Monografia Anatomia
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DISTOCIA
Tradicionalmente se ha denominado con el término distocia (del griego dis:
malo, difícil, y tocos: parto) el trabajo de parto o el parto difícil; concepto muy
válido hace más de un siglo, cuando el obstetra se encontraba con dificultades
generalmente de tipo mecánico para culminar un parto exitoso. Hoy, con el
advenimiento de los avances tecnológicos, este término abarca además
aquellas situaciones de estados fetales o maternos no satisfactorios o de
eventos potencialmente adquiridos durante el trabajo de parto, que aumenten
el riesgo para la madre o el feto.
Hay varias anomalías del trabajo de parto que interfieren con el avance
ordenado del parto espontáneo. Por lo general, a éstas se les llama distocias.
El término distocia significa de forma literal trabajo de parto difícil y se
caracteriza por un avance lento anormal del trabajo de parto. Se origina de
cuatro alteraciones aisladas o combinadas.
En primer lugar, algunas veces las fuerzas de expulsión son anormales. Por
ejemplo, las contracciones uterinas pueden carecer de suficiente intensidad o
coordinación como para borrar y dilatar el cuello uterino (disfunción uterina); o
bien los esfuerzos de los músculos voluntarios maternos se encuentran
alterados durante la segunda fase del trabajo de parto. En segundo lugar,
puede haber anomalías fetales de la presentación, la posición o el desarrollo
que disminuyen la velocidad del trabajo de parto. También las anomalías de la
pelvis ósea materna crean una pelvis estrecha.
Por último, se pueden formar alteraciones de los tejidos blandos del aparato
reproductor que obstaculizan el descenso fetal. De manera más sencilla, estas
anomalías se pueden clasificar desde el punto de vista mecánico en tres
categorías que comprenden anomalías de la fuerza (contractilidad uterina y
esfuerzo expulsivo materno); del producto (feto) y del conducto (pelvis)
Las distocias pueden ser debidas a varias causas, entre las que se encuentran:
• Distocias fetales
• Distocias dinámicas
TIPOS DE PELVIS
En las últimas décadas las incidencias de distocias a causa del canal óseo del
parto han disminuido por el descenso en las alteraciones patológicas de la
pelvis, debido a mejor profilaxis, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades
de la pelvis, de la columna vertebral y de las extremidades inferiores. Se han
propuesto diferentes clasificaciones de la pelvis por criterios anatómicos,
etiológicos y biopatológicos, siendo la más usada la anatómica según Caldwell,
Molloy y D’Esopo, quienes han descrito clásicamente cuatro tipos de pelvis en
la mujer, a saber :
PELVIS GINECOIDE.
Se caracteriza por tener un estrecho superior redondeado, el diámetro
transverso máximo está aproximadamente a la mitad del conjugado verdadero
y tanto el segmento anterior como el posterior son amplios. El arco subpúbico
es mayor de 85º; las paredes de esta pelvis no convergen y las espinas ciáticas
no son prominentes. Este tipo se encuentra con una frecuencia del 50%; por su
nombre expresa el tipo de pelvis más adecuado para el parto vaginal.
PELVIS ANDROIDE.
En el estrecho superior la parte anterior es angosta y puntiaguda. El diámetro
transverso máximo intercepta al conjugado verdadero más cerca del sacro, de
modo que la superficie del segmento posterior es mayor que la del segmento
anterior. El arco subpúbico es menor de 85º; las paredes laterales tienden a ser
convergentes y las espinas ciáticas son prominentes. Este tipo de pelvis se
observa en un 26% de las mujeres. Una pelvis androide presenta dificultades
en el encajamiento y en la rotación en las variedades posteriores. Pelvis
infundibuliforme según la clasificación de González-Merlo (3).
PELVIS ANTROPOIDE.
El estrecho superior tiene una forma ovoide cuyo diámetro anteroposterior es
mayor que el transverso. El ángulo subpúbico tiene una amplitud media, las
paredes pelvianas a menudo convergen y las espinas ciáticas no son
prominentes. La frecuencia es de un 18% y prevalece en la raza negra. Una
pelvis antropoide presenta dificultades en el encajamiento y descenso en el
estrecho inferior y en la rotación de las variedades transversa y posterior. Pelvis
transversalmente estrecha, según el autor González-Merlo.
• Diámetro intertuberoso.
ANTECEDENTES HEREDITARIOS.
Los antecedentes hereditarios tienen alguna importancia ya que el tipo y el
tamaño de la pelvis pueden heredarse.
ANTECEDENTES GINECOOBSTÉTRICOS.
La menarca tardía puede corresponder a hipoplasia de los genitales
acompañada del desarrollo insuficiente de la pelvis. Los antecedentes
obstétricos arrojan mucha luz en nuestro estudio, ya que una historia obstétrica
en la cual haya habido partos distócicos, sobre todo con productos más o
menos normales en talla y en peso, nos orillarán a pensar en el diagnóstico de
estenosis pélvica; así mismo las presentaciones anormales, los partos
laboriosos, aplicaciones de fórceps, cesáreas, mortinatos, neomortos, etc.
