3.2 Heredia - Pinello
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Tizón, Héctor, Cuentos completos, Editorial Alfaguara, Buenos Aires, Argentina, 2006. Cada vez que
se cite este libro irá la sigla CC y el número de la página.
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Tizón, Héctor, Cuentos completos, Editorial Alfaguara, Buenos Aires, Argentina, 2006. Cada vez que
se cite este libro irá la sigla CC y el número de la página.
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situaciones de índole de dominación social y económica en la que vivieron las culturas
minoritarias del país a causa de la política capitalista e imperialista de principios de
siglo. La economía basada en los terratenientes desplazó las actividades primarias de la
Puna para imponer actividades que explotaban al nativo para beneficio de unos pocos
estancieros. El hombre oriundo sufrió abusos e invasión de sus costumbres, de su
lengua, de sus creencias y principalmente, de su dignidad.
Marco Teórico
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Los principales intentos de desarrollo económico para la zona estuvieron ligados
a la minería, pero esta actividad nunca llegó a tener dimensiones de importancia, y en la
actualidad se encuentra en retroceso. Del mismo modo, el sector comercial que tuvo
cierto desarrollo en la frontera, sobre todo con la llegada del ferrocarril hasta La Quiaca,
sufrió un impacto negativo con los cambios en las leyes regulatorias de la importación-
exportación y la desactivación de la línea férrea.
A lo largo de la historia, los aborígenes puneños fueron pasando por diferentes
formas de sujeción social desde la encomienda, el reparto y el tributo, pasando por la
condición de arrendatarios hasta la actual, de ocupantes de tierras fiscales.
La principal medida del gobierno peronista que afectó a la Puna, fue la
promulgación del estatuto de peón, cuya meta central pareció elevar los salarios y
mejorar las condiciones de trabajo.
A partir de la década del ´60, la población de la Puna fue objeto de una variada
gama de proyectos de desarrollo con fondos nacionales e internacionales. En general
partían del supuesto que un mejoramiento, aunque fuera parcial en las condiciones agro-
pastoriles, redundaría en beneficios generados por un efecto cascada pero no contaron
con el apoyo de inversiones en infraestructura básica, condición primordial del
crecimiento. En los últimos años estos programas de desarrollo fueron reemplazados
por los de mitigación de riesgo social, con énfasis en la capacitación y la puesta en
condiciones de laborabilidad de la población, y los de asistencialismo focalizados con
centro en los sistemas de educación y salud.
No obstante, los problemas continúan siendo los mismos: migración en especial
de jóvenes; falta de actividades productivas con inserción en el mercado; falta de
inversión en infraestructura; concentración del poder económico y político en manos de
los intermediarios locales; y fundamentalmente la falta de regularización de propiedad
de la tierra.3
3
Belli, Elena; Slavutsky Ricardo: “Rutinas de precariedad laboral en la Puna jujeña”, Trabajo y
población en el OA, Editorial La Colmena, Universidad Nacional Jujuy, Jujuy, 2000.
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Análisis de los cuentos
“Mazariego”
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Leonor Fleming4 interpreta este cuento como una alegoría de la despoblación y
muerte de la Puna. Mazariego, el protagonista, entra al pueblo con apariencia jovial,
pero lleva la muerte consigo, dos atributos nos anuncian su intrínseca condición
devastadora: es un desahuciado, lleva en si el germen de la muerte y por otra parte, es el
promotor de la venta de bicicletas, causa material de la migración de los habitantes del
pueblo y por tanto el responsable directo de su vaciamiento.5
El bolichero y su esposa son personajes del cuento que resisten y combaten la
venta de bicicletas, en parte por su espíritu conservador, en parte por sus intereses.
Finalmente, sin otra salida deciden imitar a los otros, y se marchan.
