Tema 25

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Tema 25

La civilización grecolatina

Introducción *

GRECIA *

La Grecia primitiva *
La cultura griega *
La evolución del mundo griego: siglos VIII al VI a.C.*
La ciudad estado *
La monarquía militar *
Aristocracia y oligarquía *
La democracia *
El caso espartano *
El caso ateniense *
El conflicto con Persia y la unidad nacional *
La época de Pericles *
Las guerras por la hegemonía *

ROMA *
Los etruscos *
La monarquía *
Economía y sociedad *
La república *
Transformaciones de la vida social y económica *
Magistraturas e instituciones republicanas *
Cultura *
El imperio *
El Estado imperial *
El emperador *
El Senado *
La asamblea del pueblo *
Las magistraturas republicanas *
Los funcionarios imperiales *
El Consejo Imperial *
La Cancillería Imperial *
Bibliografía *

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Introducción

     La cultura clásica está en el fondo de nuestra civilización


actual. Griegos y romanos son los inventores del mundo europeo
occidental. Su concepción del mundo ha determinado de manera
ineludible lo que la sociedad, en la que vimos hoy, es.

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Grecia

     Grecia es la cuna de la civilización. En ella se desarrollaron


desde la literatura y el arte hasta las formas de gobierno que hoy
conocemos.

La Grecia primitiva

     Los pueblos primitivos que vivieron en el ámbito griego


prefirieron hacerlo en islas, mucho más seguras que el continente, y
con mayor variedad ecológica, en un espacio reducido. En ellas se
desarrolló la agricultura y la ganadería, así como la pesca y el
comercio entre las islas. Los primeros pobladores llegaron a las islas
griegas hacia el año 5000 a.C.

     La primera civilización dominante en las islas griegas fue la


caria que señala el comienzo del Neolítico evolucionado en el norte, y
la Edad del Bronce en el sur. Los carios serán los antecesores
inmediatos de los griegos. Este pueblo fue, ante todo, comerciante,
principalmente de metales. En esta época aparecen pequeñas potencias
como Troya, Siro, Tirinto o Creta, pequeñas ciudades fortificadas que
dominaban el comercio de la zona. Su organización social pasa del clan
a la sociedad jerarquizada.

     Hacia el tercer milenio comienzan a llegar nuevos pobladores, de


origen indoeuropeo, que aceptan la lengua y la civilización caria. Los
danubianos se instalan en Creta y hacen florecer una gran
civilización: la cultura minoica.

     Los pueblos que se asentaron en las islas griegas y en el Asia


menor se dedicaron al comercio. Eran pueblos que dominaban el arte de
la navegación y se extendieron por todo el Mediterráneo. Su
organización social se basaba en la ciudadanía. La república tenía
supremacía ante el clan.

     En Creta se aceleran los cambios. La civilización se convierte en


urbana y se construyen fortificaciones. Los danubianos ocuparon Creta
de manera pacífica. Se abre una época de gran esplendor cultural. Se
construyen palacios, como los de Cnosos, Festos o Malia; de gran
riqueza y muy refinados. Su insularidad les hace ser confiados y
construyen ciudades sin las habituales preocupaciones defensivas. La
recuperación del poder de los faraones, hacia el año 2000 a.C., daba
estabilidad política a la zona.

     Aparece la escritura, aunque aún no está descifrada, vinculada a


una compleja burocracia que dominaba el comercio. Creta crea una
talasocracia comercial en el Mediterráneo que llega hasta España y
difunde la Edad de los Metales por toda Europa. No obstante, hubo en
la sociedad cretense grandes diferencias sociales. Los reyes vivían en
palacios y el resto del pueblo en barrios apiñados, pobres y
degradados, lo que pudo generar revueltas sociales.

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     Hacia el 1500 a.C. comienzan a navegar por el Mediterráneo las
naves aqueas. Estos establecerán colonias por todo el Egeo y el
Mediterráneo. Hacia el 1450 a.C. Los aqueos invaden Creta, y en 1400
a.C. la civilización minoica ha desaparecido.

     Los aqueos crean la civilización micénica, mucho más belicosa. Su


superioridad en la guerra se apoyaba en el uso de carros de combate y
de nuevas armas. Pero su conquista estuvo acompañada de la asimilación
de la cultura precedente. La civilización micénica se refina con el
contacto, tras las conquistas. Los aqueos expanden la civilización por
todo el Mediterráneo gracias al establecimiento de nuevas colonias,
más o menos independientes. Pero, las ciudades construyen fortalezas y
luchan entre sí. Beocia y Micenas controlan los accesos al Peloponeso.
Pero, también, se enfrentarán a Rodas, Caria y Troya. La desunión de
las ciudades aqueas fue la causa del deterioro de su dominio. Hacia el
1100 a.C. la civilización micénica había desaparecido.

     La desaparición de la civilización micénica favoreció el


surgimiento de nuevas naciones y civilizaciones en todo el
Mediterráneo, que dominaron las relaciones comerciales. Fueron los
pueblos del mar. Los pueblos del mar tienen un origen incierto, pero
están relacionados con las migraciones masivas por las guerras entre
ciudades. Hacia el año 1200 a.C., por el norte comienza la invasión de
los dorios y los griegos; y los pueblos asentados, como los ilirios,
filisteos, tracios, frigios, etc., terminan por huir por el mar y
conquistar Palestina, Egipto, el sur de Italia y hasta el levante
español.

     De todos los pueblos invasores debemos destacar a los dorios, que
están en los orígenes directos de la civilización griega. Los dorios
son un grupo heterogéneo que se instala en la aún más heterogénea
península helénica; gracias a las alianzas que establecen con los
grupos autóctonos. En su mayor parte eran griegos indoeuropeos. Por la
mezcla de razas es imposible de diferenciar entre dorios y autóctonos,
lo que hace de ellos una raza mestiza de gran inquietud cultural y
nada segregacionista. Toda la cuenca del Egeo se convirtió en dominio
de las estirpes griegas, que llegaban con su mentalidad y sus formas
de gobierno, y asumían, en parte, la lengua autóctona, las costumbres
y las creencias.

La cultura griega

     De esta mezcla surge una cultura esplendorosa cuya máxima figura
es Homero. El griego se convierte en la lengua de todo el Egeo. El
idioma griego fue introducido por los invasores helénicos. Se trata de
una lengua indogermánica en cuyo vocabulario entraron palabras de los
pueblos autóctonos. En realidad las lenguas que trajeron los invasores
eran una serie de dialectos.

     Los griegos comenzaron a escribir hacia finales del siglo XI


a.C., con un alfabeto de origen fenicio al cual se le añaden las
vocales. Esta temprana introducción de la lengua escrita y la
literatura, contribuyó a fijar el idioma y a unificarlo.

