Resumen de Fisica Video Bio 3
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Resumen de Fisica Video Bio 3
Hablaremos mas detalladamente de la estructura interna de nuestro Sol, las estrellas no son tan
diferentes a él mientras transcurre la etaa de la madurez. Se puede notar una diferencia (mayor o
menor). Pero nos centraremos en el Sol por dos razones: por que es una estrella tipoca , ni muy
grande, ni muy pequeña. Por otro lado, la que conocemos mejor, con mucha diferencia
Una estrella típica es una esfera casi perfecta hecha de hidrógeno, helio y otros elementos.
Nuestro Sol, por ejemplo, está achatado sólo 10 km en los polos respecto al ecuador, comparado
con un diámetro medio de 1.400.000 km, más de 100 Tierras. La estrella tarda 25 dias, y su masa
es tan grande que su fuerza gravitacional es mucho mas grande.
Cuando la estrella entra en la secuencia principal (empieza a fusionar hidrógeno) suele estar
hecha casi totalmente de este elemento, salvo que se haya formado a partir del “cadáver” de una
estrella anterior que tuviera mucho helio. Poco a poco, según lo va consumiendo, va teniendo
más helio y menos hidrógeno. Nuestra estrella tiene aún un 74% de hidrógeno, y ya ha
acumulado un 25% de helio, el 1% restante son otros elementos como oxígeno y carbono.
En estrellas más grandes que el Sol (que tienen condiciones más extremas y abundancia de otros
elementos además del hidrógeno y el helio) es más común un proceso diferente, denominado
ciclo CNO o ciclo carbono-nitrógeno-oxígeno. tiene seis pasos. son todos muy similares, pero
básicamente se produce la fusión de un protón con carbono-12 para dar nitrógeno-13, que se
desintegra en carbono-13, un positrón y un neutrino; el carbono-13 se fusiona con otro protón
para dar nitrógeno-14, que se fusiona con otro protón para dar oxígeno-15, que se desintegra en
nitrógeno-15, un positrón y un neutrino; el nitrógeno-15 se fusiona con otro protón para dar
carbono-12 y helio-4. En cada uno de estos pasos, por supuesto, se liberan fotones muy
energéticos.
Lo curioso del asunto es que hay muchos elementos involucrados, en un paso se consume
carbono-12, que se produce en otro paso. El nitrógeno-13 se produce en un paso y se consume
en otro. Y lo mismo pasa con todos los demás elementos involucrados excepto el hidrógeno y el
helio, de manera que si “sumas” todas las reacciones de fusión del ciclo, al final lo que pasa es
que se consumen núcleos de hidrógeno (protones) y se produce helio-4. Los demás elementos
actúan de “catalizadores”, haciendo que este tipo de fusión sea más rápido que en su ausencia.
Cualquiera que sea el proceso (la cadena protón-protón o el ciclo CNO), al final lo que sucede es
que va desapareciendo el hidrógeno y va apareciendo helio. Al ser el helio más denso que el
hidrógeno, la estrella se va comprimiendo poco a poco y, a la vez, calentándose. Además, en
estas reacciones de fusión, se liberan ingentes cantidades de neutrinos y de fotones. Estos dos
tipos de partículas sufren destinos muy diferentes: los neutrinos atraviesan la estrella sin casi
darse cuenta, y salen de él a la velocidad de la luz. Sin embargo, el interior de las estrellas es de
una densidad gigantesca: los fotones recorren unos pocos milímetros antes de ser absorbidos por
cualquiera de los núcleos atómicos que los rodean.
