Apego Informe

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APEGO

RESUMEN

Esta es una técnica diseñada por la psicóloga Mary Ainsworth y utilizada en la Psicología del
Desarrollo con el fin de determinar la naturaleza del estilo de apego en niños a partir de 11
meses de edad.

La técnica de la situación extraña trata de simular ciertos contextos para analizar cómo se
comporta el niño cuando sale de su zona de confort. Es decir, su transición entre el entorno
seguro del hogar y la exploración de otro que no le resulta conocido. A partir de la observación,
resulta de especial interés conocer cuáles son las reacciones del pequeño cuando es separado de
su madre. Y, posteriormente, cuando vuelve a reunirse con ella. A partir de esto se pudo
evidenciar que no todos los niños reaccionan de la misma manera al momento de encontrarse
cerca o lejos de ña figura de apego, Así, dependiendo del estilo de apego que desarrollen hacia
sus cuidadores, los pequeños podrán encontrar mayor o menor proximidad, refugio emocional,
protesta ante la separación y una base de seguridad. Esta vinculación no solamente influye en el
bienestar inmediato del pequeño, sino que marca su desarrollo. Por eso, las carencias en fases
tempranas pueden afectar a otras etapas más avanzadas en su edad adulta, no solo en el ámbito
personal sino también en social ya sea con la interacción con otras personas, al momento de
trabajar y entre otros.

INTRODUCCIÓN

En el proceso de construcción de la personalidad intervienen muchas variables estudiadas


profundamente; la predisposición genética, el temperamento, la familia, la educación, el proceso
de socialización, el ambiente, los acontecimientos vitales y otras

Al nacer ninguno de nosotros somos capaces de regular nuestras propias emociones. La relación
más temprana que se establece y nos permite aprender a regular nuestro sistema emocional es la
vinculación afectiva o apego1 con el cuidador más próximo, que se encargará de responder a
nuestras señales o reacciones emocionales (Fonagy, 2004).

Esto dependerá de la proximidad y seguridad alcanzada a través de la conducta de apego y por


supuesto de la disponibilidad del cuidador primario (Hervás, 2000; Main, 1996).

1
Sobre la vinculación afectiva o apego y su posterior relevancia, Musitu y Cava (2001) dicen que
existen dos aspectos del ámbito familiar que se han relacionado sistemáticamente con la
autoestima en los hijos; una, la importancia del apego con el cuidador principal y dos, los estilos
de socialización parental. Esta necesidad humana universal para formar vínculos afectivos
estrechos está recogida en la Teoría del Apego desarrollada por John Bowlby (1980, 1973,
1969).

Bowlby (1993, pp, 60) definió la conducta de apego como “cualquier forma de comportamiento
que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo
diferenciado y preferido.

El apego suele producirse respecto de la madre, pero puede ser establecido con cualquier
persona que haga sus veces, ya sea varón o mujer. Sí que existe una cierta unidad de criterio en
que los cuidados maternales contribuyen claramente a la seguridad del apego, especialmente la
sensibilidad materna y la tolerancia a la ansiedad (Fonagy, 2004; Del Barrio, 2002; Belsky
1999), aunque ésta no tenga una sólida base empírica como mantiene Fonagy (2004).

En un primer momento Bowlby (1969) hizo una descripción meramente conductual; la


necesidad aparece en ausencia del cuidador/a y la presencia de éste/a hace desaparecer esa
necesidad. En 1973 Bowlby sostuvo que la meta del sistema de apego era mantener al cuidador
accesible y receptivo y para referirse a esto, utilizó el término disponibilidad. Posteriormente,
Bowlby (1980) incorporó la noción de que las experiencias con el cuidador, mediante una serie
de procesos cognitivos, dan lugar a modelos representacionales. Fonagy (2004) ya se había
anticipado dando nombre a esta serie de mecanismos cognitivos refiriéndose a ellos como
Modelos de Funcionamiento Interno.

