Cioran Paradoxa-9 Articulos
Cioran Paradoxa-9 Articulos
Cioran Paradoxa-9 Articulos
1657-7965
Director
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA
DE PEREIRA Alfredo Abad T.
Consejo Editorial
Rector
Luis Enrique Arango Jiménez Aurélien Demars
Universidad de Jean Moulin - Lyon III
Vicerrector Académico
José Germán López Quintero Franco Volpi
Universidad de Padua
Vicerrector Administrativo
Fernando Noreña Jaramillo Pedro Juan Aristizabal
Liliana Herrera A.
Secretario General Leonardo Londoño L.
Carlos Alfonso Zuluaga Arango Luis Guillermo Quijano
Leonor Rubiano S.
Jefe Centro de Investigaciones y
Extensión Diseño y diagramación
Samuel Ospina Centro de Recursos Educativos
e Informáticos - CRIE.
Director Programa de Filosofía
Roger Sepúlveda Fernández Universidad Tecnológica de Pereira
2006
Foto contraportad y Editorial
M. L. Herrera
15
Cioran. Eugène Van Itterbeek
Gritando Desde los Márgenes
(Leyendo a Cioran) 27 Cioran y La Joven
39
Ricardo Lida Nirenberg Generación.
53
Simona Drãgan.
La Danza
Macabra de Cioran La Reflexión Metafísica de
Aurélien Demars Cioran.
71 79
Alfredo Abad T.
90
Pietro Ferrua
Un camino hacia Cioran
Ma. Liliana Herrera
95
Reseña
Los Escolios de
Nicolás Gómez Dávila.
Alfredo Abad T.
EDITORIAL
EXPERIENCIA
EXTÁTICA Y CONOCIMIENTO
DE SÍ EN EMIL CIORAN*
Eugène Van Itterbeek
E
n De lágrimas y de Santos todo gira alrededor de la
experiencia de Dios. Ya que en su obra En las Cimas
de la Desesperación la filosofía ha cedido el puesto a
una nueva aproximación del mundo y de sí mismo, a
una afirmación del “yo absoluto” y a una exploración
lírica de la existencia en la cual la música continúa ocupando
un sitio importante, Emil Cioran no podía evitar la confrontación
con el problema de Dios. El tema ya se había puesto en El
libro de las Quimeras. Allí está vinculado al conocimiento de
sí mismo, a la introspección: “Dios mío, muéstrame el camino
hacia mí mismo, tala una senda en mis espesuras. Desciende
en mí con el sol e inaugura mi universo” (1). Desde este punto
de vista, podemos hablar más bien de una oración. Como en
filosofía, él no acude tampoco al conocimiento teológico. De
manera muy consecuente busca los modelos de experiencia,
de conocimiento de sí del lado de los santos y los místicos.
Esta aproximación se encuentra igualmente anunciada en
el libro de 1936. En compañía de los santos y los místicos,
en la intersección del mundo contradictorio de las lágrimas
y de la experiencia del paraíso, Cioran se aventura en un
dominio completamente vedado al pensamiento filosófico,
* Este texto fue publicado bajo el título Expérience Extatique et connaissance de soi chez Emil Cioran en :
Cahiers Emil Cioran-Approches Critiques, Textes réunis par Eugène Van Itterbeek, Vol. 6, Sibiu-Leuven, Editions:
Université Lucien Blaga-Les Sept Dormants, 1998, pg. 69-77. Agradecemos al autor su amabilidad al autorizar
esta traducción y su publicación.
Eugène Van Itterbeek
Eugène Van Itterbeek
11
Eugène Van Itterbeek
13
Gritando Desde los Márgenes (Leyendo a Cioran)
GRITANDO DESDE
LOS MÁRGENES
(Leyendo a Cioran)
Ricardo Lida Nirenberg
“
Ser padre es ser provocador o simplemente loco. La más
vil criatura tiene el poder de dar vida, ‘traer un ser al
mundo’: ¿podrá haber algo más desmoralizador? ¿Cómo
puede uno reflexionar sin angustiarse o disgustarse de
este prodigio que hace de cualquier pobre tipo un demiurgo
en ciernes? Lo que podría ser un don no menos excepcional
que la genialidad ha sido dado igualmente a todos: esa falsa
liberalidad descalifica a la naturaleza… la carne se expande por
el globo como una gangrena…”.
25
Foto. M. L. Herrera Universidad de Bucarest
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Cioran y la joven generación
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Cioran y la joven generación
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Cioran y la joven generación
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Cioran y la joven generación
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Cioran y la joven generación
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Aurélien Demars
LA DANZA MACABRA
*
DE CIORAN Aurélien Demars.
L
a problemática de la caída tiene un sitio crucial en el
pensamiento cioraniano en la medida en que, a través
de un irremediable deslizamiento de la inmanencia a
una trascendencia negativa, este concepto permite
constituir una metafísica del tiempo, de la historia y de la
muerte. Más allá del acontecimiento teológico que constituye
la Caída del Génesis, más allá incluso del estado ontológico
de “déréliction” (1) del hombre, la caída en el sentido de
Cioran se emparienta con una “danza macabra”. En efecto,
el hilo de Ariadna de mi propósito está tomado del célebre
pasaje de El Aciago Demiurgo titulado “Paleontología”:
* Este texto está próximo a publicarse en Cahiers Emil Cioran-Approches Critiques, Textes réunis par Eugène Van Itterbeek, Vol. 7, Sibiu-Leuven,
Editions: Université Lucien Blaga-Les Sept Dormants. Agradecemos al autor su amabilidad al autorizar esta traducción y su publicación. 39
La Danza Macabra de Cioran
7) G. W F. Hegel., La raison dans l’histoire, (La Razón en la Historia), trad. del alemán por Kostas Papaioannou, Paris,
Plon, coll, “10/18”, 1965, p. 96-97.
