Antecedentes de Juicio de Amparo
Antecedentes de Juicio de Amparo
Antecedentes de Juicio de Amparo
Conclusión
Referencias Bibliográficas
ANTECEDENTES DEL JUCIO DE AMPARO
Bases constitucionales del amparo son las reglas del código político que norman
fundamentalmente a la institución, por sí solas o complementadas y
reglamentadas por la ley ordinaria (Ley de Amparo).
Se hallan consignadas en el artículo 107 de la Constitución que, como ya advertí,
es en esencia, reglamentario del artículo 103 del propio ordenamiento.
Las bases constitucionales del amparo son:
1. Base de la instancia de parte agraviada;
2. Base de la existencia del agravio;
3. Base de la prosecución judicial del amparo;
4. Base de la relatividad de los efectos de la sentencia de amparo;
5. Base de la definitivita del acto reclamado;
Primera Base: La Instancia de Parte Agraviada
Conforme a la base de la instancia de parte agraviada, el acto inicial del juicio de
amparo ha de ser siempre una demanda de amparo presentada ante el órgano
de defensa constitucional, por la parte que se considere agraviada por la ley o
por el acto de autoridad reputado inconstitucional por la propia parte agraviada.
Según esto, no es posible que el juicio de amparo se inicie o se prosiga
oficiosamente como el proceso inherente al sistema de defensa constitucional
encomendado a órgano político.
Reglamentación:
La base de la instancia de parte agraviada se encuentra expresamente
consignada en la fracción I del artículo 107 de la Constitución (párrafo inicial del
mismo artículo, hasta antes de la reforma de 19 de febrero de 1951), según la
cual: "El juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada."
Tácitamente la Ley de Amparo confirma o ratifica esta base constitucional, en su
artículo 4°, cuyo párrafo inicial dispone que: "El juicio de amparo únicamente
puede promoverse por la parte a quien perjudique el acto o a ley que se reclama."
Ventajas:
Las ventajas de a aplicación de la base de la instancia de parte agraviada son
las mismas que vimos se derivan de que se vede la posibilidad de que el órgano
de defensa constitucional actúe oficiosamente.
Segunda Base: La Existencia del Agravio
Para los efectos del amparo, el agravio es el menoscabo que como consecuencia
de una ley o acto de autoridad, sufre una persona en alguno de los derechos que
la Constitución le otorga.
Persona agraviada es, pues, aquella cuyos derechos constitucionales han sido
menoscabados, es decir, dañados o perjudicados por leyes o por actos de
autoridad. Sin embargo, el daño y el perjuicio que dan contenido al agravio son
algo más que el daño y el perjuicio de los que habla la legislación civil, cuya
connotación es meramente patrimonial.
Efectivamente, daño, según el artículo 2108 del Código Civil del Distrito Federal,
es la pérdida o menoscabo sufrido en el patrimonio por falta de cumplimiento de
una obligación; en tanto que el artículo siguiente del propio ordenamiento reputa
perjuicio a la privación de cualquier ganancia lícita que debiera haberse obtenido
con el cumplimiento de la obligación.
La jurisprudencia ha confirmado este criterio al establecer que:
Las palabras parte agraviada se contraen a las personas que han sufrido un
agravio y se refieren, en general, a la ofensa o perjuicio que se hace a alguien en
sus derechos o intereses; la palabra perjuicio debe entenderse no en los términos
de la ley civil, como la privación de cualquier ganancia lícita que pudiera haberse
obtenido, sino como sinónimo de ofensa que se hace a los derechos o intereses
de una persona.
Elementos de la producción del agravio
Para efectos del amparo, al inferirse el agravio, han de concurrir los cuatro
siguientes elementos:
1) Elemento material u objetivo, consistente en el daño o perjuicio, agravio
propiamente dicho, inferido a la persona que lo recibe, de acuerdo con el
concepto que de él acabamos de dar;
2) Elemento subjetivo pasivo, o persona a quien la autoridad infiere el agravio;
3) Elemento subjetivo activo, o autoridad que al actuar infiere el agravio, y
4) Elemento jurídico o formal, o precepto constitucional violado por la autoridad
que infiere el agravio, y protegido por el amparo.
Naturaleza del agravio
El agravio debe ser personal, directo y objetivo.
Que el agravio deba ser personal, significa que la persona que promueve o a
nombre de quien se promueva el amparo ha de ser, precisamente, el titular de
los derechos lastimados, titularidad que funda su interés jurídico para lograr,
mediante el amparo, la protección de aquéllos.
