San Ambrosio - Oficios de Virtud PDF
San Ambrosio - Oficios de Virtud PDF
San Ambrosio - Oficios de Virtud PDF
QUE GUIAN
Á LA BIENAVENTURANZA:
COMPUESTOS EN LATÍN
POR EL DOCTOR DE LA IGLESIA
SAN AMBROSIO,
Y TRADUCIDOS AL CASTELLANO
POR DIEGO GRACIAN
ALDERETE.
MADRID: MDCCLXXXIX.
EN LA IMPRENTA DE DON BENITO CANO.
Co» /of licencias necesarias.
TABLA
DE LOS CAPÍTULOS.
LIBRO PRIMERO.
AP. I. Por qué razon el divino Doctor
, San Ambrosio tomó el oficio de enseñar,
y qué es lo que desea alcanzar enseñan-
, do , y por qué piensa que ha de enseñar
y aprender juntamente. fol. i .
CAP. II. Que ante todas cosas debemos
,' aprender á callar , para que podamos ha
blar quando es menester. ,J.
CAP. III. Que no se han de hablar todas
cosas , ni callarlas todas , y que en la ira
siempre habemos de callar. $•
CAP. IV. Que las hablas y palabras nues-
,' tras no las ha de sacar la pasion sino
la razon ; porque arma lazos el invisible
enemigo á los que habla. 8.
CAP. V. Que quando los enemigos por ins
tinto del diablo nos traen á decir palabras
t injuriosas, que los debemos vencer con
paciencia á exemplo de David con Semey. 9.
CAP. VI. Que no nos habemos de conmo
ver oyendo los denuestos , sino imitar á
, David que dice : enmudecí y humílléme
de los bienes , lo qual no solamente dixo,
pero aun lo hizo. n.
CAP. VII. Que el Salmo XXXVI. no sola
mente es maravilloso en loar el callar , pe
ro aun en el menosprecio de todas las cosas, i a .
CA-
CAP. VIH. Que este nombre que llama
mos oficio , no solamente lo usáron los
Filósofos , pero aun nuestros Christianos. 13.
CAP. IX. Divide los oficios, y de donde
han de tomar los Christianos ser el oficio
honesto y provechoso. 14»
CAP. X. De lo que á cada uno conviene,
y que la primera cosa que á cada uno
conviene es templar la lengua. ij.
CAP. XI. Todo oficio , ó es mediano , ó
perfecto. 18.
CAP. XII. Que la bienaventuranza no se
ha de estimar por los bienes exteriores,
sino por los interiores y eternos. 20.
CAP. XIII. Contradicen aquellos que pien-
~san no tener Dios cuidado del mundo. 23,
CAP. XIV. Confuta la opinion de aquellos
que piensan que Dios no sabe los hechos
de los hombres con testimonio de las es
crituras divinas , y exemplo del Sol. 2 J«
CAP. XV. Reprehende el error de aquellos
que piensan Dios no ser juez justo , por
que sufre los buenos tener necesidad , y
los malos abundancia , con exemplos de
Lázaro y de San Pablo. 28»
CAP. XVI. Con todas las bienaventuran
zas del Evangelio dice , que en la tierra
hay trabajos, y en el cielo el premio y.
galardon. 3°*
CAP. XVII. Que los exemplos de Isaac,
Joseph , Moyses y Hieremías convienen
mucho á los mancebos. 33*
CAP. XVIII. De la bondad de vergüenza
que señaladamente resplandeció en la
Ma-
Madre de Dio» , y que los gestos y fhe-
neos exreriores del hombre muchas veces
demuestran la calidad del interior, y que
todos los miembros naturalmente puestos
tienen honestidad. 34.
CAP. XIX. Que en todas nuestras obras he
mos de hacer varonilmente , y no atentar
cosa ninguna afectada ó afeminada. 40.
CAP. XX. Que evitemos los convites extra
ños , y las visitaciones de las viudas y
vírgenes. 42.
CAP. XXI. De refrenar en sí la ira , y mi
tigar paz en los otros : exemplo de Jacob
y de David. * 44.
CAP. XXII. De los pensamientos y apetito,
y de la manera de hablar partida en dos
partes. 48.
CAP. XXIII. Que las burlas de palabra que
ponen los Filósofos entre los oficios , han
de ser del todo apartadas y remotas de la
Iglesia. ?o.
CAP. XXIV. De tres cosas que en la vida ac
tiva de necesidad se han de guardar , y
que el apetito ha de obedecer á la razon. 51.
CAP. XXV. Que estas quatro virtudes prin
cipales , prudencia , justicia , esfuerzo y
templanza se halláron en perfeccion en
los padres antiguos. 55.
CAP. XXVI. Que nos guardemos de usur
par lo falso por verdadero, que es de
pendencia. 58.
CAP. XXVII. Que estas quatro virtudes
estan tan asidas que no se pueden apar
tar unas de otras. 607
CAP.
CAP. XXVIIÍ. El primero y segundo oficio -
de justicia que dicen los Filósofos es ex
cluido acerca de nosotros , y el tercero
tomáron prestado de los nuestros. 62.
CAP. XXIX. Que la justicia y fe se ha de
guardar y mantener, y auná los enemigos. <5y*
CAP. XXX. De la beneficencia. 67.
CAP. XXXI. De recompensar la beneficen
cia á los que nos la han merecido , ma
yormente á Dios. 7J«
CAP. XXXII. Que aunque la benevolencia
y liberalidad son partes de beneficencia,
la benevolencia es mejor y pesa mas que
la liberalidad. • 77.
CAP. XXXIH. Que la benevolencia perse
vera mayormente en la Iglesia , y en los
hombres que tienen las mismas virtudes. 8o»
CAP. XXXIV. Del loor de benevolencia,
que es la suma de justicia. 82.
CAP. XXXV. Del esfuerzo que sin la justi
cia no es virtud. 83.
CAP. XXXVI. Que el esfuerzo consta ma
yormente en el ánimo, y en menosprecio
de las cosas caducas. 84.
tAP. XXXVII. Que los males se han de
sufrir con buen ánimo , y á veces de
clinarse. 88.
CAP. XXXVIII. Que la prudencia es gran
de fortalecimiento del esfuerzo. 89.
CAP. XXXÍX. Que el esfuerzo ha de pe
lear contra todos los vicios , y principal
mente contra la avaricia. 92«
CAP. XL. Que la virtud y esfuerzo bélico
fue usada de los nuestros. 93*
CA-
CAP. XLI. Que el esfuerzo no solamente
está en el vencer , pero tambien en tole
rar y sufrir. 96.
CAP. XLII. Que no hemos de provocar á
ira á los poderosos , ni dar oidos á los
lisongeros. . 99.
CAP. XLIII. De la templanza y sus partes. 100.
CAP. XLIV. Que cada uno se aplique al
oficio que le fuere dado. 102.
CAP. XLV. De lo hermoso y honesto. 103.
CAP. XLVI. Que lo hermoso y honesto es
natural, y lo torpe y feo contra natura. loy.
CAP. XLVII. Quáles pasiones se han de
refrenar para poder adquirir lo honesto. 107.
CAP. XLVIII. De tres géneros de personas
que reciben injurias, y que la perfeccion
aquí en alguna manera es imperfecta. 109.
CAP. XLIX. De hollar la vanidad. 112.
CAP. L. Que la gracia de los oficios con
viene mayormente á los Ministros del
« Altar , lo qual se prueba del testimonio
del Levita. 1 1 5.
LIBRO SEGUNDO.
CAP. I. Que con la bondad y honestidad
se adquiere la vida bienaventurada. 123.
CAP. II. Que los Filósofos estimaron la
• bienaventuranza de muchas y diversas
maneras ; pero que , segun, los nuestros,
• solamente consta en el conocimiento de las
cosas divinas , y en las buenas obras. 1 2 jj
CAP. III. Que todos los argumentos son(
vanos acerca de nosotros , de los Filóso-
: .- fos
fos que constituyeron la bienaventuran*,
ó en sola la ciencia de las cosas , ó en los
bienes del cuerpo , ó exteriores. 128.
CAP. IV. Que la bienaventuranza se alean- •
za con dolores y necesidades : exemplos
de los Padres antiguos. 129.
CAP. V. Que los que se tienen por bienes,
muchas veces nos son impedimento para la
vida eterna y bienaventurada , y que los
males muchas veces nos son materias de
virtudes y de la eterna bienaventuranza. 132.
CAP. VI. De lo útil , que es justo y hones
to , no de lo que es ganancioso. 1 3 j«
CAP. VII. Que la utilidad se ha de medir ,
principalmente con fe, amor y justicia:
exemplo de David y Moyses , que eran en
gran manera amados de los Pueblos , por
que por ellos se ofrecían á los peligros. 138»
CAP. VIH. Los consejos aprovechan mucho
para ganar y conciliar á nos los otros,
lo qual pareció en Salomon. 143.
