Acompañar La Fidelidad Del Prebítero Ávila PDF
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1
Cf. KASPER W., El sacerdote, servidor de la alegría, Ed. Sígueme, Salamanca 2007, 11
2
Cf. URIARTE J. M., Ser presbítero en el seno de nuestra cultura. Ponencia en el Encuentro de Delegados y
Vicarios del Clero. Madrid 2009
3
BENEDICTO XVI, Carta de S. S. Benedicto XVI a los obispos de la Iglesia católica sobre la remisión de
la excomunión de los cuatro obispos consagrados por el Arzobispo Lefebvre (12.IV.2009)
4
Ibid.
5
ID., Discurso a los participantes de la Plenaria de la Congregación para el Clero. (16.III.2009)
6
URIARTE J. M., Ser presbítero en el seno de nuestra cultura. Ponencia en el encuentro de Delegados y
Vicarios del Clero. Madrid 2009
7
Epist. 254, 4; PL 182, 461; San Agustín afirma: “Vive siempre descontento de tu estado si quieres llegar a
un estado más perfecto, puesto que cuando te complaces en ti mismo, dejas de progresar. Si dijeras: ¡Ya
basta! ¡Ya he llegado a la perfección!, lo habrías perdido todo”: Serm. 169, 15; PL 38, 926.
8
Cf. GARRIDO J., Proceso humano y Gracia de Dios, Ed. Sal Terrae, Santander 1995, 188-191: El autor
distingue cuatro etapas biofísicas emblemáticas, de honda repercusión en la dinámica espiritual: Etapa de
equipamiento (18-25 años); etapa de expansión: adulto joven (25-40 años); etapa de interiorización: adulto
9
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, La preparación de los formadores en los
seminarios, Roma 1993, 33-34. Cf. URIARTE J. M., Crecer como personas para servir como pastores, 227
10
En la exposición que sigue recurriremos, frecuentemente, a dos ponencias de Mons. Uriarte en las Jornadas
para Vicarios y Delegados del Clero. Cf. URIARTE J. M., Crecer como personas para servir como pastores,
en COMISIÓN EPISCOPAL DEL CLERO, La formación sacerdotal permanente, Edice, Madrid 2004, 220-
254; ID, Madurar espiritualmente durante toda la vida, en Ibid., 337-369
11
Cf. GARRIDO J., Proceso humano y Gracia de Dios, 186 ss.
12
URIARTE J. M., Madurar espiritualmente durante toda la vida, 344
13
COMISIÓN EPISCOPAL DEL CLERO, Espiritualidad sacerdotal y ministerio, Edice, Madrid 1988, 37
14
Cf. URIARTE J. M., Madurar espiritualmente durante toda la vida, 345ss.
15
Ibid., 346 ss. Cf. Pastores dabo vobis, 72
16
Cf. CRESPO A., Discernimiento y acompañamiento espiritual, en COMISIÓN EPISCOPAL DEL
CLERO, La formación sacerdotal permanente, Edice, Madrid 2004, 273-411
17
Cf. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, 82
18
Cf. GRÜN A., La mitad de la vida como tarea, Nancea, Madrid 1993
19
URIARTE J. M., Madurar espiritualmente durante toda la vida, 349ss. Cf. Pastores dabo vobis, 77
20
Cf. CRESPO A., Discernimiento y acompañamiento espiritual, 389-392
21
Cf. KASPER W., El sacerdote, servidor de la alegría, Ed. Sígueme, Salamanca 2007, 11
22
GUARDINI R., La aceptación de sí mismo. Las edades de la vida, Cristiandad, Madrid 1983, 90
23
URIARTE J. M., Madurar espiritualmente durante toda la vida, 359
24
GUARDINI R., La aceptación de sí mismo. Las edades de la vida, 97
25
URIARTE J. M., Crecer como personas para servir como pastores, 250
Conclusión
Si observamos cualquier Presbiterio, desde esta óptica generacional, podemos
afirmar que la pirámide de edad se estructura, con frecuencia, de una forma invertida:
abundancia de presbíteros situados en las dos últimas etapas de la vida y una cierta escasez
en las dos primeras. Junto a la diferencia de edad, hay que reflejar también otros matices
diferenciales: la teología estudiada, la experiencia eclesial vivida y el tipo de ministerio
desarrollado por los distintos grupos, no son uniformes y están profundamente
influenciados por el entorno social y eclesial vivido.
La integración de un Presbiterio reclama una equilibrada teología que redescubra la
sacramentalidad de la Iglesia particular, la condición sacramental del Presbiterio, de la que
fluyen la relación obispo-presbíteros, la fraternidad sacerdotal, la sana comunión con los
laicos en la tarea pastoral. La integración se facilita con una tarea pastoral conjunta bien
programada, con realismo y con ilusión: un proyecto pastoral aglutina a los adultos y les da
una seriedad en su trabajo. A ello hay que añadir, como fuente, un cultivo de la
espiritualidad sacerdotal que aliente e impulse la vivencia de la fidelidad sacerdotal, con
una vida espiritual intensa y bien programada, tanto personal como comunitaria.
Benedicto XVI nos invitaba en la homilía de la Misa Crismal de 2006 a considerar
los signos mediante los cuales se nos donó el Sacramento. Comentando el gesto de la
imposiciones de manos nos dejó estas bellas palabras, como un eco a una confidencia del
Señor, Maestro y Amigo: “En el centro está el gesto antiquísimo de la imposición de las
manos, con el que Jesucristo tomó posesión de mí, diciéndome: «Tú me perteneces». Pero
con ese gesto también me dijo: «Tú estás bajo la protección de mis manos». Tú estás bajo
la protección de mi corazón. Tú quedas custodiado en el hueco de mis manos y
precisamente así te encuentras dentro de la inmensidad de mi amor. Permanece en el
hueco de mis manos y dame las tuyas”.
Desde la fidelidad, vínculo de amor con el Maestro, vamos a analizar las diversas
etapas en la vida del sacerdote. Cada momento vital reviste unas potencialidades y, a la
vez, unas posibles tentaciones que pueden fortalecer o debilitar la fidelidad. La fidelidad es
un don de Dios y, también, un fruto hermoso de nuestro combate espiritual.
Previamente, a grandes líneas, vamos a situar al sacerdote en su contexto social: en
medio de un profundo cambio cultural y una crisis de visión antropológica, que debilita
conceptos fundamentales. El sacerdote, hoy, afectado por un entrono especialmente
agresivo, necesita revitalizar todo el potencial de la gracia recibida para responder a los
desafíos de su ministerio.
4. Un acompañamiento integral
- La meta de la madurez humana
- Madurar espiritualmente durante toda la vida
3. Los sacerdotes mayores (60-75 años): “la imagen vital del hombre sabio”
- Algunos rasgos generales de esta etapa
- La tarea espiritual: convertir la experiencia en sabiduría
- Algunas recomendaciones concretas
Conclusión
Bibliografía