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     Algo más tarde nace en Grecia la poesía épica. La épica llegó a
su máximo desarrollo en el siglo VIII a.C. con las figuras de Homero y
Hesíodo. La épica es el vehículo fundamental de unificación de la
lengua. Más tarde aparecieron otras formas literarias como la tragedia
y la comedia. Según la leyenda, Homero fue un rapsoda ciego del siglo
VIII a.C. como los que había habido antes. Se le atribuye la
composición de dos poemas fundamentales, La Iliada y La Odisea, que
serán textos fundacionales de la literatura griega. Hesíodo nació
hacia el año 700 a.C. Fue otro importante rapsoda que compuso dos
obras importantes: Teogonía, en la que se cuenta el parentesco de los
dioses y Los trabajos y los días lleno de reflexiones y consejos de
los campesinos pobres. En los poemas de Homero y Hesíodo aparece
reflejada vida cotidiana de la época.

     La contribución griega a la filosofía y a la ciencia es


transcendental. Son los padres de la filosofía y de la ciencia. Son
filósofos destacados: Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes,
Pitágoras, Parménides, Zenón, Heráclito, Empédocles, Anaxágoras,
Protágoras, Gorgias, Sócrates, Demócrito, Platón o Aristóteles.
Destacaron historiadores como Herodoto o Tucídides; matemáticos como
Teodoro de Cirene o Hipócrates de Quíos, médicos como Hipócrates de
Cos o Alcemeón. Todos ellos son filósofos y científicos, aunque se les
conoce por la contribución que han hecho a la ciencia. En la época
helenística destacaron médicos como Herófilo de Caledonia o Eristarco
de Ceos; matemáticos como Euclides, Nicomedes o Apolonio; astrónomos
como Aristarco de Samos (con su teoría heliocéntrica) o Hiparco de
Nicea; geógrafos como Piteas, Dicearco o Eratóstenes, físicos como
Arquímedes, etc. En literatura, además, de Homero y Hesíodo destacaron
Alcedo, Píndaro, Esquilo, Sófocles, Eurípides o Aristófanes.

     La invasión dórica tuvo importantes consecuencias en lo referente


al régimen de la propiedad del suelo. Los conquistadores se adueñaron
de todas las tierras de labor. El rey se reservó una parte de ellas;
otra parte se la quedaron las personas próximas al rey; y la mayor
parte fue dividida entre los conquistadores. Estos lotes eran iguales
y regulares, y no se atendió a la calidad de ellos. Estas diferencias
fueron el origen de números conflictos. La población conquistada no
tenía tierras: eran esclavos, jornaleros o arrendatarios. También hubo
tierras comunales, que comprendían pastos y bosques. La propiedad
privada era enajenable.

     La forma normal de explotación agrícola, en época de Homero, era


el cortijo rural. En el cortijo vivían toda la familia, los labradores
a sueldo y los esclavos. Cada propietario tendía a producir todo lo
que necesitaba. Pero no renunciaron al comercio de los productos no
ubicuos. Desde la segunda mitad del siglo VII a.C. los griegos
comenzaron a utilizar la moneda en sus intercambios comerciales.

La evolución del mundo griego: siglos VIII al VI a.C.

La ciudad estado

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     La diversidad de los invasores dóricos y griegos, y su mezcla con
la población autóctona, no permitió construir un Estado unitario, sino
que se prefirió la creación de una serie de ciudades autónomas, con
una cultura común, que dominaban el espacio circundante. La estructura
topográfica de la región favorece esta dispersión del poder.

     La polis es el modelo de convivencia griego y se extiende a la


ciudad y su alfoz. En este alfoz la polis tiene todo lo necesario para
convertirse en un estado autosuficiente, aunque una de sus principales
fuentes de riqueza sigue siendo el comercio.

     Estas ciudades están permanentemente en lucha entre sí, lo que no


favorece una posible unión. Además, no hay una polis dominante que
someta a las demás. Las alianzas con otras ciudades serán
circunstanciales. Por otro lado, no hubo ninguna amenaza que hiciese
despertar la solidaridad nacional.

     Cada polis tendrá sus leyes, ordenamientos, tradiciones,


costumbres, divinidades, etc. Las ciudades estado acuñarán moneda. La
estructura política de cada polis es diferente, pero tienen en común
la presencia de un rey que las gobierna. Existe un consejo regular de
todos los reyes de las polis, que se consultan para tomar decisiones
en asuntos que afectan a todos. También hay indicios de una asamblea
popular. La polis es una comunidad y sus asuntos competen a todos.

     Es este tipo de urbes las que consideran ideales Platón y


Aristóteles, con un número de ciudadanos entre 5.000 y 100.000.
Hipodamos diseña una ciudad para unos 10.000 habitantes. Sin embargo,
sólo Siracusa, Acragas y Atenas tendrán más de 20.000 habitantes.
Cuando una polis estaba superpoblada fundaba una colonia, que pronto
se independizaba.

La monarquía militar

     Desde sus comienzos, la vida económica y política de la polis


estuvo dominada por los grandes clanes aristocráticos, que descendían
de los jefes de la conquista. Las diferentes generaciones habían ido
ramificando las familias. Los lazos tribales fueron muy fuertes. Sin
embargo, inicialmente el poder de la polis no fue aristocrático, sino
monárquico y militar. El rey ejercía la jefatura de la milicia, pero
también era el responsable de la justicia y la religión. Aunque su
poder no era absoluto, ya que estaba sometido a las decisiones del
«consejo de ancianos», compuesto por los jefes del clan.

     En Esparta hubo dos reyes simultáneamente. Los de la dinastía de


los Agiades y los de la dinastía de los Euripóntides. Esparta fue un
estado eminentemente guerrero, en el que la convivencia se hacía en
común. Había muy poca vida privada. La sucesión se hacía sobre el
primer hijo varón, que naciese después de subir al trono el rey. Los
métodos de sucesión fueron muy estrictos y claros. En principio tenían
la facultad de declarar la guerra, pero eso fue transfiriéndose a la
asamblea popular. El consejo de ancianos en Esparta se llamó Gerusía.

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A través de la Gerusía el régimen espartano fue evolucionando de una
monarquía a una aristocracia.

Aristocracia y oligarquía

     La disminución del peligro de guerra hizo desplazar la


importancia del poder del rey y tomo trascendencia el «consejo de
ancianos». El título de rey se hizo electivo. Fueron pasando a manos
de la aristocracia la declaración de guerra, la promulgación de leyes
y la administración de justicia.

     La pertenencia a la aristocracia dependía de la posesión de la


tierra, y al cabo del tiempo se fueron formando grandes patrimonios
terratenientes. En Esparta, el poder ejecutivo de la aristocracia lo
tuvieron los éforos (cinco) que controlaban a los reyes, a la Gerusía
(consejo de ancianos), y la conducta de los ciudadanos: la educación y
la vida privada de los adultos. En Atenas, la institución que veló por
los intereses de la aristocracia fue el Areópago, dominada por los
arcontes.