Como comenta Botella (2005) la disposición innata a buscar protección ante el peligro o
amenaza es regulada en cada momento por los Modelos Internos de Funcionamiento. El mismo
Bowlby (1990, 1989) hizo referencia a los mecanismos que subyacen la asociación causal entre
el tipo de apego infantil y las posteriores vinculaciones emocionales, los modelos
representacionales

Los modelos representacionales internos que se forman en los niños, a partir de las primeras
respuestas significativas de sus cuidadores a sus necesidades de apego, van a constituir el

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sistema con el cual el niño va a modelar su conducta, tanto ante si mismo como ante los demás
(Girón, 2003).

De esta manera, en el estudio del niño y la conducta de apego nos interesa sobre todo la
interacción que se produce entre el niño y el adulto responsable de la crianza.

La familia es el primer referente social, por lo que su papel es esencial a la hora de configurar
los esquemas que regularán la interacción futura del niño con el entorno (Musitu y Cava, 2001;
Trianes, 2002). La importancia de las tareas evolutivas características de cada etapa comienzan
en los primeros meses, y tienen que ver con el establecimiento de un buen lazo afectivo con los
padres y la regulación biológica: interacción madre-padre, formulación de una buena relación de
apego, exploración, experimentación y dominio del mundo del objeto (Trianes, 2002). Para
Winnicott (1995) el desarrollo emocional durante el primer año establece la base de la salud
mental en el individuo humano.

Sobre los factores determinantes en los estilos de apego y los procesos cognitivos, Del Barrio
(2002) destaca, apoyándose en Lafuente (2000) que las condiciones óptimas de los padres para
desarrollar una buena conducta de apego son: sensibilidad, aceptación del niño, estimulación
contingente, capacidad de anticipación, capacidad de equilibrar el control y autonomía del niño
y el apoyo intelectual y afectivo en la realización de tareas.

Basándonos en lo anterior podemos decir que, los estilos apego son relativamente estables, y
según Bowlby, la continuidad del estilo de apego se debe a la persistencia de los modelos
mentales del sí mismo y otros componentes específicos de la personalidad.

La relación con las figuras de apego posibilita la construcción de un modelo del mundo y de sí
mismo en función del desarrollo cognitivo y afectivo que le permitirá actuar, comprender la
realidad, anticipar el futuro y establecerse metas (Bradley y Cafferty, 2001)

. La calidad del apego madre-hijo va a depender de lo que cada una de las partes involucradas
aporte a la relación, así como de la influencia directa que cada una de ellas ejerce sobre la otra
(Botella, 2005; Bowlby, 1990).

Según Bowlby, el estilo de apego refleja la interacción entre la personalidad del niño, la familia
y el entorno más amplio, por lo que no debe resultarnos extraño que exista una influencia
conjunta entre las variables propias del cuidador y el temperamento infantil. Sobre la calidad del

3
apego, un estudio llevado a cabo en niños españoles muestra cómo la calidad del apego está más
fuertemente ligada al temperamento del niño que a los rasgos de personalidad de la madre
(Martínez-Fuentes y cols., 2000), lo que apunta a un mayor protagonismo del niño en la
constitución del vínculo.

Según el modelo Bowlby-Ainsworth los determinantes de la seguridad de apego pueden ser


próximos o distantes. Los determinantes próximos son los que influyen en la cualidad de la
relación padres-hijo y abarcan, sobre todo, el temperamento infantil y la sensibilidad de la
madre. Los determinantes distantes son los que influirán en el futuro (Fonagy, 2004).

En los primeros estudios naturalistas de Mary Ainsworth (1963) de los Ganda en Uganda,
encontró una información muy rica para el estudio de las diferencias en la calidad de la relación
madre-hijo y su influencia sobre la formación del apego (citado en Oliva, 2004 y Del Barrio,
2002).

Unos años más tarde, Ainsworth y cols., (1978) diseñaron una situación experimental, la
Situación del Extraño, para examinar el equilibrio entre las conductas de apego y de
exploración, bajo condiciones de alto estrés. La Situación del Extraño es una simple prueba de
laboratorio para medir el apego, en niños de 1-2 años. Consta de dos episodios de una breve
separación entre el niño y la persona que lo cuida. El objetivo era evaluar la manera en que los
niños utilizaban a los adultos como fuente de seguridad, desde la cual podían explorar su
ambiente; también la forma en que reaccionaban ante la presencia de extraños, y sobre todo en
los momentos de separación y de reunión con la madre o cuidador.

