Discurso Batalla de Carabobo

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El 24 de junio de 1821 ocurre en Venezuela la batalla más importante

de la Guerra de Independencia Venezolana, llevada cabo en el Campo


de Carabobo por el ejercito patriota contra el ejército real del imperio
español, y reconocida por cerrar el proceso de emancipación de
Venezuela, solo con la reafirmación de la expulsión definitiva de las
tropas españolas en la posterior batalla del lago.

Como dato y hecho curioso, tenemos que aproximadamente unos seis


mil hombres, los cuales estaban organizados en tres divisiones bajo el
mando de los generales, Páez, Ambrosio plaza, y Manuel Cedeño,
vencieron en apenas unas horas a las tropas españolas lideradas por
el General Miguel de la Torre, esta victoria resultó crucial para la
liberación de la ciudad de Caracas, y aquellas porciones de territorio
que aún permanecían en el poder español. Otra realidad histórica es el
hecho de que en esta batalla participaron generales de gran renombre
antes mencionados, cosa poco común en las batallas de
independencia, en el ejército patriota se ha estimado una cantidad de
6000 mil solados y quizá algo más, por otro lado estaba de la Torre
representando a los realistas al ejército real de la corona española,
con un estimado de 4300 a 4500 hombres.

Esta batalla tiene un significado muy profundo en el ideario


venezolano, en ella Venezuela lanzó un grito de esperanza para
consignar su libertad, levantándose en armas, hombres, mujeres y
niños que debieron transformarse en guerreros durante 10 largos años
de lucha que duró la guerra, defendiendo los designios de libertad del
desangrado país. Por otro lado estaban aquellos que profesaban al
territorio venezolano como una colonia, para extraer sus recursos
sobre la base de causas injustas para con la libertad, queriendo
mantener una esclavitud derogada por el reinado español.

Esta batalla fue muy dura y sangrienta, cada venezolano caído, debió
sentir muy profundo en su corazón el significado de la palabra paz,
paz que llega ese mismo día 24 de junio de 1821, donde nace una
nueva nación para el mundo consolidando nuestra libertad, a través de
los constructores del pensamiento patriótico como Bolívar, que
heroicamente vencieron al colonialismo español, creando una nación
libre, soberana e independiente. .

Acción bélica librada cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de


1821, entre el ejército realista a cargo del mariscal de campo Miguel
de la Torre y el republicano comandado por el general en jefe Simón
Bolívar. La victoria lograda por este último, resultó decisiva para la
liberación de Caracas y el territorio venezolano, hecho que se logrará
de manera definitiva en 1823 con la Batalla Naval del Lago de
Maracaibo y la toma de las fortalezas de Puerto Cabello.
Previo al combate, Miguel de la Torre distribuyó sus fuerzas de
manera tal que cubrieran por el oeste el camino de San Carlos, y por
sur el de El Pao. La primera línea defensiva fue confiada a la Primera
División dirigida por el teniente coronel Tomás García, la cual se
organizó en tres batallones principales. El batallón del Valencey a
cargo del teniente coronel Andrés Riesco, ocupó la parte sur del
camino; a su derecha se situó el batallón ligero del Hostalrich
comandado por el teniente coronel Francisco Illas, en columna de
marcha detrás de las anteriores. Además de esto, dos piezas de
artillería fueron colocadas en una pequeña altura, delante de la línea
formada por Valancey y Barbastro. La Posición correspondiente a la
vía de El Pao fue ocupada por la División de Vanguardia liderada por
el brigadier Francisco Tomás Morales, quien contaba con dos
batallones principales y uno de reserva. Primero tomó posiciones el
batallón ligero del Infante, a cargo del teniente coronel Simón Sicilia; e
inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del
Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del
Burgos, bajo la jefatura del teniente coronel Joaquín Dalmar, quien
disponía de cuatro regimientos de caballería. En cuanto al cuartel
general, el mismo quedó establecido cerca del batallón Burgos.
El 15 de junio de 1821, el Libertador reorganizó el ejército republicano
en tres divisiones. La primera a cargo de José Antonio Páez, y
formada por los batallones Bravos de Apure (liderada por el teniente
coronel Francisco Torres) y los Cazadores Británicos (al mando del
coronel Thomas Ildeston Ferriar); además de 7 regimientos de
caballería. La segunda, comandada por el general de división Manuel
Cedeño, y constituida por los batallones Tiradores (dirigida por el
teniente coronel Ludwig Flegel), y Vargas ( teniente coronel Antonio
Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería. La tercera,
bajo las órdenes del coronel Ambrosio Plaza y constituida por 4
batallones. El de Rifles a cargo del teniente coronel Arturo Sandes,
Granaderos al mando del coronel Francisco Paula Vélez, Vencedor de
Boyacá dirigida por el coronel Juan Uslar y Anzoátegui, comandada
por el coronel José M. Arguidegui; completado todo esto por un
regimiento de caballería. Las fuerzas republicanas sumaban en total
6500 hombres.

