Marco Teórico
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Marco Teórico
Estos 17 Objetivos se basan en los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aunque
incluyen nuevas esferas como el cambio climático, la desigualdad económica, la
innovación, el consumo sostenible y la paz y la justicia, entre otras prioridades. Los
Objetivos están interrelacionados, con frecuencia la clave del éxito de uno involucrará las
cuestiones más frecuentemente vinculadas con otro.
Los ODS conllevan un espíritu de colaboración y pragmatismo para elegir las mejores
opciones con el fin de mejorar la vida, de manera sostenible, para las generaciones futuras.
Proporcionan orientaciones y metas claras para su adopción por todos los países en
conformidad con sus propias prioridades y los desafíos ambientales del mundo en general.
Los ODS son una agenda inclusiva. Abordan las causas fundamentales de la pobreza y nos
unen para lograr un cambio positivo en beneficio de las personas y el planeta.
Eficiencia de recursos
Hoy más que nunca, existe una oportunidad real para aplicar soluciones
innovadoras y creativas que aporten prosperidad, no solo a las generaciones
presentes, sino también a las futuras, respetando nuestro medio ambiente. Es el
momento de realizar un cambio basado en estilos de vida sostenibles que
incorporen hábitos de consumo y producción sostenibles y que minimicen el uso de
los recursos naturales y las emisiones de CO2.
En un contexto de cambio climático, crisis económica y degradación ambiental, es
aún más necesario que la comunidad global, con la participación de todos los
actores, desde los Gobiernos y el sector empresarial hasta la sociedad civil y los
ciudadanos, cambie sus patrones de comportamiento para reducir la explotación de
los recursos naturales y erradicar la pobreza.
La promoción de economías verdes, que aboguen por el consumo y la producción
sostenibles, es fundamental para alcanzar una transformación en nuestras
sociedades. Supone hacer más y mejor con menos , desvincular el crecimiento
económico de la degradación ambiental, promover un uso eficiente de los recursos
y de la energía, crear infraestructuras sostenibles, facilitar el acceso a servicios
básicos y a productos sostenibles asequibles, así como generar empleos verdes.
En América Latina y el Caribe destaca el avance de varios países en la
implementación de políticas de compras públicas sostenibles. Los Gobiernos, con
el apoyo del PNUMA, lideran el proceso para cambiar los hábitos de consumo
incluyendo criterios ambientales y sociales, además de los económicos, a la hora
de comprar o contratar bienes y servicios.
Fuente: http://web.unep.org/es/rolac/eficiencia-de-recursos
Conservación de la biodiversidad, suelos, fuentes de agua.
Suelo y agua son recursos estratégicos que contribuyen a la seguridad alimentaria y la
generación de servicios eco-sistémicos. La Asamblea General de Naciones Unidas ha
proclamado el 2015 como el Año Internacional de los Suelos, para resaltar la importancia
de este recurso.
El suelo es la capa superficial de la tierra, delgada y vulnerable. Está compuesto por
partículas minerales, materia orgánica, microrganismos, agua y aire. Los procesos
formadores del suelo son muy lentos y requieren largos períodos de tiempo. En las praderas
de climas templados, se necesitan 100 años para formar 1 a 2 cm de suelo. Como su
(re)generación es muy lenta, el suelo debe considerarse como un recurso no renovable. En
América Latina y el Caribe (ALC) los suelos son muy variados, desde muy productivos hasta
poco fértiles.
América Latina y el Caribe están bien dotados de recursos hídricos. Posee el 15% del
territorio global, el 10% de la población mundial y reciben el 29% de las precipitaciones del
planeta. Sin embargo, la distribución espacial y temporal es desigual; los lugares más áridos
y más húmedos del planeta se encuentran en la región, por lo tanto, la disponibilidad de
agua para sus diferentes usos puede variar considerablemente entre países, y dentro de
distintas áreas en un mismo país.
Suelos y aguas en riesgo
El uso de la tierra
América Latina y el Caribe tienen las reservas de tierra cultivable más grandes del mundo.
Cerca del 47% del suelo se encuentra aún cubierto por bosques, pero esta cifra se está
reduciendo rápidamente producto de la expansión del territorio agrícola. Durante los últimos
50 años (1961 - 2011), la superficie agrícola en la región aumentó notablemente, pasando
de 561 a 741 millones de hectáreas, con la mayor expansión en América del Sur: de 441 a
607 millones de hectáreas.
Sin embargo, la expansión de la producción ha ido, generalmente, de la mano del uso
intensivo de insumos, degradación de suelos y aguas, reducción de la biodiversidad y
deforestación, bajo una lógica orientada al mercado que no solamente pone en riesgo la
calidad y disponibilidad de los recursos naturales, sino también los modos de vida de las
personas, en particular de los más vulnerables.
El uso del agua
El manejo del suelo puede afectar significativamente a la cantidad y calidad de agua
disponible en una cuenca. El balance hidrológico se ve alterado producto de la
deforestación, los cambios del uso del suelo y la cobertura vegetal, la sobre explotación de
los acuíferos y el drenaje de cuerpos de aguas naturales. En las tres últimas décadas la
extracción de agua se ha duplicado en ALC con un ritmo muy superior al promedio mundial.
