14-1. Alejandra Toscano, "La Crisis en La Ciudad" PDF
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-::C:--ap-:--i:-ta-:-l-r-eg~i:-st_ra_d:-0--------------------
(miles de pesos
corrientes) % de capital
Núm. de empresas
% por rango
1950
4.9
5 38
24 6.9
25 40 0.03
49 7.5
50 54 .1 2
249 9.2
250 184 .14
499 31.0
500 79 5.69
999 13.3
l 000 2 499 85 6.13
14.4 12.13
2 500 4 999 75
12.5
5 ººº y más 13
19
2.1
24.14
10.40
3.1
40.93
1970
500
501 999 2 214
64.2
1 ººº 7 999
2 ººº
1 999 515
393 14.9
6.3
7.8
8 ººº 19 ººº
11.4
258 26.2
20 ººº y más
7.5 2~.5
47
1.4 14.0
23
0.6 21.8
1978
99
100 499 2 064
32.0 l.O
500 999 l 844
l OOO l 999 28.6 5.6
l 027
2 000 15.9 7.8
5 000 4 999 710 11.0 9.8
9 999 452 7.0
10 0 13.4
0° 19 999 181
20 ººº y Inás 100
2.8 12.0
=------
1.5 12.8
74 1.2 37.6
FUENtEs· -------------------
. (1950 197 ·tal
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LA "CRlSJS" EN LA CIUDAD
159
. 1 s delega-
En 1979, cuando se ha consolidado la urbanización de ª . ue
. te de las colonias q_
Clones centrales , se olvida que la mayor par de invas1
. 'ón-expropia-
las integran surgieron siguiendo el proceso _ actualroente 1ª
'ó · · · d 1 área que ocupa t' erras
c1 n-regulanzac16n. S1 el 60% e . d d de ejidos o i á
ciudad de México fue alguna vez propie ba más reciente e_s t
sión ur ana dos 11e-
comunales, la historia de la expan terrenos ocupa . •en·
1
ligada al proceso de regularización de os f e uno de los cuni
'6 urbana u
galmente. Esa forma de expans 1 n
161
LA "clttlll" EN LA CIUDAD
tos sobre los que se levantó el sistema político PRM-PRI. Los efectos
urbanos de esa práctica política han sido mayúsculos. .
La resistencia inicial de las clases medias urbanas a ciertos ac-
tos de gobierno de los regímenes revolucionarios fue contrar~e~-
tada mediante una política favorable a las masas urbanas, o d1n-
gida a clases y grupos muy concretos. Cárdenas inaugura el pro-
ceso. Establece las primeras colonias proletarias repartiendo lotes
en terrenos expropiados. Entre 1938-1939, sobre terrenos invadidos,
se crean las colonias Alvaro Obregón, 20 de Noviembre, Mártires
de Río Blanco, Progresista, Revolución, Francisco Villa, Emiliano
Zapata, Gertrudis Sánchez, afectando a cerca de un millón y me-
dio de metros cuadrados que fueron incorporados al área urbana.
Mientras que en el campo se estimula la organización para la pro-
ducción en propiedades colectivas, en las ciudades la propiedad
individual fractura los terrenos de propiedad social, colectiva o
pública (ejidos, comunidades, tierras nacionales) y favorece su pri-
vatización.
Las regularizaciones de 1938-1940 no carecieron de selectividad
"urbanística". Se legalizaron las colonias situadas al norte de la
ciudad, mientras que se declararon ilegales -y se desalojaron a la
fuerza- las ocupaciones de terrenos al poniente (Hacienda de Los
Morales) y al sur. El destino urbanístico de esas zonas se reservaba,
desde entonces, a otros grupos sociales. En ese sentido, la acción
urbanística del gobierno de Cárdenas no contradice al proyecto de
segregación y zonificación planteado durante el porfiriato. Ade-
más, fuera de la propuesta de Cándido Aguilar de reformar el
artículo 27 constitucional con el fin de que se pudieran expropiar
terrenos urbanos sin edificar para ser dedicados a la construcción
de viviendas populares, no se registra en esa época ninguna otra
que, pudiera aso~i~rse ,ª una reforma urbana que prolongara las
poht1cas de mod1ficac1on de las relaciones de propiedad que afec-
taron a las zonas agrícolas.
Durante los gobiernos de Cárdenas y A vila Cama h
t' · c o se repar
1eron 50 mil lotes a colonos para la construcció d -
En 1943, cuando se integra la CNOP las manifestac· n e sus casas.