Desde luego que no (o no brillarían). Los fotones son absorbidos, de modo que “calientan” la
región en la que se producen. Estos núcleos atómicos liberan la energía que han absorbido en
forma de más fotones (normalmente, más fotones de los que absorbieron, pero con menos
energía cada uno), que salen despedidos en todas direcciones. Estos nuevos fotones recorren
unos pocos milímetros y son absorbidos de nuevo. Poco a poco, algunos fotones van logrando
salir a capas más externas de la estrella. Al final, desde luego, salen, pero tardan muchísimo
tiempo: la luz que vemos al mirar al Sol son fotones que fueron liberados por núcleos que
absorbieron fotones, que fueron liberados por núcleos y así hasta el fotón original producido por la
fusión en el núcleo. Aún no sabemos cuánto tiempo, pero sí que, como mínimo, es de 17.000
años .
Fuera del núcleo ya no se produce la fusión: la temperatura sigue siendo increíblemente alta, pero
se debe simplemente a la radiación emitida por el núcleo, la temperatura va disminuyendo. Esta
región del exterior del núcleo suele dividirse en dos partes diferentes: la zona radiante y la zona
convectiva. Dependiendo del tamaño de la estrella, la zona radiante puede estar primero y,
rodeándola, la zona convectiva (como es el caso del Sol), o al revés. De hecho, si la estrella es
muy pequeña, como una enana roja, puede ni siquiera existir la zona radiante.
La única diferencia entre ambas zonas es que en la zona convectiva, como su propio nombre
indica, se produce convección: hay movimientos del fluido, algunas veces muy violentos y
turbulentos, de modo que parte de la energía térmica sale hacia el exterior, no por radiación, sino
en forma de masa de gas muy caliente. Por eso, la superficie de las estrellas como nuestro Sol no
está a una temperatura uniforme ,en las zonas en las que asciende material muy caliente es
mayor. En la zona radiante, por el contrario, apenas hay movimiento de la masa estelar: la mayor
parte de la transferencia de energía de dentro hacia fuera se produce por radiación.
Independientemente del orden de estas dos zonas, llegamos por fin a la superficie visible de la
estrella, lo que realmente vemos de ella: la fotosfera. La fotosfera está tan lejos del núcleo que
está muy fría, relativamente hablando: en el caso del Sol, a unos 6.000 K.
Sin embargo, a partir de ahí las cosas se vuelven extrañas: la temperatura aumenta. Estamos en
la cromosfera, llamada así porque durante un eclipse de Sol puede verse brillar en varios colores.
hablar de temperatura aquí es algo relativo, pues la densidad es muy pequeña. Pero los átomos
que hay se mueven muy rápido (hasta llegar a los 100.000 K en la cima de la cromosfera).
La corona de nuestra estrella acaba más o menos a un 10% de la distancia entre el Sol y
nosotros, y a partir de ahí se encuentra la capa más externa de su atmósfera: la heliosfera, que
llega más allá de Plutón. Las sondas Voyager van a ser los primeros objetos construidos por el
hombre en salir realmente de nuestra estrella - ya están en la heliopausa, la frontera entre la
heliosfera y el medio interestelar.
Esta estructura estelar que hemos descrito se mantiene, aunque poco a poco la estrella aumente
de temperatura y se comprima, hasta que el hidrógeno del núcleo se va acabando y sólo queda
helio. Entonces, la estrella abandona la secuencia principal e inicia el camino hacia su “muerte”.
Sin embargo, es ahora cuando las cosas pueden tomar rutas muy diferentes, dependiendo del
tamaño de la estrella.
si la estrella es muy pequeña la fusión es tan lenta. Se piensa que estas estrellas tan pequeñas
mueren igual que vivieron.
VIDEO Nº7
En este video pudimos ver la formación de gigantes rojas, un proceso que nos va a interesar ya que nuestro
Sol será una de ella en 5.500 millones de años.
Recordaremos el formación deuna enana blanca: la estrella ha consumido todo el hidrógeno del núcleo, que es
ahora una bola de helio rodeada del resto de la estrella (hidrógeno).
La estrella se va comprimiendo, a un tamaño mas grande, hasta que el hidrogeno rodea al nucleo , este se calienta
que da como resultado un renacimiento. Cuando llega a esta etapa ya no es un nucleo, es una capa externa que
rodea al nucleo. El hidrogeno se calentó a temperatura mayores.