     Pero, la tierra no es el único método de hacerse rico. Los


comerciantes hacen temblar los cimientos de la oligarquía
aristocrática, cuando esta se excede en sus abusos. El comercio
permite escapar de los abusos recurriendo a la emigración. La moneda
griega nace en el siglo VII a.C., en Lidia, y se extiende por todo el
país, liberando los intercambios del trueque y permitiendo recaudar
impuestos del comercio. Fue necesario proteger a los mercaderes de los
piratas y los mercenarios jonios.

     Los jonios tienen un nuevos sistema de lucha, asentado en la


falange, una unidad militar compacta contra la que nada pueden las
individualidades de los campeones aristocráticos. Para enfrentarse a
ellos es necesaria la colaboración de toda la ciudad. Pero si todos
colaboran en la defensa, todos tienen derecho a intervenir en el
gobierno.

     En principio, la oligarquía aristocrática continuó ejerciendo el


poder y modificando la ley a su antojo; pero los nuevos ciudadanos
obligaron a ponerla por escrito.

     Esta labor fue obra de importantes juristas de los siglos VII y
VI a.C. como Zaleuco en Locris, Caronda en Catania, y Dracón y Solón
en Atenas. Desde ahora, quien recibiese una ofensa podía recurrir a la
ley, y la persecución del transgresor no la realizaba el agraviado,
sino la comunidad. Esta es una idea revolucionaria ya que consagra la
superioridad de la ley sobre los ciudadanos. Dracón elaboró su código
hacia el 621 a.C. en el que castigaba muy duramente las faltas. De
mayor importancia fueron las leyes que codificó Solón, hacia el año
500 a.C. Creó una ley de deudas, un nuevo sistema de monedas, pesos y
medidas, y organizó la sociedad en clases: según su riqueza, a las que
le correspondían unas obligaciones y unos beneficios. La
administración de justicia pasó a manos de tribunales, integrados por
voluntarios. A Solón se le considerará: padre de la democracia.

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     En la práctica, la codificación de las leyes favorece a las
oligarquías. Esto provocaba numerosa tensiones, zanjadas de manera
violenta. Para resolver los conflictos se acudía a un tirano, que se
ponía al frente de las reivindicaciones populares y ocupaba la
acrópolis, el cual se aprovechará del florecimiento de la ciudad, si
era capaz de solucionarlos. Para mantenerse en el poder favorecía las
obras públicas, y asignaba tierras a los más pobres, en una política
populista. En Atenas, Pisístrato se haría con el poder en el 561 a.C.,
pero fueron tiranos, también: Fedón en Argólida, Clístenes en Sicione,
Periandro en Corinto, Polícrates en Samos, Gelón e Hierón en Siracusa,
etc.

La democracia

     El éxito producido por el periodo de la tiranía favoreció el


nacimiento de una nueva clase adinerada, que pronto quiso tomar el
poder. Hacia el año 550 a.C. todas las tiranías habían desaparecido.

     La nueva clase, mercantil y burguesa, hubo de luchar


violentamente por el poder, bien contra el proletariado bien contra la
aristocracia. De todas formas es cierto que no todas las polis
evolucionaron hacia la democracia. Entre las que sí lo hicieron están
Atenas y Esparta.

     La democracia consistió en el ejercicio del poder por todos los


hombres libres de la polis, ya que todos contribuían a su defensa. La
asamblea se reunía en el ágora para discutir los asuntos de la
política.

El caso espartano

     Como en el resto de Grecia, Esparta funda colonias. En el 706


a.C. crean Tarento y Tera. La aristocracia se vuelve cortesana y
aparece la propiedad privada, y como consecuencia la diferencia entre
ricos y pobres aumenta.

     Se comienzan a revelar las ciudades conquistadas, como Argos en


el periodo 680-650 a.C.: el poder de Esparta se tambalea. Pero los
espartanos organizan un nuevo ejército basado en la falange hoplita y
recuperan su poder. Sin embargo, en la falange lucha todo el damos,
que se arma del mismo modo, y que va a reivindicar su derecho a tomar
decisiones en los asuntos que afecten a la polis. Se proclama, así, la
igualdad de todos los espartanos. Entre el siglo VI y el V a.C. nacen
un nuevo Estado espartano: el Cosmos.

     El poder del rey y de la Gerusía disminuyó, mientras que aumenta


el poder de los éforos, representantes de la asamblea del damos. Los
éforos controlan la vida privada de los ciudadanos: la educación, la
convivencia, el matrimonio, etc.; es una civilización militarizada.
Todos los miembros del damos han de ser guerreros. La actividad
agrícola se lleva a cabo con los esclavos ilotas, y las demás
actividades están en manos de los periceos; que poseen riquezas y no
están sometidos a la disciplina espartana. A cambio, no participan del

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gobierno, pero tienen una situación de privilegio. Una sociedad así
debe tener unos 9000 guerreros, por lo que se limita el número de
nacimientos. Esto supone un progresivo aislamiento. Toda innovación
que perturbase el Cosmos debía ser prohibida. Esparta renuncia a la
expansión. Con el tiempo se anquilosa y se ve superada por las nuevas
potencias.

     La asamblea popular, damos, estaba compuesta por todos los


varones mayores de 30 años. Se reunía una vez al año para resolver los
conflictos planteados en la comunidad, y se elegía a los éforos.

El caso ateniense

     Atenas creció en prestigio después de la codificación de legal de


Solón, y su modelo fue imitado en toda la Hélade. En el año 683-682
a.C. desaparece la monarquía, que favorece a los arcontes y el consejo
del Areópago. Con la reforma de Solón todos los oriundos de Ática
tienen derecho a la ciudadanía y pertenecen a la ecclesia, una
asamblea que decide sobre los asuntos de la polis y elige a los
arcontes que formarán el Areópago. Pero el cargo genera unos gastos
que sólo los ricos pueden afrontar.

     Cuando Pisístrato se proclamó tirano, en el 527 a.C., no se


atrevió a modificar las leyes de Solón, aunque las despojó de toda su
eficacia. Tras la muerte de Pisístrato heredan el trono Hipias e
Hiparco. Hiparco es asesinado en el 514 a.C., e Hipias instaura un
gobierno despótico, contra el que interviene Esparta, conquistando
Atenas en el 510 a.C. Se establecen entonces dos partidos: el
aristócrata apoyado por los espartanos; y el demócrata, organizado por
Clístenes. En el 508-509 a.C. Clístenes consiguió hacer aprobar una
nueva constitución, que sancionaba la igualdad social.

