Cocktail 04.5 - Last Call - Alice Clayton
Cocktail 04.5 - Last Call - Alice Clayton
Cocktail 04.5 - Last Call - Alice Clayton
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PRÓLOGO
-Simon. Simon. Oh, joder que bien se siente, allí, justo allí, no te
detengas.
-No puedo creer que hayas comido pastel mientras te hacía eso.
-No te preocupes por eso. Tú también puedes comer pastel mientras
te hago esto. . .
-Caroline, niña traviesa. Estamos en la parte trasera de una limoooo
oh, wow, ok. Este pastel esta excelente.
CAPITULO DOS
-Así que dime otra vez hacia dónde vamos ¿A comprar un pitbull?-
Pregunté, esperando en el asiento trasero del Range Rover con Sophia
mientras Simon y Neil se detenían para echar gasolina. Salimos de la
ciudad por la noche, dispuestos a pasar un tiempo en Monterey, la ciudad
natal de Sophia. Solo unas pocas horas en la costa y todo era como un
mundo completamente nuevo.
-Sí. Exactamente. Vamos a comprar un pitbull, Caroline- contestó
Sophia secamente.
- ¿No es así?
-No es como comprar un bolso nuevo. Neil quiere un cachorro, y yo
también. Creo que será bueno tener un cachorro y un bebé al mismo
tiempo
-Creo que será una locura tener un cachorro y un bebé al mismo
tiempo, pero bueno, yo estoy aquí por el viaje- le dije. Cuando ella me
mostró su dedo medio, le mostré uno de vuelta – En serio, eso es mucho a
la vez, ¿no crees?-
-Estábamos planeando conseguir un perro después de tener el bebé,
pero cuando mi primo Lucas comenzó a mandarme mensajes de texto con
estas fotos de su última camada, simplemente me derretí. ¡Osea, mira
esto! ¿Podrías resistirte? – Dijo, sacando su teléfono y sosteniéndolo para
mostrarme seis o siete cachorros de los más pequeños y adorables,
alineados sobre una almohada, con su orgullosa mamá detrás de
ellos. Eran grises, blancos y negros, todos encantadores. -¡Y mira, este
video!
-Oh, Dios, que hermosos- suspiré, mientras veía a los cachorros
correteando por todo el lugar, saltando y jugando y siendo tan lindos- No
sé cómo voy a sacar a Simon de allí sin traer uno a casa.
-Clive te mataría- respondió Sophia, apagando su teléfono cuando
los chicos volvieron al automóvil.
-Con sus patas desnuda- acepté.
-¿Patas desnudas? ¿De quién estamos hablando? – Preguntó Simon
mientras se deslizaba detrás del volante.
-De Clive. Matándonos.
-Tengo pesadillas sobre eso- respondió, temblando. –Ese gato es
jodidamente extraño.
-¿Cómo está su harén?-Preguntó Neil.
Simon lo golpeó en el brazo. –Hombre. No lo llames así.
-Sus novias, esposas, hermanas. Lo que sea. ¿Cómo es que ustedes
no tienen gatitos corriendo por todos lados? – Preguntó Neil, frotándose
el brazo.
-Clive fue castrado hace mucho tiempo. Nada de nueces para mi niño
- dije –Se ganó a esas chicas solo con su personalidad.
Cuando Clive había regresado a casa después de su temporada como
fugitivo, no vino solo. Había traído tres preciosas gatas, las cuales fueron
adoptadas por Simon y yo. Ahora vivimos con cuatro gatos. Norah, Ella y
Dinah ahora se unieron a Clive para gobernar nuestra casa, e hicimos lo
que pudimos para darle su espacio. Nuestra cama estaba un poco
abarrotada algunas noches, pero no cambiaríamos nada.
-Bien, Neil, repasemos el plan una vez más. Seleccionamos un
cachorro, UNO; intentemos elegir el que parezca más tranquilo. ¿Trato?
–Dijo Sophia, echándose al frente y poniendo su mano en su hombro.
-Ya veremos- asintió. Su rostro se puso rojo diez segundos
después. Sophia había comenzado a apretar, obviamente. – Un
cachorro. Entendí- se las arregló, y ella le dio una palmadita en la
cabeza. –Toca violonchelo. Tiene las manos más fuertes que puedas
imaginar. Normalmente es algo bueno. Pero a veces. . . – Le dijo a Simon,
que solo se rió mientras bajábamos por la autopista, rumbo a Monterey.
***
-Y aquí es donde mantenemos todos los perros más nuevos, los que
casi no han sido tratados. A veces pueden ir con los otros perros, pero
por lo general necesitan un poco de rehabilitación- dijo la rubia alta,
sonriendo y haciendo que el recorrido se sintiera fresco, aunque
obviamente había hecho esto cientos de veces.
Llegamos a Monterey en menos de dos horas, lo que fue un
alivio. Cada vez que Mimi estaba en un viaje por carretera, siempre
teníamos que parar cada treinta millas para comer bocadillos. Una vez
que llegamos a Monterrey, nos dirigimos rápidamente a OUR GANG, un
centro de rescate para pitbulls abusados y abandonados. Como yo no
sabía mucho acerca de la raza y solo conocía las historias que suelen
aparecer en las noticias, no sabía exactamente qué esperar. Ciertamente
no esperaba que una ex reina de belleza dirigiera el centro. Sophia me
había contado sobre Chloe, y cómo había entrado en el negocio, y para
alguien que solo había estado manejándolo por poco más de un año, era
impresionante.
-¿Dónde están los cachorros? ¡Quiero ver a los cachorros! - Dijo Neil,
prácticamente danzando a través del granero en el que estábamos
parados.
-Calma, Neil, están a la vuelta de la esquina- Chloe se rió, dando
unas palmaditas al perro estaba junto a ella. Sammy Davis Jr. fue
amable y dulce, y obviamente era la mascota del lugar. Todos los
voluntarios que ella tenía trabajando hoy se detenían a saludarlo. Como
tenía un gato llamado Clive, ¿quién era yo para juzgar a las personas que
le ponían nombres a sus mascotas?
-Entonces, ¿cuántas personas tienes trabajando aquí?- Le pregunté
a Chloe cuando nos dirigíamos a donde se suponía que estaban los
cachorros.
-A tiempo completo, somos solo tres de nosotros, pero tengo otros
seis empleados remunerados a tiempo parcial, y por lo general de siete a
diez voluntarios también a tiempo parcial, dependiendo de la época del
año. Nos hemos asociado con una facultad de veterinaria local, y suele
haber alguien que hace sus pasantías aquí para obtener crédito. Además
de mi novio, Lucas. Él es veterinario aquí en la ciudad, y está aquí todo el
tiempo.
-Te refieres a mi primo Lucas- dijo Sophia.
-No, me refiero a mi novio, Lucas- respondió Chloe, ladeando la
cabeza y sonriéndole dulcemente.
-El es mi primo.
-El es mi novio.
-¡Joder, me gustas más que su ex- Exclamó Sophia, justo cuando un
tipo muy guapo doblaba la esquina.
-¿Estás molestando a mi prima, Chlo?- Le preguntó, envolviendo un
brazo alrededor de sus hombros y tirando de ella hacia un lado.
-Tengo que hacerlo. Está siendo odiosa,- respondió Chloe
rápidamente, y Sophia le sacó la lengua. -Lucas, este es Simon y
Caroline, son amigos de. . . - Son mis amigos, y puedo presentarlos yo-
interrumpió Sophia. Estaba jodiendo tanto a Chloe, que pude notar que
realmente le caía ben. -Este es Simon y Caroline.
-Un placer conocerte, Caroline, Simon- dijo Lucas -¿Escuché que
ustedes vienen por un cachorro para llevárselo a la ciudad?-
-Oh no, nosotros no. Esos dos. Simon señaló a Neil y Sophia. -
Tenemos suficiente con cuatro gatos en casa.
