Provocación para Delinquir
Provocación para Delinquir
Provocación para Delinquir
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De ese modo, el Derecho penal cumple no sólo una función represiva de castigar el delito
producido (un homicidio) sino preventiva, en cuanto, por razones de política criminal se
estima sancionable con penas, comportamientos que no suponen la lesión de un bien
jurídico concreto a través de una conducta material que lo violenta.
Son ejemplos de ello, el castigo de las denominadas “resoluciones manifestadas de
voluntad”, que incluyen, además de la proposición, la conspiración y la provocación para
delinquir.
I. CONCEPTO
II. FUNDAMENTO
Al igual que sucede con la proposición y la conspiración, la razón de sancionar esta forma
de participación en el delito, es proporcionar una protección integral ante los ataques más
graves a la libertad, los derechos humanos y la convivencia social. De este modo, se
sancionan todas las posibles formas de participación en un hecho delictivo: la consumación,
la tentativa y estas otras formas resolutivas de cometerlo.
Se opta, pues, por un modo limitado de sancionar la inducción, frente al criterio más
amplio, por ejemplo, en derecho alemán, en el cual se sanciona también la tentativa de
cooperación y complicidad.
III. NATURALEZA
“2. La provocación se castigará exclusivamente en los casos en que la Ley así lo prevea.
V. EXAMEN DE LA CONDUCTA
La provocación para delinquir consiste en incitar a cometer un delito o delitos concretos.
Requiere, por tanto, un grado de precisión notable y desplegar una acción estimulante
inequívoca.
Es exigible, por tanto, que el provocador argumente con cierta intensidad y eficacia, el
delito que incita a cometer.
Para sancionar la provocación, al igual que sucede con la proposición para delinquir, hay
que emitir un “juicio de adecuación”, mediante el cual se valora “ex ante”, esto es, con
carácter previo a lo que haya resultado, la relevancia de la provocación, a fin de comprobar
si era adecuada o idónea, para materializar el plan delictivo propuesto.
Para concluir, conviene dejar claro que no guarda ninguna relación con esta forma
participativa en el delito, el hecho de que en diversos delitos se hable de “provocar” una
explosión (artículo 346 CP), un incendio (artículos 351 y 358 CP) o, por supuesto, la
“provocación sexual” del artículo 186 CP, términos que aparecen en la redacción de las
conductas que conforman tales delitos, pero que no tienen nada que ver con la
“provocación” prevista en el artículo 18 del Código Penal.
Y en cuanto al “agente o sujeto provocador”, hay que diferenciar al autor de esta forma de
participación delictiva del “agente provocador” que, al investigar un delito, en vez de
esperar a que se produzca, provoca su comisión en la persona que investiga, lo cual
determina la invalidez de la prueba del hecho, al considerarse prueba ilícita.
Y por último, incitar es algo más fuerte que invitar por lo que se requiere el empleo de una
fuerza argumental superior a la invitación, ya que cuando se elige a alguien en concreto, se
presupone, en principio, una mayor facilidad para obtener el fin perseguido que cuando se
habla en general para un público indeterminado.
La inducción exige, de modo necesario, una incitación directa al ejecutor material para que
éste se mentalice y asuma realizar lo que le dice el inductor. Es preciso pues, un acto
inductivo eficaz, dirigido singularmente a una persona determinada, la cual, bajo el influjo
síquico del inductor, realiza el acto que se le estimula a cometer.