515 PDF
515 PDF
515 PDF
Canal de Panamá
Desde que el reino de España en el año de 1514, representado por Vasco Núñez de Balboa llevó a los europeos a
descubrir el Pacífico oriental y construyó un camino sencillo que usaron para acarrear sus buques desde Santa
María la Antigua del Darién en la costa Atlántica de Panamá, a la actual Bahía de Panamá en el Mar del Sur
(Pacífico); hasta que en noviembre de 1515, el Capitán Antonio Tello de Guzmán descubrió un camino usado por
los nativos que cruzaba el Istmo desde el Golfo de Panamá a Portobelo, pasando por el sitio de Nombre de Dios
la comunicación entre ambas costas fue discreta y poco conocida. En el año de 1526, el rey Carlos V, emperador
del Sacro Imperio Romano-Germánico y rey de España, sugirió que cortando un pedazo de tierra en algún lugar de
su colonia en Panamá, los viajes desde el Virreinato del Perú serían más cortos y permitirían un viaje más rápido y
menos arriesgado de ida y vuelta a España para buques que transportaban productos, en especial oro. El ordenó
una inspección del Istmo y autorizó un plan de trabajo para un canal presentado ante la corte en 1560. Sin
embargo la situación política imperialista y el nivel de tecnología en el momento lo hizo imposible de realizar.
El camino desde Portobelo al Pacífico tuvo sus problemas, y en el año de 1553, el licenciado Gaspar de Espinosa
recomendó al rey de que un nuevo camino no fuese construido. Su plan era construir un camino desde la ciudad
de Panamá, que era la terminal en el Pacífico de El Camino Real, a la ciudad de Cruces, a orillas del río Chagres y
cerca de 20 millas (35 kilómetros) de El Paraguay. Una vez en el río Chagres, los barcos transportarían carga hacia
el Caribe donde ellos tenían mayor dominio.
A Carlos V lo sucedió Felipe II quien canceló el proyecto alegando motivos religiosos y por la creencia del informe
de José de Acosta de que, al estar un océano a distinto nivel que otro, tendría como consecuencia una inundación.
También se contempló que otras potencias marítimas podrían sacar partido del canal. Posteriormente, Felipe III
ordenó al gobernador Diego Fernández Velasco que hiciese efectuar nuevamente exploraciones en el golfo de San
Miguel (Panamá) y por el río Tuira para construir un canal. Se encargó la realización de un estudio a ingenieros
holandeses, los cuales entregaron este informe a la real audiencia de Panamá y esta, a su vez, al rey. Sin embargo,
el Consejo de Indias consideraba que la unión de los dos océanos era un peligro para el reino de España y que la
seguridad del poderío de España en América se vería expuesta por el canal. Durante el siglo XVIII se dieron más
proyectos e informes, pero la Corona consideró otras prioridades de Estado más allá del proyecto de Canal por
Panamá.
Con la independencia de Panamá de España y su posterior período de unión a la Gran Colombia, Panamá concreti-
za su destino como país de tránsito cuya importancia siempre estuvo en el pensamiento del libertador Simón
Bolívar el cual, por muchos motivos, no concretó la idea de un canal por el istmo, pero nunca se opuso a diversos
estudios llevados a cabo por exploradores inspirados en los anteriores estudios sobre la actual vía. En este centena-
rio del Canal de Panamá, luego del intento del Canal Francés y su feliz inauguración por los norteamericanos,
podemos resaltar que los movimientos populares por la soberanía y los diversos tratados entre gobiernos y Estados,
en diferentes épocas, han logrado aglutinar experiencias y hechos, algunos felices otros tristes pero que al final nos
enseña a todos el valor de lo nuestro y que los panameños podemos encargarnos de todos los asuntos relativos a
nuestro más valioso recurso, en beneficio de todos los panameños sin distingos de raza, condición social o credo.
Tema de portada:
“Tercer juego de esclusas con tinas y nuevas compuertas”
Tema de contraportada:
“Vista de las actuales esclusas instaladas en 1914”
VISIÓN
Una Lotería Nacional de Beneficencia Moderna y Competitiva
que contribuya en forma creciente al desarrollo del país
y a la solución de los problemas de los más necesitados.
MISIÓN
Construir una Institución con presencia en cada comunidad
que consolide la confianza y la transparencia de nuestra oferta,
ganando a cada panameño como cliente.
Nº 515 / Julio - Agosto 2014
IV. LETRAS
122 Poesía (Historia del Canal)
Yavel Nanette Toribio Julio
V. BIOGRAFÍAS DE PANAMEÑOS
124 Pedro José Sosa
Rommel Escarreola P.
Por su parte, Yavel Nanette Toribio J., nos regala una poesía alusiva al origen,
hechos y actualidad del Canal de Panamá.
Para Finalizar esta edición conmemorativa de los 100 años del Canal nos
ofrece la biografía del Ingeniero Pedro José Sosa, primer jefe de Control Téc-
nico y del departamento topográfico de la Compañía Universal del Canal, por
el Prof. Rommel Escarreola P.
PEDRARIAS DÁVILA,
PRECURSOR DEL TRANSITISMO
INTEROCEÁNICO POR EL ISTMO
DE PANAMÁ Y AMÉRICA
Fue él, como cronista mayor de Indias, de los primeros en incorporar al Istmo
en el universo americanista para complementar ampliamente las observacio-
nes de Rodrigo de Bastidas en 1501 y Cristóbal Colón en 1502. Este último,
en su diario, da fe de sus descubrimientos geográficos por las costas del
Caribe de Honduras, Costa Rica, Bocas del Toro, Veraguas y Portobelo, para
dejar así un sello, en lo relativo a la toponimia, como isla Colón, isla Cristóbal,
bahía de Almirante y otros.
En ese temprano siglo XVI, aparece la figura del bachiller Martín Fernández
de Enciso, autor de la Suma geográfica, publicada en 1519, la cual, en pa-
labras del historiador español Mario Hernández Sánchez Barba, “(…) marca
precisamente el conocimiento geográfico de América (…)”.1
1. Hernández Sánchez Barba, Mario: Historia de América. Editorial Alambra, S.A., España, 1981, p.118.
(…) Se torturaba a los indios para que hablasen y luego los asesina-
ban con una crueldad despiadada ya fuera ahorcándolos en los árboles,
echándolos a los perros para que los despedazaran, lanzándolos de sus
caballos. Por doquier iban sembrando el odio y la destrucción. (Cit. Mena
García, 1992, p.61)
Ahora es preciso analizar, hasta qué punto favoreció el cambio del eje prin-
cipal conquistador bajo el eje de la ciudad de Panamá y Nombre de Dios,
sin querer entrar en esa obcecada posición historiográfica que acapara la
atención histórica del Panamá de la Conquista con la decapitación de Balboa.
Recurro a una explicación más ampliada hacia el diseño poblacional que
estructuró Pedrarias.
El historiador Gasteazoro dice que Pedrarias fue el prototipo del hombre re-
nacentista: individualista, emprendedor, visionario, aunque con reminiscen-
cia medieval como el “…sentimiento caballeresco, la devoción religiosa y
el amor a la fama”. (Cit. Gasteazoro, pp. 20 y 21) Incluso, a través de los
estudios del cosmógrafo Pascual de Andagoya, se pensó en la posibilidad
de construir un canal interoceánico entre la ciudad de Panamá y Nombre de
Dios, bajo la opción de la cuenca hidrográfica del río Chagres, y contar con
criterios más prácticos y viables para la escogencia del camino real entre la
ciudad de Panamá y Nombre de Dios.
Bibliografía
Aram W., Bethany: La leyenda negra y leyendas doradas en la conquista de América. Traducción
de Antonio Carrasco Álvarez. Madrid, Marcial Pons, 2008.
Araúz, Celestino Andrés y Pizzurno Patricia: El Panamá hispano (1501-1821). Comisión Nacional
del Quinto Centenario. Panamá, Litho Editorial Chen, S.A., 1991.
Fernández de Oviedo, Gonzalo. 1996. Segunda reimpresión, Fondo de Cultura Económica, México.
Gasteazoro, Carlos Manuel y otros: La historia de Panamá en sus textos, 1501-1903. Tomo I,
Panamá, Editorial Universitaria, Imprenta de la Universidad de Panamá, 1979.
--- “Aproximación a Pedrarias Dávila”. En Antología de la Ciudad de Panamá. Tomo I, Panamá,
Ediciones Instituto Nacional de Cultura, Colección patrimonio Histórico, 1977.
Mark, Gerstle: La tierra dividida. Panamá, Editorial Universitaria Carlos Manuel Gasteazoro, 1978.
Martínez Cutillas, Pedro: Panamá colonial, historia e imagen. Madrid, Editado por Ediciones Bal-
boa, Panamá y Ediciones San Marcos Madrid, 2006.
Mena García, María del Carmen: Pedrarias Dávila o la ira de Dios: una historia olvidada. Universi-
dad de Sevilla, Sevilla, 1992.
--- Sevilla y la flota de Indias. Sevilla, Universidad de Sevilla y Fundación El Monte, 1998.
--- Un linaje de conversos en tierras americanas. Universidad de León, Imprenta Kadmos, 2004.
Molina Montes de Oca, Carlos: Y las mulas no durmieron. Impreso en San José, Costa Rica, 2005.
Morales Padrón, Francisco: Los conquistadores de América. Colección Cultural, Madrid, Epasa-
Colpe, S.A., 1974.
Sosa, Juan B. y Arce Enrique J.: Compendio de historia de Panamá. Panamá, Edición de la Lotería
Nacional de Beneficencia, 1971.
Torres de Araúz, Reina: Transcripción de Relación en Natá Prehispánico. Panamá, Imprenta de la
Universidad de Panamá, 1972.
Sumario:
1. La idea de un canal 2. El movimiento expansionista norteameri-
cano 3. Los franceses entran en acción 4. La política canalera de
Estados Unidos a partir de 1880, y 5. El tratado Herrán-Hay y la
separación de Colombia en 1903
Tal función de tránsito va a perdurar durante gran parte del periodo colonial
y aún más allá, aunque con ciclos de altas y bajas propios de la situación del
comercio internacional y de las coyunturas políticas de los grandes centros
de poder mundial, pues a partir de mediados del siglo XIX, la ruta tradicional
panameña da inicio a un proceso de modernización creciente que se con-
creta, primero, con la construcción del ferrocarril transístmico (1850-1855),
obra impulsada por un grupo de inversionistas norteamericanos encabeza-
dos por John Lloyd Stephens, William Aspinwall y Henry Chauncey; prosigue
en la década de 1880 con los trabajos de excavación para la construcción
de un canal interoceánico, proyecto iniciado originalmente por un consorcio
privado francés bajo la dirección y liderazgo del conde Ferdinand de Lesseps
(1880-1903), el que luego de muchos problemas y graves tropiezos técnicos
y financieros y con un alto costo en vidas humanas es finalmente retomado
y concluido por el gobierno estadounidense en 1914, dando lugar a lo que
hoy se conoce como el complejo del Canal de Panamá, infraestructura de
transporte que en la actualidad está sometido a un proceso de modernización
y ampliación de su capacidad de tránsito a través de la construcción de un
tercer juego de esclusas de alto nivel, con lo que se espera satisfacer la cre-
ciente demanda del comercio y del transporte marítimo internacional.