-¿Cuatro gatos? Guau, impresionante - dijo Lucas mientras nos
dirigíamos a un área separada. Y finalmente vimos a los cachorros. Y
fueron tan lindos como lo prometieron. Neil inmediatamente cayó al
suelo, dejándolos que lo cubrieran como un ola.
-¡Oh Dios mío! ¡Estos muchachos son geniales! -Gritó, acostado bajo
la pila de colas.
Cuando vimos a nuestro amigo darse la vuelta en el suelo, riéndose
a carcajadas, tuve una repentina visión de cómo sería Neil como padre.
-Sabes que nunca podrás jugar al policía bueno con tu hijo, ¿verdad?-
Le susurré a Sophia, quien negó con la cabeza mientras miraba
divertida.
-Oh sí, eso es obvio- dijo, y luego se volvió hacia mí con una
sonrisa. - Además, me veo muy bien cuando interpreto al policía malo.
-Detente ahora mismo- dijo Simon, que luego se acostó en la pila
con su amigo.
Y mientras veía a Simon jugar con los cachorros, tuve una súbita
visión de él rodando por el piso de nuestra casa, en Sausalito, cubierto de
gatitos y bebés. Mmm, buena visión.
-Así que, obviamente, todos son adorables- dijo Chloe, viendo a los
dos hombres adultos jugando con un grupo de perros. -¿Alguna idea sobre
cuál te gustaría?-
- Joder, ¿cómo diablos vamos a elegir? - Sophia se inclinó para
recoger a una dulce pequeña que había comenzado a acariciar su pie.
¡Ah! La elección de Sophie – Me mordí la lengua y no dije nada. Miré
hacia abajo para ver a Simon, sonriéndome con las manos llenas de
cachorros.
-Cien por ciento NO- dije, arqueando mi ceja.
***
Al final, fueron los cachorros los que hicieron la elección por Sophia
y Neil. No uno, ni dos, sino tres cachorros habían sido
adoptados. Adorable ganó por sobre el sentido común, e incluso Sophia
estaba entusiasmada con la perspectiva de tener una casa llena de patas
y pequeños dedos al mismo tiempo. La verdad es que nunca la había
visto más feliz. Todavía era una tipa dura y parecía tener a Neil por las
pelotas, pero estaba encantada con el giro que estaba tomando su
vida. La trifecta del cachorro era solo una señal más de que nuestra
greñuda pelirroja estaba siendo domesticada. Todos estábamos corriendo
hacia los treinta, sentando cabezas.
Lucas y Chloe nos invitaron a quedarnos a cenar. Neil y Sophia
dormirían en su casa. Simon y yo habíamos hecho las reservas en un
pequeño hotel boutique junto al mar, y estaba deseando que los sonidos
de las olas me arrullaran. Aunque también estaba deseosa de hacer que
Chloe me diera un recorrido por la alborotada casa en la que vivía.
-¡En serio, esta casa es como una cápsula del tiempo! Nunca había
visto algo así. ¿Estás segura de que no conseguiste un diseñador para
recrear el 1958 aquí? - Me quedé sin aliento, asimilando todo el kitsch.
-De ninguna manera. Todo aquí es auténtico, traído aquí por mis
abuelos y permaneciendo intocables durante años. A pesar de que era
una casa de vacaciones, todavía estoy sorprendida de lo bien que ha
permanecido en pie en los últimos años, todo está en gran forma todavía.
-Literalmente podría vender todas las piezas de esta casa a mis
clientes; todos quieren cosas del siglo 50 en este momento. Jesús, ¿es eso
un sistema hi-fi? - Le pregunté, señalando un gran estante con la puerta
central abierta. Una plataforma giratoria en perfecto estado brillaba por
dentro. Había conseguido uno de estos hace unos años para un cliente,
pero este era una belleza. Diseño danés, con líneas limpias y
simples; cuando estaba cerrado, parecía una mesa de comedor.
Todo lo que había visto en esta casa hasta ahora estaba lleno de
grandes detalles como este.
-Oh sí, poníamos discos en eso casi todos los días. ¡Lucas, haz que
ese chico malo se encienda! -Gritó Chloe, sacando a su novio de detrás del
bar tiki.
-Claro que sí, pollita - respondió, y un momento después, el suave
estilo vocal del Sr. Dean Martin se escuchaba por todo el lugar -Ahora,
¿quién quiere un cóctel? Tengo zombis aquí.
Dos horas después, había aprendido algunas cosas. Una de ellas: los
cócteles de zombis son letales.
No pidas más de lo que puedas manejar, que para mí resultara ser
dos zombis.
Disfrutamos de la cena en el patio, y después de terminar la gran
comida que Chloe había hecho, nos sentamos charlando y bebiendo café,
tratando de combatir los efectos de los deliciosos pero muy fuertes
cócteles.
-Puede que quieras ir un poco más ligero con el alcohol la próxima
vez- le dijo Chloe a Lucas. -Hemos estado trabajando en este gran libro
de recetas de cócteles de tiki bar, y algunos son considerablemente más
fuertes que otros- nos dijo al resto de nosotros.
-Especialmente cuando eres el encargado del mai tais- murmuró
Lucas, y vi un sonrojo deslizarse en las mejillas de Chloe. –Entonces
prima ¿cuándo ustedes dos se lanzarán al agua? Aún no hemos recibido
una invitación.
Sophia se dio una palmadita en el vientre - No estoy segura, pero al
menos seis meses después de que el bebé llegue al mundo. Primero
quiero quitarme algo del peso que gané con él, para poder estar
impresionante.
-Estarás sensacional independientemente- intervine.
-Quiero quitarme el peso pre bebé. Lo siento, soy superficial. Lo
reconozco para que no tengas que hacerlo - dijo.
-No eres superficial -Me reí.
-Eres bastante superficial- intervino Chloe, con una sonrisa. Sophia
tomó su cuchillo e hizo una mueca cortándole la garganta. -
Superficial y violenta.
-Te dije que me gustaba esta chica- le dijo Sophia a Lucas, quien
echó la cabeza hacia atrás y se rió. -Hablando de bodas- continuó Sophia,
y mi mano se congeló en su camino para recoger mi zombi. -¿Cuándo
ustedes van a hacer formalizar las cosas?-
Se me calentaron las orejas, me picaba la piel y mis labios
comenzaron a balbucear una réplica cuando vi que no me estaba
preguntando a mí, sino a su primo Lucas. Mis pulmones se desinflaron y
agarré mi vaso, tomando un gran trago. Un gran trago de zombie, qué
gran nombre para. . .
Pero ya va ¿por qué carajo me congelé? ¿Por qué me importaba si
nos preguntaban eso a Simon y a mí? Nos casaríamos cuando
quisiéramos. Quiero decir ¿verdad?
Mientras me arrastraba a través de este momento pánico, capté su
mirada desde el otro lado de la mesa. Lo había visto todo, y él me conocía
lo suficiente como para saber exactamente lo que estaba pensando. Él
sonrió, sabiendo que me había atrapado. Puse los ojos en blanco e intenté
actuar de forma natural, prestando especial atención a la conversación
que había continuado durante mi congelamiento.
-Espera, ¿entonces ustedes no planean casarse? ¿Nunca? -Preguntó
Sophia, mirando hacia atrás y hacia adelante a Chloe y Lucas.
-Cariño, detente, eso no es asunto tuyo- dijo Neil, dándole un
masaje en los hombros.
-No pasa nada, creo que es genial. No estamos planeando casarnos,
al menos no pronto. Los dos estábamos comprometidos con otras
personas, ambos pasamos por todo el proceso de planificación de una
boda, sabemos cómo es eso. Estamos muy felices tal como están las cosas
- dijo Lucas, inclinándose y besando a Chloe en la mejilla.
