Sociologia Trabajo - Tema 1
Sociologia Trabajo - Tema 1
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Sociología: Es la ciencia que estudia los fenómenos socioculturales que surgen de la interacción entre los
individuos y entre los individuos y su medio. Esta ciencia fue fundada por filosofo francesa Augusto Compte,
nacido en Montpelier en el año 1798. Compte sentó las bases del Positivismo en su "Curso de filosofía Positiva"
editada entre los años 1830 al 1842, y definió la sociología como ciencia.
Ramas de la Sociología: La sociología es una amplia y vasta disciplina, que en función a su aplicación práctica,
ofrece cierta cantidad áreas de estudio. A estas áreas se les conoce como ramas de la sociología, las cuales
permiten especializar el estudio de acuerdo al objeto social en el cual se enfocan.
S. Teórica: Su estudio incluye teorías de todos los tamaños relacionadas con el comportamiento social, como lo
es la teoría de “determinismo económico”, o la teoría de “lucha de clases” por citar sólo algunas, postuladas por
sociólogos de la talla de Karl Marx, Auguste Comte, Emile Durkheim, Max Weber, Pitirim Sorokin y muchos
otros.
S. Histórica: La sociología histórica se centra en el estudio todos los aspectos de cualquier hecho histórico.
Estudia todo lo que hay detrás de cualquier evento social. Cómo y cuándo se originaron diferentes grupos sociales
y organizaciones.
S. del Conocimiento: Esta es una rama emergente de la sociología que da indicios de que nuestro conocimiento
es producto del fenómeno social. Su estudio se centra en la influencia de la cultura y de las normas políticas y
sociales en el pensamiento y cómo influencia el pensamiento en la sociedad. Su objeto de estudio es la vida
cotidiana.
S. de la Religión: Esta rama de la sociología estudia la estructura de la religión en un sistema social, ya que no
existe una sociedad libre de tal influencia. Analiza el comportamiento social de los seres humanos, así como la
constitución religiosa y su rol en la sociedad. Intenta explicar la influencia que las religiones tienen en el
comportamiento colectivo de los seres humanos y viceversa.
S. Rural: Esta ciencia se dedica al estudio de la estructura social de las zonas rurales y sus conflictos.
Considerando que los patrones de comportamiento de la población rural son diferentes que los de las urbes, la
sociología rural estudia a la población rural de manera científica en aspectos tales como creencias, cultura,
tradiciones y normas, entre otros.
S. Urbana: Se trata del estudio de la vida social y de las interacciones humanas enmarcadas en áreas
metropolitanas. Esta ciencia estudia las estructuras, proceso, cambios y problemas de un área urbana. Su estudio
hace aportes significativos para el urbanismo y el diseño de sus políticas. También estudia las patologías de las
personas en las urbes tales como discriminación, corrupción, robo, desempleo, prostitución y contaminación
ambiental, entre otras.
S. Política: La sociología política es una ciencia interdisciplinaria, en la cual se juntan las ciencias políticas con
la sociología, para estudiar el poder y la intersección entre la personalidad, la estructura social y la política. Esta
ciencia estudia las diferentes ideologías políticas, sus orígenes, desarrollo y funciones. En este estudio, los
diferentes partidos políticos son considerados instituciones sociales. Se estudian sus actividades y
comportamientos como parte del sistema social.
S. Demográfica: La sociología se basa en el estudio de las sociedades. Y las sociedades están compuestas de
personas. La sociología demográfica se encarga de determinar la tasa de población. Trata cada aspecto relacionado
con la población, como el número de personas residiendo en un área en particular, su situación, densidad,
distribución, así como las variaciones en la cantidad de personas en una población a lo largo del tiempo.
S. Industrial: Esta rama de la sociología se encarga del estudio de las relaciones humanas con la industria. Estudia
las diferentes organizaciones industriales e instituciones, así como las interrelaciones y enlaces con otras
instituciones de la sociedad. También estudia la interrelación de las instituciones industriales con otros varios
aspectos de la vida humana tales como cultura, creencias, religiones y estilos de vida. El empleo de las personas
está directamente relacionado con esta rama de la ciencia.
S. Familiar: Las familias conforman la estructura base de la sociedad. Diferentes familias ofrecen diferentes
valores y principios a sus hijos. En la sociología familiar se estudian los diferentes métodos de crianza en las
familias para entender cómo distintas núcleos familiares pueden inducir cambios en los niños.
