por una empresa propiedad del inventor en sociedad con el empresario inglés Boulton. De esa fábrica
salieron máquinas cada vez más perfeccionadas de acuerdo con las sucesivas patentes de invención correspondientes a los
años de 1781, 1784 y 1794. Para 1775 la máquina de vapor de Watt ya era la más difundida en Inglaterra, pues superaba
ampliamente a la de Newcomen: consumía sólo 1/3 de carbón y su rendimiento energético por unidad de vapor era 4 veces
superior.
La primera solicitud extranjera de una máquina Watt a la sociedad Boulton-Watt se realizó en 1778 y luego
continuaron aumentando. Entre 1775, cuando salió del taller Boulton-Watt la primera máquina, y 1825, la compañía había
fabricado 110 máquinas de vapor, que se distribuyeron por todo el mundo en vías de industrializarse, a pesar de las
reglamentaciones inglesas que impedían las exportaciones de maquinarias, herramientas y utensilios, especialmente las
empleadas en la industria textil de algodón y lino, y que se mantuvieron en vigor desde 1774 hasta 1843.
Ordenación de la industria en la Edad Media y Moderna
Industria capitalista
Industria artesanal Industria a domicilio
o manufacturera
Cerca de las fuentes de energía
Localización En la ciudad En el campo
o de materias primas
Fábrica (establecimiento,
Lugar de trabajo Tienda o taller del maestro artesano Domicilio del trabajador
taller, etc.)
Maestro artesano, oficial (aprendiz)
Ejecutores materiales Campesino Obrero
y trabajador temporero
Alternado con los trabajos
Ritmo de trabajo Continuo Continuo y coordinado
agrícolas
Director de la empresa Maestro artesano Comerciante empresario Empresario capitalista
Propietario
-de las materias primas Maestro artesano Comerciante empresario Empresario capitalista
-instrumentos de trabajo Maestro artesano Campesino (no siempre) Empresario capitalista
-del producto acabado Maestro artesano Comerciante empresario Empresario capitalista
Textil y vestido, cuero, elaboración
Herrerías, caldererías, molinos,
Sector industrial de mayor manual de madera y metales,
Textil y vestido almazaras, serrerías, papeleras,
difusión construcción de edificios urbanos,
batanes, vidrierías, etc.
alimentación
Fuente: VITTORIO (2003)
Las máquinas-herramientas
Las innovaciones descritas fueron posibles también gracias a los importantes progresos realizados en paralelo y a con-
secuencia de estos desarrollos en el sector de las máquinas-herramientas (tomos, fresadoras, muelas, limas, pulimentadoras,
rectificadoras, etc.), que permitían obtener partes metálicas con los requisitos mecánicos y de proyección indispensables
para el buen funcionamiento de las máquinas que se construían con ellas y fabricar objetos estandarizados. Con las máqui-
nas-herramientas las operaciones se hicieron rápidas y precisas.
23
Estados Unidos 760 1.680 3.470 5.590 9.110 14.400 18.060
Mundo 1.650 3.980 9.380 18.460 34.150 50.150 66.100
Fuente: http://www.google.es/images?q=quarry+bank+mill
El comerciante Greg Samuel construyé la fábrica de Quarry Bank Mill en Cheshire en 1784. La construcción de la fábrica
costó 3000 libras dando empleo a 150 hombres en los trabajos de hilado y esta impulsada por un molino de agua (río Bollin)
de unos 20 caballos de potencia. En 1796, incorpora una máquina de vapor de 10 caballos para mover las nuevas máquinas
de hilar. En 1816 Quarry Bank emplea 252 personas y produce 342.578 libras de tela. En 1826, la fábrica empleaba a 380 y
la producción llegó a 699.223 libras. Además del mercado interno, se exportar tejidos a Italia, Francia, Estados Unidos,
Rusia, Alemania y Latinoamérica. En 1834, Samuel Greg murió y su empresa producía el 0,6 por 100 de todos los hilos y el
1,03 por 100 de todas las telas producidas en Gran Bretaña.
Fuente: http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/TEXgreg.htm
24
Fuente: CORIAT (1993)
25
1.3.1.4 El comercio y otros servicios
El aumento de la producción agraria e industrial y de las exportaciones e importaciones exigió nue-
vos medios de transporte ya que los antiguos imposibilitaban un tráfico abultado, rápido y barato. Hasta
la década de 1830, hubo 3 innovaciones.
1. la primera fue la construcción de una densa red de carreteras de peaje financiada por
terratenientes, mercaderes e industriales (en 1750, el país tenía 5.440 kilómetros de carreteras
y en 1830 disponía de 35.200).