Que el agravio deba ser directo significa que el menoscabo de derechos
constitucionales originados por la ley o por el acto de autoridad violatorio de la
Constitución, debe afectar, precisamente, al titular de tales derechos y sólo a él
por lo que no tendrá el carácter de agravio la ofensa resentida por el tercero o
por quien sólo de modo reflejo (indirecto), resiente perjuicio; "Parte agraviada lo
es, ha dicho la jurisprudencia; para los efectos del amparo, la directamente
afectada por la violación de garantías; no el tercero a quien directamente afecta
la misma violación."
Que el agravio deba ser objetivo, significa que su existencia ha de ser real,
independientemente del pensamiento o de circunstancia alguna peculiar al sujeto
pasivo o al sujeto activo, o al titular del órgano de defensa constitucional.
Según esto, el agravio debe tener existencia determinada por la comparación
entre cualquiera de las hipótesis consignadas en el artículo 103 de la Constitución
y repetidas en el artículo 1° de la Ley de Amparo, por una parte, y la actuación
de la autoridad, por la otra; comparación como resultado de la cual se pueda
concluir válidamente que la autoridad ha realizado, al actuar, la mencionada
hipótesis. Dicha existencia hará irrelevante, por tanto, el juicio u opinión que
acerca del agravio puedan tener la persona que lo reciba, la autoridad que lo
infiera, o el titular del órgano que conozca y resuelva el amparo.
Tercera Base: La Prosecución Judicial del Amparo
Al enunciar el concepto del amparo y al hacer el análisis de sus elementos, vimos
lo que significa la prosecución judicial del amparo, así como la razón de ser de
ésta y sus ventajas.
Expresamente se refieren a la prosecución judicial del amparo, tanto la
Constitución, como la ley de la materia. Efectivamente, el párrafo introductorio
del artículo 107 de la Constitución indica que las controversias de que habla el
artículo 103 se sujetarán a los procedimientos y a las formas de orden jurídico
que determine la ley; procedimientos y formas de orden jurídico que no son otros,
según dejan entender con posterioridad el propio artículo 107 y su ley
reglamentaria, que los judiciales. Por lo demás, en la fracción I del artículo 107
se habla del juicio de amparo, que deberá seguirse siempre a instancia de parte
agraviada, y en la fracción IV se habla de la ley reglamentaria del juicio de
amparo.
Por lo que respecta a la Ley de Amparo, pueden citarse numerosos artículos de
ella que aluden al juicio de amparo. Citemos como ejemplo el artículo 1° que en
su primer párrafo determina el objeto del juicio de amparo; el artículo 5° que
precisa quiénes son partes en el juicio de amparo; el artículo 12 que determina
los modos de justificar la personalidad en el juicio de amparo; el artículo 19 que
se refiere a la representación de las autoridades responsables en el juicio de
amparo; el artículo 20 que alude a la representación de varias personas que
presenten demanda en el juicio de amparo.
Tácitamente, la prosecución judicial del amparo se deduce de todas aquellas
disposiciones constitucionales o legales que aluden a instituciones y partes de
todo juicio. Por ejemplo: en el artículo 107 de la Constitución encontramos la
fracción V que habla de la procedencia del amparo ante la Suprema Corte de
Justicia, que es un tribunal por antonomasia, así como de la petición de amparo
ante los tribunales colegiados de circuito, y la fracción VII que se refiere a la
demanda de amparo ante los jueces de distrito, tribunales y jueces que tienen la
misma naturaleza judicial que la Suprema Corte de Justicia.
Por lo que respecta a la Ley de Amparo, basta la simple lectura de su índice para
comprender que el amparo a cuyo trámite se refiere, se prosigue judicialmente y
sólo judicialmente.
Cuarta Base: La Relatividad de los Efectos de la Sentencia de Amparo
La relatividad de los efectos de la sentencia de amparo significa que dicha
sentencia no afecta favorable o desfavorablemente más que a quienes fueron
partes en el juicio y exclusivamente por lo que atañe a su relación con el acto
reclamado, y sólo con él.
En virtud de la relatividad de los efectos de la sentencia, ésta reviste dos
aspectos, uno positivo y otro negativo.
Aspecto positivo, por cuanto la sentencia sólo afectará: a las partes en el juicio y
al acto reclamado.
Aspecto negativo, por cuanto la sentencia en nada afectará:
a) A quienes no hayan sido partes en el juicio de amparo, aun cuando su situación
jurídica, concreta sea igual a la de quienes sí tuvieron tal carácter, y,
b) A leyes o a actos de autoridad no reclamados en el juicio de amparo aun
cuando su naturaleza constitucional sea idéntica a la de los actos que sí fueron
reclamados.