CAP. IX. Que todas las virtudes son indi
viduas , aunque al parecer y opinion del
vulgo estan apartadas, y que aun acerca
del mismo vulgo no se aprueba estar la
una sin la otra , no solamente de los Fi
lósofos , pero tambien de los nuestros. 146»
CAP. X. Mística interpretacion• sobre lo de
Salomon y la Reyna de Sabba. 1 47"
CAP. XI i Que á los buenos hemos de pe
dir consejo , exemplo de los Padres. 149.
CAP. XII. Que hemos de huir de los ma
los hombres aunque parezcan buenos. 1 5 J»
CAP. XIII. Que los hombres viciosos no se
han
han de apropiar la sabiduría , porque no
puede tener compañía ó ayuntamiento
' con los vicios. 152.
CAP. XIV. Que la prudencia es compañera
de todas las virtudes , mayormente en
hollar y menospreciar los deseos malos, i $3.
CAP. XV. Que la liberalidad , no solamente
consiste en las facultades y dinero , pero
tambien en benevolencia y consejo. 154.
CAP. XVI. De la templanza que se ha de
tener en la liberalidad : exemplo de Jo-
seph , y de su prudentísimo consejo , por
interpretacion del sueño. 1 57.
CAP. XVII. Que habemos de pedir consejo
á varon de igual merecimiento : exem
plo de San Pablo y Josepb. 162.
CAP. XVIII. Que los que toman mal con
sejo muchas veces les viene mal : exem
plo de Roboan , que fué engañado con
el consejo de los mozos. iój.
CAP. XIX. Que la justicia y benevolencia
y la buena habla , no fingida , pueden
ganar la gracia de muchos. ioó.
CAP. XX. Que aprovecha mucho para ser
aprobados de los hombres , juntarse Con • •
los buenos y aprobados ; y que aunque
no son iguales de una edad se deleytan
c on los. de semejante vida. Exemplo de
Pedro y Juan. N 167.
CAP. XXI. De la misericordia y hospitali
dad , y qué flaca cosa es la desórden en
el gasto y sabor vano , lo qual repre
hende mayormente en los Sacerdotes que
han de hacer todas las icosas con órden. 170.
CAP.
CAP: XXII. Del medio que se ha de te- ;
ner entre facilidad y gravedad , y que la
facilidad fingida acomete algunas veces
muy graves causas. Exemplo de Absalon. 173»
CAP. XXIII. Que los amigos que ganamos
por dinero no pueden ser mucho tiempo
fieles • , porque los que una vez mercares
con dineros , siempre piensan los han de
obligar con dineros ó lisonja. I7Í«
CAP. XXIV. Que solamente con buenas
obras hemos de trabajar por alcanzar
honra , mayormente los Eclesiásticos , y
• que los inferiores fingiendo virtudes no
han de derogar de su autoridad al Obis- .
po ; ni el Obispo ha de tener envidia de
la Clerecía , sino que en todas las cosas
ha de ser justo , mayormente en juzgar. 176,
CAP. XXV. Que ántes habemos de favore
cer y hacer bien á los pobres que á los
ricos , porque de aquello que el rico por
aventura se desdeña, el pobre lo agrade- '
ce mucho ; y que no solamente se hace
bien en dar dineros. 178.
CAP. XXVI. De quán mala cosa es la avari
cia. Exemplo deBalaan, Achan yDalila. 180.
CAP. XXVII. De la benignidad: y que tar
de se ha de usar la excomunion. • •• 182*
CAP. XXVIII. De quán buena es la compa
sion; y que en tiempo de necesidad no he
mos de guardar, ó ser escasos de los teso-
rps sagrados de la Iglesia. Exemplo de
San Laurencio, ydelmismoSan Ambrosio. 183.
CAP. XXIX. Que los depósitos que estan en
la Iglesia de las viudas y de todos los fie
les
les se han de guardar y conservar , aun-
•\ que sea con propio peligro. Exemplo de
Onia y Heliodoro , y del. mismo San Am
brosio, y del Obispo de Paula. Í88.
CAÍ3. XXX. De quáles hemos de huir , y
. quáles seguir é imitar. 191.
!
LIBRO TERCERO.
CAP. I. Que los Santos , aun en quietud y
reposo, obran grandes y maravillosas co
sas : exemplo de Moyses y de Eliséo. 193.
CAP. II. Que lo honesto y útil acerca de
los Christianos es todo uno ; que no se-
• guimos lo temporal sino lo eterno. 196.
CAP. III. Que no habemos de acusar falsa
mente, y que habemos de hacer bien á
todos : exemplo de la harmonía y conve
niencia de los miembros que el uno obe
dece al otro. 199.
CAP. IV. Que no habemos de buscar nues
tro provecho con el daño ageno. 203.
CAP. V. Que ninguna cosa han de desear"
los sabios , sino lo que es honesto y bue- ;
no, y que la honestidad se ha. de preferir
á la salud de la vida. En lo que se loa
mucho David y Juan. 206.
CAP. VI. Que en tiempo de hambre habe-
- mos de socorrer á los otros , y no guar
dar avaramente lo adquirido , ó encarecer
los precios. Exemplo de Joseph , y del
rico avariento en el Evangelio. 210.
CAP. VIL Que en el tiempo de hambre no se
han de echar los peregrinos de la Ciudad,
lo
lo qual no solamente ser inhonesto , pero
tambien inútil = se prueba con exemplos. 214.
CAP. VIH. Que la bondad y honestidad que
se antepone á ta salud de la vida es apro
bada de Dios. Exemplo de Josué y Caleb,
y los otros espías. 317.
CAP. IX. Que los engaños y ganancias feas
no es honesta cosa á los Clérigos , y que
todos deberían de imitar la honestidad de
David y Naboth. 219»
CAP. X. Que los vicios se han de obscure
cer con las virtudes, y que se ha de man
tener fe á los que la quebrantan , yá los
engañadores , como hizo Josué á los Ga-
baonitas. 223,
CAP. XI. Que los avaros y engañadores al
gunas veces reciben engaño en sus de
seos , y siempre acerca de Dios son con
denados de malevolencia, como es fábula
de un Siracusano , y exemplo de Doech
Idumeo , y Anania burlador y mentiroso. 225.
CAP. XII. Del jurar locamente. Exemplo de
Herodes y Jepté. 228.
CAP. XIII. A quánto peligro se puso Judith
por la honestidad. 231.
CAP. XIV. Que lo útil siempre sigue á lo
honesto , lo qual aunque no parezca así
acerca de los hombres , acerca de Dios
siemprfe es así. Con exemplo de muchos. 232»
CAP, XV. Loa la honestidad con la magna- •
nimidad de Ester, y la fe de Jonatás y
Abimelech. 248,
CAP. XVI. Cómo se ha de conservar la
amistad. 249.
LI-
' LIBRO PRIMERO.
Por qué razón el Divino Doctor San
Ambrosio tomó el oficio de enseñar , y
qué es lo que desea alcanzar enseñando,
y por qué piensa que ba de aprender
y enseñar juntamente.
CAPITULO I.
I o pienso que pareceré presuntuoso si entre
los hijos tomare á mi cargo el oficio de enseñar;
pues el Maestro de la humildad dixo : (a) Venid,
hijos , oídme , enseñaros he el temor de Dios. En
lo qual podemos bien conocer que tuvo respeto
á la baxeza de su vergüenza y á la grandeza
de la gracia. Porque diciendo el temor del Señpr,
que parece ser comun á todos , representó nota
ble enseñanza de vergüenza ; y como el mismo
temor sea principio de sabiduría , y hacedor de
la bienaventuranza ( porque los que temen á Dios
son bienaventurados ) , evidentemente signifi
có ser el Maestro de enseñar la sabiduría , y
ensoñador de alcanzar la bienaventuranza , que
son cosas que tocan á la grandeza de la gracia.
Nosotros, pues, diligentes para imitar la vergüen
za,
(0) fstlm. 33.
' í\
9
za , y no queriendo usurpar la gracia , así como
á hijos enseñamos á vosotros lo que á él infun
dió el espíritu de la sabiduría , y por él nos es
manifestado y visto y hablado por exemplo. Pues
ya no podemos rehuir el oficio de enseñar , que
rehusándolo nos impuso el paternal deudo sacerdo
tal , porque como dice el Apostol (a) , í unos dió
Dios ser Apóstoles , y á otros Profetas , á otros
Evangelistas , á otros Pastores y Doctores. No
me atribuyo yo la Gloria de los Apóstoles , que
ésta quién se la apropiará sino los que eligió el
mismo Hijo de Dios : no la gracia de los Profe
tas , no la virtud de los Evangelistas , no el avi
so y solicitud de los Pastores , sino solamente
deseo alcanzar la atencion y diligencia acerca
de las Escrituras Divinas ; la qual diligencia pu
so el Apóstol entre los Oficios de los Santos en
el postrer lugar : y que ésta misma pueda apren
der enseñándola , porque uno solo es el verdade
ro Maestro , el qual solo no aprendió lo que en
señase á todos. Los hombres aprenden ántes lo
que enseñan , y de el toma para enseñar á otros;
y ni aun esto me aconteció á mí , porque yo
'arrebatado de las Audiencias , y de las insignias
de la administracion seglar, á la dignidad sa
cerdotal , comencéos á enseñar lo que yo no
aprendi ; de aquí es que ántes comence á enseñar
que á aprender. Así que juntamente tengo de
aprender y de enseñar, porque no tuve tiempo
de aprender antes ; y por mucho que uno apro-
ve-
W -id
3
veche , no hay ninguno que no tenga necesidad
de ser enseñado miéntras vive.