En los resultados de la prueba, Ainsworth encontró claras diferencias individuales en el


comportamiento de los niños en esta situación. Estas diferencias le permitieron describir tres
patrones conductuales que eran representativos de los distintos estilos de apego establecidos: 1.
Apego seguro 2. Apego inseguro-evitativo 3. Apego inseguro ambivalente.

MÉTODO

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Participantes: serán 6 parejas conformadas por la madre y su hijo/a entre 11 y 24 meses de
edad. Participará también una persona desconocida para el niño, que bien puede ser uno de los
estudiantes que hace parte del equipo de trabajo

Procedimiento de la “Situación Extraña” (Ainsworth, Blehar, Waters & Wall, 1978)

Número
de Personas Duración Breve descripción de la acción
episodio presentes
1 Madre, bebé y 30 seg. El observador introduce a la madre y
observador. al bebé en la sala experimental, y sale.
Madre y bebé. 3 minutos La madre no participa mientras el bebé
2 explora. Si es necesario, se estimula el
juego pasados dos minutos.
Desconocido, 3 minutos Entra la persona desconocida. Primer
madre y bebé. minuto: el desconocido permanece en
3 silencio.
Segundo minuto: el desconocido
conversa con la madre.
Tercer minuto: el desconocido se aproxima
al bebé. Después de 3
minutos la madre sale discretamente.
4 Desconocido y 3 minutos o Primer episodio de separación. La
bebé. menos.* conducta del desconocido se coordina con
la del bebé.

5 Madre y bebé o 3 minutos o Primer episodio de reencuentro. La madre


más. más** entra, saluda, y/o reconforta al bebé.
Después intenta que vuelva a jugar. Luego
la madre sale diciendo
“adios”.
6 El bebé solo. 3 minutos o Segundo Episodio de separación.

5
menos.*

Desconocido y 3 minutos o Continua la segunda separación. El


7 bebé. menos. * desconocido entra y coordina su conducta
con la del bebé. Intenta
interactuar con él.
Madre y bebé 3 minutos. Segundo episodio de reencuentro. La madre
8 entra, saluda al bebé, y le coge en brazos.
Mientras tanto, el desconocido sale
discretamente.

* El episodio se recorta si el bebé está excesivamente angustiado.


** El episodio se prolonga si necesita más tiempo para que el bebé se reincorpore al juego.

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RESULTADOS

Participantes Tipo de apegos


Sujeto 1 Apego seguro :
 Explora la sala y los juguetes con
interés.
 Evidencia extrañar a la figura adulta
cuando se separa de ella, pero se
deja consolar del desconocido.
 Prefiere a la figura de apego antes
que un extraño.
 Se contacta con ellos pero vuelve a
jugar.
Sujeto 2 Apego seguro:
 Explora activamente el entorno con
la figura de apego.
 Busca contacto con esta.
 Se muestra agradable con el extraño.
 Si la figura de apego se va, llora,
pero permite que lo consuelen.
Sujeto 3 Apego seguro:
 Saluda amablemente al extraño.
 Permite que este juegue con el
 Cuando la figura de apego se aleja
se encuentra inquieto, pero es facil
de calmar.
 Cuando la figura regresa lo saluda
feliz y cariñosamente.

Sujeto 4 Apego inseguro ambivalente :


 Se muestra molesto aun en
momentos previos a la separación de
la figura de apego.
 Se siente incómodo con la presencia
del desconocido.
 No se deja consolar del desconocido

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cuando la figura de apego se va.
 Cuando la figura regresa el niño se
muestra molesto y rechaza al adulto.
Sujeto 5 Apego inseguro ambivalente :
 Se siente intranquilo cuando no se
encuentra con la figura de apego.
 No permite contacto físico con el
desconocido.

Sujeto 6 Apego inseguro ambivalente :


 No permite que la figura de apego se
aleje de él.
 No se deja consolar del
desconocido.
 Cuando vuelve la figura se muestra
agresivo con ella.

Sujeto 7 Apego inseguro evitativo:


 No muestra ninguna reacción por el
desconocido.
 No muestra interés por el adulto.