Excepción al efecto relativo de la sentencia de amparo, con respecto a la
autoridad responsable.
El efecto relativo de la sentencia de amparo sufre una excepción jurisprudencial
por lo que respecta a la autoridad no señalada en el juicio como responsable. En
efecto, la jurisprudencia, después de haber sentado la tesis de que: "Las
sentencias dictadas en los juicios de amparo, no obligan a las autoridades que
no hayan sido parte de ellos, porque no se les ha pedido ni rendido informes, ni
interpuesto recurso alguno."
Ha sustentado el criterio de que:
Las ejecutorias de amparo deben ser inmediatamente cumplidas por toda
autoridad que tenga conocimiento de ellas y que por razón de sus funciones deba
intervenir en su ejecución, puesto que atento a la parte final del primer párrafo
del artículo 107 de la Ley Orgánica de los artículos 103 y 107 constitucionales,
no solamente la autoridad que haya figurado con el carácter de responsable en
el juicio de garantías está obligada a cumplir la sentencia de amparo. Sino
cualquier otra autoridad que por sus funciones tenga que intervenir en la
ejecución de este fallo.
Reglamentación
Consignan expresamente la relatividad de los efectos de la sentencia de amparo,
tanto la Constitución como la Ley de Amparo:
La fracción II del artículo 107 de la Constitución recoge la Fórmula de Otero
expresada ya en la última parte del artículo 102 de la Constitución de 1857, en
los siguientes términos:
"La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares,
limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que verse la
queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto que la
motivare."
Por lo que respecta a la Ley de Amparo, su artículo 76 dispone que:
Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocuparán de
los individuos particulares o de las personas morales, privadas u oficiales que los
hubieren solicitado, limitándose a ampararlos y protegerlos, si procediera, en el
caso especial sobre el que verse la demanda, sin hacer una declaración general
respecto de la ley o acto que la motivare.
La limitación constitucional legalmente impuesta a los efectos de la sentencia de
amparo se contrae, lógicamente, sólo a los puntos resolutivos de esta, pues son
ellos los que están propiamente destinados a alterar la situación jurídica de las
partes, razón por la que no hay inconveniente para que en las condiciones de la
sentencia se hagan apreciaciones generales que pugnen con el sentido de la
Fórmula de Otero, pues dichas consideraciones no tienen, como los puntos
resolutivos, fuerza ejecutiva y al abordar aspectos generales del problema
resuelto en la sentencia, contribuyen a enriquecer los preceptos legales y las
especulaciones doctrinales sobre el particular (Ignacio Burgoa).
La adopción de la base de la relatividad de los efectos de la sentencia de amparo
por nuestra Constitución y por su ley reglamentaria, es congruente con la
naturaleza judicial de nuestro medio de defensa de la Constitución y tiene las
mismas ventajas de éste con respecto al sistema de carácter político cuyas
resoluciones son casi siempre de alcance general.
Quinta Base: La Definitivita del Acto Reclamado
Esta base significa que el acto reclamado es definitivo por cuanto no puede ser
legalmente impugnado por recursos, por medios de defensa legal o por juicios
ordinarios, con el fin de que la autoridad lo modifique o lo revoque.
Así en términos generales, puede afirmarse que una sentencia pronunciada en
segunda instancia por un tribunal superior de justicia es un acto definitivo, puesto
que el mencionado fallo no puede ser impugnado legalmente echando mano de
recursos, de medios de defensa legal o de juicios ordinarios, para que él sea
modificado o revocado. En el mismo caso se encuentran las disposiciones de
carácter administrativo cuya ley normativa no permita que por medio de los
indicados recursos se altere el acto del modo antes señalado, y las leyes una vez
que han sido sancionadas, promulgadas y publicadas por el poder ejecutivo.
En cambio, las legislaciones civiles y administrativas ofrecen múltiples ejemplos
de resoluciones judiciales o de actos de autoridad que pueden ser impugnados
por los interesados, ocurriendo a recursos, a medios de defensa legal o a juicios
ordinarios a fin de obtener la modificación o la revocación del fallo o del acto.
La base de la definitividad del acto reclamado es consecuencia de la naturaleza
extraordinaria del juicio de amparo, antes demostrada, y persigue
congruentemente con tal naturaleza: 1) la conservación de dicha naturaleza, y 2)
lograr la indispensable economía procesal.