CAPITULO II.
Que ante todas cotas debemos aprender á callar^
fara que podamos hablar guando
es menester,
A4 CA-
8
CAPITULO IV.
Que las hablas y palabras nuestras no las ha 3t
sacar la pasion sino la razon , farque aquí
arma lazos el invisible enemigo
á los que hablan.
CAPITULO VI.
Que no nos hemos de conmover oyendo los denues
tos , tino imitar á David que dice : enmudecí y
humílleme de los bienes , lo qual no solamente
dixo , fero aun lo hizo.
CAPITULO IX.
Divide los oficios , y de donde han de tomar los
Christianos ser el oficio honesto
y provechoso.
CAPITULO X.
De ¡o que á cada uno conviene , y quelj pri
mera cosa que á cada uno conviene es
íenjplar la lengua.
CAPITULO XI.
Todo oficio , ¿ es mediano , ó perfecto.
CAPITULO XV.
Reprehende el error de aquellos que piensan Diot
no ser juez justo , porque sufre los buenos tener
necesidad', y ios malos abundancia , con exem-
flo de Lázaro y de San Pablo.
as cosas aclaramos ya ; y segun pienso no
salimos mal de la disputa de ellas. Queda el
tercero género de qüestion , por qué los pecado
res abunden en riquezas , y coman siempre sin
tristeza y sin lloro, y los justos «sten necesitados
y se entristezcan ,.ó por pérdida de la muger ó
de los hijos, á los quales debería satisfacer aquella
parabola del Evangelio : (a] Que el rico que se
Vestía de seda y púrpura , y daba cada•dia con
vites muy suntuosos , y el pobre lleno de lla
gas cogía las migajas de su mesa : despues de la
Tu.erue de ambos el pobre estaba en el seno de
Abrahan en descanso , y el rico en tormentos.
¿A o está claro que despues de la muerte hay , ó
premios, ó tormentos de los merecimientos de ca
da uno? y con razon , porque en la contienda y
pe-
(a) Lue. 16. «
39
pelea hay trabajo: despues de ella unos sacan de
allí victoria, otros ignominia y deshonra: ¿por.
aventura ántes que se acabe la corrida se da
la victoria ó la corona? con razon dice San Pa
blo : (a) Buena pelea peleé , acabé mi carrera,
guardé la fe. ¿Qué falta? pusóseme corona de jus
ticia , la qual me tornará ei Señor en aquel dia
el justo juez, y no solo á mí , pero tambien á to
dos aquellos que aman su advenimiento , y en
aquel dia dixo me la volverá. No aquí , porque
aquí en trabajos , en peligros , en naufragios , así
como buen guerrero peleaba , (¿) sabiendo que
por muchas tribulaciones nos convenia entrar ea
el reyno de Dios : luego ninguno puede recibir
el premio si no peleare legítimamente; ni es glo
riosa la victoria sino es quando es trabajosa ia
pelea ; ¿por aventura no es injusto el que da án
tes el premio que sea acabada la contienda ? Por
eso el Señor en el Evangelio dixo: (c] Bienaven
turados los pobres de espíritu , porque de ellos es
el reyno de los Cielos. No dixo bienaventurados
son los ricos , sino los pobres ; de allí quiso 'el
juicio de Dios que comenzase la bienaventuran
za , de donde al juicio y parecer de los hombres
estaba la miseria. Bienaventurados los que tie
nen hambre , porque aquellos serán hartos. Bien-,
aventurados los que lloran , porque aquellos se-
r¿n consolados. Bienaventurados los que tienen
misericordia , porque Dios la tendrá de ellos.:
Bienaventurados los limpios de corazon, porque
aquellos verán á Dios. Bienaventurados los que
CA-
i 33
CAPITULO XVII.
Que los exemplot de Isaac y Josepb y Moyses
y Hieremíat convienen mucho
á los mancebos.
ues que mostramos claramente que habrá
pena para la maldad y premio para la virtud,
comenzarémos á decir de oficios , los quales se
han de considerar desde la mocedad , para que
juntamente con la edad crezca el estudio de las
buenas obras. Así que de los buenos mancebos es
tener temor de 'Dics , honrar sus padres y ma
dres , tener acatamiento á los ancianos , guardar
castidad , menospreciar la humildad , amar la
demencia y vergüenza, las quales cosas adornan
mucho la mocedad ; porque como la gravedad
en los ancianos , en los jóvenes la alegría y li
gereza , así en los mancebos la vergüenza co
mo con un singular dote de natura -es loada y
aprobada, (a) Era Isaac temeroso de Dios como
aquel que era de la casta de Abrahan , honraba
al padre hasta en tanto que contra la voluntad
paterna , ni aun la muerte rehusaba. (¿) Joseph,
habiendo soñado que el sol y la luna y las estre
llas le adoraban con toda diligencia , obedescia
al padre en tanta manera casto , que aun pala
bra ninguna quería oír sino casta , y vergonzosa
humildad hasta venir á servir , vergonzoso hasta
huir , paciente hasta venir á la cárcel , perdona
ba
(«) Ginsí. la. (i) tíentt. 37.
c
34
ba las injurias hasta dar por ellas galardon , en
el qual fué tanta vergüenza , que asiendo de él
la muger , mas quiso huyendo dexalle la vesti
dura en las manos que dexar la vergüenza. Moj-
ses y Hieremías elegidos de Dios para predicar
al pueblo las revelaciones de Dios , lo que po
dian por la gracia excusaban por la vergüenza.
CAPITULO XVIII.
De la bondad de vergüenza que señaladamente
resplandeció en la Madre de Dios , y que los ges
tos y meneos exteriores del hombre muchas ve
ces demuestran la calidad de lo interior, y que to
dos los miembros naturalmente puestos
tienen honestidad.
CA-
44
CAPITULO XXL
De refrenar en si la ira , y mitigar paz en los
otros : exemplo de Jacob y de David.
.^•/u ardemos de tener ira , y si no podemos
guardarnos refrenémosla, porque mala ley del pe
cado es la indignacion del pecado , que en tal
manera perturba el ánimo que no dexa lugar
á la razon •, pues lo primero , si podemos , ha de
ser que la tranquilidad y sosiego de las costum
bres con un uso propuesto á aquella pasion que
oviere, se torne en natura ; pero porque muchas
veces este movimiento ó pasion está tan arrayga-
do en la natura y costumbres que no se puede
arrancar ó evitar , si excusar no se puede, refre-
' nétnosle con la razon. Y si primero el ánimo fuere
ocupado de indignacion , que pudiera con con
sejo y razon ser mirado y proveído para que no
se ocupase , piensa de qué manera podrás ven
cer aquel movimiento de tu ánimo y templar la
ira. Resiste á la ira si puedes ,y si no puedes da
le lugar, porque escrito está , (a) dad lugar á la
ira (b). Jacob dió lugar al hermano que se indig
nara contra él , y instruido con el consejo de Re
beca , que se entiende de la paciencia , mas quiso
estar absente y peregrina que despertar la indigna
cion de su hermano ; y volvió entónces quando
pensó que el hermano estaba ya amansado , por
eso halló tanta gracia cerca de Dios. Despues
con
(a) ai Rom. ti. (t>) Genes, vj.
45
con quánta obediencia , con quántos dones al
canzó la gracia del hermano , porque no se acor
dase de la bendicion que le habia tomado ántes,
y se acordase de la satisfaccion que habia hecho:
luego si la ira previniere ó ocupare ántes el en
tendimiento y nos venciere , no dexemos nues
tro lugar : nuestro lugar es la paciencia , nues
tro lugar es la sabiduría , nuestro lugar es la ra
zon y el amansar la indignacion , ó si la con
tumacia del que responde nos moviere , ó su
perversidad nos compeliere á ira, si no pudieremos
amansar el entendimiento , refrenemos la lengua,
porque así está escrito (a). Refrena tu lengua
de mal y tus labios no hablen engaño. Despues
busquemos paz y sigámosla , veamos aquella paz
del Santo Jacob con que primero amansemos
nuestro ánimo , si no prevalecieremos pongamos
freno á nuestra lengua , y despues no dexemos
el trabajo de reconciliarnos y tornar en gracia;
esto pusiéron los Oradores del siglo en sus li
bros usurpando de los nuestros , pero aquella
sentencia tiene la gracia de ésta que primero di-
xo , evitemos ó templemos la ira que no tengan
por que quitar de nuestros loores ó amontonar
en los vicios ; no es poco mitigar la ira , ni mé
nos no ayrarse ó conmoverse. Lo primero es
de nosotros , lo segundo de natura , y aquellas
iras y movimientos en los niños no empecen,
que tienen mas gracia que amargura , y aun
que los muchachos se ensañen de presto; presto
se apaciguan , y con mayor gozo tornan á ser
ami-
^i) Psalm. 33.