8) Es necesario leer aquí el concepto fisiológico de “marcha” según Paul-Joseph Barthez, tomado de Nouveaux élé-
ments de la science de l’homme (Nuevos elementos de la ciencia del hombre), Paris, Goujon, 1806.
9) Cioran, « Entretien avec Sylvie Jaudeau », (Entrevista con ...), en Entretiens (Conversaciones), Paris, Gallimard, coll.
‘Arcades’, 1995, p. 223. cf también p. 161 : « todo lo que el hombre hace se vuelve contra él: éste es su destino y la ley
trágica de la historia. Se paga por todo, por el bien y por el mal. Es la gran ironía de la historia como destino del hom-
bre, destino que no consiste más que en corromperse”.
10) Jean-Claude Guerrini, “Vision du temps. Cioran, analyste de la réaction, de l’utopie et du progrès», (‘Visión del
41
tiempo. Cioran, analista de la reacción, de la utopía y del progreso’), en Mots, # 68, Paris, 2002, p. 42.
11) Jean-Louis Vieillard-Baron, L’illusion historique et l’espérance céleste, (La ilusión histórica y la esperanza celeste)
Paris, Berd international, 1981, p. 125.
La Danza Macabra de Cioran
Más fundamental que el concepto del déclin teorizado por Spengler, la historia
42 no sólo devuelve al hombre lo que ha hecho contra sí mismo (decadencia),
Paraδοξα
sino que incluso vuelve a los hombres unos contra otros (tiranía). “Antídoto
de la utopía”, “marcha hacia lo peor”, “disciplina de lo peor”(12), tantas
expresiones que designan la historia en lo que tiene de más terrible, ya que,
incluso, la historia a veces da a luz a algún superhombre, es decir a algún
tirano, verdadero anticristo “para quien” lo peor es el enemigo del mal” (13).
Sólo el idiota, siempre caído de las nubes, siempre feliz, no se apercibe de
nada. Se comprende entonces por qué Cioran a veces es propenso a envidiar
su felicidad inaccesible.
12) Cioran, “Entretien avec Fernando Savater” (Entrevista con...) en Entretiens, (Conversaciones) op. Cit., p 26, y cf.
Cahiers, 1957-1972, (Cuadernos...) Paris, Gallimard, coll. “Blanche”, 1997, p. 817 y p. 623.
13) Cf. Eric Faye, Dans les laboratoires du pire. Totalitarisme et fiction littéraire, (En los laboratorios de lo peor. Totalitarismo
y ficción literaria), Paris, José Corti coll “Rien de commun”, 1993, p. 155 y 153.
14) Cf. Cioran, Précis de décomposition, “Précis de décomposition », «Les agnes réactionnaires», (Breviario de podre-
dumbre, ‘Breviario...’, ‘Los ángeles reaccionarios’), op. Cit., 615.
15) Cioran, Histoire et Utopie, “A l’ecole des tyrans », III (Historia y Utopia, ‘Escuela del tirano’), en Œuvres, op. cit., p.
1013.
16) “Tomber du Temps” (“Caer del tiempo”), op. Cit., 1152.
Aurélien Demars
La pérdida del tiempo conduce a
una pérdida de sí, a un hundimiento
de la conciencia en los basamentos
de la historia y del tiempo y al límite
inferior de la recaída al segundo
grado. En consecuencia, el tiempo
es vaciado de su materialidad, no
recoge más la vivencia personal de
la conciencia; su valor psicológico
es abolido, su flujo no es percibido
más. Esta trascendencia negativa se
encuentra constituida por el tiempo
“pensando contra sí mismo”, autoriza
según el tiempo y la historia, el tiempo
tal verticalidad y deja a un lado el
muerto, limpio de la antítesis de la
yo. El dejar a un lado la inmanencia
edad de oro; de ahí la desolación
temporal por la segunda caída
subtemporal siguiente:
abre entonces una trascendencia
“Por haber meditado demasiado
negativa, una “eternidad negativa”.
sobre el tiempo, el tiempo se venga:
me pone en posición de mendigo,
No se trata solamente del tiempo
me obliga a sentirlo. ¿Cómo he
gnóstico de la fractura(17), de la
podido asimilarlo al infierno? El
oposición entre el espíritu y el mundo,
infierno, es este presente que no se
entre el alma y la carne. Esta caída
mueve, esta tensión en la monotonía,
al segundo grado depende de lo
esta eternidad invertida que no se
que Chestov llamaba una “Ruptura”,
abre a nada, incluso a la muerte,
a saber, la ruptura por la cual una
mientras que el tiempo, que fluía, que
conciencia transmuta todos sus
se desplegaba, ofrecía por lo menos
valores y su lógica. Para decirlo de
el consuelo de una espera, así fuera
otro modo, la caída del tiempo no
fúnebre. Pero ¿qué esperar aquí, en
es un movimiento, un despliegue,
el límite inferior de la caída, donde no
sino una crisis, es decir, una toma de
es posible elegir más, donde hasta la
conciencia y una descomposición
esperanza de otro abismo falta?” (19).
del tiempo que pierde toda realidad,
toda finalidad, todo peso, todo
Lo mismo que para la recaída, el
crédito.