1. La idea de un canal
La idea de construir una vía de comunicación acuática por el istmo de Pana-
má con el propósito de facilitar la expansión europea, fomentar el comercio y
las comunicaciones entre los países ubicados a ambos lados del Atlántico y
del Pacífico, se remonta a las primeras décadas del siglo XVI. En efecto, des-
de 1528, ingenieros españoles “propusieron a la Corona que se abriera una
comunicación acuática utilizando el paisaje natural existente desde Chagres
hasta Cruces y se excavara una vía artificial de Cruces a Panamá. Luego, por
2. Miles P. DuVal Jr. Cádiz a Catay. La historia de la larga lucha diplomática por el Canal de Panamá. Panamá,
Editorial Universitaria, 1973. Sobre el tema de los antecedentes y los proyectos para la construcción de una
vía de comunicación interoceánica por el istmo de Panamá ver con provecho: Gerstle Mack, La tierra dividida.
Historia del Canal de Panamá y otros proyectos del canal ístmico. Panamá, Editorial Universitaria, 1978; Alfredo
Castillero Calvo y Michael Conniff, “Proyectos para la construcción de un canal por Panamá, siglos XVI-XIX”, en:
Castillero Calvo, Alfredo (director), Historia general de Panamá, volumen II, el siglo XIX. Panamá, Comité Nacional
del Centenario de la República, 2004; Jorge Conte Porras, Panamá y la comunicación interoceánica. Bogotá,
Multiletras Editores, Ltda., 1999; Celestino Andrés Araúz y Patricia Pizzurno, Relaciones entre Panamá y los
Estados Unidos (Historia del canal interoceánico desde el siglo XVI hasta 1903), tomo I, Panamá, Autoridad del
Canal de Panamá, 1999, entre otros.
3. Enrique Gaviria L. Historia de Panamá y su separación de Colombia, Bogotá, Editorial Temis, 1996, p. 23.
4. Ibid.
5. Ver con provecho Juan Antonio Tack, Ilusiones y realidades en las negociaciones con los Estados Unidos de
América. Panamá, Ediciones Manfer, S.A. 1995, pp. 9-10.
6. Julio Yau, El Canal de Panamá; Calvario de un pueblo. Madrid, Editorial Mediterráneo, 1974, p. 34.
7. Varios estudiosos norteamericanos sostienen que el presidente Polk incitó a México a la guerra a propósito. Sobre
el particular, Thomas Hietala sostiene: “Aunque actuó provocadoramente, aparentemente esperaba alcanzar sus
objetivos sin recurrir a la guerra. El derramamiento de sangre de 1846 significó un fracaso (y no un éxito) en
su estrategia. Polk desplegó el ejército para ganar territorio en una maniobra que alarmó a los liberales. A dos
meses de iniciada la guerra, el representante de Massachusetts George Ashmun, cuestionó al Presidente. “Ya
no se finge que nuestro propósito sea rechazar una invasión”, protestó, “la máscara se cayó; el velo se levantó;
y vemos invasión, conquista y colonización estampadas sobre nuestros estandartes”. Ashmun y otros liberales
no podían reconciliar el accionar de Polk con los ideales de inocencia y excepcionalismo. Los demócratas, sin
embargo, replicaron que Polk era irreprochable. Cuando la guerra terminó, el senador Sidney Breese de IIlinois
argumentó que se había mantenido el compromiso histórico de su país con la paz y el honor nacional. “Desde el
nacimiento de nuestra nación, señor, nunca hemos dado ocasión para la guerra, ni siquiera con las tribus bárba-
ras de nuestras fronteras” insistió. “Nos enorgullece… que toda nuestra historia se pueda explorar y que ni un
solo acto de injusticia nacional se pueda encontrar en sus páginas; ni una mancha de ese tipo en nuestro blasón
nacional”. Pero sin embargo, “los políticos, los editores, los soldados y los ciudadanos querían más territorio…”.
Thomas Hietala, “Destino Manifiesto, expansionismo e imperialismo”, en www.pbs.org/Kera/usmexicanwar/pre-
lude/md_expansionism_esp.html.
Según el historiador Alfredo Castillero Calvo, entre 1850 y 1869 viajaron por
el mencionado ferrocarril alrededor de 600 mil pasajeros, a razón de más de
10. Según el economista Jorge A. Castillo, la construcción del ferrocarril da inicio a un proceso de inserción de Pa-
namá a la economía mundial capitalista, en la medida que en su “construcción y funcionamiento generan en el
sistema económico nacional características inherentes al modo de producción capitalista. Esto es así ya que: 1)
Es la primera gran inversión de capital extranjero, proveniente de una empresa capitalista (…) Es el comerciante
neoyorquino William H. Aspinwall quien obtiene el derecho para construir la vía. Este ciudadano ya controlaba las
dos compañías de navegación que usaban la ruta entre el puerto de Chagres con Nueva Orleans y Nueva York y
la otra entre Panamá con California y Oregón. Esta empresa, no sólo tenía un carácter capitalista sino que hacía
referencia a un capitalismo monopólico. De esta forma la Panamá Railroad Company inició en 1849 la primera
suscripción de acciones por valor de un millón de dólares. 2) Expresa el desarrollo de las fuerzas productivas,
coherente con el modo de producción capitalista a escala mundial. Tanto el ferrocarril como posteriormente el
canal, se enmarca en la revolución de los transportes. Para mediados del siglo XIX, la economía mundial capi-
talista se caracteriza por una producción masiva de mercancía, la cual al saturar los mercados de los países de
centro, se destina hacia la exportación. La necesidad de crear nuevos mercados y abastecerlos genera una revo-
lución en el transporte. El ferrocarril responde a este proceso, en términos generales, y en términos particulares
a la necesidad de expansión e integración del mercado interno norteamericano. Es así que el ferrocarril comienza
a ser utilizado incluso antes de su terminación, y 3) La construcción del ferrocarril creó una gran masa de obre-
ros, es decir, las relaciones sociales de producción capitalistas surgieron de manera determinante en nuestra
economía, en la medida en que generaron un mercado laboral que incidió en un incremento de la rotación del
capital y de la circulación del papel moneda, utilizado en la compra de la mercancía fuerza de trabajo y demás
bienes y servicios. En este periodo, la Panama Railroad Company importó más de 7 mil trabajadores de Europa,
Asia y el Caribe los cuales se convirtieron en un proletariado flotante, en la medida en que gran parte de ellos
migró terminada la obra, pero también surgen los trabajadores de los puertos, lo que en suma marca el inicio de
la clase obrera en el istmo”. Jorge A. Castillo, Formación social panameña. Un análisis económico, 1850-1960,
Panamá, editorial IDEUD, s/f, pp. 66-68.
11. Alfredo Castillero Calvo, La ruta interoceánica… Op. Cit., pp. 77-78.
12. Enrique Gaviria Liévano, Historia de Panamá… Op., Cit., p. 24. Para el ex canciller y negociador de los tratados
Torrijos-Carter Juan Antonio Tack, los tratados de 1869 y de 1870 “eran, desde el punto de vista formal, tratados
completos que incluían “derechos y obligaciones de ambas partes” para construir el canal; sin embargo, no
tuvieron repercusión práctica en los desarrollos posteriores de la historia canalera por lo cual han quedado como
simples curiosidades históricas, aunque reflejaban el creciente interés de los Estados Unidos por asegurarse
derechos sobre la posible vía interoceánica por Panamá. Al frustrarse esos dos intentos de concertar acuerdos
canaleros, el tratado Mallarino-Bidlack de 1846 continuaba en plena vigencia”. Juan Antonio Tack, Ilusiones y
realidades…. Op. Cit. p. 46.
13. El interés francés por construir un canal por el istmo de Panamá se remonta a la década de 1860. Como señalan
diversos historiadores, desde entonces franceses y norteamericanos fueron los que mostraron mayor entusiasmo
por un canal darienita. Varios ingenieros y oficiales de la armada francesa comenzaron a explorar la complicada
red hidrográfica de Darién: Bourdiol, Ivonne, De Puydt, Gogorza, Flachat, Lacharme, Verbrugghe, entre otros. Sin
duda estos estudios y exploraciones contribuyeron a mantener el interés galo en un canal por el istmo panameño.
Luego a partir de la década de 1870, “comienza a organizarse en Francia una serie de conferencias y congresos
internacionales para debatir el tema del canal, cada vez más necesario para facilitar el comercio mundial. Este
interés persistió al punto que influyentes grupos privados franceses organizaron la Societé Civile Internacionale
du Canal Interoceanique, la que envió al istmo a un equipo compuesto por Lucién Napoleón-Bonaparte Wyse,
Armand Reclús, A. Belfour, Lacharme y otros especialistas y técnicos entre los que se encontraba el ingeniero
panameño Pedro J. Sosa, quienes exploraron las zonas de San Blas, Darién y otras rutas posibles entre 1876 y
1878”. Ver Alfredo Castillero Calvo, La ruta interoceánica… Op., Cit., pp. 96-97, y Juan Antonio Tack, Ilusiones
y realidades.. Op. Cit. pp. 46-48.
“El objetivo de este país es un canal bajo control americano. Los Estados
Unidos no pueden consentir en la entrega de este control a alguna potencia
europea o a alguna combinación de potencias europeas. Si los tratados exis-
tentes entre los Estados Unidos y otras naciones (refiriéndose a Inglaterra),
o si los derechos de soberanía o propiedad de otras naciones (refiriéndose
al Tratado Mallarino-Bidlack entre los Estados Unidos y la Nueva Granada)
obstaculizan la cristalización de este objetivo, deben darse los pasos ade-
cuados por medio de negociaciones justas y liberales (con Inglaterra y la
Nueva Granada, o con un Panamá independiente -el autor) para impulsar y
establecer el objetivo americano…Un canal interoceánico a través del istmo
americano… será el gran puente oceánico entre nuestras costas del Atlánti-
co y del Pacífico, y virtualmente (será) una parte de la línea costanera de los
Estados Unidos. Tan solo nuestro interés comercial en él es mayor que el de
los otros países, mientras que su relación con nuestros medios de defensa,
nuestra unidad, paz y seguridad, es un asunto de primera importancia para
el pueblo de los Estados Unidos. Ninguna otra potencia bajo circunstancias
similares dejaría de afirmar su control legítimo (sic) sobre una empresa que
afecte su interés y bienestar de una manera tan íntima y vital”.17
Para la época, Estados Unidos atravesaba por una fase de expansión capita-
lista que se caracterizaba, entre otros factores, por un acelerado crecimiento
económico y demográfico y por la consolidación de los grandes monopolios.
En ese contexto surgen los planteamientos del almirante Alfred Thayer Ma-
han, quien sustentaba la tesis del poderío marítimo, y en consecuencia era
un convencido partidario de que este país se dotara de una poderosa flota
de guerra, lo que le permitiría “no sólo controlar los mares sino que tendría
ahora al mundo como fuente de suministros al tiempo que sería capaz de
derrotar cualquier poder continental. En tal sentido Mahan argumentó la ne-
cesidad de controlar el archipiélago de Hawai, la construcción de un canal
por Centroamérica y el control de sus accesos”.18 Con tales propósitos, el
gobierno estadounidense promovió la guerra contra España en 1898 por la
cuestión de Cuba y mediante el Tratado de París de finales de ese año, por el
cual, a cambio de 20 millones de dólares, el país europeo entregó en calidad
de protectorado las islas de Cuba y Puerto Rico en el Caribe y cedió las es-
tratégicas islas de Guam y Filipinas en el Pacífico. Sin duda esta guerra puso
de manifiesto la validez de los planteamientos del almirante Mahan, pues
de allí en adelante la construcción de un canal por Centroamérica pasó a
constituirse en una prioridad fundamental en la agenda exterior de la política
norteamericana.
