Profetas de La Restauracion
Profetas de La Restauracion
Profetas de La Restauracion
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manifiesto la política oficial
persa de tolerancia religiosa, al promulgar, en el 538
a.C.,
el edicto que puso fin al exilio.
Época persa, restauración
(538±333 a.C.)
El edicto de Ciro²del cual la Biblia conserva dos
versiones (Esd 1.2±4; 6.3±5)²permitió a los
deportados regresar a Palestina y reconstruir el templo
de Jerusalén (con la ayuda del imperio persa).
Además, permitió la devolución de los utensilios
sagrados que habían sido llevados a Babilonia por
Nabucodonosor.
Al finalizar el exilio, el retorno a Palestina fue
paulatino. Muchos judíos prefirieron quedarse en la
diáspora, particularmente en Persia, donde prosperaron
económicamente y, con el tiempo, desempeñaron
funciones de importancia en el imperio. El primer
grupo de repatriados llegó a Judá, dirigido por
Sesbasar (Esd 1.5±11), quien era funcionario de las
autoridades persas. Posteriormente se reedificó el
templo (520±515 a.C.) bajo el liderazgo de Zorobabel
y el sumo sacerdote Josué (Esd 3±6), con la ayuda de
los profetas Hageo y Zacarías.
Con el paso del tiempo se deterioró la situación
política, social y religiosa de Judá. Algunos factores
que contribuyeron en el proceso fueron los siguientes:
dificultades económicas en la región; divisiones en la
comunidad; y, particularmente, la hostilidad de los
samaritanos.
Nehemías, copero del rey Artajerjes I, recibió noticias
acerca de la situación de Jerusalén en el 445 a.C., y
solicitó ser nombrado gobernador de Judá para ayudar
a su pueblo. La obra de este reformador judío no se
confinó a la reconstrucción de las murallas de la
ciudad, sino que contribuyó significativamente a la
reestructuración de la comunidad judía postexílica
(Neh 10).
Esdras fue esencialmente un líder religioso. Además
de ser sacerdote, recibió el título de «maestro instruido
en la ley del Dios del cielo», que le permitía, a nombre
del imperio persa, enseñar y hacer cumplir las leyes
judías en «la provincia al oeste del río Éufrates» (Esd
7.12±26). Su actividad pública se realizó en Judá,
posiblemente a partir del 458 a.C.²el séptimo año de
Artajerjes I (Esd 7.7)²; aunque algunos historiadores
la ubican en el 398 a.C. (séptimo año de Artajerjes II),
y otros, en el 428 a.C.
Esdras contribuyó a que la comunidad judía
postexílica diera importancia a la ley. A partir de la
reforma religiosa y moral que promulgó, los judíos se
convirtieron en «el pueblo del Libro». La figura de
Esdras, en las leyendas y tradiciones judías, se
compara con la de Moisés.
48. Hageo
Por Arturo Pérez
1ro Archivo Adjunto
en la ley.
[c Inspiró la restauración de los sacrificios matutinos
C. Tema Central
[c Textos claves:
Oc Hageo 1:8 ³Subid al monte, y traed madera, y
[c Palabras claves:
Oc ³Casa´ (templo) ± 8 veces.
Oc ³Considerar´ ± 5 veces.
V. Bosquejo del libro de
Hageo
Resumen:
Aunque el libro de Ageo es muchas veces despreciado
como superficial o como promoviendo el judaísmo
exclusivista, este libro más bien manifiesta una
preocupación comunitaria con el templo como
elemento clave en el mundo simbólico de la
religiosidad popular.
Abstract:
Although the book of Haggai is often considered
superficial or as the basis of the exclusive Judaism
which developed in the post-exilic period, it shows a
concern for community well-being which looks to the
temple as a key element in the symbolic religious
world of the common people.
