Matadero - Echeverria
Matadero - Echeverria
Matadero - Echeverria
Lo grotesco caracteriza la descripción del ambiente, en el que la chusma se disputa las tripas
entre el barro y la sangre de los animales…
“Cuarenta y nueve reses estaban tendidas sobre sus cueros y cerca de doscientas personas hollaban
aquel suelo de lodo regado con la sangre de sus arterias”.
“- ¡A la bruja! ¡A la bruja! -repitieron los muchachos-: ¡Se lleva la riñonada y el tongorí! – Y cayeron
sobre su cabeza sendos cuajos de sangre y tremendas pelotas de barro”.
Historia y Relato:
a) Síntesis Argumental:
Primer parte:
Ubicación temporal de los hechos: corresponde a la descripción del matadero, es
decir, su gente (federales, sus seguidores e Iglesia Católica) como son y su
comportamiento. Estado del tiempo. Inconvenientes que sufre la población.
“Lo que hace principalmente a mi historia es que por causa de la inundación estuvo quince días el
Matadero de la Convalecencia sin ver una sola cabeza vacuna, y que en uno o dos, todos los bueyes
de quinteros y aguateros se consumieron en el abasto de la ciudad. [...] La abstinencia de carne era
general en el pueblo”.
Decisión del Restaurador de llevar ganado a los corrales. Referencia a las primeras
actividades del Matadero.
“En efecto, el decimosexto día de la carestía, víspera del día de Dolores, entró a vado por el paso de
Burgos al Matadero del Alto una tropa de cincuenta novillos gordos [...]. El primer novillo que se
mató fue todo entero de regalo al Restaurador, hombre muy amigo del asado. [...] Siguió la matanza,
y en un cuarto de hora cuarenta y nueve novillos se hallaban tendidos en la plaza del Matadero,
desollados unos, los otros por desollar”.
Segunda parte:
Ubicación geográfica del Matadero. Presentación del personaje máximo y del lugar
desde donde actúa: la casilla.
“El Matadero de la Convalecencia o del Alto, sito en las quintas al sur de la ciudad, es una
gran playa en forma rectangular, colocada al extremo de dos calles, una de las cuales allí
termina y la otra se prolonga hasta el este”.
“La perspectiva del Matadero a la distancia era grotesca, llena de animación. [...] En tomo
de cada res resaltaba un grupo de figuras humanas de tez y raza distinta. La figura más
prominente de cada grupo era el carnicero con el cuchillo en mano, brazo y pechos desnudos,
cabello largo y revuelto, camisa y chiripá y rostro embadurnado de sangre”.
Tercer parte:
Corresponde al unitario, desde que llega hasta que muere. Si el toro aparece en el
relato es porque Echeverría lo utiliza como nexo, es decir, todo lo que describe al
principio intenta demostrar que es verdadero con lo que hacen al unitario.
“Más de repente la ronca voz de un carnicero gritó: - ¡Allí viene un unitario!, y al oír tan
significativa palabra toda aquella chusma se detuvo como herida de una impresión
subitánea”.
Echeverría concluye su narración diciendo lo que piensa de los federales con ironías,
indirectas, comparaciones y sentimientos de otros (en este caso de los personajes).
“Llamaban ellos salvaje unitario, conforme a la jerga inventada por el Restaurador, patrón
de la cofradía, a todo el que no era degollador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; a todo hombre
decente y de corazón bien puesto, a todo patriota ilustrado amigo de las luces y de la
libertad; y por el suceso anterior puede verse a las claras que el foco de la federación estaba
en el Matadero”.
Matasiete: simboliza la figura del Restaurador y el Juez, o sea, Juan Manuel de Rosas.