hastío en el segundo grado alcanza
proporciones metafísicas inéditas,
“Al sentarnos al borde de los
hasta el punto en que Cioran escribe:
instantes para contemplar su paso,
“el hastío es la sustancia de la duración
acabamos por no discernir más
y la desesperación del combate con
que una sucesión sin contenido;
la duración”(20). Todo lleva a pensar
tiempo que ha perdido su sustancia,
que el primer hombre no pudo
tiempo abstracto, variedad de
soportar la monotonía del paraíso,
nuestro vacío. Todavía un golpe y, de
y que, ávido de la inminencia de su
abstracción en abstracción, él mismo
desastre, se arrojó deliberadamente
se disminuye por nuestra culpa y se
en la aventura del mal, y con creces
disuelve en temporalidad, en sombra
de sí mismo“ (18).
17)Cf. Silvie Jaudeau, Cioran ou le dernier homme (Cioran o el último hombre), Paris, José Corti, coll. ‘Rien de com- 43
mun’, 1990, p, 70.
18) « Tomber du temps », (‘Caer del tiempo’), op. cit. p. 1153.
19)Ibid., p. 1155.
20) Bréviaire des Vaincus, IV 51 (Breviario de los Vencidos), en Oeuvres op. Cit, p. 563.
La Danza Macabra de Cioran
“La experiencia hombre, ¿ha fracasado? Ya había fracasado con Adán. Una
cuestión sin embargo es legítima: ¿tendremos suficiente capacidad de inventiva
para hacer el papel de innovadores y aumentar tal fracaso?
Mientras tanto perseveremos en la culpa de ser hombres, comportémonos como
farsantes de la Caída, seamos terriblemente superfluos!” (21)
No obstante, la segunda caída se vuelve tan infernal que, “a posteriori, confiere
sobre la primera un valor casi paradisíaco”, de tal suerte que no podríamos
satisfacernos de ninguna manera con la idea según la cual “la caída no se
lleva todo con nosotros, no nos arroja a otro mundo, sino que nos devuelve
al límite de éste, nos confirma en su solidez terrestre, en la consistencia de
sus contornos, en la constancia de sus leyes. Así el dolor del regreso a este
mundo se acompaña a veces de una felicidad extraña. El suelo, el suelo es
reencontrado, no iremos más abajo, terminados los esfuerzos de equilibristas,
‘la rugosa realidad’ es “confinada” (22). Queda, por consiguiente, determinar la
naturaleza de la gravedad que arrastra a Cioran a tal recaída y lo obliga a una
danza macabra.
“De todas las refutaciones del argumento ontológico, el más vigoroso parece
expresado por la simple cuestión: “¿pero quién dijo jamás que la existencia
era una perfección?”. Una vez supuse que la pureza absoluta consistía en el
No-ser; la perfección más grande de Dios sería entonces no existir. El hecho de
tural) trad. del italiano por Julien Gayrard, Paris, Grasset - LGF, coll, « le livre de poche » 1997, p. 28-29.
24) Cf. saint Anselme de Cantorbéry, De la chute du diable, (De la caída del diablo), trad. del latín por Michel Corbin
en Œuvres de saint Anselme de Cantorbéry, Paris, Cerf, 1986,t. 2, y Pourquoi un Dieu-homme, (Por qué un Dios-hombre),
trd. del latín por Michel Corbin, en, Œuvres de saint Anselme de Cantorbéry, Paris, Cerf, 1986, t. 3.
25) La libertad individual no es abolida por la necesidad de la ley divina que queda para él incognoscible: “es, en
efecto, una necesidad que precede y que es causa de que la cosa sea; es una necesidad que sigue y que hace la
cosa”. Pourquoi un Dieu-homme, op. Cit., 456-457.
26) Alain Boureau, “La chute comme gravitation restreinte. Saint Anselme de Cantorbéry et le mal » (‘La caída como
gravitación restringida. Saint Anselme de Cantorbéry y el mal’), Nouevelle revue de psychanalyse, # 38, Paris, Gallimard,
automne 1988, p. 129-145.
45
La Danza Macabra de Cioran
27) Podemos preguntarnos por el conocimiento exacto que Cioran podía tener de san Anselmo de Cantorbéry: su
obra no hace ninguna mención directa al teólogo. Sin embargo, parece que Cioran había encontrado a Anselmo,
sino alrededor de su formación y cultura rumanas al menos más tarde con ocasión de sus lecturas en el Instituto
Católico de Paris (cf. Cahiers, (Cuadernos) op. Cit., p. 164), y probablemente aún se puede suponer que él conocía
muy bien los trabajos de Kart Barth y principalemente su obra sobre la preuve de l’existence de Dieu d’après Saint
Anselme (la prueba de la existencia de Dios según San Anselmo), trd. del alemán por Jean Carrère, Neuchâtel,
Bibliothèque Théologique, 1958. Los Cahiers mencionan en particular una reflexión tomada de Karl Barth (op. cit. p.
586).
28) Cfr. El capítulo “Que le péché n’est pas una négation mais une position” (‘Que el pecado no es una negación sino
una posición”), en Sören Kierkegaard, La maladie à la mort, segunda edición, trd. del danés por Paul-Henir Tisseau,
en Oeuvres, Paris, Laffont, coll. « Bouquin », 1993, p. 1275-1278.
29) Précis de décomposition, « Visages de la dédadence » (Breviario de Podredumbre, ‘Rostros de la decadencia’),
op. cit., p. 685. cf. igualmente ibid., p. 689 o incluso ‘Paleonteología’, op. cit. p. 1197, etc.