El libro de Ageo no goza de mucha popularidad entre
los grupos de estudio bíblico. Despierta incomodidad
el fuerte énfasis sobre la construcción del templo, tema
principal de este breve escrito. Para unos, Ageo es la
personificación de la creciente dominación de las
estructuras religiosas jerárquicas, centralizadas y
masculinizadas, que no solamente dominaron el
mundo judío a partir del llamado postexilio, sino que
siguen imponiéndose en el mundo de hoy. Sin
embargo, es dudoso que el "templo" que Ageo
visualizaba tuviera esa forma, o que Ageo hubiera
representado los intereses sacerdotales e
institucionales que pueden identificarse en épocas
posteriores, incluida la nuestra .
Para otros, el pensamiento del profeta simplemente
carece de la profundidad de los profetas preexílicos.
Un comentarista dice: "Si se le compara con otros
grandes profetas, estamos en las antipodas". Se dice
que Ageo va demasiado lejos en su compromiso con el
culto. Se lo critica por la implicación de que se puede
comprar a Dios mediante la construcción de un templo
o que la prosperidad material es una consecuencia
lógica de cumplir con deberes religiosos. Se le
compara negativamente con profetas preexílicos como
Amós o Jeremías, quienes rechazaban la
superficialidad del culto en favor de la práctica de la
justicia .
Pero hay que preguntar qué papel jugaba la
construcción del templo en el pensamiento de Ageo.
Su obra está repleta de expectativas que van más allá
del templo y el culto, y son el eco de las ansias y
esperanzas colectivas de todo un pueblo. De hecho, la
profecía de Ageo se comprende mejor si no se toma
como obra de un solo individuo sino expresión de la
voz del pueblo. Y en este sentido, Ageo tiene mucho
que decir a todos los grupos e individuos que están
comprometidos hoy día con las luchas populares.
El templo durante el exilio
El libro de Ageo no pretende dar información sobre su
autor, pero podemos deducir que el profeta no
pertenecía al grupo de repatriados que había llegado
recientemente de Babilonia . Más bien, formaría parte
del llamado "pueblo de la tierra", los campesinos de
Judá que ocupaba la tierra en Palestina después de la
caída de Jerusalén .
La Biblia indica que una nutrida comunidad de judíos
ocupaba la tierra en Palestina durante todo el llamado
"exilio" (tradicionalmente entendido como el período
entre la caída de Jerusalén en 587 y el decreto de Ciro
en 538).
Se discute la naturaleza de la devastación efectuada en
la guerra con Babilonia. Excavaciones arqueológicas
dan testimonio de una destrucción general, pero
también muestran que varias ciudades no fueron
destruidas en la guerra. Se sugiere que tal vez el
territorio de Benjamín se rindió a comienzos de la
guerra, evitando de ese modo su destrucción. Por eso,
Mispá pudo servirle de sede a Godolías, encargado del
territorio de Judá después del fin de la monarquía .
La descripción de la vida bajo Godolías en Jr 40-43
refleja una tradición según la cual Jeremías se
comprometió con el nuevo gobernador y, aun después
del asesinato de éste, veía el futuro del pueblo en Judá
y no en Egipto ni en Babilonia. Si bien la carta
reproducida en Jeremías 29 declara que el futuro del
pueblo está con los exiliados, este material narrativo
visualiza la esperanza para el futuro en la comunidad
de Judea, destacando así la viabilidad de la vida
continuada allí .
Con la caída de Jerusalén y la deportación de los
principales ciudadanos a Babilonia, quedaron en la
tierra los pobres "que no tenían nada" (Jr 39,10).
Durante el conflicto con Babilonia, muchos habitantes
de Judá se habían refugiado en Moab, Amón, Edom y
otras regiones, pero Jr 40,7ss indica que muchos de
estos desplazados volvieron y se establecieron
alrededor de Godolías en Mispá "y recogieron vino y
abundantes frutos". Ezequiel hace pensar que al
principio vivían entre las ruinas, en los campos o
escondidos en rocas y cavernas (Ez 33,27), pero
también sabemos que los Babilonios repartieron
tierras y viñedos entre los más pobres (1 R 25,10).