A tempranas horas del 24 de junio, desde las alturas de Buenavista,


elLibertador hizo un reconocimiento de la posición realista y llegó a la
conclusión de que ésta era inexpugnable por el frente y por el sur. En
consecuencia, ordenó que las divisiones modificaran su marcha por la
izquierda y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba
descubierto; es decir, Bolívar concibió una maniobra tendiente a
desbordar el ala derecha enemiga, operación ejecutada por las
divisiones de Páez y Cedeño, en tanto que la división Plaza seguía por
el camino hacia el centro de la posición defensiva. Al darse cuenta la
Torre de la maniobra de los republicanos, ordenó al batallón Burgos
que marchase al norte a ocupar la altura hacia la cual se dirigían las
divisiones de Bolívar. Al llegar el Burgos al área indicada, abrió fuego
contra el batallón Bravos de Apure, cabeza de la primera división, el
cual después de cruzar el riachuelo de Carabobo, trataba de escalar la
pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana. Tan violento
fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que
replegarse por dos veces. La situación cambió cuando una unidad que
lo seguía, el batallón Cazadores Británicos, se enfrentó al Burgos y lo
obligó a retroceder. Por su parte, los batallones Infante y Hostalrich,
entraron en auxilio del Burgos, pero reorganizado el Bravos de Apure,
se unió al Cazadores Británicos para reanudar el ataque, ayudado por
dos compañías del batallón Tiradores. Para detener el repliegue de las
unidades realistas que había producido la operación patriota, Torre
envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron
sostener la línea de combate, pero sólo por breve tiempo, pues el
grueso de la caballería de la primera división del ejército republicano
entró por el norte de la sabana. Con el fin de hacer frente a este nuevo
ataque, la Torre ordenó al regimiento Húsares de Fernando VII que
cargase contra la caballería patriota, pero esta unidad se retiró
después de disparar sus carabinas.

Finalmente, atacados de frente por la infantería y por la derecha por la


caballería, los batallones realistas optaron por la retirada. Como último
recurso, la Torre le ordenó al regimiento de los Lanceros del Rey que
atacara a la caballería patriota, pero esta unidad no sólo desobedeció
la orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas republicanas.
Al entrar la batalla en su fase final, los patriotas iniciaron una tenaz
persecución del ejército español, la cual fue llevada a cabo
hasta Valencia. De los 4.279 efectivos que participaron en la batalla de
Carabobo, los realistas perdieron dos oficiales superiores, 120
subalternos y 2.786 soldados. Por su parte, las bajas de los
republicanos también fueron cuantiosas. El resto del ejército realista
terminó refugiándose en Puerto Cabello.

El día del Ejército empezó a celebrarse el 24 de junio a partir del año


de 1949, por Decreto del Coronel Carlos Delgado Chalbaud. Pero
entiéndase que al decir Ejército se refería a todas las fuerzas militares
de Venezuela.

En 1958, a raíz de la caída de Pérez Jiménez, se dividieron las fuerzas


en Ejército, Marina (la Armada), Aviación y Guardia Nacional. (Fuerzas
Armadas de Cooperación).

A partir de entonces, el día del Ejército está referido solamente al


componente terrestre de la Fuerzas Armadas, como heredero directo
del Ejército Libertador, el que figuraba como Ejército nacional desde
1811.

El Ejército nace cuando lo hace la Nación. Así podemos tomar el 19 de


Abril de 1810, como el día genérico de nuestra Independencia, como
el origen de esta importante Fuerza. Su preámbulo lo encontramos en
época de conquista, en cuyos tiempos de mestizaje vemos cómo las
autoridades españolas militarizaban, en 1745, las compañías de indios
de las Provincias de Barcelona y Cumaná, y ya para 1754 se
establece, con carácter permanente, la primera unidad Batallón de
magnitud.