18. Euclides E. Tapia, Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos. Del tratado Mallarino-Bidlack a los tratados
Torrijos-Carter, Panamá, 1996, p. 17.
Dejando a un lado toda referencia a la lucha que siguió para escoger la mejor
ruta, el Ejecutivo y el Congreso estadounidense inclinaron la balanza a favor
de Panamá y, en consecuencia, el presidente Theodore Roosevelt promulgó
la Ley Spooner el 28 de junio de 1902, por medio de la cual se autorizaba
al Presidente “a adquirir a un monto que no excediera de los 40 millones de
dólares todos los derechos, privilegios y propiedades de la Nueva Compañía
del Canal en el istmo de Panamá. Asimismo, debería obtener de Colombia
el control de la zona donde habría de construirse el canal, además de lograr
los derechos adicionales que facilitaran dicho propósito. Si no se obtenía el
título libre de las propiedades francesas o era imposible concertar un tratado
adecuado con Colombia, en un plazo prudencial, entonces se procedería a la
construcción del canal por Nicaragua”.19
19. Celestino Andrés Araúz, Panamá y sus relaciones internacionales, Panamá, Biblioteca de la Cultura Panameña,
tomo 15, 1994, p. 127.
20. En opinión de la profesora Patricia Pizzurno Gelós, las alternativas que le quedaban al gobierno colombiano eran
tres, a saber: 1) “Que rechazado el tratado por Colombia, Estados Unidos desistiera de la ruta de Panamá y nego-
ciara con Nicaragua, según los términos de la Ley Spooner, con lo que Panamá perdía su importancia estratégica
como ruta de tránsito; 2) Que Estados Unidos promoviera la independencia del istmo y negociara directamente
con el gobierno de la nueva república; o 3) La más remota de las posibilidades, y precisamente por la que apostó
Colombia, era que Estados Unidos accediera a sentarse nuevamente en la mesa de negociaciones para pactar
un nuevo tratado con Bogotá. Confiar en esta última posibilidad era sufrir no de miopía política sino de ceguera.
Para ello había que desconocer las personalidades de Roosevelt y de Hay, quienes ni siquiera habían aceptado
que el Congreso colombiano le introdujera enmiendas al tratado. Era realmente una fantasía por parte de los
congresistas colombianos pensar que si Washington no aceptaba reformas al documento original, accedería a
entablar nuevas negociaciones”. Véase Antecedentes de la separación de Panamá de Colombia. Crónica de una
separación anunciada, Panamá, Editorial Portobelo, colección Pequeño Formato Nº 123, 1999, p. 14
21. Por Colombia, el tratado para un eventual canal por Panamá había sido negociado, entre 1901 y 1903 cuando
se firmó, por Carlos Martínez Silva, José Vicente Concha y por Tomás Herrán, quien finalmente logró firmar el
malogrado acuerdo. Ver D. N. Farnsworth y J.W. Mckenney, Las relaciones Estados Unidos-Panamá, México,
Ediciones Gernika, 1986, p. 30.
22. Ibid, pp. 30-31 y Yau, El Canal de Panamá, Op. Cit., pp. 44-45.
23. Pizzurno, Antecedentes de la separación… Op. Cit., pp. 19-20.
Reyes, que era un hombre práctico, sostenía que la soberanía debía “subor-
dinarse al problema de la reconstrucción económica y además consideraba
que no podía haber verdadera soberanía sin un Estado rico y poderoso”. Sin
embargo, estos argumentos “fueron desoídos durante las sesiones porque
Reyes no formaba parte del Congreso. En cambio, sí se escuchó la voz del ex
presidente Miguel Antonio Caro, para quien las acusaciones de ser antago-
nista de Estados Unidos o de alentar la separación de Panamá o de entorpe-
cer la reconstrucción económica del país eran secundarias frente al principio
de soberanía puesto en entredicho en el tratado. Además, la diplomacia torpe
llevada adelante por Estados Unidos en Bogotá, presionando y coaccionando
al Ejecutivo y al Legislativo tuvieron el efecto contrario: los senadores no se
dejaron avasallar por Washington, sino que por el contrario se empecinaron
en demostrar que eran soberanos también para tomar decisiones”.25
24. Ibid.
25. Ibid.
27. Alfredo Castillero Calvo, La ruta interoceánica y el Canal de Panamá, Panamá, 1999, pp. 108-109, y Ricaurte
Soler, “Realidad o artificialidad histórica de la nación panameña”, en Formas ideológicas de la nación panameña:
Panamá y el problema nacional hispanoamericano, 5 edición, San José, EDUCA, 1977, pp. 109-127.
RESUMEN
El siglo XIX fue un tiempo de grandes transformaciones económicas. La
expansión del capitalismo, con la revolución industrial implicó un proceso
de globalización que tuvo entre sus características principales una revolu-
ción en los transportes globales. En ese marco, se dio el espacio para que
grandes empresarios llevaran adelante grandes proyectos. En este trabajo
se analizará al empresario William Henry Aspinwall, quien promovió y llevó
adelante de manera exitosa la unión entre el océano Atlántico y Pacífico por
medio del ferrocarril de Panamá. Esta obra se adelantó en cincuenta años a
la construcción del actual Canal. A partir de diversas fuentes se presentará
un análisis de la visión estratégica empresarial y de la implementación de la
misma, que permitió coronar con éxito el ferrocarril de Panamá.
1. Agradecemos los valiosos comentarios y sugerencias brindados por Carlos Newland y Agustina Vence Conti a
este trabajo. Cualquier error, falla u omisión en este trabajo es exclusiva responsabilidad del autor.
2. Doctor de la Universidad de Buenos Aires. Profesor Titular del Instituto Universitario ESEADE e Investigador de la
Universidad Alta Dirección (UAD).
3. Este trabajo fue realizado en el marco del proyecto de investigacion UAD, código PI 2013.4, “Emprendedores de
la globalización en perspectiva histórica”, y con apoyo de ESEADE, en el período 2013-2014.
Introducción
Desde fines del siglo XX está en auge el debate acerca de las características
y tiempos del fenómeno denominado “globalización”. Según algunos auto-
res, la globalización de fines del siglo XX es parte de un proceso de largo
plazo que se habría iniciado en el siglo XVI y acelerado en la segunda mitad
del siglo XIX. En estos análisis se hace hincapié en la importancia del rol del
comercio y los transportes. Así, se entiende que las distintas expansiones en
las comunicaciones y enlaces mercantiles, derivadas de adelantos técnicos
y mejoras en la navegación, son fundamentales.
4. William Henry Aspinwall nació el 16 de diciembre de 1807 y falleció el 18 de enero de 1875. Proveniente de una
familia de negocios de Nueva York, hizo fortuna con el comercio internacional. La proyección, ejecución y puesta
en marcha del Ferrocarril de Panamá le dio fama mundial de hombre de negocios exitoso. (New York Tribune,
1875)
En este artículo se hará un estudio del caso, a partir del análisis de la visión y
planeamiento estratégico de Aspiwall, a través de la planificación, ejecución
y desarrollo del Ferrocarril de Panamá. Se toma como inicio del mismo, el
año 1847, cuando se hacen las primeras acciones en torno al proyecto por
parte de los socios de Aspinwall, y se finalizará en 1861, cuando la empresa
ya está consolidada y cambian las condiciones generales por el comienzo de
la Guerra de Secesión de EE.UU.
Denominada la maravilla del siglo XIX, llama la atención como los construc-
tores de ferrocarriles consiguieron reunir la capacidad tecnológica, el capital,
la mano de obra y la gestión para llevar adelante empresas de transporte que
fueron las más grandes de su época (Me Cullogh, 1979).
5. Biddle falleció en 1837. Según Juan Bautista Alberdi, William Wheelwrigth había negociado en términos similares
un acuerdo en 1835 (Alberdi, 1887; 51).
6. Mateo Klein representaba un conjunto de inversores radicados en Francia, bajo la firma Salomón y Cia (Somervi-
lle, 1983). Estos eran: el Vizconde Francisco Chabrol, Francisco Thierry Chevallier, Carlos Veret, Eloi Dumon, Sil-
vano Blazón de Sabia, Agustín Salomón, el Barón Enrique de Lagos, entre otros. También estaban representados
los intereses de Sir John Campbell (de la Compañía Oriental de Vapores - UK) y del gobierno francés, por medio de
Juan Durien (Ministerio del Interior de Francia) y Juan Caillard (Mensajerías Generales de Francia). (PRRC, 1849)
7. 600.000 francos. (PRRC, 1849)
Después de ganar la guerra contra México en 1848, los Estados Unidos reno-
varon el interés en la comunicación entre los océanos, ya que a los territorios
que poseía en el oeste, se le sumaron otros (como California). La comunica-
ción vía México tenía inconvenientes (Butterfield, 1860). De allí que en 1845,
el Congreso de los Estados Unidos aprobara un acta para adjudicar una red
de correos que comunicara la costa este con la costa oeste. Entendían que
era una necesidad estratégica una vía de comunicación regular que per-
mitiera no sólo transportar correo, sino también tropas y equipos militares.
Por diferentes motivos, las tres primeras propuestas presentadas no tuvieron
éxito. Finalmente, un exitoso empresario de Nueva York, William Henry As-
pinwall, obtuvo el contrato.
La compañía utilizó el subsidio anual del gobierno y los ingresos para capita-
lizarse y tomar posiciones en los puertos de San Francisco y Panamá. Si bien
el negocio de los correos parecía ser promisorio, Aspinwall tenía la visión de
8. En algunos trabajos se lo cita erróneamente como Howard. Gardiner Howland era miembro de Howland & As-
pinwall.
9. Somerville (1983)
10. Los otros dos fueron el “Oregon” y el “Panamá” (Berthold, 1932).
13. Ambas sociedades estaban radicadas en Nueva York, y cotizaban en su bolsa. Ahora bien, mientras la PMSC
realizaba actividades en EE.UU. y en el exterior, la PRRC tenía todas sus actividades en el exterior. En este sen-
tido, cabe aclarar que la PRRC tampoco estaba sujeta a la legislación de Nueva Granada, excepto por el acuerdo
firmado en 1848.
14. El informe de Mr. Lewis, cónsul británico en Panamá, era acompañado por el informe técnico del capitán Lyot,
Superintendente de la West India Royal Mail Steam Company. La propuesta era un camino de pavimento conso-
lidado, tipo “macadam”. (PRRC, 1849)
15. Aunque hubo algo de oposición en el Senado de EE.UU. algunos políticos argumentaron que esta empresa era
darle la llave del comercio mundial a un puñado de personas. (PRRC, 1849)
16. Las relaciones entre EE.UU. y la zona en Conniff (2001).
17. El contrato de los empresarios franceses, aprobado el 10 de mayo de 1847, se complementó con el Decreto del
gobierno de Nueva Granada del 6 de junio del mismo año que lo dio por caído. Este último facultaba al Poder
Ejecutivo a acordar los mismos términos a cualquier empresa (PRRC, 1849).