2. la segunda innovación fue la construcción de una red de canales también financiada por em-
presas privadas (en 1830, existían 4.000 millas navegables)3.
3. la tercera afectó al comercio exterior porque los viejos barcos fueron sustituidos por clippers,
buques también de vela, pero con un diseño que permitía doblar la velocidad sin disminuir
sustancialmente la carga.
Después de 1830, la aparición del ferrocarril supuso economías de escala mucho mayores que las
alcanzadas hasta entonces en el tráfico por carreteras y canales. Stephenson construyó entre 1814 y 1829
varios modelos de locomotoras, una de las cuales –la legendaria Rocket–, logró alcanzar los 47 kiló-
metros por hora. En 1825, comenzó a funcionar el ferrocarril de 13 kilómetros Darligton-Steckson y, 5
años más tarde, se inauguró la línea Manchester-Liverpool. Durante la década de 1830, se instalaron
2.390 kilómetros de vías férreas y en 1850 el país disponía de 10.000. Dejamos fuera las innovaciones en
el tráfico marítimo posteriores a 1830 porque el tonelaje transportado mediante navegación a vapor fue
muy reducido hasta la segunda mitad del siglo XIX.
Longitud de los canales en Europa, 1800-1914
Países Bajos Bélgica Francia Reino Unido España Alemania Rusia
Años 1800 1830 1847 1850 1856 1914 1914
Kilométros 650 450 4170 7200 300 6600 500
Fuente: http://www.munabe.com/departamentos/humanidades/documentos/tema7/revolucionesindustriales.pdf
3
Gran Bretaña tenía abundantes recursos de carbón y hierro y la construcción de canales obedeció a la necesidad de
transportar estos materiales a los centros fabriles; el desarrollo industrial británico estaba, pues, ligado al económico transporte
de las materias primas y de las manufacturadas. Se imponía una red de transportes industriales que fue atendida en el primer
momento de la Revolución industrial por medio de canales, como vías de transporte más económicas, hasta la aparición del
ferrocarril. La era de los canales británicos fue el siglo XVIII. Durante los siglos XIX y XX, el desarrollo de nuevos medios de
transportes harían menos interesante la construcción de nuevos canales, aunque éstos se siguieran utilizando en gran escala.
26
Francia 497 2.915 9.167 15.544 40.770
Alemania 469 5.856 11.098 18.876 63.378
Países Bajos 17 - - 1.419 3.339
Dinamarca 0 - - 770 3.951
Finlandia 0 - - 483 3.683
Suecia 0 - - 1.727 14.360
Noruega 0 - - 359 3.165
Italia 20 - - 6.429 18.873
España 0 - - 5.295 15.088
Austria - Hungria 144 - - 6.112 44.800
Rusia 27 - - 10.731 70156
Estados Unidos 4.510 - - 85.170 40.1975
Japón 0 0 0 0 10.570
Desarrollo ferroviario en Europa, 1850-1910
Kms de vía férrea por cada 1000 km2. Habitantes por kilómetro de vía férrea
1850 1868 1890 1910 1868 1890 1910
Gran Bretaña 34 81 114 132 1.305 1.204 1.246
Francia 6 29 61 74 2.280 1.145 968
Alemania 11 - 88 - - - -
Italia - 19 45 60 4.500 2.216 1.912
España - 11 20 29 3.409 1.741 1.635
Rusia - - - 8 - - -
Los nuevos medios de transporte contribuyeron notablemente al crecimiento económico. Las ma-
yores economías de escala y la mayor velocidad abarataron los costes y los precios del transporte. Ello
fomentó el comercio interior y exterior, lo que, a su vez, incrementó la productividad al originar una
mayor especialización de cada región en aquello en lo que tenía ventaja comparativa y convertir a Ingla-
terra en «taller del mundo». En este sentido, algunas estimaciones afirman que los nuevos medios de
27
transporte contribuyeron en un 22 % al aumento total de la productividad de la economía británica. Por
otro lado, carreteras, canales y clippers generaron efectos de arrastre sobre varias industrias (canteras,
cemento, astilleros e infraestructuras portuarias). Fue, sin embargo, el ferrocarril el que provocó mayores
externalidades sobre la industria al «disparar» la producción de traviesas, raíles, locomotoras y vagones
(la construcción de ferrocarriles incrementó en un 40 % el empleo en la minería, siderurgia e industria
mecánica y, además, creó 200.000 puestos de trabajo directos). Aunque algunos historiadores han insis-
tido en que se despilfarró ahorro en líneas irracionales que devengaron cortos beneficios o quebraron,
existe acuerdo en que el balance de la construcción de la red ferroviaria resultó muy positivo.