-Es cierto, ¿por qué meterse con algo bueno?- Estuvo de acuerdo
Chloe, inclinándose sobre su beso. -De acuerdo, los dos estábamos
comprometidos con la gente equivocada, así que un día podríamos decidir
atar el nudo. ¿Pero por ahora? No para nosotros.
-No confío en una chica que no quiere vestirse de blanco- dijo
Sophia, y le di una palmada en la mano.
-Llevo puesto un montón de blanco. Tu primo aquí tiene una fijación
especial con corsés de encaje blanco, -respondió Chloe.
-Demasiada información…
-¡ASOMBROSO!- Gritaron Sophia y Neil al mismo tiempo.
Mientras en la mesa se desenvolvía una charla sobre corsés, pensé
en lo que Chloe había dicho. Si las cosas estaban bien, ¿por qué
cambiarlas? Eso obviamente estaba funcionando para ellos, y también
nos estaba funcionando a Simon y a mí. Hmmm. . .
***
Me puse de pie en el balcón mirando al mar, observando las
olas. Comenzando despacio, justo fuera de mi campo de visión en la
negra noche, cada una crecía lentamente desde abajo, hinchándose hasta
la cima y moviéndose implacablemente hacia la orilla. Finalmente se
alzaban, primero con espuma blanca alrededor de los bordes, luego
mientras caían sobre sí mismas, chocando contra las rocas y espumeando
a través de cada grieta y hendidura. Vi innumerables olas, siguiendo su
inevitable camino. Cada una comenzó de la misma manera; cada uno
terminó de la misma manera. Una y otra vez, inalterables por eones.
Las olas no podrían corregir su curso. No podrían simplemente decir
un día, ¡hey! creo que me dirigiré hacia el sur, hacia México, a ver qué
hay allí abajo. La única forma en que iban a ir a un lugar diferente a su
lugar de destino era si ocurría algún evento
importante. Huracán. Terremoto. El Niño. De lo contrario, se dirigían a
la orilla. Podrías configurar tu reloj según la
marea. Eventualmente. Inevitablemente. Pasaría.
Qué pensamientos tan profundos. Aunque era difícil sentarse junto
al mar y tener pensamientos superficiales, mi mente parecía ir siempre
hacia los pesados. A veces me sentía melancólica; ¿por qué?
-Nena, afuera esta helando, ¿no tienes frío?- Gritó Simon desde
adentro.
-No está tan mal, en realidad. El aire fresco se siente bien - le
devolví la llamada. Sus pasos se hicieron más fuertes cuando llegó a la
puerta y deslizó el vidrio…
-En serio, esta helado aquí.
-Entonces ven a calentarme- respondí, sacudiendo mi trasero
ligeramente. Sus brazos estaban enrollados alrededor de mi cintura en
cuestión de segundos. Él me empujó contra su pecho, con las manos
alrededor de mis caderas, mientras me acurrucaba contra él. -Esto se
siente bien.
-De acuerdo- dijo en mi cabello, acariciando mi cuello. -Entonces,
¿qué estás pensando?-
-Solo miraba las olas- le dije, deslizando mis manos sobre las suyas
y envolviéndolas más firmemente alrededor de mi cintura.
-Tú nunca miras las olas, Caroline. Estás pensando en algo.
-Solo miro las olas. Mira qué hermoso - le dije, mirando el horizonte
de izquierda a derecha. Las olas, la playa, las estrellas sin fin. . .
-Es hermoso- dijo de acuerdo. -Pero sé que estabas pensando en
algo. Suspirabas cada treinta segundos.
-¿Lo hacía?- Pregunté, sorprendida
-Por supuesto, por eso sé que hay algo en tu mente. Suspiras cuando
piensas, nena.
-¿Qué? Espera, ¿qué? -Pregunté de nuevo, volteándome en sus
brazos para mirarlo.
-¿Crees que después de todo este tiempo no puedo saber que algo te
ronda en la cabeza?- Preguntó, dejando caer un beso en mi nariz. -Así
que suéltalo ¿qué te hace suspirar en un balcón?-
Suspiré sin pensar, haciendo que un pliegue apareciera en su frente
mientras trataba no reír. Le miré la cara y rodé los ojos un poco.
-Está bien, sí -Suspiré. -Tal vez estaba pensando en algo.
-¿Te importaría compartirlo?- Preguntó, y aproveché la oportunidad
para presionar mi rostro en su pecho. -Oh? No quieres decírmelo?
-No, no, no es eso. No sé si estaba pensando en algo realmente, tenía
ideas muy vagas flotando, ni siquiera eran pensamientos aún. Eran como
un pensamiento adyacente.
-Realmente le estamos dando vueltas al asunto - Se rió entre
dientes. -Entonces comencemos con el pensamiento adyacente. ¿Qué pasa
nena?-
-¿Alguna vez has visto las olas y te has preguntado qué pasaría si
una ola quisiera ir en otra dirección?-
-He observado las olas, claro, pero no me he preguntado si las olas
tienen pensamientos inteligentes -Me miró más de cerca. -Pero ahora
tengo curiosidad. ¿Qué crees que están pensando estas olas?
-No son las olas en sí. Sólo. . . es la idea de que no tienen otra
opción. Ellas tienen su camino, y eso es todo. Todos los caminos conducen
a la playa.
-Qué destino tan horrible- bromeó, y lo golpeé.
-Preguntaste en que estaba pensando; estos son mis
pensamientos. No dije que tuvieran sentido; ellos no habían llegado a ese
punto lógico todavía - le dije, y él me abrazó más.
-Chica camisón, tus pensamientos tienen mucho sentido, teniendo
en cuenta la conversación en la cena de esta noche.
-¿Huh?-
-Vi el pánico en tu cara cuando pensabas que alguien te preguntaba
que cuándo nos casaríamos. Ahora estás aquí afuera preocupándote de
que las olas tomen diferentes decisiones. No es tan difícil de analizar. No
es que te acabo de conocer, ya lo sabes- Podía sentirlo sonreír contra mi
cuello, y si lo abracé más fuerte, sin darme cuenta.
-No tuve pánico; simplemente me sorprendió, es todo. Y luego
cuando me di cuenta que no era sobre mí, sobre nosotros. . . No lo sé, yo
solo. . . No estaba preparada para responder esa pregunta, supongo.
-¿Qué pasa si yo te lo preguntara?-
-Espera. . . ¿Qué? -Pregunté, levantando mi barbilla y mirándolo. A
la luz de la luna, sus ojos eran del azul más profundo y se fijaron
firmemente en mí. Estudiándome, buscando una reacción. -No me
estarás pidiendo que--
-No, no te estoy pidiendo matrimonio. . . Solo quiero preguntarte
cómo te sientes al respecto, en el sentido general. Sin pánico, por favor.
-No estoy en pánico. Estoy perfectamente tranquila - le respondí y
luego le mostré mi mejor tic facial.
-Eso es sexy, nena- dijo, y se rió.
-¿Me estás preguntando cómo me siento sobre el matrimonio en
general, o el matrimonio con alguien específico?-
-Ambos.
Me incliné para mirarlo, sus manos todavía estaban en mi cintura. -
Creo que el matrimonio en sentido general es algo a lo que estoy a
favor. Pero también creo que hay algo de cierto en el dicho 'si no está
roto, no lo arregles'. Parece estar funcionando para Chloe y Lucas. Por
otro lado, -dije, deslizando mis manos por sus brazos para unirlas detrás
de su cuello,- creo que el matrimonio con alguien específico en mente
también es algo a lo que estoy a favor, aunque dependería de quién sea
ese alguien, por supuesto. ¿Hay un candidato?
-Posiblemente- respondió, comenzando a acercarme lentamente
hacia su pecho. - Muy posiblemente.