En la Capitanía General de Venezuela, en 1777, ya habían Unidades


del Ejército Colonial, formadas por venezolanos, que cumplían las
misiones propias de esta Institución permanente en las llamadas: a pie
firme y las de milicias. Sin embargo, el Ejército nace el 19 de abril de
1810 cuando una formación militar se negó a rendir los honores
correspondientes al Capitán General, representante de la autoridad del
Rey, dueño y señor de estas tierras, por derecho de descubrimiento y
conquista.

En ese momento figuran, de manera activa en la Revolución, Oficiales


criollos y pardos como José Félix Rivas, Lino de Clemente, los
Coroneles Nicolás de Castro y Juan Pablo Ayala, así como el Capitán
Simón Bolívar.

Durante esos inicios, el Ejército no tenía un carácter institucional, no


había tiempo para preparar soldados en disciplinas castrenses. Sólo
requería de hombres rudos y aguerridos, capaces de combatir al
enemigo hasta vencerlo. La Jerarquización se establecía por méritos
de guerra y, sobre la base de ellos, se establecían los grados, el
mando y las condecoraciones.

Siguieron las guerras civiles y las pugnas internas, políticas y militares


hasta 1935. A raíz de la muerte de Gómez, empieza la tecnificación y
el profesionalismo, egresando los Oficiales de la Escuela Militar, con la
formación técnica y conocimientos cívicos, para tener la capacidad
necesaria requerida en el comando de tropas.
Así comienza una época de mejoramiento de los cuarteles e incipiente
estructura de organización, donde se incluye la humanización del
sistema de reclutamiento, el pago al personal de tropa y oficialidad, se
crean las escuelas de especialización. Es así como se perfecciona el
Ejército en la era democrática, hasta concebirlos como los tenemos
actualmente.

Juan el Bautista (en griego Ἰωάννης ὁ βαπτιστής, Ioannēs ho


baptistēs o Ἰωάννης ὁ βαπτίζων, Ioannēs ho baptizōn;6789 conocido
como profeta Yahya en el Corán),10 o simplemente el Bautista o san
Juan, fue un predicador ambulante judío11 coetáneo de Jesús de
Nazaret, nacido a finales del siglo I a.C.1 Es venerado como un
importante personaje religioso12 en el cristianismo, el islam y la fe
bahá'í.13 Está considerado un profeta por todas estas confesiones y
varias ramas del cristianismo le han proclamado santo. Es
considerado el mesías por el mandeísmo.
Juan usaba el bautismo como sacramento central de su movimiento
mesiánico.14 La mayoría de los académicos está de acuerdo en que
Juan bautizó a Jesús.1516 Algunos estudiosos creen que Jesús fue
discípulo de Juan171819 y varios evangelios cuentan que algunos de los
seguidores de Jesús habían sido antes discípulos de Juan.20 Juan el
Bautista también fue mencionado por el historiador judío Flavio
Josefo.21 Algunos expertos mantienen que Juan estaba influenciado22
por los esenios, una secta con algunas características ascéticas que
esperaba un apocalipsis y practicaba rituales muy relacionados con el
bautismo23 aunque no hay evidencias que apoyen esta hipótesis.24
Según el Nuevo Testamento, Juan anticipó a una figura mesiánica
mayor que él mismo,25 y el que vino fue Jesús. Los cristianos hablan
de Juan como si fuera el precursor de Jesús,26 por haber anunciado su
venida. Juan también tiene elementos en común con el
profeta Elías (Mateo 17 12–13).27

Juan EL Bautista fue un predicador judío, considerado como profetas


por las tres religiones principales: Cristianismo, Islam y la Fe Bahá’í.
Considerado mesías por el Mandeísmo. Desde el principio su
nacimiento estuvo dotado de cierto carácter milagroso. San Lucas lo
narra en su Evangelio así:
La Noche de San Juan

María, en los días siguientes a la Anunciación, fue a visitar a su prima


Isabel cuando ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo
tanto, fue fácil fijar la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las
candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo.

(De hoy en seis meses – el 24 de diciembre – estaremos celebrando el


nacimiento de nuestro Redentor, Jesús).

Desde entonces se señaló esta noche como la de San Juan, muy


próxima al solsticio de verano que ha heredado una serie de
prácticas, ritos, tradiciones y costumbres cuyos orígenes son
inmemoriales en toda Europa y América Latina lo paradójico del
asunto es que el 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento del
Bautista, que en realidad no debería festejarse porque de los Santos
siempre se recuerda el día de su muerte.