· . ' 10nes reún
tingentes de 150 colonias proletarias (a las ya . en con-
agregarse la Flores Magón, Jo. de May· 0 G mencionadas deben
p · • . , ra nada M 1· h
emtenc1aría, Feh~e Ángeles, Victoria de las ' ~ oacán,
C~nsulado, Deportiva Pensil, Fraternidad F J?emocrac1as, Río
~1ños Héroes). El reconocimiento de l ' ranc1sco l. Madero
c1ón de la propiedad, la autorización a ocupación, la legali y
para contar za-
' con serv1cios
·
ALEJANDRA MORI.:NO TOSCANO
162
públicos, fueron razones suficientes para ligar a los habitantes de
esas colonias con el PRM-PRI y asegurar su militancia.
En 1946 la práctica de negociación de títulos de propiedad a
cambio de participación en actos de masas solicitados por el parti-
do, tomó el nombre de "paracaidismo" (en clara alusiln a las ac-
ciones sorpresivas, dirigidas desde el al to mando, de la segunda
guerra mundial). El interlocutor principal de esos grupos era el
DDF, por ello suele atribuirse a la protección del regente en lo
personal, su surgimiento inesperado (como se atribuyó a Javier
Rojo Gómez la invasión del Rancho de San Juan Bautista en
1946, y a Alfonso Martínez Domínguez el reclutamiento de "hal-
cones''). La movilización de estos grupos de peticionarios ha servi-
do para los fines políticos más diversos: desde la salida del regen te
Uruchurtu, hasta la ocupación de los terrenos de Paseos de Tax-
queña que pertenecían a la cooperativa del periódico Excelsior.
La negociación de títulos de propiedad o de servicios públicos
facilitó la organización -con base territorial- de grandes contin-
gentes de trabajadores subempleados, desempleados o asalariados
no organizados en sindicatos. Las colonias proletarias han formad o
ligas o consejos que pronto se integran al aparato político del par-
tido, con una representación personalizada, pues nace del recono-
cimiento de las autoridades el éxito que tengan en las gestiones
de servicios urbanos. En esas circunstancias, las negociaciones, y
el apoyo a reivin~icacion~s. que _s,e obtienen, se ~~mitan a lo que
establezca la propia adm1mstrac10n. La declarac10n de lo que es
le o17al O ilerral
o
sigue manteniéndose como un derecho exclusivo
del Estado.
Después de 1950 este proceso de urbanización montado en la po-
lítica sufrirá algunas modificaciones. A partir de esa fecha intere-
sa más al partido oficial el apoyo de los grupos organizados. Se
retoma entonces la construcción de unidades multifamiliares des-
tinadas sectorialmente a burócratas, maestros, ferrocarrileros, elec-
tricistas, periodistas. Así se responde a la combatividad de los sin-
dicatos y a sus demandas por obtener mejoras indirectas al sala-
rio. Se negocia así, en concreto, la fidelidad política de los _secto·
res y se asegura la perpetuación de los dirigentes, al mismo uernpo
que se modifica la estructuración de la ciudad. Esos mismos pr~-
,· Ant1·
cesos se reflejan en algunas carreras del personal po1iuco. •
guos líderes de colonos acceden a cargos políticos del PRI Y terrni;
. • directore
nan su carrera como empresarios de fracc10namientos 0 . . das
d e 1.nst1tuc1ones
. .
crediticias ligadas a la construcci
·ón de v1v1en
producida por el Estado.
l6S
LA •·ausu" EN LA CIUDAD
CUADRO 2
SITUACIÓN DE LOS EJIDOS DEL DF E N 1972
LA REGULARIZACIÓN
LA VIVIENDA
LA LEY DE ASENTAMIENTOS
Los conflictos
banos que se
dominantes plantearon ent;e. el Es~ado y los grupos ur-
tuvieron
oposiciones se registraron e c~~;~enSUcas diversas. Las primeras
movidos contra el alza d ? ' en la forma de amparos pro·
e impuestos p d 1· 1 .
llegaron a conciliarse cuando los ~e ª es, pero los mtereses
esa manera se comparti'a
11 particulares aceptaron que de
con e1 Estad 0 l 1
el proceso de urbanización" M ,
. ºf . as tarde las
ª P usvalía generada por
d. . . .
ion a mam estarse detrás d contra 1cc1ones vo1v1e·
. . e1 argumento d l . .
n1stratrva del Estado para m . e a incapacidad adnu·
, . d ane1ar los se ..
PIicita e mercantilizar cad rvicios y la exigencia itn·
. ' a vez más l
coIect1vo.. Una etapa más crítº1ca d el enf ' os servicios
. de consuniº,
con motivo de la promulgaci· , d rentam1ento se presento
on e la le
h
umanos. Los desplegados de prensa quey l general . de asentamientos
.