Entre 1800-1831, la actividad comercial se incremento un 2,1 %, lo que significa que se multiplicó
por 1,9. Huelga decir que el comercio ya había aumentado un 40 % entre 1760 y 1800. La estructura del
comercio exterior británico durante la revolución industrial fue la siguiente.
Composición del comercio exterior británico en 1760-1841 (porcentaje sobre el valor total)
Manufacturas Materias primas Comestibles
Exportaciones 85,0 9,0 6,0
Importaciones 7,5 60,0 32,5
Fuente: CRAFTS (1985)
Inglaterra se especializó en la venta de bienes industriales (tejidos de algodón, otros tejidos, hierro y
maquinaria) –un 85 % de las exportaciones–, e importó básicamente materias primas (algodón en rama
sobre todo), cereales y comestibles coloniales (té, azúcar, café...).
Los libros más antiguos sobre la revolución industrial sostuvieron que el aumento de las exporta-
ciones desempeñó un papel crucial en el crecimiento de la economía británica. Esta hipótesis debe ser
matizada a la luz de investigaciones posteriores. Aun siendo importante, el porcentaje de la producción
industrial vendido en el exterior nunca superó el 35 %. Por otro lado, se ha estimado que el porcentaje de
las exportaciones sobre la Renta Nacional no se situó por encima del 16 % hasta la década de 1850. Estas
cifras no deben ocultar, sin embargo, que los mercados externos contribuyeron notablemente al desarro-
llo del sector moderno de la industria (algodón, hierro y maquinaria), que generó externalidades muy po-
sitivas para el resto de la economía.
El origen de los capitales invertidos en las primeras fábricas ha sido objeto de animado debate entre
los historiadores británicos, entre los sostenían que fueron los grandes comerciantes quienes los crearon
y otros que afirmaban que lo hicieron hombres con fortunas modestas. La controversia quedó cerrada
cuando se demostró que las primeras fábricas textiles y fundiciones de hierro fueron financiadas en la
mayoría de los casos por artesanos, campesinos acomodados y pequeños comerciantes. Este hecho no
debe extrañar ya que los establecimientos industriales exigían entonces poco capital fijo al ser pequeños
los edificios y sencilla y barata la maquinaria. A fines del siglo XVIII, instalar una fábrica de hilados
costaba unas 2.000 libras y un alto horno unas 800. Como los bancos se mostraban reacios a conceder
créditos a largo plazo, los empresarios pioneros reunían el dinero recurriendo a mercados informales
(parientes y amigos) y después iban aumentando el capital fijo mediante la reinversión de beneficios. Por
otro lado, se ha demostrado que los grandes bancos comerciales de Londres no se implicaron en nego-
cios industriales y continuaron ocupándose de sus actividades tradicionales (descuento de letras de cam-
bio, divisas y compra de deuda pública).
Este panorama fue cambiando a medida que el proceso industrializador exigió más capital fijo. Hacia
1820, instalar una hilandería costaba 20.000 libras; una fábrica siderúrgica 100.000 y esta cantidad se
quedó pequeña a lado de la que exigía construir un ferrocarril. La mayor demanda de capital pudo ser
entonces nutrida gracias a que el aumento de la renta elevó la tasa de ahorro existente en el país, a la
creación de sociedades anónimas y a la aparición de bancos comprometidos con la industria.
28
Inversiones en capital fijo en Gran Bretaña, 1760-1831 (porcentaje del PIB)
1760 6 1801 7,9 1821 11,2
1780 7 1811 8,5 1831 11,7
Fuente: CRAFTS (1985)
29
las empresas, como la máquina de escribir, el telégrafo y el teléfono, requirió que los trabajadores tuvieran
que ser capacitados para poder utilizarlos eficientemente. La alfabetización y la escolarización primaria
jugaron un papel central en el incremento de la productividad del trabajo en esta fase del desarrollo capitalis-
ta. Las estrategias de los industriales tenían que tomar en cuenta los niveles educacionales de los trabajadores
en forma más prioritaria para el funcionamiento del sistema productivo directo4.
4
En el nivel más elemental, la alfabetización de la fuerza de trabajo fue un factor central en la consolidación de la
transformación económica. Tan es así que empresarios innovadores como Henry Ford, tenían escuelas primarias dentro de las
propias fábricas para poder contar con la mano de obra adecuada. En el caso de Ford, dada la fuerte presencia de mano de obra
inmigrante, no se trató solo de alfabetizar sino también de constituir una mano de obra alfabetizada en inglés.
