El Foda
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INTERCULTURALIDAD
MONOGRAFÍA DE INTERCULTURALIDAD
PRESENTADO POR:
ESPIRILLA BERRIOS, Abimael
GOYZUETA URRUTIA, José David
OCSA QUISPE, Elizabeth
SUMIRE CONDORI, Ronaldo
DOCENTE:
DUANER EMILIO
TEORÍA DE LA EDUCACIÓN
TINTA- CUSCO
2018
INTERCULTURALIDAD Página |1
DEDICATORIA
INTRODUCCIÓN
ÍNDICE
CAPÍTULO I ......................................................................................................................................... 5
1. INTERCULTURALIDAD ............................................................................................................. 5
1.1. ¿QUÉ ES CULTURA? ........................................................................................................ 5
1.2. ¿QUE ES INTERCULTURALIDAD?.................................................................................... 7
1.3. LA INTERCULTURALIDAD COMO PRINCIPIO NORMATIVO ............................................. 8
1.4. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA..................................................................................... 9
1.5. OBJETIVOS ...................................................................................................................... 9
1.6. CITAS............................................................................................................................. 10
1.7. ACTITUDES .................................................................................................................... 10
1.8. ETAPAS ......................................................................................................................... 11
CAPÍTULO II ...................................................................................................................................... 11
2. INTERCULTURALIDAD EN EL PERÚ ....................................................................................... 11
2.1 DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA ....................................................................... 11
2.2 LA SITUACIÓN ACTUAL ................................................................................................. 12
2.3 ¿QUÉ ES NECESARIO HACER DESDE LA EDUCACIÓN? .................................................. 12
2.4 CONCLUSIONES PROVISIONALES ................................................................................. 13
2.5 TAREA A FUTURO ......................................................................................................... 15
CAPÍTULO III ..................................................................................................................................... 16
3. INTERCULTURALIDAD EN AMÉRICA LATINA......................................................................... 16
3.1 NOCIONES NORMATIVAS, DERECHO CONSUETUDINARIO Y CULTURAS DIVERSAS ..... 16
3.2 NUEVAS DEFINICIONES DE INTERCULTURALIDAD ....................................................... 18
3.3 FUNDAMENTACIONES Y NORMAS LEGALES PARA EL TRATAMIENTO DE LAS
RELACIONES INTERCULTURALES: LOS CASOS DE MÉXICO, GUATEMALA, ECUADOR Y PERÚ. . 20
3.3.1 MÉXICO..................................................................................................................... 20
3.3.2 GUATEMALA ............................................................................................................. 23
3.3.3 ECUADOR.................................................................................................................. 26
3.3.4 PERÚ ......................................................................................................................... 27
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CAPÍTULO I
1. INTERCULTURALIDAD
1.1. ¿QUÉ ES CULTURA?
Algunos reclaman por la vaguedad con que se suele utilizar el término cultura y su
derivado intercultural; pero ni bien se intenta una definición se descubre la complejidad
que encierra el concepto y. por tanto. La dificultad que representa definirlo. Ante este
escollo, muchas veces se renuncia al esfuerzo de precisar nuevas expresiones.
En realidad, si bien es cierto que el tema es muy complejo y que la definición de
cultura conlleva toda una perspectiva teórica, en el marco de un discurso orientado a
elaborar una propuesta educativa, es indispensable y de hecho no es tan difícil como se
piensa proponer una definición operativa de cultura y de interculturalidad. Así, por cultura
podemos entender los modos de vivir o los modos de ser compartidos por seres
humanos.
La cultura y el lenguaje articulado son propios de los humanos; es lo que
diferencia específicamente a nuestra especie de todas las demás. Los humanos tenemos
la capacidad de ir amoldando y transformando no sólo la naturaleza, sino nuestras
propias relaciones con el mundo y nuestra propia forma de vivir. A través de nuestra
historia, hemos ido creando y modificando nuestra relación con el mundo en un proceso
acumulativo y evolutivo hecho posible porque lo que creamos y aprendemos lo
transmitimos también a nuestra descendencia sin necesidad de modificación genética.