Como consecuencia se obtuvo una estrella, con nueva energía a raíz de la fusión externa. Esta se encuentra caliente
y consume mas hidrogeno que en etapas anteriores. El proceso se invierte: en ves de consumirse, la estrella se
expande con mayor rapidez. Sin embargo esta expansión da como consecuencia una efecto contrario, la estrella se
enfria según se expande, hasta que la temperatura de la superficie disminuye.
Lo que obtendremos es una gigante roja, una estrella de gran tamaño pero demasiado fría en su superficie, la
cual suele brillar con una luz de coloracio rojiza o anaranjada. una gigante roja puede no estar muy caliente
en su superficie, pero brilla con gran potencia, ya que su superficie es grande comparada con la estrella
original. Si biense llaman “gigantes” por su tamaño, estas estrellas no tienen más masa de la que tenían
antes de convertirse en gigantes sino que tienen menos, como resultado de la fusión.
Cuando el Sol, haya consumido el hidrógeno del núcleo y se convierta en una gigante rojas. Para llegar aqui
el Sol habrá perdido bastante masa y los planetas se habrán ido alejando de la estrella. Pero tan cerca de la
superficie solar que la vida será imposible por las elevadas temperaturas.
Este proceso no terminara ahí, sino que la capa de hidrógeno que rodea el núcleo se va convirtiendo en
helio, la zona central de la estrella se comprime y calienta, ya que el helio es mas denso que el hidrógeno,
hasta que se alcanza una temperatura suficientemente alta como para que el propio helio empiece a
fusionarse. Lo que sucede entonces puede parecer contradictorio: el núcleo se expande, pues se ha
calentado mucho, pero la estrella es de un volumen tan enorme que las capas exteriores casi no sufren
cambio. Pero , al no haber ya un núcleo de helio muy denso, la fusión masiva del hidrógeno alrededor de él
disminuye, osea que la cantidad de energía producida por la estrella en su conjunto disminuye.
Como resultado, la estrella se contrae otra vez y se va calentando según se comprime. Es como si la estrella
volviera a su juventud. Lo que sigue entonces es una especie de espiral hacia el fin de la estrella: al
contraerse y calentarse, el helio del núcleo y el hidrógeno que lo rodea vuelven a fusionarse a mayor
velocidad, disparando otra expansión. Pero cada vez hay menos hidrógeno y menos helio, y cada vez los
cambios son más violentos.
En el núcleo de helio de estas estrellas “maduritas”, cuando la presión y la temperatura son las necesarias,
los núcleos de helio (partículas alfa) se unen para formar berilio.
Si bien este berilio formado es muy inestable, cuando se está produciendo al ritmo suficiente a algunos
núcleos de berilio les da tiempo para volver a unirse a otra partícula alfa y producir carbono.
Y es en esta segunda reacción de fusión donde se produce la mayor parte de la energía del proceso triple
alfa.
La reacción “lateral” del proceso triple alfa, estas estrellas también producen algo de oxígeno cuando el
carbono formado vuelve a unirse a otro núcleo de helio.
En el proceso proceso triple alfa se produce más rápido cuando mayor es la temperatura, pero no aumenta
de velocidad linealmente con la temperatura. Sino que con la temperatura elevada a una potencia de 30. De
ahí que si cualquier condición varía levemente en el núcleo de helio y la temperatura aumenta, aunque no
sea mucho, el proceso puede acelerarse de manera brusca, produciendo energía más rápidamente, que
aumenta la temperatura.
Por eso, a veces, las estrellas que están fusionando helio en el núcleo empiezan, de repente, a consumirlo a
una enorme velocidad, y en minutos pueden perder cantidades ingentes de helio y producir una intensa
emisión de energía, lo que se denomina un flash de helio. En les.