46
amigos ; no saben tratarse con engaño 6 artifi
ciosamente, no querais menospreciar estos peque
ños, de los quales dixo el Señor, (a) Si no os con-
virtieredes y fueredes hechos como estos peque
ños , no entraréis en el reyno de los Cielos. Así
que el mismo Señor , es á saber , la virtud de
Dios , así como niño quando decían mal dél no
tornó á maldecir , quando le herían no tornó á
herir. Luego temolémonos de tal manera, que
así como niños no retengamos la injuria , no
exercitemos la malicia , no salga de nosotros co
sa que empezca , no consideremos en lo que los
otros dicen contra nosotros , guardemos nuestro
lugar y la simpleza y limpieza de nuestra razon,
no respondamos al airado á su ira , ni al impru
dente á su imprudencia , porque presto una cul
pa saca otra culpa , si herimos la piedra saldrá
fuego. Loan los Gentiles (engrandeciendo como
suelen todas las cosas con palabras) el dicho de
Archita, Filósofo Carentino que dixo á un su ma
yordomo del campo , hiriérate si no estuviera ai
rado. David (¿) teniendo con ira armada la mano .
derecha la reprimió, (¿quántomas es no tornar
á maldecir que vengarse?) y con ruego de Abi-
gail revocó á los guerreadores que estaban apa
rejados á la venganza contra Nabal su marido,
de donde consideramos, que no solamente habe
mos de dar lugar á las intercesiones y ruegos en
tiempo, pero aun nos habemos de holgar. En tan
ta manera se holgó David, que bendixoá la que
entrevino, por quien fue revocado de querer
ven.
(a) Mattt. lí. (i) i. Reg. 15.
47
vengarse. Ya habia dicho de sus enemigos , (a)
porque declináron contra mi las maldades , y en
ira me eran molestos. Oigamos que dixo turba
do en ira , quién me dará plumas como á palo
ma , y volaré y descansaré ; aquellos le provoca
ban á ira , y él escogía la tranquilidad y descan
so. Ya habia dicho ensañáos, y no querais pecar;
verdaderamente maestro de las buenas costum
bres , porque conoscia que la pasion natural se
habia de doblegar mas con razon de doctrina,
que arrancar de raíz. Enseña buenas costumbres,
es á saber , ensañaos donde hay culpa , á quien
os debeis de ensañar ; no puede ser ménos sino
que con la indignidad de las cosas no seamos
movidos , que de otra manera no seria virtud , si
no blandura y fealdad se juzgaría ; así que en
sañáos de tal manera, que rezeleís la culpa , ó de
esta manera; si os engañaredes no querais pecar,
sino ántes con razon venced la ira ; ó así, si os
ensañaredes ensañaos con vosotros, porque estais
conmovidos y no pecaréis : el que se ensaña con
sigo porque se conmueve , de presto dexa de en
sañarse con otro. El que quiere probar ser jusra
su ira , mas se enciende y presto cae en culpa:
mejor es , segun Salomon , (b) el que contiene la
ira que el que toma la Villa , porque la ira aun á
los esforzados engaña. Así que nos debemos
guardar, no cayamos en las perturbaciones án-
• tes que la razon sosiegue nuestros ánimos;
porque muchas veces hace desmayar el enten
dimiento la ira ó el dolor ó el temor de la muer.
^
(o) Piulm. 54. í¡t) Prov. I*.
48
te , y con herida de imprpviso nos hiere , poren-
de es muy bueno prevenir con el pensamiento que
revolviendo se exercite el entendimiento , porque
no se mueva con repentinos movimientos , sino
que constreñida con un yugo y riendas de la
razon , se amanse.
CAPITULO XXII.
De los pensamientos y apetito , y de la manera ie
hablar partida en dos partes»
JOLay dos movimientos, uno de los pensamien
tos y otro del apetito , no confusos sino apartados
y desiguales. Los pensamientos tienen por oficio
inquirir la verdad, y casi moverla y desmenuzar
la j el apetito nos compele y despierta á Hacer
alguna cosa. Así que de su natura los pensamien
tos infunden tranquilidad y sosiego , el apetko
despierta el movimiento para hacer. Luego de
tal manera somos informados , que el pensamien
to de las buenas cosas suba en el ánimo , y el
apetito obedezca á la razon, si queremos aplicar
el ánimo á guardar aquella honestidad ; porque
la pasion de alguna cosa no excluya la razon,
sino que la razon examine lo que conviene á la
.bondad y honestidad : y porque para guardar
aquesta conviene como diximos que en los he
chos ó en los dichos sepamos qué manera habe-*
mos de tener , porque primero ha de ser la ór
den de hablar , que la del hacer : se divide en
dos partes la habla: en colloquio familiar , y en
tratar y contender de la Fe y de la Justicia ; en
lo
49
lo uno y en lo otro habemos de guardar que no
haya alguna perturbacion , sino que sea la habla
mansa y apacible , y llena de gracia y de bene
volencia y sin ninguna injuria. No haya alguna
contienda porfiada en la habla familiar , porque
ésta mas suele mover algunas qüestiones vanas,
que traer alguna utilidad : la contienda sea sin
ira , la suavidad sin amargura , la amonestacion
sin aspereza , la exhortacion sin ofension. Y co
mo en qualquier obra de vida hayamos de guar
dar mucho que ningun demasiado movimiento
del ánimo excluya la razon , sino que tenga
mos lugar de consejo ; así en la habla conviene
tener aquella misma forma de ánimo , que no
despertemos ira ó odio , ó mostremos algunos in
dicios de deseo ó floxedad. Así que la tal habla
por la mayor parte sea del que leemos en las Es
crituras , porque no hay cosa de que mas nos
convenga de hablar , que de la buena conversa
cion , y observacion y guarda de las buenas dis
ciplinas ; tenga el principio razon., y el fin me
dida y limite ; porque la habla enojosa mueve
ira , y muy fea cosa es que como qualquier ha
bla suele tener aumento de gracia , tenga tacha
de ofension. Tractar. de la doctrina de fe y
continencia , justicia. y,,diligencia ; y que no sea
siempre la mesma habla , sino tomar la que
diere la leccion, y proseguirla como pudieremos,
no muy prolixa ni imperfecta , porque no engen
dre hastío,, ó descubra fluxedad ó descuido. El
razonamiento sea puro , sencillo , claro y manU
fiesto , lleno de gravedad y de peso , no con
afectada elegancia ni entremetida gracia.
D CA
CAPITULO XXIII.
Que las burlas de palabra que ponen los Filósofos
entre los oficios, han de ser del todo apartadas
y remotas de la Iglesia.
CAPITULO XXVII.
< . _ i
Que estas quatro virtudes estan tan asidas que
no se pueden apartar anas de otras.
CA
CAPITULO XXVIII.
El frimero y segundo oficio de justicia que á¿-
cen los Filósofos es excluido acerca de nosotros,
y el tercero tomaron prestado de
los nuestros.
.- .. i«)
CA
CAPITULO XXXI.
De recompensar la beneficencia á los que nos I»
han merecido , mayormente á Dios.
CAPITULO XXXIII.
Que ta benevolencia persevera mayormente en Itt
Iglesia y 'en los hombres que tienen
'• ! '. las thismar virtudes.' .'
E CA-
82
CAPITULO XXXIV.
Del loor de benevolencia, que es la suma de
justicia*
CA-
«3
CAPITULO XXXV.
v .
Del etfuerzo que sin la justicia no es virtud.
CA-
CAPITULO XXXIX.
Que el esfuerzo ha ds pelear contra todos los vi
cios , y frincifalmenie contra la avaricia.
CA
CAPITULO XLI.
i
Que el esfuerzo no jotamente está en vencer t pero
tambien en tolerar y sufrir.
G * CA
IOS
CAPITULO XLIV.
Que cada uno se aplique al oficio
que le fuere dado.
CAPITULO XV.
De lo hermoso y honesto.
CA
io7
CAPITULO XLTII.
Quáles foliones se han de refrenar fara foder
adquirir lo honesto.