30
de Granos. Los aranceles a la importación de productos siderúrgicos y la Calico Act fueron medidas
típicas de fomento de la industria y también lo fueron estas otras:
1) la rebaja de derechos arancelarios a la importación de materias primas necesarias para la industria;
2) la devolución de esos derechos en el caso de aquellas utilizadas en la producción de bienes que se exportaran;
3) la abolición de los aranceles de exportación para la mayoría de los bienes industriales;
4) los subsidios a la exportación en determinados sectores;
5) la prohibición de exportar maquinaria y
6) la prohibición de que los trabajadores cualificados pudieran ser contratados en el extranjero.
Finalmente, las Leyes de Navegación constituyeron una medida mercantilista que contribuyó a convertir
a Gran Bretaña en una gran potencia comercial y estimuló el desarrollo de su marina mercante y de algu-
nas de sus industrias.
La política comercial. Gran Bretaña no adoptó el librecambio hasta la década de 1840, cuando la revolución industrial
ya había finalizado. En 1846, el Parlamento derogó las Leyes de Granos y en 1849 hizo lo propio con las Leyes de Nave-
gación. Después de 1850, sólo persistieron algunos aranceles «fiscales» sobre las importaciones de productos coloniales.
Hasta la década de 1980 no existió suficiente base empírica para desmentir la hipótesis de brusca
elevación de la renta per capita. Todas las investigaciones posteriores han ratificado el revisionismo.
Las tasas de crecimiento del PIB y del PIB por persona propuestas por Deane y Cole y por Craft
muestran que las de Crafts son mucho menores porque Deane y Cole sobreestimaron tanto el
crecimiento de la agricultura como el de la industria y el de los servicios. El revisionismo se calibrará
mejor mostrando la evolución porcentual de ambas macromagnitudes.
Tasas de crecimiento del PIB y del PIB por habitante en Gran Bretaña, 1760-1830 (en porcentaje)
Estimación de Deane-Cole Estimación de Crafts
Años
PIB PIB por habitante PIB PIB por habitante
1760-1800 1,30 0,52 1,00 0,17
1800-1830 3,00 1,61 1,97 0,52
Fuente: FLOUD y JOHNSON (2004)
Estimaciones de la productividad total de los factores en Gran Bretaña, 1760-1831 (tasa de crecimiento anual)
Productividad total
Y producción K capital L trabajo T tierra
de los factores
Feinstein (1981)
1760-1800 1,1 1,0 0,8 - 0,2
1801-1831 2,7 1,4 1,4 - 1,3
1831-1860 2,5 2,0 1,4 - 0,8
Crafts (1985)
1760-1800 1,0 1,0 0,8 0,2 0,2
1801-1831 2,0 1,5 1,4 0,4 0,7
31
1831-1860 2,5 2,0 1,4 0,6 1,0
Crafts / Harley (1992)
1760-1800 1,0 1,0 0,8 - 0,1
1801-1831 1,9 1,7 1,4 - 0,35
1831-1860 2,5 2,0 1,4 - 0,8
1760-1831 0,34
Antras / Voth (2003)
1760-1800 - - - - 0,27
1801-1831 - - - - 0,54
1760-1831 - - - - 0,41
Fuente: VOTH (2006)
La Renta Nacional de Deane y Cole se multiplica por 4,2 y la renta por habitante por 2. Por el con-
trario, la Renta Nacional de Crafts lo hace por 2,7 y la renta per cápita crece sólo un 25 % porque la
nacional es menor y porque el cálculo de la renta por habitante lo hizo con las nuevas cifras de población
de Wrigley y Schofield.
El revisionismo arroja 2 conclusiones.
1. la primera es que el crecimiento económico fue lento.
2. la segunda es que no hubo «despegue», sino evolución gradual de la renta per cápita (0,17 %
entre 1760 y 1800 y 0,52 % entre 1800 y 1830).
Pero ¿por qué fue lento el crecimiento?. Williamson lo atribuyó a las guerras contra Francia (1793-
1815), que provocaron un nocivo «efecto expulsión» puesto que mucho capital susceptible de ser
invertido en actividades productivas se desvió hacia la compra de deuda pública. Sin embargo, Crafts y
Harley mantienen que ese efecto fue modesto porque la financiación de las guerras se hizo sobre todo
mediante una subida de los impuestos indirectos, de manera que recurren a otra explicación: el
crecimiento fue lento porque la economía británica tuvo un carácter dual. Harley ha ratificado esta
hipótesis. Divide la economía en 3 sectores:
1. el primero es el moderno, integrado por algodón, hierro y transportes.