Para ello, hemos inventado y seguimos renovando constantemente sistemas simbólicos
complejos, que son muy variados en el mundo entero. Tienen también un importante
grado de arbitrariedad; ante cualquier reto nuevo que se nos plantea, los humanos
siempre tenemos varias y a menudo muchas alternativas y posibilidades de creación. Las
respuestas a las necesidades y la propia construcción de nuevas necesidades son así un
producto de nuestra historia. Hoy en día reconocemos que la facultad de creación de
sistemas simbólicos no es exclusivamente humana [1] , lo que nos abre una importante
perspectiva ecológica, pero nos hace ver también con mayor claridad la importancia
decisiva que tiene esa facultad para la especie humana a diferencia de todas las demás.
Por ello seguimos hablando de cultura como el modo propio del ser humano de
relacionarse con el mundo.
La relación con el mundo implica la relación con la naturaleza, con los demás,
consigo mismo, con la trascendencia; nos relacionamos con el mundo con formas de
mirar; de sentir, de expresarnos, de actuar, de evaluar. Aunque las expresiones
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ámbitos culturales. Pensemos cuánto de influencia árabe hay en la cultura hispana, sin
que sea generalmente reconocida. Del mismo modo ¿cuánto de influencia andina habrá
en la cultura criolla del Perú, aunque no se la quiera admitir? Es de esperar que cada
persona tienda a reconocer y valorar dentro de sí misma las influencias culturales de
ámbitos que gozan de mayor prestigio. Este proceso es complejo, no unilineal, y depende
incluso en parte del contexto en el que se encuentre la persona, aquí simplemente
interesa señalar que existen influencias que, pese a no ser reconocidas, actúan
eficazmente en el comportamiento individual o colectivo. Pensemos, por ejemplo en la
influencia de la lengua materna en la manera de hablar otro idioma: aunque se la quiera
negar, esta influencia jamás desaparece por completo.
1.5. OBJETIVOS
Razón por la cual la interculturalidad es hoy más importante que nunca, para
enriquecernos, para crecer, para unirnos cooperativamente, para ser más flexibles,
tolerantes y eficaces en nuestra comunicación y por nuestra cultura.
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1.6. CITAS
Fragmentos de texto extraídos del artículo "La comunicación intercultural" de
Miquel Rodrigo Alsina:
-Toda cultura es básicamente pluricultural. Es decir, se ha ido formando, y se
sigue formando, a partir de los contactos entre distintas comunidades de vidas que
aportan sus modos de pensar, sentir y actuar. Evidentemente los intercambios culturales
no tendrán todos, las mismas características y efectos. Pero es a partir de estos
contactos que se produce el mestizaje cultural...
- Una cultura no evoluciona si no es a través del contacto con otras culturas. Pero
los contactos entre culturas pueden tener características muy diversas. En la actualidad
se apuesta por la interculturalidad que supone una relación respetuosa entre culturas.
- Mientras que el concepto "pluricultural" sirve para caracterizar una situación, la
interculturalidad describe una relación entre culturas. Aunque, de hecho, hablar de
relación intercultural es una redundancia, quizás necesaria, porque la interculturalidad
implica, por definición, interacción.
- No hay culturas mejores y ni peores. Evidentemente cada cultura puede tener
formas de pensar, sentir y actuar en las que determinados grupos se encuentren en una
situación de discriminación. Pero si aceptamos que no hay una jerarquía entre las
culturas estaremos postulando el principio ético que considera que todas las culturas son
igualmente dignas y merecedoras de respeto. Esto significa, también, que la única forma
de comprender correctamente a las culturas es interpretar sus manifestaciones de
acuerdo con sus propios criterios culturales. Aunque esto no debe suponer eliminar
nuestro juicio crítico, pero si que supone inicialmente dejarlo en suspenso hasta que no
hayamos entendido la complejidad simbólica de muchas de las prácticas culturales. Se
trata de intentar moderar un inevitable etnocentrismo que lleva a interpretar las prácticas
culturales ajenas a partir de los criterios de la cultura de la persona intérprete.