Matasiete es el matarife que dirige el desorden, es el único personaje con nombre propio,
vivado por los demás y a quien llaman “degollador de unitario”. Es el que puede decidir
lugar, tiene poder de dictaminar vida o muerte. Este individuo representa la figura del
gaucho matrero y ciudadanos clasificados jerárquicamente en bajo nivel. Se lo describe
como una persona cruel:
“Matasiete era hombre de pocas palabras y mucha acción. Tratándose de violencia, de agilidad,
de destreza en el hacha, el cuchillo, o el caballo, no hablaba y obraba…”
Juez del matadero: simboliza la figura de Rosas, lo deja claro cuando dice:
“Personaje importante, caudillo de los carniceros y que ejerce la suma del poder en aquella
pequeña república por delegación del Restaurador.”
“Heroína difunta esposa del restaurador, patrona muy querida de los carniceros quienes, ya
muerta, la veneraban como viva por sus virtudes cristianas y su federal heroísmo en la
revolución, contra balance.”
Carnicero: “Cuchillo en mano, brazo y pecho desnudo, cabello largo y revuelto, camisa y
chiripa y rostro embadurnados de sangre.”
La historieta por un lado y la obra narrativa El matadero, por el otro, son semejantes en cuanto a
la descripción de un siniestro momento de la realidad argentina, donde el hombre es sometido por
sus ideales y deshumanizado. La adjetivación y la descripción propias de la narración permiten
imaginar la heterogeneidad entre una clase social y la otra, como así también las situaciones.
Además, la disparidad en cuanto a los espacios en donde se desarrollan las acciones y la voz de los
personajes (polifonía), se aprecian claramente en los dos textos. En la historieta se puede ver esto,
no con mayor claridad, sino más bien con otro tipo de texto (icónico), mediante los específicos
recursos propios de la historieta.
Se aprecia claramente la diferencia de sus personajes. Todo lo que hace referencia al matadero está
brutalmente dibujado, con un color oscuro y las líneas del contorno con diferente textura; en
cambio, la figura del unitario se presenta delicadamente, con colores claros.
En el caso de lo lingüístico se advierte que sucede lo mismo que con lo anteriormente referido a lo
visual. Breccia utiliza un tipo de letra para lo que expresan los federales (imprenta mayúscula), y
otra para lo expresado por el unitario (cursiva). Por un lado, un lenguaje “alto” y por otro, un
lenguaje “bajo”, popular lleno de flexiones orales.
La Cautiva” y “El Matadero”, son consideradas dos grandes obras de la literatura argentina. Escritas
ambas por la misma mano, la de Esteban Echeverría, constituyen en sí mismas sendos ejemplos de
estilos literarios. La Cautiva expone el conflicto que padece y soporta el amerindio ante la cultura
impuesta por el blanco. Muestra, además, a dos seres ideales con perfiles románticos, María y Brian,
que refuerzan el profundo contraste entre 'la civilización y la barbarie',
Allí se presenta al indio como un peligro total para la civilización. Recogiendo, en realidad, un tema
usual en el campo cercano a las zonas de indios. Desde casi mediados del siglo anterior, los
araucanos, llamados pampas cuando se radicaron en esas tierras atraídos por las manadas de
vacunos y caballos que vagaban sueltos y sin dueño, devastaron las poblaciones y los
establecimientos, que desenvolvían precariamente su existencia. Realizaron los «malones»
depredando las magras riquezas de los colonos y secuestrando especialmente a sus mujeres.
Por su parte, Sarmiento en su obra Facundo, cuando esboza su teoría de la influencia del medio se
apoya en las descripciones de la Cautiva, pues son de tal fuerza que las toma casi como documentos
fehacientes.
Por otro lado, Jorge Luis Borges, en sus ficciones, no eludió referirse a temas y personajes de la
historia argentina. No estuvo de acuerdo con Rosas ni la Mazorca y lo dijo no solo en diversas
entrevistas sino también en varios poemas, entre ellos en Rosa, donde escribe “Famosamente
infame su nombre fue desolación en las casas, idolátrico amor en el gauchaje y horror del tajo en la
garganta.”