2. el segundo es la agricultura, que también adoptó innovaciones.
3. al tercero lo denomina tradicional porque en él apenas hubo cambio tecnológico (toda la industria
–salvo algodón y hierro– y gran parte de los servicios).
Entre 1780 y 1850, la tasa de crecimiento de la productividad en el sector moderno fue del 1,1 %; la de
la agricultura del 0,7 % y la del tradicional del 0,02 %. Además –y aunque el sector moderno ganó peso
durante la revolución industrial–, no llegó a superar el 15-20 % de la Renta Nacional. Por consiguiente,
la baja productividad del sector tradicional y el hecho de que su peso en el conjunto de la economía no
bajara del 55-60 % explican que el crecimiento fuera lento.
Las razones de ese crecimiento gradual estriban en la dualidad de la industria británica. En 1831, las ramas más
modernas de la industria británica (carbón, algodón, hierro y papel) produjeron el 36,8 % del valor añadido del sector
industrial, pero el otro 63,2 % fue producido por otras en las que el trabajo era todavía artesanal y de baja productividad.
Algunos datos del censo de la población británica de 1851 abundan en el mismo sentido. El número de herreros (112.500)
era mayor que el de los trabajadores de la siderometalurgia (79.500) y el de zapateros (274.000) superaba al de mineros
(219.000). Lo mismo sucedió en Francia, cuyo crecimiento fue todavía más gradual que el inglés por las características de su
agricultura y por una estructura industrial con mayor peso de sectores tradicionales.
32
Canales y ferrocarril 1,3 0,050 0,07
Navegación 0,5 0,043 0,02
Sectores modernos 1,1 0,207 0,22
Agricultura 0,7 0,191 0,13
Resto economía 0,33 0,603 0,20
Toda la economía 0,55 0,55
Fuente: HARLEY (1993)
Fuente: http://www.ggdc.net/maddison/Historical_Statistics/horizontal-file_03-2007.xls
Fuente: http://www.ggdc.net/maddison/Historical_Statistics/horizontal-file_03-2007.xls
33
Revolución industrial y crecimiento económico en Gran Bretaña (tasa de crecimiento anual acumulativo)
Producto nacional
Producción agrícola Industria y comercio Producto nacional
por habitante
1700-1760 0,6 0,7 0,7 0,3
1760-1780 0,1 1,1 0,7 0,0
1780-1801 0,8 1,8 1,3 0,4
1801-1830 1,2 2,7 2,0 0,5
En los dos siglos que siguieron a 1750 “la vida cotidiana cambió más que en los siete mil años
precedentes”, Mokyr define la tecnología como “un agente desestabilizador en esta narración tan
vertiginosa”. Asevera que “el progreso tecnológico no empezó hasta 1750 y que la diferencia entre el
periodo posterior a tal fecha y el anterior fue tan sólo de grado”; sin embargo, “un grado lo fue todo”. En
poco tiempo, “los efectos de las ganancias en productividad permitieron a Europa expandir su población
multiplicándola varias veces, en claro desafío a las restricciones maltusianas”.
El caso británico permite intentar estimar, con algunas hipótesis atrevidas, tasas toscas de crecimiento desde la Edad Media. El
Doomsday Book, redactado en 1086, hace posible hacer una estimación de la renta en esta temprana época. Se puede poner esto en
relación con las similares existentes para 1688, que se apoyan en las tablas elaboradas por G. King con estimaciones sobre el ingreso
familiar de la población inglesa. De la comparación entre las dos arriesgadas estimaciones es posible deducir una tasa promedio de
crecimiento en Inglaterra del 0,29 % entre 1068 y 1688. Si se combina esta cifra con los datos comparativos de Crafts desde 1700 es po-
sible hacerse una idea de la evolución de la economía británica a lo largo de todo un milenio. Los datos muestran, en resumen, un
crecimiento económico sostenido, si bien extremadamente reducido, que se mantiene a una tasa casi constante hasta bien entrado el siglo
XVIII. Hasta el final del siglo XVIII no se observa una aceleración del crecimiento económico.
Los cambios que en el largo plazo originó la Revolución Industrial constituyeron la más impor-
tante mutación de la Historia. La población creció y también lo hizo su esperanza de vida. El aumento de
la productividad desembocó en una "explosión" de la producción y del consumo por habitante que redujo
drásticamente la pobreza en la que vivía la mayoría de la población preindustrial. La sociedad dejó de ser
34
agraria y pasó a ser urbana y, por primera vez en la Historia, el crecimiento económico se convirtió en
sostenido. Una última consecuencia de la Revolución Industrial debe resaltarse: la profunda brecha que
desde entonces se abrió entre los países industrializados y los no industrializados.