1) La conservación de la naturaleza extraordinaria del juicio de amparo se logra
exigiendo el carácter definitivo del acto reclamado porque, de no ser así, el juicio
de amparo perdería su índole extraordinaria y se convertiría en ordinario ya que
la impugnación que por medio de él se hiciera del acto reclamado correría pareja
con la impugnación ordinaria puesto que no se apoyaría en la inconstitucionalidad
del acto, sino en sus vicios de carácter legal ordinario.
2) La economía procesal, por otra parte, se logra mediante la exigencia del
carácter definitivo del acto reclamado, porque de suprimirse éste se duplicarían
las instancias: la instancia ordinaria por cuyo medio pudiera obtenerse la
revocación o la modificación del acto; y la instancia extraordinaria o de amparo
por cuyo medio, a más de que se enjuiciaría la constitucionalidad del mencionado
acto, se obtendría, también, su revocación o su modificación.
Reglamentación.
La base de la definitividad del acto reclamado se halla reglamentada tanto
constitucional como legalmente.
Constitucionalmente se halla reglamentado el carácter definitivo del acto
reclamado, en la fracción III, incisos a y b, y en la fracción IV, del artículo 107.
Legalmente la base de la definitividad del acto reclamado consignada en los
preceptos constitucionales acabados de citar, se halla reglamentada en el
artículo 73, fracciones XIII, XIV y XV, de la ley de amparo.
Consecuencias Jurídicas de la inobservancia de la base de definitividad del acto
reclamado.
La consecuencia jurídica inmediata e inevitable de que el quejoso no agote, antes
de ocurrir al amparo, los recursos, los medios de defensa o los juicios ordinarios
legalmente existentes para impugnar el acto, es que sea' improcedente el juicio
de amparo.
Tal improcedencia se desprende tácitamente de lo que sobre el particular
disponen las fracciones III, inciso a, y IV del artículo 107 de la Constitución, y
expresamente las fracciones XIII, XIV y XV del artículo 73 de la Ley de Amparo,
a cuyo texto aludimos en ocasión anterior.
Ignacio Burgoa plantea esta cuestión no carente de interés:
¿Debe el juez ante quien se eleva una demanda de amparo en contra de un acto
impugnable por medios ordinarios que no han sido previamente agotados,
desechar de plano la demanda, sin suspensión del acto reclamado, por
considerar que en ella hay motivo manifiesto a ineludible de improcedencia, en
aplicación de lo que dispone el artículo 145 de la Ley de Amparo; o debe admitir
la demanda a fin de estudiarla y, en su caso, sobreseer con posterioridad?
Al abordar el problema, la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia, ha
sostenido:
La existencia de un posible recurso contra los actos reclamados, motivo de un
juicio de garantías, no es óbice para admitir y tramitar la demanda de amparo,
sino que, por lo contrario, es conveniente hacerlo, a fin de que se estudie
debidamente la cuestión; sin perjuicio de que después se dicte el sobreseimiento
que corresponda, si del resultado del estudio respectivo aparece realmente la
existencia de alguna causa de improcedencia.
El mencionado autor critica la tesis jurisprudencial acabada de transcribir, pues
hace ver que la existencia o la inexistencia del recurso, del medio de defensa
legal o del juicio ordinario, y la utilización o la falta de utilización de él es un dato
objetivo derivado de la ley y de la correspondiente relación de hechos, que sólo
puede aquilatar íntegramente el juez ante quien se eleve el amparo. El juez,
mediante el simple examen de la demanda, sabrá si se cumplió o no se cumplió
con la base de la definitividad del acto reclamado, y consecuentemente, deberá
proceder, en el caso de que no se haya hecho así, de acuerdo con lo mandado
por el artículo 145 de la Ley de Amparo.
Considero esta crítica infundada, porque la tesis de la Corte no es aplicable al
caso cierto de que exista un recurso ordinario, sin agotar el cual habrá el "motivo
manifiesto e indudable de improcedencia" del que habla el artículo 145 de la ley,
sino a la posibilidad de que tal recurso exista, que el juez deberá, sin duda,
comprobar antes de decretar la improcedencia de la demanda.
En la hipótesis prevista por Burgoa, hay certeza; en la contemplada por la Corte,
hay duda. Las soluciones tienen, por tuerza, que ser diferentes.
Excepciones legales y jurisprudenciales a la base de la definitividad del acto
reclamado, o casos en los que dicha base no surte efectos.
Por razones de diversa índole, a las que aludiré enseguida, la Constitución, la ley
o la jurisprudencia relevan en determinados casos al quejoso, de la obligación de
agotar antes de acudir al amparo, los medios ordinarios de defensa.