-¿Es alto? ¿Inteligente? ¿Encantador? ¿Increíblemente guapo? -
Pregunté.
-Sí. Todas esas cosas - Asintió con la cabeza, parecía muy serio.
Reprimí una carcajada, levantándome de puntillas para besarlo
muy fuerte justo debajo de su oreja. -Le dices a mi novio potencial que si
él quiere mi respuesta real, tiene que hacerme la pregunta real. Hasta
entonces, todo esto es cháchara en un balcón. Y he tenido suficiente
charla por una noche.
-¿Qué tal sexo en un balcón?-
-Mira, eso me gusta más. Sonreí mientras sus manos se deslizaban
por mi espalda y alrededor de mi trasero, presionándome en sus
caderas. Cuando sus labios se encontraron con los míos, lentamente y sin
prisas, pensé en besar a este hombre específico por el resto de mi
vida. ¿Cómo podría existir algo mejor que esto? Simon y yo, a punto de
estar desnudos y calientes, ¿podría ser algo superior a esto?
Y luego tuve una visión de este momento sucediendo en algún
momento en el futuro, pero en lugar de que Simon se desabrochase la
camisa, estaba desatando mi corsé. Y en lugar de deslizar mis jeans
hacia abajo, estaba deslizando una liga azul de encaje por mi muslo. Y en
lugar de llamarme chica camisón mientras lamía un camino desde mi
ombligo hacia el sur, me llamaba esposa.
Si estaba sorprendido por lo agresiva que estaba con él en el balcón,
no lo dejó ver. Simplemente lo disfrutó. Dos veces. Tres veces. . .
***
- ¿Pero tres? En serio, ¿tres?
-¡Será divertido!-
-¡Será un caos! ¿Cómo vas a manejar tres cachorros, un recién
nacido y Neil?
-Estoy anidando. Estoy hormonal.
-Estás loca
-También es una posibilidad- admitió Sophia mientras estábamos
sentadas en la parte trasera del Rover en nuestro camino de regreso a
San Francisco. Simon y yo habíamos regresado al rancho de Chloe a
primera hora de la mañana para despedirnos de ella, de Lucas y los
cachorros, y recoger a Sophia y Neil. Regresarían en un mes más o
menos, cuando los cachorros tuvieran la edad suficiente para dejar a su
madre y comenzar su nueva vida en la ciudad.
A pesar de que yo adoraba a los cachorros, pensé que esto se le
estaba saliendo de las manos. Pero, como a ella le gustaba decirme, a
veces estaba bien cerrar la jodida boca y dejar de darle tanta vuelta a
toda la mierda- y simplemente dejaré que ellos lo resuelvan. Pero aún
así le dije que estaba loca.
-Hablando de loca, intenté llamarte anoche para decirte que estaban
pasando Psycho .
-¿Cómo?- Pregunté inocentemente.
-Sí, te llamé como tres veces seguidas.
-Algo más estaba pasando, tres veces seguidas- le dije, hablando por
un lado de mi boca para que los chicos no escucharan.
-Bien- dijo ella, también por el lado de su boca, mientras me
deslizaba disimuladamente.
-Sí, toda esa charla de matrimonio durante la cena de anoche me dio
un poco de pánico, me hizo pensar demasiado. Terminó bien, sin
embargo. Creo que Simon podría estar en el tren del matrimonio.
-¿Eso crees? Olvida el tren del matrimonio y ven y súbete al tren de
lo obvio: te va a pedir que te cases con él - dijo, lo que me impulsó a
poner mi mano sobre su boca para callarla.
-¿Todo está bien allá atrás?- dijo Simon, mirándome por el espejo
retrovisor.
-Totalmente, ¿cómo va todo por allí?- Pregunté tímidamente.
-¡Increíble, Simon me está dejando manejar la radio!- Gritó Neil,
pareciendo Def Leppard a un nivel obsceno.
Que afortunadamente fue lo suficientemente fuerte como para
ahogar lo que Sophia estaba diciendo, pero fue incluso demasiado fuerte
para continuar la conversación. Entonces hicimos lo que hacen todas las
mujeres adultas. . . enviarnos mensajes de texto. . .
Sí, hablamos de eso anoche. De una manera que nunca habíamos hecho
antes. Anoche fue la primera vez que no evadimos el tema, fuimos directo
al grano
¡Qué emoción!
Sí. Pero nadie tiene un anillo todavía, así que tranquilízate joder
Oh no te preocupes por eso, por supuesto que te pedirá
matrimonio. El te ama
Yo lo amo
De acuerdo, esto se está poniendo cursi
.
¿De que se supone que debemos hablar?
De cualquier cosa
Ok
Te odio. . .
CAPÍTULO TRES
***
De vuelta a casa, algunas noches después.
Momentos después . . .
Horas después. . .
Meses después . . .
-Mamá, no puedes poner a los Royer con los Boccis, se odian desde
que el Sr. Bocci atropelló al gato de la Sra. Royer. ¿Cómo no puedes
recordar esto? Golden Graham quedó aplastado bajo la rueda delantera
del nuevo Mercedes de los Royers. Era todo de lo que la señora Bocci
hablaba durante el verano, es por eso que dejamos de invitarlos a las
fiestas en la piscina, porque lo único que quería hacer era hablar sobre su
gato muerto. . . Sí. . . Sí, el verano antes de ir a la universidad. . . Sí, pasó
hace tanto tiempo. . . Sí, lo tienes. Ponlos con los Schaefers, a todos les
gustan. . . Bueno . . . hablamos mañana . . Adiós. . . Adiós. . . Adiós . . .
Colgué el teléfono, frotándome la oreja. Estaba caliente. Claro,
estuve hablando con mi madre durante treinta minutos, después de
pasar las últimas treinta horas con ella en nuestra casa.
Nuestra casa, que se había convertido en Wedding Central. Mi
madre había venido a pasar un fin de semana, lleno de detalles de la
boda, para los cuales yo no estaba para nada preparada. Mi madre,
Simon, Mimi y yo, junto con Jillian y Sophia para pequeñas porciones,
habíamos estado yendo y viniendo a través de la bahía durante dos días
para la degustación de pasteles, degustaciones de menú, diseño de flores,
vestimenta y escuchar la gran banda. Esta había sido mi parte favorita,
en realidad. ¿El resto? Vaya. . .
¿Cómo se casan las personas sin perder la cabeza? Sin perder sus
billeteras? Hasta ahora había estado al frente de dos bodas, en las que
había participado directamente, primero Jillian y luego Mimi. Y había
pensado desde fuera, incluso estando tan involucrada, que estaría
preparada para la avalancha de decisiones y complicaciones y para
superar el terror de cometer un error cuando llegara nuestro gran día.
Que ingenua. Estaba envuelta en una chaqueta de metal en medio
de esta tortura de tul, encaje y extravagancia y me iba a mandar al
manicomio. Cuando mi madre finalmente se fue de casa, dejándome con
los primeros regalos de boda, mapas de asientos, y los mapas de las áreas
inmediatas que rodean la iglesia y la recepción, que ayudarían a Mimi a
predecir los patrones de tráfico en nuestro gran día, yo había cerrado la
puerta de entrada como una alegre ola que colapsó allí mismo en la
entrada. Simon me encontró allí varios minutos después cuando me dio
su teléfono.
-Tu madre- susurró.
-¡Apagué mi teléfono!
-Eso explica por qué está llamando a mi teléfono.
-¡Mierda!- Susurré, luego le quité el teléfono. -Hola, mamá, ¿qué
pasa?- Le dije mientras levantaba mi tobillo izquierdo y me arrastraba
hacia la sala de estar. Afortunadamente, acabábamos de encerar y pulir
el suelo.
Una vez que colgué el teléfono, lo miré desde donde me había dejado,
justo al lado del sofá donde estaba sentado, agotada y más que un poco
confundida.