     La reforma concedía la ciudadanía a todos los hombres libres de


Ática, y se dividía a la población por su lugar de residencia. El país
se repartió en filés, y cada filé debía contribuir con 1000 hombres a
la milicia. Además, las filés se subdividen en demos, que tienen
funciones administrativas. De esta manera se evitan los votos
solidarios del clan. Se crea el Consejo de los 500, que ejerce el
poder y crea leyes, junto con la ecclesia. Los miembros del Consejo de
los 500 eran elegidos por sorteo en las filés. El año se dividía en 10
periodos de 36 días. Cada periodo lo dirige una filé, la cual nombra
un presidente cada día. Con este método son muchos los hombres que
ejercen el poder directamente, y durante periodos de tiempo muy
cortos. Para evitar que nadie se haga con una clientela y tenga
tendencias autoritarias se crea el ostracismo. Este Estado fue
denominado isonomía.

El conflicto con Persia y la unidad nacional

     En vísperas del conflicto con Persia la unidad cultural griega es


notable, tanto en la lengua, como en la literatura, la religión, los
mitos, héroes y la filosofía. Pero Grecia es un país agrícola, poco
industrializado y con escaso comercio. Los grandes capitales carecían

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de tierra de cultivo suficiente, por lo que había problemas de paro
agrícola. De ahí la creación de colonias y la emigración.

     Los griegos siempre temieron a un imperio tan fuerte como Persia.
Pero, además, ahora temían a Ciro (579-529 a.C.), un gran rey
conquistador. Las ciudades griegas de Asia pagaban parias a Ciro, y
con eso mantenían su independencia. Tras la muerte de Ciro, asumió el
poder otro rey conquistador: Darío (550-486 a.C.). Darío amenazaba el
espacio griego, y conquistó las ciudades jónicas. Aristágoras, tirano
de Mileto, se proclamó independiente y apeló a la solidaridad de las
ciudades griegas contra los persas; pero sólo Eretria y Atenas le
respondieron. Comenzaron, así, las guerras médicas.

     Darío no hacía distinciones entre las polis griegas y pretendía


conquistar toda la Hélade. Atenas construyó una gran flota para hacer
frente a los persas, y será en la batalla de Maratón donde les venzan.
A la muerte Darío, le sucede Jerjes (486-465 a.C.), también un rey
conquistador. Ante los planes conquistadores de Jerjes se constituye
la Liga panhelénica, en el 481 a.C., bajo la presidencia de Esparta.
La segunda guerra médica también la ganó Grecia. Para consolidar la
victoria era necesario hacer del Egeo un mar griego, y para ello
Atenas consolidó su flota y dominó el mundo helénico.

La época de Pericles

     Durante el siglo V a.C. Atenas dominó el mundo griego, y Pericles


dominó Atenas con el cargo de estratega (elegido desde el 444 al 429
a.C.). Esta es la época de la plena democracia ateniense; y de su
esplendor comercial, en el que se fundaron numerosas colonias,
(Nassos, Andros, Histia, Brea, etc.) que conservaban la ciudadanía
ateniense. La Liga contribuye al poder imperialista de Atenas, ya que
sus aliados terminan pagando parias a Atenas.

     En esta época florecen las artes y la filosofía, crece la


población urbana, los artesanos, y se produce un éxodo rural. La
aristocracia continúa teniendo el poder económico, y en buena medida
el político. Se desarrolla el comercio marítimo con las nuevas
colonias, y aumentan los ingresos del Estado; gracias a los impuestos,
las aportaciones «voluntarias» y la explotación de minas. Incluso se
desarrolló un sistema bancario.

     La democracia se asentó. En el 462 a.C. se suprime el Areópago.


Funcionan plenamente: el Consejo de los 500, la asamblea del pueblo y
el jurado popular. Los cargos públicos que no requerían conocimientos
profesionales se confiaban, por sorteo, entre los ciudadanos mayores
de 30 años.

     Pericles hizo una política de obras públicas. Los cargos


políticos se elegían por sorteo, durante poco tiempo, y no se podía
volver a presentar hasta transcurrido un plazo. Además, se pagaba por
participar en la vida pública.

Las guerras por la hegemonía

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     Si mala era la situación de las ciudades de la Liga, las polis
que no pertenecían a ella eran perseguidas; sobre todo Corinto y
Megara. Entre el 431 y el 404 a.C. hubo una serie de guerras en el
Peloponeso por la hegemonía del mundo griego. La suerte de la guerra
hizo que la hegemonía pasase de Atenas a Esparta y a Tebas, con la
ayuda persa. La democracia se resintió, y las oligarquías recuperaron
su poder. El mundo griego entró en crisis.

     De esta crisis sale favorecida una pequeña potencia, Macedonia,


que de la mano de Filipo II (359-336 a.C.) y Alejandro Magno (356-323
a.C.), conquista toda Grecia y la unifica en un solo reino. Filipo II
construyó un ejército moderno y se lanzó a la conquista de Grecia.
Alejandro Magno hereda un reino unificado y bien organizado, y con la
suficiente fuerza para lanzarse a la invasión de Persia, en la que
gobernaba un rey débil: Darío III. Alejandro conquistará Persia,
Siria, Egipto, y crea un gran imperio, en el que él es el rey
absoluto. La concepción griega del mundo se desvanece. Alejandro
acuñará monedas con el patrón ateniense, que serán de curso legal en
todo el mundo helénico, y fundará ciudades.

     A la muerte de Alejandro el imperio se desintegra, por los


intentos de independencia y de recuperar la democracia, pero no se
recuperó el sistema político anterior. Antípatro recibió Macedonia,
Lisímaco Tracia, Antígono parte de Asia Menor, Meleagro Fenicia,
Laomedón Siria, Seleuco Babilonia y Tolomeo Lagos Egipto. Surgió, así,
un nuevo sistema de monarquías helénicas: la época de los diácodos.
Pero estos caerán ante una nueva potencia: Roma.

     Durante la época helenística la cultura griega se hace universal.


El arte sirve de modelo a las nuevas culturas, el griego será la
lengua culta, la literatura y el teatro, la tragedia, vive un periodo
de esplendor con Esquilo, Sófocles y Eurípides. En filosofía, tras los
presocráticos, continúan las grandes escuelas de Sócrates, Platón y
Aristóteles y aparecen los estoicos, los epicúreos, los cínicos, etc.
La religión se unifica en los mitos. Se produce un sincretismo con
otras religiones y aparece el monoteísmo. La magia sigue estando muy
presente. Y no se perderá la labor urbanística de los clásicos. Esta
es la gran época de los grandes científicos. La cultura griega ha
dejado conquistas decisivas en el progreso de la civilización
occidental.

Roma

     Roma recoge la cultura griega, la enriquece y la reelabora, le da


un nuevo sentido y la universaliza. A partir de ella, y con
aportaciones propias, crea una nueva civilización que será el
antecedente directo de la cultura europea occidental.

Los etruscos

     Los orígenes de los romanos son un tanto obscuros. Son herederos
de los etruscos, pero el origen de estos es, aún, más incierto. Su
lengua estaba escrita en caracteres grecofenicios, pero no está

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descifrada. Sin embargo, sí se reconocen los nombre de dioses y los
mitos, de clara influencia griega. No obstante, será el culto a los
muertos lo que defina la religión etrusca.