Ei que guardare aquella igualdad universal
de la vida , y el modo y medida de todos los ac
tos , y la órden y constancia y moderacion de
los dichos y de las obras , sobrepuja en su vida
á la hermosura , y casi como en un espejo relu
ce. Sea la habla suave para que se concilie la
gracia y afeccion de los oyentes : demuéstrese
grato y aplacible á los familiares y á los ciuda
danos , y si puede ser á todos , y no lisongee ni
sea lisonjeado de ninguno , que lo uno es de as
tucia , y lo otro de vanidad : no tenga en poco
lo que de él dicen todos , mayormente los muy
buenos. De esta manera aprenderá á tener reve
rencia á los buenos , porque no curar de los
juicios de los buenos , ó es de arrogancia ó de
disolucion , y lo uno se atribuye á soberbia , y
lo otro á negligencia : Huya los movimientos de
su ánimo , «a él mismo se ha de mirar y recatar
y defenderse de sí mismo. Hay algunos movi
mientos en los quales está aquel apetito , que
quasi con un ímpetu rompe , que los Griegos
llaman Ormi , que quiere decir ímpetu , porque
de repente sale con una cierta fuerza concita
do. No es pequeña en estos movimientos la fuer
za del ánimo y de la natura , la qual es doblada:
una que está puesta en el apetito , y otra en la
razon , que refrene el apetito y le haga obedien
te
io8
te así , y le lleve donde quisiere, y con una
continua enseñanza , enseñe lo que conviene ha
cer ó evitar , para que como buena señora la
obedezca. Ca debemos ser solícitos , no hagamos
algo loca ó descuidadamente , ó otra cosa algu
na de que no podamos dar razon probable ; por
que aunque no damos á todos la causa de nues
tros hechos , es examinada de todos , y no te
nemos en que nos pojamos excusar , que aun
que todo apetito haya una cierta fuerza de na
tura , todavía el mismo apetito está sujeto á la.
razon por ley de la misma natura , y la obede
ce. Así que de varon considerado es mirar y
pretender con el ánimo , que el apetito no pre
ceda á la razon ó la desampare , porque yen
do delante no la perturbe y excluya , o desam
parándola no la destruya. La perturbacion quita
la constancia , y la destitucion manifiesta la co
bardía y acusa la pereza ; porque perturbado el
entendimiento y la razon , mas larga y mas an
chamente se infunde el apetito ; y así como em
bravecido el ímpetu , no recibe los frenos de ra
zon , ni el regimiento del carretero con que pue
da tornarse : de donde muchas veces conmovido
el ánimo , no solamente se pierde la razon , pero
aun también se enciende é inflama el gesto , 6
con ira , ó con gana , ó de temor se torna ama
rillo ; no cabe en sí deleyte , y con demasiada
alegría falta. Estas cosas quando se hacen , des
échase aquel natural rigor y gravedad de las
costumbres , y no se puede tener aquella cons
tancia , que en los negocios y consejos puede te
ner su autoridad , y aquello que conviene. El
mas
mas grave apetito nace de la ira 6 indignacion
demasiada , la qual muchas veces enciende el
dolor de Ja injuria recibida , de lo qual , por los
preceptos del Salmo que pusimos en la prefa
cion , somos harto instruidos y enseñados ; por lo
qual fué muy bien que habiendo de escribir de
oficios , usásemos de aquella asercion y afirma
cion de nuestra prefacion , que á la enseñanza
de oficio pertenecía.
CAPITULO XLVIII.
De trer géneros de personas que reciben injuriar,
y que ía perfeccion aquí en alguna manera
es imperfecta.
LI-
I23
LIBRO SEGUNDO
De los Oficios del divino Doctor
San Ambrosio.
CAPITULO PRIMERO.
Que con la bondad y honestidad se adquiere la
vida bienaventurada.
CA
"S
CAPITULO II.
jQwe los Filóíofof estimaron la bienaventuranza
de muchas y diversas maneras 5 pero que , según
los nuestros , solamente consta en ei conocimien
to de las cosas divinas , y en las
buenas obras.
CA
CAPITULO III.
Que todos los argumentos son vanos acerca ¿e.
nototros , de los Filósofos que constituyéron la
bienaventuranza , ó en sola la ciencia de las co
sas , ó en los bienes del cuerpo , ó
exteriores.
CA-
CAPITULO VIL
Que la utilidad se ha de medir principalmente con
fe, amor y justicia : exemplo de David y Moyses,
que eran en gran manera amados de los Pueblos,
porque por ellos se ofrecían
á los peligros.
CAPITULO X.
Mística interpretacion sobre lo de Salomon y la
Reyaa de Salba.
CAPITULO XI.
Que á los buenos hemos de pedir consejo, exemplo
de los Padres.
GA-
IJl
CAPITULO XII.
Que hemos de huir de los malos hombres aunque
farezcan buenos.
CAPITULO XIV.
Que la prudencia es compañera de todas las vír-
•• tudeS , mayormente en hollar y menospreciar
los deseos malos.
npi
Jl. odas las cosas obra la prudencia , y tiene
compañía con todos los buenos ; porque ¿cómo
puede dar consejo provechoso si no tiene jus
ticia , que tenga constancia , que no tema la
muerte , que con ningun espanto , con ningun
iniedo , ni con ninguna lisonja tuerza de la.
verdad , no tema el destierro , conociendo que
al sabio todo el mundo es su tierra , no tema
la pobreza , pues sabe que no le falta nada al
«abio á quien todo el mundo es de riquezas?
¿Qué puede ser mas excelente que el varon que
no se conmueve por oro , y tiene menosprecio de
las riquezas , y así como de una atalaya , me
nosprecia los deseos y codicias de los hombres?
Esto quien lo hiciere , todos los hombres le tie
nen en mas que hombre, (b) Quién es , dice,
j loarle hemos , porque hizo cosas maravillosas
en
(a) Safient.T. (i) Eccltt.yi.
en su vida , jcómo no será tenido en admiracion
el que menosprecia las riquezas , las quales mu,-
chos prefieren á la propia salud? Porque á to
dos es honesto y conveniente el rigor de tem»
planza , y la autoridad de la continencia , ma
yormente aquel que excede en honra ; porque
al varon excelente no le señoreen sus tesoros,
y sirva á los dineros el que manda á hombres
libres: ántes 1« convi«ne con ánimo estar y man
dar el tesoro , y con obediencia servir al ami
go , porque la humildad aumenta la gracia. Esta
es llena de loor , y digna de varon nombrado:
no tiene deseo de mala ganancia con los mer
caderes de Tiro y de Galacia : ni poner todo
su bien en el dinero , y así como con algun
jornal contar las ganancias de cada dia. .i
CAPITULO XV.
Qus la liberalidad, no solamente consiste en las
facultades y dinern , pero también en benevolen
cia y consejo.
ues si es cosa loable tener en estas cosas de
arriba dichas templanza y modestia, ¿ quártto
mas excelente cosa será si con liberalidad al
cances y ganes el amor y gracia de muchos,
no siendo ésta superflua con los importunos , ni
estrecha para con los necesitados? Hay muchos
géneros da liberalidad , no solamente dar man
tenimiento á los que tienen necesidad para el
gasto cotidiano con que puedan sustentar su vi
da ; pero tambien aconsejar y socorrer á los que
tie-
tienen vergüenza de ser públicamente necesita-
tados , hasta en tanto que el mantenimiento co
mun de los pobres no se consuma. Hablo de
aquel que tiene algun cargo , como es oficio de
Sacerdote , ó dispensador , para que diga al
Obispo que no apremie á alguno si le viere
puesto en alguna necesidad , 6 que perdida su
hacienda ha venido á pobreza , mayormente
quando no por su desordenada vida , sino por
algun robo ó pérdida de patrimonio ha caido
en aquella miseria , que con algun exercicio no
pueda ganar de comer. Gran liberalidad es tam
bien redimir los cautivos , quitarlos de las ma
nos de los enemigos , librar á los hombres de
muerte , y mayormente á las mugeres , para que
no hagan alguna cosa fea de su cuerpo 5 de
tornar los hijos á los padres , y los padres á
los hijos , y restituir los ciudadanos á su tierra,
conocidas son estas cosas en la guerra y des
truccion de Esclavonia y Tracia ; ¿quántos cau
tivos se vendían por todo el mundo, que si los
redimieran , hubiera para habitar mas que un»
Provincia? Hubo algunos, que á los que redi
miéron las Iglesias querían tornar en servidum*
bre , 6 mas graves que la misma cautividad ; que
tenían envidia de la misericordia agena quando
no pueden cortar la suya , sino que le pluguie
se al que merezca recibir el precio , en el quaí
no se quita la servidumbre, sino que se redime.
Así que la principal liberalidad es el redimir los
cautivos , mayormente de los enemigos bárba
ros é infieles , que no tienen humanidad ni mi
sericordia , sino lo que reserva su avaricia adeu
dar-
darse para redimir , si el deudor no pudiere pa
gar , y fuere constreñido á la paga , la que es
tuviere en deuda y en pobreza. Criar los pe
queños , defender los huérfanos y pupilos. Hay
algunos que casan las vírgenes huerfanas por
conservarles su honestidad , y no solamente con
trabajo les ayudan , pero también con el gasto
para ello. Tambien es género de liberalidad
aquel que enseña el Apóstol , (a) que si algun
Christiano tuviere viudas les dé lo necesario;
porque por sus mantenimientos no se grave U
Iglesia , porque haya para aquellas que verda
deramente son viudas. Útil es esta liberalidad,
pero no es comun á todos , porque hay muchos
varones buenos que tienen peqjueña hacienda , y
estan contentos con lo poco para lo que han
menester , mas no tienen para socorrer la po
breza agena. Empero hay otro género de libe
ralidad con que pueden ayudar al que lo ha
menester , porque hay dos maneras de liberali
dad : una ayudar con la cosa, es á saber, el
dinero : otra con hacer buenas obras , que es
mucho mas loable. (¿) ¿Quánto mejor Abraham
tomado por fuerza de armas recibió al nieto que
si le redimiera? (c) ¿Quánto mas útilmente el
Santo Joseph con consejo de prudencia ayudó
al Rey Faraon, que si le diera dinero? Por
que con el dinero no bastara á la fertilidad de
una Ciudad , y con proveimiento quanto á la
hambre de Egipto por cinco años. Fácilmente
se consume el dinero , los consejos nunca se
aca
to i.T(mot. $. (*) Genes. n. (e) Gtnts. 41.
acaban : estos se aumentan con el uso , y el
dinero se disminuye , y presto falta , y desam
para la liberalidad , que miéntras mas quisieres
dar , tanto ménos puedas , y muchas veces te
faltará á tí lo que pensares de dar á los otros.
