Las Ideas Socialistas en Colombia
Las Ideas Socialistas en Colombia
Las Ideas Socialistas en Colombia
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Las ideas socialistas en Colombia
Jorge Eliécer Gaitán
Impreso en Colombia
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A MI MADRE,
Con el tributo pleno de mi amor ardentísimo; a ella,
faro en mis tinieblas, puerto en mis naufragios,
caridad y bálsamo en el dolor cruel de mis heridas
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Un libro varias veces oportuno
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Esta edición cuenta con la autorización de la familia directa de Jorge Eliécer
Gaitán, herederas de los derechos de autor.
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segmento de la población, en el que periódicamente la ciudadanía
delega, en forma absoluta, sus derechos cívicos para que los ejerzan
plenipotenciariamente los elegidos. El voto equivale entonces a la
firma de un poder general de la ciudadanía a quienes han de fungir
como sus apoderados.
Esta obra de Gaitán se publica nuevamente en el preciso
momento en que los mismos promotores y gestores del capitalismo
salvaje, dominante a nivel mundial, están haciendo saltar las alarmas
por el proceso inevitable que lo está auto carcomiendo, al concentrar
en forma explosiva la riqueza, tanto en lo individual como entre
naciones.
Ve igualmente la luz esta nueva edición de Las Ideas socialistas en
Colombia cuando el Estado adelanta una campaña sistemática y
rigurosa ─no casual─ para sepultar la memoria de Gaitán, prolongando
en el tiempo la invitación al memoricidio que, desde décadas atrás,
hiciera Luis Carlos Restrepo, hoy prófugo de la justicia. En un ensayo
titulado La sangre de Gaitán publicado en 1998, Restrepo le propone
abiertamente a los colombianos que asuman el papel de sepultureros
del recuerdo del líder popular, arguyendo que es premisa
indispensable para alcanzar la paz. Álvaro Uribe Vélez, siendo
presidente, acogió la idea y la implementó, en proceso que no ha
cesado.
El ex Alto Comisionado de Paz del gobierno de Uribe, afirmó: "No
podemos permitir que su memoria (la de Gaitán) siga actuando a la
manera de mensajera de fantasmas... Cuando una cultura empieza a
convertirse en campo de difuntos insepultos ─que nos acechan con su
hedor para que derramemos de nuevo sangre y saciemos sus anhelos
de venganza─ se hace imprescindible aclimatar la profesión de
enterradores. Astutos maestros del olvido que nos ayuden a recuperar
la fuerza y la inocencia en aquellos momentos en que el culto a los
muertos─ y a los poderes que los representan─ torna irrespirable el
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ambiente para los vivos... Momento de declaramos insolidarios con la
historia, de asumimos como apátridas si la patria se sigue reduciendo a
la estupidez colectiva de aplastar la vida para que la sangre de mártires
y caudillos continúe viva".
Con la lectura soterradamente prohibida de Las ideas socialistas
en Colombia, que con esta edición vuelve a circular, seguramente se
alzarán muchas voces para decir que el socialismo ya no es válido, en
contraposición con lo que pregonaba Gaitán y afirmarán que la prueba
es que cayó el Muro de Berlín y se desintegró la Unión Soviética. Dirán
que el socialismo ha fracasado. Es inexacto. Lo que ha fracasado es el
modelo implementado por quienes pretendieron interpretar a Marx
ateniéndose más a las afirmaciones deterministas de su teoría que al
análisis científico y profundo que hizo de las estructuras propias del
capitalismo, a partir del cual es dable generar modelos socialistas
diversos, adecuados a cada cultura, que permitan el éxito económico y
la plena democracia.
Aquí está la respuesta para corregir la falencia fundamental que
hasta ahora ha impedido el éxito de los modelos socialistas ya
realizados: el no haber incorporado la cultura como factor
determinante en las relaciones de producción, lo que se explica
porque el marxismo es un análisis científico gestado en el siglo XIX,
antes de que se conociera el valor determinante del subconsciente en
las relaciones de producción y en las acciones y maneras de proceder
de los seres humanos, tema que Gaitán desarrollará a lo largo de su
vida, en la teoría y en la práctica.
Al referirse a la cultura precisó Gaitán su significado diciendo:
"Entendemos por cultura, no la adquisición de conocimientos
decorativos y vagamente educativos, sino un régimen de convicciones
que rigen realmente la existencia de un pueblo. Éste, con sus
condiciones peculiares es el supuesto humano sin el cual no es posible
la cultura, porque perder de vista la vida afectiva del hombre y sus
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ineludibles urgencias es, precisamente, la negación de la cultura.
Cultura no es lujo, es pura y esencialmente una necesidad vital, es
menester imprescindible de la vida humana, es adquirir conciencia de
sus convicciones y del medio histórico en que se actúa, es elevar su
nivel de vida de acuerdo con su tiempo".
Gaitán desarrolló en la práctica sus ideas descritas en su escrito,
adecuándose a la cultura existente en Colombia, como lo hace el
artista que se adapta al material con el cual va a trabajar su obra. Por
ello dirá desde el capítulo 1 de este libro: "Los hombres providenciales
dejan de serlo en cuanto traten de crear en contra de la idiosincrasia
mesológica", o sea, en concordancia con el medio, condiciones y
cultura en que viven.
Es por ello que dirá que, siendo socialista, ingresará al Partido
Liberal para, desde allí, gestar el socialismo. Así lo explicará en su
momento, señalando que el ser liberal o conservador en Colombia no
era asunto de ideas sino de apego atávico a un calificativo. La filiación a
uno u otro partido, que aún queda como remanente, se componía de
partidarios inmersos en una cultura tradicionalista, carente de
contenido ideológico, marcado fundamentalmente por factores
emocionales, netamente hereditarios. Por ello dirá: "Profesamos,
pues, con marcado convencimiento y empinado entusiasmo, las ideas
que corren a través de estas páginas, mas no podríamos consideramos
como militantes en nuestro país de un partido socialista, entre muchas
otras razones, por la muy sencilla de que tal partido no existe".
Subrayará poco después que "lo importante de un frasco no es su
rótulo sino su contenido".
Pensaba que la mejor manera para lograr el cambio en aquel
momento no era creando un partido socialista, sino que el pueblo se
tomara el partido liberal y se uniera a él el pueblo conservador para
convertido en el partido del pueblo. Así dirá después de la avasalladora
victoria electoral de 1947, cuando en marzo de ese año el gaitanismo
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derrotó ampliamente a los partidos liberal y conservador: "... en los
pueblos conservadores hemos tenido por primera vez muchos votos.
Eso tiene importancia. Es lo que estamos buscando: que el pueblo,
todo el pueblo, se identifique con el partido liberal y que los oligarcas
se queden con el partido conservador. Así estaremos claros"2.
Ajustándose a la mentalidad imperante, Gaitán no pretendía
dejar de modificarla. Al contrario. Así como el escultor se adecúa a la
materia que trabaja, no menos cierto es que procede a modelada
según sus propósitos. Por ello, al proclamar más adelante la necesidad
de instaurar una Democracia Directa, en la cual fuera posible que
floreciera una economía funcional que, para sus propósitos, era
socialista, señalará la importancia de trabajar en el cambio de una
cultura que erradicara lo que él calificaba de "quistes psicológicos",
sinónimo de prejuicios. Dirá: "Lo que queremos es la democracia
directa, aquella donde el pueblo manda, el pueblo decide, el pueblo
ejerce control sobre los tres poderes de la democracia burguesa: el
Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y que, además, garantice la
equidad en el aspecto económico. Allí donde el pueblo es el pueblo, el
pueblo ordena y ejerce un mandato directo sobre y en control de
quienes han de representarlo. Todo esto exige trabajar honda y
apasionadamente en el cambio de una cultura que despierte en el
pueblo voluntad para regir directamente sus destinos y exige un
profundo cambio constitucional para disponer de una Constitución
acorde con la necesidad de un mandato popular directo sobre los
destinos de la patria, que elimine los filtros que la democracia
burguesa establece y defiende".