     Sus poblaciones eran ciudades estado enclavadas en lugares


defensivos del interior, dominadas por la aristocracia, y con un rey,
también sacerdote. Comerciaban con la región del Elba, de donde
importaban hierro. La posesión de hierro, y su organización, les llevó
a una política expansionista, en competencia con Cartago y Grecia. Sin
embargo, al no contar con un Estado unitario, la expansión debilitó su
poder. En el 524 a.C. son derrotados por los griegos, en el 510-509
a.C. por Roma.

La monarquía

     La fundación de Roma pertenece a la leyenda. Según la tradición,


Rómulo y Remo fundaron Roma en el 753 a.C., en la época de Homero, y
medio siglo después que Atenas y Cartago. La historia primitiva de
Roma está envuelta en la leyenda, porque no hay textos escritos. En
realidad, no hay textos históricos hasta la época de César y Augusto,
aunque los romanos utilizarán la escritura desde finales del siglo VII
a.C. Aunque con la invasión de Roma, en el 387 a.C., por los galos, y
su incendio, se perdieron muchas fuentes. Los historiadores romanos
fueron llenando el vacío con leyendas, lo que falsificó la historia.
Ellos fecharán la fundación de Roma en el 21 de abril del 753 a.C. y
le atribuirán un origen divino. El emplazamiento de Roma se hace en un
lugar estratégico, y de fácil defensa, en las siete colinas de las
orillas del Tíber (Aventino, Capitolio, Celio, Esquilino, Palatino,
Quirinal y Viminal), y en un nodo comercial que enlazaba las rutas
terrestres con las marítimas.

     En Roma vivirían dos tribus: los latinos y los sabinos, después
del legendario rapto de las sabinas, y sólo más tarde llegarían los
etruscos. Estas dos tribus se irían alternando en el poder, y Roma
tendrá por duplicado todas las instituciones. En un primer momento
habría dos reyes: Rómulo y Tito Tacio. Pero muerto Tito Tacio, Rómulo
comienza a construir la unidad de Roma. A este se le considerará el
fundador de Roma. Creó un ordenamiento jurídico (norma de
convivencia), repartió el pueblo en tres tribus, cada tribu en diez
curias, y cada curia debía poner a disposición del ejército 100
infantes y 10 jinetes. Rómulo creó, para el gobierno de la ciudad, una
asamblea de ancianos, el Senado, en el que se sentaban los jefes de
los clanes. A su muerte, en el 716 a.C., fue divinizado con el nombre
de Quirino.

     Numa Pompilo (716-673 a.C.) sucedió a Rómulo y continuó su labor.


Sistematizó los ritos, cultos y colegios sacerdotales, asimilando las
corrientes religiosas que corrían por Italia. Una vez conseguida la
unidad religiosa, Roma se lanza a la expansión territorial. Tulo
Hostilio (673-641 a.C.) será quién inicie la expansión, que continuó
Anco Marcio (641-616 a.C.). Anco Marcio comenzó a construir la gran
ciudad de Roma con el primer puente sobre el Tíber y el primer
acueducto.

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     Pero el ascenso de Roma queda detenido por el expansionismo
etrusco y griego. Durante el reinado de Tarquino Prisco (616-578
a.C.), sin embargo, se dedica a consolidar la ciudad de Roma: haciendo
numerosas obras públicas, como el foro, el circo, el templo de Júpiter
en el Capitolio o las cloacas. Trató de debilitar a la aristocracia, a
la manera de los tiranos griegos, promoviendo una mayor participación
popular en la vida pública. El etrusco Servio Tulio (578-534 a.C.) le
sucedió. Servio Tulio sustituyó la división en tribus por un reparto
territorial, creando cuatro tribus urbanas y dieciséis rurales.
Tenían, ante todo, un carácter administrativo y fiscal. Para la
participación en la vida pública dividió a la gente en seis clases,
según el censo, que debían armarse a la medida sus ingresos, lo que
suponía formar parte de la asamblea del pueblo. Cada clase se dividía
en centurias, con un voto cada una. El número de centurias de cada
clase dependía de su riqueza y de su contribución al Estado. Así, las
clases ricas dominan el poder. Servio Tulio fue, también, el
constructor de la primera muralla. A Servio Tulio le sucede, después
de asesinarlo, Tarquino el Soberbio (534-510 a.C.). Los abusos de
poder de Tarquino y su familia provocaron una revolución. En el 510-
509 a.C. es derrocado y se proclama la república.

Economía y sociedad

     La base económica de Roma, en la época de la monarquía, era la


ganadería. Esta era de propiedad privada, mientras que la agricultura
era de propiedad comunal. Aunque, con el tiempo, también sería
privada. El régimen de tenencia era la pequeña propiedad, puesto que
cada familia tenía lo que podía explotar directamente.

     Pero dada la posición de la ciudad, en una importante ruta


comercial, cada vez más los romanos se dedicaron al comercio;
principalmente de productos agrícolas, ganaderos, sal, manufacturas
etruscas e importaciones griegas y fenicias. Hasta mediados del siglo
IV a.C. Roma no acuñó moneda, y se pagaba con el peso en bronce.

     La escritura se introduce entre finales del siglo VII a.C. y


principios del siglo VI a.C., con un alfabeto propio. La escritura se
utiliza para fijar textos jurídicos, transmitidos por tradición oral,
y los documentos privados.

     La base de la estructura social fue la familia y la gens. La


familia era el conjunto de persona que estaban sometidas a la patria
potestad. Era la unidad básica de explotación agraria, que incluía a
los esclavos, el ganado, las tierras y la vivienda. La patria potestad
daba al cabeza de familia un poder total, pudiendo decidir, incluso,
sobre la vida y la muerte. Además, era el único titular de los bienes
patrimoniales. La sumisión a la patria potestad no dependía de la
edad, y duraba hasta que el páter familia moría o transmitía su poder.
La gens la constituían los descendientes de un páter familia,
generalmente legendario. Probablemente, en un primer momento, la gens
era la titular de los bienes patrimoniales.

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     Desde el comienzo, la sociedad romana se dividió en tribus y
curias, que eran, más que nada, unidades de reclutamiento militar y de
decisión política. Eran las curias las que se reunían en las asambleas
populares o comicios. Con la reforma de Servio Tulio la división en
tribus pasó a ser territorial, por lo que se liberó de la dependencia
de la gens.

     La sociedad estaba estructurada en clases. Los patricios


constituían la clase dominante: la aristocracia. Los plebeyos eran la
clase baja: pequeños propietarios pobres, artesanos urbanos y
comerciantes. Inicialmente no pertenecían a la gens, y estaban
excluidos de los cargos públicos. Además, existía la clientela: un
grupo social jurídicamente libre pero sujetos a sus patronos por
dependencias de tipo personal. El patrono le daba protección y a
cambio cultivaba las tierras que recibían del patrono, algo similar a
la dependencia feudal. En la misma situación estaban los esclavos,
pero estos no tenían libertad jurídica.