Efectivamente, el agraviado puede ocurrir directamente al amparo sin necesidad
de agotar precisamente los recursos, los medios de defensa; legal o los juicios
ordinarios, que señale la ley, si:
1) Los actos reclamados consisten en la deportación, en el destierro o en la
imposición de cualquiera de las penas prohibidas en el artículo 22 constitucional,
o importen peligro de perder la vida (artículo 73, tracción XII, párrafo segundo, de
la Ley de Amparo);
| 2) El acto reclamado es un acto de formal prisión.
Esta excepción no es absoluta, pues la jurisprudencia ha señalado a ella estas
dos modalidades:
a) No procede el amparo en contra del auto de formal prisión cuando el agraviado
ha interpuesto contra tal auto el recurso ordinario de apelación que conceda la
ley procesal penal correspondiente (artículo 300 del Código de Procedimientos
Penales para el Distrito Federal), y
b) Si procede el amparo desde el momento en que el agraviado desiste de dicho
recurso ordinario.
Ignacio Burgoa explica que el fundamento jurídico de este criterio de la Corte es
la posibilidad de que el auto de formal prisión viole directamente las garantías
consagradas por el artículo 19 constitucional; si el acto reclamado viola las
garantías consagradas en los artículos 16, 19 y 20 constitucionales. Por ejemplo:
que se dé una orden de cateo domiciliario por autoridad que no sea la judicial;
que se practique una detención por más de tres días sin que se justifique con un
auto de formal prisión debidamente requisitado; que se incomunique
indebidamente a un reo. Esta excepción a la base de la definitividad del acto
reclamado no es aplicable si la violación a los mencionados artículos
constitucionales proviene de una sentencia, en cuyo caso el agraviado tiene
obligación de agotar los medios de defensa ordinarios.
4) El quejoso es extraño al juicio dentro del cual se produjo el acto que lo agravia
(artículo 73, fracción XIII, de la Ley de Amparo, que remite a la fracción VII,
indebidamente el texto de la ley remite a la fracción IX; del artículo 107
constitucional).
Por extraño al juicio debemos entender a la persona que no ha sido emplazada
y que por no haberlo sido no se ha apersonado en él.
5) La reconsideración administrativa no está expresamente establecida por la ley
del acto reclamado.
Sobre el particular la jurisprudencia asienta el criterio de que:
"Cuando la reconsideración administrativa no esté expresamente establecida por
la ley del acto, no puede tener por efecto interrumpir el término para pedir amparo
y puede desecharse de plano."
No obstante, la misma Suprema Corte de Justicia ha agregado que si la
reconsideración: "es interpuesta dentro de los quince días siguientes a la
notificación del acuerdo y es admitida y substanciada, debe conceptuarse que el
término para interponer el amparo ha de contarse desde la fecha de la notificación
de la resolución que recaiga a tal reconsideración".
Según esto, cuando la ley del acto no concede expresamente el recurso de
reconsideración, no es necesario agotar este camino antes de solicitar el amparo,
pero si aun cuando la ley del acto no establezca la reconsideración se interpone
ésta dentro de los quince días siguientes a la fecha de la notificación y se admite
y se sustancie, el amparo sólo será procedente después de que se obtenga la
resolución de la reconsideración.
6) La ley señala para reclamar contra un acto administrativo, la vía administrativa
y la vía judicial y ya se haya hecho uso de una o de otra.
7) Si el acto reclamado consiste en una ley cuya promulgación se impugne en el
amparo con independencia de su primer acto de ejecución.
8) En el mandamiento escrito en el que se contenga el acto reclamado no se cite
el fundamento legal o reglamentario en el que él se apoye.
El motivo por el cual se releva al agraviado de la obligación de acudir a los medios
de defensa ordinarios antes de recurrir al amparo, en el caso de que la autoridad
no cite en su mandamiento escrito el fundamento legal del mismo, es que en tales
condiciones el agraviado carece de la información necesaria para poder combatir
legalmente el acto.
COMENTARIO: Las bases constitucionales del juicio de Amparo, son los
principios jurídicos por los cuales se rige éste, tales principios se encuentran
constituidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; Ahora
bien la doctrina ha considerado que existen bases Constitucionales principales y
secundarias, según su importancia de dichas bases.
1.6 ACTAS DE REFORMAS DE 1847
ARTÍCULO 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103 se sujetarán
a los procedimientos y formas del orden jurídico que determine la ley, de acuerdo
con las bases siguientes:
II.- La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares,
limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que verse la
queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto que la motivare.