El propósito de modificar la cultura delegataria imperante, para
que los colombianos se empoderaran de su destino, lo aplicó como
administrador de la cosa pública y como dirigente de masas a través de
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Mendoza, Plinio Apuleyo. La llama y el hielo. Planeta/Seix Barral, Bogotá, 1984
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lo que él llamó "acciones colectivas", ejercitando a la ciudadanía y a sus
seguidores para cumplir con el propósito que él describió así, en
reportaje que le hicieran cuando en 1936 fue nombrado Alcalde de
Bogotá: "Mi programa va a ser de acción colectiva. Los colombianos
deben dejar de ser espectadores, transformándose en actores... y
deben trabajar por el bien de la comunidad, más que por sus propios
intereses".3
Tener en cuenta la cultura como componente sustancial de las
acciones humanas y, a su vez, buscar caminos y métodos para
modelarla, adaptándola a las necesidades del cambio, fue lo que le
permitió a Gaitán convocar con éxito al pueblo de las ciudades y los
campos, desde la clase media hasta la marginal y sin distingo de
partidos. Así fue como, siendo una herramienta vectorial de su batalla
política, logró conformar el mayor movimiento de masas con que
hasta nuestros días haya contado Colombia, alcanzando a convertirse
en la más fuerte corriente política de su época, que avanzaba
inexorablemente hacia la toma del poder.
No hay duda que fue y es la clave del éxito del gaitanismo el
colocar la cultura como columna vertebral de la organización y de sus
tácticas y estrategias. Es este eje fundamental lo que hizo posible el
avance incontenible del pueblo hacia el poder bajo la orientación de
Jorge Eliécer Gaitán.
Así que, para rendirle homenaje a su memoria, en desarrollo de la
Ley 45 de 1948, se proyectó y diseñó El Exploratorio Nacional, un
parque temático que tiene como objetivo continuar la tarea de
trabajar la cultura para lograr el cambio. El proyecto se basa en las
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Revista Pluma Libre
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premisas y herramientas propias de la Ingeniería Cultural"4, cuya
aplicación configura el instrumento más contundente para forjar una
cultura lúcida, plenamente consciente de los derechos políticos,
sociales y económicos de los ciudadanos, como plataforma
indispensable para lograr el cambio.
Esta fuerza poderosa de la cultura, como herramienta de cambio
y progreso colectivo, atenta contra el statu quo imperante, lo que
explica los múltiples obstáculos que se han interpuesto para impedir la
puesta en marcha de El Exploratorio Nacional, al que se le ha
pretendido desviar de su esencia, que es el tema de la cultura
trabajada con las herramientas de la Ingeniería Cultural al alcance del
pueblo.
Muchos dirán que ya pasaron los tiempos en que las ideas de
Gaitán fueron válidas. Precisamente ¡no!. Todo lo contrario, Gaitán fue
un teórico visionario que se adelantó a su tiempo. Por eso mismo no lo
comprendieron, incluyendo a muchos de sus seguidores, que lo
admiraban y respetaban sin interpretar la profundidad revolucionaria
de sus ideas.
Pero hoy, cuando la gente se ha desilusionado de los antes
llamados “jefes naturales”, cuando no cree ya en que la Democracia
Representativa defiende sus intereses, cuando el capitalismo salvaje
está en crisis a nivel mundial y una corrupción rampante está
rompiendo los diques interpuestos por el negacionismo, las ideas de
Gaitán son una luz al final del túnel. Demuestran que sí hay
alternativas, pero que para lograr el objetivo hay que realizar
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La Ingeniería Cultural es una disciplina científica enfocada al estudio,
investigación y fórmulas de adecuación de la cultura a un cambio que, en
Colombia, ha de tener como tarea lograr una cultura de empoderamiento
político y económico de la ciudadanía para lograr la paz con equidad,
desarrollo económico social y justicia.
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profundas metas de cambio y no simples reformas superficiales del
sistema. Además, nos enseña que los revolucionarios debemos
trabajar seria y científicamente nuestra formación teórica, desechando
las ideas sueltas con caminos erráticos sujetos a la coyuntura. Lo
contrario fue el caso de Gaitán, quien en este libro, que legitima la
instauración de un socialismo adaptado a nuestro medio, nos señala
que la corrupción es un mal endémico del capitalismo y no un hecho
casual y que el sistema mismo no está en capacidad de solucionar.
Por eso es importante que el libro nos haga reflexionar en una
frase suya que nos advierte que: "Cuando nos encontramos en la
decadencia del proceso romano, de la Edad Media, del Renacimiento o
de las monarquías absolutas, ante un desmoronamiento profundo de
la moral colectiva, es porque claudicaba en ellos lo que hay de más
hondo y permanente en los valores de la vida histórica. Y por eso
erramos al afirmar que la inmoralidad acabó con aquellas
civilizaciones. No; la inmoralidad era apenas el índice de que se estaba
clausurando internamente el ciclo histórico de cada una de aquellas
civilizaciones. La inmoralidad colectiva no era la causa sino el síntoma.
Y así diremos hoy: no es que la falta de moral esté minando este ciclo
de civilización que hemos convenido en llamar capitalista; es que el
mundo capitalista está minado por dentro y por eso tiene el índice de
la inmoralidad".
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Gaitán, un mito funcional
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El propio Gaitán decía al hablar del recuerdo: "Con esto de los
recuerdos sucede igual que con los cuerpos llamados catalíticos; su
fuerza, más que en sí mismos, se expresa en otros que reciben su
influencia. Como hay tantos hombres en la vida de un hombre, es poco
menos que imposible lograr que el hombre de hoy interprete con
fidelidad la fuerza de la pasión, la calidad de la idea o la índole de la
voluntad del hombre de ayer, de antier o de más atrás. Si ─por
ejemplo─ yo quisiera decir a usted algo de mi niñez o de mi
adolescencia, tan sólo lograría relatarle el juicio que me merece, con
mi criterio y mis ideas actuales".
De modo que al interpretar hoy a Gaitán, este juicio de valor se
hace con los criterios y las ideas actuales tamizadas ─óigase bien─ con
la deformación de los relatos, críticas y peculiares transmisiones del
recuerdo que hicieron los "testigos" de la época, que juzgaron a Gaitán
a través de sus prejuicios ─favorables o desfavorables─ o sus
limitaciones o posibilidades teóricas, ideológicas, conceptuales,
culturales, epistemológicas.
Por lo tanto, ni el juicio de hoy, proferido por las generaciones
que no le conocieron y solo pueden remitirse a los testimonios escritos
o relatados por los adultos de la época, ni los testigos que "conocieran
de cerca" al líder popular, pueden ser referencia inequívoca de su
papel como hombre público o como pensador académico, ya que de
estos últimos, a quienes se les confiere el papel de testigos
indiscutibles, por haber vivido el momento, sólo se puede decir que, al
igual que los contemporáneos de Galileo, Gauguin y Copérnico, no
fueron sus jueces más objetivos como nunca son buenos jueces
quienes conviven con aquellos hombres excepcionales que, por su
propia genialidad, se colocan adelante de su tiempo.
De ahí la importancia que adquiere este libro Las ideas socialistas
en Colombia, que al igual que su tesis de post-grado Criterio positivo de
la premeditación en el delito, se constituyen en los dos únicos textos
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analíticos que fueron escritos sistemáticamente, sin pasar por las
deformaciones de transcripción, versiones periodísticas o ilación de
discursos, cuya misma técnica riñe con el desarrollo orgánico de un
plan de temas.
Acercarse a Las ideas socialistas en Colombia es poder ir al texto
mismo de lo escrito por Gaitán a los 21 años. Es poder descubrir la
forma como estructuraba su pensamiento y el orden del sentido que a
sus ideas le daba a través de una formación filosófica que le sirvió de
trama, no solo a sus posiciones como pensador e ideólogo, sino a la
gestación de unas tácticas que fueron muy suyas, muy peculiares,
nunca estudiadas y mucho menos continuadas por nadie más en
Colombia.
Llegar a Gaitán "a partir", "desde" y "en" el propio texto y
contexto de sus ideas es la posibilidad que nos ofrece esta valiosa obra
para interpretar a un hombre que marcó el rumbo de la historia de
Colombia.
Si quisiéramos hacer interpretaciones, incurriendo en la inevitable
y forzosa subjetividad que esto conlleva y que hemos querido relievar,
podríamos decir que al escribir su obra Gaitán tuvo en mente afianzar
el derrotero de su vida, afirmando la viabilidad de las ideas socialistas
en Colombia en el aspecto
económico y social, defendiendo las ideas liberales en lo que a la
política se refiere y respetando la cultura o "quiste sicológico", como él
lo denominara, cuyo conocimiento y análisis le permitió obrar de
modo que conmovió al país, llegando a doblegar a la oligarquía liberal
y conservadora, en una gesta que tampoco nadie ha podido repetir.
Estos tres elementos que le sirven de trípode al discurrir de su
vida como conductor de multitudes (ideas socialistas en lo económico
y lo social, ideas liberales en lo político y conciencia del valor de la
cultura colectiva en la táctica) se esboza claramente en esta, su tesis de
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grado como estudiante de derecho de la Universidad Nacional de
Colombia, principios que reafirmará años más tarde cuando su figura
ya tenía calado nacional, demostrando así la continuidad de su
pensamiento y la constancia y firmeza en su ideología y en su práctica:
"En lo económico y social somos integralmente socialistas y
andan equivocados todos los que pretenden establecer
incompatibilidad entre el liberalismo y el socialismo colombianos. Por
el contrario, son movimientos que deben fundirse y luchar al unísono.