1.7. ACTITUDES
La interculturalidad se consigue a través de tres actitudes:
Visión dinámica de las culturas.
Considerando que las relaciones cotidianas se producen a través de la
comunicación.
Construcción de una amplia ciudadanía, sólo aceptada con la igualdad de
derechos como ciudadanos.
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1.8. ETAPAS
El enfoque intercultural tiene tres etapas:
1. Negociación: es la simbiosis. Compresiones y avenencias necesarias para evitar
la confrontación.
2. Penetración: salirse del lugar de uno, para tomar el punto de vista del otro.
Descentralización: perspectiva en la que nos alejamos de uno mismo, a través de
una reflexión de sí mismo.
CAPÍTULO II
2. INTERCULTURALIDAD EN EL PERÚ
2.1 DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA
Según un estudio realizado el año 2005, el país latinoamericano que más
preocupa en términos de cultura social autoritaria (orden sin libertad) y de ilegitimidad del
sistema democrático es el Perú. Al parecer, los peruanos preferimos el orden al ejercicio
de las libertades, de ahí la demanda social de liderazgos personalizados fuertes que
ofrecen orden y disciplina. La educación no ha hecho nada significativo para erradicar el
autoritarismo como cultura social. Si no priorizamos la educación ciudadana en la
educación pública, el retroceso continuará, la gobernabilidad democrática será cada vez
más frágil y la institucionalización del país seguirá siendo una retórica sin contenido.
El estado actual de la cultura ciudadana y de la legitimidad del sistema
democrático en el Perú es deplorable. Y si comparamos estos fenómenos con los otros
países de la región el panorama es bastante preocupante.
Frente a la "cultura autoritaria instalada en el sentido común" que no concibe el
orden con libertad, ¿qué podemos y qué debemos hacer desde la educación? Una
primera posibilidad es ajustarnos a estas expectativas y empezar a ofrecer una educación
conservadora que refuerce los prejuicios existentes. Creo que esta posibilidad hay que
descartarla de entrada. La educación es, por esencia, opción por el cambio, el
mejoramiento, la excelencia humana. Por ello, los educadores son por naturaleza
disconformes. Un educador conformista es una contradicción. La otra posibilidad, es
optar por introducir cambios en la cultura social existente, ilustrarla, democratizarla. ¿Y
cómo se democratiza el sentido común desde la educación? La respuesta es:
construyendo ciudadanía.
Creo que de no ser atacada desde sus raíces la cultura social autoritaria
actualmente vigente, ésta se reproducirá incontroladamente y el descrédito de la
democracia que tenemos seguirá en ascenso. Si no optamos por introducir cambios en la
cultura autoritaria de las escuelas para ir sustituyéndola paulatinamente por una cultura
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secundaria, y de manera privilegiada en la escuela. Pero para ello habría que transformar
la cultura de las escuelas y hacer de ellas espacios privilegiados de formación ciudadana.
Pero si persistimos en no hacer de la educación ciudadana la columna vertebral de la
educación pública, la involución de la ciudadanía y la praxis de la antipolítica continuarán
en ascenso. Y es que en educación no hay estancamientos, o se avanza o se retrocede.
Si no se implementan procesos formativos que integren a las culturas, los procesos
reformativos no se detienen.
Las instituciones educativas fomentan una educación intercultural para todos
contribuyendo a la afirmación de la identidad personal y social del estudiante como parte
de una comunidad familiar escolar, local, regional, nacional, latinoamericana y mundial.
Esta es la condición para que el estudiante comprenda la realidad en la que vive, se
sienta parte importante de ella y construya relaciones equitativas entre hombres y
mujeres.