     El régimen político estaba dominado por el rey. El rey es un jefe


militar, religioso y judicial. El poder unitario del rey, cuando
asumía las facultades políticas, ejecutivas y legislativas, se
denominó impérium. Junto al rey aparece el Senado, asamblea
constituida por los jefes de las gens, como órgano consultivo. La
asamblea de pueblo agrupaba a las curias, cada una con un voto.
Inicialmente no tenía funciones legislativas y debía reconocer el
impérium del rey. El ejército tenía carácter gentilicio, pero con la
reforma serviana pasó a ser territorial, y cada soldado debía
costearse su propio equipo, ayudado por su curia; que debía equipar a
cien soldados: una centuria.

     Para los romanos, la religión era, ante todo, el temor a lo


sobrenatural. En Roma, la religión tenía dos vertientes: una pública,
el culto estatal, y otra privada, el culto a los lares familiares.
Como en Grecia, la religión no era un asunto de religiosidad personal;
más bien tenía un carácter contractual. Se honraba a los dioses si
estos les protegían. En principio, carecen de imágenes, templos y
doctrinas, aunque se instituyen ritos para atraer el favor de los
dioses. El panteón romano se creó influido por el griego y el etrusco.
Los dioses son casi los mismos, aunque cambien de nombre. El culto a
los muertos llevó a deificar a los reyes, y más tarde a los
emperadores.

La república

     El año 510 a.C. es el de la caída de la monarquía y el triunfo de


la república. El mando militar y político pasó a los magistrados
electos y de duración limitada: los cónsules (367 a.C.). Estos
magistrados tenían impérium, pero con limitaciones. La magistratura
duraba un año, y al cesar se le podían pedir responsabilidades. Al ser
elegidos los magistrados dependían de los electores. Y por último las
magistraturas eran colegiadas, con lo que varias personas ejercían la
misma función con idéntico poder. Sin embargo, la magistratura
preponderante fue el praetor máximus, jefe del ejército. A mediados

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del siglo V a.C. aparece como magistratura suprema un colegio de diez
miembros: el decemviri, para redactar el Código Penal. Inicialmente,
los magistrados eran nombrados por sus predecesores, pero en el siglo
V a.C. se comienzan a votar. Con la desaparición de la monarquía, el
poder del Senado se robustece. El Senado está constituido por 300
senadores, representantes de las familias más ricas, y no tenía
funciones específicas. Sus miembros eran nombrados por los
magistrados, con carácter vitalicio (desde finales del siglo IV a.C.
durante cinco años). La intervención popular en la vida política
creció.

     Sin embargo, fue la aristocracia la que dominó la vida pública,


al monopolizar el consulado. El pueblo estaba al margen de la
política, hasta que los plebeyos ricos consiguieron que se creará el
cargo del tribuno de la plebe, que comenzaron siendo dos y llegaron a
ser diez. El tribuno de la plebe tenía la capacidad de vetar cualquier
decreto. Los tribunos eran elegidos en los comicios tributos, el
pueblo reunido por tribus, en los plebis scita. Gracias a las
presiones de los tribunos de la plebe la ley se plasma por escrito en
el Código de las Doce Tablas (451-450 a.C.), con lo que cayeron las
prerrogativas de la aristocracia. El derecho romano será una de las
contribuciones más destacadas del legado de Roma a Occidente. No
obstante, el Derecho que lega Roma no se basa en este Código, sino en
las recopilaciones de Justiniano, en el siglo IV: el Digesto o la
Pandectas o compilación de la jurisprudencia; el Código o recopilación
de las leyes, o constituciones imperiales (en las que se incluyen las
leyes que promulga Justiniano); las Instituciones, que recopilan los
principios elementales del Derecho; y las Novelas, que recopilan las
leyes promulgadas después de publicados las otras tres colecciones.
Además, están las interpolaciones, que son pequeñas reformas o
innovaciones.

     En estas condiciones, Roma comienza la construcción de un


imperio, conquistando la península itálica, y entrando en guerra con
Cartago en Hispania y con Grecia en el Peloponeso.

Transformaciones de la vida social y económica

     La expansión territorial transformó radicalmente la sociedad


romana, su economía y sus relaciones comerciales. El número de
esclavos aumentó. Se convirtió en un fenómeno masivo por los
prisioneros de guerra que se hacían entre población civil de las
regiones conquistadas. El aumento de la esclavitud posibilitó la
explotación latifundista directa. Pero, la abundancia de esclavos
favoreció su maltrato y las consiguientes rebeliones. Además, el uso
de esclavos no favoreció el desarrollo tecnológico. El trato de los
esclavos será muy diferente según donde se empleasen. Las peores
condiciones las tenían los mineros y las mejores los domésticos, que
según su preparación se les confiaba hasta la administración de la
casa y la educación de los hijos. También fueron artesanos y
labradores. Si la familia era rica, su status económico y social podía
ser superior al de algunos hombres libres.

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     En las tierras conquistadas, los romanos se repartían las
propiedades, lo que permitió crear grandes latifundios con
propietarios absentistas, pero también pequeños propietarios libres
entre los veterani. El impacto de las guerras púnicas permitió la
creación de latifundios en Italia, a través de la subasta de tierras
para obtener fondos, y la creación de un proletariado rural de
jornaleros y colonos pobres.

     La afluencia a Roma de ricos botines favoreció la actividad


comercial. Era común que a las legiones les siguiesen comerciantes,
que se instalaban en las cercanías de los campamentos. Además, la
seguridad dentro del territorio dominado por Roma era notable. Por
otro lado, Roma creó un sistema de comunicaciones terrestres, con las
calzadas, puentes, etc., que fue muy útil a los comerciantes. El
creciente dominio de Roma les llevó, también, a controlar los mares, y
a comenzar el comercio marítimo, muy arriesgado pero muy rentable. El
desarrollo económico favoreció la especialización y aparecieron los
artesanos y los banqueros, en las ciudades. Todos ellos tendieron a
asociarse en colegia para defender sus intereses y asistirse
mutuamente.

     La sociedad romana evolucionó con el desarrollo económico. Se


estructuró en una serie de estratos marcadamente verticales,
diferenciados por la posición que ocupaban en el proceso de
producción, que tenían intereses antagónicos.

     La nobleza senatorial era la clase más elevada, y la menos


numerosa. La formaban las familias cuyos miembros pertenecían al
Senado. Sus rentas patrimoniales son inmensas, gracias a su riqueza
inmobiliaria, pero no podían ejercer el comercio. Eran los típicos
terratenientes absentistas. Gastaban sus fortunas en las campañas
electorales y tendieron a formar una oligarquía muy cerrada.