30) “Je m’attends” (me espero). Cahiers, (Cuadernos), op. cit. p. 236.
31) Arthur Schopenhauer, Aphorismes sur la sagesse dans la vie (Aforismos sobre la sabiduría de la vida) trad. del
alemán por J. A. Cantacuzène, revisada por Richard Roos, Paris, PUF, coll. « Quadrige», p. 24-25.
Aurélien Demars
32) Simone Weil, La pesanteur et la grâce, (La pesantez y la gracia), Paris, Plon, 1950, p. 5.
33) Cahiers, (Cuadernos), op. cit., p. 585.
34) « Paléontologie », (‘Paleontología’), op. cit., p. 1199.
47
La Danza Macabra de Cioran
Vivir significa, pues, caer y recaer, y si existe una danza macabra es en la medida
en que Cioran llega a gozar de su hundimiento porque el ojo del Conocimiento
es el órgano de una conciencia, a pesar de todo, danzante: “una conciencia
ondulada, danzante, graciosa (...)”(36) La música sube entonces hasta el cielo,
para cavarlo mejor. La caída y su recaída no impiden de ninguna manera el
goce, particularmente el de escuchar la música. Sin embargo, en la Nada,
la auténtica conciencia danzante permanece desconsolada y macabra,
y esto en virtud precisamente del pensamiento de la muerte. En efecto, la
desesperación nace del hecho de que nada dura verdaderamente sino la
caída y la recaída, irremediable la una como la otra. Sólo la muerte viene a
acabarlas, es decir a ponerles término, pero también a cumplirlas.
Alexandra Roux observa muy justamente que “al testimonio del inconveniente
de haber nacido y a la preferencia de la Nada, responde esta petición dirigida
a la muerte: que nos libere de lo que nosotros mismos sin ella no podríamos
hacer solos, encontrar la nada” (38). Es decir, reencontrar el tiempo anterior al
nacimiento, la nada anterior a Dios y a la Creación. La muerte actúa pues
como una fuerza de atracción para la conciencia, sumergida en un pozo sin
fondo, de suerte que esta conciencia se vuelve ávida de su propia muerte y
atiza su caída y su recaída. Si la muerte humilla a la conciencia aniquilándola
mejor de lo que ella podría hacerlo y la mata como no importa quién o qué
otro, en cambio la libera de sí misma y de su decadencia. Finalmente, el
Infierno parece reducirse a una caída sin posibilidad de pensar en la muerte.
Cioran se felicita así por el óbito que le espera y por el fin del mundo, armado
de una conciencia danzante y envenenada por su propio veneno... Podríamos
preguntar si toda alegría no sería macabra, pues ¿hasta dónde esta conciencia
emponzoñada se abandona desbocada al ritmo de la danza de su caída?
39) De l’inconvénient d’être né, II (Del inconveniente de...), op. cit., p. 1291.
40) La Tentation d’exister, «Le style comme aventure», (La tentación de Existir, ‘El estilo como aventura’), op. cit., 900.
41) Cf. ibid., p. 896-897 sobre el fin de la superstición del estilo. Cf. también les Cahiers (Cuadernos), p. 333: “no tengo
un estilo; tengo, como lo ha indicado Saint-John Perse, un ‘ritmo’, y este ritmo corresponde a mi fisiología, a mi ser; es
mi cadencia orgánica, mi jadeo de histérico que logra pasar a mis frases. Pero esta facultad que yo he debido pro-
49
yectado en ellas, mi movimiento interior, es un error haberla asimilado a un ‘estilo’ o a un talento cualquiera. No tengo
talento ni estilo; tengo un tono cadencioso que viene, entre otras cosas, de mi estado casi constante de ansiedad”.
42) Tomo esta idea de Jean-Claude Beaune, «L’Horloge du vivant», (‘El reloj del viviente’), en Jean-Jacques
Wunenburger (s. dir.), Les rythmes: lectures et théories, (Los ritmos: lecturas y teorías), Paris, L’Harmattan, coll.
«Conversciences », 1992, p. 105.
La Danza Macabra de Cioran
del lenguaje” (43) que escapa al sentido de las palabras. Sin embargo, este no
50 es el caso de Cioran: el ritmo de las palabras surge del interior de su significado
Paraδοξα
y sale del fondo de la conciencia y del ojo del Conocimiento. En cambio, las
palabras mismas, una vez puestas sobre el papel y publicadas, son devueltas
a su libertad. Encontramos pues, de una vez, una caída en las palabras y
una caída de las palabras (44); el ritmo se queda allí con el fin de animarlas
por debajo. Esto explica que el estilo de la escritura cioraniana haya podido
cambiar en el curso del tiempo (especialmente con el paso del rumano al
francés), pero no la naturaleza filosófica de su ritmo. El ritmo trasciende el peso
de las palabras e instaura así una danza de las palabras que condensa todo
el mal del que Cioran procura descargarse. Así, el ritmo todavía depende del
orden del lenguaje del tiempo, pero de un lenguaje lúcido que descompone
el tiempo, que lo roe. En cuanto a la escritura, se define como la inclinación
de una pendiente resbaladiza que le permite a Cioran desembarazarse de sus
pensamientos más molestos y más insoportables. Les concede en cierto modo
una caída autónoma.
“¿De donde viene nuestra obsesión del Reptil? - ¿No será de nuestro temor
a una última tentación, a una caída próxima, y esta vez irreparable, que nos
haría perder hasta la memoria del Paraíso?” (45).