La identidad cultural se afirma, desde los primeros años de vida, con la
comunicación a través de la lengua materna, porque ésta expresa la cosmovisión de la
cultura a la que es estudiante pertenece. El dominio de la lengua, aprendida desde la
infancia, posibilita el desarrollo de la función simbólica de la que se vale el pensamiento
para representar la realidad y comunicarla a través del lenguaje.
las zonas rurales; se debe impartir también en las ciudades, priorizando los espacios
urbano-marginales, porque son espacios privilegiados de encuentros y desencuentros
interculturales.
CAPÍTULO III
3. INTERCULTURALIDAD EN AMÉRICA LATINA
3.1 NOCIONES NORMATIVAS, DERECHO CONSUETUDINARIO Y CULTURAS DIVERSAS
Estamos acostumbrados a que las fundamentaciones o lineamientos jurídico-
normativos de los Estados, en materia de derechos educativo-culturales y de derechos
civiles de los pueblos indígenas, tiendan a volverse parte del derecho positivo. Un sector
de las tendencias de la reorganización de las relaciones sociales en conflicto se expresa
en las tentativas de uno y otro es decir, de los indígenas y los no indígenas de reformar
las constituciones y los recursos normativos: leyes, decretos, reglamentos.
En América Latina las más importantes o quizá visibles modificaciones
normativas han ocurrido en las legislaciones de educación y cultura, dejando
desarticulados los espacios relativos a los derechos estratégicos de los pueblos respecto
a la territorialidad o a la tierra y el acceso, en condiciones de equidad y respeto a sus
peculiaridades, a los servicios y necesidades fundamentales: capital, crédito, tecnología,
control de la cadena productiva y de circulación, poder jurisdiccional, gobierno y
gobernabilidad local, espiritualidad, salud, etc.
Pese a la diversidad y singularidad de los movimientos étnicos, existe un denominador
común en todos ellos: sea por la impugnación sea por la negociación o por las dos vías,
si en un momento dado es necesario, sus demandas tienen que ver con la reorganización
misma del poder en las sociedades locales, regionales e incluso nacionales. Estas
reelaboraciones políticas, el modo de organizar las relaciones sociales, económicas y
culturales, tienen, claro está, un valor simbólico, pero también un valor operacional y
práctico porque se constituyen en alternativas distintas a las normadas y están al servicio
de la redefinición de la participación en el poder político. Impugnación y concertación son
complementarias y se definen por el contexto y la coyuntura. Y cada uno de estos
campos de acción se constituye en los frentes de lucha del movimiento popular.
El eje de la reflexión tiene entonces que ver con el modo en que se debe organizar el
poder dada la necesidad histórica de participar en los escenarios políticos, económicos y
culturales donde los movimientos que expresan las diversidades buscan espacios para
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disputar y ejercer los derechos cívico-culturales, los derechos ciudadanos y los derechos
de los pueblos.
Las tensiones legales, políticas y sociales son una especie de telón de fondo de esta
discusión sobre el derecho consuetudinario, particularmente en escenarios que todavía
padecen la violencia institucionalizada, la violencia de Estado, la violencia cultural, la
violencia urbana y la rural. Sirvan como ejemplo las oleadas de linchamientos,
ajusticiamientos y toma de la justicia por mano propia, dada la desconfianza en el sistema
de justicia normado por el derecho que es universal para todos. Casos de aplicación de
justicia por mano propia, basados en buena cantidad de ejemplos en normas
consuetudinarias, se dan en Ecuador, Guatemala, Perú y México, y revelan a mi juicio la
percepción que tienen los movimientos sociales acerca de la impunidad, la corrupción y el
hermetismo de los sistemas de justicia que, a la larga, son expresiones pragmáticas de
las formas que tiene «el otro» para apoderarse, controlar y ejercer el poder.
Pero, finalmente, ¿qué o quién pone en tela de juicio el orden establecido? Tendremos
que reconocer que son los movimientos étnicos con un mayor nivel de organización
política los que están en condiciones de cuestionar a fondo el orden legal y que, a través
de sus cuestionamientos y razonamientos, vuelven obsoletas las leyes y las normas
producidas por la sociedad política latinoamericana.