Pero 'la liberalidad del consejo , ó de las bue
nas obras miéntras se da mas , mas abunda y
torna en su fuente , ca en sí torna á correr la
fertilidad de la prudencia , y quanto mas cor
riere , tanto es mas exercitado lo que queda.
CAPITULO XVI.
De la templama que se ha de tener en la li
teralidad : exemplo de Joseph , y de su pruden
tísimo consejo , por interpretacion
del sueño.
CAPITULO XXII.
Del medio que te ha de tener entre facilidad y
gravedad , y que la facilidad fingida acomete al"
gunas veces muy graves causas.
Exemflo de Absalon. , .
(a) i.Rcg.ií.
Profeta de todos le pareció que se habia de en-
treponer , retrayéndose un poco no lo podian to
lerar ó sufrir. Por lo qual David , no dudando
de la victoria , encomendaba su hijo á los que
habian de. pelear para que Te perdonasen ; por
eso no quiso hallarse en la batalla , porque no
pareciese parricida , sino resistir al hijo. Así que
claramente.parece que lo verdadero , y no atraí
do con algun engaño , que es perpetuo y firme,
y que lo que con alguna simulacion ó lisonja se
cobra que rio. puede mucho durar. ' 5 .J
CAPITULO XXIII.
Que los amigof que ganamos por dinero no pueden
ser mucho Piempo fieles ¡ porque los que una vez
mercares can dineros , siempre piensan los han
.• d& Migar, con dineros o lisonja.
CAPITULO XXVII.
De la benignidad : y que tarde se ha de usar la
excomunion.
Cabemos finalmente que el menospreciar el di
SO>a
nero es una forma de justicia , y por eso he
mos de huir de la avaricia, y mirar con toda
diligencia que en ningun tiempo hagamos algu
na cosa contra justicia ; sino que en todos nues
tros hechos y obras la guardemos. Si queremos
ser aprobados á Dios , tengamos caridad , sea
mos unánimes , sigamos la humildad : teniendo
qualquiera de estas ríos cosas por superior. Esta
cier-
ciertamente es humildad, que ninguno presuma
nada , sino que se tenga por inferior. El Obis
po use de los Clérigos , que son sus miembros,
mayormente los Ministros que son verdadera
mente hijos , á qualquiera que viere idóneo y
conveniente para el oficio ,. le señale en él. Coa '
gran dolor se corta la parte del cuerpo que se
podrece , y primero le curan mucho por si pue
de ser sano con medicinas , y si no puede , en
tónces la corta el buen Médico. Así por el se
mejante del buen Obispo es que desee sanar los
enfermos , sanar las llagas , quemar algo ; no
cortarlo : finalmente , lo que no se puede sanar
cortarlo con dolor. De donde es loado aquel
precepto que pensemos , (a] no lo que es nues
tro , sino lo de los otros ; porque de esta ma
nera no habrá porque ayrados permitamos á
nuestra aficion , ó favoreciendo atribuyamos mas
de lo justo á nuestra voluntad.
CAPITULO XXVIII.
De quán buena es la compasion ; y que en tiempo
de necesidad no hemos de guardar , ó ser escasos
de ios tesoros sagrados de ¡a Iglesia. Exemflo de
San Laurencio , 31 del mismo San
Ambrosio.
ste es muy grande entendimiento de mise
ricordia , que tengamos compasion de las mise»
tias y desastres agenos , y que ayudemos á las
ne¿
(«) fíilif. J.
M4
1 84
necesidades de los oíros en quanto pudieremos^
y algunas veces mas que podamos ; porque me-
. jor es por la misericordia dar causas , 6 sufrir
odio, que ser sin caridad y no tener piedad.
Como á nosotros algun tiempo nos ternan odio
porque deshicimos los vasos sagrados por redi
mir los cautivos', que pudiera parecer mal á los
Arríanos ; no tanto porque el hecho les parecie
se mal, quanto por tener que reprehender en nos
otros. ¿Quién es. tan duro ó tan cruel á quien
no le plega que el hombre sea redimido de la
muerte , y la muger de las suciedades y des
honras de los bárbaros , que son mas graves que
la muerte ; y las doncellas , y mancebos ó ni
ños de los contagios de los ídolos con que por
miedo de la muerte eran inquinados? 'La qual
causa , aunque no sin alguna razon , de tal ma
nera perseguimos en el pueblo , que confesamos
ser mucho mejor que conservasemos las ánimas
al Señor que el oro. Ca el que envió sin oro
los Apóstoles , ayuntó las Iglesias sin' oro. La
Iglesia tiene oro, no para guardarlo, sino para
que lo dé para socorrer en las necesidades. ¿Qué
necesidad hay de guardar lo que no aprovecha
nada? ¿Por aventura ignoramos quántá copia dé
oro y de plata tomaron los Asirios del Templo
del Señor? ¿No es mejor que lo hundan los Sacer
dotes para el mantenimiento de los pobres , si
faltan otros socorros de otra parte , que no que
contaminando lo lleve el enemigo sacrilego? No
dirá el Señor ¿por qué sufriste tantos pobres mo
rir de hambre? Ca tenias ciertamente oro para
darles mantenimiento : ¿ por qué han llevado
tan-
íes
tantos cautivos, y no son redimidos ; jpor qué
son tantos muertos de los enemigos? Mas va
liera que guardaras los vasos de los vivos que
los de los metales. ¿A esto no hay respuestí
que dar? Dirás por aventura , temimos que no
faltase el ornamento al Templo del Señor. Res
ponderse ha los Sacramentos no buscan oro , ni
aplacen con oro 5 pues no se mercan con oro.
El ornamento de los Sacramentos es la reden
cion de los cautivos , y verdaderamente aque
llos son vasos preciosos que redimen las ánimas
de la muerte : aquel es el verdadero tesoro del
Señor que obra lo que obró su sangre : entón
ces se conoce el vaso de la sangre del Señor,
quando en el uno y en el otro viere la reden
cion que el cáliz redimía del enemigo los que
la sangre redimió del pecado. Quán loable cosa
es, quando la Iglesia redime las compañías de
los cautivos , y se diga , estos redimió Christo.
Ved aquí, el oro que puede ser probado , ved
aquí el oro útil , ved el oro de Christo , que
libra de la muerte ; ved el oro con que se re
dime la vergüenza ,. y se guarda la castidad.
Estos quise yó ántes entregaros libres, que guar
dar el oro este número de cautivos. Esta orde
nanza es mejor , que no el parecer y hermo
sura de los vasos : para este oficio ha de apro
vechar el oro del Señor , para redimir los que
estan en peligro : conozco que la sangre de
Christo , derramada en oro , relumbrase como
oro ; pero aun tambien imprimió virtud de ope
racion divina , con el don de redencion. A tal
era el oto, que el Mártir San Loienzo guardó
Al
1 86
al Señor $ al qual preguntándole por los tesoros
de la iglesia prometió que él los mostraría. £1
'dia siguiente truxo los pobres : preguntando
dónde estaban los tesoros que habia prometido,
mostró los pobres diciendo : estos son los te
soros de la Iglesia , y verdaderamente tesoros,
en los quales está Christo , en los quales está
la fe de Christo. Y el Apóstol dice.: (a) Tene
mos este tesoro en vasos de barro. ¿Qué mejo
res tesoros tiene Christo que aquellos en los qua
les él dixo que estaba? porque así está escri
to : (¿) Tuve hambre , y disteme á comer ; tuve
sed , y dísteme á beber ; era peregrino , y aco-
gísteme : y mas abaxo : Lo que á uno de estos
pobres hicistes, á mí lo hicistes : ¿Qué mejore*
tesoros tiene Jesus que aquellos en que quiere
ser visto? Estos tesoros mostró San Lorenzo, y
venció í que no los pudo llevar el que le per
seguía, (c) Por lo qual Joaquin, que estando cer
cado guardaba el oro , y no lo gastaba en el
mantenimiento necesario , vió robar el oro , y
á sí mismo llevarse cautivo. San Lorenzo, que
quiso dar mas el oro de la Iglesia á los pobres,
que guardarlo á los que perseguían , por su sin
gular declaracion recibió la corona sagrada del
martirio. ¿Por aventura, dixéron á San Lorenzo,
no debieras dar los tesoros de la Iglesia , ven
der los vasos de los Sacramentos , en qué usos
se han de repartir los vasos de la Iglesia , 6
de qué manera , ó por qué causas? Solamente
es menester que el hombre con entera y pura
fe
(a) 2. Corint. 4. (b) Mattt. 25. (c) 4. Rcg. 35.
i.87 •
fe , y considerada providencia cumpla este cargo:
porque si alguno lo quiere traer á su ganancia
y provecho , es crimen ; si lo da á los pobres
y redime al cautivo , misericordia es. Porque
ninguno puede decir , j por qué vive el hombre ?