De hecho, para una estrella de una masa similar a la del Sol, estas expansiones y contracciones se hacen tan
violentas que son verdaderas convulsiones, en cada una de las cuales la estrella pierde parte de su materia,
como una cebolla que se sacude y va perdiendo capas y más capas. Al final, prácticamente toda la masa de
la estrella se ha ido perdiendo en el espacio, rodeando lo que un día fue la joven estrella de la secuencia
principal en forma de nebulosa planetaria . En el centro de esa enorme nube de materia está el núcleo de la
estrella, en el que la fusión ya se paro , y se mantiene sin colapsarse por la presión de electrones
degenerados: una enana blanca.
Sin embargo, el Sol no es una estrella demasiado grande. Incluso en su fase de gigante roja será una estrella
de lo más normalito. Otras estrellas más grandes se expanden hasta tamaños difíciles de imaginar para
nosotros. Son las supergigantes rojas, estrellas cuyo radio puede alcanzar más de 1500 veces el del Sol.
estrellas tienen un volumen tan desproporcionado que, en su mayor parte, son de una densidad minúscula,
menor incluso que la del aire, pero la masa total sigue siendo enorme.
La vida privada de las estrellas - Estrellas de
neutrones
una enana blanca no tiene forma alguna de producir energía mediante la fusión: lo único que evita que se
colapse completamente debido a la presión gravitatoria es la presión de electrones degenerados, pero esto
tiene un límite, el límite de Chandrasekhar. Si se sobrepasa ese límite, la gravedad es tan grande que supera
la presión de electrones degenerados y la estrella sigue comprimiéndose más y más. Sin embargo, el colapso
total en forma de agujero negro no es inevitable. Lo que se tiene entonces es un objeto astronómico
fascinante, extraño y en gran medida desconocido: una estrella de neutrones.
Las estrellas de neutrones se da como resultado de una supernova, aunque no todas las supernovas producen
una estrella de neutrones. Lo que sucede entonces depende, de cómo de grande es lo que queda: si tiene
menos de 1,4 masas solares, se convierte en una enana blanca y brilla cada vez más tenuemente durante
eones.
cuando la estrella original era muy grande ( 1,4 y 2,1 masas solares). no puede ser una enana blanca porque
pesa demasiado, y la presión de electrones degenerados no es capaz de contrarrestar la presión gravitatoria.
Lo que queda de la estrella se comprime más: en el centro, la presión es tan grande que desase los átomos.
Los electrones caen al núcleo y se combinan con los protones mediante la desintegración beta inversa, en la
que se producen neutrones y se liberan neutrinos al espacio.
Francamente, no sabemos muy bien en qué consiste esta especie de “sopa de neutrones”, pero sí por qué la
estrella deja de comprimirse cuando los neutrones se acercan mucho unos a otros: lo que sucede es casi lo
mismo que sucedía con los electrones en las enanas blancas. Al acercarse mucho unos a otros, la posición de
los neutrones está muy definida; pero el principio de incertidumbre de Heisenberg indica que, entonces, su
velocidad tiene una enorme indeterminación. Dicho en otras palabras, al saber muy bien dónde están los
neutrones, éstos pueden tener casi cualquier velocidad que podamos imaginar, en un rango muy grande: por
lo tanto, chocan entre ellos violentamente y detienen la compresión de la estrella.
Sin embargo, para que esto ocurra los neutrones tienen que estar muy cerca unos de otros. Es muy difícil
para nosotros imaginar realmente la densidad tan gigantesca que es necesaria. Para que te hagas una idea,
una estrella de neutrones tiene la masa de unos dos Soles. Sin embargo, su radio es de unos 10-20
kilómetros (el del Sol es de unos 700.000 km). ¡La masa de dos Soles con el tamaño de una ciudad! Los
neutrones están tan cerca que prácticamente se tocan: una pequeña canica de 1 cm de radio con esta
densidad pesaría cuatro mil millones de toneladas. Al igual que sucedía con las enanas blancas, cuanto
más masiva es la estrella de neutrones más tiene que comprimirse para compensar la presión gravitatoria, de
modo que aunque parezca raro, cuanto más pesa, más pequeña es. La materia está tan comprimida en las
capas profundas que su densidad es prácticamente la del núcleo atómico.