Exploración. Con los métodos de exploración podemos orientar más nuestro
estudio ya que a la simple inspección regional podremos encontrar disminución
del tamaño de la pelvis ósea, así como desarrollo exagerado del vientre y la
forma de éste, que en determinados casos es muy sugestiva (vientre en obús).
A la medición podemos encontrar
LA ESTRECHEZ PÉLVICA
Puede presentarse en el plano de la entrada a la pelvis, en el plano medio, o en
el plano de salida o estrecho inferior.
PELVIMETRÍA Y PELVIGRAFÍA.
PELVIMETRÍA EXTERNA:
Rombo o Cuadrilátero de Michaelis (Losange): Además de la mensuración de
los diámetros pelvianos, tiene importancia para el diagnóstico de la forma,
tamaño, dimensiones de la pelvis trazar y medir el Losange o cuadrilátero o
rombo de Michaelis. Esta maniobra permite evaluar la simetría de la pelvis
comparando los distintos triángulos que forman el rombo entre sí. En la
pelvimetría externa se debe analizar el rombo de Michaelis, colocada la mujer
de pie se observa la cintura pelviana por detrás cuatro puntos siguientes: por la
apófisis de la quinta vértebra lumbar existe una pequeña foseta, el punto más
declive del sacro, el pliegue interglúteo; lateralmente por la fositas u hoyuelos
de Venus, a nivel de las espinas iliacas posterosuperiores. Dividen el Losange
en cuatro triángulos: Dos superiores y dos inferiores, cuyas características
varían de acuerdo con la pelvis y son sus 4 lados y 4 ángulos iguales de 2 en 2.
MEDIDAS EXTERNAS:
La otra medición se realiza con un pelvímetro (Baudelocque, Martin y Budín), y
se extiende desde la apófisis espinosa de la quinta vértebra lumbar a la cara
anterior del pubis. Esta medida nos da el denominado conjugado externo de
Baudelocque, que puede medirse con la paciente Las otras medidas serían la
distancia del diámetro biespinoso (24 cm) y la distancia entre ambas crestas
iliacas o diámetro bicrestileo (28 cm) y el diámetro bitrocantéreo, cuyo valor
normal es de 32 cm (ver figuras Nros. 7 al 13).de pie y a su valor normal (19 a
20 cm) se le restan 8,5 a 9,5 cm. de partes blandas y óseas. De esta forma
puede deducirse el valor del promontopúbico mínimo.
PELVIMETRÍA INTERNA:
A la pelvimetría interna le corresponde medir el conjugado obstétrico
calculando a través del tacto vaginal el conjugado diagonal, al medir la
distancia que media entre el dedo explorador que se pone en contacto con el
borde inferior de la sínfisis y la punta del dedo que toca el promontorio. La
pelvimetría interna se lleva a cabo corrientemente con el dedo índice y medio
que se usan para el tacto, medir los diámetros del estrecho superior, del medio
e inferior. Con el tacto vaginal es difícil alcanzar el promontorio en la pelvis
normal. Cuando se alcanza, se apoya la yema del dedo medio sobre la punta
más saliente, y con la uña del índice de la mano exterior se marca sobre el
borde radial del índice que tacta el punto en que este contacta con el subpubis;
extraídos los dedos de la vagina, un ayudante mide la distancia que va desde
el pulpejo del dedo medio hasta el punto marcado sobre el índice. De este
modo se ha obtenido el diámetro promontosubpúbico o conjugado diagonal que
mide 12 cm.
PELVIGRAFÍA:
La pelvigrafía es reconocer al tacto la forma y los caracteres de la pelvis desde
el estrecho superior hasta el estrecho inferior, tiene por objeto diagnosticar la
forma de la pelvis. En el estrecho superior se estudia la curvatura del arco
anterior. En la excavación se investiga la altura del pubis (que es de 4 cm), su
espesor y su inclinación. A los lados, la convergencia de las paredes de la
excavación, la curvatura del sacro y la saliencia de las espinas ciáticas. Hacia
atrás, la movilidad del cóccix. Delante, el grado de la abertura de la ojiva
pubiana (moldeado de Sellheim) que normalmente tiene un ángulo recto
MOLDEADO DE SELLHEIM:
Es un procedimiento que determina el ángulo subpubiano estando la
embarazada en posición de litotomía (con las piernas flexionadas sobre el
tronco). Pulgares del explorador en abducción forzada, apoyados o palpando
las rama isquiopubianas. Deben formar un ángulo de 90º para considerarlo
normal (nos muestra la amplitud de la ojiva pubiana y también la separación
existente entre las tuberosidades isquiáticas), valores menores pueden hablar
de estrechez pelviana.
CONCLUCIONES
Entre los efectos en el feto de una estrechez pelvica se encuentra la
imposibilidad de encajamiento de la presentacion.
Ashton-Miller JA, DeLancey JOL: Anatomía funcional del suelo pélvico femenino.
Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York, 11001: 266–296 (2007).
http://www.misuelopelvico.com/2015/05/19/anatomia-funcional-del-suelo-pelvico-parte-
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