Ninguno se puede quejar , porque son redimidos
los cautivos. Ninguno puede acusar , porque es
edificado el Templo del Señor. Ninguno se pue
de indignar , porque para sepultar las reliquias
de los fieles se ensanchan los espacios. A nin
guno le puede pesar, porque en las sepulturas
de los christianos está el descanso de los difun
tos. Para estas tres cosas es lícito deshacer, hun
dir y vender los vasos sagrados de la Iglesia:
es menester que el cáliz místico no salga en
tero de la Iglesia ; porque no se sirvan del cáliz
consagrado para otros usos no licitos ; y por
eso en la Iglesia primero se buscaban los vasos
que no fuesen consagrados ; y despues los que
braban y vendian , y repartían sus limosnas me
nudas á los pobres , que tambien fuesen para
el precio de los cautivos. Pero si faltan nuevos
vasos , y que no parezcan consagrados , tengo
que para estos usos que arriba diximos , que se
podrán juntamente deshacer todos , y ser con
vertidos.
CA-
f 88
CAPITULO XXIX.
Que los depósitos que esta» en la Iglesia ¿e lat
viudaí y de todos los fieles se han de guardar y
conservar , aunque sea con propio peligro. Exemplo
de Onia y Heliodoro , y del mismo San Am~
, brosio , y del Obispo de Paula.
CAPITULO XXX.
De quáles hemos de huir , y quáles seguir
• . é imitar.
.
'
193
LIBRO TERCERO .
De los OJtclos del divino Doctor
San Ambrosio.
CAPITULO PRIMERO.
Que los Santot , aun en quietud y refoso , obran
grandes y maravillosas cosas : exemflo
de Moyses y de Elíseo.
(«) AMR.*.
N*
recimiento con que se acaba el negocio? ¿Qué
lugar será estrecho á quien es todo el mundo
posesion de riquezas? ¿con qué estima se podrá
difinir lo que no se comprehende con opinion;
que ciertamente se ignora y se conoce casi mue
re ? Ved que vive /quasi triste , y "siempre rriaí
alegre , así como menesteroso y liberal , como
aquel que no tiene nada y lo posee todo. Porque
el varon justo no tiene respeto sino á io que es
constante y honesto , y por eso aunque parezca
pobre á otro , es rico á sí mismo , que se esti
ma por las cosas eternas , no por las temporales»
CAPITULO II.
Que lo honesto y útil acerca de los Christianos es
todo uno ; que no seguimos lo temporal
sino lo eterno.
Os CA
«'4
CAPITULO VII.
Que en el tiempo de hambre no se han ¿le echar
los peregrines de la Ciudad , lo qual no sola
mente ser inhonesto , pero tambien inútil:
se prueba con exemplof. '
CA-
819
CAPI'TULO- ix.
Que los engaños y ganancias feas no es honesta
cosA á los Clérigos , y que todos deberían de
imitar la honestidad de David
y Nabotb.
o hay cosa mas disforme que no tener amor
á la honestidad , y con un cierto mal uso ser
solicitado por alguna ganancia fea , como de
mercaderes. Tener el corazon lleno de avaricia,
y dias y noches hacer en daño del patrimonio
ageno. No alzar el ánimo al resplandor de la
honestidad , no considerar la hermosura del ver
dadero loor. De aquí nacen los engaños de la
heredad adquirida , fingiendo una gravedad y
continencia. Lo qual es muy ageno del propó
sito del varon christiano , porque todo lo que
es atraido con arte , y compuesto con engaño,
carece de simplicidad , y aun en aquellos que
no tienen oficio ninguno de Orden Eclesiástica,
es juzgada por mala la codicia de heredar , y
estando al cabo de la vida tener su juicio para
que libremente testifiquen los que sienten los que
despues no se han de emendar , no siendo ho
nesto que la ganancia que á los otros compete
6 es debida , ó les está aparejada estorbarla.
Pues que el oficio del Sacerdote ó del Minis-
' tro es aprovechar , si puede ser á todos , y no
dañar á ninguno ; y si no puede ayudar á uno
sin dañar á otro, lo mejor es no dañar á nin
guno , que agravar el uno ó al otro. Por lo qual
en
•30
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en las causas pecuniarias no es oficio del Sacer
dote intervenir , en. las quales no puede ser que
no reciba injuria alguna vez el uno de los dos
que es vencido. Porque por causa dtl interce
sor piensa ser vencido. Así que del Sacerdote
es no dañar á ninguno , querer aprovechar á to
dos ; que poder de solo Dios es : porque en la
causa criminal querer dañar á aquel que debrias
ayudar estando en el peligro , no es sino muy
grave pecado. En caso de dinero buscar odio,
no es de sabio ; pues por la salud del hombre
muchas veces se reciben grandisimas molestias:
en lo qual peligrar , se tiene por glorioso ; así
que en el oficio del Sacerdote se tenga la for
ma ya propuesta que á ninguno dañe , aunque
sea provocado y ofendido con alguna injuria.
Buen varon ciertamente David que dixo : (a) Si
reddidi retribuentibus mihi mala. ¿ Qué honra
ganamos, si no dañamos aquel que no nos dañó?
ántes aquella es virtud si injuriado perdonas.
Quán honesto lo que hizo el Rey David , (b)
que. pudiendo empecer al Rey su enemigo mas
quiso perdonarle. Quán util cosa que aprovechó
al sucesor , para que aprendiesen todos guardar
la fe á su propio Rey , y no usurpar el reyno,
sino tener temor y reverencia. Así que. prefirió
la honestidad á la utilidad , y la utilidad se si
guió tras la honestidad. Parecía poco haber per
donado ; y pesóle que oviese muerto en la ba
talla , y lloróle amargamente diciendo : Montes
de Gelboe , ni rocio ni pluvia caiga sobre vot-
gfros.
(a) Ptalm. 7. (i) p. Reg, i.
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vtror. Montes cíe la muerte , porque en vosotros
fue quitado el amparo de los poderosos : el am-
Jparo de Saul. No fué ungido con olio , sino con
sangre de los heridos , y de la injundia de los
guerreadores. La saeta de Jonatás no tornó
atras ; y la espada de Saul no tornó vacía. Saul
y Jonatás , hermosos , amables , nunca fueron
apartados en su vida , y en la muerte se apar-
táron mas ligeros que águilas , mas fuertes que
los leones : hijos de Israel , llorad sobre Saul que
os vestía de vestiduras de grana con vuestro ata
vío : que ponía oro sobre vuestras vestiduras.
Como cayeron los poderosos en medio de la batalla,
Jonatás fue herido de muerte. Pésame de tí , her
mano Jonatás , porque me eras muy hermoso^
había caído tu amor en mí como amor de mu-
geres. ¿Cómo cayeron los poderoso! y perecieron
las armas de codiciaré ¿Qué madre llorará á su
único hijo tanto como éste lloró á su enemigo?
¿Quién loará tanto aquel de quien, oviese reci
bido beneficio , quanto éste loó al que andaba
por matarle? ¿quanto le pesó? ¿con quánta afi
cion le lloró? Secáronse los montes con la mal
dicion del Profeta , y la sentencia divina cum
plió la sentencia del que los maldixo : así que
por haber mirado la muerte del Rey pagaron
los elementos la pena : ¿qué dirémos del Santo
Naboth? (a) ¿qué fué causa de su muerte sino
querer tener respeto á la honestidad? Que pi
diéndole el Rey la viña\, y prometiéndole di
neros por ella , desechó el precio inhonesto por
la
(») s.Reg.'n.
-/ i
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la heredad paterna , y quiso mas con la muerte
evitar aquella vileza , diciendo : No lo quiera
el Señor que yo te dé la heredad de mis pa
dres ; como si dixera : No reciba yo tan gran
denuesto. No permita Dios tan gran maldad.
No hablaba de las vides ; porque Dios no te
nia cuidado de ellas , ni de la tierra , sino el
derecho de los padres : pudiera tomar otra viña
de las viñas del Rey , y ser amigo del Rey , lo
qual no se tiene en poco acerca del vulgo ; pero
lo que era torpe y feo juzgó que no podia' ser
ni parecer útil , y mas quiso peligro con hones
tidad : y aun el mismo Rey la pudiera tomar
por fuerza , pero parecía feo , y pesóle que fue
se muerto Naboth. Tambien el Señor con dig
na pena y tormento juzgó de ser castigada la
crueldad de aquella muger , que no acordán
dose de la honestidad tuvo por mejor la ganan
cia fea : así que torpe cosa es qualquier enga
ño , y aun en las cosas útiles y de poco pre
cio es abominable el peso y la medida enga
ñosa. Y si en la plaza donde se venden las co
sas y se contrata es reprehendido y castigado
el engaño , cómo será sin reprehension y cas
tigo entre las obras de virtudes : exclamó Sa
lomon : (a) El peso grande y pequeño , y las
medidas dobladas , sucia cosa es acerca de Dios;
y mas arriba dice : La balanza engañosa abo
minacion es al Señor, el peso igual y justo es
le aceptable.