Sujeto 8 Apego inseguro evitativo :


 No busca contacto con el padre.
 No muestra interés si el padre se
aleja.
No busca contacto con los padres, solo se
concentra en jugar y explorar su entorno.

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Participantes Dimensiones
Apego seguro Proximidad: el niño está cerca o a cierta
Sujeto 1 distancia del adulto (hay interacción niño-
Sujeto 2 adulto)
Sujeto 3 Postura corporal: el niño se ubica en frente
o al lado del adulto
contacto visual: se miran mutuamente
llanto: el niño se aflige o llora, pero luego
busca “consuelo”/se conforma con otro
objeto y/o actividad
conducta verbal: el niño expresa alegría en
el reencuentro con
su cuidador
capacidad del niño de estar a
solas: si el niño expresa enojo, se aflige, se
inquieta o llora, después de unos segundos
puede volver a jugar
exploración: el niño muestra una
exploración activa en presencia del adulto,
disfruta del juego
capacidad del niño de estar a
solas con un extraño: si el niño expresa
enojo, se aflige, se inquieta o
llora, después de unos segundos puede
volver a jugar interactuando con el extraño
Apego inseguro-ambivalente Proximidad: el niño está pegado al adulto
Sujeto 4 Postura corporal: el niño gira su cuerpo o
Sujeto 5 cabeza por donde se fue su cuidador
Sujeto 6 Contacto visual: el niño mira al extraño con
desconfianza
llanto: llanto intenso
conducta verbal: las verbalizaciones
disminuyen
capacidad del niño de estar a solas: a. el
niño va hacia la puerta
exploración: las exploraciones o juego
disminuyen
capacidad del niño de estar a solas con un
extraño: el niño va hacia la puerta

Apego inseguro-evitativo Proximidad: el niño puede estar cerca del


Sujeto 7 adulto pero no hay conexión entre ambos
Sujeto 8 Postura corporal: el niño se ubica al frente
del adulto dándole la espalda/o al lado
dando la espalda al adulto
Contacto visual:el niño evita mirar al

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adulto. Puede mirar
solamente los juguetes y/o ambiente
llanto: ausencia de llanto
conducta verbal: ausencia de intercambio
verbal
capacidad del niño de estar a solas: a. al
niño pareciera no importarle la ausencia de
su cuidador
exploración: el niño explora o juega solo,
no hay intercambio exploratorio (juguetes
y/o ambiente)
capacidad del niño de estar a solas con un
extraño: al niño pareciera no importarle la
ausencia de su cuidador

DISCUSIÓN

En el presente apartado se realizará un análisis detallado de los resultados del estudio


relacionándolo con diversos trabajos presentados por otros autores. Esta investigación tiene
como objetivo principal determinar el tipo de apego predominante entre niños de 11 a 24
meses de edad, mediante el experimento de la situación extraña de Mary Ainsworth.

Retomando conceptos podemos afirmar que el apego proporciona la seguridad emocional


del niño: ser aceptado y protegido incondicionalmente. Este planteamiento también puede
observarse en distintas especies animales con las mismas consecuencias: la proximidad
deseada de la madre como base para la protección y la continuidad de la especie. Dado esto
la teoría del apego explica cómo el ser humano desde su nacimiento necesita desarrollar
una relación con al menos un cuidador principal con el objetivo de que su desarrollo social
y emocional se produzca con normalidad. El establecimiento de este primer vínculo
fundamenta la seguridad del niño, pero también marca la futura seguridad del adulto. La
teoría del apego se centra principalmente en la interacción madre e hijo, o cualquier mayor
colocado en el lugar de protector (Bowlby, 1986, pág.156).

La teoría del apego aclara que la relación que establezca un bebe con su cuidador es de
suma importancia para el desarrollo y la estructuración de la personalidad, muchos de los
conflictos que ocurren a lo largo de la infancia y la adolescencia, incluso aquellos que

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pueden ser considerados como patologías, pueden ser explicados a través del conocimiento
de la historia afectiva de los primeros años en donde se constituye la seguridad básica y los
modelos internos.