Cuando se reclamen actos que tengan o puedan tener como consecuencia privar
de la propiedad o de la posesión y disfrute de sus tierras, aguas, pastos y montes
a los ejidos o a los núcleos de población que de hecho o por derecho guarden el
estado comunal, o a los ejidatarios o comuneros, deberán recabarse de oficio
todas aquellas pruebas que puedan beneficiar a las entidades o individuos
mencionados y acordarse las diligencias que se estimen necesarias para precisar
sus derechos agrarios, así como la naturaleza y efectos de los actos reclamados.
a).- Contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio,
respecto de las cuales no proceda ningún recurso ordinario por el que puedan
ser modificados o reformados, ya sea que la violación se cometa en ellos, o que,
cometida durante el procedimiento, afecte a las defensas del quejoso,
trascendiendo al resultado del fallo; siempre que en materia civil haya sido
impugnada la violación en el curso del procedimiento mediante el recurso
ordinario establecido por la ley e invocada como agravio en la segunda instancia,
si se cometió en la primera. Estos requisitos no serán exigibles en el amparo
contra sentencias dictadas en controversias sobre acciones del estado civil o que
afecten al orden y a la estabilidad de la familia;
De igual modo, se establece que el amparo será procedente tanto contra los
defectos de la resolución definitiva por violaciones constitucionales cometidos al
momento de resolver el asunto, como contra las violaciones in precediendo
cometidas.
b).- Contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, fuera de
juicio o después de concluido, una vez agotados los recursos que en su caso
procedan, y
d).- En materia laboral, cuando se reclamen laudos dictados por las Juntas
Locales o la Federal de Conciliación y Arbitraje, o por el Tribunal Federal de
Conciliación y Arbitraje de los Trabajadores al Servicio del Estado;
Sin embargo, hemos visto a través de los medios de comunicación, asuntos como
la matanza de Aguas Blancas, que tanto impactó a la sociedad, que la Corte
decidió realizar las investigaciones necesarias para atender el asunto.
VI.- En los casos a que se refiere la fracción anterior, la ley reglamentaria de los
artículos 103 y 107 de esta Constitución señalará el trámite y los términos a que
deberán someterse los tribunales colegiados de circuito y, en su caso, la
Suprema Corte de Justicia, para dictar sus respectivas resoluciones;
El artículo 166 de la Ley de Amparo establece los requisitos para formular una
demanda de garantías, y el procedimiento lo rigen los artículos del 177 al 191.
VIII.- Contra las sentencias que pronuncien en amparo los Jueces de Distrito o
los Tribunales Unitarios de Circuito procede revisión. De ella conocerá la
Suprema Corte de Justicia:
b).- Cuando se trate de los casos comprendidos en las fracciones II y III del
artículo 103 de esta Constitución.
IX.- Las resoluciones que en materia de amparo directo pronuncien los Tribunales
Colegiados de Circuito no admiten recurso alguno, a menos de que decidan sobre
la inconstitucionalidad de una ley o establezcan la interpretación directa de un
precepto de la Constitución cuya resolución, a juicio de la Suprema Corte de
Justicia y conforme a acuerdos generales, entrañe la fijación de un criterio de
importancia y trascendencia. Sólo en esta hipótesis procederá la revisión ante la
Suprema Corte de Justicia, limitándose la materia del recurso exclusivamente a
la decisión de las cuestiones propiamente constitucionales;
X.- Los actos reclamados podrán ser objeto de suspensión en los casos y
mediante las condiciones y garantías que determine la ley, para lo cual se tomará
en cuenta la naturaleza de la violación alegada, la dificultad de reparación de los
daños y perjuicios que pueda sufrir el agraviado con su ejecución, los que la
suspensión origine a terceros perjudicados y el interés público.
Dicha suspensión deberá otorgarse respecto de las sentencias definitivas en
materia penal al comunicarse la interposición del amparo, y en materia civil,
mediante fianza que dé el quejoso para responder de los daños y perjuicios que
tal suspensión ocasionare, la cual quedará sin efecto si la otra parte da
contrafianza para asegurar la reposición de las cosas al estado que guardaban
si se concediese el amparo, y a pagar los daños y perjuicios consiguientes;
Esta fracción debería de ser la más importante del artículo en comento, pues la
adecuada y técnica intervención del Ministerio Público, velando por los intereses
de la sociedad, debería ser garante de esa justicia pronta y expedita que
preconiza el artículo 17 de nuestra Carta Magna, siendo que en la realidad, el
órgano técnico que se supone es el Ministerio Público, se abstiene de participar
en la contienda constitucional por simple apatía. Lástima que a éste, no se le
apliquen sanciones por su incumplimiento.