Los cambios que la industrialización había producido en la economía y en la sociedad inglesa eran
ya irreversibles. Si la pobreza era antes inevitable, después de la revolución industrial la pobreza se
convierte en una responsabilidad social ligada a las modalidades de distribución de los productos y no a
su insuficiencia absoluta. Y como ha afirmado el historiador económico Nathan Rosenberg “La
percepción de la pobreza como algo moralmente intolerable en una sociedad rica, tuvo que esperar a la
aparición de una sociedad rica.”.
La cuestión de los niveles de vida de la clase obrera, en su doble vertiente de renta y de condicio-
nes de vida, ha sido muy discutida. En resumen, podemos decir:
• que hoy en día nadie defiende que las clases bajas de la población británica habrían estado mejor si no se hubiese
producido la Revolución Industrial.
• los sectores sociales afectados por la Revolución Industrial no generan la mayor parte del añadido de la economía
británica hasta después de 1850. Por lo tanto, su impacto sobre los salarios y las condiciones de vida solamente podía
ser relativo, los años de la Revolución Industrial fueron años de guerras y de fuerte crecimiento de la población, fac-
tores que en principio se deben considerar como depresores del nivel de vida.
Los cálculos sobre la evolución de la renta son muy variados, aunque estos cálculos apuntan a que
la renta real de los trabajadores bajó o, como mucho, más o menos se mantuvo entre 1760 y 1830:
• después de 1815 (fin de las guerras napoleónicas), los salarios reales crecieron, aunque no se pueden olvidar
que los datos indican que hasta el año 1850 existía un fuerte malestar social.
• en la segunda mitad del siglo, el crecimiento del salario real es poco discutido y se ve reforzado por otros
indicadores relacionados con el incremento del consumo.
La evolución de las condiciones de vida es un tema mucho más complicado todavía que el del
salario real. Las opiniones pesimistas se basan sobre todo en el crecimiento de la mortalidad, que en parte
podía ser sencillamente efecto de la mayor urbanización de Gran Bretaña; tradicionalmente, la mortalidad
era más elevada en las ciudades que en el campo. Asimismo, se han utilizado como indicadores de bien-
35
estar medidas antropométricas –estatura de la población–, que muestras un descenso de la misma, si bien
es cierto que a lo largo de la segunda mitad del siglo la mejoría es evidente.
Como resumen, creemos que se puede afirmar que hasta la segunda mitad del siglo XIX, la
Revolución Industrial no tuvo potencia suficiente para ser determinante en la evolución del nivel de vida
británico. Por lo tanto, el proceso de industrialización no puede considerarse el principal responsable de
los cambios en los niveles de vida. Igualmente, se debe tener en cuenta que la Revolución Industrial
favorecía más las mejoras del salario real que de la calidad de vida y que la diferenciación social entre
patrones y obreros fue acompañada de una diferenciación en el seno de la clase obrera. De hecho, la
desigualdad social fue ascendente entre 1820 y 1860, decreciendo a continuación.
La Revolución Industrial dio oportunidades de trabajo y de especialización a muchos obreros,
aunque los niveles de vida aún eran extremadamente bajos en 1850 –a pesar de ser superiores a los del
resto de la Europa de la época– al igual que a los de la Gran Bretaña de mediados del siglo XVIII. No
obstante, a finales del siglo XIX una 1/3 de las familias obreras inglesas rozaba los niveles mínimos de
vida y la mitad de sus miembros morían en el asilo. Cabe decir también que para la mayoría de las
familias, la miseria no era un hecho permanente sino temporal.
En definitiva, no se puede culpar a la Revolución Industrial de haber empeorado los niveles de
vida de la clase obrera, aunque en sus primeros momentos puede que empeorara su calidad de vida, si
bien es cierto que habría que repartir la culpa entre las nuevas condiciones de vida y trabajo y el
crecimiento de la población. Otra cosa es que la distribución de los beneficios podría haber sido menos
desigual sin comprometer el crecimiento económico y que disposiciones legales y/o inversiones
relativamente pequeñas en sanidad, por ejemplo, hubieran podido tener efectos altamente beneficiosos.
Pero el bienestar de la clase obrera no formaba parte de las preocupaciones de los empresarios ni del
gobierno.