43) Cf. Henri Meschonnic, Critique du rythme (Crítica del rtimo), Lagrasse, Verdier, 1990, ; «La force dans le langage»
(‘La fuerza en el lenguaje’), en Jean-Louis Chiss y Gérard Dessons (s. dir.), La force du langage. Rythme, discours, tra-
duction (La fuerza del lenguaje. Ritmo, discurso, traducción), Paris, Champion, 2000 ; «L’enjeu du rythme pour la philo-
sophie» en Pierre Sauvanet y Jean-Jacques Wunenburger (s. dir.) Rythmes et philosophie (Ritmos y filosofía), Paris, Kimé,
1996.
44) “No cultivan el aforismo más que aquellos que han conocido el miedo en medio de las palabras, este miedo de
derrumbarse con todas las palabras”. Syllogisme de l’amertume, «Atrophie du verbe» (Silogismos de la Amargura,
‘Atrofia del verbo’) op. cit., p. 747.
45) Ibid., «Religion», p. 788.
46) Cahiers, (Cuadernos) op. cit., p. 320.
Aurélien Demars
47) Cf. François Villon, «Ballade de conclusion», en Œuvres, Paris, Aux quais de Paris, 1962, p. 145.
48) Pensemos en Don Quijote, Segunda parte, capítulo XI “De la extraña aventura que le ocurre al valeroso don
Quijote con el carro o la carreta de las Cortes de la Muerte”, en Œuvres romanesques complètes, trad. del español
por Claude Allaigre, Jean Canavaggio, Michel Moner, Paris, Gallimard, coll. «Bibliothèque de la Pléiade», 2001, vol. I,
p. 974-980. 51
49) Cf. Jean Dufournet, Villon:ambiguïté et Carnaval, (Villon:ambiguedad y Carnaval) Paris, Champion, 1992, p.135. El
autor pone en exergo : « Toda palabra me hace mal. ¡Cómo sería de dulce escuchar las flores hablar sobre la muer-
te! Tengo diariamente conversaciones con mi esquelesto, y esto jamás me lo perdonará mi carne”. Syllogisme de
l’amertume (Silogismos de la Amargura, ‘Atrofia del verbo’), op. cit., p. 748 y 767.
La Danza Macabra de Cioran
LA REFLEXIÓN METAFÍSICA
DE CIORAN
Alfredo Andrés Abad Torres
E
n Cioran es bien singular el hecho de hablar de
‘metafísica’ puesto que él no hace metafísica, al
menos en el sentido corriente del término, que indica
la especulación que ciertos filósofos han realizado con
respecto a temáticas como la vida supramundana,
el absoluto y en general todas aquellas abstracciones tan
frecuentes dentro de ciertos ámbitos a los cuales Cioran no
pertenece. De hecho algunos comentaristas se niegan a
aceptar el apelativo de metafísico dado al autor de La Caída
en el Tiempo; nosotros sin embargo, lo vamos a usar, pues
consideramos que Cioran plantea un interrogante metafísico;
su mirada es metafísica; aunque obviamente todo esto
requiere un desarrollo más pormenorizado. Por ello, se requiere
entonces dilucidar en qué aspectos Cioran es metafísico y
en cuáles no, para evitar confusiones pueriles, pues lo único
que debemos tener en cuenta es qué entendemos por el
término.
Contra el apelativo de metafísico dado a Cioran, María Dolores
Jaramillo expone: “El concepto es totalmente inadecuado e
impropio. No corresponde ni a su etimología, ni a las creencias
del autor y filósofo rumano, sobre quien han caído epítetos
condenatorios dispares (...) pero el de ‘metafísico’ supera
todas las invenciones y falsificaciones de la ideología. Cioran
no habla sino del mundo físico. No cree en el metafísico”
(Jaramillo, 1999 Pág. 95).
Si entendemos por metafísica cualquier especulación acerca
de un más allá, de la vida después de la muerte, entonces
sí podemos decir que el autor no es metafísico. Ahora bien,
la exposición contra el término continua: “Cioran no hace
metafísica, porque no divaga ni especula sobre las cualidades 53
y la naturaleza del ‘Absoluto’, ni del ‘Ser Superior’, ni del ‘ente’
con respecto al ‘ser’”(Ibid. P.96). Sin embargo, debemos
La Reflexión Metafísica de Cioran
1. La experiencia que Cioran manifiesta acerca del ennui, puede considerarse como otro ejemplo
bastante dilucidador en lo que respecta a su propio malestar metafísico. De hecho las siguientes
palabras lo corroboran: “Je peux dire que ma vie a été dominée par l’expérience de l’ennui. J’ai
connu ce sentiment dès mon enfance. Il ne s’agit pas de l’ennui que l’on peut combattre par des
distractions, la conversation ou les plaisirs, mais d’un ennui, pourrait-on dire, “fondamental”; et qui
consiste en ceci: plus ou moins brusquement, chez soi ou chez les autres, ou devant un très beau
paysage, tout se vide de contenu et de sens.(…) Tout l’univers demeure frappe de nullité. Et rien
ne nous intéresse, rien ne mérite notre attention. L’ennui est un vertige, mais un vertige tranquille,
monotone; c’est la révélation de l’insignifiance universelle, c’est la certitude, portée jusqu’à la stupeur
ou jusqu’à la clairvoyance suprême, que l’on ne peut, que l’on ne doit rien faire en ce monde ni dans
l’autre, que rien n’existe au monde qui puisse nous convenir ou nous satisfaire.(Cioran, Oeuvres, p.