Digo más: son una sola y poderosa fuerza, a cuyo vértice afluye la
doctrina de los principios democráticos, de las libertades humanas, eso
que en los partidos no puede ser olvidado ni despreciado, o sea el
sentimiento, el panorama sicológico en el que se refleja la vida".
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era, al fin de cuentas, revolucionario, pero que cometió muchas
equivocaciones, como no haber organizado a las masas?
Eso que llaman "no organización" es el error que se comete
cuando se piensa que un aparato político debe, para ser organizado,
tener la estructura europea que adoptó Lenin para el bolchevismo y
que responde a formas de organización social ajenas a nuestros
patrones culturales.
En Colombia, como en muchos países del tercer mundo o de
regiones pobres (como el sur de Italia), la organización social responde
a una estructura horizontal (diferente a los organigramas de índole
euclidiana adoptados por la administración pública) que en lo familiar
se señalan como "familia extensa" y en lo social como "movimiento de
masas", o "polvareda de hombres" como diría Antonio García.
Esta estructura no conlleva esquemas de jerarquía piramidal
(centralismo democrático) sino lazos de sangre o padrinazgo, donde la
autoridad y el liderazgo se forjan a través del sentimiento y el interés y
no en orden al saber cartesiano y a las categorías racionalistas, lo cual
no significa que no existan ideas; lo que cambia es la forma y no el
fondo, respondiendo ─además─ al nivel de cultura política popular. Es
una relación que funciona incluso a nivel militar, lo que explica la
liberalidad, mezclada con disciplina, con que opera la guerrilla en
Colombia.
Cuando se han tratado de operativizar organizaciones con
esquemas de orden bolchevique o europeos, que es lo mismo, el
resultado es el anquilosamiento y la carencia de dinámica política. Pero
el etnocentrismo ─que practican con más rigor los revolucionarios que
tienen su ideología sintonizada con el extranjero─ hace calificar de
demagogo y populista todo lo que no se ajuste en la forma a las
estructuras adoptadas para organizaciones sociales de otras latitudes y
dentro de otro contexto.
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En cuanto a la derecha y su visión frente a Gaitán, tendríamos que
diferenciar entre liberales y conservadores y sus correspondientes
subgrupos.
Para los jefes liberales que militaron en las filas de quienes fueron
adversarios de Gaitán o fueron ellos mismos antigaitanistas, lo
importante es "el valor de uso" que tiene la figura de Gaitán,
procurando hacer olvidar sus ideas.
Cualquier persona o grupo que intente estudiar el ideario de
Gaitán es visto con preocupación y con recelo, hasta el punto de que el
Partido Liberal le ha dado la espalda incluso a las ideas liberales de
Gaitán. Porque Gaitán era, como ya lo dijimos, un socialista en lo
económico y en lo social, y un liberal en lo político.
Algunos olvidan que esa misma orientación fue la de Augusto
Sandino, un militante del Partido Liberal de Nicaragua, que defendía
sus ideas liberales y por ellas murió.
¿Cuáles son esas ideas liberales de Sandino y Gaitán que hoy no
logra identificar la juventud porque se confunde a los partidos liberales
de Somoza y de la oligarquía colombiana con las ideas liberales a las
que consagraron su vida esos dos grandes héroes de la lucha popular?
Las suyas, al no ser ideas liberales en lo económico, dejan fuera de
lugar el liberalismo manchesteriano. Se trata del liberalismo que
piensa que las ideas de los hombres dependen de la cultura a la cual
pertenecen, cultura que sirve de prisma para ver el mundo, valorarlo y
juzgarlo.
Por ello se respeta el pensamiento del otro, se defiende la unidad
de lo diverso sin confundir "lo diferente" con "lo antagónico", lo cual
señala la decisión de entregar la vida en el combate contra el
adversario.
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En este respeto por el opositor, en esta ninguna claudicación
frente al adversario se enmarca el enfrentamiento contra el opresor
nacional o extranjero, la lucha contra la oligarquía y el imperialismo.
De ahí surge también la defensa del nacionalismo, que nada tiene que
ver con el chovinismo.
En cuanto a la posición de los dirigentes conservadores frente a
Gaitán, también tiene un sentido de "valor de uso" y no ideológico.
Gaitán es útil para ellos en la medida en que fue el enemigo de la clase
política liberal y si se puede atraer a las masas para constituir frentes
amplios que contrarresten su calidad de partido minoritario,
bienvenido Gaitán que representa y alienta a esa masa irredenta, a esa
"franja" inconforme que se mira como el gran potencial electoral.
Esa posición de ayer y de hoy por parte de la dirigencia oligárquica
conservadora, llevó a muchos izquierdistas a decir que Gaitán, al ser
estimulado por derechistas era, a su vez, fascista.
Frente a ello no cabe sino leer al propio Gaitán en su exposición
sobre La Revolución de Octubre, recientemente publicada por el
Centro Gaitán, y preguntarle a esa juventud que "repite" tal infundio si
es capaz de encontrar un solo escrito, una sola idea, una sola defensa
al fascismo en toda la obra de Gaitán.
A los grandes héroes no solo los asesinan físicamente sino que los
denigran para acabar también con el sentido mismo de su razón de
ser. Esa es la verdadera autoría intelectual del crimen.
GLORIA GAITÁN
Bogotá, septiembre de 1988
19 | P á g i n a
Palabras de Pablo Catatumbo en el lanzamiento
de Las ideas socialistas en Colombia, editado por
Ediciones Farc
Universidad Jorge Tadeo Lozano
10 de agosto de 2017
20 | P á g i n a
¡Qué importante es la lectura de este escrito en estos particulares
momentos de la vida nacional!
¡Qué importantes lecciones nos lega para estos tiempos de contextos
tan convulsos!
Cuánta actualidad tiene hoy este libro escrito en medio de un
ambiente social retrógrado, pero que aun así, resultó ser un texto
precursor dentro de la Colombia bucólica de 1924.
Y decimos que es un libro precursor, porque en él, el joven Gaitán
realiza un sesudo análisis de la incipiente estructura capitalista del país
y esboza un muy bien logrado relato histórico de los pioneros del
socialismo criollo.
Se trata de un profundo ensayo presentado y sustentado por el autor
ante un jurado académico competente como tesis de grado.
En aquel entonces, el documento mereció la aprobación de profesores
eméritos de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad Nacional de Colombia, como Dionisio Arango Vélez y con
un elogioso concepto de don Baldomero Sanín Cano, acaso uno de los
más connotados humanistas colombianos de todos los tiempos.
Valga la ocasión para hacer hoy un muy breve repaso, sobre ese
texto profundo, resultante tanto de arduos estudios e investigaciones,
así como de las observaciones, de la praxis, la convicción y el análisis
del aún muy joven Gaitán.
Ojalá los hijos de las nuevas generaciones se animaran a leerlo y los
veteranos no descartáramos la opción de repasarlo. La verdad es que
vale la pena, pues aun a pesar de cumplirse ahora 93 años de haber
sido publicado, su contenido sigue siendo invaluable, válido y
tremendamente actual.
21 | P á g i n a
Ya desde aquella época temprana Gaitán tenía claro que las ideas no
son “simples mariposas de contemplación”, sino fuerzas propulsoras
del cambio.
Al referirse a las ideas, decía: “Ellas son razones, pasiones, ardores,
emociones conjugadas, para obtener verdaderas conquistas por la
justicia”. Fuerzas, decía el caudillo, nacidas de la interpretación del
mundo, pero definitivamente destinadas a transformarlo, en lo que
coincidía totalmente con Marx, en su Tesis sobre Feuerbach.
Socialismo y democracia
22 | P á g i n a
¡Qué gran idea, una idea que a la luz de las experiencias de hoy asume
una tremenda actualidad!
En la concepción del joven Gaitán, el socialismo no podía, no puede y
no podrá ser otra cosa que la organización democrática de la vida
social, económica, política, cultural y ambiental de los pueblos. Otra
idea, que a luz de la experiencia y la realidad de hoy, es de una vigencia
total.
Así lo planteó Gaitán en esta tesis de grado y así lo proclamaría,
muchos años después, al dictar, en 1942, con motivo del rompimiento
por parte de Hitler del pacto de no agresión germano-soviético, una
conferencia titulada Rusia y la Democracia, en la cual se expresó con
absoluta claridad la propensión de Gaitán hacia la formulación de
nuevas concepciones de la democracia.