Ahí radica, por supuesto, gran parte de nuestro desconocimiento acerca de este tipo de estrellas – lo que hay
dentro está tan lejos de cualquier cosa que podamos experimentar que sólo tenemos modelos teóricos para
explicarlo. De hecho, puede haber cosas aún más raras que esta “sopa de neutrones apretados” dentro de una
estrella de neutrones: podría haber aún algunos electrones y protones mezclados con los neutrones,
partículas inestables que en otras condiciones desaparecerían en fracciones de segundo, como piones y
kaones, o tal vez los propios neutrones pierdan su estructura y se tengan quarks libres. Algunos modelos
incluso predicen la existencia de estrellas extrañas, compuestas únicamente de quarks strange y antistrange.
Sin embargo, las observaciones realizadas hasta ahora no nos permiten descartar ni confirmar ninguna de
estas hipótesis.
Una estrella de neutrones es tan enormemente densa que la gravedad en su superficie también es difícil de
imaginar: es unos tres billones de veces más intensa que sobre la superficie de la Tierra. Prácticamente nada
puede escapar de ellas: la velocidad de escape en su superficie puede llegar a ser, en las más masivas, de
hasta 240.000 km/s. ¡El 80% de la velocidad de la luz! Si no lo has leído aún, te recomiendo que eches un
ojo al artículo sobre el pozo intuitivo para que te hagas una idea de lo tremendo de esa cifra.
Pero la gigantesca densidad de estos cadáveres estelares no es lo único exagerado, ni lo único que –al menos
a mí– resulta difícil de asimilar. Su velocidad de rotación es también escalofriante. Piensa en un patinador
sobre hielo, girando sobre sí mismo con los brazos extendidos: según los acerca a su cuerpo, gira más
deprisa por el principio de conservación del momento angular. De hecho, suelen utilizar esa técnica (acercar
mucho los brazos y las piernas al eje de giro) para dar vueltas muy, muy rápido.
Bien, ahora imagina lo que sucedería si el Sol, que da una vuelta sobre su eje más o menos cada mes, se
comprimiera hasta tener 10 km de radio. Es como si un patinador con una envergadura de dos metros se
comprimiera hasta veinte micras de diámetro. La velocidad de giro aumenta hasta valores casi
inimaginables: la estrella de neutrones puede dar vueltas hasta varios cientos de veces por segundo. Un
punto de su superficie puede estar moviéndose alrededor del centro a velocidades de hasta 70.000 km/s. De
hecho, las estrellas de neutrones que giran muy rápidamente se achatan en los polos, a pesar de su enorme
gravedad, debido a esta velocidad de vértigo.
Sin embargo, puede que te estés preguntando cómo diablos sabemos que estas estrellas existen. Desde luego,
casi en el momento en el que se descubrió el neutrón (en 1932) ya se postuló la existencia de objetos
estelares de este tipo, pero hay un problema: su tamaño. Una estrella de neutrones no sufre la fusión, sólo
brilla por la temperatura de su superficie, y es tan minúscula que la potencia total emitida es muy, muy
pequeña. Imagina un objeto de 10 km de radio a varios años-luz de nosotros: sería prácticamente imposible
verlo… si no fuera por dos razones afortunadas.