Tal y cual lo indica Moneta (2014) existen algunos factores que pueden intervenir en el
desarrollo y carencia del apego emocional en los niños, tales como: la confianza y la
protección que el cuidador ofrezca al menor, esto permitirá el desarrollo para la vida futura,
pero, también está el abandono, el maltrato y problemas genéticos que pueden influir en la
carencia del apego. Por esta razón, en estudios posteriores, se encontró que muchos niños
que se han desenvuelto en ambientes poco favorables para las relaciones interpersonales
primarias, reaccionan de ciertas formas frente a situaciones con extraños.

En 1954 Mary Ainsworth en su trabajo con niños en Uganda, encontró información muy
valiosa para el estudio de las diferencias en la calidad de la interacción madre-hijo y su
influencia sobre la formación del apego. Ainsworth encontró tres patrones principales de
apego: niños con apego seguro que tenían poco llanto y se mostraban felices cuando
buscaban objetos o cosas en presencia de la madre; niños de apego inseguro, quienes
presentaban mayor llanto pese a estar en brazos de sus madres; y niños ambivalentes que no
mostraban apego ni conductas diferenciales hacia sus madres. (Delgado y Oliva, 2004)

Esta investigación permitió conocer que el tipo de apego más relevante es el seguro,
seguido del inseguro ambivalente y por último el inseguro evitativo. Ahora, los niños
entre 11 a 24 meses, en su mayoría de género femenino, de la ciudad de Santa Marta-
Colombia, mostraron un nivel de apego seguro en relación a su interacción con la figura
cuidadora y la figura extraña.

La Técnica usada en este experimento es la de la Situación Extraña de Mary Ainsworth,


discípula de Bowlby, que en un principio fue aplicada a díadas de niños de 12 meses con su
figura de apego, que generalmente era la madre. El protocolo del experimento consistió en
observar las reacciones del menor frente a una situación de alejamiento de su figura de
apego. Entonces, dependiendo de las reacciones, se aplicó un sistema de códigos que
distinguieron tres tipos de apego (Rodríguez y Oiberman, 2010).

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Finalmente, en los primeros años de vida, las relaciones de apego proveen los fundamentos
para el desarrollo emocional, cognitivo y social del ser humano. El contacto parental físico,
la estimulación social y sensorial, y las respuestas a las señales de los niños contribuyen al
sentimiento de seguridad en los niños. La seguridad sentida tempranamente conduce a
confiar y tener motivación competente, la cual promueve un enlace afectivo en un ambiente
físico y social (Rodríguez y Oiberman, 2010).

Ahora bien, en la investigación se encontró que las niñas analizadas en la investigación


representaron un alto índice de apego seguro siendo este del 16% respecto a la población
total. Estos datos se relacionan con los obtenidos por Rodríguez y Oiberman (2010) quienes
también descubrieron que los niños de 24 meses son los que muestran mayor tipo de apego
seguro, A su vez Baculima y Faicán (2013) encontraron que las niñas analizadas en su
investigación representaron un alto índice de apego seguro (representando un 28%).

En nuestra investigación concluimos que los niños entre 11 y 24 meses, en su mayoría de


género masculino, con apego ambivalente, fueron los que representaron el mayor índice de
llanto en la evaluación. Pues, mediante esta emoción se pudo determinar la inseguridad y
miedo que el niño siente al quedarse solo con una figura extraña, ya que, no siente la misma
confianza que la que podrían sentir en un entorno familiar. Los niños con apego
ambivalente que fueron estudiados, se sintieron más frustrados al quedarse solos, puesto
que, de esta forma se sintieron incómodos al estar con el desconocido y lo expresaron en
comportamientos agresivos.

Se relaciona de manera clara y concisa con la definición de Apego ambivalente como un


tipo de apego en el cual los infantes son inseguros en cuanto la relación con sus cuidadores,
suelen ser niños muy preocupados y temen el abandono, por lo tanto, vigilan
constantemente la presencia de su cuidador. Este tipo de apego influye en la mala
adaptación del menor en el entorno social, y al rencuentro con la figura de apego que se ha
alejado brevemente, suelen ser ambivalentes (Sánchez, 2011; Chamorro, 2012).