PODER EJECUTIVO
SECRETARIA DE GOBERNACIÓN
Artículos Transitorios
El acto reclamado para efectos de amparo se define como la conducta que puede
manifestarse de forma material u omisiva, por parte de una autoridad estatal,
nacional, federal, local o municipal, la cual se considera que transgrede las
garantías individuales de los ciudadanos o que afecta el principio de distribución
de competencias entre la Federación y los Estados de la República, en otras
palabras, es aquella conducta a la cual se opone el quejoso en el juicio de
amparo.
La existencia del acto reclamado es un requisito fundamental para la procedencia
de juicio de amparo, pues es la pieza fundamental que justifica el ejercicio de la
acción y se actualiza cuando una autoridad, genera un perjuicio en contra de los
derechos sustantivos tutelados del gobernado. Los actos reclamados pueden
consistir en un hacer o no hacer, mismos que el afectado, atribuye a la autoridad
responsable, como contrarios a derecho dentro del marco jurídico aplicable.
2.6 EL AMPARO CONTRA ACTOS STRICTO SENSU
Para que el amparo prospere, es menester que el quejoso acredite que el acto
reclamado existe, que ese acto lo lesiona en su patrimonio y que además esa
lesión tiene una relación inmediata con motivo del surgimiento del propio acto, lo
que implica la presencia del principio de la existencia de un agravio personal y
directo.
Para los efectos de este principio, por agravio se entiende a la lesión o afectación
del acto de autoridad.
Por virtud de este principio, el juez se encuentra maniatado para estudiar el acto
y defender la constitución, pues no podrá anular el acto reclamado, sino solo con
base en el estudio de los conceptos de violación que exprese el quejoso en la
demanda o en los agravios esgrimidos en los escritos de recursos, pero si el
quejoso no atacó debidamente el acto, el juez negará el amparo y la protección
de la justicia de la unión, a pesar de que la inconstitucionalidad del acto sea
manifiesta y a todas luces.
Así pues, es autoridad, aquel organismo que la ley faculta para emitir actos
unilateralmente y que deban ser obedecidos por los gobernados al estar
respaldados por el imperio estatal.
4.2 EL QUEJOSO
Es el titular de la acción de amparo y quien recibe un perjuicio con el acto
reclamado.
El agraviado, también llamado "quejoso", es quien promueve el juicio de
garantías, quien demanda la protección de la Justicia Federal, quien ejercita la
acción constitucional, el que equivale, en un juicio ordinario, al actor.
Quejoso o agraviado es el que ataca un acto de autoridad que considera lesivo a
sus derechos, ya sea porque estime que viola en su detrimento garantías
individuales; o porque, proveniente de autoridad federal, considere que vulnera o
restringe la soberanía de los Estados; o, por el contrario, porque haya sido emitido
por las autoridades de estos con invasión de la esfera que corresponde a las
autoridades federales (artículo 103 constitucional, reproducido por el 1o. de la
Ley de Amparo).
Quejoso, en suma, es toda persona, física o moral, todo gobernado, con
independencia de sexo, nacionalidad, estado civil, y edad (artículos 6o. a 10 de
la propia Ley) y puede promover por sí o por interpósita persona (artículo 4o. de
la Ley de Amparo).
4.3 LA AUTORIDAD RESPONSABLE
La autoridad responsable en el juicio de amparo es el órgano estatal de facto o
jure, investido con facultades o poderes de decisión o ejecución, cuyo ejercicio
crea, modifica o extingue situaciones generales o concretas de hecho o jurídicas,
con trascendencia particular y determinada de una manera imperativa; en otros
términos, señala el artículo 11 de la Ley de Amparo, que es autoridad
responsable la que dicta u ordena, ejecuta o trata de ejecutar la ley o el acto
reclamado. Por tanto, se considera que un Juez de Distrito, por el hecho de haber
concedido la libertad bajo fianza al inculpado, dentro del incidente de suspensión
del juicio indirecto que promovió en contra de la sentencia que confirmó el auto
de formal prisión decretado en su contra, no debe ser considerado como
autoridad responsable en el juicio de amparo directo, pues no cae en su ámbito
competencial la ejecución de la sentencia reclamada y, por tanto, el juicio con
respecto a dicha autoridad es improcedente y debe ser sobreseído con
fundamento en los artículos 166, fracción III, 73,fracción XVIII, y 74, fracción III,
de la Ley de Amparo.