La primera es el efecto combinado de la enorme densidad de estas estrellas con su intensísimo campo
magnético: piensa en los protones y electrones de la superficie girando alrededor del centro a velocidades
tremendas y el campo magnético que pueden generar mediante su movimiento. Cuando se acercan a la
estrella partículas desde el exterior (por ejemplo moléculas de gas o polvo interestelar), aceleran a
velocidades extremas: ¡están cayendo a un objeto con una gravedad increíble! Además, realizan espirales
cerradísimas hacia los polos magnéticos de la estrella. Desde luego, cuando impactan contra la superficie de
la estrella cualquier posible estructura que tuvieran (por ejemplo, molecular) se destruye y se descomponen
en protones, neutrones y electrones. Pero lo importante para nosotros es que los polos magnéticos son
lugares muy violentos en una estrella de neutrones: emiten chorros de radiación que puede ser de
radioondas pero también “dura” (rayos X y rayos gamma), como si fueran cañones de radiación
electromagnética muy intensa y muy dirigida.
La segunda razón es que, por razones que no entendemos bien, los polos magnéticos de muchas estrellas de
neutrones no coinciden con el eje de giro. El resultado es que los “cañones de radiación” de los polos
magnéticos no apuntan siempre en la misma dirección, sino que giran con la estrella a velocidades
tremendas – como he dicho antes, hasta cientos de veces por segundo.
Es posible entonces que, mirando hacia un punto determinado del firmamento, recibamos un “chorro” de
rayos X… pero sólo durante un instante. El chorro aparece cuando el polo magnético de la estrella mira
hacia la Tierra, pero deja de apuntarnos en una milésima de segundo según la estrella gira, para aparecer de
nuevo cuando el mismo polo vuelve a apuntar hacia la Tierra. Lo que percibimos entonces desde ese punto
del cielo son pulsos de radiación con un período muy exacto, repetidos una y otra y otra vez (lo que se
conoce como “efecto faro”) cada vez que el chorro “nos mira”. Por eso este tipo de estrellas de neutrones
“pulsantes” se denominan púlsares, y en este caso (si tenemos suerte y la estrella está orientada de manera
adecuada) sí podemos detectarlas y analizar su velocidad de giro.
Aquí puedes ver un diagrama esquemático de un púlsar, con las líneas de campo magnético en blanco, el eje
de giro en verde y los dos “chorros de radiación” de los polos en azul:
El telescopio de rayos X Chandra ha obtenido imágenes espectaculares de algunos púlsares, como ésta del
púlsar de Vela, en la que puedes ver los dos chorros de radiación (uno más brillante dirigido hacia la
izquierda y abajo, y otro más largo y menos brillante hacia arriba y la derecha):
Como he dicho, la naturaleza exacta del interior de estas estrellas nos es, en gran medida, desconocida. Lo
mismo sucede con el por qué y el cómo se producen los chorros de radiación en los polos. En palabras de
Werner Becker, del Max-Planck-Institut für extraterrestrische Physik,
La teoría de cómo los púlsares emiten radiación está aún en su infancia, incluso después de cuarenta años de
trabajo.
Todavía siguen descubriéndose nuevos púlsares, y cada pieza de información que logramos obtener de ellos
nos acerca más a entenderlos. El más rápido de todos los que se han visto,PSR_J1748-2446ad, fue
descubierto en 2004 y gira 716 veces cada segundo. Se encuentra a unos 28.000 años-luz de nosotros.
Ni siquiera estamos seguros del límite de masa de una estrella de neutrones: la cifra que he dado de 2,1
veces la masa del Sol es una hipótesis, pero hay otras. Sí estamos bastante seguros de que el límite
(denominado límite de Tolman-Oppenheimer-Volkoff) está entre 2 y 3 masas solares, y que más allá la
presión de degeneración de los neutrones no es suficiente para “sostener” la masa de la estrella. Lo que
sucede entonces está sujeto a la especulación hasta cierto punto: es posible que se tengan, como he
mencionado antes, cosas aún más raras que neutrones libres, como quarks sueltos o partículas exóticas, si la
masa es sólo un poco superior al límite.
Lo que sí parece bastante claro es que por encima de 3-5 masas solares (dependiendo de las estimaciones) el
colapso continúa y nada puede detenerlo. Lo que se forma entonces es uno de los objetos astronómicos más
famosos y misteriosos: un agujero negro.