Un texto subversivo
Valga decir también que, cuando el joven Jorge Eliécer Gaitán presentó
su tesis a consideración del jurado calificador, algunos miembros del
mismo sugirieron rechazarla por considerar que, en tratándose del
trabajo de quien se recibiría como abogado, no era una tesis
estrictamente jurídica, sino una tesis social y política.
Además, los más ultramontanos, prejuiciados y atrasados,
argumentaron que se trataba de un texto subversivo. En lo primero
seguramente estaban errados, en lo segundo tenían toda la razón.
Efectivamente, ese texto era un texto tremendamente subversivo
frente al injusto régimen social que siempre ha existido en Colombia.
24 | P á g i n a
Así lo planteó Gaitán en uno de los primeros párrafos del capítulo
introductorio, donde lanzó esta contundente tesis: “Repitámoslo, no
es que el individuo se desprenda de ningún derecho para entrar en la
sociedad; es, por el contrario, que la sociedad le dispensa unos
derechos que él no tenía y que, por consiguiente, no pueden revestir el
carácter de inviolables”.
Así, entonces, “cuando aparezca por lo tanto una colisión entre el
derecho del individuo y el derecho de la gran masa que constituye la
sociedad, debe primar éste sobre aquel”. El origen y la base de la
moral ha sido y es social; y todo lo que se oponga al óptimo
desempeño de lo social, en principio es inmoral.
El derecho a la rebelión
25 | P á g i n a
“Pedir que mientras existan mujeres que acosadas por la necesidad
tengan que oficiar en el tabernáculo pustuloso de la prostitución; y que
mientras haya niños que arrojados a la inclusa hayan de ser luego
candidatos del presidio, no es humano, para que, mientras tanto, otros
puedan hacer una vida de dilapidación y de regalo”.
“Decir que a los hombres no se les puede pedir virtud mientras no
tengan los medios de vivir, porque, como decía aún el mismo Santo
Tomás de Aquino, ‘para la práctica de la virtud se necesita un
mínimum de bienestar temporal’”.
“Decir que es necesaria la lucha constante porque termine la carnicería
de pueblo a pueblo, donde aquellos que la fraguan ritman la danzan
en el salón, a la par que los humildes que la sufren brindan su corazón
a la metralla como tributo a una patria que nunca conocieron”.
“Decir que al patriotismo es necesario darle un sentido de cooperación
internacional y no de agresividad fratricida”.
“Decir que la selección es necesario hacerla, pero a base de
capacidades y virtudes auténticas. Y decir que al triunfo sólo debe
llegarse por los caminos del esfuerzo”.
“Decir todo esto y reclamarlo con el entusiasmo que demandan los
grandes ideales, no es pedir nada que esté fuera de las condiciones
esenciales de la vida, ni que deba ser patrimonio exclusivo de éste o
del otro pueblo, ni de ésta o de la otra raza, sino que es algo que
pertenece a la conciencia universal, algo que es y tiene que ser de
todos y cada uno de los hombres, de todos y cada uno de los pueblos”.
Estas son y siguen siendo, sin ninguna duda, ideas muy avanzadas para
aquella época.
26 | P á g i n a
Un libro erudito
El problema de la tierra
28 | P á g i n a
Gaitán ha sido el más grande líder popular colombiano de todos los
tiempos y uno de los más carismáticos de América Latina en el siglo
XX.
30 | P á g i n a
Leongómez y quienes los acompañaron en su cometido titánico y
desigual. Fecundada por la sangre de Jaime Pardo Leal, Bernardo
Jaramillo Ossa, Leonardo Posada, Pedro Nel Jiménez, José Antequera,
Luis Carlos Galán Sarmiento y todos los demócratas que han caído
tratando de abrir para Colombia las compuertas de la democracia y
construir la paz.
Un proyecto vigente
Basta con leer detenidamente, así sea un solo párrafo de sus obras o
sus discursos, para entender que el proyecto de Gaitán permanece
vigente en este país, al que las élites le adeudan décadas de cambios
democráticos en la política, la economía y la cultura.
Las FARC-EP comprendemos esta urgencia, por eso hemos procurado
erigir sobre las ideas gaitanistas nuestro propio proyecto de país. Al
atraso, el abandono y la miseria le oponemos la idea de un progreso
económico y social que vincule a la gente del común con un modelo de
desarrollo incluyente, ambientalmente sostenible y que distribuya
equitativamente los dividendos de la producción. Ante el cierre
antidemocrático y corrupto del régimen político, proponemos que se
abran los canales más amplios de participación y representación
política para la mayoría de colombianos que han sido espectadores
pasivos del juego amañado de la política puesta en función de los
intereses de unos cuantos. Y ante el odio sectario con el que han
intoxicado el espíritu de los colombianos, hemos expresado que
queremos sanarlo con el bálsamo reparador de la verdad y la
reconciliación.
En fin, ¡cuánto más podríamos al respecto!
32 | P á g i n a
Gaitán: potencia activa en la reconstrucción de Colombia
Hoy las FARC-EP sabemos que el acto más revolucionario posible aquí
y ahora es insistir en la paz. Preferimos la incertidumbre de la paz a la
certeza de la guerra. Daremos todo de nuestra parte para que en este
país nunca más se recurra a la barbarie de la violencia política para
dividir familias, asesinar hermanos y sacrificar al otro. Repetimos, pues,
el credo último de la Oración por la paz:
Amamos hondamente a esta patria nuestra y no queremos que
nuestra nave victoriosa navegue sobre ríos de sangre (…) Apenas os
pedimos que nuestra patria no siga por caminos que nos avergüenzan
ante propios y extraños. ¡Os pedimos tesis de piedad y de civilización!
Señor presidente: Os pedimos cosa sencilla para la cual están de más los
discursos. Os pedimos que cese la persecución de las autoridades y así
os lo pide esta inmensa muchedumbre. Pedimos pequeña cosa y gran
cosa: que las luchas políticas se desarrollen por cauces de
constitucionalidad.
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…¡Somos capaces, señor presidente, de sacrificar nuestras vidas para
salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia!
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Observaciones liminares
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estas ideas, pero quienes han tratado de dotarlas de una dinámica de
organismo autóctono, quizá no han sido los más afortunados en su
interpretación, ni en los medios, ni en la apreciación de las
características peculiares a nuestra vida política; y segundo, porque
siempre hemos creído, que antes de concluir en las aplicaciones se
necesita el estudio técnico, el examen científico, la valuación abstracta
de las causas que autorizan esas realizaciones en concreto. El
empirismo ha sufrido, ya va para luengos tiempos, una trascendental
derrota en las ciencias sociales, y no se explicaría la lógica de quienes
se empeñaran en aplicar medicinas sin antes haber evidenciado
científicamente la bondad de éstas; y, sobre todo, la índole orgánica
del sujeto a quien han de ser aplicadas.
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Los sistemas, las leyes y el medio
Capítulo 1
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Los sistemas, las leyes y el medio
igual. Una zona caliente o templada hará a los hombres más emotivos,
más excitables. La zona fría les hará más mesurados, más interiores,
más reconcentrados, más cerebrales. De aquí han de nacer por fuerza
especiales gustos, determinadas inclinaciones, variadas aptitudes. Una
actividad más o menos rápida, una evolución más o menos intensa.
Esto por lo que hace a los caracteres psíquicos en las diversas
razas, que por lo que hace al asunto social propiamente dicho, es
necesario considerar las razas valiéndonos de los términos empleados
por Antonio Labriola, "en el verdadero y genuino sentido de la palabra,
en cuanto son determinaciones inmediatas de negros, de blancos, de
ulótricos, de Iisótricos, etc., y no formaciones secundarias histórico-
sociales, o sea los pueblos y las naciones". (“Del Materialismo
Histórico”).
Y por último nos queda la característica nacional, la que distingue
una nación de otra, aún por sobre la igualdad de los factores
anteriores. Ésta, pensamos, nace de la posibilidad que los medios
materiales existentes en un determinado país prestan para el
desarrollo de esa capacidad biológica y racial de que hemos hablado.
Es un factor no fundamental, sino adjetivo y mudable, es una manera
de poder obrar, es un modus operandi. Es como si dijéramos el instinto
de comodidad y rapidez en la locomoción que para todos los tiempos y
pueblos existe, pero que según los medios tendrá que realizarse por la
rudimentaria balsa, o la canoa, o el moderno barco.
Resumiendo, tenemos: Que en la vida social se pueden observar
tres elementos: 1°. Elemento biológico, común a todos los hombres y
los pueblos en sus bases propiamente constitutivas; 2°. Elemento de
raza, proveniente de factores telúricos, que no tienen influencia
fundamental sobre el tipo histórico-social, pues éste es resultado del
desenvolvimiento de ese estrato biológico enunciado, y por lo tanto se
resuelve en factor secundario; y, 3°. Elemento nacional proveniente
del medio social, propiamente dicho.