1748)
Alfredo A. Abad Torres
55
2. Tal malestar es descrito por Cioran así: “...el relato de la Caída nos permite entrever que ya en el
corazón del Edén el promotor de nuestra raza resentía un malestar, de otra forma no se explicaría
la facilidad con que cedió a la tentación. ¿Cedió a ella? Más bien la llamó. Ya se manifestaba en
La Reflexión Metafísica de Cioran
él esa incapacidad para la dicha, esa incapacidad de soportarla que todos hemos heredado. La
tenía a la mano, podía apropiársela para siempre; la rechazó, y, desde entonces, la perseguimos sin
encontrarla, e incluso si la encontráramos tampoco nos adaptaríamos a ella”(Cioran, C.T. Pág. 17) De
lo anterior se comprende ese malestar metafísico que, apelando a la alegoría de la Caída, Cioran
demarca como propio de todo el género humano; entregando así otro ejemplo de la ruptura interna
que caracteriza al hombre, siempre en huída de sí mismo. DE igual forma, este malestar, que en este
caso intenta ser extirpado a partir de una ‘edad de oro’, o Paraíso anterior a la Caída, es retomado
por el hombre creando la idea de un Paraíso futuro, sueño de toda utopía. En ambos casos es el
malestar, el origen de tales instancias que como ya señalamos, hacen el papel de ‘curas’.
3. No podemos explicar sino intuir. Ejemplo de ello es la interpretación que da Cioran acerca de
la naturaleza del hombre y que manifiesta su enfermedad: “...el hombre está maldito desde el
comienzo. Hay algo quebrado en su ser. La naturaleza humana contenía desde el comienzo un vicio
oculto” (Cioran, Con. Pág. 193) “Suele decirse que la del Pecado Original es una idea profunda.
En el comienzo del hombre algo se desmoronó. Desde los comienzos algo no salió bien, no podía
salir bien, pues no es posible la pureza de la criatura. Por tanto, el hombre está herido desde su
nacimiento”(Ibid. 208-9) Se trata pues de una explicación alegórica en donde aquello que no está
bien en el hombre, ese desmoronamiento que lo caracteriza, es representado como imagen en la
figura del Pecado Original, “idea” que para Cioran no puede ser más apropiada para describir el
origen de la condición humana.
Alfredo A. Abad Torres
7. En este caso, así como en el de la siguiente cita, la palabra ser hace alusión a la alegoría que
59
nosotros hemos retomado como Ser.
La Reflexión Metafísica de Cioran
8. Debemos aclarar que no se trata de que exista un mundo verdadero en el sentido platónico, ni
mucho menos que haya una dualidad apariencia-ser. Cioran sólo describe un mundo único en el
que el hombre confiere validez y ser a lo que el vacío revela como simulacro.
Alfredo A. Abad Torres
11. Negativa se refiere al hecho de describir un estado totalmente contrario al que el hombre revela
en su existencia histórica.
Alfredo A. Abad Torres
65
La Reflexión Metafísica de Cioran
12. De esta forma, es el proyecto, el estado abierto del hombre, el que lo instiga para que asuma su
rol de ser caído. Es el proyecto el que incita todo deseo, todo saber; es el futuro el que posibilita la 67
enfermedad humana concretada en los actos.
La Reflexión Metafísica de Cioran
13. Chute, según el significado francés, no sólo indica la acción de caer sino de fracasar.
14. Este fracaso puede ser entendido a partir de la incapacidad que tiene el hombre de habitar una
sola realidad. Siempre en procura de nuevos rumbos, no llega nunca a concretar algo vislumbrado
por su voluntad. “Mientras más nos domina el deseo de conocer, signo de perversidad y de
corrupción, más nos vuelve incapaces de permanecer en el interior de cualquier realidad. Quien
está poseído por él actúa como profanador (...) cuando intenta insinuarse en las cosas (...) lo hace
a la manera de un gusano en el fruto”(C.T. p. 18-19) Fracaso y proyecto están pues ligados. Cada
“nuevo rumbo” es un proyecto ya condenado al fracaso. Savater indica muy bien tal relación a
partir de la asimilación del proyecto como posibilidad de concretar una realidad que en últimas se
torna inasible: “El proyecto pretende instaurar una legalidad que todo desmiente y torna irrisoria;
sólo se puede seguir proyectando merced a una atrofia de la imaginación o de la memoria, por una
imposibilidad de reposarse en el instante vivido actualmente que nos hace olvidar el fracaso de los
proyectos anteriormente intentados”(Savater, 1982, p. 92)
Alfredo A. Abad Torres
Bibliografía
Cioran, Emil
(1995) (Des) Oeuvres, Gallimard, Paris.
(1979) (C.H.) Desgarradura, Montesinos, Barcelona.
(1983) (C.T.) Contra la Historia, Tusquets, Barcelona.
(1977) (H.U.) La Caída en el Tiempo. Monte Avila editores. Caracas.
(1988) (E.A.) Historia y Utopía. Tusquets Editores, Barcelona.
(1992) (Con) Ejercicios de Admiración. Tusquets Editores, Barcelona.
(1997) (A.D.) Conversaciones. Tusquets Editores, Barcelona.
(2000) (A.D.) El Aciago Demiurgo. Taurus, Madrid.
(2001) (B.P.) Breviario de Podredumbre. Punto de Lectura, Madrid.
(2002) (T.E.) La Tentación de Existir. Punto de Lectura, Madrid.