San Agustín hace la observación de que la Iglesia celebra la fiesta de


los santos en el día de su muerte, pero que en el caso de San Juan
Bautista, hace una excepción y le conmemora el día de su nacimiento,
porque fue santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin
culpa.

Es digno celebrarse su nacimiento, ya que fue motivo de inmensa


alegría para la humanidad tener entre sus miembros al que iba a
anunciar la proximidad de la Redención.

El Evangelio de San Lucas

En el Evangelio de San Lucas se cuenta que su padre, el sacerdote


Zacarías, había perdido la voz por dudar de su mujer Isabel estuviera
en cinta. Sin embargo en el momento de nacer San Juan la recuperó
milagrosamente, como se lo había predicho el Arcángel Gabriel.

Rebosante de alegría, la tradición religiosa dice que encendió


hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia. Cuando siglos
después se cristianizó esta fiesta, la noche del 23 al 24 de junio se
convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su
aura mágica. Cuando el portavoz de la Redención nació, y Zacarías
escribió en una tablilla:
Su nombre es Juan”, el sacerdote recuperó inmediatamente el habla y
entonó el hermoso himno de amor y agradecimiento conocido
como Benedictus, que la Iglesia repite a diario en su oficio.

El capítulo primero del evangelio de San Lucas nos cuenta de la


siguiente manera el nacimiento de Juan:

Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel,
y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día
cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la
derecha del altar.

Al verlo se asustó, mas el ángel le dijo: No tengas miedo, Zacarías;


pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener
un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No
beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su
madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios.

Pero Zacarías respondió al ángel: -¿Cómo podré asegurarme que eso


es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?.

El ángel le dijo: -Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien
he sido enviado a traerte esta nueva. Mas por cuanto tú no has dado
crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta
que todo esto se cumpla.

Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima


Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también
le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel.

Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para


ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la
saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre
de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al
contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen.

También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu
profético, exclamó:

“Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu


vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi
Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu
salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso
a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído!
Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de
parte del Señor”.

Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres


meses; hasta que nació San Juan.

De la infancia de San Juan nada sabemos

Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al


desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza
le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más a
la penitencia y a la oración.

Según Lucas 3:1-3, Juan comenzó a predicar y a bautizar en el


desierto el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio,
cuando Poncio Pilato gobernaba Judea, cuando Herodes era tetrarca
de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Itureay Traconítide, y
Lisanias tetrarca de Abilene, en tiempo de los sumos sacerdotes Anás
y Caifás.

Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento,


aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres,
raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le
preocupaba el Reino de Dios.

Cuando Juan tenía más o menos treinta años, se fue a la ribera del
Jordán, conducido por el Espíritu Santo, para predicar un bautismo de
penitencia.

Juan no conocía a Jesús; pero el Espíritu Santo le dijo que le vería en


el Jordán, y le dio esta señal para que lo reconociera: “Aquel sobre
quien vieres que me poso en forma de paloma, Ese es”.

Habiendo llegado al Jordán, se puso a predicar a las gentes


diciéndoles:

Haced frutos dignos de penitencia y no estéis confiados diciendo:


Tenemos por padre a Abraham, porque yo os aseguro que Dios es
capaz de hacer nacer de estas piedras hijos de Abraham. Mirad que
ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé
buen fruto, será cortado y arrojado al fuego”.

Y las gentes le preguntaron: -¿Qué es lo que debemos hacer?. Y


contestaba: -El que tenga dos túnicas que reparta con quien no tenga
ninguna; y el que tenga alimentos que haga lo mismo”…

-Yo a la verdad os bautizo con agua para moveros a la penitencia;


pero el que ha de venir después de mí es más poderoso que yo, y yo
no soy digno ni siquiera de soltar la correa de sus sandalias. El es el
que ha de bautizaros en el Espíritu Santo…

Los judíos empezaron a sospechar si el era el Cristo que tenía que


venir y enviaron a unos sacerdotes a preguntarle: -¿Tu quién eres?

El confesó claramente: -Yo no soy el Cristo

Insistieron: -¿Pues cómo bautizas?