-Ni siquiera llegó a la autopista antes de que pensara en más
problemas de asientos- le expliqué, devolviéndole su teléfono.
-Entiendo. ¿Cómo puede ser tan difícil poner a todas estas personas
en la misma habitación? Hola. Ustedes son nuestros seres queridos Nos
gustaría que estuvieran aquí con nosotros mientras hacemos las cosas
oficiales y todo eso. Son nuestra gente favorita en todo el mundo. Vamos
a alimentarlos con lomo de res asado con papas baby y salsas de
champiñones sembradas en las colinas de San Francisco. ¿Y no puedes
olvidarte de un gato muerto el tiempo suficiente para disfrutar de las
gambas atlánticas servidas sobre una cama de rúcula, salteadas y
aderezadas con espuma de ajo?
-Tuvimos que descartar las gambas, cielo. Demasiadas personas son
alérgicas a los mariscos.
-¡Pero me encanta espuma de ajo!-
-Lo sé bebé.
-Esto se nos está yendo de las manos -Suspiró y se cubrió la cara. Me
arrastré desde el suelo hasta su regazo y le retiré las manos.
-Escuche eso. ¿Quieres fugarte?
-Mañana- dijo, mirándome para ver si hablaba en serio. Cuando
negué con la cabeza, él suspiró de nuevo. -Está bien. Estará bien. Luego
te tendré para mí solo en una playa de España durante tres semanas.
-Tienes razón. Estoy tan feliz de que hayas podido conseguir esa
misma casa en Nerja. Es el lugar perfecto para una luna de miel. Y está
a solo un mes de distancia.
- Un mes. Solo un mes. Solo un mes - repitió como un mantra. -
Pensé que tendría algo de tiempo para empacar este fin de semana para
mi viaje, pero la degustación de pasteles tuvieron prioridad.
-Estaban deliciosos; no me digas que no disfrutaste esa parte.
-Estaban bien, pero nada como los que haces para mí. Si fuera por
mí, tendríamos tu pie de manzana en lugar del pastel de bodas - dijo, con
las manos apoyadas en mis caderas.
-Eso es dulce, cariño. Pero el triple coco con crema de frambuesa es
bastante bueno.
-Estoy de acuerdo. ¿Quieres venir a ayudarme a empacar?
Dije que sí, y luego me colgué del respaldo del sofá hasta que él me
levantó y me llevó arriba. Tenía su último viaje antes de la boda, una
sesión de dos semanas en Vietnam. Odiaba no poder
ir. Nacional Geographic lo estaba enviando a estudiar el sistema
de cuevas recientemente descubierto en Son Doong, abierto hace más o
menos dos años, y el boleto más popular del turismo vietnamita en este
momento. Había secciones enteras que aún no habían sido fotografiadas,
bosques subterráneos y ríos que no habían sido vistos por casi
nadie. Escalar rocas resbaladizas, chapotear en aguas oscuras, esquivar
murciélagos y chinches del tamaño de platos de comida; exactamente lo
que Simon amaba. Y lo capturaría en la película de una manera única,
llevando a los espectadores junto con él a los rincones más profundos y
oscuros debajo de la tierra.
-Todavía no puedo creer que no puedas postergar este viaje hasta
después de la boda- Suspiré, todavía sobre su espalda mientras caminaba
hacia el pasillo de arriba.
-Lo que no puedes creer es que no vendrás conmigo- respondió.
-También, pero de verdad solo desearía que estuvieras aquí para
ayudarme a terminar con los últimos detalles.
-Nena, tienes a Frick y Frack, los gemelos de planificación que
compiten para alfabetizar tus favores. Creo que estarás bien - dijo,
agarrando su bolsa de viajes de su armario y dejándola caer sobre la
cama. Él me dejó en la cama un momento después.
Era cierto, mi madre y Mimi estaban manejando las cosas bastante
bien en este momento. Y como estaba tan ocupada en el trabajo, me
alegré por la ayuda. Pero aún así, todavía quedaban cosas de último
minuto por hacer y él se estaba escapando de algunas de ellas.
-¿Recuerdas cuando dijimos que esta boda sería sobre nosotros y lo
que queríamos?- Pregunté mientras veía camisetas y pantalones cortos
entrar en la bolsa.
-Creo que nos despedimos de eso hace unos meses, cariño, cuando
tuvimos tres discusiones por separado acerca de las almendras Jordan y
el color del cordón que las iban a envolver.
-Lo sé. Lo sé. Ni siquiera me gustan las almendras. Pero es
que. . . Quiero decir . . . todavía somos nosotros, ¿verdad?
-Sí, todavía somos nosotros. Nosotros y trescientos de nuestros
amigos más cercanos.
-Ugh. Trescientos. Suena loco cuando lo digo, pero cuando reviso la
lista, no sé a quién podemos eliminar en este momento - lloré,
recostándome contra las almohadas. La lista de invitados se había
disparado y subía hasta que fue más allá de lo ridículo. La mayoría de los
amigos de la vieja escuela de Simon y sus esposas venían hacia el oeste
para la boda, lo cual fue maravilloso de ver. Sus vecinos en la infancia,
los White, también venían. Él estaba muy feliz cuando vio su lista de
invitados.
-¿Cuántos clientes de Jillian Design están en la lista? ¿Cuántos
amigos de tus padres? Hay toneladas de personas allí que no conocemos.
No conocemos bien, quise decir.
-No tengamos esta discusión otra vez, ¿de acuerdo?- La lista de
invitados, el menú, los ayudantes en el estacionamiento, todo estaba cada
vez más grande. Y cuanto más grande se volvía, más podía decir que
Simon estaba poniendo su cara de juego, haciendo que pareciera que
estaba bien con todo. Pero cuando éramos solo nosotros dos, y el comité
de planificación se había retirado por la noche, admitía que era un poco
abrumador. Pero él insistió en que mantuviéramos todo como estaba.
Pero eso no significaba que no se pusiera un poco descontento de vez en
cuando. Tuvimos varias conversaciones tensas en los últimos meses,
principalmente sobre la lista de invitados. Él no entendía por qué era
necesario invitar a tanta gente.
Sin embargo, creo que ver cuántos invitados había en su columna y
cuántos en la mía era difícil. Era como un recordatorio en blanco y negro
de a quién había perdido. Y quién no estaría allí. Él era un soldado. Él
era mi soldado.
Y faltaba un mes. Y luego podríamos comenzar a vivir nuestras
vidas nuevamente, solo para nosotros. Y nuestra pequeña familia de
gatitos. Cambié el tema, haciéndole preguntas sobre su viaje y
obteniendo los detalles de lo que estaría haciendo. Y mientras
hablábamos, la tensión disminuyó. Cuando su bolsa se llenó y los gatos
comenzaron a dar vueltas, sabiendo que esto era lo que sucedía antes de
que papá se fuera de viaje, hablamos solo de cámaras y cuevas, y no más
de tul y encaje.
Y cuando nos fuimos a la cama esa noche, y me besó larga y
profundamente y me dijo que me amaba y echaría de menos a mi dulce
culo mientras no estaba, me reí y dejé que me amara tanto como
pudiera. Lo cual duró un tiempo, porque este era mi Wallbanger del que
estábamos hablando aquí.
A la mañana siguiente lo llevé al aeropuerto, le di un beso de
despedida, le dije que no llevaba bragas, y luego lo besé una vez más
mientras trataba de empujarme hacia el automóvil para ver si lo estaba
engañando. No lo estaba. Besándolo por última vez, le dije que lo amaba
y que lo vería en dos semanas.
Nadie te dice que recuerdes estos momentos. Que los fotografíes en
tu mente y lo conviertas en recuerdos, para tenerlos accesibles y en el
recuerdo inmediato cuando los necesite más adelante. Para tratar de
reproducirlos y volver a recrear la última vez que vistes a alguien.