La salida de los terratenientes, los funcionarios de
gobierno y los sacerdotes de alto nivel constituía una
especie de revolución social, elevando a posiciones de
mayor influencia a los miembros sin tierra de la
comunidad, los cuales ahora ocupaban tierras reales y
otras que fueron expropiadas de la clase dirigente ya
desterrada. Ez 11,15 puede reflejar el pensamiento del
pueblo en este período: "a nosotros es dada la tierra en
posesión" (cf. 33,24). Los que se quedaron
consideraban a Judá la tierra de Yavé y, para ellos, el
destierro significaba la expulsión de la presencia de
Yavé, el cumplimiento de las promesas divinas
respecto a la tierra (si bien Ezequiel se oponía
enérgicamente a esta interpretación). Los campesinos
de Judá gozaban de una nueva libertad ahora que los
antiguos opresores se encontraban lejos. Los opresores
denunciados por los profetas se fueron, y la tierra
había sido devuelta a los pobres, trayéndoles
abundancia (cf. Jr 40,12).
En cuanto al templo, fue arrasado en la caída de
Jerusalén(2 R 25,9). Sus columnas y pedestales y el
depósito de bronce fueron quebrados (v.13). El bronce
más los utensilios que quedaron fueron saqueados.
Pero del altar nada se dice. Se puede suponer que
permaneció en su lugar. Que hubiera sido profanado
es probable, pero la profanación podía ocurrir por
muchas razones y sin duda había provisión para su
reconsagración regular. Según las listas de repatriados,
pocos levitas fueron llevados a Babilonia (indicando
que contaban con poco poder en la comunidad
preexílica de Judá) (cf. Esd 2,36-42; Ne 7,39-45).
Estos levitas estaban disponibles, entonces, para dirigir
las actividades en el templo después de la caída de
Jerusalén.
De hecho, sabemos por Jr 41,5-6 que siguieron
realizándose algunas observancias en el sitio. El texto
no usa la palabra Å lah, término técnico para el
holocausto, pero sí habla de minjah (ofrenda) y
leb nah (incienso), y minjah muchas veces se usa
también en sentido general para todo tipo de sacrificio
sobre el altar. Además, 1 R 8 enfatiza que el templo es
el lugar de oración en el contexto exílico. Hubo, sin
duda, otras ceremonias públicas de arrepentimiento y
ayuno entre las ruinas del templo, y el libro de
Zacarías indica que tales ritos continuaron hasta el
inicio del proyecto de reconstrucción impulsado por
Ageo (Za 7,1-5.8.18-19). Posiblemente el libro de
Lamentaciones y también algunos de los Salmos (v.g.,
44; 74; 79; 89,38-52) serían utilizados en estas
ocasiones.
En fin, un sitio tan sagrado como el templo de
Jerusalén no perdió toda su santidad después de la
caída del gobierno de Sedecías. En casi todas las
reconstrucciones de este período se reconoce que
habría continuado alguna vida religiosa en torno al
templo después de la caída de Jerusalén. Si la historia
deuteronomística, Lamentaciones y otros pasajes
(Abdías, algunos Salmos) tuvieron su origen en
Palestina, como sugieren muchos biblistas, entonces
estos pobres, el "pueblo de la tierra" en Judá, formaban
una comunidad capaz de reflexionar sólida y
profundamente sobre el significado de los
acontecimientos que habían vivido.
El proyecto de reconstrucción
Esdras 1-3 narra el retorno masivo de los desterrados
en el año 538 aproximadamente y su intensa actividad
en la reconstrucción del templo, iniciada casi de
inmediato de acuerdo con el decreto de Ciro. Pero
existen varios indicios de que esta percepción es
demasiado simplista . El número de los que regresaron
inicialmente fue sin duda mucho más reducido, y la
inmigración se llevaría a cabo en el transcurso de
varias generaciones . De hecho, apelaciones
posteriores a los judíos de Babilonia (Za 2,6-10, Esd 7-
8) nos revelan que la fuerza política y económica
permaneció en la comunidad de afuera de Palestina.