5
El notable desarrollo que experimentó Europa Occidental, que pasó de encontrarse relativamente atrasada en el siglo
X a gozar de la hegemonía económica mundial en el XVIII, es la historia de un sistema de creencias que ha ido evolucionando
gradualmente en un contexto de competencia entre unidades políticas/económicas fragmentadas que producen instituciones
económicas y una estructura política que produjo el crecimiento económico moderno. E incluso en Europa Occidental hubo
éxitos (los Países Bajos e Inglaterra) y fracasos (España y Portugal) que reflejan diversas experiencias con el entorno. Para
North una parte esencial de la política es la creación de sistemas políticos que creen y apliquen unos derechos de propiedad
eficientes. La clave de crecimiento a largo plazo es la eficiencia en la adaptación, más que la eficiencia en la asignación. Los
36
La protección de la propiedad intelectual y las patentes
“Tras unos comienzos poco prometedores, Inglaterra experimentó hacia 1700 un crecimiento económico sostenido. Había
desarrollado un conjunto eficaz de derechos de propiedad incorporados al derecho civil. Además de eliminar los obstáculos
que oponían a una eficaz asignación de los recursos en los mercados de productos y factores, Inglaterra había comenzado a
proteger la propiedad privada intelectual mediante una ley sobre patentes. El terreno estaba abonado para la revolución indus-
trial” .
Número de patentes registradas en Inglaterra, 1700-1849
Alemania 4.848 4.680 8.784 12.101 14.452 26.737 14.647 2.383 19.666 12.887 20.188 19.073 14.707 17.739
sistemas políticos/económicos prósperos han desarrollado estructuras institucionales flexibles que pueden sobrevivir a las
perturbaciones y a los cambios que forman parte de una evolución fructífera. Pero estos sistemas han sido el producto de una
larga gestación. No sabemos cómo conseguir la eficiencia en la adaptación a corto plazo. North define la historia económica
como la disciplina que se ocupa de la evolución de las economías en el transcurso del tiempo. El objetivo de las investiga-
ciones que se realizan en este campo no es sólo aportar luz sobre el pasado económico, sino también contribuir a la teoría eco-
nómica ofreciendo un marco analítico que nos permite comprender los cambios económicos.
37
China 13.058 67.948
España 1.164 1.498 2.172 5.464 4.212 4.196 6.309 7.375 9.224 3.499 2.208 2.667
USA 21.162 25.313 24.644 35.141 37.060 45.226 42.323 43.129 47.170 64.427 61.827 90.366 157.496 157.283
Francia 7.724 9.009 12.399 16.064 18.950 24.000 9.650 17.800 35.000 26.117 28.060 12.948 11.274 12.112
Japón 240 586 1.769 2.161 4.976 6.716 4.272 11.252 30.879 46.106 59.401 125.880 164.954
Reino
3.962 10.646 13.170 16.269 14.191 20.888 11.453 13.509 26.775 40.995 23.804 9.396 8.253 5.930
Unido
Oficina
Europea 484 24.756 27.523 54.699
Patentes
Entre las instituciones hay una que merece una particular atención se trata del Estado. Una
historiografía de inspiración preponderantemente liberal no ha categorizado adecuadamente hasta ahora el
papel del estado en una perspectiva generalizadora y comparativa. En algún caso se ha considerado al
estado como factor sustitutivo para el despegue, pero, por otra parte, en general su presencia sólo se ha
advenido cuando se ha comportado mal. Pues bien, incluso una rápida ojeada basta para sugerir que la
importancia del gasto público ha ido aumentando notablemente a lo largo del tiempo, sobre todo en el
siglo XX (con una tendencia final a detenerse o incluso a contraerse levemente), a la vez que otras
intervenciones –control del dinero y de los cambios, proteccionismo, subsidios, gestión directa de empre-
sas y bancos, políticas sociales y regionales– han seguido un proceso no siempre creciente, pero de tal na-
turaleza que en conjunto han implicado cada vez más políticas públicas de apoyo al desarrollo y a la ocu-
pación. Es un hecho que hasta ahora ha sido escaso el interés de los historiadores por buscar una expli-
cación de esta tendencia, más allá de la mayor o menor importancia que ha tenido el estado en este o
aquel país.