S. de la Educación: La sociología de la educación se dedica al estudio de diferentes instituciones educativas en
varios lugares con el propósito de estudiar cómo la educación cambia la perspectiva de una persona. También
estudia cómo la tasa de empleo se incrementa después de actividades educativas.
Métodos de la Sociología: La ciencia sociológica aplica conceptos y técnicas de investigación a fin de recolectar
datos y procesarlos a fin de obtener conclusiones sobre hechos sociales.
Por lo general, el análisis inicia con el establecimiento de una predicción del comportamiento futuro de
los hechos. En esta etapa inicial, buena parte del esfuerzo se dedica a proponer teorías y a realizar críticas sobre
eventos sociales, para posteriormente construir un modelo hipotético que deberá ser probado o descartado a través
del trabajo de campo.
M. Cuantitativo: Este método se basa en el uso de estadísticas sobre parámetros, variables o características que
pueden ser medidos en valores numéricos, pero que deben describirse para hacer más fácil la búsqueda de posibles
relaciones a través del análisis estadístico. Este tipo de investigación responde preguntas del tipo ¿cuál?, ¿dónde?
y ¿cuándo?
M. Comparativo: A través de este método se cotejan dos o más fenómenos y se estudia la correlación que existe
entre ellos.
Bases Epistemológicas: Método del procedimiento científico que ayuda a la concepción de un conocimiento
sociológico.
Francis Bacon ya en el s. XVII había vislumbrado que todo lo que podemos percibir a través de nuestros
sentidos se puede tratar científicamente. Había sido optimista porque el hombre ha perdido el poder sobre su
entorno por el pecado, a través de la ciencia y las artes podrán recuperar ese dominio sobre la Naturaleza.
Locke en el siglo XVII había señalado que los hombres pueden crear un conocimiento a través de los datos
que ellos extraen de la observación, de la experiencia (conocimiento empírico); y si eso sucede en el ámbito de la
Naturaleza (se puede cuantificar) sucede lo mismo en el mundo del espíritu, porque también nuestras sensaciones
podemos interconexionarlas. Estamos reduciendo el espíritu a Naturaleza, es posible la utilización del método
científico: diferenciación entre la metafísica y la ciencia empírica. Podemos conocerlo mediante un procedimiento
racional.
Desarrollo de la Ciencia Económica: En el siglo XVIII los economistas desarrollan la Escuela Clásica y los
Fisiócratas. Existe un avance tecnológico que conlleva una facilidad para conseguir más materias primas (textil,
máquina de vapor). El gran desarrollo agrícola permite una mejora de alimentación y un crecimiento de población.
Hay un mayor intercambio comercial, desarrollo de los puertos... Los fisiócratas y los economistas clásicos tienen
un aspecto en común a la hora de ver la realidad que comparten con los enciclopedistas: para enriquecer la
grandeza de una nación se debe crear una conciencia entre el interés individual y el general.
Todo individuo persigue su propio interés y el Estado debe intervenir lo menos posible en la economía,
todos comparten un interés por la Naturaleza, una preocupación por la propiedad, por el aumento de recursos...
Es en este ambiente donde comienza a desarrollarse la ciencia económica, ciencia que adquiere un nivel de
racionalización, de toma de datos de predicción de lo que puede suceder. En este primer momento se desarrollan
abstracciones generales (intuiciones encaminadas a un análisis de toda la realidad social) muy ambicioso. Y esto
es lo que va a desarrollar Auguste Comte.
Crítica a la Ilustración: Los ilustrados pretender volver a un orden natural, acabando con las viejas instituciones.
Ese orden natural les va a servir de referente para promover un cambio social como finalidad. Los principios en
los que se asienta este orden natural son: libertad, igualdad, progreso... En este momento ya se había considerado
que hay diferentes formas de organización social. Eran conscientes de ello los filósofos políticos (por el
conocimiento de otros mundos: colonización).
Secularización del Pensamiento: Arranca con Maquiavelo al hablar de autonomía del Estado. La “Teoría de la
Soberanía” de Bodino (el poder del monarca no es de origen divino), la “Teoría Rusoniana” (el poder reside en
el pueblo y éste delega el poder en unos representantes).
