El Tiempo

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  LA ESCRITURA DESATADA |

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6 El tiempo es un reloj a medida

Hay un tiempo de producción, durante el cual y otras que se resisten y tardan cinco o seis horas
el autor está escribiendo una historia. Ese tiem- en ser escritas. Si nos damos vacaciones entre
po es muy variable, porque depende de la exten- página y página, aunque nos sean necesarias, no
sión de la historia (no será lo mismo un relato deberíamos contar ese tiempo como tiempo de
de dos páginas que una novela de ochocientas) producción, sino, en todo caso, de gestación.
y, también, de la velocidad de escritura y la de-
Lo que, al margen de la historia, le ha ocurrido
dicación.
al autor en su vida real mientras escribe, no debe
Por término medio, una novela de 250 páginas afectar a los personajes que viven en el interior
puede tardarse en escribir y corregir cerca de dos del texto. Son universos con tiempos divergen-
años. Si el escritor se dedica en exclusiva, ocho tes, los del autor, los personajes y el lector, y cada
horas diarias, a la escritura de esa novela, enton- uno de ellos obedece solo a sus propias leyes y a
ces el tiempo de producción puede ser de tres o sus particulares calendarios.
cuatro meses. Aunque siempre habrá escritores
Hay otro tiempo que atañe a la escritura, y es el
capaces de escribir novelas en una semana ( Jordi
tiempo de lectura.
Sierra i Fabra, Simenon, Corín Tellado...), no es
lo normal. Como tampoco es normal que Er- El tiempo que tarda un lector en leer un libro.
nesto Sábato tarde trece años en escribir cada Y pasa un poco de lo mismo: no vale decir que
nueva novela. Pero si alguien tarda más de cinco una persona tardó en leer La metamorfosis quin-
años en escribir una novela, entonces es que han ce años, porque su tiempo de lectura (y ahí sí
pasado meses y años completos sin tocar una lí- depende de la velocidad de lectura) varía entre
nea del manuscrito. la media hora y las dos horas. No más.
Si yo hoy escribo los cuatro primeros versos de El tiempo de lectura es importante, y debe ser
un soneto, y dentro de veinte años escribo los tenido en cuenta por el escritor, tal y como ad-
diez siguientes, supongo que mentiría si afir- vierte Edgar Allan Poe cuando habla de la uni-
mara que he tardado veinte años en escribir el dad de impresión.
soneto, aunque ese haya sido el plazo entre el El ritmo interno de un relato o novela no depen-
inicio y el fin. Página a página, digamos que una de de lo que hayamos tardado en escribir, sino
velocidad razonable es la de una página cada tres de la lectura convencional de un lector medio.
horas. Habrá páginas escritas en veinte minutos,
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Tiempo interno apenas hay movimientos, y las descripciones y


pensamientos de los personajes invaden las pá-
La historia que se narra, desde que empieza has- ginas.
ta que termina, trascurre en un espacio de tiem-
Los sucesos que se narran, según si siguen un or-
po determinado: unos minutos, horas, días o
den histórico o no, conforman el tiempo interno
años. El Ulises de Joyce transcurre en un solo día
del relato —lineal, inverso, circular, comienzo
(el 16 de junio de 1904, en la ciudad de Dublín),
in media res, con o sin retrospecciones, etc.—.
mientras que Cien años de soledad se extiende a lo
Es el orden de las secuencias que va hilando el
largo de un siglo completo. Es el tiempo interno
narrador lo que condiciona la estructura de la
del relato o novela.
narración, mucho más que el punto de vista o
Habitualmente, el tiempo de lectura es inferior el espacio.
al tiempo interno de de la historia, porque los
Las oraciones simples, los verbos de acción y el
acontecimientos que en él se narran se compri-
tiempo verbal presente dan más sensación de
men, hay elipsis y saltos de tiempo, y el narrador
apresuramiento y velocidad. Las oraciones lar-
solo nos cuenta los acontecimientos pertinentes
gas, subordinadas y el tiempo verbal pasado, por
para la comprensión de la historia. Los persona-
contra, favorecen la idea de la morosidad tem-
jes se echan a dormir y se despiertan en la línea
poral. En vez de marcar literalmente los saltos
siguiente. No hace falta describir en detalle las
de tiempo:
vueltas que da en la cama, los ronquidos y los
sueños que no recordará. Cinco años más tarde, Antonio regresó a casa...
En ciertas ocasiones, el escritor intenta que el
tiempo de lectura coincida con el tiempo in- Puedes hacer sentir el paso del tiempo por otros
terno de la historia. Es el caso del Ulises, que si factores externos y visibles:
alguien lo leyera sin interrupciones (ni siquiera
para comer), aproximadamente tardaría en leer- Cuando Antonio regresó a casa, el barrio había creci-
lo el tiempo que Leonardo Bloom pasa en su do sin control, y un pretencioso edificio de aluminio
recorrido errático por las tabernas de Dublín. y cristal ocupaba el lugar de la antigua fábrica de
lejía...
O Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes: el
lector puede acompañar en tiempo real a Car- Los personajes envejecen, regresa la época de las
men, en ese largo monólogo ante el cadáver de nieves, los niños crecen y las arrugas se multi-
su marido. plican.
Y por último, y bastante más infrecuente, la na-
rración puede ocupar un tiempo inferior al de Tiempo objetivo y subjetivo
lectura. Los acontecimientos pasarán muy len- Dentro del tiempo interno del relato hay que
tamente ante el lector, con la sensación a veces distinguir también dos tipos de tiempos muy
de que el tiempo se ha detenido. Es difícil no diferentes.
cansar al lector con este tiempo lento, en el que
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El tiempo vivido por los personajes puede ser