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El problema del capital
Capítulo 2
El problema del capital
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El problema del capital
I
Naturaleza del Capital
Y ante todo: ¿qué es el Capital? Porque, sin un seguro concepto
de éste, toda discusión es imposible.
Quizá ningún término económico se haya prestado a mayores
ambigüedades y eufemismos. En muchas obras de economía se llega
en la definición a una acertada evidencia, pero en haciendo las
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El problema del capital
crear nueva riqueza". Es decir, que todo aquello que esté dedicado al
consumo o a satisfacer nuestras necesidades no es capital. Lo que
evidencia si una cosa es capital es el hecho de residir o no en manos
del consumidor. Cuando la riqueza se dedica al cambio, cuando se
conserva, no como fin último, sino como fin intermedio para
transformarla en nuevos artículos, entonces reviste la forma de capital.
Por eso que nos parezca de una admirable sencillez la definición de
Böehm-Bawert: "El capital es una riqueza intermedia". Esta definición
coincide exactamente con la de George, cuando dice que es "riqueza
durante el cambio".
Sin embargo, de ser precisas y claras estas nociones, ellas han sido
absurdamente enredadas por muchos economistas. Enrique C. Carey
dice que el capital "es el instrumento mediante el cual se obtiene el
dominio de la naturaleza, incluyendo en él los poderes mentales y
físicos del mismo hombre". Como se ve, según lo anotábamos en la
definición de Smith, aquí se confunde el trabajo con el capital. Este
error, afortunadamente, ha sido corregido por todos los grandes
discípulos de Smith, como Ricardo y Juan Stuart Mill. El primero definía
el capital como "la parte de riqueza de un país destinada a producir".
El profesor Perry, refutando a Carey, dice del capital que es
"cualquier cosa de valor, fuera del hombre, de cuyo uso nace una
utilidad o incremento pecuniario". Pero, ¿no es esto confundir el
capital con la tierra? ¿No es también la tierra una cosa de valor distinta
del hombre, y de cuyo uso nace una utilidad pecuniaria?
Bastan los anteriores ejemplos para mostrar los absurdos ─ya en
las definiciones, ora en las aplicaciones─ que reinan entre los
economistas sobre el concepto del capital, por olvido de las fronteras
determinadas que separan el trabajo, la tierra y el capital.
Nos queda por aclarar un concepto que no por las apariencias de
verdad que presenta, deja de ser menos inexacto. En el curso de
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II
Cantidad del Capital
Hemos averiguado la significación científica de lo que debe
entenderse por país capitalista. Analicemos ahora lo referente a la
cantidad. Se afirma que en nuestro país no existe el gran capitalismo.
No hay capitalista que posea la fortuna de un Morgan, un Stines o un
Ford. Y el problema nace, agregan, de la concentración de los grandes
capitales. Entre nosotros, por lo tanto, no hay problema social.
Si la afirmación de que Colombia no es un país capitalista está
desheredada de toda solidez, ésta de que el problema depende de la
cantidad, es todavía más deleznable.
Lo primero que ocurre preguntar cuando se niega el problema
por virtud de no ser nuestros capitales tan poderosos como los de
otros países·, es lo siguiente: ¿de cuántos millones para arriba hay
problema social en un país, y de cuántos millones para abajo no lo
hay? Porque si no se admite que el problema nace, como nosotros lo
sostenemos, de un sistema, sino de una cantidad, lo indispensable
sería fijar esa cantidad de la manera misma que nosotros fijamos el
sistema. De otro modo nunca sería posible estudiar el asunto. Los
mismos que para impugnar la posibilidad de las ideas socialistas en
Colombia sostienen que ellas pueden tener razón en otras partes por
ser crecidos los capitales, estarían pisando el más falso de los terrenos;
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III
El Industrialismo
Visto ya el argumento de la cantidad del capital en sus formas
generales, analicémoslo en la forma concreta en que suele exponerse
como argumentación contra la posibilidad de las ideas socialistas. No
existe entre nosotros, se dice, el gran industrialismo y es casualmente
por la aglomeración de trabajadores en las grandes fábricas, y el
consiguiente aumento de población, que se explica la pugna
encarnizada entre las dos clases. Es a saber, que en Colombia solo
podría explicarse el socialismo por la existencia del industrialismo.
¿Cuál es la posición del socialismo ante el industrialismo? Pues
decir que tales ideas sólo son posibles en los países grandemente
industriales, es afirmar que el socialismo nace como una reacción
contra el industrialismo. Y esto no es exacto: contra lo que él lucha y se
empeña es contra el actual sistema de explotación aplicado a la
industria. El individualismo y el socialismo se diferencian en cuanto a la
mira final de las actividades industriales. Mientras el industrialismo en
la forma actual de organización solo sirve para agravar la situación de
la clase trabajadora, el socialismo ve en el industrialismo la mejor
manera de favorecer la condición económica de esa clase.
Fue Carlos Marx y su compañero de luchas Federico Engels,
quienes en su manifiesto de 1847 a la “Liga de los Justos”, ─ sobre todo
en la obra del primero, “El Capital”, influido indudablemente por
Lorenzo von Stein─ situaron el socialismo en un terreno de evolución
histórica que los apartó de los absurdos, aun cuando nobles principios
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IV
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El problema del capital
primitivo sus raciocinios no iban nunca, no podían ir, más allá de sus
simples necesidades corporales. Era perfectamente incapaz para todo
concepto, y no pudiendo llegar a concepciones trascendentales, solo
era apto para tener de las cosas y de los hechos una idea actual sin
proyecciones hacia el futuro. Mentalmente, ya lo ha afirmado y
probado Clodd, entre el hombre primitivo y el mono solo existía una
pequeña diferencia. El hombre primitivo, encerrado en condiciones
duras de existencia, tenía que ser poco soñador, lo que no le permitía
proyectarse hacia el más allá. Una razón exactamente psicológica, es la
de su incapacidad absoluta para alcanzar un grado, ni siquiera medio,
de abstracción y de generalización. Y el porvenir, el deseo de su
perfección es un concepto, o lo que es lo mismo, una abstracción de
las condiciones individuales para trocarlas por la actividad lógico-
mental en nociones generales.
Lo reducido de los productos que el trabajo del hombre primitivo
lograba, le impedían esa abstinencia de que se nos habla; apenas sí
cubrían las exigencias de su vida rudimentaria. Su vida funcional le
impediría la abstención de lo indispensable a su subsistencia, y no
ganando sino para ella, estaba imposibilitado para ahorrar. Luego,
tanto por razones psicológicas como por hechos biológicos
inmanentes, el ahorro en el hombre primitivo es un absurdo
suponerlo.
Pero otras hipótesis más factibles pueden llevamos a
conclusiones más ciertas. Si es verdad que la vida general del hombre
primitivo se desarrolla dentro de la consecución de lo estrictamente
necesario a su subsistencia, es claro que habría días excepcionales en
sus faenas. Para el pescador, por ejemplo, llegarían días, en que el
fruto de la pesca era más abundante que en lo corriente. Entonces le
quedaría un sobrante. Algo que le permitiría no tener que trabajar
todo el día en la misma pesca. Tendría entonces un excedente de
provisiones y por lo tanto un excedente de tiempo para dedicarlo a
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El problema del capital
del producto directo del trabajo del obrero? Y decimos apenas una
parte porque el capitalista no entrega todo lo que ha sido fruto del
trabajo, sino que deja para sí la mayor y al obrero tan sólo le concede
la más exigua. El trabajador entrega productos, entrega riqueza y
recibe moneda; hay un simple cambio en el que el capitalista gana. La
riqueza del capitalista no ha adelantado nada al trabajador. Para que
se pudiera afirmar que había adelantado algo sería necesario probar
que su riqueza había disminuido: Pero sucede todo lo contrario;
¿cuándo ese capitalista va a dar las monedas del salario, no es
evidente que ha aumentado su riqueza, pues existen productos que
valen más que las monedas de que se desprende?
Pensad que no se le pagara en moneda, sino en productos, como
sucede a menudo. ¿Dónde estarían las anticipaciones? y el asunto no
varía cuando se hace en signos de cambio, porque esos zapatos, esa
madera, que él ha producido, pueden ser transformados en esa misma
moneda. ¿No es, pues, equivalente esa moneda que el obrero recibe a
los peces, a la caza, en las formas rudimentarias de producción?