Hegel trató de estudiar los fenómenos políticos en relación con los factores sociales e históricos, esto lo
desarrollará más tarde Tocqueville. Esta vuelta a la Antigüedad va a contribuir no sólo a la configuración de una
teoría de la historia y del cambio social, se considera que el cambio social tiende a progresar siempre y cuando
esté asentada en principios de justicia, igualdad y razón. Esta idea va a estar latente tanto en Comte como en Karl
Marx.
La idea de progreso se considera fundamental para conseguir un avance de la sociedad. Para llegar a ese
cambio social es necesario conocer la Naturaleza. Turgot y Condorcet consideran que para que se produzca un
cambio en la sociedad es necesario un cambio científico. Según Turgot la explicación de la Naturaleza sigue
diferentes procesos:
Se acude a fenómenos paranormales (magia, brujería, religión).
Se acude a entidades, la esencia.
A la Ciencia: formulando hipótesis que pueden ser desarrolladas matemáticamente y verificadas por la
experiencia.
Condorcet dice que es posible una ciencia del hombre basada en la matemática, de ahí su “Matemática
Social”, como una ciencia que puede predecir lo que sucede en el futuro (si se puede predecir, se puede cambiar).
Lo que interesa es el análisis de las masas no del individuo, esta nueva ciencia social puede utilizar el
mismo método que las ciencias naturales y adquirir su mismo lenguaje preciso. Es ya consciente del problema de
las ciencias sociales: “el observador forma parte de la realidad social” y por tanto puede ser parcial (puede tener
prejuicios, valores desde el primer momento, desde que parte de la hipótesis puede interesarse por un solo
aspecto).
El interés por la Población Humana: A partir de la segunda mitad del siglo XVII hay un gran aumento de la
población europea y un mayor apoyo del Estado. Va a ayudar a proliferar los censos de población que acaban
institucionalizándose, en un primer momento se realizan con fines militares o fiscales pero posteriormente se va
a realizar con fines humanistas. Sucede lo mismo con los catastros de riqueza. Se da un interés por la población
marginada. Se realizan en Inglaterra estudios sobre los reclusos utilizando la observación (metodología científica).
Consecuencias Sociales de la Revolución: la revolución había triunfado pero los principios sobre los que se
asentaba no se daban en la práctica. Ante esta situación de desigualdad, de no libertad y de utilitarismo surgen
dos reacciones:
Reaccionaria: Tomada posteriormente por Comte: lo importante no es la razón sino la vuelta a la
tradición, a las costumbres, a la religión, el origen divino del orden social. Frente a esta postura
aristocrática y contrarrevolucionaria va a surgir otro movimiento de reforma social.
El Socialismo Utópico: Fourier, Owen... a los que sigue Karl Marx tanto en política como en economía.
Precursores de la Sociología: Los orígenes de la sociología como disciplina científica están asociados a los
nombres de Henri de Saint-Simon, Auguste Comte, Karl Marx, Herbert Spencer, Émile Durkheim, Georg
Simmel, Ferdinand Tönnies, Vilfredo Pareto, Max Weber, Talcott Parsons, Alfred Schütz o Harriet Martineau.
A pesar de esto, ya desde la Edad Media, pensadores de origen árabe, como Ibn Jaldún, realizaron
reflexiones académicas que podrían ser consideradas sociológicas.
AUGUSTO COMTE
Nació en Montpellier el 19 de enero de Ingreso en la escuela politécnica de Paris desde 1814 hasta 1816
pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil.
Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de
Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras.
Los últimos años del pensador francés quedaron marcados por la alineación mental, las crisis de locura en
las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Los años de vida de Comte son los años posteriores a
la Gran Revolución. Hay un deseo por un orden social estable que armonice con todos los avances del progreso.
Solo en la ciencia se ha de encontrar el auténtico progreso. El positivismo comtiano se sitúa en una línea
contrarrevolucionaria.
El positivismo: El positivismo es el movimiento intelectual predominante en la segunda mitad del siglo
XIX. La clave para lograr la reforma social de la humanidad está en la ciencia, única fuente segura del
conocimiento que muestra su utilidad por medio de la técnica. El punto de partida del Positivismo. Comte
presenta el positivismo como el camino que lleva a construir la ciencia como fundamento de un nuevo
orden social unitario.
