Lecturas para Gerentes
Lecturas para Gerentes
Lecturas para Gerentes
En el esquema administrativo primero debemos analizar antes de implementar algo en cualquier are
de la organización pero hay que tener un sumo cuidado en materia de comunicación corporativa,
porque hay que tomar en cuenta diversos factores que son necesarios que tengan cierto proceso cíclico
y actualizable.
Anteriormente, hacer comunicación en las empresas se ha visto con un enfoque simplista y se cree
que “cualquiera puede hacerla”. Esto, por supuesto, para los comunicólogos organizacionales es una
falta de respeto, pero más allá de las visceralidades de carrera, implica una gran desventaja para las
empresas, porque corren el riesgo de invertir en un arma de doble filo sin saberlo.
Por sí sola una acción de comunicación no es la panacea para las necesidades comunicativas de las
organizaciones. Editar una publicación periódica, para todo el mundo es fácil decir “hay que hacer un
boletín interno”, y creen que con eso ya está cubierta la comunicación en la empresa. Error. No se
puede saber si está cubierta, si esa publicación es fortuita, sale cuando se puede, su planeación y
redacción de textos carecen de objetivos e intenciones bien definidos, por mencionar sólo algunos
factores que inciden en la satisfacción o no de una verdadera necesidad.
Lo ideal sería que cada empresa contara con un especialista en comunicación organizacional, que
estableciera un plan estratégico de comunicación, considerando a la función comunicativa de manera
global de tal modo que dicho plan administrara y ejerciera la función comunicativa de forma sistemática
en la organización.
Para que las empresas eviten los dobles filos que pudieran representarles las acciones aisladas y no
expertas, lo recomendable es contar con un especialista en comunicación organizacional, de planta o
como asesor, que aplique los cuatro pasos básicos que sistematizan la función en las empresas:
1) Investigación y Audición.- Para conocer el estado que guarda la empresa, saber cuáles son sus
necesidades y emitir un diagnóstico que sirva de base para proponer el traje a la medida que se
requiere.
3) Comunicación.- Esta fase implica llevar a cabo lo planeado y aprobado, de la forma en que fue
pensado y programado.
4) Evaluación. Esta etapa es muy importante, pues con ella se conoce qué tanto fueron aceptadas o
rechazadas las estrategias planeadas, aprobadas e implantadas, y cuán efectivas o no resultaron. La
fase 4, se convierte también en fase 1, cuando el proceso se vuelve un continuo.
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Segundo doble filo: las acciones de comunicación aisladas, a la larga, perjudican más a la empresa de
lo que pueden aportarle, porque la presentan como inconstante y poco respetuosa con su público, lo
cual terminará, lamentablemente, restándole credibilidad frente a sus empleados, sobre todo.
Así que, vaya para todas las empresas: si confían en la comunicación como un elemento vital para la
organización y están dispuestas a invertir en ella, permitan que sea un profesional especializado quien
se haga cargo de demostrar sus alcances y resultados. No se arrepentirán.
Hace unos días leí un aviso de empleo en el diario. La vacante era para un “Gestor de Atención Interna”,
nombre que se le da a la Sección de Servicios Generales. La empresa contratante exigía que los
eventuales interesados contaran con formación universitaria en Ingeniería Comercial en Universidades
tradicionales, capacidad de liderazgo, creatividad, energía, ser emprendedores, orientados a logros,
estudios de informática, inglés fluido y, como si no bastase, pedían que fuesen “hands on”.
Conocí hace poco a quien se quedó con el cargo señalado. Llamémoslo Juan, ocupando el vistoso
cargo de “Gestor de Atención Interna”.
Uno de sus primeros clientes internos fue un tal Martínez, Gerente de Contabilidad, estableciéndose
el siguiente diálogo:
Juan: In a hurry.
Juan: No, eso quiere decir “bien rápido”, ¿no ve que yo soy fluido en inglés?
Juan: ¿Usted no prefiere que se las digite, aprovechando mis profundos conocimientos de informática?
Posterior a este diálogo, Juan preguntó si había funcionarios para liderar y desafíos que cumplir, ya
que no estaba pasando nada después de dos días de trabajo. Martínez lo tranquilizó, señalando: “Yo
llevo 18 años aquí y no ha sucedido nada”.
Ante esta situación, Juan era preso de un nuevo estilo en muchas empresas: contratar cóndores para
que vuelen en una jaula, incrementando la rotación de profesionales en las empresas.
De esta forma, el mercado laboral está quedando dividido en dos fracciones: una, cada vez mayor, de
los que no consiguen empleo alguno por no tener las calificaciones requeridas, y otro grupo, pequeño
pero creciente, de los admitidos porque poseen todas las competencias exigidas por los avisos, pero
que las podrán usar sólo en la mitad ya que la función no las requiere.
En una empresa que conocí, cayeron en esa trampa. Admitieron un montón de gente súper calificada,
y las conversaciones en el café eran de tal nivel que un visitante distraído podría pensar que estaba
en el auditórium de la Fundación Alfred Nobel.
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