Ya decíamos que el error tenía su nacimiento en el hecho de
considerar como riqueza, como capital, sólo la moneda. Los salarios se
pagan de lo que ya ha producido el trabajo, y no salen del capitalista.
Es de la producción nacida del trabajo de donde salen los salarios. Es el
salario una devolución que el capitalista hace al trabajador de parte de
su trabajo.
Hay otros casos en que el trabajador no completa la obra en una
sola jornada, sino que ella va perfeccionándose lentamente. Así en los
ferrocarriles, las minas, los edificios. ¿Será evidente que aquí el capital
sí adelanta los salarios, que sin el capital sería imposible la realización?
Tampoco, respondemos.
Lo que sucede entonces es que no se crea la cosa en una sola
jornada de trabajo, pero diaria y progresivamente se crean valores
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El problema del capital
del cual el trabajo no produce; que los salarios salen del capital. Por el
contrario, el hombre que trabaja y que emplea su esfuerzo en
cualquiera actividad está produciendo una riqueza. Él entrega esta
riqueza a un capitalista y éste le devuelve una mínima parte salida
también de trabajo anterior y elaborada bajo el mismo régimen de
explotación. Luego el mal reside no en lo bajo de los capitales
existentes, sino en el sistema capitalista que habiendo instaurado el
régimen del salario implanta la dictadura del capitalista sobre la
riqueza producida por el trabajador, comprándola a un mínimo precio.
V
Funciones del Capital
Si el capital no es el que produce por sí mismo, pues solo es un
producto, si su ausencia no redundaría en la cesación de la producción,
si él no adelanta los salarios, ni de él sale el sustento del obrero,
¿entonces cuál es la función del capital?, ¿cuál su misión?
La función del capital reside en facilitar la aptitud del trabajo para
producir riquezas. La función del capital mira hacia el incremento de la
producción, hacia su forma, hacia su ensanche y desarrollo, pero no a
la producción misma de la riqueza.
El carpintero que en vez de los rústicos elementos emplea los
modernos estará en capacidad de producir mejor y en mayor cantidad.
Muy más abundantes serán los rendimientos del laboreo de la tierra
realizado por las modernas máquinas, que por los primitivos
instrumentos. Además, el capital facilita las fuerzas del cambio,
haciéndolas más seguras y cómodas. Y en últimas, acrecienta la
división del trabajo que a su turno trae la mejora y rapidez de los
productos.
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El problema del capital
VI
Consideraciones Generales
Bueno es meditar un poco cuando se habla de carencia de
capitales en Colombia, que habida consideración de nuestro medio
ellos son lo suficientemente capaces para el desarrollo de nuestras
actividades y que su carencia se hace grave y se experimenta en la vida
diaria, debido a la injusta repartición y a una estructura social que
permite y fomenta su filtración dolosa.
Las negociaciones escandalosas de algunos personajes y de
ciertos gobiernos, el pago indebido de servicios electorales, los
contratos proditorios, las grandes prebendas destinadas y concedidas
con unilateral criterio, las sumas crecidas entregadas anualmente a
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El problema del capital
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El problema del capital
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El problema del capital
tenía abierta una, para sorber por sólo ella toda la amplitud de los
multiplicados horizontes.
Precisamente ese escaso desarrollo hace más dura la condición
de nuestras clases proletarias. Y ésto porque los capitalistas no hallan
contra su expansión la fuerte resistencia que en otras partes los
obreros les oponen por medio de los sindicatos y demás
organizaciones. En aquellos países, con el obrero que es una fuerza
poderosa y respetada ─y óigase bien que no por un instinto de justicia,
sino por la fuerza─ no se puede abusar impunemente; aquí sí. Allí no
contrata el capitalista con la unidad obrero, sino con el sindicato, y
todos se solidarizan en el momento de la defensa. Bajo el impulso de
esas asociaciones el obrero se ilustra, adquiere conciencia de sus
derechos y lucha fecundamente por su redención. Allí no pide favores,
sino que obliga al Estado a prestarle su apoyo en forma de leyes. Entre
nosotros, por el contrario, el obrero no tiene fuerza ni cohesión
ninguna para resistir los embates de los propietarios; se halla
perfectamente abandonado por el Estado; y lo más duro de su
condición consiste en que imposibilitado para instruirse no tiene ni
siquiera una mediana noción de sus derechos. Lo peor no es carecer
de derechos; el verdadero y afrentoso mal reside en no tener la
conciencia de que se debe y se puede aspirar a ellos.
La falta de organización y defensa de los proletarios en Colombia
tiene su razón perfectamente explicable. En los países de gran
movimiento industrial y natural concentración capitalista las crisis
industriales se suceden con una periodicidad casi matemática. Estas
crisis tienen su origen en la superproducción nacida del sistema
económico capitalista, de la famosa libertad económica, de la libre
concurrencia. Son los síntomas externos de una enfermedad interna.
Ellas tienen la virtud de descubrir a las masas trabajadoras, con la
evidencia extremosa de los hechos, una injusticia profunda de la
sociedad. Esa conciencia del peligro, por un natural instinto de
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El problema de la tierra
Capítulo 3
El problema de la tierra
sin por eso dejar de ser delito. Como lo que hay de exacto en la vida
económica de los pueblos es que el régimen individualista adquiere
diversas formas de aplicación, pero sin perder sus caracteres de
sistema. Y por lo tanto, si el socialismo no va contra la aplicación A o la
aplicación B, sino contra el sistema en sí, hallaremos que él tiene una
necesaria aplicación en Colombia, aun cuando no poseyéramos una
sola fábrica, ni grande, ni pequeña. Y una necesidad aún más premiosa
que en los países grandemente industriales, porque la importancia de
las luchas igualitarias crece en proporción directa de la miseria de las
clases oprimidas.
Y no se diga que en Colombia existen inmedibles cantidades de
tierra sin cultivar, dispuestas para quien desee pedirlas, pues ya
estudiaremos cómo este argumento revela una caricatureada
perspicacia que envidiaría la ingenuidad del famoso pastelero de
Madrigal.
I
Evolución de la Propiedad Territorial
No es necesario un largo esfuerzo para comprobar el hecho de
que en los comienzos de la sociedad no existió la propiedad territorial.
La gran abundancia de tierras, por un lado, y lo escaso de la población,
por otro, hacían imposible el interés económico que pudiera llevar a
los hombres a considerar como propio, en la acepción actual del
vocablo, la tierra. Por el contrario, la faz primitiva de la sociedad -
─período de la caza─ imponía a los hombres la necesidad de cambiar
de sitio; y ninguna ventaja podría traerles la apropiación, y
consiguiente defensa de un pedazo de tierra, sabiendo que en otras
partes encontraríanlo sin que nadie lo impidiese y con un mejor
rendimiento a sus labores.
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El problema de la tierra
tampoco son para el pueblo vencedor. Son para los nobles y las clases
bajas no adquieren otro derecho que el de trabajar la tierra de los
patrones. No es sólo ya la esclavitud, es también la servidumbre la que
existe.
Así atravesando los tiempos y partiendo de esta base es como
llegamos a encontrar perfeccionados en la sociedad tres formas de la
explotación de la tierra: una consistente en la propiedad exclusiva de
los potentados que la hacen trabajar por esclavos. Otra, la
servidumbre, donde el hombre trabaja en una tierra que no le
pertenece, y por cuyo uso, nada más que por el uso, paga de los frutos
que recoge de su trabajo, un censo, una cantidad llamada renta, como
tributo al que ha monopolizado un elemento de producción que antes
era de la sociedad. Y por último, el pequeño propietario territorial, que
día a día irá siendo absorbido, y que por razón de las relaciones entre
el capital y la tierra se verá cada vez más imposibilitado para trabajar
independientemente la tierra, siendo, pésele a su precaria propiedad,
tributario del gran propietario.
Igual que lo veíamos para el capital con la llamada libertad
económica, queda consagrado el régimen del monopolio, la propiedad
individual de la tierra, donde el monopolizador, por virtud de un
derecho que trae su origen de la usurpación, cobra del rendimiento del
trabajo una cantidad que no representa ni servicios de trabajo, ni
servicios de capital, sino el uso de la tierra que antes era de todos. Más
tarde la libertad económica trae el ensanche y aumento del
capitalismo. Ya nada es posible sin el capital acumulado. Los pequeños
propietarios no pueden resistir la competencia de los grandes
capitalistas, y el hecho de concentrarse los medios de producción en
un reducido grupo de individuos imposibilita a los propietarios en
pequeño para producir beneficiándose. Los grandes terratenientes
que al mismo tiempo son los poseedores del capital, producen
enormes cantidades a bajos precios por virtud de la maquinaria y
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El problema de la tierra
II
Renta de la Tierra
Se trata aquí de un concepto que es necesario precisar. Vimos ya
que los elementos que entran en la producción son tres: tierra, capital
y trabajo. Lo que pertenece en el reparto a cada uno de estos
elementos, respectivamente, se llama renta, salario e interés. Por lo
tanto, es menester no confundir en ningún caso, ya que es tan
frecuente hacerlo, el interés con lo que exactamente es renta. La renta
la constituye exclusivamente el valor del uso de la tierra. En el
concepto vulgar es costumbre no establecer diferencia entre lo que se
paga por el uso de las mejoras y lo que se paga por el uso de la tierra
propiamente dicho, pero tal concepción no puede admitirse en el
campo científico.