Las isotopías que podemos destacar son: la marginación que viven los pueblos
de las Puna, olvidados por las autoridades y su principal problemática, su
estancamiento. En la cuento, Mazariego vende su primera bicicleta a un hombre, al cual
enseña a manejar su nueva adquisición. Luego, las ventas del negocio del protagonista
van mejorando, inesperadamente. Los pueblerinos van yéndose del pueblo, el afán por
salir de la desolación del lugar: “Cada una salió con su bicicleta y ambos
desaparecieron como tragados por el polvo” (Tizón, 2006: 123)
La intencionalidad del autor es reflejar una gran sensibilidad y preocupación
ante los cambios sociales que presentan los pueblos de su provincia, producto del
progreso. El éxodo representado en el cuento provoca grandes males y una desolación
total: “Mazariego se sintió morir. Pero ya no había quedado nadie y el pueblo, vacío y
oscuro, también languidecía con sus casas derruidas y cubiertas de amarillentas, duras
plantas trepadoras” (Tizón, 2006: 124). Tizón quiere revalorizar en su narrativa los
pueblos de la Puna y los del país, marginados por una política centralista.
“El ladrón”
Durante los siglos XIX y XX, el reclutamiento de los aborígenes de la Puna
hacia los ingenios fue un acontecimiento histórico importante en el mercado laboral del
noroeste argentino.
4
Fleming, Leonor: “Los Clásicos en la Obra de Héctor Tizón”, Argentina en su Literatura, Cuaderno Nº
5, I.N.S.I.L., Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina,
1990.
5
Fleming, Leonor: “Los Clásicos en la Obra de Héctor Tizón”, Argentina en su Literatura, Cuaderno Nº
5, I.N.S.I.L., Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina,
1990.
5
El título del cuento es proléptico porque nos anticipa el final del cuento, el
protagonista es el autor del robo. Un toponímico inicia la contextualización del ciclo
narrativo: San Juan de Quillaques, poblado que recuerda el protagonista, alojado en una
barraca del ingenio. El emisor narra la historia del puneño y la de su pueblo. El narrador
plantea y desarrolla el conflicto: entre los recuerdos de la escuela se destaca la
desaparición del lápiz de la maestra. Se alternan los tiempos y se desarrollan las escenas
paralelamente para aumentar el suspenso: en el presente, el protagonista en la barraca,
los gritos y lamentos de un borracho, y en el pasado, la maestra reprimiendo duramente
a Presentación, el disminuido mental señalado como culpable por el de San Juan de
Quillaques.
El clímax del relato se presenta cuando la maestra golpea cruelmente al
indefenso Presentación con una vara.
La crueldad de los gallos durante la pelea es comparada con la crueldad que
ejercieron los encomenderos en América, quienes se consideraron patrones y “señores”
de los nativos. La ironía reside en comparar a éstos animales con los hombres,
degradando y criticando aún más su accionar.
La hipérbole es otro recurso presente en la descripción del lápiz de la maestra,
símbolo del abuso de poder: “…pequeño lápiz de color rojo y brillante como el
fuego…sagrado y ajeno como el símbolo de las cosas…el lápiz de corregir, que era
como la señal de Dios o de la autoridad, de la sabiduría…”(Tizón, 2006: 220)
En el territorio de la Quebrada y Puna, las razas que sobresalieron fueron los
Omaguacas y los Apatamas. A partir del dominio inca, los aborígenes de la zona
comenzaron a llamarse indistintamente, Collas, denominación que mantienen en la
actualidad. La antítesis entre aborigen y criollo se marca cuando se describe a la hija de
uno de los galleros: “… la mujer joven, de mejillas sonrosadas por el sol,…le vio los
cabellos claros peinados en dos y las manos y los pies más grandes y delgados y
alargados que los de las mujeres de su pueblo; y los ojos de otro color…”(Tizón, 2006:
217).
El cuento representa un suceso histórico económico decisivo para la región; el
reclutamiento de aborígenes para el trabajo en el ingenio:
6
“…Él fue testigo de cómo, un poco antes, en su memoria, llegaron aquellos hombres de a caballo,
unos con sables, y se llevaron a los remisos, a los que no querían entender y a todos, hacia los
cañaverales, excepto a dos viejos que allí quedaron apaleados o muertos…”6
6
CC, p. 218.
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para levantar la caña. Los capataces de los ingenios se ocupaban de completar la
disciplina de la mano de obra inclusive a través de castigos.