Eran las 2 de la mañana, estaba dormida en el sofá bajo una
cubierta de cuerpos peludos. Food Network estaba en la televisión. Saco
la cara de la almohada. . . . . bien.
Babeo. Espera, ¿por qué estaba en el sofá? ¿Y qué estaba
sonando? El teléfono. Oh, el teléfono! Me apresuré a recogerlo, viendo que
era Simon.
-¿Bebé? ¿Ya llegaste?
-Acabo de aterrizar en Hanoi- dijo, bostezando, pero su voz tenía la
sensación de urgencia que siempre tenía cuando estaba de viaje. Él
amaba su trabajo. Él amaba viajar. Hubo un tiempo en que comenzamos
a vivir juntos que él no viajaba tanto, y llegué a creer que podría estar
pensando en abandonar esta vida de trotamundos. Él todavía viajaba,
pero no tanto. Le encantaba demasiado como para renunciar a ello. Y lo
amaba demasiado como para pedirle que lo hiciera. Además, estábamos
acostumbrados a estar separados. Así es cómo nos conocimos, es cómo
nos juntamos, es cómo nos enamoramos. Lo hicimos funcionar, porque
era todo lo que conocíamos.
-¿Cómo estuvo el vuelo?-
-El último tramo fue brutal, pero es bueno estar aquí. El sol está
brillando, hace como mil grados, y hay un cuenco de pho esperándome
tan pronto te cuelgue.
-Bueno, no dejes que te retenga- bromeé. -Gracias por reportarte.
¿Cuándo te diriges a la primera localización?
-Mañana por la mañana. Voy a pasar el día en la ciudad,
aclimatándome y trabajando con los muchachos de aquí que me llevarán
al recorrido. Luego tomo el tren nocturno mañana. O esta noche. No
tengo idea de qué hora es.
-Está bien, cariño, llámame cuando puedas. Sabía que se iba a
reportar, pero cuando Simon estaba trabajando tendía a perder la noción
del tiempo. Ciertamente era de la misma manera cuando estaba
trabajando conmigo. . .
-Lo haré. Te amo.
-También te amo. Ella dice que te echa de menos.
-Aw, cuéntale a mi linda chica que la extraño también.
-Ella solo duerme conmigo cuando estás fuera de la ciudad.
-Ella sabe quién manda.
-Te voy a colgar, Wallbanger.
-Primero te cuelgo yo, chica. . .
Hee-hee. Gané. Desalojar a cuatro gatos me costó bastante, pero
finalmente me puse de pie y me estiré antes de irme a la cama. Mi
teléfono sonó y miré la pantalla. Él me había enviado una foto de sus
fideos. Tonto.
Trabajé mucho esa semana, tratando de terminar antes de tiempo
antes del gran día. Mónica había pasado de asistente a diseñadora junior
desde que se unió al equipo el año pasado, y ella fue fundamental para
ayudarme a mí y a todo el equipo, a superar con éxito el nuevo acuerdo
que teníamos con Jillian.
Mónica todavía trabajaba estrechamente conmigo en la mayoría de
mis proyectos, pero ella estaba empezando a asumir algunos pequeños
proyectos por su cuenta, por lo general con mi supervisión. Ella había
estado manejando a mis clientes mientras yo estaba con los últimos
ajustes de la boda. Saber que ella mantendría las cosas en el aire y
funcionando mientras yo estaba fuera fue un gran alivio, pero aún así
quería asegurarme de poder hacer todo lo posible antes de nuestro gran
día.
Al final de la semana estaba agotada, pero sintiendo que había
avanzado un poco. Tenía una reunión a las cuatro y media con Jillian que
tenía la sensación de que terminaría en tragos después. Tenía ese
sentimiento porque era la forma en que terminábamos casi cada semana
cuando ella estaba en la ciudad, así que por eso estaba bastante
segura. El hecho de que yo llevaba una botella de vino también fue un
indicio. Me dirigía su oficina, con los brazos llenos de carpetas y mis
lápices de colores siempre presentes, junto con el vino, cuando la escuché
gritarle a alguien por teléfono.
-Oh Dios mío, ¿estás seguro? Qué significa eso? Jesús, ¿qué se
supone que debo decirle?
Asomé la cabeza por la puerta, no queriendo interrumpirla, pero no
queriendo que ella pensara que estaba escuchando a escondidas
tampoco. -¿Debería irme?- Susurré. Ella me miró, y cuando mis ojos se
encontraron, los pelos de mi nuca se erizaron. Tenía los ojos muy
abiertos, asustados y llenos de lágrimas. La sala se redujo, mi campo de
visión ahora solo incluía su cara y ese teléfono. -¿Qué está pasando?-
Pregunté, mi voz temblaba. Porque ya lo sabía.
-Caroline, cariño, es Benjamin- comenzó, y mi sangre se
congeló. Solo más tarde me di cuenta de que había dejado caer todo lo
que llevaba. Incluyendo el vino, que cayó directamente sobre mi dedo
gordo. Tuve un hematoma debajo de la uña durante meses.
-¿Qué está pasando?- Escuché a alguien decir, y ese alguien era yo.
-No sé, él acaba de llamar y. . .
-Dame el teléfono, Jillian- le dije, cruzando hacia ella en un instante
y agarrando el teléfono de su mano. -¿Donde está el? ¿Qué pasó?
-No sé nada todavía, Caroline. Yo. . .
-Si no supieras nada, no estarías llamando a Jillian, y ella no estaría
pálida en este momento. ¿Qué le pasó a Simon? -Pregunté, mi voz ahora
sonaba más y más alta. Sonaba estridente, sonaba desesperada. Sonaba
muerta de miedo.
-No sé mucho, uno de los tipos con los que él estaba me llamó. Aún
estoy en la lista como su contacto de emergencia en National
Geographic, supongo. Hubo un accidente en una de las cuevas hoy. Es
tan difícil entender lo que sucedió; el tipo no habla muy bien español y la
señal fue tan irregular y ...
-Maldita sea, Benjamin, ¿qué pasó?- Grité, golpeando el escritorio de
Jillian con mi mano.
-Se cayó. Estaba en una especie de andamio de bambú, y el cable al
que estaba sujeto no era seguro, y se cayó. No sé hasta dónde. Pero creo
que fue lo suficiente como para qué tal vez se rompiera algunos huesos .
-Huesos rotos. De acuerdo, tal vez tiene huesos rotos- Exhalé,
agarrando el escritorio ahora mientras mis rodillas se tambaleaban. -
Está bien, está bien- repetí.
-No solo eso, Caroline, él fue noqueado por la caída. Ha habido algún
tipo de daño en su cráneo. Lo transportaron en helicóptero a un hospital,
pero hasta donde sé, todavía está inconsciente. No sé mucho más que
eso. He estado intentando contactar a uno de los médicos que lo tratan,
pero. . .
-¡Mónica!- Grité por el pasillo. -¡Entra aquí ahora mismo!- -Caroline,
¿qué estás haciendo?- Preguntó Jillian, y levanté un dedo. -Benjamin,
necesito saber dónde está. Qué ciudad, qué hospital. Necesito el nombre
del doctor. Necesito su nombre y su información de contacto - le dije a
Benjamin, justo cuando Mónica entraba corriendo en la oficina.
-¿Todavía tienes mi información de pasaporte de cuando me
ayudaste a reservar nuestro viaje a España?- Le pregunté, diciéndole a
Benjamin que esperara.
-Sí, sí, la tengo- dijo, mirando de mí a Jillian. -¿Que está pasando?-
-Necesito que me hagas una reservación en el primer vuelo a
Hanoi. Solo dame una hora para llegar a casa y tomar mi
pasaporte. Envíame la información cuando la tengas.