Por lo tanto lo indispensable por ahora es averiguar si hay una
parte de la producción que se reserva únicamente para el pago por
uso de la tierra.
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III
La Ley de la Renta
Como lo dejamos advertido este es ya otro problema. No se trata
de saber si hay una parte de la producción que se retira para pagar
exclusivamente el uso de la tierra. Al contrario de la hipótesis que
considerábamos de que la tierra no hubiese sido monopolizada, ahora
supongamos que la tierra no tuviese sino un solo dueño. ¿Qué
sucedería entonces? Que éste podría fijar el precio que a bien tuviera
por el uso de ella. Pero como no sucede así, como la tierra se halla en
poder de diversos poseedores, esa diversidad de propietarios hace que
el precio que por su uso se cobra no pueda ser arbitrario, sino que
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El problema de la tierra
es el cultivo de una nueva tierra para detener los efectos de una ley
invariable; efectos que, pasada la circunstancia transitoria que los
interrumpe, volverán a normalizarse. Además, puede que este cultivo
de nuevas tierras haga disminuir un tanto la renta en los países ya
cultivados, pero, en cambio, ¿qué sucederá en los países nuevos, en
los que recientemente se han dado al cultivo? Pues sencillamente que
en éstos se presentará el mismo fenómeno o ley de la renta que ya
hemos visto; es decir, que en vez de anularse el problema se extiende;
habrá nuevos países sometidos al mismo sistema. Con razón observa
Herckenrath que si es cierto que la colonización y perfeccionamiento
de los transportes provoca una baja en la renta rural de los países
viejos, al mismo tiempo hacen subir considerablemente el monto de la
renta en los países nuevos. Luego si por una parte disminuye, y claro
está que la disminución sólo es transitoria, por otro aumenta. Ahora, el
problema social debe ser analizado en relación con la influencia que él
tenga respecto de los habitantes de determinado espacio y tiempo.
Consideremos cualquier país de nuestra América. Es evidente que a
medida que son cultivados, la renta de la tierra aumenta. Cada día
sube este precio y por lo tanto los productos que ayer se conseguían a
bajo costo experimentan paulatinamente un alza incontrastable. Es
para ellos, digamos para Colombia, para quienes se presenta ese
problema. ¿Qué le importa a este país entonces que la renta haya
disminuido una mínima proporción en Inglaterra? ¿Esa disminución ha
acabado con las fatales consecuencias de la ley? ¿Se ha resuelto por
eso el problema en el fondo, como hay que resolverlo? Cuando mucho
se podría decir que momentáneamente ha disminuido en proporción
tan ínfima que apenas si será percibida la disminución de la renta, pero
ello no soluciona nada. Indudablemente, agregan los impugnadores de
la ley de la renta, será fatal, pero no ahora. ¿Cuándo entonces?
Cuando estén cultivadas todas las tierras, responden. Pero, ¿ésto será
evidente? O, por el contrario, ¿aún a pesar de la existencia de tierras
sin cultivar el problema existe?
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IV
Los Baldíos y el Problema de la Tierra
Desde el principio hemos anotado la objeción que en Colombia se
opone contra la evidencia del problema social nacido de que en
nuestro país existen ingentes cantidades de tierras sin cultivo.
Parécenos que el estudio que precede resuelve por entero la
dificultad.
Existen esas grandes cantidades de tierra, pero esto en vez de
aminorar o negar el problema lo agrava. Para la clase proletaria, para
los labriegos sin fortuna, aquellas tierras nada significan, ni pueden
presentárseles como una redención. ¿Por qué? Porque sencillamente
ellas nada valen. Ya lo hemos visto que no estando esas tierras en
sociedad no pueden tener valor. ¿Y qué significaría para esas clases
entregarles una cosa sin valor, cuando precisamente su deplorable
situación nace de la ausencia de valores? ¿Es que basta la posibilidad
de ser propietario para adquirir las ventajas de tal? Claro es que el
problema social nace de un desequilibrio donde la minoría de los
hombres goza de todos los valores, en tanto que la mayoría se halla
sometida a la miseria. Y tiene una evidencia axiomática el hecho de
que la existencia de esas tierras en nada han de solventar las miserias
del recio y sufrido labriego de Boyacá, del campesino expoliado,
macerado e ignorante de Cundinamarca, del santandereano altivo y
generoso, del hijo dulce del Tolima, del nervioso costeño, o el creyente
nariñense. ¿Qué significa para esa legión de hombres en desgracia el
que existan selvas en el Caquetá y el Putumayo?
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V
Consideraciones Generales
Hemos venido hablando de la renta de la tierra y de su propiedad
en el caso de que sea trabajada o siquiera administrada por el
propietario, de la misma manera que al estudiar el capital sólo nos
referimos al capital productivo y no al especulativo, cuya injusticia es
mayor y que sin embargo en el actual orden social facilita la más
decisiva influencia. Pero el caso general en relación con la tierra es el
contrario. Tal vez, podría decirse, el trabajo directo sobre la tierra
justificaría su propiedad; pero cuando nunca el hombre la trabaja,
cuando son otros los que la laboran y el propietario recibe las
ganancias, ¿cómo es posible que esa tierra que otros trabajan le
otorgue derechos?
Nuestros grandes propietarios o hacendados son hombres que
muchas veces ni siquiera conocen sus tierras y que en la totalidad de
los casos no las trabajan; son otros los dedicados a su laboreo,
mientras el propietario se enriquece con el fruto del esfuerzo ajeno.
De aquí nacen dos aspectos del problema que conviene analizar
separadamente: uno que hace relación a los propietarios y otro a los
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sociales, marchan, como decía Ferri, por las pautas blancas del código
penal.
¿En Colombia existe el mismo sistema de la propiedad individual
que en otras partes? Sí; por lo tanto, los efectos de las causas
económicas señaladas tienen que ser y son exactamente los mismos
que en todas partes, y aún más, tienen el agravante de las
características nacionales señaladas. Los labriegos de todas partes
están en una mejor situación que lo está en nuestro país. El problema,
dolorosamente, es extremo: por un lado la base fundamental de la
propiedad individual de la tierra que trae el alza creciente de la renta y
el subido costo de los frutos en perjuicio de las clases consumidoras, o
lo que es lo mismo, el hambre y miseria de la mayoría; y por otro, las
extorsiones mayores que en parte alguna, que los propietarios
imponen al labriego, no ya propiamente en su condición de labriego,
sino como miembro de la sociedad política o jurídica, uniendo a todo
ésto la mayor ignorancia y la ninguna posibilidad de solidarización,
hechos que sitúan nuestro problema en condiciones más duras que las
de ningún otro proletariado.
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Capítulo 4
Evolución y tendencias de las escuelas
socialistas
I
Prehistoria del Socialismo
Lo que distingue con rasgos autónomos la lucha pre-socialista, es
ser un fruto del instinto. Ante la desproporción económica y social, el
hombre reacciona, mas su reacción no tiene una finalidad, ni ha sabido
proporcionarse una norma. La conciencia le ha advertido lo evidente
del mal, pero la falta de examen crítico no le ha permitido valorizar los
elementos integrantes de tal estado y mucho menos descubrir las
leyes de su causación. No existiendo ésta, su método de lucha y
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II
Reformismo Social
El análisis de la economía individualista, cuya más perfecta
síntesis la dieron Adam Smith y David Ricardo, halló desde el último
tercio impugnadores que lograron sistematizarla, encauzándola por
rumbos precisos y dándole una finalidad apropiada. El estudio de estas
diversas corrientes podemos reducirlo a dos grandes grupos. Por un
lado, admitiendo el método de Sombart, que nos parece el más
acertado, tenemos la corriente reformista y de otro lado la corriente
revolucionaria. Dentro de la primera hallamos el grupo que reconoce
la evidencia de las presentes injusticias. Mas el remedio que para ellas
propone se halla vinculado estrictamente a un alto concepto de moral
religiosa. Sus más conspicuos representantes los hallamos en
Lamennais y Kingsley. Bastaría, pensaban ellos, reaccionar contra el
actual exterminio del sistema capitalista, que no reconoce otro culto
que el de Mammón para encaminar nuestros pasos por los senderos
del Evangelio. Imbuidos los hombres en auténticas normas de
cristianismo, es claro que conservando los patrones sus derechos y
dulcificando la vida de los proletarios, se hallaría una fórmula de
solución para el problema. Dentro de esta división, pero colocados en
un plano no ya de ética religiosa, sino de ética social, podemos colocar
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III
Socialismo Utópico
Es con el socialismo utópico donde se marca la primera etapa
revolucionaria en las luchas sociales. Dentro de este movimiento
revolucionario podemos advertir dos grandes corrientes.
