Actividad Quema de Huano 2019 DEFINITIVO
Actividad Quema de Huano 2019 DEFINITIVO
Actividad Quema de Huano 2019 DEFINITIVO
Objetivo
El pueblo de Dios, reunido en Centros Pastorales, Grupos de vecinos, Equipos de servicio o
Grupos apostólicos, inicia el camino cuaresmal y reflexionando y quemando el huano bendito del
año pasado, confronta su vida con el Evangelio, con el fin de salir de superar la
"autorreferencialidad", contrarrestar la mentalidad débil y continuar misión de ser una Iglesia en
salida.
.
Signos a destacar en la actividad
1. La ceniza como signo penitencial que expresa un compromiso libre y personal de
esforzarse por salir al encuentro del hermano, de cuidar la “casa común” y de evitar ser
atrapado por el “pensamiento débil”.
2. La celebración en casa de algún vecino que no participe con asiduidad en las actividades
parroquiales
3. La procesión desde el Centro Pastoral con la ceniza a la celebración Eucarística del
Miércoles de Ceniza, llevando algún cartel de compromiso acciones positivas para realizar
como signo de conversión.
PRIMER MOMENTO
Reflexión y quema de huano en los Centros Pastorales
Bienvenida a cargo de uno de los participantes o del dueño de la casa en que se realiza
esta celebración.
I.- CANTO
Grita con fuerte voz, no te contengas, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus
delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi oráculo a diario, muestran deseo de
conocer mi camino como si fueran un pueblo que practicara la justicia y no abandonase el
mandato de su Dios. Me piden sentencias justas, desean tener cerca a Dios.
¿Para qué ayunar, si no haces caso? ¿Mortificarnos, si tú no te fijas? Miren: el día de ayuno
buscan su propio interés, y maltratan a sus servidores; miren: ayunan entre peleas y disputas,
dando puñetazos sin piedad. No ayunen como ahora, haciendo oír en el cielo sus voces. ¿Es ése
el ayuno que el Señor desea, el día en que el hombre se mortifica? Doblar la cabeza como un
junco, acostarse sobre estera y ceniza, ¿a eso lo llaman ayuno, día agradable al Señor?
El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos,
dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; compartir tu pan con el hambriento, hospedar
a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no despreocuparte de tu hermano.
Entonces brillará tu luz como la aurora, tus heridas sanarán rápidamente; tu justicia te abrirá
camino, detrás irá la gloria del Señor. Entonces llamarás al Señor, y te responderá; pedirás auxilio,
y te dirá: Aquí estoy. Si destierras de ti toda opresión, y el señalar con el dedo, y la palabra
maligna; si das tu pan al hambriento y sacias el estómago del necesitado, surgirá tu luz en las
tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.
El Señor te guiará siempre, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un
huerto bien regado, un manantial de aguas cuyas aguas nunca se agotan, reconstruirás viejas
ruinas, levantarás sobre los cimientos antiguos; te llamarán reparador de brechas, restaurador de
casas en ruinas. Palabra de Dios
III.- REFLEXIÓN
Al concluir la lectura hemos podido darnos cuenta de que la Palabra de Dios por boca del profeta
Isaías presenta algo que ya hemos escuchado pero que aún falta llevarlo a la práctica: la justicia y
la fraternidad como dice el mismo texto ¿acaso este es el ayuno que yo quiero el día en que se
humilla el hombre?
¿Por qué no podemos vivir la justicia y la fraternidad? ¿Por qué nos cuesta tanto, salir al
encuentro del otro?, El Papa Francisco en el documento “Laudato Si” sostiene que la situación
actual del mundo favorece distintas formas de egoísmo. “Mientras más vacío está el corazón de la
persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”.
Dios insistirá una y otra vez a lo largo de toda la Escritura, que a Él se le conoce por medio de la
Palabra. Cuando no está en el corazón del hombre, este se encuentra vacío por dentro lo único
que hay es la ausencia de Dios, por eso se hace único juez de sus actos y decisiones. Llega un
momento en que vive totalmente ajeno a Dios. Más todavía, Dios no le hace falta para vivir su vida
y como Iglesia no estamos exentos de vivir esta realidad, a menudo nuestra vida no concuerda
con lo que profesamos cada domingo en la celebración Eucarística, de manera que no
contagiamos a los demás, por no dar testimonio de nuestra vida cristiana.
Con esta celebración nos acercamos a un tiempo de penitencia y de conversión interior, pero de
nada sirven las prácticas externas que realizamos si no van acompañadas de un cambio de
actitud y de mentalidad: retomando las palabras del profeta Isaías: “Si destierras de ti toda
opresión, y el señalar con el dedo, y la palabra maligna; si das tu pan al hambriento y
sacias el estómago del necesitado, surgirá tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá
mediodía”.
Como familias cristianas, como bautizados, a la luz de la lectura que escuchamos del profeta
Isaías, debemos darnos cuenta que la participación en comunidad, especialmente en los Centros
Pastorales, Grupos Apostólicos o Equipos de Servicio, puede ayudar a que nuestra propia familia,
nuestra sociedad y nuestra parroquia sean lugares en donde se vivan los valores que nos propone
Jesucristo en el Evangelio. Asi al aceptar la invitación de venir y encontrarnos para: orar, convivir,
reflexionar y hacer compromisos comunitarios, nos damos cuenta de que hemos dado un paso
para vencer el egoísmo y principalmente el individualismo.