Otra Bibliografía
70
CIORAN:
EL
NO
-
FILÓSOFO
¿
Cómo es posible lograr un
marco referencial cuando el
contenido escapa a cualquier
ismo? ¿Cómo otorgar un
rótulo a lo que huye, a lo que
simplemente está penetrado de ausencia? Sin embargo, suele
suceder que se inscriben en categorías o en ismos algunos tipos
de pensamientos o lenguajes, que simplemente, no se pueden
reducir a un título: es el caso del rumano Emil Michel Cioran, catalogado en
ocasiones como un “filósofo del pesimismo”, “filósofo nihilista”, y en el peor de
los casos como un “filosofo postmoderno”, en fin... Incluso han caído en el error
de compararlo con Jean Paul Sartre, o inclusive con Jean Baudrillard.
Dicha tarea estará contenida en tres partes: primero, se intentará decir por
qué Cioran no es un filosofo postmoderno, mostrando las más relevantes
posturas de éste movimiento. Luego, se dirá que Cioran no es un filósofo, sino
que en él hay algo más que filosofía. Y por último, se hablará de Cioran y su
lenguaje del vacío.
Ahora bien, podemos decir que la obra de Cioran, no desea ser filosofía, no se
encuentra allí ninguna pretensión de instaurarse como un fruto de la razón
occidental, por el contrario la obra de Cioran está más allá de la modernidad
y de la postmodernidad, más allá de la filosofía misma. La obra de Cioran
debe pensarse como una anti-filosofía, como una contravención a la idea de
sabiduría concebida por occidente.
[3] CIORAN. E. M. La Caída En El Tiempo, ensayo “El Árbol De La Vida”. Ed. Anagrama.1983.
Pág. 29.
[4] Op. Cita. CIORAN, E. M. Breviario de podredumbre. p. 67.
[5] CIORAN. E. M. La Caída En El Tiempo, ensayo “El Árbol De La Vida”. Ed. Anagrama.1983.
Pág. 26.
vislumbrarse en la concepción de
lucidez o genio que tiene Emil Cioran: el
lúcido no está enraizado en la razón,
sino que está des-fascinado de ella.
Cioran es el signo de la desesperanza,
Cioran es la exhortación al vacío, a la
nulidad; por eso: “leer a Cioran es
reasumir una y otra vez la experiencia
de la vacuidad”[6] .
Por ello, dice Savater que Cioran asume todo vacío como contenido. Lo que
está en su discurso es el dolor visceral, es el producto del único movimiento
válido: el de la desgarradura, la escritura es entonces el único alivio -aunque
momentáneo- para la enfermedad incurable de la existencia.
En la escritura de Cioran también prevalece el rasgo de la ironía, como la
expresión capaz de revertir el orden, la ironía tiene la posibilidad de trastocar
la razón en una farsa, en un artificio. Se conoce pues, que la escritura de
Cioran está influenciada no sólo por los moralistas y escépticos, sino por algunos
literatos europeos del romanticismo o de inicios del siglo xx. Vemos en Cioran
un movimiento aparentemente paradójico: el de la angustia mezclado con la
chanza y el humor corrosivo, algunos de estos elementos también presentes
en escritores como el irlandés Samuel Becket:
[6] SAVATER, Fernando. Ensayo:”Sobre E. M Cioran” en: Breviario De Podredumbre. Ed. Punto de
lectura. Madrid 2005. Pág. 12
[7] Enseñanza del libro del Tao Te- King. En el capítulo XI.
[8] BECKET, Samuel. “El final”. Ed. El poder de la palabra. Barcelona. Fragmento publicado en www.
epdlp.com
Julie R. Castaño Vasco
[9] BECKET, Samuel. “Manchas en el Silencio”. Ed. El poder de la palabra. Barcelona. Fragmento
publicado en www.epdlp.com
[10] Estas palabras fueron publicadas en Aparte Rei revista del diario El País, en una entrevista
realizada por J. L. Almira y que se publicó en No 344 de noviembre de 1983.
[11] O como diría Cioran: Si alguna vez has estado triste sin motivo, es que lo has estado toda tu vida
sin saberlo.
[12] HEIDEGGER, Martín. ¿Qué es metafísica? Ed. Siglo veinte Pág. 45.
Cioran: el NO- filósofo
77
Julie R. Castaño Vasco
78
Bibliografía
PRESENCIA DE PASCAL
EN LA OBRA DE
CIORAN*
Pietro Ferrua
Traducción del francés: M. Liliana Herrera A.
* Este artículo fue publicado, en su última versión en: Acta Philologica, VI. Roma.
79
Societas Academica Dacoromana, 1976, p. 145-153. Agradecemos al autor su
amabilidad al autorizar esta traducción y su publicación.
Pietro Ferrua
1) A primera vista una perífrasis de Montesquieu, de hecho, un dilema que Cioran pudo
proponerse.
2) Cfr. Los dos mitos de la espiritualidad rumana, in: “Os Romenos-Latinos do Oriente”, Lisboa, 1943.
(3) Alusión a un libro de Metalnikov, de moda a finales del último siglo.
4) Título de un libro de Dubois, muy popular en la época del Terror anarquista en Francia.
5) Que se compare: “dadá es el punto donde el sí y el no se encuentran” (conferencia de Tristán
Tzara sobre Dadá en Jena, 25 de septiembre de 1922), y “existe un punto donde lo real y lo irreal
dejan de ser percibidos contradictoriamente”, (André Breton: Primer Manifiesto del Surrealismo, París,
1924).