-Espera, Hanoi? ¿Cuándo? ¿Cuánto puedo gastar? ¿A dónde quieres
conectarte? Cómo. . .
-Tan pronto como sea posible. No me importa. No me importa. Por
favor haz esto ahora, -respondí, ahora tranquila. -Benjamin, me voy a
casa a buscar mi pasaporte y luego iré al aeropuerto. Jillian me va a
llevar para poder hacer algunas llamadas en el camino. Averigua lo que
puedas y llámame tan pronto como sepas más, ¿de acuerdo?
-Está bien, lo haré. Estás segura de que quieres...
-Me estás diciendo que Simon está inconsciente en algún lugar del
mundo. ¿Qué carajo estaría haciendo ahora mismo? -Pregunté,
devolviéndole el teléfono a Jillian y dirigiéndome a la puerta. -Estaré
lista para partir en dos minutos. Mónica, consígueme ese avión.
Cinco horas más tarde, estaba en un avión sobre el Pacífico. Un
asiento a la izquierda. Primera clase.
¿Tienes alguna idea de cuánto cuesta un boleto de última hora en
primera clase a Asia?
Simplemente comience a escribir ceros, simplemente alinee a esos
cabrones.
Me senté en mi puesto, no vi ninguna película. ¿Sabías que en
primera clase en estos vuelos asiáticos obtienes tu propia jodida
cabina? Es como una minisuite, pero en un avión. Cuando Simon y yo
fuimos a Vietnam un tiempo atrás, volamos en clase ejecutiva. Claro, fue
súper cool, pero nada que ver con esto.
Mónica tuvo que dividir el costo en cinco tarjetas de crédito. No me
importó. Estaba yendo hacia Simon. Benjamin había podido obtener
información adicional antes de que mi vuelo despegara. Todavía estaba
inconsciente, lo estaban examinando para evaluar lo que llamaron LCB,
o lesión cerebral traumática. Si había una inflamación alrededor del
cerebro por una fractura de cráneo, que Benjamin dijo que todavía no
habían descartado, probablemente necesitaría una cirugía para aliviar la
presión intercraneal.
Déjame decirte lo que nunca debes hacer en estos casos. Nunca te
metas en internet y busques cualquiera de estos términos. Te cagarás.
Tal como estaban las cosas, me estaba esforzando mucho para evitar el
wi-fi para hacer exactamente esto. Seguí revisando mi teléfono solo en
busca de actualizaciones o correos electrónicos de Benjamin, que todavía
no tenía nada nuevo que informar.
Así que me senté en mi cabina y pensé en mi dulce Simon. Benjamin
llamó al hospital y habló con el personal, haciéndoles saber que, aunque
técnicamente no figuraba como pariente más cercano o incluso como
contacto de emergencia (algo que se corregiría lo antes posible), yo era su
prometida y debían permitirme verlo cuando llegara al hospital.
Benjamin había recibido un poder cuando se trataba de Simon, algo que
se había establecido años antes, cuando todavía estaba en Stanford. Mi
dulce Simon, totalmente solo en el mundo durante años, a excepción de
Benjamin, mientras trotaba por el mundo de aquí para allá, sin
importarle nada más que su amada fotografía. Con Benjamin de regreso
en San Francisco, administrando sus finanzas y su único contacto en caso
de que alguna vez haya una emergencia, estaba realmente libre de
ataduras.
Pero ya no más. Yo era su correa. Yo era su contacto. Yo era su “en
caso de emergencia llamé a”, o debería serlo. Lo amaba más que a
ninguna persona en este planeta, y estaba aterrorizada por que algo le
fuera a pasar antes de que pudiera llegar allí.
Me senté en mi cápsula, muy por encima del océano, y mientras mi
cerebro seguía ardiendo y revolviéndose, la idea que volvía a mi cabeza
era espuma de ajo. La espuma de ajo en langostinos gigantes que él
quería servir en nuestra boda, pero no podía tenerlos. En algún
momento, se decidió que nuestros huéspedes pudieran ser alérgicos a los
mariscos y eso era más importante que lo que quería comer el novio en su
propia boda.
¿Qué coño? ¿Cómo sucedió esto? Las cosas se vuelven muy claras
cuando estás sentado en una cápsula sobre el océano pensando en tu
dulce Simon. Y el hecho era que no me importaba nada esa tontería de la
boda. Solo quería decir las mismas palabras para este hombre que la
gente había estado diciendo por generaciones y generaciones. Quería
ponerme de pie con este hombre y asegurarme de que él sabía que era
mío y que yo era suya para bien o para mal, en la salud y en la
enfermedad mientras ambos viviéramos. ¿Y el resto? Pura mierda.
No puedes pasear en un avión por mucho tiempo antes de que
empieces a poner nerviosa a la gente, así que me senté en mi cabina y no
vi la película, pero vi la película que estaba en el interior de mis
párpados. Simon, la primera vez que lo vi. Medio desnudo, cubierto solo
en una sábana, de pie al otro lado de la puerta de entrada, molesto
porque toqué su puerta, pero no tan molesto para mirar mis piernas que
se asomaban por debajo de ese camisón rosa. Simon, la primera vez que
lo besé. Parado en la terraza de Jillian bajo la luz de la luna con las olas
rompiendo y los grillos cantando y mis manos llenas de su estúpido
suéter de olor increíble y mis labios llenos de él. Simon, la primera vez
que me hizo el amor. En la cama más hermosa, en el dormitorio más
hermoso de la casa más hermosa de España, donde se mantuvo encima
de mí, temblando de necesidad mientras se movía dentro de mí. Simon,
la primera vez que me folló. Rodeado de pasas y cubierto de harina
mientras lo montaba con fuerza, y le dimos la bienvenida a mi orgasmo
perdido, pero no olvidado.
Simon, el día que me pidió que compráramos nuestra casa. Sentado
conmigo en su regazo en la esquina de nuestro ahora dormitorio, las
paredes cubiertas con un horrible papel tapiz entregándome su corazón,
pidiéndome que formara un hogar con él. Simon, bailando conmigo en la
apertura del primer hotel que había diseñado. Simon, devorando mi pan
de calabacín. Simon, buscando por horas bajo la lluvia a Clive. Simon,
durmiendo en la orilla de nuestra cama roncando tan fuerte que debería
ser ilegal.
Simon, de pié en la ducha pidiéndome que fuera su esposa. Simon
era mi mundo. Y yo estaba viajando alrededor de este para llegar a él. A
tiempo.
CAPÍTULO SEIS
***
Esto también sucedió…
Y finalmente. . .
-Caroline, estoy tan contento de que estés aquí. ¿Pero por qué
trajiste esos duendes?
***
- Caroline, ¿aceptas a este hombre, Simon, para ser tu legítimo
esposo. Tenerlo y sostenerlo, en la riqueza y la pobreza, en la salud y en
la enfermedad, durante hasta que la muerte los separe?.
-Acepto
-¿Y tú, Simon, tomas a esta mujer, Caroline, para que sea tu esposa
legítima esposa? Tenerla y sostenerla, en la riqueza y la pobreza, en la
salud y en la enfermedad, durante hasta que la muerte los separe?
-Acepto.
Y así lo hicimos legal. Simon y yo teníamos a nuestros mejores
amigos y miembros favoritos de la familia en nuestra casa en Sausalito,
junto con un juez para el que había hecho una remodelación. Simon
usaba jeans, yo llevaba un vestido de verano, y nos casamos por segunda
vez. Ésta si era reconocida por el gobierno de los Estados Unidos. ¿Mis
padres estaban decepcionados por no tener la enorme y espeluznante
boda que habían estado planeando? Tal vez un poco, pero finalmente
entendieron. Al igual que Mimi y Sophia, y por qué ni siquiera supieron
sobre nuestra boda vietnamita hasta después de que llegáramos a casa.