Filosofía Positiva: Comte define la filosofía como la doctrina general de los conocimientos humanos, sin
embargo al añadirle el calificativo “positiva”, identifica el conocimiento humano con los conocimientos
aportados por las ciencias. La Filosofía Positiva consiste en la sistematización enciclopédica del saber
positivo. Es un saber universal que sintetiza todas las ciencias y como método se aplica a cualquier
conocimiento que proceda de la observación empírica y de la elaboración de sus datos por la razón.
EMILE DURKHEIM
Hizo Sociología mediante investigaciones sociales concretas y esforzándose por desarrollar reglas y
procedimientos de investigación específicos.
Nacido en Francia en una familia judía, estudio en París, Alemania (influencia de la psicología científica).
Fue catedrático en la Sorbona de Pedagogía 1906 cuyo nombre fue cambiado en 1913 por Sociología.
Tomo parte activa en política, criticó el marxismo y se definió como partidario de un socialismo
encadenado a lograr la regeneración de la sociedad a partir de los principios morales “descubiertos por una
Sociología científica”.
Sus principales obras: Desde 1896 publica L'annee sociologique, Annales sociologiques (aglutinando un
grupo de estudiosos sociales). La división del trabajo social 1893, Las reglas del método sociológico 1895, El
suicidio 1897 y Las formas elementales de la vida religiosa 1912.
La situación política, las crisis de las instituciones docentes y el brote de antisemitismo alentó en Durkheim
una preocupación recurrente por los temas de la solidaridad grupal, el orden social, la crisis de creencias, la
anomia.
Estudio de la ecuación individuo-sociedad a través de la indagación de la verdadera entidad de lo social.
La verdadera entidad de lo social es la razón de ser de la Sociología, si el “factor social” no era considerado
una realidad propia no habría razón de una disciplina dedicada a su estudio.
La Sociología es la ciencia que se ocupa específicamente de los hechos sociales, de las instituciones, de
su génesis y funcionamiento.
El problema social fundamental no era el económico sino un problema de consenso social, de compresión
de la superioridad moral de la sociedad y de interiorización de todos los imperativos, normas y obligaciones
requeridas para su buen funcionamiento, así, el carácter coactivo de la vida social para los hombres era la fuerza
moral, natural y superior, fundada en la naturaleza de la sociedad y aceptada por los hombres como una realidad
de más alto rango, asumiendo “el espíritu de disciplina como la condición social de toda la vida en común”.
Preguntándose cuales serían las fuerzas de cohesión social de las sociedades del futuro.
n aparece al promediar el siglo XIX. Filosofías de la sociedad y doctrinas para poner en marcha procesos de
reformas aparecen en el remoto pasado humano, a menudo ligados a especulaciones religiosas, y casi siempre
referidas a los problemas de organización de la sociedad y el Poder. En el pensamiento occidental este proceso
nace con los griegos, para prolongarse son mayores discontinuidades en la cultura medieval.
El punto de ruptura de esa tradición, que permitirá progresivamente la constitución autónoma del conjunto
de las hoy llamadas ciencias sociales, se halla en el Renacimiento. El precursor reconocido para este nuevo
continente del conocimiento será Nicolás Maquiavelo (1469 -1527), cuya obra marca la liberación, para la
reflexión sobre la política, de sus condicionantes teológicas o filosóficas. Lo que podríamos llamar ciencia
política, esto es, teoría del gobierno y de las relaciones entre el gobierno y la sociedad, es el primer campo
secularizado del saber que habrá de irse constituyendo dentro del orden más vasto de las ciencias sociales. Campo
en el que coexisten al lado de las prescripciones de lo científico –aun balbuceante– las sutilezas del “arte”, es
decir, los cánones para la acción que permitan diferenciar el “buen” del “mal” gobierno.
Esta anticipación de la teoría política sobre el resto de las otras disciplinas no se debe al azar. El origen y
el desarrollo de cada campo del conocimiento se vincula siempre con las preguntas que plantea el
desenvolvimiento social. El surgimiento de las naciones y de los estados centralizados ponía en el centro del
debate el tema de la organización del poder que, bajo el modo de producción capitalista entonces en expansión,
no podía ser pensado sino como un contrato voluntario entre sujetos jurídicamente iguales. Hobbes, Locke,
Montesquieu, Rousseau, son algunos de los jalones en ese camino de constitución de un nuevo saber, más
riguroso, sobre el sentido de las relaciones sociales entre los hombres. Lo social y lo político, que hasta entonces
aparecía como algo dado, invariante, fijo, absolutamente regulado por un sistema organizativo que no distinguía
lo público de lo privado, comienza a ser pensado como un proceso de construcción colectiva en el que el hombre
precede a la sociedad, la crea y la organiza. Nace la idea del contrato social, de la soberanía popular y de las
formas de representación de esa soberanía que, con distintos matices, recorre el pensamiento político desde el
siglo XVI.