18. La cifra exacta era de 600 mil francos, estipulada en el contrato con el consorcio francés.
Sin embargo, los problemas a los que se enfrentaron los contratistas fueron
tales que para fines de 1851 la obra no avanzaba. Se les revocó el contrato
y la PRRC inició la construcción de manera directa, pero con Totten y Traut-
wine como empleados, para no perder su experiencia20. Uno de los princi-
pales problemas que tuvieron los constructores fue el de la mano de obra. A
las condiciones insalubres se sumó el desplazamiento de los trabajadores a
otras empresas.
A fines de 1848, había comenzado la fiebre del oro de California. Esto hizo
que el flujo de personas del Atlántico hacia el Pacífico se incrementara sus-
tantivamente. Las empresas que hacían el cruce por botes y mulas, como
la “Panamá Transit” demandaron más trabajadores. Aún con salarios más
19. Al enterarse de esta decisión, George Law se lanzó a comprar todos los terrenos disponibles en la costa de Navy
Bay. De allí que la ubicación del campamento de trabajo, futura Aspinwall, se hiciera en la Isla Manzanilla.
20. Una vez terminado el ferrocarril, en 1855, Totten continuó como encargado de mantenimiento de las vías, hasta
1860.
21. Para observar los problemas de adaptación de los chinos, ver Cohen (1971 ).
22. Según algunos expertos, la mayoría de los grandes empresarios han tenido una experiencia donde casi llegan a
la quiebra (Peters, 2002).
23. Estos dos barcos, de la compañía de George Law, llegaron a la bahía Limón (Navy Bay) ya que problemas con la
navegación por el clima los derivaron allí.
George Law ordenó que todos los navíos de su empresa, que antes iban al
cruce por el río Changras, fueran obligadamente a isla Manzanilla. Además,
compró acciones de la PRRC por 300 mil dólares (Somerville, 1983). En el
punto de inicio, en la isla Manzanilla, Stephens fundó el 2 de febrero de 1852
la ciudad cabecera del ferrocarril en el Atlántico (Otis, 1867). La llamó “As-
pinwall”, en honor al promotor de la empresa.25
Ese mismo año Stephens regresó a Nueva York donde murió a causa de
una enfermedad contraída en Panamá. El directorio eligió como nuevo pre-
sidente de la empresa a William Young (Otis, 1867). El nuevo presidente
decidió subcontratar nuevamente la obra y Minor C. Story ganó la licitación.
Sin embargo, el primer puente que construyó fue destruido por una inunda-
ción (Somerville, 1983). La empresa volvió a tomar la construcción de ma-
nera directa. Young renunció, y el directorio eligió como presidente a William
Hoadley (Otis, 1867).
24. La tarifa fue de 0,50 centavos de dólar por milla, y tres dólares por cada 100 libras de equipaje. (Otis, 1867)
25. El gobierno de Nueva Granada no aceptó esta denominación, ordenando que se denominara “Colón”, en honor
a Cristóbal Colón. La disputa finalizó en 1890, cuando el gobierno de Colombia se negó a recibir o enviar co-
rrespondencia cuyo origen o destino fuese “Aspinwall”. De allí en adelante el nombre de la ciudad es “Colón”.
(Ortega, 1920)
Los beneficios que traía esta empresa al mercado eran evidentes28. El cruce
por mula y bote, que llevaba de 2 a 5 días con un costo promedio de 150
dólares, se hacía con el ferrocarril en 4 horas, que luego se redujeron a 3
(Otis, 1867). En 1850 el pasaje de Nueva York a San Francisco costaba 450
dólares, sin incluir el costo del paso por el istmo de Panamá. El mismo tra-
26. En una nota financiera en el New York Tribune, se hacía la siguiente estimación, el 13 de marzo de 1855:
“At present, the only revenue is from passengers, the mails, specie, and express parcels, the aggregate amount
of which is not above $730,000. If the road should enjoy the monopoly of California travel, this may be increased
two or three hundred thousand dollars, provided the number of passengers to and from California should not
diminish, whereas it diminishing year by year. Suppose the possible revenue to be one million, leaving out of
consideration all heavy freight-carrying, which we consider out of the question in the present state of the road,
the expenses can never be much less than fifty per cent, of the gross receipts. At this moment there are 3,000
laborers employed, at eighty cents a day for work, and thirty cents for support, a large number of mechanics
who receive from two to three dollars daily, and thirty officials, paid about $100,000 making a total of more than
a million of dollars.
This array of workmen and laborers will be required for a long time yet, and we question whether more than a half
of them can ever be dispensed with. There is a great deal still to be done on the road, in the way of embankment,
substitution of new ties, iron for wooden bridges, etc. Moreover, such is the nature of the climate, the destruc-
tive character of the atmosphere and the insects, and the rapid growth of vegetation, that there will always be
work for an army of laborers. Five hundred thousand dollars a year I believe to be a small estimate of the annual
expenses of the road, and one million a large estimate of the revenue. We have left half a million for net income
to pay the interest upon a capital of seven millions.” (Tomes, 1855)
27. Una narración sobre este viaje promocional en Tomes (1855).
28. Hay que tener en cuenta también beneficios no económicos de la obra. Por ejemplo, la construcción implicó
conocer más profundamente la topografía del terreno y detalles técnicos que permitieron más tarde construir el
Canal. (Me Cullogh, 1979)
Sin embargo, se debe tener en cuenta que el costo de las vías fue muy
superior a lo estimado en 1849. Los cálculos finales estaban cerca de los
100.000 us$ por milla en promedio30. En el puente sobre el río Changras el
costo fue de 500.000 US$ por milla. El estándar internacional era de 50.000
US$ por milla, como máximo (Wrigth, 1911). Además, eran necesarias más
obras para completar el complejo portuario y de transferencia. Entre las nue-
vas inversiones, también se contemplaba el tendido de una línea telegráfica
(COB, 1855).
Si bien los ingleses pensaron en una ruta por el Istmo, erraron al pensar sólo
en la carga, dado el incremento en el tráfico de pasajeros (COB, 1855). El
cuadro 1 muestra claramente el incremento en los pasajeros año a año, no
sólo por la fiebre del oro californiana, sino también por el crecimiento eco-
nómico de la costa oeste de EE.UU. (COB, 1855). Según estimaciones, entre
29. Las tarifas para pasajeros de primera clase eran de $25, niños menores de 12 años $6.25; pasajeros de segunda
clase pagaban $10; equipaje personal 10 centésimos la libra, correo 22 centésimos la libra; carbón era $5/
tonelada; carga de primera clase en cajas o valijas era 50 centésimos el pie cúbico. Todos los cargos de flete
eran pagados en oro (Pacific Marine Review, 1924). Las tarifas estuvieron fijas hasta 1875 (Somerville, 1983).
30. Esta cifra es el resultado de dividir el capital accionario (4.900.000 US$) por el largo de las vías (47,5 millas).
El éxito económico y comercial era claro. Recién con la finalización del ferro-
carril transcontinental de Estados Unidos, en 1869, comenzó su declinación,
al perder parte del tránsito de ese país.
INGRESOS POR
Fuentes: elaboración propia a partir de datos en: Board of Directors (1855) Communication of the
Board of Directors of the Panamá Railroad Company to the Stockholders, John Trow, New York.
Otis, Fessenden (1867) History of the Panamá railroad and the pacific mail steamship company,
Haper & brothers, New York. Tomes, Robert (1855) Panamá in 1855, Harper and Brothers, New
York. Vamun Poor, Henry (1860) History of the Railroads and Canals of the United States, Kelley,
New York.
Una vez finalizada la vía ferroviaria, los ingresos totales promediaron el mi-
llón y medio de dólares. Los costos operativos, desde el comienzo de la ope-
ratividad de la línea, estuvieron siempre por debajo del 33% de los ingresos
totales. En consecuencia, la utilidad bruta estuvo por encima del 60% de las
entradas durante el período analizado33.
Dividendos
El éxito de los bonos de 1853, así como el aumento en los costos de cons-
trucción del ferrocarril, llevó a la empresa a emitir bonos hipotecarios en
Londres en 1854 y 1855 (COB, 1855). Estos bonos también eran al 7% anual
y pagaban intereses semestrales, con los cuales logró sumar 1.250.000 dó-
lares (Vemum, 1860).
A pesar de que continuaban los gastos, los márgenes operativos son un in-
dicador claro del éxito de la compañía. Esto se observa en la confianza del
mercado de Nueva York. En 1856 las acciones llegaron a cotizar en 250 US$,
lo que demuestra que fueron altamente demandadas34. La empresa continuó
financiando sus inversiones colocando bonos en los mercados. En 1857 emi-
tió un bono en Londres, al 7% anual con pagos semestrales, por 1.150.000
dólares (Vemum, 1860). Al año siguiente, en 1858, colocó en Nueva York otro
con las mismas condiciones (Vemum, 1860). En su momento, se la consideró
una de las empresas más rentables del mundo, llegando a un pico del 44%
de dividendos en 1867 (Lemaitre, 2007). Se entiende que durante esos años,
la PRRC transportó casi la totalidad del oro extraído de California, llegando a
registrarse entre 1855 y 1867 un total de 700 millones de dólares en metal
precioso transportado (Lemaitre, 2007).
Consideraciones finales
El ferrocarril de Panamá fue considerado en su época uno de los mayores
logros humanos (Kemble, 1943). Impulsado por la visión estratégica de Wi-
34. El punto máximo de valor de las acciones de la PRRC fue en 1874, cuando treparon hasta alcanzar 369 dólares
por acción. Posteriormente, con la competencia del ferrocarril costa a costa y la crisis, cayeron a su punto más
bajo de 52 dólares en 1877.
35. Citado en Somerville (1983).
En ese marco, Aspinwall creó dos empresas, casi al mismo tiempo, la Paci-
fic Mail Steamship Company y la Panamá Rail Road Company. Con objetos
distintos, el sentido estratégico era el mismo. Ambas empresas compartían,
asimismo, parte de los miembros del directorio. Ahorrar tiempo y riesgos
en el viaje de costa a costa, aumentar la seguridad, con lo cual habría una
reducción de costos, y un aumento de la seguridad y la productividad. Cla-
ramente, fue parte y protagonista en esta etapa de globalización. En este
sentido, Aspinwall podría ser definido dentro de las tres categorías del em-
presario innovador schumpeteriano37. Consiguió el financiamiento necesario
tanto por la capitalización de las acciones, como mediante la emisión de
36. Según su obituario, el FFCC de Panamá le dio fama de hombre de negocios a nivel global. (NYT, 1875)
37. Para Schumpeter, el empresario innovador se define, entre otros puntos, por la voluntad de hacer aportes sig-
nificativos y mejorar su entorno social, obteniendo por este medio prestigio personal. Los tres factores funda-
mentales es la innovación en un proceso o mercado, el disfrute en crear y hacer aportes así como en resolver
problemas, y el rechazo del entorno a la innovación.(Schumpeter, 1934)
Bibliografía
A/D (1875), “William Henry Aspinwall Obituary”, en New York Tribune, 19 de enero de 1875.