38
Dado que la presencia de un estado activo en la producción de condiciones favorables para el
ejercicio de la libertad de empresa y de bienes públicos ya se ha revelado como elemento constitutivo de
un capitalismo progresivo, un esquema útil para la discusión del papel del estado podría basarse en la
cantidad y calidad de su presencia. Podría identificarse una tipología tripartita:
1. El estado mínimo. Los sistemas capitalistas industriales no pueden funcionar adecuadamente sin
un nivel mínimo de estado que garantice defensa y law and order (o sea una legislación que establezca las
reglas del mercado, entre las que se halla en primer lugar la defensa de la competencia, y asegure su
observancia por medio de la administración de justicia) y proporcione algún bien público que se considera
esencial en los diversos momentos históricos. Naturalmente, frente a estos papeles el estado efectúa un
gasto público que financia mediante impuestos.
2. El estado de economía mixta. Además de los papeles irrenunciables antes indicados, en una
economía mixta el estado produce muchos otros bienes públicos (característicamente educación,
bienestar, infraestructuras, incluidas las construcciones populares, a la vez que asume papeles de
«suplencia» del sector privado en muchas áreas de intervención: empresas públicas en sectores
considerados estratégicos o heredados a causa de operaciones de reflotamiento o desarrollo de áreas
deprimidas con las llamadas políticas regionales). Ello a consecuencia de «fallos del mercado», como en
el caso de externalidades, bienes valiosos o monopolios naturales, o de mercados imperfectos que no
propician la aparición de empresarios adecuados en número y calidad. Se tiene así una parte de la
economía capitalista gestionada por el estado en forma de monopolios o de empresas competitivas, con
distintos grados de eficiencia y con resultados no siempre positivos. Para coordinar sus intervenciones, un
estado de economía mixta puede adoptar esquemas más o menos fuertes de programación, que sin
embargo nunca llegan a eliminar el mercado.
3. El estado máximo. En este caso, el estado asume todas las responsabilidades productivas. En
realidad se trata de un modelo extremo que niega las raíces del capitalismo, eliminando bien el mercado,
bien la libertad de empresa. Aquí se hace referencia a este modelo sólo porque ha tenido una encamación
histórica, la de la economía soviética de planificación centralizada, que se ha revelado en quiebra.
El modelo histórico de estado que prevalece entre los países occidentales avanzados es el de
economía mixta. Sin embargo, Estados Unidos tiene una economía mixta muy próxima al estado mínimo,
con un poco más de bienes públicos respecto a este último, mientras que entre los demás países se
registran grados más elevados de economía mixta. En particular, Europa se distingue por tener un welfare
state, cuya sostenibilidad está hoy en discusión, bastante más avanzado que el americano, y por haber
tenido políticas industriales expresadas de distintos modos según los períodos históricos, primero a través
del proteccionismo, después a través de los subsidios o las empresas públicas.
Economías de
Economías de mercado Economías mixtas
planificación central
Los agentes económicos en el mer- Los agentes económicos a través
cado deciden qué, cómo y para El Estado que planifica y decide a del mercado.
quién producir. través de instituciones para la pla- Importancia del Estado en el sumi-
¿Quién toma las
Creciente importancia de las gran- nificación (Ministerios, etc.). Las nistro de determinados bienes y
decisiones?
des corporaciones u oligopolios empresas estatales deciden sobre servicios (sociales).
que interfieren el libre juego del objetivos a pequeña escala. Importancia de las grandes Corpo-
mercado. raciones o multinacionales.
Los medios de producción son de
Privada. la colectividad y la titularidad del Importante propiedad del Estado
¿Cómo es la
Los individuos son los dueños de Estado en su nombre. Los bienes combinada con la propiedad priva-
propiedad?
los bienes de producción. de consumo pueden ser de propie- da.
dad privada.
La producción la dirige el Estado a Los empresarios privados en todo
¿Quién dirige la El empresario toma las decisiones través de instituciones de planifi- aquello que atañe a su campo. El
producción? de qué y cómo producir. cación. Las empresas estatales se Estado fija los bienes y servicios
ajustan al plan. que ofrece a la colectividad.
¿Cuál es la filosofía El ánimo de lucro en la esfera pri-
La distribución igualitaria de la
que rige la actividad El ánimo de lucro. vada, combinada con la mejora del
renta y de la riqueza.
económica? bienestar colectivo.
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Los determina el mercado, en El mercado.
¿Cómo se fijan los Los fijan los organismos de plani-
función de la oferta y la demanda, El Estado se reserva la fijación de
precios? ficación.
al menos teóricamente. los bienes públicos.
Decide prácticamente todo lo Elabora el marco económico y ga-
¿Qué papel tiene el Elabora el marco económico que
relativo a las decisiones económi- rantiza los derechos sociales de los
Estado? garantiza la libertad de mercado.
cas. ciudadanos.
Fuente: http://www.ecobachillerato.com/temaseco/temas/2sistemaseconomicos.pdf
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