En esta región, el sector agrícola y, especialmente, la agricultura de riego, utiliza la mayoría
del agua, con un 70% de las extracciones. Le sigue la extracción para el uso doméstico con
un 20% y la industria con un 10%. Vale destacar en esta sección que el suelo es un
excelente reservorio de humedad, lo que reafirma la conveniencia de manejar integralmente
suelo y agua.
Degradación y contaminación del suelo y el agua
La degradación del suelo (física, química y biológica), se evidencia en una reducción de la
cobertura vegetal, la disminución de la fertilidad, la contaminación del suelo y del agua y,
debido a ello, el empobrecimiento de las cosechas. El 14% de la degradación mundial
ocurre en ALC, siendo más grave en Mesoamérica, donde afecta al 26% de la tierra,
mientras que en América del Sur se ve afectado el 14% de la tierra. Las principales causas
de la degradación incluyen la erosión hídrica, la aplicación intensa de agro químicos y la
deforestación, con cuatro países de ALC que tienen más del 40% de su territorio nacional
degradado y con 14 países con un porcentaje de entre 20% y 40% del territorial nacional
degradado.
En esta región se dan dos problemas básicos asociados con el recurso hídrico: disminución
del agua disponible y pérdida de su calidad. La disminución del agua (degradación
cuantitativa) ocurre cuando el balance hídrico está alterado y se utiliza más agua de la que
se encuentra disponible. La pérdida de calidad (contaminación) sucede cuando la utilidad
del agua se ve reducida y las propiedades del agua están dañadas por el entorno y sus
organismos. Se produce por la falta de tratamiento de aguas residuales, el uso excesivo de
abonos y agroquímicos, la irrigación excesiva, y la contaminación por usos industriales,
mineros o energéticos.
La degradación también está asociada con la pobreza y la falta de acceso a los recursos
de tierras y aguas. Los agricultores pobres tienen un menor acceso a la tierra y al agua,
trabajando suelos de mala calidad y con una alta vulnerabilidad a la degradación. Un 40%
de las tierras más degradadas del mundo están en zonas con elevadas tasas de pobreza.
Cambio climático como riesgo para la degradación de los suelos en ALC
El cambio climático está modificando el comportamiento de precipitaciones y temperaturas,
proyectándose para la región modificaciones relevantes en los agro-ecosistemas como se
conocen actualmente. En ALC, los cambios en patrones de lluvias, temperaturas máximas,
mínimas y promedio afectarán el rendimiento de cultivos básicos como trigo, arroz y frijol,
generando presión sobre zonas no agrícolas para convertirlas en superficies productoras
de alimentos. Ello, sumado al crecimiento proyectado de la población mundial y su
correspondiente demanda de alimentos, hacen que el cambio climático sea un riesgo
adicional para la degradación del suelo y del agua, debido a la expansión de las zonas de
cultivo y la intensificación de la producción. Por ejemplo, se espera hacia mediados de siglo
una sustitución gradual de los bosques tropicales por sabanas en el este de la Amazonía,
y de vegetación semiárida por vegetación propia de zonas áridas, debido al aumento de la
temperatura y a la disminución del agua en el suelo.
Enfrentar el desafío con buenos prácticas de conservación de suelos y aguas
En América Latina y el Caribe existen numerosas experiencias que integran producción y
conservación de la biodiversidad, en particular, sistemas agroalimentarios indígenas y
tradicionales de producción, agricultura familiar, conservación de la agro-biodiversidad,
manejo de recursos compartidos y protección de los recursos naturales.
Para rescatar y divulgar buenas prácticas de conservación de suelos y aguas, la FAO forma
parte de WOCAT, que proporciona alternativas para enfrentar este desafío. WOCAT (World
Overview Conservation Approaches and Tecnhnologies) es una red global de información
y expertos en conservación de suelos y aguas, que ha desarrollado una metodología de
sistematización de prácticas y enfoques. Es un sistema en constante crecimiento que
actualmente recoge 25 prácticas/tecnologías y 12 enfoques de conservación de suelos y
aguas de ocho países de la región, y muchas más de otros lugares del mundo. Con el fin
de potenciar localmente el uso de esta metodología de sistematización, la Oficina Regional
de la FAO para América Latina y el Caribe (RLC), ha propuesto una metodología de
sistematización basado en la metodología WOCAT para recoger información de prácticas
y tecnologías de conservación de suelos y aguas para la adaptación al cambio climático, a
través de la síntesis y revisión de cuestionarios y módulos originales, promoviendo el uso
de herramientas digitales para estos ejercicios y disminuyendo el tiempo y recursos
necesarios en el ejercicio de sistematización.
Enfoque WOCAT para la sistematización de prácticas, tecnologías y enfoques
Para mejorar la seguridad alimentaria, fortalecer la agricultura familiar, adaptarse al cambio
climático y asegurar la provisión de servicios ambientales o ecosistémicos, es necesario
revertir los procesos de degradación del suelo, asegurar el suministro de agua necesaria
para la mayor demanda de alimentos en el mundo y adoptar buenas prácticas de gestión
de la tierra, en general, para todo lo relacionado con la actividad agropecuaria. Algunos
principios amplios que deben considerarse en todos los casos son aumentar la cubierta
vegetal y la materia orgánica de los suelos, mejorar la infiltración y retención de humedad,
y reducir la contaminación del ambiente y del suelo.
Fuente: http://www.fao.org/americas/prioridades/suelo-agua/es/