A/D (1924) “United States Intercoastal Services”, en Pacific Marine Review, Vol 21, nº 1, Enero,
1924, pp 35-55.
Alberdi, Juan Bautista (1887) Obras completas, La tribuna nacional, Buenos Aires.
Aspinwall, Henry W. (1855) Statement of 28th June, in answer to the reports from two commit-
tees appointed by stockholders, 24th May, with replies to the attacks on committee‘s report, John
Trow, New York.
Berthold, Victor (1932) The pioneer steamer California, 1848-1849, Houghton Miffin, Boston.
Board of Directors (1855) Communication of the Board of Directors of the Panamá Railroad Com-
pany to the Stockholders, John Trow, New York.
38. Fue uno de los fundadores de la Sociedad Protectora de Animales (en 1866), y también uno de los fundadores del
Metropolitan Museum of Art (MET) en 1869. (Chandler, 2007)
Chandler, Robert and Stephen Potash (2007) Gold, silk, pioneers & mail: the story of the Pacific
Mail Steamship Company, San Francisco Museum Library, San Francisco.
Chevalier, Emile (1850) “Panama Railroad”, en Revue des Deux Mondes, 1 de junio.
Cohen, L. (1971) “The chinese of the Panama Railroad: preliminary notes on the migrants of 1854
who “failed””. Ethnohistory, 18 (4).
Conniff, Michael (2001) Panama and the United States, a forced alliance, University of Georgia,
Georgia.
Davis, Charles (1867) Report on interoceanic canals and railroads between the Atlantic and Pacific
Oceans, Government Print Office, Washington.
Kemble, John (1933) “Pacific Mail Service between Panamá and San Francisco, 1849-1851”, en
Pacific Historical Review, Vol. 2, núm 4, Diciembre.
------ (1934) “The Genesis of the Pacific Mail Steamship Company”, en California Historical Soci-
ety Quarterly, vol 13, num. 4, Diciembre.
------ (1938) “The Panama Route to the Pacific Coast, 1848-1869”, en Paci.fic Historical Review,
Vol. 7, núm 1, Marzo.
------ (1943) The Panama route, 1848-1869, University of Califomia Press, Berkeley.
Lemaitre, E. (2007) Panamá y su separación de Colombia, Biblioteca Luis Angel Arango, Blaa
Digital.
Mc Cullogh, David (1979) El cruce entre dos mares, Lasser Press, Madrid.
Newland, Carlos (2013) Emprendedores de la globalización. Acortando tiempo y distancia entre los
Océanos Atlántico y Pacífico en el Siglo XIX, sf, se.
New York Legislature (1863) Charter of The Pacific Mail Steamship Company, Slote and Jane,
New York.
Newton, Velma (1984) The silver men: West Indian labour migration to Panama, 1850-1914, Uni-
versity of West Indies, Jamaica.
North, Douglass (1968) “Sources of Productivity Change in Ocean Shipping, 1600-1850”, Journal
ofPolitical Economy, 76 (5).
Ortega, Alfredo (1920) Ferrocarriles Colombianos. Resumen histórico, Imprenta Nacional, Bogotá.
Otis, Fessenden (1867) History of the Panamá railroad and the pacific mail steamship company,
Haper & brothers, New York.
Pacific Mail Steamship Company (1855) Proceedings at Meeting of Stockholders of Pacific Mail
Steamship Co., Held June 28, 1855, Nesbitt, Nueva York.
Panamá Rail Road Company (1849) Panamá Rail Road Company, Van Norden and Amerman, New
York.
------------------- (1850) Memorial of Panama Railroad Company, Praying that the Secretary of
the Navy be Authorized to Contract with it for the Transportation of the Army and Navy Supplies,
Poveda Ramos, Gabriel (2004) “La construcción del Ferrocarril de Panamá”, en Dyna, nº 143, año
71, pp 1-12.
Schumpeter, Joshep (1934) The Theory of Economic Development, Harvard University Press, Cam-
bridge.
Schott, Joseph (1967) Rails Across Panama: The Story of the Building of the Panama Railroad,
1849-1855, Merril, Nueva York.
Secretary of the Treasury (1864) Statistics of the foreing and Domestic Commerce of the United
States, Government Press, Washington.
Somerville, Duncan (1983) The Aspinwall Empire, Mystic Seaport Museum, Connecticut.
Tomes, Robert (1855) Panamá in 1855, Harper and Brothers, New York.
Vamun Poor, Henry (1860) History of the Railroads and Canals of the United States, Kelley, New
York.
Wallerstein, Immanuel (1979) El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes
de la economía-mundo europea en el siglo XVI, Siglo XXI, Madrid.
Williamson, Jeffrey y Kevin O’Rourke (2002) “When Did Globalization Begin?”, en European Review
of Economic History vol. 6, Part 1 (April ).
Wrigth, Benjamín (1911) San Francisco’s Ocean Trade. Past and Future, Carlisle, San Francisco.
Páginas web:
www.trainweb.org
www.uh.edu
www.czbrats.com
http://rapsodiaantillana.com/2007/03/los-nuevos-reclutas-y-el-pacific-mail-steamshipcompany.
html#sthash.ovvsmCV7 .dpuf
http://panarail.com/sp/historia/main.html
El autor del artículo también escribe que “en la actualidad en los trabajos de
excavación trabajan 2.½ (2.500 - Autores) obreros y 400 ingenieros”. “Ellos
creen - comenta el autor - que para terminar los trabajos de la empresa se ne-
cesita excavar 75 millones de m³ de tierra y rocas, y que el costo de los traba-
jos será de 640 millones de marcos (un marco equivalía a 31 kopieke4, 1882)”.5
En la parte final del artículo, el autor agrega, que “muchos franceses sufren
de enfermedades como malaria y fiebre amarilla”.6
8. Ibíd.
9. Arosemena G. Diógenes A. Breviario Histórico sobre el problema canalero. Panamá, 1999. Pag. 2.
10. Rapport Présenté au Conseil d’Administration par le Comité Technique constitué en vertu de l’article 31 des
statuts. Paris, Sociéte Anonyme de Publications Périodiques 13, qual voltaire, 13, 1899.
11. Ibíd.
12. Archivos Estatales Históricos de la Federación de Rusia. Fondo. 1101. Folio. 1. Lista. 915.
13. Ibíd. L. 1.
Cuadro 315
Trabajos realizados en el Corte Culebra-Emperador en 1896,
por 10 meses.
Cantidad de Cantidad de
Cantidad de
Mes turnos días laborables Tierra excavada en m³
obreros
completos por un mes
14. Ibíd. L. 2.
15. Ibíd. L. 3.
Gastos por m³
Tierra
Mes Totales
excavada en m³ Implementos y
Fuerza laboral
materiales
16. Ibíd. L. 4.
En adelante, presentamos unos cuadros que informan sobre los costos gene-
rales de la “Compañía Nueva del Canal de Panamá” en los años 1896-1897
en las secciones de Culebra y Emperador.
17. Ibíd. L. 6.
20. Ibíd. L. 9
21. Ibíd.
Nota: metros cúbicos excavados desde enero hasta el 30 de junio de 1897, de los vagones con-
tados aumentaron en 242.183 m³, por deducción del 10%, que fue de 24.218, significa que lo
restante comprendían 217.965 m³
1.107.377,89 de 819.585.57
Gastos generales No muestra
dólares por el año dólares
De esta forma, por estos resultados (Cuadro 14), podemos considerar que los
trabajos de la compañía francesa cada día empeoraban. Los gastos eran muy
altos, y la magnitud de los trabajos realizados en el periodo de 1895-1897 no
eran claramente suficientes para concluir el canal interoceánico en el tiempo
establecido. Más que todo porque el ritmo de gastos y trabajos hablan sobre
la imposibilidad de la construcción del canal, ya que para llevar a cabo las ex-
cavaciones se requerían muchas décadas y medios, los cuales eran más altos
que los recursos financieros de la “Compañía Nueva del Canal de Panamá”.
26. Iturralde Shailer Omar Enrique Posibilidades de Rusia de participar en la construcción del Canal de Panamá.
Revista Cultural “Lotería”. # 444. Septiembre-Octubre. 2002. Págs. 7-18. Ver también: Iturralde Shailer Omar
Enrique El Canal de Panamá en la historiografía rusa y en los materiales de los archivos de Rusia. (San Peters-
burgo). Compendio de Disertación para la obtención del título Dr. de Filosofía en historia. San Petersburgo, 2004.
Iturralde Shailer Omar Enrique Conversaciones ruso-francesas sobre la construcción del Canal de Panamá en
1840. (Según materiales de los Archivos Estatales Históricos de Rusia). //Tiempo y espacio en la comprensión
del hombre: aspecto histórico-psicológico. Materiales de la XIV Conferencia Internacional Científica. San Peters-
burgo, 16-17 de diciembre de 2003. en dos partes. /Bajo redacción de Dr. S.N. Poltorak. San Petersburgo, 2003.
Parte 1. Pág. 225-230; Iturralde Shailer Omar Enrique El Canal de Panamá - Francia y Rusia (Reseñas sobre el
papel del factor psicológico en la historia). Psicología histórica, psicohistoria, psicología social: Semejanzas y
diferencias. Materiales de la XV Conferencia Internacional Científica San Petersburgo, 11-12 de mayo 2004. /Bajo
redacción de Dr. S.N. Poltorak. San Petersburgo, 2004. Pág. 213-215; Iturralde Shailer Omar Enrique El Canal
de Panamá en la literatura científica de Rusia prerrevolucionaria. Lecturas de Mavrodinski - 2004. Problemas
actuales de la Historiografía y de las Ciencias históricas. Materiales de la Conferencia de Aniversario de los 70
años de la Facultad de Historia de la Universidad Estatal de San Petersburgo. San Petersburgo, 12-15 de octubre,
2004. /Bajo redacción de Dr. A.U. Dvornishenko. San Petersburgo, 2004. Pág. 154-156; Iturralde Shailer Omar
Enrique, Ushakov V.A. El Canal de Panamá en la estrategia marítima de Rusia a principios del siglo XX. (Según
materiales de los archivos Estatales de la Flota Marítima-Militar de la Federación de Rusia). //Lectura de Herzen
- 2004. problemas actuales de las ciencias sociales. Colección de artículos científicos. /Bajo la redacción de V.V.
Barabanov. San Petersburgo, 2004. Pág. 59-60. Iturralde Shailer Omar Enrique Servicios Especiales de Rusia so-
bre la fortificación militar del Canal de Panamá. //Lecturas de Herzen - 2004. problemas actuales de las ciencias
sociales. Colección de artículos científicos. /Bajo la redacción de V.V. Barabahov. San Petersburgo, 2004. Pág.
60-62. Iturralde Shailer Omar Enrique Destino histórico de Panamá en el de los poetas. (Orígenes de la poesía
panameña). Literatura artística como fuente histórico-psicológica. Materiales de la XVI Conferencia Internacional
Científica, San Petersburgo, 14-15 de diciembre de 2004. /Bajo la redacción de Dr. S.I. Poltorak. San Petersbur-
go, 2004. Pág. 189-190; Iturralde Shailer Omar Enrique, Ushakov V.A. Historia de la construcción del Canal de Pa-
namá en la literatura científica-popular (Literatura infantil). Literatura artística como fuente histórico-psicológica.