El proyecto de reconstrucción despertaría interés no
solamente entre los exiliados, sino también en la
comunidad que ya ocupaba la tierra en Palestina,
debido la importancia que las ruinas ya habían
adquirido a sus ojos. El mensaje de Ageo se da en este
contexto. Ya se conocía la promesa de reconstrucción,
la esperanza de reconstrucción, pero había vacilación y
demoras para dar comienzo al proyecto de parte de
aquellos que vinieron de lejos 5. Por eso adquiere
importancia especial su observación en 1,2: "Este
pueblo dice, µNo ha llegado aún el tiempo en que la
casa de Yavé sea reedificada'".
Es claro, por el texto de Ageo 1, que el profeta no
estaba proponiendo la reconstrucción del templo como
una idea nueva. Ya se venía hablando del proyecto. La
inquietud de Ageo era que nada se hacía. Los
compiladores del libro anotaron con precisión la fecha
del día en que Ageo abordó formalmente a los altos
funcionarios del grupo de los repatriados para expresar
las inquietudes de los campesinos, que constituían,
para él y para los compiladores, "el resto del pueblo",
o "el pueblo de la tierra"6. Estos dos términos se
distinguen, en el contexto, del grupo al que Ageo
señala como "este pueblo" en 1,2-4, los que se dedican
a sus casas artesonadas sin preocuparse por el templo.
En 1,6 Ageo añade que éstos siembran, comen, y se
visten, si bien no con los resultados que esperaban
durante esta época de sequía, y los compara con los
jornaleros de entre el pueblo de la tierra que reciben su
jornal "en saco roto", término especialmente gráfico
que representa el creciente empobrecimiento de la
población residente en la tierra.
Zorobabel y Josué sí vendrían con algunos de los
grupos de exiliados que en los últimos años habían
regresado a Judá. Zorobabel llevaba ciertas
responsabilidades administrativas para el gobierno
persa y Josué se encargaba de asuntos cúlticos7. Si
estos dos actuaban como líderes y voceros de los que
volvieron de Babilonia, sería apropiado que Ageo se
dirigiera a ellos para cuestionar las excusas que se oían
y reclamar la falta de empeño de los repatriados en el
proyecto de reconstrucción.
De sus palabras entendemos que los que vinieron de
Babilonia (junto con algunos comerciantes y otros de
Palestina que sacaban ganancias de la nueva
asociación con los persas) estaban más interesados en
el arreglo de casas para sí mismos que en el arreglo de
la casa de Yavé, ostensiblemente el motivo del arduo
viaje de regreso a Palestina. La preocupación es
entendible. El viaje fue difícil, y los recién llegados
necesitaban donde vivir. Muchos habrían dejado casas
cómodas y elegantes en Babilonia y querrían lograr el
mismo estilo de vida que habían dejado. Es posible
que así algunos de los recursos destinados para la
restauración del templo se desviaran. Y ahora, en
medio de una prolongada sequía, todos sufrían (v.6),
pero el pueblo campesino y trabajador pasaba por un
momento especialmente difícil. Surgiendo de este
medio y en este contexto, Ageo toma la palabra para
insistir en la realización del proyecto del templo.
Comprendiendo el desarrollo del templo como
elemento clave en la religiosidad popular del pueblo
de la tierra en Palestina, no hay razón para creer que
significara para Ageo y la comunidad campesina lo
mismo que el templo preexílico significó bajo
Ezequías o Josías. Tampoco promovía Ageo la actitud
que denunciaba Jeremías cuando desafió al pueblo de
Jerusalén a "mejorar vuestros caminos" para que Dios
morara en ese lugar (Jr 7). De hecho Ageo, tal vez
haciendo alusión a las advertencias de Jeremías,
repetía con insistencia, a través de todo el proceso de
reconstrucción, la frase: "Meditad sobre vuestros
caminos". El templo en este momento respondía a
nuevas necesidades y cumplía nuevas funciones en pro
de la comunidad8.Pero estas funciones no eran las que
se atribuiría el sacerdocio centralizado del período
después de las reformas de Esdras y Nehemías9. En
fin, ¿cuáles eran las funciones que el profeta Ageo
asociaba con la reconstrucción del templo, y cómo
respondían a las necesidades del pueblo?