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IV
Socialismo Científico
Luego del estudio que hemos hecho del juego de las cifras que
integran la economía, no es necesario decir cuáles son las bases
primordiales del socialismo científico, pues son las ya señaladas.
Solo nos queda ahora por precisar el pensamiento filosófico que
las resguarda, y ello lo conseguiremos señalando sus diferencias con
los otros sistemas estudiados. Para una mejor comprensión
sintetizaremos estas tendencias, a fin de hacer el examen global del
asunto.
Hemos dicho que en las luchas sociales se observan dos grandes
corrientes: reformismo y corrientes revolucionarias.
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angustias bajo el tedio brumoso de los hospitales, o para que las pasen
en el orfelinato sus pequeños hijos. No, esto es abominable. Lo
necesario es que ese obrero adquiera por razón de su trabajo el modo
de atender a su subsistencia, a sus enfermedades, a la crianza de sus
hijos, sin que las manos de los amos ostenten las preseas del favor,
que en el fondo no es sino la más irritante crueldad. Al trabajador se le
arrebata el fruto de su esfuerzo y luego se le convierte en favorecido.
¡Mentida protección, falsa bondad!
Y sobre todo la caridad es injusta. Si en verdad algunas veces su
mano llega a hombres que la merecen, en otras, las más, sólo encarna
un cultivo de los impotentes, de los hombres que por el vicio cayeron
en la total ruina. Harta razón tiene Spencer cuando la combate
acerbamente.
Nunca será motivo de halago el que las manos empurpuradas
protejan los harapos de aquellos a quienes deben la púrpura. Que el
hombre solo tenga en proporción de sus necesidades y por razón de
sus aptitudes.
Respecto de la faz revolucionaria, o socialismo propiamente
dicho, ya hemos advertido que se observan tres corrientes:
retrospectiva, progresiva utópica, y progresiva científica.
Bien está no olvidar que la primera propiamente nunca ha tenido
prosélitos, que nadie aspira hoy a volver a los tiempos primitivos. Y en
Colombia es menester advertirlo, pues en el plano de incomprensión
en que la ideología nacional rueda respecto de estas ideas no es
extraño leer, como nosotros lo hemos leído en unas conferencias que
sobre legislación se dictan en el Externado de Derecho y Ciencias
Políticas de Bogotá, absurdos tan conspicuos como aquel de que el
socialismo es la doctrina más conservadora. ¿En qué se funda esta
afirmación? Pues en que dizque el socialismo trata de volver a la
sociedad a los tiempos primitivos. Sabemos ya que esta tendencia por
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Justicia, para que el trabajo valga lo que hoy sólo le está permitido
valer a la haraganería de los ricos.
Sustitutivos penales llamaba Ferri, y sustitutivos criminales Tarde,
ambas denominaciones inexactas, a esta lucha contra la criminalidad
fundada en razones sociales.
¡Este sí que es un problema hondo! Pero mucho nos hemos
guardado de tratarlo aquí, a pesar de constituir uno de los soportes
más firmes en favor de las luchas sociales, porque él merece una
especial atención, y además, porque no perdemos la esperanza de
concluir en breve para su publicación un estudio que ahora al respecto
elaboramos.
Y si se piensa en el Derecho Internacional, igual criterio informa
sus problemas. La última guerra de cuyas fatalidades aún no se libra el
mundo, esta lucha de insanos apetitos que las naciones demuestran;
estas impiedades diarias que ponen hielo en el corazón; estas pugnas
internacionales, no hay para qué repetirlo, juegos de bolsa son, frutos
de los dictadores de la producción. Entre las fauces siempre insaciables
del capitalismo, la felicidad humana se pierde, el arte se olvida, la
ciencia se abandona, y sobre el horizonte enrojecido claman las
víctimas de un patriotismo adulterado. En nombre de la patria se
obliga a los hombres a herir la entraña de los hombres, olvidando que
la única víctima es esa misma patria que se invoca.
No es que el socialismo vaya contra la patria. Contra ese suave
ritmo de la conciencia que nos habla del amor hacia el pedazo de tierra
sobre el cual florecieron nuestros ensueños y al arrullo de cuyos
mirajes entretejimos la corona de nardos de nuestras esperanzas, no;
marcha contra un concepto distinto, avanza contra el nacionalismo,
contra ese concepto económico egoísta y brutal. Contra el egoísmo
cruel de pueblo a pueblo, que trae las guerras y dispone de la vida de
los hombres desde el ambiente de las cancillerías, olvidando los
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Conclusión
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Igualmente reafirmaban la inexistencia del problema las obras por
entonces famosas de Ure, Brougham, Bright y otros.
Sin embargo la idea se abrió y se abre paso. El entumecimiento
suicida de las masas va siendo abandonado, y a la llamada persistente
de la verdad, en los hombres que solo han tenido ojos de piedra para
no ver y oídos de piedra para no oír, se hace el espíritu.
Y es así como a través de tantas luchas aparecen hoy las ideas
socialistas consagrando las verdaderas leyes naturales; es así como
ellas se imponen a despecho de adulteraciones y fanatismos hijos del
tiempo y del miedo que los hombres le tienen a la noble facultad de
pensar y a la aún más eximia de sentir. Es así como los ánimos plenos
de un ideal justiciero y ávido de una inquietud creadora, han
concebido el idearium de la armonía social. Es así como en mitad del
vivir ácimo, de desenvolverse abyecto, del sacrificio cruento, del
hambre, de las multitudes en la hierática contemplación de la
desgracia que las corroe, del eco lastimero de los que padecen, de
todo este infierno malsano que hace hoy de la vida un veneno, es así
cómo sobre todo ello se ha erguido el tronco nervudo del socialismo,
reverdeciendo en gajos que deparan sombra pacificante y granando
en frutos de carne purificada.
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Bases de orientación
El Capital. ─ Marx
Crítica de la Economía Política. ─Marx
Precios, Salarios y Ganancias. ─Marx
Socialismo utópico y Socialismo científico. ─F. Engels
La Revolución de la Ciencia. ─ Engels
Economía Política. ─C. Gide
Economía Política .─Say
Economía Política. ─Fawcett
Economía Política. ─Dühring
Principios de Economía.─Stuar Mill
Economía Política. ─Adam Smith
Economía Política. ─Leroy-Beaulieu
El Problema Social. ─H. George
Pobres y Ricos. ─George
El Socialismo y el Movimiento Social. ─Werner Sombart
La Evolución Social. ─Kidd
La Revolución Bolchevique. ─Lenin
Terrorismo y Comunismo. ─Trotsky
La Cuestión Obrera. ─Enrique Herkner
Los Despilfarros de las Sociedades Modernas. ─Novikow
Del Materialismo Histórico. ─Antonio Labriola
El Prejuicio de las Razas. ─Juan Finot
Estudios Políticos y Sociales. ─Spencer
La Teoría de la Tierra. ─D. Ricardo
La Cuestión Agraria. ─Alberto Lange
La Propiedad Territorial. ─ Münsterberg
Evolución del Derecho Privado. ─L. Duguit
Derecho Constitucional. ─Duguit
Las Transformaciones del Estado. ─Duguit
El Espíritu de las Leyes. ─Montesquieu
Psicología Celular. ─Haekel
Discursos Parlamentarios. ─J. M. Manzanilla
Psicología de los Sentimientos. ─Ribot
Estructura y Vida del Cuerpo Social. ─Schäffle
5|Página
ÍNDICE
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
II
III
7|Página
V
FUNCIONES DEL CAPITAL.─ ¿Cuál es la función del capitaI? El
capital como incremento de la producción……………………………………….99
VI
CONSIDERACIONES GENERALES.─ Estado económico de nuestras
clases inferiores ─ Lo agudo del problema ─ Análisis de
éste…………………………………………………………………………………………….……102
CAPÍTULO 3
EL PROBLEMA DE LA TIERRA
8|Página
CAPÍTULO 4
CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………………….176
BASES DE ORIENTACIÓN……………………………………………………………………179
9|Página