Materiales de la XVI Conferencia Internacional Científica. San Petersburgo, 14-15 de diciembre de 2004. /Bajo la
redacción de Dr. S.I. Poltorak. San Petersburgo, 2004. Pág. 436-438; Iturralde Shailer Omar Enrique El Congreso
Internacional para el estudio del canal interoceánico. París, 1879 (Según documentos de los Archivos Estatales
de la Flota Marítima-Militar de la Federación de Rusia). //Boletín de la Universidad estatal de San Petersburgo.
Serie 2. 2004 Edición 3-4. Pág. 100-105; Omar Enrique Iturralde Shailer. El Canal de Panamá (Un episodio en la
política Marítima-Militar a principio del siglo XX). //Revista Cultural “Lotería”. Septiembre-Octubre 2005. Nº 462.
Págs. 8-24. Omar Enrique Iturralde Shailer. Historia del Canal de Panamá (Una crítica a la historiografía de Rusia).
//Revista Cultural “Lotería”. Noviembre-Diciembre de 2007. Nº 475. Pág. 43-58. Omar Enrique Iturralde Shailer.
Servicios especiales y espionaje de Rusia Imperial sobre la militarización de la Zona del Canal de Panamá. //
Revista “Cultural” Lotería. Noviembre-Diciembre - 2009. Nº 487. Pág. 24-36.
27. Pablovish M.P. Grandes Vías Férreas y Marítimas del futuro. San Petersburgo (SP.), 1913. Pág. 207.
28. Ver: Bunau Varilla Philippe. Panama. La création. La destruction. La résurrection. 3 ed. Paris, 1913. P. 188-189.
29. Ibíd.
Pero si hubo tales contactos, para los franceses eran infructuosos. Una de las
causa estaba bajo un plano político. Hacia aquellos tiempos, Francia pasaba
por una gran crisis política, que como resultado fue muerto el presidente Sadi
Carno. Además, en 1894 muere el emperador Alejandro III en Rusia, algunas
personas que estuvieron preparados para ayudar a la empresa francesa, fue-
ron excluidos del escenario político y de influencias. En Rusia, el poder real
estaba ocupado en la construcción de la vía férrea transiberiana, que exigía
movimientos financieros y recursos técnicos e ingenieros. Por estas razones,
Rusia no pudo participar en la construcción del canal interoceánico en la
lejana América. Y la “Compañía Nueva del Canal de Panamá”, comenzó a
prepararse para la venta de las concesiones a los norteamericanos. Sin em-
bargo, Rusia estaba interesada en el destino del Canal de Panamá y quería
recibir ventajas de la futura arteria acuática. Es por esta razón, que en esos
últimos años del siglo XIX, el Canal de Panamá continuó siendo uno de los
objetivos en la política exterior del Imperio de Rusia.
30. Pablovish M.P. Grandes Vías Férreas y Marítimas del futuro. San Petersburgo (SP.), 1913. Pág. 207-208.
31. Ibíd.
Introducción
Con la firma del Tratado Hay-Bunau Varilla, el 18 de diciembre de 1903, no
sólo se selló la independencia de Panamá bajo la protección de los Estados
Unidos de América (E.U.A.), sino que también se inició el proceso que, por los
próximos catorce años llevaría adelante la construcción del Canal Interoceá-
nico, la conformación de la Zona del Canal de Panamá y la estructuración del
Estado nacional panameño mediatizado.
Joseph Bucklin Bishop, en The Panama gateway nos dice que, para en-
tonces, la Compañía Nueva del Canal había dejado en Panamá un grupo de
trabajadores el cual, junto a otros que habían trabajado para la Compañía del
Ferrocarril, sumaban unos 700 hombres, todos afroantillanos.
Así aparecieron los tristemente célebre “red tapes”, que eran cintas adhe-
sivas de color rojo que se colocaban en los expedientes. Esta señal indicaba
que la compra del equipo debía efectuarse siguiendo los debidos procedi-
mientos administrativos para garantizar que el equipo era realmente nece-
sario, y que el mismo se adquiriera al mejor precio posible. Esto implicaba
comparar diversas ofertas, solicitando varias cotizaciones, incluso en diver-
sos países, lo cual retrasaba el proceso.
Cansado del largo tiempo que se tomaba para satisfacer incluso las nece-
sidades más sencillas, Wallace viajó a Washington y se quejó directamente
con Theodore Roosevelt. Con la intención de superar estos obstáculos, el
Presidente desbandó esta Primera Comisión y nombró a siete nuevos miem-
bros, incluyendo esta vez al Ingeniero en Jefe como parte de la misma.
Esta intrincada red se extendía a las áreas de excavación para que las grandes
excavadoras mecánicas depositaran en sus vagones la enorme masa de tierra
y piedra extraída, que luego era transportada y depositada en tiraderos esta-
blecidos a varios kilómetros del área de excavación. De esta forma se evitaba
que el material excavado volviera a caer en el fondo de los canales y zanjas
recién dragados -un problema que había afectado y retrasado a los franceses.
Sin embargo, opinó que los aspectos relativos a la parte hidráulica de la obra
estaban algo atrasados. Fue en este aspecto en donde la experiencia de los
ingenieros militares en la construcción de canales, represas y esclusas fue
valiosa.
Así mismo, debido a que las excavaciones habían indicado que las fundacio-
nes del cerro Sosa eran de baja calidad y poca resistencia, se rediseñó el sis-
tema de esclusas en el lado Pacífico, moviendo el juego de esclusas de dos
escalones más al norte, a Miraflores, con lo cual quedaba esta esclusa más
alejada de la entrada del canal, en una posición más segura y defendible.
BIBLIOGRAFÍA
Bishop, Joseph Bucklin. The Panama gateway. New York, Charles Scribner’s Sons, 1913.
lsthmian Canal Commission. Annual Report of the lsthmian Canal Commission and the Panama
Canal, 1914. Washington D. C., G.P.O., 1916.
McCullough, David. El cruce entre dos mares. México, D. F. , Lasser Press Mexicana, 1979.
Introducción
La construcción del Canal interoceánico por los Estados Unidos de Améri-
ca (E.U.A.) fue una obra inmensa, que requirió de un gigantesco ejército de
trabajadores. Estos hombres llegaron no sólo de América del Norte, sino de
todas partes del mundo, otorgándole a esta obra un carácter cosmopolita que
convirtió a las ciudades de Panamá y Colón en una verdadera Babel.
Joseph Bucklin Bishop, quien fuera Secretario de la Comisión del Canal Íst-
mico, en su obra The Panama gateway, sostiene que Stevens consideraba
que el canal no se podría construir utilizando solamente mano de obra afro-
antillana. Él desconfiaba de la ética de trabajo de estos obreros y cuestionaba
sus hábitos, pues le parecía que no se esforzaban en el desempeño de sus
labores. Por ello, comentó que un hombre blanco de cualquier nacionalidad,
“bajo las mismas condiciones” podía soportar el clima del Istmo mejor que
los trabajadores caribeños, “los cuales están supuestos a ser inmunes a to-
do, pero los cuales son propensos a todo”.
Tal vez ambos factores le animaron a redoblar sus esfuerzos por dotar al
Canal de Panamá de lo que consideraba una fuerza de trabajo española. Gra-
cias a estos esfuerzos, para fines de 1905 se reportó que 500 trabajadores
españoles, que habían laborado en la construcción del ferrocarril en Cuba,
habían sido reclutados para trabajar en Panamá.
Para el año siguiente, esta cifra se redujo, debido a que un poco más de
5,000 trabajadores europeos (principalmente españoles) habían retornado
John Foster Carr, en su serie de artículos sobre “The Panama Canal”, re-
produciendo estereotipos racistas propios de la sociedad sureña estadouni-
dense, se mostraba poco favorable a la mano de obra afroantillana utilizada
hasta la fecha, aunque reconoce que es necesaria. En su opinión, de todos
los trabajadores que habían sido probados en el Istmo (afroantillanos, chinos,
colombianos, etc.), los “gallegos” habían resultado ser los mejores. Comen-
taba que éstos trabajaban “ambiciosamente, y se ganan cada centavo de sus
altos sueldos”. Por ello recomendaba que más “gallegos” fueran llevados a
Panamá (1906, pág. 120).
Sin embargo, Luis C. Guerra y José G. Lorente, quienes habían viajado desde
Cuba para verificar la situación, expresaron ·en su informe Los obreros es-
pañoles en Panamá que las condiciones habían mejorado mucho para 1908,
con el saneamiento del Istmo, los nuevos hospedajes construidos por Ste-
vens y los cambios en los alimentos, pues se trajeron cocineros de España
que preparaban las comidas a las cuales estaban acostumbrados.
Para este momento, la Comisión del Canal Ístmico había superado las difi-
cultades de conseguir mano de obra extranjera para desarrollar los múlti-
ples trabajos que se realizaban. La campaña sanitaria prácticamente había
acabado con las muertes causadas por la malaria y la fiebre amarilla y el
Istmo de Panamá resultaba ser un lugar mucho más seguro para vivir. El sis-
tema de acueducto y alcantarillado, las cómodas viviendas y edificaciones,
los hospitales y restaurantes que se habían construido en los principales
puntos de la Zona del Canal, habían permitido que se proyectase una imagen
positiva, muy distinta a la percepción que se tenía en 1904. Ya no se tenía
que contratar mano de obra en otros países; por el contrario, por su propia
cuenta, comenzaron a llegar inmigrantes en busca de empleo.
Las cifras indican que un gran número de residentes en la Zona del Canal
provenían de las posesiones británicas en el Caribe, quienes gozaban de la
ventaja del dominio del idioma inglés y a quienes se consideraba, dado los
prejuicios raciales propios de la época, más aptos para el duro trabajo bajo
el sol tropical. En total se contaron 18,690 personas del área de las Antillas
Británicas. De estas islas destacan Jamaica con 8,418 y Barbados con 6,483
personas radicadas en esta franja territorial.
Como puede observarse, las Antillas aportaban la mayor parte de las perso-
nas empleadas en la Zona del Canal. En primer término tenemos a Barbados
con 5,625 trabajadores, en cuarto puesto a Jamaica de donde, a pesar de
la prohibición de las autoridades, habían venido 3,535 personas y en quinto
lugar a Martinica que aportó 1,675 obreros. En el segundo lugar figuraba
los E.U.A., con 4,655 empleados, y en el tercer puesto España, con 3,801
trabajadores. Estas cifras confirman que, para este período, los españoles
eran, y con una amplia ventaja, los trabajadores europeos preferidos. Detrás
de ellos se ubicaban los italianos con 762 individuos, los griegos con 316, los
ingleses con 136 y los portugueses con 106. Los otros países europeos apor-
taban mucho menos de cien trabajadores a esta magna obra. Para muchas
autoridades de la Zona del Canal, así como para algunos viajeros que con-
templaron los trabajos de construcción, como Charles H.A. Forbes-Lindsay,
en su obra Panama and the canal today (1912), comentaba que, a su juicio,
los españoles resultaron ser la mejor mano de obra que se podía obtener,
pero se lamentaba que tan sólo unos cuantos miles estuvieran participando
en este proyecto.