objetivo (cronológico), marcado por la medi-
Trucos de escritor
ción imparcial de los relojes. Sería un tiempo Cuando escribas, ten siempre en cuenta el plan
histórico y externo. que previamente te has trazado, aunque tengas
solo un proyecto aproximado de esa historia que
Una escena puede comenzar a las nueve de la
cuentas. Y no pierdas de vista en ningún mo-
mañana y terminar a las nueve y cuarto, y ha-
mento lo que ha pasado antes y lo que va a pasar
brán pasado quince minutos en los relojes de los
después. Medita sobre qué detalles del pasado
personajes.
o del futuro podrás darle a conocer al lector en
Y el tiempo subjetivo (psicológico), en el que, cada instante del presente de la narración, y en
al igual que nos sucede a nosotros en la vida real, qué medida —si total o solo parcialmente—
unas veces parece que transcurre más deprisa, y conviene que vayas entregándoselos. Aprende a
otras nos desespera por su aparente lentitud. ponerte en el lugar de lector: trata de prever sus
Dos personajes, simultáneamente y en el mismo reacciones ante cada uno de esos cambios.
lugar, pueden tener dos percepciones del paso
del tiempo radicalmente distintas: para uno de Lo que opinan...
ellos, que está esperando la nota de un examen
final, ese cuarto de hora puede durar muchísi- Emma [Madame Bovary], prisionera de su peque-
ña vida provinciana, alberga el sentimiento de que
mo, mientras que otro puede estar desperezán-
los días y los meses se acumulan unos sobre otros
dose en la cama sin conciencia del transcurso del como los varios pisos del gorro de Charles o del
tiempo. pastel de bodas: un tiempo cíclico ritmado por el
Para dar la sensación de que el tiempo trans- tintineo de la campana rajada o por el paso de las
curre lentamente, no es suficiente con decirlo, estaciones y del que ella sólo podrá evadirse con el
como haríamos con esta frase: suicidio. Pero, además de esta oposición de tiempo
cíclico vivido y de tiempo imaginario proyectado,
Flaubert utiliza con virtuosismo los aceleramientos
Las horas pasaban lentas y vacías, un minuto detrás
(el recorrido en coche de punto de Emma y León),
del otro hasta llegar a sesenta, en la soledad del los remansamientos (el cortejo fúnebre del final, en
castillo... oposición al cortejo nupcial del comienzo) o los cam-
bios de ritmo (la escena de los comicios agrícolas).
Es preferible acumular gestos repetidos y mo- R. Bourneuf y R. Ouellet: La novela
nótonos para que el lector perciba la lentitud del
tiempo:
Un texto de Martín Gaite
Sacó la pitillera de plata, desgastada por el uso, y
empezó a liar otro cigarrillo con gestos mecánicos A lo largo de mi vida, he sentido de un modo
y parsimoniosos. Ya no recordaba cuánto tiempo perenne y casi físico la envoltura del tiem-
llevaba allí sentado, pero debía ser bastante a juzgar po dentro del cual me muevo inarmónicamen-
te, como en un traje no adaptado a mi medida.
por el agarrotamiento del muslo izquierdo...
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Y a veces me he revuelto contra tanta incomodidad. mo hace el narrador protagonista. La subjetivi-