El tercero perjudicado puede ser una persona física o moral, siempre y cuando
sea titular de un derecho que dada su naturaleza, puede ser afectado por los
efectos que se presenten a partir de la sentencia que se dicte en el juicio de
amparo, por lo que el gobernado puede tener interés jurídico para intervenir en
el proceso que intenta impugnar el acto reclamado y en su caso procurar para
que no se declare su inconstitucionalidad.
El art. 5º de la Ley de amparo señala quienes tienen ese carácter:
La contraparte del agraviado cuando el acto reclamado emana de un juicio o
controversia que no sea del orden penal, o las partes (actor y demandado) en el
mismo juicio cuando el amparo sea promovido por persona extraña al
procedimiento;
El ofendido o las personas, que conforme a la ley, tengan derecho tengan
derecho a la reparación del daño o a exigir la responsabilidad civil proveniente
de la comisión de un delito, en su caso, en los juicios de amparo, promovido
contra actos judiciales del orden penal, siempre que éstos afecten dicha
reparación o responsabilidad.
La persona o personas que hayan gestionado a su favor el acto contra él que se
pida amparo, cuando se trate de providencias dictadas por autoridades distintas
de la judicial o del trabajo.
Artículo 40.
El pleno o las salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación podrán ejercer,
de manera oficiosa o a solicitud del Procurador General de la República la
facultad de atracción para conocer de un amparo directo que corresponda
resolver a los tribunales colegiados de circuito, cuando por su interés y
trascendencia lo ameriten, de conformidad con el siguiente procedimiento:
I. Planteado el caso por cualquiera de los ministros, o en su caso hecha la
solicitud por el Procurador General de la República, el pleno o la sala acordará si
procede solicitar los autos al tribunal colegiado de circuito, en cuyo caso, previa
suspensión del procedimiento, éste los remitirá dentro del plazo de tres días
siguientes a la recepción de la solicitud;
II. Recibidos los autos se turnará el asunto al ministro que corresponda, para que
dentro del plazo de quince días formule dictamen a efecto de resolver si se ejerce
o no dicha facultad; y
III. Transcurrido el plazo anterior, el dictamen será discutido por el tribunal pleno
o por la sala dentro de los tres días siguientes.
Artículo 61.
IV. Contra resoluciones dictadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación;
III.- Contra leyes o actos que sean materia de otro juicio de amparo que se
encuentre pendiente de resolución, ya sea en primera o única instancia, o en
revisión, promovido por el mismo quejoso, contra las mismas autoridades y por
el propio acto reclamado, aunque las violaciones constitucionales sean diversas;
◦ Hay litispendencia
IV.- Contra leyes o actos que hayan sido materia de una ejecutoria en otro juicio
de amparo, en los términos de la fracción anterior; Por ser Cosa Juzgada
V.- Contra actos que no afecten los intereses jurídicos del quejoso; Al no existir
agravio personal y directo de carácter jurídico se declara improcedente.
VI. - Contra leyes, tratados y reglamentos que, por su sola vigencia, no causen
perjuicio al quejoso, sino que se necesite un acto posterior de aplicación para que
se origine tal perjuicio; La ley es vigente, pero no se ha aplicado, por lo tanto, no
es motivo de agravio.
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Conclusión
Aquí, hemos explicado la relevancia de la nueva Ley de
Amparo. Sabemos que para entenderla es necesario tener
presente que la reforma de 2011 al artículo primero de la
Constitución Federal amplía nuestros derechos fundamentales
al incorporar todos los derechos humanos que se
contienen en los tratados internacionales de los que México
es parte, dentro del catálogo de derechos humanos del que
gozamos en nuestro país.
En resumen, el amparo es un medio o herramienta
de defensa que tenemos disponible para pedir que los
tribunales federales revisen y, en su caso, garanticen la
protección de nuestros derechos humanos, cuando éstos
se vean violentados o amenazados por los actos, omisiones
y normas generales de una autoridad, así como en ciertos
casos por actos de particulares que lleven a cabo actos
equiparables a los de una autoridad.
Explicamos también, cómo las posibilidades de recurrir
efectivamente al amparo se fortalecen al introducir y
definir en la ley el concepto de interés legítimo. De la
misma manera, el interés legítimo puede ser colectivo y
mencionamos que existen ciertos derechos humanos que
por su naturaleza son colectivos, como el derecho al medio
ambiente. Por último, abordamos qué sucede cuando se
resuelve un amparo y cómo bajo la nueva ley, existe un mecanismo
para que las decisiones sobre normas generales
puedan llegar a tener efectos para todas las personas en
México. Explicamos también qué es y cómo se forma la
jurisprudencia.