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Hay que reconocer, así mismo, que el cuadro orgánico de los movimientos étnicos es
flexible pero, además, aleatorio. Flexible porque se adapta a las necesidades de la
institucionalidad moderna a fin de mediar los consensos posibles; porque recupera
recursos de la cultura ancestral para potenciar la aceptación de las bases sociales
comunitarias y, aleatorio porque es selectivo y coyuntural y debe trabajar orgánicamente
de un modo diferenciado, según los contextos, las circunstancias y las discusiones que
sobre «interculturalidad» y «multiculturalidad» o «pluriculturalidad» nos indican énfasis e
intereses distintos.
a que los derechos culturales están humillados y no hay condiciones sociales para
ejercerlos.
El enfoque sobre interculturalidad se centró entonces en las condiciones
subordinadas de las culturas indígenas, o mejor aún, en las condiciones subalternas de
los pueblos indígenas.
El reconocimiento de la marginación social y cultural dio paso al reconocimiento
del conflicto sociocultural y, de allí, algunos movimientos indígenas como el ecuatoriano,
partiendo siempre de las contradicciones y el conflicto social, plantearon la opresión
nacional y la explotación social como dos aspectos inherentes a la cuestión indígena; por
eso su lucha tuvo como horizonte la construcción de la nación y de las nacionalidades. La
interculturalidad como parte del proyecto de nación ha sido y es discutida por otros
movimientos indígenas latinoamericanos, por ejemplo el movimiento maya de Guatemala.
El debate indígena sobre estos temas ha dado pie a que algunos sectores
sociales de nuestros países se pregunten si este proyecto de nación no afecta a la ya
asumida idea de nación (que nace con nuestras repúblicas) y que obviamente se deriva
del concepto de Estado-nación. Ningún movimiento étnico latinoamericano está por la
descomposición del Estado, pero sí por la reelaboración de nuevas relaciones sociales,
culturales, políticas y económicas en el seno del Estado, incluso en el caso de que las
propuestas étnicas abonen a favor de los procesos autonómicos. La lógica esencial de
los movimientos étnicos latinoamericanos radica en el hecho de que si el Estado excluyó
a los pueblos indígenas del acceso a los servicios sociales más básicos, es el mismo
Estado el que debe remediar o corregir esas formas de exclusión.
Quizá la lección más importante para las clases políticas latinoamericanas, sobre
todo para las de aquellos países con mayorías indígenas, consista en reconocer que la
ausencia de respuestas a esas demandas sociales básicas fragiliza la democracia y
puede acarrear fracturas sociales más agudas que las existentes, agravando el clima de
violencia y de disolución moral. Por otro lado, hay suficientes ejemplos en el mundo que
muestran que, aun en el caso de haberse logrado las autonomías regionales, no se han
desestructurado los Estados nacionales y, lo más importante, no ha cambiado
sustancialmente el carácter del Estado.
Muchos movimientos indígenas, en el esfuerzo de potenciar el diálogo social, de
aprovechar las nuevas condiciones de apertura democrática y de debilitar las resistencias
hacia el supuesto intento desestabilizador de los Estados nacionales, han propuesto la
interculturalidad como nueva forma de relación e interacción social. Es en el campo de la
educación donde ha habido mayores desarrollos. La «interculturalidad para todos» e
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3.3.1 MÉXICO
El caso de México tiene profundo interés para los latinoamericanos por varias
razones, entre otras porque juntamente con Guatemala, Bolivia, Perú y Ecuador, tiene el
mayor peso continental de población indígena. Ya en el ámbito educativo, México inició
muy tempranamente (la década de los años veinte) la educación pública indígena. Todos
somos conscientes de los grandes avances culturales, científicos y tecnológicos de ese
país; sin embargo, tales desarrollos no parecen haber repercutido suficientemente en su
educación indígena.