     El segundo estrato lo formaba la orden ecuestre. Los caballeros


desciende del primer ejército romano. Tenían grandes privilegios, como
la formación de un grupo electoral propio. La manutención del caballo
corría a cargo del Estado. Lo constituían familias con un patrimonio
muy grande, ya que eran elegidos por el censor entre las familias
ricas. Además, podían dedicarse al comercio. En general, vivían fuera
de Roma. A pesar de su fortuna, no se les permitía acceder al Senado.

     El pueblo está formado por los hombres libres de Roma. Es un


grupo muy heterogéneo en el que hay grandes diferencias de patrimonio.
Son comerciantes, artesanos, propietarios de tierras, labradores,
colonos, asalariados y hasta la aristocracia de provincias. Estos
grupos tienen intereses contrapuestos y enfrentados, por lo que será
una clase con poca cohesión social. En el estrato más bajo están los
esclavos, como hemos visto.

     Además, en Roma hay otra contraposición: la diferencia entre


campo y ciudad. Toda la vida se centra sobre la ciudad, que es la que
tiene más peso en la política y en la economía. El campo está dominado
por las oligarquías terratenientes.

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Magistraturas e instituciones republicanas

     El poder en la República era ejercido por los magistrados. El


magistrado tenía impérium, es decir, poder público; aunque los
magistrados menores tenían potestas. Las magistraturas se ejercían
durante un año, al final del cual se les podía pedir cuentas. La más
alta magistratura fue el consulado. Siempre hubo dos cónsules que
daban nombre al año. Tuvieron el mando militar y político. En
circunstancias excepcionales podían ser sustituidos por un dictador,
con plenos poderes, durante seis meses.

     Otra alta magistratura fue el pretor, para la administración de


la justicia. Hubo dos pretores, uno para los ciudadanos romanos y otro
para los peregrinos.

     De vital importancia para la vida en Roma fue la magistratura del


censor, que elaboraban el censo en el que se clasificaban a los
ciudadanos en función de su clase, y en el que estaban censados los
páter familia. Esta era la base del reclutamiento militar y del
derecho al voto.

     Un cargo muy importante, no una magistratura, fue la del tribuno


de la plebe, de gran influencia política, sobre todo ante el Senado.
Gozaba de inviolabilidad, y podía convocar la asamblea de plebeyos:
los plebis scita.

     El Senado fue el órgano de gobierno por excelencia. Lo


constituían unos 300 senadores, aunque fue aumentando con las crisis
de la república. Sus miembros pertenecían a la clase alta, y eran
elegidos por los magistrados. Los altos magistrados también tenían
derecho a pertenecer al Senado. Esto hizo del Senado una institución
oligárquica. Fue fundamental en la creación de leyes, ya que
controlaban su presentación ante la asamblea popular.

     Por último está la asamblea popular o comitia. En la asamblea


popular se reunían las curias (las centurias, desde la reforma de
Servio Tulio). La clase ecuestre tenía su propia asamblea, así como la
plebe. En los comitia se votaban leyes y magistrados, y a los jueces
de los tribunales. Esto no quiere decir que la república fuese un
régimen democrático, ni siquiera a la manera griega. La asamblea
popular era la que realmente hacía las leyes.

Cultura

     Las mayores contribuciones que Roma ha hecho a la cultura han


sido el derecho y el latín, origen de muchas lenguas modernas, y de
muchas palabras en lenguas no románicas. Durante la república, y tras
la conquista de Grecia, la cultura romana sufre una profunda
transformación, caracterizada por la introducción de la civilización
helenística, no la griega clásica, en la mentalidad romana. Entre las
clases acomodadas la educación está en manos de los griegos.

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     Así, entran en Roma las últimas tendencias de la filosofía
griega, como los estoicos de la mano de Panecio y Posidonio.
Historiadores griegos como Polibio, Estrabón y Plinio. Los mayores
filósofos romanos serían Cicerón, Horacio, Séneca, Epicteto y Marco
Aurelio. En Alejandría destacan Plotino y Ammonio Saccas. Y ya en el
siglo III Alejandro de Afrodisisa, Simplicio, Ammonio, Juan de
Filópono, etc. Todos ellos comentaristas de los grandes filósofos
griegos.

     Destacaron matemáticos como, Papo, Teón de Hipatía en Alejandría,


Nicómaco de Gerasa, Boecio y Diofanto en Roma; médicos como Herófilo y
Erasistrato en Alejandría, Asclepíades, Aulo Cornelio y Galeno en
Roma; y geógrafos como Pomponio Mela y Claudio Tolomeo, el más
influyente de la antigüedad.

     En la literatura tuvieron gran importancia las letras griegas. Se


tradujo mucho del griego. Pero destacaron Andrónico, Nervio, César,
Plauto, Terencio, Enio, Virgilio, Lucrecio, etc.

El imperio

     La expansión territorial hizo necesaria la creación de un Estado


centralizado y fuerte para mantener las conquistas. La república
estaba inmersa en una serie de guerras civiles que la debilitaban. Las
tensiones sociales comprometían la estabilidad de las instituciones.
Para resolver estos problemas se acudió al nombramiento de dictadores,
a la manera de los tiranos griegos. En el 133 a.C. Tiberio Graco
promovió, como tribuno de la plebe, una reforma agraria, continuada
diez años más tarde por Gayo Graco. Sin embargo, acabarían asesinados
en el curso de una revuelta social.

     Con motivo de la guerra contra Yugurta, Gayo Mario reclutó un


ejército pagado por el Estado: el Ejército se hacía profesional. Mario
venció en la guerra a Yugurta, a los teutones, a los cimbrios, a
Mitrídates y, también, en la guerra social. Al ascenso de Mario y su
política demagógica se opuso Sila, favorecido por la aristocracia, con
lo que estalló una guerra civil. Mario murió en el 86 a.C. y Sila
llegó a Roma apoyado por Pompeyo y Craso. Sila se hizo nombrar
dictador vitalicio aterrorizando al pueblo. El poder recayó en el
Senado, al que dominaba totalmente. Pero, con el tiempo, Sila perdió
el favor del Senado y se retiró, muriendo en el 79 a.C. Fueron Pompeyo
y Craso quienes recogieron su legado, en contra de la ley. Catilina
intentó dar un golpe de Estado, pero fue descubierto por Cicerón.

     En este ambiente, medra en la política Julio César, de familia


noble y con relaciones con Pompeyo. César fue elegido cónsul en el 59
a.C.

     Pompeyo promovió un pacto secreto con Craso y César, formando un


triunvirato, y en el 56 a.C. se repartieron el imperio. César
conquista las Galias. Craso muere en el 53 a.C., lo que significaba
que César y Pompeyo se enfrentarían por el poder. En el 52 a.C.
Pompeyo fue nombrado cónsul único y se le ordenó a César regresar a

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Roma. César se negó y Pompeyo recibió el encargo de defender la
República romana, en el 49 a.C. César atacó Roma con sus tropas, y en
el 48 a.C. venció a Pompeyo.