El templo en la religiosidad popular de Ageo
El discurso de Ageo en torno al templo no se
desvincula de la agitación y los cambios del mundo
que le rodeaba. A la vez, mientras el templo
permanece en ruinas algo hace falta en el imaginario
del pueblo respecto a sí mismo. Son por lo menos
cinco las funciones o dimensiones simbólicas del
templo en el pensamiento de Ageo y la comunidad
campesina de Judá.
1. |l templo proporcionaba continuidad con el pasado
frente a los grandes cambios en la vida política del
país.
El templo no era simplemente un lugar de culto. Era
símbolo de la acción de Dios en medio de su pueblo.
Por eso, en medio del trabajo de reconstrucción, Ageo
2,5 afirma la vigencia de la antigua alianza formadora
del pueblo: "Según el pacto que hice con vosotros
cuando salísteis de Egipto, así mi espíritu estará en
medio de vosotros". Asimismo, la oración de Salomón
en 1 R 8, generalmente considerada postexílica,
vincula la "misericordia" del poder imperial con la
antigua alianza del éxodo (vv.50-51). El énfasis en la
continuidad con el templo de Salomón muestra la
búsqueda de continuidad. En Ageo 2 la percepción
consternada del nuevo templo como inferior sirve de
motivo para un oráculo de promesa para gloria futura.
2. |l templo simbolizaba la relación continua del
pueblo con la tierra.
La continuidad con el pasado queda reforzada al
señalarse la continuidad con la tierra como lugar
sagrado. La tierra es también el ámbito donde Dios se
manifiesta, y el símbolo de la casa desierta remite a la
angustia del suelo de "esta tierra" convertido en
desierto. La tierra ha sido un elemento clave en la
relación del pueblo con Dios desde sus inicios (Gn
1,16, el ser humano como co-labrador con Dios en el
jardín; 12,1, primera promesa de la tierra). De hecho,
el deseo de mantener la continuidad de la relación con
Yavé es en parte un deseo para mantener el control de
la tierra, interpretada teológicamente como posesión
de la divinidad. A la vez, se nota que las reflexiones de
Ageo manifiestan la tradicional espiritualidad
campesina en su preocupación por la naturaleza que
sufre las consecuencias de la indiferencia humana. La
tierra es el centro de la vida y el bienestar expresados
en términos de lluvias y cosechas. La señal de la
presencia de Yavé en medio del pueblo campesino es
la fertilidad de la tierra y la abundancia de las
cosechas.
3. |l templo articulaba la identidad del pueblo y
canalizaba su resistencia frente a la creciente
penetración de las costumbres y exigencias de los
conquistadores extranjeros.
Se reconoce generalmente que el templo reconstruido
correspondía a una política persa para legitimar su
régimen10. ¿Ageo y el pueblo estaban colaborando
con el proyecto persa? Al contrario, el templo
reconstruido haría temblar a toda la naturaleza, y
especialmente a todas las naciones (2,6-7). Además, en
la medida en que ensalza a Zorobabel como sucesor de
las promesas davídicas, Ageo lanza una protesta contra
las pretensiones persas a la sucesión de la monarquía.
A pesar de su insistencia en la intervención casi
escatológica de Dios, y la posterior redacción de su
mensaje, no se pierde la dimensión política de esta
proclamación. Pero más profundamente, el asunto de
la identidad tiene que ver con cuestiones de
supervivencia. En medio de los cambios, la presencia
del templo como sistema simbólico era un elemento
social, cultural y nacional que servía para construir y
consolidar la identidad nacional frente a las
contradicciones y rupturas de la cotidianidad. El
templo simbolizaba la fuerza y el poder que permitían
la supervivencia del pueblo.