Este es un producto, en el plano de la teoría, de la generalización de las relaciones mercantiles el
nacimiento de la ciencia política, la primera –cronológicamente– de las nuevas ciencias sociales.
El segundo movimiento corresponde a la economía política. William Petty, Adam Smith y David Ricardo
significan en el plano del pensamiento económico lo que Hobbes, Locke o Montesquieu en el de la reflexión
sobre las relaciones entre la sociedad y el poder. Las etapas de fundación de la economía política siguen también
los ritmos del desarrollo de la sociedad: en un principio eran los problemas del cambio, de la circulación, los
predominantes; más tarde, especialmente a partir del siglo XVIII, la atención se dirigirá a los problemas de la
producción. Es que comenzaba la Revolución Industrial.
Tanto la ciencia política cuanto la economía política no eran concebidas por sus fundadores como
compartimientos cerrados, como disciplinas irreductibles. Eran, en realidad, fragmentos de una única ciencia de
la sociedad. En algunos casos los campos de interés común se entrelazaban en un solo individuo: Locke ha pasado
a la historia de las ideas como precursor de la ciencia política y también de la economía política. Hechos políticos
y hechos económicos eran concebidos, en general, como fenómenos que se cruzaban y se condicionaban
mutuamente.
Ya casi pertenece al sentido común definir a la sociología como “ciencia de la crisis”. La definición,
ambigua, merece ser aclarada, sobre todo porque para algunos al acople del término de crisis importa cargar a la
sociología con un contenido intrínsecamente transformador o aun revolucionario. Piénsese, por ejemplo, en la
desconfianza con que el pensamiento más cerradamente tradicionalista observa contemporáneamente a esta
disciplina, a la que le atribuye poco menos que significados destructivos del orden social.
Nada más lejano a esos propósitos podrá encontrarse, sin embargo, en la génesis de la sociología, el tercero
de los grandes campos del conocimiento referido a las relaciones entre los hombres que surgirá después del
Renacimiento. La sociología es un producto del siglo XIX y en ese sentido puede decirse, efectivamente, que
aparece ligada a una situación de crisis. Pero la respuesta que a ella propondrá desde sus fundadores en adelante,
es antes bien que revolucionaria, conservadora o propulsora de algunas reformas tendientes a garantizar el mejor
funcionamiento del orden constituido.
En este sentido; el origen de la sociología se diferencia nítidamente del desarrollo de la ciencia política y
de la economía. Ambas, girando alrededor de las ideas de contrato y de mercado, sostenidas sobre el principio de
la igualdad jurídica de los hombres, construían las teorías específicas que generalizaban, en el plano del
pensamiento, las relaciones sociales históricamente necesarias al desenvolvimiento del capitalismo.
Complementaban en esta forma los avances de las ciencias naturales contribuyendo a la secularización del mundo,
a la proyección del hombre burgués al plano de dueño y no de esclavo de la naturaleza y de la sociedad.
El nacimiento de la sociología se plantea cuando ese nuevo orden ha empezado a madurar, cuando se han
generalizado ya las relaciones de mercado y el liberalismo representativo, y en el interior de la flamante sociedad
aparecen nuevos conflictos, radicalmente distintos a los del pasado, producto del industrialismo.
El estímulo para la aparición de la sociología es la llamada Revolución Industrial; mejor, la crisis social y
política que dicha transformación económica genera. Con ella aparece un nuevo actor social, el proletariado de
las fábricas, vindicador de un nuevo orden social, cuando todavía estaban calientes las ruinas del “ancien Régime”
abatido por la Revolución Francesa. Para dar respuesta a las conmociones que esta presencia señala en el plano
de la teoría y de la práctica social, aparecerán dos vertientes antitéticas: una será la del socialismo –proyectado
del plano de la utopía al de la ciencia por Karl Marx–; la otra lo que configura la tradición sociológica clásica.