El contexto
México se reconoce a sí mismo como un país multicultural y pluriétnico. Los datos
censales de 1995 señalan la existencia de 6 715 591 indígenas, equivalentes al 7% del
total nacional1. Existen 56 pueblos indígenas en 23 de los 31 estados del país, aunque 9
estados concentran el 84.2% del total nacional, con 11 pueblos indígenas mayoritarios.
Experiencias
Las experiencias de educación bilingüe tienen ya una larga trayectoria y se
remontan a los años veinte con la experiencia de los Altos de Chiapas, seguida a lo largo
de los años treinta de experiencias impulsadas por el indigenismo, sobre todo en el
período de Cárdenas (1934-1940). Punto culminante de esta política fue el Primer
Congreso Indigenista Interamericano de 1940, que dio lugar a la creación del Instituto
Nacional Indigenista, INI. De otro lado, el Instituto Indigenista Interamericano, con sede
en México.
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Políticas y estrategias
En cuanto a la participación, la DGEI sostiene que entre 1997 y 1998 los educadores
indígenas fueron propuestos por las comunidades. El sistema atiende a 720.000 alumnos
de primaria en 8.500 escuelas y a cargo de 28.000 profesores.
Problemas y avances
Entre los más complejos problemas está el del manejo de una burocracia enorme y la
desconfianza política de las comunidades indígenas no sólo hacia las autoridades
educativas sino también hacia una capa de dirigentes indígenas y de maestros indígenas
mediatizados partidistamente. De ahí que muchos movimientos indígenas locales estén
buscando alternativas educacionales, culturales y de desarrollo fuera de la oferta estatal.
3.3.2 GUATEMALA
Es uno de los países de la región que tiene mayor peso poblacional indígena. Cuenta
con cinco de las seis lenguas de la familia lingüística maya. Además se habla el xinca y,
desde hace un siglo, el garífuna como en Honduras y Belice.
El contexto
Experiencias
dejó de lado esa dificultad de manera recurrente la presencia de la cultura maya, rasgo
que se mantiene hasta hoy.
Políticas y estrategias
Para los mayas es, sin embargo, mucho más importante el diálogo para la restauración y
la reconciliación, y de ahí que la interculturalidad para todos constituya la forma de
apostar por esa posibilidad política.
3.3.3 ECUADOR
El contexto
Como ya se vio, Ecuador es, junto con Perú y Bolivia, el país con una mayoría
indígena de raíces culturales asumidas como andinas. Allí los quichuas constituyen una
mayoría y los otros pueblos indígenas son, desde el punto de vista poblacional, minorías
e incluso endémicos. Los quichuas de cultura andina están ubicados en la Sierra, aunque
en la Amazonía sus grupos hablantes de quichua tienen sus bases en la cultura de la
selva. En la Costa los pueblos indígenas desaparecieron en la colonia temprana, y los
que han subsistido hasta hoy constituyen grupos minoritarios. Existen ocho pueblos
indígenas autoidentificados como tales: quichuas (Sierra y Amazonía), shuaras y
achuaras, sionas, secoyas, cofanes (Amazonía).
Así mismo, se supone que esta educación parte de la lengua y la cultura propias, y
accede a las otras culturas en un proceso de apropiación selectiva y crítica de los
indígenas y de los mestizos del significado de una interculturalidad que reconoce el
derecho de los pueblos. La EBI implica inter-aprendizajes y, desde el punto de vista del
bilingüismo, al menos reconoce que la lengua materna de muchos indígenas no sólo es la
lengua indígena sino también el castellano; de ahí que se derive que la identidad nacional
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no pasa exclusivamente por la lengua, aunque ésta sea importante. Por la misma razón
se privilegia la identidad y la interculturalidad, y la política lingüística se define como
respuesta a los grados y niveles de bilingüismo, sin descartar estrategias de recuperación
lingüística de la población indígena castellanizada.