     En el 46 a.C. se hizo nombrar dictador y en el 45 a.C. se hizo


transferir todos los poderes, fue dictador vitalicio, cónsul,
imperator, praefectus mórum y pontífice máximo con lo que tenía
derecho a transmitir su cargo por herencia, que confió a Octavio. La
república había terminado.

     César utilizó sus poderes para realizar una reestructuración


total del Estado. Debilitó al Senado quitándole la potestad de
declarar la paz y la guerra, y la custodia del tesoro público. Tomó
medidas populistas para arrinconar a la aristocracia, como la paridad
jurídica entre los ciudadanos. Se hacía llamar divus y pidió al Senado
el título de rey fuera de Roma. Pero César fue asesinado en el 44
a.C., cuando se iba a votar la cuestión.

     Tras la muerte de César, el Senado intenta recupera el poder.


Estalló una guerra civil entre la República, con Bruto; y los
seguidores de César, con Marco Antonio al frente. Octavio fue elegido
por el Senado para hacer la guerra a Marco Antonio. Durante la guerra
mueren los cónsules. Octavio presenta su candidatura, pero al ser
rechazada toma Roma; y se proclama Cónsul. Pero sus escasos apoyos no
le permiten gobernar solo y se alía con Marco Antonio y Lépido
formando un segundo triunvirato. Esta vez no secreto sino legal, y con
impérium, lo que les permitió dictar leyes y nombrar magistrados. Las
tensiones entre los triunviros degeneran en guerras, de las que sale
victorioso Octavio ante Marco Antonio, pero como defensor del régimen
republicano.

     Octavio no podía hacerse rey, pero el Senado estaba


desacreditado. Octavio hizo que el Senado le concediese poderes
suficientes para ser jefe del Estado: el princes. En el 27 a.C.
abandonó sus poderes, pero tras las súplicas del Senado aceptó el
gobierno de las provincias no pacificadas. Esto le confería impérium,
y el Senado le concedió el título de augusto (el título de imperator
se lo otorgaron sus tropas y sería el utilizado, preferentemente, por
sus descendientes). Se consolidaron así dos tipos de provincias: las
senatoriales y las imperiales. Las senatoriales gobernadas por el
Senado y que pagaban al erario, y las imperiales gobernadas por el
emperador y que pagaban al fisco. Las ciudades tenían un régimen
jurídico diferente. En el 23 a.C. desmonta una conjura contra él y
tras ello hace que su impérium es extienda a todas las provincias y a
la misma Roma. Octavio fue dueño del Estado. Asumió el cuidado de los
servicios esenciales: vías públicas, policía, aprovisionamiento, etc.
Para ello creó una burocracia funcionarial especializada. Lépido, que
había estado apartado, muere en el 12 a.C. y se le conceden a Octavio
sus títulos.

     Al asumir las magistraturas republicanas Octavio no daba la


imagen de rey, pero tenía poderes absolutos. Todos los poderes se le
concederán en virtud de su auctoritas, que le reconoce el Senado por

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su carisma, gracias a su habilidad política. Octavio pacificó el
imperio y en el 29 a.C. cerró las puertas del templo de Jano
proclamando la «paz romana». En el año 2 a.C. el Senado le nombra
páter patriae, y tendrá el beneplácito divino. El título imperial se
hizo hereditario.

     Hubo varias, dinastías como la de los Julios-Claudios, los


Flavios, los Antonios y los Severos. Periodos de anarquía como los
años 235 al 284, en los que el ejército quitaba y ponía emperadores.
Diocleciano, un emperador puesto por el ejército, recuperó la
autoridad moral y estabilizó el Estado. Las continuas luchas por el
poder imperial llevarán a Roma a un período de anarquía en el que se
reconocerán hasta cuatro emperadores: la tetrarquía.

     Con la llegada del cristianismo (313) el emperador se comienza a


titular dóminus, por influencia germánica, con lo que se rompe la
tradición romana. El cristianismo se implanta como ideología en toda
la sociedad.

El Estado imperial

El emperador

     Octavio muere en el 14 y hereda el Imperio Tiberio. Se abre, así,


el periodo más largo de la historia de Roma, en la que el emperador es
la figura central del régimen. Tendrá los títulos de césar, imperator,
princes, augusto y otros.

     Tenía poder absoluto, y asumía alguna magistratura. Poseía


amplios recursos económicos, procedentes de las provincias imperiales
y su patrimonio personal. Y tenía derecho a nombrar a su sucesor,
aunque debían estar apoyados por el ejército, que en épocas de
anarquía quitaba y ponía emperadores. Los sucesores tendieron a
divinizarse, incluso en vida, según el culto a los muertos.

El Senado

     El Senado continúa funcionando como en la república, pero su


poder va decreciendo alarmantemente. Da al régimen una imagen de
legalidad aunque no tiene ninguna autoridad.

     Las continuas purgas de senadores hacen de él una institución sin


oposición al emperador. Sus miembros pertenecen a una oligarquía que
tiene el favor del emperador, ya que es él quien controlaba el acceso
al Senado.

La asamblea del pueblo

     Las asambleas del pueblo perdieron toda relevancia. Teóricamente


mantuvieron su función electoral pero no elaboraban las listas de
candidatos.

Las magistraturas republicanas

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     Las magistraturas republicanas se mantuvieron, pero perdieron sus
funciones y su importancia política, al estar sometidas al emperador,
que era quien las nombraba.

Los funcionarios imperiales

     Los funcionarios imperiales fueron los que administraron el


régimen. Tuvieron a su cargo el gobierno. Eran nombrados por el
emperador y sus facultades dependían de lo que este quisiera
ordenarles, y por un tiempo indefinido; por esto cesan con la muerte
del emperador. Reciben un salario.

     Los más importantes tienen el nombre de prefectos. El prefecto


pretoriano es el jefe de la guardia personal, el prefecto urbi fue el
representante del emperador en la ciudad y el jefe de la policía, el
prefecto vigílium se ocupaba del orden público, y el prefecto annonae
se encargó del aprovisionamiento.

     De rango inferior fueron los procuradores, encargados de las más


variadas funciones.

El Consejo Imperial

     El Consílium Príncipis, o Consejo Imperial, es uno de los órganos


de gobierno más importantes. Estuvo integrado por personas de
confianza del emperador.

     Actuaba en toda clase de asuntos como la administración de


justicia, cuestiones militares, política exterior e interior,
finanzas, etc.

La Cancillería Imperial

     La Cancillería Imperial se ocupó de todos los asuntos privados


que debía resolver el emperador. Atendió la correspondencia, el
archivo, los sellos, la secretaría privada, la administración, etc. La
cercanía al emperador les dio mucha influencia política.

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