Según un informe de julio de 1910, en los primeros seis meses del año los
trabajadores voluntarios que llegaron de Europa sin la garantía de un con-
trato superaban en un 1,000% a los que habían arribado a Panamá en esta
misma condición un año antes. Así mismo estimaba que aproximadamente
la mitad de estos inmigrantes eran españoles, conformando la otra mitad ita-
lianos y griegos. Como estaba vigente la prohibición del gobierno español, lo
que ellos hacían era embarcarse para terceros países, para luego tomar otro
barco que los llevara al puerto de Colón. Se calculaba que, de esta forma, el
99% de los pasajeros provenientes de Cuba eran españoles y el 90% de los
que venían de Costa Rica eran españoles o afroantillanos.
Este censo incluyó a todos los habitantes de la Zona del Canal, así como a los
empleados de la Comisión del Canal Ístmico y la Compañía del Ferrocarril de
Panamá que residían en las ciudades de Panamá y Colón, en Portobelo, así
como en otros puntos fuera de la Zona del Canal. Entre los temas a investigar
estaban los siguientes: nombre, número de identificación, sexo, raza, edad,
estado civil; lugar de nacimiento, nacionalidad, fecha de arribo a la Zona del
Canal, ubicación anterior si es distinta a la actual, si sabían leer y escribir, si ha-
blaban inglés u otra lengua, ocupación y lugar actual de ocupación. Comisión
del Canal Ístmico (The Canal Record, Vol. 5, 10 de enero de 1912, pág. 159).
Entre los europeos, los 4,305 españoles todavía superaban a los franceses y
griegos, que habían experimentado un aumento impresionante en el número
de ciudadanos residentes en la Zona del Canal, y a los italianos que se ha-
bían mantenido estables. En 1908 se encontraban en la Zona del Canal 159
franceses, 331 griegos y 810 italianos; cuatro años más tarde había 2,760
franceses, 1,291 griegos y 812 italianos, respectivamente.
En los primeros contratos se había estipulado que para que un obrero traído
al Istmo bajo contrato por los agentes de la Comisión, se requeriría que tra-
bajaran al menos 500 días en la construcción del Canal para que tuviesen
el derecho a ser repatriados sin costo alguno para ellos. Pero en los últimos
Fuente: “Table 1 - Population of The Canal Zone by Towns and Villages”. The Canal Record, Vol.
5, 24 de julio de 1912, págs. 384-385.
Esta última disposición permitió que cientos de obreros españoles, que ha-
bían arribado al Istmo en octubre de 1911 en busca de empleo, fueran luego
repatriados a expensas de la Comisión del Canal Ístmico. A partir del ·12 de
febrero de 1912, la Comisión corrió con los costos de la repatriación de todos
los europeos, incluyendo a los españoles, que retornaron a su país de origen.
Así fueron enviados a casa 102 europeos en el año fiscal que terminó el 30
de junio de 1913, 1,599 en el año fiscal que concluyó el 30 de junio de 1914
y 400 entre julio y noviembre de 1914 (The Canal Record, 28 de octubre de
1914, págs. 90-91).
Bibliografía
Bishop, Joseph Bucklin. The Panama gateway. New York, Charles Scribner’s Sons, 1913.
Forbes-Lindsay, Charles H.A. Panama and The Canal Today. Boston, L. C. Page & Co., 1912.
Guerrero, Luis C. y Lorente, José G. Los obreros españoles en Panamá. Informe de los Señores
Luis C. Guerra y José G. Lorente. La Habana, Imprenta Rambla y Bouza, 1908.
Foster Carr, John. “The Panama Canal: Fourth paper- The Silvermen”, en The Outlook (19 de mayo
de 1906), págs. 117-120. Ver en: http://www.unz.org/Pub/Outlook-1906may19-00117
Isthmian Canal Commission. Canal Record. Vol. 2, edición del 26 de agosto de 1908 .
_ . Canal Record. Vol. 3, edición del 6 de abril de 1910 .
_ . Canal Record. Vol. 3, edición del 27 de abril de 1910 .
_ . Canal Record. Vol. 5, edición del 8 de octubre de 1911
_ . Canal Record. Vol. 5, edición del 25 de octubre de 1911.
_ . Canal Record. Vol. 5, 10 de enero de 1912.
_ . Canal Record. Vol. 5, 24 de julio de 1912 .
_ . Canal Record. Vol. 6, 28 de octubre de 1914.
Marco Serra, Yolanda. Los obreros españoles en la construcción del Canal de Panamá. La emigra-
ción española hacia Panamá vista a través de la prensa española. Panamá, Editorial Portobelo 1
Pequeño Formato No 43, 1998.
Newton, Velma. Los hombres del silver roll: migración antillana a Panamá 1850-1914. Panamá,
Amigos del Museo Afro antillano de Panamá 1 Causadías Editores, 1997.
Panamá. Secretaría de Relaciones Exteriores. Memoria por... a la Asamblea Nacional de Panamá,
en sus sesiones ordinarias de 1910. Panamá, Tipografía Moderna, 1910.
Pérez, Juan Manuel. Pro Mundi Beneficio: Los trabajadores gallegos en la construcción del canal
de Panamá, 1904-1914. A Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2007.
EL DESCUBRIMIENTO DE LA
HISTOPLASMOSIS EN PANAMÁ
POR DARLING EN 1905
Por: Enrique Chaves Carballo
Una de las contribuciones más importantes hechas por Samuel Taylor Dar-
ling, insigne patólogo, malariólogo, parasitólogo y jefe de los laboratorios
de la Junta de Salud de la Comisión del Canal Ístmico (ICC por sus siglas en
inglés), es el descubrimiento de una nueva enfermedad en el Hospital Ancón,
el 5 de diciembre de 1905, bautizada por él como histoplasmosis y al agente
causante Histoplasma capsulatum.
SAMUEL DARLING
El doctor Darling tenía 31 años cuando llegó a Panamá en febrero de 1905,
para trabajar como interno en el Hospital Ancón, con un sueldo mensual de
$50. Darling nació en Harrison, New Jersey, y cursó sus estudios de medicina
en el Colegio de Médicos y Cirujanos en Baltimore, donde obtuvo la medalla
de oro correspondiente al primer puesto en su clase del año 1903. Continuó
sus estudios como residente en patología, histología y bacteriología, además
de trabajar en el laboratorio de virología del doctor Nathaniel Keirle, durante
los dos años siguientes. El doctor William C. Gorgas, jefe del Departamento
de Sanidad de la ICC, al reconocer sus vastos conocimientos y su dedicación
completa al trabajo, lo nombra jefe de los laboratorios el 5 de octubre de
1906, a escasos 20 meses después de su llegada al Istmo.
ANTECEDENTES
Para entender mejor los antecedentes del importante hallazgo, debemos re-
cordar que Darling trabajó relativamente aislado de sus colegas, los cuales
residían lejos de Panamá en los grandes centros científicos de Alemania,
Francia, el Reino Unido y los EE.UU. Sin embargo, Darling lograba mantener-
se al día en sus especialidades por medio de las revistas científicas recibidas
en la biblioteca del Hospital Ancón, las solicitudes de copias de artículos de
RONALD ROSS
Sir Ronald Ross, el descubridor del ciclo de la malaria en el mosquito, llegó
a Panamá por invitación del doctor Gorgas en 1904. Ross aseguraba que la
enfermedad kala-azar (la fiebre negra, conocida también como úlcera orien-
tal o leishmaniasis visceral) podría encontrarse en Panamá si se buscaba
metódicamente entre los enfermos con esplenomegalia (agrandamiento del
bazo) tropical. El proceso consistía en identificar con el microscopio a las
leishmanias, también llamadas “cuerpos de Leishman-Donovan”, en prepa-
raciones hechas de tejidos como el bazo, hígado y en la médula ósea. Sin
embargo, Darling no logró encontrar este parásito en ninguno de los casos
investigados en el Hospital Ancón. En la autopsia #252 efectuada por Darling
casi un año después de la visita hecha por Ross, la presencia de un parásito
muy parecido al causante de kala-azar y el curso de la enfermedad con-
suntiva con síntomas de caquexia (desgaste), fiebre, cansancio y agranda-
miento del bazo, lo convenció de que estas dos enfermedades, el kala-azar
y la histoplasmosis, eran semejantes. Darling tuvo la certeza de enviarle a
Ross muestras de las lesiones descritas en los casos de histoplasmosis para
pedirle su opinión sobre la posible relación de la leishmania con el parásito
encontrado en Panamá. La respuesta de Ross fue afirmativa y Darling esco-
gió como título para uno de los artículos que describe su descubrimiento, al
siguiente: “Histoplasmosis. A fatal infectious disease resembling kala-azar
found among natives of tropical America [Histoplasmosis. Una enfermedad
infecciosa fatal parecida al kala-azar encontrada entre los nativos de la Amé-
rica tropical.]”
Los tintes empleados para teñir la cápsula a veces no dan buenos resultados.
Algunos años después, Robert G. Grocott, quien trabajó en el mismo Hospital
Gorgas, utilizó compuestos de plata para lograr demostrar en forma más efi-
caz la cápsula del hongo Histoplasma capsulatum, facilitando así el proceso
de identificar correctamente a esta especie como un hongo.
Luego Darling hace una detallada descripción del parásito en los diferen-
tes tejidos invadidos como el pulmón, hígado, bazo y linfáticos. Por último,
reproducimos las observaciones morfológicas que lo convencen de que el
parásito es un protozoario.
OTRAS CONTRIBUCIONES
Darling, como mencionamos, sólo dedica unas pocas publicaciones al des-
cubrimiento de la histoplasmosis, y sigue investigando otras enfermedades
que intentan sabotear la construcción del Canal interoceánico. Entre ellas,
la más importante es la malaria y sus investigaciones logran identificar al
mosquito Anofeles albimanus como el principal vector de la malaria en Pa-
namá, facilitando de esta manera la tarea del doctor William Gorgas para
lograr el saneamiento del Istmo. Otros logros científicos son sus estudios
sobre la amebiasis que esclarecen la confusión que había hasta entonces en
la clasificación de las amebas Entoameba histolytica y Entoameba tetragena.
FUNDACIÓN ROCKEFELLER
En enero de 1915, Darling acepta el puesto de jefe de una comisión que le
ofrece la Junta Internacional de la Salud de la Fundación Rockefeller para
Sin embargo, este trabajo cambió radicalmente los métodos usados hasta
entonces para su evaluación y tratamiento. Darling comprobó una vez más
que era imposible estudiar a fondo una enfermedad sin antes conocer las
características sociales y culturales de la población afectada, así como la
contribución de otras enfermedades, como la malaria, que influyen también
en la salud de la misma población.
VIAJE A EUROPA
Después de estar en Leesburg por 18 meses, la Fundación Rockefeller in-
vita a Darling para que participe en un congreso de malaria a celebrar en
Roma en la primavera de 1925. Además, lo nombra como representante a
la Fundación en el Comité de Malaria de la Sección de la Salud de la Liga de
las Naciones. Él acepta esta gran oportunidad para ponerse en contacto con
otros colegas y expertos en Europa y el 21 de marzo zarpa para Europa, lleno
de entusiasmo.
Mientras tanto, sus colegas, reconociéndole sus méritos, lo eligen como pre-
sidente de la Sociedad Americana de Medicina Tropical para el bienio 1923-
1924 y vicepresidente de la Sociedad Americana de Parasitología en 1925.