dad del personaje saca a la luz en este fragmento
Otros han adaptado el tiempo a su medida, lo su atormentada relación con el tiempo dentro de
cual quiere decir que han conseguido olvidarlo. esa compleja formulación psicológica que expre-
No sienten esa ropa sofocante y embarazosa por- sa su manera de estar, de sentirse en el mundo
que no les cuelga por todas partes ni les tira en las que le rodea, distinguiéndose en su discurso esos
costuras, como a mí. Esto consiste en que han lle-
dos planos: uno de ellos, existencial, que implica
nado los huecos de su tiempo, lo han empleado.
un comportamiento subjetivo ante un mundo
La primera tentativa voluntaria de emplear mi tiempo abierto que le compromete, el mundo cotidiano
se registra más o menos a los diecinueve años, cuando en el que agoniza; otro, meramente narrativo: de
Bernardo ya llevaría unos tres ganando dinero. Quise distancia, en el que toca asuntos cerrados, ac-
buscar un empleo también yo: el que fuera. Se trataba ciones que comenta pero que no le afectan, con
de echar al tiempo otra comida cualquiera para de- las que él no tiene que jugarse nada. El narrador
fenderme de su merodeo y zarpazos sobre mí mismo. en primera persona pone de relieve las acciones
miradas de un primer plano y las acciones co-
Un día fui a ver a Bernardo, que trabajaba en una libre- mentadas en un plano de fondo.
ría de la calle de Narváez, y le comuniqué mi decisión.
Se quedó muy confuso y, al pronto, no me contestó.
Carmen Martín Gaite: Ritmo lento Es como...
La hipnosis, un estado en el que es posible volver
a través del tiempo e indagar en el subconsciente
Desentrañar el texto y en la memoria. Las imágenes se hacen vívidas
La historia de David —la que relata Carmen y muchos recuerdos perdidos surgen, como si
Martín Gaite en Ritmo lento— incluye muchas por primera vez los experimentara. O a la bola
de las desesperadas reflexiones que sobre sí mis- de la bruja: saber no solo lo que ha sucedido,
sino también lo que sucederá. Dejarse transpor-

tar hasta el futuro, para después volver, y saltar otra vez hacia delante, y de nuevo hacia atrás. Como
si poseyéramos los secretos de una enigmática máquina del tiempo.
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Dicho en otras palabras • o hace un inquietante viaje en ascensor,


• o escucha el sonido amenazante del teléfo-
1. A la hora de escribir, conviene que tengas
no,
bien diferenciados los relojes que marcan
los distintos tiempos: el de producción, el • o está a punto de caer por un acantilado.
de gestación de la historia, el que marca el Muestra el titubeo, los gestos nerviosos y la in-
ritmo del relato y el que emplea el lector. El decisión.
tiempo interno del relato o novela pocas ve-
ces coincide con el de la lectura.
Extensión recomendada
2. Una prosa distribuida en frases cortas, en
600 palabras
tiempo presente y con verbos de movimiento
dará la sensación de agilidad; mientras que
las oraciones compuestas, el uso del tiempo
pasado y los verbos de pensamiento evoca-
rán un paso del tiempo más lento.
3. Deja que las descripciones hablen del paso
del tiempo. No cronometres los hechos, ni
caigas en los extremos de atropellar o amo-
dorrar al lector.
4. Convierte tu relato en una máquina progra-
mada para llevar al lector a un viaje placen-
tero a través del tiempo en tu relato.

Ahora te toca a ti
Un minuto de tensión
Describe un momento de tensión, de apenas un
minuto, pero vivido con lentitud exasperante.
Un momento de duda, de amenaza, de tránsi-
to, de toma de decisiones, de dolor o de espera,
como por ejemplo:
• Alguien espera que salga el cirujano para
conocer los resultados de una operación,
• o llama a la puerta de su casa después de
muchos años de ausencia,

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