3.3.4 PERÚ
El contexto
La diversidad etnolingüística y cultural peruana es un hecho socialmente
reconocido desde hace al menos dos décadas. El rostro multilingüe del Perú nos remite a
la existencia de minorías y mayorías étnicas de diferentes troncos sociolingüísticos. Sin
embargo, es en el escenario de la civilización andina donde han ocurrido las experiencias
precursoras de educación bilingüe. De hecho, como en Ecuador y Bolivia, la educación
bilingüe se remonta a la década de los cuarenta en la escuela puneña.41 De modo más
sistemático y ya en los años setenta, surgieron valiosas experiencias en la región andina,
y ya en la década de los ochenta también en la región de la selva amazónica.
El marco normativo
La Constitución Política del Perú, como otras de la subregión, reconoce la
igualdad ante la ley de todos los peruanos así como a la identidad étnica y cultural:
A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole. A su identidad
étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación.
Todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante
un intérprete.
En cuanto a los derechos educativos, el Estado peruano reconoce el derecho a
una educación que respete la identidad (título I, De la persona y de la sociedad, cap. II,
De los derechos sociales y económicos, art. 15) y reconoce como personas jurídicas a las
comunidades campesinas y a las comunidades nativas, con su propia identidad cultural
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(título III, Del régimen económico, cap. VI, Del régimen agrario y de las comunidades
campesinas y nativas, art. 89)
En materia de educación bilingüe declara:
Así mismo fomenta la educación bilingüe e intercultural, según las características
de cada zona. Preserva las diversas manifestaciones culturales y lingüísticas del país.
Promueve la integración nacional. (título I, De la persona y de la sociedad, cap. II, De los
derechos sociales y económicos, art).
Respecto al estatuto de oficialización de algunas lenguas nacionales la Constitución
señala:
Son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo
son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según la ley. (título II, Del
Estado y la Nación, cap. I, Del Estado, la Nación y el Territorio, art. 48).
El caso peruano respecto a la oficialización de las lenguas vernáculas es uno de los más
paradigmáticos y muestra hasta qué punto iniciativas democráticas que vienen desde el
Estado, cuando no existe el suficiente apoyo político de las bases sociales, pueden caer
en el vacío. Ya en 1972 el gobierno «revolucionario» peruano tomó la iniciativa de la
oficialización del quechua y, como vimos, tal precepto se repite en la Constitución de
1993. Así mismo, el gobierno militar de los 70 creó los dispositivos institucionales para
promover no sólo el desarrollo de esta lengua andina mayoritaria, sino para sentar las
bases de una educación bilingüe innovadora, reconociendo la idiosincrasia cultural de un
Perú multilingüe y multicultural.
Estos son algunos de los países en Latinoamérica que han empezado a tomar acciones
en favor de la interculturalidad.
CONCLUSIONES
La interculturalidad es importante para poder compartir nuestras riquezas
culturales que nos permiten conocer las diferentes formas de vida.
Es importante mirar a nuestros pueblos indígenas, no sólo en función de sus
carencias, sino para reconocer la diversidad de organizaciones y sistemas de
relaciones que han desarrollado y que aún se conservan.
Hablar diferentes lenguas tiene una importancia para tener una buena
competencia cognitiva, entre diferentes culturas tanto del Perú como de América
Latina.
La interculturalidad se relaciona con la tolerancia para saber convivir con
diferentes grupos y personas, de forma simétrica sin que una cultura central se
imponga a otras locales para crear una monocultura, sino que se relacione de
forma horizontal en diálogo entre diversas culturas que conviven adecuadamente.
Desde nuestro punto de vista como futuros docentes debemos reconocer los
derechos que tienen las personas de diferentes pueblos indígenas y preocuparnos
por que estas personas sean reconocidas como parte de la sociedad, con igual
dignidad que el resto de las personas y por lo tanto merecen el respeto y una
protección adecuada.
Cada cultura presenta diferentes formas de vida que se caracterizan por su particularidad
en: religión, vestimenta, costumbres, dialecto propio.
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
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