Conservamos nuestra fecha original de la boda, reducimos en dos
tercios la lista de invitados, y con la excepción de los amigos de Simon de
Pensilvania y sus viejos vecinos los White, todos eran locales. Al menos
locales del norte de California. Viv y Clark estaban allí, con Will
también, lindo con su esmoquin de una sola pieza. Y Chloe y Lucas
también estaban allí, en la ciudad visitando a Sophia y Neil. Y entiendan
esto, Chloe y Clark eran primos. ¿Cómo es eso de los seis grados de
separación de mi Wallbanger? Estaba feliz de tenerlos a todos aquí en
este día tan especial. Este muy especial día casual. Porque al final, no es
el encaje y el tul lo que hace una boda, sino que la pareja se dé el sí, y que
sus amigos y familiares estén allí para celebrar con ellos. Hicimos una
barbacoa, abrimos un montón de vino y cerveza fría, montamos una
fuente de soda improvisada para hacer cremas de vainilla y helados, y
tuvimos una fiesta. Arrastramos el viejo tocadiscos de Simon a la terraza,
él hizo algunas cosas nerds con los altavoces, y la música de la gran
banda llenó la noche de Sausalito.
En vez de tener un pastel de bodas, pasé dos días enteros en la
cocina con mi mamá, mis amigas, mis tías y mis primos, e hicimos
cacerolas con los Brownies ultrajantes de Ina. Ella habría estado
orgullosa. Pero para Simon, le hice un pie de manzana muy propio, que él
untó en mi cara en lugar del pastel de bodas. Tuvimos pie de bodas. Muy
adecuado.
Me senté en un banco al borde de nuestro césped, comiendo
brownies con Mimi y Sophia y observamos a nuestros chicos mientras
jugaban Frisbee con Benjamin y los amigos de la secundaria de Simon.
Había estado cargando a Mary Jane hasta que Sophia tuvo que hacerse
cargo.
Alguien estaba hambrienta.
-No es realmente la boda que imaginé que tendrías, Caroline- dijo
Sophia, cambiando de teta. -Pero es muy divertido.
-Me gusta divertido. La Elegancia se las dejo a ustedes ¿Cómo va la
planificación?
-¡Está yendo genial! Los archivos se está llenando muy bien, -dijo
Mimi, interrumpiendo. Estaba considerando seriamente comenzar un
segundo negocio, y debería hacerlo. Ella era muy buena en eso. -
Hablando de la carpeta, tengo fotos para compartir contigo las ideas que
tengo para tu cabello, Sophia. He estado recortando revistas durante
semanas. ¿Sabías que Grace Sheridan tiene exactamente tu mismo color
y longitud de cabello? el suyo es un poco más rizado que el tuyo, pero
esencialmente es el mismo.
-¿Quién es Grace Sheridan?- Preguntó Sophia, y Mimi y yo la
miramos sorprendidas.
-Sabes totalmente quién es ella- le dije, negando con la cabeza. -Ella
está en ese programa de televisión.
-Estoy totalmente segura de qué no sé quién es. Las transmisiones
de Plaza Sésamo y de Neil, es lo único que siempre miro. Mi cerebro es de
papilla - dijo Sophia, sacudiendo la cabeza hacia mí.
-De acuerdo, te explico- dijo Mimi. -Ella es la novia de Jack
Hamilton. Lo conoces, el que…
-El Británico? Holaaa, ya entendí. Mierda, él es tan
ardiente. Tenemos que ir a ver la película Time cuando salga; dejaremos
que los chicos se queden en casa con Mary Jane mientras vamos por un
poco de dulce británico - dijo Sophia, que ya planeaba la noche de sus
chicas.
-Sí, sí, ella está con Jack Hamilton, el punto es que tiene un cabello
excelente. Y es exactamente el mismo tono de rojo que el tuyo. Así que
encontré esta foto de ella en la alfombra roja y..
Sophia interrumpió a Mimi otra vez, incapaz de detenerse. -¿Cuando
ella caminó con Jack por la alfombra roja? Ahhh! ¡Joder, me encantó
eso! ¿Recuerdas que todos chismeaban sobre con quién estaba saliendo
él?
-Espera, estábamos hablando de su cabello! Escúchame, tengo el
moño perfecto basado en...
-Oh moñea esto, hablemos del pelo de Jack Hamilton. Siempre se ve
del carajo, ¿entiendes? Me pregunto si lo harán en la limusina en el
camino a los estrenos. . .
-Cállate, ¡simplemente detente! Estamos hablando de cabello de
bodas aquí, joder, y. . .
Me perdí, bebiendo mi cerveza y escuchando con un oído a Sophia y
Mimi en su acalorada conversación sobre moños recogidos versus largos y
ondeantes. La otra oreja estaba sintonizada con Glenn Miller que
crepitaba a través de los altavoces. Y en cuestión de segundos, apareció
Simon.
-Señora. ¿Parker? -Dijo, extendiendo su mano.
-Señor. Reynolds. -Le guiñé un ojo y me puse de pie. -Adiós chicas.
-Adiós- dijeron al unísono mientras seguía a mi marido a la pista de
baile improvisada. Siguiendo el ejemplo de nuestra ceremonia original,
pero ilegal, teníamos linternas colgando por todo el patio trasero,
trayendo a casa un poco de cuento de hadas desde Ha Long Bay.
-¿Estás feliz?- Preguntó mientras bailábamos por el patio de
ladrillo.
-Mucho ¿y tú?-
-Oh sí. Especialmente desde que recibí algunas noticias de mi doctor
hoy.
- ¿En serio?-
-En serio, nena. Estoy listo para irme - susurró, atrayéndome más
fuerte hacia su cuerpo. Ay caramba. No mentía
-¿Qué tenemos aquí?- murmuré, deslizando una mano hacia abajo
para sentir lo que estaba presionando mi muslo. -Um.Guau. Eres,
realmente muy duro, Simon. -
-¿Hmm? Oh cielos no, tengo una botella en mi bolsillo. Literalmente.
-Se rió, sacando una botella de vidrio de su bolsillo delantero y
mostrándoselo. Gracias a Dios. Se sentía increíblemente duro, pero
era. . . hmm. . . cómo digo. . . considerablemente más delgado que Simon.
-¿Por qué llevas una botella?- Le pregunté.
-Pensé que podría agarrar un poco de tierra, tal vez desde el borde
de la pista de baile de allí, ponerlo con nuestras otras botellas. Sé que
técnicamente no es arena, pero sería muy especial.
Sonreí y le dije que era una idea muy dulce. Años atrás, Simon
había comenzado a recoger arena de las playas que había visitado en
todo el mundo, almacenándola en pequeñas botellas etiquetadas y
exhibiéndolas en una repisa. Habíamos empezado un segundo estante
para las playas que visitamos juntos. Había traído un poco de la playa en
la que nos casamos en Vietnam, y me conmovió que hubiera pensado en
conmemorar esta noche también. Pero de vuelta a su bolsillo. . . .
-Me gusta hacia dónde va esta noche- le dije, chocando
deliberadamente mis caderas con las suyas, donde había algo más
tomando forma. Definitivamente más grande que una botella. -¿Qué tan
rápido crees que podemos sacar a todos de aquí?- Pregunté, medio en
broma.
-Apenas se terminen las costillas, se irán, ¿verdad?-
-Tenemos mucha clase. Sirviendo costillas en nuestra boda.
-Y ensalada de papas. No olvides la ensalada de papas.
-Y pie.
-Ese pie estaba genial. Nunca dejes de hacer ese pie. Joder, debería
haber escrito eso en los votos - dijo, hundiéndome y haciéndome reír boca
abajo. Y allí, en nuestro propio patio trasero rodeado de todos los que
amamos, me besó. Mi esposo.
***
Qué desastre.