Su alma mater (llamada ahora la Escuela de Medicina de la Universidad de
Maryland), le confiere un doctorado en ciencias honoris causa en 1923.
Además de ser elegido como miembro honorario de la Sociedad Real de
Medicina Tropical, Darling es también nombrado miembro de la Asociación
Americana de Medicina, y miembro corresponsal de la Sociedad Helminto-
lógica de Washington, D. C., de la Sociedad de Medicina y Cirugía de Sao
Paulo, Brasil, y de la Sociedad de Patología Exótica de Francia. La Sociedad
Real de Medicina Tropical lo invita, junto con Gorgas, a presentar una con-
ferencia magistral en Londres en 1925. Desafortunadamente, el descubridor
de la histoplasmosis muere en un trágico accidente automovilístico cerca de
Beirut el 21 de mayo de 1925, a la edad de 53 años, sin lograr cumplir su
compromiso en Londres.
Darling, S.T. Notes on histoplasmosis-A fatal disorder met with in tropical America [Apuntes sobre
la histoplasmosis-Una enfermedad fatal encontrada en la América tropical]. Maryland Medical
Journal 1907; 50: 125-129.
Darling, S. T. Histoplasmosis. A fatal infectious disease resembling kala-azar found among natives
of tropical America [Histoplasmosis. Una enfermedad fatal infecciosa parecida a kala-azar encon-
trada en los nativos de América tropical]. Archives of Internal Medicine 1908; 2: 118-119.
Darling, S. T. The morphology of the parasite (Histoplasma capsulatum) and the lesions of histo-
plasmosis, a fatal disease in tropical America [La morfología del parásito (Histoplasma capsula-
tum) y las lesiones de la histoplasmosis, una enfermedad fatal infecciosa en América tropical].
Journal of Experimental Medicine 1909; 11: 515-531.
Grocott R. G. A stain for fungi in tissue sections and smears using Gomori’s methenamine-silver
nitrate technic [Un tinte para hongos en secciones tisulares y frotis usando la técnica de metena-
mina-nitrato de plata]. American Journal of Clinical Pathology 1955; 25:975-979.
Darling S. T., Barber M. A., Hacker H. P. Hookworm and Malaria Research in Malaya, Java, and the
Fiji Islands. Report of the Uncinariasis Commission to the Orient 1915-1917 [Investigaciones sobre
la Uncinariasis y la Malaria en Malaya, Java y las Islas Fiji. Informe de la Comisión para la Uncina-
riasis al Oriente 1915-1917]. Publicación Nº. 9, Nueva York: Rockefeller Foundation, Intemational
Health Board, 1920, 191 págs.
Poesía
(Historia del Canal)
Por: Yavel Nanette Toribio Julio
Diáfana es la historia
que acompaña al Canal
de mártires y poetas,
de una tropa y su mal.
Se habló de un canal
En mil ochocientos ochenta
Por una empresa francesa
que no logró su ideal.
Homenaje a la memoria
del Ingeniero Pedro José Sosa
En el centenario del Canal de Panamá.
El diecinueve de mayo de 1851 nació Pedro José Sosa. Era hijo de Julián
Sosa, natural de Veraguas y María Asunción del Barrio de Sosa. Provenía
de una familia acomodada, lo que le garantizó una educación esmerada,
la que realizó en la ciudad de Panamá; al cumplir catorce años viajó a los
Estados Unidos con el fin de continuar su formación. Realizó sus estudios
secundarios en el Colegio Seton Hall de Nueva York. Al obtener excelentes
Pedro José Sosa se adentró en las selvas del Darién con un agudo sentido
de investigación, con el objetivo de determinar las condiciones del terreno
para construir el Canal. Hasta en esos rincones fue reconocido por su tem-
peramento afable, su cultura y formación académica. De costumbres poco
comunes, escribe uno de los investigadores lo siguiente: “Nuestro amigo
Sosa, que para el trabajo gastaba habitualmente una camisa y unos calzo-
nes de color rojo subido, no dejaba nunca de ocultar su llamativo vestido
bajo un pantalón de más modesto color siempre que se veía obligado a pa-
sar por donde había alguna manada de dichos animales, pues el color rojo
llama vivamente su atención, excitándolos a acometer: (1)También Lucien
Bonaparte Wyse, en su obra “Las Exploraciones” escribe: “Sosa salió solo
de Panamá el 5 de marzo, llegando al medio día a la desembocadura del
Caimito, al sitio que llaman Puerto de La Chorrera para proporcionarse un
guía y algunos conductores que le eran de todo punto necesarios. A mañana
siguiente emprendió los trabajos, y con paciencia y un desinterés que nunca
será bien alabado, realizó las operaciones, llevándolas todas adelante, y al
mismo tiempo, manejando el taqueómetro y el nivel de la burbuja de aire,
haciendo los croquis y dirigiendo la trocha”.(2)
“Con fecha del 31 del pasado tuve el honor de comunicar a usted la decisión
del Congreso Científico internacional que estudió la cuestión relativa a la
mejor vía para la construcción del Canal Interoceánico”.
“El entusiasmo que hay en todas las ciudades comerciales de Europa por la
construcción del Canal es tal, que el período de una semana se ha jugado
suficiente para llenar la primera suscripción de $ 80,000,000 que se abrirá
al público el 7 entrante”.
“Sin embargo, tanto, los capitalistas como los gobiernos de Europa, ven en
la oposición de la prensa americana más bien el reflejo directo de intereses
personales que el eco de la voz popular o la opinión autorizada del gobierno.”
“En efecto es difícil comprender qué razón tiene los Estados Unidos para
oponerse a la construcción de una obra que, según la opinión de un céle-
bre economista moderno desarrollará de un modo incalculable la riqueza del
Nuevo Mundo sobre todo, cuando la empresa es de un carácter estrictamen-
te internacional y que nada se opone a las ambiciones legítimas de dicha
nación”.
“A pesar de todo la Sociedad sigue adelante; tan pronto como esté hecha la
suscripción, se procederá a llenar las formalidades legales que son necesa-
rias para la formación definitiva de la sociedad”.
Inspirado Sosa en los ideales de culminar el Canal hizo lo posible por lograr
la comprensión de sus estudios. Para tal efecto redactó un trabajo: Teoría
de los Determinantes, con copia a la Asociación Colombiana de Ingenieros.
Escribió también los Cuaternios editado en los Anales de mayo hasta agosto
de 1891.
Para alcanzar el ideal de construir el Canal fue ingeniero, explorador que es-
tuvo a prueba al cruzar aguas cenagosas, traspasar abundante vegetación.
Con machete en mano iba descuajando montes y cortando lianas, arbustos
haciendo trochas enfrentándose a las inclemencias del clima tropical y hú-
medo. En el día y en el ocaso de la tarde miraba la altura de los árboles donde
se filtraban los rayos del sol. No había tranquilidad en la espesura de la selva,
ni en los tiempos de discusión sobre la vía adecuada para el trazado del
Canal. Mientras los cargadores descansaban, él con la luz tenue de la fogata
repasaba los mapas buscado afanosamente los trazos donde la gigantesca
maquinaria se instalaría, para partir la tierra del Istmo centroamericano y unir
los dos océanos.
Bibliografía
(1) RECLUS, Armando. (Oficial de la Marina Francesa) Exploraciones a los Istmos de Panamá y
Darién en 1876, 1877 y 1878. Publicaciones de la Revista Lotería. P. 308
(2) WYSE, Lucien. El Canal de Panamá (El Istmo Americano-Exploraciones; comparaciones de
los trazados estudiados; negociaciones y estado de los trabajos). Publicaciones de la Revista
Lotería.
1. Los trabajos presentados deben ser escritos en hojas 8 1/2x11 a doble espacio. (Letra Times New
Roman Tamaño de letra 12) y las páginas deben ser enumeradas.
2. Sólo se aceptarán trabajos que no hayan sido publicados con anterioridad en alguna revista, perió-
dico o medio de difusión y dar fe de que su trabajo es inédito, sin embargo mantiene el derecho de
autor que la Ley le otorga. El colaborador, procederá a llenar el formulario correspondiente en el de-
partamento cultural de la Lotería Nacional de Beneficencia, firmar el registro de Control de Trabajos
Literarios, entregar una síntesis de su currículo no mayor de 10 líneas y fotocopia de su cédula.
3. Los artículos deben tener una extensión mínima de 10 páginas y máximo de 20, acompañados de
la bibliografía consultada, fotografías o dibujos alusivos al tema, entregarse impreso y grabado en
disco compacto (CD).
4. La Lotería Nacional de Beneficencia seleccionará los trabajos publicados con el propósito de
incluirlos en el Concurso Anual Literario de la Revista Cultural Lotería, que correspondan a los
cinco campos de conocimiento y los trabajos que resulten ganadores se les premiarán con mil
Balboas (1,000.00) cada uno.
5. Se reconocerán un emolumento de doscientos Balboas (B/.200.00) a los autores de los artículos
que se publiquen en la Revista Cultural Lotería.
6. El Consejo Editorial recibirá como colaboración trabajos en los siguientes campos:
a. CIENCIAS SOCIALES: Comprende: Antropología, Arqueología, Ciencias Políticas, Demografía,
Folklore, Artesanías, Geografía, Historia, Filosofía, Lingüística, Educación, Psicología Social y
Sociología.
b. MEDICINA CIENCIAS NATURALES, EXACTAS Y TECNOLOGÍA Comprende: Biología, Química,
Física, Farmacología, Medicina, Ciencias Naturales, Tecnología Científica, Tecnología, Robó-
tica, Astronomía y otros semejantes o relacionados.
c. COMUNICACIÓN SOCIAL: Comprende Periodismo, Publicidad, Relaciones Públicas y Radio
Difusión, Entrevistas.
d. ECONOMÍA Y FINANZAS: Comprende: Banca, Seguros, Bolsa de Valores y todo lo relacionado
con estas disciplinas.
e. LETRAS: Corresponde a los géneros literarios: Cuento, Poesía, Ensayo, Crítica Literaria, Cró-
nica y Entrevistas.
Los artículos de los colaboradores pueden ser remitidos a las diferentes Direcciones Provinciales por
los Enlaces Culturales. Cada artículo deberá ser registrado en el formulario de Registro y Control de
Trabajos Literarios.
Los artículos de colaboradores, en el exterior, deben ser enviados al Departamento Cultural, Revista
Cultural Lotería, Apartado Postal 086-07-376 Panamá, República de Panamá, o mediante la dirección
de correo electrónico:
[email protected]
Con relación a las colaboraciones de cuentos infantiles, se aceptarán trabajos con una extensión de
mínimo de 3 y un máximo de 5 páginas, incluyendo las ilustraciones que el autor entregue, con las
mismas especificaciones arriba indicadas y se reconocerá un emolumento de Cien Balboas (B/100.00).
Las colaboraciones se recibirán en el Departamento Cultural ubicado en el piso 17 Edificio Sede o
entregados en las diferentes Direcciones provinciales, cuyos Enlaces Culturales nos la remitirán.
Todos los trabajos que entreguen los colaboradores con el propósito de ser publicados en la Revista
Cultural Lotería, serán registrados por nuestros funcionarios en el formulario de Registro y Control de
Trabajos Literarios.
7. El Consejo Editorial se reserva el derecho a publicar los trabajos que luego de la evaluación cum-
plan los requisitos de calidad literaria.