Presencia de Pascal en la obra de Cioran
6) Después de un suicidio fracasado, conoció a Romain Rolland quien patrocinó su entrada a las
letras francesas en las que adquirió un cierto renombre gracias a los Chardons du Baragan y a Kyra
Kyralina, publicados entre 1928 y 1932 en París.
7) Autor de los Principios Humanitaristas traducidos en todas las lenguas, vive en el exilio en Montevideo
y ha publicado una gran cantidad de obras pacifistas, redactadas a veces en francés.
8) Puede parecer que por las “necesidades de la causa” algunos esguinces hubieran sido hechos a
la cronología. En efecto La cantatrice chauve es de 1950 mientras que el Précis de décomposition
data de 1949 e Introduction à une nouvelle poésie et à une nouvelle musique d’Isou es de 1947
(según el autor compuesto entre 1942 y 1944). Pero la influencia real corresponde a la progresión
escogida.
(9) Las citas de Cioran son tomadas de las ediciones de sus obras en la colección “Ensayos” de 81
Gallimard, y que son, cronológicamente:
* Concentrationnaire: relativo a los campos de concentración. N del T.
Pietro Ferrua
89
Liliana Herrera
90
UN CAMINO HACIA
CIORAN1
M. Liliana Herrera A.
L
a recepción de la obra de Cioran en Colombia ha
tenido una historia de interpretaciones insólitas y
equívocas. A finales de la década de los 70, Cioran era
casi un “ilustre desconocido”; comienza a ser leído por
un reducido número de lectores gracias a las traducciones al
español y ensayos hechos por Fernando Savater. Estos lectores
eran personajes interesados en la literatura al margen de la
academia -pero no del ambiente universitario- u otros que
apenas iniciaban sus estudios filosóficos de pregrado. Entonces
eran adolescentes cuya condición de tales determinaría
radicalmente la manera de leer, interpretar y asumir a Cioran.
Igual que el derrumbe de las ideologías nos llegaba un poco
tarde, así también llegaban tarde las modas filosóficas.
Particularmente, el existencialismo sartreano hizo una exitosa
carrera en aquella época debido, en gran parte, a esa
necesidad psicológica de encontrar un eco, un referente a la
desazón e inquietud existencial juvenil. La interpretación de la
obra de Cioran a lo largo de la época de los 80 siguió, así, dos
direcciones: una, realizada bajo la luz sartreana en la que
“náusea” y “suicidio” se convertían en los conceptos fundamentales
alrededor de los cuales se hizo girar el pensamiento cioraniano. El
sugestivo escritor se convirtió pronto en “el profeta del suicidio” y
en el “filósofo de la desesperanza” que incitaba al repudio de
todo cuanto significara academia, oficialismo, pensamiento
burgués. La segunda interpretación (y que aún sigue vigente
en algún ámbito) se origina en las consecuencias espirituales
que ha traído consigo la vida marginal a la que está
2) N. Popescu. L’écriture du crépuscule selon Emil Cioran. Universidad de Yale. 1993, p.8. 91
3) P. Bollon. Cioran, l’hérétique. Paris. Gallimard. 1997, p.13-14.
Liliana Herrera
94
96
Alfredo Abad T.
R
gravemente establecida por el
ecientemente, Villegas Editores autor, quien puede muy bien ser
publicó en una bella edición considerado como uno de esos
de lujo los cinco tomos de los extraños pensadores a quienes es
Escolios a un Texto Implícito1 difícil ligar a una tradición. Esto no
del pensador colombiano Nicolás significa que Gómez Dávila no tenga
Gómez Dávila. Un sexto tomo lo una relación con una tradición
conforma un estudio introductorio específica, porque de hecho la tiene,
a la obra del pensador, escrito por y en gran medida se sintió ligado a
Franco Volpi quien ha divulgado comentar a partir de escolios, un
el pensamiento Gómezdaviliano legado que pudo abordar en los
principalmente en Europa, donde 30.000 volúmenes de su biblioteca, y
ha tenido en los últimos años una que estrechamente generó un
singular recepción. diálogo intertextual con la tradición
Desconocido en muchos ámbitos occidental principalmente. Si aquí se
intelectuales y académicos del país, menciona entonces su discrepancia
Gómez Dávila fue uno de esos ideológica y formal con los escritores
escritores sui-generis quien con un contemporáneos a su obra, es para
desdén sumamente rígido frente a resaltar la magnitud de su pensamiento.
cualquier tipo de divulgación Gómez Dávila pensó, reflexionó desde
propagandística de su obra, supo la soledad. Y no es la soledad del
recluirse en su biblioteca dedicándose hombre en el mundo contemporáneo,
a la lectura, y a la escritura de una sino la soledad del hombre que
obra que en su momento fue casi dialoga con una tradición, con un
1) Escolios a un Texto Implícito tomos I y II; Nuevos Escolios a un Texto Implícito Tomos I y II; y Sucesivos 97
Escolios a un Texto Implícito.
Los Escolios de
Nicolás Gómez Dávila
Otras consideraciones:
- Es importante señalar que todo ensayo debe tener su resumen y su
traducción al inglés de no más de 10 líneas. De igual forma, las
colaboraciones deben estar acompañadas de una breve nota
biográfica.
- Las traducciones deben enviarse con el texto original y con la
autorización por escrito del autor.
- Los ensayos y traducciones deben tener una extensión mínima de 15.000
caracteres y una máxima de 40.000. Las reseñas una mínima de 5.000 y
máxima de 15.000 caracteres.