Tradicionalmente, el templo estaba asociado con
promesas divinas a David que tenían que ver con la
permanencia de la dinastía y por ende con la
supervivencia de la nación y del pueblo. Es así como
podemos entender la profecía final de Ageo sobre la
persona de Zorobabel. No es imposible que fuera un
"desaparecido" (al estilo latinoamericano) como
pretendiente a la restauración de la monarquía, pero no
sabemos de problemas políticos relacionados con esta
profecía. Se especula, a veces, sobre cómo pudo
sobrevivir la profecía de Ageo si su último oráculo no
se cumplió, pero hay que usar cautela al decir que se
equivocó, ya que su mensaje, incluido el último
oráculo, fue preservado por la comunidad como una
verdadera palabra profética. Puede ser que la
esperanza no fuera la restauración de una monarquía
davídica como tal, sino la negación de las pretensiones
del imperio y el desarrollo de una comunidad donde
reinara el espíritu de David, donde los valores del
pueblo se articularan en torno al templo establecido
por David11.
4. |l templo creaba comunidad, proporcionando
organización y estabilidad frente a la incertidumbre
que prevalecía en todas partes.
El templo formaba parte de la realidad que vivía el
pueblo: campesinos y campesinas que sufrían hambre,
sentían frío, etc. La reconstrucción significaba un
empeño común, capaz de unir y movilizar a este
pueblo. Estudios contemporáneos de la religiosidad
popular12 la perciben como una forma inculturada de
la fe y resaltan las dimensiones sociales de sus
símbolos como lenguaje común de interacción social.
Un símbolo como el templo es un elemento que
explica e interpreta la realidad última de las cosas que
ocurren en el mundo cotidiano del grupo social
agredido y victimizado que clama a Dios.
Es importante notar que para Ageo la organización
social que surge del templo nada tiene que ver con una
jerarquía sacerdotal en torno al llamado "sumo
sacerdote", ni depende de un poder religioso
legitimador. La iniciativa surge del pueblo, y el templo
sirve a las necesidades del pueblo.
Inicialmente, Ageo quiere realizar un trabajo que
beneficie la comunidad desde un punto de vista
económico. Pero, según parece, ese mismo trabajo
generaba interrogantes (2,3) y propuestas (2,19) que
aportaban nuevos elementos y dimensiones a la obra.
El templo enfocaba las relaciones con Dios, pero más
que ritos, cultos, oraciones, códigos éticos y
sacrificios, tocaba la vida de los seres humanos en lo
comunitario como punto de atracción y referencia13.
De por sí la reconstrucción implicaba reorganización
del pueblo, ya que proporciona trabajo para los que
están en la pobreza y la miseria. Construir juntos viene
a ser la realización concreta de una actividad que
involucra toda la comunidad. El trabajo es, en verdad,
uno de los fuertes énfasis del profeta. De hecho, su
interés y atención se dirige mucho más al proceso de
construcción que a la institución final que ha de
resultar. "Esfuérzate," el profeta insiste, y señala el
desarrollo de las relaciones comunitarias, sociales y
económicas de la vida: "¡Esfuérzate, Zorobabel!
¡Esfuérzate, Josué! ¡Cobrad ánimo, pueblo de la tierra,
y trabajad!".
5. |l templo hablaba de la presencia de Dios con su
pueblo y así brindaba esperanza para el futuro.
"Porque yo estoy con vosotros" es la razón detrás de
todo en el libro de Ageo. A pesar de la seguridad de la
presencia de Dios con su pueblo, o más bien a causa
de esa presencia, la obra de Ageo mira hacia el futuro.
Aún su preocupación por las necesidades cotidianas
del pueblo surge de una visión de la vida tal como
podía y debía ser. Por eso resulta tan significativo el
sentido de contraste entre el nuevo templo y el
anterior. No ha llegado la verdadera restauración.
Aunque algo se logra ahora, falta la gloria venidera.