El orden estamental del precapitalismo asegura una unificación entre lo social y lo político-jurídico. El
capitalismo disolvería esta identidad entre lo público y lo privado y con ello la idea de la armonía de un orden
integrado. La sociología arrancará de este daño para intentar reconstruir las bases del orden social perdido; de
aquella antigua armonía sumida ahora en el caos de la lucha de clases.
En ese sentido, nace íntimamente ligada con los objetivos de estabilidad social de las clases dominantes.
Su función es dar respuestas conservadoras a la crisis planteada en el siglo XIX. Es una ideología del orden, del
equilibrio, aun cuando sea, al mismo tiempo, testimonio de avance en la historia del saber, al sistematizar, por
primera vez, la posibilidad de constituir a la sociedad como objeto de conocimiento. Al romper la alineación con
el Estado, los temas de la sociedad –de la soledad civil– pasan a ser motivo autónomo de investigación: es el
penúltimo paso hacia la secularización del estudio sobre los hombres, y sus relaciones mutuas, el psicoanálisis,
en el siglo XX, conquistará un nuevo territorio, el de la indagación sobre las causas profundas de la conducta.
La magnitud de los problemas que plantea la sociedad como objeto de conocimiento impone un abordaje
científico. La filosofía social o política, las doctrinas jurídicas, no puede ya dar cuenta de los conflictos colectivos
impulsados por la crisis de las monarquías, y por la Revolución Industrial. Para quienes serán los fundadores de
la sociología, ha llegado la hora de indagar leyes científicas de la evolución social y de instrumentar técnicas
adecuadas para el ajuste de los conflictos que recorren Europa.
La ciencia social, a imagen de las ciencias de la naturaleza, debía constituirse positivamente. En realidad
se status no sería otro que el de una rama de la ciencia general de la vida, necesariamente autóctona, porque el
resto de las ciencias positivas no podía dar respuesta a las preguntas que la dinámica de las sociedades planteaba,
pero integrada a ellas por idéntica actitud metodológica.
La sociedad, así, será; comparable al modelo del organismo. Para su estudio habrá que distinguir un
análisis de sus partes –una morfología o anatomía– y otro de su funcionamiento: una fisiología. Así definía Saint-
Simon las tareas de la nueva ciencia: “Una fisiología social, constituida por los hechos materiales que derivan de
la observación directa de la sociedad y una higiene encerrando los preceptos aplicables a tales hechos, son, por lo
tanto, la únicas bases positivas sobre las que se puede establecer el sistema de organización reclamado por el
estado actual de la civilización”. Fisiología e Higiene: no pura especulación sino también la posibilidad de
instrumentar “preceptos aplicables” para la corrección de las enfermedades del organismo social.
Este positivismo que exigía estudiar a la sociedad como se estudia a la naturaleza, iba a encontrar su
método en el dela biología, rama del conocimiento en acelerada expansión durante el Siglo XIX. Para Emile
Durkheim, que representa a la sociología ya en su momento de madurez, el modelo que apuntalará a su
fundamental. Las reglas del método sociológico (1895) será la Introducción al estudio de la medicina experimental
(1865) del fisiólogo Claude Bernard.
Pero el positivismo con el que se recubre y virtualmente se confunde el origen de la sociología, tendrá
también otro sentido, no meramente referido a la necesidad de construir el estudio de la sociedad como disciplina
científica. Positivismo significa también reacción contra el negativismo de la filosofía racionalista de la
Ilustración, contemporánea de la Revolución Francesa.
En realidad, los dos significados se cruzaban. La tradición revolucionaria del Iluminismo operaba a través
del contraste entre la realidad social tal cual era y una Razón que trascendía el orden existente y permitía marcar
la miseria, la injusticia y el despotismo. En ese sentido, en tanto crítica de la realidad, era considerada como una
“filosofía negativa”.
El punto de partida de la escuela positiva era radicalmente distinto. La realidad no debía subordinarse a
ninguna Razón Trascendental. Los hechos, la experiencia, el reconocimiento de lo dado, predominaban sobre
todo intento crítico, negado de lo real. Hasta aquí, este rechazo del trascendentalismo estimula la posibilidad de
un avance del pensamiento científico por sobre la metafísica o la teología. Pero esta supeditación de la ciencia a
los hechos implicaba, simultáneamente, una tendencia a la aceptación de lo dado como natural.