Por eso, hoy que nos reunimos para preparar la ceniza que nos servirá para imponerla en nuestra
frente el miércoles con el que iniciaremos la Cuaresma. Hemos de pensar, que este tiempo
privilegiado no es solo un tiempo para las prácticas externas acostumbradas: dejar de comer algo,
meditar las 14 estaciones del viacrucis, etc., sino que debe surgir algo más en nuestro corazón,
ese deseo de dejar nuestro individualismo, pensar que somos el centro de todo, que todo gira a
nuestro alrededor, de manera que las nuestras acciones ordinarias que hacemos, las convirtamos
en extraordinarias. Hacer a un lado lo que queremos y pensamos, de tal modo nos dejemos llevar
solo por lo que me pide Dios ante esta situación concreta o frente a esta persona en particular.
Entregamos a cada uno de los participantes el siguiente párrafo del núcleo problemático,
sobre el pensamiento débil.
Compartimos en equipos
1.- Menciona algunos ejemplos de cómo percibes que se vive el individualismo en nuestras
comunidades, que nos impiden llevarnos mejor entre nosotros y salir al encuentro de los demás
2.- Señala algunas actitudes y acciones positivas que podemos realizar y que pueden cambiar lo
que vivimos en nuestras comunidades favoreciendo a los hermanos y el cuidado de la “casa
común” (ambienta, agua, plantas, etc.)
1.- Que tenga un oído atento para escuchar los gritos ante las necesidades de los demás,
especialmente de los pobres y enfermos.
2.- Dame, Señor un oído atento a tu voz que se dirige a mí en cada acontecimiento de mi vida.
3.- Permíteme Señor tener un oído que pone en movimiento a la persona y le hace buscar su
tiempo para escucharte pidiéndome salir de mí mismo, cuidar a todo ser vivo, pero especialmente
a mis hermanos.
4.- Permite que escuchando tu palabra, comprenda que el Evangelio es mi única esperanza para
cambiar y ser mejor.
5.- Concédeme tener un oído lleno de sabiduría que percibe y comprende que, escuchar y guardar
con amor la Palabra, es la única manera por la que habitaras en mi corazón.
Dirige: el Hijo de Dios, que es la Palabra hecha carne, nos indica cómo evitar este peligro de tener
el corazón duro, cerrado, de vivir inmersos en la vaciedad e individualismo. Reflexionemos en
silencio la frase que se nos entregó, descubriendo que es lo que nos pide Jesús al prepararnos a
vivir el tiempo de cuaresma.
Encender los huanos: mientras van pasando dicen en voz alta el lema de nuestra actividad y
depositan el huano junto con sus papeletas.
Tú que no quieres la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, escucha, Señor, nuestra
oración. Mira bondadosamente esta ceniza que hemos preparado y que se nos va a imponer
sobre nuestra cabeza como reconocimiento de que somos responsables de los demás, del
cuidado de nuestra Tierra (la “casa común”), con todas sus creaturas. Haz que el la vivencia de la
penitencia cuaresmal, de nuestras acciones en favor de los hermanos, nos obtengan el perdón de
los pecados y nos concedan una vida nueva a imagen de tu Hijo resucitado. Por el mismo Cristo,
Señor nuestro. Amén.
Nos damos un abrazo de paz como signo de nuestra fraternidad y deseo de salir para acoger
gracia que se nos da a través de nuestros hermanos.
Padre nuestro y Ave María
VII.- DESPEDIDA
Hermanos: lo que hemos realizado es un momento sencillo de reflexión y oración para
prepararnos a recibir la ceniza. Es importante comunicarles a otras familias que no hayan podido
estar con nosotros lo que hemos vivido hoy. Es necesario que el tiempo de Cuaresma lo
aprovechemos para caminar como una sola familia viviendo como buenos vecinos y hermanos en
la fe. Pero sobre todo que nos dispongamos a quitar todas aquellas actitudes que nos aíslan de
los demás, que iniciemos este tiempo de cuaresma fomentando actitudes de una Iglesia en salida,
invitand y animando a otras personas para que el Miércoles de Ceniza nos acompañen a llevar,
del nuestro Centro Pastoral hasta la Iglesia, la ceniza que se nos impondrá en la frente durante la
Misa.
SEGUNDO MOMENTO
Reunión en el Centro Pastoral para llevar la ceniza a la celebración Eucarística
A una hora conveniente se convoca para la reunión. Se recomienda que el Centro Pastoral se
coloque la manta elaborada con el LEMA: ¡SEÑOR, CONVIERTE EN CENIZAS NUESTROS
PECADOS!
Como signo de que queremos caminar y unirnos a nuestra Iglesia Diocesana hagamos nuestra
oración dialogada.
LINK EVALUCIÓN:
https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgxwBVWRXhTcBNdqDNWHHdBfJzNfp