Respondió Juan, diciendo: -Yo bautizo con agua, pero en medio de


vosotros está Uno a quien vosotros no conocéis. El es el que ha de
venir después de mí…

Por este tiempo vino Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan


para ser bautizado. Juan se resistía a ello diciendo:

-¡Yo debo ser bautizado por Ti y Tú vienes a mí!

A lo cual respondió Jesús, diciendo:

-Déjame hacer esto ahora, así es como conviene que nosotros


cumplamos toda justicia. Entonces Juan condescendió con El.

Habiendo sido bautizado Jesús, al momento de salir del agua, y


mientras hacía oración, se abrieron los cielos y se vio al Espíritu de
Dios que bajaba en forma de paloma y permaneció sobre El. Y en
aquel momento se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo
muy amado, en quien tengo todas mis complacencias”.
Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a su encuentro, y al verlo
dijo a los que estaban con él:

“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este
es aquél de quien yo os dije: Detrás de mí vendrá un varón, que
se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo”.

Entonces Juan atestiguó, diciendo:

“He visto al Espíritu en forma de paloma descender del cielo y posarse


sobre El. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua,
me dijo: Aquél sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo y posa
sobre El, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he
visto, y por eso doy testimonio de que El es el Hijo de Dios”.

Herodías era la mujer de Filipo, hermano de Herodes. Herodías se


divorció de su esposo y se casó con Herodes, y entonces Juan fue con
él y le recriminó diciendo:

-No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano; y le echaba


en cara las cosas malas que había hecho.

Entonces Herodes, instigado por la adúltera, mandó gente hasta el


Jordán para traerlo preso, queriendo matarle, mas no se atrevió
sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía, pues estaba muy
perplejo y preocupado por lo que le decía.

Herodías le odiaba a muerte y sólo deseaba encontrar la ocasión de


quitarlo de en medio, pues tal vez temía que a Herodes le remordiera
la conciencia y la despidiera siguiendo el consejo de Juan.

Sin comprenderlo, ella iba a ser la ocasión del primer mártir que murió
en defensa de la indisolubilidad del matrimonio y en contra del
divorcio.

Estando Juan en la cárcel y viendo que algunos de sus discípulos


tenían dudas respecto a Jesús, los mandó a El para que El mismo los
fortaleciera en la fe.

Llegando donde El estaba, le preguntaron diciendo:


-Juan el Bautista nos ha enviado a Ti a preguntarte si eres Tú el que
tenía que venir, o esperamos a otro.

En aquel momento curó Jesús a muchos enfermos. Y, respondiendo,


les dijo:

Id y contad a Juan las cosas que habéis visto y oído: Los ciegos ven,
los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres
se les anuncia el Evangelio…

Así que fueron los discípulos de Juan, empezó Jesús a decir:

-¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Alguna caña sacudida por el


viento? o ¿Qué salisteis a ver? ¿Algún profeta? Si, ciertamente, Yo os
lo aseguro; y más que un profeta.

Pues de El es de quien está escrito: Mira que yo te envío mi


mensajero delante de Ti para que te prepare el camino. Por tanto os
digo: Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el
Bautista…

Llegó el cumpleaños de Herodes y celebró un gran banquete,


invitando a muchos personajes importantes. Y al final del banquete
entró la hija de Herodías y bailó en presencia de todos, de forma que
agradó mucho a los invitados y principalmente al propio Herodes.

Entonces el rey juró a la muchacha:

-Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino.

Ella salió fuera y preguntó a su madre:

-¿Qué le pediré? La adúltera, que vio la ocasión de conseguir al rey lo


que tanto ansiaba, le contestó:

-Pídele la cabeza de Juan el Bautista.

La muchacha entró de nuevo y en seguida dijo al rey: -Quiero que me


des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.

Entonces se dio cuenta el rey de su error, y se pudo muy triste porque


temía matar al Bautista; pero a causa del juramento, no quiso
desairarla, y, llamando a su guardia personal, ordenó que fuesen a la
cárcel, lo decapitasen y le entregaran a la muchacha la cabeza de
Juan en la forma que ella lo había solicitado.

El sepulcro del Bautista, junto con los de Elíseo y Abdía, fue venerado
en la ciudad de Samaría hasta el siglo IV, cuando Julián el Apóstata
hizo que sus restos mortales fuesen diseminados.

La Iglesia católica celebra el 24 de junio el nacimiento de San Juan


Bautista y el 29 de agosto conmemora su decapitación. Se afirma
que está enterrado en la gran Mezquita de los Omeyas, en Damasco.

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