Ageo no presenta el cuadro pulido de una comunidad
teocrática que ve su realización en el presente. Hay
vacilación, un sentido que las cosas todavía no están
bien en la comunidad. En el capítulo 2 tenemos una
pequeña torá, o instrucción, basada en la ley. Ageo
reflexiona sobre algunos problemáticos que tendrán
que ser excluídos de la comunidad, haciendo uso
nuevamente de la frase "este pueblo" (2,10-14).
Aunque algunos comentaristas han visto en este pasaje
el origen del conflicto con los samaritanos, es más
probable que la frase se refiera aquí, como en el v.1,2,
a los repatriados en su vida cómoda y elegante, junto
con sus simpatizantes y colaboradores, entre aquellos
pudientes del pueblo que ocupaban Palestina14.
Quienes participan del proyecto de dominación del
imperio y dejan de preocuparse por las necesidades del
pueblo no pueden complacer a Dios trayendo ofrendas;
antes bien, su presencia hace peligrar el proyecto
comunitario.
En medio de los problemas la mirada de Ageo y de su
comunidad se dirige hacia el futuro. El templo es un
proyecto y plantea una utopía, una esperanza: "Desde
el día que se echó el cimiento del templo de Yavé:
meditad... Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el
árbol de olivo han florecido todavía; mas desde este
día os bendeciré". La restauración de la vida del
pueblo no ocurre de un momento para el otro. Es un
proceso. Pero el templo simboliza y proclama la
presencia de Dios allí en medio de su pueblo, y el
proceso sigue adelante.
El templo y las comunidades de hoy
Hoy día, como en la época de Ageo, el imperio de la
muerte conquista cada vez más territorio y la vida de
los pueblos está en peligro ante la fuerza de un mundo
globalizado que arrasa con todas las tradiciones
locales. Ahora, como entonces, necesitamos símbolos
que nos ayuden a crear alternativas populares desde
los empobrecidos/as y excluidos/as. Leamos a Ageo
desde el actual choque de culturas y encontraremos
pautas para recuperar la identidad propia de nuestras
comunidades. Leamos a Ageo con ojos de excluidos ±
ojos de los pueblos indígenas de América Latina, ojos
de las comunidades negras y Afro-latinoamericanas,
ojos de mujeres, de los discapacitados/as, y
descubriremos nuevas fuentes de resistencia y
supervivencia.
Hoy día vivimos la destrucción de nuestro medio
ambiente, la pérdida de la biodiversidad, las
posibilidades y los peligros de la biotecnología. Hoy
día son cada vez más los desposeídos que no tienen
acceso a la tierra ni a los medios de producción.
Leamos a Ageo con los campesinos que aman la tierra
y los pueblos originarios que aún veneran la
pachamama, desde la perspectiva de la tierra, y
encontraremos una visión de la presencia de Dios en
su creación, una nueva ética para la utilización de
todos los recursos de este planeta para el bienestar de
cada uno y cada una de sus habitantes.
Hoy día vivimos en un mundo de violencia y guerra
sucia, de desplazados y desaparecidos, de muerte y de
injusticia. Vivimos en un mundo de privatización y
corrupción, donde los poderosos pisotean a los
humildes para salir adelante. El desempleo y la nueva
"flexibilización" del trabajo marginan a cada vez más
gente, condenándola a una vida de rebusque y miseria.
Leamos a Ageo para descubrir un nuevo sentido de
comunidad y amor fraternal en la presencia de Dios.
Leamos a Ageo para descubrir la íntima relación entre
la solidaridad religiosa y el bienestar material del
pueblo.
Finalmente, vivimos en un mundo que
sistemáticamente destruye las utopías, menospreciando
los valores y la dimensión espiritual de la vida ante el
predominio del mercado todopoderoso. Leamos a
Ageo para descubrir una esperanza dinámica e
invencible en las promesas divinas realizadas en la
formación de comunidades unidas en su compromiso
con los pobres y excluidos, renovándose diariamente
en la celebración y comunicación de su fe.
Alicia Winters
[email protected]