(«) trov. jo.
CA-
. ,. "3
CAPITULO X.
Que ¡os vicios se han de obscurecer con las
des , y que se i>a de mantener fe á los que la que
brantan ,y á los engañadores , como, hizo Josue
á los Gabaoniias.
CAPITULO XII.
Del jurar locamente. Exemplo de Herodes
y
uro y limpio ha de ser el afecto , que cada
uno pronuncie palabras simples , y posea su va
so con santificacion , no engañando á su próxi
mo con palabras , no prometiendo lo que es in
honesto ; y si lo prometiere , mas tolerable cosa
es no hacer lo que prometió , que hacer lo que
es feo y torpe ; porque muchas veces se atan mu
chos con el juramento , y conociendo ellos mis
mos que no lo deberían prometer , por respecto
del juramento hecho , hacen lo que prometiéron,
como arriba diximos de Herodes (<») , oue pro
metió feamente premio á la que baylaba, y lo
pagó con crueldad. Torpe cosa es prometer
el Reyno por baylar , con él dsr la muerte al
Profeta por amor del juramento. ¿Quánto mas
tolerable cosa fuera perjurarse , si se puede lla
mar perjurio lo que el beodo juro entre el vino,
lo que jurado prometió entre el corro de las que
danzaban? tráxose en un plato la cabeza del Pro
feta , y lo que era de locura prometido fué te
nido por de fe. Ni tampoco me harán creer que
no prometió locamente aquel Príncipe Jepté (í)
de sacrificar á Dios lo que tornado de la guerra
le
fe) Watt. 14. (i) yadic. II.
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le viniese al encuentro dentro del umbral de su
casa ; pues se arrepintió de lo que prometió quan-
do vio á su hija venirle la primera al encuentro,
y rasgando sus vestiduras dixo : ¡Ay de mí! hi
ja , disteme estímulos de dolor. El qual aun
que con piadoso miedo y temor cumplió tan
amarga paga , todavía dexó y constituyó á los
venideros que la llorasen cada año. Recia pro
mesa , y mas amarga paga , que tuvo necesidad
de llorarla el mismo que la hizo , así que fué he
cho lo que mandó y constituyó en Israel de dia
en dia , diciendo : Andarán las hijas del Pueblo
de Israel llorando la hija de J epté Salatidis qua-
tro dias en el año. No le puedo acusar á hom
bre que tuvo necesidad de cumplir lo que pro
metió ; pero mal aventurada necesidad que se pa
ga con parricidio. Mas vale no prometer , que
prometer lo que no querría que se cumpliese en
el mismo que promete. Exemplo tenemos de
Isaac (a) , por el qual mandó Dios á Abraham
que le sacrificase un carnero. Luego no siempre
se han de pagar todas las promesas , poique el
mismo Dios muchas veces muda su parecer , co
mo demuestra la Escritura (£). Porque en aquel
libro que se intitula Numeri , habia Dios presu
puesto herir de muerte y destruir el Pueblo de
Israel , y despues por ruego de Moyses se re
concilió y tornó en gracia con su Pueblo. Y otra
vez á Moyses y Aaron dice : Apartáos de medio
de la Sinagoga , y acabarlos he á todos junta
mente ; los quales apartándose de la congrega
cion de ellos, á todos los malos de Dathan y
Abi-
(a) Genes. 12. (6) Kumer. it.
Abiron y Choré súbitamente tragó la tierra. Mas
excelente y mas antiguo es este exemplo de la
hija de Jepté , que aquel que se tiene por me
morable acerda de los Filósofos de dos Pitagóri
cos , el uno de los quales siendo condenado á
muerte por Dionisio Tirano, el dia señalado para
morir pidió licencia para ir á su casa , y enco
mendarse á los suyos ; y por asegurar su fe y pa
labra que tornaría, dió fiador de la persona con es
ta condicion : que si él faltase el dia señalado, que
el fiador supiese que habia de morir por él : no re
cusó esta fianza el otro , ántes con ánimo muy
constante esperaba el dia de la muerte. Así que
el uno no se salió afuera , y el otro tornó al dia
señalado , de lo qual tanto se maravillo el Tirano
que los tomó por amigos , á los que tenia el peli
gro al ojo ; pues aquello que en varones expertos
y sabios se tuvo á maravilla, se halló en mas mag
nífico y mas resplandeciente en una doncella vir
gen que á su Padre Jepté que lloraba y gemia le
dixo : haz en mí lo que salió de tu boca , pero
pidió espacio de dos meses para hacer ayunta
miento con sus iguales en los montes , que coa
amor y aficion prosiguiesen su virginidad predes
tinada á muerte : ni el dolor de las otras sus igua-
los movió á la doncella , ni el temor la movió, ni
el gemir la detuvo, ni el dia señalado pasó , ni
la engañó la hora. Tornó á su Padre como tor
nara á lo prometido : y de su propia voluntad le
forzó que se tardaba , y de su arbitrio espontáneo
hizo que lo que era caso fortuito de crueldad fue
se sacrificio de piedad.
CA
CAPITULO XIII.
A quanto peligro se puso Juditb por
honestidad.
ed aquí se nos ofrece digna de admiracion
Judith (a) , que vino á aquel varon tan temido
de los Pueblos,Olofernes, estando acompañado de
gran multitud de Asirios. Al qual primero con la
beldad de su hermosura y gracioso parecer de su
cara le prendó é hirió de amor ; despues con su
graciosa habla le engañó. El primer triunfo de
ella fue que volvió con su honestidad de la tienda
del enemigo. El segundo , que siendo muger ga
nó victoria del hombre , y con su consejo hizo
huir los suyos. Temiéron los Persas su osadia , y
de lo que en aquellos dos Pitagóricos nos maravi
llamos , no temió el peligro de la muerte , pero ni
aun de la vergüenza , que es mas grave á las bue
nas mugeres que el de la muerte. No la herida de
uno , ni aun las armas de todo el exército. Estu
vo una muger en medio de los esquadrones de los
guerreros , entre las armas de los vencedores sin
miedo de la muerte. Quanto al peligro salió como
para haber de morir : quanto á la fe para haber de
pelear. Así que Judith siguió la honestidad , y si
guiéndola halló la utilidad. De honestidad
fue prohibir que el Pueblo de Dios no se die
se á los profanos , ni traspasase las costum
bres y sacramentos de los Padres , ni sometiese
las vírgenes sagradas , ni las viudas graves y
matronas honestas á la deshonra de los bárbaros,
que
(a) yuditt. n. u. ij.
332
que no quisiesen ser descercados ; dándose de ho
nestidad fué querer mas peligrar sola , por librar
á .todos de peligro. ¡Quánta autoridad de honesti
dad atribuirse á una muger el consejo de tan ár
duas cosas , y no lo cometer á los principales' del
Pueblo ! ¡Quánta autoridad de honestidad tener
pensamiento que Dios la habia de ayudar ; quán-
ta gracia , que le halló ayudador!
CAPITULO XIV.
Que lo útil siempre 'sigue á lo honesto , lo qual
aunque no parezca así acerca de los hombres,
acerca de Dios siempre es asi con exemplo
de muchos.
i
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guerra , y al Rey de los Amorreos , y huyé
ron muy de mañana dexando sus tiendas ; por
que sé temían no los tomasen de improviso sus
enemigos , y que no podian resistir el poder de
tantos Reyes juntos ; no lo sabian aquello los
de Samaría ; porque vencidos de la hambre y
de miedo no oraban salir. Habia quatro leprosos
á la puerta de la Ciudad que tenían la vida por
tormento , y la muerte les fuera ganancia , y di-
xéron los unos á los otros, nosotros estamos aquí
sentados y morimos , si no entramos en la Ciu
dad morirémos de hambre. Si quedamos aquí
ningun socorro tenemos de la vida-, vamos al
Real de los Asirios adonde hallarémos la muer
te de presto , ó remedio para la vida. Así que
oídos entráron en el Real , y halláron todo lo
de los enemigos solo. Entrados en las tiendas lo
primero con los mantenimientos que hallaron re
mediáron su hambre , y despues tomaron y roba
ron de oro y plata quanto pudiéron , y siendo
solos para los despojos , determináron todavía de
hacer saber al Rey , como habian huido los
Asirios , lo qual tenían por mas honesto que no
callar por robarlo ellos solos ; y hecho así salió
el pueblo , y robó el Real de sus enemigos , y
los mantenimientos y provisiones de ellos , hizo
abundancia de pan, y buen barato, á que segun
lo que habia dicho el Profeta Eliséo : una medi
da de sémola valia dos adarmes , y dos medidas
de trigo costasen lo mismo; esta alegría del pue
blo , aquel mensagero del Rey en quien él des
cansaba puesto en la puerta con la priesa de
Q4 los
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los que salían , y la alegría de los que torna
ban , pisado de ellos murió. ¡
CAPITULO XV.
Loa la honestidad con la magnanimidad de Ester,
y la fe de Janatas y Abimelecb,