La sociedad puede incluir procesos de cambio, pero ellos deben esta incluidos dentro del orden. La tarea
a cumplir es desentrañar ese orden –es decir desentrañar las leyes que lo gobiernan–, contemplarlo y corregir las
desviaciones que se produzcan en él. Así, todo conflicto que tendiera a destruir radicalmente ese orden debía ser
prevenido y combatido, lo mismo que la enfermedad en el organismo.
Con esta carga ideológica nació la sociología clásica. En la medida en que busca incorporar a la ciencia el
estudio de los hechos sociales por vía del modelo organicista, desnuda su carácter conservador. Este rasgo incluye
a todos sus portavoces, aunque existan ecuaciones personales o culturales que diferencien a cada una. Entre esas
diferencias culturales importantes –porque marcarán derroteros distintos dentro de una misma preocupación
global– están las que separan a la tradición ideológica alemana de la francesa. Max Weber será la culminación de
la primera y Emile Durkheim de la segunda. Y aunque ese diferente condicionalismo cultural hace diferir
radicalmente sus puntos de partida, sus preocupaciones últimas –como lúcidamente lo advertiera Talcott Parsons,
el teórico mayor de la sociología burguesa en este siglo– se integrarán.
Sociología Moderna: Mientras Pareto y Durkheim trabajaron en la tradición más vinculada a las vertientes
positivistas de las ciencias humanas (en cierta medida siguiendo los postulados de Saint-Simon y Comte), Weber
creó y trabajó en una tradición antipositivista y hermeneutica, al igual que Werner Sombart, su amigo y para
entonces, el más famoso representante de la sociología alemana. Estos trabajos iniciaron la revolución
antipositivsta de las ciencias sociales, que marcó la diferencia entre éstas y las ciencias naturales, especialmente
debido a las acciones sociales de los hombres. Las ciencias sociales tienen un objeto específico que debe abordarse
a partir de una metodología específica. Siguiendo a Kant, el hombre es un ser moral, con voluntades y decisiones
y no puede ser reducido a leyes universales. Clave para entender el proceso de análisis de la realidad social es el
concepto de que la sociología debe ser una comprensión (Verstehen) interpretativa de la acción de éstos. Pero de
ningún modo, estos intentos se llevaron a cabo en desmedro del carácter científico de las ciencias sociales. Para
esto, construyó el método de los tipos ideales, que consisten en conceptos que describen la intencionalidad de los
agentes sociales mediante casos extremos, puros y exentos de ambigüedad, aunque tales casos no se hayan dado
nunca en la realidad; Weber puso así los fundamentos del método de trabajo de la sociología moderna -y de todas
las ciencias sociales-, a base de construir modelos teóricos que centren el análisis y la discusión sobre conceptos
rigurosos.
En términos generales, puede decirse que Weber se esforzó por comprender las interrelaciones de todos
los factores que confluyen en la construcción de una estructura social; y en particular reivindicó la importancia
de los elementos culturales y las mentalidades colectivas en la evolución histórica, complementando más que
rechazando, el trascendente condicionamiento económico sostenido por Marx y Engels. Frente a la prioridad de
la lucha de clases como motor de la historia en el pensamiento marxista, Weber prestó más atención a la
racionalización como clave del desarrollo de la civilización occidental: un proceso guiado por la racionalidad
instrumental (con arreglo a fines) plasmada en la burocracia. El concepto de racionalidad como característica
específica de las culturas occidentales fue otro de sus grandes descubrimientos. Escindió a ésta en dos categorías,
racionalidad con arreglo a fines y con arreglo a valores. Advirtió más tarde que encaminar la vida de las sociedades
humanas exclusivamente de acuerdo a la primera tendría consecuencias nefastas y al desencantamiento del
mundo.
Esta idea surge de sus estudios sobre la religión y sus influencias en las diferencias en el desarrollo de las
culturas occidental y oriental. Por ejemplo, en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905) estudió la
moral que proponían algunas sectas calvinistas de los siglos XVI y XVII para mostrar que la reforma protestante
habría creado en algunos países occidentales una cultura social más favorable al desarrollo económico capitalista
que la predominante en los países católicos. En otra de sus obras famosas, La política como vocación, Weber
definió el Estado como una entidad que posee un monopolio en el uso legítimo de la fuerza, una definición que
fue fundamental en el estudio de la ciencia política moderna en occidente.