Sin duda el trabajo en la caña y los ingenios marcó el mercado laboral de la
región. Los años de prosperidad llevaron a que muchos temporarios bolivianos fueran
asentándose en la provincia, inclusive en poblados locales en donde pasaron a construir
una mano de obra disponible.7 A diferencia de los aborígenes de Bolivia, sumiso Y
maltratados; los aborígenes del Chaco, tobas, chiriguanos, chaguancos debían ser
tratados con respeto, de lo contrario los capataces no salían con vida del monte y debían
ser regresados a su tribu una vez terminada la zafra.
Tanto los aborígenes de Bolivia como del Chaco fueron sometidos a este
mercado laboral cautivo. El trabajo extenuante y severo, el paludismo, el hambre, la
tuberculosis y el alcoholismo sesgaron sus vidas tempranamente.
Es importante citar a continuación el testimonio del Padre Jesús Olmedo Rivero,
misionero claretiano, quien vivió en la Puna argentina durante seis años. Su
congregación cumple en la zona la ardua tarea misionera y apostólica, hace más de
treinta y cinco años:
“La historia de la emigración a los Ingenios azucareros se remonta a los primeros años del
siglo pasado. Muchos paisanos del pueblo colla tuvieron que pasar por la triste indignidad de una
explotación esclavizadora. Contratistas sin escrúpulos, recorrían los pagos y coaccionaban
impunemente a los nativos para ir a trabajar a la Zafra. Las amenazas y los castigos físicos eran
frecuentes. Una vez recolectada la “mercancía” humana, acarreados como animales, eran
transportados hasta los Ingenios, donde trabajaban duramente y en condiciones humillantes e
inhumanas. La situación laboral es infrahumana. La jornada es larga y durísima: doce horas
seguidas, de sol a sol. El corte de la caña, machete en mano, a pleno sol en clima tropical,
respirando los restos carbónicos de la quema… En ocasiones el trabajo es realizado por todos los
miembros de la familia, incluidos los niños…”8
7
Panaia, Marta; Aparicio, Susana, “Los orígenes de los asalariados en el NOA”, Trabajo y población en
el OA, Editorial La Colmena, Universidad Nacional Jujuy, Jujuy 2000.
8
Olmedo Rivero, Jesús, Puna, Zafra y Socavón, Homenaje al Pueblo Colla, Editorial Popular, España,
1990.
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departamento Ledesma o del ingenio La Esperanza ubicado en San Pedro. Esta región
es una amplia llanura ubicada al este de la provincia, de clima subtropical, cálido y
húmedo, lluvias abundantes, suelo fértil. La vegetación es tupida, grandes bosques
constituyen la reserva forestal de la provincia; fauna abundante y variada, la zona está
regada por ríos de gran caudal y numerosas especies de peces. Las actividades más
importantes son la agricultura y la ganadería, siendo el cultivo principal la caña de
azúcar.
También en el cuento se describe la barraca, donde descansan niños y adultos,
todos hacinados, en condiciones de higiene precaria y expuestos a todo tipo de
animales como vinchucas, mosquitos, arañas, víboras:
“…el último (de sus hijos) consigo, que dormía ahora en el suelo de la misma habitación, con trece
gentes más, entre hombres y mujeres (…) solo como estaba en su yacija de chalas en la barraca a
oscuras (…) él se había mojado las manos, el cuello, la cara y las canillas con agua de poleo y así
estaba a salvo de pulgas y mosquitos…”9
9
CC, pp. 217- 219.
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Conclusión
Pensamos que la intencionalidad del autor fue rescatar un hecho cuestionable de
la historia regional y excluido de la historia nacional; el reclutamiento de los aborígenes
de la Puna hacia el ingenio. Como así también, denunciar la violencia física, las
condiciones deplorables e inhumanas de trabajo y la alta mortandad. Mostrando el
olvido y la ausencia de progreso en una zona que fue en otros tiempos próspera e
importante en el desarrollo del comercio con el Alto Perú. Además tuvo la intención de
denunciar la violencia y el abuso de poder del sistema educativo de una época.
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