Esto se debe, a que la presencia de la persona extraña y de la sociedad en general puede


influir en la personalidad del niño, como se ha visto, en algunos menores esto puede ser un
factor de desarrollo, como para otros un obstáculo para su desempeño emocional y social.

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Ledesma y Saavedra (2013) encontraron una situación similar, afirmando: “los niños no
logran manejar las situaciones de ansiedad de la misma manera que las niñas”(p.164), y que
esto podría generar conductas o comportamientos disóciales; e incluso, los niños suelen
conducir estas situaciones por medio de actos de agresividad.

Sin embargo, los niños, en su mayoría de género femenino, de 11 a 24 meses con apego
seguro también expresaron llanto, pero, a diferencia del primer grupo, estos, lo hicieron por
razones propias a su personalidad, como la insatisfacción del logro al no poder estar en todo
momento con su figura de apego.

Los niños de 11 a 24 meses, en su gran parte de género femenino, con apego seguro del
experimento en cuestión, representaron un alto porcentaje en la dimensión exploración al
momento de la valoración. Para Wolfolk, citado por García (2014, p.1843), el niño curioso
que busca conquistar es un niño que ha desarrollado la seguridad en el entorno familiar.
Esto genera que el niño se sienta en armonía con el espacio y los objetos que lo rodean.

Suarina (2015) recomienda que para fortalecer la capacidad del niño para quedarse a solas,
debe ser importante crear ambientes en donde el menor se sienta en confianza, así como los
materiales y objetos ubicados sean adecuados. Así mismo, el autor sugiere realizar
diferentes actividades lúdicas, tanto para el niño, como para la figura de apego y extraño,
ya que, de esta manera se podrán establecer los roles que cada uno deberá adoptar en el
proceso de socialización (p.24).

Por último, la dimensión del niño de quedarse a solas con un extraño se ha visto más
dominante en niños de 20 a 24meses, de ambos géneros, con apego seguro .Sin duda, la
confianza y la autonomía, de las que habla Erikson, se manifiestan en niños que han
desarrollado su personalidad en medio de un ambiente, un hogar o un vínculo de confianza
en una persona, que les ha ofrecido seguridad en sí mismos.

Según estos resultados, se puede decir, que el apego seguro y el ambivalente son los tipos
de apego más significantes en ambos géneros y las diferentes edades de menores que fueron
evaluados. Estos resultados se asemejan al estudio realizado por Rodríguez y Oiberman
(2010) autoras del sistema de valoración PASE.

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REFERENCIAS
Baculima, J., & Faicán, C. (2013). Tipos de apego en niñas y niños de 6 a 7 años de edad en
una unidad educativa de la ciudad. Cuenca, Ecuador: Universidad de Cuenca.
Bowlby J (1973). Separation: Anxiety & Anger. Attachment and Loss (vol. 2);
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Bowlby, J. (1993). La pérdida afectiva. Tristeza y depresión. Barcelona: Paidós.
Bowlby, J. (1993). La separación afectiva. El ape- go y la pérdida, 2. Barcelona: Paidós.
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Chamorro, L. (2012). El apego. Su importancia para el pediatra. Pediatr. (Asunción), 39(3),
199-206. Obtenido de Recuperado de http://scielo.iics.una.py/pdf/ped/v39n3/v39n3a08.pd
Fonagy, P. (2004). Teoría del apego y psicoanálisis. Barcelona expaxs
García, L. (2014). Henri Wallon en castellano: jalones argentinos de un itinerario
transnacional (1935-1976). Univ. Psychol, 13(5), 1835-1845. Obtenido de Recuperado de
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Misitu, G., Buelga, S., Lila, M.S. & Cava, M.J. (2001). Familia y adolescencia. Madrid:
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Rodríguez, G., & Oiberman, A. (2010). Escala de apego para infantes. Buenos Aires.
Saurina, G. (2015). El apego en niños institucionalizados menores a los 2 años. Aportes a la
intervención en instituciones de acogida permanente. Tesis de Maestría .Montevideo,
Uruguay: Universidad de la República de Uruguay.
Sánchez, M. (2011). Apego en la infancia y apego adulto. Influencia en las relaciones
amorosas y sexuales. Tesis de Maestría. Salamanca, Castilla de León, España: Universidad
de Salamanca.

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