ª impugnaron propore1°·
■! 9 cuí completo de los grupos empresariales in_.
- • y waa manifestación abierta por la defensa de sus interetel.
Aun cuando las reformas y adiciones al artículo 27 consti tucio•
ual no significaban un cambio en el régimen de propiedad del
suelo existente en las zonas urbanas, puesto que la propiedad pri-
,,ada sigue siendo lo principal y lo accesorio las modalidades que
se le aplican, el hecho de que pudiera quedar sujeta a usos, reservas
y destinos definidos por el Estado se consideró inaceptable. Nada
debía modificar las reglas que han favorecido la utilización ines-
tricta del suelo y del espacio con~truido como medio de acumu-
lación de capital.
La devaluación desnudó la arbitrariedad de esa acumulación
y la magnitud de las ganancias que se obtienen. Los contratos
de compraventa de casas en fraccionamientos -anticipándose en
muchos meses a la devaluación- estipulaban en una cláusula que
··por operar con u n préstamo exterior, en caso de variar la pari-
dad del peso, los contratantes absorberán la diferencia". De esta
manera las compañías fraccionadoras pretendieron cobrar u n 50%
de sobreprecio sobre casas ya vendidas. En 1978 se registraron 17
mi1 denuncias ante la Procuraduría Federa] del Consumidor, en su
mayoría contra las fraccionadoras FRISA y PRISA, ambas propiedad
de Paulino Rivera --1~orres, clásico especulador urbano, que ma-
neja en el Distrito Federal y estados aledaños más de 100 proyectos
(Bosques de Aragón, Las Alamedas, Cumbres de San Mateo, Villa
de las Flores, Las Plazas [Coacalco], Arcos del Alba, Lomas d e
Cocoyoc, entre otros).
. . r les
de la práctica
Lo anterior, aunque incompleto, d1bup 1os peri_ . . de la
palltico-económica que ha construid? la h1stori~ _reoente lítica
ciudad de México, así como la necesidad de defm1r un~ po
urbana alternativa. La revisión de los programas de acción plan-
teados por los partidos políticos registrados para la lucha electo-
ral de 1979, adquiere, por ello, especial interés. Las respuest~s, a
una encuesta de tres puntos publicadas recientemente, nos serviran
de limitada referencia para analizarlos. .
Algunas propuestas encaran la necesidad de establecer roecams-
mos de control del mercado de tierras mediante varios procedi-
mientos: reglamentación del destino de los inmuebles mediante
planes urbanos (PAN, PPM); redefinición de los impuestos espe-
ciales para asegurar que el plusvalor que generan las mejoras
materiales sea absorbido por el Estado (PsT); establecimiento de
precios tope a los terrenos (PcM) o a los 1racóonamientos (PDM);
y a través del c~ntrol de la compraventa de terrenos (PsT). Re~pec-
to, a la, producción del espacio construido, las propuestas resultan
au~ ~as generales. Se señala que el Estado debe intervenir en la
act1,;1_1dad de ~as. co~structoras: ~~quidándolas (PPM) o declard.ndo
d~, mterés publico la producc1on de materiales para la construc-
cwn_ ,(PP~)- T~~b~én se pide que el Estado intervenga en la pro-
moc10n
ción d lmmob1hana (PDM). En relación con la vivien . . d a, a excep-
e PCM que propone estimular la construcción de . . d
para renta y a· t . , VI v1en as
la b d 1 . JUS ar su precio segun un porcentaje calculado sobre
ase e mgreso del trabajador, los demás art" d
mas de acceso a la propiedad declar ---¿ ·-· p -. I - os _P.r?ponen for-
casas de alquiler después de d an. o obh~atona la venta de
' un eterm1nado tiem 1• . .
que 1a renta (PsT, PDM), o declarando - . P?,. a 1nqu1hno
mos- que "el arrendamiento deb s1~ e_spec1hcar mecanis-
apropiación" (PAN) o que "la e ~e~ sust1tu1do por formas de
(PR~)- Al referirse a la viviendac~:: te -~ ser de quien la habita"
mac1ones son mayores s rm a por el Estado 1 .
constitucional al .. que las proposiciones: se af1'r ' as abr-
. a v1v1enda (PsT) 1 b . ma el de h
porc1onar vivienda a l . ' a o ligación del E rec o
timular la construcció o~ tr~b~pdores (PsR) y la st~do de pro-
ras al trabajador que ~a :dv1v'.enda otorgando faci~~cel1da~ de es-
n; rebasan los marcos de ~mera, ~PAN). Todas estat e_s fmancie.
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Abreviaturas utilizadas